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Sobre la Inquisición.

Commented [U1]: Tener siempre presente que la empresa


imperial tuvo sus límites o sufrió las transformaciones profundas
impuestas por el contexto americano.
Para fines de esta investigación es fundamental definir el perfil institucional de la ¿El contexto americano como eje de las transformaciones sociales e
institucionales?
Inquisición y de los hombres que la conformaron, en todo momento que es aquel cuerpo Siempre resulta otra cosa.
Cristianización muy tan masiva como superficial de la población
autóctona.
judicial encargado dentro del entramado político hispano diseñado para erradicar aquellas
manifestaciones idolátricas procedentes de la sociedad civil de la Nueva España. Tomo
como fuente bibliográfica la obra intitulada Inquisición y sociedad en México, 1571-1700,
de la misma autora. La inquisición fue introducida en los recién conquistados territorios en
América con el mismo fin con el que había sido introducido este tribunal en la península, es
decir, para erradicar la herejía. La inquisición en México sufrió notables percances a nivel
institucional considerando que sus capacidades estaban diseñadas para ser empleadas en
escenarios europeos. No obstante, frente a una sociedad abiertamente pluricultural, mestiza
e inestable, su actividad en el territorio fue debilitándose notablemente. Aunque es posible
comparar la actividad de la Inquisición en la Nueva España a partir de la comparación de
sus datos estadísticos en relación de los obtenidos por los tribunales homólogos en la
península el ejercicio no parece tan oportuno, considerando las diferencias tan marcadas
entre un territorio y otro; es decir, considerando la extensión territorial, la población, su
homogeneidad cultura y religiosa. No obstante, a partir de la información estadística que
Alberro ha recabado para su investigación, es posible identificar, al menos en una escala
menor, los delitos que persiguió con mayor constancia el Santo Oficio; al ser estos
crímenes considerados en primer lugar como religiosos, estarían en contraposición de todo
dogma cristiano o enseñanza impartida por la iglesia. Hubo dos clases de delitos en este
sentido que recibieron especial atención por parte de la Inquisición a saber, la moral sexual
y las prácticas de hechicería. 1

Dicho lo anterior, es importante destacar que si bien los delitos más perseguido por el Santo
Oficio en la Nueva España fueron catalogados como faltas religiosas menores, siendo
descritas como reniegos, blasfemias, acciones escandalosas. En escala de importancia
siguió aquellas acciones de índole sexual como la poligamia y bigamia, los castigos contra Commented [U2]: ¿Práctica prehispánica?

la castidad, la virginidad, la fornicación y el amancebamiento. Finalmente, en un tercer

1
Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, Fondo de Cultura Económica, 1988,
p. 169.
momento, estuvo la acción de herejía, seguida por las prácticas “mágicas”, el empleo de
hierbas, la adivinación empleada con fines muy variados. La idolatría es el último elemento
en el que vale la pena detenerse un momento; al estar representada principalmente por los
sectores indígenas y estos al no estar bajo la jurisdicción de la Inquisición, no se pudo
castigar estas acciones.2 Lo que sí se ha podido observar es que estás prácticas idolátricas
han sido transferidas o heredadas a los demás grupos étnicos que constituyeron el grupo de
la población novohispana, sea el caso de mestizos, negros y mulatos quienes, en un
proceso de aculturación, adoptaron varias prácticas de carácter indígena.

Los infractores para la Nueva España no son en ningún momento aquellos herejes que
recibieron un proceso de disputa teológica por parte de los jueces de la Inquisición y que
experimentaron la elaboración de una investigación de dimensiones policiacas para hallar
prácticas adulteradas en su conducta. Lo que en la Nueva España existió fue un número
importante de infractores a la religión cristiana cuyos actos y discursos no lograron
entender o no se enteraron de la ley de la Iglesia y se desarrollaron a la par de la regulación
institucional e ideológica que había impuesto la monarquía católica en un periodo donde la
colonización del imaginario colectivo era una de sus objetivos primarios.

Los procesos inquisitoriales sobre prácticas mágicas y hechicerías en la Nueva España


fueron menos cuantiosas comparadas con las que registradas en la Europa occidental a
principios del siglo XVII. Sin esto significar que el “diablo” no anduviera por el Nuevo
Mundo, sino que su presencia en estas tierras fue menor y se redujo a un grupo de
adoradores que lo invocaban en las cuevas o en la sierra del desierto. En cambio, lo que si
resultó ser un elemento más cercano a la realidad novohispana fueron las prácticas
“mágicas”, es decir, aquellas acciones emprendidas por la sociedad civil, a veces indígena o
de otras clases, por amortiguar el peso de una realidad aplastante por el yugo hispano que
resguardaba en el fondo sus deseos y sus proyecciones. Algunas actividades cotidianas
remitieron de algún modo al empleo de recetas mágicas como fue el caso de la búsqueda de
una mina o de alguna persona u objeto perdido, la cura a una enfermedad y desde luego,
tuvo injerencia en el desenvolvimiento de relaciones amorosas entre una y otra persona. A
partir de la segunda mitad del siglo XVII la actividad inquisitorial se había aumentado

2
Solange Alberro, Inquisición, p. 170.
notablemente a propósito de erradicar estas prácticas mágicas. Lo que es importante
subrayar de todo esto es que el Santo Oficio no estuvo especialmente interesado en los
delitos de esta naturaleza, considerando que Alberro menciona que, en promedio de siente
causas que llegaban al tribunal, sólo a una se le daba un seguimiento formal, mientras que
el resto se quedaba estado en una primera denuncia.

Para fines de nuestra investigación es importante tener claro el sujeto sobre el cual se
desplegó la actividad inquisitorial en la Nueva España con el fin último de poner luz sobre
aquellos sectores de la población en los cuales fueron identificadas prácticas de carácter
idolátrica que pusieron en marcha la maquinaria institucional del Santo Oficio. De manera
general, el grupo de “españoles” tuvo una importante presencia en los procesos
inquisitoriales en el territorio, aunque habrá que tener claro que cuando a este término se
refieren se contemplaron dos grupos en específico; por una parte, estuvo el grupo de
españoles europeos y por otro el de los españoles americanos o criollos, sin dejar a un lado
el ancho de la población negra que también estuvo dentro del radar inquisitorial. 3

3
Solange Alberro, Inquisición, pp. 289-290.

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