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BREVE HISTORIA DE LA GRECIA ANTIGUA. CONTINUACIÓN.

5. La etapa Clásica ( siglosV-IV)


Es el momento cumbre de la civilización griega. Nos centraremos en las dos ciudades-estado
más significativas (y antagónicas) de este momento: Esparta y Atenas haciendo referencia a los tiempos
anteriores a los siglos citados.
A) Esparta
Esparta, mal llamada Lacedemonia o Laconia y situada al sureste del Peloponeso, se
caracterizaba por un fuerte militarismo que condicionaba su organización social y política, de ahí que
uno de sus lemas fuera «regresa con tu escudo o sobre él». Los restos arqueológicos de ella son
escasos y pobres.
Hasta el siglo VI a. C estuvo abierta al comercio y a las influencias exteriores, e incluso
participaba con sus poetas Tirteo y Alcmán en el gran movimiento literario de la época Arcaica. Pero
luego se cerró sobre sí misma.
Parece que las causas hay que buscarlas en su peculiar manera de solucionar su stenojoia (su
«falta de tierras») ante el aumento demográfico. En vez de fundar colonias, conquistó la vecina
Mesenia, región agrícola y ganadera de cierta importancia. Dominar por la fuerza, y siendo minoría,
amplios territorios implicaba poseer una férrea disciplina y una fuerte organización estatal
militarizada.
Se atribuye a Licurgo (IX a.C), personaje mítico para algunos, la creación de las instituciones y
organización espartanas. El proceso, sin embargo debió durar siglos.
Esparta no tuvo nunca una ciudad en el plano urbanístico. La componían cinco aldeas con san-
tuarios y lugares de reunión comunes. Carecía de murallas: «nuestras murallas son nuestros
pechos». El estado era dueño de todo y tenía un carácter comunal del que se beneficiaban
principalmente los espartiatas, trataba de evitar las desigualdades en el reparto de la riqueza y era el
dueño de la tierra, que repartía en kleroi o lotes trabajados por hilotas para el mantenimiento de los
ciudadanos. No tenían moneda de plata o bronce como las otras ciudades, sólo piezas de hierro que
hacían imposible la acumulación de riqueza.
ESTRUCTURA SOCIAL.
1) El grupo dominante era el de los espartiatas, ciudadanos de pleno derecho, aunque
también con obligaciones muy duras. Si el niño nacía débil, era «expuesto» en el vecino monte Taigeto,
donde se le dejaba morir. Los sanos permanecían en su casa hasta los siete años. Luego el estado se
hacía cargo de ellos para educarlos con una clara orientación guerrera. Aprendían a leer y escribir, algo
de danza y música, y una férrea disciplina. A los doce años debían procurarse parte de su sustento
robando comida. Se les castigaba si eran sorprendidos minetras robaban y se les sometía anualmente a
la prueba de azotes con látigo, en la que vencía quien más resistiese sin quejarse. A los veinte
ingresaban oficialmente en el ejército y a los treinta accedían a la ciudadanía. Seguían en servicio hasta
los sesenta. A partir de entonces se les consideraba desligados de sus obligaciones militares. Les
estaban prohibidos el trabajo manual y el comercio. En los ejercicios gimnásticos participaban también
las muchachas, cosa insólita en Grecia.
2) Los periecos («los de alrededor»)carecían de ciudadanía pero gozaban de ciertos derechos,
como tener una organización autónoma, recibir un lote de tierra y formar parte del ejército en tiempos
de guerra. Se encargaban del comercio y de las tareas artesanales.
3) los hilotas eran numerosos y reducidos a un estado de semi-esclavitud y a un trato brutal. La
mayoría eran mesenios y trabajaban los lotes de tierra de los espartiatas en muy duras condiciones,
recibiendo una pequeña parte del producto. Para evitar sublevaciones y tenerlos sujetos por el terror,
anualmente se organizaban las criptias, «cacerías» por parte de los espartiatas de los hilotas
peligrosos.
ESTRUCTURA DEL ESTADO.
El estado estaba organizado de la siguiente manera: había dos reyes hereditarios, con
poderes muy limitados, cinco eforos( elegidos uno por cada aldea anualmente), que inspeccionaban el
cumplimiento de las leyes y de las costumbres de todos, una asamblea o Apella, de carárter
consultivo, constituida por todos los espartiatas mayores de edad y por último, la gerusía o consejo

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(de ancianos), formada por los dos reyes y veintiocho espartiatas mayores de sesenta años. Era la
encargada de preparar las propuestas que iban a ser sometidas a la asamblea y de los asuntos
judiciales.

B) Atenas.
1) Los primeros tiempos del estado ateniense.
Atenas sitúada en el Atica, era una de las regiones más desfavorecidas de la Grecia continental a
causa de su suelo rocoso y pobre que apenas permitía agricultura. En los primeros siglos de su
historia sólo destacó en el conjunto de las poleis contemporáneas por su actividad en el trabajo de la
cerámica. Sin embargo, su papel fue muy importante en los siglos V y IV debido a sus instituciones
políticas, al gran momento económico y sobre todo literario y artístico. A pesar de esto, se mitificó
excesivamente, sobre todo en el siglo XIX.
Se sabe que en la Acrópolis hubo un asentamiento micénico. Para los siglos siguientes las
noticias están casi todas rodeadas de leyendas. Conoció un sistema de gobierno monárquico
sustituido en el siglo VII, por un régimen de tipo aristocrático hecho a la medida de los eupátridas o
nobles terratenientes que, a través del Areópago, organismo superior al que pertenecían, elegian a los
arcóntes o supremos magistrados.Los demiurgos (pequeños campesinos libres, artesanos y
comerciantes), y los georgoi (trabajadores del campo), ambos ciudadanos, estaban supeditados a ellos.
Los esclavos carecían de derechos.
Parece ser que los latifundios eran cada vez mayores, en perjuicio de los pequeños
agricultores, obligados en años de malas cosechas a pedir préstamos, que a veces no lograban
devolver. Esto les llevaba a la esclavitud y a perder sus tierras. A este problema se sumó el deseo de los
comerciantes y los artesanos de participar en el gobierno de la ciudad, aunque sólo fuera pra
defender sus intereses, tan contrapuestos en tantos puntos a los de los terratenientes.
En el año 621 a.C. el arconte Dracón redactó por primera vez un código de leyes, hasta entonces
no escritas y sujetas a la interpretación exclusiva de los eupátridas. Tenía este codigo ciertos rasgos
de modernidad para la época: por ejemplo, a partir de entonces se hizo responsable de un asesinato
al que lo hubiere cometido y no a toda su familia, y se comenzó a distinguir entre crimen fortuito y
premeditado.
En 594 a.C., se encargó al arconte Solón la elaboración de un nuevo código, con medidas de
mayor alcance: abolición de las deudas de los pequeños agricultores y prohibición de que bajo
cualquier concepto un ciudadano pueda caer en la esclavitud por este motivo. Tomó también
medidas económicas que coincidieron con la aparición de la moneda acuñada. Las más notables
fueron la protección del cultivo del olivo y la vid y la prohibición de exportar trigo.
Lo que dio más fama a Solón entre sus contemporáneos fue la división de los ciudadanos en
cuatro grupos según la riqueza de cada uno (expresada en medimnos o medidas de trigo), en vez de
por pertenecer o no a la nobleza. La pertenencia a uno u otro grupo servía también para la
organización militar (los del primero serían los mandos, los del segundo la caballería, los del tercero
la infantería pesada, y los del cuarto la infantería ligera y los marineros). Sólo podían ser arcontes los
miembros de los tres primeros grupos. La creación de la Boulé o consejo de cuatrocientos
miembros significó la participación directa de un buen número de ciudadanos en los asuntos públicos.
Solón fue también un celebrado poeta de la época.
Tras él se desarrolló una etapa de anarquía y fueron desarollándose tres tendencias
enfrentadas: la de los paralios o habitantes de la costa (básicamente comerciantes y navieros), la de
los pedieos o habitantes de la llanura (feudo de los nobles), y la de los diacrios o habitantes de la
montaña (la parte más pobre del Atica). Apoyándose en estos últimos, Pisístrato instauró la tiranía en
547 a.C.
2. De la tiranía a la democracia
La tiranía de Pisístrato consolidó las instituciones existentes y allanó el camino hacia la
democracia. No suprimió la obra de Solón (sólo se preocupó de que los principales cargos los ocuparan
simpatizantes suyos). Aumentó la producción vinícola y sobre todo oleícola, e hizo que se
incrementara el comercio. Fue benévolo con sus enemigos y protegió a los más pobres,

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especialmente a los campesinos. Con la idea de luchar contra el paro llevó a cabo una interesante
política de obras públicas, que se concretó especialmente en la construcción de un templo de Atenea
(el primitivo Partenón). Apoyó la religión y el arte con la institución de las fiestas Panateneas y las
grandes Dionisiacas. Según la tradición, en estas últimas, en 535, Tespis representó la primera tragedia
teatral de la historia griega. También hizo Pisístrato realizar por escrito la forma definitiva de La Ilíada y
La Odisea, transmitidas oralmente hasta entonces.
A su muerte en el 528 a.C., le sucedieron sus hijos Hipias e Hiparco. Este fue asesinado y su
hermano, impopular por su radicalización, marchó al exilio en el 510 y la tiranía fue abolida. Más
tarde, Clístenes fue elegido arconte y realizó una serie de reformas que prácticamente
significaron la instauración de la democracia. Estas consistían 1) en la creación de diez nuevas
tribus con carácter territorial frente a las cuatro tradicionales que se basaban en lazos de sangre y
parentesco, 2) de una nueva Boulé, que ahora tenía quinientos miembros y que se convirtió en el
órgano más importante al preparar las sesiones de la Ecclesia o asamblea (a ambas podían pertenecer
todos los ciudadanos), 3) en la instauración de la ísonomia, es decir, la igualdad de todos los ciu-
dadanos ante la ley ,4) en la implantación del ostracismo.
LAS GUERRAS MÉDICAS
Las ciudades helenas de la costa de Asia Menor vieron crecer a sus espaldas el
imperio persa, que conquistó algunas de ellas y se fue anexionando los estados vecinos. Hacia el año
500 a.C. comienzan las sublevaciones de esas ciudades contra los invasores, que arrasaron
Mileto en 494 a.C. y prepararon una gran expedición contra Grecia continental y las islas. La
primera fracasó al naufragar la escuadra, pero en 490 a.C. una mixta tierra-mar desembarcó en la isla
de Eubea.
Casi todas las ciudades griegas formaron un frente común contra el ejército persa, que
desembarcó en el norte del Atica, donde se enfrentó, en Maratón, al ejército ateniense al mando de
Milciades. La victoria de los griegos reforzó su moral.
La tradición dice que Filípides, joven soldado ateniense,al acabar la batalla, corrió los cuarenta
kilómetros que separan Maratón de Atenas, gritó al llegar «¡Hemos vencido!» y cayó muerto por el
esfuerzo.
Atenas envió a Milciades al exilio y apoyó la tendencia que representaba Temístocles,
consistente en la intención de convertir a Atenas en la primera potencia marítima. Para ello, logró
que se inviertiera el grueso del presupuesto en la construcción de naves y en la potenciación del
puerto de El Pireo.
Cuando en 483 a.C. los persas volvieron a organizar una expedición los griegos ya
habían formado una alianza común contra ellos. Pero el avance persa fue imparable a pesar de la
heroica defensa del paso de las Termópilas por el espartano Leónidas y sus hombres, que fueron
aniquilados. Atenas tuvo que ser evacuada y sus habitantes trasladados a las vecinas islas de Salamina y
Egina. El enemigo entró en la ciudad y la destruyó. El rey Jerjes, al mando de 850 barcos(de ellos
sólo 200 trirremes), se aprestó a dar el golpe de gracia a los griegos, que, en una situación desesperada,
con Atenas en manos enemigas, se le enfrentaron en Salamina, bajo el mando de Temístocles, que
contaba con 380 trirremes. Temístocles logró que los persas le presentasen batalla de manera que a un
barco griego sólo se le pudiese enfrentar uno persa. Los persas sufrieron una gran derrota,
perdiendo más de 200 barcos. En 480 a.C. se había reproducido sorprendentemente en Salamina el
éxito de Maratón de diez años antes. Al año siguiente la batalla terrestre de Platea fue también ganada
por los aliados griegos y los persas abandonaron Grecia. Aunque la lucha continuó durante muchos
años, el peligro había pasado. Atenas era la gran vencedora moral de estas guerras: fue la
más destacada en la oposición al invasor y la que más sufrió las consecuencias del enfrentamiento con
el mismo.

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EL SIGLO DE ORO ATENIENSE
Coincidió este momento con la figura de Pericles, que gobernó como primer magistrado
durante varios años, a partir de 461 a.C., los destinos de la polis. A él se le considera el culminador
de la democracia ateniense al eliminar las prerrogativas que aún tenía el Areópago, principal
reducto de los nobles, en beneficio de la Ecclesia y la Boulé, al permitir la posibilidad de que un
mayor número de grupos sociales pudieran acceder a las altas magistraturas, y al instaurar el sistema
de la mistoforia o pago de dietas a los ciudadanos que ejercieran como jurados o fueran miembros
del consejo: la paga era de dos óbolos diarios, suma modesta, pero que permitía que todos, hasta los
más humildes, pudieran ejercer sus derechos políticos aunque se quedaran sin el jornal diario de sus
trabajos.
El historiador Tucídides nos transmite un elocuente discurso de Pericles: «Nuestra constitución
política no sigue las leyes de las otras ciudades, sino que da leyes y ejemplo a las demás. Nuestro gobierno
se llama democracia, porque la administración sirve los intereses de la masa y no de una minoría. De
acuerdo con nuestras leyes, todos somos iguales en lo que se refiere a nuestras diferencias particulares.
Pero en lo relativo a la participación en la vida pública, cada cual obtiene la consideración de acuerdo con
sus méritos y es más importante el valor personal que la clase a que pertenece; es decir, nadie siente el
obstáculo de su pobreza o inferior condición social, cuando su valía le capacita para prestar servicios a la
ciudad». Leyendo el texto de Tucídides parece era una democracia ejemplar, pero era bastante
restrictiva, ya que sólo afectaba a los ciudadanos, tanto ricos como pobres, que sólo representaban
una pequeña parte de la población. Parece ser que de 300.000 habitantes sólo 40.000 eran
ciudadanos. Si no se era por nacimiento, era muy difícil acceder a la ciudadanía. El mismo
Pericles dispuso leyes limitativas impidiendo tenerla a quien no fuera hijo de padre y madre
atenienses, con lo que paradójicamente su propio hijo, que tuvo con su compañera Aspasia, fue
extranjero en su propia ciudad.
Junto a los ciudadanos estaban los metecos o extranjeros. Eran libres, generalmente griegos
nacidos en otras ciudades, dedicados al comercio y a la industria (no podían poseer tierras), vivían
sobre todo en El Pireo y no podían votar ni participar en las instituciones del estado.
Eran los grandes importadores - exportadores de alimentos y productos manufacturados y los
dueños de los principales talleres. Algunos ejercían profesiones liberales o intelectuales (el filósofo
Aristóteles lo era).
Los esclavos, mayoritariamente extranjeros, estaban protegidos (recibían un trato más humano
que en el mundo romano), pero carecían de todos los derechos políticos. Rara era la familia que no
poseía al menos un par. Podían trabajar en muy diversos oficios o formar parte del ejército en
convivencia con los libres,comprar su libertad con su trabajo y pasar a la categoría de metecos. Peor
suerte corrían los que trabajaban en las minas.
Las mujeres tampoco podían intervenir en los organismos ni votar. Su consideración queda
bien patente en la obra del comediógrafo Aristófanes La asamblea de las mujeres, en la que critica con
su fuerte conservadurismo a las instituciones democráticas, según él caídas en la demagogia; cuando se
propone un gobierno femenino, pone en boca de un personaje: «¡Que se haga! Después de todo es la única
novedad que no se ha ensayado en Atenas», dando a entender como el colmo de la degradación de las
instituciones el que la mujer pudiera participar en los asuntos públicos.
La mujer rica permanecía en casa recluida en el gineceo y no participaba en fiestas, banquetes o
actos públicos. Pero la inmensa mayoría trabajaba, aunque pocos eran los trabajos, en comparación
con los hombres, a que podían dedicarse (vendedoras, nodrizas, comadronas...). Un caso aparte
constituían las bailarinas, musicas... mal consideradas, pero con un grado superior de libertad al
común de las mujeres, y las hetairas, generalmente extranjeras, únicas mujeres cultas que abrían sus
salones a los intelectuales y artistas, discutían con ellos, abrían academias para enseñar a las
jóvenes, asistían a fiestas y banquetes, etc. Mal vistas en general por las «virtuosas», muchas de ellas
llegaron a alcanzar merecida fama. La más conocida de este momento fue Aspasia de Mileto,
compañera de Pericles durante muchos años, famosa por su inteligencia y belleza.

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Atenas se había convertido en la primera potencia naval y aprovechó esta circunstancia para
crear un imperio marítimo. He aquí la gran contradicción de la política de Pericles: democracia en el
interior e imperialismo en el exterior. Y lo más chocante es que el buen desarrollo de lo primero iba
condicionado al éxito de lo segundo. Para mejor defenderse del siempre potencial peligro persa, Atenas
y otras ciudades e islas formaron una confederación o liga, que tomó el nombre de Delos por ser
en esta isla sagrada de Apolo donde se guardaba el tesoro federal. En principio todas las ciudades
estaban en pie de igualdad, y se suponía que si una de ellas era atacada, formarían todas las otras
frente común con ella. Cada una aportaba una asignación y Atenas ponía además sus barcos. Desde un
principio, pues, Atenas estaba en superioridad de condiciones. Cuando el peligro persa hubo pasado,
algunas ciudades intentaron separarse de la liga que ya les resultaba gravosa, pero Atenas no lo
permitió y procedió con una dura represión contra ellas, instalando en las rebeldes las llamadas cleru-
quias o auténticas colonias militares de castigo. Estas colonias, como se ve, nada tenían que ver con
las de la época Arcaica, que estaban lejos del carácter imperialista ateniense.
El verdadero carácter de la liga quedó al descubierto cuando en 454 a.C. el tesoro común fue
trasladado a Atenas, que progresivamente fue imponiendo a los aliados unas condiciones que mos-
traban claramente quién era el dueño: los pleitos entre ellas sólo podían dirimirse ante los
tribunales atenienses, la adopción de constituciones similares a la ateniense, la prohibición de
acuñar plata... Los políticos de la época, según los historiadores y pensadores contemporáneos, eran
muy conscientes de que el bienestar y la primacía de Atenas iban unidos al mantenimiento de este
opresivo imperio. Ello supone un punto negativo que oscurece la grandeza de su régimen democrático.
El momento, decíamos, va unido a una extraordinaria floración del arte y el pensamiento, como
veremos en los temas dedicaremos a estos.
La guerra del Peloponeso
La superioridad y el imperialismo de Atenas no iban a ser aceptados por los otros estados
griegos, especialmente por Esparta. El conflicto que conocemos como guerra del Peloponeso, bien
documentado a través de Tucídides, testigo presencial, tuvo como consecuencia el declive de Atenas
como potencia hegemónica, el de Esparta y en general el de toda la Hélade. Además se hizo patente que
la polis estaba en crisis.
Los espartanos estaban decididos a eliminar el predominio de Atenas, pero contaban con muy
pocos guerreros (unos 4.000) frente a los 40.000 o más atenienses.La oportunidad les llegó en el 431
a.C., cuando el ejército ateniense tuvo que desplazarse lejos de Atenas por la rebelión de algunas
ciudades que tenía sometidas. Esparta lanzó sobre Atenas a sus hoplitas y contó con la ayuda de otros
aliados del Peloponeso. Controlaron rápidamente la mayor parte del centro y el sur de Grecia y no
vencieron de modo definitivo por su inferioridad naval. Sitiaron Atenas, pero sin poder cerrarle su
salida al mar.
Los atenienses, siguiendo la opinión de Pericles, abandonaron el territorio y se replegaron tras
los muros de la ciudad, pensando abastecerse por mar. Permitieron que durante dos años los
espartanos saquearan sus campos, pero en el segundo año el hacinamiento dentro de la ciudad provocó
una epidemia de peste, de la que fue víctima el propio Pericles. En 426 a.C., llegó a la máxima
magistratura Cleón, tachado de demagogo por parte de los escritores antidemócratas, y especialmente
por Aristófanes, que lo parodió en varias de sus divertidas comedias. La mayoría de los escritores
atenienses de la época hacían responsables de los males de la polis a la «excesiva» democracia en manos
de un pueblo voluble y de unos ambiciosos demagogos.
La defeccíón de importantes ciudades de la Liga de Delos y una arriesgada expedición a
Sicilia, hicieron que en 421 a.C. se firmara la paz (llamada de Nicias),no aceptada por los aliados.
Los enfrentamientos con Esparta se reanudaron en 415 a.C. cuando se produjo una nueva
expedición ateniense a Sicilia en ayuda de Siracusa, que constituyó un gran fracaso. La patrocinó el
joven Alcibíades, discípulo de Sócrates (cuyas enseñanzas no parece haber seguido en exceso) que
realizó una brillante carrera política. Fue acusado de sacrilegio poco antes de la expedición, y tras el
fracaso de ésta, traicionó a su patria poniéndose al servicio de Esparta, de donde huyó tras haber tenido
un hijo con la esposa de uno de los reyes. En Atenas, los oligarcas se hicieron con el poder e ins-
tauraron un régimen de terror. Cuando este fue derrocado, se llamó de nuevo a Alcibiades, que volvió a
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huir después de un desastre naval. Perseguido por los Tiranos, murió asesinado el 404 a.C.
Los espartanos vencieron en una batalla marítima (Egospotamos), y ello significó el fin de la
guerra.
Atenas,derrotada, pagó un precio muy alto: pérdida de su imperio, agricultura arruinada,
desmantelamiento de sus murallas, instalación de una guarnición espartana en su suelo y liquidación
del régimen democrático, sustituído por la «oligarquía de los treinta», que impuso de nuevo el terror
y asesinó a muchos demócratas.
Aunque luego fue restaurada la democracia, Atenas ya no volvió a ser lo que fue. Pero su
prestigio cultural se mantuvo incólume durante siglos y nunca se perderá del todo. Así, durante el
imperio romano las familias ricas enviaban a sus hijos a estudiar allí, por el prestigio que ello otorgaba.
Durante la Edad Media, como patria de las escuelas platónica y aristotélica que había sido, no dejó de
ser admirada. El interés creció a partir del Renacimiento, y los neoclásicos y los románticos la
mitificaron.
6 ). El Helenismo ( 338- 146 a. C).
Considerada por los criticos, que tomaban como cumbre la época Clásica, una etapa de
decadencia, hoy hay una reivindicación de ella en muchos aspectos.
Lo mas notable del helenismo fue la crisis de la polis como sistema estatal y la aparición de un
imperialismo militar que hizo posible la extensión de la civilización helénica a amplias zonas que
habían vivido al margen de ella o que tenían una relación muy limitada con la misma: Egipto, Persia,
Asia Menor, Siria y Babilonia. A partir del siglo II a.C y por medio del imperio romano, la cultura griega
penetró también en el Occidente europeo y en el norte de África y su influencia no se detuvo en esta
época.
Macedonia
Macedonia surgió como consecuencia de la aparición de un imperialismo dirigido por la dinastía
reinante en esta región, situada en el norte de la Grecia continental y considerada extranjera por el
resto de Grecia. Se hablaba en ella una lengua similar a la griega, pero había diferencias en otros
aspectos: 1 ) su sistema político no era la polis, ya que se vivía al margen de la vida ciudadana (no
tuvieron ciudades propiamente dichas hasta muy tarde); 2 ) su régimen político era la monarquía,
desaparecida en la Helade, salvo en Esparta, a inicios de la época Arcaica como muy tarde; 3 ) Esta
monarquía tenía carácter feudal, con un papel predominante de los nobles, que fue limándose hasta
convertirse en cortesana; 4 ) su economía era muy primitiva.
La ascensión al trono de Filipo II cambió la situación.Conocía la cultura griega porque de joven
había sido rehén en Tebas. Conquistó la rica zona minera de la Calcídica, donde Atenas tenía intereses
desde hacía tiempo, lo que le supuso una importante fuente de financiación; hizo construir por primera
vez una armada; introdujo en el ejército una nueva disciplina y una nueva táctica guerrera (la falange);
obligó a la formación de los jóvenes aristocratas en la capital, e impulsó la helenización de su reino. Es
significativo a este respecto que eligiera a Aristóteles como educador de su hijo Alejandro.
Luego, comenzó a intervenir en los asuntos de Grecia, hecho que preocupaba a los últimos
defensores de la polis, sobre todo al ateniense Demóstenes, orador brillante, autor de las Filípicas, y,
al igual que otros, opuesto a las apetencias imperialistas de Filipo.
Filipo se presentó como árbitro y protector de la libertad y de las tradiciones de los griegos. La
oposición de diversas ciudades (Atenas entre ellas) acabó en la batalla de Queronea en 338 a.C.,
donde vencieron los macedonios y a partir de la cual Filipo se convirtió en hegemon de todas .
Los historiadores creen que esta batalla marca una frontera entre el mundo de la polis, que
desde entonces se fue vaciando de contenido, y una nueva situación. El espíritu de participación del
pueblo en su gestión fue decayendo y la total independencia de la polis desapareció. Sin embargo, no
fue Macedonia la responsable absoluta de la desaparición de este sistema político, sino el brazo
ejecutor que hizo realidad lo que ya estaba dentro de aquel.
Alejandro Magno
Personaje con una vida muy breve, rodeada de leyendas, plena de éxitos militares y difícil de
conocer de manera objetiva. El hecho de que su figura fuera ya mitificada por los antiguos (se le
atribuyeron incluso características divinas), contribuye a dificultar el problema.

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Fue educado por Aristóteles y subió al trono en el año 336 a.C., cuando contaba veinte años.
Sofocó sublevaciones de las ciudades griegas y, una vez restablecida su autoridad sobre ellas, preparó la
gran expedición a Oriente, en principio con el objeto de vengar la memoria de la expedición persa a
Grecia del siglo anterior y la ayuda que los persas habían otorgado a las ciudades que habían manifesta-
do su oposición a Macedonia.
Realizó en once años, con su ejército, un recorrido superior 25.000 kilómetros por Asia Menor.
Venció en memorables batallas (Gránico, Iso y Arbelas) y se convirtió en señor de Persia, Siria,
Egipto y Mesopotamia, respetando en todo momento las tradiciones locales.Su intención era realizar
una simbiosis cultural de los paises conquistados con el mundo griego. Esta se produjo siempre en
beneficio de la griega. Fueron griegos (o greco-macedonios) los que ocuparon los mejores puestos,
quedando los indígenas como mano de obra con unos derechos muy restringidos. En las ciudades se
hablaba griego, y pocos conocían las lenguas de los países donde se habían asentado; eran como islotes
entre una mayoritaria población campesina indígena que seguía con su lengua y sus costumbres. Los
esclavos no eran precisos dada la existencia de mano de obra indígena.
El avance de Alejandro llegó hasta la India a través de Afganistán, al tiempo que realizaba
otra expedición marítima simultánea. Enfrentado a múltiples dificultades, abandonó la empresa y
volvió a Babilonia, donde murió en 323 a.C. Fue enterrado en Alejandría (Egipto).
Su conquista llevaba por una parte un fin político y por otra científico. El primero queda
demostrado en su toma de los títulos reales de los lugares conquistados (rey de Persia tras la conquista
de Susa y Persépolis, faraón de Egipto...), en su interés por los matrimonios mixtos de sus generales con
las nobles locales (él mismo dio ejemplo casándose con la princesa Roxana), y en la fundación de
numerosas ciudades, donde quedaba una guarnición greco-macedonia, que en buen número llevaron el
nombre de Alejandría o Alejandrópolis. La finalidad científica también se demuestra al comprobar que
en su expedición participaron buen número de geógrafos, astrónomos y botánicos
La cultura helénica
Hasta ahora, las ciudades en el mundo griego, salvo raras excepciones, se construían sin un
modelo urbanístico. Con el helenismo apareció la ciudad típica planificada en su conjunto por
arquitectos. Se trata de un plano tipo que se modifica pertinentemente siempre que la topografía del
terreno lo requiera, pero que consiste en calles rectas paralelas de norte a sur, cortadas por otras tantas
de este a oeste, quedando manzanas cuadradas o rectangulares, y generalmente dejando en el centro o
en otras zonas de la misma algunas sin edificar, que formarían la plaza (ágora) o plazas donde se sitúan
a los edificios públicos y oficiales. Esta planta fue la adoptada después por los romanos en sus campa-
mentos y, luego, en las colonias y municipios que fundaron por todo el imperio.
La Alejandría de Egipto se fundó en 332 a.C. y fue edificada según planos del arquitecto Dinócra-
tes. Fue famosa por su cosmopolitismo, por sus edificios (entre los que descollaba el famoso Faro, en el
islote de su nombre, considerado como una de las maravillas del mundo antiguo) y por su actividad
cultural sin precedentes, con su biblioteca (destruida en el siglo 1 a.C. por un incendio), la más completa
de la Antigüedad, su museo (lugar donde se daba culto a las musas, es decir, a la actividad científica y
artística) y su escuela filosófica neoplatónica.
Las ciudades se poblaron de gimnasios, palacios, stoas o galerías porticadas, parques,
monumentos y edificios religiosos, dotándose además de depósitos de agua y cloacas. En ellas vivía una
sociedad cosmopolita, en la que aparecieron grupos sociales de origen greco-macedonio que ejercían
como funcionarios y militares, pero que también se dedicaban al comercio. Muchos se enriquecieron
ante la apertura de tan amplios y nuevos mercados, surgiendo en ellos una nueva mentalidad que se
centraba en vivir lujosamente. Apareció entonces la casa helenística para los ricos, desarrollada en
torno a un patio central o peristilo, con muchas estancias pavimentadas con mosaicos y decoradas con
pinturas, esculturas y muebles de lujo, frente a la simplicidad de las de la etapa anterior. Los romanos
utilizaron este mismo modelo para sus viviendas.
El desmembramiento del imperio
A la muerte de Alejandro, el gran imperio que había conquistado fue repartido entre sus
más significados generales. Tras enfrentamientos entre ellos, a principios del siglo III a.C nos
encontramos con tres grandes reinos sólidamente constituidos: Macedonia (que incluía Grecia conti-

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nental y las islas), donde reinaban los Antigónidas; Egipto, bajo la dinastía de los Ptolomeos o Lágidas, y
Asia, con los Seleúcidas.

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