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Título: “Aquí todos cabemos”

Autora: Clara Pérez

5 personajes:

1. León: Rey del lugar quien toma las decisiones.


2. Tigre: ayudante del león, quien lo hace entrar en razón.
3. Águila: Integrante de la comunidad de animales.
4. Oso: Sentenciado a abandonar el lugar por decisión del león.
5. Abeja: Otra sentenciada por el león.

Ambientación: Un bosque.

Introducción: El león ha tomado una decisión y convoca al tigre para dársela a


conocer y pueda reunir a los animales que él ha decidido sacar del bosque.

León (Muy imponente, dirigiéndose al tigre): Te he llamado para que convoques a


algunos animales que por parecerme poco útiles a la comunidad animal, deben irse
del bosque.

Tigre (Algo sorprendido): ¿Sacarás animales del bosque? Todos los animales
tienen una utilidad ¿estos por qué se irán, y quiénes son?

León (Sin perder la prepotencia): Se irán porque yo lo decido, convoca al oso, la


abeja y el águila, no los quiero más en mi bosque.

El tigre aun sin estar de acuerdo sale a buscar a los animales, trayéndolos con él
a su vuelta.

Tigre: Aquí están los animales que me pediste traer, todavía no entiendo, pero ya
cumplí tu orden.

León (Con pose de rey): No tienes que entender, debes obedecer, para eso soy el
rey, las decisiones las tomo yo. Acomódense por ahí que debo hablar con ustedes.

Los animales se acomodan frente al león aun sin entender de qué se trata.
Oso (Algo fastidiado): Le agradezco sea breve, pronto debo comenzar a hibernar y
estoy preparando todo, estoy corto de tiempo.

León (Riendo irónicamente): Cuando yo termine de hablar no tendrás que seguir


arreglando nada para hibernar en mi bosque oso.

Águila (Sonriente): ¿Habrá mejoras? ¿Ahora los animales se ayudaran unos a


otros para que el oso pueda hibernar sin tener tanto trabajo antes? Esto si sería
una gran novedad.

Tigre (Tratando de mediar): Mantengan el silencio señores, el León tiene algo


importante que comunicarles. A ver León, cuéntale a los animales sobre tu
decisión.

El león se levanta y de pronto siente que todo le da vueltas, se recuesta del tigre
frotando sus ojos, trata de dar un paso pero sin poder evitarlo se desploma, el oso
rápidamente mete sus brazos para amortiguar la caída, llevándolo al suelo
lentamente evitando que se lastime.

Los animales algo alterados se ponen en movimiento, el águila alza vuelo


abandonando el lugar y la abeja hace lo mismo tomando otra dirección.

Tigre (Asombrado por la actitud de los animales): ¿A dónde van? Ayuden.

En poco tiempo el águila regresa con la mitad de un coco seco en su pico lleno de
agua, que lanza sobre el león para que despierte, el león comienza a reaccionar y
en ese momento llega la abeja, dando un poco de miel que había ido a buscar,
poniéndola en su hocico.

Abeja: Toma la miel para que suba tu presión, seguro es por eso que te
desmayaste.

El león reacciona quedando atónito al ver como todos los animales corrieron a
ayudarlo. Se incorpora y el tigre lo hala donde los demás no puedan escucharlos.

Tigre: ¿Dices que estos animales son inútiles? Gracias al oso no te golpeaste la
cabeza, el águila sin preguntas fue por el agua y la abeja te dio la miel para que te
recuperaras ¿aun así los vas a echar del bosque?

León (Recuperando su postura): Se exactamente lo que tengo que hacer, vamos


con ellos.
Ambos se dirigen de nuevo a donde los otros animales esperan y el león se coloca
frente a todos.

León: Señores los mande a llamar porque necesitaba decirles, que estoy muy
orgulloso de tenerlos en nuestra comunidad animal, me he dado cuenta que cada
animal es útil e imprescindible para la convivencia de este lugar, gracias por su
ayuda. Era todo lo que tenía que decir.

Los animales extrañados se alejan y el tigre mirando al león estrecha su mano.

Tigre: Eso es lo que hace un buen rey, te felicito.

FIN
Título: “El niño y el robot”
Autor: Manuel Martínez

4 personajes:

1. MIGUEL.- 10 años, niño alegre e introvertido. Está pasando el verano sólo sin
ningún amigo del colegio cerca.
2. RAMÓN.- 35 años, padre de Miguel, acaba de volver de un viaje de negocios de
Japón.
3. ZAIDA.- 33 años, madre de Miguel, intenta animar a su hijo durante el verano.
4. ROBOT.- Un robot de limpieza de hogar de aspecto infantil.

ACTO I

Casa de la familia Léndinez. El pequeño Miguel y su madre Zaida están sentados


en el salón de la casa, esperan a Ramón, el padre de familia.

Ramón entra en el salón con una caja de grandes dimensiones.

MIGUEL: ¡Papá!

Miguel se abalanza sobre los brazos de su padre, este deja la caja en el suelo y
coge a su hijo para abrazarlo.

RAMÓN: Sí que me has echado de menos.

ZAIDA: Hola cariño.

Zaida y Ramón se dan un beso.

RAMÓN: Mira Miguel he traído una cosa que está revolucionando Japón.

MIGUEL: Calma, calma. ¿Tú no querías un hermanito?

Zaida mira extrañada.

ZAIDA: ¿Qué has traído cariño?


RAMÓN: Ahora veréis.

Ramón abre la caja y de esta aparece la figura de un robot con la misma estatura
de un niño inmóvil. Ramón levanta la camiseta del niño, toca detrás de este cómo
si trasteara un teclado. El robot abre los ojos.

MIGUEL: ¿Es mi hermano?

RAMÓN (Deja soltar una carcajada): No, era una broma. Esto es un genio de la
limpieza como lo llaman en Japón.

Miguel y Zaida lo miran sorprendidos.

ZAIDA: Pero, ¿qué es?

RAMÓN: Es un robot de limpieza, que tiene una apariencia parecida a un niño.

MIGUEL: ¿Pero es un niño?

RAMÓN: Lo parece, pero está diseñado para limpiar, es como el hijo perfecto.

MIGUEL: Ehh. ¿Pero sabe hablar?

RAMÓN: Sí. (Refiriéndose al robot) Hola, saluda a tu familia.

El robot mira a Miguel y Zaida.

ROBOT: Saludos, familia.

ZAIDA: Yo no sé si me voy a acostumbrar a una cosa así, pero bueno.

RAMÓN: Bueno Miguel, ¿quieres enseñarle la casa?

MIGUEL: Sí, papá. (Refiriéndose al robot) Ven conmigo Robotin.

Miguel tiende la mano al robot, este la coge y salen juntos de la habitación.


ACTO II

Tres semanas después. En la cocina de la casa de Miguel. Zaida está fregando la


encimera, resopla cansada.

Miguel y el robot entran en la cocina corriendo y jugando.

ZAIDA: Si por lo menos no vais a ayudar a fregar no molestéis.

MIGUEL: Pero es que la casa es muy pequeña mamá.

ZAIDA: ¿Y por qué no os quedáis en la habitación?

Ramón entra en la habitación.

RAMÓN: Y porque no te quedas Miguel jugando en la habitación con la consola,


que tanto me insististe para que te comprara, y dejas al robot que se quede con
mamá limpiando.

MIGUEL: Pero es que Robotin es mi amigo, no puedo hacerle eso.

RAMÓN: Pero tú déjale que ayude a mamá, si a él no le importa.

MIGUEL: Claro que le importa, él es como yo no quiere limpiar, se lo pasa mejor


jugando conmigo.

RAMÓN: A ver Miguel, él no es cómo tú. Lo compré para que ayudara a tu madre
y así va a ser, después si eso puede jugar contigo.

MIGUEL (Gritando): Pero es que eso no es justo.

RAMÓN:Se acabó. (Dirigiéndose al robot) Recoge ahora mismo todo lo que hay en
la encimera y límpiala.

ROBOT: Ahora mismo.

Zaida sale de la cocina, el robot se pone a limpiar la encimera, coge la tostadora


que aún permanece enchufada. Miguel de puro cabreo le da una patada al cubo
de agua que está en la cocina, este sale despedido lanzando agua por todas parte
e impactando en el robot, un chispazo sale de este y el robot cae al suelo.

MIGUEL: ¡Noooo!, Robotin.

RAMÓN: Pero Miguel, ¿qué has hecho?

Zaida entra en la cocina alarmada.

ZAIDA: ¿Qué ha pasado?

RAMÓN: Nada, que ya no hay robot.

Miguel se marcha de la cocina llorando desconsoladamente.

ACTO III

Dormitorio de Miguel. Miguel acostado en la cama mira la ventana con el


semblante triste cuando Zaida asoma por el marco de la puerta.

ZAIDA:¿Se puede?

Miguel asiente con la cabeza.

ZAIDA: ¿Sigues sin ganas de comer?

Miguel asiente con la cabeza.

ZAIDA: Pues deberías bajar a comer. ¿Qué te tengo yo dicho?

MIGUEL: Que con el estómago lleno las cosas se ven mejor.

ZAIDA: Eso mismo. Entonces, ¿vienes a comer?

MIGUEL: No quiero, mami.

ZAIDA: Sigues así por lo del robot.


MIGUEL: (Con el rostro apenado) Sí. Era mi amigo.

ZAIDA: Ya Miguel, pero fue un accidente. Tu padre ha intentado arreglarlo y no


ha podido.

MIGUEL: Ya.

ZAIDA: Ya verás cómo pronto se acaba el verano, vuelves al colegio y te


encuentras con todos tus amigos.

Ramón aparece en la habitación, se queda en el marco de la puerta

RAMÓN: ¿Todavía sigues triste campeón?

Miguel asiente con la cabeza.

RAMÓN: Ya lo siento chico. Pero es que con carísimos y no puedo permitirme


comprar otro.

MIGUEL: Yo no quería otro, yo lo quería a él.

RAMÓN: Por lo menos ahora, espero que la próxima vez que te digamos algo nos
hagas caso y no te pongas a darle patadas a las cosas.

Miguel con el semblante triste asiente.

RAMÓN: Entonces si te decimos que bajes a comer. ¿Bajas?

MIGUEL: Sí.

RAMÓN: Estupendo, así puedes ayudar a llegar al comedor al Robot.

Ramón se aparta y detrás de él está la figura del robot. Miguel sale corriendo a
abrazarlo.

FIN

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