Las reformas educativas tuvieron un despegue desde la implementación de la Ley
Avellaneda en 1855, ley que negaba la autonomía de las universidades y buscaba dirigir el poder a las Academias. Con las revueltas que la UBA hizo en 1906 se logró demostrar que era posible una universidad en la que los profesores tuvieran participación y donde el poder no estuviera concentrado en los grupos vitalicios oligárquicos. De esta forma, en 1917 los grupos de estudiantes de la facultad de ciencias exactas, físicas y naturales de la Universidad de Córdoba empezaban con las protestas contra las modificaciones de las condiciones de asistencia a clases y además los grupos de estudiantes de medicina que protestaban por el cierre del internado del Hospital Nacional de Clínicas. Era el sentimiento de atraso y retraso de los alumnos de la Universidad de Córdoba lo que los impulsó a la revuelta. Ellos, frente a los ejemplos de modernidad y desarrollo que la Universidad de La Plata y la UBA representaban no podían sentirse tranquilos en el ambiente retrógrada que las academias imponían en sus facultades. Además, el ejemplo del presidente Roque Sáenz Peña con las políticas que interrumpían la sucesión de gobiernos conservadores liderados por el radicalismo de Hipólito Yrigoyen y la toma de poder de los proletarios en la Rusia zarista promovían una conciencia de liberación, renovación y progreso que los alumnos de la Universidad de Córdoba no podían ignorar. Una muestra clara de esta atención que tenían los estudiantes a la realidad exterior es la decadencia de los tradicionales clubes universitarios, los cuales fueron perdiendo importancia en la universidad. Principales actores de la reforma: Deodoro Roca: Importante ideólogo que influenció la reforma universitaria y la lideró con la creación del manifiesto Liminar. Defendía un pensamiento socialista revolucionario, una postura de cambio y rechazo al clero. Su reclamo principal era el cambiar el concepto de autoridad que reglaba en el organismo universitario, y que impere la conciencia de que la autoridad del maestro o director no puede estar fundada en dogmatismos irracionales, no puede tener su base en el alejamiento entre el estudiante y el licenciado. Debe ser una fuerza puramente basada en los principios de los estudios lo que le dé la altura y el poder al profesor, a la autoridad universitaria. Reclamó Roca en este manifiesto que la forma de pensar la jerarquización estaba totalmente viciada por el poder dogmático de los oligárquicos, y que los estudiantes no descansarían en paz hasta que haya un cambio. También reclamaba que los estudiantes fueran quienes escojan a sus maestros y directores, basándose en el principio de que el alumnado estaba limpio, que no estaba corrompido por la irracionalidad dogmática. Enrique Barros fue uno de los integrantes principales de la reforma del 18, pues lideró la toma de la Universidad de Córdoba, siendo presidente de la Federación Universitaria de Córdoba. Era parte del reclamo que Deodoro Roca lideraba, compartía la postura socialista y revolucionaria en pro de una universidad democráctica y autónoma. Logros: La reforma celebró el cumplimiento de las metas que tenía desde un inicio. Los estudiantes pudieron formar parte del gobierno universitario junto con los profesores y los egresados. Se logró realizar el cambio de profesores que se reclamaba, y además se implantó un plazo fijo a la docencia que solo se podría renovar a través del reconocimeinto a la eficiencia del profesor. La libre asistencia a clases, la implantación de cátedras libres que den libertad a los estudiantes de optar entre los cursos paralelos del profesor a los de la cátedra principal. 2) La universidad y el estado en los años del peronismo (1945-55) El gobierno peronista mantuvo siempre un pensamiento a favor de los trabajadores, y por ende, de su educación. Para ello, todo impulso a esta era parte de la agenda gubernamental, y evidencia de ello es la construcción de 8 mil escuelas en todo el gobierno peronista, una medida que no se había visto en toda la historia de la Argentina. Era pues, la educación, una preocupación para la conciencia peronista, que buscaba la independencia económica del país. Esto, según las políticas peronistas, se llevaría a cabo a través de una revalorización del obrero, lo cual impulsó la idea de preparar a este para cumplir efectivamente con su labor; educarlo y desarrollarlo en las capacidades necesarias sería una meta del estado para con los obreros. Parte de esta revalorización fue la resignificación de la educación tradicional, y una evidencia de tal obrar es la reducción del analfabetismo al 3% que el gobierno peronista tiene como uno de sus logros principales. Las reformas principales de este período peronista fueron la revalorización de la educación técnica como alternativa a la educación tradicional, una transformación muy importante fue el primer plan quinquenal, el cual buscaba la solidarización con aquellos que no tuvieran acceso a la educación universitaria. Este hecho es totalmente radical pues en el pasado la universidad era para aquellos que se podían dar el lujo, este hecho buscaba transformar la categoría en la que descansaba la universidad, que pase de lujo a derecho. Una serie de políticas educativas fueron moldeando la creación de la que es la mayor evidencia de conciencia educativa por parte del gobierno peronista. Estas representarían una transformación más de la manera en que se pensaba a la educación, serían parte importante de la revaloración y resignificación de la educación en la Argentina. Transformaciones en el sistema educativo universitario durante el gobierno peronista: Empezando con el impulso creador de un sistema educativo organizado y solidario con el trabajador, la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional se fundó en los tiempos proto-peronistas y a través de distintos decretos se fue moldeando esta institución, fue pionera en el desarrollo de la educación técnica, capacitando a sus estudiantes para trabajar y apoyar con el desarrollo del país. Era una total novedad el hecho de que la CNAOP diera uniformes, libros y todo tipo de instrumentos gratuitos a sus estudiantes, además de darle de almorzar a estos. Esta unidad educativa desarrollaba a los futuros obreros desde temprana edad (terminada la primaria) y los podía capacitar como escuela técnica para que salgan con un título de técnicos. Inspirado por el ambiente de cambio y renovación, fueron el diputado Ayala Torres y el director y vicedirector de la CNAOP Ingenieros Monteverde quienes redactaron la ley que establecía la creación de una nueva unidad educativa, esta vez una que apuntase al desarrollo técnico superior de los estudiantes. Esta fue fundada en 1952, y empezó un despliegue total en todo el país, desde Bahía Blanca hasta Córdoba, desde avellaneda hasta Buenos Aires. La universidad representaba una transformación más poderosa que la que ya había liderado la CNAOP, pues su construcción era directamente en beneficio del obrero nacional. Las carreras que daba la universidad eran otra novedad, pues eran todas pensadas para el obrero, las materias eran totalmente distintas a las pensadas por la universidad tradicional.