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LEAL, Juan-CARTAS CAUTIVIDAD PDF
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JUAN LEAL, S. I.
Profesor en la Facultad de Teología de Granada
INTRODUCCION
3. El contenido de Efesios
T a l vez al combatir el error de los colosenses, Pablo ha descu-
bierto nuevas perspectivas sobre la relación de Cristo y de la Igle-
sia. Este nuevo horizonte se integra en el conjunto de su teología
con un tono sereno, objetivo, ajeno a la polémica. L a relación
entre Ef-Col es parecida a la que existe en Rom-Gál. Los errores
de los colosenses proporcionan a Pablo el motivo y ocasión de
acentuar el carácter cósmico de la redención ( 1 , 1 0 . 2 1 ; 3,10; 4,10),
apoyado en la importancia de la glorificación del Señor, tema tan
universal y tan profundo en el alma del convertido de Damasco.
Ahora no se fija en que la Iglesia es el cuerpo de Cristo (1 Cor 12,
12-27), sino subraya más bien la distinción que existe entre el jefe
triunfante (1,22; 4,15) y el cuerpo, que es la Iglesia, y que todavía
no ha llegado a la plenitud del hombre perfecto (4,13-16). Así
también distingue entre la piedra angular y el edificio (2,20), entre
Cristo y su Esposa (5,23-32). Los fieles, como miembros del cuerpo,
forman una misma comunidad o unidad frente a la Cabeza. Por
esto, la palabra ekklesía no designa en Ef a las comunidades par-
ticulares, sino a la única comunidad, al único cuerpo, a la única
esposa, que es la plenitud de Cristo (1,23; 3,19; 4,13). U n aspecto
particular de esta unidad es la paz, la incorporación del mundo
gentil al pueblo judío (2,14), idea que no es nueva, pues está muy
clara en Gál 3,28.
Dos partes se pueden distinguir en la carta: una que se ha con-
venido en llamar dogmática, porque es donde está el contenido
3
C f . H O E P F L - G U T - M E T Z I N G E R , Introductio n.47S.
665 Introducción a los Efesios
6. La Iglesia
a) Iglesia es uno de los términos auténticamente paulinos,
pues sale hasta sesenta y cinco veces. Siguen Actos con veintitrés
veces; A p con veinte. Pablo ha tomado el nombre de la primitiva
comunidad de Jerusalén. En los L X X , εκκλεσία traduce, con pocas
excepciones, la palabra hebrea qahal, que significa lo mismo que
sinagoga, la reunión del pueblo de Israel, principalmente como co-
munidad religiosa y cultual. E n E f sale con relativa frecuencia
(1,22.24; 3 , 1 0 . 2 1 ; 5,24.25.27). Donde más abunda es en 1 Cor.
b) Frecuentemente se refiere a la iglesia local (Rom 16,5;
1 Cor 16,19; Col 4,15). Con frecuencia designa la reunión de estas
iglesias locales para el culto (1 Cor 1 1 , 8 ; 14,19.28.348). E n E f y Col
se refiere a la iglesia universal, sentido que aparece ya en las grandes
cartas (Gál 1 , 1 3 ; 1 Cor 15,9).
Para el sentido de la Iglesia como universal es clave la idea de
la comunidad de Dios. L a Iglesia de Dios no es la suma de las iglesias
particulares. Con el nombre de iglesia los primeros cristianos expre-
saban su conciencia de pertenecer al verdadero pueblo de Dios,
el de la nueva alianza, portador de las promesas mesiánicas. E n el
vocabulario de los L X X , εκκλεσία Κυρίου corresponde al hebreo
qehal Yahtueh, la reunión del pueblo convocada y reunida por Dios
y presente ante él. Esto explica por qué en el N T se habla con pre-
ferencia de la Iglesia de Dios. Hasta once veces en San Pablo (cf. 1
T e s 2,14; 2 T e s 1,4; 1 Cor 1,2). E n cambio, es muy raro encon-
trar «la Iglesia de Cristo» (cf. R o m 16,16; Gál 1,22). Los cristianos
han evitado el nombre sinónimo de Sinagoga. El contenido de
Iglesia es el mismo que encierran otros términos más concretos,
como los santos, los llamados, los amados de Dios. Todos estos tér-
minos, que ascienden también al A T , designan el nuevo pueblo
de Dios, el nuevo Israel de Dios, el resto nuevo de los elegidos
de los tiempos nuevos o mesiánicos y últimos. Cada vez se perfila
más la línea de espiritualización propia de los profetas y del cris-
tianismo.
c) El concepto de una Iglesia jerárquica y organizada, que se
dibuja ya en las grandes cartas y se completa en las pastorales, no
interesa apenas en esta de los Ef. Aquí aparece con gran relieve el
interior vital de la Iglesia, que también figura en las grandes car-
tas (cf. Rom 12,4-8; 1 Cor 1 2 , 1 2 - 3 1 ) . L a imagen del cuerpo huma-
no, que, con su variedad y multiplicidad de miembros, forma un
todo, estaba muy extendida en el mundo antiguo. L a fábula de los
miembros contendientes era un tópico común en el helenismo,
sobre todo en la diatriba de los estoicos, Epicteto, Séneca, Marco
7. La armadura de Dios
Conversation. Israel and the church in Paul's Epistle to the Ephesians: Interpr 17 (1963) 3-24;
P. BENOIT, L'unité de l'Eglise selon l'Ep. aux Eph: StPCongr I (1963) 57-77. Cf. nt.9.
7
C f . P. BENOIT: R B 4 7 ( 1 9 3 8 ) 115-119.
8
Cf. J. A . ROBILLIARD, Le symbolisme du mariage d'aprés S. Paul: RevScPhTh 21 (1932)
242-47·
9
Cf. J. C. FENTON, Ν. T. Designations of the Catholic Church and its Members: C B Q 9
(1947) 127-46.275-306. Sobre la Iglesia en San Pablo, cf. DBS II 487-691; T h W N T III 502-
39; W . KOESTERS, Die Idee der Kirche beim Apostéis Paulus (NtA 14,1) (Münster 1928); H.
SCHLIER, Christus und die Kirche im Epheserbrief (Tübingen 1930); Die Kirche im Epheserbrief
(Münster-Westf. 1949): P. BENOIT, Corps, tete et pléróme dans les Epitres de la Captivitc:
RB 63 (1956) 1-44; A. WIKENHAUSER, Die Kirche ais der mystiche Leib Christi nach dem
Apostel Paulus (Münster 1940); L. CERFAUX, La thcologie de l'Eglise suivant S. Paul; J.
GONZÁLEZ R . , Cartas de la Cautividad, exc. 4 p . 3 5 7 - 6 2 . C f . not. 6.
672 Introducción a los Efesios
L o que interesa, sobre todo, es el contenido teológico de esta
alegoría.
a) Toda la alegoría nos da ante todo el concepto combativo
que tenía para Pablo la vida del cristiano. Concepto que se encuentra
ya en Job y en la primera carta a los Tesalonicenses. La corona de
la gloria es gracia de Dios, pero exige el esfuerzo del hombre. Esta
corona tiene también sus enemigos, contra los cuales es preciso
luchar. Estas ideas están todas en los evangelios. Cristo exige es-
fuerzo a los suyos, y el enemigo del hombre trabaja el campo de
Dios. Lucas, como discípulo de Pablo, ha subrayado las exigencias
de la salvación.
b) La idea más acusada en la alegoría de la armadura es el
carácter sobrenatural de la lucha y la insuficiencia del hombre
como tal. Este concepto, que coincide con la necesidad de la gracia,
se contiene en el título general de la alegoría: La armadura de Dios.
La armadura simboliza todo el bagaje combativo propio del cris-
tiano. El genitivo de Dios tiene un sentido complejo, que define la
esencia y carácter de la armadura. Más que la armadura que Dios
pide y exige es la armadura que Dios da, genitivo de origen. Se
opone a la armadura de los hombres, la armadura humana. El
cristiano, para triunfar, no puede combatir con una armadura hu-
mana, de fuerzas humanas; necesita la armadura de Dios, la ar-
madura fabricada en el cielo. Esto es lo que da ya de por sí el ge-
nitivo calificativo, pero que está en todo el contexto y descripción
de la armadura.
c) La razón de la necesidad que tenemos de la armadura de
Dios es la naturaleza misma de la batalla. No se trata de luchar
contra la carne y la sangre, contra fuerzas humanas, sino contra
fuerzas sobrehumanas (6,12). La relación entre el carácter del ene-
migo y la armadura es la que expresa el principio del v. 13, dia
touto.
d) En este mismo sentido trascendente que tiene el nombre
general de armadura de Dios, como símbolo del poder divino, hay
que tomar cada uno de los componentes o piezas particulares de
la armadura: la verdad, el evangelio de la paz, que corresponden
al cinturón y a las botas (v.14.15), el espíritu o palabra de Dios
( = espada, v.17), son elementos totalmente sobrenaturales y divi-
nos. La fe (escudo) y la justicia (coraza) son actos del hombre,
pero no son humanos en el sistema paulino, porque están hechos
con la ayuda de Dios (v.14.16). El casco se aplica, a la salva-
ción (v.17). Pero nótese que la salvación como casco es cosa que el
cristiano toma o recibe de Dios. No se trata de nada humano. Es
la misma salvación que Dios ofrece, como él la ha concebido eter-
namente, en Cristo y por Cristo. Es cosa totalmente sobrenatural.
El pensamiento o esperanza segura de esa salvación divina es el
casco.
e) En el v. 18 se habla también de la oración dentro de la mis-
ma línea de la armadura de Dios. La oración es el puente que ten-
673 Introducción a los Efesios
8. Bibliografía selecta
A) Comentarios antiguos: SAN JUAN CRISÓSTOMO: M G 6 2 ; TEODORO
DE M O P S . : M G 66,912-21; Ed. Svvete, I p.112-96; TEODORETO DE C I R O :
M G 82,505-57; SAN JUAN DAMASCENO: M G 95,821-56; E C U M E N I O : M G 118,
1165-1256; T E O F I L A C T O : M G 124,1032-1138; M A R I O V I C T O R I N O : M L 8,
1235-94; AMBROSIÁSTER: M L 17,393-426; SAN J E R Ó N I M O : M L 26,467-
590; PELAGIO: M L 30,859-80; SEDULIO ESCOTO: M L 103,195-212; R A -
BAÑO M A U R O : M L 112,381-479; WALAFRIDO ESTRABÓN: M L 114,587-602;
H U G O DE SAN V Í C T O R : M L 175,567-76; PEDRO LOMBARDO: M L 192,169-222.
B) Comentarios recientes católicos: J. KNABENBAUER: CSS (19 I 2);
S. OBIOLS: BM (1930); M. MEINERTZ-F. TILLMANN: HSNT (193I);
J. M. VOSTÉ, Commentarius in Epistolam ad Ephesios (Romae 1932); J. HUBY:
VS (1935); A. MÉDEBIELLE: SBPC (1938); P. BENOIT: BJ (1949); K. STAAB:
R N T (1950); EBi (1954); J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Cartas de la cautividad
(Roma-Madrid 1956); H . SCHLIER, Der Brief an die Epheser. Ein Kom-
mentar (Dusseldorf 1957); D. J. LEAHY: VbD (1959); T . DA CASTEL S. PIE-
TRO: S B G (1961); M. ZERWICK, Der Brief an die Epheser (Düsseldorf 1962);
Der Brief an die Kolosser. Der Brief an die Epheser (Stuttgart 1963); L. Tu-
RRADO: BC 6 (1965).
C) Comentarios recientes no católicos: H. VON SODEN, Die Briefe an
die Eph. Col. Phil H C N T 2 (1893); E. HAUPT: M K N T 7 (1902); B. F. WES-
COTT, St. Paul's Epistle to the Ephesians (London 1906); P . E W A L D : M K N T
(191 o); Τ. K. ABBOTT: I C O (1922); M. DIBELIUS : H N T 2 (1927); J. A. RIN-
SON, St. Paul's Epistle to the Ephesians (London 1928); E. L O H M E Y E R :
M K N T 8 (1930); H. F. PELLEGRIN, The Epistle of Paul to the Ephesians
(Grand Rapids 1938); C. MASSON: C N T (1952); G. STOECKHARDT, Com-
mentary to the Ephesians (Saint Louis, Missouri 1952); M. D I B E L I U S - H . G R E E -
VEN: H N T ( 1 9 5 3 ) ; E . F . SCOTT: M F F 9 (1958); F . C . GRANT: N B 7 (1962);
F . FOULES: T N T C 10 (1963); H . CONZELMANN: N T D $ ( 1 9 6 2 ) .
D) Estudios generales: F. MUSSNER, Christus das All, und die Kirche:
Studien zur Theologie des Epheserbrief es (Trier 1955); H . CADWICK, Die
Absicht des Epheserbriefes: Z N T W 51 (1960) 145-53; P. BENOIT, Ephésiens
(építre aux): DBS 7 (1961) 195-211.
T í t u l o : A los E f e s i o s
El texto griego admitido hoy por todos empieza con este títu-
lo, que no es original de Pablo, pero que se encuentra en los mss. más
antiguos. Sólo Marción, hacia el 140, leía: Λ los Laodicenos. L a s
cartas antiguas carecían de estos títulos. L a dirección iba por den-
10
Cf. CH. MASSON, In Ef 6,17 Ρ 222; L. BOUVET, L'Ascése dans St. Paul (Lyón 1936;)
V. HEYLEN, Les métaphores et les métonymies dans les cpítres pauliniennes: E T h L 12 (1935)
185-89; G. IHILS, Pour mieux comprendre St. Paul (París 1941); H. VITTI, Militum Christi
Regis arma iuxta S. PaulumfEph 6,11-18): V D 7 (1927) 3 1 0 - 3 1 8 ; J. PRECEDO, El cristiano en
la metáfora castrense de S. Pablo (1 Tes Ef 6,14-17) · StPCongr II (1963) 34358־.
S•Escritura: NT 2 22
Efesios 1,15-17 674
1
י Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los santo
y fieles en Cristo Jesús que viven en Efeso. 2 Gracia a vosotros y paz
de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
CAPITULO 1
1 Cf. EstB (I Ser.) 5 (1933) 83-94; 6 (1934) 184-94: V D 26 (1948) 35; J· TRINIDAD, The
Mystery hidden in Cod: Β 31 (195o) 1-26; J. BOVER, Doxologiae epistolae ad Eph. Lógica par-
titio (1,3-14): Β 2 (1g21) 458-60; TEÓFILO DE ORBISO, Inmaculada. Consideraciones sobre
este término bíblico (amómos): EstF 55 (1954) 389-427; H. CAZELLES, Instaurare omnia in
Christo: Β 4o (1959) 342-54; DANIEL A. CONCHAS, Redemptio adquisitionis (Eph 1,14) : V D 30
(1952) 14-29.81-91.154-69; M . ZERWICK: V D 22 (1942) 3-7; E. DRIESSEN: V D 24 (1944)
120-24.151-57.184-91; S. LYONNET, La bénédiction d'Eph 1,3-14 et son arriére-plan judaique:
M e m A G (1961) 3 4 1 - 5 2 ; J. CAMBIER, La bénédiction d'Eph 1,3-14: Z N T W 54 (1962) 58-104.
Efesios 1,15-17 676
cielos. 4 Porque nos ha escogido en El antes de la creación del mundo,
para que seamos santos e inmaculados en su presencia por amor,
5
habiéndonos predestinado para ser hijos suyos por medio de Jesu-
4 Porque, con sentido causal y explicativo. Justifica la bendi-
ción o alabanza que Pablo ha dirigido a Dios y explica también
la bendición objetiva de Dios sobre el hombre. Nos ha escogido:
con acto libre de predilección, que separa una criatura de otras
para darle bienes que no posee ni ella ni las demás, pues son to-
talmente gratuitos. El plan divino de salvación lo concibe así Pablo:
como principio está el plan divino (πρόθεση), su voluntad (θέλημα),
de la cual procede un decreto o decisión (βουλή). Característica
de la πρόθεση y del θέλημα es la ευδοκία, el beneplácito o compla-
cencía. El sujeto de la separación o elección somos nosotros, Pablo
y sus fieles lectores, todos los cristianos. En él: en Cristo, como
tronco influyente y vital, donde Dios nos ama, porque nos contem-
pía como miembros de él. L a elección divina ha sido ab aeterno:
antes de la creación. E n el orden de la intención, Pablo distingue:
a) El conocimiento previo o precognición (Rom 8,29), acto de la
inteligencia divina afecto de benevolencia y, por tanto, acto de la
voluntad también, b) La predestinación (Rom 8,29-30; E f 1,5), que
supone el conocimiento y consiste en la ordenación positiva hacia
un fin determinado y en la preparación de los medios aptos. L a
predestinación es causa de la elección y lógicamente anterior: Dios
elige, separa para llenar de bienes, después de haber puesto a su
criatura en el camino que la lleva al fin. L a elección se puede tam-
bién considerar como simultánea de la predestinación y un aspecto
de la misma.
E n el orden de la ejecución está: a) L a vocación. Los llamados
se llaman también escogidos (2 T i m 2,10). b) L a justificación y
la glorificación (Rom 8,30), con las que se unen la redención-
remisión de los pecados, la recapitulación (1,7-10) y la aplicación
a cada uno ( 1 1 - 1 4 ) .
Santos e inmaculados: son dos adjetivos que expresan el mismo
estado de santidad positiva (santos) y negativamente (inmacula-
dos). En su presencia: es un hebraísmo que expresa la realidad y
verdad de la santidad; todo lo que existe ante Dios, existe de ver-
dad, porque Dios no se engaña. También expresa un efecto impor-
tante de la santidad, que es el de consagrarnos a Dios. Estar delante
de Dios es lo mismo que servir a Dios, vivir para él. Por su amor:
hay tres modos de unir esta frase: a) Nos ha escogido... por su amor.
L a elección que Dios ha hecho del creyente se fundaría en el amor
que Dios nos tiene. Así, Ecumenio y Santo Tomás, b) Santos e
inmaculados... por amor. Sería una manera de explicar concretamente
en qué consiste la santidad del creyente, en la práctica de la caridad.
Así Huby, A . Robinson, Médebielle, Prat, Zedda. c) Prefieren
unirlo con 10 que sigue (Nos ha predestinado) Knabenbauer, Vosté,
Masson. E n 2,4-5 se habla del amor de Dios. Es la interpretación
del Crisóstomo y Jerónimo.
5 Habiéndonos predestinado: en aoristo, que indica prioridad
677 Efesios 2,22-3,1
cristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de
la gloria de su gracia, por la que nos ha hecho gratos en su Amado,
7
en el cual tenemos la redención por su sangre, la remisión de los
con relación al verbo de la oración principal (nos ha escogido).
Dios nos ha ordenado a un determinado fin (aquí es la adopción)
con previo conocimiento de nosotros y preparación de los medios
útiles para dicho fin. N o se trata directamente de la predestinación
a la gloria. Elección y predestinación miran a la fe, punto de arran-
que del destino cristiano. Para ser hijos suyos: lit. «para adopción»,
que no es puro acto jurídico, sino participación por la gracia en la
filiación natural y divina de Cristo. Entre Dios y el cristiano existe
verdadera relación de Padre a hijo Por medio de Jesucristo: no
sólo como causa meritoria, sino también como causa ejemplar y
eficiente por medio de su Espíritu, que nos comunica, y de la
unión a él, como miembros con su cabeza. Hijos suyos: lit. «en
orden a él, Dios Padre» (Huby, Zedda). N o parece que se deba
referir a Cristo con Médebielle, Prat, Abbott, Knabenbaner, Vosté.
En Col 1 , 1 6 se refiere a Cristo, pero hay un και intermedio, y el con-
texto es distinto. L a referencia al Padre completa la idea de la
filiación. Conforme al beneplácito...: ευδοκία, en los L X X traduce
el hebreo ratsón, beneplácito, gracia de Dios. En Pablo casi siempre
es beneplácito de Dios. Aquí, como en los v.9 y 1 1 , se une con
θέλημα, voluntad; πρόθησι$, designio, plan, propósito, y βουλή,
decreto y decisión; ευδοκία expresa el contenido del decreto como
cosa agradable, acto libre fundado en solo Dios y sin influencia
extraña. A l mismo tiempo es un juicio de clemencia para la sal-
vación. A l origen de todos los dones de Dios está el amor libre y
gratuito del Padre, sin méritos humanos que exijan nada.
6 Para alabanza, eis επαινον: en los L X X tiene a veces carác-
ter litúrgico, es la alabanza de la comunidad que adora y bendice.
Aquí el hombre alaba la gloria que hay en el don gracioso de Dios;
lit. «de la gloria de su gracia»; δόξα significa la majestad, poder y
grandeza divina, en sí inaccesible, pero que se manifiesta y hace
visible al hombre; xápis aquí no tiene el sentido técnico de la teolo-
gía, sino el más primitivo y etimológico de bondad no merecida,
del libre don que procede de la misericordia divina. La gloria de
Dios resplandece en este modo gracioso de proceder con el cristiano.
Por la que: en griego está en genitivo por atracción del antece-
dente gracia. Nos ha hecho gratos: por los dones sobrenaturales
que ha puesto en nosotros y que nos hacen agradables a Dios.
Antes éramos hijos de ira, ahora somos hijos de gracia; έχαρίτωσεν
con sentido activo, eficiente, que tiene por término a nosotros en
acusativo. Se disputa, con todo, si tiene sentido objetivo y eficiente
(Dios nos ha hecho gratos), como parece indicar la forma causativa
en oco, o si tiene sentido subjetivo, amor gracioso por parte de Dios.
Los dos aspectos parecen entrar: la acción graciosa de Dios pone en
nosotros algo que nos hace graciosos a él. En su amado: en Cristo,
siempre presente en el plan de Dios.
7 Aquí empieza la ejecución en el tiempo del divino decreto,
Efesios 1,15-17 678
8
pecados según las riquezas de su gracia, que ha hecho abundar en
nosotros en toda sabiduría y conocimiento, 9 dándonos a conocer el
misterio de su voluntad, según su benevolencia, que formó en sí,
4
Cf. J. M . GONZÁLEZ RUIZ, Excursus III, «Pleroma» p.345-56; Función pleromdtica de la
Iglesia según San Pablo: XIII SBEsp (1954) p.71-106; S. ZEDDA, Prima Lettura I excursus «Dot-
trina del corpo místico» p . 4 3 7 4 2 ; ־A . F E U I L L E T , L'Eglise pléróme du Christ d'aprés Eph
1,23: N R T h 7 8 ( 1 9 5 6 ) 4 4 9 6 ־7 2 . 5 9 3 ־I O ; P . B E N O I T , Corps, te'te et pléróme dans les Epitres
de la Captivité: R B 6 3 ( 1 9 5 6 ) 5 - 4 9 : SelTeol 1 ( 1 9 6 2 ) 6 7 - 7 7 ; J. D U P O N T , Gnósis p . 4 1 9 - 2 7 . 4 5 3 -
7 6 . 4 9 1 - 9 2 ; L . CERFAUX, Le Christ dans la théologie de St. Paul P . 3 2 0 - 2 2 ; P. DACQUINO, De
Christo capite et de Ecclesia eius corpore sec. S. Paulum: V D 40 (1962) 81-88; S. VIRGULIN,
L'origine del Concetto di pleroma in Ef 1,23: StPCongr II (1963) 39-43; A . M . DUBARLE,
L 'origine dans l'A. T. de la notion paulinienne de l'Egltse corps du Christ: StPCongr I (1963
Efesios 1,15-17 684
15
Por lo cual, yo, habiendo oído vuestra fe en el Señor Jesús y
vuestra caridad para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias
por vosotros y de recordaros en mis oraciones, 17 a fin de que el Dios
de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de
C A P I T U L O 2
1
Cf. J. A. T . ROBINSON, The Body. A Study in Pauline Theology (London 1952).
689 Efesios 2,3
nosotros todos vivimos un tiempo, en manos de la concupiscencia
de nuestra carne, siguiendo sus deseos y sentimientos, por naturaleza
disposiciones internas, intelectuales, volitivas, afectivas, con sentido
peyorativo.
Por naturaleza: en el griego precede un και, que no indica
causa, sino una explicación de todo lo que precede, una como sin-
tesis o resumen, que explica el hecho de que aun nosotros los ere-
yentes hayamos militado un tiempo entre las filas de los rebeldes 2 . La
naturaleza tiene su relación con la carne, como hijos de ira la tiene
con las obras, deseos y pensamientos de la carne; φύσει puede in-
terpretarse: a) E n sentido de nacimiento, A nativitate, desde el
nacimiento, éramos hijos de ira (San Agustín, seguido de Beda,
Estío, Belser, Bisping, Knabenbauer, Bover). Así se afirma clara-
mente el dogma del pecado original. Arguyen del imperfecto: y
éramos, porque éramos, que explicaría el aoristo anterior. También
insisten en naturaleza, hijos, que dicen relación al nacimiento.
h) Por esencia, que nos daría un sentido falso y herético, pues el
hombre no es malo absolutamente, ya que de hecho puede llegar
a ser bueno, sin cambiar la propia naturaleza: «Gratia non mutat
naturam». L a eleva, c) Por naturaleza es el sentido más ordinario,
y se refiere a lo que el hombre tiene de por sí, en contraposión a
10 que le viene de fuera, ya sea por arte, por magisterio, por eos-
tumbre o ejercicio. E l contexto exige este sentido. L o s v.4-10 tien-
den a probar que todo lo que ahora, como cristianos, tenemos, nos
viene de fuera: del amor de Dios, de Cristo, de la gracia, no de
nosotros. Ahora tenemos vida, estamos unidos a Cristo, estamos
salvos. E n el v . 1 3 , el cambio ontológico del cristiano se resume en
la frase en Cristo, que es el centro de la teología y salvación paulina.
Esta frase tan paulina se opone a la otra por naturaleza hijos de
ira. Se puede traducir por naturaleza por esta frase: naturalmente,
por nosotros, sin Cristo, sin la gracia. Esta es la explicación del Cri-
sóstomo, San Jerónimo, Cayetano, Abbott, Westcott, Robinson,
Vosté, Meinertz, Huby, Médebielle, Masson, Zedda, González Ruiz,
Orbiso. E s un texto esencialmente antipelagiano, que prueba la
necesidad de la gracia sobrenatural.
Hijos de ira: frase semita para indicar el estado de castigo, de
condenación a que estábamos sometidos. La ira se refiere a Dios y
es un antropomorfismo, con sentido figurado, donde el acto ( = ira)
se toma por el efecto ( = castigo). Por los pecados personales, los
hombres eran objeto de la ira de Dios, de su enemistad, del castigo
y condenación divina. Este estado se opone al estado de salvación
en que estamos los que vivimos en Cristo. Como los demás: se re-
fiere a todos los que ahora quedan fuera del influjo salvador de
Cristo. Muchos 10 aplican solamente a los paganos, pero se opone
a nosotros los creyentes y designa a judíos y paganos que no creen
(1 Tes 5,5s). Los demás son todos los que obran mal y viven en la
noche, principalmente los judíos rebeldes.
2
Cf. J. MEHLMANN, Natura filii irae. Historia interpretationis Eph. 2,3 eiusque cum doc-
trina de peccato originali nexus (Romae 1957): R B 65 (1958) 62is.
Efesios 1,15-17 690
4
hijos de ira como los demás; Dios, sin embargo, que es rico en mi-
sericordia, por el grande amor con que nos amó, 5 estando nosotros
muertos por los pecados, nos vivificó con Cristo, por gracia estáis
salvados, 6 y con él nos resucitó e hizo sentar en los cielos en Cristo
Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros la excelsa riqueza de su
gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Pues por la
gracia habéis sido salvados, mediante la fe, don de Dios, no cosa que
viene de vosotros. 9 No de las obras, para que ninguno se gloríe.
3
D. P R I E R O , Ut ne quis glorietur: PalCl 41 (1962) 809-23.
691 Efesios 2,22-3,1
10 Porque somos criatura suya, creados en Cristo Jesús para aquellas
obras buenas que hemos de practicar, según Dios ha dispuesto de
antemano.
11
Así que recordad que un tiempo vosotros, los gentiles según la
carne, los llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión
—en la carne, hecha por mano de hombre—, 12 que estabais en aquel
tiempo separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y
extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza, sin Dios en el
U n i ó n de gentiles y judíos p a r a f o r m a r el n u e v o t e m p l o de
Dios. 2,11-22
Esta perícopa se dirige directamente a los gentiles, cuyo deplo-
rabie estado, antes de convertirse a Cristo, se describe ( 1 1 12)־,
para luego ponderar los bienes que han obtenido mediante la san-
gre de Jesucristo, y que se resumen en la incorporación al nuevo
Israel de Dios (Gál 6,16) para formar el nuevo y definitivo templo
de Dios (13-22). Hasta ahora el único pueblo de Dios estaba forma-
do por los judíos según la carne. L o s gentiles no podían obtener
nunca la plenitud de la ciudadanía israelítica. L a valla o muro de
piedras (Soreg), que se había alzado en el atrio de los gentiles
para indicar que no podían avanzar más adelante en el templo de
Jerusalén, ha sido derribada por Cristo, que ha hecho de todos
los hombres un solo pueblo bajo el aspecto religioso.
1 1 Los gentiles llevaban en su carne incircuncisa la marca de
su propia vergüenza religiosa. Por esto los judíos los llamaban des-
pectivamente incircuncisos. Los dos nombres abstractos circuncisión,־
incircuncisión tienen aquí sentido concreto y equivalen a circunci-
sos, incircuncisos, judíos y paganos. Pablo habla irónicamente de
la circuncisión, porque era un título más bien de palabra que de
realidad, ya que a los judíos les faltaba la circuncisión del corazón
y de las obras. Pablo distingue siempre entre la circuncisión material
y la espiritual. Los cristianos son «circuncisión espiritual»; los judíos,
que no guardan la ley, son verdaderos incircuncisos.
1 2 L a desgracia de los gentiles antes de su conversión no se
ha de cifrar en la privación de la circuncisión material, sino en la
privación de todos los bienes espirituales que ella importaba: la
Efesios 1,15-17 692
13
mundo; mas ahora en Cristo Jesús vosotros, los que un tiempo
estabais lejos, habéis llegado a estar cerca gracias a la sangre de Cristo.
14
Porque él es la paz nuestra; el que de los dos hizo uno y derribó
el muro intermedio de la valla, la enemistad, anulando en su carne
15
la ley de los mandamientos y preceptos, para crear en sí mismo de
gran desgracia de los paganos, fundamento de todas las demás, es
estar separados de Cristo, pues todos los bienes espirituales se dan
o por la esperanza en Cristo o por la posesión de Cristo. En el
mundo de Pablo sonaba como una gloria excepcional la ciudadanía
romana. El mismo la alega en su favor. Ante Dios valía más la
ciudadanía israelítica, de que carecían tanto griegos como romanos,
porque hacía partícipes de las promesas hechas a los patriarcas.
Nótese la profunda descripción que hace Pablo del pagano como
tal: es como un esclavo, que carece de la ciudadanía de los hijos
de Dios, está al margen de las promesas divinas, vive en un mundo
seco sin esperanzas, en un mundo apagado donde no hay Dios.
1 3 E n este verso hay dos ideas claves: en Cristo Jesús expresa
el medio vital donde ha germinado la vida nueva, la esperanza de
los gentiles; la sangre de Cristo es a la que se debe el nuevo mundo
de luz en que han renacido los gentiles. Estar lejos era frase judía
para referirse a los paganos. L a contraria era estar cerca, que de-
signaba a los judíos. «Lejanos» (= rehoqim) eran los gentiles; «cer-
canos» (— qerobim) eran los judíos en el lenguaje rabínico. El tér-
mino de relación era Yahvé, sus bienes y promesas, su ley (cf. Is
57,19).
1 4 La paz, aplicada a Cristo, tiene sentido personal y eficien-
te. El concepto paulino de paz participa del sentido hebreo y del
griego, y por esto incluye la comunicación de bienes y la unión de
los pueblos. L a acción pacificadora de Cristo no es externa, sino
vital e interna, en cuanto que, por la incorporación a sí de judíos
y paganos, une vitalmente a los dos pueblos y les comunica sus
bienes. Nuestra: de judíos y de gentiles, de todos los cristianos,
cualquiera que sea su origen. La enemistad que existía entre gentiles
y paganos tenía su símbolo material en el muro (Soreg) que cerrabs
a los gentiles el paso hacia el santuario en el templo de Jerusalén
El muro intermedio de la valla es una misma cosa: la valla heche
de piedras que se interponía entre gentiles y judíos. El muro ma-
terial era símbolo del muro moral. Anulando: pertenece al v . 1 5 , \
con él se une el dativo instrumental en su carne, según el texto d(
Merk, aunque Bover refiere la misma frase en su carne a todo le
que precede del v.14. En su carne es una frase de sentido pasiona
y expiatorio, equivalente a la otra por medio de la cruz (v.16).
1 5 La ley de los mandamientos y preceptos: lit. «ley de los man
damientos en preceptos». L o s preceptos, δόγμασιν, eran aplicacio
nes y declaraciones de los mandamientos. Ambos genitivos expli
can y abarcan todo el ámbito de la ley, y ésta se refiere a toda 1
economía preevangélica, que ha quedado anulada por la muerte d
Cristo. La ley era el gran muro de división entre judíos y gentiles
Repetidas veces dirá Pablo que en Cristo no hay diferencias.
693 Efesios 2,22-3,1
16
los dos un solo hombre nuevo, haciendo paz, y reconciliar a entram-
bos con Dios en un solo cuerpo por medio de la cruz, acabando en
ella con la enemistad. 17 Y, cuando vino, evangelizó la paz a vosotros
los que estabais lejos, lo mismo que a los que estaban cerca, 18 porque
por él, en un mismo Espíritu, tenemos entrambos entrada para con
el Padre. 19 Así, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que
sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,
C A P I T U L O 3
2 Cf. P. A- D'/\2Y, Les anges devant le Mystére de Γ Incarnation: BullLE (1948) 87-106,
699 Efesios 2,22-3,1
13
confianza por la fe en él. Por lo cual ruego que no decaigáis de
ánimo con motivo de las tribulaciones que por vosotros padezco; ellas
son vuestra gloria.
14
P o r lo cual doblo mis rodillas ante el Padre, 15 de quien toma
D o x o l o g í a final. 3,20-21
CAPITULO 4
L a u n i d a d cristiana. 4,1-6
E n este capítulo tenemos la parte moral de la carta. Empieza
rogando a los fieles que vivan conforme a la grandeza de la vocación
cristiana. L a exhortación a la unidad del espíritu le hace prorrumpir
en un panegírico de la misma unidad cristiana y los motivos en que
se funda 1 .
1 Os ruego: παρακαλώ, puede tener el sentido de exhortar o
rogar. Fundamenta la fuerza de su ruego y exhortación en su cali-
dad de prisionero en el Señor por causa de Cristo y unido a Cristo
(cf. 3,1). Que viváis una vida: lit. «que caminéis». La vocación:
της κλήσεως, acto de llamar, tiene en el trasfondo bíblico la miqrá
qodesh (Ex 12,16), que se refiere a la convocación del pueblo por
Moisés. Los L X X traducen ordinariamente por κλητή áyía, refirién-
dose a la convocación o asamblea litúrgica de los días festivos.
Pablo aplica la frase a los cristianos, que llama «convocados santos»,
κλητοίς άγίοις (Rom 1,7; 1 Cor 1,2), cuyo equivalente es también
la Iglesia de Dios. L a κλήσις es una convocación, un llamamiento o
invitación de Dios a formar parte de la εκκλησία. Pablo ruega que
los cristianos se esfuercen por vivir dignamente, según el plan del
llamamiento de Dios, que nos ha convocado para formar el nuevo
pueblo santo. Las virtudes que exige este llamamiento divino son
principalmente las virtudes sociales, que unen a los miembros para
formar un solo pueblo, el pueblo santo de los hijos de Dios.
2 Aquí tenemos indicadas cuatro virtudes sociales: la humildad,
la mansedumbre, la longanimidad o paciencia y el mutuo conlle-
varsc en las debilidades propias, todas ellas fundadas en la caridad,
1
C f . H . L Í E S E , In vinculo pacis: V D 1 3 ( 1 9 3 3 ) 2 8 9 - 9 4 ; F . OGARA: V D 15 (1935) 2 9 2 - 3 0 1 ;
J . K R O O N : V D 1 ( 1 9 2 1 ) 5 4 - 5 7 ; S . DE A U S E J O , La unidad de fe en Ef 4,5-13• ΧΙΠ SBEsp (1953)
!55-194; J· PRADO, La Iglesia del futuro según S. Pablo: EstB 22 (1963) 255-302; La Iglesia
cuerpo de Cristo (p.283-91); I. LA POTTERIE, Jésus et la vérité d'aprés Eph 4,¡: StPCongr II
( 1 9 6 3 ) 4 5 - 5 7 ; W . E . MOORE, One Baptisme: N T S t 10 (1964) 504-16,
Efesios 1,15-17 704
mildad y mansedumbre, con longanimidad, sufridiéndoos los unos
a los otros con caridad, 3 esforzándoos por conservar la unidad del
espíritu, con el vínculo de la paz. 4 U n solo cuerpo y un solo espíritu,
como es también una la esperanza de la vocación con que habéis
sido llamados. 5 U n solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un
solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
que es el medio vital donde crece todo el ser cristiano. Con caridad:
lit. «en caridad», que indica el medio vital en que crecen las virtudes
y el influjo de la caridad en todo.
3 Este verso nos da la expresión céntrica y dominante. La
unidad del espíritu no es simplemente la unidad espiritual, de pensa-
miento y voluntad. Pneuma no suele tener este sentido, y en el v.4
se habla de un solo Espíritu. Se trata, pues, del Espíritu Santo
como principio de la unidad eclesiástica y cristiana, creador de la
Iglesia (Prat, Padovani, Abbott, Huby, Masson, González Ruiz).
L a unidad existe desde los principios, como obra del Espíritu. L a
exhortación se dirige a que la conserven por medio del vínculo
de la paz. E l lazo de unión es la paz con sentido de unión. L a paz
que Cristo ha traído, haciendo de dos pueblos uno (2,17). Aunque
paz tiene aquí un matiz prevalentemente helénico f uniónJ, no está
desposeída del sentido bíblico (bienes mesiánicos), pues la unión
de los dos pueblos en uno nuevo es para participar de los bienes
mesiánicos. El genitivo de la paz explica y determina el vínculo, que
consiste en la paz (gen. epexegético).
4 Los motivos de la unidad cristiana son que hay un solo
cuerpo, que es la Iglesia, y que está en la raíz del ser cristiano.
Cuerpo expresa pluralidad en la unidad, pluralidad de muchos miem-
bros bajo un principio unificador y vital. E n una inscripción de
Cirene se menciona «el cuerpo de los griegos». L a unidad interior
y vital proviene del Espíritu: un solo Espíritu, Santo, que, como el
alma, vivifica en el plano sobrenatural al cuerpo cristiano. Una
la esperanza, con sentido objetivo, el término o promesa adonde
se dirige el llamamiento divino, la posesión de la herencia (1,14).
Vocación con que habéis sido llamados: es una frase redundante,
que expresa el acto divino (vocación con que...) y el sujeto paciente
de la misma (habéis sido llamados). Aunque se trata del llamamiento
al cristianismo, pero se expresa el término último y final hacia donde
camina el cristiano, que es la posesión de la esperanza o herencia.
L o s cristianos todos caminan hacia un mismo y único fin o meta.
5 E n este verso se describe el ingreso en el cristianismo, que
se distingue también por su unidad. El cristiano que abraza el
cristianismo se entrega a un solo Señor, que es Cristo, con un mismo
y único acto de fe, una sola fe, en el Señor, en Cristo, a quien se
reconoce por Señor. L a fe-amor es la que vivifica, la que une vital-
mente a Cristo. Un solo bautismo, no tanto por el rito cuanto por
su sentido. El bautismo es la señal exterior de la fe en Cristo, es
la entrega a Cristo.
6 L a confesión de fe en Cristo Señor introduce al creyente en
el seno de la familia de Dios, que es uno. Dios Padre es uno y autor
45
Efesios 2,22-3,1
7
A cada uno de nosotros ha sido dada la gracia según la medida
del don de Cristo. 8 Por esto dice: «Cuando subió a la altura, llevó
de toda la salvación en Cristo. Un solo Dios es la frase básica de la
fe judía, repetida todos los días en el Shema y que recibe inmediata-
mente su cualificación cristiana: Padre; Dios es el Padre ( 1 , 3 . 1 7 ;
3,14) de todos: puede referirse, así en masculino, a todos los ere-
yentes, aunque el griego admite el sentido neutro: Padre de todo.
El contexto aquí exige el masculino, porque Dios Padre es presentado
como principio último de la unidad de los creyentes. Dios Padre
está sobre todos, porque todos se someten a su autoridad soberana;
por todos: Dios Padre actúa por medio de todos δια πάντων y está
en todos presente por medio de su Espíritu. Vosté explica los tres
adjetivos en sentido neutro: sobre todo, por todo y en todo.
En 4,4-6 tenemos un texto trinitario (Bover, Huby, Prat, Zedda),
pues se mencionan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
S.Escritura: NT 2 23
Efesios 1,15-17 706
9
consigo cautivos y repartió dones a los hombres». ¿Por qué dice
«subió» sino porque bajó primero a las partes inferiores de la tierra?
10
El mismo que bajó es el que subió por encima de todos los cielos
para llenarlo todo. 11 El mismo es quien constituyó apóstoles a unos;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores,
el salmo 67, según la traducción griega de los L X X . Pablo ha cam-
biado tú has cogido, tú has recibido, por εδωκεν,, él ha dado, idea
que interesaba en el caso. El sujeto activo es Cristo. Estos dones a
favor de los hombres estaban condicionados a su ascensión y glori-
ficación (Jn 16,7). Llevó consigo cautivos: lit. «hizo prisioneros,
hizo cautividad». Probablemente se refiere: a) a los hombres redi-
midos que entraron con él en el cielo, o b) a los espíritus diabólicos
derrotados. Ambas explicaciones se encuentran en los Padres. El
inciso sirve para indicar el triunfo de Cristo y cómo con su victoria
se ha constituido en estado de poder repartir dones a los hombres.
910 ־ La citación del salmo le interesa a Pablo por dos verb
subió, dio. Su raciocinio es el siguiente: subió supone que ha estado
antes en la tierra. Pues bien, este que ha vivido en la tierra es Cristo.
Este mismo, y no otro, es el que ahora está en el cielo y de quien
dice la Escritura que da dones a los hombres. Las partes inferiores
de la tierra :a) la tierra en contraste con el cielo; b) otros se atienen
a su sentido obvio y piensan en los lugares subterráneos, en el
infierno; el descenso a los infiernos es una frase para indicar la
realidad de la muerte de Cristo. Para llenarlo todo: con esta frase
indica la universalidad de la distribución de todos los dones refe-
rentes a la salvación. E n 1,20-22 presenta la exaltación de Cristo
como un dominio sobre todo 10 creado, 10 cual coincide con esta
idea de llenarlo todo. Esta plerosis universal coincide con la juris-
dicción universal, en el plano de la redención y de lo sobrenatural,
que el Padre ha concedido a Cristo al hacerlo el Kyrios de todo.
1 1 Entre las cosas que Cristo ha determinado como Kyrios
está la determinación de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores
y doctores. N o se trata aquí de carismas, sino de ministerios, aunque
estos ministerios pueden connotar un carisma correspondiente. L a
distribución no es exhaustiva. Refleja la Iglesia docente primitiva.
El apostolado es el primero de los ministerios. Los apóstoles están
para predicar el Evangelio. Se distinguen de los otros predicadores
por cuanto han sido enviados por el propio Cristo resucitado en
persona, pasando a ser sus auténticos representantes, destinados a
echar el fundamento de la Iglesia (2,20). Son los verdaderos funda-
dores de la Iglesia. Los profetas se unen estrechamente con los
apóstoles a causa de la parte que han tenido en la fundación de la
Iglesia (cf. 2,20). El profeta habla bajo la acción del Espíritu
(1 Cor 14,30s; A p 21,6). Los evangelistas desempeñan un papel
importante en la primitiva Iglesia, como continuadores de la pre-
dicación del Evangelio y prolongación de los apóstoles. E n 1 Cor 12,
28 están en lugar de los doctores, que difícilmente se distinguen de
los pastores. Adviértase cómo los dos van unidos por el mismo
artículo. En Act 20,28, apacentar es la función propia del obispo,
707 Efesios 2,22-3,1
12
organizando así los santos para el ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo, 13 hasta que lleguemos todos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios y seamos el hombre perfecto,
que realiza la medida de madurez propia del pleróma de Cristo,
CAPITULO 5
L a caridad. 5,1-2
L a fornicación. 5,3-7
3 La fornicación: todo placer ilícito contra el sexto mandamien-
to, incluido el mismo adulterio. Toda impureza: término muy ge-
neral, que en el contexto 'inmediato puede relacionarse con la
materia sexual. Avaricia, πλεονεξία: San Jerónimo le dio un sentido
sexual, conforme con el contexto inmediatamente anterior: deseo
de gozar más y más (cf. 1 T e s 4,6). Los modernos generalmente
(Lightfoot, Robinson, Knabenbauer, Vosté, Zorell, Bover...) lo ex-
plican en el sentido de avaricia o codicia de poseer más y más. Las
riquezas son fuente de toda clase de placeres. Y así lo debe haber
visto Pablo. Ni se nombren: propiamente se refiere a la expresión,
a la pronunciación, que no se hable. Expresión hiperbólica, que
acentúa la recomendación. Cabe también un sentido bíblico de rea-
lidad: que no se den, que no existan. L a exhortación está motivada
en el ser mismo del cristiano, que está llamado a la santidad, a la
consagración y unión con Dios.
4 La torpeza: todo lo que es vergonzoso. Sin embargo, por
todo el contexto se ve que aquí trata de las conversaciones malas,
vacías o ligeras. El cristiano no debe manchar sus labios con malas
palabras, pues está consagrado a Dios. Por eso, sus labios han de
dedicarse a la alabanza y bendición de Dios.
5 L a motivación en este verso se remonta al castigo eterno de
los que obran mal. Conviene notar dos cosas: a) Cómo el reino de
Dios coincide con el reino de Cristo. El castigo del pecador con-
siste en la privación o separación de Dios y de Cristo, b) Los pe-
cados de lujuria y avaricia son una auténtica idolatría o servicio a
los ídolos.
6-7 En estos dos versos relaciona al cristiano pecador con los
infieles (hijos de la rebeldía). El cristiano que convive con los in-
fieles puede ser atraído por ellos a sus maneras de vivir, y si los
imita en los pecados, participará de su misma suerte de condenación.
La ira de Dios: el castigo divino. Se pone la causa por el efecto.
L a unión con los infieles en este mundo traerá la unión con ellos
también en el infierno.
Efesios 5,25-27 718
9
ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y el fruto
de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. 10 Distinguid lo
que agrada al Señor 11 y no participéis en las obras infructuosas de las
tinieblas, sino más bien condenadlas. 12 Porque las cosas que ellos
hacen ocultamente, es vergonzoso aun decirlas; 13 y al ser condena-
das, se revelan por la luz cuales son, y todo lo que es revelado es luz.
so. 2 Cor 11,2 alude a esta ceremonia. Pablo se hace el amigo del
esposo y cuida de presentar a Cristo a su esposa, que es la Iglesia.
Aquí el paralelismo de la comparación se rompe, y es el mismo
Cristo quien hace de esposo y de amigo, presentándose a sí mismo
a la Iglesia. En el A T es frecuente que Yahvé se compare con el
esposo, y el pueblo de Israel con la esposa (cf. Ez 16,8-14).
28 En este verso describe el amor del marido a la mujer, con-
tinuando la metáfora iniciada arriba: la mujer es el cuerpo del ma-
rido, que es la cabeza. Pues bien, en el orden humano, ¿quién no
ama a su propio cuerpo? Esto equivale a decir que el marido debe
amar a su mujer, como se ama a sí mismo. La identidad del marido
y mujer está en el fondo de todos estos versos (28-33).
29 En este verso tenemos: a j un principio general expuesto
según el paralelismo hebreo: ninguno odia, sino que todos aman
su propia carne; b) un hecho particular y concreto: el amor de
Cristo a su Iglesia.
30 La relación de este verso con el precedente es la siguiente:
La Iglesia, a quien ama Cristo, es su cuerpo, y cada uno de los
cristianos somos miembros o pertenecemos a este cuerpo. Por tanto,
Cristo nos ama a todos nosotros como parte de su cuerpo. U n
motivo más para que los maridos amen a sus mujeres: que son
miembros del cuerpo cristiano. Ya no es sólo que las mujeres son
cuerpo del marido; es que pertenecen también al cuerpo de Cristo.
El marido debe amarlas como a cuerpo propio y como a parte del
cuerpo de Cristo, como a miembro de su Iglesia. Así se conserva
la línea de las metáforas anteriores. Si consideramos el verso en
sí mismo, cabe otro aspecto para deducir el amor entre los esposos:
que ambas partes son miembros de un mismo cuerpo. Y en un
mismo cuerpo los miembros se aman entre sí y buscan el bien de
todos.
31 Con la cita de Gén 2,24 según los LXX, acentúa Pablo la
identidad que existe, según los planes de Dios, entre los casados,
fundamento del amor que se deben tener. Amor que debe estar
por encima del padre y de la madre, ya que el hombre ha dejado
al padre y a la madre para unirse con la esposa.
32 Este verso se puede explicar d e dos maneras, según que el
misterio se refiera a la unión del hombre con la mujer o a la unión
de Cristo con la Iglesia. ¿Qué es el misterio ? ¿El matrimonio como
símbolo de la unión de Cristo y de la Iglesia? (Médebielle, Huby,
S. Zedda, G. Stoeckhardt). ¿La unión de Cristo con la Iglesia?
(Masson, Abbott, B.J., González Ruiz). Abbott observa muy bien:
«Pablo hace constar que él aplica el texto del Génesis y el misterio
Efesios 5,83 724
33
es grande, hablo con relación a Cristo y a la Iglesia. En breve, por
lo que a vosotros toca, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo
y que la mujer reverencie al marido.
a la unión de Cristo y de la Iglesia y no al matrimonio». Masson
añade: «El misterio no está en el simbolismo del matrimonio, por-
que, en el N T , un misterio no es un símbolo y menos un tipo.
Conforme al uso paulino, particularmente en esta carta, misterio es
una realidad o hecho escatológico y mesiánico, que Dios esconde
en sí y que va gradualmente revelando a sus escogidos. En 3,1-14,
y particularmente en 3,6, se nos describe el misterio de Cristo como
la unión de los judíos y gentiles en un solo cuerpo bajo una misma
cabeza, que es Cristo. El gran misterio es, pues, la unión de Cristo
y de la Iglesia, descrita con los términos mismos con que Gén 2,24
describe la unión del hombre y la mujer. El misterio consiste en
que Cristo y la Iglesia forman una unidad, como el marido y la
mujer forman una carne, y, en la perspectiva de la exhortación a
los maridos, que Cristo ve en la Iglesia su propia carne para tratarla
como a tal. Este misterio estuvo escondido por los siglos, pero
ahora, después de la glorificación de Cristo, ha sido revelado a los
profetas de la nueva alianza, y por esto Pablo puede fundar en esta
unión matrimonial de Cristo y de su Iglesia la moral de los ca-
sados. Este misterio de Cristo unido a su Iglesia es grande. No
cabe una unión más estrecha entre Cristo y sus fieles, entre Dios
y la criatura. Schlier nota justamente que el matrimonio cristiano,
en cuanto que guarda relación con la unión de Cristo y de la Igle-
sia, entra a formar parte del mismo misterio, del gran misterio.
Esto equivale a elevar el matrimonio cristiano y conferirle una dig-
nidad única. El matrimonio cristiano está dentro del plano de lo
sobrenatural y de la Iglesia.
33 Después de la digresión del misterio de Cristo y de la
Iglesia, termina la exhortación práctica a los casados con el mutuo
amor que se deben profesar. En el marido habla de amor; en la
mujer, de reverencia, porque supone que el hombre está por en-
cima de la mujer 2 .
CAPITULO 6
I m p o r t a n c i a d e la oración. 6,18-20
Algunos han creído que la oración no tenía nada que ver con
las armas del cristiano, pero no comprenden que Pablo no sigue
una lógica abierta, sino una realidad sobrenatural y profunda, dentro
de la cual la oración es clave, como fuente de la energía sobrenatural
y de la unión con Dios. El estilo enrevesado delata la abundancia
de Pablo.
18 Hemos añadido el verbo vivid porque lo exigía el estilo
castellano: δια προσευχής, genitivo modal y oración en general.
La oración constante triunfa en todo tiempo, y más cuando se hace
por la virtud del Espíritu. Los santos son los cristianos.
19 Pablo pide que también rueguen por él, no para que sea
puesto en libertad, sino para que Dios le dé palabras verdaderamente
inspiradas, palabras que vienen de Dios y traen la fuerza de Dios.
También pide el valor en la predicación del evangelio (cf. 1 Tes 2,2).
Lo que él llama también «no avergonzarse del evangelio, porque es
poder de Dios» (Rom 1,16), lo que supone una conciencia de que
el evangelio es la fuerza de Dios para salvar, no obstante que sea
locura para los gentiles y escándalo para los judíos. El misterio del
evangelio se ha descrito en 3,3-10. BG omiten el genitivo del evangelio.
El sentido del genitivo, que está bien asegurado en la crítica textual,
es considerado por algunos como epexegético, el evangelio que es
un misterio (Oltramare); pero es mejor tomarlo como subjetivo,
el misterio que es o predica el evangelio (Masson).
20 Cuyo: del evangelio que anuncia el misterio. Es tanto como
el evangelio de Cristo, el evangelio que anuncia a Cristo salvador.
Soy embajador: lit. «desempeño legación»; πρεσβεύω es palabra téc-
nica para expresar la misión o legación del emperador. Nótese la
antítesis: Pablo es embajador de Dios que anuncia el misterio de
Cristo en la predicación del evangelio, pero se presenta con cadenas,
en prisión, desde donde escribe la carta. Este pensamiento es autén-
ticamente paulino.
731 Efesios 2,22-3,1
21
Y para que sepáis también vosotros mis cosas, qué es lo que
hago, de todo os informará Tíquico, el hermano querido y fiel minis-
tro en el Señor. 22 Lo he enviado a vosotros por esto mismo, para que
conozcáis nuestras cosas y aliente vuestros corazones. 23 Paz a todos
los hermanos y amor con fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesu-
cristo. 2 4 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesu-
cristo con un amor incorruptible.
Epílogo. 6,21-24
En el epílogo recomienda a Tíquico, portador de la carta (21-22),
y bendice a los lectores (23-24).
21-22 Tíquico lleva la carta y noticias de viva voz sobre el
estado de Pablo. También lleva una misión de edificación.
23 Dios Padre y el Señor Jesucristo van en la misma línea
como principio de paz, de amor y de fe. La paz figura en primer
término, que era el saludo hebreo. Aquí, el conjunto de bienes
cristianos. Pablo la desea a los hermanos, a todos los cristianos.
El amor puede referirse al amor de Dios, como en 2 Cor 13,11.13;
pero sin excluir el amor fraterno. La fe acompaña a los dos dones.
La fe es lo que nos une con Dios y con Jesucristo, y de ellos nos
viene la paz y el amor. La caridad tiene aquí un sentido absoluto.
24 Ahora aparece por separado la gracia, que en otras cartas
se une con la paz y que corresponde al saludo griego. El sentido
de gracia se identifica con el de paz. Es la benevolencia de Dios
como principio de los dones sobrenaturales. U n nuevo nombre de
los cristianos: «todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo».
Antes los ha llamado santos, hermanos. En έν αφθαρσία, en incorrup-
tibilidad. Dibelius y Benoit la refieren a Jesucristo. Es buen argu-
mentó la proximidad gramatical: Jesucristo está en estado de inco-
rruptibilidad, de gloria. El sentido también es perfecto y paulino.
Otros (Huby, Oltramare, Scott, Vosté, Zerwick) lo unen con el
verbo amar y le dan un sentido modal: el amor es incorruptible,
que versa sobre cosas de otro mundo, sobrenatural, que no se
corrompe.
CARTA A LOS FILIPENSES
TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR
AUGUSTO SEGOVIA, S. I.
Profesar en la Facultad de Teología de Granada
INTRODUCCION
1. Destinatarios.
La ciudad de Filipos 1 debe su nombre al rey Filipo II de Mace-
donia, padre de Alejandro Magno. En 358-357 a. de C., aquel
rey, habiendo sido llamado en auxilio de la antigua colonia Krenides
(ciudad de las fuentes), amenazada por los tracios, ocupó la comarca
y fundó una colocia fortificada (junto a la actual Filibah), que,
con el nombre de Filipos, recibió los privilegios de una ciudad
libre con autoridades y moneda propias. Como sus habitantes eran
en su mayoría descendientes de italianos, sobre todo después del
triunfo de Augusto en Accio (31 a. de C.), la ciudad tomó más
bien un carácter romano que griego, gozando, desde esta fecha,
del título oficial: Colonia Augusta Iulia Philippensium, a d e m á s del
Ius Italicum, con lo cual sus habitantes eran ciudadanos romanos
(Act 16,21); según las inscripciones, la mitad, al menos, de la
población era de origen y lengua romana. La situación de la ciudad,
junto a la gran carretera comercial Via Egnatia, entre Oriente y
Occidente, le daba singular importancia. Una reducida comunidad
de judíos habitaba a orillas del Gangites en los confines orientales
de Filipos. Hacia el 50 ó 51 d. de C., Pablo, procedente de Tróade
y pasando por Neápolis, llega a Filipos, acompañado de Silas,
Timoteo (y Lucas?) (Act 16,11-40). Por entonces poco tiempo
pudo Pablo permanecer allí, debido a la persecución que se levantó;
pero la nueva comunidad, formada sobre todo por gente venida
del paganismo, se mantuvo firme en días de prueba (1,29ss) y vino
a ser la preferida del Apóstol, su gloria y su corona (4,1); de ella
recibió más de una vez subsidios para su mantenimiento (4,15).
El, por su parte, la visitó después, en el invierno del 57 y en la
Pascua del 58 (Act 20,106).
2. Ocasión y finalidad.
Encontrándose Pablo en prisión (1,7,138.17) recibe una buena
limosna de los filipenses (4,18). El portador, Epafrodito, después
de visitarle, cae gravemente enfermo, lo cual produce gran inquie-
tud en Filipos (2,26). Una vez restablecido, es enviado a los suyos
por Pablo (2,25), a fin de tranquilizarlos. Al mismo tiempo,
Epafrodito, según parece, recibe el encargo de llevar nuestra carta
a los suyos. En ella Pablo, con toda gratitud, acusa recibo de la
limosna, prepara una buena acogida a Epafrodito y aprovecha la
ocasión principalmente para exhortar a la unión mutua y, como
ג
C f . J . S C H M I D T , a r t . Philippoi: P W 1 9 , 2 2 1 2 s s ; P . L E M E R L E , Philippes et la Macédoine
Orientale a l'époque chrétienne...: Bibl. Fr. d'Athénes et de Rome, 158 (París 1945) P-i.
c. 1,7-60; P. CAPORALE, La colonia romana di Filippi e le origine della sua chiesa: San Paolo da
Cesarea a Roma, a cura di B. MARIANI (Roma 1963) 193-205.
735 Introducción a los Filipenses
fundamento de ésta, a la humildad. Por lo demás, inculca la perse-
verancia en la fe y el progreso en la piedad cristiana.
3. Significación 2 y autenticidad.
Junto con la epístola a Filemón, es la más íntima y personal:
«Poderosamente se acentúa en ella el tono más profundo de la
piedad cristiana: la alegría... Al ímpetu juvenil de la fe se asocia la
madura generosidad; lo objetivo triunfa sobre la susceptibilidad
personal (1,18); el amor cristiano se manifiesta en todo lo que tiene
de íntimo y de viril (1,8; 3,2)» (Heinzelmann). Psicológicamente,
es de gran interés el tránsito en Pablo del fariseo convencido al
ardiente seguidor de Cristo. La mística del anhelo por la estrecha
unión con el Señor, a través, si llega el caso, del martirio, preludia
las expresiones inmortales de Ignacio de Antioquía. Dogmática-
mente, el himno cristológico (2,5-11) es de suma trascendencia;
también es notable la alusión a la inmediata unión con Cristo después
de la muerte corporal de Pablo (1,23). El conjunto de fondo y forma
y el testimonio extrínseco, que se remonta a la carta de San Poli-
carpo, hacia el 120, no dejan lugar a duda sobre la autenticidad
de la epístola paulina, que hoy día se puede dar como universalmente
reconocida en su conjunto; que incluso el himno sea de Pablo, lo
explicaremos en su lugar.
4. Lugar y fecha de composición 3 .
Pablo estuvo preso varias veces (2 Cor 11,23); pero de un largo
encarcelamiento, cual parece ser el que se presupone aquí (1,12;
2,25) sólo conocemos el que termina el año 63 en Roma con su
puesta en libertad (Act 23,23-28,31). Como en 1,12-26 se sugiere
la perspectiva de una pronta liberación, la carta parece haber sido
escrita en la primavera de dicho año. Sin embargo, desde 1900,
varios exegetas se inclinan a colocar la redacción de la epístola en
Efeso, entre el 54 ó 56 y el 57 (Deismann, Goguel, Michaelis,
Benoit, González Ruiz, etc.). Las razones aducidas son «dignas de
consideración, pero no convincentes» (Staab). La mención del Pre-
torio y de los servidores del César (1,13 y 4,22) se pueden realmente
aplicar a Efeso, pero el silencio absoluto de una larga prisión en
esta ciudad y del correspondiente proceso pesa bastante en contra
de tal hipótesis. Se arguye que la distancia entre Roma y Filipos
era demasiado grande para explicar las alusiones que se suponen
en las referencias de 2,19.24.25-30. Pero no hay que desconocer
el frecuente tráfico de entonces entre Roma y las provincias y que
en ella Pablo estuvo preso dos años enteros. Resumiendo: la prisión
romana de Pablo como lugar de composición de la carta «puede
afirmarse entre tanto con toda cautela» (Heinzelmann, F. W . Beare).
Fecha: entre el 62 y el 63.
2
Cf. F. GRYGLEWICZ, Die Schónheit S. Paulusbriege an die Philipper: Annales Thcologico-
canonici 3 (1956) 161-190.
2
Cf. P. DACQUINO, Data e provenienze della lettere ai Filippensi: RivV 6 (1938) 224-234.
736 Introducción a los Filipenses
5. Contenido y disposición.
I. Salutación: 1 , 1 - 2 . — I I . Acción de gracias y o r a c i o n e s p o r los
filipenses: 1,3-11.—III. Noticias sobre la situación de Pablo preso:
1,12-26.—IV. Exhortación a la unidad y negación de sí: 1,27-2,4.—
V. Himno cristológico: el modelo supremo de renuncia y abatimiento,
Cristo Jesús: 2,5-11.—VI. Lo que espera Pablo de los filipenses:
conducta digna del evangelio: 2,12-18.—VII. Lo que hace Pablo
por ellos: envío de Timoteo y Epafrodito: 2,19-3,1.—VIII. Tenta-
ciones peligrosas: los judaizantes-Ios cristianos paganizados, 3,2-21.—
IX. Ultimos consejos pastorales: unidad-alegría-ideal ético: 4,1-9.—
X. Gratitud por el donativo de los filipenses: 4,10-20.—XI. Con-
clusión. Saludos y bendiciones: 4,21-23 4 .
6. Bibliografía selecta.
A) Comentarios antiguos: SAN JUAN CRISÓSTOMO: M G 62,177-298;
TEODORO DE MOPS., The Latín Versión with the Greek Fragments, ed.
Η . B . S W E T E , I (Cambridge 1880) 197-252; TEODORETO DE C I R O : M G 82,
557-89·
B) Comentarios modernos católicos: K. J. MÜLLER, Des Ap. Paulus
Brief an die Philipper (Freiburg i. Br. 1899); J . KNABENBAUER: CSS ( I 9 I 2);
F. T I L L M A N N : H S N T (1931); J . H U B Y : VS (1935); A. M É D E B I E L L E : SBPC
(1938); P. BENOIT: BJ (1949); K. STAAB: R N T (1959); E. PETERSON, Apos-
tel u. Zeuge Christi. Auslegung d. Philipperbriefes (Freiburg i. Br. 1952);
J . M. GONZÁLEZ R U I Z , Cartas de la cautividad (Roma-Madrid 1956);
TEODORICO DA CASTEL S . P I E T R O : S B G ( 1 9 6 1 ) .
C) Comentarios modernos no católicos: B. WEISS, Der Philipperbrief
(Berlín 1859); J. B. LIGHTFOOT, St. Paul's Epistle to the Philippians (Lon-
don 1885); M. R. VINCENT: I C C (1897); A . PLUMMER, A commentary on
St. Paul's Epistle to the Philippians (London 1919); K. BARTH, Erklarung
d. Philipperbriefes (München 1928; reimp. Zürich 1947); M. D I B E L I U S
( = Dib): H N T (1938); J. H . MICHAEL: M F F (1948); P. BONNARD: C N T
(1950); E. LOHMEYER: M K N T (1953); J. J. MUELLER: N I C N T (1955);
E. F. SCOTT: IB (1955); G. HEINZELMANN: N T D (1955); H. C. G. ΜΟΥ-
LE, The Philippians Studies (London 1956); F. W . BEARE: B N T C (1959);
R. P . M A R T I N : T N T C (1960); W . HENDRICKSEN, Philippians (Gran Rapid
1962).
4
Sobre la unidad literaria de la carta: J. MÜLLER-BARDOFF, Zur Frage d. lit. Einheit
d. Phil. briefes: W Z [Jena] 7 (1957) 591-604. Ultimamente contra la unidad: B. D. RAHTJEN,
The three Letters of Paul to the Philippians: N T S t 6 (1960) 167-173. Rahtjen supone que el
texto recepto de la carta probablemente es una combinación de tres epístolas paulinas: 1. a ,
Phil 4,10-4,20. 2. a , Phil 1,1-2,30 y 4,21-3. 3. a , Phil 3,1-4.9· La hipótesis es ingeniosa y solu-
ciona algunas dificultades, pero contiene sugerencias difíciles de admitir; v.gr., supresión
del saludo paulino en 1. a y 3. a ; traducir Χαίρετε (3,1 y 4,4) por ¡adiós! ¿Qué sentido puede
tener en 4,4: '!Adiós en cualquier ocasión!'?, etc. Este artículo ha sido refutado por B. S.
MACKAY, Further Toughts on Philippiani: 1 N T S t 7 (1961) 161-170; V. FURNISCH, The Place
a purpose of Phil 3: N T S t 10 (1963) 80-88, se inclina a considerar el c.3 como un postscriptum
de Pablo. De nuevo en contra dé la unidad: G. BORNKAMM, Der Philipperbrief ais Paulinische
Briefsammlung: Neotestamentica et Patrística... Suppl. to N T 6 (1962) 192-202: las tres cartas
son: Β (1,1-3,1); C (3,2-4); A (4,10-20) Ultimamente, C. O. BUCHANAM, Epaphroditus Sickness
a. the Letter to the Philippians: Evang Quart 36 (1964) 157-166: unidad entre 2,25-30 y 4,10-20.
7.65 Filipenses 2,14-15
CAPITULO 1
S.Escritura: NT 2 24
Filipenses 1,4-6 73S
4
otros, siempre en todas mis súplicas, pidiendo con alegría por todos
vosotros, 5 a causa de vuestra participación en el Evangelio, desde el
primer día hasta el presente, 6 persuadido de que quien empezó en
vosotros [esta] buena obra, la llevará a [su] término hasta el día de
se acuerdan de él, sino por la participación de ellos en el Evan-
gelio (v.5): así parecen pedirlo el contexto y los pasajes paralelos.
4 Siempre... pidiendo precisa la modalidad del recuerdo. Sú-
plicas: lit. «en toda súplica mía»: δέησις = necesidad, carencia,
ruego; en el N T : del hombre respecto de Dios. Pidiendo: lit. «ha-
ciendo la súplica, rogando». Sobre el objeto de ésta cf. v.9-10. Con
alegría: nota dominante de la carta: 1,18.25; 2,2.17.18.28.29; 3,1;
4,1.4.10. No siempre el recuerdo de los fieles alegraba a Pablo.
5 A causa de: con dativo, sobre, acerca de; aquí sentido causal:
lo que hace que Pablo les recuerde alegremente y dando gracias
a Dios (v.3); el v.4 viene a ser un paréntesis (cf. J. J. Müller). Vues-
tra participación, κοινωνία: lit. «comunicación». Es idea frecuente
en la carta (2,1; 3,10; 4,15); en forma adjetival o participial con el
prefijo συν = copartícipes (1,7; 4,14). La palabra griega sugiere
más bien la idea de «tomar parte responsable» en la gran obra· del
evangelio y no tan sólo la de «recibir un don» (cf. Heinzelmann);
es una «incorporación» al alegre mensaje (Peterson) 5 . En el Evan-
gelio: lit. «hacia el evangelio». Los filipenses han colaborado a la
propagación del evangelio, enviando subsidios a Pablo (Crisósto-
mo). Hay otras maneras de cooperar que no se excluyen aquí, pero
a las que no parece referirse directamente el Apóstol, considerado
el contexto; v.gr., aceptar con presteza la predicación del evange-
lio, como interpreta Teodoreto 6. Desde el primer día: la frase se
entiende obviamente de actos repetidos; Pablo subraya con gratitud
la constancia de la beneficencia filipense para con él (cf. 4,15).
6 Persuadido: ττεττοιθώς, perf.; el verbo pr.: confiar; aquí, más
bien, estar seguro o convencido. Otra razón para dar gracias a Dios
y alegrarse: al ver vuestro excelente espíritu de constante colabora-
ción, abrigo la esperanza de que Dios os ayudará hasta el fin. De
que: lit. «de esto mismo, de que...»; es decir, en cuanto al futuro,
tengo esta misma confianza por el hecho mismo de vuestra perse-
verancia. Para otros, la frase está en conexión con la cláusula que
sigue: tengo esta misma confianza,, a saber, que quien comen-
zó... 7 . Quien empezó: ó έναρξάμενος, part.: el iniciador. Esta bue-
na obra de activa participación en el evangelio. «Que la buena obra
sea una ulterior alusión al subsidio pecuniario (Dibelius), apenas
es probable» (Barth). En todo caso, la frase puede tener un sentido
más amplio que aquél (Plummer). De hecho el concilio Tridentino
alude a ella al tratar de la firmísima confianza que se debe colocar
5
Sobre el empleo de κοινωνία en el N T , cf. H. SEESEMANN, Der BegriffK. im NT 14:
Beiheft z. Z N T W 32 (1933) 108; otras indicaciones, en LOHMEYER.
6
En cuanto a la construcción, cf. 4,15; Test Zab 3,1; γαρ τό τίμημα αύτοΟ εγώ ουκ
εκοινώνησα; BLASS-DEBR., § 205, y LOHMEYER. Sobre el tema del Evangelio cf. G. EICHHOLZ,
Bewahren u. Bewahren d. Evangeliums. Der Leitfaden v. Phil 1-2. Festschrift f. E. Wolf, Mün-
chen (1962) 85-105.
7
Sobre la construcción, cf. BI,ASS-DEBR, §154·
7.65
Filipenses 2,14-15
7
Jesucristo; pues es justo que sienta yo esto de todos vosotros, ya que
os llevo en el corazón, a vosotros todos, que participáis de mi gracia
en mis cadenas y en la defensa y consolidación del Evangelio. 8 Porque
testigo m e es Dios cuánto os echo de menos con el ardiente amor de
en el auxilio divino para perseverar hasta el fin: «Dios, como empezó
la obra buena, así también la acabará (perficiet), si ellos (los fieles)
no faltan a la gracia de El». El hombre libre es quien persevera,
pero Dios quien consuma, actuando en el hombre 8 . La llevará a
(su) término: επιτελέσει, de τέλος,, fin. Este verbo, en conexión
con el precedente (comenzar), ένάρχομαι, se halla en los escritos
de las religiones paganas de los misterios: comienzo y fin de las ce-
remonias de iniciación; de todos modos, el contenido ideológico
en Pablo es naturalmente muy distinto 9 .
El día de Jesucristo, o día del Señor; se entiende de su parusía,
de su regreso para juzgar, motivo que recurre en Pablo cuando
exhorta a la vigilancia y a la fidelidad (cf. 4,5).
7 Como: καθώς, partícula introductoria: como, ya que... es
justo por mi parte, es mi deber personal pedii por vosotros (v.4)
o (menos probablemente) tener esta persuasión (v.6). Sienta yo:
lit. «sentir» esto (cf. 2,2). Ya que: lit. «por el teneros yo», os llevo en
el corazón, fórmula atestiguada en la literatura pagana del si-
glo 1 10 : «guardo un afectuoso recuerdo de cómo participáis» (Plum-
mer); más aún: «mi solicitud por vosotros no se aparta de mi cora-
zón» (Tom.), siendo como sois partícipes... Participáis: lit. «sois
copartícipes» 11 de mi gracia: μου της χάριτος puede entenderse:
partícipes conmigo en la gracia; pero el contexto pide más bien esta
otra conexión: en mi gracia, ya que la gracia exige una determina-
ción, y el pronombre en genitivo, de mí, con frecuencia se pone
antes del término a quien pertenece (cf. 2,2; 4,14) (Knab.). Para
Pablo, su prisión, su defensa, sus cadenas, son un favor, un privi-
legio divino (Plummer), en el cual «su comunidad puede y debe
tomar parte» (Tillmann); cf. v.28-29, Ya Q u e e l Apóstol completa
en su cuerpo lo que faltaba a las aflicciones de Cristo por la Iglesia.
En mis cadenas y en la defensa y consolidación: cadenas, compendio
de los actuales sufrimientos de Pablo; defensa y consolidación (tér-
minos acoplados con la prep. en) son dos aspectos de su obra:
defensa ante el juicio del César (más bien que contra los críticas he-
chas al evangelio, de las que hablará en el v.16); confirmación del
evangelio con argumentos contra judíos y gentiles. Ambos vocablos
son jurídicos: απολογία y βεβαίοοσις.
8 Porque: como si dijera: así es, me acuerdo con tanto afecto
de vosotros, que, no contento de llevaros en mi corazón, «quisiera
8 Cf. C. Tridentino, ses. 6.A c.13: Dz 806.
9
Cf. 1 Cor 1,8. En Rom 15,28: έτπτελέσας, con el sentido de acabar un asunto. Acerca
de la polaridad άρχή-τέλος compárense: 2 Cor 8,6.IOSS; Gál 3,3; Heb 12,2. Antítesis pare-
cida en sentido ético: PLUT., Mor 16A (de aud.poet. 1); cf. H. ALMQUIST, Plutarch u. das N T :
Acta Sem. Neotest. Upsaliensis, 15 (1946) 117. Sobre Filón e Ignacio Ant., cf. LOHMEYEK.
10
Vg. OVIDIO, Trist. 5,4.23-24: «te... in toto pectore semper habet». La misma cons-
t r u c c i ó n e n P . H E R M . , Mand. 12,4,3 ( G C S 48,45, ed. M . WHITTAKER).
11
Cf. v.5; F. OGARA, Socios gaudii mei omnes vos esse... Phil 1.6-11. Notae exegeticae:
VD 15 (1935) 324-328.
Filipenses 1,9 740
9
Cristo Jesús. Y esto pido: que vuestra caridad vaya creciendo más y
C A P I T U L O 2
1
Por ει τι; cf. B L A S S - D E B R . , § 137,2. Sobre esta primera perícopa del capitulo, cf. W . B A R -
CLAY, Great Themes on the Ν. Τ.: I. Philippians II 1,11: ExpTim 60 (1958) 4-7; Bo R E I C K E ,
Unité chrétienne et diaconie. Phil 2,1-11: Neotestamentica et Patrística 203-212.
2
En un sepulcro del tiempo de Adriano se lee: τταραμύθιον, del padre y de la madre
(cf. K A I B E L , Epigrammata 951.4)· Spicq entiende άγάττη del amor hacia Dios (o.c., 255).
Filipenses 2,2-4 752
trañable compasión. 2 colmad mi alegría, teniendo el mismo sentir,
la misma caridad, la misma alma, las mismas aspiraciones. 3 Nada
hagáis por rivalidad ni por vanagloria, sino que cada uno con humil-
dad tenga a los demás como superiores a sí mismo, 4 no mirando úni-
camente a lo suyo, sino también a lo de los otros.
de su pensamiento (Plummer). Otros prefieren ver aquí o un so-
lecismo (los dos plurales dependen del sing. mase, τις) o el em-
pleo de una forma indeclinable (τι) por razón de simetría en las
cuatro cláusulas consecutivas.
2 Colmad: ya estoy alegre por las buenas noticias de vosotros
(cf. 1,4,5); llenad ahora mi gozo. Teniendo: lit. «para (iva puede
expresar súplica o deseo) que sintáis» (φρονήτε); cf. 4,2. Lo mismo:
es decir, lo que se amplifica en las cláusulas siguientes; el sentido
que da Barth resulta alambicado: origen divino de todo lo que
puede ser verdad y justicia en cada uno. La misma alma, σύμψυχοι-
(adj.): unánimes (Vg). Unico ejemplo en el N T 3 . Las mismas
aspiraciones: lit. «sintiendo lo mismo (cf. 4,2), explicación de la
frase anterior (Crisóst.). Traducimos aspiraciones, pero en griego
se repite el verbo sentir, con que empezó la enumeración, sólo que
el complemento era allí τό αυτό y aquí τό εν (idem et unum). Estos
dos pronombres, ¿expresan la misma idea? Así muchos (v.gr., Plum-
mer), que aducen la frase corriente εν και ταύτό (Polibio, Arísti-
des, etc.): unum atque idem. Otros (como Hipól., Knab.) entienden
por uno algo especial, necesario, que ya conocen los filipenses,
v.gr., la causa de Cristo, la salvación de ellos. Exegesis posible,
pero rebuscada.
3 Nada hagáis, etc.: subraya en concreto los obstáculos a esa
unión de los ánimos. Nada (hagáis o sintáis), concordando con la
cláusula anterior: teniendo el mismo sentir (v.2). Rivalidad: espíritu
de partido (cf. 1,17); κατά con acusativo: según, por. Vanagloria:
esta apetencia desordenada de gloria es origen de rivalidad y de
envidias, es «refrigerante de la caridad» (Crisóst.). Humildad: ταπεινό-
φροσύνη no se halla en el griego clásico; implica sentir bajamente
de sí, es virtud opuesta al vicio de la vanidad. La demisión de sí
lleva a considerarse inferior a los otros, como se indica a conti-
nuación 4 . Cada uno tenga: pr. teniendo, juzgando (en pl., vos-
otros): ηγούμενοι (arbitrantes) 5 .
4 No mirando, del verbo σκοπέω, ver atentamente (cf. 3,17).
Cada uno 6 a lo suyo (pl.): τά εαυτών, las cosas propias, el propio
interés; sino también: en griego se repite el sujeto «cada uno», pero
en plural (único ej. en el N T ) .
3
Menos probable es el sentido con toda el alma, que le da A . F R I D R I C H S E N , σύμψυχοι =
όλη ψυχή: Philol Wochenschr 58 (1938) 910-912. La caridad es el alma que anima la vida del
cristiano (Spicq).
4
Epicteto y Josefo usan el vocablo en sentido peyorativo. Acerca de la virtud cristiana
de la humildad en el N T , cf. L . G I L E N , Demut des Christen nach d. NT: ZAzsMyst 13 (1938) 1
266-284. Sobre el contraste con el concepto aristotélico de μεγαλόψυχος (de alma grande), ן
cf. BARCLAY, a.c., 6,7.
5 P46DI...: προηγούμενοι, dar ventaja, cf. Rom 12,10. Agrícola y Domicia Decidiana,
su mujer, según Tácito, «vixerunt mira concordia per miram caritatem et invicem se ante-
ponendo» (Agrie. 6,1).
<> έκαστος: P 4 6 S C D . . . ; έκαστοι (plur.): ΒΑΤ ( T H W M ) .
753 Filipenses 2,5
5
Tened en vosotros estos sentimientos, que [había] también en
influjo terminológico de los vocablos hebreos mar' aht + ar o del arameo chézú sobre Flp 2,6a
y 7a: Der Einfluss v. Is. 52,13-53,12 par auf Phil. 2,6-11: ThQ. 139 (1959) 156-193. En contra
de la alusión a Isaías 53 escribe B O R N K A M M , o.c., 180, después de W . M I C H A E L I S (coment. 3 7 )
y E . KASEMANN (LE., 3 3 6 ) .
29
Cf. Rom 1,23; 5,14; 6,5; 8,3. En estos pasajes—nota Henry—*parece subrayarse la
identidad formal de los seres que se comparan». Con todo, creemos que, de ellos, sólo
Rom 5,14 puede aducirse claramente para ilustrar Flp 2,7b.
30
Gál 4.4; Le 2,7.
31
En nuestro pasaje de Flp leen hombre (singular): P 4 6 Meior. Tert Or Cypr...
32
Cf. Hebr 2,17.
Filipenses 2,8 760
8
c o m o hombre. | Se abajó, | hecho obediente hasta la muerte, muerte
62
Cf. M. BRUNEC, V D 40 (1962) 270-275. Injustificada resulta, en todo el contexto, la
traducción de O . GLOMBITZA : «no os procuréis con temor y temblor vuestra bienaventuranza».
Cf. art. Mit Furcht u. Zittern, Zum Verstandnis v. Phil. II 12: N T 3 (1959) 101.
63
Θεόξ (pred.) = Dios; εστίν = es; ό ενεργών (suj.) = el operante. Θεός carece dear-
tículo en S A Β G.
64 Gf. K. W . CLARK, The Meaning of ενεργέω... in the NT: JBLit 5 4 ( 1 9 3 5 ) 9 3 - 1 0 1 .
65
V.gr., M t 11,26; Le 2,14; 10,21; Ef 1,5.
66
Cf. A. HARNACK, Ueber den Spruch <׳Ehre sei Gott in der Hohe» u. das Wort «Eudokia».
Sitzugnsber. d. kgl. preuss. Akad. Wiss. (Berlín 1915) 867SS.
7.65 Filipenses 2,14-15
buena voluntad. 14 Hacedlo todo sin murmuraciones ni vacilaciones,
15
para que seáis irreprochables y sin mezcla [de mal], hijos de Dios
sin tacha en medio de una generación falsa y pervertida, entre los
aducido en los documentos del Magisterio eclesiástico para probar
la necesidad de la gracia actual en el orden sobrenatural, contra los
pelagianos (Indiculus: D B 141); incluso también para lo que, en
la controversia con los semipelagianos, se denominó initium fidei,
comienzo de la fe, fe inicial, querer, desear, invocar la misericordia
divina (cf. concilio Arausicano, can.4: D B 177). El concilio Tri-
dentino, ses.6 c.13 (DB 806), cita nuestro pasaje cuando habla de
la perseverancia, inculcando la confianza en Dios, «que acabará
nuestra buena obra, como la empezó... (Flp 1,6), obrando el querer
y el consumar»: operans velle et perficere (cf. Rom 7,18). Con todo,
nótese que, en Phil 2,13, perficere (vers. Vulg) en el original griego
no tiene el sentido de consumar, sino simplemente de obrar: facere
como traduce el Indiculus, c.9 (DB 141).
14 Hacedlo todo sin murmuraciones, ni vacilaciones: después de
exhortarlos en general a trabajar por la propia salvación, desciende
Pablo a puntos particulares. Ante todo, en presencia de las difi-
cultades que ocurren, hay que someterse a los designios de la divina
Providencia, sin murmurar ni vacilar: tal vez alusión a las quejas
de los israelitas en el desierto 6 7 . Murmuraciones: el giro «hacedlo
todo sin murmurar» parece referirse a la exteriorización de tales
actitudes. Vacilaciones, διαλογισμοί, reflexiones, pensamientos, dis-
cusiones, dudas. De suyo, tanto la forma nominal como la verbal
se suelen referir a discusiones o con otro o consigo interiormente.
Aquí más bien tiene el matiz de duda (Meyer, Lips., Tillmann,
Staab): sin detenerse demasiado a deliberar si esto será útil, nece-
sario o no; si Dios cumplirá sus promesas de remuneración; sin
vacilar ante el sacrificio, etc. En los LXX se dice sobre todo de los
impíos, y en sentido peyorativo, de los buenos.
15 Para que seáis: y así os mantendréis... Es el fruto de la
buena conducta a que se exhorta en el v.14. Irreprochables: el pa-
ganismo depravado, con quien hay que convivir, suele interpretar
mal aun la buena acción; de aquí la necesidad de mostrarse irre-
prehensibles (Est.) 68 . Sin mezcla: ακέραιοι (adj.), se dice del vino
puro 6 9 ; del metal sin escorias 7 0 . En el N T se subraya la sencillez
de carácter (Lightfoot). Hijos de Dios: como corresponde a la dig-
nidad de... Contraste con los israelitas en el desierto, de los cuales
se dice en el Cántico de Moisés (Dt 32,5) que no son hijos de
Dios.
Sin tachaיl; generación falsa. El calificativo «raza falsa y perver-
sa», que en el citado pasaje (Dt.) se aplica a Israel, ingrato a los
favores de Yahvé, aquí, en Pablo, se dice del paganismo. «Entre»
67
Cf. Ex 16,7; N ú m 14,2ss, etc.
68
Este objetivo próximo del buen ejemplo excluye la perspectiva escatológica (v.16b).
69 Cf. Athen. 2,45·
70
V.gr., P L U T . , Mor. 1 1 5 4 .
71
En los L X X , άμωμος con frecuencia se refiere a las víctimas de los sacrificios. En Pa-
blo con sentido moral: Ef 1,4; 5,27; Col 1,22; Heb 9,14.
Filipenses 22,9-31, 766
cuales brilláis, como astros en el mundo, 16 ofreciendo la palabra de
vida a fin de que en el día de Jesucristo pueda yo gloriarme de que no
los cuales brilláis: lit. «en los cuales», concordando con los individuos
de la generación (que se sobrentienden) 7 2 . Brilláis (indicativo, no
imperativo), de φαίνομαι, aparecer, brillar. Lightfoot, Vincent,
Plummer, Knabenbauer, retienen aquí el primer sentido, negado el
segundo, que sería el de φαίνω. Prácticamente, al menos refiriéndose
a objetos luminosos, no hay dificultad en conservar la segunda ver-
sión: así Tillmann, Bauer, Staab. El caso de M t 2,7 es distinto:
claramente se trata de fijar cuándo apareció la estrella. De todos
modos, se subraya aquí el contraste entre el resplandor de los
fieles «por la fuerza de su fe y la pureza de su vida» (Staab) y la no-
che del paganismo, sentado en sombras de muerte. Astros, φωστήρ
cuerpo luminoso, en especial estrella. Por lo que toca al N T , sólo
recurre en A p 21,11, con el sentido de brillo. En el A T , los LXX
lo emplean comúnmente referido al sol, luna, estrellas 7 3 . Erasmo,
Calv., Lohmeyer, Bover y otros entienden por φωστήρ antorcha;
modernamente suelen aducir el ejemplo de las carreras de antorchas
en las fiestas religiosas griegas, sobre todo en Eleusis; los cristianos
serían λαμπαδέφωροι y su testimonio, una gran procesión de antor-
chas, donde se lleva en alto (cf. επέχοντες, ν. 16) la palabra de Vida
(cf. Gonz. Ruiz). Pero, dado el uso bíblico del vocablo, el contexto
de nuestro pasaje (aposición: en el mundo) y la diversa terminología
en ambos casos, creemos menos probable tal interpretación 7 4 . En
el mundo: κόσμος, Universo; quizá firmamento, por oposición a la
tierra. Lightfoot: aparecéis en el mundo moral; pero entonces «en
el mundo» sería una expansión sin sentido de «en los cuales» (Vin-
cent). Retenemos, pues, la conexión: como astros en el mundo
físico.
16 Ofreciendo la palabra de vida: es decir: «si presentáis a las
tinieblas del paganismo, plasmada en vuestra vida, la luz de la
doctrina evangélica» (Beelen, Ewald). Ofreciendo: επέχω, tener so-
bre (επί-); aplicar; dirigir; mostrar, ofrecer, v.gr., alimento o be-
bida (en los clásicos). También puede entenderse: retened ese ger-
men de vida que recibisteis; o ateneos a la palabra de vida (Till-
mann) en el sentido de aplicarse 75 ; si no, vuestra luz se extingue;
suave amonestación, equilibrada con la confianza en ellos que ex-
presa el verso siguiente; cf. Heinzelmann, el cual incluye la cláu-
sula en este verso (17). La palabra de vida: lit. «palabra» (sin art.);
es decir, ofreciendo a los demás la doctrina del evangelio en toda
su fuerza vivificante y luminosa 76 . A fin de que...: en la irradiación
7 2 C f . BLASS-DEBR., § 296.
73 Gén 1,14; Sab 13,2; Ecli 43.7·
7 4 Cf Dan 12,3: φανουαιν cbs φωστήρες τ ο υ ούρανοϋ.
7 5 Cf. i T i m 4,16, con el compl. en dat.; así también conjetura Linwood en Flp 2,16:
λ ο γ ω en vez del acusativo Aóyov.
76
Cf. 2 T i m 1,10, donde se indica que la salud mesiánica, preparada en los designios
divinos, oculta en los siglos pasados, sale ahora a luz, al predicar Cristo la buena nueva: El
irradió, esclareció la vida por el evangelio. La frase λόγος ζωής es única en Pablo (cf. 1 Jn 1,1).
El genitivo ζωής en nuestro pasaje quiere decir que la palabra tiene un principio y un mensaje
de vida (cf. Vincent).
767 Filipenses 2,1ל
17
he corrido ni trabajado en vano. Pero, aunque sea vertida mi san-
gre, como libación, sobre el sacrificio y el ministerio sagrado de vues-
espiritual de los filipenses sobre el mundo pagano tiene Pablo su
parte, pues de él recibieron el evangelio. Esto redundará en gloria
del Apóstol cuando venga Cristo. A fin de que... pueda gloriarme:
εις καύχημα εμοί, lit. «para (serme) a mí motivo de gloria (cf. 1,26).
En el día de Jesucristo: είς prep. de acus., por el dat. εν (cf. 1,10).
No he corrido: designa la actividad apostólica con la metáfora to-
mada de las carreras del estadio. El término lo emplea Pablo para
declarar en general el esfuerzo de la ascesis cristiana. Aun en sen-
tido material, subraya T o m . la «agilidad» del Apóstol: «jdesde Je-
rusalén hasta España!». Ni trabajado: el verbo griego significa estar
cansado, trabajar hasta quedar rendido. En vano: se repite como
complemento de ambos verbos; lit. «en el vacío». La frase «trabajar
en vano» recuerda la de Is 49,4 (Vulg «in vanum laboravi») .יי
17 Pero, aunque sea vertida mi sangre: en estrecha conexión
con esta esperanza de una abundante cosecha (Tillmann), expone
Pablo cómo, aunque él tenga que morir, coronando así los trabajos
por el evangelio que acaba de mencionar, existe motivo para ale-
grarse mutuamente.
Pero, aunque: άλλά εί και. Algo se sobrentiende entre άλλα
y εί: «Pero ¿por qué hablar de trabajo? Estoy pronto, aun en el
peor de los casos...» (Plummer). De todos modos, es preferible re-
tener el significado adversativo de άλλά y el concesivo de εί και
que no atribuirle el de simple ilación a aquélla y el de condicional
a ésta: «y si además...», como quiere Gonz. Ruiz. Sea vertida 7ni
sangre...: pr. «soy vertido» como libación, estoy presto, por mi
parte, a sufrir el martirio, me pongo ya en esa perspectiva. Es fre-
cuente este sentido en la construcción: «si...» con el verbo en pre-
sente. Tal actitud es compatible con la esperanza de un desenlace,
por el momento favorable, de su proceso, según insinúa en 1,12.25;
2,24. De modo más apremiante, escribe poco antes del martirio:
ya estoy siendo derramado como libación (ήδη σπένδομαι), y ha
llegado el momento de mi partida 8י. El rito de la libación era dis-
tinto entre los j u d í o s 7 9 y los paganos 8 0 . Aquí (Flp) parece aludirse
al de éstos, sin excluir ciertos puntos de contacto con el rito ju-
d i o 8 1 . Algunos, v.gr., Gonz. Ruiz, entienden «derramarse en liba-
ción» de toda clase de peripecias apostólicas que forman la necro-
sis (cf. 2 Cor 4,10), pero la mayoría retienen el tecnicismo propio
del vocablo 82 . Sobre el sacrificio, θυσία: i. 0 , la cosa sacrificada; 2.°, el
77
Cf. P. W E N D L A N D , Die urchristl. Literaturformen, Handb. z. N T , hrsg. ν. H. L I E T Z -
mann, 1,3 (Tübingen 1912) 357.
78
2 T i m 4,6; cf. Ign. Ant., Rom 2,2. A.-M. Denis se pronuncia contra el sentido: libe-
ración-muerte. Para él, Pablo quiere decir que el sacrificio litúrgico [ = fe de los cristianos]
es el objetivo de toda la actividad apostólica del mismo Apóstol, asi como la libación consu-
maba el holocausto. Tal sentido nos parece rebuscado y contra la casi unanimidad de los co-
mentadores, según reconoce Denis: Fondation apostolique et liturgie nouvelle en esprit, 4. La
libation de Phil 2,1η: RevScPhTh 42 (1958) 640-656.
79
Véase una descripción, v.gr., en Jos., Ant. 3,233,234.
8
° Cf. V I R G . , Aen. 6,246; P L U T . , Alex. 693 D .
81
Cf. Lev 23,10-13; N ú m 15,1-10; 28,3-15.
82
Acerca de la metáfora de la libación, cf. TÁc., Ann. 15,64; 16,35.
Filipenses 22,9-31, 768
83
rito sacrifical . Si se considera la libación como un rito comple-
mentarlo 8 4 de la θυσία, se entiende aquí el sentido de rito, que
concuerda también mejor con la palabra siguiente: ministerio. Kna-
benbauer, en vez de mirar la libación (martirio de Pablo) como
añadida al sacrificio de los fieles, separa las dos palabras, y une la
frase έτη θυσία con la alegría de que se habla en seguida: el sacri-
ficio de los filipenses es motivo de gozo (επι, sentido causal) para
él y para ellos. Pero, en este caso, habría que cambiar la interpun-
ción usual en las ediciones; además, la asociación libamen-sacrificio
tiene su base en el A T . Y el ministerio sagrado de vuestra fe:
λειτουργία, servicio público, obsequio, culto. En los LXX, esta
palabra y sus afines ocurren unas ciento cuarenta veces y común-
mente implican ministerio sacerdotal 8 5 . En Rom 15,16, Pablo se
llama a sí mismo liturgo, sacerdote oferente del sacrificio, en cuanto
que, por su apostolado con los paganos, prepara un sacrificio agra-
dable a Dios: ή προσφορά των εθνών. Ahora, en nuestro pasaje,
considera a los filipenses, haciendo de su vida, inspirada por
la fe, el objeto de un culto agradable a Dios (cf. Rom 12,1), de
un ministerio sacro. Los fieles mismos son los oferentes de esta
ofrenda espiritual, a la que Pablo, si llega el caso, está dispuesto a
juntar, como complemento, la libación de su sangre (Lightfoot,
Vincent). No nos parece tan probable la opinión de Meyer, Til-
lmann, Staab, Heinzelmann; según ellos, el Santo en su actividad
apostólica se designa a sí mismo como oferente de aquel sacrificio
que está formado por la fe de los filipenses: de este modo, la sangre
del sacerdote se vierte sobre la ofrenda que él mismo ofrece. Pero
en el movimiento de ideas desde el v.12 aparecen los filipenses
como agentes; asimismo, en Rom 12,1 son exhortados los fieles a
ofrecer sus cuerpos como sacrificio. El caso de Rom 15,16-17 es
distinto (cf. Vincent). Menos corriente es la exegesis de otros (v.gr., de
Gonz. Ruiz): la θυσία es la aportación económica de los filipenses;
λειτουργία conserva el sentido clásico: servicio prestado por un
ciudadano a la sociedad, pero servicio sacral, porque es realizado
por la fe ( = comunidad creyente). Tal explicación da un sentido
demasiado restringido al sacrificio. Me alegro y congratulo con todos
vosotros: la perspectiva del martirio no es capaz de perturbar la
alegría de Pablo. Si los filipenses perseveran en su conducta, con-
forme a la palabra de vida, crecido gozo será para él poder derramar
su sangre sobre la ofrenda de los fieles. Según otros, la alegría del
Apóstol proviene de poder ofrecer él mismo ambas ofrendas, la
de los fieles y la de su propia vida. Preferimos la primera explica-
ción, conforme a lo dicho en la cláusula anterior. Me congratulo,
συνχαίρω, mejor que «me alegro junto con vosotros» (congaudeo).
Con todos vosotros: cf. 4,7-8. Parece que tiene empeño en inculcar
la universalidad de su amor.
83
P . ej., H E R O D . , 4,60a.
84
En el AT, las libaciones acompañaban a los holocaustos y sacrificios pacíficos
(cf. Núm 15,1-10).
85
Este sentido se refleja también en los papiros; v.gr., BGU 4>1201, que ofrece la co-
nexión de λειτουργία! y θυσίαι των θεών.
7.65
Filipenses 2,14-15
tra fe, m e alegro y congratulo con todos vosotros. 18 Igualmente vos-
otros, por vuestra parte, alegraos y congratulaos conmigo.
19
Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que
también yo cobre buen ánimo al saber de vuestras cosas, 20 pues no
tengo a otro tan solidario [con vosotros], para preocuparse sincera-
86
El giro (cf. 1 , 1 . 1 4 ; 2 , 2 4 ; 3,1) falta en parecidas cláusulas paulinas: Rom 1 5 , 2 4 ;
1 Cor 16,7; 2 Cor 13,6; Flm 22. Es difícil concluir de este hecho, como apunta Lohmeyer, la
especial importancia de este envío de Timoteo.
87
Se halla en papiros (v.gr., B G U 1097, 15 [In]) y con frecuencia en inscripciones se-
pulcrales (p. ej., CIG 4 4 6 7 ) . J O S E F O , Ant. 1 1 , 2 4 1 (Asuero da ánimo a Ester). Cf. 1 Mac 9 , 1 4 ;
2 Mac 7 , 2 0 .
88
Cf. A. F R I D R I C H S E N , Ί σ ό ψ ν χ ο ς = Ebenbürtig, solidarisch: Symb. Osl. 1 8 ( 1 9 3 8 )
42-49; ID., Exegetisches zum NT.: Coni. Neotest., 7 ( 1 9 4 2 ) 4 - 8 . P A N A Y O T I S C H R I S T O U , Ι Σ Ο -
Υ Υ Χ Ο Σ , Phil. 2,20: JBLit 7 0 ( 1 9 5 1 ) 2 9 3 - 2 9 6 .
89
En futuro; cf. B L A S S - D E B R . , 3 7 9 .
90
En el sentido de preocuparse por ..., sin la nota de inquietud, cf. 1 Cor 7 , 3 2 - 3 4 ; 1 2 , 2 5 ;
en el sentido de inquietarse: Flp 4,6.
S.Escritura: NT 2 25
Filipenses 2,29-3,1 770
21
mente de vuestras cosas. Todos, en efecto, buscan sus intereses per-
sonales, no los de Jesucristo. 2 2 Pero, en cuanto a éste, conocéis su
virtud ya probada, que, como hijo con su padre, ha servido conmigo
en [la propagación d]el evangelio. 23 A éste, pues, espero enviar en
seguida, en cuanto pueda prever el desenlace de mi asunto, 2 4 aunque
confío en el Señor que también yo iré pronto con vosotros. 25 Entre
tanto, he juzgado necesario enviaros a Epafrodito, hermano y cola-
borador y compañero mío de armas, enviado vuestro y encargado por
21 Todos en efecto...: lamenta no encontrar en los demás su-
ficiente amor a Cristo para emprender, en favor de los filipenses,
un largo y penoso viaje, cuyas fatigas habían tal vez ocasionado
la enfermedad mortal de Epafrodito (Médebielle). Recuérdese la
actitud de ciertos predicadores, envidiosos de Pablo (1,15-17) 9 1 . To-
dos: Con art. oí πάντες, la totalidad., al menos de los que Pablo
juzga a propósito para tal viaje y encargo. Sus intereses personales:
lit. «las cosas de ellos mismos».
22 Pero en cuanto a éste: a Timoteo no hace falta que os lo
encomiende, pues ya conocéis lo que vale; o bien: mas éste es bien
distinto de los otros; ya lo conocéis (cf. Plummer). Su virtud ya
probada, δοκιμή: probación, experiencia, fidelidad. Aquí, índole,
ya bien probada; Plummer: sus credenciales. Como hijo: así califi-
ca Pablo a los suyos en otras cartas. Ha servido: Bover «ha trabajado
en servicio del evangelio». Ambos son siervos de Cristo Jesús (cf. 1,1).
Conmigo: cuando Pablo predicó por vez primera en Filipos, le acom-
pañaba Timoteo (cf. Act 3,12). «No dice, como era obvio, me ha
servido como hijo..., sino ha servido conmigo al evangelio» (Barth).
23 En cuanto pueda prever: lit. «en cuanto prevea», eos...
άπίδω de αφοράω, mirar confiadamente a alguien; άπο a distancia
(de lugar o tiempo); aquí puede tener el matiz «vislumbrar desde la
cárcel el fin de la causa». Mi asunto: τά περί έμέ.. Cf. para esta
construcción, v.19. Aquí: desenlace del proceso que le tiene encar-
celado.
24 Aunque confío: πέποιθα δέ.. Cf. 1,14. En cuanto a la espe-
ranza de verse libre, 1,25. Que... iré pronto: Pablo envía a Timoteo,
más como sustituto suyo que como mensajero 92 .
25 Entre tanto: como aún habrá que demorar algo el viaje
de Timoteo... Tal es la fuerza de la partícula enclítica δέ pos-
puesta a necesario. He juzgado necesario: , Αναγκαΐον δέ ήγησάμεν;
este verbo probablemente está en aoristo epistolar (juzgo mientras
escribo; he juzgado, al llegar la carta a su destino); esto supone que
Epafrodito es el portador. Epafrodito: a quien sólo conocemos por
esta sección de la epístola. El nombre es corriente en la época
romana 93 . Hermano: con art. lit. «el hermano»: califica la fraterni-
dad cristiana (cf. 1,14). Compañero... de armas o en el combate:
συστρατιώτης.. El N T sólo presenta el sentido metafórico: los que
91
No es la única vez que se queja de la falta de colaboración (Col 4>n) y del abandono
en que le dejan (2 Tim 4,10); aunque en otras circunstancias ha tenido la ayuda de fieles
amigos (cf. Col 4,10-n).
92
S*AC... añaden ττρόζ ύμαζ: [iré] a vosotros,
93
T Á c . , A n n . 1 5 , 5 5 ; SUET., D o m . 1 4 ,
7.65
Filipenses 2,14-15
26
vosotros de socorrerme, pues estaba con nostalgia de todos vosotros
y con inquietud, porque habíais oído que cayó enfermo. 27 Y realmen-
te enfermó a punto de muerte, pero Dios se compadeció de él, y no
sólo de él, sino también de mí, para que no tuviera yo tristeza sobre
tristeza. 28 Así, pues, con tanta mayor prontitud os lo envío, a fin de
que, viéndole a él, os alegréis de nuevo, y yo sienta alivio en mi tristeza.
entran en la lucha por el evangelio; viene a ser nombre honorífico
de los colaboradores de Pablo, pero a la idea de cooperación añade
la del peligro común. Enviado: απόστολος, en el sentido etimológico
de enviado, mensajero 94 . Encargado: λειτουργός, artesano y, so-
bre todo, empleado municipal o ministro público; en el N T tiene
matiz religioso; cf. v. 17,30 (λειτουργία). «Con esta expresión sacra
quiere indicar que en el donativo, más que una ayuda a su persona,
verá Pablo un obsequio ofrecido a Dios» (Staab). De socorrerme:
lit. «(ministro) de mi necesidad» (χρεία, cf. 4,16); es decir, encar-
gado oficialmente por vosotros de traerme vuestra limosna para
aliviar mi necesidad.
26 Pues: explica por qué ha juzgado necesario el regreso de
Epafrodito; ante todo trata de tranquilizarlos; al mismo tiempo deja
entrever cuánta gratitud merece el enviado de los filipenses, pues
tanto se acuerda de ellos y anda inquieto (pensando que vosotros
lo estáis por él). Estaba con nostalgia: έπιποθών ήν, pr. os estaba
echando de menos (cf. 1,8). «El imperfecto perifrástico indica la
persistencia de la nostalgia» (Plummer) 9 5 . Con inquietud: άδημο-
vcóv 96 י£ n l a palabra generalmente predomina el matiz de angustia
sobre el de tedio y postración 97 .
27 Y realmente, και γάρ: «y en verdad era así; más aún...».
También se puede retener el sentido explícito causal de γαρ: «Y
lo que oísteis no era un rumor sin fundamento, porque de hecho
cayó enfermo, y de gravedad». Tal vez los filipenses no habían
tomado en serio las noticias sobre la enfermedad grave de su en-
viado. A punto de muerte: παρπλήσιον θανάτω, «de un modo que se
parecía mucho a la muerte» (Vincent). Aquí, sentido adverbial.
Tristeza sobre tristeza: además de la aflicción, al menos la causada
por su enfermedad, encima (επι) tenga que lamentar su muerte,
σχώ pr. obtuviera (aor. de σχώ)
28 Así pues: ouv, por estas razones (v.25,27). Os lo envío con
esta carta: así Plummer, Tillmann (cf. v.25 e introd.), pr. envié
(cf. v.25). Λ fin de que: además de satisfacer las ansias de Epafro-
dito por veros, os alegréis de nuevo: mejor que «viéndole de nuevo».
Y yo sienta alivio: άλυπότερος ώ, lit. «quede menos triste que aho-
ra( >׳cf. v.27); comparativo de άλυπος, libre de cuidado. Unico
ejemplo en el N T . Tal vez con sentido de superlativo: completa-
mente libre; así Bauer. Mejor Plummer: «desaparecida la . tristeza
adicional (v.27) con la recuperación del enfermo, queda en parte
94
C f . HOLGER MOSBECH, Apostolos in the New Testament: StTh 2 (1950) 169-170.
95
La construcción: part. pres. con είναι es un arameísmo. Añaden Ιδεΐν [estaba de-
seando] veros: S * A C D . . .
96
Cf. Mt 26,37; Me 14,33 ( = agonía del Huerto).
97
C f . , v.gr., J o s . , A n t . 15,211.388.
Filipenses 2,29-3,1 772
29
Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo, y honrad a tales hom-
bres, 30 ya que por la obra de Cristo ha estado próximo a la muerte,
arrostrando el peligro de su vida por supliros a vosotros en servicio mío.
CAPITULO 3
transición entre los capítulos 2 y 3 queda abierto. En el comentario que sigue apuntamos la
solución más aceptable.
2 Ad Flp 3 , 2 .
3
Cf. Gal 2 , 3 s s , etc. Según W . SCHMITHALS, Die Irrlehrer d. Philopperbriefes: ZThKirch
64 (1957) 297-341, los adversarios doctrinales de Pablo en esta perícopa (para el articulista
Flp 3,2-4,3 4- 4-8^9 forman carta aparte) son los mismos gnósticos judío-cristianos que tra-
bajaban en Galacia y Corinto. Se funda ante todo en la identificación: perros = libertinos
(aduce Flp 3 , 1 9 ) ; por tanto, gnósticos. D e modo parecido: H . KOESTER, The Purpose of the
Polemic of a Pauline Fragment (Phil 3): NTStud 8 (1962) 317-332. Pero resulta violento
(cf. Beare) que los designados aquí sean los aludidos en Flp 3,19.
4
Mt 1 5 , 2 6 ; cf. STR.-B., 3.621-22.
Filipenses 3,3-4 774
3
obreros, tened cuidado con la mutilación! Porque nosotros somos
los [verdaderos] circuncisos, los que, en el espíritu de Dios, le damos
culto; que nos gloriamos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra con-
fianza en la carne, 4 aunque yo también tengo motivo para confiar
en la carne. Si algún otro se cree [poder] confiar en la carne, yo más:
se contrapone a la que Pablo llama «la mía», que brota del esfuerzo
personal por cumplir la ley. Sobre la fe: la fe es raíz y fundamento
de la justificación (conc. Trid., ses.6 c.8: D B 8οι), sobre la cual
base estriba la justicia. Rillier, Lightfoot, traducen: a condición de...;
pero aquí no se trata del modo como se recibe la justicia, sino de
su naturaleza; ni de hecho la fe es precisamente condición, sino
base de la justicia.
10 A fin de conocerle a El: του γνώσαι αυτόν, infinitivo en geni-
tivo con significado final 32 . Tillmann independiza esta cláusula de la
perícopa anterior, y refiere, con la mayoría de los exegetas griegos,
el inciso en la fe del v.9 al infin. del v.io: «Quiero por la fe cono-
cerle. Preferimos retener la conexión final: para conocerle, y refe-
rirla (con Cay., Est., Knab., etc.) a la anterior: para...estar en El,
y de este modo conocer. Gomo fruto de la posesión de Cristo y
de su inmanencia en El, desea Pablo llegar a tener un conocimiento
íntimo del Señor: γιγνώσκω, experimentar; cf. yvcoais, v.8. Y el poder
de su resurrección: Crisóst., Ecum., etc.: el poder divino que SQ ma-
nifiesta en la resurrección de Cristo; mejor: todo lo que implica y
efectúa su resurrección, el poder de Cristo resucitado, en especial
nuestro resurgir de la culpa a una vida nueva aquí, y después a la
vida eterna (Plummer) 33 . Y la participación en sus padecimientos:
la experiencia de Cristo glorioso en el alma de Pablo está en íntima
conexión con los futuros sufrimientos del Apóstol 34 . La fe en su
Señor establece una estrecha comunicación de vida (κοινωνία) que
reproduce en Pablo las fases dolorosa y gloriosa del vivir terrestre
de Jesús (cf. Col 1,24): «conocer con toda austeridad la Pascua,
equivale a verse implicado en el acaecer del Viernes Santo» (Barth).
Hecho semejante a El en su muerte: συμμορφίζεσθαι, único ejemplo
en el N T . No conformarse, sino ser conformado. El adjetivo σύμμορφος
ocurre en 3,21. Lohmeyer considera todo el pasaje en sentido
escatológico, cual si Pablo tuviera a la vista su próximo martirio.
Pero, según el Apóstol, la conformación con Cristo, el crecimiento
en El, es proceso que se desarrolla en este mundo; iniciado en el
bautismo, continúa por toda la vida; el verbo mismo συμμορφίζεσθαι
es aquí participio presente 35 . Entre los protestantes antiguos, Cal-
vino explica: la vida de Cristo tan sólo fue preludio de la muerte;
así, nuestra vida sólo debe representar la imagen de la muerte,
hasta que dé a luz a la misma muerte.
237-259, en especial (Flp 3,9) 248ss: la justicia qumraniana, que liga al cumplimiento de
la Ley, queda en Pablo substituida por el «estar en Cristo y con Cristo», como brote del en-
cuentro con el Señor en Damasco.
3 2
Cf. BLASS-DEBR., § 390.
33
Acerca del concepto de poder, cf. O . S C H M I T Z , Der Begriff δύναμις: Festgabe f . A. Deis-
smann (Tübingen 1927) u g s s ; Β. M. A H E R N , The Power of His Resurrection. Study on Phil.
3,10-11 (Roma 1958).
34
Sobre esta cláusula, cf. Β . M . A H E R N , The Fellowship of His Sufferings (Phil. 3,1°) '·
C B Q 22 (1960) 1-32.
35
Cf. FORESTELL, art. cit. (supra, n.49) 124. Sobre toda la perícopa 3,8-11, cf. P. v. IMS-
CHOOT, Commentarius in Phil. 3,8-11: CollGand 29 (1946) 175-178.
7.65
Filipenses 2,14-15
11
te, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
12
No que yo [lo] tenga ya conseguido o sea ya perfecto, sino que pro-
sigo ardorosamente mi carrera, por si logro asir[lo], porque también
CAPITULO 4
C o n c l u s i ó n d e la carta. 4,21-23
Como en otras epístolas, también aquí añade Pablo saludos, y
ante todo para los destinatarios; en segundo lugar, de parte de los
que están con él; después, de los cristianos en general, y en particu-
lar de los que se hallan al servicio de Nerón.
21 A todos los santos: p r . a cada uno de los fieles (en singular).
En Cristo Jesús: más bien concuerda con fieles (cf. 1,1) que con
'saludad'. Los hermanos: los colaboradores más íntimos suyos, los
que con más frecuencia le visitaban en su prisión, especialmente
Timoteo (Plummer).
22 Todos los santos: los cristianos de R o m a . Corte imperial:
οικία, casa del César (domus augusta); familia, en sentido amplio:
comprendía desde los oficiales superiores hasta los libertos y los
esclavos. Entre los funcionarios inferiores de la casa de Nerón
había judíos, de los cuales fácilmente algunos pudieron ser los pri-
meros convertidos al cristianismo. En particular habla de ellos
Pablo a fin de animar a los filipenses. «Hasta en la corte pagana
penetra el evangelio» (Crisóstomo). Cf. 1,13.
23 La gracia: es la fórmula acostumbrada de la bendición en
Pablo. Con vuestro espíritu: críticamente mejor que «con todos
vosotros» 8 5 .
82
Las versiones latinas ponen optativo: llene, como ψ D G...: ττληρώσαι.
8 3 Cf. Rom 16,27; Gál 1,5; Ef 3,20-21.
84
Cf. 2 Tim 4,18; Heb 13,21. Al final de esta perícopa (4,10-20) anota B E A R E : «en
pocas líneas nos da Pablo una perla literaria. Sin expresar una palabra de gratitud, nos ofrece
un emotivo testimonio de cuán profundamente aprecia el don y el amor con que se da. Pocos
párrafos se hallarán en sus cartas que reflejen mejor su capacidad tanto para dar como para
ganar afecto».
85
«Con vuestro espíritu•: así S ABD etc. Cf. Gál 6,18; 2 Tim 4,22; Flm 25. En cambio,
leen «con todos vosotros» S KL sy... Añaden Amén P 4 6 SAD sy... y las versiones latinas.
CARTA A LOS COLOSENSES
TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR
PASTOR GUTIÉRREZ, S. I.
Profesor de la Universidad Católica «Sofía», de Tokio, y de la Facultad
de Teología de Zikawei (Shanghai)
INTRODUCCION
1. La ciudad y la comunidad cristiana de Colosas
La ciudad de Colosas (o Colosos), distante unos 200 kilómetros
de Efeso, en el pintoresco valle del Lico, confinaba con otras dos
ciudades: Laodicea y Hierápolis, con las que mantenía relaciones
fáciles y constantes (Col 4,15-16). Estas distaban de Colosas 16 y
20 kilómetros, respectivamente. Las tres ciudades formaban parte
de la provincia de Frigia, en el Asia Menor 1 . Colosas, grande,
rica y populosa en tiempos de Herodoto y de Jenofonte 2 , perdió
su esplendor cuando, hacia el año 250 antes de Cristo, Antíoco
Theos dio renombre a la pequeña ciudad de Laodicea, que ya
existía de antaño con los nombres de Dióspolis y Rhoas 3 , y años
después llegó a ser la capital del distrito o «Unión Cibirática»
4
(Conventus Cibyraticus) .
Hacia el año 61 de la era cristiana, en tiempos de Nerón, las
tres ciudades fueron víctimas de un terremoto, que asoló toda la
región del valle del Lico 5 . San Pablo no hace alusión a este hecho
en su carta a los colosenses. Este silencio del Apóstol no puede
aducirse como argumento que debilite la opinión tradicional acerca
del origen romano (primera cautividad de San Pablo en Roma)
de la carta, ni da valor alguno a la opinión que defiende el origen
efesino (cf. ministerio trienal en Act 19) de la misma 6 .
En tiempos de San Pablo, Colosas era una ciudad de exigua
categoría, una pequeña población, πόλισμα como indica Estrabón 7 ,
y de ella no quedan hoy día sino unas insignificantes ruinas cerca
de la pequeña población de Conos.
San Lucas nos presenta en los Actos de los Apóstoles a San
Pablo evangelizando la gran provincia de Frigia en dos ocasiones.
En la primera, el Apóstol pasó por la región norte de la Frigia al
dirigirse de Pisidia a Galacia (Act 16,6); en la segunda ocasión se
contenta con una corta visita a las comunidades por él evangeliza-
das en el recorrido anterior (Act 18,23), como se deduce de la ex-
presión griega έπιστηρίζων 8. Sin embargo, de las palabras de San Pa-
blo (2,1: «... por vosotros y por los de Laodicea y cuantos no me han
visto personalmente») parece deducirse que él no estuvo en Colosas,
y, por consiguiente, no fundó él directamente la comunidad cris-
tiana de dicha localidad. La iglesia ahí establecida fue obra perso-
1
Cf. G H U R T O N A N D J O N E S ' S , New Testament Illustrated (1865) vol.2 p.246; W . M. R A M -
SAY, The Church in the Román Empire (Londres 1907) 475480 ;־V . S C H U L T Z E , Altchristliche
Stadte und Lanschaften (Güt. 1930) 445-450.
2
C f . HERODOTUS, Hist. 7 , 3 0 ; XENOPHON, Anabasis I 2 , 6 ; PLINIUS, Hist. Nat. 5,32, des-
cribe a Golosas entre las más célebres ciudades de Frigia.
3
C f . H . C . G . MOULE, Introduction p.13.
4
Distrito civil que comprendía unas 25 poblaciones.
5
Según Tácito (cf. Ann. XIV 27), Laodicea, «ex illustribus Asiae urbibus», fue destruida
por un terremoto en el año 7 del reinado de Nerón; y Orosio (cf. Hist. adv. paganos VII 7,12)
escribe: «in Asia tres urbes, hoc est Laudicia, Hierápolis, Colossae, terrae motu ceciderunt».
6
Bien anota M. Dibelius (p.2) que del hecho del terremoto no se puede deducir argu-
mentó alguno seguro para establecer la fecha o la autenticidad de la carta a los Colosenses.
N i podemos saber con exactitud la fecha exacta de dicha catástrofe. Cf. E. F. Scorr, p.6.
7
Geograph. 12,8,13.
8 C f . E. HAUPT, p.u.
801 luí ruducción a los Colosenses
nal de Epafras. El mismo Apóstol atribuye a este fiel colaborador
suyo el mérito de la evangelización (1,7), quien aparece en la carta
como apóstol principal de las regiones del valle del Lico y encar-
gado del bien espiritual de las comunidades ahí establecidas. Con
todo derecho se le puede considerar su fundador (1,7; 4,12.13).
Sin embargo, la comunidad de Golosas estaba relacionada muy
íntimamente con San Pablo, ya que había sido fundada por su
influjo y mandato especial. Ello debió de ocurrir durante su larga per-
manencia en Efeso (Act 20,31). San Lucas nos dice que San Pablo,
obligado a interrumpir su predicación en la sinagoga de los judíos,
predicaba todos los días en la escuela de Tirano. Entonces tuvieron
noticia de su predicación «todos los habitantes de la provincia de
Asia, judíos y griegos» (Act 19,9-10). Entre ellos pueden contarse
Epafras y Filemón, naturales de Golosas 9 .
3. Errores doctrinales
No es fácil precisar con exactitud el sistema doctrinal de los in-
novadores de Golosas. Se han propuesto entre los críticos hipótesis
9
Cf. Col 4,12. En 4,9 habla San Pablo de Onésimo, quien era esclavo de Filemón; de
donde se deduce que éste era probablemente también natural de Colosas, lo mismo que
Epafras.
>0 Cf. H . H O P F L - B . G U T . Introductio p-399-
11
Cf. E. F . S C O T T , p.6: «La carta a los Colosenses fue escrita después de una entrevista
con Epafras, y muy probablemente a petición de éste».
5 Escritura: NT 2 26
Introducción a los Colosenses 802
variadas que relacionan los errores colosenses con sistemas ya cono-
cidos, influenciados de ideas de Cerinto (Mayerhoff), de ideas valen-
tinianas (Baur), de doctrinas de los esenios (Lightfoot), de los
órficos (Eisler), de los epicúreos (Clem. Alex.), de los pitagóricos
(Grocio, Wellhausen), o de escritos maniqueos y mándeos (Bousset,
Reitzenstein), o de un sincretismo gnóstico (Kolher, Norden, Loh-
meyer). Otros los identifican con un sincretismo universal teosófico,
cuyas doctrinas se amalgaman con el ebionismo judaico, el natura-
lismo místico, la especulación y el cristianismo (Renán); otros tratan
de descubrir en la carta una polémica contra corrientes sincretistas
de cultos orientales de Men, Attis, Sabazios, Mithra, la Magna
Mater (Dibelius) 12 .
Ateniéndonos a los datos que nos da la carta, podemos compren-
der los ejes centrales del complicado sistema doctrinal propugnado
por los innovadores de Golosas. En primer lugar se deja ver un
marcado influjo de corrientes abiertamente judaizantes. Las colo-
nias judías de la Frigia extendían su influjo religioso entre los judío-
cristianos de las iglesias del valle del Lico; según eso, es muy pro-
bable que los innovadores colosenses «fuesen judío-cristianos, cono-
cedores también, aunque sólo superficialmente, de la filosofía pagana.
En sus discursos, sobre un fondo cristiano se reflejaban doctrinas
judías y especulaciones orientales. N o es aquel judaismo necesario
para la salvación que tan enérgicamente combate San Pablo en la
epístola a los de Galacia; es un judaismo sensiblemente atenuado
por el irresistible progreso de la doctrina cristiana y por las tenden-
cias místico-ascéticas de la raza frigia» 13 . Ese judaismo se presen-
taba al mismo tiempo coloreado con las ideas de un sincretismo
helénico y otros sistemas religiosos paganos que encontraron am-
biente en Frigia (Meinertz, Steinmann, Dibelius) 14 .
La corriente judía se nota en lo referente a la circuncisión.
San Pablo menciona tan sólo una vez la circuncisión para contra-
ponerla al bautismo cristiano (circuncisión espiritual) (2,11-13).
Según ello, se puede afirmar, con Huby, que los innovadores pre-
dicaban la circuncisión judía, pero sin atribuirle una necesidad
de salvación, sino de perfección; de lo contrario, el Apóstol hubiera
adoptado un tono más tajante y polémico contra ella, como lo adopta
en la carta a los Gálatas 15 . Los innovadores colosenses inculcaban
en segundo lugar la observancia de las fiestas anuales, mensuales
y del sábado (2,16); insistían desmedidamente en la abstinencia
rigidísima de algunos alimentos (2,16; 2,20-22), y, como haciendo
de marco a estas prescripciones, la ley mosaica con su carácter tran-
sitorio (2,14-15). Hay, además, elementos doctrinales extraños al
judaismo y de clara tendencia helénica, no recargados de doctrinas
12
Cf. H A U P T , p.12s; M É D E B I E L L E , p.104; A . R O B E R T - A . F E U I L L E T , Introduction a le
Bible p.4Qó.
13
Cf. J U A N L E A L , La perfección cristiana en la carta a los Colosenses: Las Ciencias '
(1g42) 129-166; V D 18 (1938) 178-186. F . P R A T , Théologie de Saint Paul I p.342.
14 Cf. W . M. RAMSAY, The Citiesand bishoprics ofPhrygia I (OX. 1895) 667; E. SCHÜREF
Geschichte des Jüdischen Volkes III p.12; A. STEINMANN, Gegen W.elche Irrlehrer richtet sid
der Col.? (Strasburgo 1906): ThR 9 (1910) 365.
4 5
C f . J. H U B Y , S. I., p . 1 2 - 1 3 ; M . M E I N E R T Z , p.33.
803 luí ruducción a los Colosenses
de dualismo gnóstico amparado bajo la capa de «alta ciencia» 16 .
Esa amalgama de judaismo y sincretismo helénico no parece que
deba interpretarse como una especie de gnosis. La gnosis marca
sus primeras huellas en las doctrinas de Cerinto y adquiere pleno
desarrollo en el siglo 11. Por otra parte, en los errores colosenses se
echa de menos, según nota González Ruiz, «el dualismo ontológico
entre el espíritu bueno y la materia mala, y la consiguiente emana-
ción de eones, que, descendiendo del principio de la divinidad hasta
la creación material, van colmando el abismo entre ambos ex-
tremos» 17 .
En el sistema doctrinal de los innovadores aparecen unos seres
espirituales, los «regidores cósmicos», interpuestos entre Dios y los
hombres, como instrumentos de mediación y dignos de culto, los
cuales relegaban a segundo término la dignidad suprema de la
mediación de Cristo 18 . En la carta a los Colosenses aparecen con
el nombre genérico de ángeles (2,18); se les llama también «tronos»,
«dominaciones», «principados», «potestades» (16; 2,10.15). ¿Son estos
personajes los «elementos del mundo» (ta stoijeia tou kósmou) que
menciona San Pablo dos veces en la carta a los Colosenses, lo mismo
que en la de los de Galacia? (2,8.20; cf. Gál 4,3.9). Es punto muy
discutido entre los exegetas, como veremos en el comentario.
A estos seres superiores atribuían los colosenses una sabiduría
omnímoda y una perfección cuya plenitud de conocimiento y frui-
ción adquieren las almas mediante ciertos cultos o ritos de iniciación
en los misterios ocultos (1,26; 2,2; 3,16; 4,4), que son lazo de unión
con los ángeles. El espíritu debe tender a la perfección, dejando
atrás el punto de partida, que se da en el bautismo cristiano, y so-
metiendo el cuerpo a un rígido ascetismo y a la observancia de los
días de fiesta, de las neomenias o novilunios y del sábado (2,16).
Se vislumbra en todo este sistema «una clara influencia de las reli-
giones de los misterios, tan en boga en el mundo helenístico de la
época. Se trata de obtener la «salvación» (soteria) a toda costa,
llegando a la plenitud de la elevación humana» 1 9 . A tan peligroso
sistema doctrinal le da San Pablo el calificativo de «pretendida
filosofía», «vana falacia», «discursos especiosos» (2,8; 2,4), «cosas
todas que se corrompen una vez usadas» (2,22). Parece que no se
trataba de una verdadera apostasía del cristianismo, sino de un
lamentable descarrío doctrinal y ascético, con menoscabo de la
dignidad de Jesucristo 2 0 .
16
Algunos autores (cf. L . C E R F A U X : D B S I I I 69-701) ven en los errores colosenses ele-
mentos de gnosticismo dualistico. Cf. E. F. S C O T T , p.9.
17
P.98. En los errores que combate el Apóstol no se vislumbra la corriente gnóstica del
siglo 11, que distingue entre el Dios de la creación, imperfecto, autor del mundo material, ילel
Dios bueno, supremo y trascendente Poder. Cf. J. H U B Y , p.13.
18
N o parece probable que se trate de un culto propiamente dicho de latría, ni podemos
determinar con exactitud en qué grado tal culto tuvo influjo en los innovadores-de Colosas.
Algunos textos apócrifos (Ascensión de Isaías 7,21; 8,5; A p 19,10; 22,8) no ofrecen suficiente
prueba para afirmar que en algunos círculos judíos la veneración exagerada a los ángeles
indicaba culto propiamente dicho. Cf. A. L . W I L L I A M S , The cult of the Angels at Colossae:
JThSt (1909) p.413-438; J. H U B Y , p.14-15.
1 9
C f . J. M . GONZÁLEZ RUIZ, p . 9 9 .
20
Cf. J U A N L E A L , art.cit., p.131.
Introducción a los Colosenses 804
Col 1,21; 2,12-13.20; 3,1-3: «El Apóstol enseña así, escribiendo a los colosenses». Cf. M L 2,
825S.
32
Cf. H O P F L - G U T , Intr. Specialis in N.Test. (1949) P-404, E . N O R D E N : «Agnostos Theos»,
251 nt.i, donde se pronuncia por la autenticidad paulina de Col.
33
Aparece en Ef y en Col el influjo de un estilo hierático y litúrgico, que no es dado
aún definir con exactitud. Supongamos que Pablo durante su permanencia en Asia adoptó
la costumbre de pronunciar acciones de gracias en estilo particular bajo el influjo de himnos
y oraciones en prosa rítmica; no sería entonces extraño que, al escribir a los cristianos del
Asia, él adopte sus modos de expresión, que eran los mismos que él empleaba cuando se
encontraba entre ellos, y que las pruebas sufridas en su cautiverio de Cesarea y de Roma
le hayan proporcionado ocasión para largas oraciones del mismo género. Cf. A . ROBERT-
A . F E U I L L E T , Intr. ά la Bible: N.T. p.494.
809 luí ruducción a los Colosenses
7. Bibliografía selecta
A) Comentarios católicos: J . KNABENBAUER: C S S (1912); M . M E I -
N E R T Z - F . T I L L M A N N : H S N T (193I); J . H U B Y : V S (1935); A . M É D E B I E L -
L E : S B P C (1938); P . B E N O I T : B J (1949); J . M . GONZÁLEZ R U I Z : Cartas
de la cautividad (Roma 1956); D. J . L E A H Y : VbD (1959); TEODORICO DA
CASTEL S . P I E T R O : S B G (1961); P . BENOIT, Colossians (Epitre aux): D B S
7 (1961) 157-170; M . ZERWICK, Der Brief an die Kolosser (Stuttgart 1963);
G . GENNARO, II Primato di Cristo nella lettera ai Colossesi: San Paolo da
Cesarea a Roma (1963) 277-90; L . TURRADO: B C 6 (1965).
B) Comentarios no católicos: E . H A U P T : M K N T (1902); P . E W A L D :
M K N T (1910); Τ . K . A B B O T T : I C C (1922); M . D I B E L I U S - H . G R E E V E N :
H N T ( 1 9 5 3 ) ; E . LOHMEYER: M K N T (1930); E . F . SCOTT: M F F (1958);
C . F . D . M O U L E : C G T C ( 1 9 5 7 ) ; J · B . LIGHTFOOT, St. Paul's Epistles to
the Col. and to Philemon (London 1904); E . PERCY, Die Problem der Kolos-
ser-und Epheserbriefe (Lund 1946); C H . MASSON: C N T (1950); A . K L O P -
4
נ
35
El Ρ. E. Lyonnet (cf. L'hymne Christologique de Col 1,20 et la fe'te juive du nouvel an:
RScR 48 [1960] 93-100) analiza algunos conceptos del himno y sus afines en Filón. Tanto
Pablo como Filón se inspiran en la misma fuente, es decir, el Λ Τ . Estas atinadas observado-
nes vienen a confirmar aún más la autenticidad paulina del himno y echan por tierra las
opiniones de quienes ven en la terminología del himno influjos del helenismo.
Colosenses 3,6-10 810
C A P I T U L O 1
ellas es la caridad». D e las tres virtudes habla igualmente en Gál, en Rom, en Hebr (cf. 1 Pe
1,7-8). ¿De dónde tomó San Pablo la fórmula que asocia las virtudes en esa terna insepara-
ble? Hay que excluir cualquier influjo de rabinismo judaico, pues para los rabinos las virtu-
des más estimables eran la piedad y la humildad. ¿La tomó entonces del helenismo? Para
Reitzenstein, el influjo helénico en San Pablo es evidente, y trata de demostrarlo al explicar
el texto de 1 Cor (cf. R E I T Z E N S T E I N , Die Hellenistischen Mysterienreligionen [1927] 382-393)·
Según este crítico, el Apóstol encontró en Corinto una fórmula pagana proveniente de una
antiquísima fuente literaria iránica. Esta afirmación es gratuita, ya que se apoya en docu-
mentos del Asia Menor de edad más bien reciente. La fórmula helénica sería: iricrns: fe;
αλήθεια-γνώσις: verdad-conocimiento; ερως: amor; έλττίς: esperanza. San Pablo excluyó
de esta fórmula la αλήθεια-γνώσΐξ, y sustituyó al ερως (amor profano) por la caridad ( α γ ά π η ) ,
a la que da la primacía. Los textos antes citados de 1 T e s (escrita antes de 1 Cor) refutan
por sí mismos la teoría de Reitzenstein. La única explicación nos la da el P. Alio (cf. 1 Cor
p.353): «... la familiaridad que San Pablo y sus fieles parecen guardar con la terna de las
virtudes teologales, no se explica sino ascendiendo a una fórmula en uso ya en los primeros
días de la Iglesia». Del mismo modo opinan Sickenberger, Harnack (cf. Uber den Ursprung
der Formel: Glaube, Liebe, Hoffnung), Preuss, J. Weiss. La fórmula asciende probablemente
al mismo Cristo. Según Resch, la fórmula sería uno de los ágrafos del Señor. Cf. J . Sic-
K E N B E R G E R , Die Briefe des hl. Paulus an die Korinther und Romer (1932) p.65; J. H U B Y , La
premiére Epítre aux Corinthiens (1946) p.312 n.2; P. F. C E U P P E N S , Quaestiones selectae... p.109.
La fórmula en cuestión no puede explicarse, desde luego, por influjo de religiones de miste-
rios, como afirma erróneamente Norden en Agnostos Theos (1913) p.352ss.
9
San Pablo quiere, tal vez, contraponer el genuino mensaje evangélico a las heréticas
desviaciones que él combate; empero, trata, con más probabilidad, de dar énfasis a la cer-
teza de nuestra esperanza. Cf. E. F. S C O T T , p.15-16.
10 C f . C. MASSON, p.91.
11
«The truh of the gospel, i.e. the true and genuine Gospel as taught by Epaphras, and
not the spurious substitute of these later pretenders». Cf. J . B . L I G H F O O T , p.134·
815 Colosenses 2,13-14
noticia antes por medio de la palabra de verdad del evangelio, 6 el
cual llegó hasta vosotros, como también produce frutos y se desarrolla
en todo el mundo, lo mismo que entre vosotros, desde el día en que
escuchasteis y conocisteis la gracia de Dios en la verdad, 7 tal cual la
aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo y fiel ministro de
Cristo por nosotros, 8 el cual nos informó de vuestro amor en el Es-
eminentemente católica (Rom 1,8; 1 Tes 1,8; 2 Cor 2,14; Col 1,23).
San Pablo se alegra y da gracias a Dios al contemplar en espíritu,
desde su prisión en Roma, el inmenso panorama espiritual del
mundo cristiano. Las provincias del mundo greco-romano conta-
ban ya con centros de irradiación cristiana, y así pudo escribir
pocos años antes a los Romanos (15,19-20)«... de modo que desde
Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las naciones he predicado col-
madamente el evangelio de Cristo». El Apóstol ve cómo la semilla
del evangelio fructificaba internamente en las almas y se desarro-
liaba ad extra como un árbol gigantesco que ya abarcaba con sus
ramas todo el Imperio romano. La iglesia de Colosas vio nacer,
crecer y desarrollarse en ella el mensaje evangélico en toda su efi-
cacia: el cual llegó hasta vosotros, como también produce frutos y se
desarrolla en todo el mundo, lo mismo que entre vosotros. El evangelio
comenzó a ejercer su actividad vital y conquistadora en medio de
los colosenses desde el día en que escuchasteis y conocisteis la gracia
de Dios en la verdad, es decir, el evangelio de Cristo, don gratuito
de la bondad divina; el evangelio es gracia de Dios en verdad, en
su verdadera realidad y eficacia, sin mezcla de error alguno 1 2 .
7 San Pablo no fue el apóstol inmediato de la evangelización
de los colosenses. Todo el mérito de ella lo atribuye él noble y
generosamente a su compañero Epafras, a quien llama amado con-
siervo y fiel ministro de Cristo; él f u e su vicario, su delegado ante
ellos para predicar la verdad del evangelio tal cual la aprendisteis
de Epafras, nuestro amado consiervo y fiel ministro de Cristo por
nosotros. Fiel ministro de Cristo (y del evangelio) para vuestros
(en favor de vuestros) intereses espirituales, por vosotros (Οπερ
υμών) siguiendo el texto griego de varios manuscritos, las versiones
siríaca peshita, la armena, la sahídica y algunos Padres: San Efrén,
Ambrosiáster; entre los modernos: C. Masson, Scott, Bover. Otros,
por el contrario, siguen la lección (υπέρ ημών) por nosotros, en núes-
tro nombre, que nos da a entender el carácter del ministerio de
Epafras entre las comunidades del valle del Lico: éste fue vicario
y delegado de San Pablo (es la lección adoptada por los manuscritos
Vaticano, Alejandrino; entre los autores modernos la prefieren
Lightfoot, Zahn, Merk, Huby...).
8 Otra buena nueva que trajo Epafras a Roma, y que llenó de
gozo el corazón de San Pablo, fue el sincero aprecio y la caridad
sobrenatural que los fieles de Colosas profesaban hacia él y hacia
sus colaboradores, amor tanto más excelente y profundo cuanto
12
•Conocisteis la gracia de Dios en la verdad». Knabenbauer (p.286) relaciona la expre-
¡ sión en la verdad con conocisteis, y explica: conocisteis verdaderamente, de tal modo que
vuestro conocimiento corresponda a la verdad. Cf. 2 Cor 7,14.
Colosenses 1,12-14 816
9
píritu. Por esto, también nosotros no cesamos, desde el día en que
esto oímos, de orar por vosotros y pedir que obtengáis el pleno cono-
más sobrenatural: el cual nos informó de vuestro amor en el espíritu.
Amor fundado en el Espíritu Santo, por ser todo él obra del Espíritu
Santo en los corazones que El vivifica 13 .
9 Entona una oración—toque de delicadeza de un corazón lie-
no de amor a Dios y de solicitud por el bien espiritual de aquellos
a quienes él tanto ama (Rom 1,9-10; 1 Cor 1,4; Ef 1,15-20; Flp 1,14;
1 Tes 1,2; 2 T i m 1,3)—. Convencido como está San Pablo, después
de los informes de Epafras, del fervor religioso de la comunidad
de Colosas, ¿no nos deja acaso entrever en su oración serios temores
de alguna desviación doctrinal de parte de los cristianos de esa
comunidad, debida a un conocimiento menos profundo de Dios y
de las cosas divinas? ¿No estarían ellos, no obstante su devoción y
buena voluntad, ilusionados con las vanas especulaciones doctrina-
les de los innovadores? De todos modos, el Apóstol describe en
su oración el cuadro ideal de la ciencia cristiana, que no es sino la
perfección cristiana. Pide para ellos el pleno conocimiento ( έ π ί γ ν ω σ ι ν )
de la voluntad de Dios con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
En el v.6 mencionó el conocimiento que los colosenses tuvieron de
la gracia de Dios, del evangelio ( έ π έ γ ν ω τ ε ) ; en Col 1,28 dice que él
anuncia «a Cristo instruyendo a todos los hombres en toda sabidu-
ría»; en 2,2 les desea que obtengan «todas las riquezas de la plenitud
de la inteligencia hasta llegar al conocimiento (6is έ π ί γ ν ω σ ι ν ) del
misterio de Dios, Cristo»; en 3,10 habla del hombre nuevo «que se
va renovando en orden al conocimiento (8is έ π ί γ ν ω σ ι ν ) conforme
a la imagen del que lo creó». En la carta a los Efesios, tan emparen-
tada con Col, la ciencia, ya sea como σοφία (Ef 1,8), o bien como
έ π ί γ ν ω σ ι ς (Ef 1,17; 4,13), es factor clave en la economía de la sal-
vación. La ciencia que San Pablo desea a sus fieles se desarrolla
toda entera en la línea religiosa de experiencia vital, que va en
aumento a medida que el pensamiento evangélico va echando raíces
en los corazones. Esta ciencia, o ε π ί γ ν ω σ η , que ya adquirieron los
cristianos el día de su conversión (v.6), ha de ir en aumento hasta
la madurez del hombre perfecto. Ha de ir acompañada, en primer
lugar, de sabiduría, la cual nos hace penetrar en los misterios de la
vida divina y de su acción redentora, nos hace ver las cosas a la
luz del mismo Dios y hace que to־do lo relacionemos con El. Ha
de ir también asociada con la inteligencia, el recto discernimiento
(συνέσει), un juicio espiritual práctico que nos hace captar todo
lo que es bueno en función de nuestro fin sobrenatural. En su ora-
ción pide para los fieles la inteligencia espiritual, que falta a los
sabios de este mundo (1 Cor 1,19), la cual es privilegio de los dis-
cípulos de Cristo (2 T i m 2,7), nos hace comprender la realidad
del misterio de nuestra redención (Ef 3,4; Col 2,2); es fuerza mis-
teriosa que nos impulsa al amor de Dios y del prójimo (Me 12,33),
que nos hace distinguir lo bueno de lo malo y elegir en todo lo
1 3
C f . H U B Y , p . 3 0 ; KNABENBAUER, p.287-288.
817 Colosenses 1,10-11
cimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual,
10
a fin de que sigáis una conducta digna del Señor y a plena satisfac-
ción suya, dando frutos de toda buena obra y creciendo en el conocí-
miento de Dios, 11 corroborados con toda fortaleza por el poder de
más conducente a nuestra salvación (Flp 1,19). Son ciencia e inte-
ligencia espirituales por ser dones sobrenaturales que crea en nos-
otros el Espíritu Santo. En 1 Cor 2,12-13 habla del Espíritu de
Dios, que hemos recibido para que conozcamos las cosas que Dios
nos ha concedido: «de éstas os hemos hablado, no con palabras
aprendidas de sabiduría humana, sino con las aprendidas del Es-
píritu, adaptando lo espiritual a lo espiritual», es decir, según el
contexto, «acomodando las palabras espirituales a las verdades es-
pirituales» 1 4 .
En varios pasajes de las cartas de la cautividad insiste San Pablo
en la necesidad de progreso en el conocimiento de la vida cristiana
como medio eficaz de defensa contra errores doctrinales. Así, en
Flp 1,9, la caridad debe crecer más y más en el conocimiento y
en toda discreción; en E f 1,17, el espíritu de sabiduría actúa más
y más en un conocimiento íntimo del mismo Dios; en Flm (v.6)
la fe del cristiano debe hacerse eficaz en el conocimiento perfecto
de todo lo bueno que hay en él. No se trata de un conocimiento,
de un intelectualismo meramente especulativo y teórico 1 5 . Es co-
nocimiento vital y experimental, cuyo objeto es la voluntad de
Dios (Col 1,9) tal cual fue entendida y realizada plenamente por el
mismo Cristo y vino a hacerse su más codiciado alimento (Jn 4,34)
y la norma de conducta de toda su vida (Jn 17,4-5; 3°«9 ·)זEn
E f 1,5-12, la voluntad (θελήμα) de Dios es el plan redentor; en Col
1,9, la voluntad de Dios aparece como factor determinante de núes-
tros deberes y obligaciones; así se hace elemento concreto y vital
en nuestra vida; a ella nos conformamos con nuestra aceptación
sumisa y operante, ya que la voluntad de Dios viene a ser nuestra
norma de conducta 1 6 .
i o - i i Esa conducta será digna del Señor y a plena satisfacción de
El (εις πασαν άρεσκείαν) 17t lo mismo que toda la vida y la obra
de Cristo fue del todo acepta al Padre celestial. Como un árbol
fecundo en flores y frutos, la vida del cristiano debe estar siempre
dando frutos de toda buena obra y creciendo en (por) el conocimiento
de Dios. Los fieles darán frutos de toda buena obra, sea en su vida
14
Cf. B O V E R - C A N T E R A , p.1861 nt.13.
15
La ε π ί γ ν ω σ η de que se trata aquí es el acto del conocimiento; la importancia que se
da a la parte intelectual es objetiva, pero con un fin netamente práctico. En los textos en los
que se acentúa el aspecto teórico del conocimiento cristiano, este conocimiento implica una
norma de conducta (cf. C. M A S S O N , p.94; M . M E I N E R T Z , p.1718)־. N i hay para qué insistir
en la distinción que algunos hacen entre έττίγνωσίζ y γνώσΐζ, como si la primera indicara
un conocimiento más intelectual y agudo. Esa distinción la rechazan con razón Baur, Kittel,
Robinson, Huby. Cf. R. B U L T M A N N : T h W N T I p.707-708; C. E. D. M O U L E , p. I 59-I64.
K. S U L L I V A N , Epignosis in the Epistles of St. Paul: StPCongr II (1963) 405-16.
16
Cf. M É D E B I E L L E , p.108.
17
άρεσκεία es un hapax del N T , empleado por San Pablo exclusivamente. En la lite-
ratura profana y en los LXX (Prov 29.48) tiene en general un sentido peyorativo de obse-
quiosidad exagerada, esfuerzo por agradar. En el contexto de Col aparece claro el buen
sentido religioso en que Pablo emplea la expresión. En Filón se da también el sentido reli-
gioso del término. Cf. T h W N T I p.456; C. M A S S O N , p.94.
Colosenses 1,12-14 818
su gloria, para el ejercicio de toda paciencia y longanimidad con ale-
gría, 12 dando gracias al Padre, que os hizo capaces de participar de
la herencia de los santos en la luz; 13 el cual nos libertó del poder de
las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, 14 en quien
tenemos la redención, la remisión de los pecados.
C f . E . F . SCOTT, p . 2 4 .
60 C f . HUBY, p . 4 4 .
61
La actividad de Cristo en nuestra propia resurrección es tema favorito en las cartas
de San Pablo. Cf. 1 Tes 4,14; 1 Cor 15,21.57; 2 Cor 4,14; 5,15; Rom 6,11.13. Para mayor
bibliografía sobre Cristo cabeza y la Iglesia cuerpo cf. Ef 1.15-23 not.4; 4,1-6 not.i.
Colosenses 1,12-14 830
la realización del plan eterno de la divina benevolencia. Del texto
griego no se deduce con toda claridad cuál sea el sujeto del verbo
plugo (εύδόκησεν). Para algunos (Haupt, Lueken, Lohmeyer, Rend-
torff, Schrenk) 62 , el sujeto es Dios Padre, y traducen: «Dios Padre
tuvo sus complacencias en que toda la plenitud habitara en Cristo...»
Para otros, el sujeto del verbo es «toda la plenitud de la divinidad»
(Dibelius, Abbott, Masson, Percy). Otros entienden el texto de
este modo: «A Dios plugo el que toda la plenitud habitara perma-
nentemente en Cristo y que (el mismo Cristo) reconciliara todas
las cosas...»
Plenitud, ־ττλήρωμα, puede tener dos sentidos: a) En sentido activo
con genitivo, ya sea en la literatura profana, ya sea en la Sagrada
Escritura, significa «lo que lleva a cabo», «lo que perfecciona», «lo
que llena, completa»; v.gr., ־ττλήρωμα ׳πόλεως: el pueblo que llena
la ciudad (los habitantes); el ττλήρωμα de una nave: las cosas, los anima-
les que están en la nave, que la llenan (Aristóteles, Platón); las cosas
que llenan los vasos (Eurípides); los animales, etc., que llenaban
el arca (Filón). El mismo sentido activo se encuentra en el N T ;
v.gr., 1 Cor 10,26 (Sal 24,1: «De Yahvé es la tierra y cuanto la llena,
su plenitud); en Mt 9,16 se dice: «Nadie echa una pieza de paño
tieso sobre un vestido viejo, porque quita su entereza (τό ττλήρωμα)
al vestido, y el roto se hará mayor»; Me 2,21; Rom 13,10: «El amor
no obra el mal del prójimo, pues el amor es el perfeccionamiento
(la plenitud) de la ley».
b) En sentido pasivo: plenitud = lo que es llenado, completado;
v.gr., las naves son «pleromata» (Luciano y Plinio), es decir, están
llenas, cargadas de soldados, de mercancías, etc.; o también, como
nota Scott, plenitud es un «fulfilment or sum-total» (perfecciona-
miento, suma total). El sentido pasivo parece aplicarse mejor a los
textos de Col y Ef 63 . Con todo, nos parece mejor entender el término
en Col y en Ef en un sentido bivalente, es decir, activo y pasivo
(Abbott, Dibelius, Percy, Masson, González Ruiz, etc.). Cristo es
־πλήρωμα de Dios, es decir, está lleno de ττλήρωμα de Dios (sentido pa-
sivo), y al mismo tiempo El es ττλήρωμα de la Iglesia, es decir, colma
a la Iglesia de los dones sobrenaturales (sentido activo). En Jesucristo
habita de modo permanente (κατοικεϊν, no τταροικείν, porque se trataría
entonces de una permanencia transitoria) la plenitud, el cúmulo
de los bienes sobrenaturales. Es la plenitud de la divinidad (San
Crisóstomo); es la plenitud de todas las gracias (Santo Tomás).
Entendamos mejor, con el P. Prat, en un sentido pleno: es la pie-
nitud de la esencia divina y de todos los dones sobrenaturales. Para
que Jesucristo mantenga su supremacía sobre todas las criaturas,
ninguna puede igualarle en el orden de la naturaleza y de la gracia 6 4 .
Dios Padre lo constituyó su ττλήρωμα porque le comunicó todos ־sus
dones, y el mismo Cristo, a su vez, los comunica a su Iglesia. Ef 1,23;
4,10: «... subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo»;
62 C f . SCHRENK: T h W N T II p . 7 3 9 ·
63
Cf. A. FEUILLET, L'Eglise plerome du Christ d'aprés Ephes. 1,23: NRTh (1956) 449־
4 7 2 ; E . F . SCOTT, p . 2 5 .
Cf. F. PRAT, II 108-109.
831 Colosenses 1,10-11
20
toda la plenitud, y por medio de El reconciliar todas las cosas con-
sigo, pacificando por la sangre de su cruz, por El, todas las cosas que
están sobre la tierra c o m o las del cielo.
S •Escritura: NT 2 27
Colosenses 1,12-14 834
oído, el cual ha sido predicado a toda criatura que está debajo del cielo,
y del cual yo, Pablo, fui constituido el ministro.
8 7 Cf. T h W N T II p.729.
88 Cf. 1 Cor 14,36; 2 Cor 2,17; 4,2; 1 Tes 2,12.
8 9 Cf. J . A . R O B I N S O N , Epistle to the Ephesians (Londres 1922) p.240.
90
La expresión pérsica raz, misterio, secreto, arcano, entró en la literatura bíblica.
En Dan, el término (razah, razayya, razinj misterio, misterios, se aplica al arcano de los
sueños, o a la verdad oculta en ellos, que sólo Dios puede dar a conocer (Dan 2,18s; 2,27-30;
4,6). En estos pasajes, los LXX y Teodoción traducen raz por μυστήριον; la Vg traduce
mysterium o sacramentum. En Ecli 8,18 se dice de una acción oculta o que se ha de ocultar;
en 4,28, la Sabiduría llama «cosas ocultas mías» a los secretos que ella revela. En la
Mishna (Pirqé Abót 6,2), la tora concede dignidad regia y facultad de investigar... y revela
los misterios de la ley al que la estudia. En Tobías y Judit, μυστήριον se dice del designio
secreto del rey divino o humano (cf. T o b 12,7.11; Judit 2,2). En la literatura apocalíptica se
habla del misterio o del designio escatológico de Dios (4 Esdr). Cf. H. VON SODEN: Z N T W
12 (1911) 199ss; D. D E D E N , Le Mystére paulinien: E T h L 13 (1936) 430ss; T h W N T IV 821s.
La expresión hebrea sód, secreto, misterio, sinónima de raz, aparece en los libros Sapien-
cíales: Ecli 3,19; Prov 11,13; 20,19; 25,9, como secreto de Dios o secreto humano. En los
839 Colosenses 1,10-11
27
santos , a los cuales quiso Dios dar a conocer cuál sea la riqueza
de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vos-
dades de la era escatológica fueron concebidas ab aeterno en la mente
de Dios; El las tuvo ocultas hasta el momento en que tuvo a bien
revelarlas a los videntes apocalípticos. En Col y Ef se trata de la
economía de la salvación universal; es la integración de los gentiles
en el nuevo pueblo escogido, la Iglesia, el cuerpo de Cristo; el mis-
terio es la providente voluntad de Dios, que llama a todas las gentes
a la participación total del don divino en Cristo Jesús 91 .
Este misterio estuvo escondido desde los siglos y las generaciones
—mas ahora fué manifestado a sus santos—. E n R o m 16,25 habla
San Pablo del misterio tenido en secreto en los tiempos eternos,
mas ahora manifestado y dado a conocer por las Escrituras profé-
ticas a todos los gentiles, según la ordenación de Dios, para obe-
diencia de la fe. El Apóstol no excluye una revelación inicial del
misterio en el A T . La manifestación plena y total estaba reservada
para los tiempos del N T (Hebr 1,1-2); esta manifestación en Cristo
fue tan elocuente y llena de luz, que ante ella las revelaciones
del A T quedan en muchos aspectos ocultas en el silencio y en la
penumbra. El N T es la era de la fanerosis, de la plena revelación
del misterio hecha por Dios a sus santos, es decir, a todos sus fieles
creyentes.
27 A ellos quiso Dios dar a conocer cuál sea la riqueza de la
gloria de este misterio entre los gentiles, es decir, cuán esplendorosa
y magnífica es la manifestación del designio divino de la salud,
que se realiza entre los gentiles. En tres palabras expresa San Pablo
la definición o idea central del misterio, el cual es Cristo entre vos-
otros, o sea el hecho de estar Cristo entre vosotros; es Cristo que
habita por la fe y por la caridad en los corazones de todos los fie-
les (Ef 3,17); el misterio es Cristo, quien confiere la salud a los
gentiles por la unión con El en un mismo cuerpo. Cristo es la espe-
ranza de la gloria 92 . El es el autor de la felicidad gloriosa que
todos los fieles esperan. Antes de su conversión, los colosenses
eran, como los demás gentiles, gentes sin esperanza..., sin Cristo...,
Textos de Qumrán su uso es muy frecuente: los misterios se dicen ahí «ocultos designios» o
«secretos de Dios», que tienen conexión con el tiempo escatológico. Se les llama «admirables
misterios de la sabiduría, de la ciencia, de la inteligencia, de la prudencia, de la verdad, del
pensamiento, del beneplácito de Dios». Aunque sólo Dios puede escrutar la profundidad
de sus misterios (Manual de disc. ig), sin embargo, los revela a sus profetas, en especial al
maestro de justicia (Hab 7,5). En sus himnos, el maestro de justicia, o su discípulo, anuncia
que Dios le eseñó los misterios y que él los enseña a los demás; los misterios se manifies-
tan a los buenos (Man. de disc. 0,18); a los otros permanecen ocultos (Man. de disc. 4.5)
(cf. Sab 2,22; 6,22). Según lo indicado en los textos de Qumrán, nos damos cuenta del sig-
niñeado profundo de la expresión misterio entre los judíos y en qué sentido entró luego en
el uso bíblico del N T ; así, Cristo y los escritores del N T emplean raz o μυστήριον para con-
notar las nuevas revelaciones evangélicas (Mt 13,11; Le 8,10; Me 4,11). En San Pablo,
μυστήριον es el designio eterno de Dios, que ahora se revelaa sus santos (Rom 16,25; Ef 3,1;
Col 1,26). En 2 Tes aparece el «mysterium iniquitatis», es decir, los designios perversos del
diablo contra la obra de Cristo; en A p 1,20; 17,5, misterio implica la idea de algo arcano,
cuyo significado queda aún recóndito. Cf. E. V O G T , Mvstería in textibus Qumrán: Β 37 (1956)
p.247-257·
91
Cf. L . DE G R A N D M A I S O N , Jésus-Christ (1928) t.2 p.560; F . P R A T , I p.36s.
92
El relativo masculino os depende de μυστηρίου, pero, por el fenómeno de atracción
del relativo, éste concuerda con el predicado masculino Χριστός.
Colosenses 1,12-14 840
28
otros, la esperanza de la gloria. Al cual nosotros anunciamos, amo-
nestando a todo hombre e instruyendo a todo hombre en toda sabi-
duría, para presentar a todo hombre perfecto en Cristo. 29 Para lo
cual también m e fatigo, luchando según su influjo, que obra en mí
poderosamente.
sin Dios en este mundo (Ef 2,12). Ahora, unidos a Cristo, caminan
con corazón abierto a la esperanza de la gloria celestial, que no ha
de faltarles.
28-29 El pensamiento de San Pablo gira ahora hacia su minis-
terio apostólico. El Apóstol predica, da a conocer el misterio obe-
deciendo al mandato divino. Da a conocer el misterio amonestando
a todo hombre (a todos), induciéndolos a la penitencia y reforma
de su vida. El verbo νουθετέω tiene el significado primitivo de
«poner en el espíritu, en la memoria», de donde fluye el significado
de «amonestar, corregir, exhortar» 9 3 . Y enseñando (instruyendo) a
todo hombre (a todos) en toda sabiduría; comunicándoles el ver da-
dero conocimiento de Dios, de la doctrina de Cristo, de la per-
fección evangélica. Notemos que este instruir y enseñar el cono-
cimiento, la ciencia de Dios, no se circunscribe al campo mera-
mente intelectual, sino que es sobre todo un instruir con solicitud
pastoral (seelsorgerlich) en el terreno moral y práctico, de modo
que todos conozcan la voluntad de Dios y caminen a plena satis-
facción del Señor 94 . San Pablo amonesta y enseña a todos a fin
de presentarlos a todos perfectos en Cristo. El «hombre perfecto»
(τέλειος) se opone al hombre que está en estado de infancia espi-
ritual (νήτπος) (Ef 4,13; 1 Cor 2,6; Hebr 5,11). El hombre perfecto
supone plenitud, desarrollo, estado de madurez, de firmeza, de es-
tabilidad. Eso es lo que caracteriza al hombre con relación al niño.
San Pablo, como apóstol, cultiva con sus amonestaciones y ense-
ñanzas la planta joven de la vida cristiana que cada fiel lleva en su
alma a partir del bautismo; esa planta ha de ir creciendo y desarro-
liándose hasta la plenitud de Cristo, hasta la plenitud de la misma
vida de Dios, que es el término ideal de la vida del «hombre per-
fecto» en este mundo (Mt 5,48). Mientras estamos en este mundo,
la perfección nuestra es relativa, pero tendente siempre al ideal
paulino: el hombre perfecto en Cristo; esa perfección absoluta, cuyo
prototipo es Cristo, la obtendremos, a medida de nuestras capaci-
dades, sólo en la otra vida 95 . Los innovadores de Colosas ponían
la perfección cristiana en la observancia de la ley mosaica y de sus
ritos, en una falsa veneración de los ángeles. San Pablo declara
que fuera de Cristo no hay perfección posible; sólo por, con y en
Cristo el hombre logra adquirir el grado de «perfecto» 9 6 .
A este ideal dedica San Pablo todos sus trabajos apostólicos,
93
En el N T , Νουθετέω y el sustantivo νουθεσία se encuentran sólo en San Pablo. Cf.
BEHM: T h W N T IV p.1015.
9 4
C f . RENGSTORF: T W N T II p . I 4 9 ·
95
Cf. J . L E A L , Ut exhibeamus omnem hominem perfectum: V D 18 (1938) 178-86.
96
Rectamente nota C. Masson que para entender debidamente el sentido paulino del
término τέλειος no hay que recurrir al vocabulario de los misterios paganos o del gnosticismo,
como pretenden Dibelius y otros críticos. Cf. C. M A S S O N , p.114 nt.2; M É D E B I E L L E , p.113·
841 Colosenses 1,10-11
¿ 1 Quiero, pues, que sepáis qué clase de lucha sostengo por vos-
otros y por los de Laodicea, y por cuantos aún no me han visto personal-
mente, 2 para que se fortalezcan sus corazones, estrechamente unidos
por la caridad y tendiendo a alcanzar toda la riqueza de la plena con-
vicción, hasta el hondo conocimiento del misterio de Dios, Cristo, 3 en
con sus luchas, fatigas y su prisión: No trabaja él luchando (άγω-
νιξόμενος) sólo con sus fuerzas naturales, sino, sobre todo, sos-
tenido por la energía, el influjo que Dios ejerce en su apostolado
poderosamente, comunicándole a su ministerio una eficacia so-
brenatural.
C A P I T U L O 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
3 orando a una también por nosotros para que Dios nos abra una
puerta a la predicación para anunciar el misterio de Cristo, por cuya
causa estoy encarcelado, 4 y manifestarlo c o m o conviene que yo ha-
otros con ese mismo fin, para que sepáis nuestros asuntos y él consue-
le vuestros corazones, 9 juntamente con Onésimo, el hermano fiel y
querido, que es de los vuestros; ellos os informarán de lo que aquí pasa.
10 Os saluda Aristarco, mi compañero de prisión, y Marcos, el
primo de Bernabé, acerca del cual habéis recibido instrucciones; si
viene a vosotros, acogedlo; 11 y Jesús, el apellidado Justo; los cuales
son los únicos de la circuncisión, colaboradores (conmigo) para el
reino de Dios, los cuales han sido para mí de consuelo. 12 Os saluda
Epafras, el vuestro, siervo de Cristo Jesús, quien siempre lucha por
vosotros en las oraciones, para que os mantengáis perfectos y cum-
piídos en todo lo que Dios quiere de vosotros. 13 Pues yo le soy testigo
de que se toma mucho trabajo por vosotros, y por los de Laodicea, y
por los de Hierápolis. 14 Os saluda Lucas, el médico querido, y D e -
para todos motivo de consuelo, y sus espíritus se sentirán confor-
tados con su presencia. Para San Pablo, Tíquico es el querido hermano,
ligado al Apóstol por el vínculo de la fe en Cristo, y digno de toda
consideración y confianza; es el fiel ministro 5 (colaborador) y con-
siervo en el Señor. Era originario de la provincia romana de Asia,
probablemente de Efeso (Act 20,4). En las cartas pastorales se le
menciona dos veces: Tit 3,12; 2 Tim 4,12, en donde se anuncia que
va a Efeso de parte de Pablo con misión especial. Tíquico lleva
por compañero a Colosas a Onésimo, al cual no se le nombra en la
carta a los Efesios (6,20-22). San Pablo tiene la delicadeza de no
hacer notar que Onésimo es esclavo; él es ya un hermano en la fe,
o, como escribe en su carta a Filemón (v.io), es su «hijo en la fe»,
a quien engendró para el evangelio durante su prisión. Emplea para
Onésimo los mismos términos de consideración y ternura que para
Tíquico, pues es también hermano fiel y querido. Onésimo es uno
dé ellos, no solamente un paisano de los colosenses, sino un nuevo
miembro de la comunidad de fieles: es de los vuestros. Por la carta
a Filemón sabemos que Onésimo era un esclavo fugitivo de la casa
de su amo (Filemón). Ahora, gracias a la cariñosa intervención de
San Pablo en su favor, vuelve a Colosas a congraciarse con su amo,
y es portador, como Tíquico, de la carta a los Colosenses. De donde
se concluye con toda probabilidad que Filemón y Onésimo eran
de Colosas. Tíquico y Onésimo explicarán a los fieles de Colosas
no pocas cosas que San Pablo no juzgó oportuno o prudente escri-
birles en la carta.
10-14 Saludos de parte de los hermanos de Roma: d e los seis
personajes que saludan a los colosenses en la carta de San Pablo,
tres son de origen judío: Aristarco de Tesalónica (Act 20,4), quien
había seguido a San Pablo a Efeso, donde juntamente con él su-
frió persecución por la fe en el motín suscitado contra San Pablo
por el platero Demetrio (Act 19,29). Luego acompañó al Apóstol
a Jerusalén (Act 20,4) y a Roma (Act 27,2), en donde se asocia
libremente a sus penalidades de prisión y le presta su ayuda in-
5
Según Lohmeyer, Tíquico es llamado διάκονος, ministro, porque al lado de San Pablo
e
jerce el oficio de colector de limosnas de los étnico-cristianos para los fieles de Jerusalén.
Esta opinión carece de sólido fundamento, pues las circunstancias de la composición de la
carta le quitan toda probabilidad. Cf. C. M A S S O N : C N T (1950) X 153.
SEscr;tu>a: NT 2
Colosenses 1,12-14 866
condicional en el ministerio evangélico (Flm 23), sin que tenga-
mos que considerarlo como cargado de cadenas o en las mismas
condiciones físicas que el Apóstol (Abbott, Knabenbauer, Meinertz).
Aristarco es llamado por San Pablo (lo mismo que Epafras en
Flm 23) concautivo, compañero de prisión. El término parece tener
un sentido literal, ya que, como indicamos antes, Aristarco (y lo
mismo se ha de decir de Epafras) se había asociado a San Pablo
en las penalidades de la prisión, prestándole su apoyo incondicio-
nal en el ministerio evangélico 6 .
Marcos saluda también a la comunidad de Colosas, y nos es
bien conocido como autor del segundo evangelio. Su cualidad de
primo de Bernabé, el célebre misionero tan conocido en la Iglesia
(Gál 2,11ss; 1 Cor 9,6), lo recomienda suficientemente. Es San
Pablo en este texto quien nos da a conocer el parentesco de sangre
entre Marcos y Bernabé. Marcos, llamado también Juan (Act 12,
12.25), acompañó a San Pablo y a Bernabé en el primer viaje apos-
tólico por Chipre y Asia Menor hasta Perge de Panfilia; pero allí
se separó de ellos para volverse a Jerusalén. Desde entonces se
puso a las órdenes de San Pedro, de quien fue su fiel discípulo e
intérprete. El incidente desagradable narrado en Act 13,13 y en
15,33-40, que motivó la separación temporal de Pablo y de su dis-
cípulo Marcos, pronto se borró, con el tiempo, de la memoria de
ambos. De hecho, por este texto de Col y por Flm 24 sabemos
que Marcos está al lado del Apóstol en Roma, sirviéndole en sus
cadenas con total consagración. Ya no es él para San Pablo el com-
pañero inconstante y pusilánime de su primer viaje misionero: es
ahora uno de los concautivos con Pablo, y su consagración abnega-
da a la causa y al servicio del Apóstol prisionero inundan de ale-
gría el corazón de éste. En 2 Tim 4,11 nos lo describe San Pablo
como elemento muy útil para el evangelio: «A Marcos tómalo y
tráelo contigo, que me es muy útil para el ministerio». Los colo-
senses ya han recibido instrucciones con respecto a Marcos. Ignora-
mos qué instrucciones fueron y cómo fueron transmitidas a los
colosenses. San Pablo los amonesta a que acojan de todo corazón a
Marcos, si él viene a ellos. Ignoramos si de hecho Marcos realizó
ese proyectado viaje a Colosas.
El tercer personaje que saluda a la comunidad colosense lleva-
ba un nombre compuesto: Jesús, nombre conocido entre los judíos,
y Justo, nombre greco-romano de origen latino 7 . Aristarco, Marcos
y Jesús-Justo son los únicos provenientes de la circuncisión, es decir,
judio-cristianos que en Roma colaboran con San Pablo en pro de
la causa del reino de Dios 8 y son motivo de consuelo para su cora-
6
El término concautivo, συναιχμάλωτΟς significa también «prisionero de guerra», pero
no es probable que el término se emplee aquí en sentido figurado de «prisionero conquistado
con Pablo por Cristo», según la opinión de Dibelius, Lohmeyer, Kittel ( T h W N T I 196).
El sentido literal encuadra perfectamente con las circunstancias de las cartas de la cautividad
(Col y Flm).
7
Acerca de los nombres dobles en el N T , cf. A . D E I S S M A N N , Bible Studies (Edimbur-
g o 2 81903) p.314·
El reino de Dios o reino de los cielos, término tan común en los evangelios sinópticos,
aparece muy rara vez en San Pablo. Lo emplea aquí el Apóstol tal vez para hacer notar e'
867 Colosenses 1,10-11
zón de apóstol. Otros, los judaizantes, los enemigos inseparables
de San Pablo, le hacen más duras sus cadenas con su conducta de
acérrima oposición y envidia (Flp 1,13-17).
San Pablo da lugar de preeminencia a los saludos de Epafras.
Este era íntimamente conocido de la comunidad de Colosas y de
las demás cristiandades del Valle del Lico, según vimos en la in-
troducción. Por eso es lo más natural que él se considere más cua-
lificado que ningún otro colaborador de San Pablo para expresar
sus saludos a los fieles de Colosas. El Apóstol no escatima las ala-
banzas en favor de Epafras, además de los elogios que le tributó
ai comienzo de la carta (1,7). Epafras es más que ninguno el vuestro;
es decir, no solamente compatriota, sino padre espiritual de la co-
munidad, por haber sido su fundador por delegación de San Pablo.
No obstante hallarse ausente de la comunidad, este fiel siervo de
Cristo Jesús 9 continúa en Roma su apostolado en favor de ella
por medio de la oración incesante: siempre lucha (άγονιζόμενος).
Como Moisés en el monte ante Yahvé en favor de su pueblo, o
como el mismo Cristo en el huerto de los Olivos, Epafras se dio
con todas sus fuerzas—como un combatiente—a la oración por los
fieles de Colosas, para obtener que todos se mantengan perfectos
(τέλειοι) y cumplidores con pleno convencimiento (πεπληροφορημένοι)
de todo lo que Dios quiere de ellos y en favor de ellos. San Pablo ha
constatado por sí mismo y puede dar testimonio de que Epafras se
toma mucho trabajo, está en continua solicitud por el bien espiri-
tual de la comunidad de Colosas, como también de la de Laodicea
y de la de Hierápolis, que le tienen por su principal organizador.
Otros dos colaboradores del Apóstol se recomiendan a los gratos
recuerdos de los colosenses: Lucas, el autor del tercer evangelio y
del libro de los Actos de los Apóstoles (según la tradición que no
puede razonablemente ser puesta en duda: Scott). Importantes pe-
rícopas del libro de los Actos, en las que el autor (Lucas) emplea
la primera persona plural («Wir-Stücke», «Secciones-Nosotros»), nos
dan a entender, sin lugar a duda, que San Lucas fué inseparable
compañero de San Pablo desde los comienzos de la evangelización
en Macedonia hasta que el Apóstol llegó prisionero a la capital
del Imperio 1 ט. Por este texto de la carta a los Colosenses sabemos
contraste con los judaizantes, más interesados en sus privilegios raciales y de religión que en
el reino de Cristo proclamado por San Pablo. Cf. E. F. SCOTT: M F F (1958) p.89.
9
N o sabemos por qué tuvo que alejarse Epafras de Colosas. Ciertamente esa ausencia no
fue debida a negligencia o falta de interés y celo por la comunidad. Los elogios que en el pre-
sente texto (cf. 1,7) le tributa San Pablo son argumento convincente del intenso interés de
Epafras por la comunidad que él fundó. Creemos, según eso, que carece de fundamento la
suposición de W . Bieder (cf. Brief an die Kolosser [Zürich 1943] p.302ss), el cual sugiere que
el πόνος, la pena, la preocupación de Epafras por los colosenses, era resultado de alguna
fricción o posición molesta entre la comunidad y él. Por su parte, sugiere Scott ( M F F 1958
p.90) que la presencia prolongada de Epafras en Roma se debió a sus gestiones de caridad
misericordiosa en favor de la comunidad de Colosas, a saber: excitar la simpatía e interés de
cristianos ricos de la capital del Imperio en favor de sus hermanos del Valle del Lico, dura-
mente probados por los terremotos de entonces. Cf. lo anotado en la Introducción acerca de
tales terremotos.
10
Cf. Act 16-10-17 (de Tróade a Filipos), Act 20,5-15 (de Filipos a Mileto), Act 21,1-18
(de Mileto a Jerusalén), Act 27,1-28,1 (de Cesarea a Roma). El manuscrito D (de Beza)—re-
censión occidental de los Act—pone la primera persona plural en la adición que tiene en
Act 11, 28.
Colosenses 1,12-14 868
mas. 15 Saludad a los hermanos de Laodicea y a Ninfas y a la iglesia
que se congrega en su casa. 16 Y cuando se hubiere dado a conocer
entre vosotros esta carta, haced que sea también conocida en la iglesia
de Laodicea, y vosotros leed también la de Laodicea. Y decid a Ar-
que Lucas ejerció la profesión de médico: os saluda Lucas, el mé-
dico querido. Su prolongada y constante presencia al lado del Após-
tol se explica también por su profesión de médico. Además de co-
laborador abnegado en la labor espiritual de misionero, estuvo siem-
pre atento al cuidado de la salud nada robusta de San Pablo. Este
nos da a entender en algunos pasajes de sus cartas que su salud
dejaba no poco que desear 11 . Al presentarlo aquí como médico
querido, quiere poner énfasis en su sentimiento de gratitud para
el abnegado colaborador, cuya profesión le prestó tan preciosos ser-
vicios 12 .
junto con Lucas, San Pablo hace mención de Demás, al que
honra en Flm 23 con el apelativo de colaborador, pero del que
habla en tono amargo en 2 T i m 4,10: él abandonó al Apóstol por
amor de los negocios del mundo presente.
15-16 Saludos de parte de San Pablo: después de haber expre-
sado los saludos de sus colaboradores de Roma, el Apóstol no
omite sus propios saludos a la iglesia de Colosas y comunidades
vecinas a ella. Laodicea y Colosas abrigaban cristiandades gemelas,
fundadas por Epafras, delegado de San Pablo. Distantes entre sí
pocos kilómetros, facilitaban mucho la comunicación espiritual en-
tre ambas. El saludo de San Pablo, cargado de expresión de paz y
gracia divina, tendría que ir también a poner una nota de consuelo
y ayuda espiritual en las reuniones litúrgicas de la vecina ciudad
de Laodicea. La opinión común entre los autores es que Ninfas
es aquí un nombre masculino (Scott adopta el femenino: sería una
señora de posición social notable, dueña de una casa suficiente-
mente amplia para las reuniones litúrgicas de los cristianos de Lao-
dicea), contracción del nombre Nymphodorus hallado en las inscrip-
ciones 13 .
En el v.16 se da un aviso relativo a la lectura de la carta. Reco-
mienda el Apóstol que su carta, después de leída en Colosas, sea
leída luego en la comunidad de Laodicea, y que, a su vez, los colo-
senses lean otra que les vendrá de Laodicea, escrita ciertamente
por el mismo Apóstol. De esta recomendación de San Pablo (tar
trivial en la correspondencia epistolar familiar) se deducen algunos
datos de interés para la historia de las primitivas cristiandades: las
cartas de San Pablo, aunque algunas de ellas tenían el carácter de
privadas, dirigidas a una iglesia en concreto, estaban escritas cor
la intención de que fueran leídas en las grandes reuniones cúlticas
(una indicación en este sentido parece deducirse de 1 Tes 5,27)
11
Cf. Gál 4,13-14; 1 Cor 2,3-4; 2 Cor 10,10; 12,7-10.
12 C f . M É D E B I E L L E : B P C ( 1 9 3 8 ) X I I p . 1 2 5 .
13
El posesivo αύτού su (de él) («... la iglesia que se congrega en su casa»), masculino
adoptado por la mayoría de los autores (en contra de αύτών, de ellos, S C A Ρ 33. de αύτή
de ella, B), manifiesta que el nombre de Ninfas es masculino.
869 Colosenses 1,10-11
S E B A S T I Á N B A R T I N A , S. I.
Profesor en la Facultad de Teología de San Cugat del Vallés (Barcelona)
I N T R O D U C C I O N
Autenticidad
Algunos críticos de los más radicales pusieron en duda la au-
tenticidad de esta carta (F. C. Baur, C. Weiszáker, B. Steck), más
bien por rechazar como genuina la Epístola a los Colosenses, a la
que está unida. Se demuestra fácilmente lo contrario. I. Como tes-
timonios externos a favor de la autenticidad pueden alegarse, entre
otros: 1) el Fragmento de Muratori; 2) moralmente todas las ver-
siones antiguas: la siríaca, la latina, la copta; 3) Orígenes en sus
discursos y tratados cita los v. 14.9.7 Y escribió un comentario a
toda la epístola 4) Eusebio la pone entre los όμολογούμενα, o es-
critos bíblicos admitidos sin controversia 2 ; 5) el hereje Marción
la respetó, según Tertuliano 3 ; 6) San Jerónimo, en el prólogo que
precede a su comentario a la carta, trata particularmente el proble-
ma de su genuidad y la defiende 4 ; 7) San Atanasio la pone en la
lista de las cartas de Pablo 5 ; 8) el papiro P 6 1 , del siglo v i i - v m 6 ;
9) finalmente, está incluida en el canon escriturístico del concilio
Tridentino 7 . II. Por otra parte, como testimonios internos a favor
de la autenticidad se aducen, con razón, la igualdad de frases y de
léxico con el estilo paulino conocido por las otras cartas, la conso-
nancia de la doctrina religiosa y moral, especialmente la que se da
sobre la caridad cristiana, con la que enseñaba Pablo, y, además,
sus resonancias irrecusables con la carta a los Colosenses. Es mo-
raímente imposible la falsificación de un billete semejante, tan dis-
tinto en amplitud con respecto a los otros escritos paulinos. Dice
muy bien Cerfaux que los autores más recientes tienen el buen
1
M G 13,501.1707.1715; 14J305S.
2 M G 20,217.268.
3 M L 2,556.
4 M L 26,635-638.639-656.
5
M G 26,1177.
6
Catálogo de los papiros neotestamentarios: CultB 17 (1960) 214-222.
7
Dz 784. Suele citarse el testimonio de Ignacio de Antioquía. En sus cartas emplea
seis veces una locución griega que se halla en Flm 20 y parece ser paulina. D e todas ellas,
cinco pudieran muy bien atribuirse al acervo del lenguaje común de su siglo. Tan sólo una
hace sospechar vehementemente que alude a Filemón. Es cuando habla del obispo Onésimo
y emplea las formas verbales σνέπαυσεν y όναίμην-f gn. (Ef 2,1-2: MG 5,645; F I S C H E R , 144)
con notable correspondencia a όναίμην σου y ά ν σ π α υ σ ο ν de Flm 20.
1099 Introducción a Filemón
gusto de no discutir ya la autenticidad de este pequeño escrito ini-
mitable 8 .
Argumento de la carta
Por la carta a los Colosenses sabemos que Epafras fue a ver a
Pablo cuando estaba preso y le habló del estado de aquella iglesia
(Col I,78)־. Pablo retuvo a Epafras, pero envió a Colosas, como
portador de la carta que va a nombre de los colosenses y resuelve
los problemas religiosos de esa cristiandad, a Títico juntamente
con Onésimo (Col 4,7-9). La carta a Filemón completa estos datos
con pormenores insospechados. Filemón era un ciudadano acomo-
dado de Colosas. Había sido convertido al cristianismo por el pro-
pió San Pablo, probablemente durante el trienio de la conmoración
efesina. Tenía además un esclavo, llamado Onésimo. Este se esca-
capó, robando quizá también a su dueño, y se marchó a Roma.
No se sabe por qué motivo buscó a Pablo, que estaba preso. Tal
vez lo había conocido cuando estaba todavía con su amo. Sin duda
alguna, la primacía espiritual y las dotes morales de Pablo se di-
fundían insensiblemente en todos los sectores. Lo cierto es que
Pablo lo convirtió (Flm 10). Quiere quedárselo consigo como cola-
borador (Flm 13). Lo ve buen cristiano, fiel (Col 4,9) y útil (Flm 11).
Pero quiere ventilar antes un caso pendiente de justicia, y no se
atreve a retenerlo sin que su dueño lo supiera y accediera. Al mandar
a Títico, envía con él a Onésimo, aprovechando esa buena coyuntura;
le impone que se presente a Filemón, su dueño, y juntamente le
da una breve carta de recomendación. El tono de sinceridad cons-
tante en la actuación del Apóstol impide dar cualquier tergiversa-
ción utilitarista a sus palabras.
Lugar de composición
Estilo paulino
En tan breves líneas se refleja la acusada personalidad de Pablo.
Puede distinguirse en tres aspectos. Ante todo en la férrea y habi-
lísima dialéctica. Como para penetrarla adecuadamente es preciso
haber analizado por menudo toda la carta, se estudia en sus líneas
maestras en el excursus 2. Luego, en la sana carga sentimental, en
los valores morales y en los criterios orientadores de su actividad.
Finalmente, es característico el modo literario. Es el típicamente
paulino: denso, impetuoso, encaballado, superficialmente enmara-
ñado y confuso, pero de una lógica y una psicología profundísimas.
N o carece de un fino humor y juega a veces con el sentido mismo
de las palabras. Sobre todo sabe mesurar a cada instante lo que
más conviene, y consigue lo que pretende.
Personas de la carta
Aparecen dos grupos: las que están con el que la envía y las
que se agrupan en torno al que la recibe. Además se han de separar
los que se nombran al principio de los que aparecen en los saludos
finales. Al principio escriben aparentemente la carta Pablo y Ti-
moteo. La envían a Filemón, a Apfia y a Arquipo, probablemente
mujer e hijo, respectivamente, del primer destinatario, y además
«a la iglesia que se reúne en su casa» (Flm 2). Al final están con
Pablo y mandan sus saludos Epafras, colosense; Marcos, el evan-
gelista; Aristarco, tesalonicense; Dimas y Lucas, el evangelista. En
esta carta faltan en el grupo de los destinatarios nombres a quienes
dar saludos al final, como es frecuente en otras paulinas, por ejem-
pío, en la enviada a los Romanos. Son, sin duda, los mismos que
se han nombrado al principio. En realidad, el asunto se ventila
entre Pablo y Filemón.
Bibliografía selecta
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TOMO: M G 62,701-20; SAN JUAN DAMASCENO: M G 95,1029-34; SAN JERÓ-
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' Filemón 1 1102
1 Pablo. prisionero de Cristo Jesús, y T i m o t e o , el hermano, a Fi-
en todo bien para con los pobres y necesitados (v.5-7). Era dado a
la oración en común (v.22). Los epítetos que le aplica Pablo de
amigo y colaborador (v.i) indican que se había entregado de lleno
a la causa del evangelio entre sus conciudadanos, y el calificativo de
hermano (v.20) excluye una amistad puramente fría y cerebral. La
argumentación de Pablo y su petición en la carta suponen en File-
món un cúmulo de buenas cualidades: rectitud moral, obediencia
pronta, lealtad, generosidad, magnanimidad, hospitalidad y entre-
ga total a la persona del Apóstol (8.13.17.22). Finalmente, tantos
compañeros conocidos suyos en la causa de Cristo indican el sua-
vísimo fruto de la sólida amistad (23-24).
Nuestro (ημών): afecta a los dos epítetos que siguen y se refiere
a Pablo y a Timoteo. Querido amigo quiere traducir el adjetivo hebreo
áycarr|־rós, pues cada uno de los dos elementos castellanos por sepa-
rado no agota el contenido de la palabra original. Es de uso frecuente
en los escritos paulinos (Rom 15.5.8.9.12) y puede tener un matiz de
alabanza para los que trabajan por el evangelio, como cuando en
el concilio de Jerusalén se aplica a Pablo y Bernabé (Act 15,25).
San Jerónimo distingue entre άγαττημένω y άγαττητω^. El primero sig-
nifica amado; el segundo, amable por sus cualidades intrínsecas.
Colaborador: como su misma etimología indica, σνν-εργός, se ha
de traducir por «compañero de trabajo» en la predicación del evange-
lio. Se encuentra solamente en 3 Jn 8 y en San Pablo, el cual lo aplica
á diferentes personas del N T , todas del grupo de Pablo e inferiores
a los apóstoles, a quienes llama, por oposición, «hermanos» (2 Cor
8,23).
2 El nombre Άττφία y sus formas afines Άφία, Άφφία (Apaña)
no es lo mismo que Apio (αχρ! , ΑΤΓΓΠΟΙ/ Φόροι/, Act 28,15). Es un
nombre frigio que está atestiguado por inscripciones antiguas; por
ejemplo, esta que fue hallada en Colosas, donde vivía Filemón y
los suyos: «Hermas (dedica esta lápida sepulcral) a Apfia ('A[־rr]<p1á51),'
su propia mujer, | la hija de Trifón, de patria (γένει) |colosense|
para [perpetua] memoria» 4 . En cuanto a la persona, se supone co-
múnmente que era esposa de Filemón. Así lo aseguran San Juan
Crisóstomo, Teodoreto y otros exegetas posteriores. Se deduce del
hecho mismo de figurar en la dirección de la carta junto al dueño
de familia. Hermana es lo mismo que cristiana, en oposición a otras
del mismo nombre que no lo eran, o se la llama así quizá por ser
de raza judía (cf. v.i).
Ciertos códices (como Ψ 326 917, con casi todos los siguientes
hasta 2430 sy [Ambrosiáster]) añaden αγαπητή (sorori carissimae).
Algunos autores dicen que se suprimió posteriormente por recato.
Pero esta razón no puede ser la causa del silencio, dada la fidelidad
3 M L 26,643·
4
C I G p . 1 1 6 8 n.4380.
' Filemón 1 1106
extrema, en casos parecidos, de los restantes códices, que por ahora
dan más peso a la balanza de la crítica textual en sentido negativo.
Arquipo : el nombre Άρχ-ίππος es lo mismo que Hiparco (Ίππ-άρ-
χος), de pura cepa griega, que significa «comandante de la caballería».
El personaje es hijo probablemente de Filemón y Apfia. Tenía un car-
go religioso importante en la iglesia de Colosas (Col 4,17). San Jeró-
nimo cree que fue obispo en ausencia de Epafras (Col 1,7; 4,12).
En la carta a los Colosenses, Pablo recomienda a Arquipo que
cumpla con fidelidad el sagrado ministerio que le ha sido encomen-
dado. Esto de suyo no implica reproche, ya que puede significarse
sólo que se dan alientos (cf. 1-2 Tim). Por mala interpretación de
Col 4,16 se le creyó obispo de Laodicea.
Compañero de armas: o bien «conmilitón (συστρατιώτη = συν-
στρατιώτης, «el que milita juntamente con otro»). Sólo aparece aquí
y en Flp 2,25. Podría significar, en sentido propio, compañero de
armas o camarada; pero Pablo en ambos casos parece aplicarlo, en
sentido traslaticio, a la predicación del evangelio por algún motivo
especial que se nos escapa. Puesto que en esta carta a Filemón el
calificativo sigue inmediatamente apuesto al nombre, no sería aven-
turado ver un juego de palabras, que ha de avalar en último término
el contexto: «Al ׳Capitán de caballería', mi compañero de armas».
No se prueba de ninguna manera el influjo intrínseco que hubieran
podido tener las religiones paganas, en las cuales a veces se llamaba
soldados a los iniciados, en la nomenclatura paulina. Porque en este
caso Pablo podría llamar a todos los cristianos conmilitones.
Recientemente se ha propuesto una explicación de la persona-
lidad de Arquipo que afectaría a toda la carta paulina. Según
Goodspeed 5 y la sutil elaboración de Knox 6 , el dueño del esclavo
Onésimo no sería Filemón, sino Arquipo. Pablo no conocería de
nada a Arquipo, pero, para conseguir que le cediera a Onésimo a
fin de asociarlo a su ministerio apostólico, habría interpuesto la
amistad de Filemón, su amigo personal y superior religioso de las
iglesias del valle del Lico. Más aún, habría interpuesto a la misma
iglesia de Colosas, porque la carta a los Laodicenses (Col 4,16)
sería precisamente la de Filemón, que de este modo adquiriría una
trascendencia eclesiástica.
Sin embargo, se ofrecen varias razones en contra de esta manera
de pensar. La fuerza lógica en la argumentación de Pablo supone
una intimidad tan grande con el destinatario, que, si es Arquipo,
caen los presupuestos de esta teoría, y si es Filemón, él personal-
mente ha de decidir. En su petición, Pablo suplica, no exige, como
podría hacerlo; informa, no compromete 7 . No tiene sentido inter-
poner la fuerza de otras iglesias. Para más razones en contra de esta
exegesis detectivesca, véase la exposición de Moule.
Iglesia (εκκλησία) era originariamente una palabra de uso co-
5
E. J . G O O D S P E E D New Solutions to New Testament Problems (Chicago I Q 2 7 ) .
6
J . K N O X , Philemon among the Letlers of Paul (Chicago 1 9 3 5 ) ; Μarción and the New
Testament (Chicago 1942).
לMÉDEBIELLE: S B P C 1 2 , 2 6 2 - 2 6 3 .
1107 Filemón S
3
en tu casa. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y del Señor Jesu-Cristo.
rriente no sagrado. Significaba «asamblea de miembros de una co-
munidad» o sociedad, o simplemente de «ciudadanos, convocados»,
«llamados según un principio de selección» (Act 19,39). Se empleaba
también para designar la congregación de Israel (Act 7,38). La
asamblea religiosa en el judaismo es apellidada συναγωγή (Act 13,43),
a veces en sentido despectivo (Ap 2,9; 3,9), a veces en sentido eti-
mológico o selectivo, como cuando San Judas lo aplica a la reunión
de los cristianos (Jds 2,2). Pero especialmente ,Εκκλησία denota la
comunidad cristiana en medio de Israel (Act 5,11). Particularmen-
te en San Pablo puede significar las iglesias locales o comunidades
cristianas de.los distintos sitios geográficos (Flp 4,15; Col 4,15-16),
que son parte integral en el ser perfecto de la única Iglesia universal.
Que se reúne o congrega en tu casa: a medida que crecía el nú-
mero de convertidos al cristianismo, se hacía necesario reunirlos
en algún lugar adecuado para las funciones religiosas. Se hizo pri-
mero en distintas casas particulares. Más tarde, la gran basílica
pagana, que era sitio de reunión social y pública en la vida civil, se
convirtió en basílica cristiana. Pablo se refiere aquí más bien a los
familiares y a la servidumbre de los destinatarios que sean cris-
tianos y a los otros fieles de la misma ciudad.
En los v.12 ־se repite siempre la conjunción y (καί) entre los
nombres. Es propio del griego, pero quizás revela más el substrato
semita, normalmente el we es inseparable de todo nombre u ora-
ción yuxtapuestos.
3 Gracia y paz: la salutación inicial del praescriptum se ha
cristianizado. El χαίρειν pagano se ha convertido en el griego χάρις
( = gracia) y en el hebreo salóm ( = paz); pero no sólo materialmen-
te, sino sobre todo por su contenido mesiánico. La paz representa
el conjunto de bienes mesiánicos que los cristianos tienen en Cristo
Jesús y, además, connota la voluntad salvífica de Dios para con
todos los hombres (Le 2,14b). La gracia implica un especial favor
de Dios y subraya la gratuidad de los favores divinos (Le 1,28).
Dios: cuando en el N T se habla simplemente de Dios, se con-
nota casi siempre la primera persona de la Santísima Trinidad.
Dícese nuestro con respecto a los remitentes y a los destinatarios,
porque tienen la misma comunidad y pureza de fe.
La palabra κύριος, señor, que se aplicaba al emperador en cuanto
divinizado, se refirió exclusivamente en sentido técnico, ya en la
naciente cristiandad, a Jesucristo (Jn 21,7; Ap 17,14; 4,8) para con-
fesar su divinidad.
Pero, además, por estar la frase el Señor Jesucristo gramatical y
ontológicamente en la misma línea que Dios, nuestro Padre, exige,
en la enseñanza de Pablo y en la fe de sus cristianos, la plena divi-
nidad de Jesucristo. Ontológicamente, porque el don divino-me-
siánico de la gracia y de la paz lo dan tanto el Padre como Jesús.
Filemón 4 1108
4
D o y gracias a mi Dios continuamente, haciendo memoria de ti
Conclusión. 21-22
S.Esctitura: NT 2 36
Filemón 11-12 1122
24 25
Marcos, Aristarco, Dimas, Lucas, mis colaboradores. ¡La gracia
del Señor Jesu-Cristo esté con vuestro espíritu! A m é n .
1
DEISSMANN, Licht vom Osten5 183ss. Foto, transcripción, comentario.
1125 Filemón. Exc. 1-2
2
ése a los que son del gobernador» . ¿Supondrá Pablo en su carta a Filemón
que se le debe, conforme a las prescripciones de la ley civil vigente, una
fuerte recompensa por parte del dueño por haberle devuelto al siervo
fugitivo? (cf. v.19). Además es curioso que uno de los dos esclavos des-
critos en este papiro lleva «estigmatizado» el carpo derecho con letras bár-
baras (sirias o fenicias). Las cicatrices de heridas recibidas por Pablo a
causa de la predicación del evangelio son los «estigmas» del «Señor» Jesús
en su siervo (Gál 6,17).
3. 0 Una carta de Plinio el Joven, en la que pide a un amigo benevo-
lencia y perdón para un siervo en desgracia. Dice así:
«Cayo Plinio saluda a Sabiniano.
Tu liberto, contra quien dijiste que te habías encendido en cólera, ha
venido a mí y, postrado, quedó abrazado a mis pies como si fueran los
tuyos. Lloró mucho, suplicó mucho, calló también mucho; en suma, dio-
me fe de arrepentimiento. En verdad lo creo enmendado, porque se da
cuenta de que ha faltado. Estás airado, lo sé; y estás airado con razón,
también eso lo sé; pero entonces es principalísima la alabanza de la man-
sedumbre cuando es justísima la causa de la ira. Amabas a ese hombre
y, como espero, lo amarás. Entre tanto, basta que te dejes suplicar. Podrás
justamente airarte de nuevo si lo mereciere, lo cual, habiendo accedido a
los ruegos de perdón, podrás hacerlo con más razón. Cede algo a su adoles-
cencía, algo a las lágrimas, algo a tu propia indulgencia. No le retuerzas,
para que no te retuerza tampoco a ti. Porque te atormentas, cuando, siendo
tan suave, te encolerizas. Temo parezca, no rogar, sino forzar si a sus
preces juntare las mías. Las juntaré, sin embargo, tanto más plena y efusi-
vamente cuanto más acre y severamente le reprendí, amenazándole con
que nunca jamás en adelante suplicaría. Esto para él, a quien convenía
amedrentar; para ti no es lo mismo. Porque quizá de nuevo te suplicaré
e impetraré de nuevo. Suceda por el momento tal, que sea lo más digno, a
mí, rogar; a ti, conceder. Vale».
4. 0 Otra breve carta del mismo autor, dando gracias por el beneficio
obtenido en su petición anterior.
«Cayo Plinio saluda a su Sabiniano.
Bien hiciste que al liberto, antes por ti querido, al devolverlo mis letras
a tu casa, recibiste en tu favor. Te agradará esto a ti, a mí ciertamente
me agrada: primero, que a ti te veo tan tratable que en la ira puedes ser
gobernado; después, que tanto me concedas que u obedezcas a mi volun-
tad o accedas a los ruegos. De consiguiente, no sólo te alabo, sino, además,
te doy gracias. Juntamente te advierto para adelante que te muestres apla-
cable para con los errores de los tuyos, aunque nadie hubiere que te rogare.
Vale» 3. _
La distancia entre siervo y amo queda intacta en Plinio, y en realidad
en el fondo de la súplica se escondía, entre los paganos, la soberbia de las
virtudes naturales exageradas y el orgullo del suplicante y del suplicado.
Pablo funda su petición en las virtudes evangélicas, en el amor recíproco
y en la igualante coparticipación con Cristo 4 .
2
Ρ. M. Papyri, p.ióss n.50; DIBELIUS, 86.
M E Y E R , Jurist.
3
Epistolae, 1.9,21 y 24; PLINIO EL JOVEN, Lletres I I , F . Bernat Metge (Barcelona 1927)
139-140 y 142.
4
Muestra que Flm no depende de Plinio, hecho por otra parte evidente, F. W. FARRAR,
The Ufe and ivork of St. Paul II (Londres 1892) 468-481.
Filemón. Exc. 3 1126