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03 Marques Josep No Es Natural PDF
03 Marques Josep No Es Natural PDF
5
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HN17.5
M3718
1982
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Josep - Vicent Marqués
No es natural
Para una sociología de la vida cotidiana
EDITORIAL ANAGRAMA
BARCELONA
Titulo de la edición original:
NEdiO,éS ,nala'puraI (Per una socio logia de la vida quotidiana)
on rometeo, S. A.
Valencia , 1980
Tradu.cción:
Julio A. Máñez
.~ "
?57"
Este libro obtuvo el II Premio «Fontana Rosa» de En-
Portada: sayo, convocado por Editorial Prometeo, de Valencia. El
Julio Vivas jurado que lo concedió estuvo compuesto por Primitiu
Fo tografía de Francesc Jarque Gómez Senent, como presidente; Vicent Garcés, como
vice-presidente Y representante del Ayuntamiento de Va-
lencia; José Luis de Dios Leal, en representación de Edi-
torial Prometeo; Lluís Aguiló, Empar Alvarez, Damia
Mollá , Rafael LI. Ninyoies, Vicent Cunyat, y Manuel Mar-
tínez Sospedrá, como secretario.
CLAB" .
AOfllJliI.
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'ROCEO.
DIE-CINVESTAV
III~ I I000003196
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ISBN 84-339-1318-2
Depósito Legalo B. 3292-1983
Printed in Spain
1
I
Si se conservara la vieja y hermosa costumbre de po-
ner largos títulos explicativos a los libros, éste es el que
encontraría más adecuado:
Anirem a
comprarem una pansa;
anirem a
comprarem
no es».
13
arroz co-
13
14 15
no es más
que pensar nuevos tnIcos
una en que sí
comes a una persona
ne más gozar que tú y está QIS;pU.eSl:a a
enseñarte.
16 17
talrnll1anclaa que no siem- s
si em casara
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del doce, o
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del A.)
** o dos
es de majara.
18
21
a ponerse a sí mismo como
to que la
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personas. No nacc-
crío.
22 23
consi-
a niños como a una serie
atenciones y, por tanto, como mientras
que en otras eplOCéI.S ..............
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te como mano
numerosas.
24 25
una manera
que progrese
La misma persona
que
Sin
que
" ' ..... ,JU.<AJ.
no un excesivo entu-
que, conscientemente o se
26
esos «costos»?
más de lo ne-
es-
* *
Nos so-
* * mos poca cosa.
cuántos?
28 29
y una
y uno de
mare persona *
La ..... ",. . . .",.., . . . ""
de sU .L".....J..LlJ.-'-"",
ticamente y su supervivencia muy estre M
y ha una can-
Machín que, ya sea de
................... , • .J..L\J o por vía
conoce el lector/a: «" '. huérfano / huérfano
soy / yo soy / el huerfanito .. , ». Pese a que el cantante
afirma no tener madre mientras otros tendrían dos
no aclara-, más es que
uno y una y sólo uno cada,
y que a uno mucho más de lo estrictamente
necesario para aprender a valerse por sí mismo. caso
contrario, la criatura se verá obligada a ir a una institu-
ción tenebrosa; o padecerá al menos la incómoda situa-
que le
a
de la madre no es tan grave
y las atenciones que el ausente al nuevo ser,
como por la pérdida de esa pieza que socialmente se con-
sidera indispensable. La extrema rigidez de la sociedad
es muy notoria en este decir {<pobrecito/a, no tie-
33
en
más.
persona lectora
tar en una situación que
el y una ne
asociación única sino
tintas.
y una
persona estrictamente nece-
es Otra cosa
cuatro consu-
de semana. Fa-
dos
34 35
la
en las mi~
que tam~
ese mundo pri-
* * *
37
* *
nunca.
este
... .I. ..... U'-d.J., como veremos} muy ae,CldllQ,:¡S
aunque ser V~~J.~~~!~v. De eso
tinuación.
po-
verse más como que
38 39
a
*
Joan Monleón, correcto· horchatero conocido del
gran público hábiles caracterizaciones en el cine-
matógrafo y por su afortunado intento con Merxe Banyuls de revita-
lizar mediante el grupo "EIs Pavesos" la tradición revisteril valen-
ciana. (N. del
43
te auténticas.
que sea
44 45
ureocupaLCÍlón es ~"""~"¡;::;'U.';L, pero el moralis-
",.Lí"'~í"''''-'<
un incremento con el ascenso de
h"rn:".",::.,.,.i", que a creer que los
La por
que
Tal vez el niño necesite
pero que el adulto «necesita»
tector. Inconscien temen te
las
46 47
como
de-
cons-
48 49
pero no me
consta
y niñas?
50
51
on
-Per un
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-Por un puente de
un puente de ruequecitas.
72
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55
como «es natu-
o se re..
niños. Pero el proceso
--interviene
sería erróneo
son, por el
mente aeto:rrrlaClas
senta,
que no nece-
sexos sino que serían pre-
56 57
una
rones.
Los transmi timos
ños más cosas que creemos,
mos que los estamos adoctnnandO ~"'U.J.,.I¡""'.'-'
mente
es
58
59
xual o cualquier otra cosa. Pero, sobre todo, tendrá la sistema pedagógico mutilaba facultades de los
sensación reconfortante de ser a las mujeres, em- niños e imponía una única dirección y un baremo
pezando de momento por las niñas. El niño que se limi- para medir sus progresos, pero, en generales, haya
ta por el momento a no cierta lógica, ignorado que la primera gran mutilación de los niños
como más con o mecanos es la de una forma más o más progre-
no es sino la preparación impone como única ir haciéndose socia 1-
rón. En el límite, el varón es ese señor bajito, mente hombres o mujeres. Se han vertido
y de carácter apocado, que mañana explicará la conve- respecto de nlnos que no ir a ]a es-
niencia de que la o capitán de barco cuela o que allí aprender todo memoria o les
porque no podría resistir psicológicas o la hacen renegar su clase social, de o de su
tensión mito que incluso a hacérselo creer capacidad para expresarse de no verbal. Se han
a señora alta y robusta se escrito sobre estas Muy poco se ha
cialmente para protegerla. no obstante) esa imposición for-
El hombre, quiero el no es el criaturas a adoptar la mentalidad el papel
sino una superioridad imaginaria. En términos músico- o y todo lo que eso Rindo
literarios, en la casilla del sexo en los impresos podría aquí un solidaridad a
«Fantasía de a propósito de dos bo- obligada a el Puerto de Sagunto,
portera del de fútbol
De momen- a la e ir a un
con n~ se trata sólo de que se nos
ños como a las se hace ]a a ]0 o al
adaptarse a dos papeles y dos idiosincrasias tan obligato- identificación que se propone a niños es
rias como únicas. Si más adelante no tendremos dema- identificarse con su sexo y el ajuste con
siada para permitir- él con una cierta realización de existe la per-
nos por la sana, es el ser humano que
criatura sexo a apren- mente varón o hembra, niño o
diz de hombre. Esta es únicamente metodo- Ser persona
lógica. Más que compadecer al niño varón -mejor aten- y cualquier
dido probablemente que la niña y dotado de un padre al contenido que la
el identificarse de una para proteger a la simple genital se
que es convierte inmediatamente en una crjsis de identidad.
sexo Para a la persona a una reflexión ra-
tiene dical la cuestión, creo oportuno
la sociedad. Se trata, sin a romper el consenso al que
menos reivindicado de toda la historia humana. con una al travestismo aspec-
Es curioso que la crítica anti-autoritaria a la enseñan- tos en cierta más espectaculares movimiento
za tradicional haya podido descubrir justamente que el gayo Una cuestión que a menudo se me ha planteado,
60 61
o
de
* (me
I. yo no que
que tururururÚ.
juego mfantil)
62
niño es más
que de
notas. Ser más o
otros la
* * *
66
ción.
que la
tenía su recompensa,
y, en
68 69
cia. La prolongación del tiempo de escolarización aparece y curas, no es extraño que haya perdurado esa obsesión
ya presidida por una lógica oportunista: la falta de pues- paterna por enviar a los hijos a un «colegio» más que a
tos de trabajo exige el aplazamiento del momento de en- UD lugar donde se les enseñara. Por tanto, la estrategia
tr'a r en el paro. Efectivamente} a los padres de clase tra, de un vendedor de ilusiones educativas puede incluir, ya
bajadora actual se les presenta un nuevo problema, si es que no puede ofrecer monjas y curas como otros colegios,
que han resuelto el primero. Si ya tienen claro la trampa el obligar a sus alumnos a llevar uniforme. Ese uniforme
que supone proponer a los padres que financien a los será el signo vendido a los más despistados de los padres
hijos una eventual salida de la clase trabajadora mediante de la clase trabajadora de que su hijo o su hija está reci-
el estudio, ahora se encuentran con que estudiar no sólo biendo una educación satisfactoria} es decir, una educa-
no garantiza un puesto de trabajo superior al de obrero, ción que años después de que las propias instituciones
sino que además es preciso que los hijos sigan estudiando eclesiásticas se modernizaran hasta llegar incluso a eli-
porque de lo contrario no encontrarían trabajo ni siquier~ minar el uniforme} hace visible su ahora ilusorio carácter
como obreros no cualificados. de élite, de «colegio de pago», que se decía antes.
Dejemos abierta e inconclusa la consideración del Si la persona lectora recuerda ahora sus tiempos de
papel que juega la escuela y todo el proceso de enseñanza escolar, le vendrán a la cabeza un montón de cosas apren-
en la sociedad actual, para volver la mirada sobre los COn- didas de memoria, de clasificaciones de plantas que jamás
dicionamientos sociales de la vida cotidiana. Al margen vio, de historias en las que valía igual como falta equivo-
de lo que la sociedad espera transmitir al niño y de ]a carse de año o de siglo y no pintaba nada el pueblo que
probable inflación de expectativas sobre su futuro -pos- las sufrió o el sentido que los acontecimientos tuvieron.
teriormente frustradas- que tengan los padres, el niño Los mayores de veinte años hemos sufrido una enseñanza
va a la escuela. en la que los que sacábamos buenas notas no sabíamos
No es seguro .n i que incluso dentro de las posibilidades de qué admirarnos más} si de la tortura de no saber
económicas familiares vaya la persona pequeña a la mejor alguna lección o del absurdo de saberla. Ahora bien, si
escuela. El traumatismo social de los padres y la perma- el lector piensa en sus hijos, si los tiene, o en niños que
nencia de] carácter de mercanCÍa de la educación todavía le sean relativamente próximos, los encontrará sometidos
le jugarán alguna otra faena. Si el lector se deja caer a una mezcla de estímulos entre los esfuerzos de los maes-
por unos grandes almacenes, encontrará un rótulo bien tros progresistas por una enseñanza menos memorística,
caligrafiado con las piezas que componen el uniform.e represiva y abstracta, y la vigencia de prácticas paleosádi-
de tal o cual colegio particular. Se trata de UDa broma cas: el sistema no garantiza que el niño o la niña tenga
adicional a los más crédulos de los padres de cIase tra- siempre maestros igualmente comprensivos. Impresiona
bajadora . Durante aüos se ha pensado, por puro mime- saber que en el mismo centro puede impartirse simul-
tismo social, que los colegios de órdenes reHgiosas eran táneamente una enseñanza permisiva y el autoritarismo
mejores que los estatales o que las academias privadas . más tradicional. A ]a incoherencia del medio escolar se
Como a los colegios religiosos iba «gente mejor», no deja- añade la dificultad de una estrategia liberadora . Movili-
ba de tener su lógica la afínnación. Y como las academias zarse contra el director carca o contra el profesor de c<X»
privadas eran montadas por gente de probada ortodoxia es tan fácil y parcial como difícil y parci al es el esfuerzo
ideológica y probable capacidad superior a la de monjas del profesor ' «y» por tratar a los alumnos de otra manera,
70 7]
* *
no sent.
no se toca.
carga y no
comarca de
72
75
ción de carencia que la de ~ . . . .::n.-,u.'-' que no tiene veITU~
gas o que tiene o el
color. tiene ese
se convierte
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nina.
Ya tenemos a las
76
la .;)'-'.l'I.U.<4.LlYQ,I.,J porque no para o por-
razón- no va a empezar una
años ...
y no entrar en
masturbación es el «vicio
en muchos casos
como un acto de cortesía la
nataría de un coito o
.. Pero y cada una de estas
o mutilación tienen en común recortar la
.,.."'·........... '::>C1Ar'!
de
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*
La **
no soy nllf"'n"O'
** Por
no lo son las 1TI1~rr'1I1:~~
y son buenas de
(luego infantil de
escrito de «Vida
83
as-
se
tiene tres
matiz
y otro
que
84
85
apaga. El señor Y inicia una relación extrama .
pareja en estos últimos tiempos. La :rp.utila,ciqn de l~&
que terminará justificando ante sí mismo pensando ciones afectivas que no encajan en el esquema -nf;gq".
únicamente el deseo sexual le llevó a «meterse en el lí ción del con tenido sexual en las relaciones familiares y
porque evidentemente -y, por supuesto, a diferencia ~rnjstosasJ tendencia a reducir a pura sexualidad IFl$ r~hi~
la mujer- se le perdonará más fácilmente la histo ciones con contenido sexual explícito no identfficables
cuanto más reniegue de la afectividad que haya pues . o enamoramiento- está dirigiqa a proteger ~l ma,trl"
en ella. monio, la institución a la qu~ la sociedad encargg fu.n~
Este esquematismo de la afectividad viene reforza dones reproductoras y de control r~ciproco. Por Sl1p1.l~stQ
por otros dos factores, claramente social uno y s " ql.le existe también un aspecto optimista de toda e$tCl
mente redefinido el otro. El primero es el reparto desigu r~ducción: la mitificación del número dos como fórmulq
de la afectividad y la sexualidad entre hombres y muj ):nágica y única de felicidad. Al límite, una persona, «110r-
La mujer está socialmente condicionada a no eniC011tran~e Jp.ab de esta sociedad que consigue ser feliz sin, par~ja,
realizada si no es por el amor y únicamente por él. Q en otro tipo de relación, no podría serlo porQlle nQ
hombre está marcado por una extraña consideración ,tiene pareja. Es decir, porque si ~s (~nonnah habrá i:qte:-
afecto como una pérdida de su autocontrol, supuesta dorizado que solamente s~ :p1+ede §~r feliz ~On llpa ímica,
taleza, etc., al tiempo que sobrestimulado hacia una sona a la ql1e querer y por la que ser querido. Eviden-
tica sexual que en cualquier caso es estrictamente . temente, ésta sería una sitq.aciÓn lúnjte, y afortuna,dF!;-
y total o parcialmente agresiva. La sociedad tiene el s mente es una exageración. Pero el lector puede pr~g4:q
dente humor negro involuntario para definir eso c , cuántos cuentos, peIícula~ O Ifovdas conoc~ dond~
complementaríedad o como amable guerra de sexos, q describan situaciones felices (:lue no sean de parej~:
haría la vida menos aburrida de lo que sería si no exi recordar la primera vez que de pequeña alguien le cUjo!
tiera. ;p~:nsanlaC)lO la broma más adecuq4a, pa,fa, Ul1a niñ q, «si y~
Una aproximación al lío afectivo del personal deb tenia novio».
tener en cuenta otro factor, el que hemos anunciado Toq~s estas puñetas están presentes en las :p.ri:rne:r~~
redefinido socialmente: el de la seguridad. Por lo que se aproximaciones entre hombre~ y muj~res, nipos y niií qs 1
todas las personas somos altamente inseguras en al ~dolescentes y adolescentas. ~l oscllrecimiento. de IA~ r~l~
sentido, y por lo que sea sólo obtenemos esa . ciones eróticas, amistosas, ~tc., :r~~ponde tanto a 1[1 e.vi-
mediante alguna oscura fórmula de relación con las . dencia traumática de lB ~exuftHp-~~ <;:omo al bloqueo de
sanas. Cuanto más escapa esta seguridad al conjunto i~ 'afectividad: La r-epresión sexual actúa aq-qÍ COffi9 p;:¡.n-
la vida social y más se fija en torno de la vida de talla. El problema, en este se~tidQ, no es ~ólo el d~ {(ll~?r»
persona, ya sea ésta siempre la misma o una sucesión sino el de qué diablos se ha~e cuando se ha, liga,p.Q. Evi-
ellas más vulnerable resulta la persona. dentemente, que no haya manerFl d~ ligar evita al personal
En el origen de todo este despropósito se encuen la molestia de descubrir el segundo probl~nHl.
probablemente la misma condición desvalida de la c
tura humana, pero en su estancamiento y reforzamien .
se encuentra la carga que la sociedad pone en el matn~ '
monio reproductor más o menos astutamente disfrazad
86 87
Nueve
92
93
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Es
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**
99
paro
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En estas cuestiones se
de la socialmente ~TY'I ........ ,::",-".,..,
99
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zación.
estos
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yo
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gorra)}, y que
104
lOS
no es una
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Arena] de
donde festejan
(Canción de las comarcas
tre varones.
Pocas instituciones
incluso levemente Cl.ua.lJ.L.t:..I. ... ,Q..;;J,
renda existente entre
y su
rácter no
el ~,,~,. . ., r.
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locos
110
111
y se- iba
querer con
para que-
por
tiem-
y en el matrimonio como
el matrimonio por
12
113
2
casarse pueda encontrar piso rápidamente, o que las pare- el matrimonio. Continúa habiendo una demanda . 1
. 'd parCJa -
jas que quieren vivir juntos, encuentren pisos pequeños, roen t e au t orrepnrnI a de la gente hacia la' t't . }'
oferta abundante de pisos para alquilar o casas que no ,/ d l ' lns 1 UClona 1-
zaClon e as relacIOnes que sobrepasan
. d ya sea en re-
J
f
respondan estrictamente al modelo de piso para cuatro CuenCla e contacto a en cualquier otra me d'd 1
o cinco personas, que curiosamente es el que se compra
' / . -
1aClOD amIstosa acampanada de relación sexu 11 a,1 a re~
solamente para dos, · H a . ({ r con»
«5a1Ir CaD», ay un miedo a los nombres J
114
115
se
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1
conservado este escnto obviamente antes del
estaD·JleclJllIeni~odel divorcio en (N. del T.)
120 121
.;:,.~ .. .
mucho. La facilidad relativa del divorcio refuerza la "·'· por los vecinos, y además lo han hecho sin aceptar di-
bilidad de ese tipo de matrimonio cargado de expe nero de los padres.
vas desmesuradas siempre insatisfechas. Se mantiene Sería entonces necesario investigar si el matrimonio
gran fe en la institución roa trimonial, que puede incluso cuando los contrayentes no creen en él como sa~
a cambiar de persona pero nunca de fórmula de co cramento ni como insti tudón, constituye algún tipo de
vivencia y organización afectiva. De hecho, la montaje consciente o inconscienten1ente satisfactorio.
lo refuerza. Cuando Pep y Empariues o Bab y Mag . Pienso que si. Las funciones emocionales del matrimo-
se casan, aunque piensen que apuestan por su cónyuge,1· nio todavía no han sido reconocidas. Y si eso no ha sido
por lo que apuestan de verdad es por el matrimanio'~ reconocido y analizado, se debe al simplismo o al oportu-
Importa más que los cuatro sigan casados que con quiéJ;ij nismo de los partidos de izquierda sobre el tema de la
lo estén. ' ': sexualidad y la familia. La crítica superficial a la familia
Pues bien, mucha gente se casa porque eso es «na como estructura represiva impuesta desde arriba, sin
ral» o porque piensa que la pareja institucionalizada, c examinar las propias necesidades. de seguridad de las per-
o sin divorcio, proporciona ayuda y seguridad. Todo es . . sonas, ha favorecido la permanencia misma. de la fami-
funciona a nivel de las personas que no consideraríam . ·lia, cues.tionada de forma tan aparatosa como banal. En
particularmente críticas, que quizá hoy no leerían a la práctica, al militante de izquerda, al «progre» en ge-
fael Pérez y Pérez pero que aceptarían la misma di neral, se le ha permitido pensar que el matrimonio era
mica de las relaciones personales en forma de fotonpJ una institución represiva, que él o ella «pasaba» mucho
vela semi erótica, o, por poner un ejemplo más horuolo-. · .de eso y que precisamente por ello podía casarse tran-
gable internacionalmente, se indentificarían con «Love.:' quilamente, ya que no se lo créía. Esta ignorancia «pro-
Story» o con las películas de Lelouch. Ahora bien, ¿por ' gre» se aproximaba a otra más tradicional, la de los
qué se casan las personas que se d~rían d~ vanguar~i~.,f, mitos masculinos: que el varón no quiere casarse y la
las que se· vinculan políticamente a Ide.ologIas contr~na~; . .er sÍ, que el varón no necesita casarse, porque es más
a la familia, como socialistas, comunIstas, anarquIstas·; , de izquierda, mientras que la mujer estada menos prepa-
etcétera? rada, etc.
Hay que plantearse las funciones -inconscientes, DCUV : ¿ Cuál es la realidad emocional subyacen te? ¿Qué es
tas, soterradas, rechazadas- que tiene para el personal: . lo que hace que los «progres» se casen? Dicho de la
izquierdista y antimatrimonial la propia instítu~ión ma'- era más brutal posible: cabe afirmar que la gente
trimoniaL Las razones que dan son de dos tlpOS: la no se fía del otro. Todavía el macho «liberado» continúa
extremada senSibilidad de la salud, particularmente car-' 'teniendo dudas, si su relación no es ocasional, respecto
diovascular, de la madre (modalidad familiocéntrica-fi': ' de la mujer que no se comporta según las reglas impe-
lantrópica) o el hecho evidente de que los padres finan- ' tes. En la mujer, lógicamente, continúa pesando la
cian instalaciones matrimoniales pero no instaláciones no ideología del amor: que aun aceptando como deseable
matrimoniales (modalidad pragmática). Sin embargo, es- .: una realización en el terreno político, laboral y afectivo,
tas explicaciones fallan desde el momento en que cono- .· espera que alguna relación personal afectiva sea lo que
cernas personas que se han casado después de vivir jun- , dé 'sentido a su vida. Cuando hablemos de la even tuaI
tas, incluso siendo pareja contestataria ya reconocida separación, introduciremos la crítica a la concepción que
122 123
ve en el hombre el portador de una resistencia tradi- Trece
cional o progresista a la institución matrimonial. Por
ahora basta con decir~ salvajemente si se quiere, que la
gente que no cree en el matrimonio se casa porque tiene La sociedad de producción
miedo, no tanto a sentirse solo como a que toda la adap~
taCÍón que hay que hacer para tener una pareja se le contra el consumidor
venga abajo. Tiene miedo a sentirse defraudada si el otro
rompe la relación y se casa para asegurar una mayor du~
ración de la pareja, pues es más fácil romper una pareja
no casada que un matrimonio. La gente no reconoce que Ma mare no vol que em case
el precio de la pareja (más elevado cuanto menos banal perque no tinc saragiiells;
sea) es la renuncia a la vida individual, y que la renuncia a la sega de l'arros
a aficiones y proyectos personales conduce a un temor em faré quinze pareIls.
de quedar en la estacada si -se rompe la relación: es el
(Canr ó , sembla que de l'AlcOÜl) *
riesgo de modificarse o ser modificado por la otra per- J
124
BIBLiOTECA
INVf ~1 ¡.~ ::!~~l :S" _E~ U: '~~.I HS 1
127
pero no exclusivamente mediante la publicidad, a lo pre- ciedad que satisfacería las necesidades material '
viamente producido. I ta de las espirituales, que reforzaría un hedonismO'
Oficialmente no es de esa manera. En la imagen ideo- ta frente a la solidaridad; en definitiva, que satisfac:E~fi'Elr:r
lógica dominante, parece que toda la producción está en exceso las necesidades más animales y primaria's d~
atenta a lo gue pueda desear el protagonista. Hoy le pre- personas. Hay que matizar esto bastante. Si cada vei.'e:s
sentan un modelo de coche que ha tenido en cuenta su peor el aire que respiramos, comemos productos mends
deseo de un cenicero más al alcance de la mano, o de naturales o tenemos una casa más llena de trastos qU:~
llevar mejor instalado al canario de su suegra. Mañana no nos hacen papel alguno y a los que no llegamps'
le ofre~rán el aparato electrónico que permite sacar auto- a tomar afecto porque son presuntamente inferiores al
máticamente el cuerpo del caracol para que no se moles· modelo del año siguiente, entonces nuestras condicionés
te en chupar o en hurgar. Oficialmente también, los materiales de vida se están degradando y esta sociedad
productores, es decir, las empresas, son tan arriesgadas puede ser criticada no sólo en nombre de las necesida-
como tímidas sugeridoras de productos que se presentan des afectivas o espirituales de la persona sino también en
al mercado sometiéndose al inapelable voto del consumi- nombre de un saludable materialismo. Se puede criticar
dor. Como, sin asomo de vergüenza, expresaba un so- el uso que se hace de la capacidad productiva desde un
ciólogo del sistema, cada consumidor tendría tantos vo- hedonismo no cretino, que no confunda el placer con la
tos como pesetas, los cuales distribuiría ponderadamente satisfacción pasajera de comprar lo que hay que com-
entre los productos sometidos a su consideración, con- prar, de tener lo que todos tienen o lo que nadie tiene
denando así a la ruina a los' productores incapaces de sa- todavía, más que adquirir l? que queremos o lo que nos
tisfacerlo y haciendo la fortuna de los empresarios que gusta.
hubieran acertado sus deseos. La sociedad en que vivimos hoyes el producto de
La realidad, sin embargo, es muy distinta. El consu- la evolución del capitalismo. A menudo pasa desapercibi-
midor puede decidir entre un modelo de coche u otro, do el hecho de que en la primera fase del capitalismo '
pero no del todo entre tener o no tener coche; puede la revolución industrial permitió por vez primera la pro-
optar entre centenares de viviendas, pero todas con come- ducción de grandes cantidades de objetos estrictamen-
dor-salón; puede escoger entre dos o más modelos de te indispensables para la supervivencia. Hasta ese momen-
lavadora, pero no saber cuál se estropeará antes; puede to, las personas habían vívido sobre una doble escasez:
decidir entre una u otra marca de sopa preparada, pero una era la falta de dinero de las masas trabajadoras para
no saber exactamente qué componentes químicos tiene adquirir las cosas, y todavía sigue siendo así. La otra era
cada una y qué consecuencias tendrá sobre su organismo. la propia falta d~ objetos suficientes para todos. Cual-
La soberanía del consumidor es un mito. Es el derecho quier empresario en la primera etapa del capitalismo po-
a decidir en lo accesorio pero no en lo fundamental, el día ser evidentemente un explotador, pero era una per-
derecho a escoger una fonna de ser manipulado pero no sona que fabricaba «cosas necesarias». Su problema po-
a optar entre ser libre o manejado. día ser el de encontrar suficiente gente con la capacidad
Curiosamente, los críticos de esta «sociedad de pro- económica precisa para adquirirlas, pero no si esos ob-
ducción» le hacen una progaganda involuntaria. Bienin- jetos serían aceptados o rechazados por la gente.
tencionadamente, se critica esta sociedad como una so- A medida que la producción se incrementa y las ne-
128 129
cesidades elementales quedan potencialmente cubiertas, . Los productos fabricados por.lo~ .capitalistas' t~rt~;'~~
el hecho de que haya o no gente que carece de lo más , 'en principio una fuente de vIablhd.ad: la d~ se~.J?ró~
necesario es un problema de distribución, pero no de tos congruentes con la forma de .vl.d~ que Impóne el
producción. Nos aproximamos así a una situación que capitalismo. Es admirable la compatlbrI~dad del lavapla-
nunca ha existido pero que cabe imaginar para entender
lo que sucede hoy. Podemos pensar en una sociedad hi-
¡.tos con la casa-búnquer, o ~el auto-radIO, el coche y:'l~
" 'a municipal. Además seran reforzados por la pubhcl-
potética en la que se llegara un día a tener el nivel tec- , ~ con tal de asegurar en el m~n~mo tiemp? posible
nológico suficiente para cubrir las necesidades materiales , que lo que los capitalistas han dec~dIdo prodUCIr sea de-
elementales. Entonces, se convocaría a la población para .. do a posteriori por los consumIdores. La fuerte con-
decirle: ¿Qué hacemos ahora con nuestros recursos y con sea . 1 d' ,
"centración de recursos que reqUIere a pro u1cclon ca-
nuestra fuerza de trabajo adicionales? ¿Producimos lo , '. . ta no permite broma alguna respect~ a a acepta-
mismo y trabajamos menos? ¿Liberamos más gente del . , de la producción de la empresa, que Incluso puede
trabajo para hacer orfeones, circos, poesías, etc.? ¿Pro- Clan . . - E'
diversificar dentro de Su ngldez. La sen~)Ta nnqueta,
ducimos nuevos objetos más complejos y diversificados? ., ' vende pipas a la puerta de un colegIO, puede reor-
En este caso, ¿cuáles son vuestras preferencias? Esta si- que , h' 1" .
ganizar su empresa ofreciendo mas c ICh~SI? vlcheve~sal SI
tuación podía haber tenido lugar, pero no ha sido así. Ja- demanda se orienta más hacia l~s c . lC, es o ~Cl~ as
La decisión respecto de lo que había que continuar pro- ~". as pero las empresas que fabncan pISOS, o Incluso
duciendo cuando lo necesario ya estaba producido la to- -PblJ? l:s no pueden pasar tan fácilmente de la produc-
marOn por su cuenta los capitalistas, es decir, los que c le e , . d 1 f b .
' ~iÓn de inmuebles a la de preservatIvos, o e a a TI-
tienen la propiedad sobre los medios de producción. Lo cación de cbiclés a la de caramelos sala~os. dEn una ~o
más divertido, o 10 más irritante, del asunto es que ni dedad donde la producción todavía reqUIere e poca In-
siquiera se reunieron entre ellos para tomar tal decisión. - ' . , es posible que el productor
La propia dinámica del sistema capitalista ha conducido ,verSlon, d se. 1adapte al consu-d
, " "d pero en una sociedad in ustna concentra a y
a que la producción no se haya cuestionado nunca, que mI or, '
centralizada es el consumidor e1 que h a b ra'd e a d ap tarse
hacer más objetos cada vez háya sido una consigna «na- a la producción, a menos que una. asamblea de :-epresen-
tura!», o que diferericiar los modelos de sus productos tantes de consumidores tome prevlamente la deClSIon re~
-siempre dentro de pautas igualmente no cuestionadas- pecto de lo que hay que producir y adopte el comprorru-
no se haya puesto jamás en discusión. De ahí que la pro-
ducción presente una gran apáriencia de diversidad pero
so de consumirlo. . . 1
" ' Vista por sus críticos, la p~bl~cIdad es entonces e
siempre dentro del mismo esquema: es bueno producir mecanismo que adapta a postenorz. el cOl,:sumo a la pro-
más objetos, estos son individuales o familiares pero nun- . , y es probable que eso suponga Interpretar que
ca colectivos, quizá sean útiles, pero si,empre en la me- dUCCIon, d L t' , obs
1 ublicídad crea falsas necesida es. a cues Ion, no -
dida en que se ajusten a unos problemas y a unas formas ' t~~e es un poco diferente. La publicidad tiene, de un
de solución compatíbles con el mantenimiento de una so- lado, 'menos poder del que se le atribuye, y, de ?tro, af~cta
ciedad al mismo tiempo individualista y gregaria, compe- , a cuestiones más íntimas, por lo que es :nas tem:ble.
titiva y confonnista, superficialmente igualitaria y en. el Cuando nuestro o nuestra protagonista. se SIente estur;,:-
fondo conservadora de las diferencias sociales. ' . lado a adquirir una determinada camIsa o un cosmetI-
130 131
que no sea la ma-
camisa
no se a
misma y no en
po que una mayor ,",",k"5~~.L.L"'J"''''''
mación a otras personas.
Los el{!m"Dlc)s ~,....,..~.'"' . . .
132 133
casa: el objeto más caro
·amás comprado
137
o que se hagan acompañar de otra persona para com- to ~e va empobre.ciendo el medio urbano. Las ·.v iejas'·
prar un vestido. raCIOnes proletarIas de lIe~ar un día a la , expropia-
Las variaciones entre las casas no son muy grandes. ón de los poderosos, se devaluan. La envidia 'se va .con:'
Una casa es un espacio organizado alrededor de una ha- . do en una prueba de falta de imaginación más' que
bitación grande en la que se tiene la pretensión de q~e un pecado. ."
se hagan las comidas, se vea la televisión, se estudie y No importa cómo se proponga vivir la persona lecto-
se haga calceta, en una parodia de unidad familiar re- sola, con otra persona sin compartir la cama, con
ducida a la presencia física presidida por el televisor. . otra persona con la que proyecta compartirla, con dos
y que nada se estropee, por si vienen visitas. Hay una tres, cuatro, cinco o diez adultos, con alguna o alguna~
cocina y uno o dos baños, una habitación grande donde nas ,y un detenrunado o indeterminado número de
se instala el dormitorio del matrimonio y dos o tres ha- s ... Da lo mismo: tendrá que adquirir un piso de ca-
bitaciones más pequeñas, donde sin demasiada raciona- sticas únicas, rígidas. Solamente las viviendas an-
lidad se colocarán a los hijos según vayan viniendo. Even- 'tiguas y unas pocas de las nuevas, planteadas ya como un
tualmen te, hay una pequeña salita de estar con un sofá- .lujo, ofrecerán posibilidades diferentes. La familia nu-
cama para los posibles invitados y visitas de cumplido. clear -padres y dos, tres, cuatro hijos como máximo-
Consideremos, por ejemplo, la escasa lógica de destinar consagrada arquitectónicamente cada día. La arquitec-
a los hijos una habitación más pequeña, cuando si fuera es hoy una tecnología del sacramento del matrimo-
más grande podrían posiblemente organizar sus activi- . io que debería pagar tributo al Vaticano, o viceveTsa.
dades sin «invadir» el espacio de los adultos. . El lector o la lectora tampoco escogerá mucho entre
Este esquema se reproduce prácticamente siempre, : ,diversos pisos y en todo caso no será fácil que hayan
2
pese a que pueda ocupar de 60 a 200 m. y pueda acom- ,oI1lMI!!lI" '~";'~~'~, basado su elección en criterios realmente importantes,
pañarse de la presencia o inexistencia de pasillo y de como no sea en el precio. La obsesión por la adquisición
fantasías trapezoidales en la configuración de las habita- de vivienda como parte de la realización personál ha de-
ciones según necesidades (del constructor), Las casas de terminado un mercado poco exigente. Ni siquiera la zona
los burgueses son más grandes y se encuentran en zonas :tiene mucha importancia. Sería divertido reconstruir el
distintas a las de los trabajadores, pero no se diferencian ':trayecto hecho por las personas desde donde intentaban
demasiado. El elevado coste del terreno en la ciudad hará 'comprar un piso hasta donde finalmente lo hicieron. Se
que, aunque los barrios burgueses estén mejor dotados, ,:acaba comprándolo porque tiene armarios empotrados,
no haya un medio excesivamente distinto entre el barrio alicatados hasta el techo en la cocina o cualquier otro
rico y el pobre, sino que ambos participan básicamente detalle relativamente secundario. El constTIlctor lo sabe
de un medio degradado, sobreedificado, de calles estre- y posiblemente cuidará más los pequeños índices super~
chas y donde es posible que el burgués tenga en su piso ficiales de lujo que la calidad de la construcción y la
tan poco sol como el proletario, aunque tendrá algún que ' racionalidad o polivalencia en la distribución del espa-
otro árbol y menos barro cuando llueve. Es ésta una . ,cio. Si es para ricos, el coste del solar estará próximo al
curiosa' democracia de la miseria. No propongo estas re- 80 % del valor total final del piso, y en consecuencia
flexiones con fines consolatorios para el pobre sino más poner los grifos del baño esmaltados en oro no encarece-
bien como una llamada de atención respecto de hasta qué rá mucho el producto pero dará la impresión de que
138 139
o
el señor X se compra una
140 141
ce
La xata merenguera
(vuit, nou, deu)
com' (que) és tan fina
(tri co, trico, tras)
com (que) és tan fina
(lairó, lairó, lairó, lairó, lajró)
es pinta eIs colorets
(vuit, nou, deu)
amb gasolina
(trico, trico, tras)
amb gasolina
(lairó, lairó, lairó, lairó, lairó)
145
El ihéricQ viaj a poco por el interior de la península, mente impresionante. Desde los tiempos · de los:·.gran-
p~se a. que haya Ido a América ~años treinta-cuarenta, y
triunfos europeos del Real Madrid estamos acostum:-
ano~ Clncuenta) por motivos obviamente diferentes-, o a
dos a comentar, con más o menos eficacia, que el fút-
Alemania y Francia en los sesenta. Pero el lector o lectora es un opio para las masas y que la gente va al- campo
chillarle al árbitro y desfogarse de que le griten
urban.os se desplaz;;ln abundantemente por su ciudad si
trabajan. La actual crisis de la energía obliga a conside- la oficina, la fábrica) o -en la visión machista pop~
su casa. Pero no hemos analizado igualmente todo lo
rar un hecho que había estado ahí desde hace años: la
irresp.onsabilidad con la que se ha di~puesto del espacio se proyecta alrededor del automóvil.
Especial interés tendría) por ejemplo, considerar las
organIzando la relación vivienda-trabaja-centros comer-
aciones hombre-mujer: la agresividad hacia la mujer
c~~l~s y Q~ diversión de forma que los desplazamientos
conduce mal, el menor orgullo de conductor en la
d,Ianos. ~e la població:n f.ueran m~sivQs y tan largos como
er que lo hace bien} la desmesurada y ostentosa ama-
SI se v~v~era en 1.1na QasIta campestre.
dad del varón reclamado para auxiliar a la mujer que
Viajamos. Ya hemqs ~puntado que los niños en cier-
tenido una avería en el motor, o las proyecciones eró-
tª ma:q~f'~. privilegiados por ir a un colegio oficialmente
masculinas en caso de auto-stop femenino. Desde
bueno q s~tuado ~n zonas con algún árbol viajan horas
violaciones sin más a las molestas proposiciones des-
y hpras ?l día {!n autobús. Los padres también viajan,
tas, una amplia gama de actitudes parecen dar la
y ~I1 Gll-4ntQ pued~n lo hacen en un vehículo privado. Es ·
a quienes han sugerido su carácter fálico.
aSl como. el atasco se ha convertido en algo cotidiano y el
La racionalidad del automovilista no es mayor que
~utomóv¡} en uno d.e los símbolos más claros de la ci-
del consumidor en general¡ y su lógica social es tan
viliza~iQp. capitaIist~. Se puede hablar horas y horas sobre
tiva como la de la segunda residencia. Un coche
lQ~ ~hver~Q~ aSJpcctos d~l automóvil, y ya hay quien lo
habitualmente con s610 una o dos personas, ex-
hÉ\oo, aunql,le nQ de forma analítica sino más bien ritual
to en los fines de semana. Un coche se desplaza rá-
y f~tichi~tq. El ~utomóvil es el instrumento de un posi-
mente por las autopistas, pero coincide exactamen-
bl~ pl~<;er por la. veloGidad, al margen del hecho de que
con el trayecto que haría mejor en tren. Un coche
se q~ie.r~ Q 110 ir a algún sitio. Es un signo de poder
un problema permanente de aparcamiento. Un ca-
~~QnóITlicQ -antes del 600, por el simple hecho de te-
es una fuente de demanda permanente de petróleo,
nerlo; a,hora habría que situar el prestigio según la mar-
que supone ya no s610 un problema de precio sino de
c~~. ~~ un medio imprescindible a veces para ligar e in-
. esaprovechamiento colectivo: está claro que el petróleo
cluso pa,ra reali?:ar luego modestas expansiones sexua-
ebería ser destinado a las aplicaciones químico-farma-
Jes. Es W1 objeto m~cánico que el obrero cuida y rruma
. cas para las que es indispensable, etc.
GO~O si fuera ~l sucedáneQ de una fábrica propia, etc.
Se me ocurre una pequeña broma ejemplificadora de
CaSl tQdQ el mund.o a~epta que le digan que mata a los ,
. cuestión: el señor Juan, obrero metalúrgico, gana en
enfermos ~j ~~ médico, que es un asno si se dedica a la
normal lo suficiente para mantener a su fami-:
enseñ~nza o qu~ COtnete faltas de ortografía siendo me-
a. La fábrica marcha bien y le proponen hacer horas
canógrafo, pero pocos -en particular los varones- acep-
tan que se les diga que conducen mal. La virtualidad del e;xtras. Se di'ce: «Haré horas extras y me compraré un
e.» Trabaja entonces cerca de mil horas extras pa:ra
automóvil para polarizar las relaciones sociales es verda-
147
146
comprarse el coche. Cada día va al trabajo en él, hacién- de la fábrica queda ya en-terreno urbanizabl~ y hará un
dose mala sangre y preocupado por llegar tarde, mientras buen negocio vendiéndolo a un constructor.
que co.n el autobús no habría de pensar que depende de No es ésta la ocasión de hacer el elogio o el proyecto
su habilidad o de su astucia para llegar tarde o a hora, detallado de una ampliación del transporte colectivo. El
y podría además leer el diario, hacer amistades o enterar- tema, no obstante, está ahí; sólo pretendo ahora recons-
se de la propuesta para el convenio. El patrón, no obstan- . truir el medio social en que se mueve la vida cotidiana
te, no le paga esa esforzada conducción. Los domingos del lector y la lectora.
saca a pasear en el coche a toda la familia, pero eso le En materia de transporte, si nuestra vida queda espa-
obliga a madrugar, cuando le apetecería reposar al menos cio-temporalmente convulsionada de muchas más formas.
el efecto suplementario de las horas extras. La excursión Consideremos que los aviones son cada vez más rápidos
al campo sólo le reporta el descubrimiento de que no exis- pero que se necesita más tiempo para ir de las ciudades
ten ya los lugares donde iba de pequeño o de los que a los aeropuertos, y tendremos una base importante para
ha oído decir que eran bonitos. Se oxigena un poco 'y se emprender una revisión de lo desquiciado de nuestra si-
relaja pese a que el atasco del regreso le pone nervioso tuación respecto al tiempo y el espacio.
y le hace respirar monóxido de carbono en abundancia. La cuestión del transporte, que podríamos resumir
Desesperado por no encontrar excursiones satisfactorias, diciendo que hoy se ha acortado mucho la distancia Va-
en lugar de vender el coche piensa en hacerse una casita . . . lencí a-Alican te o Madrid-París, pero muy poco o incluso
Ha encontrado un sitio que no está mal y piensa que ' así aumentado la distancia Valencia-Valencia o París-París,
tendrá un lugar donde ir cada domingo. Entonces firma . enlaza con otro problema relacionado con el espacio. El
un montón de letras por el terrenito y se compromete a .' lector o lectora conoce bastantes cosas, a través de los
hacer más horas en la empresa. Un día va con la familia telefilmes, sobre los problemas de orden público en Ca-
a ver el terreno y tiene un accidente. Es culpa suya, per- lifornia, las azafatas de las líneas aeronáuticas norteame-
fectamente explicable por toda una serie de problemas ricanas o sobre la gestación del Estado de Texas; pero
personales, pero el caso es que el coche queda hecho una ¿qué sabe sobre su entorno? ¿En qué medida puede ac-
mierda y sólo lo tiene asegurado contra daños a terceros. tuar sobre él, caso de que le llegara a interesar?
Continúa haciendo horas extras para terminar de pagar
el coche y empieza a pagar el terrenito, pese a que ya no
puede visitarlo porque ya no tiene coche. El lector o la
lectora puede constnrir historias más, o menos macabras.
Al fin y al cabo, el señor Juan no se ha matado ni le
quedó ningún hijo paralítico a causa del accidente. Los
lectores pueden considerar en general diversas situacio-
nes en liils que el uso del coche individual suple tan sólo
la falta de transportes colectivos o se hace en beneficio
de otro: de] patrono que ha ubicado la fábrica donde 10
ha hecho porque le venía bien y quizás proyecta llevárse-
la más lejos porque -tal y como había pensado-- el solar
148 149
mundo de «voyeurs))
a normas
que es noticia y de lo
que no 10 es, no debería ocultar que las cosas informa-
bIes se convierten en noticia y
que le
......"'.... .L~.'-'..., tiene una aermmaCJlOn vota cada cuatro
por No pena no 10 encuentra. Se casa, poco, una sola vez
da alguna a provocadas por en su y tiene un exabrupto fútil a la semana, pero
ciosidad o la falsedad manifiestas. Me parece más sólo dos o tres momentos de decisión a 10 lar-
reflexionar sobre el grado en que la información go de su Y, no se entera día a día de
Por un que pasa en el La prensa .LI.a.)..lH;~'-'.Q
más de corazón no oculta esta circunstancia
que pasa en nues- La señora Enriqueta compra y se
que estamos más entera bodas, nacimientos, separaciones de
de los acontecimientos de las personas «im- actores. Se posibilidad alguna de
portantes», a menudo irrelevantes, que de impedir que el o de que naufrague
el matrimonio La ln:[Ol~mlaC:l0n
sólo le para compensarle
como una sucesión
'-'J.J. ... '-'.LH..U.V.'-'
tipo de acción. Aunque compre las re-
acontecimientos impor- lo mismo le da un número atrasado
tantes no persona que lee detalladas noti- la boda fue «lucida»
En
154 155
156 157
·siete
162 163
al matrimonio. Cuando la hija de una obrera amiga mani~ o y la niña tienen el derecho a formarse una idea por
festó su voluntad de casarse a los diecisiete años sin í mismos de cómo es su padre y cómo es su madre sin
estar embarazada, recuerdo que la madre dijo textual~ ue se les fuerce a hacer de aliados de uno ti otro; tienen
mente, sin matiz irónico alguno: «Pobrecita} empezar a derecho a descubrir por sí mismos que su madre es
sufrir tan pr-onto.» Este derrotismo respecto de la vida gilípolla o que su pa~re es iInbécil, sin. ,que se lles hh.~ya
personal es compatible con el optimismo más exagerado. de prejuzgar la cuestIón. La preocupaClon por os 1JO$
Hay una versión maxirnalista-conservadora del mito del esconde, pues, muchas veces el miedo a la sociedad o el
amor romántico, muy vigente ahora en la sociedad espa~ .jpiedo a la libertad.
ñola: aquélla que toma de Hollywood, vía fotonovela, la La sociedad -presuntamente porque opta por la esta-
exaltación del «flechazo» y del matrimonio consiguiente, ' bilidad- siempre percibe al menos un. culpable .e~ la
proyectándolo hacia el conjunto de la vida de las perso- , ruptura de relaciones. No diré que no eXIsta culpablhda.d
nas mediante el supuesto de que ese «flechazo» es etemo. n las relaciones personales} incluso me atrevena a declf
Pesimismo tan desolador e ilusionismo tan desmesurado ~ue en la medida en que existe una dominación mascu-
resultan extraordinariamente complementarios. 'lina es bastante probable que se pueda ~~blar de ~na
Con este panorama social no es extraño que muchas bilidad objetiva del varón. Pero, atenclon, la posIble
parejas pasen por todo antes de separarse. El miedo a la wLu..tIJ'''~A·.''A· dad se produce independientemente de la ruptur~
libertad no es, pese a lo dicho anteriormente, un factor o nO de la relación. No se es inocente por querer contl~
menor. Hay que distinguir entre las razones por las que TIuarla ni culpable por haberle puesto fin.
muchos matrimonios piensan que no se separan y el por Volviendo a la cuestión básica, el problema es enton-
qué de no hacerlo realmente. La excusa-razón de los hijos ces por qué no se separa gente que en cierta forma nece-
es la más conocida, pese a que sean pocas las parejas "sitaría hacerlo. Aquí se evidencia nuevamente el pesO'. ~e
que se deshacen después) cuando los hij os están ya cre- estructura social sobre las personas en una dlreCClon
cidos. Sobre este punto se ha banalizado demasiado. Ni .' muy concreta: es posible que.el varón. n? quiera separarse
es cierto que los niños de padres separados vayan por porque el sistema le proporcIona pOSIbIlIdades de desp]a~
mal camino ni tampoco lo es que la separación no les : zar su frustración matrimonial, desde la doble moral
afecte. Pocas personas se han planteado que lo que pro~ :,' sexual al recurso de absorberse en el trabajo. La .mujer
bablemente necesitan los hijos sea simplemente hacer burguesa todavía puede salir no demasiado mal lIbrada
compatible la adhesión al padre con la adhesión a la -siempre que en el terreno afectivo ninguno se lleve el
madre. Una consideradón de los intereses de los hijo's «sofoco»-, pero la mujer obrera y pequeñ~burg~esa ~e
debería llevar no tanto a mantener o romper la unión ,encuentra con un condicionamiento de su persIstencla
matrimonial como a buscar la fórmula en la que la imagen matrimonial tan poco romántico como el de no tener
mutua del otro quede mejor parada y, por tanto, se para separarse, para vivir sola. ¿ Quién contrata,
transmita a los niños una mayor compatibilidad de los . ,.,.,,,·.,.,,,,, . . . to como fregona, a una mujer mayor de cuar~nta
afectos. Evidentemente, eso apunta más hacia la sepa- años? Entonces, la crisis personal -no sólo matnmo-
ración que al mantenimiento de matrimonios conflictivos, nial- que atraviesa la mujer reducida ,3 aten~er al ma-
pero exige algo más: la eliminación del concepto de cul- rido y a los hijos cuando éstos ya estan creCIdos, o. la
pabilidad y la búsqueda de la separación amistosa. El crisis matrimonial estricta de la mujer que no ha tenIdo
164 165 ,.
? conser~ado u,na profesión viable, se ahoga en la prop iocho
ImpotencIa socIalmente generada. Tal vez la sociedad
en esta situación una noble renuncia, una sublime digm
da~ muy conforme con la pasividad que espera de la , Generaciones, desagradecidos
mUJer. Pero supongo que la mujer, no.
', Y pleitos de familia
166
Nunca lo sabrán. LO's padres, que son unos desagra-
decidos, morirán sin enterarse del esfuerzo que sus hijos
han hecho para entenderlos. Si algún padre y algún hijo
. se entienden, habrían de ser explicados clínicamente, si
nO' exhibidos en un circo. El problema principal es que
los padres no tienen el más mínimo respeto por 10'5 hijos.
Como son padres únicos, se lo tienen muy creído.
Estas frases son boutades, si queréis, pero sólo hasta
cierto punto. Habría que reconocer de entrada y tranqui-
lamente todo lo que separa a los padres de los hijos para
comprender sus relaciones como algo normal. Si hay
alguna forma de entendimiento o acuerdo provisional,
ambos comienzan por constatar las bases objetivas de la
conflictividad.
Oyendo hablar a padres e hijos razonables que no se
entienden, se tiene la impresión de que aquí todo el mundo
tiene razón. Cuando los padres hacen inventario de los
sacrificios realizados, es muy probable que cuanto dicen
sea cierto. También lo es que los hijos no les han pedido
sacrificarse, o que al menos no han exigido precisamente
esos sacrificios. Cuando los padres se acercan a los hijos
para comprenderlos, hacerse amigos, hablar de tú a tú.
«de hombre a hombre» o «de mujer a mujer», lo más
probable es que consideren o al menos sospechen que el
comportamiento de los hijos no es el que ellos desearían.
169
No es extraño que en esos Cásos los hijos desconf' . pero cierta divulgación pedagógica ha creado
recelando que ,la aproximación amistosa no tiene en I:~ . en muchos padres un voluntarismo confuso que desem-
. fond~ otr?tcardacte:-, que el de prólogo a la reconvención ·boca en la auto-ocultación de la realidad de los hijos o
mora o In ro UCClOn a ,la represión. Cuando, por otra en la autoculpación.
part 7, los padres se quejan de que a los hijos todo I Para los hijos, la casa es un punto de partida, una
ha SIdo más fácil que a ellos, no es improbable que te~~ plataforma. Para los padres, la casa es una meta, un
gan razón, al menos en lo que hace referencia a las c refugio. ¿Cómo no habrían de tener conflictos?
t'o
I nes ma t ena' Ies . De to d as maneras, 'no es eso lo ues_ No pue d e esperarse que se entIen
. d an personas d e ge-
que
querían que los hijO os no sufrl'eran I ( II h b n'eraciones diferentes en un mundo donde la importancia
'd' J C dI" o que e os a ían
pa d eCI o. uan o os hIJOS se quejan de que los padr de esa diferencia es cada vez mayor. Un padre nacido
los toman por más pequeños de lo que son tienen razó~s en 1238 Y su hijo nacido treinta años después habrían
Los p,adres necesitan -ya hemos hablad~ de eso- I~ sido educados y socializados en dos sociedades muy pa-
r~laclOn protect?ra, paternal. ¿ Quiénes son aqui los dé, . recidas, porque el cambio de mentalidad, de división del
bIles, los pSlcologlcamente dependientes? t~abajo, de formas de vida producido en esos treinta años
Se tardará en llegar a una situación en la que los era muy pequeño. Un padre nacido en 1925 y su hijo
padres no esperen nada de los hijos y puedan Iirrtitarse a nacido en 1955, por el contrario, se han formado en so-
aceptarlos y quererlos sin convertirlos en instrumento de ciedades muy diferentes. Es bastante probable que el
O I?ara alg~. Por otra parte, los hijos deberían poder tener padre ignore los efectos de una sociedad que él mismo
mas segundad ~n ~I mundo exterior para superar la de- . ha contribuido a crear, y que es la que ha formado a su
p~ndencla economlca y afectiva respecto de los padres. hijo.
MIentras tanto, bastana con que los padres no viesen su Una pequeña anécdota servirá como ejemplo. El se- '
~racaso o su culpa en cada movirrtiento de los hijos que Giner trabaja en una agencia de publicidad y vuelve
Juzguen d~safortunado. Una saludable desculpabilización a casa contento porque se le ha ocurrido un slogan muy
es necesana para toda posible solución, y toda solución ingenioso para anunciar una marca de motocicletas: «No
no es más que una solución de comprorrtiso. espere más para tenerla.» Cuando llega, el hijo le pide
La impresionante cantidad de pésima .literatura desti, una moto y el señor Giner le monta una bronca en la que
n~.da a orier:tar a los padres sobre la educación de los las frases más repetidas giran en torno al tiempo que
hIJOS ha temdo el efecto de crear unas expectativas des- él mismo hubo de esperar para tener una moto, y cómo
mesuradas respecto de estas relaciones . Todo el mundo hay que ganarse estas cosas con el propio esfuerzo, advir-
se considera culpable o anómalo respecto de algo que es tiendo que una vida de gastos desaforados puede condu-
per:f'ectamente normal, en el sentido de que es mayori- cir a la catástrofe. ¿Es el señor Giner un cínico o .un
tano. No es cIerto que en otras épocas fuera mejor la·"';;¡iI==~t. ac,m,)! Probablemente, na. El señor Giner fue educado
relación entre padres e hijos: los hijos obedecían pero en una sociedad rural con una mentalidad ahorrativa y
no existía ninguna comunicación, y a menudo el respeto . ha sufrido las consecuencias de la postguerra. Se gana la
no era otra cosa más que rrtiedo. Las posibilidades de . . vida incitando al personal a gastar, pero personalmente
lIe~ar ~ u;:> auténtico entendimiento entre padres e hijos considera necesaria la virtud del ahorro, y hasta es posi-
estan lImItadas por la propia estructura social que las ble que cuanto más vacilante y proclive al consumismo
170 171
se sienta, más pretenderá salvar a su hijo de la tendencia ' d.e la b~ena voluntad o de los conocimientos pedagógicos,
a malgastar. Sin embargo, su hijo es ya el producto de SI consIderamos que el padre, y a veces la madre han
una socIedad en la que no consumir puede parecerse a no pasado el día trabajando de forma generalmente in's atis-
eXIstIr, e~ la que el no-cons umo de determinados produc_ factoria ' y han soportado dos o cuatro sesiones de trán-
tos adqUIere caracteres de m arginación, No quiero po- sito urbano, con atascos o trasbordos . En consecuencia
nerme melodramático con el ejemplo, pero lo que he cuando llegan a casa su estado de ánimo no es el más pr;
conta d~ co~o un sainet~, pued~ ser vivid o de forma muy picio para dedicarse a hacer de p sicólogo aficionado, Por
~ramálIca SI padre e hIJo estan respectivamente angus_ lo que respecta a la madre que se queda en casa, ya tiene
tIados, uno por el llliedo de no educar bien a su hijo, el con eso bastante frustración o limitación como para espe-
otro por no tener lo que «todos tienen» . , rar que además comprenda los problemas de los adoles-
Una diferencia t an fuerte por lo que respecta a las centes. Así que vuelvo a decir que los libros, artículos y
bases soc~ales que han configurado al padre y al hijo , conferencias sobre la educación de los hijos son de un
~ólo po?na ser salvada con una dosis de comprensión no ' optimismo y de un simplismo realmente tem erario: for-
ImproVIsada, no reducible a cuatro fórmulas leídas en man parte del boom de la familia como panacea afec-
un,a rev}sta o escucha?as, en la conferencia ,del colegio, tiva.
Ma~ alla de eso, la posIb lhda d de que padres e hijos sean, ' , Los padres no se han resignado a perder -si es que
am~gos, tal como proponen los enterados, está también alguna vez la tuvieron- la influencia consciente y posi-
lImItada estructuralmente, En primer lugar, por la des. tiva sobre sus hijos. Cuando no les gusta lo que éstos
proporción de poder económico , Consider e la persona hacen, se angustian, a menos que se decidan por la solu-
lectora sus propias dificu ltades para mantener una rela-' ción autoritaria, y esa angustia crea una nueva barrera
ción satisfactoria con amigos que tienen mucho más o ' entre padres e hijos,
mucho menos dinero que ella, la permanente vacilación ,"'!EI~' Los hijos, evidentemente, tampoco son santos, A me-
~ntre no parecer «gorrón» y no limitar al otro, entre no nudo se muestran intransigentes. Querrían que sus padres
Imponer gastos desmesura dos y no humillar invitando fueran modernos, progresistas o perfectos. Ignoran que
siempre. Entenderá entonces que la tentación paterna de en el fondo no es cierto que lo deseen, pues nada tan
hacer chantage a los hijos y la de los hijos de hacer cuatro abrumador como tener ocupado el horizonte, el campo
carantoñas o fingir adhesión para conseguir alguna cosa " donde manifestarse, por los propios padres (modernos,
especial, .~stán siempre presentes en la relación entre pa- progresistas o perfectos), Estaría bien que los hijos apren-
dres e hIJOS entorpeciendo todo compañerismo real. En- díeran a entender a los padrés, Pero, ¡ay! , esta sociedad
tre la forma benigna (<<si apruebas todo te compraré una: no organiza cursillos para hijos, es todavía lo suficiente-
moto ») y la más salvaje (<<si no te cortas esos pelos o no mente jerárquica como para no admitir, siqujera teórica-
haces otra vída, te echaré de casa») h ay, no es preciiso'~ mente, la posibilidad de que los menores puedan entender
decirlo, una diferencia de matiz y de calidad m"r,,, a los mayores. El niño, el joven, el hijo, y más todavía
1as dos situaciones expresan una misma estructura de! la niña, la joven, la hija, son pura carencia, puro déficit
poder. de facultades. Existen para que se manifieste la sabiduria
Por otra parte, la disponibilida d de los padres para de los mayores.
ser comprensivos con los hijos resulta escasa, al margen Podría haber escrito mucho antes simplemente que la
172 173
es una
convence más que a
los mismos
per *
caro.
cucumá,
sal fuera estás
....,"',«.......'" para sortear, Llutxent)
174
No es tan fácil volverse loco, como a primera vista
podría parecer visto el cúmulo el.e contradicciones que los
delos de vida socialmente imperantes comportan. Es
tener alguna anornaHa, encontrarse mal, hacer al-
cosa rara o no hacerla nunca, poner un énfasis des-
surado en algún tjpo de comportamiento, obsesionarse
algún aspecto de la problemática personal o colec-
a o ignorarlo completamente. Indicios de actividades
ersonale-~ desequilibradas podemos encontrarlos en casi
dos :nosotros, dicho sea sin ánimo de ofender. El pro-
. es que eso sea percibido como locura.
Si Ja persona lectora -cosa que no le deseo, aunque
sea más que por haber tenido la amabilidad de coro-
este libro- hace cosas raras pero coherentes con su
y status social, no será considerada como un loco y
s elle le sentará bien, porque la aceptación de que
rodeada su persona impedirá que se le desarrollen
s factore~ psicopatógenos. Así pues, si el lector o lec-
recela y d.esconfía de todo el mundo pero está dis-
a actUal' según esa desconfianza sin alarmarse, es
",V~>"'IJJL'-' no sólo que se le repute como ciudadano normal
, no que obtenga, además, un envidiable éxito en los nego-
. Si se imbuyE:. de extrañas fantasías por las que con-
, por ejemplo, que la Hidroeléctrica es Dios, cifra
do el objetivo de su vida en trabajar para ella y cum-
177
como
no lo
enlOiJUeCl!Cl.C)S-- para asegurarse su nor-
r •• ·.......... ·.,..~~ ... ~~.,~_.. están el .L.uu..UJ.I..-\Jllll'U
179
178
intenta que
campo para su manía.
que otros merezcan
181
unos
Una i un
van de .I.J.IvI~V""'J..
N
,í,
Nos encontramos en una SOlcaeaaa
y .I..I.\.L.......' .......... "" ....
186 187
nunca se casaron.
189
»)
La mare i pare
per el xÍc no,
mort criatura
que el món.
( *
**
no lloran al niño,
sin saber lo que es mundo.
**
empieza
(Canción
Una señora
persona lectora
cometeré
muerte. Matar
mo-
193
y para
por
que empezamos a cocinar comenzamos
o las maneras
mesa. O y con él austera so-
195
Con la exc;epClon
ocurre
de la
196 197
eso
enero 1980
L 11
2. a
19
3. 31
4.
41
5. 53
6. 63
7. 73
8. 81
9. 89
10. 97
11.
12. 117
13. contra el consu-
125
14. 135
15. 143
16. 151
17. 159
18.
167
19. 175
20. 183
21. «En 191
198
Estas "disputaciones sobre diversos aspectos de la vida
cotidiana" fueron escritas -dice el autor- a partir de su largo
aprendizaje como charlista de asociaciones de vecinos, clubs
cu lturales de aldea, aunque también de corte, colegios mayores,
asociaciones de amas de casa y otros tingladillos queanimaron
la vida cultural de las dos últimas décadas: un mundo cuyo rigor,
y no sólo buena voluntad, fue a menudo comparable asu
precariedad o su riesgo. Este libro, pues, no podría haber sido
escrito sin aquella charla sobre sexualidad en que milagrosamente
habia padres e hijos obreros militantes, o aquella otra en que
una señora osó "confesar" que había tomado la píldora, pero se
le hinchaban las piernas.
A lo largo de una serie de temas ordenados sobre la cronología
de las biografias individuales, se difunde y concentra aquí una
mirada lúcidamente extrañada a la presunta obviedad de lo
cotidiano. Lo sociológico se configura así como una actitud
antropológica. No es una perspectiva normativa a lo Agnes
Heller: la valoración de los hechos, inevitable o inexcusable, y la
propuesta, latente y patente, de cambio se desprende del
distanciamiento mismo del método; y del humor, a veces sólo
apuntado, de la forma de exposición. La comunicación pedagógica
se desprende asi, sin más, de la propia actitud crítica del autor,
que trata de' restituir al lector la capacidad socialmente amputada
de percib ir lo dado como no necesario, no natural.
Ubro pensado por su autor para ayudar a entender el mundo a
" los papás de sus amigos", o más en general a quienes habian
estado alejados del discurso progresista de los primeros setentas,
ha probado su utilidad como texto de lectura en las problemáticas
clases de bachillerato a las que acceden, más o me nos a
regañadientes, los adolescentes actuales. Seguramente porque
contribuye a reparar los esquematismos y malas abstracciones
de la ideología progre.
Josep-Vicent Marqués (Valencia, 1943), conocido en el ámbito
estatal fundamentalmente como ecologista, conferenciante sobre
relaciones personales y colaborador de El Viejo Topo, es desde
hace quince años profesor de sociologia. Además de abundantes
artículos en publicaciones de noble intenc ión y escasa fortuna
y actas de Congresos y Jornadas, ha publicado en castellano
Ecología y lucha de clases (Zero, 1978 y 1980) Y ¿Qué hace el
poder en tu cama? (El V iejo Topo, 1981 y 1981); y, en Ciltalán,
País Perplex (Prem i d'Assaig Joan Fuster, Tres i Quatre, 1974 '
y 1979) Y este No és natural (Premi d'Assaig Fontana Rosa,
'$
Prometeo , 1981). Ha terminado recientemente una tesis doctora l'
sobre el varón como construcción soc ial. ~. -