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Jaan Valsiner - El Desarrollo Del Concepto de Desarrollo PDF
Jaan Valsiner - El Desarrollo Del Concepto de Desarrollo PDF
JAAN VALSINER
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Este capítulo fue escrito cuando el autor era Profesor Senior Visitante de Fulbright en la Universidad de
Brasilia, Brasil, en 1995. Se agradece el apoyo de la Fundación Fulbright para el trabajo en Brasilia. El
manuscrito se terminó durante una estadía en Berlín, apoyado por el Premio de Investigación otorgado al
autor por la Fundación Alexander von Humboldt.
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Referencia: Valsiner, Jaan. (1998) “The development of the concept of development: Historical and
Epistemological perspectives”. En W. Damon & R. Lerner (Comp.) Handbook of child Pschicology . NY.: J.
Willey & Sons. Ch. 4 (pp.189-232). Traducción al español: P. Musttonen
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Este capítulo analiza la estructura conceptual subyacente de los modelos del desarrollo
seleccionados que han surgido durante períodos de tiempo específicos en la historia de la
psicología del desarrollo. Los tres tipos de modelos que se analizarán fueron agrupados de
acuerdo a sus énfasis: a) diferenciación, b) equilibración, c) el proceso de enseñanza-
aprendizaje. El criterio de selección ha sido el esfuerzo explícito de los creadores y usuarios de
estos modelos para dar cuenta del proceso de desarrollo - una tarea complicada a través de la
historia del estudio del desarrollo y la creación de modelos. Sin embargo, las razones
específicas de estas complicaciones podrían sugerir varias maneras en las cuales éstos y otros
modelos posibles podrían integrarse a las futuras prácticas de investigación en el desarrollo.
Los psicólogos del niño trabajan entre una multiplicidad de temas empíricos y de conceptos
parcialmente formados del desarrollo. Esta discrepancia entre los dominios teórico y empírico
en la psicología del niño lleva a la disociación de los dominios de conocimiento particular y
general (Shanahan, Valsiner, & Gottlieb, 1997), y estos dominios disociados pueden fácilmente
desvanecerse detrás de los millares de temas y hallazgos empíricos de un contexto específico.
La disciplina puede entonces enfrentarse con la pérdida del “bosque detrás de los árboles”.
Los esfuerzos para lograr la objetividad a través de la definición social del método científico se
basan en la inevitable incertidumbre que enfrentan las ciencias sociales. En los fenómenos que
estas ciencias estudian los momentos determinísticos e indeterminísticos coinciden. Los
sistemas metodológicos tomados de prestado del sentido común (en la forma de contabilizar
pública; ver Porter, 1992) y de la física clásica son introducidos primordialmente para las
facetas determinísticas de los temas que se investigan. El lado indeterminístico entonces se
cubre por la confianza en las nociones de probabilidad. En su sistema de significados
colectivos la psicología ha fusionado con éxito dos tipos de conceptos de probabilidad: a) de
frecuencia, y b) subjetivo (Bayesiano) - mientras que evade con éxito la tercera opción posible:
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Esta transformación crea un problema mayor para el estudio del desarrollo. En la psicología del
niño la emergencia de una novedad - sea el crecimiento basado en la edad, o la emergencia de
nuevas funciones psicológicas - está dado axiomáticamente. Por lo tanto, la violación de las
probabilidades de frecuencia es central para darle sentido al desarrollo, porque el futuro no
puede predecirse del pasado (excepto en términos extremadamente generales). Así, al tomar
prestado el híbrido método estadístico como parte de la toma de posesión de toda la psicología
por el “imperio del azar”, lleva a un estado dentro del cual la psicología del niño tiende a pasar
por alto los procesos del desarrollo (Beningni & Valsiner, 1985).
En tercer lugar, como resultado del predominio del empirismo inductivo como el ideal de
ciencia, una gran parte de la psicología del niño implica trabajo empírico que ha sido etiquetado
como pseudo empírico (Smedslund, 1994, 1995). Los investigadores que crean sus hipótesis
usualmente no rastrean las fuentes de esas hipótesis. Muchas de las ideas del sentido común,
codificadas en la semántica de los términos del lenguaje que se utilizan en el establecimiento
de esas hipótesis, traen significados implícitos. Como ha explicado Smedslund:
[L]a investigación psicológica tiende a ser pseudoempírica, esto es, tiende a involucrar estudios
empíricos de las relaciones que se desprenden lógicamente de los sentidos de los conceptos
implicados. Un ejemplo sería estudiar si todos los solteros (bachelors) son realmente de sexo
masculino y no casados" (Smedslund, 1995, p. 196).
Debido a que los niños están entre los objetos menos neutros de investigación, la psicología
del niño puede ser particularmente vulnerable a los esfuerzos de los investigadores empíricos
para demostrar su comprensión subyacente de los temas. Las sociedades fijan ciertas
expectativas sobre el curso del desarrollo “normal” del niño y mucho del esfuerzo de los
investigadores está dedicado a probar empíricamente que personas que están en los bordes
de estas normas (por ejemplo personas “en riesgo” por algún resultado negativo), son de algún
tipo (especial). Este pseudoempirismo puede ser esquivado por la cuidadosa elucidación de las
afirmaciones teóricas y su relación con las preguntas de investigación y así proveer al
investigador con nuevo conocimiento que no puede ser derivado del significado de los términos
de uso corriente.
Esta imagen de cómo se entrega la psicología del niño hoy, no le hace ningún cumplido. Ha
habido, por un lado, una proliferación de trabajo empírico, y, por el otro, una pérdida de
enfoque teórico en los temas del desarrollo en sí. Las dificultades conceptuales en darle
sentido al desarrollo, son inevitables en una ciencia en crecimiento que se enfrenta al
fenómeno objeto más difícil (su objeto está cambiando constantemente). En el estudio del
desarrollo se debe hacer frente a sus complejidades, a su cambio dinámico y a que hace falta
una terminología universal que pueda ajustarse al estudio de sus complejidades (Van Geert,
1986, 1988). Las principales preguntas teóricas son; ¿cómo se puede conceptualizar esa
complejidad, y cómo se podrían utilizar productivamente los intereses mayormente empíricos
de los psicólogos para crear una comprensión general del desarrollo?
La habilidad de mantener un punto de vista del desarrollo consistente en la psicología del niño
(o adulto), está constreñido por tres obstáculos fundamentales:
2. La naturaleza compleja - y sin embargo, dinámica y muchas veces mal definida - de las
estructuras del desarrollo (organismo, persona, red social, comunidad, etc.) y su medio
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3. La naturaleza de múltiples niveles del sistema del desarrollo y del medio (Gottlieb, 1992;
Lener, 1991).
Ninguna de estas tres características del fenómeno psicológico es obligatoria para las áreas de
la psicología que no trata el desarrollo. Las tradiciones en la psicología no desarrollista pueden
fallar por no prestar atención a la irreversibilidad del tiempo y a la estructura del fenómeno. Una
perspectiva en la cual los fenómenos psicológicos son reducibles a sus constituyentes
elementales ha sido prominente en la psicología no desarrollista desde su origen.
Estos descuidos axiomáticos - atajos “intelectuales” de algún tipo - no están disponibles para
los investigadores del desarrollo, no por lo menos sin la segura consecuencia de eliminar de la
psicología del desarrollo el propio estudio del desarrollo. Por lo tanto, en la psicología del
desarrollo, nos enfrentamos a problemas teóricos fundamentales que parecen irrelevantes
desde el punto de vista del psicólogo que no tiene interés alguno en el desarrollo.
La física clásica no tenía necesidad de la noción de irreversibilidad aplicada al tiempo: Sólo con
los descubrimientos de reacciones químicas indeterministas, la necesidad del reconocimiento
del tiempo como una entidad irreversible se ha introducido dentro de algunos dominios de las
ciencias físicas (Prigogine, 1973, 1980, 1987). Este reconocimiento del tiempo lleva a repensar,
qué es lo que constituye el conocimiento racional:
Sin embargo, el redescubrimiento del historicismo se complica por una característica específica
del desarrollo - su naturaleza productora de novedades. Los esquemas teóricos de las ciencias
del desarrollo deben acomodarse a la principal impredecibilidad de los cursos mismos del
desarrollo. Esta no es una tarea simple para una ciencia para la cual la “predicción y el control
del comportamiento”, han sido, por décadas, una garantía aceptada de su status científico.
El desarrollo puede ser definido como una transformación constructiva de la forma en el tiempo
irreversible a través de procesos de intercambio entre el organismo y el medio. Las nociones de
forma (o estructura), construcción y transformación son de una relevancia crucial en este
establecimiento axiomático de los escenarios para los modelos del desarrollo. Cada una de
estas nociones ha sido frecuentemente disputada por oponentes que tienen una axiomática
diferente. De este modo, la “batalla” básica entre la psicología de la Gestalt (y Ganzheit) de
Europa Continental por un lado, y el asociacionismo angloamericano por el otro lado, ha
enmarcado una buena parte de la historia de la psicología del desarrollo (ver el capítulo de
Cairns en este Volumen). Esta batalla nunca terminó - ni podría hacerlo tampoco - porque la
diferencia entre la axiomática (estructura como tal versus estructura como reducible a sus
elementos) es en sí misma un asunto de supuestos y no de verdad. Así mismo, el supuesto
que los organismos construyen su desarrollo - esto es, el axioma de la creación activa de
novedad - es de una naturaleza axiomática.
Esta noción muy general del desarrollo está bien arraigada en la historia de la biología y de la
psicología del desarrollo. Sus orígenes están obviamente en la Naturphilosophie del siglo XVIII
y XIX y puede ser rastreada hasta las ideas de Johann Wolfgang Goethe sobre la biología. En
una herencia más reconocible, el enfoque de Piaget sobre la transformación de las estructuras
(Piaget 1965, 1970, 1971) - una extensión de la biología del desarrollo a la esfera de las
estructuras psicológicas - se centra en esta noción sistémica del desarrollo. La postura teórica
de Heinz Werner - siguiendo a la embriología de Karl Ernst von Baer - también entra aquí
(Baer 1928, Werner 1957).
Al final del siglo XIX, el enfoque del desarrollo era un tópico central ampliamente reconocido en
la psicología, entonces su conceptualización no era extraña para los conocidos psicólogos,
cuyo rol en la psicología del desarrollo es generalmente pasado por alto. Wilhelm Wundt
resumió el corazón de la idea en su Völkerpsychologie de 1900:
La ley básica de todo el desarrollo mental (es que) lo que sigue siempre se origina de lo que
precede y, sin embargo, aparece como opuesto a éste, como una nueva creación... cada estadio
de este desarrollo ya está contenido en su precedente y es, al mismo tiempo, un nuevo
fenómeno (Wundt, 1973, p. 149).
La figura crucial de unificación fue la noción de síntesis - sea por medio de la reorganización
estructural que produce nueva cualidad en el agregado (como en la síntesis química o en la
psicología de la Gestalt), o por la confrontación y la resolución de conflictos en el caso de los
opuestos dialécticamente unidos. En líneas similares George Herbert Mead establecía su
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argumento sobre el desarrollo social de los procesos psicológicos de la persona (Cook, 1993;
Joas, 1985). En esta construcción Mead debió suponer una visión de un sistema abierto (esto
es, desarrollista) sobre los procesos de la vida.
Plantas y animales... (en contraste con los objetos inanimados) presentan a la ciencia objetos
cuyos caracteres esenciales no se encuentran en lo que está sometido a la transformación, sino
en el proceso mismo y en las formas que asumen estos objetos dentro de este proceso. Como el
proceso implica la interacción de los animales o plantas con los objetos que los rodean, es
evidente que el proceso de la vida también otorga caracteres sobre el medio, como lo hace sobre
las plantas y los animales (Mead, 1932, p..34, énfasis añadido).
La selección de modelos para una investigación histórica y conceptual más profunda fue
guiada por las axiomáticas desarrolladas anteriormente. Todos los tres tipos de modelos - por
diferenciación, por equilibración y por procesos de enseñanza- aprendizaje - reconocen la
emergencia de la novedad a través de la construcción activa por el agente, son constructivistas
en su base, (igualmente aceptan la dinámica), y tienen una raíz histórica en la biología del
desarrollo (en vez de la psicología) como también en filosofías que han emergido sobre la base
de visiones del mundo biológicas (Baldwin, 1906; Bergson, 1907; Sewertzoff, 1929).
Cualquier modelo conceptual del desarrollo que supone como núcleo un estado previo del
organismo en desarrollo ( X ) que llega a transformarse en una estructura reorganizada ( X—Y),
y/o llega a transformarse desde una forma sistémica más articulada (plural) a una singular,
puede ser considerado como perteneciente a la clase de los modelos de diferenciación. El
discurso teórico que utiliza el enfoque en algo que se convierte en otra cosa, ha sido llamado
lógica genética o cogenética (Baldwin, 1906; Herbst, 1995). La formalización de tal lógica del
desarrollo ha estado solamente en su infancia durante el siglo XX. Sin embargo, cualquier
modelo por diferenciación implica alguna forma (usualmente no explicada) de lógica del cambio
en el tiempo irreversible.
Podemos elaborar la naturaleza general de los modelos de diferenciación más lejos todavía. Si
la transformación de la estructura en la dirección de una mayor complejidad sistémica (por
ejemplo, X → la transformación {( X-Y}) se puede referir convenientemente a aquella como una
progresión; entonces su inversa ( i.e., la transformación de {( X-Y} → X ) puede ser referida
como una regresión. Esta última se incluye en los modelos de diferenciación. Para completar,
deberíamos hablar de modelos de diferenciación y de desdiferenciación siguiendo a Kurt
Goldstein (1933 p. 437). Es importante reiterar que cualquier proceso de desdiferenciación
(comúnmente subsumido bajo la etiqueta de “regresión”, que implica retorno a un estado
anterior) es parte de un proceso de desarrollo en curso. Cualquier “regreso” a un estado
anterior es axiomáticamente descartado por la irreversibilidad en el tiempo, que hace que todo
nuevo estado del desarrollo sea único. Sin embargo, los estados que pueden ser vistos como
similares a estados previos, pueden ser detectados cuando estudiamos el curso de la vida
humana. El desarrollo puede ser conceptualizado gráficamente como una espiral que se
desarrolla en el tiempo irreversible. En diferentes partes de las curvas de la espiral, el nuevo
estado puede asemejarse a un estado previo. Sin embargo, un nuevo estado nunca repite uno
precedente.
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Numerosos ejemplos del modelo de diferenciación han sido utilizados en varias áreas de la
psicología del niño. Estos modelos han emergido sobre la base de objetivos de investigación
biológica (Sewertzoff, 1929; von Baer, 1828) y lingüística (un enfoque diacrónico à la Saussure;
ver Engler, 1968). En los estudios del desarrollo del lenguaje del niño, podemos encontrar
descripciones sobre cómo el reconocimiento o la producción de los niños de fonemas o
palabras se transforman en la ontogénesis. Los modelos de estadios del desarrollo cognitivo
indican diferenciación de las estructuras cognitivas (Case, 1985; Fischer, 1980), y los análisis
microgenéticos de las operaciones mentales de los niños, revelan transformaciones de las
estrategias de resolución de problemas con la edad (Draguns, 1984; Inhelder et al., 1992;
Siegler & Crowley, 1991). A pesar de su amplia utilización de hecho, sus formulaciones
axiomáticas generales han sido raras en la psicología del desarrollo. Tal vez esto haya llevado
al status curioso del trabajo de Heinz Werner, que se menciona en conexión con su principio
axiomático de la diferenciación, pero que no se utiliza en la práctica empírica. Como se
demostrará más adelante, la historia de los modelos de diferenciación es mucho más rica que
el semiuso comúnmente hecho de la obra de Werner.
El trabajo de Baldwin ha sido seminal en varios aspectos de la psicología del desarrollo (ver
Cairns, 1992; y en este Volumen; Glickman, 1985; Valsiner 1994a). Su rol en la elaboración de
los modelos de diferenciación fue igualmente profundo porque tuvo lugar en el contexto de su
creación de las ideas sobre lógica genética – lógica del desarrollo (Baldwin, 1906). Esta lógica
del desarrollo tiene que tomar en cuenta que el proceso de desarrollo no tiene límites: cómo
nuevas formas pueden emerger en alguna conjunción, dada una estructura previa existente y
sus actuales relaciones con el medio (Baldwin, 1895, 1897). El organismo es activo dentro de
su medio - a través del proceso de constante experimentación, de tratar y tratar otra vez
(comprometiéndose en “imitación persistente”) - lo que lleva a la diferenciación del medio del
mundo intrapsícológico.
[El] niño comienza a aprender además el hecho que las personas son hasta cierto
punto individuales en su trato con él, y de aquí que esa individualidad tiene elementos
de incertidumbre o irregularidad. Este sentido del crecimiento es muy claro para quién
observe un niño en la segunda mitad de su primer año de vida. A veces la madre le da
una galletita y a veces no. A veces el padre sonríe y mima al niño; a veces no. Y el niño
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busca signos de esta variación en los estados de ánimo y los métodos de trato. Sus
nuevos dolores de desilusión surgen directamente sobre la base de esa sensación
anterior de presencia personal regular, sobre la cual creó sus expectativas (Baldwin,
1894, Pág. 277).
A partir de esta heterogeneidad del medio social de la persona, sigue una necesidad para el
trato selectivo de esta heterogeneidad por la persona. El “esquema” previamente establecido
(Baldwin, 1908, Pág.184) permite que la persona se vuelva selectiva con respecto a la variedad
de los impulsos presentes, que recibe del nuevo ambiente. Según Baldwin (1898):
[La] persona llega a reflejar cada vez más y más el juicio de valor social en su propia
determinación sistemática del conocimiento; y surge dentro de él un criterio de tipo
privado que está en armonía esencial con la demanda social, porque, genéticamente
considerado, la refleja. El individuo vuelve a ser la ley para sí mismo, ejercita su juicio
privado, lucha sus propias batallas por la verdad, muestra la virtud de la independencia
y el vicio de la obstinación. Pero ha aprendido a hacerlo por el control selectivo de su
medio social, y en este juicio él tiene sólo una sensación de este resultado social (Pág.
19-20).
Quizá la figura más central del pensamiento de la psicología del desarrollo en las primeras
décadas del siglo XX fue el tímido psiquiatra francés Pierre Janet (Valsiner & Van der Veer,
1997, Cáp. 3.; Van der Veer & Valsiner, 1988). Janet fue el que originó el análisis de los
procesos subconscientes. Su trabajo fue la base de varios tipos de teorías de la actividad que
proliferaron en el siglo XX (Bosch, 1983, 1991; Leontiev, 1981).
El Rol de las Tensiones en la Estructura Diferenciante. Las maneras en que las personas
manejan la diferenciación e integración de sus sistemas de personalidad, son altamente
variables. El concepto de tensión psicológica está presente en todos los niveles de la jerarquía
de pensamiento-acción de Janet (Sjövall, 1967, pp. 52 a 56). En el nivel más alto de esa
jerarquía, los fenómenos de la voluntad personal pueden ser observados como el mecanismo
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de control más alto. Por lo tanto, la voluntad no es una entidad mística que está fuera de la
jerarquía regular de acción - control y actúa en oposición a este; si no que, es la parte de más
alto nivel del sistema jerárquico, una parte que surge a través del desarrollo.
Los pacientes que no están satisfechos con su accionar observan a sí mismos y por
medio de las observaciones, a través de la ansiedad sobre si mismos, ellos caen en
una especie de autoanálisis perceptual. Se convierten en psicólogos; lo cual es a su
manera una enfermedad de la mente (Janet 1921, Pág. 152).
El legado de Heinz Werner en la psicología del desarrollo ha sido ampliamente notado (p. ej.
Langer, 1970; Lerner, 1979, 1986), y sus puntos de unión con la historia de los modelos de
diferenciación son es claros; sin embargo, las implicancias de sus contribuciones teóricas raras
veces aparecen en las investigaciones del desarrollo contemporáneas (a excepción, ver Brent,
1978, 1984; Kaplan, 1983; Langer, 1980, 1982, 1983, 1986, 1990; Wapner & Demick, este
volumen). La marginación de las ideas de Werner en la psicología del desarrollo
contemporánea, es un ejemplo concreto de cómo la disciplina ha sido conceptualmente
inconsistente. La visión global de Werner sobre el desarrollo constituye la quintaesencia de
pensamientos de desarrollo en todo el siglo pasado. Algunos argüyen que Werner creo una
estructura teórica demasiado grande, en la cual trató de encajar una demasiada cantidad de
evidencia empírica (ver abajo), pero esta evaluación del trabajo de Werner no es una razón
suficiente para delegar su trabajo a los contextos exóticos de la historia (o de la University
Crark). En muchas maneras diferentes, los científicos contemporáneos del desarrollo
necesariamente arriban a otra versión del pensamiento llegan necesariamente a otra versión de
pensamiento que enfatiza la diferenciación y la integración jerárquica.
El interés de Werner en los procesos de la génesis de novedades fue guiado por su trabajo en
el instituto William Stern en la universidad de Hamburgo en los años 1920. Sin embargo, aún
antes, su interés en el surgimiento del habla metafórico (Werner, 1919, pp. 209 a 211) proveyó
evidencia para su aplicación consistente de la noción de diferenciación a las funciones
psicológicas. En los años 1920 la perspectiva de la diferenciación como también sus
herramientas metodológicas llegaron a establecerse.
El Legado de William Stern. Aparte de constituir mucho del ambiente intelectual de Werner
en Hamburgo, el legado de William Stern para los modelos de pensamiento de desarrollo
debería ser restaurado a su rol apropiado. La epistemología personalística de Stern,
desarrollada décadas antes de sus roles administrativos en la Universidad de Hamburgo y
perfilada en varias publicaciones (Stern, 1906, 1911, 1918,1919), ha sido el fundamento para
los esfuerzos por entender los procesos de diferenciación tanto dentro del desarrollo de una
persona como en el desarrollo de las personas como una población. El último enfoque ha
colocado a Stern en el rol del fundador de la psicología diferencial, (o como se la etiqueta
ahora, “la psicología de las diferencias individuales”). Esta etiqueta es inexacta porque
amontona dos tipos de “diferencias individuales”: (a) las diferencias interindividuales entre
personas en el mismo momento del tiempo (por ejemplo, la preocupación usual de la psicología
que no es del desarrollo), y las diferencias intraindividuales dentro de la conducta de cualquier
persona a lo largo del tiempo (y en contextos cambiantes). Stern (1911, p. 18) hizo esta última
diferenciación en forma muy clara, y su valor ha sido enfatizado durante décadas posteriores
(Cox, Ornstein, & Valsiner, 1991; Lerner, 1986). Se puede decir que el desarrollo humano real
tiene lugar dentro del reino de las diferencias intraindividuales - por ejemplo, las acciones
flexibles de las personas en relación con el medio constantemente cambiante. Las diferencias
interindividuales pueden proveer a los investigadores con información sobre múltiples
trayectorias del desarrollo, pero no proveen acceso a la información sobre los procesos reales
de desarrollo.
El sistema teórico de Stern está entonces orientado por procesos, como se refleja en sus
principios de jerarquía y convergencia (Stern, 1919, pp. 8 a 10). La persona vive
constantemente (experimentando) a través de relaciones con el mundo externo, las cuales
conllevan simultáneamente separación (Spaltung) de, y tensión (Spannung) entre, diferentes
facetas de la totalidad completa de la experiencia (Stern, 1935, p.103). Este proceso es muy
similar a la confianza de Piaget en la unicidad de la asimilación y la acomodación, pero el
personalismo de Stern se declara en el contexto de la totalidad heterogénea de las relaciones
de la persona ( del mundo, en vez de la relación a la información que se introduce en el
sistema cognitivo.
No importa cuán grande sea el poder que el mundo ejerce para hacer que el individuo
caiga en sus tendencias, éste continúa siendo, sin embargo, una “persona” y puede
reaccionar a las influencias del mundo sólo como una persona, y por lo tanto, modificar
y reflejar la propia tendencia del mundo. Y vice-versa, no importa cuán estridentemente
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novedoso y penetrante sea el efecto de impresión por medio del cual el genio de un
artista, el fundador de una religión, un hombre de estado, pone una nueva cara al
mundo ; como este mundo modificado no tiene un genio creador, puede absorber la
novedad sólo en una forma simplificada y diluida; y mientras tanto sigue sus propias
leyes y es sujeto a otras influencias, por fuerza modifica todas las adquisiciones
(página 90).
La teoría personalística de Stern fue una base para el énfasis sistemático y penetrante de
Werner sobre la noción de diferenciación. Además, Stern tenía una “anticuada” insistencia
inflexible que los procesos orientados hacia una meta y volitivos deberían ser considerados por
la psicología como fenómenos relevantes.
Werner se benefició de la filosofía de Cassirer y de otros investigadores alemanes del 1920 que
estaban interesados en las intrincaciones del lenguaje. Por ejemplo, su tarea experimental del
descubrimiento de los sentidos de la palabra (Werner, 1954) se basa en las ideas de Hans
Sperber (1923). Se puede demostrar que la rica herencia de la neuropsicología de las
funciones del lenguaje, que estaba disponible en los años 1920, era una rica fuente para el
avance de las ideas de Werner (Werner, 1940a, 1956).
En la propia esfera de interés de Werner, los procesos de hacer signos en el lenguaje - tanto
en las formas verbal como gráfica, han ocupado el lugar central. La cuestión de la construcción
de los significados de las palabras en el contexto de las oraciones, y los cambios de los
significados, fue un objetivo de sus investigaciones (Werner, 1930, 1931, 1954 ; Werner &
Kaplan, 1953). En la misma manera, la emergencia de la estructura en el fluido de melodías
(Werner, 1926; 1940b) estaba de forma consistente en el foco de interés de Werner. Sin
embargo, el principio básico de la diferenciación está por debajo de todos sus intereses.
Elaboraciones del “Principio Ortogenético”. Para entender las intenciones de Werner, sus
elaboraciones de su idea debe ser considerada. Primero, es importante enfatizar el enfoque de
Werner en el surgimiento de la polaridad (diferenciación) entre el sujeto (de la acción) y su
objeto.
atada a los estímulos y menos incitada por sus propios estados alternativos. Una
consecuencia de esta libertad es el entendimiento más claro de los objetivos, la
posibilidad de emplear medios sustitutivos y fines alternativos. Por último, hay una
mayor capacidad para diferimiento y acción planificada. La persona es más capaz de
ejercer elecciones y reacomodar voluntariamente una situación. En resumen, puede
manipular el medio ambiente en vez de responder pasivamente al medio ambiente.
Esta libertad de la dominación de la situación inmediata permite también una
evaluación más precisa de los demás (Werner, 1957, Pág. 127).
Sin embargo, no era la intención que la ley ontogenética fuera un principio prescriptivo de la
unilinealidad en el ámbito de los fenómenos concretos del desarrollo. En la actualidad, Werner
reconoció la multilinealidad de las trayectorias del desarrollo (Werner, 1957, Pág. 137). Se
consideraba que la diferenciación incluía la nueva diferenciación como su parte
complementaria. El proceso de la integración jerárquica envuelve a la reorganización cualitativa
de los niveles “inferiores” (es decir, previamente establecidos) de organización, cuando los
niveles superiores emergen en su especificidad.
[E]l desarrollo... tiende hacia la estabilización. Una vez que un cierto nivel estable de
integración es alcanzado, la posibilidad de desarrollo adicional tiene que depender si
los patrones de conducta se hayan vuelto o no tan automatizados que no pueden
formar parte en la de reorganización... El individuo, por ejemplo, construye esquemas
sensorimotores... estos son primero la meta del aprendizaje temprano, pero después se
convierten en instrumentos o aparatos para manejar el medio. Ya que nunca dos
situaciones en las cuales un organismo se encuentra, son similares, la utilidad de estos
esquemas en la conducta adaptativa, dependerá de su estabilidad como también de su
docilidad (una “flexibilidad estable” paradójica).
La inclusión por Werner de la motivación dentro del conjunto de artefactos de mediación que
surgen, sirve como un ejemplo de callejones teóricos en la psicología que ha sido sugeridos y
luego olvidados. Las personas constructoras de su propia motivación - vía a la construcción de
significados culturales - permiten que formas eternamente nuevas de autoregulación surjan en
la ontogenia, y la innovación de los sistemas de significados culturales (como también la
diferenciación de las formas de lenguaje - por ejemplo artefactos metafóricos) en la historia
humana.
Sin embargo el pensamiento de Werner no era inmune a su contexto intelectual, como puede
ser ilustrado por su tratamiento de la evidencia empírica. Principios fundamentales como el del
desarrollo como un proceso de diferenciación en general, surgen en la ciencia y se convierten
en postulados abstractos generales. Son sólo ilustrados por la evidencia empírica, no probados
(o refutados). Al mismo tiempo, la evidencia empírica juega un rol vital en la producción de los
niveles inferiores del conocimiento abstracto sobre temas específicos que son de interés (para
una postura similar ver Branco & Valsiner, 1997; Kindermann & Valsiner, 1989 ; Valsiner
1991b).
Mucha de la confusión con respecto a las ideas de Werner parece estar relacionada a la frase
"coordinar ... fenómenos psicológicos” a través de (sub)disciplinas de la psicología, y al planteo
¿de qué tipo de “hipótesis experimentalmente testeables” el principio ortogenético guía a los
investigadores a construir? Se puede observar que Werner ha sido inconsistente en las dos
afirmaciones. Primero, en las presentaciones de sus datos empíricos, el se movió libremente
entre la evidencia microgenética, ontogenética, patogenética e histórico-lingüística (por
ejemplo, Werner, 1957, pp. 142 a 143, Figuras 1 a 4), dejando la impresión de que estos
dominios de los fenómenos del desarrollo son los mismos desde el punto de vista del principio
ortogenético. Las especificidades de los dominios no fueron a menudo mencionadas, sin
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La segunda confusión parece radicar en el afán de Werner de “mantenerse al día” en sus años
de trabajo en los Estados Unidos durante los 50 y a principios de la década del 1960. Toda la
disciplina de la psicología, alrededor de esos tiempos, estaba cambiando en la dirección de
canonizar el empirismo como el epítome de la ciencia. El Credo empírico propio de Werner
había sido explícitamente el estudio experimental del desarrollo, el despliegue de los
fenómenos psicológicos en el tiempo (por ejemplo, su enfoque experimental microgenético en
paralelo con la metodología de Friedrich Sander de Aktualgenese; ver sander, 1928, para y por
una visión general ver también Draguns, 1984). Para que Werner permaneciera consistente
con su método y su principio ortogenético, era necesario que todas las hipótesis generadas en
esta conjunción intelectual fueran desarrollistas - en el sentido de disponer que uno u otro
curso de la diferenciación o la desdiferenciación era observable bajos las condiciones
experimentales específicamente establecidas. Las hipótesis deberían haber sido en realidad
sobre el proceso de despliegue de la estructura en el desarrollo, en vez de sobre los
resultados de tal desarrollo. Anteriormente el mismo Werner había argumentado en contra de la
eliminación de los procesos de la consideración (Werner, 1937). Por los años 50 y 60, sin
embargo, Werner ya estaba listo para admitir las hipótesis de comparación de resultados bajo
el paraguas de su “ley heurística”. Por ejemplo:
La historia de las ideas sobre el desarrollo presenta numerosos ejemplos de la utilización de los
modelos de diferenciación, si bien no siempre se le da un foco teórico central al concepto de
diferenciación. Tanto los enfoques biológico como social sobre el desarrollo comprenden tales
modelos con la misma facilidad.
resultado lleva a la reconstrucción intrapsicológica del yo. Este último, a su vez, alimenta a
otras acciones en el medio que tienen como resultado un cambio, y así sucesivamente. El
proceso de diferenciación del sujeto y objeto mantiene la relación dinámica entre ellos, si bien
el proceso está constantemente sufriendo cambios.
[La] respuesta sobre la conducta social del yo, puede estar en el rol del otro - nosotros
presentamos sus argumentos en la imaginación y lo hacemos con sus entonaciones y
gestos y hasta posiblemente con sus expresiones faciales. De esta manera nosotros
jugamos los roles de todo nuestro grupo; realmente, es sólo por medio de que
hagamos esto que ellos vuelven parte de nuestro propio medio social - tener
consciencia del otro yo como un yo implica que hemos jugado su rol o el de otro con el
que identificamos su tipo con propósitos de interrelación. La respuesta interna de la
reacción a otros es por lo tanto tan variada como en nuestro propio medio social...
(Mead, 1913, Pág. 377).
situación; la interpretación de la situación ocurre sobre la base los medios semióticos que
conectan la situación presente con las experiencias pasadas del sujeto. Los sujetos humanos
hacen, a través del uso del lenguaje (ampliamente entendido como cualquier sistema
semiótico), constantemente su propios significado en cualquier situación que experimenten -
incluyendo la de un experimento psicológico. Esa actividad interpretativa del sujeto no es
controlable por el experimentador, y no se la puede eliminar. La idea metodológica de Vygotsky
fue convertir ese momento inevitablemente incontrolable de la interpretación humana en el
objetivo de la investigación - el equivalente de la “variable dependiente” en su método es el
proceso microgenético por el cual el sujeto intenta alcanzar la meta y la correspondiente
construcción de significados. Las bases empíricas de las ideas de Vygotsky fueron la
experimentación de la psicología de la Gestalt con primates, y las investigaciones de Mijail
Basov del comportamiento de los niños.
El trabajo de Basov ha llegado a ser recientemente disponible para los lectores modernos
(Basov, 1991). Sus orígenes están en el reino de la psicología de la Gestalt y su unificación con
los principios del desarrollo (Valsiner, 1988, Cáp. 5). A diferencia de Vygotsky, que permaneció
ampliamente no específico cuando los procesos de la síntesis dialéctica eran cuestionados,
Basov intentó demostrar el surgimiento de nuevas estructuras diferenciadas a través del uso de
tres formas crecientemente más complejas (y de las “formas transicionales” entre ellas), que
son construidas en la ontogenia (Basov, 1929, 1931)
1. La cadena temporal de actos, es una forma en que las acciones suceden una a la otra sin
conexiones específicas en el tiempo. Estas son acciones desencadenadas por una situación
dada en un momento dado. Ni las experiencias pasadas ni las expectativas del futuro están
involucradas en este flujo de comportamiento del contexto específico. Se puede extraer un
ejemplo de esta forma de la secuencia errática de las actividades de un gateador, que
puede gatear de una área a otra e involucrarse en una secuencia de actividades separadas
sin relación la una con la otra.
La visión dinámica de Lewin sobre el accionar y pensar humanos ha sido una contribución
significativa a las ideas psicológicas (Zeigarnik, 1981). Su orientación metodológica general
trascendió radicalmente la visión asocianística de la mayoría de la psicología.
aseveraciones generales sobre la naturaleza de las condiciones de cambio ( Lewin 1943, Pág.
294).
La unión de los campos lleva a explicaciones del cambio en términos de la estructura y fuerzas
del campo (Lewin, 1935, 1938, 1939), o gradiantes (Waddington, 1966, 1970). El esfuerzo que
realizó Lewin fue superar los “modelos aristotélicos” en la psicología ( Lewin, 1931; Valsiner,
1984). En vez de dejar que un caso promedio o observado con la mayor frecuencia represente
la realidad de las funciones psicológicas (esto es lo que Lewin define como el “modelo
aristotélico” de pensamiento), él intentaba analizar la estructura total del campo de la persona
activa. El énfasis en la estructura del campo fue una forma productiva de alcanzar ese objetivo.
Aunque su foco principal fuera describir el estado presente del funcionamiento psicológico de la
persona (Lewin, 1935, 1936a, 1938), el lado desarrollista de su teoría de campo existía en los
esfuerzos por explicar la navegación de la persona dentro de un campo y la microgénesis del
cambio del espacio de vida de la persona. Esa navegación conlleva reconstrucción de los
significados personales, que llevan a diferencias dramáticas en la perspectiva sobre el mismo
medio:
En Life on the Missisippi de Mark Twain los pasajeros en el bote disfrutan del “paisaje”,
pero para el piloto la forma en U de las dos montañas, que una pasajera admira,
significa una señal para girar bruscamente, y las bellas olas en el medio del río
significan rocas peligrosas. La conexión psicológica de estos “estímulos” con las
acciones ha cambiado, y por lo tanto el significado ha cambiado también. (Lewin, 1942,
Pág. 229)
Las ideas generales sobre la metodología de Lewin se conjugaron con estas prácticas
empíricas. Al colocar como objetivo las condiciones bajo las cuales una u otra transformación
del campo podría demostrarse (“análisis condicional-Genética”); su foco en el método
experimental en la psicología del desarrollo ( Lewin, 1927)abrió el camino para otros para la
investigación directa de los procesos de diferenciación (por ejemplo, Boesch, 1991; Bourdieu,
1973, 1985; Bronfenbrenner, 1979, este volumen; Valsiner, 1987).
Fogel (1993), que está interesado en los procesos de comunicación adulto-infante, usa un
modelo de diferenciación para investigar la emergencia de relaciones del flujo de la
coregulación interactiva. La emergencia de gestos en el flujo de interacción adulto-infante ha
sido analizada en profundidad por Lyra (1989; Lyra, Pantoja, & Cabral, 1991; Lyra & Rossetti -
Ferreira, 1995; Lyra & Winegar, 1996). Además de la articulación y de la integración jerárquica,
18
MODELOS DE EQUILIBRACIÓN
La clase de los modelos de equilibración incluye cualquier modelo formal que vincule: ( a ) un
estado inicial de existencia armónica de un sistema ; ( b ) la emergencia de alguna alteración
en ese estado, debido a perturbaciones en la relación organismo-entorno ; y ( c ) movimiento
dependiente del tiempo (como también teleológico) hacia la restauración del estado inicial de
armonía. El movimiento teleológico es el mayor criterio constitutivo de los modelos de
equilibración porque, en algunas versiones, el resultado no necesita ser aceptado como
realmente restaurador de la “armonía”, y la “armonía” original no es necesariamente armónica.
Por ello, perspectivas dialécticas que posicionan la transición de una forma de “contradicción” a
otra (nueva) (Riegel, 1975, 1976), como también todos los modelos de desequilibración, caben
debajo de esta etiqueta general utilizada aquí. En la misma manera, la noción de
19
El período creativo para las ideas del desarrollo del siglo XIX fue la última década, la del 1890
(ver Cairns, este volumen), durante el cual numerosas disputas sobre la naturaleza de las
emociones (Baldwin, 1894 ; Dewey, 1894, 1895 ; Irons, 1895a, 1895b ; James, 1884, 1890,
1894 ; Worcester, 1893) y el “arco reflejo” (Dewey, 1896) condujeron al énfasis en la naturaleza
funcional y dinámica de los procesos del desarrollo. El rol de James Mark Baldwin en la
elaboración de la idea general de equilibración - a través de las nociones de asimilación y
acomodación - es particularmente notable como un paso intermedio en el desarrollo de los
modelos de equilibración que fueron posteriormente utilizados por Piaget. La elaboración del
modelo de equilibración fue evidente en el pensamiento del filósofo semiótico Charles Sanders
Peirce.
El enfoque principal de Peirce sobre la inferencia abductiva - vista como la “tercera vía” para
escapar los confines de inducción y deducción - lo condujo a la necesidad de darle sentido al
desarrollo. En el “salto” abductivo mas allá de la “información dada” significó capturar la historia
en el hacer. Reconociendo que el proceso de desarrollo constantemente menoscaba
automatismo y hábitos en la conducta (y tomando prestado de Baldwin en esto ), Peirce
formuló en términos genéricos lo que en nuestro tiempo podría ser reconocido como una ley del
desarrollo a través de desequilibración.
Aquí Pierce precedió indudablemente a la presente fascinación popular con la “Teoría del
Caos”. Enfatizó que, a través de los procesos constantes de desequilibración, que ocurren en
el tiempo irreversible, se crean condiciones para los organismos vivos para construir nuevas
formas pre-adaptativas. La noción de tiempo irreversible es absorbida, lenta y dolorosamente,
en los modelos teóricos del desarrollo del siglo XX vía la filosofía de Henri Bergson.
orgánica” de los 1890, el cual fue el foco de discurso a causa de los esfuerzos de Henri
Osborn, James Mark Baldwin y C. Lloyd Morgan.
El énfasis de Bergson en el contraste entre los objetos vivos y no vivos, estuvo estrechamente
relacionado con los debates sobre naturaleza versus ciencia de los 1890 (Bergson, 1907,
1911). La noción de la duración es la base para su afirmación de una diferencia drástica entre
los sistemas vivos y los objetos físicos y aislados. Los sistemas vivos están siempre en el
proceso de devenir. El criticismo de Bergson a la ciencia de su tiempo se dirigía a la
transferencia no garantizada de ideas analíticas del estudio del mundo inanimado al de los
sistemas naturales. En este último, el pasado (a través de la memoria selectiva) entra en
maneras funcionales en la construcción de la novedad en el presente. El proceso de devenir es
una de las adaptaciones creativas que va más allá de las necesidades inmediatas del entorno.
El Modelo de Piaget
21
Estructura y Función
Una estructura contiene “ciertos elementos y conexiones unificadoras, pero estos elementos no
pueden ser singularizados o definidos independientemente de las conexiones involucradas”
(Piaget, 1971a, Pág. 139). Como las estructuras son dinámicas, funcionan en el contexto de
sus ligazones estructurales más amplios :
El estructuralismo dinámico de Piaget apuntaba a capturar tanto los procesos del desarrollo
como la continuidad (el mantenimiento) de las formas organizacionales existentes. Este último
aspecto ha llevado a los investigadores (por ejemplo, Fabrizius, 1983) a trazar las influencias
filosóficas de Immanuel Kant en el pensamiento de Piaget, y el primer aspecto puede
vincularse con la preocupación continua de Piaget por la creatividad en la evolución y la
filosofía de Henry Bergson (ver Bergson, 1911; Chapman, 1988, 1992; Piaget, 1952). Dados
los hábitos usuales de los investigadores de ver las ideas en su forma estática, la versión de
Piaget del estructuralismo ha sido a menudo presentada como algo difícil de captar (por
ejemplo, la noción de “esquema”) o inconsistente con la noción de construcción. Sin embargo,
en la apropiación del pensamiento de Piaget, los modelos cognitivos son propensos errores
perceptivos, y se pasa por alto la unidad de la estructura y su cambio. Piaget sostuvo
explícitamente que es imposible separar la organización y la adaptación de una estructura ; un
sistema organizado de conocimiento es un sistema abierto y es por lo tanto interdependiente
con su entorno.
El principal mecanismo del desarrollo, que emergió de las investigaciones de Piaget - empíricas
en su mayoría (realizadas bastante lentamente, durante cuatro décadas, hasta 1957) es la
noción de equilibración (Moessinger, 1978; Rowell, 1983). La equilibración de Piaget abarca la
equilibración progresiva (équilibration majorante), un proceso que no alcanzaría a un estado de
equilibrio. De ahí que la noción de Piaget del desarrollo tiene un final abierto en su
constructividad a nuevas estructuras:
Piaget enfrentó un equilibrio inseguro entre las formas de pensar de la lógica clásica y el
enfoque bergsoniano sobre la duración irreversible. En la primera, los procesos de
pensamiento son libres de la irreversibilidad del tiempo; así que se puede introducir conceptos
como operaciones reversibles, regresión a equilibrios anteriores, etc. En contraste, dentro del
pensamiento bergsoniano, los fenómenos que parecen a “regresiones” son en realidad
desdiferenciaciones der estructuras previas más complejas que ahora son similares, pero no
idénticas con algunos estados previos. Se puede argumentar (Valsiner, 1987, pp. 52 a58) que
la construcción teórica de Piaget, imbuida de esta tensión en toda su carrera, y que llevó a
inconsistencias en sus varias expresiones de la noción de equilibración.
Piaget confiaba con mucha fuerza en la noción de equilibración, como un proceso que contiene
dos procesos parciales: (a) asimilación y (b) acomodación.
[La] asimilación y la acomodación no son dos funciones separadas, sino los dos polos
funcionales, puestos en oposición uno contra el otro, de cualquier adaptación. Así que
es sólo por abstracción que se puede hablar de la asimilación sola... pero se debe
recordar siempre que no puede haber asimilación alguna de cualquier cosa en el
organismo o su funcionamiento, sin su acomodación correspondiente... (Piaget, 1971a;
pág.173).
Entre la variedad de modelos del desarrollo que han sido formulados después de Piaget, el
foco ha permanecido en la descripción de los niveles (o estadios), en vez de en la elaboración
de los mecanismos a través de los cuales el niño en desarrollo avanza de un estado a otro. La
teoría de habilidades de Fischer (Fischer, 1980; Fischer & Ferrar, 1987, 1992; ver también
Fischer & Bidell, este volumen), hace un esfuerzo para conceptuar la transición a través de un
enfoque en la irregularidad del desarrollo en cualquier tiempo. Sobre la base de tal
desigualdad, la equilibración progresiva (o la síntesis dialéctica de la novedad) puede ser
fácilmente puesta al uso teórico en el modelo. Este fue el intento que realizó Pascual-Leone
(1976), pero sin consistencia y precisión empírica. El análisis cuidadoso realizado por Robbie
Case, en el dominio de la progresión cognitiva de los niños, provee precisión a la transición
entre los estadios (Case, 1985, 1991; Case, Hayward, Lewis & Hurst, 1988). El tema de la
plasticidad permanece como un problema crucial no resuelto por los modelos post piagetianos
del desarrollo, porque los mecanismos de transición de un estado a otro, pueden incluir tanto
formas ordenadas como desordenadas, que son difíciles de conceptuar en términos
mecánisticos (Lerner, 1990). Los modelos de equilibración necesariamente tienen que tratar
con el cambio cualitativo dirigido y progresivo (Moshman, 1997), para el cual existen
relativamente pocos modelos formalizados.
Los esfuerzos por utilizar la fascinación contemporánea con los modelos de “redes neutrales”
(Fischer, Bullock, Rotenberg & Raya, 1993) han planteado la cuestión de los mecanismos
explicativos del desarrollo cognitivo y han revertido la disciplina a donde estaba cuando todavía
estaba conectada con las ciencias neurológicas (por ejemplo, ver Bekhterev, 1994). El
eternamente grandioso sistema de Bekhterev de una jerarquía de reflejos asociativos, era de
hecho el modelo de las “redes neutrales” contemporáneas, que proliferan en los modelos
computarizados de hoy en día.
Ambos tipos de modelos considerados hasta aquí - los de diferenciación y equilibración - han
excluido la potencial presencia de algún “otro social” intencionado en la figura del desarrollo.
Como un resultado, se presenta al chico en desarrollo como si él o ella enfrentara el entorno
“objetivo” como “por allí fuera” y aprendiera sólo de esa experiencia algo sobre el mundo
objetivo.
Sin embargo, el mundo objetivo del niño es intencionalmente subjetivizado por las acciones de
los otros. Todas las personas rodeando al niño, todos los que participan en el cuidado y la
crianza del niño, tienen sus propios objetivos en mente cuando están organizando el entorno
dentro del cual el niño va a experimentar eventos del desarrollo relevantes. Por lo tanto, es
importante analizar cómo son organizados los esfuerzos conjuntos del que aprende y del que
enseña (o, del inexperto y del más experto). Los procesos involucrados son mucho más
complejos que aquellos usualmente descriptos por la referencia fácil al “aprendizaje”, como ha
sido señalado de numerosas maneras (Lerner, 1995; Voss & Valsiner, 1996).
En su forma más general, los modelos de enseñanza- aprendizaje, vinculan dos compañeros
relacionados asimétricamente (personas o instituciones sociales), y se supone que el
compañero subdominante esté orientado hacia mayores desarrollos por medio de la utilización
del input del dominante. Los tipos particulares de relación entre estos dos, son el foco de los
modelos de enseñanza-aprendizaje.
Las teorías de aprendizaje per se han procedido mucho más allá de las tradiciones de una
construcción de conexiones asociacionistas, y han comenzado a enfatizar la relación dinámica
del organismo con el entorno (Voss, 1996). En los procesos de aprendizaje humanos, la unidad
24
La ZDP es usualmente definida como la diferencia entre lo que un niño puede llevar a cabo con
un guía, y lo que él o ella puede realizar a través del esfuerzo individual y del desempeño a
solas (eso es, la definición sociocéntrica); o, el proceso en que el niño trasciende su presente
nivel de desarrollo a través del juego constructivo (Vygotsky, 1933/1966). En ambos casos, el
concepto es tomado como rehén por las realidades del tiempo irreversible (Valsiner & Van der
Veer, 1993).
Raíces históricas
[La] conciencia es la luz que juega alrededor de la zona de las posibles acciones o de
la actividad potencial (en francés: activité virtuelle) , que rodea la acción realmente
25
realizada (en francés: qui entoure l’action effectivement accomplie) por el ser viviente.
Esto significa vacilación o elección. Donde muchas acciones igualmente posibles son
indicadas sin que exista ninguna acción real (como en una deliberación que no ha
llegado a un fin), la conciencia es intensa. Donde la acción realizada es la única acción
posible (como en la actividad de un sonámbulo o más generalmente automática), la
conciencia se reduce a nada. La representación y el conocimiento existen, sin
embargo, en el caso de que encontremos toda una serie de movimientos
sistematizados el último de los cuales ya está prefigurado en el primero, y si, además,
la conciencia irradiar de ellos ante el shock de un obstáculo. Desde este punto de vista,
la conciencia de un ser viviente podría ser definida como la diferencia aritmética entre
la actividad potencial (virtual) y real. Mide el intervalo entre representación y acción"
(Bergson, 1911, pp. 159 a 160; Las inserciones originales en francés de Bergson, 1945,
pp. 154 a 155).
Bases epistemológicas
La pregunta central de los modelos de enseñanza-aprendizaje es: ¿cómo puede una persona
ser - y/o convertirse - en otra?. El propio hecho que las personas en los se encuentren
contextos de enseñanza-aprendizaje, vincula esfuerzos intencionales de al menos algunas de
ellas (por ejemplo, las que enseñan) para intentar a entusiasmar a los otros (los que estudian),
para ser como algún rol/modelo ideal. Sin embargo, cualquiera que esté aprendiendo, mientras
esté desarrollándose hacia tal estado final designado, retiene su individualidad única. Las
personas sólo pueden actuar como si fueran otros; en la realidad, siempre siguen siendo ellos
mismos.
A principios del siglo XX, el enfoque en los tipos de acciones humanas como si (als ob), fue
analizado sistemáticamente por Hans Vaihinger (1920). El desarrollo conlleva necesariamente
la construcción de una imagen de un como-si (o un estado deseado), a la cual la persona en
desarrollo luego se dirige. La dualidad básica que guía al ser humano en desarrollo, es un
proceso constante de construcción del contraste entre el estado presente(lo que es) y el estado
deseado (como si fuera). Este contraste requiere que los procesos constantes empáticos de los
dos estados sean relevantes. La persona en desarrollo tiene que sentir su camino al estado
como si establecido, y actuar para superar esta diferencia.
Usos similares surgieron dentro de la teoría estética de "Einfühlung 3 " de Theodor Lipps (1903,
1923 ; Witasek, 1901). La cuestión - ¿Cómo puede un observador de un objeto de arte
experimentar sensaciones similares a las del autor del objeto o a las de otro observador ? - era
una pregunta general relevante sobre el entendimiento humano ( Wispé, 1987). En la base de
la empatía de la infancia temprana, versiones sofisticadas de experiencia estética pueden
desarrollarse en la ontogenia. Esta última puede ser vista como formas complejas de
coordinación entre las estructuras diferenciadas cómo-es y cómo-si tal como ellas se
despliegan en el tiempo. El enfoque de Vygotsky en la “síntesis dialéctica” (1925/1971) y el
enfoque de Baldwin sobre la semblanza estética (1911, 1915) eran ejemplos de construcciones
teóricas que elaboraban ese tema importante.
3
Sensación, sentimiento interno inducido. (nota del traductor).
26
Hoy en día, la pregunta sobre la existencia de un tipo como-si, está subsumida ampliamente
dentro de la etiqueta de la intersubjetividad. La base para cualquier construcción intersubjetiva
es un conjunto de axiomas fundamentales que se dan por hecho en el mundo social:
Repercusiones metodológicas
El concepto de Z.D.P. enfrenta los posibles futuros inmediatos del proceso del desarrollo en
todos sus niveles de indeterminación relativa. Esto vincula los esfuerzos de reflejar el proceso
presente de emergencia de nuevas funciones psicológicas, las cuales se convertirán
discernibles en un futuro cercano. De modo que, desde el punto de vista de la detección (o
“medición” - una palabra más a menudo utilizada por los psicólogos), el concepto de Z.D.P. es
necesariamente efímero porque es imposible de detectar (por ejemplo, correspondencia con un
modelo de forma establecida) una forma que está actualmente en el proceso de devenir. La
psicología del desarrollo necesita crear categorías descriptivas con finales abiertos (por
ejemplo,” x real ( <seguida por> y o z posible” ). Un conjunto de posibilidades en la movida del
período siguiente puede ser adjuntado con la detección de una forma realmente detectada. Así
que la detección de una forma agresión de conducta en las acciones de un niño de 3 años (y
acumulando instancias de tipo similar a lo largo del tiempo de observación), no nos dice nada
sobre el proceso de enseñanza- aprendizaje que está desarrollándose en un tiempo dado. Se
puede registrar exactamente la misma conducta observada junto con sus secuelas potenciales
siguientes (por ejemplo, la “escalación de la agresión”, “ el retorno a un intercambio amigable”,
“el esacpe del campo”), para proveernos un contexto funcional posible de un único caso
detectado de “conducta agresiva”.
Experimentos de enseñaza
emergentes en el presente dado. Una enseñanza exitosa de X se toma como prueba de que X
estaba dentro de la zona de desarrollo próximo en el momento en que el esfuerzo de
enseñanza se inició. Inversamente, si el esfuerzo de enseñanza falla, la conclusión opuesta es
probable: Lo que se haya enseñado no estaba (o no todavía) dentro de la Z.D.P. (Valsiner &
Van der Veer, 1993).
Este marco inferencial aplicado a los experimentos de enseñanza, es en realidad uno de simple
causa ( efecto, y contradice la naturaleza de sistema abierto del desarrollo humano. Tal
proyección elimina de forma axiomática los finales abiertos (constructivismo) del desarrollo. Lo
que es (y no es) proyectado dentro de la Z.D.P., depende del éxito (o suerte) de la intervención
microgenética, y del proceso del encuentro entre el otro social y la persona en desarrollo
(nuestro organismo objetivo). Un experimento de enseñanza es meramente un contexto en el
cual una de las dos orientaciones teleológicas (por ejemplo, la meta del que enseña) es
relativamente fija en su dirección, mientras que no se puede suponer que la otra (la meta del
que aprende) lo sea (ni puede serlo) tenga la direccionalidad similar (Branco &Valsiner, 1992
1996). Más bien, el que aprende tiene la posibilidad de converger o divergir en la congruencia
de las orientaciones de sus objetivos con las del que enseña. El que aprende puede igualmente
asumir una postura neutral o no cooperativa y eliminar de este modo los esfuerzos de la
enseñanza. Como un resultado, no es posible “medir” la Z.D.P. sobre la base de un mero éxito
o fracaso de un experimento de enseñanza (por ejemplo, sobre la base de los resultados de los
esfuerzos de la enseñanza). En vez de esto, una mirada directa en el proceso de una
construcción conjunta de un evento de enseñanza-aprendizaje, le puede dar al investigador
una comprensión del movimiento que hace el que aprende más allá del estado presente de
desarrollo.
A pesar de las complicaciones teóricas del concepto Z.D.P. (Valsiner y Van der Veer, 1993),
diferentes modelos, que o toman prestado componentes o utilizan el termino Z.D.P., se han
expandido en la literatura pertinente a lo largo de las dos últimas décadas. Un análisis de los
principales esfuerzos de este tipo revelan el estado contemporáneo de nuestro pensamiento
conceptual.
Apropiación Participativa
siempre un aprendiz activo, que participa en las situaciones de actividad socialmente guiadas.
La metáfora del aprendiz permite a Rogoff enfatizar el rol activo pero subordinado del niño en el
desarrollo de su propia ontogenia.
El problema de la relación entre los fenómenos mitogenéticos (que surgen de las situaciones) y
ontogenéticos en el desarrollo humano, ocupa un foco central en la teoría de la praxis futura.
Cole se ha interesado en las maneras en que la selección del contexto (LCHC 1983, pp. 332, a
333) y la creación (Newman, Griffin, & Cole, 1983, Pág.12) están organizadas
socioculturalmente. El interés consistente de Cole en la noción de la zona del desarrollo
próximo, es congruente con su afirmación que “una teoría de las prácticas culturales toma
contextos culturales, eso es, situaciones socialmente ensambladas, no personas individuales o
dimensiones culturales abstractas, como la unidad de análisis” (LCHC, 1983, Pág.334). El
principal mecanismo por medio del cual la cultura y la persona están relacionadas, es el del
entretejido mutuo. Cole (1992, Pág. 26) usa la metáfora la “entremezcla de las hebras de dos
sogas” - las de “módulos” biológicos y contextos culturales. Este entretejido refleja un proceso
general por el cual “la cultura se convierte individuo y los individuos crean su cultura” (LCHC,
1983, Pág. 349) - o en otros términos la cultura y la cognición se constituyen mutuamente. El
locus de los procesos mutuamente constituidos está en las actividades concretas que se llevan
a cabo en la vida cotidiana. La teoría de la actividad de Leontiev (1975, 1981) sirve como una
herramienta teórica apropiado en ese contexto (Cole, 1985; Newman, Griffin, & Cole, 1989). El
énfasis en la transferencia socialmente organizada entre contextos lleva a Cole a enfatizar en
el concepto de apropiación (Newman, Griffin, & Cole, 1989, pp. 62 a 65), siguiendo las líneas
enfatizadas por Leontiev. La cultura provee un gama de dispositivos culturales de mediación
(herramientas o signos) al niño en desarrollo, en los contextos específicos de actividad, y el
niño adopta (se apropia de) esos medios culturales, reconstruyéndolos en el proceso de la
actividad.
En paralelo con la expansión de las voces de la mente en el campo de los estudios del
desarrollo del niño, la proliferación de los análisis de los focos de discurso en las ciencias
sociales ha llevado a la reformulación de los temas de la enseñanza y del aprendizaje en
términos de aprendizaje discursivo (Edward & Mercer, 1989; Van Oers, 1996). En conjunción
con el foco sobre enseñanza-aprendizaje, como una actividad humana (Engeström, 1990; Moll,
1992; Veggetti, 1994), los investigadores dirigen sus focos de forma creciente al estudio de los
procesos de interacción reales en el aula, en conjunción con las tareas curriculares
establecidas por las instituciones educativas (Colomina & Rochera, 1992; De Gispert &
Colomina, 1994; Onrubia & Mayordomo, 1994; Segués & Onrubia 1992). Coll y sus colegas
(Coll & Onrubia, 1994; Coll, Colomina, Onrubia & Rochera, 1992) se han enfocado en dos
procesos entrelazados que están dándose lugar en el área de la enseñanza y del aprendizaje:
(a) el cese progresivo y la transferencia del control (del que enseña al estudiante), y, (b) la
construcción de un sistema de significados compartidos. Este último necesita el estudio de los
diálogos entre los que enseñan y los niños en las aulas y la utilización de unidades de análisis
que preservan la complejidad de las negociaciones de significados (secuencias didácticas). Se
supone que la noción genérica de ZDP se torna específica a través del estudio de las
negociaciones del significado porque éstas son accesibles en estas secuencias didácticas.
Existen numeroso esfuerzos para proveer elaboraciones concretas del proceso de concepto
ZDP. Algunos, (por ejemplo, Calil, 1994; Ignjatovic-Savic, Kovack-Cerovack, Plut & Pesikan,
1988; Moll, 1990; Portes, Smith, & Cuentas, 1994) intentan medir las diferencias, entre las
diferentes “zonas” posicionadas ; otros tratan de aclarar las relaciones de ese concepto con
otros conceptos cercanos (por ejemplo, "el andamiaje" - Rojas -Drummond & Rico, 1994;
"representaciones cognitivas situadas" - Saada -Robert, 1994). La extensión ulterior del
modelo de ZDP en el dominio de las mediaciones semióticas lleva a relacionar los procesos de
enseñanza-aprendizaje a lo significativo de los contextos de la vida diaria (Altman, 1993;
Alvarez, 1994; Del Río & Alvarez, 1992; Fuhrer, 1993; Fuhrer, Kaiser & Hangartner, 1995).
Pablo del Río (1990, 1994; Del Río & Alvarez, 1995) ha extendido el modelo de ZDP para
incluir su contraparte psicológica y cultural en el reino del “corriente de la conciencia” - la zona
de representación sincrética (ZSR). Esta zona incluye un conjunto de marcos y operadores que
están basados en la acción, pero como parte de su llegada a la existencia ellos empiezan a
proveer sentido para acciones futuras y eventos de la vida. Estos conceptos son acciones-
representaciones (Del Río, 1994, Pág. 22) - complejos sincréticos de acción y representación y
Del Río dice de ellos:
El esfuerzo de Del Río por ligar el repertorio sincrético de artefactos de mediación cultural que
tienen los humanos, es paralelo a la tradición germana de la psicología cultural (Wertsch 1983,
1989, 1991), que se concentra en la construcción de los significados personales (fantasmas)
en la intersección de la acción y de la experiencia de los mitos colectivos-culturales en la
sociedad. Una dirección similar está emergiendo del constructivismo neogibsoniano de Reed
(1993, 1995). El foco social en enseñanza-aprendizaje, penetra también en las ideas del
desarrollo de Bronfenbrenner (Bronfenbrenner, 1979, 1989; este Volumen; Bronfenbrenner &
Crouer, 1983; bronfenbrenner & Ceci, 1994). A su vez, uno de los esfuerzos recientes de
construir un esquema metodológico novedoso, siguiendo el trabajo de Lev Vygotsky , ha sido
emprendido por Ratner (1991). Los esfuerzos de Ratner son predicados en una necesidad de
tratar los entornos del niño en desarrollo desde una perspectiva sistémica, para lo cual él crea
una aleación simbiótica entre Vygotsky y Bronfenbrenner
Ha sido interesante analizar las complicaciones que la reversibilidad del tiempo produce para
los modelos de enseñanza y aprendizaje. La descripción de Bergson (1911) del desarrollo
indica cómo los estados del ser y los procesos del devenir son difíciles de interrelacionar.
Los puntos de vista de Bergson anticipan los problemas de hacer modelos de los procesos de
enseñanza-aprendizaje. Nuestro lenguaje común prescribe la descripción, no de esos procesos
- por muy poco claros y dinámicos que sean - sino de sus resultados intermedios relativamente
estables. Así que nosotros fácilmente hablamos del “niño que sabe X” a la edad de W , y “que
sabe Y” a la edad de W +1. Ese tipo de análisis reconstruye el proceso de aprendizaje como si
éste fuera similar a una película que debe su existencia a una proyección secuenciada de
marcos estáticos en la pantalla. En términos del “habla” de la ZDP descrito anteriormente,
cualquier contraste de los estados del desarrollo “verdaderos” y “potenciales”, refleja que la
imagen cinematográfica (que era, para Bergson, un obstáculo para entender los procesos
subyacentes). Casi 100 años después de Bergson, el criticismo de tales imágenes
cinematográficas es todavía relevante para nuestra teorización del aprendizaje y el desarrollo:
Se ve que los diferentes versiones de los modelos enseñanza-aprendizaje descriptos aquí, han
quedado conceptualmente hacinados entre la necesidad de explicar los procesos de
aprendizaje, por un lado, y de describir un conjunto de resultados en una secuencia de tiempo,
por el otro. En tanto y en cuanto aquellos modelos hayan utilizado esta última terminología
(esto es, “En el estado X, el niño puede aprender Y si se la enseña de la manera Z”), el proceso
real de cómo enseñanza-aprendizaje tiene lugar permanece oculto del foco de la investigación.
Nuestros esfuerzos contemporáneos de concentrarnos en la complejidad de los fenómenos de
interacción reales dentro de los escenarios de enseñanza-aprendizaje pueden proveer una
gran riqueza de evidencia empírica sobre la pérdida de estructuración y de alto dinamismo de
los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sin embargo, si no hay modelos teóricos congruentes
sobre estos procesos, la falta de sentido de los datos empíricos no es todavía obvia.
El desarrollo ha sido entendido por los usuarios de todos los tres tipos de modelos descriptos
aquí como Transformación constructiva de la forma, en el tiempo irreversible a través del
proceso de intercambio del organismo ( el entorno. El desarrollo involucra la emergencia de
formas cualitativamente nuevas, (esto es, es un proceso constructivo) que lleva a nuevas
formas de intercambio del organismo con su entorno.
Los tres tipos de modelos se interceptan de varias maneras. Los modelos de diferenciación -
mientras se enfocan en la transformación estructural del sistema - utilizan a menudo
terminología de equilibración para explicar cómo los procesos de transformación en realidad se
32
Otra tradición teórica que unifica los tres modelos es la de Ernest Boesch (1983, 1991).
Construida explícitamente según los lineamientos de la teoría del campo de Kurt Lewin y las
nociones de equilibración de Jean Piaget, y en un intento dar cuenta semiótica de los procesos
del pensamiento humano, el modelo de Boesch crea un sistema de la psicología cultural del
desarrollo. Otros miembros del Grupo de Saarbrücken de psicología cultural lo han desarrollado
en adelante (Eckensberger, 1995; Krewer, 1992)
Una característica que surge de todos los modelos es la relevancia - el organismo en desarrollo
participa en su propio desarrollo más allá de meramente “ajustarse” a las condiciones del
entorno. En vez de ello, el desarrollo incluye la construcción de formas novedosas en
anticipación de condiciones futuras posibles del organismo ( intercambio ambiental.
Seguramente esta orientación del desarrollo con suministro hacia adelante se encuadra con la
naturaleza irreversible del tiempo del desarrollo; no obstante esto es exactamente la
característica que actúa como la complicación central para la construcción de la metodología
del desarrollo.
IMPLICACIONES METODOLÓGICAS
Cada una de las facetas enfatizadas de esta definición lleva a la necesidad de reconceptuar las
maneras socialmente convencionales que la psicología del niño utiliza para derivar datos de los
fenómenos (Kindermann &Valsiner, 1989). Primero, el flujo de las interacciones entre la
persona y el contexto lleva a la necesidad de utilizar unidades analíticas ahorradoras de tiempo
en la investigación empírica. Dichas unidades se caracterizarían por la descripción basada en
el tiempo de la transformación del fenómeno bajo estudio en una dirección especificable. Ford y
Lerner (1992, pp. 140 a 142) formulan la noción de esquemas de episodios de comportamiento
como un ejemplo de unidades de análisis basadas en el tiempo. En los contextos repetidos de
la vida diaria, las personas construyen esquemas generales que los guiarían en sus acciones
en escenarios aparentemente similares, dependiendo de sus metas. La centralidad de la
naturaleza de la acción orientada hacia la meta, hace que estos esquemas de episodios de
comportamiento sean posibles de detectar. Un uso similar de las unidades de análisis sacadas
33
al tiempo del nivel molar, ocurre en el caso de análisis de interacción en las secuencias
didácticas (Coll & Onrubia, 1994)
La psicología del niño no puede hacer uso productivamente de los modelos de lineales de
causalidad (X causa Y, o X causa Y dada Z; Valsiner, 1987, 1989) y está en necesidad de
suponer modelos sistémicos (por ejemplo un sistema A-B-C lleva a Y; o, un sistema ABC,
dadas las condiciones catalíticas P-Q, lleva a Y). Estas versiones sistémicas de la causalidad
implican el enfoque de los investigadores en los procesos sistémicos cíclicos que levan a
“resultados causados” principalmente como subproductos de la actividad autoregeneradora
(mantenimiento) del sistema causal. A este respecto, la causalidad del desarrollo puede ser
tomada como recíproca o mutua (Ford & Lerner, 1992, Pág. 56 a 58; Lewin, 1943; Weiss, 1969,
1978). Tales modelos cíclicos son suposiciones normales en el campo de la biología (por
ejemplo, el “ciclo de Krebs”), pero son raras en psicología.
Más aún, los supuestos sistemas causales pueden ser vistos no sólo como reverberantes en un
sus ciclos establecidos, sino como autopoyeticos en su naturaleza (Maturana, 980). Bajo
ciertas condiciones, los sistemas causales se innovan por medio de la construcción de una
nueva parte a ser incorporada en ellos mismos, o por medio de la reorganización de los
procesos que unifican las partes dentro del sistema. Esta posibilidad crea una condición
específica para el estudio del desarrollo, porque hace imposible inferir, de los resultados de
algunos procesos del desarrollo, algo del sistema causal que produce el resultado. Si se puede
detectar un resultado X, no es posible de inferir que el sistema causal probado previamente (A-
B-C) lo haya producido. El sistema causal podría haberse modificado desde el momento en que
tal prueba se obtuviera previamente, y puede mantener el resultado X actualmente en una
forma novedosa (por ejemplo, el sistema causal ha cambiado a A-B-C-D). De la manera
similar, si se detecta un cambio en el resultado (por ejemplo, Y en vez de X), no es posible
suponer que el sistema causal probado previamente (A-B-C), haya cambiado a (A-B-C-D). Es
necesario primero probar que este nuevo resultado no pudo haber emergido desde el
funcionamiento del sistema previo. Exactamente el mismo resultado en el desarrollo puede ser
alcanzado (o mantenido) a través de diferentes sistemas causales (i.e., el principio de
equifinalidad, una característica de todos los sistemas abiertos), y diferentes resultados pueden
ser generados por el mismo sistema causal. Este aspecto teórico del desarrollo ha sido notado
como un tema que complica las prácticas de la investigación empírica (Baltes & Nesselroade,
34
1973), y tiene repercusiones particulares para el desarrollo humano (Bornstein, 1995; Kojima,
1995).
En el caso del desarrollo humano, la naturaleza del sistema abierto de los procesos de
desarrollo implica la posibilidad para reconstrucción (y la preconstrucción) flexible de los
artefactos semióticos de mediación (ver Bornstein, 1995, Pág.130), que podrían llevar a la
construcción personal de las orientaciones hacia la meta, e involucraría la persecución de
éstas de maneras que trascienden las características de la demanda inmediata de cualquier
entorno o contexto social (Valsiner, 1994, 1996a).
La noción de la naturaleza del sistema abierto del desarrollo ha sido bien conocida en la
biología del desarrollo durante muchas décadas (Bertalanffy, 1950, 1960); aún así, en la
psicología, la necesidad de reiterarla parece repetirse con alguna persistencia.
Hacia fines del siglo XX, se entendió en la psicología que no es posible ignorar la principal
característica de los psicológicos humanos - su significado socialmente construido. Se ha
demostrado que la ciencia soñada de Ebbinghaus, basada en el uso de materiales sin sentido,
ha sido sólo una pesadilla (para la ciencia), y la larga negación de la organización semiótica de
los fenómenos psicológicos humanos está superada actualmente.
Si se incluye la semioesfera del desarrollo humano en los modelos del desarrollo, entonces la
mayoría de los supuesto sobre los métodos específicos, las nociones de “objetividad” de estos
métodos (Danziger, 1990; Daston, 1988, 1992; Porter, 1994), necesitan reformulación. Todos
los métodos habitualmente utilizados por los psicólogos para recoger datos - observación,
experimentación, entrevista, cuestionario/ inventario - se vuelven dominios de la construcción
conjunta de información por el investigador y el sujeto (por ejemplo, Hermans, 1991, 1995;
Santamaria. 1994). Si esto es el caso, sería una ilusión considerar que el investigador no
tenga impacto alguno en el proceso de recolección de datos. En vez de ello, la investigación
envuelve la negociación conjunta del significado de los fenómenos, y éstos son transformados
en los datos.
En ningún caso debemos nosotros interpretar que una acción es el resultado del
ejercicio de una facultad psicológica superior, si se puede interpretarlo como el
resultado del ejercicio de una que está en un nivel inferior en la escala psicológica.
(Morgan, 1894, Pág. 53)
Este contraste puede utilizarse como un ejemplo de la restricción semiótica de nivel superior de
las actividades de los científicos, que se interesan en el desarrollo humano. El “punto ciego” en
las actividades de la psicología del desarrollo está generado a través de una restricción
altamente abstracta que ha operado a través de la historia de la disciplina, y en un rango
variado de tópicos específicos de investigación. Sin embargo, no es constructivo de meramente
demostrar las autorestricciones de la psicología del desarrollo. Las restricciones existentes
necesitan ser ajustadas a la naturaleza de los fenómenos del desarrollo. La siguiente
reformulación podría ajustar el principio de parsimonia a las condiciones estructurales
sistémicas del desarrollo (ver también Valsiner, 1997b)
Este último punto es importante porque la capacidad del desarrollo humano de construir sus
propios nuevos niveles de organización (mediación semiótica) es el tema, y a menos que sea
primero probado que tales niveles hayan emergido en un caso dado, ¿sería la explicación
canónica “tradicional” de la explicación del nivel inferior suficiente?
Las jerarquías son utilizadas por los pensadores que construyen modelos del desarrollo del
niño que están mal definidos, y que se abocan a conceptos ideológicamente saborizados. Esta
última connotación ideológica parece ser una transferencia de modelos societales (de la
igualdad de los ciudadanos en términos de libertad política) en una sociedad democrática
occidental. Dado este “bagaje” de connotaciones, el uso de los conceptos de la jerarquía en los
modelos de diferenciación es a menudo tentativo porque se ha entendido que la visión usual de
la jerarquía - esa del proceso arriba-abajo estrictamente controlado - puede ser limitante (Ford
& Lerner, 1992, Pág.114).
Sin embargo, las jerarquías pueden ser de diferentes tipos y pueden tener diferente
estabilidad. Por ello, el uso de los modelos de diferenciación no necesariamente significa una
reducción de la flexibilidad del proceso del desarrollo a algún esquema estricto. Cualquier
organización jerárquica puede ser vista como una construcción temporaria (que desaparece tan
pronto su función de control no sea más necesaria). Las jerarquías no son tampoco
necesariamente estrictas en su lógica.
Jerarquías Transitivas e Intransitivas. Cualquier relación jerárquica puede ser de dos tipos
generales: (a) jerarquía lineal, que se basa en la relación lógica de transitividad (por ejemplo, si
A (( B y B (( C, entonces A (( C, donde el símbolo (( indica una relación de dominancia en una
relación de otras maneras mutua); o (b) jerarquía cíclica, que se basa en las relaciones
intransitivas (por ejemplo, A ((B y B ((C y C (( A). Usualmente, cuando se usa el término
jerarquía en la psicología, se está considerando el primer tipo de jerarquía. Por ejemplo, la
mayoría de las interpretaciones de la noción de integración jerárquica de Werner han supuesto
la fijación lineal (transitiva) de la diferencia emergente. El contraste, una jerarquía intransitiva
podría resultar de procesos de control jerárquicos flexibles entre los niveles de una estructura
integrada.
El segundo tipo de jerarquía - la que está basada en la intransitividad - domina los procesos
regulatorios en los mundos biológico y psicológico. La mayoría de los procesos regulatorios
biológicos se basan en una estructura básica cíclica. En ambos tipos de jerarquía, la plasticidad
se encaja en la posibilidad que cambio en cualquier relación particular puede proliferar al
cambio de toda la estructura (por ejemplo, Lerner, 1984). El desarrollo involucra unidad de
tanto el cambio como del no cambio, y su estudio requiere una sofisticación metodológica que
difiere de las de la psicología que no trata el desarrollo.
tiempo irreversible, entonces, se vuelve imposible suponer que las estructuras adyacentes
temporalmente son independientes una de la otra. Más aún, la “vieja” (pero eternamente
nueva) noción de la psicología de Gestalt de la irreductibilidad de la estructura en sus
elementos tiene una firme posición en la metodología del desarrollo. Si el desarrollo conlleva
emergencia de estructuras de complejidad variable, no es posible estudiar ese desarrollo vía
estrategias que reducen estas formas complejas a sus constituyentes elementales.
Dadas estos tres supuestos generales - (a) la ciclicidad de los procesos regulatorios, (b) la
interdependencia de los fenómenos del desarrollo en el tiempo, y (c) la emergencia de la
complejidad estructural - la cuestión metodológica que enfrenta un científico del desarrollo se
torna complicada. ¿Qué tipos de datos se deben derivar de los fenómenos, dada la naturaleza
de esos fenómenos, y la meta para darle sentido al desarrollo? Siguiendo las reglas
metodológicas históricamente construidas de la psicología que no trata del desarrollo, los
psicólogos del niño usualmente suponen que los datos deben ser entidades cuantitativas. Ellos
proceden después con alguna táctica de cuantificación de los fenómenos en la medida que
éstos se tornan en datos (Valsiner, 1995b). Sin embargo, hacer de la cuantificación un hábito
puede ser contraproductivo cuando afirmemos estudiar el desarrollo (ver arriba; también
Hornstein, 1988). Más bien, primero, una selección - basada en las consideraciones y
supuestos teóricos sobre la naturaleza de los fenómenos - puede ser necesaria: ¿Es la
cuantificación de alguna manera apropiada en el caso dado? No obstante, muchos fenómenos
de desarrollo son entidades estructurales que sufren transformación en la dirección de
complejidad estructural creciente. La reducción de la estructura de tales fenómenos a
representaciones elementaristas cuantificadas puede llevar a que los datos se tornan en falsas
representaciones de los fenómenos. Si este es el caso, todo el emprendimiento elaborado del
análisis de datos que sigue la cuantificación es un ejercicio fútil, porque los datos
elementaristas (aunque acumulados) no logran representar la complejidad de los fenómenos
de desarrollo des los cuales fueron derivados. Tomar de prestadas prácticas metodológicas de
la psicología que no trata el desarrollo puede fácilmente llevar a la psicología del niño a las
prácticas de investigación que dan como resultado la eliminación del acceso a los proceso de
desarrollo desde el principio de un estudio empírico.
El... método cuantitativo traído a la psicología desde las ciencias exactas, la física y la
química, debe ser descartado; porque su ideal consistía en reducir lo más complejo en
lo más simple, el todo en sus partes, lo que se evolucionó más tarde en lo que existía
anteriormente, negando o eliminando de este modo justamente el factor que constituía
o revelaba lo que era verdaderamente genético. Modos más nuevos de manifestación
no pueden ser descriptos en términos atómicos sin violentar los modos más sintéticos
que la observación revela . (Baldwin, 1930, Pág. 7, énfasis añadido)
Dadas sus prácticas usuales de derivación de datos, la psicología del desarrollo a menudo ha
estado en el riesgo de perder el rastro de los fenómenos que estudia (Cairns, 1986), y es
exactamente la organización cualitativa (estructural) holística (aunque temporal), que necesita
ser retenida en la desviación de datos (por ejemplo, las formas estructurales y transicionales de
Basov; Basov, 1931, 1991). Los investigadores del desarrollo están más cerca de los
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Modelos de pensamiento alternativo para los sistemas en desarrollo han estado disponibles en
diferentes áreas de la matemática, aunque los psicólogos del niño infrecuentemente se hayan
aprovechado de ellos. Por ejemplo, la naturaleza del sistema abierto del desarrollo -
posicionada axiomáticamente - lleva al uso de algunos modelos de lógica simbólica (por
ejemplo, Herbst, 1995; Valsiner, 1995a). Las tradiciones de las teorías de los sistemas
dinámicos, y los esfuerzos para aplicar las formalizaciones de la teorías de catástrofes (Thom,
1973, 1975) al estudio del desarrollo, constituyen pasos en la dirección de la creación, para el
estudio del desarrollo, de sistemas formales de análisis de datos y toman en consideración la
complejidad emergente.
este modo, el rol aparentemente dominante del investigador está de hecho en cualquier
momento bajo el control de la decisión del sujeto aceptar o no aceptar el rol subdominado
(controlado) y cooperar en el proceso de la derivación de datos, o revertir la relación de control
para que el investigador se convierta en el sujeto y el sujeto se torne en un investigador (para
propósitos diferentes que los enunciados originalmente como los objetivos o metas de la
investigación).
El presente análisis del concepto de desarrollo - a través de delinear tres tipos de modelos
implementados para explicarlo - lleva al reconocimiento de que el estudio del desarrollo del
niño ha sido adoptado por una madre adoptiva metateóricamente distante: la psicología que
trata del desarrollo. Esta última ha estado tratando de demostrar su “objetividad” a través de las
emulaciones de los ideales de medición de la física (del siglo pasado), y podemos a menudo
observar una pérdida del foco en las investigaciones en la psicología del niño. Los millares de
“medidas” o “variables” estandarizadas y convenientemente etiquetadas pueden crear la ilusión
de que nuestros emprendimientos empíricos del estudio del niño han llevado - o por lo menos
están por llevar - a un gran avance en nuestro entendimiento del niño y su desarrollo.
RECONOCIMIENTOS
Los comentarios editoriales por Richard Lerner ayudaron a darle forma final a este capítulo. La
autora agradece Angela U. Branco, Gilbert Gottlieb, y Jeannette A. Lawrence por sus
comentarios críticos a los borradores anteriores del manuscrito.
BIBLIOGRAFIA
(falta)