Está en la página 1de 6

Solo se ve bien con el corazón, lo esencial

es invisible a los ojos

—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo.


Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
—No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni
ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada
se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es
único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:


—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes.
Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que
cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo
la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le
maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la
que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es
mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
—Adiós —le dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple:
sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.
—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con
ella
—Es el tiempo que yo he perdido con ella… —repitió el principito para
recordarlo.

Recordando este entrañable fragmento de “El principito” hoy os


traemosalgunas de las enseñanzas más bellas que Saint Exupèry nos dejó
para la vida.
En primer lugar nos recuerda la importancia de las pequeñas cosas, esas
que pasan desapercibidas. Debemos de devolverle a los pequeños detalles el
lugar que se merecen, puesto que un día nos daremos cuenta de que ellos son
los que constituyen las más grandes hazañas.
Lo que para muchos es poco, para otros es mucho, por eso debemos
apreciar cosas tan simples como los buenos días con un beso o un gesto de
cariño. Si tu pareja, tu familia o tú mismo te reclamas la presencia de los
pequeños placeres, hazte caso, pues son las que te hacen grande y conforman
el aroma de los recuerdos.
Recuerda que, de la misma forma que un mar está compuesto por gotitas de
agua, un día por diminutos segundos y una vida por infinidad de
experiencias, el amor se forma con los pequeños detalles y tú te
compones de cada una de estas pequeñas cosas que vives y que te
hacen único.
Todo el mundo trata de realizar algo grande sin darse cuenta de que la
vida se compone de lo más básico. Sé sincero con tu necesidad de hacer lo
correcto en cada momento, porque tu interior te habla para decirte que no
necesitas tener espectadores para sentirte grande.

Pero este bonito momento en la historia de El principito también tiene otras


lecturas; entre ellas hoy queremos destacar que la verdadera bellezaes la
interior, pues es la única que no perece, la única que no se puede arrebatar y
que solo se puede ver cuando se mira con los ojos del alma.
La belleza no se mide por lo que podemos apreciar a simple vista, pues la
verdadera belleza es una actitud. Vivimos preocupados por las apariencias, por
no resultar estrafalarios y por no desentonar ante los convencionalismos que
nos aprisionan y no nos permiten mostrar al mundo nuestro esplendor.
La realidad es que no existe en el planeta un maquillaje que consiga
embellecer un corazón feo. Tenemos un grave problema a la hora de
comprender esto que, por otra parte, es sumamente importante para gestar
nuestro autoestima.
Un interior hermoso se construye amando la vida y deshaciéndonos de las
ausencias y de los sentimientos negativos. Se constituye engrandeciendo
nuestro mundo interior, haciéndolo más extenso, eliminando la comodidad
emocional y coleccionando motivos propios.
Sé suave, no dejes que el dolor te endurezca. No dejes que el dolor te haga odiar, no
permitas que la amargura te domine. Crea tu propia belleza, una que no se pueda
definir con palabras y cultívate con los pequeños detalles.
Porque solo se ve bien con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos…

1. Lo esencial es invisible para los ojos

Esta es una de las reflexiones más conocidas de “El principito”, de inmediato


al escucharla o leerla la reconocemos. En un mundo como en el que vivimos
tiene aún más sentido, ya que nos encontramos superficialmente unidos al
materialismo, la competitividad y las apariencias.

“Lo esencial es invisible a los ojos”, nos recuerda que somos mucho más que
este mundo de apariencias. Porque las cosas importantes son las que no se
pueden ver, son las que se sienten; como el amor, la bondad, la generosidad
y la amistad.
2. Conócete a ti mismo y podrás comprender mejor a los demás

Implicarse en el propio conocimiento de uno mismo siempre es más


complicado que estar juzgando a los demás. Lo fácil es la queja de cómo es
el mundo y cómo nos gustaría que fuera, sin embargo ¿qué estás tú haciendo
por ti para contribuir a un mundo mejor?
En el momento que tomamos consciencia de quienes somos y nos
comprometemos en ser mejores personas cada día, es cuando realmente
estamos preparados para ayudar y compartir nuestro amor con cada uno de los
seres que forman parte de lo que somos. No existen buenos o malos,
existen personas que hacen lo que pueden, cómo mejor saben hacerlo,
con lo que han recibido. Una persona no puede dar lo que no tiene, por eso
es importante que cultives tu amor.
“Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si
logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio”
3. Amor no es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección

El amor es algo de dos, esta unión tan especial como la que supone el
amor, pierde sentido y fuerza cuando no hay reciprocidad. El amor se va
construyendo mediante la colaboración: en el momento que uno se queda
descolgado, es la otra persona quien soporta todo el peso y es así como acaba
por destruirse.
Para que ambas personas caminen hacia la misma dirección, con la guía
y fuerza del amor, es necesario compartir proyectos de vida. El hecho de
compartir alegrías, experiencias e intereses comunes da sustento y vitalidad a
dos almas que comparten un viaje extraordinario.

4. Mantén la ilusión y la inocencia a pesar de las malas experiencias

Conforme vamos acumulando experiencias, vamos aumentando nuestras


capas de desconfianza. Perdemos la frescura que nos da la inocencia: el
observar, explorar y experimentar lo nuevo que nos ofrece cada día. Nos
quedamos sin experimentar lo extraordinario que hay en todo lo que nos
acontece.
Es inevitable que sintamos el dolor y que pasemos por la angustia de
situaciones difíciles. Forma parte de nuestro crecimiento, al igual que
mantener la ilusión de cada día para poder seguir dándole un sentido a todo lo
que nos ocurre. Y ese sentido se nos escapa de la razón, ya que está
impregnado de nuestros sentimientos.
5. Atrévete a conocer en esencia a las personas

Nos fijamos mucho en las apariencias de lo que tenemos y muy poco en lo


que somos. Aventurarse a conocer a alguien en profundidad es la forma
de encontrar su verdadera esencia, su belleza más real. Hacemos una
valoración externa, nos quedamos en el prejuicio y no damos la oportunidad de
saber nada de la otra persona sin que este conocimiento ya esté condicionado.
Solo podemos llegar al amor si generamos la posibilidad de conocer y
comprender a los demás.
“A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo
amigo, jamás preguntan lo esencial del mismo. Nunca preguntan:
‘¿Qué tono tiene su voz? ¿Qué juegos prefiere? ¿Le gusta coleccionar
mariposas? Pero en cambio preguntan: ¿Qué edad tiene? ¿Cuánto
pesa? ¿Cuánto gana su padre? Solamente con esos detalles creen
conocerte”
Fue el tiempo que pasaste con tu rosa, loque la hizo tan importante

También podría gustarte