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C A R T A A L O S Ε F Ε S 1 O S

TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR

JUAN LEAL, S. I.
Profesor en la Facultad de Teología de Granada
INTRODUCCION

1. Las cartas de la cautividad


L a carta a los Efesios forma parte del grupo llamado cartas de
la cautividad, que son Efesios, Colosenses, Filipenses, Filemón,
porque se escribieron estando Pablo cautivo. El contenido mismo
de estas cartas, excepción de Filemón, presenta cierta homogeneidad
que las distingue de las otras. También se llaman a veces cartas
cristológicas, porque en ellas se acentúa mucho el papel central de
Cristo en el plan de la salvación. Tal vez por esta diferencia de
fondo no se suele mencionar entre las cartas de la cautividad la
segunda a Timoteo, aunque también fue escrita en la prisión. Des-
de el punto de vista teológico, las dos que más se parecen son
Efesios y Colosenses. Es posible que Filipenses se escribiera la
última de las cuatro: en ellas se presenta la libertad como cerca-
na (1,12-26). El parecer casi unánime de la crítica es que las cua-
tro pertenecen a la primera cautividad romana (61-62), lo cual se
confirma con la presencia de Aristarco y de Lucas (Col 4,10.14;
F l m 24; cf. Act 27,2), por la libertad relativa de que disfruta Pa-
blo (Ef 6,19; Flp 1,2.20; Flm 10.24; c-f· Act 28,30s) y, por fin,
por la esperanza de una próxima libertad (Flp 1,15.26; 2,24; Flm 22).
Deissman, Robinson y algunos otros críticos han creído que Pablo
escribió estas cartas en una cautividad, que se supone tuvo lugar
en Efeso. L a hipótesis tiene alguna probabilidad, por cuanto Pablo
fue perseguido en Efeso y estuvo allí mucho tiempo. Pero los ar-
gumentos de esta teoría son muy débiles para destruir la sentencia
tradicional. L e no menciona ninguna cautividad en Efeso, y él,
que figura como compañero de Pablo en la cautividad en que se
escriben nuestras cartas, no le acompañó en Efeso. L a hipótesis
de que se escribieron en la cautividad de Cesarea (58-60) tiene muy
escasa probabilidad 1 .

2. La autenticidad paulina de Efesios


Modernamente existe una reacción favorable a la autenticidad
de Col entre la crítica no católica, pero la autenticidad de E f sigue
1
Cf. H. COPPIETERS, S. Paul fut-il captif a Ephése pendant son troisiéme voyage apostoli-
que?: R B 28 (1919) 4 0 1 - 1 8 ; Les récentes attaques contre l'Ep. aux Eph: R B 9 ( 1 9 2 1 ) 361-90;
W . MICHAELIS, Die Gefangenschaft des Paulus in Ephesus (Gütersloh 1925); Where Paul's
Imprisonnent Epistles written from Ephesus?: E x p T 67 (1955-6) 162-66; B. BRINKMANN,
Epistolae captivitatis S. Pauli num Ephesi scriptae sint: V D 21 (1941) 912‫ ;־‬E . P E R C Y , Die
Próbleme der Kolosser und Epheserbriefe (Lund 1946); Zu den Próblemen des Kolosser- und
Epheserbriefes: Z N T W 43 (1950) 178-94; J. T . CURRAN, Tradition and the Román Origin
of the Captivity Letters: ThSts 6 (1945) 163-205; A . COTTER, The Epistles of the Captivity:
C B Q . 1 1 (1949)370-80; A . PENNA, Le due prigionie romane di S. Paolo: RivB 9 (1961) 193-208;
L . CERFAUX, En faveur de l'authenticité des Ep. de la Captivité. Homogénéité entre Eph et les
grandes építres: RechBibl 5 (1960) 60-71; A . SISTI, Le Lettere della Prigionia in recenti studi
italiani: S. Paolo da Cesarea a Roma (1963) 207-28; E. TESTA, Gli errori combatuii da S. Paolo
nelle lettere della Captivita e Qumran: ib. p.229-42; T . ROBERTELLA, La dottrina del Corpo
místico nelle Lettere della Captivitá: ib. p.243-57.
663 Introducción a los Efesios

siendo muy discutida. Muchos críticos consideran Ef como obra


de un discípulo de fines del siglo 1 (Dibelius, Ch. Masson, J. Mof-
fatt, A . C. King), que habría querido resumir la teología de San
Pablo como introducción a todas sus cartas, y se sirvió de Col
como base (M. Goguel, E. J. Goodspeed, J . Knox, C. L . Mitton).
Con todo, la autenticidad paulina de la carta es admitida por A . Deiss-
mann, P. Feine-J. Behm, A . Harnack, F. J. A . Hort, A. Jülicher,
E. Percy, Th. H. Robinson, B. F. Wescott y la unanimidad de
todos los críticos católicos. A los estudios serios de J. Schmid y
E. Percy, que concluyen por la autenticidad, recientemente se ha
sumado el del convertido H. Schlier, que en su comentario católico
presenta la argumentación más convincente de la tesis tradicional.
Según Schlier, la teología paulina sigue un desarrollo gradual y
orgánico desde las grandes cartas hasta estas de la cautividad, con-
forme siempre a las nuevas circunstancias que se presentan. En la
evolución del pensamiento de Pablo ha influido mucho, según
Schlier, el deber de combatir cierta gnosis judía, de matiz cósmico
y sincretista. Es posible que Pablo haya tomado ciertos términos
de esta gnosis y que oriente su teología en vista de la construcción
sincretista de los cristianos disidentes. Efeso, por lo demás, se es-
cribe durante la primera cautividad romana.
Los principales argumentos contra la autenticidad son:
a) La lengua.—Se encuentran hasta 36 palabras que no se en-
cuentran en las otras cartas, incluyendo las pastorales. Hasta 43
si se excluyen las pastorales. Pero observan los autores que esta
cifra no es más llamativa que la existente en otras cartas de autenti-
cidad ciertamente paulina: Gálatas tiene hasta 39; Filipenses, has-
ta 30. El empleo de voces nuevas responde a ideas e imágenes
nuevas; v.gr., la Iglesia como esposa, el cristiano como soldado
revestido de «la armadura de Dios», que es ampliamente descrita.
b) La diferencia de estilo.—Período solemne y construcciones
embarazosas (cf. 1,3-14). La fuerza de este argumento es según el
color del cristal con que se mira. A nosotros nos confirma en la
autenticidad paulina. Pablo, a fuerza de plenitud de ideas y de sen-
timientos, es generalmente complicado en la expresión, sobre todo
cuando polemiza.
c) La diferencia de contenido, que es nuevo con relación al de
las grandes cartas. Pero este argumento se exagera mucho. Se trata
de una teología que se contiene en germen en las primeras cartas
y ha evolucionado orgánicamente, según las circunstancias, las per-
sonas y el tiempo. L . Cerfaux compara Ef con Rom y hace ver
cómo se trata del mismo evangelio". El mensaje de Dios en Rom
evoluciona en el sentido de la fe, y en Ef en el sentido de la reve-
lación del misterio. A la revelación corresponde en el hombre la
gnosis. Ambas síntesis del evangelio (Rom-Ef) se corresponden y
completan 2 . Se puede decir que Ef incorpora conscientemente el
evangelio de Rom con nuevos colores, que se toman de la nueva
situación.
2
Cf. Introduction a la Bible II N T , p.509-513.
664 Introducción a los Efesios

d) La semejanza con Col.—El argumento que más impresiona


a muchos críticos es la semejanza de E f con Col. E n un total de
155 versos se pueden considerar como paralelos 73 (Ef 1,22s = Col
1,18s; 3,8-10 = 1,27; 4,3-6 = 3,14ε; 6,21 = 4,7, etc.). Pero no se
puede decir que E f es una imitación servil de Col. A l margen de
versos paralelos hay otros nuevos. Por ejemplo, la bendición de
E f 1 , 3 - 1 4 es totalmente original, como 2 , 1 1 - 2 2 . Las mismas ideas
de Col están elaboradas de una manera original y totalmente pauli-
na e integradas en un conjunto de ideas nuevas, de modo que for-
man una síntesis más rica, más profunda.
L a s objeciones contra la autenticidad no son de tal fuerza, que
puedan poner en duda una tradición unánime, que remonta al prin-
cipio del siglo 11. Existen alusiones a nuestra carta en Clemente
Romano, en San Ignacio, Policarpo y Justino. Atribuyen expresa-
mente la carta a Pablo Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano
y el Fragmento de Muratori. L a aceptaron como paulina los herejes
Marción, Basílides, Valentín y Teodoto 3 . Es muy difícil suponer
que una comunidad como Efeso, que conocía perfectamente a
Pablo, aceptara la falsificación sin protesta. Se puede, con todo,
admitir que Pablo confiara la redacción de la carta a un discípulo
e incluso que le diera como modelo la carta a los Colosenses.

3. El contenido de Efesios
T a l vez al combatir el error de los colosenses, Pablo ha descu-
bierto nuevas perspectivas sobre la relación de Cristo y de la Igle-
sia. Este nuevo horizonte se integra en el conjunto de su teología
con un tono sereno, objetivo, ajeno a la polémica. L a relación
entre Ef-Col es parecida a la que existe en Rom-Gál. Los errores
de los colosenses proporcionan a Pablo el motivo y ocasión de
acentuar el carácter cósmico de la redención ( 1 , 1 0 . 2 1 ; 3,10; 4,10),
apoyado en la importancia de la glorificación del Señor, tema tan
universal y tan profundo en el alma del convertido de Damasco.
Ahora no se fija en que la Iglesia es el cuerpo de Cristo (1 Cor 12,
12-27), sino subraya más bien la distinción que existe entre el jefe
triunfante (1,22; 4,15) y el cuerpo, que es la Iglesia, y que todavía
no ha llegado a la plenitud del hombre perfecto (4,13-16). Así
también distingue entre la piedra angular y el edificio (2,20), entre
Cristo y su Esposa (5,23-32). Los fieles, como miembros del cuerpo,
forman una misma comunidad o unidad frente a la Cabeza. Por
esto, la palabra ekklesía no designa en Ef a las comunidades par-
ticulares, sino a la única comunidad, al único cuerpo, a la única
esposa, que es la plenitud de Cristo (1,23; 3,19; 4,13). U n aspecto
particular de esta unidad es la paz, la incorporación del mundo
gentil al pueblo judío (2,14), idea que no es nueva, pues está muy
clara en Gál 3,28.
Dos partes se pueden distinguir en la carta: una que se ha con-
venido en llamar dogmática, porque es donde está el contenido
3
C f . H O E P F L - G U T - M E T Z I N G E R , Introductio n.47S.
665 Introducción a los Efesios

doctrinal y teológico, propio de la fe y del misterio cristiano (1,3‫־‬


3,21), y otra moral o parenética (4-6), orientada en un sentido
práctico.
A) Empieza con un cántico o himno de alabanza a Dios por
el beneficio del hecho cristiano (1,3-14), donde se pueden distin-
guir cinco estrofas:
1.a L a elección (46‫־‬a), con influencia de R o m 8,29.
2.a La redención (6b-7), con influencia de Rom 3,24.
3. a La revelación del misterio (810‫־‬a).
4. a La elección de los apóstoles (iob-12).
5. a La vocación de los gentiles (13-14).
B ) Sigue una acción de gracias (1,15-2,22), que se desarrolla
en tres tiempos:
i. 0 Con una acción de gracias propiamente tal y una súplica
(15-28). El tema es el conocimiento de la herencia celestial y el
de la exaltación de Cristo.
2.° Una primera contemplación sobre la conversión de los gen-
tiles (2,1-10).
3. 0 Una segunda contemplación, que ahonda en el tema an-
terior (2,11-22). La contemplación se desarrolla bajo forma de exe-
gesis de Is 57,19.
C) La parte doctrinal se termina con una oración solemne de
Pablo prisionero de Cristo (3,1-21), donde hay un largo paréntesis
para explicar el misterio (2-13), la súplica propiamente tal (14-19)
y una doxología (20-21).
La parte moral comprende los siguientes apartados sobre el
modo de vivir cristiano, que se funda y deriva de nuestro credo:
i. 0 Exhortación a la unidad, que se basa en la exegesis de
Sal 68,19. Pasa en seguida al tema de la unidad de los carismas,
como en 1 Cor. Todo fundado en la doctrina del cuerpo de Cris-
to (4,1-16).
2.° Comparación entre la conducta moral de los gentiles y de
los cristianos, hijos de la luz (4,17-24).
3. 0 Diversos aspectos de la caridad (4,25-5,2).
4.0 Antítesis luz-tinieblas, obras santas de los cristianos y obras
impuras de los paganos (5,3-14).
5. 0 Nueva imagen para indicar la santidad cristiana en antí-
tesis con la impureza de los gentiles: la embriaguez del vino y la
plenitud del Espíritu (5,15-20).
6.° Normas de vida familiar (5,21-6,9).
7.0 La armadura del soldado cristiano (6,10-22).
Cuando se compara una parte con otra, se puede dudar cuál de
las dos pesó más en el motivo que impulsó a Pablo para escribir la
carta. Además del motivo psicológico de amor y recuerdo de sus
fieles, que le impulsaba a mantener el contacto con ellos, está el
motivo ocasional. ¿Fue éste un motivo dogmático y de fe, como
en Col y Gál, o fue más bien un motivo moral? La parte moral
(4-6) entra más directamente en la intención del Apóstol, dada su
forma más directa y propia. En cambio, la parte dogmática, que
666 Introducción a los Efesios

carece de toda forma didáctica y propia y queda expuesta en una


forma personal, vital o psicológica, es de tipo general. Por eso no
es fácil buscar un motivo ocasional particular objetivo. El motivo
ocasional de esta carta se lo ha dado la ida de Tíquico a Colosas.
Con esta ocasión quiere comunicarse con las demás iglesias de
Asia, y redacta una carta de tipo general, donde vuelca los sentí-
mientos que entonces hay en su alma.
Este análisis nos da la firme persuasión de que el autor es Pa-
blo. Tanto el pensamiento como el estilo es paulino (Masson).
4. Los destinatarios de Efesios
L o s destinatarios de E f no son ciertos. Las palabras En Efeso
del v . i faltan en los mss. Β S 424 1739 P 4 6 . N o parece que fueran
conocidas de Orígenes, Tertuliano. En cambio, todos los mss. con-
servan el título A los Efesios. Pero estos títulos, aunque remonten
al siglo 11, no son de Pablo. L o que más extraña es el carácter tan
universal y tan poco concreto y familiar de la carta. N o existen
saludos personales, alusiones a circunstancias concretas. Habiendo
pasado más de dos años Pablo entre los efesios, es raro que no revele
ningún pormenor de sus relaciones personales.
Hay tres sentencias sobre los destinatarios:
1 . a L a carta se dirige a la comunidad de Laodicea, como consta
por Col 4,16. Pablo no fundó esta comunidad, y así se explica la
ausencia de relaciones personales. Más tarde se borró el nombre
de los destinatarios por una especie de «damnatio memoriae», que
coincide con la condenación de su obispo (Ap 3,14-19). Marción
conservó la tradición de los verdaderos destinatarios. Así Masson,
Staab, Vosté, Knabenbauer, Tillmann, Meinertz, Vogels, Simón-
Prado, Huby, Renié, T . da Castel.
2 . a La carta se puede llamar circular, porque se dirige a va-
rias comunidades de Asia: Efeso, Laodicea, etc. En el primer verso
se dejó en blanco el nombre de los destinatarios, para que cada
iglesia pudiera poner su nombre. Luego ha prevalecido el nombre
de la iglesia de Efeso, por ser la más importante y en la que se
harían más copias. Esta es la opinión de Benoit, entre los más
modernos, y Wikenhauser, Bover, J . Schmid, Gut-Metzinger.
3 . a L a sentencia tradicional mantiene que los destinatarios son
los efesios, encargados de distribuirla entre las demás iglesias (La-
grange, Médebielle, Zedda, Ríos). Explicada en este sentido ex-
tensivo, la destinación a la iglesia de Efeso coincide con la hipóte-
sis de la carta circular, y es como mejor se explican los datos de la
tradición y el examen interno de la misma carta. Por lina parte se
explica el título antiquísimo y universal de carta a los Efesios y las
palabras en Efeso de 1 , 1 , que nos dan la mayoría de los mss. Dado
este fin universal, se explica el carácter impersonal de la misma
carta. L o que no se puede admitir es que la carta se escribiera con
exclusión de Efeso o solamente a Efeso, sin participación de las
otras iglesias 4 .
4
Cf. R. TONNEAU, Ephése au temps de St. Paul: R B 38 (1929) 5-54-321-63; DBS II 1076-
667 Introducción a los Efesios
5. El misterio de Cristo
Es clave para la inteligencia de la carta a los Efesios el sentido
del misterio. Aunque se encuentra en otras cartas de Pablo, es ca-
racterístico de ésta.
a) Pablo tiene delante de sí una tradición bíblica, que no se
puede descuidar para la interpretación de su pensamiento. En los
L X X , la palabra misterio se encuentra solamente en los libros pos-
tenores. A veces con el sentido de rito secreto (Sab 14,15.23), fre-
cuentemente con el de secreto ( T o b 1 2 , 7 . 1 1 ; Jdt 2,2; 2 Mac 1 3 , 2 1 ;
Ecli 22,22; 27,16s.21). Sab 6,22 considera como una revelación de
misterios la naturaleza y el origen de la Sabiduría, es decir, que
pertenece a los secretos divinos (cf. 2,22). Pero estos misterios di-
vinos, lejos de estar reservados a solos los iniciados, como ocurre
en los misterios paganos, están llamados a ser publicados y entre-
gados a todos, con el fin de extender la esfera de influjo de la sabidu-
ría. Dan 2,188.27-30 ( L X X ) y 4,9 (Teodoción) presenta como mis-
terio los sueños por los cuales Dios revela a Nabucodonosor sus
planes secretos sobre el futuro. Estos sueños son misterios, porque
contienen en forma enigmática cosas del futuro, que sólo Dios o sus
siervos inspirados conocen y pueden dar a conocer.
L a apocalíptica judía se presenta como una revelación de mis-
terios relacionados con el origen y naturaleza del cielo y de la
tierra y, particularmente, con el destino de Israel y del mundo en
general. Los misterios de Dios son insondables, y su justicia, in-
mensa (Hen 63,2). N o los comunica nada más que al Hijo del
Hombre (49,2). De ordinario es un ser celestial, un ángel, el encar-
gado de iniciar al vidente en los misterios de Dios, preexisten-
tes (9,6) y escondidos en el cielo (1,2; 81,4; 4 Esdr 2,1). Henoc
lee en tablillas celestiales los misterios, los bienes que Dios ha
preparado en el cielo para los justos (103,2s).
b) L a palabra misterio aparece tres veces en los Sinópticos;
nunca en Jn, cuatro veces en A p y dieciocho veces en Pablo. Se
puede decir, pues, que Pablo es el hombre del misterio en el N T .
Su pensamiento empalma plenamente con la tradición que repre-
sentan Sab, Dan y los Apócrifos del A T . El misterio paulino con-
tiene un secreto divino que solamente se puede conocer por reve-
lación. El objeto principal es el plan divino de salvación, concebido
en la eternidad, revelado y ejecutado en el tiempo en Cristo y por
Cristo. Por eso se llama el misterio de Cristo (Ef 3,4; Col 4,3).
Cristo es su objeto (Col 1,27). También se llama misterio de Dios
1104; M. DE LOS Rfos, Los destinatarios de la carta a los Efesios: EstB (I Ser.) 2 ( 1 9 3 0 298-
316; 3 (1932) 22-26; M. GOGUEL, Esquisse d'utxe solution nouvelle du próbleme de l'Ep. aux
Eph: R e v H R ( 1 9 3 5 ) 2 5 4 - 8 4 ; ( 1 9 3 6 ) 7 3 - 9 9 ; P. BENGIT, L'horizon paulinien de l'Ep. aux Ephé-
siens: R B 4 6 ( 1 9 3 7 ) 3 4 2 - 6 1 . 5 0 6 - 2 5 ; N . A . DAHL, Adresse und Proomium des Eph: T h Z 7
( 1 9 5 1 ) 2 4 1 - 6 4 ; A . G . KING, Ephesians in the Light of Form Criticism: E x p T 63 ( 1 9 5 1 ) 2 7 3 - 7 6 ;
G. L. MITTON, The Epistle to the Ephesians. Its Authorship, Origin and Purpose (Oxford 195 0 ;
G . SCHILLE, Der Autor des Epheserbriefes: T h L Z 8 2 ( 1 9 5 7 ) 3 2 5 - 3 3 4 ; P· DACQUINO, I desti-
natari della Lettera agli Efesini: RivB 6 (1958) 102-110; H. J. CADBURY, The Dilemma of
Ephesians: N T S t 5 (1959) 91-102. Dice: Los argumentos contra la autenticidad no con-
vencen. Es más fácil que Pablo escriba distinto a sí que no que un falsario escriba como
Pablo. Existen semejanzas y desemejanzas con respecto a otras cartas. Las desemejanzas
se explican mejor en Pablo que no las semejanzas en un falsario. R. BATEY, The Destination
of Ephesians: JBLit 8 (1963) 101.
668 Introducción a los Efesios
(Col 2,2; 1 Cor 4,1), de la sabiduría secreta de Dios (1 Cor 2,7)
o el misterio de la voluntad de Dios (Ef 1,9). Prácticamente coincide
el misterio con el Evangelio (Ef 6,19; Col 1,25-27), cuyo objeto
es Cristo crucificado (Col 2,2; 1 Cor 1,23), «Cristo en vosotros»
(Col 1,27), y el llamamiento que Dios hace para la salvación a
todos los gentiles (Ef 3,6.8; Rom 16,26).
El misterio como vocación universal de salvación fue concebido
por Dios antes de la creación (Ef 3,9; 1 Cor 2,7) y se mantuvo es-
condido en él desde toda la eternidad (Ef 3,9; 1 Cor 2,7; Rom 16,25s),
sin que se revelara ni a los poderes de este mundo ni a los hombres
(1 Cor 2,7-9). Ahora, en los días de Pablo, se ha revelado por pura
gracia (Ef 1,9), por el Espíritu de Dios (1 Cor 2,10), por Dios
(Ef 1,10; Col 1,26), por los escritos de los profetas (Rom 16,26),
a las potencias celestiales (Ef 3,3.5.10), a los santos de Dios (Col 1,26),
a los santos apóstoles y profetas, que lo anuncian (Ef 3,8s; 6,19;
Col 4,3s; 1 Cor 2,7).
Como el plan salvador de Dios en Cristo y por Cristo se hace
realidad en cada uno por la fe, Pablo habla también del misterio
de la fe confiado a los diáconos (1 T i m 3,9), del misterio de la
piedad, que es Cristo predicado y creído entre los gentiles (1 T i m
3,16). También la rebeldía de los judíos, en cuanto ha servido para
que los gentiles entren en la Iglesia, se puede llamar misterio
(Rom 11,25). Como la salvación que Dios ofrece al mundo en
Cristo tiene como contenido fundamental la regeneración de todo
el hombre por medio de la resurrección escatológica, que entra en
el plan divino de la economía final de salvación, también ella se
llama misterio (1 Cor 15,51). Con este plan divino de salvación
tiene relación el misterio de iniquidad, que ya desde ahora actúa,
pero que se revelará más operante al fin de los tiempos en la persona
del anticristo (2 Tes 2,3-8).
L a unión de Cristo con su Iglesia, preanunciada de cierta
manera en el texto genesíaco que trata del matrimonio, entra de
lleno en el contenido del misterio (Ef 5,32).
c) Por lo que acabamos de decir no parece probable que Pablo
se inspirara en las religiones étnicas de los misterios ni para el
término ni para el contenido. En el lenguaje religioso del helenismo,
los misterios (generalmente se usaba el plural) designaban los ritos
y las fórmulas sagradas, que sólo se descubrían a los iniciados. El
misterio (en singular) de Pablo se refiere al plan divino de salva-
ción universal, que ahora se revela a los apóstoles, para que ellos,
a su vez, lo revelen al mundo entero. El sentido de misterio como
secreto divino que se manifiesta por la revelación no aparece en las
religiones étnicas antes de Pablo. Si aparece en la literatura her-
mética, ésta en su conjunto es posterior a Pablo, y su forma definí-
tiva actual es del siglo πι cristiano. Por 10 demás, Pablo, que sí
pudo conocer las religiones de los misterios y su fraseología, mués-
tra muy poco interés por ellas y son bien pocos los términos que
les debe 5 .
5 Cf. D B S VI 1-225; T h W N T IV 8 0 9 - 3 4 ; H . VON S O D E N , Mysterion und Sacramentum
669 Introducción a los Efesios

6. La Iglesia
a) Iglesia es uno de los términos auténticamente paulinos,
pues sale hasta sesenta y cinco veces. Siguen Actos con veintitrés
veces; A p con veinte. Pablo ha tomado el nombre de la primitiva
comunidad de Jerusalén. En los L X X , εκκλεσία traduce, con pocas
excepciones, la palabra hebrea qahal, que significa lo mismo que
sinagoga, la reunión del pueblo de Israel, principalmente como co-
munidad religiosa y cultual. E n E f sale con relativa frecuencia
(1,22.24; 3 , 1 0 . 2 1 ; 5,24.25.27). Donde más abunda es en 1 Cor.
b) Frecuentemente se refiere a la iglesia local (Rom 16,5;
1 Cor 16,19; Col 4,15). Con frecuencia designa la reunión de estas
iglesias locales para el culto (1 Cor 1 1 , 8 ; 14,19.28.348). E n E f y Col
se refiere a la iglesia universal, sentido que aparece ya en las grandes
cartas (Gál 1 , 1 3 ; 1 Cor 15,9).
Para el sentido de la Iglesia como universal es clave la idea de
la comunidad de Dios. L a Iglesia de Dios no es la suma de las iglesias
particulares. Con el nombre de iglesia los primeros cristianos expre-
saban su conciencia de pertenecer al verdadero pueblo de Dios,
el de la nueva alianza, portador de las promesas mesiánicas. E n el
vocabulario de los L X X , εκκλεσία Κυρίου corresponde al hebreo
qehal Yahtueh, la reunión del pueblo convocada y reunida por Dios
y presente ante él. Esto explica por qué en el N T se habla con pre-
ferencia de la Iglesia de Dios. Hasta once veces en San Pablo (cf. 1
T e s 2,14; 2 T e s 1,4; 1 Cor 1,2). E n cambio, es muy raro encon-
trar «la Iglesia de Cristo» (cf. R o m 16,16; Gál 1,22). Los cristianos
han evitado el nombre sinónimo de Sinagoga. El contenido de
Iglesia es el mismo que encierran otros términos más concretos,
como los santos, los llamados, los amados de Dios. Todos estos tér-
minos, que ascienden también al A T , designan el nuevo pueblo
de Dios, el nuevo Israel de Dios, el resto nuevo de los elegidos
de los tiempos nuevos o mesiánicos y últimos. Cada vez se perfila
más la línea de espiritualización propia de los profetas y del cris-
tianismo.
c) El concepto de una Iglesia jerárquica y organizada, que se
dibuja ya en las grandes cartas y se completa en las pastorales, no
interesa apenas en esta de los Ef. Aquí aparece con gran relieve el
interior vital de la Iglesia, que también figura en las grandes car-
tas (cf. Rom 12,4-8; 1 Cor 1 2 , 1 2 - 3 1 ) . L a imagen del cuerpo huma-
no, que, con su variedad y multiplicidad de miembros, forma un
todo, estaba muy extendida en el mundo antiguo. L a fábula de los
miembros contendientes era un tópico común en el helenismo,
sobre todo en la diatriba de los estoicos, Epicteto, Séneca, Marco

in den drei ersten Jarhunderten der Kirche: Z N T W 12 ( 1 9 1 1 ) 1 8 8 - 2 2 7 ; D. DEDEN, Le *mys-


tere* paulinien: E T h L 13 (1936) 405-42; K. PRUEMM, Mysterion ron Paulus bis Orígenes:
Z K T h 61 (1937) 3 9 1 - 3 ; E. VOGT, Mysteria in testibus Qumran: Β 3 7 (1950) 458-60; J. A . ALLAN
The *in Christ» Formula in Ephesians: N T S t 5 (1958) 5 4 - 6 2 ; R. E. BROWN, The semitic Back-
ground of the New Testament Mysterion: Β 39 (1958) 426-48; 4o (1959) 70-87; The Prechristian
semitic Concept of *Mystery*: C B Q 20 (1958) 4 1 7 - 4 3 ; K . G . KUHN, Der Epheserbrief im Lichte
der Qumrantest: N T S t 7 (1960-1) 33446‫ ;־‬P . P O K O R N Y , Epheserbrief und gnostische Mysterien:
Z N T W 53 (1962) 160-94.
670 Introducción a los Efesios
Aurelio, etc. Pablo la aprovecha a su modo en 1 Cor 12,12-30.
Su fin principal es poner de relieve la unidad en la variedad y
mostrar que todos los carismas tienen por fin común el bien del
todo. En Pablo, esta unidad vital es sobrenatural. El alma del
cuerpo es el Espíritu, que en el bautismo une a los fieles con Cristo
(1 Cor 6,11; Rom 6 , 1 - 1 1 ) y entre ellos mismos, formando así un
mismo y único cuerpo (1 Cor 12,13). Este cuerpo es de Cristo
(1 Cor 12,27) Y e s t á «en Cristo» (Rom 12,5). Se puede llamar «Cris-
to» mismo (1 Cor 12,12). La relación entre cabeza y cuerpo no
aparece todavía. Esto será lo característico de las cartas de la cauti-
vidad. La Iglesia como cuerpo y Cristo como cabeza de este cuerpo
alcanza su desarrollo en Col (1,15-20.24-27; 3,15) y, sobre todo,
en Ef ( I , I O . 2 2 S ; 2,16; 4,4-16; 5,22-23). El mismo vocabulario revela
el progreso del pensamiento teológico de Pablo, tal como aparece
en las grandes cartas. Solamente en Col y Ef se llama expresamente
a Cristo cabeza del cuerpo o de la Iglesia. A su vez, solamente aquí
se llama a la Iglesia cuerpo de Cristo, pleroma o plenitud de Cristo.
El sentido original de la imagen tiende a resaltar la unidad dentro
de la variedad de los carismas, el primado de la caridad (Ef 2,14-18;
3,6; 4,1-16). Las relaciones entre Cristo y la Iglesia quedan muy
acentuadas en estas cartas. Cristo ha formado a la Iglesia desde el
momento en que con su muerte en cruz ha roto la muralla de se-
paración que existía entre judíos y paganos (Ef 2,13-16). Cristo ha
salvado a la Iglesia entregándose por amor a ella y convirtiéndola
así en esposa inmaculada (Ef 5,23-27). Como cabeza de la Iglesia,
Cristo posee el primado absoluto (Ef 1,22s; Col 1,18); el Cristo
glorioso y celestial es a un tiempo principio del crecimiento y de la
vida del cuerpo (Ef 4 , 1 1 - 1 6 ; Col 2,19), aquel de quien (Ef 4,6) y
para quien (Ef 4,15) se realiza el crecimiento y la edificación del
cuerpo en el Espíritu (2,22; 4,4) y en la caridad (4,16) con la estre-
cha colaboración de los carismas (4,11-13). En estas imágenes hay
algo más que el hecho de la supremacía de Cristo sobre la Iglesia.
El acento recae intensamente sobre el influjo vital de la cabeza en
el cuerpo. Es decir, que el sentido de la metáfora es muy seme-
jante al de la alegoría de la vid en Jn. En 1,23s; 4,13, la Iglesia es
el pleroma de Cristo, la plenitud ( = lo que es llenado) de aquel
que llena todas las cosas con su savia vital, con los dones espiri-
tuales. Cristo es la cabeza, la síntesis, la unidad y la fuente de
todas las fuerzas espirituales y cósmicas.
No es fácil determinar en Ef la relación que existe entre la
Iglesia y el mundo. ¿Pertenece la Iglesia al solo orden soteriológico
o desempeña también su papel en el cosmos ? En resumen, se puede
decir que, como Cristo es el pleroma de Dios, el vaso donde se
vuelca Dios, así la Iglesia es el pleroma de Cristo, el vaso donde
se vuelca Cristo (Ef 1,13) 6 .

6 C f . H . SCHLIER: T h W N T III 6 7 9 - 6 8 2 ; L . CERFAUX: E T h L 2 ( 1 9 2 5 ) 1 8 1 - 1 9 8 ; M . J. H A -


VET, Christ collectif ou Christ individuel en 1 Cor 12,12: E T h L 23 (1947) 499-520; A. FEUIL-
LET, L'Eglise pléróme du Christ d'aprés Eph 1,23: N R T h (1950) 446-72.590-610; C. F. MOONEY,
Paul's Vision of the church in Ephesians: Script 1 5 ( 1 9 6 3 ) 3 3 4 3 ‫ ; ־‬M . B A R T H , Conversión and
671 Introducción a los Efesios

d) La Iglesia cuerpo de Cristo, en las grandes cartas, se expli-


ca en su origen por la imagen tan extendida en la antigüedad del
cuerpo y sus miembros. En Ef y Col, muchos autores apelan a
otras influencias, incluso algún católico, como Wikenhauser. Por
lo menos en cuanto al vocabulario y a las imágenes, creen que ha
podido ser influenciado por la filosofía gnóstica. L a mayoría de los
católicos rechazan la influencia de los mitos gnósticos, muy pro-
blemáticos, sobre todo en tiempo de Pablo. L a teología de Ef se
contiene ya en germen en la doctrina sobre la redención y en el
misterio del Cristo total, como aparece en las cartas anteriores 7 .
e) Otra imagen interesante es la de la Iglesia esposa de Cristo,
muy unida a la imagen del cuerpo (Ef 5,23-32). Cristo es la cabeza
de su cuerpo, que es la Iglesia. L a mujer es el cuerpo del hombre.
Entre Cristo y la Iglesia hay una relación de marido a mujer, que
representa el ideal de las relaciones que deben reinar entre los
esposos cristianos (v.23-33). E s t a concepción puede ser eco de la
primitiva doctrina cristiana de Cristo esposo (Mt 9,15; J n 3,29).
En el A T , la imagen se aplica a las relaciones entre Yahvé y su
pueblo escogido 8 .
f ) Una tercera imagen de la Iglesia es la del edificio, la del
templo (Ef 2,20-22). El edificio crece por la fuerza del Espíritu has-
ta llegar a ser un templo santo de Dios, del que son fundamento los
apóstoles y profetas, y piedra angular el Cristo glorioso (cf. 1 Cor
3,9-17; 2 Cor 6,16).
g) L a Iglesia también se compara con una familia (Ef 2,19),
un estado o ciudad (2,12.19), como un hombre adulto y nue-
vo (4,13) 9,

7. La armadura de Dios

Pablo recurre con frecuencia a imágenes propias de la vida mi-


litar (cf. 1 Cor 9,7; 2 Cor 10,4; Rom 6,23; 1 3 , 1 2 ) .
En 1 T e s 5,8 tiene un esbozo de la armadura del cristiano, que
luego completa en E f 6,14-16. Muchos piensan que Pablo tenía
delante de sí la figura del legionario romano cuando hacía esta
descripción. Otros creen también que se inspira en Is 59,7 y, tal
vez, en Sab 5,17-20. El nombre de panoplia ( = armadura) se en-
cuentra en Sab 5,17 y en otros textos del A T . E n el N T solamente
se encuentra en Ef 6 , 1 1 . 1 3 .

Conversation. Israel and the church in Paul's Epistle to the Ephesians: Interpr 17 (1963) 3-24;
P. BENOIT, L'unité de l'Eglise selon l'Ep. aux Eph: StPCongr I (1963) 57-77. Cf. nt.9.
7
C f . P. BENOIT: R B 4 7 ( 1 9 3 8 ) 115-119.
8
Cf. J. A . ROBILLIARD, Le symbolisme du mariage d'aprés S. Paul: RevScPhTh 21 (1932)
242-47·
9
Cf. J. C. FENTON, Ν. T. Designations of the Catholic Church and its Members: C B Q 9
(1947) 127-46.275-306. Sobre la Iglesia en San Pablo, cf. DBS II 487-691; T h W N T III 502-
39; W . KOESTERS, Die Idee der Kirche beim Apostéis Paulus (NtA 14,1) (Münster 1928); H.
SCHLIER, Christus und die Kirche im Epheserbrief (Tübingen 1930); Die Kirche im Epheserbrief
(Münster-Westf. 1949): P. BENOIT, Corps, tete et pléróme dans les Epitres de la Captivitc:
RB 63 (1956) 1-44; A. WIKENHAUSER, Die Kirche ais der mystiche Leib Christi nach dem
Apostel Paulus (Münster 1940); L. CERFAUX, La thcologie de l'Eglise suivant S. Paul; J.
GONZÁLEZ R . , Cartas de la Cautividad, exc. 4 p . 3 5 7 - 6 2 . C f . not. 6.
672 Introducción a los Efesios
L o que interesa, sobre todo, es el contenido teológico de esta
alegoría.
a) Toda la alegoría nos da ante todo el concepto combativo
que tenía para Pablo la vida del cristiano. Concepto que se encuentra
ya en Job y en la primera carta a los Tesalonicenses. La corona de
la gloria es gracia de Dios, pero exige el esfuerzo del hombre. Esta
corona tiene también sus enemigos, contra los cuales es preciso
luchar. Estas ideas están todas en los evangelios. Cristo exige es-
fuerzo a los suyos, y el enemigo del hombre trabaja el campo de
Dios. Lucas, como discípulo de Pablo, ha subrayado las exigencias
de la salvación.
b) La idea más acusada en la alegoría de la armadura es el
carácter sobrenatural de la lucha y la insuficiencia del hombre
como tal. Este concepto, que coincide con la necesidad de la gracia,
se contiene en el título general de la alegoría: La armadura de Dios.
La armadura simboliza todo el bagaje combativo propio del cris-
tiano. El genitivo de Dios tiene un sentido complejo, que define la
esencia y carácter de la armadura. Más que la armadura que Dios
pide y exige es la armadura que Dios da, genitivo de origen. Se
opone a la armadura de los hombres, la armadura humana. El
cristiano, para triunfar, no puede combatir con una armadura hu-
mana, de fuerzas humanas; necesita la armadura de Dios, la ar-
madura fabricada en el cielo. Esto es lo que da ya de por sí el ge-
nitivo calificativo, pero que está en todo el contexto y descripción
de la armadura.
c) La razón de la necesidad que tenemos de la armadura de
Dios es la naturaleza misma de la batalla. No se trata de luchar
contra la carne y la sangre, contra fuerzas humanas, sino contra
fuerzas sobrehumanas (6,12). La relación entre el carácter del ene-
migo y la armadura es la que expresa el principio del v. 13, dia
touto.
d) En este mismo sentido trascendente que tiene el nombre
general de armadura de Dios, como símbolo del poder divino, hay
que tomar cada uno de los componentes o piezas particulares de
la armadura: la verdad, el evangelio de la paz, que corresponden
al cinturón y a las botas (v.14.15), el espíritu o palabra de Dios
( = espada, v.17), son elementos totalmente sobrenaturales y divi-
nos. La fe (escudo) y la justicia (coraza) son actos del hombre,
pero no son humanos en el sistema paulino, porque están hechos
con la ayuda de Dios (v.14.16). El casco se aplica, a la salva-
ción (v.17). Pero nótese que la salvación como casco es cosa que el
cristiano toma o recibe de Dios. No se trata de nada humano. Es
la misma salvación que Dios ofrece, como él la ha concebido eter-
namente, en Cristo y por Cristo. Es cosa totalmente sobrenatural.
El pensamiento o esperanza segura de esa salvación divina es el
casco.
e) En el v. 18 se habla también de la oración dentro de la mis-
ma línea de la armadura de Dios. La oración es el puente que ten-
673 Introducción a los Efesios

demos entre nuestra pobreza y debilidad y la riqueza y fuerza de


Dios.
f ) E n el fondo, pues, de la alegoría de la armadura de Dios
late todo el sistema paulino de la justificación y salvación del hom-
bre por virtud de la fe o de la gracia, del influjo vital y salvador
de Cristo. Pablo apoya siempre la práctica cristiana en la teología
y en la fe 1 0 .

8. Bibliografía selecta
A) Comentarios antiguos: SAN JUAN CRISÓSTOMO: M G 6 2 ; TEODORO
DE M O P S . : M G 66,912-21; Ed. Svvete, I p.112-96; TEODORETO DE C I R O :
M G 82,505-57; SAN JUAN DAMASCENO: M G 95,821-56; E C U M E N I O : M G 118,
1165-1256; T E O F I L A C T O : M G 124,1032-1138; M A R I O V I C T O R I N O : M L 8,
1235-94; AMBROSIÁSTER: M L 17,393-426; SAN J E R Ó N I M O : M L 26,467-
590; PELAGIO: M L 30,859-80; SEDULIO ESCOTO: M L 103,195-212; R A -
BAÑO M A U R O : M L 112,381-479; WALAFRIDO ESTRABÓN: M L 114,587-602;
H U G O DE SAN V Í C T O R : M L 175,567-76; PEDRO LOMBARDO: M L 192,169-222.
B) Comentarios recientes católicos: J. KNABENBAUER: CSS (19 I 2);
S. OBIOLS: BM (1930); M. MEINERTZ-F. TILLMANN: HSNT (193I);
J. M. VOSTÉ, Commentarius in Epistolam ad Ephesios (Romae 1932); J. HUBY:
VS (1935); A. MÉDEBIELLE: SBPC (1938); P. BENOIT: BJ (1949); K. STAAB:
R N T (1950); EBi (1954); J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Cartas de la cautividad
(Roma-Madrid 1956); H . SCHLIER, Der Brief an die Epheser. Ein Kom-
mentar (Dusseldorf 1957); D. J. LEAHY: VbD (1959); T . DA CASTEL S. PIE-
TRO: S B G (1961); M. ZERWICK, Der Brief an die Epheser (Düsseldorf 1962);
Der Brief an die Kolosser. Der Brief an die Epheser (Stuttgart 1963); L. Tu-
RRADO: BC 6 (1965).
C) Comentarios recientes no católicos: H. VON SODEN, Die Briefe an
die Eph. Col. Phil H C N T 2 (1893); E. HAUPT: M K N T 7 (1902); B. F. WES-
COTT, St. Paul's Epistle to the Ephesians (London 1906); P . E W A L D : M K N T
(191 o); Τ. K. ABBOTT: I C O (1922); M. DIBELIUS : H N T 2 (1927); J. A. RIN-
SON, St. Paul's Epistle to the Ephesians (London 1928); E. L O H M E Y E R :
M K N T 8 (1930); H. F. PELLEGRIN, The Epistle of Paul to the Ephesians
(Grand Rapids 1938); C. MASSON: C N T (1952); G. STOECKHARDT, Com-
mentary to the Ephesians (Saint Louis, Missouri 1952); M. D I B E L I U S - H . G R E E -
VEN: H N T ( 1 9 5 3 ) ; E . F . SCOTT: M F F 9 (1958); F . C . GRANT: N B 7 (1962);
F . FOULES: T N T C 10 (1963); H . CONZELMANN: N T D $ ( 1 9 6 2 ) .
D) Estudios generales: F. MUSSNER, Christus das All, und die Kirche:
Studien zur Theologie des Epheserbrief es (Trier 1955); H . CADWICK, Die
Absicht des Epheserbriefes: Z N T W 51 (1960) 145-53; P. BENOIT, Ephésiens
(építre aux): DBS 7 (1961) 195-211.

T í t u l o : A los E f e s i o s

El texto griego admitido hoy por todos empieza con este títu-
lo, que no es original de Pablo, pero que se encuentra en los mss. más
antiguos. Sólo Marción, hacia el 140, leía: Λ los Laodicenos. L a s
cartas antiguas carecían de estos títulos. L a dirección iba por den-
10
Cf. CH. MASSON, In Ef 6,17 Ρ 222; L. BOUVET, L'Ascése dans St. Paul (Lyón 1936;)
V. HEYLEN, Les métaphores et les métonymies dans les cpítres pauliniennes: E T h L 12 (1935)
185-89; G. IHILS, Pour mieux comprendre St. Paul (París 1941); H. VITTI, Militum Christi
Regis arma iuxta S. PaulumfEph 6,11-18): V D 7 (1927) 3 1 0 - 3 1 8 ; J. PRECEDO, El cristiano en
la metáfora castrense de S. Pablo (1 Tes Ef 6,14-17) · StPCongr II (1963) 34358‫־‬.

S•Escritura: NT 2 22
Efesios 1,15-17 674

1
‫י‬ Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los santo
y fieles en Cristo Jesús que viven en Efeso. 2 Gracia a vosotros y paz
de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

tro con el nombre del autor en nominativo y el de los destinatarios


en dativo. L a Vulgata tiene como título: Epístola B. Pauli ad Ephe-
sios. Aunque este título no sea de San Pablo, el hecho de que todos
los mss. llegados a nosotros lo pongan, incluso P 4 6 , de la primera
mitad del siglo 111, es buen argumento para pensar que la carta
se escribió a los fieles de Efeso. Sin duda que el título depende
de 1 , 1 , «a los santos que están en Efeso».

CAPITULO 1

Saludo y dirección de la carta. 1,1-2


L a carta greco-romana empezaba con la intitulatio o super-
scriptio, que daba el nombre del autor, la adscriptio, con el nombre
de los destinatarios, y la salutatio. Esto es lo que nos dan los v . 1 - 2 .
1 Pablo es el nombre que usa en todas las cartas y el que le
da Act desde la conversión del procónsul Pablo Sergio (Act 13,9).
Apóstol etimológicamente es lo mismo que enviado. Concreta-
mente, en el N T son los doce especialmente escogidos por Jesu-
cristo y enviados como testigos de sus hechos y de sus palabras.
Pablo fue testigo del Cristo glorioso. El genitivo de Jesucristo expresa
principalmente el objeto que Pablo predica, la persona de que da
testimonio. El origen del apostolado, aunque tuvo como causa in-
mediata al propio Jesucristo, lo hace remontar a Dios Padre. Los
santos, a los cuales se dirige la carta, son los cristianos, que forman
parte del nuevo pueblo santo de Dios. En el A T se llamaba así
a todos los miembros del pueblo escogido; en el N T se aplica a
los creyentes, que forman el nuevo Israel. Fieles: este adjetivo pue-
de expresar varios matices: la aceptación inicial de la fe cristiana,
la perseverancia en la misma, la vida conforme a ella. F e adecuada,
viva y perseverante. Así se explica la unión con Cristo: fieles en
Cristo Jesús, en la incorporación vital a Cristo, como la del sar-
miento a la vid. Viven o habitan en Efeso. En Efeso: falta en Β S,
primera redacción; en P 4 6 , del siglo ni, en dos minúsculos y en
Orígenes y San Basilio. Se encuentra, con todo, en la mayoría de
los mss., en las versiones antiguas y en los escritores eclesiásticos.
Por esto, la frase es conservada por las ediciones críticas, Merk,
Bover, Nestle.
2 E l saludo está compuesto del griego (gracia) y del hebreo
(paz) elevados al plano mesiánico. Gracia tiene un sentido más
subjetivo y designa principalmente la benevolencia divina, como
principio de todos los bienes cristianos = paz (sentido objetivo).
De parte de...: indica la fuente y origen de los bienes que desea
Pablo y el carácter sobrenatural y cristiano de los mismos. Esta
675 Efesios 2,22-3,1
3
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido en Cristo con toda clase de bendición espiritual en los

explicitación acentuada del origen nos inclina a dar a gracia un


sentido objetivo, que favorece su paralelismo con paz. Nótese cómo
Jesucristo va en la misma línea de igualdad que Dios nuestro Padre.
El título de Kyrios es totalmente divino y propio de Jesucristo,
nombre compuesto con carácter personal más que vocacional.

Doxología del plan divino de salvación. 1,3-14


Tenemos aquí un ejemplo típico del estilo gramaticalmente
embrollado de Pablo a causa de la abundancia de ideas, que van
saliendo enredadas unas con otras. L a repetición de las ideas cía-
ves, como Jesucristo, en él..., que lleva muy clavadas el alma de
Pablo, perturba el hilo del pensamiento. En forma de bendición
expone el contenido del misterio cristiano, del plan salvífico uni-
versal, por el cual Dios, desde toda la eternidad, determinó salvar
a judíos y paganos en Cristo y por Cristo. Se pueden distinguir
hasta seis bendiciones más o menos distintas, la vocación de los
escogidos a la bienaventuranza (v.4), la filiación divina (5-6), la
redención por la cruz (7-8), la revelación del misterio (9-10), la
elección de los judíos ( 1 1 - r 2 ) , la elección de los paganos (13-14).
También se puede considerar todo el contenido como único,
centrado en torno al dogma general de la redención, que se expone
en tres círculos concéntricos de radios cada vez más amplios 1 .
3 Bendito: digno de alabanza, la alabanza que el hombre da
de hecho a Dios: εύλογητός en el N T se aplica siempre a Dios;
para las criaturas se usa εύλογήμευος (Le 1,28.42). E n los L X X tra-
duce el hebreo baruk y se aplica algunas veces a los hombres.
Que nos ha bendecido: Dios Padre bendice haciendo bien; el hombre,
alabando. Con toda clase: se refiere a la multiplicidad de beneficios,
que va a describir. Espiritual: bienes propios de Dios, que vienen
de Dios y se relacionan con Dios, que es espíritu. Afectan a todo
el hombre, como es la vida eterna y la resurrección y gloria corporal.
Nos: todos los cristianos, Pablo y sus lectores. En Cristo: con amplio
contenido, que abarca el instrumento por el cual Dios nos bendice
y el medio vital en el cual se cumple la bendición divina. En los
cielos, esta frase es casi sinónima del adjetivo espiritual. Expresión
propia de Ef 1,3; 2,6; 3,10; 6,12, que indica el carácter auténtica-
mente divino, por su origen y naturaleza, de la bendición. L a ben-
dición se cumple en el mundo propio de Dios, que es el cielo,
plural siempre en la gramática y mentalidad hebreas.

1 Cf. EstB (I Ser.) 5 (1933) 83-94; 6 (1934) 184-94: V D 26 (1948) 35; J· TRINIDAD, The
Mystery hidden in Cod: Β 31 (195o) 1-26; J. BOVER, Doxologiae epistolae ad Eph. Lógica par-
titio (1,3-14): Β 2 (1g21) 458-60; TEÓFILO DE ORBISO, Inmaculada. Consideraciones sobre
este término bíblico (amómos): EstF 55 (1954) 389-427; H. CAZELLES, Instaurare omnia in
Christo: Β 4o (1959) 342-54; DANIEL A. CONCHAS, Redemptio adquisitionis (Eph 1,14) : V D 30
(1952) 14-29.81-91.154-69; M . ZERWICK: V D 22 (1942) 3-7; E. DRIESSEN: V D 24 (1944)
120-24.151-57.184-91; S. LYONNET, La bénédiction d'Eph 1,3-14 et son arriére-plan judaique:
M e m A G (1961) 3 4 1 - 5 2 ; J. CAMBIER, La bénédiction d'Eph 1,3-14: Z N T W 54 (1962) 58-104.
Efesios 1,15-17 676
cielos. 4 Porque nos ha escogido en El antes de la creación del mundo,
para que seamos santos e inmaculados en su presencia por amor,
5
habiéndonos predestinado para ser hijos suyos por medio de Jesu-
4 Porque, con sentido causal y explicativo. Justifica la bendi-
ción o alabanza que Pablo ha dirigido a Dios y explica también
la bendición objetiva de Dios sobre el hombre. Nos ha escogido:
con acto libre de predilección, que separa una criatura de otras
para darle bienes que no posee ni ella ni las demás, pues son to-
talmente gratuitos. El plan divino de salvación lo concibe así Pablo:
como principio está el plan divino (πρόθεση), su voluntad (θέλημα),
de la cual procede un decreto o decisión (βουλή). Característica
de la πρόθεση y del θέλημα es la ευδοκία, el beneplácito o compla-
cencía. El sujeto de la separación o elección somos nosotros, Pablo
y sus fieles lectores, todos los cristianos. En él: en Cristo, como
tronco influyente y vital, donde Dios nos ama, porque nos contem-
pía como miembros de él. L a elección divina ha sido ab aeterno:
antes de la creación. E n el orden de la intención, Pablo distingue:
a) El conocimiento previo o precognición (Rom 8,29), acto de la
inteligencia divina afecto de benevolencia y, por tanto, acto de la
voluntad también, b) La predestinación (Rom 8,29-30; E f 1,5), que
supone el conocimiento y consiste en la ordenación positiva hacia
un fin determinado y en la preparación de los medios aptos. L a
predestinación es causa de la elección y lógicamente anterior: Dios
elige, separa para llenar de bienes, después de haber puesto a su
criatura en el camino que la lleva al fin. L a elección se puede tam-
bién considerar como simultánea de la predestinación y un aspecto
de la misma.
E n el orden de la ejecución está: a) L a vocación. Los llamados
se llaman también escogidos (2 T i m 2,10). b) L a justificación y
la glorificación (Rom 8,30), con las que se unen la redención-
remisión de los pecados, la recapitulación (1,7-10) y la aplicación
a cada uno ( 1 1 - 1 4 ) .
Santos e inmaculados: son dos adjetivos que expresan el mismo
estado de santidad positiva (santos) y negativamente (inmacula-
dos). En su presencia: es un hebraísmo que expresa la realidad y
verdad de la santidad; todo lo que existe ante Dios, existe de ver-
dad, porque Dios no se engaña. También expresa un efecto impor-
tante de la santidad, que es el de consagrarnos a Dios. Estar delante
de Dios es lo mismo que servir a Dios, vivir para él. Por su amor:
hay tres modos de unir esta frase: a) Nos ha escogido... por su amor.
L a elección que Dios ha hecho del creyente se fundaría en el amor
que Dios nos tiene. Así, Ecumenio y Santo Tomás, b) Santos e
inmaculados... por amor. Sería una manera de explicar concretamente
en qué consiste la santidad del creyente, en la práctica de la caridad.
Así Huby, A . Robinson, Médebielle, Prat, Zedda. c) Prefieren
unirlo con 10 que sigue (Nos ha predestinado) Knabenbauer, Vosté,
Masson. E n 2,4-5 se habla del amor de Dios. Es la interpretación
del Crisóstomo y Jerónimo.
5 Habiéndonos predestinado: en aoristo, que indica prioridad
677 Efesios 2,22-3,1
cristo, conforme al beneplácito de su voluntad, 6 para alabanza de
la gloria de su gracia, por la que nos ha hecho gratos en su Amado,
7
en el cual tenemos la redención por su sangre, la remisión de los
con relación al verbo de la oración principal (nos ha escogido).
Dios nos ha ordenado a un determinado fin (aquí es la adopción)
con previo conocimiento de nosotros y preparación de los medios
útiles para dicho fin. N o se trata directamente de la predestinación
a la gloria. Elección y predestinación miran a la fe, punto de arran-
que del destino cristiano. Para ser hijos suyos: lit. «para adopción»,
que no es puro acto jurídico, sino participación por la gracia en la
filiación natural y divina de Cristo. Entre Dios y el cristiano existe
verdadera relación de Padre a hijo Por medio de Jesucristo: no
sólo como causa meritoria, sino también como causa ejemplar y
eficiente por medio de su Espíritu, que nos comunica, y de la
unión a él, como miembros con su cabeza. Hijos suyos: lit. «en
orden a él, Dios Padre» (Huby, Zedda). N o parece que se deba
referir a Cristo con Médebielle, Prat, Abbott, Knabenbaner, Vosté.
En Col 1 , 1 6 se refiere a Cristo, pero hay un και intermedio, y el con-
texto es distinto. L a referencia al Padre completa la idea de la
filiación. Conforme al beneplácito...: ευδοκία, en los L X X traduce
el hebreo ratsón, beneplácito, gracia de Dios. En Pablo casi siempre
es beneplácito de Dios. Aquí, como en los v.9 y 1 1 , se une con
θέλημα, voluntad; πρόθησι$, designio, plan, propósito, y βουλή,
decreto y decisión; ευδοκία expresa el contenido del decreto como
cosa agradable, acto libre fundado en solo Dios y sin influencia
extraña. A l mismo tiempo es un juicio de clemencia para la sal-
vación. A l origen de todos los dones de Dios está el amor libre y
gratuito del Padre, sin méritos humanos que exijan nada.
6 Para alabanza, eis επαινον: en los L X X tiene a veces carác-
ter litúrgico, es la alabanza de la comunidad que adora y bendice.
Aquí el hombre alaba la gloria que hay en el don gracioso de Dios;
lit. «de la gloria de su gracia»; δόξα significa la majestad, poder y
grandeza divina, en sí inaccesible, pero que se manifiesta y hace
visible al hombre; xápis aquí no tiene el sentido técnico de la teolo-
gía, sino el más primitivo y etimológico de bondad no merecida,
del libre don que procede de la misericordia divina. La gloria de
Dios resplandece en este modo gracioso de proceder con el cristiano.
Por la que: en griego está en genitivo por atracción del antece-
dente gracia. Nos ha hecho gratos: por los dones sobrenaturales
que ha puesto en nosotros y que nos hacen agradables a Dios.
Antes éramos hijos de ira, ahora somos hijos de gracia; έχαρίτωσεν
con sentido activo, eficiente, que tiene por término a nosotros en
acusativo. Se disputa, con todo, si tiene sentido objetivo y eficiente
(Dios nos ha hecho gratos), como parece indicar la forma causativa
en oco, o si tiene sentido subjetivo, amor gracioso por parte de Dios.
Los dos aspectos parecen entrar: la acción graciosa de Dios pone en
nosotros algo que nos hace graciosos a él. En su amado: en Cristo,
siempre presente en el plan de Dios.
7 Aquí empieza la ejecución en el tiempo del divino decreto,
Efesios 1,15-17 678
8
pecados según las riquezas de su gracia, que ha hecho abundar en
nosotros en toda sabiduría y conocimiento, 9 dándonos a conocer el
misterio de su voluntad, según su benevolencia, que formó en sí,

la obra de la redención. En el cual: en Cristo como mediador y


formando con él un mismo cuerpo. Tenemos la redención: libertad
de esclavitud, concretamente libertad o liberación del pecado. El
verbo άπολύτρωσεν y sus derivados en los L X X puede traducir los
dos verbos hebreos padah y ga'al y significar la liberación-redención
con precio o sin él. E n Pablo, donde usa άπολύτρωσις, nunca aparece
la idea de precio como rescate. Se trata, pues, de un acto del poder
de Dios, acto de salvación y de gracia, que nos hace pasar del estado
de ira al estado de su gracia y unión con él, del estado de no-pueblo
al estado de pueblo suyo. Por su sangre: como la sangre en el A T
era sello de la alianza entre Dios e Israel, porque era instrumento
de purificación y expiación, así la sangre de Cristo expía y purifica
nuestras culpas y se convierte en instrumento de alianza con Dios.
La sangre es toda la vida de Jesús ofrecida como sacrificio.
La remisión de los pecados: la tenemos también en Cristo. L a
condonación por parte de Dios de todas nuestras culpas no agota
el concepto de redención; se une con la justificación interior, con
la penitencia, con la reconciliación y justicia. Según las riquezas...:
hebraísmo para indicar la abundancia de los dones que nos ha
dado (v.8) el Padre. Su gracia: la gracia del Padre, origen de la
remisión y de la redención. Aquí tiene sentido subjetivo (bondad
de Dios) más bien que objetivo, dones provenientes de la bondad,
lo cual se expresa en el substantivo anterior: riquezas.
8 Nos ha prodigado: Dios Padre. Se une con el v.6: Nos ha
hecho gratos. El v.7 es como un paréntesis, que explica los frutos
que tenemos en la unión con Cristo. Las riquezas de la gracia de
Dios Padre es lo que ahora va a explicar. Derramar indica abundan-
cia; corresponde a riquezas. El concreto de las riquezas está ex-
presado con el dativo griego. En toda sabiduría y conocimiento.
Este dativo determina el objeto que Dios ha derramado en abundan-
cia sobre nosotros. En toda: con sentido extensivo más bien que
intensivo, toda clase de sabiduría. Sabiduría se refiere más bien
a los principios, ciencia teórica; conocimiento se refiere más bien
a la práctica, la aplicación a la vida. El contenido de esta sabi-
duría se expresa en el v.9.
9 Dándonos a conocer: γνωρίσας, en el N T se aplica alareve-
lación del misterio. Por su benevolencia: subraya la acción gratuita
y misericordiosa de Dios, como en el v.5. El misterio: el plan divino
de salvación hasta ahora desconocido, ahora revelado. Concreta-
mente, el misterio consiste en la unión de todos los hombres en
Cristo, en la participación universal de la salvación y vida en Cristo
(cf. introduc. n.5).
De su voluntad: este genitivo puede tomarse subjetivamente, el
plan de salvación establecido, realizado y revelado por la voluntad
de Dios, o también objetivamente, el querer divino, el plan divine
679 Efesios 2,22-3,1
1° para realizar en la plenitud de los tiempos, recapitulando todas las

de salvación, que coincide con el misterio mismo. Es posible man-


tener ambos aspectos. En el misterio entra tanto Dios, como causa
determinante, cuanto el plan objetivo que ha escogido para salvar.
Que formó, ήν προέθετο: el relativo femenino se refiere gramatical-
mente a ευδοκία, tomada objetivamente y coincidiendo con el plan
de la voluntad o el misterio mismo. En sí: se refiere al mismo Dios
Padre. La koiné no distingue los matices propios de los pronombres,
pudiendo el de tercera persona tomarse como reflexivo. Otros auto-
res refieren este pronombre a Cristo. Dios ha formado el plan-
misterio de salvación a base de Cristo. A l prefijo del verbo προέθετο
se le puede conservar el sentido temporal, plan previamente pre-
parado por Dios en Cristo, aunque no es necesario, pues los prefijos
en la koiné pierden muchas veces su propio valor.
10 Este verso expresa el contenido del plan salvador de Dios
y nos coloca ya en el tiempo. Para realizar: lit. «para la economía».
El sentido general es claro: el plan salvador de la voluntad de Dios
debía ejecutarse en el tiempo en Cristo y por Cristo. Economía
tiene, pues, sentido activo y es lo mismo que realización, para
realizarlo. E n los clásicos, economía es la administración de la
casa o de los bienes, con sentido activo también. Ecónomo es el
que administra. En los papiros tiene frecuentemente un sentido
derivado: ordenación, precepto o mandato de quien tiene autoridad.
A veces se aplica al mismo documento o escrito que contiene la
orcien. Zorell mantiene este sentido en nuestro caso: para la orde-
nación o disposición de Dios Salvador. En la plenitud de los tiempos:
en griego genitivo, con sentido temporal. L a ejecución del plan se
cumple en el tiempo mesiánico 2 .
Los tiempos, των καιρών, son las etapas de la historia de la salva-
ción, ordenadas previamente por Dios. La plenitud, o cumplimiento
de los tiempos, es la etapa última y definitiva de la salvación según
los planes de Dios. Recapitulando, άνακεφαλαιώσασθαι, para reca-
pitular, infinitivo aoristo. El verbo sale solamente una vez más
en todo el N T ; a saber, en Rom 13,9, con el sentido claro de resu-
men: los diez mandamientos se resumen en uno, en la caridad.
Distingamos la etimología de la palabra y las diversas teorías sobre
su sentido.
A ) Etimología.—El prefijo ava indica previa dispersión, dis-
gregación de elementos. El verbo κεφαλαιόω podría derivarse de
κεφαλή, cabeza; pero generalmente se deriva de κεφάλαιον, cumbre,
parte más alta, capital o suma de dinero, el punto principal de un
discurso (Hebr 8,1), resumen de los puntos principales; κεφαλαιόω
es resumir, tratar una cosa según sus partes principales. Este mismo
sentido tiene el compuesto άνακεφαλαιόω en Rom 13,9; todos los
mandamientos se resumen en la caridad.
B) Historia exegética.—Las sentencias pueden reducirse a tres:
2
C f . 1 , 2 3 ; O . CULLMAVN, Christ el le temps (N'euchátel 1 9 4 7 ) ; ANDREAS AB A L P E , In-
staurare omnia in Chrifto: V D 2 3 ( 1 9 4 3 ) 9 7 - 1 0 3 ; B. AHERN: C B Q 9 ( ! 9 4 7 ) 1 7 9 - 8 9 ·
Efesios 1,15-17 680
11
cosas en Cristo, las de los cielos y las de la tierra. En él, en quien he-
mos sido hechos herederos, predestinados por designio del que es eficaz

a) Restaurar todo en Cristo. Se apoya principalmente en el valor


del prefijo, que puede indicar repetición, volver a tomar. De aquí la
traducción de la Vg: instaurare. Y la versión siríaca: «para que todo
sea renovado desde el principio». Así los Padres latinos: Ambro-
siáster, Agustín, Victorino. E n esta explicación, Cristo repara, re-
nueva todas las cosas, poniéndolas en su estado primitivo. Idea de
renovación y renacimiento propia de toda la economía mesiánica.
Pero esta explicación no encierra todo el contenido de la obra de
Cristo, que es algo más que restauración y renovación, ni se acomoda
bien al sentido etimológico del prefijo en el compuesto, que indica,
más que renovación, distribución, unión de muchos.
b) Reunir todo bajo un solo jefe o cabeza. El Crisóstomo habla
de Cristo cabeza de todas las cosas. L e siguen Estío, Justiniano,
Belser. Pero la etimología más admitida no deriva el verbo de κεφαλή,
sino de κεφάλαιον. Prat recurre a la idea de suma, cumbre, que
expresa κεφάλαιον en personas y cosas. Así, los filósofos son la
cumbre, los guías de la humanidad; el general, la cumbre, la per-
sonificación de la batalla. Cristo sería la personificación de toda la
humanidad.
c) Para mantener el valor etimológico del prefijo (elementos
dispersos) y el del verbo (reunir), la generalidad de los modernos
prefieren el sentido de reunir todas las cosas en Cristo como en su
centro (Knabenbauer, Vosté, Huby, Meinertz, Abbott, Robinson,
Médebielle, Ruiz González, Zedda, Alés 3 . En el orden cósmico
y soteriológico, Cristo es el centro, lazo vivo del universo, principio
de armonía y unidad. L o disperso y separado por el pecado ahora
se une en Cristo, que ejerce una acción de atracción sobre todas
las cosas. Todo lo atrae a sí para llevarlo a Dios (1 Cor 15,28).
Si por la creación es, como Verbo, principio de vida, por la reden-
ción es principio de reconciliación. Masson, Benoit, Bover, man-
tienen la ambivalencia etimológica (κεφαλή, κεφάλαιον) y consideran
a Cristo como centro y cabeza. De hecho, la unión que Cristo da es
la que corresponde a la cabeza, principio de unidad y de vida.
E n el fondo late aquí toda la teoría del cuerpo místico.
Todas las cosas: el universo, con artículo. Las de los cielos:
lit. «las sobre los cielos»; con dativo indica posición, mera presencia.
Las de la tierra: aquí la preposición va con genitivo, indica exten-
sión, las cosas extendidas sobre la tierra; la redención se extiende al
mundo entero creado, inmaterial y material, ángeles y hombres.
En Cristo: en dativo indica, más que el instrumento y causa agente,
el medio, el lugar vital donde todo se une y vivifica. Esta misma
idea se recoge con la repetición en él, que recoge el v . n .
1 1 El énfasis recae sobre Cristo, como indica la repetición del
pronombre: en el, en quien, en la unión vital e incorporación a él.
3
Cf. M G 62,16; A. DE ALÉS, La doctrine de la recapitulation en St. Irénée: RScR 6 (191 6
185-211; S . Z E D D A , Prima Lettura p . 4 3 2 n . 4 5 ; J . D U P O N T , Gnosis p.425-26.
681 Efesios 2,22-3,1
en todas las cosas, según el consejo de su voluntad, í 2 para que alabe-
mos su gloria nosotros los que antes habíamos esperado en Cristo.
También en él vosotros, después de haber oído la palabra de la
La Vg añade et nos, que se refiere a todos los cristianos. liemos sido
hechos herederos: έκληρώθημεν, con sentido activo, que es el propio
de Rom 8,17; Gál 3,29; 4,7. En Cristo, Dios nos hace herederos de
sus bienes (Masson, Abbott, Prat, Médebielle, Zedda). En el A T ,
Israel es la herencia de Yahvé, la suerte de Yahvé, el pueblo que
Yahvé se reserva para sí: «Herencia del Padre», con sentido pasivo
(Vosté, Benoit).
Predestinados: aoristo pasivo, habiendo sido predestinados, lia-
mados y llevados con medios oportunos a la fe y a la salvación.
Según el designio: en virtud de, en fuerza y conforme al propósito,
a lo que se ha fijado. El que es eficaz en todas las cosas: lit. «el que
hace eficazmente todas las cosas». Según el consejo de su voluntad:
βουλή indica la deliberación del entendimiento, acto del entendí-
miento; θέλημα indica la inclinación activa de la potencia espiritual.
Nosotros diríamos libremente: según su entender y su querer.
Habla de los actos de Dios al modo de los actos del hombre. De
este texto no se puede argüir para los problemas de la eficacia de
la gracia o la predestinación a la gloria. Aquí se trata de la predes-
tinación a la gracia de la fe en el tiempo. L o que sí dice claramente
es que Dios tiene medios para obtener lo que entiende y quiere
hacer. Y que la vocación a la fe es obra suya.
• 1 2 La gloria es exclusiva de Dios en el lenguaje bíblico y en
San Pablo. Este es el fondo secreto de la gratuidad de la salvación,
para que toda la gloria sea de Dios y no de la criatura (Rom 3,23).
Los que antes habíamos esperado: la frase literalmente se aplica
mejor a los judío-cristianos, que esperaron explícitamente en el
Mesías. D e hecho aquí tenemos la primera persona, que se contra-
pone a la segunda en el v . 1 3 : También vosotros (Ceuppens, Benoit).
Lo aplican a todos los cristianos. H. Greeven, que corrige a Dibe-
lius, Masson, Zedda, González Ruiz. En Cristo: en dativo. E n el
griego de la koiné la preposición εν puede significar movimiento y así
expresar aquí el objeto de la esperanza. Si al dativo se le conserva
el significado más corriente de medio, lugar en donde, como en
los v.3.4.6.7.11, podríamos explicar así: nosotros los que espera-
mos, los que poseemos la esperanza ( = los cristianos). Los gentiles
son los que no tienen esperanza (cf. 2,12). En Cristo: sería el medio
ambiente y vital donde florece nuestra esperanza. El participio
de pretérito perfecto puede tener este sentido sustantivado y refe-
rirse a una acción que perdura en el presente. Así explican González
Ruiz y Masson. El prefijo del verbo προελπίζω puede carecer de
fuerza propia, pues los compuestos en la koiné tienen frecuente-
mente el mismo sentido de los simples. La dificultad mayor está
en la inmediata unión del verbo esperar y de Cristo; que puede
inclinar más a nuestra traducción: esperar en Cristo, que es la
explicación ordinaria.
1 3 En él: mantiene el sentido local y de medio vital: en Cristo.
Efesios 1,15-17 682
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y de haber creído, habéis
sido sellados en él con el Espíritu Santo de la Promesa, 14 el cual es
arras de nuestra herencia para redención del pueblo de Dios, para
alabanza de su gloria.

Esta idea de medio vital se expresa en el v . 1 2 al principio: en él,


en el cual. Vosotros puede referirse a los étnico-cristianos, en con-
traposición a los judío-cristianos del v . 1 2 , más bien que a los cris-
tianos todos, en cuanto lectores (Zedda). La palabra de la verdad
es equivalente al Evangelio de la salvación. Verdad y salvación son
una misma cosa. L a verdad religiosa es esencialmente práctica
para la salvación. Oído equivale a creer. Nótese la repetición del
doble en él, en φ. Muchos, desde San Jerónimo, consideran el se-
gundo como repetición enfática del primero, que va al principio,
y los refieren al verbo habéis sido sellados. Es 10 que hacemos nos-
otros en la traducción. También es posible referir el segundo al
verbo creer. Habéis sido sellados: se trata de una frase figurada,
que reaparece en 4,30 y 2 Cor 1,22. E l sello sobre un objeto sirve
para indicar su carácter especial y el dueño a quien pertenece.
Una carta real se sella con el sello del rey. ¿En qué consiste con-
cretamente este sello? Unos lo identifican con el carácter bautismal,
con el propio bautismo (Masson, González Ruiz), encontrando un
paralelo entre el sello de la circuncisión, que incorporaba a los
israelitas a la comunidad de Dios, y el sello del bautismo, que nos
incorpora al nuevo Israel. Vosté tiene por impropia del contexto
la identificación con el bautismo. E n el contexto se habla expresa-
mente del Espíritu Santo (v.13-14), que se ha comunicado a todos
los fieles. L a efusión del Espíritu sobre los fieles, con todos los
dones internos y a veces externos y sensibles, es el sello que prueba
nuestro carácter divino. L a efusión del Espíritu Santo es don
eminentemente mesiánico y va unida también al bautismo. Entre
la efusión del Espíritu Santo y el bautismo hay una relación íntima.
Con el Espíritu de la promesa: este dativo instrumental identifica
el sello con el Espíritu Santo. El adjetivo Santo tiene un énfasis
singular; subraya que la fuente de la santidad cristiana es el propio
Espíritu de Dios. Así también se expresa la altura de nuestra San-
tidad, que es divina. De la promesa: el sustantivo conserva todo su
valor y no debe traducirse por el adjetivo correspondiente (Espíritu
prometido), porque la promesa preside toda la historia de la sal-
vación desde Abraham hasta Cristo. L a realización de la gran pro-
mesa mesiánica se cumple mediante la efusión o sello del Espíritu
Santo.
14 El cual, os: relativo masculino, porque se refiere al ‫־‬ττνευμο
(neutro) divino y personal. Arras: palabra de origen oscuro. Er
hebreo Erabón, debió de pasar a los griegos a través de los comer·
ciantes fenicios. El sentido que aquí tiene lo determina el genitivc
que le sigue: Arras de nuestra herencia, parte o anticipo parcia
de lo que hemos de recibir por herencia. Se trata de algo que si
adelanta como prueba y seguridad de lo que se promete dar en ur
futuro. Para redención, eis άττολύτρωσιν: la liberación plena de
683 Efesios 2,22-3,1

hombre, que empieza con la purificación del pecado y se continúa


con la santificación por la gracia, que crece hasta la visión perfecta
de Dios. T i p o de la redención mesiánica es la redención del pueblo
hebreo del cautiverio en Egipto hasta la entrada en la tierra de
promisión. Del pueblo de Dios: της περιποιήσεως: lit. «del pueblo
adquirido o conquistado», tiene sentido colectivo y sagrado; designa
«la adquisición de Dios», el pueblo que Dios adquirió para sí sacando
a Israel de Egipto y ahora obrando la redención de los hombres por
Cristo. Este es el concepto del A . T . y del Ν . T . (Knabenbauer,
Vosté, Robinson, Bover, Huby, Benoit, Daniel de Conchas, Zedda)
y la que más se atiene a la gramática y a la historia exegética. González
Ruiz da sentido temporal a los dos acusativos y hace sinónimos
herencia y adquisición y ordena así: «El cual es prenda de vuestra
κληρονομιάς (herencia) hasta el día de la redención: (y) de la adqui-
sición hasta el día de la alabanza de su gloria». Esta explicación rompe
con la línea exegética de este verso, con la construcción gramatical
original y con el acento del pensamiento, que acentúa más el fin de la
presencia y obra del Espíritu antes que el término temporal de la
misma. El fin de esa presencia es la redención perfecta del creyente
y la alabanza de la gloria de Dios o el reconocimiento por la criatura
racional de la gloria o misericordia salvadora de Dios. Para alabanza:
el acto esencialmente religioso del hombre, que es reconocer la
excelencia del Criador, acto que empieza en el tiempo y se continúa
por toda la eternidad. De su gloria : la gloria objetiva propia de Dios,
co.mo aparece en la historia de la salvación a través de toda la Escri-
tura y como se verá, sobre todo, en Dios mismo por toda la eternidad

A c c i ó n de gracias y oración p o r los fieles. 1 , 1 5 - 2 3


Colocado siempre en el plano de lo sobrenatural, Pablo se dirige
a Dios Padre para darle gracias por la fe y caridad de los efesios
y para pedirle que penetren cada día más en la firmeza y grandeza
de la esperanza cristiana, que se apoya en el poder de Dios, tal y
como se revela en la resurrección y ascensión de Cristo ( 1 5 - 2 1 ) .
En los dos últimos versos (22-23) t o c a e l fundamento más carac-
terístico en esta carta de la esperanza y del ser sobrenatural del
cristiano: el influjo vital del Cristo resucitado y glorioso, que Dios
ha constituido cabeza vital del cuerpo místico de la Iglesia. A l
igual que el Padre se vuelca en Cristo y lo llena plenamente, ha-
ciéndolo su pleroma (3,19; Col 1,19; 2,9), así Cristo se vuelca en
la Iglesia, llenándola plenamente hasta convertirla en su pleroma
(22-23; 4 . 1 2 - 1 3 ) 4 .

4
Cf. J. M . GONZÁLEZ RUIZ, Excursus III, «Pleroma» p.345-56; Función pleromdtica de la
Iglesia según San Pablo: XIII SBEsp (1954) p.71-106; S. ZEDDA, Prima Lettura I excursus «Dot-
trina del corpo místico» p . 4 3 7 4 2 ‫ ; ־‬A . F E U I L L E T , L'Eglise pléróme du Christ d'aprés Eph
1,23: N R T h 7 8 ( 1 9 5 6 ) 4 4 9 6 ‫ ־‬7 2 . 5 9 3 ‫ ־‬I O ; P . B E N O I T , Corps, te'te et pléróme dans les Epitres
de la Captivité: R B 6 3 ( 1 9 5 6 ) 5 - 4 9 : SelTeol 1 ( 1 9 6 2 ) 6 7 - 7 7 ; J. D U P O N T , Gnósis p . 4 1 9 - 2 7 . 4 5 3 -
7 6 . 4 9 1 - 9 2 ; L . CERFAUX, Le Christ dans la théologie de St. Paul P . 3 2 0 - 2 2 ; P. DACQUINO, De
Christo capite et de Ecclesia eius corpore sec. S. Paulum: V D 40 (1962) 81-88; S. VIRGULIN,
L'origine del Concetto di pleroma in Ef 1,23: StPCongr II (1963) 39-43; A . M . DUBARLE,
L 'origine dans l'A. T. de la notion paulinienne de l'Egltse corps du Christ: StPCongr I (1963
Efesios 1,15-17 684
15
Por lo cual, yo, habiendo oído vuestra fe en el Señor Jesús y
vuestra caridad para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias
por vosotros y de recordaros en mis oraciones, 17 a fin de que el Dios
de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de

1 5 Vuestra fe: con un sentido amplio, vital y práctico. N o es


el acto inicial, que prepara la justificación, como se ve por el dativo
en el Señor, que indica el medio vital en que vive, se desarrolla y
fructifica la fe, que en nuestra terminología podría traducirse por
«vida cristiana». El dativo en Cristo tiene también un sentido am-
plio: sin excluir el objeto de la fe, expresa más bien el tronco vital
donde vive esta fe. La caridad es un aspecto de la vida cristiana,
de la vida de la fe. Su especificación confirma el sentido vital y
complejo de la fe. E n la mente de Pablo, estas dos virtudes no se
separan de hecho, pues son todo el vivir cristiano. Los santos son
los hermanos cristianos.
1 6 L a oración de Pablo es doble: a) eucarística, y b) supli-
Cante, impetratoria. Da gracias por lo que ya tienen los fieles y
pide que Dios les dé todavía más. Este concepto vital y progresivo
de la vida cristiana es clave en la teología mística del Apóstol. El
cristiano, como todo ser nuevo, está llamado a crecer y desarro-
liarse.
1 7 El principio de todos los dones es Dios, el Padre. E l geni-
tivo de la gloria es un atributo propio y esencial de Dios. L a gloria
tiene el sentido ontológico del kabod hebreo; indica el peso, la
grandeza total de Dios. Dios es Padre de la gloria, no tanto porque
crea la que existe en las criaturas cuanto porque él posee en sí
toda la gloria que aparece repartida en las criaturas. Espíritu de sa-
biduría: no se refiere directamente al Espíritu Santo persona, sino
al don y carisma que de él procede. Espíritu aquí es lo mismo que
un don propio del Espíritu Santo. Concretamente, el don de sa-
biduría, inteligencia práctica y vital del misterio de Dios, de sus
planes de salvación; la sabiduría bíblica es esencialmente religiosa
y vital; es la que da el conocimiento de Dios y de sus obras y sirve
para elevar la vida y las obras del hombre al plano de lo eterno y
divino. Revelación: espíritu de revelación = don propio del Es-
píritu Santo, que consiste en descubrir las cosas de Dios, que na-
turalmente no se pueden conocer. Este segundo genitivo se une
gramaticalmente con el de sabiduría. L o s dos genitivos dependen
del mismo sustantivo espíritu y mutuamente se complementan. Para
conocimiento suyo: para llegar a conocer mejor a Dios y sus planes
y obras. Pablo piensa en el mundo sobrenatural de lg. redención y
salvación, «en el evangelio»; εν ετπγνώσει indica el término adonde
se llega con la sabiduría y revelación divina, a un conocimiento
cada vez más pleno de Dios Salvador. El prefijo puede carecer de
fuerza especial, como es frecuente en la koiné. Más que el prefijo,

2 3 1 - 4 0 ; G. CALANDRA, II senso di pienezza, elementi del mondo, primogénito di ogni creaturc


nelle lettere paoline della Captivitá: S . Paolo da Cesarea... (1963) 2 S 9 7 5 ‫ ; ־‬A . R. MCGLASHAN
Ephesians 1,23: E x p T 76 (1964-5) 182-83.
685 Efesios 2,22-3,1
18
sabiduría y revelación para conocimiento suyo, os ilumine los ojos
de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que él
os llama, cuál la riqueza de la gloria de su herencia entre los santos
19 y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros,
los creyentes, conforme a la eficiencia de la fuerza de su poder, 20 que
ha desplegado en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y hacién-
dolo sentar a su derecha en los cielos, 21 por encima de todo principado,
poder, virtud y señorío y de cualquier otro ser que pueda existir no

el contexto prueba que Pablo pide un conocimiento profundo y


cada vez más perfecto del misterio de Dios.
18 Os ilumine los ojos: lit. «iluminados los ojos». El participio
perfecto se puede considerar o como atributo de ojos y dependiente
del verbo os dé (ν. 17) o como un dativo que debería concordar con
el dativo os, a vosotros (v.17), pero que ha sido atraído al acusativo
de parte o relación los ojos. L a explicación gramatical más obvia
es la primera. Nosotros traducimos el participio por un modo
personal: Os ilumine los ojos. Del corazón: se refiere a ojos, porque
el corazón en la mentalidad bíblica es todo el interior del hombre
y equivale a la mens de los latinos. Por eso el corazón conoce. Es-
peranza: con sentido objetivo, lo que se espera. El os llama: lit. «de
la vocación de él» (Dios). La riqueza de la gloria de su herencia:
es una frase totalmente bíblica. La riqueza se emplea para indicar
número y abundancia. La gloria tiene sentido de peso, de objeti-
vidad y realidad. ¿Se refiere gloria a algo propio de Dios y en sí
considerado, o a algo que dimana de Dios a favor de la criatura?
Prevalece este segundo aspecto por todo el contexto y sentido de
la frase. La gloria aquí son los dones sobrenaturales de Dios tanto
en el tiempo como en la eternidad. El genitivo de su herencia se
puede considerar como epexegético, explicativo de toda la frase
anterior: la riqueza de la gloria. Entre los santos: lit. «en los santos»;
los cristianos son el sujeto beneficiario de los dones de Dios, que
les da en calidad de herencia desde que los ha elevado al plano de
hijos adoptivos.
19-20 L o s dones presentes y futuros que Dios da a los santos y
creyentes son obra del extraordinario y grande poder de Dios.
Nótese la acumulación de adjetivos ponderativos: extraordinaria
grandeza de su poder. Podemos ya tener una idea para medir (con-
forme) por la eficiencia o actuación de la fuerza de su poder, del
poder de Dios Padre, si contemplamos la resurrección y la ascensión
de Cristo, obras del poder de Dios. Esa resurrección y ascensión
son causa ejemplar de 10 que Dios ha de hacer en nosotros. El
Padre, que resucitó a Cristo y lo puso a la derecha de su gloria,
un día resucitará a los cristianos y los sentará en el cielo. L a obra
de la redención y del poder de Dios en nosotros se completará con
la resurrección para que todo el hombre sea glorificado.
2 1 Aquí afirma la excelencia de Cristo sobre todas las jerar-
quías angélicas. Y a la indicó al decir que Cristo está a la derecha
del Padre, en un rango igual a Dios Padre y superior al de cual-
quier criatura del cielo. Ahora lo concreta más. Los nombres con
Efesios 1,15-17 686
sólo en este siglo, sino también en el que ha de venir. 22 «Y ha sometido
bajo sus pies todas las cosas» y lo ha constituido, por encima de todo,
cabeza de la Iglesia, 23 la cual es cuerpo de él, el pleroma del que lo
llena todo de todo.
que designa las jerarquías angélicas son simbólicos, usados ya en
la angelología judía. Describe a los ángeles como seres superiores
y poderosos. Los cuatro nombres aquí usados indican todos el
poder de los que gobiernan, pero de una forma abstracta. El sen-
tido aquí es más bien concreto. Aunque piensa principalmente en
los ángeles buenos, no excluye a los malos. Cualquier otro ser:
lit. «todo nombre». El nombre en el lenguaje bíblico está por la
persona y su dignidad. Que pueda existir: lit. «nombrado», con sen-
tido de realidad. Este siglo, que ha de venir: 'olam hazeh, ,olam
haba, son dos expresiones rabínicas para designar el tiempo que
precede a la venida del Mesías y el tiempo mesiánico. Los autores
del N T designan con ellas el tiempo actual histórico y visible y el
tiempo que ha de venir eterno e invisible.
22 La cita de Sal 8,6, aunque en el original se refiere al hombre,
como superior a todas las criaturas visibles, se aplica aquí a la
excelencia de Cristo. En la frase siguiente, la Vg traduce: Et ipsum
dedit caput supra omnem Ecclesiam. El griego literalmente es: Y lo
ha dado (como) cabeza, por encima de todo, a la Iglesia.
23 La Iglesia es el cuerpo de Cristo, en cuanto es la manifes-
tación de Cristo, su prolongación y, en cierto modo, una cosa con
él. El pleroma es una traducción literal del griego, término técnico
en el lenguaje de la época, con sentido pasivo prevalentemente, y
viene a identificarse con cuerpo. La Iglesia es el cuerpo donde infiu-
ye Cristo, la fuente donde vuelca el torrente de sus gracias, de su
fuerza santificadora. Cristo mismo es quien llena todo lo que existe
y bajo todos los aspectos. Como se ve, hemos dado a pleroma sen-
tido pasivo, cuerpo que es llenado por Cristo. El participio πλη-
ρουμένου lo referimos a Cristo con sentido activo y forma depo-
nente. Así, la Iglesia es el sujeto paciente, y Cristo el agente. En
la historia exegética de este verso hay dos explicaciones: a) Los
Padres griegos, a quienes sigue San Jerónimo, explican pleroma en
sentido activo, y el participio en sentido pasivo, de este modo: la
Iglesia es cuerpo y complemento, parte integrante de Cristo, que
es completado en su ser total, en su totalidad, τά πάντα, por
todos los cristianos, έν πασιν. . b) Los modernos generalmente
(Knabenbauer, Vosté, Huby, González Ruiz, Masson...), siguiendo
a muchos antiguos (Ecumenio, Cayetano, Estío, A Lápide, Justi-
niano...), adoptan la explicación pasiva de pleroma y la activa del
participio, que nosotros hemos adoptado. Las razones para esta
explicación son varias. En el contexto se trata de la exaltación e
influjo de Cristo, cabeza de la Iglesia, lo cual es más claro si Cristo
es quien llena y completa a la Iglesia. Esta misma idea la tenemos
en Col 2,9.10 y luego en 3,19. La sintaxis es más regular y fluida
si τά πάντα έν πάσιν expresan el complemento directo y el ins-
trumental respectivamente. Aunque la Iglesia, respecto a Cristo,
687 Efesios 2,1

2 1 Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros delitos y

es pleróma en sentido pasivo, por cuanto es llenada de él y por él,


puede considerarse como pleróma en sentido activo respecto de los
fieles, en cuanto que ella derrama en los miembros lo que recibe
de la cabeza. Pleróma puede tener así un sentido ambivalente de
cuerpo que es llenado y luego se desborda para llenar a otros.
Podemos establecer un triple grado vertical de influjo, empezando
desde Dios Padre y terminando en los fieles.
i. 0 Dios llena a Cristo, quien, por lo mismo, es pleróma de
Dios (Col 1,19; 2,9; E f 3,19).
2 ° Cristo llena a la Iglesia, la cual, por lo mismo, es el pie-
roma de Cristo (Ef 1,22-23; 4» I 3)·
3. 0 L a Iglesia va llenando a cada uno de los fieles, que se unen
a Cristo en la Iglesia y por la Iglesia (Ef 4 , 1 1 - 1 3 ) .

C A P I T U L O 2

L a regeneración del cristiano. 2 , 1 - 1 0

T r e s ideas resumen el contenido de esta perícopa: a) El estado


de muerte y de pecado de la humanidad, anterior a la obra de Cristo.
L a muerte se menciona en los v.i y 5. Esta muerte coincide con el
estado de pecado (v.1-5). E l estado de pecado supone el dominio
de la carne y del diablo (v.2-3).
b) A l estado de muerte ha sucedido el estado de vida, que se
expresa con diversos términos: vivificó, estáis salvados (v.5); resuci-
tó, hizo sentar en los cielos. Esta vida es una nueva creación (v.io),
un nuevo ser y naturaleza que ha de obrar obras santas.
c) ¿A quién se debe este nuevo ser o criatura que es el cris-
tiano? Expresamente se atribuye a Dios, a su amor, a su gracia,
a su misericordia (v.4-10). L a misma acción de Dios se contiene
implícita en las frases estábamos muertos, nos resucitó, nos ha creado.
L a acción gratuita y sobrenatural de Dios queda expresada también
por la intervención de la fe (v.8) y la exclusión de las obras o mé-
rito humano (v.9). Los v . 1 - 7 forman un largo período irregular
en la estructura. Empieza con un a vosotros (v.i), que se cambia
por un nosotros (v.3-7), para volver de nuevo a la segunda perso-
na (v.8) y a la primera (v.io). L a prótasis (1-3) pone de relieve la
muerte y el pecado; la apódosis (4-7) acentúa la vida y la gracia.
1 Ya vosotros: en acusativo, porque intencionalmente depen-
de del verbo vivificó, ha salvado (v.5). El pronombre de segunda
persona, aunque directamente designa a los lectores, incluye a to-
dos los cristianos, tanto judíos como paganos, como se ve por el v.5.
De hecho, en toda la perícopa alternan los dos pronombres de
primera y de segunda persona. Luego en el v. 1 1 hablará concreta-
mente a los étnico-cristianos. Delitos, pecados, son dos términos
Efesios 1,15-17 688
2
pecados, en los cuales habéis vivido un tiempo conforme al espíritu
de este mundo, conforme al príncipe del imperio del aire, el espíritu
que actúa ahora en los hijos de la infidelidad, 3 entre los cuales también

prácticamente sinónimos para indicar tanto el número como la va-


riedad de pecados, según la fraseología hebrea.
2 Habéis vivido: lit. «habéis caminado». Conforme al espíritu:
lit. «conforme al siglo», τον αιώνα. Baur, Michaelis, Dibelius, ven
aquí una terminología gnóstica, y el eón lo hacen sinónimo de
diablo. Otros conservan al eón su sentido temporal, y al kosmos,
mundo, le dan un sentido espacial y traducen: «según la corriente
de este mundo» (González Ruiz, B J , A F E B E , Bover). Aunque no
se dé a eón un sentido personal (diablo), se impone el sentido
moral, pues este mundo tiene un sentido peyorativo. Según el modo
de vivir, según el espíritu de los que están en el mundo presente
o premesiánico y no han entrado en el mundo futuro o cristia-
no (cf. 1,21). E l espíritu de este mundo tiene su inspirador en el
príncipe que tiene su imperio en el aire. El dominio del aire se
extendía desde la tierra hasta la luna; más allá comenzaba la región
del éter, en la que se movían los astros. El bajo judaismo ponía en
la región del aire la residencia de los demonios, cuyo príncipe era
Satanás, que poseía la potestad o imperio del aire. El espíritu, τοΰ
πνεύματος, no concierta gramaticalmente con príncipe, que está en
acusativo, pero lógicamente se refiere a él y equivale a Satanás, el
cual ahora, mientras no llega el reino glorioso de Cristo, actúa con
éxito en los hijos de la infidelidad, los que resisten al evangelio.
Hijo de es un hebraísmo que expresa cierta relación con el geni-
tivo que rige. E s tanto como decir: los infieles al evangelio, los re-
beldes a la fe. L a infidelidad o desobediencia (απείθειας) es con
respecto a Dios, a su evangelio, y es término frecuente en la teología
paulina (2,5.6). Supone resistencia positiva. Por esto no es lo mismo
que infiel. L a rebeldía, Pablo la aplica más frecuentemente a los
judíos.
3 En este verso pasa a la primera persona: nosotros, los cris-
tianos todos, antes de la conversión a la fe, pertenecimos al grupo
de los infieles y rebeldes, pues no nos distinguíamos de ellos en las
obras, ya que estábamos en manos de la concupiscencia de nuestra
carne. La carne no es la parte material del hombre, en oposición
a la espiritual, según la concepción griega, sino el hombre total,
según la mentalidad hebrea 1 . L a carne es una potencia interna y
nuestra, nosotros mismos, en cuanto contrarios al querer de Dios
y a los impulsos del Espíritu de Dios. L a carne nos domina cuando
seguimos sus deseos y sentimientos, que se oponen a la ley de Dios,
a las mociones de la gracia. Θελήματα: supone formal participación
de la voluntad. N o se olvide que carne es todo el hombre; διανοιών
equivale a mente, al νους de los clásicos. E n los L X X traduce el
hebreo leb, lebab, corazón, y es sinónimo de καρδία, que designa
todo el interior del hombre. E n plural los sentimientos están por las

1
Cf. J. A. T . ROBINSON, The Body. A Study in Pauline Theology (London 1952).
689 Efesios 2,3
nosotros todos vivimos un tiempo, en manos de la concupiscencia
de nuestra carne, siguiendo sus deseos y sentimientos, por naturaleza
disposiciones internas, intelectuales, volitivas, afectivas, con sentido
peyorativo.
Por naturaleza: en el griego precede un και, que no indica
causa, sino una explicación de todo lo que precede, una como sin-
tesis o resumen, que explica el hecho de que aun nosotros los ere-
yentes hayamos militado un tiempo entre las filas de los rebeldes 2 . La
naturaleza tiene su relación con la carne, como hijos de ira la tiene
con las obras, deseos y pensamientos de la carne; φύσει puede in-
terpretarse: a) E n sentido de nacimiento, A nativitate, desde el
nacimiento, éramos hijos de ira (San Agustín, seguido de Beda,
Estío, Belser, Bisping, Knabenbauer, Bover). Así se afirma clara-
mente el dogma del pecado original. Arguyen del imperfecto: y
éramos, porque éramos, que explicaría el aoristo anterior. También
insisten en naturaleza, hijos, que dicen relación al nacimiento.
h) Por esencia, que nos daría un sentido falso y herético, pues el
hombre no es malo absolutamente, ya que de hecho puede llegar
a ser bueno, sin cambiar la propia naturaleza: «Gratia non mutat
naturam». L a eleva, c) Por naturaleza es el sentido más ordinario,
y se refiere a lo que el hombre tiene de por sí, en contraposión a
10 que le viene de fuera, ya sea por arte, por magisterio, por eos-
tumbre o ejercicio. E l contexto exige este sentido. L o s v.4-10 tien-
den a probar que todo lo que ahora, como cristianos, tenemos, nos
viene de fuera: del amor de Dios, de Cristo, de la gracia, no de
nosotros. Ahora tenemos vida, estamos unidos a Cristo, estamos
salvos. E n el v . 1 3 , el cambio ontológico del cristiano se resume en
la frase en Cristo, que es el centro de la teología y salvación paulina.
Esta frase tan paulina se opone a la otra por naturaleza hijos de
ira. Se puede traducir por naturaleza por esta frase: naturalmente,
por nosotros, sin Cristo, sin la gracia. Esta es la explicación del Cri-
sóstomo, San Jerónimo, Cayetano, Abbott, Westcott, Robinson,
Vosté, Meinertz, Huby, Médebielle, Masson, Zedda, González Ruiz,
Orbiso. E s un texto esencialmente antipelagiano, que prueba la
necesidad de la gracia sobrenatural.
Hijos de ira: frase semita para indicar el estado de castigo, de
condenación a que estábamos sometidos. La ira se refiere a Dios y
es un antropomorfismo, con sentido figurado, donde el acto ( = ira)
se toma por el efecto ( = castigo). Por los pecados personales, los
hombres eran objeto de la ira de Dios, de su enemistad, del castigo
y condenación divina. Este estado se opone al estado de salvación
en que estamos los que vivimos en Cristo. Como los demás: se re-
fiere a todos los que ahora quedan fuera del influjo salvador de
Cristo. Muchos 10 aplican solamente a los paganos, pero se opone
a nosotros los creyentes y designa a judíos y paganos que no creen
(1 Tes 5,5s). Los demás son todos los que obran mal y viven en la
noche, principalmente los judíos rebeldes.
2
Cf. J. MEHLMANN, Natura filii irae. Historia interpretationis Eph. 2,3 eiusque cum doc-
trina de peccato originali nexus (Romae 1957): R B 65 (1958) 62is.
Efesios 1,15-17 690
4
hijos de ira como los demás; Dios, sin embargo, que es rico en mi-
sericordia, por el grande amor con que nos amó, 5 estando nosotros
muertos por los pecados, nos vivificó con Cristo, por gracia estáis
salvados, 6 y con él nos resucitó e hizo sentar en los cielos en Cristo
Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros la excelsa riqueza de su
gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Pues por la
gracia habéis sido salvados, mediante la fe, don de Dios, no cosa que
viene de vosotros. 9 No de las obras, para que ninguno se gloríe.

4-6 E n el v.4 empieza la prótasis del párrafo iniciado en el v . i .


El v.4 tiende a subrayar la razón de la obra de Dios en nosotros,
que está en su amor misericordioso: Dios ama al caído y necesitado,
al muerto (v.5). L a muerte se debe a los pecados, en plural, pecados
personales, que acarrean la muerte moral. Nos vivificó: lit. «convi-
vificó juntamente con Cristo». L o s prefijos tienen aquí importancia,
porque responden al sistema paulino de la comunidad de vida en-
tre Cristo y los cristianos. El Padre ha resucitado a Cristo y con
él resucita a los cristianos. Por esto, la resurrección tiene un sen-
tido espiritual y físico. Con la resurrección se une la ascensión a
los cielos. Con la ascensión de Cristo, los cristianos han tomado
ya posesión de la gloria en el cielo. L a ascensión tiene también un
sentido físico y moral, porque expresa nuestra futura ascensión a
la gloria y nuestra actual vida moral, que debe ser la propia de
quien pertenece al reino de Dios. Por gracia estáis salvados: este
inciso expresa dos ideas: a) el estado de salvación, que es lo mismo
que la común vida y ascensión con Cristo, y b) el modo por donde
hemos llegado a este estado de salvación-vida, que es por la gracia
de Dios, por su amor y misericordia. L a salvación está expresada
con un participio perfecto, que indica un estado, algo que perma-
nece. El v.6 habla expresamente de la resurrección y ascensión
nuestra escatológica, que por su seguridad y certeza se presentan
como logradas. En Cristo Jesús: es la frase tantas veces repetida,
que indica el medio vital donde nosotros vivimos, resucitamos y
ascendemos al cielo: en Cristo y por Cristo.
7 L a plenitud de la salvación, aunque se da como presente,
es escatológica. Los siglos venideros: no parece que se refieran a la
época mesiánica histórica (Estío), sino a los tiempos que sigan a la
parusía y resurrección de los muertos (Vosté, Abbott, González
Ruiz, Masson). E n el cielo es donde aparecerá la gran misericordia
de Dios con los escogidos.
8-9 L a idea central de estos versos es que la salvación se debe
a Dios. Esto lo expresa doblemente: por vía afirmativa: «por la
gracia», «don de Dios»; y por vía negativa: «no por las obras», «no1
cosa que viene de vosotros». Esta tesis no se opone al influjo de la
fe: «mediante la fe», porque la fe no es precisamente el acto humano,
sino la entrada en el ámbito vital de Cristo, adonde se llega acep-
tando, con la ayuda de la gracia, la predicación del evangelio. 3

3
D. P R I E R O , Ut ne quis glorietur: PalCl 41 (1962) 809-23.
691 Efesios 2,22-3,1
10 Porque somos criatura suya, creados en Cristo Jesús para aquellas
obras buenas que hemos de practicar, según Dios ha dispuesto de
antemano.
11
Así que recordad que un tiempo vosotros, los gentiles según la
carne, los llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión
—en la carne, hecha por mano de hombre—, 12 que estabais en aquel
tiempo separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y
extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza, sin Dios en el

10 Tres ideas hay en este verso: a) El hecho del nuevo ser y


criatura del cristiano. Se trata de una realidad nueva. Una regene-
ración, recreación del hombre (Jn 3,5). Esta nueva creación se
opera por Dios en Cristo Jesús; es como un injerto; la planta vieja
que, incorporada a Cristo, toma de él toda la vida y la savia, b) El
hombre nuevo es un ser, una naturaleza nueva, y, por lo mismo,
llamado a ejercitar, a desarrollar una actividad nueva, obras nuevas.
c) L a nueva creación sobrenatural y las nuevas obras de santidad
obedecen a un plan previo y eterno de Dios. L a traducción de
la Vg in operibus bonis debe entenderse en sentido final. A un ser
nuevo corresponde un obrar nuevo, επί con dativo significa con
frecuencia la condición o modo de ser de una cosa.

U n i ó n de gentiles y judíos p a r a f o r m a r el n u e v o t e m p l o de
Dios. 2,11-22
Esta perícopa se dirige directamente a los gentiles, cuyo deplo-
rabie estado, antes de convertirse a Cristo, se describe ( 1 1 12‫)־‬,
para luego ponderar los bienes que han obtenido mediante la san-
gre de Jesucristo, y que se resumen en la incorporación al nuevo
Israel de Dios (Gál 6,16) para formar el nuevo y definitivo templo
de Dios (13-22). Hasta ahora el único pueblo de Dios estaba forma-
do por los judíos según la carne. L o s gentiles no podían obtener
nunca la plenitud de la ciudadanía israelítica. L a valla o muro de
piedras (Soreg), que se había alzado en el atrio de los gentiles
para indicar que no podían avanzar más adelante en el templo de
Jerusalén, ha sido derribada por Cristo, que ha hecho de todos
los hombres un solo pueblo bajo el aspecto religioso.
1 1 Los gentiles llevaban en su carne incircuncisa la marca de
su propia vergüenza religiosa. Por esto los judíos los llamaban des-
pectivamente incircuncisos. Los dos nombres abstractos circuncisión,‫־‬
incircuncisión tienen aquí sentido concreto y equivalen a circunci-
sos, incircuncisos, judíos y paganos. Pablo habla irónicamente de
la circuncisión, porque era un título más bien de palabra que de
realidad, ya que a los judíos les faltaba la circuncisión del corazón
y de las obras. Pablo distingue siempre entre la circuncisión material
y la espiritual. Los cristianos son «circuncisión espiritual»; los judíos,
que no guardan la ley, son verdaderos incircuncisos.
1 2 L a desgracia de los gentiles antes de su conversión no se
ha de cifrar en la privación de la circuncisión material, sino en la
privación de todos los bienes espirituales que ella importaba: la
Efesios 1,15-17 692
13
mundo; mas ahora en Cristo Jesús vosotros, los que un tiempo
estabais lejos, habéis llegado a estar cerca gracias a la sangre de Cristo.
14
Porque él es la paz nuestra; el que de los dos hizo uno y derribó
el muro intermedio de la valla, la enemistad, anulando en su carne
15
la ley de los mandamientos y preceptos, para crear en sí mismo de
gran desgracia de los paganos, fundamento de todas las demás, es
estar separados de Cristo, pues todos los bienes espirituales se dan
o por la esperanza en Cristo o por la posesión de Cristo. En el
mundo de Pablo sonaba como una gloria excepcional la ciudadanía
romana. El mismo la alega en su favor. Ante Dios valía más la
ciudadanía israelítica, de que carecían tanto griegos como romanos,
porque hacía partícipes de las promesas hechas a los patriarcas.
Nótese la profunda descripción que hace Pablo del pagano como
tal: es como un esclavo, que carece de la ciudadanía de los hijos
de Dios, está al margen de las promesas divinas, vive en un mundo
seco sin esperanzas, en un mundo apagado donde no hay Dios.
1 3 E n este verso hay dos ideas claves: en Cristo Jesús expresa
el medio vital donde ha germinado la vida nueva, la esperanza de
los gentiles; la sangre de Cristo es a la que se debe el nuevo mundo
de luz en que han renacido los gentiles. Estar lejos era frase judía
para referirse a los paganos. L a contraria era estar cerca, que de-
signaba a los judíos. «Lejanos» (= rehoqim) eran los gentiles; «cer-
canos» (— qerobim) eran los judíos en el lenguaje rabínico. El tér-
mino de relación era Yahvé, sus bienes y promesas, su ley (cf. Is
57,19).
1 4 La paz, aplicada a Cristo, tiene sentido personal y eficien-
te. El concepto paulino de paz participa del sentido hebreo y del
griego, y por esto incluye la comunicación de bienes y la unión de
los pueblos. L a acción pacificadora de Cristo no es externa, sino
vital e interna, en cuanto que, por la incorporación a sí de judíos
y paganos, une vitalmente a los dos pueblos y les comunica sus
bienes. Nuestra: de judíos y de gentiles, de todos los cristianos,
cualquiera que sea su origen. La enemistad que existía entre gentiles
y paganos tenía su símbolo material en el muro (Soreg) que cerrabs
a los gentiles el paso hacia el santuario en el templo de Jerusalén
El muro intermedio de la valla es una misma cosa: la valla heche
de piedras que se interponía entre gentiles y judíos. El muro ma-
terial era símbolo del muro moral. Anulando: pertenece al v . 1 5 , \
con él se une el dativo instrumental en su carne, según el texto d(
Merk, aunque Bover refiere la misma frase en su carne a todo le
que precede del v.14. En su carne es una frase de sentido pasiona
y expiatorio, equivalente a la otra por medio de la cruz (v.16).
1 5 La ley de los mandamientos y preceptos: lit. «ley de los man
damientos en preceptos». L o s preceptos, δόγμασιν, eran aplicacio
nes y declaraciones de los mandamientos. Ambos genitivos expli
can y abarcan todo el ámbito de la ley, y ésta se refiere a toda 1
economía preevangélica, que ha quedado anulada por la muerte d
Cristo. La ley era el gran muro de división entre judíos y gentiles
Repetidas veces dirá Pablo que en Cristo no hay diferencias.
693 Efesios 2,22-3,1
16
los dos un solo hombre nuevo, haciendo paz, y reconciliar a entram-
bos con Dios en un solo cuerpo por medio de la cruz, acabando en
ella con la enemistad. 17 Y, cuando vino, evangelizó la paz a vosotros
los que estabais lejos, lo mismo que a los que estaban cerca, 18 porque
por él, en un mismo Espíritu, tenemos entrambos entrada para con
el Padre. 19 Así, pues, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que
sois conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,

1 6 L a obra de Cristo, la paz nuestra, ha consistido en unir a


los dos pueblos entre sí y con Dios. Los dos estaban necesitados
de esta paz y reconciliación con Dios. Esta unión y reconciliación
no ha sido externa, sino vital y real. Unidos judíos y gentiles en
Cristo, se ha formado un solo cuerpo, el cuerpo cristiano, que tiene
a Cristo por cabeza. El instrumento providencial ha sido la cruz,
es decir, la muerte expiatoria de Cristo.
1 7 Cuando vino: es una frase genérica que abarca todo el
misterio de Cristo, tanto en su historia como en su gloria; toda la
obra salvadora de Cristo, que de hecho empieza a cumplirse el día
de su resurrección. Evangelizó: no se debe reducir a la predicación
personal histórica de Jesús, sino a la que realiza por medio de sus
apóstoles y de toda la Iglesia. L a evangelización de los gentiles
pertenece más bien a este ciclo. La paz: debe tomarse en el sentido
complejo ya explicado: bienes mesiánicos, reconciliación con Dios,
unión de todos los hombres entre sí.
18 Este verso explica el aspecto fundamental de la paz evan-
gelizada por Cristo. Entrambos pueblos, judío y gentil. Entrada
para con el Padre: hasta que vino el evangelio vivíamos como sier-
vos (Gál 4,1 5‫)־‬. Después de la glorificación de Jesús, Dios envió
al Espíritu de su Hijo, que es el «Espíritu de filiación» (Rom 8,15).
Nótese la triple mención del Padre-Dios, del Hijo y del Espíritu.
L a oración litúrgica se dirige al Padre por medio del Hijo en unidad
con el Espíritu Santo.
En un mismo Espíritu: la preposición en tiene un sentido com-
piejo de ambiente y de influjo eficiente. El sentido eficiente se con-
firma por el hecho de que el Espíritu es la fuerza de Dios, la divi-
nidad operante. Si se compara este verso con el 22, parece cierto
que se trata del Espíritu como contradistinto de Cristo y del Padre.
Es el mismo Espíritu divino y personal que habla a los apóstoles
y profetas (3,5); distinto del Padre y del Hijo (3,16).
1 9 Extranjero, ξένοι, advena, es el que pertenece a otra nación
y dista más de nosotros; forasteros son los que no conviven con
nosotros en la misma ciudad o pueblo, aunque sean de la misma
nación: πάροικοι, que vive cerca, hospites (Vg). Para mayor énfasis
de la unión operada por Cristo emplea dos sustantivos, como en la
segunda parte emplea dos expresiones casi idénticas, pero que real-
zan el pensamiento. En la gramática hebrea es fácil expresar con
dos sustantivos o frases lo que nosotros expresamos con un super-
lativo. Santos son los cristianos, seres consagrados a Dios. La fa-
milia de Dios, o la casa de Dios, es la Iglesia, el nuevo Israel. Nótese
aquí en este verso cómo llama al conjunto de los fieles: ciudad de
Efesios 1 , 1 5 - 1 7 694
20
edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya
piedra angular es el propio Cristo Jesús, 21 en el cual todo el edificio
se ajusta en sus partes y crece, formando un templo santo en el Se-

santos, familia de Dios. En los v.20-22 empleará la metáfora del


edificio y templo de Dios. Siempre la misma unidad y relación con
Dios.
20 L a Vg puede favorecer la idea de que el fundamento es
sinónimo de piedra angular. Pero la construcción griega distingue
entre fundamento y piedra angular. L a piedra angular es Cristo,
y la frase ha cambiado de orientación y ha tomado la forma del
genitivo absoluto. Los profetas, unidos con apóstoles, pertenecen
al N T , según la mayoría de los modernos, aunque los antiguos los
referían al A T . En 3,5 y 4 , 1 1 se refieren ciertamente al N T .
Fundamento de los apóstoles y profetas: no se trata sólo de los
apóstoles, sino también de los profetas, grado inferior y que puede
no pertenecer a la jerarquía. Los profetas eran los que hablaban
inspirados por el Espíritu. Esta observación puede orientarnos en
el sentido que tiene fundamento, que sale en Rom 15,20 y 1 Cor 3 , 1 0
y no se refiere a la persona misma del Apóstol, sino a la doctrina
predicada y sobre la cual se cimenta la fe (1 Cor 3 , 1 1 ) ; el funda-
mentó puesto por Pablo es el mismo Cristo, donde se debe distin-
guir: la labor de Pablo, que ha puesto el fundamento; la labor de
los predicadores subsiguientes que sobreedifican; el fundamento
objetivamente considerado, que es Cristo y que no puede ser otro.
L o s apóstoles, pues, y profetas son fundamento, no personalmente,
en sí mismos considerados, sino funcionalmente, misionalmente,
como predicadores del evangelio, de Cristo. Ellos no son la piedra
sobre la cual descansa el edificio, sino los obreros que han colocado
la piedra. Piedra angular, ακρογωνιαίου, no es clave de bóveda,
piedra que cierra el edificio, sino una clase de fundamento, la
piedra angular, que es fundamento y sirve para unir dos laterales
del edificio 4 . El cambio de giro gramatical obedece a la idea par-
ticular que quiere expresar con esta nueva modalidad de funda-
mentó. El fundamento que han puesto los apóstoles y profetas es
Cristo, fundamento en general, pero luego acentúa un carácter
esencial de este fundamento: su influjo vital y unitivo.
2 1 Este verso desarrolla la idea comprendida en la metáfora
de la piedra angular. En el cual: Cristo, piedra angular. Por esto
la idea de edificio bien ajustado, bien ensamblado. Se trata de un
edificio vivo, que va creciendo. En el desarrollo intervienen los
apóstoles instrumentalmente. Templo santo: por la presencia de
Dios y porque en él se da culto y ofrecen sacrificios a Dios. En el
Señor: es frase redundante expresada ya al principio: en el cual
Cristo. L a imagen del templo coincide con la del cuerpo místico.
El templo está formado por los fieles, la iglesia en el Señor, unidos
todos en Cristo. Entra, pues, en el templo el propio Cristo, como
4
Cf. RechScRel 15 (1925) 532-4; S. LYONNET, De Christo summo angulari lapide sec. Eph
2,20. Lapis fastigii an lapis fundamenti?: V D 27 (1949) 74-83; J· MCKELVEY, Christ the Comer-
stone: N T S t 8 (1962) 352-59·
695 Efesios 2,22-3,1
22
ñor, en el cual también vosotros os incorporáis al edificio para
ser morada de Dios, en el Espíritu.
3 1 Por lo cual, yo, Pablo, el prisionero de Cristo Jesús por vos-

parte esencial y fundamental: el fundamento, la piedra angular,


que ha unido las dos paredes o muros de judíos y gentiles.
22 L a idea de que el nuevo templo de Dios es universal y
está formado también por los gentiles, es la que desarrolla en este
verso. En el cual: en el Señor, en Cristo. También, además de los
judíos, juntamente con ellos. Vosotros: los étnico-cristianos. Os in-
corporáis al edificio: lit. como traduce la Vg: coaedificamini, vais
creciendo juntamente con los judíos. El prefijo tiene importancia,
porque acentúa la unidad en la pluralidad: un mismo templo for-
mado por dos pueblos tan diversos como el gentil y el judío. Casa,
κατοικητήριον, lugar donde se habita; nos da el sentido propio
de templo ( = casa o morada de Dios). Se subraya, pues, la idea
fundamental de la metáfora: la presencia de Dios en el nuevo pueblo
cristiano. L a Shekina ha cambiado de lugar; del pueblo de Israel
antiguo ha pasado al nuevo Israel. En el Espíritu: antes había dicho
que el edificio se formaba en Cristo, en el Señor; ahora habla del
Espíritu, que debe de referirse al Espíritu Santo, que es el Espíritu
de Cristo, por quien actúa Cristo en la Iglesia y en los fieles. A u n -
que personalmente el Señor se distingue del Espíritu, no así en su
acción. El Espíritu se nos ha dado como otro Paráclito, como otro
Maestro de verdad, como la prolongación eficiente de Cristo. Y a
en el v.18 ha dicho que el Espíritu une a todos y nos presenta a
Dios.

C A P I T U L O 3

Misión del Apóstol. 3 , 1 - 1 3


Este párrafo es un ejemplo clásico de anacoluto. El hilo del
razonamiento, que se inicia en el v . i , se corta bruscamente, que es
10 que marcan los puntos suspensivos, para describir la elección
que Dios ha hecho de Pablo como evangelizador del misterio de
Cristo. L a construcción empezada no se reanudará hasta el v. 14.
Esta irregularidad estilística es una prueba de la autenticidad pau-
lina. Lleno de ideas grandes, todos los moldes gramaticales le re-
sultán estrechos para volcar lo que él siente 1 .
1 El verso empieza con una referencia a los beneficios conce-
didos a los gentiles: por lo cual; pero se corta su sentido, que no se
recoge hasta el v. 14: por lo cual doblo las rodillas... El prisionero:
es un título de honor que alude a su prisión romana, en la cual
escribe. De Cristo: genitivo de autor, por quien Pablo se gloría y
sufre. Por vosotros los gentiles: su prisión era debida al interés
mostrado siempre por los gentiles, lo cual le atrajo el escándalo y
1
Cf. B. BARUCKI, Paulus vinctus I. Ch.: V D 6 (1926) 342-49; 7 (1927) 20-23; J. MEHL-
MANN, Investigabilis (Rom 11,33; Eph 3,8): Β 40 (1959) 902-14·
Efesios 1,15-17 696
2
otros los gentiles... Ya que conocéis la economía de la gracia de
]Dios, que m e ha sido dada a favor de vosotros, 3 que m e fue comuni-
cado por revelación el misterio, según os he escrito brevemente,
4
por cuya lectura podéis conocer mi inteligencia en el misterio de
Cristo, 5 que en otras generaciones no fue dado a conocer a los hijos
de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles

la persecución de los judíos. A l final del tercer viaje fue hecho


prisionero en Jerusalén precisamente por el tumulto que promovie-
ron contra él los judíos venidos de la Diáspora, y que conocían
cuánto se interesaba por los gentiles.
2 Aquí empieza un largo inciso o paréntesis, que no se cierra
hasta el v . 1 3 . Ya que: Vg si tamen, pero el griego indica afirma-
ción, puesto que, dado que, siquidem. Conocéis: lit. «habéis oído»;
el conocimiento se debía a la predicación, conocéis por haberlo oído
de mí mismo. La economía (cf. 1,10): la realización, la historia del
plan salvador de Dios, la disposición histórica. De la gracia de
Dios: del apostolado, graciosamente concedido por Dios. Gracia
tiene sentido objetivo: es todo lo que Dios le ha dado en orden al
apostolado, que es una administración de los bienes y planes de
Dios. Que me ha sido dada: en griego en participio genitivo femeni-
no, que concierta con gracia. Gracia puede ser un genitivo epexe-
gético de economía, y ésta puede conservar el sentido clásico de
administración: la administración graciosa, el cargo de administrar
que me ha sido dado graciosamente por Dios. A favor de vosotros:
este inciso prueba que se trata de la gracia del apostolado particu-
lar de Pablo a favor de los gentiles.
3 Este verso empieza con un δτι explicativo de la gracia que
ha sido dada a Pablo; es como una descripción de todo lo que Dios
ha hecho por Pablo en orden a que sea el ecónomo divino del mis-
terio de Dios. Primeramente Dios le ha revelado el misterio, el plan
salvador de Dios sobre los judíos y gentiles en Cristo y por Cris-
to. Cf. Introducción, n.5.
4 Con sólo lo que ha escrito en la carta pueden los efesios
formarse una idea del conocimiento que Pablo tiene sobre el mis-
terio de Cristo. El plan de Dios tiene como centro a Cristo, la sal-
vación de todos los hombres en Cristo y por Cristo. El misterio
objetivamente es el propio Cristo, en el cual se engloban todos los
hombres y la voluntad salvífica de Dios. El genitivo es, pues, ob-
jetivo.
5 Que: se refiere al misterio; el relativo está en neutro. En
otras generaciones: en los tiempos que han precedido a la venida
del Mesías. Hijos de los hombres es un semitismo equivalente a
hombres. En el A T no aparece con igual claridad que ahora la
voluntad salvífica y universal. L o s gentiles parecía que quedaban
al margen de la providencia salvadora de Dios. Ahora se ve que
Dios ha querido formar un único pueblo escogido, sin distinción
de razas, sin distinción de judíos y gentiles. Santos apóstoles y profe-
tas: los dos sustantivos quedan bajo un mismo artículo, por la
estrecha relación que tienen entre sí. Son santos por virtud de su
697 Efesios 2,22-3,1
6
y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miem-
bros de un mismo cuerpo y juntamente partícipes de la promesa en
Cristo Jesús por medio del evangelio, 7 del cual he sido hecho minis-
tro, según el don de la gracia de Dios, que me ha sido dada según la
energía de su poder. 8 A mí, el más pequeño de todos los santos, m e
ha sido dada esta gracia, la de evangelizar a los gentiles la riqueza
insondable de Cristo, 9 y dar a conocer a todos cuál sea la economía

misión, consagrados a Dios de modo especial. El posesivo sus se


refiere a Cristo; Pablo se llama a sí mismo apóstol de Cristo; la
misión de los apóstoles y profetas era evangelizar, dar testimonio,
hablar de Cristo. Por el Espíritu: se refiere al Espíritu Santo como
causa de la revelación, mediante su acción iluminadora.
6 Este verso explica el contenido del misterio, ahora tan cía-
ramente revelado. Tienen especial fuerza las partículas o prefijos
que indican unión entre gentiles y judíos. En Cristo Jesús: la unión
de judíos y gentiles se verifica por la incorporación a Cristo: los
dos pueblos pasan a ser un mismo cuerpo bajo una misma cabeza,
que es Cristo. Por medio del Evangelio: instrumento providencial
por el cual se llega a la unión con Cristo. Evangelio tiene aquí un
sentido complejo de predicación apostólica y contenido evangélico
de la misma. Podía haber dicho también: por medio de la fe, con
un sentido igualmente complejo de predicación activa, aceptación
de la misma y contenido objetivo de lo que se oye y acepta.
7 Ministro: lit. «diácono o servidor». L a misión de Pablo es
la de servir a la causa del Evangelio. Según el don de la gracia: el
genitivo se puede considerar como epexegético del don, según el
don, que es gracia de Dios. Todo se ordena a subrayar la gratuidad
de la particular elección de Pablo. El participio pasivo en genitivo
concierta con gracia, a la cual le da un sentido objetivo. La energ a
de su poder: se refiere a la eficacia y éxito del apostolado de Pablo,
debido al poder de Dios. Esta frase final indica que el don o la
gracia dada a Pablo se considera en toda la línea apostólica desde
que es elegido: elección, conversión, preparación, predicación y
triunfos apostólicos.
8 El más pequeño: en 1 Cor 15,9 se compara con los apóstoles;
aquí, con todos los santos o cristianos. Esta gracia: don gracioso.
Evangelizar de hecho y con resultado. Riqueza insondable: de Cristo,
el genitivo indica el sujeto posesor y distribuidor de las riquezas.
Se refiere a los bienes contenidos en la persona y en la obra de
Cristo. Insondable, investigabiles (Vg), ininvestigabiles (Jerónimo). L a
traducción de San Jerónimo es sumamente literal, άνεξιχνίαστον,
a donde no se puede llegar. Riqueza incomprensible e inagotable.
9 Y dar a conocer se une con evangelizar. A todos: judíos y
gentiles. Wescott-Hort y Nestle omiten este adjetivo; lo retienen
Soden, Merk, Bover. La economía del misterio, dispensatio sacra-
mentí, es toda la realización del plan salvador de Dios, toda la
obra de la redención.
Que creó todas las cosas: este inciso tiene relación con el plan
salvador de Dios. Dios, como creador, ama a sus criaturas y no
Efesios 1,15-17 698
del misterio, escondido desde el origen de los siglos en Dios, que creó
todas las cosas, 10 a fin de que se dé a conocer ahora a los principa-
dos y a las potestades en los cielos, por medio de la Iglesia, la multi-
forme sabiduría de Dios, 11 según el plan eterno que ha realizado en
Cristo Jesús, Señor nuestro, 12 en el cual tenemos libre acceso con

quiere que perezcan; como Creador de todos, quiere que todos se


salven. Característica del misterio es la salvación de todos, la unión
de gentiles y judíos.
1 0 Ahora: se debe contraponer a los siglos anteriores, «desde
el origen de los siglos», en los cuales el misterio estuvo escondido.
Principados y potestades: son nombres simbólicos usados en la an-
gelología judía. L a diferencia de grados que pueda existir no es fácil
determinarla. Los errores que cundían entre los colosenses sobre
los ángeles parece que cundían también en Efeso: que los ángeles
habían participado en el hecho de la creación y ahora presidían
a su conservación. En los cielos: este inciso indica que se trata aquí
directamente de los ángeles buenos, pues los malos no habitan en
el cielo, sino en el aire. Por medio de la Iglesia: no sólo de la pre-
dicación, sino principalmente de la vida misma de la Iglesia, en la
cual se van salvando todos los hombres. L a Iglesia es concreta-
mente la obra del misterio de Cristo escondido en los siglos. Con
el conocimiento que los ángeles van adquiriendo de la Iglesia, arca
de salvación, van penetrando en la multiforme sabiduría de Dios,
la providencia salvadora de Dios, obra de su gran sabiduría y
poder. L a sabiduría de Dios no se debe concebir a la manera hu-
mana, en el plano de lo puramente intelectual, sino a la manera
bíblica, que es también fuerza y actividad divina. Esta sabiduría
divina se ha manifestado en diversas formas, según las diversas
etapas por donde se desarrolla y revela el misterio 2 .
1 1 El plan eterno, των αιώνων, saeculorum (Vg). El genitivo
generalmente se traduce con sentido de cualidad: eterno (Oltra-
mare, Dibelius, Scott, Masson, González Ruiz, Zedda, Bover).
Schlatter supone que se trata del designio de Dios referente a las
edades, o épocas diversas de la historia, que tienen su carácter
propio. Que ha realizado: el plan eterno de Dios se ha realizado
en el tiempo por Cristo y en Cristo, y en esta realización es como
lo van conociendo los ángeles, admirando la sabiduría y poder
de Dios.
1 2 En el cual: Cristo, Señor nuestro, en la unión con él.
Libre acceso, την ‫־‬τταρρησίαν και προσαγωγήν, fiduciam et accessum:
dos sustantivos bajo un mismo artículo, formando como un todo:
entrada libre; παρρησία tiene sentido de franqueza, libertad y fami-
liaridad con Dios. Con confianza: en el griego, dativo de causa.
V g in confidentia; el libre acceso proviene de la confianza que nos
da la fe en él, la fe en Cristo. Nótese que antes ha dicho que el
libre acceso lo tenemos en Cristo Jesús, Señor nuestro, y es que la fe

2 Cf. P. A- D'/\2Y, Les anges devant le Mystére de Γ Incarnation: BullLE (1948) 87-106,
699 Efesios 2,22-3,1
13
confianza por la fe en él. Por lo cual ruego que no decaigáis de
ánimo con motivo de las tribulaciones que por vosotros padezco; ellas
son vuestra gloria.
14
P o r lo cual doblo mis rodillas ante el Padre, 15 de quien toma

en él se toma en sentido vital, concreto, por la misma unión e in-


corporación a Cristo 3 .
1 3 Por lo cual: porque mis cadenas son fruto de mi aposto-
lado a favor vuestro, porque entran en el misterio salvador de
Dios, en su plan de salvar a todos los hombres, particularmente a
vosotros los gentiles, no debe desalentaros mi prisión. Dios ha que-
rido que los frutos de la redención se vayan obteniendo mediante
la pasión de sus apóstoles y profetas, unida a la pasión de su Hijo.
Son vuestra gloria: esta frase puede entenderse de dos maneras:
a) vuestra honra (asi Oltramare); b) son en orden a vuestra gloria
o salvación eterna (Masson, González Ruiz). Creo que el sentido
es complejo: podéis gloriaros de mis persecuciones y alegraros,
pues obedecen al plan salvador de Dios sobre vosotros.

Oración para q u e los fieles conozcan la caridad


de Cristo. 3 , 1 4 - 1 9

Pablo reanuda la construcción empezada en el v.i y pide a Dios


Padre que los fieles crezcan en su vida interior, mediante el cono-
cimiento profundo del misterio de la redención, del amor de Cristo 4 .
1 4 Por lo cual: la misma fórmula con que empieza el v . i ,
adonde nos remite después del largo inciso 2 - 1 3 . Doblo mis rodillas
es una frase para indicar que ora ardientemente. Los judíos oraban
de pie; en los momentos de más fervor hincaban las rodillas y se
postraban. Ante el Padre: ante el acatamiento de Dios Padre.
1 5 De quien toma su nombre: es un hebraísmo para expresar
la existencia. El nombre equivale a la realidad. Del Padre, como
del Creador del universo, tiene su origen y existencia toda familia
o clase de seres angélicos y humanos. Familia, πατριά, no es pater-
nidad o sentimiento paterno, sino estirpe, clan o familia. Sólo en
Dios Padre está el origen y el principio de unidad de todo lo que
existe. Si no hubiera un Padre en el cielo, no existiría ni la familia
angélica en el cielo ni la familia humana en la tierra. Insiste nueva-
mente en la unidad de todos los hombres bajo un común Creador
y en la razón de la voluntad salvífica universal de Dios, Creador
de todos. El griego πατριά se deriva de πάτηρ y es término clásico
equivalente a raza o tribu. En los L X X se aplica al grupo que des-
ciende de un común progenitor, más restringido que tribu y más
extenso que casa. De su gloria: de su bondad. Gloria es el mismo
ser de Dios suficiente y riquísimo. Corresponde al sentido objetivo
3
Cf. H. HOLSTEIN, La parresia dans le Ν. T.: BVieCh 53 (1963) 45-54; G. SCARPA
Parrhesia. Storia del termine e delle sue traduzioni in latino (Brescia 1964).
4
Cf. H. LÍESE, De interiore homine: V D 12 (1932) 257-63; F. OGARA, Scire... super-
eminentem scientiae caritatem Christi: V D 15 (1935) 260-70; L . CERFAUX, A genoux en presen-
ce de Dieu. La priére d'Ephésiens 3,14-16: BVieCh 10 (1955) 87-90; P. DACQUINO, Preghiera
di S. Paoloper la perseveranza dei suoi cristiam (Ef 3,14-21) : BibOr 5 (1963) 41-46.
Efesios 1,15-17 700
16
su nombre toda familia en los cielos y sobre la tierra, para que os
conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fuertemente corro-
borados por la acción de su Espíritu en el hombre interior, 17 que ha-
bite Cristo por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y
que tiene Kabod. Fuertemente corroborados, virtute corroboran: abla-
tivo adverbial o instrumental, ser fortificados con poder. Se trata
de una expresión superlativa, como nosotros traducimos.
En el hombre interior, in interiorem hominem: acusativo de di-
rección. L a acción del Espíritu Santo trabaja en el hombre interior,
que es lo que hay en nosotros de más noble y estable, ya natural y
anterior a la gracia (Rom 7,22), ya sobrenatural y posterior a la gracia
(2 Cor 4,16). Hombre interior se contrapone a hombre exterior, pero no
es sinónimo de hombre nuevo, espíritu, ni se contrapone a hombre
viejo, carne. L a terminología hombre interior, hombre exterior, refleja
las dos partes del ser humano, que nosotros llamamos superior,
inferior, la parte más alta (conciencia, razón, voluntad) y la más
baja (concupiscencia, fragilidad física). El Espíritu actúa en la zona
superior del hombre, fortaleciéndola contra las fuerzas de la carne
y de la muerte. L a fuerza del hombre superior repercute en el hom-
bre exterior también. Después de la acción de la gracia y del Espíritu,
el hombre interior pasa a ser el hombre nuevo.
17 Este verso explica concretamente en qué está el robustecí-
miento del hombre interior: en la habitación de Cristo en él. Cuando
el hombre acepta el Evangelio y empieza a creer en Cristo, empieza
también la habitación de Cristo en él. Pero esta presencia se hace
más firme con el desarrollo de la fe y la práctica de la vida cristiana.
La fe hay que tomarla en su sentido complejo y vital, que implica
el amor y entrega a Cristo, la unión vital con él. En todo esto hay
grados. Pablo pide el aumento y desarrollo de esta vida en Cristo.
En vuestros corazones: el corazón es sede de la vida superior del
hombre. El Evangelio de Cristo entra y permanece en el corazón,
como la semilla en el seno de la tierra. Á7raigados y cimentados son
dos participios de perfecto en nominativo, que se unen con el sujeto
del v.18 e indican ya un estado empezado y logrado (Ecumenio,
Masson, González Ruiz). En el amor: lit. «en amor», sin artículo,
porque es tema bien determinado. 'Αγάπη incluye el amor de Dios al
hombre, en cuanto salvador (1,4); el amor de Cristo a la humanidad,
concretamente a la Iglesia (5,2.25). Por la fe nos unimos a este
amor; la Iglesia es la sociedad del amor. Por esto «anda en el amor»
(5,2), «en Cristo» (Col 2,6). Arraigados y cimentados en la caridad
es equivalente a «arraigados y edificados en El» (Col 2,7). Las dos
metáforas arraigados (mundo vegetal), cimentados (mundo artificial)
expresan el clima en que vive el cristiano, el medio vital en que vive
y se desarrolla. Este medio vital se ha llamado fundamento, piedra
angular, en 2,21-22. La caridad en la doctrina de Pablo es algo divino
que se ha difundido en el creyente por obra del Espíritu Santo
(Rom 5,5), que ha venido a nosotros juntamente con la gracia y el
don del Espíritu (2 Cor 13,13). La caridad, sin dejar de ser algo
creado y permanente en el cristiano, se une estrechamente a Dios
701 Efesios 2,22-3,1
18
cimentados en la caridad, podáis comprender, con todos los santos,
cuál es la anchura y largura, altura y profundidad, 19 y conocer la

Padre, a Cristo y al Espíritu. Por esto, vivir en la candad es vivir


en Dios, en Cristo y en el Espíritu. Viviendo en la caridad, vivimos
de Cristo y de su savia, y, porque vivimos en Cristo, vivimos en la
caridad. L a frase, pues, indica la estrecha unión con el principio
vital del cristiano, la activa participación del sarmiento en la vida
de la vid.
18 El fruto que Pablo espera de la estrecha y vital unión
en la caridad es el de comprender; καταλαβέσθαι se refiere al cono-
cimiento sobrenatural, en contraposición con el simple conocí-
miento natural de la gnósis (v.19). Este conocimiento sobrenatural,
como don de Dios, fruto de la vida en la caridad, en Cristo, en el
Espíritu, va al profundo del misterio y es común a todos los santos
o cristianos. La anchura y largura, altura y profundidad: los cuatro
sustantivos expresan la medida completa de un objeto, que aquí
queda indeterminado, y dependen de un mismo y único artículo.
No se trata de cada medida en particular, pues las cuatro expresan
un todo, una totalidad integral, mirada bajo sus cuatro dimensiones.
¿Cuál es este todo? a) Se puede razonablemente referir al misterio,
de que ha hablado antes; b) o a la caridad de Cristo, de cuyo cono-
cimiento se habla en el v.19, Y Q u e s e u n e estrechamente con el
misterio; c) Dupont, González Ruiz, refieren las cuatro dimen-
siones al edificio común que forman judíos y étnico-cristianos, y
que son de hecho el misterio de Cristo en concreto, la realización
en el tiempo y en la historia del plan salvador de Dios en Cristo
y por Cristo, y en cuya contemplación los ángeles van conociendo la
admirable sabiduría de Dios. En el tejiiplo o edificio cristiano, que es
la Iglesia, se dan las cuatro dimensiones, y en él se pueden distin-
guir, como concreción viviente del misterio y de la obra de la re-
dención, tanto el plan misterioso y salvador de Dios Padre como
la obra de amor y redentora de Cristo. Las tres explicaciones di-
fieren apenas en lo real y objetivo. L a tercera, c), incluye las dos
primeras y satisface mejor a todo el contexto de la carta en que se
habla de templo, de edificio, y aquí inmediatamente de las cuatro
dimensiones.
19 Y conocer, scire etiam, yvcovaí τε, que se traduciría literal-
mente al latín: scireque. Se trata de un conocimiento idéntico al
anterior por el acto y por el objeto. U n conocimiento que es una
explicitación del anterior. L a caridad de Cristo: la caridad que
Cristo tiene al Padre y a los hombres y que está en la base de todo
el misterio y edificio cristiano. Sobrepasa el conocimiento: la caridad
de Cristo, como objeto de conocimiento, queda por encima del
conocimiento natural, de las fuerzas humanas. Por esto pide Pablo
que Dios ilumine a los fieles y que éstos crezcan en Cristo. Super-
eminentem scientiae, que supera a la ciencia (dat.). ¿Adonde tiende
el conocimiento sobrenatural del amor de Cristo? A la perfección
y plenitud de los fieles: a fin de que os llenéis: así en absoluto, sin
Efesios 1 , 1 5 - 1 7 702
caridad de Cristo, que sobrepasa el conocimiento, a fin de que os
llenéis en orden a todo el pleroma de Dios.
20
A Aquel que, según el poder que ejerce en nosotros, puede
obrar por encima de todo y más de cuanto podemos pedir o pensar,
21
a El la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generacio-
nes del siglo de los siglos. Amén.

ablativo determinante, expresa plenitud absoluta, plena madurez,


término ideal del desarrollo y crecimiento del cristiano. Este término
ideal del cristiano es el pleroma de Dios o Cristo, que es todo el
pleroma de Dios (cf. 1,23).
Ante todo hay que admitir como cierto hoy día que pleroma
tiene sentido pasivo, indicando estado, posesión, perfección adqui-
rida. L a dificultad todavía puede provenir de si tiene sentido
genérico o especial y técnico. Hoy los modernos, con Dupont,
prefieren el sentido técnico. E n el sentido genérico, pleroma sería
una mera explicación de la frase anterior, a fin de que os llenéis,
impleamini. Para que os llenéis de toda la plenitud de Dios, todos
los dones y perfecciones que Dios da. Dupont demuestra cómo
pleroma es un término técnico, propio de las dos cartas de Efesios y
Colosenses, tomado de la filosofía estoica. En Pablo existen dos
expresiones similares: pleroma de Dios y pleroma de Cristo. El pleroma
de Dios es Cristo mismo, en quien está toda la plenitud de la divini-
dad, en quien Dios se vuelca plenamente para llenarlo plenamente.
E n este sentido, Cristo es la imagen perfecta de Dios. Por otro lado,
la Iglesia es el pleroma de Cristo, porque en ella se vuelca Cristo para
llenarla plenamente. En este sentido, la Iglesia es la imagen real y
perfecta de Cristo. Por esto en ella se puede conocer la infinita y
variada sabiduría de Dios. Si Cristo es el templo de Dios, la casa
que llena plenamente la gloria de Dios, la Iglesia, es el templo de
Cristo, en cuanto que en ella habita toda la gloria de Cristo. L a
oración de Pablo por los fieles y por la Iglesia es para que cada día
se llenen más de esa gloria de Cristo, para que lleguen a dar toda
la medida de la grandeza y gloria del pleroma de Dios, a saber, del
propio Cristo. Es muy interesante para comprender este pensa-
miento 4 , 1 2 - 1 3 , donde Pablo anhela la unidad de la fe, el conocí-
miento del Hijo de Dios, que los cristianos lleguen a ser varón
perfecto hasta dar la medida de la edad-talla de Cristo pleroma 5.

D o x o l o g í a final. 3,20-21

L a exposición del misterio de Cristo termina con esta doxología


solemne, que se dirige al Padre y expresa, al mismo tiempo, e.
motivo de la confianza que Pablo tiene de que Dios ha de realizai
su plan de salvación, contenido en el misterio, y de que ha de OÍJ
su súplica a favor de los fieles. El poder de Dios está expresado cor
frases muy ponderativas, pero que responden a la realidad. El pode3
de Dios está por encima de todo, es decir, que no tiene frontera: *
5
Cf. J. DUPONT, Gnosis p.419-27.453-76.491-92. Más bibliografía en 1,15-23 n.9.
703 Efesios 2,22-3,1

^ 1 ‫ ׳‬Os ruego, pues, yo, el prisionero en el Señor, que viváis una


vida digna de la vocación a que habéis sido llamados, 2 con toda hu*
y está también por encima de cuanto podemos pedir o pensar. Es una
manera concreta de decir que el poder de Dios es infinito. L a medida
de este poder ya la tenemos en lo que hasta ahora ha obrado en nos-
otros. Los principios cristianos han sido obra del poder inmenso de
Dios y prueban lo que Dios puede y quiere hacer todavía en nos-
otros. Este v.20 prueba de un modo práctico la idea paulina de la
necesidad de la gracia en la vida cristiana desde sus comienzos hasta
el final. En la Iglesia y en Cristo son dos expresiones hasta cierto
punto equivalentes; entrambas juntas designan el Cristo místico,
cuya cabeza es Jesús y cuyo cuerpo es la Iglesia. E n este cuerpo,
semejante a un templo, es glorificado Dios (cf. 3,1 o).

CAPITULO 4

L a u n i d a d cristiana. 4,1-6
E n este capítulo tenemos la parte moral de la carta. Empieza
rogando a los fieles que vivan conforme a la grandeza de la vocación
cristiana. L a exhortación a la unidad del espíritu le hace prorrumpir
en un panegírico de la misma unidad cristiana y los motivos en que
se funda 1 .
1 Os ruego: παρακαλώ, puede tener el sentido de exhortar o
rogar. Fundamenta la fuerza de su ruego y exhortación en su cali-
dad de prisionero en el Señor por causa de Cristo y unido a Cristo
(cf. 3,1). Que viváis una vida: lit. «que caminéis». La vocación:
της κλήσεως, acto de llamar, tiene en el trasfondo bíblico la miqrá
qodesh (Ex 12,16), que se refiere a la convocación del pueblo por
Moisés. Los L X X traducen ordinariamente por κλητή áyía, refirién-
dose a la convocación o asamblea litúrgica de los días festivos.
Pablo aplica la frase a los cristianos, que llama «convocados santos»,
κλητοίς άγίοις (Rom 1,7; 1 Cor 1,2), cuyo equivalente es también
la Iglesia de Dios. L a κλήσις es una convocación, un llamamiento o
invitación de Dios a formar parte de la εκκλησία. Pablo ruega que
los cristianos se esfuercen por vivir dignamente, según el plan del
llamamiento de Dios, que nos ha convocado para formar el nuevo
pueblo santo. Las virtudes que exige este llamamiento divino son
principalmente las virtudes sociales, que unen a los miembros para
formar un solo pueblo, el pueblo santo de los hijos de Dios.
2 Aquí tenemos indicadas cuatro virtudes sociales: la humildad,
la mansedumbre, la longanimidad o paciencia y el mutuo conlle-
varsc en las debilidades propias, todas ellas fundadas en la caridad,
1
C f . H . L Í E S E , In vinculo pacis: V D 1 3 ( 1 9 3 3 ) 2 8 9 - 9 4 ; F . OGARA: V D 15 (1935) 2 9 2 - 3 0 1 ;
J . K R O O N : V D 1 ( 1 9 2 1 ) 5 4 - 5 7 ; S . DE A U S E J O , La unidad de fe en Ef 4,5-13• ΧΙΠ SBEsp (1953)
!55-194; J· PRADO, La Iglesia del futuro según S. Pablo: EstB 22 (1963) 255-302; La Iglesia
cuerpo de Cristo (p.283-91); I. LA POTTERIE, Jésus et la vérité d'aprés Eph 4,¡: StPCongr II
( 1 9 6 3 ) 4 5 - 5 7 ; W . E . MOORE, One Baptisme: N T S t 10 (1964) 504-16,
Efesios 1,15-17 704
mildad y mansedumbre, con longanimidad, sufridiéndoos los unos
a los otros con caridad, 3 esforzándoos por conservar la unidad del
espíritu, con el vínculo de la paz. 4 U n solo cuerpo y un solo espíritu,
como es también una la esperanza de la vocación con que habéis
sido llamados. 5 U n solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; 6 un
solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.

que es el medio vital donde crece todo el ser cristiano. Con caridad:
lit. «en caridad», que indica el medio vital en que crecen las virtudes
y el influjo de la caridad en todo.
3 Este verso nos da la expresión céntrica y dominante. La
unidad del espíritu no es simplemente la unidad espiritual, de pensa-
miento y voluntad. Pneuma no suele tener este sentido, y en el v.4
se habla de un solo Espíritu. Se trata, pues, del Espíritu Santo
como principio de la unidad eclesiástica y cristiana, creador de la
Iglesia (Prat, Padovani, Abbott, Huby, Masson, González Ruiz).
L a unidad existe desde los principios, como obra del Espíritu. L a
exhortación se dirige a que la conserven por medio del vínculo
de la paz. E l lazo de unión es la paz con sentido de unión. L a paz
que Cristo ha traído, haciendo de dos pueblos uno (2,17). Aunque
paz tiene aquí un matiz prevalentemente helénico f uniónJ, no está
desposeída del sentido bíblico (bienes mesiánicos), pues la unión
de los dos pueblos en uno nuevo es para participar de los bienes
mesiánicos. El genitivo de la paz explica y determina el vínculo, que
consiste en la paz (gen. epexegético).
4 Los motivos de la unidad cristiana son que hay un solo
cuerpo, que es la Iglesia, y que está en la raíz del ser cristiano.
Cuerpo expresa pluralidad en la unidad, pluralidad de muchos miem-
bros bajo un principio unificador y vital. E n una inscripción de
Cirene se menciona «el cuerpo de los griegos». L a unidad interior
y vital proviene del Espíritu: un solo Espíritu, Santo, que, como el
alma, vivifica en el plano sobrenatural al cuerpo cristiano. Una
la esperanza, con sentido objetivo, el término o promesa adonde
se dirige el llamamiento divino, la posesión de la herencia (1,14).
Vocación con que habéis sido llamados: es una frase redundante,
que expresa el acto divino (vocación con que...) y el sujeto paciente
de la misma (habéis sido llamados). Aunque se trata del llamamiento
al cristianismo, pero se expresa el término último y final hacia donde
camina el cristiano, que es la posesión de la esperanza o herencia.
L o s cristianos todos caminan hacia un mismo y único fin o meta.
5 E n este verso se describe el ingreso en el cristianismo, que
se distingue también por su unidad. El cristiano que abraza el
cristianismo se entrega a un solo Señor, que es Cristo, con un mismo
y único acto de fe, una sola fe, en el Señor, en Cristo, a quien se
reconoce por Señor. L a fe-amor es la que vivifica, la que une vital-
mente a Cristo. Un solo bautismo, no tanto por el rito cuanto por
su sentido. El bautismo es la señal exterior de la fe en Cristo, es
la entrega a Cristo.
6 L a confesión de fe en Cristo Señor introduce al creyente en
el seno de la familia de Dios, que es uno. Dios Padre es uno y autor
45
Efesios 2,22-3,1
7
A cada uno de nosotros ha sido dada la gracia según la medida
del don de Cristo. 8 Por esto dice: «Cuando subió a la altura, llevó
de toda la salvación en Cristo. Un solo Dios es la frase básica de la
fe judía, repetida todos los días en el Shema y que recibe inmediata-
mente su cualificación cristiana: Padre; Dios es el Padre ( 1 , 3 . 1 7 ;
3,14) de todos: puede referirse, así en masculino, a todos los ere-
yentes, aunque el griego admite el sentido neutro: Padre de todo.
El contexto aquí exige el masculino, porque Dios Padre es presentado
como principio último de la unidad de los creyentes. Dios Padre
está sobre todos, porque todos se someten a su autoridad soberana;
por todos: Dios Padre actúa por medio de todos δια πάντων y está
en todos presente por medio de su Espíritu. Vosté explica los tres
adjetivos en sentido neutro: sobre todo, por todo y en todo.
En 4,4-6 tenemos un texto trinitario (Bover, Huby, Prat, Zedda),
pues se mencionan el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

D i s t r i b u c i ó n de los ministerios y c a r i s m a s para la f o r m a c i ó n


del c u e r p o místico de Cristo. 4,7-16
El estilo de esta sección es esencialmente difícil, muy propio
del pensamiento denso de Pablo. L a idea dominante es clara:
Cristo, que en su vida histórica escogió a los Doce como columnas
de su Iglesia, sigue señalando a unos y otros para diversos oficios
en la Iglesia, siempre con el mismo fin: la edificación y consumación
del cuerpo místico 2 .
7 Masson observa que este verso se interpreta por la mayoría
de la gracia gratis data, como una alusión a variedad de carismas
en la unidad del cuerpo de Cristo. González Ruiz acepta el sentido
que propone Masson: se trata de la gracia que salva por medio de
la fe (2,8). El sujeto es universal: a cada uno de nosotros, cada uno
de los fieles, y no sólo los carismáticos. Gracia designa en toda la
epístola la interior de cada uno. Reteniendo como principal este
sentido interno y vital de la gracia, no se puede excluir el otro
carismático, que se presenta en Actos como fruto y prueba exterior
de la justificación interior, y que Pablo menciona en los v . 1 1 - 1 2 .
Según la medida del don: la gracia-don no se da a todos por igual,
sino según medida que Cristo determina: δωρεά en el N T designa
siempre el don que Dios o Cristo da, con sentido objetivo. Ha sido
dada: en aoristo, como hecho histórico, que nos lleva al bautismo,
donde cada creyente recibe su propia gracia personal, y que en mu-
chos casos se revela en carismas subsiguientes. Esta gracia personal
no es con detrimento del bien común y de la unidad de la Iglesia,
sino para bien de todos.
8 L a prueba de esta afirmación está en Sal 67,19 ( L X X ) , que
Pablo aplica a Cristo para explicar cómo puede distribuir sus
dones desde el cielo. Dice: la Escritura. Se puede traducir en forma
indeterminada: se dice en la Escritura. L a cita reproduce libremente
2
J. CAMBIER, La signification christologique d'Eph 4,7-10; N T S t 9 (1962-3) 262-275.

S.Escritura: NT 2 23
Efesios 1,15-17 706
9
consigo cautivos y repartió dones a los hombres». ¿Por qué dice
«subió» sino porque bajó primero a las partes inferiores de la tierra?
10
El mismo que bajó es el que subió por encima de todos los cielos
para llenarlo todo. 11 El mismo es quien constituyó apóstoles a unos;
a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores,
el salmo 67, según la traducción griega de los L X X . Pablo ha cam-
biado tú has cogido, tú has recibido, por εδωκεν,, él ha dado, idea
que interesaba en el caso. El sujeto activo es Cristo. Estos dones a
favor de los hombres estaban condicionados a su ascensión y glori-
ficación (Jn 16,7). Llevó consigo cautivos: lit. «hizo prisioneros,
hizo cautividad». Probablemente se refiere: a) a los hombres redi-
midos que entraron con él en el cielo, o b) a los espíritus diabólicos
derrotados. Ambas explicaciones se encuentran en los Padres. El
inciso sirve para indicar el triunfo de Cristo y cómo con su victoria
se ha constituido en estado de poder repartir dones a los hombres.
910 ‫־‬ La citación del salmo le interesa a Pablo por dos verb
subió, dio. Su raciocinio es el siguiente: subió supone que ha estado
antes en la tierra. Pues bien, este que ha vivido en la tierra es Cristo.
Este mismo, y no otro, es el que ahora está en el cielo y de quien
dice la Escritura que da dones a los hombres. Las partes inferiores
de la tierra :a) la tierra en contraste con el cielo; b) otros se atienen
a su sentido obvio y piensan en los lugares subterráneos, en el
infierno; el descenso a los infiernos es una frase para indicar la
realidad de la muerte de Cristo. Para llenarlo todo: con esta frase
indica la universalidad de la distribución de todos los dones refe-
rentes a la salvación. E n 1,20-22 presenta la exaltación de Cristo
como un dominio sobre todo 10 creado, 10 cual coincide con esta
idea de llenarlo todo. Esta plerosis universal coincide con la juris-
dicción universal, en el plano de la redención y de lo sobrenatural,
que el Padre ha concedido a Cristo al hacerlo el Kyrios de todo.
1 1 Entre las cosas que Cristo ha determinado como Kyrios
está la determinación de los apóstoles, profetas, evangelistas, pastores
y doctores. N o se trata aquí de carismas, sino de ministerios, aunque
estos ministerios pueden connotar un carisma correspondiente. L a
distribución no es exhaustiva. Refleja la Iglesia docente primitiva.
El apostolado es el primero de los ministerios. Los apóstoles están
para predicar el Evangelio. Se distinguen de los otros predicadores
por cuanto han sido enviados por el propio Cristo resucitado en
persona, pasando a ser sus auténticos representantes, destinados a
echar el fundamento de la Iglesia (2,20). Son los verdaderos funda-
dores de la Iglesia. Los profetas se unen estrechamente con los
apóstoles a causa de la parte que han tenido en la fundación de la
Iglesia (cf. 2,20). El profeta habla bajo la acción del Espíritu
(1 Cor 14,30s; A p 21,6). Los evangelistas desempeñan un papel
importante en la primitiva Iglesia, como continuadores de la pre-
dicación del Evangelio y prolongación de los apóstoles. E n 1 Cor 12,
28 están en lugar de los doctores, que difícilmente se distinguen de
los pastores. Adviértase cómo los dos van unidos por el mismo
artículo. En Act 20,28, apacentar es la función propia del obispo,
707 Efesios 2,22-3,1
12
organizando así los santos para el ministerio, para la edificación
del cuerpo de Cristo, 13 hasta que lleguemos todos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios y seamos el hombre perfecto,
que realiza la medida de madurez propia del pleróma de Cristo,

llamado presbítero en el v . 1 7 , 1 0 mismo que en 1 Pe 5,2. Los pastores


cuidan de la comunidad como de un rebaño. Los doctores enseñan.
Los dos cargos se unen fácilmente en una misma persona. Los
apóstoles, profetas y evangelistas se relacionan más con la funda-
ción y nacimiento de la Iglesia; los doctores y pastores son de todos
los tiempos.
1 2 Organizando: lit. «para la organización», τον καταρτισμών,
poner en su estado propio, instituir. El verbo es frecuente, pero el
sustantivo, rarísimo en el griego profano, se encuentra solamente
en este paso del N T . L a idea de ordenación, organización, es la
que mejor cuadra a todo el contexto (Oltramare, Scott, Benoit,
González Ruiz). Los santos son los cristianos. Para el ministerio:
lit. «para obra de ministerio o diaconado». El genitivo se puede con-
siderar como epexegético, que da expresa la idea fundamental.
Todo se dirige para servir a la comunidad. Es decir, apóstoles,
profetas, evangelistas, pastores y doctores son para servir a la Iglesia.
Para la edificación del cuerpo de Cristo: esta segunda proposición
final determina el blanco de todo ministerio en la Iglesia, que se
considera como un cuerpo que crece o es edificado. Nótese la fusión
de las dos metáforas: cuerpo, edificio, donde se combinan las dos
imágenes de la iglesia casa de Dios y cuerpo de Cristo (1,23; 3,19).
Pablo no piensa aquí en iglesias particulares, en casas o cuerpos
particulares, sino en la Iglesia universal, una en el espacio y en el
tiempo.
13 Todos: οί πάντες, todos y cada uno. La unidad de la fe: a la
posesión del contenido vital de la fe, como indica la frase siguiente:
conocimiento del hijo de Dios, έπίγνωσις dice más que γνώσις, agnitio
o confessio. Se trata de un conocimiento profundo, que puede
coincidir con el conocimiento mismo de la fe, que debe ir creciendo.
No es sólo conocimiento teórico, sino vital, que se injerta y traduce
en la vida. Hijo de Dios es genitivo objetivo, que se refiere a la fe
y al conocimiento. Tanto fe como conocimiento llevan su artículo
propio, y por esto no se les debe considerar como sinónimos. Hijo
de Dios es título poco frecuente en Pablo; es objeto de la fe y confe-
sión cristiana. El hombre perfecto, τέλειον: aunque el singular favo-
rece más el sentido personal e individual que el colectivo y en el
v.14 se contrapone al estado de niños; por el v . 1 2 , que habla del
cuerpo de Cristo, se puede identificar, con todo, el cuerpo cristiano,
cuya cabeza es Cristo. L a frase va en acusativo final, como término
del apostolado y ministerio. Que realiza la medida de madurez:
εις μέτρον ηλικίας, in mensuram aetatis, también en acusativo final
explicativo del varón perfecto: ηλικία puede significar edad o estatura-
talla. Hemos traducido por madurez, porque la frase explica en qué
consiste el hombre perfecto: en alcanzar la medida de perfección
Efesios 1,15-17 708
14
y no seamos ya niños fluctuantes, llevados acá y allá por cualquier
viento de enseñanza fundada en los‫״‬engaños de los hombres y en la

y madurez del pleroma de Cristo, que puede ser: a) el propio Cristo,


cabeza de la Iglesia y de cada uno de sus fieles; o b) la misma Iglesia,
a cuyo desarrollo contribuye cada uno de los cristianos. Hay motivos
para ambas explicaciones. El genitivo de Cristo puede ser puramente
explicativo (epexegético) del pleroma y así identificarse con él.
L a frase podría entenderse así: hasta alcanzar la medida de la ma-
durez del pleroma, que es Cristo. Cristo es el pleroma de Dios, y
el cristiano incorporado a Cristo debe tender hasta proporcionarse,
como miembro, a la perfección de la cabeza. Esta explicación se
armoniza mejor con el contexto, es buena por su idea y se explica
bien gramaticalmente. Es la explicación de Vosté, Masson, Benoit,
Knabenbauer, Bover, Huby, Prat, J . Schmid, Zedda.... En esta
explicación, Cristo es sujeto y fuente de perfección, como lo es la
de la vida.
L a explicación b) refiere el pleroma a la Iglesia, como en 1,23.
Así Médebielle, Leahy, González Ruiz. Contra esta explicación
pregunta Abbott: ¿Cómo podemos todos nosotros llegar a la ma-
durez de la Iglesia? Si el pleroma de Cristo es la Iglesia, hay que
reconocer con Benoit que el hombre perfecto debe tener un sentido
colectivo, que abarca el Cristo total, compuesto del Cristo individual,
que es su cabeza (4,15; 1,22; Col 1,18), y de todos los cristianos,
que son sus miembros (4,16; 5,30). Este ser colectivo debe crecer
en número y en santidad hasta el término que le ha fijado el plan
divino, y que será su plena y perfecta madurez. De hecho en el v.12
se habla «de la edificación del cuerpo de Cristo», como fin de todo
ministerio eclesiástico. Los individuos entran como miembros de
todo el cuerpo. En esta tercera explicación, «el pleroma de Cristo»
es todo el cuerpo cristiano, la Iglesia, cuerpo de Cristo. El genitivo
de Cristo puede ser epexegético, si se toma en sentido místico y
colectivo; pero más bien es subjetivo y activo: el pleroma de Cristo
cabeza, que ejerce su actividad capital en todo el cuerpo y en cada
uno de sus miembros.
14 En este verso expone negativamente el blanco del minis-
terio. A la madurez espiritual del cuerpo de Cristo se opone la
infancia espiritual de sus miembros: νήπιοι se opone aquí a τέλειοι,
como en 1 Cor 2,6; 3,1. La infancia espiritual aquí reviste un sentido
peyorativo de imperfección, que queda bien descrita por el adjetivo
fluctuantes, objeto que es juguete de las olas, y las frases siguientes,
en las cuales la metáfora se va concretando al orden espiritual.
Viento de doctrina: el viento sustituye a la ola. L a imagen evoca
la inconsistencia de las enseñanzas particulares, expuestas a con-
tinuos cambios, en oposición a la solidez de la doctrina de la Iglesia,
fundada sobre la revelación y el magisterio jerárquico: της διδασκαλίας
tiene sentido activo, y en su acepción específicamente bíblica se
usa en singular y se refiere a la revelación. Nótese el artículo deter-
minante.
709 Efesios 2,22-3,1
15
astucia metódica del error, sino que, viviendo sinceramente en la
caridad, corramos por todos los modos hacia aquel que es la Ca-
16
beza, Cristo, de quien todo el cuerpo recibe trabazón y cohesión
por toda clase de contactos que lo alimentan y activan según la capa-
cidad de cada parte, creciendo hasta coronar el edificio en el amor.

Estos vientos doctrinales vienen de los hombres y son errores,


que tratan de introducirse con astucia. Fundada en los engaños de
los hombres: lit. «por medio de la astucia de los hombres». Kubeia
es juego aleatorio, fraudulento, engañoso; πανουργία es toda clase
de arte, astucia; μεθοδείαν es método, plan. Lit. la frase sería: y en
el arte para el método del error.
15 En este verso empieza la exhortación a la perfección de
cada uno de los miembros apoyados en la unión con Cristo, cabeza
activa de todo el cuerpo. Viviendo sinceramente: άληθεύοντες, obrar
en verdad, sinceramente, según las normas de la verdad. Se opone
a la astucia y malas artes de los sembradores del error. El cristiano
es el hombre que mira a la luz. El verbo, etimológicamente, es decir,
la verdad; aquí el contexto exige un sentido práctico y vital: vivir
sinceramente, según verdad. En la caridad: lo unimos inmediata-
mente con el participio que le precede, y que expresa la condición
en la cual el cristiano debe crecer. Así Dibelius, Schlatter, Scott,
Masson. Algunos unen este dativo con el verbo principal: corramos.
Se trata de un dativo que indica el ambiente vital en que vive y
se desarrolla el cristiano. L a caridad tiene aquí sentido de principio
vital, la que ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu
de' Cristo (Rom 5,5). Corramos: lit. «crezcamos». Por todos los
modos: en griego acusativo de relación, ta panta, en todo sentido y
respecto 3 .
16 En este verso describe el influjo de Cristo-Cabeza en el
cuerpo de la Iglesia. L a idea es clara, aunque la construcción es
dura y muy torturada. Es muy parecido a Col 2,19, que es de cons-
trucción más fácil. L a idea principal es que todo el cuerpo toma de
Cristo-Cabeza toda la vida o savia que le hace crecer. El primer
efecto de la cabeza es el de mantener unidos todos los miembros:
recibe trabazón y unión. Por toda clase de contactos es un comple-
mentó que indica el medio por el cual la Cabeza influye continua-
mente sobre el cuerpo. Contacto: lit. «juntura, nexo». Según la
capacidad de cada parte: lit. «según la medida de cada parte o de
cada uno». Quiere significar que la acción de la cabeza se acomoda
a la misión o función que en el cuerpo debe desempeñar cada
miembro y a la gracia que se le ha dado. Parte puede tomarse como
sinónimo de miembro. De esta manera, el propio cuerpo de la
Iglesia obra su desarrollo. Creciendo hasta coronar el edificio: el
sujeto de esta frase está al principio del verso; «todo el cuerpo»
es el que crece hasta hacerse perfecto o coronar el edificio. Pablo
usa dos metáforas: la del crecimiento y desarrollo, tomada del
3
Cf. P. GALTIER, Xotre croissance dans le Christ: RevAsMyst 31 (1955) 3-27; Lum 4
0 9 5 5 ) 271-73.
Efesios 1,15-17 710
17
Yo, pues, os digo y amonesto en el Señor que no viváis ya vos-
otros como viven los gentiles, en la vanidad de su mente 18 y en las
tinieblas de su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por la

mundo vegetal y animal, y la de la construcción o edificio, propia


del mundo artificial. Literalmente el texto griego dice así: «(todo el
cuerpo) obra el crecimiento del cuerpo hacia la edificación de sí
mismo». En el amor tiene el mismo sentido que en el v . 1 5 , pues
expresa el medio vital, el clima espiritual en que crece la planta,
la caridad, que se nos ha dado con el Espíritu Santo.

E l hombre viejo y el hombre nuevo. 4,17-32


Empieza la exhortación con una comparación entre la conducta
de los gentiles y la que debe regir en los cristianos. L a inmoralidad
de los gentiles tiene su base en la perversión del criterio moral (v.19).
L a pureza del cristiano, en el criterio de la verdad, que es Cristo
(v.21). Existe dentro de nosotros un principio de mal y de bien:
el hombre viejo (v.22) y el hombre nuevo, que es creación nueva de
Dios (v.24). Nuevo ser y nuevos criterios están en la base de toda
la santidad cristiana 4 .
17 La exhortación a la vida moral se hace con toda solem-
nidad. Amonesto: μαρτύρομαι puede significar conjurar, poner a
Dios por testigo. Aquí tiene el sentido de una exhortación y de-
claración solemne. En el Señor: confiere a la exhortación de Pablo
la autoridad de las palabras pronunciadas en la obediencia a Cristo,
a quien se han sometido todos los creyentes. Vosotros tiene un
énfasis, por oposición a los paganos. La vanidad puede significar
lo que no reporta ninguna ventaja o tener un sentido bíblico, de
impiedad, maldad y pecado. Mente, vous, designa ordinariamente
en San Pablo no tanto la inteligencia cuanto el juicio, la conciencia
con que nos damos cuenta de nuestros actos, distinguiendo entre
el bien y el mal. D e aquí la importancia capital que tiene la renova-
ción del juicio o criterio moral (Rom 12,2). El criterio moral de
los paganos es irremediablemente vano, porque no conduce a nada
útil, dado 10 torcido de su norma.
18 Con dos proposiciones participiales nos describe la miseria
moral de los paganos. En cuanto a su entendimiento, su juicio o
manera de pensar, viven en tinieblas, y así están en un estado de
alejamiento de Dios. El gran tesoro que posee el cristiano es la
participación sobrenatural de la vida de Dios. El pagano, por el
contrario, está excluido de este tesoro. Dos principios o causas
producen esta miseria del pagano: la ignorancia, agnoia. Se trata de
la ignorancia religiosa, de Dios, que no es tanto intelectual y teó-
rica cuanto práctica: es la resistencia a conocer a Dios en la reve-
lación y a darle el honor y el culto que le corresponde (Rom 1 , 2 1 .
25.28). El endurecimiento del corazón les hace cada vez más incapa-
ees de hecho para conocer y servir a Dios.
4
B. REY, L'homme nouveau d'aprés S. Paul: RevScPhTh 48 (1964) 603-629.
711 Efesios 2 , 2 2 - 3 , 1
ignorancia que hay en ellos y el endurecimiento de su corazón. 19 Como
han perdido la sensibilidad del pecado, se han entregado al libertinaje,
para practicar toda clase de impureza en manos de la avaricia. 20 Mas
vosotros no habéis aprendido así de Cristo, 21 puesto que de él habéis
oído hablar y en él habéis sido adoctrinados conforme a la verdad
que hay en Jesús, 22 a saber, que, en cuanto a vuestra anterior vida,
seáis despojados del hombre viejo, que se corrompe por la seducción
1 9 L a causa de la inmoralidad de los paganos está en su in-
sensibilidad moral. El relativo oitines tiene cierto sentido causal,
que refleja nuestra traducción. Han perdido la sensibilidad del pe-
cado: άπηλγηκότες es un hapax en el N T = ser insensible. Aquí,
en el campo de lo moral. L a variante απηλπικότες de los mss. D
(G) 257 lat. sy p Ir l a t = desperantes (Vg), es error de lectura. Se
han entregado: aquí se ve más clara la responsabilidad humana.
En R o m 1,24.26 dice que Dios los ha entregado. Libertinaje: τη
άσελγεία, lascivia, lujuria desenfrenada. Toda clase de impureza:
ακαθαρσίας tiene sentido general, todo lo que mancha, inmundo.
Como luego dice, no sólo se trata de lo sexual, sino también de la
avaricia; εν πλεονεξία, avaricia, deseo de tener más 5 . El dativo
puede indicar cierta causalidad e influjo.
20 Ahora pasa a los lectores cristianos, que se diferencian esen-
cialmente de los paganos por el conocimiento que tienen de Cristo
y de su revelación. Habéis aprendido de Cristo lit. «habéis apren-
dido a Cristo», frase densa que incluye el conocimiento sobre Cristo
personal y sobre todo el mundo religioso y moral, según lo concibe
Cristo.
2 1 Este verso explica y desarrolla el sentido del anterior. Pues-
to que, ει γε: si quidem mejor que si tamen de la Vg. El acento de
este verso recae sobre el pronombre autos, repetido dos veces y
aplicado a Cristo. Pablo les ha hablado de Cristo, y en Cristo han
sido adoctrinados. Conforme a la verdad que hay en Jesús: esta frase
declara el aspecto real y concreto de la predicación y de la cate-
quesis cristiana, centrada toda ella en la persona histórica de Je-
sús (Knabenbauer). El mesianismo de Pablo y toda la moral que
predica se centra en Jesús, personaje histórico y bien definido en
sus hechos y doctrina.
22 Ahora determina la consecuencia moral y práctica que se
desprende del conocimiento de Cristo. Las exigencias morales que
impone la fe en Jesús como Mesías y Salvador. L a vida santa tiene
relación con el hombre nuevo (v.24) y se opone al hombre viejo.
Estos dos términos se inspiran en el simbolismo del bautismo, que
sensibiliza, al mismo tiempo que la causa, nuestra resurrección es-
piritual, a imitación y en virtud de la resurrección de Cristo
(Rom 6 , 3 - 1 1 ) . El bautismo, con su doble rito de inmersión y emer-
sión, representa y reproduce la muerte y la resurrección de Cristo
en la muerte mística y resurrección espiritual del cristiano. E n el
bautismo muere el hombre viejo y renace el hombre nuevo. E l
hombre nuevo es la nueva creación de la gracia, hecha a seme-
5
C f . RIGAUX, I Tes'2,5.
Efesios 4,23 712
23
de las concupiscencias, para ser renovados por el Espíritu en vues-

janza del nuevo Adán, Cristo glorificado. El hombre viejo es el


hombre de pecado y de muerte, hecho a imagen del primer Adán,
pecador. El hombre viejo es el hombre en cuanto sometido al pe-
cado, despojado de la justicia, de la integridad y de la inmortalidad.
En el bautismo nace el hombre nuevo al liberarnos del pecado por
la gracia, pero sigue la concupiscencia, que trae su origen del pe-
cado y lleva al pecado. L a liberación sucesiva de los efectos del
pecado es liberación del hombre viejo y fortificación del hombre
nuevo. Y esto es lo que Pablo quiere para los cristianos, que fun-
damentalmente son ya hombres nuevos y están liberados del viejo.
Abstenerse de las obras malas, que predominaban en la vida an-
terior al bautismo, es irse liberando del hombre viejo, que se co-
rrompe, φθειρόμενον, participio de presente medio pasivo. Tiene
por sujeto al hombre viejo, el cual somos nosotros mismos en
cuanto sometidos al pecado y a sus efectos. Y en la medida que
nos dejamos influenciar de él, nos arruinamos. L a exhortación es
a no seguir las inclinaciones del hombre viejo pecador, porque esto
es para nuestra propia destrucción. E l sentido de la corrupción es
amplio: corrupción moral en el tiempo y, como fruto de la misma,
condenación o corrupción definitiva en la eternidad. Tiene un sen-
tido similar al que tiene la palabra muerte en Pablo. El principio
agente y destructor del hombre viejo está indicado por la última
frase.
La seducción de las concupiscencias: lit. «las concupiscencias del
error». El genitivo της απάτης puede expresar cualidad (Haupt,
Schlatter). Como si dijera: por las concupiscencias falsas y erróneas.
D e hecho, las pasiones oscurecen la inteligencia y, sobre todo, la
voluntad. Error debe tomarse en el sentido bíblico, que afecta más
al modo moral del vivir que al modo intelectual del pensar. Otros
autores (Abbott, Masson) consideran el genitivo como sujeto, y
explican así: las concupiscencias que excita el error o seducción
del pecado. Error se encuentra también en Col 2,8 y 2 T e s 2,10,
y significa no tanto error cuanto engaño, seducción, ilusión. Aquí
parece que se contrapone a la verdad del v.24. E n la koiné puede
también significar delectación.
23 Aquí empieza el aspecto positivo de la vida cristiana. Para
despojarse del hombre viejo es preciso vestirse del nuevo. L a no-
vedad afecta de una manera especial a la mente, sensus (cf. Rom 12,2).
Ser renovados: le hemos dado sentido pasivo al infinitivo, porque
la renovación es fundamentalmente obra del Espíritu y no tanto
del hombre, renovarse (sentido medio); τω πνεύματι του νοός υμών:
lit. «por el espíritu de vuestra mente». Frase ambigua, que puede
tener dos explicaciones, según que espíritu sea increado (Haupt,
Schlatter, Masson, González Ruiz) o creado (Abbott, Médebielle,
Bover) y tenga sentido activo agente o pasivo y de relación. Nos-
otros en la traducción lo consideramos como dativo agente y 10
referimos al Espíritu Santo, que es quien nos renueva por su ac-
713 Efesios 4,24
24
tra mente [y revestidos del hombre nuevo, que ha sido creado,

ción misteriosa en nosotros. En Efesios, pneuma no se refiere al


espíritu interior del hombre, aunque sea el sobrenatural. L a re-
novación del cristiano es obra fundamentalmente de Dios y de su
espíritu. El genitivo ύμών afecta solamente a la mente. El genitivo
του voos,, en esta explicación, se puede también considerar como
genitivo de posesión, como sujeto donde mora el Espíritu activo
de Dios. Nous es todo el hombre interior y superior: inteligencia,
voluntad, conciencia, que es el campo principal donde opera el
Espíritu Santo. Esta explicación no es totalmente cierta, porque
pneuma puede designar, a veces, la misma parte íntima del hombre
y ser sinónimo de vous. Así explican Jerónimo, Agustín, Estío,
Ewald: «Renovaos en vuestro espíritu y en vuestros pensamientos».
L o ordinario es que pneuma tenga sentido sobrenatural (increado o
creado). Se puede referir al propio hombre, en cuanto obra bajo
el impulso del Espíritu divino. Médebielle explica así: «Renovaos
por el espíritu de vuestra inteligencia, por lo sobrenatural de vues-
tros pensamientos, afectos, deseos, de toda la actividad intelectual
y moral del alma». Nos parece más aceptable nuestra explicación:
«Dejaos renovar por el Espíritu de Cristo, que es también el Espí-
ritu de vuestra mente». Esta parece ser la exegesis de los Padres
griegos 6 .
Pneuma nunca pierde su color primitivo de soplo, aire... E n
los hijos de la rebeldía actúa un pneuma o soplo producido por la
instalación del demonio en ellos. Igualmente, en los regenerados se
instala, y muy concretamente en su vous, en la sede del sentido
moral, el pneuma santo, que va soplando desde allí y dirigiendo el
caminar del hombre pneumático. Quizá San Pablo utilice, como
fondo de expresión, el v.30 del salmo 103: «Enviarás tu soplo y
serán creadas, y renovarás la faz de la tierra» .‫י‬
24 Este verso tiene su paralelismo con el v.23. E l h o m b r e
nuevo corresponde al cristiano «renovado por el Espíritu en su
mente», en su vous, en lo más íntimo de su ser. Así como el hom-
bre viejo es el hombre pecador y caído, donde no está ni actúa el
Espíritu de Dios; así el hombre nuevo es el mismo hombre santi-
ficado, donde está el Espíritu de Dios actuando. Con toda razón
se llama este hombre nuevo, porque es fruto de la acción del Espí-
ritu de Dios, una auténtica segunda creación. Si la primera crea-
ción natural fue obra de Dios y a imagen de Dios, con mucha más
razón este nuevo hombre, obra de una nueva creación sobrenatural,
se dice que es a «imagen de Dios» = según Dios; κατά Θεόν se
explica generalmente en este sentido. L a imagen de Dios que re-
produce este nuevo hombre sobrenatural es la de la justicia y san-
tidad, los dos grandes atributos bíblicos de Dios. La santidad hu-
mana consiste en dar a Dios lo que le corresponde, en el espíritu
de religiosidad y piedad, όσιότητι. Tanto la justicia como la san-
6
E l CRISÓSTOMO: M G 62,95-96; TEOFILACTO: M G 124,1093; ECUMENIO: 118, 1228.
7
G O N Z Á L E Z R . , in h . l .
Efesios 1,15-17 714
25
según Dios, en la justicia y santidad de la verdad. Por lo cual, dejada
la mentira, que cada uno hable verdad con su prójimo, pues somos
miembros los unos de los otros. 2 6 Si os enojáis, no pequéis; que el
sol no se ponga sobre vuestra ira, 27 ni deis ocasión al diablo. 28 El que
robaba, que ya no robe, antes que trabaje, de manera que tenga
para dar al que tiene necesidad y hacer el bien con sus propias manos.
29
No salga de vuestra boca palabra alguna mala, sino siempre buena,

tidad proceden de la Verdad. L a verdad se identifica con la fe, con


el evangelio, con el cristianismo, y son fruto suyo. También se
podía explicar este genitivo de una manera semita y traducir: la
justicia y la santidad verdadera.
25 Aquí empieza una lista concreta de algunos vicios y vir-
tudes que el hombre cristiano-nuevo debe evitar o practicar. El
cristiano no debe mentir, sino que debe hablar la verdad a su pró-
jimo. El precepto había sido dado al hombre judío y estaba en la
misma ley natural. Pablo lo corrobora ahora con un motivo sobre-
natural nuevo, que se toma de la fraternidad cristiana sobrenatural.
Todos los cristianos somos miembros de un mismo cuerpo. L a
mentira rompe la unidad del cuerpo místico.
26 Si os enojáis: lit. «enojaos», imperativo con sentido con-
dicional o concesivo, tomado directamente de Sal 4,5, según los L X X .
El precepto de Pablo no afecta tanto a la ira cuanto al modo. N o
manda que el cristiano se enfade, sino que, en el caso de ira justa,
no pequemos. E n el v.31 prohibe toda ira, es decir, la que procede
de la pasión y del desorden, que es la más ordinaria.
Que el sol no se ponga...: es frase proverbial (Dt 21,23; 2 4 , 1 3 . 1 5 )
que se puede tomar a la letra y figuradamente para indicar una re-
conciliación pronta. Sobue vuestra ira: παροργισμφ sustantivo de
los L X X . Indica, más que la pasión y el acto de la ira, la causa.
El verbo significa provocar a la ira. L a causa de la ira debe re-
moverse cuanto antes.
27 Este verso se une inmediatamente con el 26 y explica por
qué conviene quitar la causa del enojo lo antes posible: para que
no se aproveche el diablo y logre faltas mayores. El diablo: esta
palabra vuelve a salir en 6 , 1 1 . En los demás casos, Pablo lo llama
Satanás. Dar ocasión: parece un latinismo; lit. «dar lugar».
28 Continúa la antítesis entre el hombre viejo y el nuevo. El
hombre viejo robaba; el nuevo debe trabajar no tanto para vivir él
cuanto para hacer la caridad. Como el instrumento principal del ^
robar antiguo eran las manos, ahora estas manos se convierten en
instrumento de caridad. Nótese la elevación de miras de Pablo:
quiere que el cristiano trabaje para hacer bien a los que están en
necesidad. Esto se llama perfección. Dar y hacer el bien son dos
frases que se corresponden y explican mutuamente. Nótese tam-
bién hasta dónde quiere Pablo que llegue el espíritu de caridad y
de limosna. Deben repartir, no precisamente los ricos y sobrados,
sino los mismos trabajadores, que necesitan de sus manos para
trabajar y ganar.
29 Si el V.28 regula el trabajo de las manos, éste regula el
715 Efesios 2,22-3,1

para la oportuna edificación, para hacer bien a los oyentes. 30 No en-


tristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual habéis sido sellados
para el día de la redención. 31 Toda amargura, ira, indignación, cía-
mor, maledicencia, debe desaparecer de vosotros con cualquier clase
de malicia. 32 Sed, por el contrario, benignos unos con otros, miseri-
cordiosos, y perdonaos mutuamente, como Dios os ha perdonado
en Cristo.
trabajo de la lengua, que, como las manos, no se ha de emplear
en hacer el mal, sino en hacer el bien. Palabra mala: el adjetivo
se aplica al fruto malo o inútil, al podrido; a los peces malos. En
este contexto no se aplica precisamente a la palabra ociosa o mera-
mente inútil, sino a la que perjudica y va contra la caridad. Para
hacer bien...: explica la frase anterior de la oportuna edificación.
Ίνα δω χάριν puede significar hacer un favor o mostrar la gratitud.
Aquí, por el contexto, es preferible el primer sentido. El bien que
se puede hacer con la palabra es inmenso.
30 El Espíritu Santo habita en los corazones de los cristianos,
es Espíritu de caridad (Rom 15,30), que se alegra con el bien y se
entristece con el mal (1 T e s 4,8). L a motivación de la moral paulina
se remonta siempre a los principios fundamentales de la fe y de lo
sobrenatural. Todos los cristianos poseen el Espíritu Santo, como
sello de su especial pertenencia a Dios (cf. 1 , 1 3 - 1 4 ) . El día de la
redención es concretamente el día escatológico, en que Dios recono‫־‬
cerá a los suyos y rechazará a los extraños. Si en la redención de
Israel, al salir de Egipto, el sello distintivo fue la sangre del cordero,
ahora el sello es el mismo Espíritu de Dios.
3 1 En este verso tenemos los pecados internos del corazón. La
amargura se opone a la mansedumbre y al espíritu de comprensión
y fraternal avenencia. Pablo recomienda que los maridos amen a
sus mujeres y no sean amargos con ellas (Col 3,19). Ira: el movi-
miento rápido y fugaz. Indignación: movimiento lento en el brotar
y constante o duradero en el perseverar. Así es como distinguen
estos dos actos los clásicos. Clamor: aquel que brota de la ira o
indignación y que fácilmente deriva en palabras injuriosas ( = ma-
ledicencía). Malicia: malevolencia o deseo e intención de hacer
mal. Pablo va describiendo concretamente los actos propios del
hombre viejo y los que deben distinguir al hombre nuevo. Los vicios
son los actos del hombre viejo; las nuevas virtudes, los del hombre
nuevo.
32 En este verso tenemos las virtudes contrarias a los vicios
del hombre viejo. La benignidad se opone a la amargura. La mise-
ricordia y el perdón se oponen a la ira, a la indignación y a la male-
volencia. A la exhortación moral acompaña siempre su motiva-
ción sobrenatural.
Efesios 5,25-27 716

15‫־‬Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos queridos, 2 y ca-


minad en caridad, como Cristo, que os amó y se entregó a Dios por

CAPITULO 5

E n este capítulo continúa la exhortación moral empezada en


el 4. Empieza por una exhortación general a la imitación de Dios,
caminando por el camino del amor (1-2); sigue previniendo contra
la impureza (3-7) y las obras de las tinieblas (8-14). L a sabiduría
cristiana huye del vino y practica la vida de oración y alabanzas
divinas (15-20). Hasta aquí llegan los preceptos morales de tipo
universal. Ahora empieza la moral que pudiéramos llamar profe-
sional: las obligaciones de las mujeres casadas (21-24), de los ma-
ridos (25-33).

L a caridad. 5,1-2

1 L a conjunción con que empieza este verso lo presenta como


una síntesis de lo que precede. L a vida moral y santa del cristiano
es concebida como una imitación de Dios. Los hijos reproducen
los rasgos del padre. Los cristianos son hijos queridos de Dios y,
por lo mismo, deben esforzarse en reproducir la manera propia de
ser que tiene Dios. Queridos: τέκνα αγαπητά. Este término se apli-
ca especialmente al primogénito y al unigénito, especialmente amado
por el padre.
2 Dios es amor, y el cristiano debe imitar a Dios en el amor.
E l amor que aquí se recomienda, como generalmente en el N T , es
el del prójimo. Caminad: en sentido bíblico es lo mismo que vivir.
El ideal del amor ahora se concreta en Cristo. Antes ha dicho que
imitemos a Dios, y ahora que imitemos a Cristo. Esta alternancia
de Dios y de Cristo prueba cuán arraigada estaba la fe de Pablo
en la divinidad de Cristo. Cristo ha mostrado su amor entregándose
por nosotros. L a entrega ha sido a favor de los hombres, υπέρ.
Pero, como ha sido una entrega de oblación y sacrificio, se ha hecho
a Dios Padre, a quien se ofrecían todos los sacrificios. Pero esta
entrega no ha sido como tantas oblaciones, que no agradaban a
Dios por razón de la mala disposición de los oferentes. Esta entrega
de Cristo ha sido agradable y acepta. Esto es 10 que significan los
dos genitivos calificativos: de fragancia y suavidad. Es la misma ex-
presión con que se califica el sacrificio que Noé ofreció a Dios
después del diluvio. Estas palabras están tomadas de E z 20,41.
Oblación y sacrificio: dos términos para abarcar toda clase de sacri-
ficios, tanto incruentos como cruentos. Oblación puede referirse
más bien a los dones incruentos. Sacrificio, θυσίαν, en los L X X
traduce indiferentemente el hebr. minhah y sebach, sacrificio in-
cruento y cruento. El sacrificio de Cristo fue realmente cruento,
equivalente al de todos los sacrificios de la antigua ley.
717 Efesios 2,22-3,1

nosotros en oblación y sacrificio de fragancia y suavidad. 3 La forni-


cación, que ni se nombre entre vosotros, y cualquier impureza o
avaricia, como conviene a santos. 4 Lo mismo que la torpeza, la ne-
cedad o ligereza en el hablar, cosas que no están bien. En su lugar
dad gracias. 5 Pues sabed esto bien: que ningún fornicario o impuro
o avaro, que es como idólatra, tendrá parte en el reino de Dios y de
Cristo. 6 Que nadie os seduzca con razonamientos vanos, porque a
causa de esas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de la rebeldía.
7
No tengáis parte con ellos. 8 Porque fuisteis un tiempo tinieblas y

L a fornicación. 5,3-7
3 La fornicación: todo placer ilícito contra el sexto mandamien-
to, incluido el mismo adulterio. Toda impureza: término muy ge-
neral, que en el contexto 'inmediato puede relacionarse con la
materia sexual. Avaricia, πλεονεξία: San Jerónimo le dio un sentido
sexual, conforme con el contexto inmediatamente anterior: deseo
de gozar más y más (cf. 1 T e s 4,6). Los modernos generalmente
(Lightfoot, Robinson, Knabenbauer, Vosté, Zorell, Bover...) lo ex-
plican en el sentido de avaricia o codicia de poseer más y más. Las
riquezas son fuente de toda clase de placeres. Y así lo debe haber
visto Pablo. Ni se nombren: propiamente se refiere a la expresión,
a la pronunciación, que no se hable. Expresión hiperbólica, que
acentúa la recomendación. Cabe también un sentido bíblico de rea-
lidad: que no se den, que no existan. L a exhortación está motivada
en el ser mismo del cristiano, que está llamado a la santidad, a la
consagración y unión con Dios.
4 La torpeza: todo lo que es vergonzoso. Sin embargo, por
todo el contexto se ve que aquí trata de las conversaciones malas,
vacías o ligeras. El cristiano no debe manchar sus labios con malas
palabras, pues está consagrado a Dios. Por eso, sus labios han de
dedicarse a la alabanza y bendición de Dios.
5 L a motivación en este verso se remonta al castigo eterno de
los que obran mal. Conviene notar dos cosas: a) Cómo el reino de
Dios coincide con el reino de Cristo. El castigo del pecador con-
siste en la privación o separación de Dios y de Cristo, b) Los pe-
cados de lujuria y avaricia son una auténtica idolatría o servicio a
los ídolos.
6-7 En estos dos versos relaciona al cristiano pecador con los
infieles (hijos de la rebeldía). El cristiano que convive con los in-
fieles puede ser atraído por ellos a sus maneras de vivir, y si los
imita en los pecados, participará de su misma suerte de condenación.
La ira de Dios: el castigo divino. Se pone la causa por el efecto.
L a unión con los infieles en este mundo traerá la unión con ellos
también en el infierno.
Efesios 5,25-27 718
9
ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y el fruto
de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. 10 Distinguid lo
que agrada al Señor 11 y no participéis en las obras infructuosas de las
tinieblas, sino más bien condenadlas. 12 Porque las cosas que ellos
hacen ocultamente, es vergonzoso aun decirlas; 13 y al ser condena-
das, se revelan por la luz cuales son, y todo lo que es revelado es luz.

L a s obras de las tinieblas. 5,8-14


L a idea de que el pecado es tinieblas, y la virtud luz, es muy
propia de J n y aparece en Pablo ya desde el principio (cf. 1 T e s 5,4-8;
Rom 1 3 , 1 2 - 1 4 ) .
8 Un tiempo: antes de bautizarse. Ahora: en el cristianismo.
En el Señor: unidos a Cristo por la fe y el bautismo. Flp 2 , 1 5 dice
que los cristianos lucen como estrellas en el mundo, teniendo en
sus manos la antorcha «de la palabra de la vida». Caminad: vivid.
Hijos de la luz: hebraísmo para indicar la relación del cristiano con
la luz. L a luz es Cristo y su palabra 1 .
9 Como el cristiano se identifica con la misma luz, debe dar
los frutos propios de la luz. Los que dio Cristo. La bondad es una
cualidad que hace al hombre bueno consigo y con los demás. La
justicia en este contexto se identifica con la rectitud moral, el cum-
plimiento de la ley de Dios, según la concepción bíblica y judía.
Verdad puede tener un sentido más estrictamente cristiano, ya que
puede estar en lugar de Cristo y de su evangelio. Los tres sustantivos
sirven para expresar la imagen total del cristiano perfecto, o luz.
1 0 Distinguid: no sólo con el entendimiento, sino también con
la voluntad y las obras; δοκιμάζοντες, investigar para escoger, bus-
car y aprobar. El Señor es Cristo, que en el cristianismo se ha hecho
norma del vivir santo. Su voluntad es lo equivalente a la voluntad
de Yahvé en el A T .
1 1 Las tinieblas son todos los infieles a Cristo, ya sean genti-
les o judíos rebeldes. El cristiano no debe imitar las obras de los
infieles, sino que debe condenarlas, έλέγχετε, demostrar que son
malas, convencerlas de pecado y de que son dignas de castigo.
N o parece que se trate de un simple revelar o manifestar el desor-
den de las obras de los infieles, sino que hay un matiz especial de
reprobación, de condenación (Masson).
1 2 En este verso se evoca la perversión sexual de los paganos,
como se describe en Rom 1,24-28. El hecho de que tales obras no
puedan salir a la luz sin vergüenza, prueba cuán desordenadas son.
1 3 De las dos partes de que consta este verso, la.primera es
más clara y se une con el v . 1 2 . Cuando el cristiano, que es luz,
condena las obras de los gentiles, pone de manifiesto la naturaleza
mala de la conducta pagana. L a luz tiene, pues, un sentido concreto:
el cristiano mismo, que es luz desde que posee el evangelio. Todo
lo que es revelado es luz: este pensamiento es más oscuro. Se alude
al confusionismo moral del paganismo, que llegó a canonizar o di-
1
H. LÍESE, Filii lucis, non iam tenebrarum (Eph. 5,1-9): V D 12 (1932) 33-38.
719 Efesios 2,22-3,1
14
Por esto se dice: «Despierta tú que duermes y levántate de entre
los muertos, y sobre ti lucirá Cristo». 15 Así, pues, mirad bien cómo
camináis; que no sea como insensatos, sino como sabios, 16 que apro-
vinizar los mismos vicios. El principio del bien o de la luz está en
la conciencia recta. El cristianismo, con su criterio y su vida, em-
pieza ya a iluminar el mismo mundo de las tinieblas, con el mero
hecho de decir que aquello es malo.
1 4 Es posible que este verso sea parte de un himno que se
podía cantar en la liturgia del bautismo. L a frase con que se in-
troduce: por esto se dice, en impersonal, es la propia con que se
citan las palabras de Dios en la Escritura. Y a Jeremías dice que
estas palabras no se encuentran en ninguna parte de la Escritura,
y que Pablo puede haber hablado por su cuenta al estilo de los
profetas. Teodoreto habla ya de un salmo de la primitiva Iglesia,
sentencia que abrazan Wescott, Soden, Murray, Dibelius, Masson,
González Ruiz. El sentido es: «Los que dejan las tinieblas del pe-
cado, serán iluminados por Cristo». El futuro es la lectura más
segura y tiene sentido de ley general. Y a desde Justino es consi-
derado el bautismo como una iluminación. Estas palabras pueden
haberse inspirado en Is 60,1. El sentido es muy parecido al de
1 T e s 5,4-8.

L a sabiduría cristiana. 5,15-20

1 5 L a sabiduría en San Pablo está dentro siempre del marco


de la salvación. E s una sabiduría esencialmente religiosa y moral,
como ocurre en los libros sapienciales. El sabio es el hombre que
adora a Dios y cumple sus mandamientos; insensato es todo hom-
bre impío y pecador.
16 La sabiduría cristiana consiste en abrazar y vivir el evan-
gelio de Cristo, y así es como se aprovecha el tiempo presente.
Que aprovechan: εξαγοραζόμενοι, en media, aprovechar para sí,
compro para mí; si se mantiene el valor del prefijo, que en la koiné
suele perderse, se puede decir que se trata de una compra cstu-
diada, después de diligente examen. Esto coincide con el adverbio
άκριβώς del v . 1 5 . El tiempo: καιρός, designa el tiempo mesiánico
o cristiano actual en todo su conjunto, que para cada hombre se
concreta al espacio de su existencia. Aquí tiene un sentido largo,
que abarca toda la vida del cristiano. Dentro de este καιρός ge-
neral hay momentos especialmente aptos, ocasiones propicias para
obrar bien. Los días designan el mismo tiempo presente en sentido
material y puramente humano; pero, como expresa el adjetivo ma-
los, tiene un sentido peyorativo: el‫ ׳‬tiempo presente es obra del
diablo y de los malos. Podía traducirse también por su equivalente
mundo. Por tanto, el tiempo presente, el eón actual, puede tener
dos aspectos: como cristiano o mesiánico tiene relación con el
tiempo o eón futuro, donde reina Cristo y reinarán los cristianos;
como malo, donde domina el diablo y el pecado, se opone tanto al
tiempo cristiano como al eón futuro del reino de Dios y de Cristo.
Efesios 1,15-17 720
17
vechan el tiempo, porque los días son malos. Por eso no seáis in-
sensatos, sino conoced bien cuál es la voluntad del Señor, 18 «y no os
embriaguéis con vino», en el cual está el libertinaje, sino llenaos del
Espíritu. 19 Cantad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspira-
dos. Cantad y celebrad al Señor de todo vuestro corazón. 20 Siempre
y en toda ocasión dad gracias a Dios Padre en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo.
21
Someteos los unos a los otros por respeto a Cristo. 2 2 Las muje-

El siglo presente está aquí concebido como una sucesión de días


malos, porque en ellos domina el pecado y la acción de los malos.
1 7 Ante los peligros que tienen los cristianos mientras viven
en un siglo malo, precisan de mucha sabiduría, que se esfuerza por
conocer y practicar la voluntad del Señor Jesús.
El consejo de no embriagarse con vino está dado con palabras
de los Prov 2 3 , 3 1 , según los L X X . Puede responder a una circuns-
tancia particular y real de los fieles. Sirve también como de con-
traste para la embriaguez espiritual, propia del cristiano. El vino
nuestro, que da calor y entusiasmo, es el Espíritu. Recuérdese cómo
en el día de Pentecostés la plenitud del Espíritu fue interpretada
en los apóstoles como efecto del vino. El libertinaje: Vg luxuria;
άσωτία no se refiere al vicio concreto de la carne, sino a un modo
general de vivir libremente. El Espíritu: la Vg ha añadido con ra-
zón el adjetivo santo, porque se refiere de hecho al Espíritu divino.
19-20 E n estos versos tenemos descrita la liturgia de las pri-
mitivas asambleas cristianas, fruto de la acción del Espíritu Santo.
Es lo que Plinio (Ep.96) escribía a Trajano: en determinados días,
antes de que amanezca, se reúnen para cantar himnos a Cristo,
como a Dios. Los salmos dicen relación a los instrumentos de
cuerda con que iban acompañados; los himnos son composiciones
que celebran las grandezas de Dios; los cánticos dicen relación a la
voz. Aquí todo se dirige al Señor, a Cristo. Y todo sale del corazón,
como obra que es del Espíritu Santo. El canto exterior se inspira
en el canto interior del amor y de la fe. Nótese cómo estos cantos
se llaman inspirados, porque vienen movidos por el Espíritu Santo,
que es quien da vida y valor a nuestras oraciones vocales. Siempre
y en toda ocasión: en todo tiempo y con motivo de todos los dones
o gracias. En el nombre: en unión con la persona de Cristo y por medio
de él. Esta práctica de orar en Cristo y por Cristo es la que ha se-
guido la liturgia, que dirige sus oraciones al Padre por medio del
Señor Jesucristo.

Sujeción de las m u j e r e s a los m a r i d o s . 5,21-24

2 1 Este verso expone el tema general de toda la sección que


ahora empieza y va a tratar de las relaciones familiares. Por respeto
a Cristo: indica el motivo que debe vivificar las relaciones entre
los diversos miembros de la familia cristiana. Respeto: lit. «temor»;
pero el temor en la Escritura es el respeto, reverencia y servicio
de Dios.
721 Efesios 2,22-3,1
23
res se sometan a sus maridos como al Señor. Porque el marido es
cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia, el salvador de
24
todo el cuerpo. Pues bien, la Iglesia se somete a Cristo; las mujeres
deben, de la misma manera, someterse también a sus maridos.
22 En este verso tenemos el sujeto particular de la exhortación:
las mujeres; y el motivo formal de la sujeción, que vuelve a repetir-
se. El respeto y sujeción al marido ha de ser sobrenatural, como al
propio Cristo.
23 El marido es con respecto a su mujer lo que es Cristo con
respecto a todo el cuerpo cristiano: cabeza. Este término en Pablo
tiene un sentido más amplio que entre nosotros. Cristo es cabeza
de la Iglesia en el mismo sentido que es tronco o vid de los sar-
mientos: principio de unidad y vida. Pablo establece cierta pro-
porción entre Cristo y su Iglesia y el marido y su mujer. E n la
familia cristiana, el marido está llamado a ser el principio vital y
de salvación de todos sus miembros, y en esta misión primaria y
como vicaria de Cristo se funda la autoridad y el respeto que le
debe la mujer. Si se desarrolla la metáfora paulina, podemos decir
que la mujer es el cuerpo del marido, y éste su cabeza. El cuerpo
recibe la vida de la cabeza. El marido está llamado a ejercer un efi-
cíente influjo vital y salvador en su mujer. Así explican el Crisós-
tomo, Teofilacto y Ecumenio. Entre los modernos, Robinson, Huby,
González Ruiz. N o admiten el papel salvador del marido Abbott,
Oltramare, Masson, Médebielle. Es cierto que Pablo hace al ma-
rido como puente entre Dios y la mujer. Insiste en que Dios creó
a.la mujer del hombre (1 Cor 11,8); que la mujer es gloria del
marido (1 Cor 11,7); que la mujer ha sido creada por el hombre
(ibid. v.g); que Cristo es cabeza del hombre, y el hombre cabeza
de la mujer (ibid. v.3). Pablo expone lo que debe ser el hombre
en el matrimonio cristiano. E n la realidad, muchas veces no es
quien salva, sino quien es salvado por la mujer. El salvador: este
calificativo de Cristo, con el énfasis que le da el pronombre que
precede, prueba cuál es el sentido de la metáfora cabeza, que se
toma en un sentido esencialmente vital y soteriológico. Proporcio-
nalmente debe tomarse la metáfora en el mismo sentido cuando se
aplica al marido.
24 Si entre el hombre y Cristo hay un paralelismo de función,
este mismo debe existir entre la Iglesia y la mujer. Pues bien, como
la Iglesia se entrega y respeta a Cristo, buscando y cumpliendo su
voluntad, así la mujer con respecto a su marido. El paralelismo es,
pues, éste:
Cristo = Cabeza = Salvador del cuerpo = Iglesia, que respeta,
obedece.
Hombre = cabeza = salvador del cuerpo = mujer, que debe
respetar, obedecer.
Efesios 5,25-27 722
25
Hombres, amad a vuestras mujeres, como Cristo ha amado a
la Iglesia y se entregó por ella 2 6 para santificarla, purificándola con el
bautismo del agua en virtud de la palabra, 27 pues él quería presen-
társela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa

E l amor del marido. 5,25-33

Si la mujer debe respeto y obediencia a su marido, a ejemplo


de la Iglesia con Cristo, el marido, a su vez, debe amor y caridad
para con su mujer, a ejemplo de Cristo. Como la mujer debe ver
en su marido a Cristo, así el hombre debe también ver a Cristo,
que amó a la Iglesia hasta entregarse a la muerte por ella.
25 Este verso contiene la tesis general de la perícopa, que cons-
ta de una exhortación dirigida a los maridos (amad a vuestras muje-
res), de un ejemplo o ideal (como Cristo ha amado a la Iglesia),
llevado hasta el extremo vivo y práctico (y se entregó por ella).
El amor que Pablo manda a los maridos no es el eros natural, ins-
tintivo y apasionado, que se funda en las cualidades de valía y
belleza de la mujer, sino el amor sobrenatural (caridad), que tiene
por modelo a Cristo crucificado; amor que se funda y se muestra
en el sacrificio propio, a ejemplo de Cristo.
26 Este verso indica el fin de la entrega o sacrificio de Cristo,
que fue a favor de la Iglesia. L a santificación consiste en la consa-
gración o separación de lo profano; la purificación consiste en la
perfección e integridad, como la que debían tener las víctimas es-
cogidas para Dios. L a muerte de Cristo ha buscado la dignificación
y elevación de la Iglesia; su amor ha sido un amor de benevolencia.
E n la regeneración y dignificación de la Iglesia interviene como
instrumento divino el bautismo o lustración, que toma su eficiencia
de la fuerza que tiene la palabra, que acompaña el baño material.
E s posible que Pablo se haya inspirado aquí en las ceremonias
nupciales de los griegos; «Una de ellas—la más importante—era el
baño de los novios, principalmente el de la novia; era la ceremonia
llamada lutroforia. El baño nupcial era en Grecia una costumbre
general que, según los pueblos, suponía prácticas diferentes. E n
Tróade, las novias se bañaban en el Escamandro y pronunciaban
una especie de fórmula ritual: 'Recibe, ¡oh Escamandro!, mi vir-
ginidad'. En Tebas se sacaba del Ismeno el agua del baño, para
llevarla a las novias. Tucídides nos enseña que los atenienses se
servían, para el baño nupcial, del agua de la fuente Calirroé» (Gon-
zález Ruiz).
27 Este verso subraya la intención y voluntariedad deliberada
de Cristo respecto a la dignificación y salvación de la Iglesia me-
diante su muerte, cuyos méritos se aplican a cada uno en el bau-
tismo. Quería presentársela: en el ritual nupcial de los griegos, al
baño nupcial seguía la presentación de la novia al esposo. La pre-
sentación la hacía el amigo de las bodas, como le llamaban los judíos.
Su papel era velar por la virginidad de la novia, después de los des-
posorios, hasta el día del matrimonio, en que la presentaba al espo-
723 Efesios 2,22-3,1
28
semejante, sino santa e inmaculada. Así los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus propios cuerpos. Amar a su mujer, ¿no es
29
amarse a sí mismo? Pues bien, ninguno odió nunca a su propia
carne; al contrario, la alimenta y la cuida. Es justamente lo que Cristo
30
hace por la Iglesia. Miembros somos de su cuerpo.
31
H e aquí que el hombre dejará a su padre y a su madre para
unirse a su mujer, y los dos formarán una sola carne. 32 Este misterio

so. 2 Cor 11,2 alude a esta ceremonia. Pablo se hace el amigo del
esposo y cuida de presentar a Cristo a su esposa, que es la Iglesia.
Aquí el paralelismo de la comparación se rompe, y es el mismo
Cristo quien hace de esposo y de amigo, presentándose a sí mismo
a la Iglesia. En el A T es frecuente que Yahvé se compare con el
esposo, y el pueblo de Israel con la esposa (cf. Ez 16,8-14).
28 En este verso describe el amor del marido a la mujer, con-
tinuando la metáfora iniciada arriba: la mujer es el cuerpo del ma-
rido, que es la cabeza. Pues bien, en el orden humano, ¿quién no
ama a su propio cuerpo? Esto equivale a decir que el marido debe
amar a su mujer, como se ama a sí mismo. La identidad del marido
y mujer está en el fondo de todos estos versos (28-33).
29 En este verso tenemos: a j un principio general expuesto
según el paralelismo hebreo: ninguno odia, sino que todos aman
su propia carne; b) un hecho particular y concreto: el amor de
Cristo a su Iglesia.
30 La relación de este verso con el precedente es la siguiente:
La Iglesia, a quien ama Cristo, es su cuerpo, y cada uno de los
cristianos somos miembros o pertenecemos a este cuerpo. Por tanto,
Cristo nos ama a todos nosotros como parte de su cuerpo. U n
motivo más para que los maridos amen a sus mujeres: que son
miembros del cuerpo cristiano. Ya no es sólo que las mujeres son
cuerpo del marido; es que pertenecen también al cuerpo de Cristo.
El marido debe amarlas como a cuerpo propio y como a parte del
cuerpo de Cristo, como a miembro de su Iglesia. Así se conserva
la línea de las metáforas anteriores. Si consideramos el verso en
sí mismo, cabe otro aspecto para deducir el amor entre los esposos:
que ambas partes son miembros de un mismo cuerpo. Y en un
mismo cuerpo los miembros se aman entre sí y buscan el bien de
todos.
31 Con la cita de Gén 2,24 según los LXX, acentúa Pablo la
identidad que existe, según los planes de Dios, entre los casados,
fundamento del amor que se deben tener. Amor que debe estar
por encima del padre y de la madre, ya que el hombre ha dejado
al padre y a la madre para unirse con la esposa.
32 Este verso se puede explicar d e dos maneras, según que el
misterio se refiera a la unión del hombre con la mujer o a la unión
de Cristo con la Iglesia. ¿Qué es el misterio ? ¿El matrimonio como
símbolo de la unión de Cristo y de la Iglesia? (Médebielle, Huby,
S. Zedda, G. Stoeckhardt). ¿La unión de Cristo con la Iglesia?
(Masson, Abbott, B.J., González Ruiz). Abbott observa muy bien:
«Pablo hace constar que él aplica el texto del Génesis y el misterio
Efesios 5,83 724
33
es grande, hablo con relación a Cristo y a la Iglesia. En breve, por
lo que a vosotros toca, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo
y que la mujer reverencie al marido.
a la unión de Cristo y de la Iglesia y no al matrimonio». Masson
añade: «El misterio no está en el simbolismo del matrimonio, por-
que, en el N T , un misterio no es un símbolo y menos un tipo.
Conforme al uso paulino, particularmente en esta carta, misterio es
una realidad o hecho escatológico y mesiánico, que Dios esconde
en sí y que va gradualmente revelando a sus escogidos. En 3,1-14,
y particularmente en 3,6, se nos describe el misterio de Cristo como
la unión de los judíos y gentiles en un solo cuerpo bajo una misma
cabeza, que es Cristo. El gran misterio es, pues, la unión de Cristo
y de la Iglesia, descrita con los términos mismos con que Gén 2,24
describe la unión del hombre y la mujer. El misterio consiste en
que Cristo y la Iglesia forman una unidad, como el marido y la
mujer forman una carne, y, en la perspectiva de la exhortación a
los maridos, que Cristo ve en la Iglesia su propia carne para tratarla
como a tal. Este misterio estuvo escondido por los siglos, pero
ahora, después de la glorificación de Cristo, ha sido revelado a los
profetas de la nueva alianza, y por esto Pablo puede fundar en esta
unión matrimonial de Cristo y de su Iglesia la moral de los ca-
sados. Este misterio de Cristo unido a su Iglesia es grande. No
cabe una unión más estrecha entre Cristo y sus fieles, entre Dios
y la criatura. Schlier nota justamente que el matrimonio cristiano,
en cuanto que guarda relación con la unión de Cristo y de la Igle-
sia, entra a formar parte del mismo misterio, del gran misterio.
Esto equivale a elevar el matrimonio cristiano y conferirle una dig-
nidad única. El matrimonio cristiano está dentro del plano de lo
sobrenatural y de la Iglesia.
33 Después de la digresión del misterio de Cristo y de la
Iglesia, termina la exhortación práctica a los casados con el mutuo
amor que se deben profesar. En el marido habla de amor; en la
mujer, de reverencia, porque supone que el hombre está por en-
cima de la mujer 2 .

CAPITULO 6

En este capítulo podemos distinguir los siguientes apartados:


i. 0 Relaciones entre padres e hijos (1-4). 2.° Relaciones entre
siervos y amos (5-9). 3.0 Concepto militar de la vida cristiana (10-20),
donde podemos distinguir: la exhortación a la lucha (10-13), las
armas del soldado cristiano (14-17) y la importancia de la oración
para el resultado de la lucha (18-20). 4.0 El epílogo (21-24).
2
Cf. M . DE LOS1 Ríos, La prueba del Sacramento del matrimonio en Ef 5,22-23: EstB
(I. Ser) 7 (1935) 189-200; P. DACQUINO, Note sur Ef 5,22-31: ScCatt 86 (1958) 3 2 1 - 3 1 ; P· COL-
LI, La pericopa paolina ad Eph. 5,32 nella interpretazione dei SS. PP. e del C. di Trento (Par-
ma 1 9 5 0 ·
725 Efesios 2,22-3,1

β 1 Los hijos obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto


es justo. 2 «Honra a tu padre y a tu madre», como dice el principal
mandamiento, que tiene una promesa, 3 «para que te vaya bien y ten-
gas vida larga en la tierra». 4 Y los padres no exasperéis a vuestros
hijos, sino en la educación usad de la disciplina y enseñanza como el

Relación e n t r e p a d r e s e hijos. 6,1-4


1-2 Este verso contiene tres ideas: la exhortación a obedecer;
el modo de obedecer (en el Señor); el motivo (porque es justo).
En el Señor: esta lección no es totalmente cierta; falta en B D G y
en Marción; la omisión ha podido provenir de Col 3,19. Como la
omisión se explica mejor que la adición, las ediciones críticas pre-
fieren la lección larga. El sentido es: obedeced como corresponde
a los que viven unidos en el Señor, por respeto al Señor y con la
ayuda del Señor. Es justo: la obediencia entra en la santidad cris-
tiana, ya que es voluntad de Dios, revelada en el cuarto manda-
miento. Esto es 10 que significa la cita de Ex 20,12. Nótese que la Vg
añade el posesivo tuam. Y que la intención de Pablo es incluir a la
madre en la obediencia. La segunda parte del v.2 ofrece alguna
dificultad: algunos traducen: «éste es el primer mandamiento, al
que se le añade una promesa» (Crisóstomo, Teodoreto, Ecumenio,
Teofilacto, Cayetano, Robinson, Meinertz). Pero en Ex 20,5s hay
otro con promesa. El Ambrosiáster dice: «Este es el primer manda-
miento de la segunda tabla; la primera contiene los mandamientos
·que se relacionan con Dios; la segunda, los que se relacionan con
los hombres». Pero los judíos ponían cinco mandamientos en cada
tabla, y habría que suponer que después hay otro mandamiento
con promesa. Con Vosté hemos traducido primero en el sentido
de principal, de importancia y dignidad.
3 La promesa está formulada con términos de los LXX, con
la omisión de sobre la tierra buena que el Señor, tu Dios, te da, des-
pués de te vaya bien, frase que se refería a la tierra de Canaán.
Pablo ha dado al texto un sentido general, que vale para todos.
4 Dos partes tiene este verso: a) Una negativa, que aconseja
no irritar a los hijos. Una irritación continua se convierte en exas-
peración y amargura. El griego significa «irritar», b) En la segunda
parte, positiva, que falta en Col 3,21, indica cómo debe ser la
educación cristiana: con disciplina y avisos que da el propio Señor.
El genitivo tiene sentido subjetivo: el verdadero autor de la cduca-
ción cristiana es el Señor, y los padres son sus representantes. Dis-
ciplina se contrapone a la educación por la palabra, νουθεσία. En
absoluto ambos términos pueden considerarse como un todo. La
idea de educación está en el verbo εκτρέφετε.
726 Efesios 2,22-3,1
Señor. 5 Los esclavos obedeced a vuestros amos temporales con su-
misión reverencial, con verdad de corazón, como a Cristo, 6 no míen-
tras os miran, como quien pretende agradar a los hombres, sino como
esclavos de Cristo, que cumplen de corazón la voluntad de Dios.
7
Que la fidelidad de vuestro servicio se dirija al Señor y no a hom-
bres, 8 con la confianza de que cada uno ha de ser recompensado por
el Señor por todo el bien hecho, ya sea esclavo o libre. 9 Y los amos
obrad de la misma manera con ellos, dejando las amenazas, sabiendo
que el Señor, así de ellos como de vosotros, está en los cielos y que no
hay acepción de personas en él.

Relación e n t r e siervos y a m o s . 6,5-9


5-8 Estos cuatro versos se refieren a la conducta de los siervos
para con sus amos. A la recomendación general del hecho de la
obediencia (obedeced) se añade el modo (sumisión reverencial, con
verdad de corazón, no con obediencia puramente exterior, fervor de
servicio) y el motivo formal (como a Cristo, como esclavos de Cristo,
que cumplen la voluntad de Dios, dirigiéndose al Señor con la con-
fianza de que han de ser recompensados). Llama la atención la per-
fección de obediencia que Pablo propone a los esclavos. Sumisión
reverencial: lit. «con temor y temblor». El temor bíblico y cristiano
no es servil, miedo al castigo, sino respeto y reverencia humilde.
Por eso hemos traducido los dos sustantivos como hendíadis, dán-
doles el sentido de sumisión respetuosa. Esta reverente sumisión
puede indicar también una obediencia absoluta y total, como se
expresa en Col 3,22. Verdad de corazón: lit. «sencillez, sinceridad
y candor». Mientras os miran: lit. «obediencia que se practica mien-
tras está presente el ojo del señor». Fidelidad: εννοία, la buena
voluntad. Como sustantivo es un hapax legomenon. En el mundo an-
tiguo, la buena voluntad se consideraba como expresión de la fide-
lidad y lealtad en el servicio para con el amo o superior. La virtud
principal del siervo es la fidelidad.
9 A la actitud nueva del esclavo cristiano, rectitud interior y
sobrenatural, debe corresponder la nueva actitud del amo cris-
tiano. El principio general es que los amos deben obrar de la misma
manera con los esclavos; lit. «haced las mismas cosas para con ellos».
Como no se trata de que los amos obedezcan a los esclavos, etc., la
frase debe tomarse en el sentido de nuestra traducción: proceded
con los siervos de un modo equivalente, es decir, sobrenatural,
viendo a Cristo en ellos, mandando como mandaría Cristo, etc.
En esta conducta nueva del amo se excluye concretamente la ame-
naza, el recurso al castigo cruel, tan extendido en la época. El
castigo es inútil en esclavos que tienen buena voluntad y sirven
de corazón. El motivo fundamental que Pablo recuerda para vivifi-
car el alma de los amos es la igualdad que tienen todos los hombres
ante el Señor, que está en los cielos: Jesús vive y contempla cuanto
pasa en la tierra y es señor de todos y a todos los juzga con la misma
medida.
727 Efesios 2,22-3,1
10
Por lo demás, haceos fuertes en el Señor, a saber, con la fuerza
de su poder. 11 Revestios de la armadura de Dios para poder resistir
a las asechanzas del diablo. 12 Porque nuestra lucha no es contra carne
y sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los
que dominan este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal,

El cristiano tiene q u e l u c h a r . 6,10-13


La carta se termina con una exhortación al combate. La vida
del cristiano es como un combate, en el que hay necesariamente
que vencer. La fuerza hay que buscarla en el Señor 1 .
10 Por lo demás: τό λοιπόν, fórmula más ordinaria. Ρ 4 6 A Β
leen: του λοιπού, en adelante. Corresponde a nuestra frase «en fin,
por último».
A saber: lit. και, y, con sentido epexegético, que explica la frase
primera: haceos fuertes en el Señor.
11 El guerrero necesita fuerzas y armas defensivas y ofensivas.
La armadura es arma defensiva. Sus piezas las enumera en 14-17.
De Dios es un genitivo subjetivo; Dios mismo es quien provee de
armas. Revestios, pues, de la armadura que Dios ofrece a sus
soldados. Se puede ver cierta interrelación entre el poder del Señor
del v.io y la armadura de Dios. El diablo (cf. 4,14): el príncipe de
este mundo, jefe de los poderes demoníacos, es el gran enemigo
de Dios en la realización de sus planes salvadores.
12 Nuestra lucha: πάλη, el combate cuerpo a cuerpo de los
atletas. La armadura en esta lucha era más bien un estorbo. Pero
no hay que pedir rigor a Pablo en el empleo de sus imágenes. Lo
que ha querido decir es que en la lucha contra el diablo no bastan
las propias fuerzas y hay que revestirse del poder de Cristo (v.io),
de la armadura de Dios ( v . n ) . Que no basten nuestras propias
fuerzas humanas, 10 prueba ahora explicitando que nuestra lucha
no es contra poderes humanos, sino superiores al hombre. Carne
y sangre: es la frase bíblica por antonomasia para designar la frágil
naturaleza humana (Gál 1,16).
Las potencias angélicas, que ha recordado en 1,21 como infe-
riores a Cristo, conocen el misterio de Cristo ahora (3,10); aquí
las presenta ahora como enemigas activas de Cristo. La doctrina
de Pablo sobre estos seres ultramundanos no es suficientemente
clara. Aquí se ve que trata de las potencias angélicas malas. La lista
que da no pretende ser exhaustiva ni establecer entre ellas una
jerarquía. Con la acumulación de nombres diversos evoca su poder
sobrehumano. Los principados y potestades: son siempre los poderes
angélicos que presiden la vida de las naciones y el curso de la his-
toria hasta la venida de Cristo. Aquí acentúa mucho su carácter
malo, pues realizan la obra del diablo. Los que dominan este mundo
de tinieblas, κοσμοκράτορας του σκότους τούτου: lit. «dominadores del
mundo este de tinieblas, dominadores del mundo de esta tiniebla»
1
A. VITTI, Militum Christi Regis arma iuxta S. Paulum: V D 7 (1927) 3 1 0 - 3 1 8 ; J. RUT-
BERFORD, ·Our Wrestling: Eph 6,12*: E x p T 2 (1890-1) 181-82; D. Ε Η. WHITELY, Expo-
sitory Problems Ephes 6,12. Evil Powers: ExpT 68 (1956-7) 100-103. Cf. Introducción n.7 nt. 10.
Efesios 6,13-14 728
13
que habitan en los espacios celestes. Por esto, tomad la armadura de
Dios para que podáis resistir en el día malo y manteneros firmes con
plena victoria. 14 Estad, pues, de pie con la verdad por cintura, la jus-
( = este mundo tenebroso). El mundo tiene en toda esta expresión
un sentido peyorativo, enemigo de Dios y de Cristo, dirigido por
el diablo, inmergido en el mal. Es el eón presente en que tiene que
vivir el cristiano, en cuanto sometido al diablo, y donde reina el
pecado. Vivimos en este mundo malo, pero no debemos pertenecer
a él. Por esto Cristo decía: «No te pido que los saques del mundo,
sino que los libres del malo» (Jn 17,14-16). El título espíritus del
mal, que habitan en los espacios celestes, explica m u y claramente q u e
se trata de seres suprahumanos: τά πνευματικά, los seres espirituales;
el artículo indica categoría. Son puros espíritus y se caracterizan
por su maldad. Por tanto, se distinguen de los ángeles buenos, que
han sido fieles a Dios. Viven en la altura del cielo, por encima de
los humanos, pero no «en el cielo de los cielos», que es la morada
de Dios.
13 Vuelve al v . n . ¿Por qué hay que tomar la armadura de
Dios? Porque se trata de combatir contra enemigos suprahumanos
y es necesario vencer. El día malo: abarca todo el período de la
vida humana en este mundo de pecado o de tinieblas; άπαντα
κατεργασάμενοι: habiendo vencido plenamente, del todo (Oltra-
mare, Scott, Zerwick). El contexto favorece este sentido derivado
de victoria, aunque el primer sentido es el de terminar, ejecutar,
que entra aquí también muy bien, refiriéndose al supremo y último
combate, definitivo, de la fe. El adverbio άπαντα, del todo, total-
mente, podría también tener sentido adjetival y referirse a todas las
potencias espirituales del mal. Masson prefiere esta explicación:
resistir o quedar de pie después de haber terminado todo.

L a s a r m a s del cristiano. 6,14-17


En estos versos describe la armadura divina que debe reves-
tirse el soldado cristiano 2 .
14 Estad de pie: es un llamamiento al combate, es la postura
del que tiene que combatir, del soldado que hace la guardia y vela.
Con la verdad por cintura: lit. «ceñidos los lomos con la verdad».
Es posible que esta descripción se inspire en Is 11,5 (LXX), que
describe así al Mesías. La cintura aprieta los vestidos y pone en
mejor condición para combatir. La verdad: aunque carece de ar-
tículo, comprende el Evangelio, la palabra de Dios, la ·fe, la vida
cristiana, todo lo que se opone al error intelectual, moral y práctico.
Esta frase, pues, es muy general. La justicia: es la práctica de la
ley, de la voluntad de Dios. No se excluye la justicia que se obtiene
por la fe en Cristo (Rom 3,22), que es la santidad ontológica, que
nos hace agradables a Dios y, por tanto, invulnerables a todos los
2 L. L. BARCLAY, Ephesians 6,14: E x p T 2 (1890-1) 1 1 7 - 1 8 ; A . J. THJONKER, Ef 6,15:
ThStn 11 (1893) 443-51; A . F. BUSCARLET, The Preparation of the Gospel of Peace: ExpT 9
(1897-8) 38-40; J. A . F. GREGG, Etoimasía in Ephe 6,15: ExpT 56 ( 1 9 4 4 5 4 (5‫·־‬
729 Efesios 2,22-3,1
15
ticia por coraza, y por botas el ánimo que da el evangelio de la paz.
16 Tened siempre en la mano el escudo de la fe, con el cual podréis
apagar todos los dardos inflamados del Malo. 17 Tomad también el
casco de la salvación y la espada del espíritu, es decir, la palabra de

ataques del demonio, que es el fin de la coraza. Desde luego no se


puede restringir a la justicia de los griegos, en sentido jurídico, de
dar a cada uno lo suyo.
15 La nueva imagen del calzado o botas no es del todo clara
en su aplicación. Bolas: lit. «cubiertos o calzados los pies»; έν
ετοιμασία es un hapax legomenon del N T , que puede significar: 1) la
acción de preparar; 2) la cualidad de aquel que está preparado.
La traducción castellana es difícil: celo, prontitud, buena prepa-
ración, ánimo y valor. El genitivo Evangelio de la paz puede ser
subjetivo (Zerwick), como nosotros hemos traducido, y así se consi-
dera el evangelio de la paz como la causa que influye en ese ánimo
y valor del soldado cristiano. Otros lo toman en sentido objetivo:
el celo por la propagación del evangelio, pero esta explicación nos
parece menos literal. El evangelio aquí es más bien causa de fuerza,
pues siempre tiene muy estrecha relación con Dios, con la verdad,
la fe, que se menciona en el v.17 como escudo.
16 La fe tiene un sentido complejo, la adhesión a Cristo y la
vida según Cristo. Coincide con la verdad, el evangelio. El escudo,
τον θνρεόν scutum, es el gran escudo romano, que protegía todo el
cuerpo. La imagen no es totalmente perfecta. El escudo no servía
para apagar los dardos incendiarios; solamente les hacía que cayeran
en tierra. La idea es: la fe hace inofensivos los golpes peores del
enemigo. El malo con artículo debe referirse al diablo, que, además
de tener sus instrumentos, ataca también por sí mismo. Aquí Pablo
habla de los ataques peores. Y coincide con 1 Jn 5,4 cuando con-
sidera la fe como la que vence al mundo.
17 En este verso olvida la construcción participial, que ha
usado hasta ahora, y pasa al imperativo. Tomad: recibid, aceptad.
En Is 57,2 es Yahvé quien se cubre con el casco de la salvación,
que va a dar a su pueblo. Pablo aplica la imagen al creyente. La sal-
vación del cristiano es obra de Dios en Cristo y por Cristo (2,5.8),
es la herencia segura (1,14), con la señal del Espíritu (1,14). La
salvación que Dios nos da en Cristo y cuya garantía nos da en el
Espíritu es una gran arma para luchar. Sabemos que hemos cierta-
mente de ser coronados. El casco, la coraza, protegen. Armas
defensivas. Pero hace falta un arma ofensiva: esta arma en la anti-
güedad era la espada, que ofrece y da el Espíritu. Genitivo subjetivo
o de autor. ¿Qué espada da el Espíritu? Esto es lo que expresa la
frase siguiente, es decir, la palabra de Dios, ρήμα ΘεοΟ. La palabra
es lo que simboliza la espada, lo que se identifica concretamente
con la espada. El Espíritu corresponde a Dios. ¿Cuál es la palabra
concreta en que piensa Pablo? Para la mayoría de los exegetas se
trata de la palabra divina contenida en la revelación de Cristo, del
evangelio. Haupt y Masson observan la falta de artículo ρημα ΘεοΟ,
Efesios 6,18-20 730
18
Dios. Vivid siempre en oración y súplica; orad en todo tiempo en
el Espíritu y, además, velad con constancia y orad por todos los san-
19
tos y por mí, para que Dios ponga su palabra al abrir mis labios y
dé a conocer con valentía el misterio del evangelio, 20 cuyo embajador
soy en cadenas, y lo predique valientemente como conviene.
sin artículo, en los LXX se refiere, tanto en plural como en singular,
a palabras particulares de Dios. En ese combate particular, el cris-
tiano es invitado a servirse de una palabra de Dios para combatir,
al ejemplo de Cristo en sus tentaciones. Sin embargo, aunque falte
el artículo, cabe el sentido concreto de la palabra de Dios, como se
contiene en la Escritura. La koiné omite frecuentemente el artículo,
tratándose, sobre todo, de cosas conocidas y corrientes.

I m p o r t a n c i a d e la oración. 6,18-20
Algunos han creído que la oración no tenía nada que ver con
las armas del cristiano, pero no comprenden que Pablo no sigue
una lógica abierta, sino una realidad sobrenatural y profunda, dentro
de la cual la oración es clave, como fuente de la energía sobrenatural
y de la unión con Dios. El estilo enrevesado delata la abundancia
de Pablo.
18 Hemos añadido el verbo vivid porque lo exigía el estilo
castellano: δια προσευχής, genitivo modal y oración en general.
La oración constante triunfa en todo tiempo, y más cuando se hace
por la virtud del Espíritu. Los santos son los cristianos.
19 Pablo pide que también rueguen por él, no para que sea
puesto en libertad, sino para que Dios le dé palabras verdaderamente
inspiradas, palabras que vienen de Dios y traen la fuerza de Dios.
También pide el valor en la predicación del evangelio (cf. 1 Tes 2,2).
Lo que él llama también «no avergonzarse del evangelio, porque es
poder de Dios» (Rom 1,16), lo que supone una conciencia de que
el evangelio es la fuerza de Dios para salvar, no obstante que sea
locura para los gentiles y escándalo para los judíos. El misterio del
evangelio se ha descrito en 3,3-10. BG omiten el genitivo del evangelio.
El sentido del genitivo, que está bien asegurado en la crítica textual,
es considerado por algunos como epexegético, el evangelio que es
un misterio (Oltramare); pero es mejor tomarlo como subjetivo,
el misterio que es o predica el evangelio (Masson).
20 Cuyo: del evangelio que anuncia el misterio. Es tanto como
el evangelio de Cristo, el evangelio que anuncia a Cristo salvador.
Soy embajador: lit. «desempeño legación»; πρεσβεύω es palabra téc-
nica para expresar la misión o legación del emperador. Nótese la
antítesis: Pablo es embajador de Dios que anuncia el misterio de
Cristo en la predicación del evangelio, pero se presenta con cadenas,
en prisión, desde donde escribe la carta. Este pensamiento es autén-
ticamente paulino.
731 Efesios 2,22-3,1
21
Y para que sepáis también vosotros mis cosas, qué es lo que
hago, de todo os informará Tíquico, el hermano querido y fiel minis-
tro en el Señor. 22 Lo he enviado a vosotros por esto mismo, para que
conozcáis nuestras cosas y aliente vuestros corazones. 23 Paz a todos
los hermanos y amor con fe de parte de Dios Padre y del Señor Jesu-
cristo. 2 4 La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesu-
cristo con un amor incorruptible.

Epílogo. 6,21-24
En el epílogo recomienda a Tíquico, portador de la carta (21-22),
y bendice a los lectores (23-24).
21-22 Tíquico lleva la carta y noticias de viva voz sobre el
estado de Pablo. También lleva una misión de edificación.
23 Dios Padre y el Señor Jesucristo van en la misma línea
como principio de paz, de amor y de fe. La paz figura en primer
término, que era el saludo hebreo. Aquí, el conjunto de bienes
cristianos. Pablo la desea a los hermanos, a todos los cristianos.
El amor puede referirse al amor de Dios, como en 2 Cor 13,11.13;
pero sin excluir el amor fraterno. La fe acompaña a los dos dones.
La fe es lo que nos une con Dios y con Jesucristo, y de ellos nos
viene la paz y el amor. La caridad tiene aquí un sentido absoluto.
24 Ahora aparece por separado la gracia, que en otras cartas
se une con la paz y que corresponde al saludo griego. El sentido
de gracia se identifica con el de paz. Es la benevolencia de Dios
como principio de los dones sobrenaturales. U n nuevo nombre de
los cristianos: «todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo».
Antes los ha llamado santos, hermanos. En έν αφθαρσία, en incorrup-
tibilidad. Dibelius y Benoit la refieren a Jesucristo. Es buen argu-
mentó la proximidad gramatical: Jesucristo está en estado de inco-
rruptibilidad, de gloria. El sentido también es perfecto y paulino.
Otros (Huby, Oltramare, Scott, Vosté, Zerwick) lo unen con el
verbo amar y le dan un sentido modal: el amor es incorruptible,
que versa sobre cosas de otro mundo, sobrenatural, que no se
corrompe.
CARTA A LOS FILIPENSES
TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR

AUGUSTO SEGOVIA, S. I.
Profesar en la Facultad de Teología de Granada
INTRODUCCION

1. Destinatarios.
La ciudad de Filipos 1 debe su nombre al rey Filipo II de Mace-
donia, padre de Alejandro Magno. En 358-357 a. de C., aquel
rey, habiendo sido llamado en auxilio de la antigua colonia Krenides
(ciudad de las fuentes), amenazada por los tracios, ocupó la comarca
y fundó una colocia fortificada (junto a la actual Filibah), que,
con el nombre de Filipos, recibió los privilegios de una ciudad
libre con autoridades y moneda propias. Como sus habitantes eran
en su mayoría descendientes de italianos, sobre todo después del
triunfo de Augusto en Accio (31 a. de C.), la ciudad tomó más
bien un carácter romano que griego, gozando, desde esta fecha,
del título oficial: Colonia Augusta Iulia Philippensium, a d e m á s del
Ius Italicum, con lo cual sus habitantes eran ciudadanos romanos
(Act 16,21); según las inscripciones, la mitad, al menos, de la
población era de origen y lengua romana. La situación de la ciudad,
junto a la gran carretera comercial Via Egnatia, entre Oriente y
Occidente, le daba singular importancia. Una reducida comunidad
de judíos habitaba a orillas del Gangites en los confines orientales
de Filipos. Hacia el 50 ó 51 d. de C., Pablo, procedente de Tróade
y pasando por Neápolis, llega a Filipos, acompañado de Silas,
Timoteo (y Lucas?) (Act 16,11-40). Por entonces poco tiempo
pudo Pablo permanecer allí, debido a la persecución que se levantó;
pero la nueva comunidad, formada sobre todo por gente venida
del paganismo, se mantuvo firme en días de prueba (1,29ss) y vino
a ser la preferida del Apóstol, su gloria y su corona (4,1); de ella
recibió más de una vez subsidios para su mantenimiento (4,15).
El, por su parte, la visitó después, en el invierno del 57 y en la
Pascua del 58 (Act 20,106).

2. Ocasión y finalidad.
Encontrándose Pablo en prisión (1,7,138.17) recibe una buena
limosna de los filipenses (4,18). El portador, Epafrodito, después
de visitarle, cae gravemente enfermo, lo cual produce gran inquie-
tud en Filipos (2,26). Una vez restablecido, es enviado a los suyos
por Pablo (2,25), a fin de tranquilizarlos. Al mismo tiempo,
Epafrodito, según parece, recibe el encargo de llevar nuestra carta
a los suyos. En ella Pablo, con toda gratitud, acusa recibo de la
limosna, prepara una buena acogida a Epafrodito y aprovecha la
ocasión principalmente para exhortar a la unión mutua y, como
‫ג‬
C f . J . S C H M I D T , a r t . Philippoi: P W 1 9 , 2 2 1 2 s s ; P . L E M E R L E , Philippes et la Macédoine
Orientale a l'époque chrétienne...: Bibl. Fr. d'Athénes et de Rome, 158 (París 1945) P-i.
c. 1,7-60; P. CAPORALE, La colonia romana di Filippi e le origine della sua chiesa: San Paolo da
Cesarea a Roma, a cura di B. MARIANI (Roma 1963) 193-205.
735 Introducción a los Filipenses
fundamento de ésta, a la humildad. Por lo demás, inculca la perse-
verancia en la fe y el progreso en la piedad cristiana.
3. Significación 2 y autenticidad.
Junto con la epístola a Filemón, es la más íntima y personal:
«Poderosamente se acentúa en ella el tono más profundo de la
piedad cristiana: la alegría... Al ímpetu juvenil de la fe se asocia la
madura generosidad; lo objetivo triunfa sobre la susceptibilidad
personal (1,18); el amor cristiano se manifiesta en todo lo que tiene
de íntimo y de viril (1,8; 3,2)» (Heinzelmann). Psicológicamente,
es de gran interés el tránsito en Pablo del fariseo convencido al
ardiente seguidor de Cristo. La mística del anhelo por la estrecha
unión con el Señor, a través, si llega el caso, del martirio, preludia
las expresiones inmortales de Ignacio de Antioquía. Dogmática-
mente, el himno cristológico (2,5-11) es de suma trascendencia;
también es notable la alusión a la inmediata unión con Cristo después
de la muerte corporal de Pablo (1,23). El conjunto de fondo y forma
y el testimonio extrínseco, que se remonta a la carta de San Poli-
carpo, hacia el 120, no dejan lugar a duda sobre la autenticidad
de la epístola paulina, que hoy día se puede dar como universalmente
reconocida en su conjunto; que incluso el himno sea de Pablo, lo
explicaremos en su lugar.
4. Lugar y fecha de composición 3 .
Pablo estuvo preso varias veces (2 Cor 11,23); pero de un largo
encarcelamiento, cual parece ser el que se presupone aquí (1,12;
2,25) sólo conocemos el que termina el año 63 en Roma con su
puesta en libertad (Act 23,23-28,31). Como en 1,12-26 se sugiere
la perspectiva de una pronta liberación, la carta parece haber sido
escrita en la primavera de dicho año. Sin embargo, desde 1900,
varios exegetas se inclinan a colocar la redacción de la epístola en
Efeso, entre el 54 ó 56 y el 57 (Deismann, Goguel, Michaelis,
Benoit, González Ruiz, etc.). Las razones aducidas son «dignas de
consideración, pero no convincentes» (Staab). La mención del Pre-
torio y de los servidores del César (1,13 y 4,22) se pueden realmente
aplicar a Efeso, pero el silencio absoluto de una larga prisión en
esta ciudad y del correspondiente proceso pesa bastante en contra
de tal hipótesis. Se arguye que la distancia entre Roma y Filipos
era demasiado grande para explicar las alusiones que se suponen
en las referencias de 2,19.24.25-30. Pero no hay que desconocer
el frecuente tráfico de entonces entre Roma y las provincias y que
en ella Pablo estuvo preso dos años enteros. Resumiendo: la prisión
romana de Pablo como lugar de composición de la carta «puede
afirmarse entre tanto con toda cautela» (Heinzelmann, F. W . Beare).
Fecha: entre el 62 y el 63.
2
Cf. F. GRYGLEWICZ, Die Schónheit S. Paulusbriege an die Philipper: Annales Thcologico-
canonici 3 (1956) 161-190.
2
Cf. P. DACQUINO, Data e provenienze della lettere ai Filippensi: RivV 6 (1938) 224-234.
736 Introducción a los Filipenses
5. Contenido y disposición.
I. Salutación: 1 , 1 - 2 . — I I . Acción de gracias y o r a c i o n e s p o r los
filipenses: 1,3-11.—III. Noticias sobre la situación de Pablo preso:
1,12-26.—IV. Exhortación a la unidad y negación de sí: 1,27-2,4.—
V. Himno cristológico: el modelo supremo de renuncia y abatimiento,
Cristo Jesús: 2,5-11.—VI. Lo que espera Pablo de los filipenses:
conducta digna del evangelio: 2,12-18.—VII. Lo que hace Pablo
por ellos: envío de Timoteo y Epafrodito: 2,19-3,1.—VIII. Tenta-
ciones peligrosas: los judaizantes-Ios cristianos paganizados, 3,2-21.—
IX. Ultimos consejos pastorales: unidad-alegría-ideal ético: 4,1-9.—
X. Gratitud por el donativo de los filipenses: 4,10-20.—XI. Con-
clusión. Saludos y bendiciones: 4,21-23 4 .
6. Bibliografía selecta.
A) Comentarios antiguos: SAN JUAN CRISÓSTOMO: M G 62,177-298;
TEODORO DE MOPS., The Latín Versión with the Greek Fragments, ed.
Η . B . S W E T E , I (Cambridge 1880) 197-252; TEODORETO DE C I R O : M G 82,
557-89·
B) Comentarios modernos católicos: K. J. MÜLLER, Des Ap. Paulus
Brief an die Philipper (Freiburg i. Br. 1899); J . KNABENBAUER: CSS ( I 9 I 2);
F. T I L L M A N N : H S N T (1931); J . H U B Y : VS (1935); A. M É D E B I E L L E : SBPC
(1938); P. BENOIT: BJ (1949); K. STAAB: R N T (1959); E. PETERSON, Apos-
tel u. Zeuge Christi. Auslegung d. Philipperbriefes (Freiburg i. Br. 1952);
J . M. GONZÁLEZ R U I Z , Cartas de la cautividad (Roma-Madrid 1956);
TEODORICO DA CASTEL S . P I E T R O : S B G ( 1 9 6 1 ) .
C) Comentarios modernos no católicos: B. WEISS, Der Philipperbrief
(Berlín 1859); J. B. LIGHTFOOT, St. Paul's Epistle to the Philippians (Lon-
don 1885); M. R. VINCENT: I C C (1897); A . PLUMMER, A commentary on
St. Paul's Epistle to the Philippians (London 1919); K. BARTH, Erklarung
d. Philipperbriefes (München 1928; reimp. Zürich 1947); M. D I B E L I U S
( = Dib): H N T (1938); J. H . MICHAEL: M F F (1948); P. BONNARD: C N T
(1950); E. LOHMEYER: M K N T (1953); J. J. MUELLER: N I C N T (1955);
E. F. SCOTT: IB (1955); G. HEINZELMANN: N T D (1955); H. C. G. ΜΟΥ-
LE, The Philippians Studies (London 1956); F. W . BEARE: B N T C (1959);
R. P . M A R T I N : T N T C (1960); W . HENDRICKSEN, Philippians (Gran Rapid
1962).
4
Sobre la unidad literaria de la carta: J. MÜLLER-BARDOFF, Zur Frage d. lit. Einheit
d. Phil. briefes: W Z [Jena] 7 (1957) 591-604. Ultimamente contra la unidad: B. D. RAHTJEN,
The three Letters of Paul to the Philippians: N T S t 6 (1960) 167-173. Rahtjen supone que el
texto recepto de la carta probablemente es una combinación de tres epístolas paulinas: 1. a ,
Phil 4,10-4,20. 2. a , Phil 1,1-2,30 y 4,21-3. 3. a , Phil 3,1-4.9· La hipótesis es ingeniosa y solu-
ciona algunas dificultades, pero contiene sugerencias difíciles de admitir; v.gr., supresión
del saludo paulino en 1. a y 3. a ; traducir Χαίρετε (3,1 y 4,4) por ¡adiós! ¿Qué sentido puede
tener en 4,4: '!Adiós en cualquier ocasión!'?, etc. Este artículo ha sido refutado por B. S.
MACKAY, Further Toughts on Philippiani: 1 N T S t 7 (1961) 161-170; V. FURNISCH, The Place
a purpose of Phil 3: N T S t 10 (1963) 80-88, se inclina a considerar el c.3 como un postscriptum
de Pablo. De nuevo en contra dé la unidad: G. BORNKAMM, Der Philipperbrief ais Paulinische
Briefsammlung: Neotestamentica et Patrística... Suppl. to N T 6 (1962) 192-202: las tres cartas
son: Β (1,1-3,1); C (3,2-4); A (4,10-20) Ultimamente, C. O. BUCHANAM, Epaphroditus Sickness
a. the Letter to the Philippians: Evang Quart 36 (1964) 157-166: unidad entre 2,25-30 y 4,10-20.
7.65 Filipenses 2,14-15

1 1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los «santo»»


en Cristo Jesús que están en Filipos con los «obispos» y diáconos:
2
Gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo. 3 D o y gracias a mi Dios cuantas veces me acuerdo de vos-

CAPITULO 1

I n t r o d u c c i ó n : saludo, acción d e gracias y oraciones p o r los


filipenses. 1-1-11
Siguiendo la antigua costumbre en la literatura epistolar, co-
mienza la carta con un saludo del remitente al destinatario; aquí,
ambos en plural. El saludo de Pablo no es pura fórmula, como
solía serlo; expresa el deseo de las bendiciones divinas.
1 Timoteo: asociado a Pablo en el trabajo apostólico (2,19-23);
no coautor de la carta, pues ya en el v.3 habla Pablo en primera
persona (cf. 2,19ss) (Timoteo en tercera persona). Siervos de Cristo
Jesús: sing. δούλος; aquí no en sentido profano de esclavo ni
solamente como sinónimo de cristiano, sino encargado por Dios
de funciones especiales dentro de la comunidad y en relación con
ella 1 . Con los obispos: sing. επίσκοπος, de suyo, superintendente,
vigilante; aquí probablemente sinónimo de presbítero 2 . Ambos tí-
tulos recaen sobre las mismas personas, pero con cierto matiz di-
verso: επίσκοπος señala más bien la función oficial; πρεσβύτερος, el
cargo o dignidad superior. N o parecen pertenecer al mismo grado
de la jerarquía, como los obispos en el siglo siguiente 3 ; gobiernan
las iglesias locales, como ministros secundarios bajo la autoridad
de Pablo o de los delegados que él envía, v.gr., Tito y Timoteo;
su misión es dirigir las reuniones de los fieles, predicar, bautizar,
celebrar las fiestas eucarísticas, algo así como los párrocos de núes-
tros pueblos (cf. Huby, Staab, etc.). Diáconos: pr. servidores, ayu-
dantes. Designan un cargo oficial en la Iglesia. Tanto los obispos
como los diáconos son nombrados aparte, en este saludo de la
carta, en señal de honor.
2 Gracia y paz: fórmula habitual en Pablo para saludar al
destinatario.
3 Doy gracias: como en otras cartas paulinas y muchas paga-
ñas de la época, se empieza aquí con una acción de gracias. Mi
Dios4: afectuosamente le llama suyo. Cuantas veces me acuerdo de
vosotros: επί πάση τη μνεία ύμών; lit. «en todo el recuerdo de
vosotros». La mayoría interpreta: de .vosotros, como genit. objeti-
vo. Ewald y Tillmann ven un genitivo subjetivo: los filipenses se
acuerdan eficazmente de Pablo, enviándole un subsidio. Pero nótese
que el Apóstol da gracias a Dios, no precisamente porque los fieles
1
G. SASS, Zur Bedeutung ν. δούλος b. Paulus: Z N T W 40 (1941) 24-32.
2
Cf. Act 20,17.28. Leen σννεττ B c D° K, arm.Chr.
3
Síntesis del tema, v.gr., en J. QUASTEN, Patrology 1 (Utrecht 1949) 66-67.
4
D G it llevan aquí la variante a Nuestro Señor en vez de a mi Dios.

S.Escritura: NT 2 24
Filipenses 1,4-6 73S
4
otros, siempre en todas mis súplicas, pidiendo con alegría por todos
vosotros, 5 a causa de vuestra participación en el Evangelio, desde el
primer día hasta el presente, 6 persuadido de que quien empezó en
vosotros [esta] buena obra, la llevará a [su] término hasta el día de
se acuerdan de él, sino por la participación de ellos en el Evan-
gelio (v.5): así parecen pedirlo el contexto y los pasajes paralelos.
4 Siempre... pidiendo precisa la modalidad del recuerdo. Sú-
plicas: lit. «en toda súplica mía»: δέησις = necesidad, carencia,
ruego; en el N T : del hombre respecto de Dios. Pidiendo: lit. «ha-
ciendo la súplica, rogando». Sobre el objeto de ésta cf. v.9-10. Con
alegría: nota dominante de la carta: 1,18.25; 2,2.17.18.28.29; 3,1;
4,1.4.10. No siempre el recuerdo de los fieles alegraba a Pablo.
5 A causa de: con dativo, sobre, acerca de; aquí sentido causal:
lo que hace que Pablo les recuerde alegremente y dando gracias
a Dios (v.3); el v.4 viene a ser un paréntesis (cf. J. J. Müller). Vues-
tra participación, κοινωνία: lit. «comunicación». Es idea frecuente
en la carta (2,1; 3,10; 4,15); en forma adjetival o participial con el
prefijo συν = copartícipes (1,7; 4,14). La palabra griega sugiere
más bien la idea de «tomar parte responsable» en la gran obra· del
evangelio y no tan sólo la de «recibir un don» (cf. Heinzelmann);
es una «incorporación» al alegre mensaje (Peterson) 5 . En el Evan-
gelio: lit. «hacia el evangelio». Los filipenses han colaborado a la
propagación del evangelio, enviando subsidios a Pablo (Crisósto-
mo). Hay otras maneras de cooperar que no se excluyen aquí, pero
a las que no parece referirse directamente el Apóstol, considerado
el contexto; v.gr., aceptar con presteza la predicación del evange-
lio, como interpreta Teodoreto 6. Desde el primer día: la frase se
entiende obviamente de actos repetidos; Pablo subraya con gratitud
la constancia de la beneficencia filipense para con él (cf. 4,15).
6 Persuadido: ττεττοιθώς, perf.; el verbo pr.: confiar; aquí, más
bien, estar seguro o convencido. Otra razón para dar gracias a Dios
y alegrarse: al ver vuestro excelente espíritu de constante colabora-
ción, abrigo la esperanza de que Dios os ayudará hasta el fin. De
que: lit. «de esto mismo, de que...»; es decir, en cuanto al futuro,
tengo esta misma confianza por el hecho mismo de vuestra perse-
verancia. Para otros, la frase está en conexión con la cláusula que
sigue: tengo esta misma confianza,, a saber, que quien comen-
zó... 7 . Quien empezó: ó έναρξάμενος, part.: el iniciador. Esta bue-
na obra de activa participación en el evangelio. «Que la buena obra
sea una ulterior alusión al subsidio pecuniario (Dibelius), apenas
es probable» (Barth). En todo caso, la frase puede tener un sentido
más amplio que aquél (Plummer). De hecho el concilio Tridentino
alude a ella al tratar de la firmísima confianza que se debe colocar
5
Sobre el empleo de κοινωνία en el N T , cf. H. SEESEMANN, Der BegriffK. im NT 14:
Beiheft z. Z N T W 32 (1933) 108; otras indicaciones, en LOHMEYER.
6
En cuanto a la construcción, cf. 4,15; Test Zab 3,1; γαρ τό τίμημα αύτοΟ εγώ ουκ
εκοινώνησα; BLASS-DEBR., § 205, y LOHMEYER. Sobre el tema del Evangelio cf. G. EICHHOLZ,
Bewahren u. Bewahren d. Evangeliums. Der Leitfaden v. Phil 1-2. Festschrift f. E. Wolf, Mün-
chen (1962) 85-105.
7
Sobre la construcción, cf. BI,ASS-DEBR, §154·
7.65
Filipenses 2,14-15
7
Jesucristo; pues es justo que sienta yo esto de todos vosotros, ya que
os llevo en el corazón, a vosotros todos, que participáis de mi gracia
en mis cadenas y en la defensa y consolidación del Evangelio. 8 Porque
testigo m e es Dios cuánto os echo de menos con el ardiente amor de
en el auxilio divino para perseverar hasta el fin: «Dios, como empezó
la obra buena, así también la acabará (perficiet), si ellos (los fieles)
no faltan a la gracia de El». El hombre libre es quien persevera,
pero Dios quien consuma, actuando en el hombre 8 . La llevará a
(su) término: επιτελέσει, de τέλος,, fin. Este verbo, en conexión
con el precedente (comenzar), ένάρχομαι, se halla en los escritos
de las religiones paganas de los misterios: comienzo y fin de las ce-
remonias de iniciación; de todos modos, el contenido ideológico
en Pablo es naturalmente muy distinto 9 .
El día de Jesucristo, o día del Señor; se entiende de su parusía,
de su regreso para juzgar, motivo que recurre en Pablo cuando
exhorta a la vigilancia y a la fidelidad (cf. 4,5).
7 Como: καθώς, partícula introductoria: como, ya que... es
justo por mi parte, es mi deber personal pedii por vosotros (v.4)
o (menos probablemente) tener esta persuasión (v.6). Sienta yo:
lit. «sentir» esto (cf. 2,2). Ya que: lit. «por el teneros yo», os llevo en
el corazón, fórmula atestiguada en la literatura pagana del si-
glo 1 10 : «guardo un afectuoso recuerdo de cómo participáis» (Plum-
mer); más aún: «mi solicitud por vosotros no se aparta de mi cora-
zón» (Tom.), siendo como sois partícipes... Participáis: lit. «sois
copartícipes» 11 de mi gracia: μου της χάριτος puede entenderse:
partícipes conmigo en la gracia; pero el contexto pide más bien esta
otra conexión: en mi gracia, ya que la gracia exige una determina-
ción, y el pronombre en genitivo, de mí, con frecuencia se pone
antes del término a quien pertenece (cf. 2,2; 4,14) (Knab.). Para
Pablo, su prisión, su defensa, sus cadenas, son un favor, un privi-
legio divino (Plummer), en el cual «su comunidad puede y debe
tomar parte» (Tillmann); cf. v.28-29, Ya Q u e e l Apóstol completa
en su cuerpo lo que faltaba a las aflicciones de Cristo por la Iglesia.
En mis cadenas y en la defensa y consolidación: cadenas, compendio
de los actuales sufrimientos de Pablo; defensa y consolidación (tér-
minos acoplados con la prep. en) son dos aspectos de su obra:
defensa ante el juicio del César (más bien que contra los críticas he-
chas al evangelio, de las que hablará en el v.16); confirmación del
evangelio con argumentos contra judíos y gentiles. Ambos vocablos
son jurídicos: απολογία y βεβαίοοσις.
8 Porque: como si dijera: así es, me acuerdo con tanto afecto
de vosotros, que, no contento de llevaros en mi corazón, «quisiera
8 Cf. C. Tridentino, ses. 6.A c.13: Dz 806.
9
Cf. 1 Cor 1,8. En Rom 15,28: έτπτελέσας, con el sentido de acabar un asunto. Acerca
de la polaridad άρχή-τέλος compárense: 2 Cor 8,6.IOSS; Gál 3,3; Heb 12,2. Antítesis pare-
cida en sentido ético: PLUT., Mor 16A (de aud.poet. 1); cf. H. ALMQUIST, Plutarch u. das N T :
Acta Sem. Neotest. Upsaliensis, 15 (1946) 117. Sobre Filón e Ignacio Ant., cf. LOHMEYEK.
10
Vg. OVIDIO, Trist. 5,4.23-24: «te... in toto pectore semper habet». La misma cons-
t r u c c i ó n e n P . H E R M . , Mand. 12,4,3 ( G C S 48,45, ed. M . WHITTAKER).
11
Cf. v.5; F. OGARA, Socios gaudii mei omnes vos esse... Phil 1.6-11. Notae exegeticae:
VD 15 (1935) 324-328.
Filipenses 1,9 740
9
Cristo Jesús. Y esto pido: que vuestra caridad vaya creciendo más y

estar especialmente unido con vosotros para vivir juntos la parti-


cipación en la misma gracia» (Lohmeyer). Testigo me es Dios: no
porque no vayáis a creerme, sino porque mi afecto interior es tan
grande, que sólo Dios, que conoce los corazones, lo sabe. Os echo
de menos: έπιποθώ, anhelo por..., tengo nostalgia de estar con vos-
otros. Este compuesto probablemente es de alguna manera inten-
sivo, aunque el επί señala la dirección del deseo más bien que su
intensidad (cf. 2,26; 4,1). Tal deseo vehemente implica amor de
amistad, c o m o se ve p o r lo q u e s i g u e 1 2 . Con el ardiente amor:
lit. «en el corazón», mejor q u e en las entrañas, σ π λ ά γ χ ν α sede de
los afectos según la mentalidad de hebreos y griegos (cf. 2,1) 13 . Por
la falta del artículo algunos traducen: con un corazón, como el
de Cristo. Nuestra versión: amor se adapta mejor al sentido de
επιποθώ. De Cristo Jesús: «los anhelos del Apóstol brotan del in-
tenso amor con que Cristo ama a los suyos; son deseos acrisolados
y santificados en el amor de Cristo» (Tillmann).
9 Y esto pido 1 4 : éste es el contenido de mi oración (cf. v.4);
προσεύχομαι, de προσευχή = oración en general, no precisamente
petición, que es δέησις (cf. v.4); ambos sustantivos unidos, sólo
Pablo los usa en el N T (cf. 4,6). Vuestra caridad, ή άγάπη: directa-
mente se trata del amor manifestado en la limosna enviada a Pablo;
pero, por el contexto, el sentido de ágape es más amplio: amor a
Dios y al prójimo (Swete) 15 . Algunos insinúan la significación co-
munidad cristiana, lo cual facilitaría la inteligencia de la frase si-
guíente: crezca en conocimiento; pero este sentido no es probable,
atento el lenguaje habitual paulino; incluso en Ignacio de Antio-
quía, a quien se apela, no es clara tal interpretación. Vaya creciendo =
περισσεύη, de περισσεύω: sobrar, abundar 16 . Y «aumentando la
caridad, se perfecciona el afecto interior» (Tom.). Conocimiento pe-
netrante, επίγνωση: más bien teórico, de las cosas divinas, επί pro-
bablemente es intensiva. El sustantivo es favorito de Pablo. La
conexión entre el amar y el conocer la apunta Santo Tomás: «del
afecto habitual e intenso, cuando es sano, se sigue el recto juicio
sobre el objeto amado» 17 . En toda inteligencia, αϊσθησις: percep-
ción con el matiz de ciencia práctica, experimental, de las cosas mo-
rales 18 ; viene a ser lo mismo que tacto (Meinertz) o discernimiento
12
Lo mismo se infiere del empleo neotestamentario del giro. C. Spicq llega a escribir
con cierta exageración que aquí (Fil 1,8) la palabra «ha perdido todo el sentido de deseo y
hasta la vaga inclinación cordial; sólo significa dilección tiernísima, me atrevería a decir
apasionada» (Έπιποθεϊν désirer ou chérir: RB 64 [19571 189).
13
Sobre Viscera Christi trata U . H O L Z M E I S T E R en V D 1 6 ( 1 9 3 6 ) 1 6 1 - 1 6 5 .
4
‫ג‬
desde el punto de vista intelectual y moral (C. S P I C Q , Agapé dans le N.T. II [París 1 9 5 9 ] 2 3 4 ) ·
15
Según Spicq (o.c., 235), Pablo concibe la caridad como grandeza autónoma: expresa
la vida cristiana en lo que tiene de esencial, y especialmente como fuente de energía y de
radiación en la vida moral y religiosa.
16
Cf. 1 Tes 4 , 9 - 1 0 ; en forma adverbial reforzada: Ef 3 , 2 0 .
17
La construcción «crecer en» sugiere que el amor mismo es el que se extiende o ejerce
en el dominio del conocimiento (SPICQ, o.c., 235).
1
8 Unico ejemplo en el N T . La palabra parece ser frecuente en el lenguaje moral hele-
nístico, sobre todo estoico (SPICQ, o.c., 236 n.4).
7.65
Filipenses 2,14-15
más en conocimiento penetrante y en toda inteligencia, 10 para que
podáis aquilatar lo que vale más, a fin de que seáis puros e irreprehen-
sibles para el día de Cristo, 11 llenos del fruto de la justicia que [nos
viene] por Jesucristo, a gloria y alabanza de Dios.

(Bover). El amor, aunque ardiente y sincero, no sea impulso ciego,


sino «an intelligent a. discriminating love (Vincent), regulado por
un sano juicio y aplicado con tino a las diversas circunstancias de
la vida práctica. Esta, sobre todo para quienes acaban de venir del
paganismo, presenta situaciones difíciles, que sólo un amor juicioso
y penetrado de tacto puede sortear 1 9 .
10 Para que podáis aquilatar: lit. «para el aquilatar» εις τό
δοκιμάζειν. Aquilatar se dice de los metales; de ahí admitir, des-
pués de investigar las pruebas. Lo que vale más, τά διαφέροντα: las
cosas que difieren entre sí, lo que hay que distinguir, lo esencial;
de donde: 10 que vale más y, por tanto, es digno de ser adoptado
en la práctica 2 0 . El sentido «lo que vale más» es preferible, si
αισθησις se traduce «discriminación»; pero, de todos modos, en
realidad el resultado de la prueba es la elección de lo bueno, de lo
óptimo (Vincent). A fin de que: ese tacto y discernimiento moral
es una garantía de que podrán conservarse libres de toda mancha
en su paso por el mundo (Tillmann). Puros: propiamente sinceros.
Irreprehensibles: sin tacha, sin tropiezo. Este sentido intransitivo,
que ocurre bastante en los papiros, cae mejor en nuestro pasaje
(por el contexto precedente) que el transitivo = sin causar tropiezo.
Para el día de Cristo: teniendo en cuenta el día de Cristo. Pablo
desea que los filipenses se conserven puros, de modo que puedan
presentarse sin mancha ante el tribunal de Cristo Juez (cf. 1,6;
2,16)21.
11 Llenos del fruto: no sólo sin mancha. Como árboles carga-
dos de fruto desea Pablo ver a sus hijos, en cuyas almas germinó
la semilla sembrada por él (Tillman). Este fruto es el de las buenas
obras 2 2 . De la justicia: que produce la justicia. La palabra griega
δικαιοσύνη significa de suyo actitud y rectitud moral, cumplimien-
to de deberes con Dios y con los hombres. Aquí, por el contexto
subsiguiente, se trata de la justicia sobrenatural que está en nos-
otros 2 3 . Que nos viene por Jesucristo: lit. «el (que) por Jesucristo,
con la ayuda de su gracia, en unión con El (cf. 3,9; 4,13). A gloria
y alabanza de Dios: el crecimiento de la caridad en inteligente pe-
netración y tacto, la abundancia de fruto espiritual, redundan en
gloria de Dios, fin último de toda caridad, de toda justicia, de toda
obra buena. Las dos palabras gloria y alabanza no parecen ser pura-
19
Sobre la conexión caridad-conocimiento, cf. Ef 3,17-19; Col 2,2-3.
20
Spicq traduce «apreciar los valores respectivos, escoger entre el bien y el mal» (o.c., 239).
21
Stahlin ( T W N T 6,757) insiste en el sentido escatológico de toda la frase final: obtener
el objetivo ( = τέλος) sin haber caído más.
22
El sustantivo griego está en acusativo, como si se tratase de un verbo activo (aquí
perf. pas.). Cf. BLASS-DEBR. 159,1. La imagen del fruto recurre en 1,22; 4,17; Gál 5,22
(siempre en sing., como nota Bonnard).
23
Sobre la justicia de Dios ( = en Dios), cf. Rom, v.gr., 3,21ss; conc. Tridentino, ses.6.·
c.7: Dz 799.
7.65 Filipenses 2,14-15
12
Y quiero que sepáis, hermanos, que lo que m e ha ocurrido ha
venido más bien a [favorecer] el progreso del Evangelio, 13 hasta el
punto de que en todo el pretorio y entre todos los demás se ha hecho
patente que por Cristo m e hallo en cadenas, 14 y la mayoría de los

mente sinónimas: aquélla se refiere más bien a la gracia divina,


manifestada en la vida santa; la alabanza mira a la gratitud humana
por este don (Plummer) 2 4 .

Situación de Pablo. 1,12-26


12-18 Antes de referirse a sus perspectivas e ideales, Pablo se
apresura a disipar la sospecha de que su prisión haya podido ser
obstáculo a la propagación del evangelio. «A la pregunta cómo le
va, un apóstol debe reaccionar respondiendo cómo le va al evange-
lio» (Barth) 25.
12 Quiero que sepáis, pues estaréis preocupados por mi suerte.
Lo que me ha ocurrido, τά κατ' έμέ: las cosas referentes a mí, mis
asuntos, mi situación. Λ (favorecer) el progreso: lit. «para el pro-
greso» eís προκοττήν. lo acaecido no sólo no ha impedido, 'sino
más bien ha resultado favorable 26 .
13 En todo el pretorio: orig. cuartel general del ejército en
campaña, residencia oficial del gobernador de la provincia; «villa
señorial», sobre todo: palacio fuera de Roma; aquí, supuesto que la
carta se escribió en esta ciudad, guardia imperial 27 . Entre todos los
demás que le visitaron, o que tuvieron noticia de él. Por Cristo:
lit. «mis cadenas notorias en Cristo han llegado a ser»; es decir, que
«su encarcelamiento no se debe a ninguna postura política, compro-
metedora de la paz romana» (Gonz. Ruiz), sino a su calidad de cris-
tiano y de apóstol de Cristo: «manifestatur me non pro aliquo cri-
mine, sed pro Christo omnia sustinere» (Jerón.). Knabenbauer y
otros interpretan: a los designios providenciales de Cristo (no al
poder de mi personalidad, explica Heinzelmann) se debe el que se
haya divulgado mi prisión y, con ello, la fama del evangelio «en
círculos a los cuales, de haber estado libre, apenas habría hallado
entrada» (cf. Staab). De todos modos, tanto la prisión misma como
el desarrollo del proceso han favorecido la propagación del cris-
tianismo.
14 Animados en el Señor: habiendo encontrado en el Señor
motivos para confiar 28 (Beet), han cobrado más audacia: lit. «con más
24
En favor de un concepto único: B L A S S - D E B R . , § 168,2.
25
Sobre la perícopa 1 2 - 1 9 cf. T . H A W T H O R N , Phil. 1.12-19‫ •׳‬ExpT 6 2 ( 1 9 5 0 - 5 1 ) 3 1 6 - 3 1 7 ·
26
Προκοτή (ττρο delante, avance; κόπτω,cortar, golpear); según parece, metáfora
militar: remover árboles y otros obstáculos que impiden el avance de las tropas; para otros:
extender una placa de metal a golpe de martillo. La palabra recurre en 1 Tim 4,15· Aquí:
progreso moral. Sobre su significado en Flp 1,12, cf. STAHLIN: T W N T 6,715. Pablo y Lucas
han adaptado a la mentalidad cristiana el concepto estoico y filoniano del vocablo: G . S T A H -
LINT, Forschrift u. Wachstum, Festgabe J. Lorts (Baden-Baden 1958) t.2.° 13-25·
27
En este sentido: Sirio, Tácito, Suetonio, inscripciones.
28
Πεττοιθότας tiene aquí este matiz (cf. 2,24; 3,3)· Sobre el comentario de J. A. Beet
(1891) cf. V I N C E N T , o.c., X I I . Acerca del giro en Cristo, cf. L Y D E R B R U N : Symbolae Osloen-
ses, 1 (1922) !9-38.
7.65
Filipenses 2,14-15
hermanos, animados en el Señor por mis cadenas, han cobrado más
audacia para predicar sin temor la palabra de Dios. 15 Verdad es que
algunos predican a Cristo por envidia y rivalidad, pero también otros
lo hacen por benevolencia; 16 éstos por amor, sabiendo que estoy
puesto para defensa del Evangelio; 17 aquéllos por emulación anuncian
a Cristo, por razones no puras, juzgando que suscitan tribulación a

abundancia», περισσοτέρως, adv. Se atreven, de τολμάω; aquí: obrar


resueltamente 2 9 . Tal valerosa actitud se ha originado en ellos al
observar la fortaleza del prisionero, por una parte, y por otra, al
ver que en su predicación no es molestado por las autoridades ro-
manas, antes bien que la marcha del proceso presenta buenas pers-
pectivas.
15 Verdad es que algunos: cierto que no todos los hermanos
tienen ese celo; mi alegría no es completa. Predican a Cristo:
lit. «al Cristo, al Mesías», tal vez porque subrayan que Jesús es el
Mesías (Plummer); predicar: pr. desempeñar el oficio de heraldo;
aquí: en la proclamación del evangelio. Por envidia y rivalidad:
διά φθόνον και εριν, enumerados juntos 3 0 ; ερις: contención, ri-
validad, pendencia. Envidiosos por los éxitos de Pablo y deseosos
de hacer resaltar cada uno sus propios valores 3 1 . Por benevolencia,
de ευδοκία: con intención benévola respecto de Pablo y de su
obra 32 .
16 Estos: ha descrito dos clases de predicadores; ahora pun-
tualiza más la respectiva disposición de ánimo por amor (cf. v.9.)
Del amor brota la benevolencia (v.15). Estoy puesto: κεϊμαι, pr. ya-
cer; aquí no un yacer o un estar inactivo; por el contexto más bien:
puesto por Dios como centinela (Plummer) 3 3 . Otros traducen:
estoy puesto en cadenas, detenido (así Est.). Para defensa del evan-
gelio: defensa: απολογία (cf. v.7); predican a Cristo por amor, or-
gullosos de colaborar conmigo en la defensa vigilante del evangelio;
o bien: sabiendo que todo (mi prisión, mis penas, etc.) redundará
en defensa del evangelio; o que, en último término, mi prisión se
debe a la hostilidad de los judíos, originada por la predicación del
evangelio (Knab.).
17 Emulación: έριθεία significa contención, espíritu de par-
tido 34 . Avidos de su gloria, intentan rebajar el prestigio de Pablo.
Anuncian: de καταγγέλω: exclusivo de Pablo y de Act. Por razones
no puras, ούχ άγνώς, no puramente (adv.) suscitan tribulación, des-
29
Cf. Rom 5,7; 2 Cor 10,2. Predicar: lit. •decir la palabra». Tal vez este giro (sin el
genitivo de Dios) es el texto primitivo y designaría la predicación cristiana (cf. LOHMEYER
y BONNARD).
30
Rom 1,29; Gál 5,20-21; 1 Tim 6,4. Sobre el sentido de estas palabras, cf. SPICQ,
o.c., 245-248. . .
31
La conjunción κα'1 antepuesta a διά φθόνον puede significar también, sin excluir
otros motivos (Barth).
32
Cf. Ef 1,5.9 ( = benevolencia divina). Sobre el και que precede a δι'εΰδοκίοα‫ ׳‬véase
lo dicho en la nota anterior. Otros (Dibelius, Meinertz, Spicq): buena voluntad para con
Dios.
33
Sin este matiz de vigilancia ocurre en 1 Tes 3,3; L e 2,34; cf. 1 Tim 1,9. El verbo
afín τίθημι se halla, v.gr., en 2 Tim 1 , 1 1 .
34
El vocablo recurre en 2,3. En cuanto a la extraña historia de la palabra, primitiva-
mente con el sentido de •jornal», cf. W . BARCLAY: ExpT 70 (1958) 6-7.
7.65 Filipenses 2,14-15
mis cadenas. 18 Y ¿qué? Después de todo, que de cualquier manera,
sea por pretexto, sea con verdad, Cristo es anunciado, y esto m e ale-
gra; más aún, m e alegrará siempre, 19 pues sé que esto resultará en
provecho de mi salvación por vuestra oración y la asistencia del espí-

piertan aflicciones en el preso. Este sentido es mejor que el de


añaden (έτπφέρειυ; D c K L = lect. menos probable) nuevas penas
a las de la prisión. ¿Por qué creen que, anunciando ellos a Cristo,
van a afligir a Pablo? Según algunos, porque con esto esperan que
arrecie la persecución de los enemigos del Apóstol; pero es mucho
más probable suponer que tales predicadores, envidiosos, en plena
libertad de acción, pensaban tener mayores facilidades para adqui-
rir una gloria que Pablo, impedido de predicar, no podía obtener:
así quedaría herido el amor propio de. éste (Heinzelmann). A mis
cadenas: frase gráfica (en vez de: a mí, encandenado) e irónica, pues
precisamente esas cadenas debieron de ser de gran consuelo para
Pablo, al manifestarse en todo el pretorio.
18 Y ¿qué? Después de todo... Cristo es anunciado, y esto me
alegra: fina ironía de Pablo; ellos creen acrecentar mis sufrimientos,
y, de hecho, lo que acrecientan es mi gozo. La mezquindad de tan
egoístas intenciones se estrella contra la grandeza de alma del
Apóstol.
Y ¿qué?: lit. «¿pues qué?» = τί yap, como si dijera: ¿cuál es
el resultado de tal actitud?; o bien, .¿qué me importan a mí sus
intenciones? 35 . Después de todo: en griego hay dos lecturas princi-
pales: πλην ότι,, ¿qué ocurre sino que...? Otra: δτι, ¿qué pasa?,
pues que... La primera (SAFGP) es la más probable (cf. Act 20,23).
Pretexto: razón aparente, no sincera (Act 27,30). Tillmann, Hein-
zelmann: con segunda intención. Cristo es anunciado: ante este tes-
timonio «son de importancia relativamente secundaria las personas
que llevan las cadenas, que dan testimonio o que anuncian el evan-
gelio» (Peterson). Y esto me alegra: lit. «en esto me alegro»; έυ:
sentido causal, razón del gozo: «cuando la causa es buena, hay que
alegrarse de ella y del efecto; cuando es mala, sólo del efecto» (Tom.).
Más aún: αλλά και. Algunos ponen en 18a (y qué, etc.) el co-
mienzo de la siguiente sección; otros muchos lo colocan en 18b
(más aún...); nosotros empezamos la perícopa en v.19; de todos
modos, la conexión entre estos dos versos es estrecha.
19-26 Después de haber explicado su situación personal en re-
lación con el progreso del evangelio, pasa Pablo a declarar sus de-
signios e ideales.
19 Pues sé: este verbo οιδα es frecuente en Pablo; va unido
al anterior (me alegrará) con la partícula causal yap: prever el bien
espiritual que obtendrá, será para Pablo motivo de nuevo gozo.
Que esto: el que mis émulos obren así, resultará: propiamente
partirá, saldrá; la forma sustantiva: éxito, resultado. En provecho
de mi salvación: lit. «será conducente para mi salvación»; σωτηρία =
salud, conservación, bienestar; aquí no es liberación del peligro
35
Sobre este giro elíptico, cf. BLASS-DEBR., § 299.3 Y ROM 3,3.
7.65
Filipenses 2 , 1 4 - 1 5
20
ritu de Jesucristo, conforme a mi firme actitud de expectativa y a
mi esperanza de no ser confundido en nada, sino que con toda publi-
cidad, como siempre, también ahora será glorificado Cristo en mi
cuerpo, ya sea con mi vida, ya con mi muerte; 21 porque para mí el

actual externo, ya que—nota Vincent—el resultado será el mismo,


viva o muera Pablo (v.20), sino que significa próximamente el bien
espiritual del Apóstol aun ahora y, en definitiva, su salvación
eterna. Acerca de σωτηρία, cf. v.28; 2,12. La frase entera resultará...
36
salvación está tomada de J o b 13,16 . Por vuestra oración: n o con-
fía en sí mismo; por eso pide oraciones; así otras veces 37 , y por la
asistencia, έτπχορηγία: propiamente cuidado y manutención de un
coro; de donde, suministro; el prefijo έτη puede tener significación
intensiva (abundante suministro), o mejor, adicional (suministro
consiguiente, respuesta de Dios a vuestras oraciones) (cf. Plum-
mer). El espíritu de Jesucristo, es decir, enviado por Cristo glorioso,
ya se entienda el auxilio divino o el Espíritu Santo, prometido a los
suyos 38 .
20 Conforme, esto es, resultará (v.19), como espero. Firme ac-
titud de expectativa, άττοκαραδοκία, de καραδοκέω: alargo la cabeza
para escuchar; άπο apartándome de otros objetos o procurando
percibir de lejos el objeto de mis deseos. Unida a ελπίς se puede
traducir: ansiosa esperanza 3 9 . De no ser confundido, pues no tengo
conciencia de culpa, ni mi situación empeorará hasta el punto de
impedirme la defensa y la predicación del evangelio. En nada: en
ninguna cosa, o jamás, suceda lo que suceda. Publicidad, παρρησία:
de suyo, valentía en el hablar; de donde: franqueza; aquí, con toda
claridad, públicamente. Es la antítesis de confusión40. Ahora: que
estoy en cadenas, esperando el desenlace del proceso. Será glorifi-
cado: lit. «engrandecido». Algunos observan la modestia de la ex-
presión; no dice: yo glorificaré a Cristo, sino: Cristo será glorifica-
do en mí. En mi cuerpo: en la persona de Pablo es donde Cristo
recibe glorificación formal; se menciona el cuerpo porque éste era
el que estaba en cadenas, y sus demás aflicciones, en buena parte,
eran corporales (cf. 1 Cor 6,20; 2 Cor 4,10; Col 1,24).
41
21 Porque para mi, el vivir es Cristo, y el morir, ganancia , por-
36 b ó t e s e el espíritu providencialista de Pablo, como en Rom 8,28.
37
1 T e s 5.25; 2 Tes 3 , 1 ; Flm 22. L a idea de la comunión de los santos es muy del Apóstol.
38
Cf. M t 10,19-20; L e 1 2 , 1 2 ; Jn 14,16. L a frase Espíritu de Cristo ocurre en Rom 8,9;
Espíritu del Señor: 2 Cor 3 , 1 7 .
39
κσρσδοκείν y έλττίζειν juntos, v.gr., en FILÓN, De Jos. 9 (4,63,10, ed. WENDLAND).
Este vocablo denota la actitud interior de esperanza y deseo; aquél, el ademán externo, índice
de curiosidad y angustia ante lo inseguro del suceso (cf. G . BERTRAM, Ά τ τ ο κ α ρ α δ ο κ ί α : Z N T W
49 [1958] 264-270).
40
Ambos términos, contrapuestos, se hallan también en 1 Jn 2,28; παρρησία en cone-
xión con la esperanza: 2 Cor 3,12. Sobre la atmósfera jurídico-espiritual de la ιταρρησία
bíblica, cf. H. JAEGER, π . et fiducia: Studia Patrística, V 1 (Berlín 1957) ( T U 63), en espe-
cial 222-228.
41
Sobre este versículo, cf. O. SCHMITZ, Zum Verstiindnis v. Phil. 1,21: Neutest. Studien
f. G . Heinrici (Leipzig 1914) 1 5 5 - 1 6 9 ; H. RIESENFELD, Accouplements de termes contradic-
‫ן‬ toires dans le NT: ConiectNeotest 9 (1944) 1-21, en especial 12. Acerca de los v.20-24:
J . D U P O N T , Σ Υ Ν Χ Ρ Ι Σ Τ Ω Ι , L'union avec le Christ suivant S. Paul I (Bruges 1952) 1 7 1 - 1 8 7 .
En cuanto al sentido de los infinitivos sustantivados con artículo: BLASS-DEBR., 399. Vivir,
es decir, ya en la tierra: JOÜON, Notes philologiques... aux Phil. 1,21: RScR 28 (1938) 89-90,
7.65 Filipenses 2,14-15
vivir es Cristo, y el morir, ganancia; 22 pero, si continúo viviendo en
la carne, esto significa para mí fruto de trabajo; y no sé qué elegir.
que: una doble idea, forjada en lo más profundo de la mística cris-
tológica de Pablo, sintetiza la razón de su firme confianza en
que Cristo será glorificado por él, incluso, si llega el caso, con la
muerte. Para mí, enfático: opinen lo que quieran los demás, al
menos para mí... (cf. 3,20: para nosotros; lit. «de nosotros»). El
vivir: sentido y concepto, fuente y objetivo, tarea de la vida, el
vivir en sus aspectos de apostolado, de sufrimiento y de peregrina-
ción sobre la tierra, es una total consagración a El, principio y motor
de mis acciones. El sentido de la frase no es: Cristo (sujeto) es para
mí vida (predicado), sino: el vivir (sujeto) es Cristo (predicado) 42 . Es
Cristo: no hay vida digna de este nombre, sino la que se resuelve
en Cristo: tal es no sólo mi convicción, es mi experiencia: todo en
El y con El (cf. 3,8.9). San Efrén glosa: mi vida no es esta corporal
que intentan quitarme...; es Cristo, a quien nadie puede quitarme.
Y el morir: lit. «el estar muerto». El aoristo infinitivo denota no el
acto de morir, sino el estado después de morir. Ganancia: porque
la muerte me introduce en el perfecto conocimiento de El y en la
completa unión con El (cf. v.23); κέρδος, lucro (cf. 3,7), en antí-
tesis con ζημία, pérdida. En nuestro pasaje no ocurre esta antí-
tesis; para Pablo, vivir en la carne significa fecundidad de trabajo;
por eso no puede considerar su vida como una pérdida (Dupont).
Morir es ganancia: especie de proverbio en la literatura antigua,
cuyo eco viene a ser la exclamación ciceroniana: quid lucri est emo-
r i / 4 3 . La ventaja que el paganismo ve en la muerte es, al menos
muchas veces, la liberación de los males; la visión de Pablo es muy
distinta. Para otros, a lo más, es indiferente morir o vivir 4 4 ; en el
Apóstol, el anhelo por la unión con Cristo es lo que cambia las pers-
pectivas de cualquier ideal puramente humano 45 .
22 Pero, si continúo viviendo en la carne...: lit. «pero, si el
vivir en la carne, esto para mí fruto de trabajo»; y (και) qué escoja,
no lo sé. Es bastante probable el sentido: si el continuar viviendo...
es fructuoso para el evangelio, entonces ( = και) no sé qué voy a
elegir 46 . Según B. Weiss, Beet y otros: si el vivir en la carne es mi
destino, esto quiere decir para mí fruto; pero tal construcción supo-
ne una elipsis demasiado complicada. La sugerencia de Lightfoot
(pues ¿qué?, si mi vida en la carne va a ser fructífera..., de hecho
no sé) es solución fácil, pero aquí carece de base crítica, si bien hay
interpreta: vivir fuera de la carne, lo cual concuerda bien con el contexto subsiguiente (v.21b-
22.23), pero no con el antecedente (v.20).
42
En los papiros ocurre esta forma infinitiva, prácticamente idéntica a la sustantiva.
4 3
C f . 2 C o r 7 , 3 ; P L A T . , Fed. 64,A·
44
Tuse. 1,97. La idea había ya ocurrido en los griegos, v.gr., SÓFOCLES, Ant. 464. Otros
ejemplos, en DUPONT, o.c., 175, y en A. FEUILLET, que subraya el sentido de la frase como
reflejo de la doctrina paulina sobre la asociación del cristiano a la muerte de Cristo (RiBibl
66 [19591 481-513).
45
El sustantivo κέρδος no ocurre en la Escritura más que en Pablo. Cf. Tit 1,11 ( = sen-
tido propio); Flp 3,7 ( = sentido metafórico). Forma verbal: cf. Flp 3,8.
46
O como propone BLASS-DEBR., § 442,8: «Entonces, ¿qué escogeré?» No lo sé. Sobre
el sentido de και, cf. 2 Cor 2,2; ΗΟΜ. (5έ, principio de apódosis), II. 1,135; 12,246, etc. Con
prótasis sobrentendida: Me 10,26.
7.65
Filipenses 2 , 1 4 - 1 5
23
Y me siento apremiado de ambos lados, pues por una parte desearía
marcharme y estar con Cristo, porque esto es, con mucho, lo mejor;
24
pero el permanecer en la carne es más necesario por vosotros.

construcciones parecidas en el N T . Fruto del trabajo: un trabajo


apostólico fructuoso: «vivir en la carne, significa cosecha» (Barth).
No sé: γνωρίζω = dar a conocer, descubrir; también percibir, como
aquí: no acabo de ver bien. Vincent retiene el primer sentido y
traduce, glosando: «no tengo nada que decir sobre mi elección per-
sonal, si la prolongación de mi vida es interés vuestro»; mas tal exe-
gesis, rebuscada, no concuerda bien con lo que sigue. Además, en fa-
vor de la significación «percibir» está el uso extrabíblico de γ ν ω ρ ί ζ ω 4 7 .
23 Las dos cosas le atraen y le detienen: morir y vivir. La vida
en sí misma no es un atractivo para él, sino el bien del prójimo;
ni la muerte le halaga como cese de sus trabajos, sino como paso
a la unión con Cristo. Y me siento apremiado: pr. estoy contenido,
retenido. De ambos lados: pr. de los dos; desearía: pr. teniendo el
deseo (part. pres. con sent. modal); explica la disyuntiva entre el
anhelo de la muerte y la inclinación a la vida. Marcharme: pr.
(teniendo deseo) hacia el partir = eis τό άναλυσαι. Este verbo
significa desatar, partir, regresar, morir ( = soltarse de la vida);
también: levantar la tienda de campaña ( = metafóricamente por
morir); desatar las amarras y hacerse a la vela. Pablo usa άνάλυσις
refiriéndose a su muerte. Si emplea la expresión con alguna con-
ciencia de su sentido figurado, probablemente aquí (en Flp) alude
a la idea de levantar el campamento, pues las circunstancias piden
más bien una metáfora militar que una náutica (Vincent).
Estar con Cristo: en plan escatológico: 1 Tes 4,17; más en cone-
xión con nuestro pasaje: 2 Cor 5,8 (el alma antes de la resurrec-
ción con Cristo). La idea de la supervivencia del alma y su partida
hacia Dios, inmediatamente después de morir el hombre, recurre
en el helenismo. Que esta concepción griega haya influido en
2 Cor 5,8 y en Flp 1,24 (transponiéndola Pablo a la unión personal
con Cristo) es la tesis de Dupont. La posibilidad de tal influjo
no se excluye; en todo caso, la afirmación del hecho nos resulta
exagerada en su conjunto: el contraste de los textos prueba dife-
rentes situaciones y estados de alma; pero es dudoso que pruebe
una evolución en el concepto paulino de la unión con Cristo 48 . Con
mucho lo mejor: énfasis. El comparativo κρείσσον,, doblemente re-
forzado por los otros dos términos (mucho más), es combinación
única en el N T .
24 El permanecer en la carne: en esta vida corporal; algo más
concreto que el genérico vivir en la carne (v.22). Permanecer, έτπ-
μένειν, metafóricamente significa de suyo: quedar como detenido,
inmóvil 4 9 . Sacrificio heroico, quedar atado a la tierra, sujeto al
47
Ejemplos, en Lohmeyer. »[no sé] qué elegir»; propr. «qué elegiré».
48
Cf. J. LEVIE: N R T h 76 (1954) 541-543· Sobre la misma cláusula: LOHMEYER, Σύν
Χριστώ: Festgabe f. A. Deissmann zum 60. Geburtstag (Tübingen 1927) 218-257.
49
Cf. Rom 6,1; 11,22-23; Col 1,23; 1 Tim 4,16. En la carne: τη σαρκΐ con SACP,
mejor que εν σαρκί (Ρ 4 * BDEF...).
Filipenses 2,29-3,1 748
25
Y, convencido de esto, sé que m e quedaré y permaneceré con todos
vosotros para vuestro progreso y alegría en la fe, 26 a fin de que, con
mi regreso a vosotros, halléis en mí ocasión de gloriaros más en Cristo

forcejeo del espíritu contra la carne, cuando la muerte liberadora


le asocia para siempre a Cristo (v.23), «su vivir» (v.21). Es más
necesario: es decir, tengo más obligación. El no sé lo que escoger (v.22)
cede ante el claro conocimiento de lo que dicta como más necesario,
la obediencia profesional: permanecer (Heinzelmann). Se antepone
el deber a la ganancia (v.21).
25 Convencido de esto: construcción parecida a la del v.6,
pero aquí, el pron. demostr. se refiere a lo dicho en el verso an-
terior.
Sé (οιδα): me parece lo más probable (Tillmann); tengo la cer-
teza moral (Est.), el presentimiento (Gónz. Ruiz), o bien: si per-
manezco... sé que redundará en utilidad vuestra (Crisóst.). Que
Pablo no estaba del todo seguro de que regresaría a Filipos, se ve
por el v.27. Que me quedaré y permaneceré, μενώ και παραμένω,
continuaré viviendo, y lo que vale más, seguiré con todos vosotros
promoviendo vuestro bien espiritual. Con todos vosotros (cf. v.8):
se entiende los filipenses; no es probable que se refiera a todos los
convertidos por él (Plummer). Esto no quiere decir que sólo por
ellos le prolongaría Dios la vida, sino que les habla así para conso-
larlos (Crisóst.) para vuestro progreso (cf. v.12) y alegría (cf. 1,4)
de la fe. Gramaticalmente, más bien se refiere al conjunto de ambos
sustantivos (alegría sin artículo, como esperanza en 1,20); de la fe
brotan el progreso y el gozo: ambos la caracterizan. Obviamente:
sin embargo, la fe sólo va aquí en conexión con la alegría (Ecum.,
Knab.).
26 A fin de que (seguiré con vosotros), a fin de que...: este
ulterior objetivo determina más la cláusula general: para vuestro
progreso (Vincent). Halléis en mí ocasión de gloriaros: lit. «para que
el tema de glorificación... abunde... en mí». Traducimos el verbo
abundar (cf. v.1,9) como adverbio: os gloriéis más, y añadimos
halléis ocasión de gloriaros: τό καύχημα υμών, tema de glorificación
de vosotros, aquello que da ocasión a que vosotros os enorgullez-
cáis; υμών, genitivo subjetivo 50 en mí. Lo explica con las palabras
que siguen: mediante mi presencia (παρουσία), o mejor (cf. a vos-
otros) con mi venida (de hecho: regreso). La palabra misma re-
curre en 2,12 en Cristo Jesús: parece referirse a gloriaros. Los fili-
penses se gloriarán en Cristo, que «por atención a ellos guardó
incólume a Pablo» (Piconio). Según otros, vuestro tema de glorifi-
cación sea más abundante en Cristo. De todos modos, la preposición
se toma en sentido causal.
1,27-2,18. Exhortaciones a la unión y, como medio para ello,
a la humildad, siguiendo el ejemplo de Cristo. Disputas y rivali-
50
Médebielle interpreta vosotros como genitivo objetivo: «ocasión de glorificaros». Los
Padres griegos: «para que yo me gloríe de vosotros». Gramaticalmente, el primer sentido
es el más probable. Sobre la palabra misma: R. B U L T M A N N : T h W N T 3 . 6 4 6 - 6 5 4 ; B. A. Dow-
DY, The meaning of καυχάσθαι in the N.T. (Diss., Vandcrbilt Univ. 1955)·
7.65
Filipenses 2,14-15
27
Jesús. Solamente que procedáis de una manera digna del Evange-
lio de Cristo, para que, ya vaya a veros, ya en ausencia oiga [hablar] de
vuestras cosas, [sepa] que seguís firmes en el mismo espíritu, unáni-
mes, luchando juntos por la fe del Evangelio, 28 sin dejaros intimidar
en nada por los contrarios, lo cual es para ellos indicio de perdición,

dades que habían brotado en la comunidad de Filipos dan ocasión


a estas amonestaciones. La extensa perícopa puede dividirse en tres
secciones: 1,27-2,4: primera exhortación; 2,5-11: ejemplo de Cris-
to; 2,12-18: nueva exhortación.

Sed h u m i l d e s , conservad la u n i ó n . 1,27-2,4


27 Solamente: venga yo o no, sólo tengo que deciros (Vin-
cent); sólo así se mantendrán el progreso vuestro y la alegría de la
fe (v.2ó), y en mí el gozo por vuestro bien (cf. 2,2.17). Que proce-
dais: lit. «proceded», de πολιτεύομαι, palabra técnica en la juris-
prudencia romana: vivir en la sociedad según ciertas normas lega-
les. Para designar la conducta cristiana, Pablo suele usar, entre
otros, especialmente el verbo περιπατεϊν, pasear, caminar. Aquí
viene mejor πολιτεύομαι, para inculcar la antítesis y el paralelismo
entre las obligaciones de u n civis romanus y las d e u n civis cáeles-
tis (3,20) (ya de derecho en el cielo, aunque todavía en la tierra),
como miembro de la comunidad cristiana en la colonia romana de
F i l i p o s 5 1 . Digna: lit. «dignamente» 5 2 . Ya vaya a veros, ya en ausen-
cia oiga: lit. «ya viniendo y viéndoos, ya estando ausente, oigo».
El. sentido es claro. La construcción está moldeada por la idea de
ausencia, que es lo más destacado en la mente del autor (Vincent).
Vuestras cosas: las cosas acerca d e vosotros. Sepa: d e suyo, oiga
que...; pero por ser comienzo de oración principal, se sobrentiende:
sepa yo..., si oigo hablar de vosotros. Seguís firmes, de στήκω. El
verbo insinúa cohesión, como la de las piedras de un gran edificio,
que estriba sobre un sólido cimiento; firmeza del atleta (así el mis-
mo Pablo) que resiste imbatido todos los ataques. En el mismo es-
píritu: en prep. con sentido modal (cf. 4,1); espíritu, derivado del
Espíritu Santo, que es fuente de unión y de paz. Unánimes: con
una sola alma (ψνχή); modalidad de la lucha, mejor que de la fir-
meza; concordia en el pensar (ομόνοια) (Crisóst.). Por la fe (Crisóst.),
0 bien: en alianza con la fe, personificada, como la caridad, en
1 Cor 13,5 (Lightfoot, Plummer). Del evangelio: en el Evangelio;
la fe por la que se cree en la doctrina evangélica, o mejor, la fe, que
es el evangelio.
28 Sin dejaros intimidar: lit. «no intimidados», μή πτυρόμενοι
part. de πτύρω, asustar; v.gr., a un animal 5 3 . En nada: cf. v.20.
Por los contrarios, de άντικεϊμαι: estoy en contra. Tal vez alusión
51
Cf. R . R O B E R T S , Philippians 1,27 (Goodspeed): ExpTim 49 ( 1 9 3 7 - 1 9 3 8 ) 3 2 5 - 3 2 8 ,
y P. B R E W E R , The meaning of. π . in Phil. 1,27: JBiblLit 7 3 ( 1 9 5 4 ) 7 6 - 8 3 .
R.
52
Sobre *la vida de los cristianos en el mundo» según Pablo (Flp 1 , 1 - 2 , 4 ) diserta G. J O H N -
I STON, CanadJT 3 ( 1 9 5 7 ) 2 4 8 - 2 5 4 .
53
Unico ejemplo bíblico de esta palabra; cf. P L U T . , Vita Fab., 3,1. Otros ejemplos,
I en Lohmeyer.
Filipenses 2,29-3,1 750
29
pero para vosotros de salud, y esto de parte de Dios. Porque a vos-
otros se os ha concedido la gracia del «por Cristo», no sólo de creer
en El, sino también de padecer por El, 30 sosteniendo el mismo com-
bate que visteis en mí y ahora oís de mí.

a las burlas que hacían los gentiles de la religión cristiana. No hay


especial motivo para suponer una persecución formal contra la co-
munidad de Filipos. Lo cual: ήτις, pron. relat. fem.; concuerda
por atracción con ενδειξις,, pero lógicamente con μή πτυρόμενοι:
vuestra valiente actitud es señal, prueba. Para ellos, de que ellos
se perderán. La intrepidez y cohesión de los fieles en la lucha
prueba a sus perseguidores que oponerse a ellos es ir contra Dios,
lo cual es ir a la ruina. De perdición: gen. de άπωλεία, destrucción,
pérdida; vocablo helenístico, frecuente en los LXX, en inscripcio-
nes y papiros con sentido de daño material. Aquí, en nuestro pasaje:
condenación eterna, por antítesis con σωτηρία. Para vosotros, de sa-
lud: lit. «de la salvación de vosotros, de vuestra salvación» (cf. v.19).
De parte de Dios = άπό θεοΰ, a Deo: de Dios, de su parte. Esto
se refiere a la cláusula entera: de Dios viene el que vuestra valerosa
conducta sea...
29 Porque: la razón para no intimidarse, y el justificante de la
afirmación: de parte de Dios (v.28), es que propiamente el sufrir
por Cristo no es desgracia, sino muy gran honor y privilegio;
prueba vuestra unión con El, lo cual asegura vuestra salvación
(Vincent). Se os ha concedido: έχαρίσθη, dado como libre don y
favor (χάρις). Del «por Cristo»: el padecer por Cristo: es como si
Pablo interrumpiese bruscamente la frase para insertar el inciso
acerca del libre don de la fe, como primer paso en el gran privilegio,
y después viene el sufrir, cerrando enfáticamente el período (cf. Plum-
mer) 5 4 . Creer en El: εις αύτόν τπστέυειν: entrega a Cristo por
la fe.
30 Sosteniendo: pr. teniendo, εχοντες, con el sentido de sos-
tener, aguantar, como άνεχόμενοι en Ef 4,2 55 . Combate: áycov =
asamblea, en especial para los juegos públicos; competición en la
arena; lucha en general, ansiedad. Que visteis en mí: en 1 Tes 2,2
se alude a este hecho descrito en Act 16,11-40. El mismo que:
οίον, parecido, no idéntico, pues los filipenses no han llegado a
estar presos, como él (Plummer). Oís de mí, lit. «en mí; oís que se
verifica en mí, es decir, vais a oír, al leer esta carta o al escuchar
la narración de Epafrodito (2,25). Se puede suponer también que
recientemente habían ya recibido alguna noticia sobre la situación
de Pablo.
54
Acerca del concepto paulino del Apóstol, bajo el aspecto doloroso en orden- a la
construcción de la Iglesia, cf. J. M . G O N Z Á L E Z R U I Z , LO que falta a las tribulaciones de Cristo
(Col 1,24): AnthAnnua 2 (1954) 1 9 2 - 2 0 6 .
55
Sobre esta construcción participial, afín al anacoluto, cf. B L A S S - D E B R . , § 4 6 8 , 2 .
751 Filipenses 2,1

¿ 1 Si, pues, algo [vale] una advertencia en Cristo, un afectuoso


consejo, si algo [valen] alguna comunicación de espíritu, alguna en-

C A P I T U L O 2

1 Si pues, así, pues (oOv), si... La partícula griega indica que


Pablo reanuda la exhortación comenzada en 1,27ss. De todos mo-
dos, inculcada la unidad contra los de fuera (1,27-28), es obvio
pasar a insistir en la unidad entre los de dentro. Nótese el énfasis
de las cuatro sentencias que siguen en forma como de adjuración
y obsecración para mover más a los fieles (Cay., Knab.). Muchos
griegos Est. y varios modernos (v.gr., Vincent, Michael) inter-
pretan: «si queréis darme algún consuelo, mostradme algún amor,
manifestad que estáis unidos conmigo... y tenéis compasión de
mí...» Pero esta exegesis no responde bien al objetivo de Pablo y
al significado de las expresiones empleadas. Es preferible ver aquí
una adjuración hecha por el Apóstol sin relación directa con su
propio consuelo; sólo pretende con ella excitar a los fieles a la
unión mutua.
Si algo vale: pr. si alguna... Unos suplen: «existe»; otros, me-
jor: «si vale algo, si alguna fuerza tiene para moveros» 1 . Una adver-
tencia: παράκληση, de παρακαλέω, llamar junto a sí, pedir ayuda,
exhortar. También puede tener el sentido de consolar (Vulgata: «si
qua ergo consolatio»); pero aquí, mejor: advertencia (cf. 4,2). En
Cristo: en nombre de Cristo, en una causa que es suya (Knab.),
sentido más obvio que «si el hecho de estar vosotros en Cristo tiene
algún poder de exhortación» (Vincent). Un afectuoso consejo: Trapa-
μύθιον áycarris, aliento, estímulo del amor (άγάπης, genitivo cualitivo),
(nacido) de la caridad, lleno de benevolencia, afectuoso 2 . Co-
municación: κοινωνία (cf. 1,5; 3,10). La asociación con el Es-
píritu Santo, a quien recibisteis: si estimáis verdaderamente tal
consorcio, os esforzaréis en cumplir mis avisos. Otros: si tenéis
algún sentido comunitario; o bien: si existe posibilidad de comu-
nicar el espíritu a los creyentes (Muñoz Iglesias, Gonz. Ruiz). La
primera interpretación es más conforme con el significado de
κοινωνία en los demás pasajes paulinos citados. Alguna entrañable
compasión, σπλάγχνα και οίκτιρμοί: lit. (en pl.) «entrañas y mise-
ricordias». El giro griego puede traducirse con los dos sustantivos:
si algo vale ante vosotros el tierno amor que os profeso y la com-
pasión que os tengo, o bien, adjetivando el primer sustantivo: la
cordial, la entrañable compasión. Nótese: «si alguna» (en sing.), como
si Pablo, al dictar, pensase poner otro nombre en singular, y des-
pués se le ocurriese emplear los dos plurales, expresión más gráfica

1
Por ει τι; cf. B L A S S - D E B R . , § 137,2. Sobre esta primera perícopa del capitulo, cf. W . B A R -
CLAY, Great Themes on the Ν. Τ.: I. Philippians II 1,11: ExpTim 60 (1958) 4-7; Bo R E I C K E ,
Unité chrétienne et diaconie. Phil 2,1-11: Neotestamentica et Patrística 203-212.
2
En un sepulcro del tiempo de Adriano se lee: τταραμύθιον, del padre y de la madre
(cf. K A I B E L , Epigrammata 951.4)· Spicq entiende άγάττη del amor hacia Dios (o.c., 255).
Filipenses 2,2-4 752
trañable compasión. 2 colmad mi alegría, teniendo el mismo sentir,
la misma caridad, la misma alma, las mismas aspiraciones. 3 Nada
hagáis por rivalidad ni por vanagloria, sino que cada uno con humil-
dad tenga a los demás como superiores a sí mismo, 4 no mirando úni-
camente a lo suyo, sino también a lo de los otros.
de su pensamiento (Plummer). Otros prefieren ver aquí o un so-
lecismo (los dos plurales dependen del sing. mase, τις) o el em-
pleo de una forma indeclinable (τι) por razón de simetría en las
cuatro cláusulas consecutivas.
2 Colmad: ya estoy alegre por las buenas noticias de vosotros
(cf. 1,4,5); llenad ahora mi gozo. Teniendo: lit. «para (iva puede
expresar súplica o deseo) que sintáis» (φρονήτε); cf. 4,2. Lo mismo:
es decir, lo que se amplifica en las cláusulas siguientes; el sentido
que da Barth resulta alambicado: origen divino de todo lo que
puede ser verdad y justicia en cada uno. La misma alma, σύμψυχοι-
(adj.): unánimes (Vg). Unico ejemplo en el N T 3 . Las mismas
aspiraciones: lit. «sintiendo lo mismo (cf. 4,2), explicación de la
frase anterior (Crisóst.). Traducimos aspiraciones, pero en griego
se repite el verbo sentir, con que empezó la enumeración, sólo que
el complemento era allí τό αυτό y aquí τό εν (idem et unum). Estos
dos pronombres, ¿expresan la misma idea? Así muchos (v.gr., Plum-
mer), que aducen la frase corriente εν και ταύτό (Polibio, Arísti-
des, etc.): unum atque idem. Otros (como Hipól., Knab.) entienden
por uno algo especial, necesario, que ya conocen los filipenses,
v.gr., la causa de Cristo, la salvación de ellos. Exegesis posible,
pero rebuscada.
3 Nada hagáis, etc.: subraya en concreto los obstáculos a esa
unión de los ánimos. Nada (hagáis o sintáis), concordando con la
cláusula anterior: teniendo el mismo sentir (v.2). Rivalidad: espíritu
de partido (cf. 1,17); κατά con acusativo: según, por. Vanagloria:
esta apetencia desordenada de gloria es origen de rivalidad y de
envidias, es «refrigerante de la caridad» (Crisóst.). Humildad: ταπεινό-
φροσύνη no se halla en el griego clásico; implica sentir bajamente
de sí, es virtud opuesta al vicio de la vanidad. La demisión de sí
lleva a considerarse inferior a los otros, como se indica a conti-
nuación 4 . Cada uno tenga: pr. teniendo, juzgando (en pl., vos-
otros): ηγούμενοι (arbitrantes) 5 .
4 No mirando, del verbo σκοπέω, ver atentamente (cf. 3,17).
Cada uno 6 a lo suyo (pl.): τά εαυτών, las cosas propias, el propio
interés; sino también: en griego se repite el sujeto «cada uno», pero
en plural (único ej. en el N T ) .
3
Menos probable es el sentido con toda el alma, que le da A . F R I D R I C H S E N , σύμψυχοι =
όλη ψυχή: Philol Wochenschr 58 (1938) 910-912. La caridad es el alma que anima la vida del
cristiano (Spicq).
4
Epicteto y Josefo usan el vocablo en sentido peyorativo. Acerca de la virtud cristiana
de la humildad en el N T , cf. L . G I L E N , Demut des Christen nach d. NT: ZAzsMyst 13 (1938) 1
266-284. Sobre el contraste con el concepto aristotélico de μεγαλόψυχος (de alma grande), ‫ן‬
cf. BARCLAY, a.c., 6,7.
5 P46DI...: προηγούμενοι, dar ventaja, cf. Rom 12,10. Agrícola y Domicia Decidiana,
su mujer, según Tácito, «vixerunt mira concordia per miram caritatem et invicem se ante-
ponendo» (Agrie. 6,1).
<> έκαστος: P 4 6 S C D . . . ; έκαστοι (plur.): ΒΑΤ ( T H W M ) .
753 Filipenses 2,5
5
Tened en vosotros estos sentimientos, que [había] también en

Imitad a Cristo, a n o n a d a d o y abatido. 2,5-11


La exhortación de Pablo a la unión mutua y, como presupuesto,
a la humildad, llega a su punto culminante cuando les propone
como ejemplo de excepcional valor el de Jesucristo. La sección
forma un verdadero himno cristológico, integrado por cláusulas
rítmicas.
En cuanto al contenido, Pablo no se propone ex professo dar
doctrina sobre el Hombre-Dios, pero «las afirmaciones en cierto
modo incidentales, que se suponen conocidas generalmente por
los fieles, encierran tal riqueza de contenido y tal unidad en la
exposición, que en el conjunto de los escritos paulinos sólo le
llega Col 1,15-23; 2,9-15, y en algunos puntos le aventaja» (Staab) ‫י‬.
Algunos críticos (entre otros, Lohmeyer, Arvedson, Cullmann,
Geiselmann) opinan que Pablo se apropió un himno cristiano pri-
mitivo, que suelen considerar como judío-cristiano, escrito proba-
blemente en arameo. Entre otras razones, acentúan la novedad
del vocabulario: ejemplos únicos en el N T 8 ; otras palabras sólo
tienen una segunda cita en éste 9 ; κενόω reviste aquí (en refi.) una
acepción única: privarse, vaciarse, etc. Para Lohmeyer, ευρίσκομαι
con cbs ni es paulino ni griego; según Geiselmann, la fórmula acia-
matoria Kyrios, Iesus Christus n o es d e Pablo.
Sin embargo, el himno responde bien a la exhortación prece-
dente, como se ve cotejando con ella lo que ahora explanaremos.
«La prosa paulina tiene a veces cadencias y ritmos parecidos a
estrofas. El fragmento sobre la caridad (1 Cor 13ss) es también
un himno» (Cerfaux). «Pablo es una personalidad voluntariosa
(eigenwillig) y polifacética que halla siempre nuevos giros conformes
con las necesidades de la situación... Sobre todo en las cartas poste-
riores tiene mucho de su peculio. Si no se reconoce esto, es impo-
sible retener la autenticidad ad Ephesios, incluso la de ad Colos-
senses, por no hablar de las pastorales» (Meinertz) 10 .
El himno comprende tres partes: Cristo preexistente en Dios
(v.6); después, en su vida terrestre (v.7-8), y, por último, triunfante
y glorioso (v.9-11). Como preámbulo a todo ello, una invitación
de Pablo a revestirse de los sentimientos de Cristo (v.5).
5 Tened: pr. sentid esto (cf. 1,7). Estos: pr. esto, es decir,
7
R N T (1950). En la edición de 1959 Staab concede que el himno puede ser anterior
a Pablo.
8
άρπαγμός, ύττερυψόω, καταχθόνιος.
9
μορφή, σχήμα, είναι ίσα Θεώ (esta última frase, con estructura bien diferente, en
Jn 5,18).
1 0
M. M E I N E R T Z , Zum Verstandnis d. Christushymnus, Phil. 2,5-11: T T h Z [ 6 1 PB]
(1952) 1 8 7 . U n resumen del estado presente de la cuestión, en J. M. F U R N E S S , The author-
ship of Philippians II 6,11: en ExpT 7 0 (1959) 2 4 0 - 2 4 3 ; al final, siguiendo a E. F. Scott
(IB XI 4 7 ) , Furness se inclina por la autenticidad. Cf. también L. C E R F A U X , Intr. a la Bible,
dir. de A . R O B E R T et A . F E U I L L E T , t . 2 N T 4 8 4 . Por su parte, R . P. Martin considera la
perícopa como un credo, probablemente compuesto por Pablo en arameo: An early christian
confession: Phil. 2,5-11 (Londres 1 9 6 0 ) ; G. D I E T E R , Der Vorpaulinische Hytnnus Phil. 2,6-11,
Zeit u. Geschichte. Dankesgabe an R . Bultmann (Tübingen 1 9 6 4 ) 2 6 3 - 2 9 4 . Intenta probar
que el himno revela una tradición judeohelenística.
Filipenses 2,2-4 754
6
Cristo Jesús, | el cual, estando en la forma de Dios, | no consideró como
bien precioso [que se desea explotar] el | hallarse en situación igual a la
lo que sentía Cristo sobre la humildad y la sujeción. El ejemplo
del Señor debe ser decisivo para animar a los fieles al ejercicio
de las diversas virtudes 11 .
6 El cual, estando en la forma de Dios: estos dos v.ó7‫ ־‬son de
los pasajes más difíciles de la Escritura (Plummer) o, al menos,
de las epístolas paulinas (Tillmann); de aquí la variedad de inter-
pretaciones que han hecho correr mucha tinta.
El cual, a saber: Cristo Jesús (v.5), considerado en su preexis-
tencia como Dios (por el contexto); lo cual no se opone al formu-
lismo y a la mentalidad de Pablo 12 . En la antigüedad, el Ambro-
siáster y Pelagio entendieron el sujeto el cual del Verbo encarnado;
en el siglo X V I I , Velázquez. Modernamente varios aplican el relativo
al Cristo que llaman «histórico» por oposición al «Cristo preexistente»
(Beelen, Feuillet, Dorner).
Estando: ύπαρχων, existiendo y a 1 3 . Tal acepción: «estadode
origen o de anterioridad», es frecuente., El participio es probable-
mente imperfecto (Plummer) y, como tal, indica acción continuada,
en contraste con el aoristo siguiente 14 .
En (la) forma de Dios, εν μορφή ΘεοΟ. Existen tres interpreta-
ciones de μορφή en nuestro pasaje. Primera, carácter específico, ser
íntimo, por oposición a σχήμα (pura apariencia externa, sensible)
en nuestro caso: atributos divinos, naturaleza (φύσις) de Dios. La
antigüedad cristiana en su conjunto «ve en μορφή una descripción
del ser divino de Cristo» (Henry). Así también los escolásticos
(v.gr., Santo Tomás, Cayetano, Novarino, Estío); entre los moder-
nos, Lightfoot (aunque morphé no es lo mismo que physis o ousía,
naturaleza, esencia, con todo implica atributos esenciales, no acci-
dentales externos); Plummer, Schummacher, Knab., Médebielle,
Cerfaux.
En favor de esta sentencia suelen dar, entre otros, estos argu-
mentos: 1) En el lenguaje corriente, usado por Pablo, el término
retiene fundamentalmente el sentido filosófico de esencia o elemento
esencial, sólo perceptible al intelecto 15 . 2) En el contexto posterior,
forma de siervo (v7‫ )־‬designa la naturaleza humana; luego forma
de Dios, la divina. 3) En los escritos de Pablo, los compuestos y
11
Cf. v.gr., Rom 15,1.3; 2 Cor 8,9. Este paralelismo hace menos probable el sentido:
«pensad en lo que conviene pensar en Cristo Jesús» (Barth). Por lo mismo, tampoco satisface
la explicación de Barclay :Tened siempre ante la vida la misma actitud que tuvisteis cuando
estabais del todo unidos». Lohmeyer, por razones gramaticales, divide de este modo las
cláusulas: «sentid, pues, [así]. Esto [es lo que veis] también en Cristo Jesús» (cf. Flp 1,30;
4,9). La exegesis «como a los que están en Cristo Jesús» (así, v.gr., Gonz. Ruiz, Beare) sería,
según Lohmeyer, una tautología.
12
Así, p. ej., 1 Cor 8,6: «sólo hay un Señor [ = Kyrios], Jesucristo, por el cual todas
las cosas» (cf. Jn 1,3). Sobre el Cristo preexistente como sujeto de la frase, cf. O. C U L L M A N N ,
Die Christologie d. NT, 2. a ed. (Túbingen 1958) 182.
13
Cf., v.gr., E S Q U I L O , Agam. 1956; en Pablo: Flp 3,20; 1 Cor 1 1 , 7 ; Gál 2,14; Act 17.24·
14
Lo mismo que en Rom 4,19 y 2 Cor 8,17. B. W . Horan (The Apostolic Kerygma in
Phil II 9-9: ExpT 62 [1950] 60) interpreta υ π ά ρ χ ω ν «siendo esencialmente...»
15
V.gr., P L A T . , Rep. 2,381c: «Dios permanece siempre sencillamente en su forma»;
A R I S T . , v.gr., Met. 4,4,1015a, donde supone que morphé es elemento esencial de la physis;
cf. ID., Phys. 2,7,198b.
7.65
Filipenses 2,14-15
afines de morphé de ordinario implican algo íntimo, estable, sobre
todo en oposición a schema, que denota generalmente inestabilidad
y cambio: la transformación profunda de la vida interior, que
otras veces se describe como nuevo nacimiento, nueva criatura,
se enuncia como conversión de morphé, no de schema 16 . 4) Dios
no tiene otro modo de existir, distinto realmente de su naturaleza;
luego su forma es su physis.
La segunda sentencia (más bien, aunque no exclusivamente,
defendida por los partidarios del Cristo histórico, como sujeto
de la frase) entiende morphé en el sentido etimológico: aspecto
puramente exterior, sinónimo de schema 17. En favor de esta signi-
ficación se suele citar al Ambrosiáster 18 , Pelagio, Erasmo y Lutero 1 9 .
Modernamente, v.gr., Holtzmann toma morphé por aparición, forma
de ser externa; Cristo preexistente en forma de Dios es lo mismo
que Cristo el hombre ideal, el prototipo de hombre.
No es fácil incluir en un tercer grupo los diversos matices de
los que difieren de las otras dos sentencias. Kennedy, Moulton,
Milligan, Tillmann, vienen a coincidir en designar por morphé:
configuración o aspecto del ser, en cuanto que revela su constitución
interior, manera de existir en majestad, poder (Staab). El giro más
frecuente es condición o dignidad del ser divino en cuanto mani-
festado, es decir, modo glorioso de existir; así Crampón, Joüon,
Feuillet, Behm, Dupont, Gonz. Ruiz. Razones: 1) Sentido primi-
tivo, etimológico, que en el fondo persevera: aspecto, manifestación.
2) Contexto: en el objetivo de Pablo, el primer plano lo ocupa la
frase forma de esclavo (v.7), ya que el modelo propuesto a los fili-
penses es Cristo abatido; ahora bien, ser esclavo no es poseer una
naturaleza; es un estado o condición servil; luego forma de Dios
(giro impuesto por forma de esclavo) no subraya la naturaleza,
sino la condición. 3) La situación gloriosa de Kyrios (Señor, v.9-10)
debe suceder a la humillante de δούλος, esclavo (v.7-8); ambos
son incompatibles; por tanto, forma de esclavo no es sinónima de
naturaleza humana, ya que ésta subsiste en Cristo exaltado; tam-
poco, pues, morphé de Dios es naturaleza divina, sino condición.
4) En el texto paralelo 2 Cor 8,9: «Cristo, siendo rico, se hizo pobre»,
la riqueza significa magnificencia, generosidad; y en otro pasaje
(Ap 5,12) es enumerada con el honor y la gloria; ahora bien, el
cese de la riqueza, al hacerse pobre, no quiere decir en Cristo el
abandono del ser divino, sino de un privilegio divino; así también
aquí, el cese de la forma divina no es dejar de ser Dios; es renunciar
a la condición gloriosa de Dios, que después del abatimiento reapa-
rece en Cristo exaltado 2 0 .
16
P. ej., Rom 8 , 2 9 ; 12,2; Gál 4 , 1 9 (cf. G A L E N O , 19,181k); por el contrario, ·sobre σχήμα
y sus compuestos, véase 1 Cor 4,6; 7,31; 2 Cor 11,13-15 y lo que diremos acerca de Flp 2,
7; 3.21.
1 7
V.gr., E S Q U I L O , Prom. 2 1 ; Jos., Ant. 5 , 2 1 3 ; 1 C L E M . , 3 9 , 3 (citando a Job 4 , 1 6 - 1 8 ) .
18
Aunque, de hecho, también defiende que •forma Dei niíiil differt a Deo» (PL 17,408c).
19
Post. ad Epist. Dom. Palm.: W A 17,2,239.
20
Cf. Jn 17,5 (compárense también Mt 1 7 , 2 y Sal 1 0 3 , 2 ) . Sobre la correspondencia entre
ambos textos de Flp y Jn, cf. J. B E H M , T h W N T , 4 , 7 5 9 · Acerca de la relación entre Flp 2 . 5
y Gen 1 , 2 6 (Cristo, la imagen celeste), cf. J . J E R V E L L : Norsk Teologisk Tiddsskr. 5 6 ( 1 9 5 5 )
Filipenses 2,2-4 756
Para concluir, señalaremos nuestra posición. Filológicamente re-
tenemos como significado de μορφή manera de ser íntima, estable.
Si la segunda nota: presentación o manifestación de ese modo cons-
titutivo del ser, en otros casos se incluye en la noción de forma,
en nuestro pasaje, tratándose de Cristo preexistente, tal elemento
no tiene aplicación: «la forma de Dios será su ser profundo, inac-
cesible, invisible, porque Dios es invisible» (Cerfaux); punto de
vista filosófico-teológico. De modo que, en último término, por razón
del sujeto, forma divina viene a significar aquí naturaleza divina.
Creemos que esta concepción responde bien al contexto del pasaje
y al empleo paulino de los compuestos de μορφή. Sobre la forma
servil, cf. coment. al v.7. Equiparar riqueza a forma no resulta
adecuado, por la noción misma de los vocablos; más fácilmente se
entiende aquélla de algo extrínseco, debido al ser divino, que no
ésta, al implicar algo íntimo 2 1 .
(No consideró), como bien precioso: άρπαγμός: en sentido activo
denota la acción de arrebatar, sinónimo de αρπαγή; aquí tiene
sentido pasivo, sinónimo de άρπάγμα: objeto arrebatado (entre otras
razones es pasivo, por referirse a un estado, no a una acción).
Otros traducen: objeto ávidamente retenido. En ambos casos' se
puede entender: con o sin injuria. Nos limitaremos a apuntar las
principales sentencias. Cristo juzgó que poseía justamente la divina
naturaleza; así, v.gr., los Padres latinos; o la condición divina (ho-
ñores, etc.): Schummacher. Prescindiendo de la nota injuria: Cristo
no insistió en ser Dios, y nada más que Dios (Lightfoot); no juzgó
su condición divina como bien precioso, que se quiere retener
ávidamente (así muchos modernos). Kruse interpreta: no juzgó
ser objeto preferible ( = no prefirió) una existencia semejante a la
de Dios; aquí άρπαγμόν ήγεϊσθαι se toma por elegir, y «existencia
semejante a la divina» se refiere a la humanidad gloriosa, por oposi-
ción a la forma de siervo ( = h. pasible y obediente hasta la muer-
te) 2 2 . Bouyer, apoyándose en dos trabajos filológicos de W . Jaeger

202-219. R. P. Martin (Μορφή en Phil. II 6: ExpT 70 [1959] 183-184) subraya la equiva-


lencia μορφή-εΐκών-δόξα y sugiere el paralelismo de los dos Adanes.
21
El trabajo de conjunto más completo sobre este punto, y en general sobre el himno
de Flp 2,5-11, es el artículo de P . H E N R Y , Kenose: DBS 24,7-161 (1950), con abundante
bibliografía. En el mismo año: E. K A S E M A N N , Kritische Analyse v. Phil. 2 , 5 - 1 1 : ZThKirch
47,313360‫־‬. Posteriormente: A. R O L L A , II passo cristologico di Fil. 2 , 5 - n : ScuoCatt 80 (1952)
127-134; J . J E R E M Í A S , Zur Gedankenführung in den paúl. Briefen: Der Christushymnus,
Phil. 2,6-11: Studia Paulina in honorem J . de Zwaan (Haarlem 1953); L . C E R F A U X , Le Christ
dans la Théologie de S. Paul (París 1954) 283; O . M I C H E L , Zur Exegese v. Phil. 2,5-11: Theo-
logie ais Glaubenswagnis en Festschrift K. Haim (Hamburg 1954) 79-95; G. P É R E Z , HU-
millación y exaltación de Cristo: CulBibl 13 (1956) 4-10. 84-88; F. N E U G E B A U E R , Das pauli-
nische «in Christo•»: NTSt 4 (1958), especialmente 136; V. T A Y L O R , The Person of Christ in NT
Teaching (London 1958) p.i c.5; P. D A C Q U I N O : RivBibl 7 (1959) 221-229: el sujeto en la
perícopa 2,6-7 E S el Verbo ya encarnado; G. B O R N K A M M , Zur Verstandnis d. Christus-Hym-
ñus, Phil. 2,6-11 (Beitr. z. Evang. Theologie, 28) (München 1959) 177-187; R. P. MAR-
T I N , o.c., c.3, 16-38; L . L I G I E R , L'hymne christologique de Phil 2,6-11, la liturgie eucharistique
et la bénédiction synagogal nishmat kol hay: Stud. Paul. Congr. Intern. Cath. (Roma 1961) v.2,
65-74 (sugiere que Pablo o sus iglesias aplicaron a Jesús los temas del Nishmat pascual);
D . G . D A W E , A Fresh Look at the Kenotic Christologies: ScotJT 15 (1962) 337*349; E. N A R D O N I ,
Las tres etapas de Cristo en el himno de Flp 2,5-11: Revista Bíblica 25 (1Q63) 201-206; G . S T R E C -
K E R , Redaction u. Tradition im christushymnus Phil 2,6-11: Z N T W 5 5 (1964) 63-78;
R. P. M A R T I N , The Formanalysis Philippians 2,5-1 τ: StEvang 2, T U 87 (1964) 611-620 (pro-
pone seis binas de versículos, como insinuaba Bultmann).
2 2
H . K R U S E , Harpagmos (Ad Phil. 2,6): V D 27 ( 1 9 4 9 ) 355-360; 29 ( 1 9 5 0 206-214;
7.65
Filipenses 2,14-15
y en otro patrístico de W . Forster, insiste en la necesidad de con-
servar el matiz «buena presa» en la semántica de άρπαγμός por ser
afín a αρπάξω. Por otra parte, esta afirmación «no consideró como
presa», referida a la igualdad con Dios, es teológicamente inadmi-
sible si se trata del mismo Cristo, pero cae bien si se trata de otro.
El sentido sería: Jesús no ha hecho 10 que hizo otro; este otro sería
Adán, que está en conexión con Cristo según Pablo 2 3 .
El hallarse en situación igual a la de Dios: en todo caso, el objeto
a cuya explotación renuncia Cristo es τό είναι ίσα θεω, lit. «el ser o
estar igualmente a Dios». Como, según casi todos los antiguos y
la mayoría de los modernos—expone Henry—, ίσα... y μορφή son
equivalentemente sinónimos (aquel giro, a lo más, es un modo
popular de declarar a éste), quedan como objeto de renuncia o el
ser divino o la condición divina gloriosa, según se adopte una u
otra de las dos principales exegesis de μορφή. La segunda posición
se entiende más fácilmente: Cristo renuncia a manifestar de un
modo habitual en su humanidad la gloria que le correspondía en
virtud de la divinidad; la exaltación pone fin a tal estado kenótico.
Así Velázquez, Corluy, Lingens, etc. La primera sentencia parece
inaceptable, siendo el ser divino inadmisible. Unos, como Salmerón
y Giffard, la resuelven entendiendo por ίσα... los atributos divinos
visiblemente manifestados: «no siempre y en todas partes aparecía
su igualdad con Dios» (Knab.). Otros interpretan: el ser divino no
fue obstáculo para que el Hijo de Dios, sin dejar la divinidad, se
hiciese hombre: renunció a ser sólo Dios, condescendió con ser,
además, hombre. Esta última posición (Lightfoot) es ingeniosa,
pero la exegesis no es tan obvia. Más aceptable resulta la actitud
intermedia de algunos (v.gr., de Zorell): podíamos explanarla des-
lindando los conceptos de ίσα... y de μορφή. Más bien que «equiva-
lentemente sinónimos», diríamos que aquél es una consecuencia de
éste: el existir en una manera igual a Dios se deriva del hallarse
en la forma de Dios. Tal modo de existir, al expresarse con el
adverbio ίσα se entiende, en sentido obvio, del tratamiento de
igualdad (gloria externa,), cuya privación es objeto de la kenosis,
al tomar la forma de siervo. No se puede renunciar al propio ser
(μορφή), pero sí a un derecho que le compete (trato de igualdad:
ίσα...) 24.

Μ . L A C O N I , Non rapinam., Phil. 2,6: RivB 5 (1957) 126-140; D. R. G R I F F I T H S , Ά ρ π α γ -


UÓs a. εαυτόν έκένωσεν... apunta la posible afinidad con Mt 11,2: ExpT 69 (1958) 237-
239. Breve glosa de la cláusula por W . P O W E L en ExpT 71 (1959) 88.
2 3 Cf. Rom 5 , 1 2 - 1 7 ; 1 Cor 1 5 , 2 0 - 4 9 . Así razona L. B O U Y E R , Α Ρ Π Α Γ Μ Ο Σ : RScR 3 9
(1951-1952) 281-288. González Ruiz acentúa la misma exegesis; además del paralelismo
paulino entre Adán y Cristo, apunta la afinidad: •ser como Dios» (Flp 2,6) y «seréis como
Dios» (Gén 3,5). A. L O U F , Une ancienne exégése de Phil 2,6 dans le... livre des Degrés: Stud Paul
2.523-533 (el Libro de los Grados, s.iv o v, obra catequética, interpreta el himno de Phil por
el tema de los dos Adanes). Sin embargo, tal referencia a Adán no aparece en el contexto de
F l p ( c f . S T A A B ; BORNKAMM, o . c . , 179-180).
24
Cierto que a veces el adverbio se usa con sentido de adjetivo (cf., v.gr., T U C Í D . , 3 , 1 4 ;
BLASS-DEBR., ; 434.0. pero aquí, en Flp 2,6, por el contexto, el adverbio conserva su matiz
diferencial. Cf. I. G E W I E S S , Die Philipperbriefstelle 2,6: Neutest Aufsátze. Festschrift
F. J. Schmid, Regensburg (1963) 69-85 (este pasaje dice en forma negativa lo que afirman
otros textos del X. T . : Cristo siempre está a disposición del Padre que le envió).
Filipenses 2,2-4 758
7
de Dios, | sino que se anonadó a sí mismo, [ tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres, | y reconocido en su proceder externo,

7 Se anonadó: el verbo κενόω significa hacer vano, dejar sin


efecto, destruir 2 5 . Aquí, vaciarse, despojarse. Λ sí mismo: locución
enfática; insinúa «la soberana libertad divina» (Barth) con que actúa
Cristo. Ya hemos indicado (v.6) el objeto de la renuncia que implica
este anonadamiento. El error de los llamados kenóticos dentro del
protestantismo va, en una u otra forma, contra la inmutabilidad
divina 2 6 .
Tomando forma de siervo: declara en qué sentido se anonadó
Cristo. Así como descendió del cielo sin dejarlo, sino empezando
a existir de modo nuevo en la tierra, así se anonadó «asumiendo lo
que no era, permaneciendo lo que era» (Ant. Bened. Oct. Nativ.;
cf. Tom). Tomando λαβών insinúa la voluntariedad del acto; nadie
se lo impone: El es quien asume (Plummer). Forma de siervo:
δούλος, marca una doble antítesis: con Θεός (Cristo preexistente,
v.6) y con Κύριος (Cristo glorioso, V . I I ) ; además es el término de
la kenosis. No implica en este caso estado social de esclavitud,
sino de sujeción (cf. 1,1 y Rom 1,1) en el sentido religioso de depen-
dencia respecto de Dios, incluida en el hecho de asumir (tomando)
la naturaleza humana 27 . El giro forma de siervo recalca la antítesis
con forma de Dios, incluye el carácter de la naturaleza humana
en cuanto subordinada a su Criador, y por razón del sujeto, a dife-
rencia de forma de Dios, sugiere además el aspecto manifestativo
de μορφή: la kenosis bajo apariencias de hombre (que supone aquí
la realidad humana) oculta a la majestad divina. Otros prefieren
ver en la forma de siervo la nota de humillación, dentro ya de la
vida terrestre de Cristo; según ellos, la cláusula no designa directa
y exclusivamente el momento de la encarnación, que en Pablo
no se presenta nunca como humillación: en él, y generalmente
en el N T , es un acto soberano de Dios (Gál 4,4; Rom 1,3), una
condescendencia llena de amor (Jn 1,14-18); así, entre otros, Cer-
faux, quien, además, quiere ver aquí una alusión al siervo de Yahvé
(Is 52,13-53,12), como ya antes proponía Lohmeyer 2 8 , alusión
25
Cf. Rom 4,14; 1 Cor 1,17; 9,15; 2 Cor 9,3.
26
C. P. L A M A R C H E , L'hymne de l'épitre aux Philippiens et la Kénose du Christ: Mélanges
au Ρ. H. de Lubac, 1, Theologie, 56 (1963) 147-158 (Cristo, lejos de imitar a Adán, imita al
Servidor doliente aludido en la Kenosis, que se refiere, sobre todo, a la muerte de éste).
Sobre la frase misma paulina se anonadó... cf. W . WARREN, ON ΕΑΥΤΟΝ ΕΚΕΝΩΣΕΝ,
Phil. 2,7: JThSt 12 (1911) 461-463; K. PETERSEN, Ε α υ τ ό ν έκένοοσεν, SymbOsl 12 (1933)
96-101; W . E. W I L S O N , Phil. 2,7: ExpT 56 (1945) 280. Acerca de los protestantes kenóti-
eos: J. J. M Ü L L E R , Die kenosisleer in die christologie seder die Reformasie (Amsterdam 1 9 3 0 ;
E. R. F A I R W E A T H E R , The «kenotic» Christology, como apéndice al comentario de F . W . Beare
a Flp, 159-174· . . .
27
Es sugestiva la explicación de Kásemann y Bornkamm: ser siervo, aplicado al hombre,
refleja la concepción helenística de éste, como sujeto a los poderes ( = elementos) cósmicos
(cf., v.gr., Col 2,20ss; Heb 2,15); pero los contextos de los pasajes aducidos son distintos del
de Flp: aquí ni se habla de cosmos ni de liberación.
28
H. 1; L. C E R F A U X , Paul et le Serviteur de Dieu d'Isaie: Studia Anselmiana, 27 (1950
351-365. En el mismo sentido y en plan más amplio: D. M. S T A N L E Y , The Theme of the Ser-
vant of Jahweh in primitive Christian Soteriology a. its transposition by St. Paul: CBQ. 16
(1954) 385-425. Por su parte, L. Krinetzi da como seguro que Flp 2,7 se ha inspirado en
Is 53.12c: Die Gottesknechtstheologie d. hl. Paulus (Phil. 2,6-11): BenMonastch 34 (1958)
190; poco después él mismo concede un influjo ideológico en forma mitigada (forma) y un
7.65 Filipenses 2,14-15

bien discutible, refutada por Plummer y Rengstorf. Dupont subraya


el contraste entre δούλος y κύριος (ν. 11): aquélla significa esclavo.
Hay que conservar en la exposición paulina, prosigue Dupont,
toda su audacia tan chocante; el Apóstol no suele matizar sus
contrastes. La antítesis δούλος-κύριος es frecuente en el N T ; la
obediencia (v.8) es rasgo típico del esclavo (Rom 6,16); sin serlo
en sentido propio, Cristo tomó la condición de esclavo.
Creemos que este segundo grupo de sentencias fija demasiado
unilateralmente la atención en las antítesis paulinas (por lo demás,
innegables) y descuida el punto de vista del movimiento progresivo
de ideas. La kenosis se describe gradualmente con las cláusulas
iniciadas por los participios λαβών-γενόμενος-εύρεθεϊς y se acentúa
más aún en el v.8, hasta lo más hondo del abatimiento en la muerte
de cruz. Si la primera cláusula (tomando forma de siervo) declara
ya la nota de humillación, añadida al ser humano, no se ve tan
claramente la gradación de ideas al subrayar después el abatimiento
de Cristo. Por otra parte, en Gál 4,4 (texto citado para probar que,
según Pablo, la encarnación no es humillación) se designa a Cristo
como sujeto a la ley; además, para subrayar la fuerza del término
δούλος bastan las antítesis indicadas.
Hecho semejante a los hombres: no hay acuerdo sobre el comienzo
de la segunda estrofa del himno. Deissmann y Cerfaux la inician
con el participio «hecho». Según Prat, Benoit, Nestle y otros muchos,
empieza nueva estrofa con el segundo participio: «reconocido». Me-
nos frecuente es incluir los tres incisos participiales «tomando hecho
y reconocido» en una misma estrofa; asi Dibelius, Knabenbauer, etc.,
a'los cuales preferimos seguir, por la estrecha relación entre los
incisos «hecho» y «reconocido».
Hecho, γενόμενος, se refiere a algo que sobreviene en antítesis
con υπάρχων (ν.6). Semejante: lit. «en semejanza». El giro acentúa
la realidad de la naturaleza humana de Cristo 2 9 , pero también
significa, según el modo paulino de hablar, una diferencia: que
Cristo no era puramente hombre. Nacido de mujer 3 0 , exterior-
mente en nada se distinguía de los demás hombres 31 , aunque,
por otra parte, no era únicamente lo que parecía (Crisóst.). La
forma de hombre, asumida por Cristo, se describe aquí, no ya en
antítesis con la forma de Dios, sino en relación de similitud con
los demás hombres 32 .
Reconocido en su proceder externo, como hombre: «por razón de
su presentación al público» (Gonz. Ruiz) fue considerado como
hombre. El juicio de los demás confirma la verdad de su naturaleza

influjo terminológico de los vocablos hebreos mar' aht + ar o del arameo chézú sobre Flp 2,6a
y 7a: Der Einfluss v. Is. 52,13-53,12 par auf Phil. 2,6-11: ThQ. 139 (1959) 156-193. En contra
de la alusión a Isaías 53 escribe B O R N K A M M , o.c., 180, después de W . M I C H A E L I S (coment. 3 7 )
y E . KASEMANN (LE., 3 3 6 ) .
29
Cf. Rom 1,23; 5,14; 6,5; 8,3. En estos pasajes—nota Henry—*parece subrayarse la
identidad formal de los seres que se comparan». Con todo, creemos que, de ellos, sólo
Rom 5,14 puede aducirse claramente para ilustrar Flp 2,7b.
30
Gál 4.4; Le 2,7.
31
En nuestro pasaje de Flp leen hombre (singular): P 4 6 Meior. Tert Or Cypr...
32
Cf. Hebr 2,17.
Filipenses 2,8 760
8
c o m o hombre. | Se abajó, | hecho obediente hasta la muerte, muerte

humana y la acomodación de Cristo al modo común de conducirse


los hombres. La «semejanza de hombre» se vuelve a inculcar, pero
bajo su aspecto externo, fácilmente perceptible.
Reconocido: pr. encontrado, ευρεθείς, expresa el modo, no como
existe en sí, sino como es percibido y reconocido 33 . En todo su
proceder:, figura, apariencia, aspecto externo. Se dice, v.gr., del
vestido 34 , del modo de ser o de conducirse 35 . Λ lo largo de su
vida terrestre, Cristo sigue dando muestras de demisión 36 , hasta
llegar al supremo abatimiento de la cruz: tal es la modalidad de la
cláusula, ya se la considere como calificativo de la kenosis (v.7),
ya como nota de la humillación (v.8). Como hombre: el adverbio ώς
designa la verdad, no la pura semejanza de hombre 37 .
8 Se abajó...: a la descripción de la kenosis sucede la del aba-
timiento. El sujeto de la primera es el Cristo preexistente; el de
la segunda, el llamado Cristo histórico, el Dios-hombre; de modo
que la nota humillante afecta a la humanidad de Jesús, pero siempre
se trata del mismo y único Cristo real bajo diversa consideración.
Se abajó: la forma verbal con el reflexivo indica la actitud activa
de Cristo al aceptar el abatimiento. La raíz ταπειν del vocablo es
la misma que la del término ταπεινοφροσύνη: humildad, virtud
inculcada a los filipenses en el v.3. Obediente: υπήκοος indica la
modalidad concreta del abatirse (como es propio de la soberbia
no querer someterse, así, de la humildad, el obedecer: Est.) y está
en conexión con δούλος (siervo, v.7). Por el v.9 se ve que es a Dios
a quien obedece Cristo: si aquí no se hace esta mención es porque
el acento recae sobre el hecho mismo de la obediencia (C. Tillmann).
Hasta la muerte: el abatimiento progresivo llega a su colmo. «Grande
es la obediencia, cuando sigue el mandato de otro, contra el impulso
de la propia voluntad. Este, en el hombre, tiende a la vida y al
honor: Cristo ni rehusó la muerte (1 Pe 3,18) ni la ignominia de la
cruz» (Tom.). La muerte en cruz, escandalosa y afrentosa para los
judíos 38 , suma necedad para los gentiles 39 , es el ejemplo más
sublime de renunciamiento y humildad, virtudes a las que exhorta
Pablo como condiciones de la unión (cf. 2,3) 4 0 . Y (δε) (no sólo
muerte), sino muerte de cruz. «La muerte es humillación para Dios,
no para el hombre; otra cosa es la muerte en cruz» (Teod. Mops.).
La experiencia personal de Pablo en Damasco y su total corres-
33
Cf. Flp 3,9; R o m 7,10; 1 Cor 4,2; 2 Cor 5,3; 11,12; M t 1,18.
3 4
A R I S T Ó F . , Eq. 1331.
35
V.gr., EURÍP., ]on. 238.
36
L e 22,27; Jn 13,1ss.
37
Cf. Jn 1,14: gloria como del Unigénito (vide v.gr. h. 1. Teofil.).
38
Dt 2 1 , 2 3 (citado en Gál 3 . 1 3 ) ; 1 Cor 1 , 2 3 ; cf. Gál 5,11; Heb 1 2 , 2 .
39
Cíe., Ven. 5,64; Pro Rabirio 5,10; 1 Cor 1,23. Sobre la muerte de cruz en los docu-
mentos de Qumrán, cf. R . P. M A R T Í N , O.C., 6 4 n t . 8 0 .
40
Cf. G. L E F E V R E , La croix, mystére d'obéissance: ViSp 9 7 ( 1 9 5 7 ) 3 3 9 - 3 4 8 . D e la muerte
en cruz, como acto cúltico, trata B . H A N N S L E R , Der Knecht Gottes...: Wort u. Wahrheit 1 2
( 1 9 5 7 ) 8 5 - 8 9 . Sobre la construcción μέχρι con genitivo cf. Heb 1 2 , 4 ; 2 T i m 2 , 9 . Acerca de
paralelos griegos: H. RIESENFELD, Μέχρι θανάτου: NuntSodalNeotestUpsal 5 (195 0 35· En
cuanto al concepto «imperio de la muerte», al que se sujeta Cristo, cf. R . P . M A R T Í N ,
o.c., 31-32.
761 Filipenses 2,9
9
de cruz. Por lo cual, Dios, a su vez, lo exaltó y le concedió el Nombre
pondencia a la gracia por la entrega a Cristo sin reservas hizo del
Crucificado el punto céntrico de su vida y de su predicación 41 .
9 Por lo cual: la curva descendente: anonadamiento-humilla-
ción-muerte en cruz, responde como premio al mérito 4 2 , la aseen-
dente; por todo lo cual (v.78‫־‬, Dios, cumpliendo la sentencia
43
evangélica: quien se humilla: ó ταπεινών (cf. v.8), será ensalzado ,
sublima a Cristo; es un regreso 4 4 al punto de partida, al trato
de igualdad con Dios (cf. v.6) encubierto por la kenosis, y del cual
goza ahora su humanidad gloriosa. «Recibió como hombre lo que
tenía como Dios» (Teodoreto). «El cambio mismo de sujetos y com-
plementos indica gramaticalmente la trasposición en el movimiento
de las ideas: en la prótasis, Cristo es sujeto único de los verbos;
aquí, en la apódosis, objeto único de favores divinos y de la confe-
sión de su soberanía por parte de las criaturas. Queda, pues, en el
centro del pensamiento del autor» (Henry).
Lo45 exaltó a El, y también proporcionalmente os premiará
a vosotros. La conducta de Dios remunerador es aliciente y
esperanza para que los filipenses imiten la humildad del Señor.
Exaltó: ύπερύψοοσεν, pr. sobreexaltó = exaltó sobre (todas las co-
sas) 46 . El verbo ύπερυψόω es desconocido por el griego clásico 47 .
En nuestro pasaje se designa, no precisamente el momento de la
resurrección o de la ascensión, sino el estado glorioso en general,
que incluye la sede a la diestra del Padre, el dominio sobre vida
y muerte y las prerrogativas que Pablo enumera aquí. Y le concedió:
έχαρίσατο (cf. 1,29). Unico ejemplo en el N T con la mención de
Cristo como complemento directo. Es la respuesta antitética a la
kenosis, es la «epifanía de la obediencia» (Kásemann). El nombre:
unos interpretan: el nombre de Jesús (v.io), oficial y civil, específico
de Cristo; pero este apelativo ya lo llevaba desde la circuncisión.
Otros prefieren Kyrios ( v . n ) , nombre divino, trascripción griega
del hebreo Adonai ( = Yahvé) y expresión del señorío universal.
Dejando otras opiniones (v.gr., el nombre es uiós: Hijo [de Dios]),
la sentencia más probable se fija en el empleo de δνομα, como desig-
nativo de dignidad, majestad, mérito de una persona 4 8 , poder
41
J Cor 2,2. Inadmisible, aun literariamente, es la afirmación de Bultmann: «Pablo
interpreta la muerte de Cristo... en las categorías del mito gnóstico»: Theologie d. N T ( 1 9 5 8 )
2 9 8 . Sobre el método de B., cf., v.gr., H . L . L A N G E R B E C K , Gnomon 2 3 ( 1 9 5 1 ) 1 - 1 7 , en espe-
cial 10: Gnostische Motive.
<2 Cf. A p 5 , 1 2 .
43
Vide Mt 2 3 , 1 2 ; Le 14,11; 1 8 , 1 4 ; cf. Le 1 , 5 2 ; Prov 3 , 3 4 .
44
Cf. Jn 1 6 , 2 8 ; 1 7 , 5 . R. P. Martín (o.c., 3 4 ) subraya el nexo humillación-exaltación y
aduce Heb 2 , 9 ; 5 , 8 - 9 .
45
Cf. E. MOLLAND, Δίο, Einige syntaktische Beobachtungen: Serta Rudbergiana
(Oslo 1 9 3 O 4 3 5 2 ‫ ־‬. Sobre la semejanza entre Flp 2,9ss y Hebr 2 , 9 , cf. E. L Ó V E S T A N , Son a.
Saviour...: ConiectNeotest 18 ( 1 9 6 1 ) 2 8 .
46
Cf. Sal 96,9. «Tú, Señor, eres altísimo sobre toda la tierra, sumamente exaltado sobre
todos los dioses» [falsos]; Is 52,13 [Habla Yahvé]: «Mi siervo será exaltado, soberanamente
elevado».
47
Sin el prefijo ocurre en Jn 3 , 1 4 (cf. Jn 3 , 1 3 ; 8 , 2 8 ; 1 2 , 3 2 - 3 4 ) referido a la muerte de
Cristo en cruz, como manifestación de su gloria.
48
V.gr., en los LXX: 3 Re 8 , 4 4 ; Sal 4 7 , 1 1 ; 1 0 4 , 3 . Alberto M . explica así la idea paulina:
por la pasión mereció se manifestase que en verdad se le llamaba y era Dios (De Inc., ed.
B A C K E S : Opera omnia, 2 6 , 2 3 1 ) .
Filipenses 2,10 762
10
que [está] sobre todo nombre, para que, en el nombre de Jesús, toda

personificado: así, v.gr., en los escritos de magia. Aquí, en nuestro


caso, se trata del nombre τό δνομα con artículo (probablemente
auténtico), que da valor enfático: el «sobre-todo-nombre», expre-
sión forjada por Pablo 4 9 . Ya los judíos, por respeto a Yahvé,
sustituyeron este sustantivo por otros, entre ellos posteriormente
por el abstracto nombre, v.gr., en la literatura rabínica. Con mayor
razón el «nombre sobre todo nombre» designará el rango supremo
del Ser divino: no es un simple título. «Sin embargo—como observa
Dupont—, esa exaltación de Cristo debe hallar una traducción
concreta en la inmensa aclamación litúrgica 'Jesucristo es el Señor',
objeto de la confesión cristiana en las reuniones cúlticas de la
comunidad» (cf. v . n ) 5 0 .
io En el nombre de Jesús. Muchos anotan que de es posesivo,
no explicativo, es decir, no el hombre Jesús, sino el nombre que
tiene Jesús. Nosotros, conforme a lo dicho acerca del «nombre so-
bre todo nombre», creemos que δνομα representa aquí la dignidad
suprema de Jesús, en virtud de la cual le adora toda la creación.
Toda rodilla se doble: eco d e Is 4 5 , 2 : toda rodilla se doblará ante
mí (= Yahvé) y toda lengua confesará a Dios. D o b l a r la rodilla es
de suyo señal de devoción religiosa (Bauer); arrodillarse y postrarse
es actitud orante en los súbditos de los reyes orientales; pero, re-
ferida a Yahvé, es adoración estricta, sentido que retiene, aplicada
a Cristo glorioso, como se ve por lo que sigue respecto del apelativo
Kyrios. Esta actitud cúltica implica un claro reconocimiento de la
divinidad de Cristo y de la manifestación de ella 5 1 . En el cielo:
de suyo son tres genitivos: cielos, tierra, bajo tierra. Si se trata de
neutros plurales (lo juzgamos más probable), la enumeración 52 pone
de relieve la adoración cósmica de todas las criaturas, racionales y
no racionales 53 ; estas últimas, personificadas. Pero, si se interpretan
los tres términos como masculinos, los exegetas se dividen: επο-
υράνιοι, seres celestes, son los ángeles y santos, o mejor, los espíritus
buenos; y malos54, επίγειοι, los habitantes de la tierra, o cuanto
hay sobre la tierra (no sólo hombres y potencias); καταχθόνιοι: se-
res subterráneos, poderes infernales, cuyo dominio quebrantó Cristo
(así Crisóst., Tillmann). Contra esta última exegesis militan los pa-
sajes paulinos, donde más bien se sitúa a los demonios en las re-
giones aéreas 55 . Mejor se entienden por los seres bajo tierra las
almas de los difuntos que están en el seol, residencia de los muertos
según la concepción judía.
49
Cf. Ef. 1,21; Heb 1,4, paralelos en el fondo.
50
Monografía acerca de El nombre sobre todo nombre dado a Jesús desde su resurrección
gloriosa (Phil 2,9-11): V. L A R R A Ñ A G A , EstB 6 (1947) 287-305.
51 Contra Geiselmann prueba Meinertz (TThZ [Pastor Bonus 61] a.c. [1952] 187-188)
que la teología del nombre de Jesús es en realidad un elemento bastante considerable de la
cristología paulina (cf. 1 Cor 1,2; 5,4; 6,11; Ef 5,20, etc.).
52
Cf. Ap 5,12-13. R . P. M A R T Í N , o.c., 36, prefiere el sentido personal de los tres miem-
bros, como en los pasajes paralelos de Ign. Ant. y textos mágicos del siglo ni,
5 3 Gf. Col 1,16.20.
5 4 Cf. Col 2,15.
55 Ef 2,2; 6,12.
7.65
Filipenses 2,14-15
rodilla se doble | en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, | 11 y toda
lengua confesará que Jesucristo [es] Señor, | a la gloria de Dios Padre.
12
Así, pues, amados míos, como habéis siempre obedecido, no
sólo en mi presencia, sino mucho más aún, ahora en mi ausencia, obrad
11 Y toda lengua confesará: «Se pone la manifestación d e la
reverencia en la confesión de los labios» (Tom.)· Confesará: reco-
nocerá 5 6 . En Is 45,23, ambos verbos están en futuro: toda rodilla
se doblará, toda lengua confesará; aquí sólo el segundo en futu-
ro 57 . Haupt sugiere que Pablo, emocionado, cambia en principal
la proposición subordinada: toda lengua..., y así toma a su cuenta
el homenaje cósmico al Señor. «Movidos por esta aclamación ritual,
por la doxología final y por el estilo solemne y rítmico, dan como
posible—otros dicen probable—que el himno cristológico está ba-
ñado en una atmósfera litúrgica» (Henry). Que Jesucristo (es el)
Señor: ότι Κύριος, Ιησούς Χριστός. El Señor: así traduce la
Biblia griega más de una vez el nombre inefable Yahvé. A esta
manifestación de la divinidad en Cristo glorioso alude San Pedro:
Dios ha hecho a ese Jesús, crucificado por vosotros, Señor y Mesías
(Κύριος-Χριστός). Cf. v.34 de Act 2, donde se le representa exal-
tado y sentado a la diestra de Dios, lo cual equivale a recibir el
trato de igualdad con Dios (Phil 2,6) 58 . «A gloria» de Dios Pa-
dre = εις δοξαν (acus.) 5 9 .

Nuevo llamamiento a la unión mutua. 2,12-18


12 Así pues: concluye la exhortación de 1,27. Según otros (es
menos probable), la admonición que sigue es un corolario del
ejemplo de Cristo, propuesto en 2,5ss 6 0 . Como: ya que (cf. 1,7).
Habéis obedecido: a Dios. Müller, Meyer, Beet suponen que se
trata de la obediencia a Pablo, que menciona en seguida su presen-
cia entre ellos. Est., Beele, Ewald, Plummer, lo refieren a Dios;
es lo más probable, por el contexto antecedente: ejemplo de Cristo,
obediente (v.8), más bien que por la mención de Dios (v.13). No
sólo..., sino se refiere a lo que sigue (trabajad...), no a la obediencia.
Mucho más, pues ahora no puedo ayudaros personalmente, como
antes. Obrad: procurad, κατεργάζεσθαι, llevar a cabo, conseguir
trabajando (prefijo intensivo); ocurre veintitrés veces en el N T , de
las cuales veinte en P a b l o 6 1 . Vuestra propia salvación, la eterna
56 Cf. Β. P. GRENFELL-A. S. HUNT, The Hibeh Papyri I (1906) 30,18; The Oxyrinchus
Papyri XII 1473,9.
57
Preferimos con Henry esta «lectio difñcilior» (δεται, fut. ind.) en A C D P..., al
aor. conj.— δηται en P 4 6 BS.
58
Al mismo tiempo, Kyrios, Señor del mundo, aplicado a Cristo, es una protesta implí-
cita contra el culto de los emperadores romanos (cf. 1 Cor 8,5-6; Mart. Polyc. 8,2). Acerca
del error de B O U S S E T , Kyrios Christos (ed. 2. a , 193 0» al negar el origen palestinense del ape-
lativo Kyrios referido a Cristo, cf. L A R R A Ñ A G A , a.c., 289ss. Por su parte B U L T M A N N , Theo-
logie d' NT 3. Aufl. (1958) 127, deriva el título Kyrios, como apelativo de Cristo, del uso lin-
güístico religioso del helenismo oriental. En todo caso prepondera el influjo de Palestina.
59
La doxología afecta al himno entero, no sólo a la aclamación: la obra de Cristo sobre
la tierra es, en último término, una glorificación del Padre (cf. Jn 17,1-5; 1 Cor 15,28).
60
Acerca de 2,12-13: E. S C H A E D E R , Der Gedankeninhalt v. Phil. 2,12-13: Greiswalder
Studien: Theol. Abhandlungen H. Cremer z. 25 jahr. Prof. jubilaum dargebracht (Gú-
tersloh 1895) 229-266; E. K Ü H L , Uber Phil. 2,12-13: ThSK 7 (1988) 557-581.
61
Cf. J. H . M I C H A E L , Work out your oten Sahation: Exp 9 ser. (1924) 439-450.
Filipenses 22,9-31, 764
13
vuestra propia salvación con temor y temblor, pues Dios es el que
obra en vosotros, tanto el querer como el obrar, favoreciendo [vuestra]

salvación = σωτηρία; cf. 1,19. Con temor y temblor62: φόβος, afee-


to interno de temor filial; τρόμος, de suyo, temblor, nacido del
temor; aquí más bien solicitud en la ejecución, pues aún no estáis
ciertos de que os salvaréis. En el concilio Trid., ses. 6 c.3 (DB 806),
se dan como razones de solicitud y temor: a) hemos renacido para
la esperanza (1 Pe 1,3) de gloria, y todavía no para la gloria; b) que-
da la lucha con la carne, el mundo y el demonio, y en aquélla no
podemos vencer sin la gracia y sin mortificar las maniobras de la
carne (cf. Rom 8,12ss).
13 Pues Dios es 6 3 : explica por qué hay que trabajar con dili-
gencia en la obra de la propia salvación. «Sed solícitos en cooperar
con Dios, ya que El actúa tan generosamente en favor de vuestra
buena voluntad»; por tanto, ni negligencia, ni desaliento, ni pre-
sunción. Obsérvese cuán agudamente se formula la paradoja del
eficacísimo influjo divino y de la libertad humana: obrad vuestra
salud—Dios es quien obra en vosotros (cf. Heinzelmann). La sal-
vación es «obra propia de Dios que vosotros tenéis que realizar»
(Vincent). Tanto... como: lit. «ya el querer, ya el hacer»; es decir,
no sólo la obra externa, sino también el querer interno. El querer:
θέλειν, resolver, decidir; en cambio, βούλεσθαι más bien expresa
una inclinación, disposición o deseo. Con todo, es frecuente el in-
tercambio de ambos términos en el N T (cf. Vincent). El obrar:
ενεργεϊν, actuar, de ενέργεια, fuerza en acto, poder en ejercí-
ció 6 4 . Favoreciendo vuestra buena voluntad: Οπερ, con genitivo:
en pro. Algunos, v.gr., Tillmann: en la medida de...; pero, aun gra-
maticalmente, es preferible el matiz en favor de (antítesis con κατά,
en contra). Buena voluntad (ευδοκία) del hombre: así Teod. Mops.,
Zahn, Ewald, Harnack, Tillmann, W . Bauer, Staab (cf. v.gr., 1,15;
Rom 10,1; 2 Tes 1,11). Menos probable nos parece aquí el sentido
«beneplácito divino» que ocurre en el A T y en otros pasajes del
N T 6 5 ; así Crisóst., Est., Knab., Plummer, etc.; según ellos, Pablo
quiere decir: sed solícitos, no sea que por descuido o ingratitud
perdáis la divina benevolencia, de la cual dependen el querer y el
obrar vuestros. Pero la conexión interna entre v.12 y 13, señalada
por la partícula pues (γάρ) (Dios es...), parece exigir el primer
sentido 6 6 . Staab y Bauer entienden la preposición Οπερ sobre, por
encima de (localmente tal es la significación original); en todo caso,
se inculca, a nuestro juicio, la generosidad y el favor divinos res-
pecto de nuestra buena voluntad. El presente pasaje del v.13 es

62
Cf. M. BRUNEC, V D 40 (1962) 270-275. Injustificada resulta, en todo el contexto, la
traducción de O . GLOMBITZA : «no os procuréis con temor y temblor vuestra bienaventuranza».
Cf. art. Mit Furcht u. Zittern, Zum Verstandnis v. Phil. II 12: N T 3 (1959) 101.
63
Θεόξ (pred.) = Dios; εστίν = es; ό ενεργών (suj.) = el operante. Θεός carece dear-
tículo en S A Β G.
64 Gf. K. W . CLARK, The Meaning of ενεργέω... in the NT: JBLit 5 4 ( 1 9 3 5 ) 9 3 - 1 0 1 .
65
V.gr., M t 11,26; Le 2,14; 10,21; Ef 1,5.
66
Cf. A. HARNACK, Ueber den Spruch <‫׳‬Ehre sei Gott in der Hohe» u. das Wort «Eudokia».
Sitzugnsber. d. kgl. preuss. Akad. Wiss. (Berlín 1915) 867SS.
7.65 Filipenses 2,14-15
buena voluntad. 14 Hacedlo todo sin murmuraciones ni vacilaciones,
15
para que seáis irreprochables y sin mezcla [de mal], hijos de Dios
sin tacha en medio de una generación falsa y pervertida, entre los
aducido en los documentos del Magisterio eclesiástico para probar
la necesidad de la gracia actual en el orden sobrenatural, contra los
pelagianos (Indiculus: D B 141); incluso también para lo que, en
la controversia con los semipelagianos, se denominó initium fidei,
comienzo de la fe, fe inicial, querer, desear, invocar la misericordia
divina (cf. concilio Arausicano, can.4: D B 177). El concilio Tri-
dentino, ses.6 c.13 (DB 806), cita nuestro pasaje cuando habla de
la perseverancia, inculcando la confianza en Dios, «que acabará
nuestra buena obra, como la empezó... (Flp 1,6), obrando el querer
y el consumar»: operans velle et perficere (cf. Rom 7,18). Con todo,
nótese que, en Phil 2,13, perficere (vers. Vulg) en el original griego
no tiene el sentido de consumar, sino simplemente de obrar: facere
como traduce el Indiculus, c.9 (DB 141).
14 Hacedlo todo sin murmuraciones, ni vacilaciones: después de
exhortarlos en general a trabajar por la propia salvación, desciende
Pablo a puntos particulares. Ante todo, en presencia de las difi-
cultades que ocurren, hay que someterse a los designios de la divina
Providencia, sin murmurar ni vacilar: tal vez alusión a las quejas
de los israelitas en el desierto 6 7 . Murmuraciones: el giro «hacedlo
todo sin murmurar» parece referirse a la exteriorización de tales
actitudes. Vacilaciones, διαλογισμοί, reflexiones, pensamientos, dis-
cusiones, dudas. De suyo, tanto la forma nominal como la verbal
se suelen referir a discusiones o con otro o consigo interiormente.
Aquí más bien tiene el matiz de duda (Meyer, Lips., Tillmann,
Staab): sin detenerse demasiado a deliberar si esto será útil, nece-
sario o no; si Dios cumplirá sus promesas de remuneración; sin
vacilar ante el sacrificio, etc. En los LXX se dice sobre todo de los
impíos, y en sentido peyorativo, de los buenos.
15 Para que seáis: y así os mantendréis... Es el fruto de la
buena conducta a que se exhorta en el v.14. Irreprochables: el pa-
ganismo depravado, con quien hay que convivir, suele interpretar
mal aun la buena acción; de aquí la necesidad de mostrarse irre-
prehensibles (Est.) 68 . Sin mezcla: ακέραιοι (adj.), se dice del vino
puro 6 9 ; del metal sin escorias 7 0 . En el N T se subraya la sencillez
de carácter (Lightfoot). Hijos de Dios: como corresponde a la dig-
nidad de... Contraste con los israelitas en el desierto, de los cuales
se dice en el Cántico de Moisés (Dt 32,5) que no son hijos de
Dios.
Sin tacha‫י‬l; generación falsa. El calificativo «raza falsa y perver-
sa», que en el citado pasaje (Dt.) se aplica a Israel, ingrato a los
favores de Yahvé, aquí, en Pablo, se dice del paganismo. «Entre»
67
Cf. Ex 16,7; N ú m 14,2ss, etc.
68
Este objetivo próximo del buen ejemplo excluye la perspectiva escatológica (v.16b).
69 Cf. Athen. 2,45·
70
V.gr., P L U T . , Mor. 1 1 5 4 .
71
En los L X X , άμωμος con frecuencia se refiere a las víctimas de los sacrificios. En Pa-
blo con sentido moral: Ef 1,4; 5,27; Col 1,22; Heb 9,14.
Filipenses 22,9-31, 766
cuales brilláis, como astros en el mundo, 16 ofreciendo la palabra de
vida a fin de que en el día de Jesucristo pueda yo gloriarme de que no
los cuales brilláis: lit. «en los cuales», concordando con los individuos
de la generación (que se sobrentienden) 7 2 . Brilláis (indicativo, no
imperativo), de φαίνομαι, aparecer, brillar. Lightfoot, Vincent,
Plummer, Knabenbauer, retienen aquí el primer sentido, negado el
segundo, que sería el de φαίνω. Prácticamente, al menos refiriéndose
a objetos luminosos, no hay dificultad en conservar la segunda ver-
sión: así Tillmann, Bauer, Staab. El caso de M t 2,7 es distinto:
claramente se trata de fijar cuándo apareció la estrella. De todos
modos, se subraya aquí el contraste entre el resplandor de los
fieles «por la fuerza de su fe y la pureza de su vida» (Staab) y la no-
che del paganismo, sentado en sombras de muerte. Astros, φωστήρ
cuerpo luminoso, en especial estrella. Por lo que toca al N T , sólo
recurre en A p 21,11, con el sentido de brillo. En el A T , los LXX
lo emplean comúnmente referido al sol, luna, estrellas 7 3 . Erasmo,
Calv., Lohmeyer, Bover y otros entienden por φωστήρ antorcha;
modernamente suelen aducir el ejemplo de las carreras de antorchas
en las fiestas religiosas griegas, sobre todo en Eleusis; los cristianos
serían λαμπαδέφωροι y su testimonio, una gran procesión de antor-
chas, donde se lleva en alto (cf. επέχοντες, ν. 16) la palabra de Vida
(cf. Gonz. Ruiz). Pero, dado el uso bíblico del vocablo, el contexto
de nuestro pasaje (aposición: en el mundo) y la diversa terminología
en ambos casos, creemos menos probable tal interpretación 7 4 . En
el mundo: κόσμος, Universo; quizá firmamento, por oposición a la
tierra. Lightfoot: aparecéis en el mundo moral; pero entonces «en
el mundo» sería una expansión sin sentido de «en los cuales» (Vin-
cent). Retenemos, pues, la conexión: como astros en el mundo
físico.
16 Ofreciendo la palabra de vida: es decir: «si presentáis a las
tinieblas del paganismo, plasmada en vuestra vida, la luz de la
doctrina evangélica» (Beelen, Ewald). Ofreciendo: επέχω, tener so-
bre (επί-); aplicar; dirigir; mostrar, ofrecer, v.gr., alimento o be-
bida (en los clásicos). También puede entenderse: retened ese ger-
men de vida que recibisteis; o ateneos a la palabra de vida (Till-
mann) en el sentido de aplicarse 75 ; si no, vuestra luz se extingue;
suave amonestación, equilibrada con la confianza en ellos que ex-
presa el verso siguiente; cf. Heinzelmann, el cual incluye la cláu-
sula en este verso (17). La palabra de vida: lit. «palabra» (sin art.);
es decir, ofreciendo a los demás la doctrina del evangelio en toda
su fuerza vivificante y luminosa 76 . A fin de que...: en la irradiación
7 2 C f . BLASS-DEBR., § 296.
73 Gén 1,14; Sab 13,2; Ecli 43.7·
7 4 Cf Dan 12,3: φανουαιν cbs φωστήρες τ ο υ ούρανοϋ.
7 5 Cf. i T i m 4,16, con el compl. en dat.; así también conjetura Linwood en Flp 2,16:
λ ο γ ω en vez del acusativo Aóyov.
76
Cf. 2 T i m 1,10, donde se indica que la salud mesiánica, preparada en los designios
divinos, oculta en los siglos pasados, sale ahora a luz, al predicar Cristo la buena nueva: El
irradió, esclareció la vida por el evangelio. La frase λόγος ζωής es única en Pablo (cf. 1 Jn 1,1).
El genitivo ζωής en nuestro pasaje quiere decir que la palabra tiene un principio y un mensaje
de vida (cf. Vincent).
767 Filipenses 2,1‫ל‬
17
he corrido ni trabajado en vano. Pero, aunque sea vertida mi san-
gre, como libación, sobre el sacrificio y el ministerio sagrado de vues-
espiritual de los filipenses sobre el mundo pagano tiene Pablo su
parte, pues de él recibieron el evangelio. Esto redundará en gloria
del Apóstol cuando venga Cristo. A fin de que... pueda gloriarme:
εις καύχημα εμοί, lit. «para (serme) a mí motivo de gloria (cf. 1,26).
En el día de Jesucristo: είς prep. de acus., por el dat. εν (cf. 1,10).
No he corrido: designa la actividad apostólica con la metáfora to-
mada de las carreras del estadio. El término lo emplea Pablo para
declarar en general el esfuerzo de la ascesis cristiana. Aun en sen-
tido material, subraya T o m . la «agilidad» del Apóstol: «jdesde Je-
rusalén hasta España!». Ni trabajado: el verbo griego significa estar
cansado, trabajar hasta quedar rendido. En vano: se repite como
complemento de ambos verbos; lit. «en el vacío». La frase «trabajar
en vano» recuerda la de Is 49,4 (Vulg «in vanum laboravi») .‫יי‬
17 Pero, aunque sea vertida mi sangre: en estrecha conexión
con esta esperanza de una abundante cosecha (Tillmann), expone
Pablo cómo, aunque él tenga que morir, coronando así los trabajos
por el evangelio que acaba de mencionar, existe motivo para ale-
grarse mutuamente.
Pero, aunque: άλλά εί και. Algo se sobrentiende entre άλλα
y εί: «Pero ¿por qué hablar de trabajo? Estoy pronto, aun en el
peor de los casos...» (Plummer). De todos modos, es preferible re-
tener el significado adversativo de άλλά y el concesivo de εί και
que no atribuirle el de simple ilación a aquélla y el de condicional
a ésta: «y si además...», como quiere Gonz. Ruiz. Sea vertida 7ni
sangre...: pr. «soy vertido» como libación, estoy presto, por mi
parte, a sufrir el martirio, me pongo ya en esa perspectiva. Es fre-
cuente este sentido en la construcción: «si...» con el verbo en pre-
sente. Tal actitud es compatible con la esperanza de un desenlace,
por el momento favorable, de su proceso, según insinúa en 1,12.25;
2,24. De modo más apremiante, escribe poco antes del martirio:
ya estoy siendo derramado como libación (ήδη σπένδομαι), y ha
llegado el momento de mi partida 8‫י‬. El rito de la libación era dis-
tinto entre los j u d í o s 7 9 y los paganos 8 0 . Aquí (Flp) parece aludirse
al de éstos, sin excluir ciertos puntos de contacto con el rito ju-
d i o 8 1 . Algunos, v.gr., Gonz. Ruiz, entienden «derramarse en liba-
ción» de toda clase de peripecias apostólicas que forman la necro-
sis (cf. 2 Cor 4,10), pero la mayoría retienen el tecnicismo propio
del vocablo 82 . Sobre el sacrificio, θυσία: i. 0 , la cosa sacrificada; 2.°, el
77
Cf. P. W E N D L A N D , Die urchristl. Literaturformen, Handb. z. N T , hrsg. ν. H. L I E T Z -
mann, 1,3 (Tübingen 1912) 357.
78
2 T i m 4,6; cf. Ign. Ant., Rom 2,2. A.-M. Denis se pronuncia contra el sentido: libe-
ración-muerte. Para él, Pablo quiere decir que el sacrificio litúrgico [ = fe de los cristianos]
es el objetivo de toda la actividad apostólica del mismo Apóstol, asi como la libación consu-
maba el holocausto. Tal sentido nos parece rebuscado y contra la casi unanimidad de los co-
mentadores, según reconoce Denis: Fondation apostolique et liturgie nouvelle en esprit, 4. La
libation de Phil 2,1η: RevScPhTh 42 (1958) 640-656.
79
Véase una descripción, v.gr., en Jos., Ant. 3,233,234.
8
° Cf. V I R G . , Aen. 6,246; P L U T . , Alex. 693 D .
81
Cf. Lev 23,10-13; N ú m 15,1-10; 28,3-15.
82
Acerca de la metáfora de la libación, cf. TÁc., Ann. 15,64; 16,35.
Filipenses 22,9-31, 768
83
rito sacrifical . Si se considera la libación como un rito comple-
mentarlo 8 4 de la θυσία, se entiende aquí el sentido de rito, que
concuerda también mejor con la palabra siguiente: ministerio. Kna-
benbauer, en vez de mirar la libación (martirio de Pablo) como
añadida al sacrificio de los fieles, separa las dos palabras, y une la
frase έτη θυσία con la alegría de que se habla en seguida: el sacri-
ficio de los filipenses es motivo de gozo (επι, sentido causal) para
él y para ellos. Pero, en este caso, habría que cambiar la interpun-
ción usual en las ediciones; además, la asociación libamen-sacrificio
tiene su base en el A T . Y el ministerio sagrado de vuestra fe:
λειτουργία, servicio público, obsequio, culto. En los LXX, esta
palabra y sus afines ocurren unas ciento cuarenta veces y común-
mente implican ministerio sacerdotal 8 5 . En Rom 15,16, Pablo se
llama a sí mismo liturgo, sacerdote oferente del sacrificio, en cuanto
que, por su apostolado con los paganos, prepara un sacrificio agra-
dable a Dios: ή προσφορά των εθνών. Ahora, en nuestro pasaje,
considera a los filipenses, haciendo de su vida, inspirada por
la fe, el objeto de un culto agradable a Dios (cf. Rom 12,1), de
un ministerio sacro. Los fieles mismos son los oferentes de esta
ofrenda espiritual, a la que Pablo, si llega el caso, está dispuesto a
juntar, como complemento, la libación de su sangre (Lightfoot,
Vincent). No nos parece tan probable la opinión de Meyer, Til-
lmann, Staab, Heinzelmann; según ellos, el Santo en su actividad
apostólica se designa a sí mismo como oferente de aquel sacrificio
que está formado por la fe de los filipenses: de este modo, la sangre
del sacerdote se vierte sobre la ofrenda que él mismo ofrece. Pero
en el movimiento de ideas desde el v.12 aparecen los filipenses
como agentes; asimismo, en Rom 12,1 son exhortados los fieles a
ofrecer sus cuerpos como sacrificio. El caso de Rom 15,16-17 es
distinto (cf. Vincent). Menos corriente es la exegesis de otros (v.gr., de
Gonz. Ruiz): la θυσία es la aportación económica de los filipenses;
λειτουργία conserva el sentido clásico: servicio prestado por un
ciudadano a la sociedad, pero servicio sacral, porque es realizado
por la fe ( = comunidad creyente). Tal explicación da un sentido
demasiado restringido al sacrificio. Me alegro y congratulo con todos
vosotros: la perspectiva del martirio no es capaz de perturbar la
alegría de Pablo. Si los filipenses perseveran en su conducta, con-
forme a la palabra de vida, crecido gozo será para él poder derramar
su sangre sobre la ofrenda de los fieles. Según otros, la alegría del
Apóstol proviene de poder ofrecer él mismo ambas ofrendas, la
de los fieles y la de su propia vida. Preferimos la primera explica-
ción, conforme a lo dicho en la cláusula anterior. Me congratulo,
συνχαίρω, mejor que «me alegro junto con vosotros» (congaudeo).
Con todos vosotros: cf. 4,7-8. Parece que tiene empeño en inculcar
la universalidad de su amor.
83
P . ej., H E R O D . , 4,60a.
84
En el AT, las libaciones acompañaban a los holocaustos y sacrificios pacíficos
(cf. Núm 15,1-10).
85
Este sentido se refleja también en los papiros; v.gr., BGU 4>1201, que ofrece la co-
nexión de λειτουργία! y θυσίαι των θεών.
7.65
Filipenses 2,14-15
tra fe, m e alegro y congratulo con todos vosotros. 18 Igualmente vos-
otros, por vuestra parte, alegraos y congratulaos conmigo.
19
Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que
también yo cobre buen ánimo al saber de vuestras cosas, 20 pues no
tengo a otro tan solidario [con vosotros], para preocuparse sincera-

18 Igualmente vosotros: ante la posibilidad de su martirio,


Pablo prepara de antemano y anima a los fieles. Si él, que es quien
corre el peligro, se alegra, no deben ellos entristecerse; al contrario,
deben acompañarle en su gozo. Igualmente: τό... αυτό lo mismo; es
decir: del mismo modo o por la misma razón. Enfáticamente se
pone al comienzo de la frase.

Noticias y proyectos s o b r e T i m o t e o y E p a f r o d i t o . 2,19-30


19 Espero: la partícula δέ pr. adversativa, con frecuencia,
como aquí, sólo señala el paso a otro asunto, y así mejor es omitirla
en la versión. En el Señor Jesús: con su ayuda, según El 10 disponga;
sent. causal-modal s 6 . Enviaros: como en otra ocasión le envió a
los de Tesalónica, quedándose Pablo solo (1 Tes 3,2). A Timoteo:
cf. 1,1. Para que también yo: no sólo vosotros, al saber de mí. Cobre
buen ánimo: ενψυχώ, tener buen ánimo, alegrarse. Unico ejemplo
en el N T 87 . Hablar Pablo de su propio consuelo en ausencia es
una fina manera de ocultar el sacrificio que para él supone no poder
ir personalmente a Filipos y tener que desprenderse del fidelísimo
Timoteo. Al saber: pr. conociendo (cf. 1,12). Vuestras cosas: τά
περί υμών, las cosas referentes a vosotros. «Vuestro proceder tiene
que ser tan excelente que me sirva de consuelo». Tal vez se en-
cierra aquí una «delicada y discreta amonestación» (Barth).
20 Solidario: ίσόψυχος, pr. de igual (grandeza de) alma, tan
excelente, con igual modo de sentir; aquí se trata de la solidaridad
de Timoteo con los filipenses 88 . Lightfoot suple: «que piense 10
mismo que Timoteo»; Vincent: «que yo». Esta última lectura es
improbable; de las otras dos interpretaciones, la primera es la me-
jor por el contexto subsiguiente. Para: pr. que (όστις) se preocu-
p e 8 9 , que tenga tantas cualidades para... Preocuparse: μεριμνάω,
tener cuidado, ser solícito de... 9 0 . Sinceramente, de γνήσιος, le-
gítimo (hijo); en general, genuino, sincero, v.gr., el amor. De vues-
tras cosas: cf. v.19.

86
El giro (cf. 1 , 1 . 1 4 ; 2 , 2 4 ; 3,1) falta en parecidas cláusulas paulinas: Rom 1 5 , 2 4 ;
1 Cor 16,7; 2 Cor 13,6; Flm 22. Es difícil concluir de este hecho, como apunta Lohmeyer, la
especial importancia de este envío de Timoteo.
87
Se halla en papiros (v.gr., B G U 1097, 15 [In]) y con frecuencia en inscripciones se-
pulcrales (p. ej., CIG 4 4 6 7 ) . J O S E F O , Ant. 1 1 , 2 4 1 (Asuero da ánimo a Ester). Cf. 1 Mac 9 , 1 4 ;
2 Mac 7 , 2 0 .
88
Cf. A. F R I D R I C H S E N , Ί σ ό ψ ν χ ο ς = Ebenbürtig, solidarisch: Symb. Osl. 1 8 ( 1 9 3 8 )
42-49; ID., Exegetisches zum NT.: Coni. Neotest., 7 ( 1 9 4 2 ) 4 - 8 . P A N A Y O T I S C H R I S T O U , Ι Σ Ο -
Υ Υ Χ Ο Σ , Phil. 2,20: JBLit 7 0 ( 1 9 5 1 ) 2 9 3 - 2 9 6 .
89
En futuro; cf. B L A S S - D E B R . , 3 7 9 .
90
En el sentido de preocuparse por ..., sin la nota de inquietud, cf. 1 Cor 7 , 3 2 - 3 4 ; 1 2 , 2 5 ;
en el sentido de inquietarse: Flp 4,6.

S.Escritura: NT 2 25
Filipenses 2,29-3,1 770
21
mente de vuestras cosas. Todos, en efecto, buscan sus intereses per-
sonales, no los de Jesucristo. 2 2 Pero, en cuanto a éste, conocéis su
virtud ya probada, que, como hijo con su padre, ha servido conmigo
en [la propagación d]el evangelio. 23 A éste, pues, espero enviar en
seguida, en cuanto pueda prever el desenlace de mi asunto, 2 4 aunque
confío en el Señor que también yo iré pronto con vosotros. 25 Entre
tanto, he juzgado necesario enviaros a Epafrodito, hermano y cola-
borador y compañero mío de armas, enviado vuestro y encargado por
21 Todos en efecto...: lamenta no encontrar en los demás su-
ficiente amor a Cristo para emprender, en favor de los filipenses,
un largo y penoso viaje, cuyas fatigas habían tal vez ocasionado
la enfermedad mortal de Epafrodito (Médebielle). Recuérdese la
actitud de ciertos predicadores, envidiosos de Pablo (1,15-17) 9 1 . To-
dos: Con art. oí πάντες, la totalidad., al menos de los que Pablo
juzga a propósito para tal viaje y encargo. Sus intereses personales:
lit. «las cosas de ellos mismos».
22 Pero en cuanto a éste: a Timoteo no hace falta que os lo
encomiende, pues ya conocéis lo que vale; o bien: mas éste es bien
distinto de los otros; ya lo conocéis (cf. Plummer). Su virtud ya
probada, δοκιμή: probación, experiencia, fidelidad. Aquí, índole,
ya bien probada; Plummer: sus credenciales. Como hijo: así califi-
ca Pablo a los suyos en otras cartas. Ha servido: Bover «ha trabajado
en servicio del evangelio». Ambos son siervos de Cristo Jesús (cf. 1,1).
Conmigo: cuando Pablo predicó por vez primera en Filipos, le acom-
pañaba Timoteo (cf. Act 3,12). «No dice, como era obvio, me ha
servido como hijo..., sino ha servido conmigo al evangelio» (Barth).
23 En cuanto pueda prever: lit. «en cuanto prevea», eos...
άπίδω de αφοράω, mirar confiadamente a alguien; άπο a distancia
(de lugar o tiempo); aquí puede tener el matiz «vislumbrar desde la
cárcel el fin de la causa». Mi asunto: τά περί έμέ.. Cf. para esta
construcción, v.19. Aquí: desenlace del proceso que le tiene encar-
celado.
24 Aunque confío: πέποιθα δέ.. Cf. 1,14. En cuanto a la espe-
ranza de verse libre, 1,25. Que... iré pronto: Pablo envía a Timoteo,
más como sustituto suyo que como mensajero 92 .
25 Entre tanto: como aún habrá que demorar algo el viaje
de Timoteo... Tal es la fuerza de la partícula enclítica δέ pos-
puesta a necesario. He juzgado necesario: , Αναγκαΐον δέ ήγησάμεν;
este verbo probablemente está en aoristo epistolar (juzgo mientras
escribo; he juzgado, al llegar la carta a su destino); esto supone que
Epafrodito es el portador. Epafrodito: a quien sólo conocemos por
esta sección de la epístola. El nombre es corriente en la época
romana 93 . Hermano: con art. lit. «el hermano»: califica la fraterni-
dad cristiana (cf. 1,14). Compañero... de armas o en el combate:
συστρατιώτης.. El N T sólo presenta el sentido metafórico: los que
91
No es la única vez que se queja de la falta de colaboración (Col 4>n) y del abandono
en que le dejan (2 Tim 4,10); aunque en otras circunstancias ha tenido la ayuda de fieles
amigos (cf. Col 4,10-n).
92
S*AC... añaden ττρόζ ύμαζ: [iré] a vosotros,
93
T Á c . , A n n . 1 5 , 5 5 ; SUET., D o m . 1 4 ,
7.65
Filipenses 2,14-15
26
vosotros de socorrerme, pues estaba con nostalgia de todos vosotros
y con inquietud, porque habíais oído que cayó enfermo. 27 Y realmen-
te enfermó a punto de muerte, pero Dios se compadeció de él, y no
sólo de él, sino también de mí, para que no tuviera yo tristeza sobre
tristeza. 28 Así, pues, con tanta mayor prontitud os lo envío, a fin de
que, viéndole a él, os alegréis de nuevo, y yo sienta alivio en mi tristeza.
entran en la lucha por el evangelio; viene a ser nombre honorífico
de los colaboradores de Pablo, pero a la idea de cooperación añade
la del peligro común. Enviado: απόστολος, en el sentido etimológico
de enviado, mensajero 94 . Encargado: λειτουργός, artesano y, so-
bre todo, empleado municipal o ministro público; en el N T tiene
matiz religioso; cf. v. 17,30 (λειτουργία). «Con esta expresión sacra
quiere indicar que en el donativo, más que una ayuda a su persona,
verá Pablo un obsequio ofrecido a Dios» (Staab). De socorrerme:
lit. «(ministro) de mi necesidad» (χρεία, cf. 4,16); es decir, encar-
gado oficialmente por vosotros de traerme vuestra limosna para
aliviar mi necesidad.
26 Pues: explica por qué ha juzgado necesario el regreso de
Epafrodito; ante todo trata de tranquilizarlos; al mismo tiempo deja
entrever cuánta gratitud merece el enviado de los filipenses, pues
tanto se acuerda de ellos y anda inquieto (pensando que vosotros
lo estáis por él). Estaba con nostalgia: έπιποθών ήν, pr. os estaba
echando de menos (cf. 1,8). «El imperfecto perifrástico indica la
persistencia de la nostalgia» (Plummer) 9 5 . Con inquietud: άδημο-
vcóv 96‫ י‬£ n l a palabra generalmente predomina el matiz de angustia
sobre el de tedio y postración 97 .
27 Y realmente, και γάρ: «y en verdad era así; más aún...».
También se puede retener el sentido explícito causal de γαρ: «Y
lo que oísteis no era un rumor sin fundamento, porque de hecho
cayó enfermo, y de gravedad». Tal vez los filipenses no habían
tomado en serio las noticias sobre la enfermedad grave de su en-
viado. A punto de muerte: παρπλήσιον θανάτω, «de un modo que se
parecía mucho a la muerte» (Vincent). Aquí, sentido adverbial.
Tristeza sobre tristeza: además de la aflicción, al menos la causada
por su enfermedad, encima (επι) tenga que lamentar su muerte,
σχώ pr. obtuviera (aor. de σχώ)
28 Así pues: ouv, por estas razones (v.25,27). Os lo envío con
esta carta: así Plummer, Tillmann (cf. v.25 e introd.), pr. envié
(cf. v.25). Λ fin de que: además de satisfacer las ansias de Epafro-
dito por veros, os alegréis de nuevo: mejor que «viéndole de nuevo».
Y yo sienta alivio: άλυπότερος ώ, lit. «quede menos triste que aho-
ra‫( >׳‬cf. v.27); comparativo de άλυπος, libre de cuidado. Unico
ejemplo en el N T . Tal vez con sentido de superlativo: completa-
mente libre; así Bauer. Mejor Plummer: «desaparecida la . tristeza
adicional (v.27) con la recuperación del enfermo, queda en parte
94
C f . HOLGER MOSBECH, Apostolos in the New Testament: StTh 2 (1950) 169-170.
95
La construcción: part. pres. con είναι es un arameísmo. Añaden Ιδεΐν [estaba de-
seando] veros: S * A C D . . .
96
Cf. Mt 26,37; Me 14,33 ( = agonía del Huerto).
97
C f . , v.gr., J o s . , A n t . 15,211.388.
Filipenses 2,29-3,1 772
29
Recibidle, pues, en el Señor con todo gozo, y honrad a tales hom-
bres, 30 ya que por la obra de Cristo ha estado próximo a la muerte,
arrostrando el peligro de su vida por supliros a vosotros en servicio mío.

3 1 Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. Escribiros


la tristeza original, pero mitigada por la simpatía de Pablo con el
gozo que tendrán los filipenses al ver sano y salvo a Epafrodito».
29 Recibidle, pues: por las razones expuestas (v.25-28) dispen-
sadle una acogida cordial, honrosa, προσδέχομαι, con el sentido de
recibir, no de aguardar; según dijimos, debió de ser Epafrodito el
portador de la carta (v.25-28). En el Señor: una recepción al estilo
cristiano, o como conviene a un hermano en Cristo. Con «todo»
gozo: giro paulino para expresar la plenitud de la alegría. Y honrad:
lit. «tened estimados», έντιμους, es decir, en estima. A tales hom-
bres: extiende la admonición a casos parecidos al de Epafrodito.
Ignoramos si este cambio de número (plural por singular) obedece
a alguna falta de los filipenses en honrar a los tales o simplemente
al empeño de Pablo por formar el criterio de los fieles para casos
semejantes.
30 Por la «obra» de Cristo: por colaborar con Pablo en el tra-
bajo apostólico de anunciar a Cristo. Arrostrando el peligro de su
vida = παραβολευσάμενος, de ‫־‬τταραβολεύομαι, exponer en el jue-
go; aquí, con el complemento indirecto en dativo ‫־‬rrj ψυχή, jugar
con la vida, exponerla 98 . Por supliros a vosotros en servicio mío:
lit. «para que llene vuestra deficiencia del servicio en mi favor».
Llene: de άναπληρόω, completar, suplir. Servicio: λειτουργία;
cf. v.25. En mi favor: lit. «hacia mí», ‫־‬ττρός με, con acusativo, res-
pecto de mí o en favor mío. La frase entera quiere decir: Epafro-
dito puso en peligro su vida por suplir vuestra imposibilidad de
venir a traerme el obsequio o subsidio con que deseabais socorrer-
me; es, por tanto, encargado oficial, representante y sustituto ab-
negado de la comunidad; recibidle, pues, con todo honor.
A más de uno le resulta chocante la insistencia de Pablo en que
Epafrodito tenga buena acogida entre los filipenses, así como el
empeño en motivar tan rápido regreso; quizá pretende el Apóstol
alejar de los fieles cualquier posible sospecha de que el enviado
de éstos no había cumplido fielmente su cometido.

CAPITULO 3

Avisos sobre los judaizantes. L a verdadera justicia. 3,1-4


1 Por lo demás — τό λοιπόν; como esta palabra en el sentido
de finalmente es empleada por Pablo, al aproximarse la conclusión
de otras cartas 1 , algunos suponen que la presente epístola se con-
9 8 Cf. A. D E I S S M A N N , Licht v. Osten ed. 4 a (Tübingen 1 Q 2 3 ) 69.
1
Cf. 2 Cor 13,11; Ef 6 , 1 0 ; 2 Tes 3,1. Sobre la expresión en general: A . C A V A L L I N , ( Τ Ό )
λοιπόν: Eranos 39 (1941) 121-144. Hay que reconocer con Bonnard que el problema de la
773 Filipenses S,2
las mismas cosas, a mí no m e cuesta, y a vosotros os puede dar seguri-
dad. 2 ¡Tened cuidado con los perros, tened cuidado con los malos

cluía con la cláusula inmediata (3,1a): «alegraos en el Señor» ( = mis


saludos en el Señor, Gonz. Ruiz), pero que, habiendo recibido el
Apóstol noticias poco tranquilizadoras, decide añadir la siguiente
sección. Así, v.gr., Staab y, casi lo mismo, R. P. Martín. Es pro-
bable, pero también pudo Pablo tener en la mente, desde el prin-
cipio, argumentos más notables que aquí desarrolla; caso de que
hubiese pretendido terminar aquí, parecía natural que antes de
τό λοιπόν diera las gracias (cf. 4,10-20) por la limosna de los fie-
les (Vincent). Preferimos esta sentencia, y así traducimos: «por lo
demás», como fórmula introductoria de lo que sigue. Algunos
(v.gr., Heinzelmann) conciben 3,1a-b como final del c.2. Pero 3,1b
se refiere mejor a 3,2ss que a la alegría mencionada en 3,1a y en
2,17-18. Alegraos: cf. 1,18; 2,17-18.28; 4,4.10. «Es la actitud fun-
damental del cristiano, en quien la fe y la esperanza triunfan sobre
todas las sombras de la vida» (Staab, Phil 4,4). En (el Señor):
sentido causal-modal; cf. 1,19 y citas. Escribiros las mismas cosas:
posible alusión a una carta perdida, sobre el tema de los judaizan-
tes. Policarpo 2 alude a varias epístolas paulinas a estos fieles de
Filipos. La palabra escribiros parece insinuar una previa comuni-
cación escrita (Lightfoot). A mí no me cuesta: lit. «para mí, no rao‫־‬
lesto», όκνηρόν: de suyo, lento, indolente, que retrae. Y a vosotros
os puede dar seguridad: lit. «y a vosotros, seguro». Algunos traducen
ad sensum: porque a vosotros os es provechoso. Pablo justifica esta
digresión con su deber de Apóstol y con la seguridad de los fili-
penses, que reclama tal admonición (Tillmann).
2 ¿Tened cuidado con los perros?: el tema de los judaizantes
agudiza el lenguaje de Pablo, que con un grito de alarma se ve
obligado a defender el evangelio contra los aferrados a la justifi-
cación por la ley 3 . ¡Tened cuidado!: pr. mirad, vigilad; aquí, fijarse
con precaución para no seguir sus enseñanzas. Con los perros:
metáf. despreciables por impíos, más bien que por descarados. Aquel
apelativo lo aplicaba el judaismo a los paganos 4 . Alusión de Pablo
a los judío-cristianos, que para ganarse adeptos falseaban el evan-
gelio, predicando tanto el cristianismo como el judaismo; se les
llama perros, como a los paganos, pues están lejos de Dios y de
Cristo (Crisóst.). Para entender la metáfora, téngase en cuenta que
los perros hambrientos, vagabundos, sin hogar ni dueño, eran pía-

transición entre los capítulos 2 y 3 queda abierto. En el comentario que sigue apuntamos la
solución más aceptable.
2 Ad Flp 3 , 2 .
3
Cf. Gal 2 , 3 s s , etc. Según W . SCHMITHALS, Die Irrlehrer d. Philopperbriefes: ZThKirch
64 (1957) 297-341, los adversarios doctrinales de Pablo en esta perícopa (para el articulista
Flp 3,2-4,3 4- 4-8^9 forman carta aparte) son los mismos gnósticos judío-cristianos que tra-
bajaban en Galacia y Corinto. Se funda ante todo en la identificación: perros = libertinos
(aduce Flp 3 , 1 9 ) ; por tanto, gnósticos. D e modo parecido: H . KOESTER, The Purpose of the
Polemic of a Pauline Fragment (Phil 3): NTStud 8 (1962) 317-332. Pero resulta violento
(cf. Beare) que los designados aquí sean los aludidos en Flp 3,19.
4
Mt 1 5 , 2 6 ; cf. STR.-B., 3.621-22.
Filipenses 3,3-4 774
3
obreros, tened cuidado con la mutilación! Porque nosotros somos
los [verdaderos] circuncisos, los que, en el espíritu de Dios, le damos
culto; que nos gloriamos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra con-
fianza en la carne, 4 aunque yo también tengo motivo para confiar
en la carne. Si algún otro se cree [poder] confiar en la carne, yo más:

ga en Oriente 5 . Con los malos obreros: son los judaizantes, en cuanto


proselitistas y falsificadores de la palabra de Dios; su obra es des-
tructora, no constructiva.
Con la mutilación o incisión: κατατομή; ejemplo único en la
Biblia. Los judaizantes se gloriaban de su circuncisión, ττεριτομή,
que juzgaban necesaria para salvarse. Pablo, jugando con las dos
palabras, llama despectivamente 6 a la tal circuncisión, κατατομή,
es decir, mera incisión corporal, que no hace más que desgarrar la
carne y viene a ser una mutilación vetada por la ley 7 . Para Pablo,
la verdadera circuncisión es la espiritual de los cristianos, que son
el verdadero Israel.
3 Circuncisos: lit. «circuncisión» περιτομή. Los que en el espí-
ritu de Dios: el genitivo Θεοΰ se lee en Sin x ABCD c , etc. La Vulg:
«qui spiritu servimus Deo»: los que servimos a Dios en espíritu;
lectura también de Sin c D x P, Orígenes, Crisóstomo, Teodoreto;
parece corrección posterior para no dejar a «servir» sin compl. En
el espíritu: es decir, el verdadero culto divino espiritual se halla
en el cristianismo, donde el espíritu de Dios es el que inspira la
religión. Ya el A T inculcaba la circuncisión del corazón 8 , de donde
Pablo concluía que la verdadera circuncisión es la espiritual 9 . (Le)
damos culto: λατρεύω, servir; aquí dar culto a Dios en sentido ge-
nérico de adorar, venerar, servir (δουλεύω), no en el de tributar
culto oficial litúrgico (sinónimo de λειτουργεω, ίερατεύω). Que nos
gloriamos en Cristo Jesús: pr. gloriándonos (part.), es decir, que
aplicamos a Cristo el mandato de gloriarse en Yahvé. Y no ponemos
nuestra confianza: lit. «no confiando» (part.); cf. 1,14. En la carne:
como el judaismo, que, aunque exalta su espiritualidad respecto de
los paganos, pone su confianza en observancias legales, tradiciones
farisaicas y pretendidos privilegios que no pertenecen a la esfera
de lo divino y celeste, sino de lo puramente externo y terreno.
4 Aunque yo también tengo motivo para confiar: recurre a su
experiencia personal para prevenir la objeción: «es fácil despreciar
lo que no se conoce ni posee; eso te pasa a ti. «No—replica Pablo—,
si yo quisiera gloriarme en lo que tanto estimáis, no me faltaría
materia para ello. Aunque = καίπερ. De ordinario con part. 1 0 Yo:
«De acuerdo con el carácter de lo restante de la carta, la palabra
decisiva se dice aquí en primera persona del sing.» (Barth). Tengo
motivo para confiar: lit. «teniendo confianza»; εχων, part. pres.- con
5
Cf. Sal 58.7ss.15ss. Otras referencias, en el artículo citado de Rahtjen: NTSt 6 (1960)
170-171.
6
Como HORACIO, Sat. 1,9,70: curti Iudaei.
7
Cf. Lev 21,5; 3 Re 18,28 [mención de la palabra].
8
Lev 26,41; Dt 10,16, etc.
9
Rom 2 , 2 9 .
‫ נ‬o Cf. Heb 5,8; 7,5; 12,17·
7.65
Filipenses 2,14-15
5
circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Ben-
jamín; hebreo, hijo de hebreos; por lo que toca a la ley, fariseo; 6 en
cuanto a celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a justicia legal, irre-
sentido de substantivo: «aunque soy poseedor» 11 . El sujeto (aquí
en singular) es el mismo, en cuanto al sentido, que en el v.3 (plural,
incluido Pablo), como si dijera: «no pongo..., aunque podría po-
ner... también yo, porque tengo motivo para ello». Vincent urge el
sentido de pres., pero resulta dura la cláusula unida a la anterior:
«no confio... si bien, bajo el punto de vista judío, confio». Preferimos
la explicación de Estío, que contrapone el part. del v.3, πεποιθότες,
al del v.4, εχων πεττοίθησιν, es decir: tengo de hecho materia para
fiar 12 . Si algún otro se cree: δοκεί, le parece a el, piensa (poder)
con razón confiar, porque no le faltan títulos para ello. Yo más:
según el sentido indicado: «yo tengo más motivo».
5 Circuncidado al octavo día: lit. «nacido de ocho días», όκτα-
ήμερος (en latín octiduus) en cuanto a la circuncisión; dativo de
relación (cf. 2,7). Era el tiempo prescrito por la ley (cf. Gén 17,12),
aunque fuese día de sábado (cf. Jn 7,22). Por tanto, Pablo no abrazó
el judaismo en edad adulta, como prosélito, sino que fue circunci-
dado ya a los ocho días de nacido. Del linaje de Israel: no idumeo,
v.gr., descendiente de Esaú, sino de la raza de Jacob ( = Israel),
nombre teocrático del pueblo escogido por Dios como depositario
de la revelación; es, pues, verdadero israelita. De la tribu de Benja-
mín: tribu siempre fiel a la dinastía davídica, y a quien pertenecía
la Ciudad Santa y Real de Jerusalén 13; además, parece que esta
tribu gozó de un rango privilegiado por haber nacido Benjamín
en la Tierra Santa. Hebreo, hijo de hebreos, de pura sangre judía 14 ,
de familia fiel a las tradiciones palestinenses (costumbres, sobre
todo lengua aramea) 15 ; por tanto, ni helenista 16 ni bajo el influjo
del helenismo, como solía suceder a los judíos de la Diáspora,
entre los cuales se hallaban los de Tarso, pueblo natal de Pablo.
Educado en Jerusalén, bajo un gran maestro hebreo 17 , cita a me-
nudo la Escritura en el texto original 18 . Por lo que toca a la ley,
fariseo. Después de mencionar las prerrogativas heredadas, pasa
Pablo a describir las adquiridas. Por lo que toca a la ley: κατά νόμον,
según la ley, en mi actitud con ella. Fariseo: de una secta que
insistía en la estricta observancia de la ley. Más bien que la mera
adhesión al partido, se subraya la vivencia del ideal farisaico.
6 En cuanto a celo: fervor. Irónico: celoso de la ley, hasta
el punto de perseguir... 1Q Perseguidor; διώκων, participio con sentido
de adjetivo, paralelo con άμεμτττος. Justicia legal: este sustantivo
δικαιοσύνη quiere decir lit. «justicia» (preceptos y observancias), la
N Cf. BLASS-DEBR., § 468.
12
Acerca de esta última construcción griega, cf. 2 Cor 3,4.
‫ גג‬Cf. Jue 1,21.
14
Cf. 2 Cor 11,22.
15
Act 21,40, etc.
16
Cf. Act 6,1, donde se contraponen helenistas y hebreos.
17
Act 22,3.
1 8 Cf. S T R . - B . , 3.622.
19
Cf. Act 8,3; 9.1. Sobre los celadores de la ley, Act 21,20.
Filipenses 2,29-3,1 776
7
prochable. Pero cuantas cosas eran para mí ganancias, las he consi-
derado, por Cristo, como pérdida. 8 Sí, y aún más: juzgo que todas
las cosas son pérdidas en comparación de la ventaja de conocer a
Cristo Jesús, mi Señor, por el cual todas las cosas perdí, y las tengo
que se halla en la ley; es decir, en el hombre, en cuanto se con-
forma con la observancia literal de la ley. Tal justicia en la men-
te paulina se opone a la justicia que está fundada en la fe (v.9).
Irreprochable: cf. 2,15. No según la norma divina, sino según el
juicio de los hombres 2 0 .
7 Pero a la luz de Cristo en el camino de Damasco, se opera
un cambio radical en las apreciaciones del Apóstol. Ganancias:
pl. de κέρδος, lucro (cf. 1,21). Las he considerado: el verbo griego
está en perfecto. Acerca de la palabra misma, cf. 2,6. Por Cristo:
a causa de El, por ganarlo (cf. v.8). Pérdida: cf. ibid. (forma ver-
bal). Obsérvese el contraste: ganancias en pl., daño en sing.: «todas
aquellas, amontonadas bajo el denominador común de pérdida»
(cf. Lightfoot). Nótese la fuerza de la frase: no sólo juzgo esos
títulos de gloria como indiferentes, sin, valor, sino como perjudi-
cíales. «Usando de una imagen popular entre los rabinos, afirma
Pablo que cuanto antes constaba en la columna de las ganancias,
ahora lo transfiere a la de sus pérdidas» (Heinzelmann).
8 Sí, y aún más21: no sólo he decidido anteriormente ver
una pérdida en prerrogativas del judío dé raza más pura y obser-
vante de la ley, sino que aun hoy todo me parece un daño en com-
paración... Así se explica, v.gr., su renuncia a la elocuencia hu-
mana 2 2 y el que escoja ser tratado ocmo basura 23 , objeto de la
persecución de los judíos 2 4 . En comparación: δια con acus. por
razón de... De la ventaja: del excelente valor; lit., «de 10 eminente,
lo insuperable» (del conocimiento de Cristo); διά τό ύττερέχον equivale
a διά την ύττεροχήν 25; pero el adjetivo neutro con el artículo es
más gráfico que el sustantivo 2 6 . Conocimiento: más bien práctico, fruc-
tuoso; yvcóais, un conocer personal, familiarmente 2 7 a Cristo «mi
Señor». Algunos interpretan la frase της γνώσεως no como genitivo
subjetivo, sino en sentido objetivo; según ellos, Pablo quiere decir
aquí: desde mi conversión tengo otro ideal en mi vida: Cristo, cuya
perfección supera a todo conocimiento: τό ύττερέχον, la prestancia que
hay en Cristo, prestancia superior a toda gnosis. En apoyo de esta
exegesis, aducen Ef 3,19: caridad, la de Cristo, que excede a todo
20
Cf. M . G O G U E L , Remarques sur un aspect de la conversión de S. Paul: JBLit 53 (1934)
257-267.
21
αλλά μεν οΰν γε και. Omite και: S.
22
1 Cor 1,17; 2,1,4; 2 Cor 11,6.
2 3
ι Cor 4,10.13.
24
Act 15,26; 14,5,19; 20,3 etc. Sobre la construcción, cf. B L A S S - D E B R . , § 448,6.
25
Cf. 1 Cor 2,1: καθ'ύττεροχήν λ ό γ ο υ , con prestancia de palabra.
26
Cf. Rom 2,4; 8,3; 9,22; 1 Cor 1,25; 7,35; 2 Cor 4,17; Heb 6,17.
2
‫« ל‬d. persónlichen Bekannschaft mit J. Chr.» (Bauer). Cf. B. L A T Y S C H E V , Inscr. An-
tiquae Orae Sept. Ponti Euxini 1 (1885) n.47,6ss; J. T . FORESTELL, Perfection a. Gnosis in
Phil. 3,7-16: CBQ. 18 (1956) 123-136: la perfección en Pablo, como eminentemente humana,
abarca el elemento moral e intelectual; Dupont (‫׳‬Gnosis..., Bruges 1949, sobre todo 3 5 , 4 " )
acentúa demasiado este último aspecto, sin hacer valer el primero. Dibelius evoca, al tratar
de la gnosis, el sentido técnico del misticismo helenístico; con esta orientación, Beare entien-
de aquí: «mística participación en la experiencia del Salvador».
7.65
Filipenses 2,14-15
9
por basura, para ganar a Cristo, y para encontrarme en El, no po-
seyendo mi justicia, la que viene de la ley, sino la [que se obtiene! por
la fe en Cristo, la justicia [que proviene] de Dios [y está fundada] so-

conocimiento: ύπερβάλλουσαν της γνώσεως; pero la construcción es


distinta en ambos pasajes; esta segunda interpretación no es tan obvia
enFlp como en Ef. Conocer a Cristo; lit. «de Cristo» (genit. objetivo).
Mi Señor, cf. 1,3: mi Dios. La frase κύριος μου es única en Pablo. Por el
cual todas las cosas perdí: έζημιώθην (pasiva); el verbo significa muí-
tar28; aquí: fui perjudicado en todo, sufrí la confiscación de todo.
Basura: σκύβαλα residuos, desperdicios; los judaizantes se conside-
raban como partícipes del convite del Padre, y a los cristianos
venidos del paganismo, como perros que recogen las sobras de la
mesa. Pablo, invirtiendo los términos de la comparación, llama
perros a los judaizantes (v.2); todas aquellas prerrogativas y orde-
nanzas legales que tanto aprecian ellos, son sólo como relieves del
banquete. Generalmente, σκύβαλα se traduce en este pasaje: basura,
estiércol; así, v.gr., Dib. (uso no raro en los papiros); aquí se acen-
tuaría que las decantadas prerrogativas de los judaizantes son inmun-
dicias que están muy lejos de quitar la mancha del pecado. En
todo caso, el léxico es gráfico; la expresión, fuerte. Para ganar
a Cristo: Pablo declara su desprecio de todo, por conocer, y des-
pués, por poseer a Cristo. El verbo griego (en futuro) significa
ganar riquezas, bienes terrenos; aquí: apropiarse a Cristo de la
manera como Pablo amplifica a continuación. El Apóstol se asemeja
al comerciante que 10 vende todo por adquirir la perla de gran
valor (cf. M t 13,45-46). De modo definitivo, Pablo ganará a Cristo
déspués de morir (1,21).
9 Y para encontrarme en El: cf. 2,7. Aquí viene a significar:
estar. La fórmula «estar en Cristo», muy de Pablo, es índice «de la
vivencia fundamental de su religión cristiana» (Lueken); Cristo
es el elemento en que vive y se mueve el Apóstol, no en sentido
puramente cuasi espacial e impersonal 2 9 , sino en sentido espiritual,
de relaciones personales entre Cristo y el cristiano. No es preciso
tomar la frase en sentido acentuadamente escatológico, como quie-
ren Plummer, Lohmeyer, Bonnard 3°. No poseyendo mi «justicia
la mía, la adquirida por mis propias fuerzas, mediante la obser-
vancia de la ley (cf. v.6). Sino la (que se obtiene) por la fe: la ver-
dadera justicia. Este es el lucro obtenido por Pablo. Por la fe διά
con genitivo: mediante la fe. En Cristo: lit. «de Cristo» (genit.
objetivo). La justicia (que proviene) de Dios :έκΘεου, ñ o l a q u e está
en Dios, sino la que nos viene de Dios (cf. conc. Trid., ses.6 c.y:
DB 799). La expresión justicia de Dios tiene varios sentidos; de
suyo, atributo divino; pero otras veces es ambigua 31 . Esta δ.· έκ Θεοΰ
28
O causar daño. Cf. en pasiva: 1 Cor 3,15; 2 Cor 7,9. En contraste con ganar: Me 8,36.
29
Cf. F R . B Ü C H S E L , «In Christus» bei Paulus: Z N T W 42 (1949) 153ss.
30
Los ejemplos aducidos en pro del significado escatológico (1 Cor 4,2; 15,15; 2 Cor 5,3)
1 ofrecen un contexto diverso al de Flp 3,9.
31
Sobre la diferencia entre la doctrina del Maestro de la Justicia (de Qumrán) y la de
Pablo en este punto, cf. W . G R U N D M A N N , Der Lehrer d. Gerechtigkeit v. Qumram u. die Fra-
ge nach d. Glaubensgerechtigkeit in d. Theologie d. Ap, Paulus: RevQ. n.6 t.2 fase. 2 (1960)
Filipenses 2,29-3,1 778
10
bre la fe; a fin de conocerle a El y el poder de su resurrección, y la
participación en sus padecimientos, hecho semejante a El en su muer-

se contrapone a la que Pablo llama «la mía», que brota del esfuerzo
personal por cumplir la ley. Sobre la fe: la fe es raíz y fundamento
de la justificación (conc. Trid., ses.6 c.8: D B 8οι), sobre la cual
base estriba la justicia. Rillier, Lightfoot, traducen: a condición de...;
pero aquí no se trata del modo como se recibe la justicia, sino de
su naturaleza; ni de hecho la fe es precisamente condición, sino
base de la justicia.
10 A fin de conocerle a El: του γνώσαι αυτόν, infinitivo en geni-
tivo con significado final 32 . Tillmann independiza esta cláusula de la
perícopa anterior, y refiere, con la mayoría de los exegetas griegos,
el inciso en la fe del v.9 al infin. del v.io: «Quiero por la fe cono-
cerle. Preferimos retener la conexión final: para conocerle, y refe-
rirla (con Cay., Est., Knab., etc.) a la anterior: para...estar en El,
y de este modo conocer. Gomo fruto de la posesión de Cristo y
de su inmanencia en El, desea Pablo llegar a tener un conocimiento
íntimo del Señor: γιγνώσκω, experimentar; cf. yvcoais, v.8. Y el poder
de su resurrección: Crisóst., Ecum., etc.: el poder divino que SQ ma-
nifiesta en la resurrección de Cristo; mejor: todo lo que implica y
efectúa su resurrección, el poder de Cristo resucitado, en especial
nuestro resurgir de la culpa a una vida nueva aquí, y después a la
vida eterna (Plummer) 33 . Y la participación en sus padecimientos:
la experiencia de Cristo glorioso en el alma de Pablo está en íntima
conexión con los futuros sufrimientos del Apóstol 34 . La fe en su
Señor establece una estrecha comunicación de vida (κοινωνία) que
reproduce en Pablo las fases dolorosa y gloriosa del vivir terrestre
de Jesús (cf. Col 1,24): «conocer con toda austeridad la Pascua,
equivale a verse implicado en el acaecer del Viernes Santo» (Barth).
Hecho semejante a El en su muerte: συμμορφίζεσθαι, único ejemplo
en el N T . No conformarse, sino ser conformado. El adjetivo σύμμορφος
ocurre en 3,21. Lohmeyer considera todo el pasaje en sentido
escatológico, cual si Pablo tuviera a la vista su próximo martirio.
Pero, según el Apóstol, la conformación con Cristo, el crecimiento
en El, es proceso que se desarrolla en este mundo; iniciado en el
bautismo, continúa por toda la vida; el verbo mismo συμμορφίζεσθαι
es aquí participio presente 35 . Entre los protestantes antiguos, Cal-
vino explica: la vida de Cristo tan sólo fue preludio de la muerte;
así, nuestra vida sólo debe representar la imagen de la muerte,
hasta que dé a luz a la misma muerte.

237-259, en especial (Flp 3,9) 248ss: la justicia qumraniana, que liga al cumplimiento de
la Ley, queda en Pablo substituida por el «estar en Cristo y con Cristo», como brote del en-
cuentro con el Señor en Damasco.
3 2
Cf. BLASS-DEBR., § 390.
33
Acerca del concepto de poder, cf. O . S C H M I T Z , Der Begriff δύναμις: Festgabe f . A. Deis-
smann (Tübingen 1927) u g s s ; Β. M. A H E R N , The Power of His Resurrection. Study on Phil.
3,10-11 (Roma 1958).
34
Sobre esta cláusula, cf. Β . M . A H E R N , The Fellowship of His Sufferings (Phil. 3,1°) '·
C B Q 22 (1960) 1-32.
35
Cf. FORESTELL, art. cit. (supra, n.49) 124. Sobre toda la perícopa 3,8-11, cf. P. v. IMS-
CHOOT, Commentarius in Phil. 3,8-11: CollGand 29 (1946) 175-178.
7.65
Filipenses 2,14-15
11
te, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.
12
No que yo [lo] tenga ya conseguido o sea ya perfecto, sino que pro-
sigo ardorosamente mi carrera, por si logro asir[lo], porque también

11 Con la esperanza: εϊ πως; lit. «si de algún modo llego 36 ,


por si puedo llegar». Ε ta expresión, más bien humilde que dubita-
ti va (cf. v.21), no sólo insinúa la dificultad de alcanzar la bienaven-
turanza, sino que excluye la certeza de obtener la salvación (Knab.)
(cf. Flp 2,12). Tal es el objetivo final de Pablo, y en especial de
esta perícopa desde el v.y: la vida gloriosa de alma y cuerpo, la
posesión ( = ganancia, cf. 1,21) de Cristo resucitado, el estar siempre
con El; pero para conseguirlo hay que morir con El (cf. 3,10).
Llegar: καταντήσω, aoristo subjuntivo (en latín: si pervenero) como
καταλάβω, v. 12. Resurrección : εξανάστασις; en esta forma nominal
con doble prefijo (έξ-αν) es caso único en el N T .
12 No que yo 3 7 : el sentido es: no quiero decir que ya he lie-
gado... (antítesis, aunque vaga en cuanto al término, con el inciso
del v. 11: «esperando llegar»). Sobre la metáfora de las carreras,
cf. 2,16. Tengo conseguido, mejor que conseguí: ελαβον aoristo. Este
verbo significa tomar, recibir. N o se dice el qué. Pablo se refiere
al objetivo último de su vida, que le aparece aún en lontananza.
Con esta indeterminación del objetivo en concreto, significa el
Apóstol «que todavía le faltan muchas cosas para llegar al término;
que la condición de esta vida terrestre siempre es imperfecta; que
no hay que pararse ni descansar» (Knab.); cf. 2,12. Muchos inten-
tan precisar el término explícito de obtener; es frecuente designarlo
con el premio: βραβεϊον (ν. 14); pero no se ve motivo para tal antici-
pación. Ser perfecto, ser un τέλειος. La expresión, como es sabido,
ocurre en las religiones de los misterios con el sentido de iniciado,
consagrado. De todos modos, el contenido ideológico del vocablo
paulino se debe deducir aquí del contexto y de la mentalidad del
Apóstol; se trata de la perfección moral, de la madurez espiritual
en C r i s t o 3 8 mediante la configuración paulatina con la muerte
de El (v.io). Se habla, pues, no de la perfección de la patria ( = el
cielo), como interpreta San Agustín, sino de la perfección en este
mundo ( = «perfectio viae») 39. Sino que prosigo: διώκω pr. apresu-
rarse, correr tras el objetivo 4 0 . Por si: εΐ και, por si también yo...
como Cristo me ha cogido a mí; o bien: por si incluso llego a obte-
ner 4 1 . Asir (lo) : el verbo καταλαμβάνω significa lograr, tomar posesión.
Es término técnico para indicar la obtención del trofeo o premio
36
Cf. Rom 1,10; 11,14^
37
Cf. Flp 4 , 1 1 1 7 · Sobre la antítesis «no más-aún no» en v . 1 2 - 1 4 , cf. R . B U L T M A N N ,
Theologie d. NT (Tübingen 1958) 323. Τετελείωμαι (perfecto) en contraste con el aoristo
ελαβον indica estado de continuidad (J. J. Müller).
38
Cf. 1 Cor 2,6; 3.1-2; Ef 4.13-16; Col 1,28: «hombre perfecto en Cristo»; 3,1o:
Heb 5.11-14·
39
Sobre las formas verbales de τέλειος en conexión con la idea de la muerte, cf. Sab 4,
7 - 1 3 ; F I L Ó N , Leg.all. 3,74; I G 14,628, Rhegium.
40
Cf. Rom 9.30: la justicia; 12,13: la hospitalidad; 14,19: lo que atañe a la paz; 1 Cor 14,1:
la caridad; 1 Tes 5,15: lo bueno; 1 T i m 6,11 y 2 T i m 2,22: conjunto de varias virtudes.
41
Sobre la construcción, cf. 2,17. Acerca del sentido expectante de εί trata B L A S S -
DEBR., ? 375.
Filipenses 3,13 780
13
yo fui cogido por Cristo Jesús. Hermanos, yo aún no m e hago
(cf. 1 Cor 9,24); corresponde al vocablo anterior διώκω 42 . Asirlo:
conseguir el objetivo, la meta (la perfección de la que acaba de
hablar: no soy perfecto) 4 3 . Porque: έφ'φ', frecuente en sentido cau-
sal44. También es probable el sentido: aquello por lo cual fui yo
cogido, es decir, el grado de santidad para el cual Cristo me ha
escogido (Lightfoot, Prat siguiendo a la mayoría de los intérpretes
latinos). Sin embargo, como resulta duro entender cogido = escogido,
es preferible el primer sentido (que es el de los Padres griegos).
Estío glosa: «como Cristo me cogió con la gracia preveniente, así yo,
a mi vez, voy a procurar alcanzarlo por la perfección de las virtudes».
Fui cogido: en su conversión quedó sorprendido y prendido
por Cristo Jesús. Realmente el Señor se apoderó de él. El verbo
es el mismo que el de la cláusula anterior: κ α τ α λ α μ β ά ν ω 4 5 . Recuérde-
se la escena de Damasco 46 . Este hecho de que Cristo haya tomado
posesión de Pablo, entraña para el Apóstol «una obligación y, a la
vez, una garantía de que sus esfuerzos no serán vanos» (Staab).
La paráfrasis ingeniosa de Gonz. Ruiz nos resulta arbitraria, visto
el contexto antecedente y subsiguiente: «aunque poseo el premio
(inicialmente en las arras del Espíritu), ya que he sido agraciado
con él por Cristo Jesús». La construcción εφ'φ se refiere al διώκω,
no a la cláusula introducida: «aunque poseo el premio»; cf., además,
la afirmación del ν. 13 47 .
13 Hermanos...: insiste en sus aserciones del v.12. Aún 4 8 no
me hago cuenta: piensen otros lo que quieran de sí mismos. Tal es
la antítesis más natural (cf. Lightfoot y Plummer); no: «aunque yapo-
seo, hago cuenta de no poseer» (Barth, Gonz. Ruiz). λογίζομαι = calcu-
lar, hacer cuenta, considerar. Lo único (que voy a hacer): εν δέ,
pero una cosa; es decir: sólo voy a hacer esto. Algunos suplen:
«sólo juzgo»; pero el giro se refiere a lo que sigue, «que es acción»
(Vincent) 4 9 . Olvidando. Aquí más bien silenciar, prescindir; no
dar importancia, aunque no pudiera apartarlo de mi memoria; no
contento con lo que he hecho (J. K. Müller). Lo que queda atrás:
μέν οπίσω; lit. «las cosas... detrás»; todo, es decir, el camino recorrido
desde que soy cristiano. Según otros, más en general: todos los errores
y éxitos de mi vida anterior. Sin embargo, la primera significación
42
Cf. Rom. 930: y en el A T , Ecli 1 1 , 1 0 ; de la literatura profana cf. L U C I A N O Hermot. 77:
διώκοντες ού κατέλαβον.
43
Cerfaux explica: 'fui cogido' no describe una experiencia de iniciación, como quiere
Deissmann, sino un llamamiento parecido al de los profetas del A. T. (Lectio divina 33
[1962] 74-75). Sobre καταλαμβάνω, y λαμβάνω cf. E. P O S S E L T , recensión de la obra de
K. D E I S S N E R , Paulus u. die Mystik seiner Zeit (Leipzig 2 1951) :·PhilolWochenschr 41 (1921)
4333S.
44
Rom 5,12; 2 Cor 5,4; Flp 4,10. Ejemplos de la literatura profana, en B A U E R , 520;
cf. G . K Ü M M E L , Das Bild d. Menschen im NT (AbhThAnt 13) (Zürich 1948) 36-40.
W .
45
Cf. Jn 6,17: «les cogió la obscuridad» [SDTa]; 1 Tes 5,4: «os sorprenda el día, como
ladrón».
46
Act 9,3ss; 22,6; 26,13,14; 1 Cor 15,8.
47
Acerca de conexiones parecidas a ésta (καταλάβω-καταλήφθην) entre formas activa
y pasiva del mismo verbo, cf. 1 Cor 13,12; Gál 4,9. Sobre la cláusula en general: A. V I T T I ,
Comprehensus sum a Christo Iesu (Phil 3,12): V D 9 (1929) 353-359·
4
8 Aún no = όυττω: Ρ 1 6 (probabl.) S A D ; no = ού: Ρ 4 6 BK.
4
‫ י‬Cf. A. F R I D R I C H S E N , EN DE, Zu Phil. 3,13: ConiNeotest 9 (1944) 31-32.
781 Filipenses 3,1*4-15
14
cuenta de haber ya conseguido [el término]; lo único [que voy a
hacer] olvidando lo que queda atrás, y, lanzándome tenso, hacia lo
[que está] ante mí, prosigo mi carrera en dirección a la meta, hacia
el premio [de victoria] de la vocación celeste de Dios en Cristo Jesús.
15
Por tanto, todos los perfectos sintamos esto. Y si todavía sentís
de otra manera sobre algo, también esto os lo manifestará Dios.
es más probable, pues la carrera de la vida que precede a la conver-
sión iba fuera de camino, o mejor, iba en dirección contraria al cursus
del cristiano. El justo no desprecia ( = olvidando) el trayecto reco-
rrido hacia la meta celeste, pero todo le parece poco, desea avanzar
más; cf. Estío. Lanzándome, tenso: επεκτεινόμενος, pr. sobreextendién-
dome (único ej. bíblico), como el corredor en el estadio, cuya repre-
sentación plástica ofrece la mitad superior del cuerpo tendida hacia
adelante; «los ojos se anticipan y arrastran a las manos, y las manos,
a los pies» (Bengel) 50. Hacia lo (que está) ante mi: τοις... εμπροσθεν
(lit. «las cosas delante»), como los que corren en el estadio (cf. 2,16),
que no miran hacia atrás, sino sólo hacia la m e t a 5 1 .
14 Prosigo: cf. v. 12. En dirección a la meta: κατά σκοπόν, pre-
posición con acusativo. El substantivo viene del verbo σκοπέω= diri-
gir la mirada al término, al objetivo. Es lo contrario de correr
como al azar, actitud que Pablo niega de sí mismo (1 Cor 9,26).
Hacia el premio de victoria: ε!ς τό βραβείο ν, premio del combate 52 ;
aquí metáf. «premio... que consiste en la vocación»..., o mejor,
«al cual tiende la vocación»... De la vocación celeste: κλήσις, llama-
miento; de donde: bienes a cuya obtención es llamado el hombre.
El genitivo puede ser epexegético ( = explica el antecedente: pre-
mió); pero más probablemente v. celeste significa estado en el cual
somos llamados a la vida del cielo. El adjetivo celeste en griego es
adverbio: vocación de arriba: ávco.Vincent entiende «hacia arriba» 5 3 .
En Cristo Jesús: fundada en los méritos de Cristo, mejor que «pro-
sigo... en Cristo (Padres griegos, B. Weiss), es decir, con Cristo
como guía». La comparación con el deportista que corre tras el
premio, invita a ver en esta perícopa una insinuación de la doble
idea, muy de Pablo: mérito de nuestras buenas obras y valor de la
esperanza del premio en orden a trabajar por la propia salvación.
Estío distingue entre scopus (la perfección) y brabium (el premio
celeste).
15 Por tanto: exhorta a imitarle sobre el modo de enfocar el
ideal cristiano, expuesto en los v. 13-14. Todos los perfectos: lit.
«cuantos perfectos» (supl. somos). Acerca del sentido de τέλειος,
cf. ν. 12. Aquí el plural sintamos incluye a Pablo entre los perfectos,
lo cual parece oponerse a lo que dice en el v.12: no que yo sea
perfecto. Soluciones: a) la perfección consiste en caer en la cuenta
de que no es uno perfecto (Crisóstomo, Agustín). Tal exegesis
es difícil de admitir en el contexto; b) los que, por el mero hecho
50
Metáfora parecida, en P L U T . , De lib. et aegr. 1.
51
Cf. L U C I A N O , Calumn. 1 2 : μόνον τ ο ΰ ‫־‬πρόσω έφιέμενος.
52
Sobre su empleo en los papiros, vide, p.ej., Horóscopo P. Princ. 2 , 7 5 , 1 3 (s. n).
53
Cf. Jn 11,41; Heb 12,15. Fórmula parecida, en F I L Ó N , προς y á p τ ό θείον άνω κα-
λεΐσθαπ (De (De plant.J 23).
Filipenses 3,16-17 7.82
16
Fuera de esto [desde el punto] adonde hemos llegado, sigamos de-
rechos al mismo [paso]. 17 Hermanos, sed todos a una imitadores míos
y observad a los que así proceden, según el modelo que tenéis en
de ser verdaderos creyentes, poseemos la perfección en principio,
deseando tenerla con mayor plenitud (Greijdanus, J. J. Müller);
c) los que, en realidad o en la opinión propia o ajena, nos distin-
güimos por la inteligencia de las cosas divinas (Est., Láp.); d) me-
jor es admitir una fina ironía y una táctica de atracción: Pablo
parece mezclarse 5 4 con aquellos filipenses que se jactaban de ser
ya perfectos, como tácticamente supone el Santo (v.13). Así se
entiende mejor la sentencia siguiente, de suyo oscura: si todavía...
(como si dijera: si alguno, adicto todavía en parte a criterios mun-
danos, juzga no ser necesarios tantos esfuerzos, o cree que mi
juicio sobre los judaizantes es demasiado fuerte, espero que Dios
le ilumine para que sienta como yo). De otra manera = έτέρως,
adv.; único ejemplo en el N T . Acerca del verbo sentir, φρονείν,
cf. Flp 1,7.
16 Fuera de esto = πλην... Los Padres griegos interpretan:
únicamente; pero se sobrentiende algo: «dejando esto a un lado, tan
sólo os diré una cosa». Según otros, πλην = sin embargo, o «en
todo caso». Adonde hemos llegado = e?s δ έφθάσαμεν, lit. «hacia
lo que...». El sentido parece ser: no nos contentemos con el grado
de inteligencia de las cosas divinas que hemos conseguido ni con
el modo de vivir que ahora llevamos; unos habrán avanzado más,
otros menos; pero para todos rige la misma norma: nunca decir
basta. Φθάνω: venir antes, prevenir. En el helenismo y en el N T :
simplemente llegar, a veces más bien de repente. Al ímpetu de la
carrera (v. 12-14) sucede el tranquilo caminar a pie firme (cf. Loh-
meyer). Sigamos derechos al mismo paso: lit. «seguir» (infin. con
sentido de imper.) 55 . El verbo στοιχέω significa estar al lado de
una persona o cosa, simpatizar con..., atenerse a... 5 6 . Algunos, in-
terpretando nuestro pasaje en este último sentido, ven una alusión
a posibles desviaciones con tendencias judaizantes (3,2-11): fideli-
dad a los criterios y a las prácticas cristianas, sin apartarse del
recto camino. Al mismo (paso), τ ω αύτω los códices ScKLP y las
versiones sy h , sy p añaden κάνονι ( = norma); la Vulg latina lee:
«ut idem sapiamus et in eadem permaneamus regula» (para que
sintamos lo mismo y permanezcamos en la misma norma de con-
ducta); viene a ser una glosa de lo enunciado en el texto griego 57 .
17 Hermanos, sed todos... imitadores míos: Pablo hace u n nuevo
llamamiento a la propia experiencia y al buen ejemplo de sus ín-
timos colaboradores para animar a los filipenses.
Todos a una imitadores = Συμμίμηται,, unidos en imitarme, me-
jor que «juntaos con los que me imitan» (de los que habla en seguida).
Y observad: fijarse para seguir, de σκοπέω; cf. 2,4; 3,14. Otras veces,
54 Cf. 1 Cor 8,1.
5 5 Cf. BLASS-DEBR., § 389.
56
Gál 6,16: «cuantos se atengan a esta norma...».
57 Cf. Flp 2,2. Sobre esta sección, en especial v.10-14, cf. J L E B R E T O N , La Doctrine
spirituelle du NT: MélP 175-190: «páginas de sublime verdad y hermosura» (Beare).
7.65 Filipenses 2,14-15
18
nosotros. Porque hay muchos que proceden—a menudo os hablé
de ellos, y ahora lo digo llorando— [como] enemigos de la cruz de
19
Cristo, cuyo fin es la perdición, cuyo Dios [es] el vientre y cuya
gloria [estriba] en su ignominia, que [sólo] gustan de cosas terrenas.
fijarse para evitar. Los que asi «proceden» = ττεριττατουντες. El ver-
bo quiere decir pasear; de donde llevar tal modo de vida (sentido
típicamente paulino). Según el modelo: pr. según que nos tenéis a
nosotros como ejemplar de vida, τύπος: golpe, impresión, figura,
modelo. Que tenéis: se esperaba; Que tienen los que así proceden. El
sentido es: yo estoy ausente, pero en aquellos de vosotros que me
imitan, si os fijáis bien, hallaréis reproducido mi modo de vi-
vir (cf. Knab.). En nosotros: Pablo a veces usa el plural refiriéndose
a sí mismo.
18 Porque: es decir, os aviso con tanta solicitud que imitéis
a los que ós dije, porque hay muchos a quienes en modo alguno
debéis imitar (Est.). Llorando: al sentir la miserable condición de
ellos y al ver degradada la genuina noción de la libertad cristiana,
predicada por él. Staab comenta: «lo que hace llorar a Pablo es
algo demasiado inaudito para los filipenses; por tanto, tales hombres
no son de esta comunidad; más bien hay que buscarlos en Roma 5 8 o
Corinto» 5 9 . Plummer da también como probable que se trata de
cristianos de Roma, no de Filipos, cuyos fieles son tan alabados
en el comienzo de la carta (1,3.8). En todo caso, no son paganos,
como quiere B. Weiss; al menos en los pasajes citados, Pablo llora
por miembros de comunidades que ha fundado él mismo. Como
enemigos de la cruz: lit. «os hablé de ellos, los enemigos». Esta última
palabra concuerda con ellos en acusativo, no con muchos. Tales
adversarios de la cruz no parecen ser judaizantes (como quieren
Teodoro λΊορε., Efrén, Tom., Cay., Est., Lips., Barth), ya que
aquí se trata de reprender la mala conducta, no la doctrina, si bien,
de hecho, ambas notas podían concurrir en los mismos sujetos.
Por otra parte, el tono general de la carta excluye la hipótesis de
que los enemigos de la cruz sean (como afirma Lohmeyer) apóstatas
caídos flapsij en tiempo de persecución. De todos modos, más
bien son reprendidos aquí aquellos cristianos, sólo de nombre, que
en su conducta encubren aún costumbres y vicios de los paganos,
sin crucificar las propias concupiscencias. La convivencia con el
paganismo en las grandes ciudades acarreaba gran peligro de con-
tagio, como se ve por las amonestaciones severas de Pablo 6 0 . Así
se comprende el profundo dolor del Apóstol, que tanto solía in-
sistir en la conformación del cristiano con Cristo crucificado (v.gr.,
Flp 3,10), en el cual se gloría el mismo Pablo, y del cual hace el ob-
jeto de su predicación.
19 Cuyo fin: τέλος, consumación, resultado final que les aguar-
da según su comportamiento. La perdición: la condenación eter-
na; cf. 1,28. Dios: su Dios, ó Θεός; pr. el Dios, el Sumo Bien para
58
Cf. Rom 16,17.
Cf. 1 Cor 5ss.
60
1 Cor 3-6; 1 Tes 4,3ss.
Filipenses 8,20 784
20
Porque nuestra patria se halla en los cielos, desde donde también
ellos, el fin último, al que todo lo sacrifican. El vientre = κοιλία,
cavidad del cuerpo, órgano de nutrición, estómago humano, vien-
t r e 6 1 . La cláusula en Pablo designa, como en los autores citados
en las notas, la sujeción al apetito sensual 62 . La sentencia no servir
al vientre era proverbial sobre todo en la Diatriba cínico-estoica
contra el hedonismo 63 . Cuya gloria: se glorían de hacer. Acerca
de δόξα, cf. 1,11. Ignominia: pudor, vergüenza; aquí, cosas de las
cuales se deben avergonzar. Se ufanan de una libertad que es ver-
gonzosa esclavitud 64 . Gustan: en griego, participio: que sienten,
gustan; cf. 1,7; 3,15. Cosas terrenas: les interesa la tierra; a nosotros,
el cielo (v.20) 65 .
20 Porque: su trayectoria es bien distinta de la nuestra, por-
que... Patria: πολίτευμα, pr. estado, acto de administración, de-
recho de ciudadanía 66 . Tenemos nuestra patria en el cielo, y aquí,
sobre la tierra, somos una colonia de ciudadanos celestes» (Dibe-
lius). Es probable la alusión al estado jurídico de Filipos, colonia
romana que gozaba del Ius italicum (cf. Introdución). Destinados
a la gloria, cuyo derecho de ciudadanía ya nos ha obtenido Cristo,
debemos llevar una vida conforme, en lo posible, con la de los
bienaventurados 67 . «El alma está más donde ama que donde ani-
ma» (A Lápide). Sobre la forma verbal πολίτεύω, cf. 1,27 68 . Desde
donde: con razón decimos que el cielo es nuestra patria, pues espe-
ramos que allá nos conducirá Cristo, cuando venga en su parusia.
También: no sólo nos consideramos ya ciudadanos del cielo, sino
que incluso estamos esperando... Aguardamos: άπεκδεχόμεθα, pr.
esperar asiduamente, de ordinario en sentido escatológico 6 9 . Al
Salvador: como a Salvador, σωτήρ con el genitivo del mundo, es
palabra técnica en el culto imperial, y está en conexión con
πολίτευμα, giro también técnico en el lenguaje jurídico romano.
Aquí (Flp 3,20), al emplearse sin determinación, tiene un sentido
peculiar, fijado por el contexto: salvación escatológica, sentido más
bien afín a las concepciones oriental y judía que a las grecorroma-
ñas. Señor = Kúpios.. Unico pasaje paulino con la conexión σωτήρ-
Kúpios. Sobre el significado de Señor cf. 2,11.
61
Cf. Rom 16,18: «ser esclavos del vientre»; 1 Cor 15,32. Eupolis de Atenas llamaba
demonios del vientre a los tales: κοιλιοδαίμονες (κόλακ.. Fragm. 172, Kock); J E N O F O N T E ,
Memor. 1,6,8: «servir al vientre»; cf. S É N E C A : «Alius abdomini servit» (De benef. 7,26).
62 Cf. Ecli 23,6 ( S T R . - B . , 3,189.622).
6 3
C f . ALMQUIST, o.c., 119.
64
Cf. P O L I B . , 15,23,5; Papir. Chag. 2,770,23.
65
Acerca del paralelismo entre 3,20-21 y 2,6-11, cf. N . F L A N A G A N , A Note on Philip-
pians 3,20-21: C B Q 18 (1956) 8-9.
66
Cf. W . H. S T U A R T , The Heavenly Citizenship: Union Seminary Review 37 (1925‫־‬
1926) 48-55; W . R U P P E L , Politeuma. Bedeutugsgeschichte eines staatsrechtlichen Terminus:
Philologus 82 (1927) 268-312. F. O G A R A , «Nostra conversatio in caelis est* Phil. 3,17-4,3·
V D 18 (1938) 321-328; E . S T A U F F E R , Die Theologie d. NT. (Stuttgart 1941) 278 nt.518;
A. R O L L A , La cittadinanza greco-romana e la citt. celeste di Phil 3,20: Stud Paul 2,75-80;
J . L E V I E , Chrétien citoyen du Ciel: ibid. 2,81-88 (esta fórmula parece ser la mejor síntesis del
ideal ascético de Pablo).
6‫ ל‬Cf. Gál 4,25.26; Ef 2,19; Heb 13,14 etc.
68
Acerca de la antítesis «patria celeste-gozo terrestre» en la literatura helenística, cf. citas
en LOHMEYER, 158.
69 Cf. Rom 8,19.23.25; x Cor 1,7; Gál 5,5; Heb 9.28.
7.65
Filipenses2,29-3,115
21
aguardamos al Salvador, al Señor Jesucristo, el cual transformará
nuestro cuerpo de baja condición, conformándolo con su cuerpo glo-
rioso, según la acción de su poder, capaz también de sujetar a sí todas
las cosas.

4 1 ‫׳‬ Así, pues, queridos y deseados hermanos míos, mi alegría y mi

21 El cual «transformará»: μετασχηματίσει,, pr. transfigurará


(Bover, Zerwick), de σχήμα, figura externa, pasajera (cf..2,57‫)־‬
Tal vez se insinúa (como apunta Lightfoot) la condición transeúnte
de aquello de donde parte el cambio: éste, en todo caso, no es
puramente externo, sino que afecta a la forma y modo de existir,
según se declara en seguida. De baja condición: ταπείνωση, humi-
Ilación, estado bajo. En genitivo, hebraísmo; podríamos traducir:
nuestro pobre cuerpo 7 0 . Conformándolo: lit. «transformará nuestro
cuerpo, conforme con...»; σύμμορφος: que tiene la misma forma 7 1 . El
sentido parece ser: cambiará la figura del cuerpo de nuestra humi-
Ilación y lo fijará en la forma del cuerpo de su gloria (Lightfoot);
cambio de lo pasajero a lo definitivo. Su cuerpo glorioso: lit. «de su
gloria»; δόξα = estado o cualidad de su cuerpo resucitado. Cristo
Salvador (y.2o) nos hará partícipes de su glorificación, coronando
así su obra redentora en nosotros. Según: κατά, por, en razón de...
Acción: ενέργεια, eficiencia, eficacia. La dynamis se despliega y
manifiesta en la energeia. De su poder: en infinitivo «de poder suje-
tar», es decir, según la eficaz potencia que le capacita para...; o
«por el ejercicio del poder que posee» (Lightfoot) 2‫י‬. También:
και, no sólo capaz de transformar el cuerpo, sino también de sujetar.
Sujetar: pr. colocar debajo, someter. Esa transformación del cuerpo
humano es sólo un caso particular de la universal soberanía de
Cristo, que puede someter a sí todas las cosas. «Manifiesta Pablo
obras más grandes de su potencia (de Cristo) para que creas tam-
bién éstas» (Crisóst.). Λ sí: αύτω, por έαυτω, ( = S c D c EL), re-
flexivo: a Cristo, sujeto de la oración principal 7 3 .

CAPITULO 4

1 Asi pues: como conclusión de lo dicho en el capítulo anterior


0, al menos, en los v.20-21; de hecho asignan esta cláusula al capí-
tulo 3: Lightfoot, Nestle, Dibelius, Barth; cf. 2,12. Deseados:
έτππόθητοι, anhelados, por quienes siento nostalgia; cf. 1,8; 2,26 1 . El
Apóstol expresa su amor, acumulando y repitiendo palabras. El
70
C f . 2 C o r 4 , 7 ; 5,1. C f . S. REHRL, Das Problem d. Demut in d. profan-griech. Literatur
1. Vergleich z.LXX u. Ν. T.: Aevum Chr. 4 (1961) 189.
71
Cf. Rom 8,29. D b c E. Crisóst. añaden εις τ ο γενέσθαι αΰτό = para que llegue a ser
(conforme).
72
Sobre la construcción, frecuente en Pablo, infin. con art. en genit., cf. B L A S S - D E B R . ,
§ 400,2.
73
Acerca de 3,17-21 en relación con 2,5-11, cf. K. B O R N H A U S E R , Iesus imperalor mundi
(Gütersloh 1938); con todo, recuérdese la observación de Lohmeyer (cf. v.20).
1
Cf. 1 Clem. 65,1; Ep. Barn. 1,3: «vuestro añorado semblante».
Filipenses 2,29-3,1 786
corona, permaneced así firmes en el Señor, queridos. 2 A Evodia [la]
exhorto y a Síntique [la] exhorto a que sientan lo mismo en el Señor,
3
y por cierto, también a ti te ruego, fiel compañero, que les prestes
[tu] ayuda, ya que ellas combatieron junto a mí por el evangelio con
αγαπητοί, queridos, del final, «parece continuar el tema, como si
no pudiera romper con él» (Lightfoot). «Efusión de un amor sobre-
natural que no evita las expresiones de una intimidad privada
(Peterson). Corona, στέφανος: guirnalda reservada al rey en sus
visitas a las ciudades, al sacerdote en el sacrificio, al vencedor en
los juegos, al huésped en el banquete. La diadema indica más bien
dominio real, sacerdotal. Ya desde ahora los filipenses son el orgu-
lio de Pablo, y en la parusía 2 de modo especial serán su corona, al
manifestarse que no trabajó en vano por ellos (2,16). Permaneced
así firmes: στήκετε (cf. 1,27); así: conforme a mi exhortación y
a vuestro carácter de ciudadanos del cielo. En el Señor: sentido
modal (cf. 1,1).

D i v e r s a s advertencias finales y r e n o v a d a expresión d e gratitud


p a r a con los filipenses. 4,2-20
2 Después de la digresión 3,1-4, vuelve Pablo al tema de las
discusiones en Filipos, citando un caso concreto, que debió de
tener cierta resonancia, cuando el Apóstol da nombres propios. A
Evodia... y a Síntique: nombres que ocurren en las inscripciones.
Aquí se trata de dos cristianas principales de Filipos, discordes
e n t r e sí. Exhorto: παρακαλώ (cf. 2,1). A que «sientan» lo mismo
(cf. 2,2; 3,16): a que se pongan de acuerdo, «que vivan en buena
inteligencia» (Médebielle). En el Señor: sent. m o d a l 3 . Y por cier-
to: vai, sí, ciertamente. Es una confirmación de la doble exhorta-
ción que precede. Fiel: γνήσιος; cf. 2,20 ( = adverbio). Compañe-
ro: σύζυγος, asociado en el yugo. Aunque es frecuente interpretarlo
como nombre propio, preferimos entenderlo más bien como apela-
tivo, ya que hasta ahora no se han encontrado ejemplos de aquel
sentido, y sí muchos en favor de éste; v.gr., gladiadores que luchan
entre sí. Además, en el lenguaje paulino, los cooperadores de Dios
o del Apóstol son designados a veces con nombres metafóricos;
cf. 2,25; 4,3b (metaf. militar)4. Aquí (4,2) σύζυγος puede tomarse
como sincero colaborador (metaf. agrícola). Supuesto tal sentido
del vocablo, no consta quién sea la persona designada, tan particu-
larmente unida a Pablo y su obra. Según Lightfoot y Zahn, des-
pués de M. Victorino, se trataría de Epafrodito. Desde luego, no
es admisible la opinión de Clemente de Alejandría y de Orígenes,
que veían en este vocablo señalada a la esposa del Apóstol 5 . Los
que suponen que se trata de un nombre propio, perciben aquí' un
juego de palabras: el cristiano, para nosotros desconocido, llamado
2
En contra: E . P E T E R S O N , ZU Phil. 4,1: NuntSodNeotest. 4 (1950) 27-28.
3
Cf. Col 2,8: κατά Χριστόν, según Cristo.
4
1 Cor 3,9: por el contexto, metáfora agrícola y fabril.
5 Cf. 1 Cor 7,7ss.
787 Filipenses 4,10
Clemente y demás colaboradores míos, cuyos nombres están escritos
en el libro de la vida. 4 Alegraos en cualquier ocasión en el Señor; os

Sícigo (Σύζυγος), al realizar la obra conciliadora que desea Pablo,


sería un «auténtico compañero» o «colaborador» del Apóstol. Pres-
tes... ayuda, de συλλαμβάνομαι (voz media), tomar juntamente, re-
cibir; aquí: ayudar, «tomar por su cuenta a las dos» para reconci-
liarlas. Ya que ellas combatieron junto a mi: lit. «las cuales, αΐτινες
(con sentido causal), combatieron», συνήθλησαν (cf. 1,27). El tra-
bajo evangélico de Pablo era especialmente duro, por la resistencia
que hallaba 6 . Por el evangelio: lit. «en [la propagación del]...». Con
Clemente: si no imposible, es menos verosímil que se trate aquí
del papa San Clemente de Roma (así Orígenes y otros muchos),
pues este nombre es frecuente en las inscripciones, incluso en al-
guna de Filipos ‫י‬. En la construcción μετά και, esta última par-
tícula es pleonástica, como σύν και 8. Y demás colaboradores 9 : aun-
que Pablo no los nombra, Dios los conoce y ha inscrito sus buenas
obras en el libro de la vida. Están escritos: se entiende, no de modo
indeleble y definitivo, ya que pueden caer (cf. 2,2), sino provisional;
incoativamente tienen la vida eterna, es decir, «no en sí misma,
sino en su causa» en cuanto al presente estado de gracia (cf. Tom.).
Estío, en sentido menos obvio, interpreta: aquellos de quienes por
la buena obra que hacen al evangelio, espero con razón que sus
nombres estarán escritos 1 0 . En el libro de la vida 1 1 : alusión a la
costumbre délos antiguos de realizar los juicios a base de libros 1 2 .
4 Alegraos: «Después de la breve y amable expresión de dis-
gusto, el Apóstol vuelve a la nota dominante de gozo» (Plummer).
Cf. 3,1·
En cualquier ocasión: πάντοτε, con matiz circunstancial, como
en 1,4.20; 2,12 13 . El matiz temporal más bien se expresa con
άει 14. «Cuando el gozo es perfecto, no se interrumpe, pues se inte-
resa uno poco de cosa que dura poco» (Tom.). En el Señor: es di-
fícil retener la alegría en todas las incidencias de la vida, y más
si se sufre como Pablo, que escribe desde la prisión. Pero en Cristo,
recordando y agradeciendo los beneficios recibidos por su medio,
o pensando que estamos unidos con El (Crisóst.), es posible, bajo
cualquier circunstancia, el gozo espiritual.

6 Cf. I Tes 2,2.


‫ י‬Cf. CIL 3,633.
8
Cf. A. D E I S S M A N K , Licht v. Osten ed.4-\ 107-160.
9
Colaboradores míos y los demás: P I 6 S X .
10
Sobre una inscripción siria con cita de nuestro pasaje, cf. M . F R E I H E R R V. O P P E N -
H E I M υ. H. L U C A S , Griech. u. latein. Inschriften aus Syrien: ByzZ 14 (1905) inscr. n.99. Ulti-
mámente acerca del Libro Celeste: L. K O E P , Das himmlische Buch i. Antike u Christentum
[Theophaneia, 8] (Bonn 1932) 33-34; 76,126.
11
Cf. Ex 32,32ss; Sal 68,29; Le 10,2o; A p 3,5; 13,8 etc.
12
Cf. W . SATTLER, Das Buch mit sieben Siegel. II. Die Biicher der Werke u. das Buch des
Lebcns: Z N T W 21 (1922) 4354‫־‬- Sobre el matiz sagrado de βίβλος, cf. citas en Lohmeyer.
13
1 Tes 5,16. Sentido ascético, en Ρ. T H . C A M E L O T , Réjouissez-vous dans le Seigneur
toujours: ViSp 89 (1933) 474-481.
14
Cf. 2 Cor 6,10. Sobre el «gozo en el Señor», cf. U . H O L Z M E I S T E R , ·Gaudetein Domino
semper» (Phil. 4.4-9): V D 4 (1924) 358-362. Acerca de Pablo, 4.4. V el Euménides de Esquí-
lo, cf. J . R E N D E L H A R R I S , St. Paul a. Aeschylus: ExpT 35 (1923-1924) 151-153.
Filipenses 2,29-3,1 788
5
lo repito, alegraos. Que vuestra bondad se manifieste a todos los
hombres. El Señor [está] cerca. 6 No os inquietéis [por] nada, sino
que en todo, por la oración y la súplica, vuestros deseos con acción
5 Bondad: επιεικές, espíritu indulgente (Plummer), manso,
sin amargura ni dureza, razonable (cf. εικός), que no insiste de-
masiado en el rigor de los derechos propios; «compostura, trato
equitativo con los demás» (Est.) 15 . El Señor (está) cerca: cf. 1
Cor 16,22: «Maran atha»: el Señor viene, frase litúrgica en el primi-
tivo cristianismo 16 . El pensamiento de la proximidad del Señor es
motivo de gozo: «La presencia del amigo alegra» (Tom.) y fortalece
al cristiano para conservar la mansedumbre en todo caso, sabiendo
que será coronada por el justo Juez 17 . Otros, más probablemente,
conectan la cláusula con la siguiente: al venir el Señor, os librará
de toda inquietud. La proximidad de que habla Pablo, se entiende
en el sentido escatológico con que afirma en otra ocasión: «el tiempo
es limitado», ya que todo lo que termina es corto. Esta brevedad
de lo temporal se aprecia más aún cuando se trata de la vida terres-
tre de cada hombre; ahora bien, en el último día, «cada uno será
juzgado cual lo fue al morir» (Est.). Varios interpretan la proximi-
dad del Señor en sentido que llaman soteriológico (así, v.gr., K. J.
Müller): El conoce cuanto pensamos o hacemos, etc., y nos presta
ayuda con su providencia y sus gracias cuando nos arrepentimos o
le invocamos 18 . Sin embargo, el sentido escatológico es más vero-
símil (cf. 3,20) 1 9 .
6 No os inquietéis: dejad las ansiedades inútiles, que son obs-
táculo al gozo y distintivo del hombre apocado 2 0 . Aquí, se implica
en este verbo griego la nota de inquietud. En todo: έν παντι, es
decir, en cualquier cosa; es la antítesis de nada (cláusula ant.).
La Vulg: «in omni oratione», juntando el singular πάν con dos sus-
tantivos femeninos; pero en los otros pasajes citados traduce la
locución adverbial έν παντί: in ómnibus (en todas las cosas); cf. Vin-
cent. Por la oración y la súplica: nuevo motivo de consuelo y de
gozo. La oración aleja toda molestia, como la medicina quita la
enfermedad; pero con acción de gracias, pues ¿cómo pedirá lo futu-
ro quien no agradece lo pasado? (Crisóst.). Προσευχή = oración;
δέησις = súplica (cf. 1,6). En el N T , ambas palabras unidas, sólo
en Pablo. Aquélla se dirige únicamente a Dios; ésta, también a los
hombres, solicitando la concesión de lo que nos falta. Nótese que
en nuestro pasaje los dos términos llevan artículo: la oración, la
que conviene en cada caso...; tal vez: la empleada en el culto pú-
blico. Deseos: αιτήματα, demandas; pr. lo que se desea, no el acto
15
Cf. A R I S T . , Eth. Nicom. 5,14,1127a-1138a; Sab 2,19; 2 Cor 10,1; 1 Tim 3,3; Tit 3,2;
Ign. Ant., Eph. 10,3. Acerca de este adjetivo sustantivado, cf. B L A S S - D E B R . , § 263*,2. Sobre
la suavidad en el trato, cf. C. S P I C Q , Benignité: R B 54 (1947) 331-339·
16
Cf. FR. J. D Ó L G E R , Sol Salutis ed.2. a (Münster i . W . 1925) 198-210.
17
Conexión de ideas algo parecida, en Sant 5,8.
18 Cf. Sal 33.19; 144,18.
19
No piensa Pablo «en la larga perspectiva de la Historia» (Beare). Acerca de Maran
atha, cf. J. G . S I M P S O N , The Lord is near: ExpT 36 ( 1 9 2 4 - 1 9 2 5 ) 2 1 7 - 2 2 0 .
20
Lo mismo en Mt 6,25-34; 10,19; 13,22; Le 10,41; 1 Pe 5,7. Cf. J. B. W I L S O N , Be
careful for nothing': Ph. 4,6: ExpT 60 (1948-49) 279-280.
789 Filipenses 4,10
7
de gracias, estén patentes ante Dios. Y la paz de Dios, que excede
toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamien-
de desear ( = αίτησις). Estén patentes: pr. sean declaradas, dadas a
conocer; de γνωρίζω (cf. 1,22). Si se trata de reunión litúrgica, se
traduce bien: «públicamente presentadas» (Gonz. Ruiz). Ante Dios:
«así como anteriormente (v.5) había dicho 10 que debe estar patente
ante los hombres» (Est.). No se trata de informar a Dios τω θεω,
sino de declarar ante El: ττρός τον Θεόν; aun en la oración íntima,
al hablar con El, se dice que le manifestamos nuestros deseos in-
ternos, siempre conocidos por El. Es lenguaje frecuente en los
Salmos. Menos obvia es la explicación de San Agustín y Santo
Tomás: «dirigid a Dios fervientes oraciones, dignas de ser oídas y
aprobadas por El» (se dice que el Señor sabe lo que aprueba e
ignora lo que desaprueba).
7 Y la paz de Dios: la paz, compañera de la alegría 21 , como
fruto de la oración y del dominio sobre la inquietud, calmará vues-
tras disensiones. Paz que no es como la del mundo (cf. Jn 14,17).
Aquí más bien tranquilidad de alma que el hombre, una vez recon-
ciliado con Dios, posee, y con la cual, por la guarda de los divinos
preceptos, libre de temor, espera alegremente la eterna felicidad.
El genitivo de Dios significa: concedida por Dios; cf. «Dios de la
paz» (v.9). Que excede toda inteligencia: el hombre, con todo su
esfuerzo intelectual, sus cálculos y sus cuidados, no acaba de verse
libre de inquietudes; para ello es más eficaz la paz de Dios 2 2 . In-
teligencia (νούς): según Gonz. Ruiz, juicio, parecer 23 ; el sentido
sería: «La paz de Dios trasciende... los diversos pareceres de los
filipenses, que amenazan la unidad». De modo parecido había ya
parafraseado Lightfoot: «paz... que produce una satisfacción más
grande que cualquier puntillosa estima propia». Guardará: φρου-
ρήσει, de προ- y όράω, pre-videre, prever, en el sentido de vigilar,
hacer de centinela; v.gr., a las puertas de la ciudad, para controlar
a los que salen 2 4 . La paz de Dios aparece aquí como fiel centinela
que está de guardia a las puertas del alma, preservándola de ene-
25
migos internos y externos . Vuestros corazones y vuestros pensa-
mientos: ambos integran el campo donde brotan las disensiones e
inquietudes. Corazón, καρδία: se concibe en la Sagrada Escritura
como lo más valioso que hay en el hombre 2 6 . En él se centran el
querer, el sentir y el pensar humanos 27 . Pensamientos: νοήματα
(sólo Pablo usa la palabra en el N T ) ; de suyo, productos del νους,
pensamientos, designios en orden a la acción; pero aquí 2 8 parece
incluir la facultad de pensar (cf. Plummer): toda potencia y acti-
21
C f . M . ZERWICK, Gaudium et pax, custodia cordium (Phil 3,1; 4,7): VD 32 (1953)
hmg
1 0 1 - 1 0 4 . En vez de •la paz de Dios* leen •la paz de Cristo*: A syr (cf.
Col 3 , 1 5 ) .
22
Acerca de la superioridad del poder divino sobre nuestro pedir y entender, cf. Ef 3,20.
23
Rom 1 4 , 5 ; 1 Cor 1,10.
24
Cf. 2 C o r 11,32.
25
En Gál 3,23, es la ley la que custodia, disponiendo a la fe.
26
Cf. H . RAHNER: Cor Salvatoris (ed. J. STIERLI, Freib. i. Br. 1 9 5 4 ) 1 9 , 2 5 .
27
En cuanto a la inteligencia en relación con el corazón, cf. Rom 1,21; Ef 1.18.
28
Puede observarse la variante τ ά σώματα, los cuerpos, que o se añade (Ρ 1 6 ) o se sus-
tituye (G, it) a νοήματα.
Filipenses 2,29-3,1 790
8
tos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdade-
ro, todo lo noble, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
digno de buena fama, si algo [hay] de virtud y que merezca alabanza,
todo esto, tenedlo en cuenta. 9 Tanto lo que aprendisteis y recibisteis
vidad intelectual, incluso práctica, que brota de la vida interior, del
corazón. En Cristo Jesús: en sentido instrumental, por medio de
Cristo, que nos preserva de la maldad y nos afianza en la verdad 2 9 .
8 Finalmente, hermanos: después de la digresión iniciada a
partir del c.3, Pablo se dispone a terminar la carta con una enume-
ración de ocho puntos de vista que engloban el ideal ético más de-
purado de la filosofía griega en la moral cristiana; penetrados de
un nuevo espíritu, tales conceptos siguen siendo verdaderos valores
para los fieles.
Finalmente: τό λοιπόν, por lo demás; cf. 3,1: en ambos casos
queda algo por decir. Todo lo que es: cuantas cosas (plural en griego,
así como en el encabezamiento de las frases siguientes). Verdadero:
sing. άληθές, en sentido amplio, no sólo verdad en el decir. Noble,
de σεμνός, grave, decoroso, recomendable 3 0 . Justo, de δίκαιος,
cuanto satisface los deberes con Dios, con el prójimo, consigo.
Puro, de αγνός, en sentido moral, amplio 3 1 , n o sólo casto 32. Ama-
33
ble, de προσφιλές (único ej. en el N T ) . Digno de buena fama,
de εϋφημον (también única mención neotest.), bien visto, atractivo,
prometedor. Si (hay) algo de virtud: lit. «si alguna virtud», αρετή
= excelencia moral. Esta palabra, favorita de la ética griega, ocu-
rre desde Homero y se lee en inscripciones y papiros. En los LXX:
perfección del justo; abunda su mención en el libro de los Maca-
beos (único ej. en Pablo). Que merezca alabanza: lit. «si alguna ala-
banza». έπαινος en conexión con αρετή, 3^ es decir, «si hay alguna
práctica de virtud, alabada por todos». Otros separan los dos boca-
blos y entienden: «si alguna consideración merece lo que todos
alaban» (Lightfoot, Plummer). N o se exhorta a tener apetencia de
las alabanzas humanas, sino «a hacer lo que es digno de ser alabado,
en cuanto esto glorifica a Dios» (Est.). Todo esto tenedlo en cuenta:
o estimadlo como se merece, λογίζεσθε (cf. 3,13).
9 Tanto lo que aprendisteis: en el verso anterior se proponen
«temas de meditación; ahora se indica la línea de la acción: πράσσετε»
(Lightfoot).
Lo que aprendisteis: ά και έμάθετε. Unos, como Plummer,
conectan este primer και con el considerad del v.8: practicad tam-
bién ( = además de meditar) las cosas que aprendisteis. ‫ ׳‬Lightfoot
29
Acerca de 4,6-7, cf. J. S. STEWART, Oíd Texis in Modern Transiations, Philippians
IV 6,7 (Moffat): ExpT 49 ( 1 9 3 7 . 2 6 9 - 2 7 1 (
30
En LUCIANO, sinónimo de divino (Ene. Patr. 1). Vide 1 Tim 3 . 8 , 1 1 ; Tit 2,2.7· Citas
de los LXX, de Clem. Rom. y Past. Herm., en Lohmeyer.
31
Cf. 2 Cor 6,6 (subst.);'*7,11; 1 Tim 5,22. Forma adv.: Flp 1,17. El término en el vo-
cabulario religioso helenístico describe una pureza ritual o cúltica. En el N T toma un acento
más moral y personal (Bonnard).
32
En este sentido de castidad: 2 Cor 11,2 y Tit 2,5.
33
Cf. Cíe.: «nihil est virtute amabilius» (DeNat. deor. 1,121,28). Frecuente en inscrip-
ciones sepulcrales.
34
Cf. 4 Mac (extracan.) 1,2. Las versiones it y vg "',añaden: disciplinae ( = d e ciencia),
como D * G ( = έτπστήμης).
791 Filipenses 4,10
como lo que oísteis y visteis en mí, eso llevadlo también a la práctica
y el Dios de la paz estará con vosotros. 10 Me alegré mucho en el
Señor de que ya por fin volvió a florecer vuestro interés por mí, sien-
supone como probable que el και delante de έμάθετε tiene su
respuesta en el και antepuesto al ήκούσατε (oísteis); el sentido será:
haced ambas cosas, obedeced mis preceptos (á έμάθετε και πα-
ρελάβετε) y seguid mi ejemplo (á ήκούσατε και ειδετε). Esta
segunda conexión nos parece más probable. Recibisteis, de παρα-
λαμβάνω: añade a la simple noción de aprendizaje, por parte del
discípulo, la de comunicación o transmisión por parte del maestro;
también subraya que aquél asiente a la doctrina recibida de éste.
Oísteis: cuando yo estaba ausente (Lightfoot). Mejor (pues los otros
verbos se refieren al tiempo de su presencia en Filipos): oísteis y
visteis en el trato personal conmigo (Vincent) 35 . En mí: «la imagen
del perfecto cristiano trazada por Pablo a los de Filipos no es una
teoría sin sangre; se halla en la palabra viva y se encuentra incor-
porada de modo palpable a la vida de su Padre espiritual» (Till-
mann); cf. 3,17. El que imita a Cristo, como Pablo, puede humil-
demente proponerse como modelo a los demás 36 . Y el Dios de la
paz: cf. v.7. De Dios viene la plenitud de la paz, como término
de la tendencia hacia el ideal ético, de aquel «que en la vida coti-
diana combina la doctrina con la práctica» (J. J. Müller).
10 Me alegré mucho: al final de su epístola, Pablo torna al
tema principal: expresión de su gratitud por el socorro pecuniario
que los filipenses le habían enviado con Epafrodito (4,18). Ya al
comenzar (1,3ss) y después (2,25.30) había aludido a la beneficen-
cia de aquellos fieles; ahora expresamente les tributa con toda deli-
cadeza su reconocimiento, lleno de desinterés.
Me alegré: esta frase va unida con la anterior por la conjun-
ción (pero): Vulg autem, cuya traducción se suele pasar por alto.
Plummer interpreta: «mas no debo omitir...»; tal vez quiere decir:
«aunque ya he tocado este punto, sin embargo no quiero dejar de
daros las gracias». Sobre la alegría, como nota clave de la epísto-
la, cf. 3,1. έχάρην..., aoristo incoativo: me entró alegría, o aoristo
epist. con sentido de presente. Mucho: μεγάλως, grandemente (úni-
co ej. en el N T ) 3 7 . En el Señor: sentido causal-modal (cf. 3,1).
De que ya por fin: ότι ήδη ποτέ 38 , pues, como nota en seguida,
antes no se había ofrecido ocasión. Es menos probable que la frase
«por fin volvió a florecer» denote cierta reprensión, que el Apóstol
tendría cuidado de atenuar en seguida: «siendo así que...». Volvió
a florecer: pr. volvisteis a hacer florecer (sentido transitivo con el
objeto en acusativo) 3 9 . Menos probable volvisteis a florecer (intr.).
En cuanto a. Florecer: άναθάλλω, verbo poético (único ej. en
35
Cf. 2 T i m 1,13; 2,2. En cambio, Flp 1,30 refiere el oír y el ver a momentos diferentes.
3
« Vide 1 Cor 11,1.
37
Frecuente en los LXX. Cf. P O L Y C . , Phil. 1,1. Giro con el mismo verbo y adv.: The
Amhherst Papyri, ed. GRENFELL-HUNT, 39,8; A R I S T E A , Epist. 42, ed. VVEN‫׳‬DI.AND, 312.
38
Vide Rom 1,1o.
39
Acerca del aoristo 2 en los LXX, correspondiente al yusivo hebreo, cf. P . KATZ, en su
recensión a B L A S S - D E B R . : ThLitZ 82 (1957) 112.
Filipenses 2,29-3,1 792
do así que ya lo teníais, pero os faltaba oportunidad [de manifestarlo].
11
No que yo [lo] diga [impulsado] por [mi] indigencia, porque yo
he aprendido a contentarme con mi suerte, en las circunstancias en
que m e hallo. 12 Sé lo que es ayunar, sé también lo que es abundar;
en cualquier circunstancia y en cualquier cosa he sido iniciado, lo
el N T ) 4 0 . Vuestro interés: pr. vuestro sentir sobre mí: τό ύττερ
έμου φρονειν. (verbo en infinitivo). Acerca de esta palabra, favorita
de Pablo, cf. 1,7; 2,5, etc. Siendo así: εφ'φ, «me alegra, porque...»;
o bien «a propósito de lo cual, diré que...». Mejor: «siendo así
qué...»; como si dijera: no es que os faltara interés, sino ocasión
demostrarlo. Os faltaba oportunidad: ήκαιρεϊσθε. 41. Plummer ob-
serva: verbo raro, único en el N T ; άκαιρέομαι es lo contrario de
εύκαιρέω 42. £ s t a falta de oportunidad pudo ocurrir, o por caren-
cia de medios, o por no hallar un portador a propósito. De todos
modos, el envío de la limosna a Pablo es señal de que, si los fili-
penses, como las demás comunidades de Macedonia 4 3 , fueron pro-
bados por la pobreza, al menos después ha mejorado su situación
económica, lo cual es causa de gozo para Pablo (cf. Staab).
11 No que yo lo diga: no niega que lo haya pasado mal; niega
que su alegría se deba al socorro recibido: su gozo es más desin-
teresado 4 4 . Por (mi) indigencia: καθ'ύστέρησιν; lit. «según m i ' i n -
digencia», es decir: como si yo me hallara en un estado de penuria
y bajo este dictado os hablara. Acerca de la construcción, cf. 2,3.
ύστέρησις en Pablo ocurre sólo a q u í 4 5 . Porque he aprendido: εγώ
yáp εμαθον, aoristo con sentido de presente. Cf. ελαβον, 3,12.
«He aprendido en la escuela de la vida y ahora sé bien en virtud
de tal experiencia...» (cf. J. J. Müller). A contentarme...: pr. a ser
autarca (αυτάρκης, nom. con infin.). En las circunstancias en las
que estoy: es decir, a plegarme a las circunstancias 4 6 . La autar-
qm'a 47 es expresión típica estoica (v.gr., en Séneca, M . Ant.) para
indicar uno de los elementos principales de la sabiduría de la
vida 48. Pablo, al declararse autarca, subraya su independencia apos-
tólica respecto de los fieles; tal actitud no es orgullosa indiferencia
ante las vicisitudes de la vida; es superioridad humildemente atri-
buida a Aquel que le sostiene (v.13).
12 Sé lo que es ayunar: este versículo explica la autarquía de
la que acaba de hablar. Ayunar: ταπεινοϋσθαι, ser deprimido, es-
tar abatido (cf. 2,8), de donde ayunar 4 9 . El verbo va precedido
de και: sé tanto ayunar como... Vincent ve aquí una conexión con
el verso anterior; este sentido parece rebuscado. En cualquier cir-
40
Sobre ανατέλλω en la «epifanía» del culto imperial helenístico, cf. H . B R A U N E R T :
ZKG 4
68 (1957) 359·
1 Vide HERM., Past. Sim. 9.10,5 (GCS 48,1,84).
42
Cf. 1 Cor 16,12; M e 6,31; Act 17,21.
4
3 Cf. 2 Cor 8,2.
44
Sobre el giro ο υ χ ότι, no que..., cf. v.17; 3,12; 2 Cor 1,24; 3,5; 2 Tes 3,9.
4
5 Cf. M e 12,44; H E R M . , Past. Sim. 6,4 (GCS 48,1,61).
4
<¡ Cf. 2 Cor 9,8; 1 T i m 6,6; Hebr 13,5.
47
Cf. P L A T . , Rep. 2,369B; A R I S T . , Polit. 7,5,1326b. Cf. D . G . Priero, «Autarco», Epislo-
la ai Filippesi 4,11: Pal Cler 40 (1961) 693-696.
4
8 «Se contentus est sapiens» (SÉNECA, Ep. 9,11)·
49
Is 58,3; cf. el paralelismo: ayunar-abatir el alma.
793 Filipenses 4,13-15
mismo a tener hartura que a pasar hambre, a nadar en la abundancia
que a estar en la indigencia. 13 Todo lo puedo en Aquel que me con-
forta. 14 Sin embargo, hicisteis bien al tomar parte en mi tribulación.
5
‫ נ‬Pero también vosotros, filipenses, sabéis que en el comienzo del
cunstancia y en cualquier cosa = εν παντι κα! έν πασιν (dos adje-
tivos neutros): en cada caso concreto y en general50. He sido ini-
ciado, de μυέω, iniciar; verbo tomado del lenguaje de los misterios
paganos, de donde aprender cosas secretas; aquí: he aprendido el
secreto... (Bover). μεμύημαι, perf.; más bien, «poseo el secre-
to» 5 1 . Lo mismo a tener hartura και χορτάξεσθαι; pr. se aplicaba
a los animales; en activa, dar pienso; en pasiva, engordar con pas-
tos 52 ; después se dijo de los hombres en sentido despectivo 53; lúe-
go, sin este matiz, como contrapuesto a tener hambre (πειναν). 54. Q u e
a pasar hambre: και ττειναν 55; a nadar en la abundancia; como acaba
de decir, está bien provisto ahora. Sobre el verbo mismo, cf. 1,9.
Que estar en la indigencia: και ύστερείσθαι; voz media; en activa,
llegar tarde; de donde, quedarse sin obtener, verse privado de...
13 Todo lo puedo: πάντα ισχύω. El verbo significa ser fuerte,
válido 5 6 . Aquí con acusativo en plural. «Las grandes cosas que
Pablo ha dicho de sí, ahora afirma que no son obra suya, sino de
Cristo» (Crisóst.). Lo que he aprendido, etc. ( v . n ) , no es sólo
fruto del esfuerzo y ejercicio propio. Sin embargo, la expresión
todo... no se restringe a lo afirmado en los v.11-12; es más general,
se refiere a toda la actividad del Apóstol. En Aquel que me confor-
ta 57: lit. «que en mí pone fuerza»: εν τ ω ένδυναμοΰντί με. En otros pa-
sajes, Pablo dice expresamente que es Cristo quien le conforta 58.
«Esta afirmación es una paradoja y una profunda verdad: su depen-
dencia de Cristo es el secreto de su independencia» ( P l u m m e r ) 59.
14 Sin embargo: πλην (cf. 3,16). Es decir, todo esto no quita el
valor a vuestro donativo, aunque yo hubiera podido pasar sin él.
Hicisteis bien: al tomar parte en mi tribulación; esta comunicación
en las penas del Apóstol es un bien para ellos, de lo cual se alegra
Pablo, pensando en el premio que por esto les corresponde y en la
nobleza y simpatía que supone el hacer causa común con él 6 0 .
15 Pero [οιδατε] δέ<*ΐ: vuestra buena obra no ha sido precisa-
mente el resultado de un entusiasmo del momento, que pronto se
extingue (K. J. Müller): data ya de antiguo. (También) και (como
50 Cf. 2 Cor 1 1 , 6 .
51
Citas extrabíblicas, en Lohmeyer. La expresión verbal ocurre sólo aquf, en el N T .
5 2
Ap 19,21.
53
V.gr., en A R I S T Ó F A N E S ; cf. P L A T . , Rep. 9 . 5 8 6 A .
5 4 V.gr., Mt 5,6; Le 6,21.
55
Cf. 1 Cor 4,11 ( = correlativo a «tener sed»)· En 1 Cor 11,21: contraste con «em-
briagarse».
Cf. Gál 5 , 6 .
57
Cf. Act 9 , 2 2 ; Rom 4 , 2 0 ; Ef 6 , 1 0 ; 2 Tim 2 , 1 .
58
V.gr., 1 Tim 1,12; 2 Tim 4,17. Sin duda por alusión a estos pasajes, añaden Cristo
en nuestro texto: S c D c P... Orígenes, Crisóstomo.
59
Cf. 2 Cor 12,9. Acerca del giro en aquél: Gál 1,6: por la gracia de Cristo.
60
Lohmeyer interpreta καλώς έποιήσατε: muchas gracias [por vuestra participación];
cf. Act 1 0 , 3 3 . En cuanto al verbo mismo σνγκοινωνείν, véase Ef 5,11; Ap 1 8 , 4 ; en su forma
adjetival: Flp 1,7; 1 Cor 9,23; Ap 1,9.
6J
Partícula omitida por Ρ 4 6 D x Crisóstomo.
Filipenses 4,15 794
evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia se había asociado
conmigo [como] en una cuenta de «dar y recibir», sino vosotros solos.

yo), filipenses: no es frecuente en Pablo dirigirse a sus convertidos


por su propio nombre; aquí es señal de afecto peculiar 6 2 . Del
evangelio: de la predicación del evangelio. Se entiende en Europa:
la comunidad de Filipos fue la primera fundación del Após-
tol (cf. introd.), y de aquí empezó la misión de Grecia 6 3 . Todo esto
ocurría en el segundo viaje misional de Pablo. Cuando salí de Ma-
cedonia: la primera estación, al abandonar Filipos, fue Tesalónica,
todavía en Macedonia, y allí recibió limosna de los filipenses
(Staab); cf. v.16. Cuando salí (cf. Act 17,14), ότε έξήλθον: «ya
entonces os habíais asociado conmigo...», o «ya, antes de salir, os
asociasteis». En ambos casos el sentido viene a ser el mismo. Light-
foot da significado de pluscuamperfecto al aoristo έξήλθον: des-
pués de haber salido (lo cual gramaticalmente se puede sostener),
y ve aquí una alusión al socorro enviado desde Macedonia a Corin-
to (cf. 2 Cor 11,8,9). Teniendo en cuenta lo que sigue (v.16): «pues
ya en Tesalónica», la primera interpretación parece la más probable.
Se había asociado: la forma verbal es aoristo, έκοινώνησεν, con sen-
tido de pluscuamperfecto 6 4 . (Como) en una cuenta: εις Aóyov.
Lightfoot, Plummer y otros traducen: «en razón de...». Me-
jor (cf. v. 17) «en la cuenta» (Vincent; Staab: Wechselverhaltnis);
como si dijera: «habéis abierto conmigo una cuenta de haber y
debe»65; esto es: «me habéis dado materia que pueda yo apuntar
en el libro de cuentas». En los papiros, λόγος ocurre con el sentido
de cuenta. «Observemos el cambio de tono y la flexibilidad del ge-
nio de Pablo. En las líneas precedentes, la amistad de los filipenses
le inspiraba un lenguaje poético; ahora recurre al estilo comercial,
en apariencia seco y frío, pero que no deja ver menos de ingenio
y de corazón» (Médebielle). De «dar» y «recibir»: δόσις (sust.), don,
crédito. En el N T , sólo aquí y en Sant 1,17; λήμψις = recepción,
deuda. Ambos en sentido comercial de crédito y deuda ocurren en
los L X X 6 6 . En una columna del libro de cuentas, Pablo anota lo
que le dan los filipenses, no lo que él les da (por tanto, no lo que
éstos deben a Pablo, como interpretan Crisóstomo, Teofilacto, Agus-
tín, Calv., Weiss, Médeb.: sent. violento), y en otra columna,
lo que él recibe de ellos (Lightfoot, Vincent, Plummer): son los
dos aspectos de la misma cuenta 67 . Sino vosotros solos: Pablo sabía
bien que Cristo había dado a los que anuncian el evangelio el de-
recho de vivir el evangelio 68 , y el Apóstol razonaba más a fondo tal
derecho 6 9 . Sin embargo, de ordinario, para no hacerse gravoso
62
Lo mismo en 2 Cor 6,11. En Gál 3,1, más bien se debe a la vehemencia del reproche:
«¡ Oh insensatos gálatas!»(cf. Plummer). Sobre la forma Φιλιττττήσιοι, más bien latina, cf. S. RAM-
SAY, Notes. The Philippians a. their Μagistrates 2: JThSt 1 (1899-1900) 116; P. C O L L A R T ,
Philippes (París 1937) 212ss.
63 Cf. Act 16,12-18.
64
Sobre el verbo mismo, cf. v.14. Construcción del sustantivo con ets, hacia, en, cf. 1,5.
65
«Ratio acceptorum et datorum» (Cíe., Lael. 16).
6 6
A R I S T . , Plat., etc.; sobre los ejemplos de papiros, cf. M O U L T O N - M I L L .
67
Idea parecida de «dar y recibir»: 1 9Col 9,11 (metáfora agrícola).
68 Cf. I Cor 9,14; Le 10,7. ‫א‬ Cf. 1 Cor 9,4-13·
795 Filipenses 4,13-15
16 Pues ya en Tesalónica, y más de una vez [en otras partes], envías-
teis [con qué atender] a mi necesidad. 17 No que yo busque el don,
sino lo que busco es el fruto que vaya creciendo a vuestra cuenta.

a las comunidades, prefería vivir de su trabajo corporal 70,‫ ־‬así


que el recibir limosnas de los filipenses era para ellos una distin-
ción: no había que temer, tratándose de ellos, que sospecharan
en Pablo una explotación del mensaje evangélico en propio interés
(Staab, cf. Lightfoot y Vincent).
16 Pues ya: ότι και; por el sentido y la distancia ότι no depende
de sabéis (v. 15). En Tesalónica: es decir, estando yo en Τ.; o bien
εν = είς, a Tesalónica 7 1 . Ciudad cerca de Filipos, más grande y
rica que ésta; con todo, la limosna vino de los filipenses, no de
Tesalónica. «Ditior erat Thessalonica, sed vobis animus erat be-
nignior» (Erasmo). Y más de una vez (en otras partes) : και άτταξ και
δίς 2‫י‬: dos veces. L. Morris 7 3 prueba bien que el sentido de la alo-
cución iniciada con el primer και correlativo de «ya en Tesalónica»
es: «más de una vez en otros sitios». Con esta exegesis se debilita
el argumento que se saca del sentido «en Tesalónica, y por cierto
dos veces», para probar que la estancia del Apóstol fue relativa-
mente larga en esta ciudad. Enviasteis con qué atender a: lit. «en-
viasteis algo para»(== είς); cf. 1,5. Mi necesidad: sobre χρεία cf. 2,25 74 .
17 No que yo busque: explica el motivo principal de su gozo
y recalca su autarquía (v. 11); lo que él desea no es el socorro material,
enviado por los filipenses 5‫י‬, sino el bien espiritual de la obra bené-
fica que con él han realizado. Ese favor financiero es como un capi-
tal, cuyos intereses desea Pablo que se multipliquen en pro de
aquéllos: crezcan vuestros méritos ante Dios, para que también
crezcan el premio correspondiente en el cielo y las bendiciones
celestes en la tierra.
No que: «(vuelvo a repetiros que esto) no (quiere decir) que yo
busque...» (Plummer): ούχότι; c f . v . n y 3,12.Yobusque: επιζητώ;
en Pablo, sólo aquí y en Rom 11,7. Mejor: ande buscando (actitud
habitual); επί, de suyo, señala la dirección; indirectamente, la inten-
sidad; cf. έπιποθώ (1,8). El don: fórmula genérica, correspondiente
a la actitud habitual de Pablo (Vincent). Lo que busco: repetición
enfática, como en v.2 (παρακαλώ) y 12 (οιδα) Fruto: καρπός (cf.
1,11 );aquí: ventaja, lucro, interés 7 6 . Se trata del fruto espiritual
de los fieles. Que vaya creciendo: a saber, «en cada nueva demos-
70
Act 20,33ss; 1 Cor 9,15-18; 2 Cor n , 9 s s ; 1 Tes 2,9; 2 Tes 3,8ss.
71
Cf. Act 17,1ss.
72
Esta expresión (cf. 1 Tes 2,18), que no parece clásica, ocurre sin el primer και en
Neh 13,20, donde se ha interpretado: •repetidamente• (Frame, Neil, Bauer, Stahlin). Otros
(Alford, Findley, Plummer, Milligan) traducen: «dos veces». Tanner sugiere la posibilidad
de que se trata de un latinismo por semel iterumque. Preferimos la sentencia de Morris (cf. el
texto y la nota siguiente).
7 3
L . M O R R I S , Κ Α Ι Α Π Α - Κ Α Ι Δ Ι Σ : : N T 1 (1956) 205-208. Antes de justificar su po-
sición, refuta las interpretaciones mencionadas.
74
Rom 12,13 etc. Om. el inciso είξ τ. χρείαν Ρ 4 6 A D X ... El texto que seguimos dice
propiamente: me (dat.) enviasteis [con que atender] a la ( = την) necesidad. Sólo DLPit
syh = a mi necesidad.
75
Cf. 2 Cor 12,14: os busco a vosotros, no vuestras cosas.
76
Cf. Rom 1,13. H. Riesenfeld querría ver aquí una alusión a Le 13,6-9 (Le languge
parab. chez Paul: RechBibl 5 IBruges 1960] 53).
136
Filipenses 2,29-3,1
18
H e recibido todo [cuanto necesitaba] e incluso m e sobra: estoy
lleno después de haber recibido de Epafrodito las cosas [que traía] de
vuestra parte, olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. 19 Mi
Dios, por su parte, colmará todas vuestras indigencias, según su ri-

tración de vuestro amor» (Lightfoot)‫יי‬. A vuestra cuenta: εις


λόγον υμών. (cf. ν. 15).
18 He recibido todo (cuanto necesitaba...): añade una razón
para no buscar el donativo, sino el fruto: y ( = δέ) en cuanto a mi
necesidad, ya he recibido cuanto puedo necesitar (Lightfoot).
He recibido: οατέχω, de suyo, tener aparte, estar alejado; aquí
más bien término comercial 7 8 : haber recibido la cantidad debida
y haber dado el «recibí» (acusar recibo del censo agrícola, del sala-
rio, etc.) 7 9 . En griego, el verbo está en presente: tengo recibido;
con todo, la significación «tengo colmadamente, no tengo más que
desear», es también aquí muy probable (Lightfoot, Vincent); caro
señala correspondencia, plenitud respecto de la capacidad del reci-
píente o de la posesión del deseo. Todo: todas (las) cosas 8 0 . Ε in-
cluso me sobra (cf. v.12): no sólo no me falta nada, sino que reboso.
Estoy lleno: después de decir que rebosa, el afirmar que está lleno
es más bien retroceder que añadir algo en el «climax». Por eso,
Vincent prefiere considerar la frase como introducción de lá si-
guíente cláusula. De todos modos, es de notar el énfasis en el
empleo de los tres verbos-índices de plenitud rebosante. Después
de haber recibido: es una explicación de lo anterior: estoy lleno
ahora que he recibido. Por Epafrodito: por (παρά) con genitivo;
cf. 2,25. De vuestra parte: lit. «(enviadas) por vosotros». Olor fra-
gante, etc.: una vez expuestos los bienes que se han seguido del
socorro enviado, ya respecto de los donantes, ya en relación con
Pablo, pasa el Apóstol a considerar el donativo en relación con Dios.
El tecnicismo comercial cede su puesto a las imágenes bíblicas:
el subsidio de los filipenses es como un sacrificio ofrecido a Dios
en olor de suavidad; es un retorno a la idea de la «liturgia» (cf. 2,25-
30). Olor fragante: pr. olor de suavidad, que huele bien, όσμήνεύω-
δίας, giro frecuente en el A T , aplicado a los sacrificios: «¡A qué
altura eleva el regalo!: no yo—dice Pablo—, sino Dios por mi
medio lo recibió» (Crisóst.); cf. Hebr 13,16, donde la beneficencia
se designa metafóricamente como víctima en la que Dios se com-
place. Sacrificio: no acto sacrifical, sino cosa sacrificada; cf. 2,17.
Aceptable: δεκτήν, raro en el N T 81 .-A Dios: concuerda con «acepto»
y «agradable».
19 Mi Dios por su parte: respuesta de Dios a la beneficencia
filipense: vosotros socorristeis mi necesidad; el Señor acudirá a
77
El participio presente sugiere la figura del interés compuesto (Beare).
78
οφειλή εστίν τ ό ττραγμα (Crisóstomo). Cf. U. W I L K E N , Griech. Ostraka 1 (Leipzig
1899) 80-87.
79
Es sentido frecuente en papiros y óstracas (cf. Flm 15).
80
En cuanto a la frase ά π έ χ ω τταντα, cf. E P I C T . 3.2,13. y otros en Lightfoot. Este lema
parece ser favorito de la filosofía estoica. Sobre su tecnicismo comercial, cf. A. D E I S S M A N N ,
Licht v. Osten 88 Anm. 6; 90 Anm. 2.
81
2 Cor 6,2: es una cita de Is 49,8 (cf. Lev 1,3-4; 19.5; 22,20-21).
797 Filipenses 4,13-15
20
queza, gloriosamente en Cristo Jesús. Y ahora, a nuestro Dios
Padre [sea] la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 21 Saludad a
todos los santos en Cristo Jesús. Os saludan los hermanos que están
conmigo. 22 Os saludan todos los santos, en especial los de la corte im-
perial. 23 La gracia del Señor Jesucristo [sea] con vuestro espíritu.
la vuestra. Al sacrificio espiritual de vuestra noble acción replica
Dios llenándoos de sus bendiciones.
Mi Dios (cf. 1,3): lit. «por su parte, el Dios mío». Colmará82
(cf. v. 18): no sólo vuestras indigencias terrenas, sino sobre todo las
espirituales. Según su riqueza: es decir, según la medida de su es-
plendidez; «magnum magna decent» (Agustín). Gloriosamente: pr. en
gloria; quiere decir: (Mi Dios llenará...) de modo que brille la
majestad y la gloria divina o de manera que redunde en gloria
vuestra. En Cristo Jesús: por medio de... (sentido instrumental);
cf. v.7. Va unido a colmará, mejor que a gloriosamente.
20 Y ahora: esta doxología brota espontáneamente ante el
pensamiento de la liberalidad divina, que colma de gozo el corazón
de Pablo 83 . «Doxología fiuit ex gaudio totius epistulae» (Bengel).
Y «ahora»: partícula δε: τ ω δε θεω. A nuestro Dios y Padre: giro
paulino. (Sea) la gloria84.

C o n c l u s i ó n d e la carta. 4,21-23
Como en otras epístolas, también aquí añade Pablo saludos, y
ante todo para los destinatarios; en segundo lugar, de parte de los
que están con él; después, de los cristianos en general, y en particu-
lar de los que se hallan al servicio de Nerón.
21 A todos los santos: p r . a cada uno de los fieles (en singular).
En Cristo Jesús: más bien concuerda con fieles (cf. 1,1) que con
'saludad'. Los hermanos: los colaboradores más íntimos suyos, los
que con más frecuencia le visitaban en su prisión, especialmente
Timoteo (Plummer).
22 Todos los santos: los cristianos de R o m a . Corte imperial:
οικία, casa del César (domus augusta); familia, en sentido amplio:
comprendía desde los oficiales superiores hasta los libertos y los
esclavos. Entre los funcionarios inferiores de la casa de Nerón
había judíos, de los cuales fácilmente algunos pudieron ser los pri-
meros convertidos al cristianismo. En particular habla de ellos
Pablo a fin de animar a los filipenses. «Hasta en la corte pagana
penetra el evangelio» (Crisóstomo). Cf. 1,13.
23 La gracia: es la fórmula acostumbrada de la bendición en
Pablo. Con vuestro espíritu: críticamente mejor que «con todos
vosotros» 8 5 .
82
Las versiones latinas ponen optativo: llene, como ψ D G...: ττληρώσαι.
8 3 Cf. Rom 16,27; Gál 1,5; Ef 3,20-21.
84
Cf. 2 Tim 4,18; Heb 13,21. Al final de esta perícopa (4,10-20) anota B E A R E : «en
pocas líneas nos da Pablo una perla literaria. Sin expresar una palabra de gratitud, nos ofrece
un emotivo testimonio de cuán profundamente aprecia el don y el amor con que se da. Pocos
párrafos se hallarán en sus cartas que reflejen mejor su capacidad tanto para dar como para
ganar afecto».
85
«Con vuestro espíritu•: así S ABD etc. Cf. Gál 6,18; 2 Tim 4,22; Flm 25. En cambio,
leen «con todos vosotros» S KL sy... Añaden Amén P 4 6 SAD sy... y las versiones latinas.
CARTA A LOS COLOSENSES
TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR

PASTOR GUTIÉRREZ, S. I.
Profesor de la Universidad Católica «Sofía», de Tokio, y de la Facultad
de Teología de Zikawei (Shanghai)
INTRODUCCION
1. La ciudad y la comunidad cristiana de Colosas
La ciudad de Colosas (o Colosos), distante unos 200 kilómetros
de Efeso, en el pintoresco valle del Lico, confinaba con otras dos
ciudades: Laodicea y Hierápolis, con las que mantenía relaciones
fáciles y constantes (Col 4,15-16). Estas distaban de Colosas 16 y
20 kilómetros, respectivamente. Las tres ciudades formaban parte
de la provincia de Frigia, en el Asia Menor 1 . Colosas, grande,
rica y populosa en tiempos de Herodoto y de Jenofonte 2 , perdió
su esplendor cuando, hacia el año 250 antes de Cristo, Antíoco
Theos dio renombre a la pequeña ciudad de Laodicea, que ya
existía de antaño con los nombres de Dióspolis y Rhoas 3 , y años
después llegó a ser la capital del distrito o «Unión Cibirática»
4
(Conventus Cibyraticus) .
Hacia el año 61 de la era cristiana, en tiempos de Nerón, las
tres ciudades fueron víctimas de un terremoto, que asoló toda la
región del valle del Lico 5 . San Pablo no hace alusión a este hecho
en su carta a los colosenses. Este silencio del Apóstol no puede
aducirse como argumento que debilite la opinión tradicional acerca
del origen romano (primera cautividad de San Pablo en Roma)
de la carta, ni da valor alguno a la opinión que defiende el origen
efesino (cf. ministerio trienal en Act 19) de la misma 6 .
En tiempos de San Pablo, Colosas era una ciudad de exigua
categoría, una pequeña población, πόλισμα como indica Estrabón 7 ,
y de ella no quedan hoy día sino unas insignificantes ruinas cerca
de la pequeña población de Conos.
San Lucas nos presenta en los Actos de los Apóstoles a San
Pablo evangelizando la gran provincia de Frigia en dos ocasiones.
En la primera, el Apóstol pasó por la región norte de la Frigia al
dirigirse de Pisidia a Galacia (Act 16,6); en la segunda ocasión se
contenta con una corta visita a las comunidades por él evangeliza-
das en el recorrido anterior (Act 18,23), como se deduce de la ex-
presión griega έπιστηρίζων 8. Sin embargo, de las palabras de San Pa-
blo (2,1: «... por vosotros y por los de Laodicea y cuantos no me han
visto personalmente») parece deducirse que él no estuvo en Colosas,
y, por consiguiente, no fundó él directamente la comunidad cris-
tiana de dicha localidad. La iglesia ahí establecida fue obra perso-
1
Cf. G H U R T O N A N D J O N E S ' S , New Testament Illustrated (1865) vol.2 p.246; W . M. R A M -
SAY, The Church in the Román Empire (Londres 1907) 475480‫ ;־‬V . S C H U L T Z E , Altchristliche
Stadte und Lanschaften (Güt. 1930) 445-450.
2
C f . HERODOTUS, Hist. 7 , 3 0 ; XENOPHON, Anabasis I 2 , 6 ; PLINIUS, Hist. Nat. 5,32, des-
cribe a Golosas entre las más célebres ciudades de Frigia.
3
C f . H . C . G . MOULE, Introduction p.13.
4
Distrito civil que comprendía unas 25 poblaciones.
5
Según Tácito (cf. Ann. XIV 27), Laodicea, «ex illustribus Asiae urbibus», fue destruida
por un terremoto en el año 7 del reinado de Nerón; y Orosio (cf. Hist. adv. paganos VII 7,12)
escribe: «in Asia tres urbes, hoc est Laudicia, Hierápolis, Colossae, terrae motu ceciderunt».
6
Bien anota M. Dibelius (p.2) que del hecho del terremoto no se puede deducir argu-
mentó alguno seguro para establecer la fecha o la autenticidad de la carta a los Colosenses.
N i podemos saber con exactitud la fecha exacta de dicha catástrofe. Cf. E. F. Scorr, p.6.
7
Geograph. 12,8,13.
8 C f . E. HAUPT, p.u.
801 luí ruducción a los Colosenses
nal de Epafras. El mismo Apóstol atribuye a este fiel colaborador
suyo el mérito de la evangelización (1,7), quien aparece en la carta
como apóstol principal de las regiones del valle del Lico y encar-
gado del bien espiritual de las comunidades ahí establecidas. Con
todo derecho se le puede considerar su fundador (1,7; 4,12.13).
Sin embargo, la comunidad de Golosas estaba relacionada muy
íntimamente con San Pablo, ya que había sido fundada por su
influjo y mandato especial. Ello debió de ocurrir durante su larga per-
manencia en Efeso (Act 20,31). San Lucas nos dice que San Pablo,
obligado a interrumpir su predicación en la sinagoga de los judíos,
predicaba todos los días en la escuela de Tirano. Entonces tuvieron
noticia de su predicación «todos los habitantes de la provincia de
Asia, judíos y griegos» (Act 19,9-10). Entre ellos pueden contarse
Epafras y Filemón, naturales de Golosas 9 .

2. Ocasión histórica de la carta


En pocas palabras expresa San Pablo honrosas alabanzas a Epa-
fras, su fiel colaborador (1,7; 4,13). Este acompaña al Apóstol en
su primera prisión romana por los días en que se escribe la carta,
pero no consta en qué sentido le aplica San Pablo el apelativo de
concautivo (Flm 23). Probablemente porque ahí en Roma prestaba
sus servicios al Apóstol prisionero (Flm 13) 1 0 .
Epafras había venido a Roma a dar cuenta a San Pablo del estado
de la comunidad colosense y a pedirle consejo y ayuda moral contra
las malsanas doctrinas de quienes perturbaban la paz y el fervor
de los recién convertidos. Bien convencido estaba Epafras del pro-
fundo interés del Apóstol por el bien espiritual de los fieles. Las
nQticias que le traían a Roma eran en verdad muy consoladoras:
los colosenses hacían notables progresos en la fe, en la caridad
(1,4.8; 2,5); pero el cuadro luminoso de las virtudes cristianas
presentaba las manchas de falsas doctrinas, de jactanciosos pseudo-
doctores y perturbadores del bienestar de la Iglesia. San Pablo,
o bien movido espontáneamente por el deseo de remediar tan fu-
nesto mal, o bien a petición del mismo Epafras 11 , escribió esta
carta, cuyo portador es Tíquico (4,7; Act 20,4), uno de sus fieles
discípulos. Epafras queda en Roma asistiendo al Apóstol en su
prisión (4,12). La orden de San Pablo de que la carta sea leída a
la cristiandad de Laodicea da a entender, según parece, que esta
comunidad adolecía, en cierto sentido, de los mismos males doctri-
nales (4,16).

3. Errores doctrinales
No es fácil precisar con exactitud el sistema doctrinal de los in-
novadores de Golosas. Se han propuesto entre los críticos hipótesis
9
Cf. Col 4,12. En 4,9 habla San Pablo de Onésimo, quien era esclavo de Filemón; de
donde se deduce que éste era probablemente también natural de Colosas, lo mismo que
Epafras.
>0 Cf. H . H O P F L - B . G U T . Introductio p-399-
11
Cf. E. F . S C O T T , p.6: «La carta a los Colosenses fue escrita después de una entrevista
con Epafras, y muy probablemente a petición de éste».

5 Escritura: NT 2 26
Introducción a los Colosenses 802
variadas que relacionan los errores colosenses con sistemas ya cono-
cidos, influenciados de ideas de Cerinto (Mayerhoff), de ideas valen-
tinianas (Baur), de doctrinas de los esenios (Lightfoot), de los
órficos (Eisler), de los epicúreos (Clem. Alex.), de los pitagóricos
(Grocio, Wellhausen), o de escritos maniqueos y mándeos (Bousset,
Reitzenstein), o de un sincretismo gnóstico (Kolher, Norden, Loh-
meyer). Otros los identifican con un sincretismo universal teosófico,
cuyas doctrinas se amalgaman con el ebionismo judaico, el natura-
lismo místico, la especulación y el cristianismo (Renán); otros tratan
de descubrir en la carta una polémica contra corrientes sincretistas
de cultos orientales de Men, Attis, Sabazios, Mithra, la Magna
Mater (Dibelius) 12 .
Ateniéndonos a los datos que nos da la carta, podemos compren-
der los ejes centrales del complicado sistema doctrinal propugnado
por los innovadores de Golosas. En primer lugar se deja ver un
marcado influjo de corrientes abiertamente judaizantes. Las colo-
nias judías de la Frigia extendían su influjo religioso entre los judío-
cristianos de las iglesias del valle del Lico; según eso, es muy pro-
bable que los innovadores colosenses «fuesen judío-cristianos, cono-
cedores también, aunque sólo superficialmente, de la filosofía pagana.
En sus discursos, sobre un fondo cristiano se reflejaban doctrinas
judías y especulaciones orientales. N o es aquel judaismo necesario
para la salvación que tan enérgicamente combate San Pablo en la
epístola a los de Galacia; es un judaismo sensiblemente atenuado
por el irresistible progreso de la doctrina cristiana y por las tenden-
cias místico-ascéticas de la raza frigia» 13 . Ese judaismo se presen-
taba al mismo tiempo coloreado con las ideas de un sincretismo
helénico y otros sistemas religiosos paganos que encontraron am-
biente en Frigia (Meinertz, Steinmann, Dibelius) 14 .
La corriente judía se nota en lo referente a la circuncisión.
San Pablo menciona tan sólo una vez la circuncisión para contra-
ponerla al bautismo cristiano (circuncisión espiritual) (2,11-13).
Según ello, se puede afirmar, con Huby, que los innovadores pre-
dicaban la circuncisión judía, pero sin atribuirle una necesidad
de salvación, sino de perfección; de lo contrario, el Apóstol hubiera
adoptado un tono más tajante y polémico contra ella, como lo adopta
en la carta a los Gálatas 15 . Los innovadores colosenses inculcaban
en segundo lugar la observancia de las fiestas anuales, mensuales
y del sábado (2,16); insistían desmedidamente en la abstinencia
rigidísima de algunos alimentos (2,16; 2,20-22), y, como haciendo
de marco a estas prescripciones, la ley mosaica con su carácter tran-
sitorio (2,14-15). Hay, además, elementos doctrinales extraños al
judaismo y de clara tendencia helénica, no recargados de doctrinas
12
Cf. H A U P T , p.12s; M É D E B I E L L E , p.104; A . R O B E R T - A . F E U I L L E T , Introduction a le
Bible p.4Qó.
13
Cf. J U A N L E A L , La perfección cristiana en la carta a los Colosenses: Las Ciencias '
(1g42) 129-166; V D 18 (1938) 178-186. F . P R A T , Théologie de Saint Paul I p.342.
14 Cf. W . M. RAMSAY, The Citiesand bishoprics ofPhrygia I (OX. 1895) 667; E. SCHÜREF
Geschichte des Jüdischen Volkes III p.12; A. STEINMANN, Gegen W.elche Irrlehrer richtet sid
der Col.? (Strasburgo 1906): ThR 9 (1910) 365.
4 5
C f . J. H U B Y , S. I., p . 1 2 - 1 3 ; M . M E I N E R T Z , p.33.
803 luí ruducción a los Colosenses
de dualismo gnóstico amparado bajo la capa de «alta ciencia» 16 .
Esa amalgama de judaismo y sincretismo helénico no parece que
deba interpretarse como una especie de gnosis. La gnosis marca
sus primeras huellas en las doctrinas de Cerinto y adquiere pleno
desarrollo en el siglo 11. Por otra parte, en los errores colosenses se
echa de menos, según nota González Ruiz, «el dualismo ontológico
entre el espíritu bueno y la materia mala, y la consiguiente emana-
ción de eones, que, descendiendo del principio de la divinidad hasta
la creación material, van colmando el abismo entre ambos ex-
tremos» 17 .
En el sistema doctrinal de los innovadores aparecen unos seres
espirituales, los «regidores cósmicos», interpuestos entre Dios y los
hombres, como instrumentos de mediación y dignos de culto, los
cuales relegaban a segundo término la dignidad suprema de la
mediación de Cristo 18 . En la carta a los Colosenses aparecen con
el nombre genérico de ángeles (2,18); se les llama también «tronos»,
«dominaciones», «principados», «potestades» (16; 2,10.15). ¿Son estos
personajes los «elementos del mundo» (ta stoijeia tou kósmou) que
menciona San Pablo dos veces en la carta a los Colosenses, lo mismo
que en la de los de Galacia? (2,8.20; cf. Gál 4,3.9). Es punto muy
discutido entre los exegetas, como veremos en el comentario.
A estos seres superiores atribuían los colosenses una sabiduría
omnímoda y una perfección cuya plenitud de conocimiento y frui-
ción adquieren las almas mediante ciertos cultos o ritos de iniciación
en los misterios ocultos (1,26; 2,2; 3,16; 4,4), que son lazo de unión
con los ángeles. El espíritu debe tender a la perfección, dejando
atrás el punto de partida, que se da en el bautismo cristiano, y so-
metiendo el cuerpo a un rígido ascetismo y a la observancia de los
días de fiesta, de las neomenias o novilunios y del sábado (2,16).
Se vislumbra en todo este sistema «una clara influencia de las reli-
giones de los misterios, tan en boga en el mundo helenístico de la
época. Se trata de obtener la «salvación» (soteria) a toda costa,
llegando a la plenitud de la elevación humana» 1 9 . A tan peligroso
sistema doctrinal le da San Pablo el calificativo de «pretendida
filosofía», «vana falacia», «discursos especiosos» (2,8; 2,4), «cosas
todas que se corrompen una vez usadas» (2,22). Parece que no se
trataba de una verdadera apostasía del cristianismo, sino de un
lamentable descarrío doctrinal y ascético, con menoscabo de la
dignidad de Jesucristo 2 0 .
16
Algunos autores (cf. L . C E R F A U X : D B S I I I 69-701) ven en los errores colosenses ele-
mentos de gnosticismo dualistico. Cf. E. F. S C O T T , p.9.
17
P.98. En los errores que combate el Apóstol no se vislumbra la corriente gnóstica del
siglo 11, que distingue entre el Dios de la creación, imperfecto, autor del mundo material, ‫ יל‬el
Dios bueno, supremo y trascendente Poder. Cf. J. H U B Y , p.13.
18
N o parece probable que se trate de un culto propiamente dicho de latría, ni podemos
determinar con exactitud en qué grado tal culto tuvo influjo en los innovadores-de Colosas.
Algunos textos apócrifos (Ascensión de Isaías 7,21; 8,5; A p 19,10; 22,8) no ofrecen suficiente
prueba para afirmar que en algunos círculos judíos la veneración exagerada a los ángeles
indicaba culto propiamente dicho. Cf. A. L . W I L L I A M S , The cult of the Angels at Colossae:
JThSt (1909) p.413-438; J. H U B Y , p.14-15.
1 9
C f . J. M . GONZÁLEZ RUIZ, p . 9 9 .
20
Cf. J U A N L E A L , art.cit., p.131.
Introducción a los Colosenses 804

4. Argumento general y doctrina


A las falsas especulaciones de los innovadores San Pablo opone
la revelación de Dios, el misterio por excelencia, que es Cristo
mismo, cuya absoluta primacía y omnímoda suficiencia forman el
eje central de la doctrina expuesta en la carta.
A) E X O R D I O ( 1 , 1 - 1 4 ) . — 1 ) Pablo, «apóstol de Jesucristo» por
la voluntad de Dios, y Timoteo saludan a los colosenses con sen-
timientos de acción de gracias a Dios Padre por los progresos de
los colosenses en la caridad, en la fe y en la esperanza. Siguiendo
un tema ordinario en otras cartas suyas, les recuerda la fundación
de la iglesia; el evangelio fue predicado a los colosenses por Epafras,
fiel colaborador del Apóstol (1,1-8). 2) Promete sus incesantes
oraciones para que crezcan aún más en el conocimiento profundo
de la vida espiritual, de la verdad del evangelio, y en las prácticas
de las virtudes, como conviene a seres redimidos por la sangre de
Cristo y llamados a su reino (1,9-14).
B) PARTE DOCMÁTICA ( 1 , 1 5 - 2 , 2 3 ) . — 1 ) Exposición doctrinal que
presenta la persona y la obra de Cristo:
a) La persona de Cristo.—En relación con Dios Padre, Cristo
es su imagen perfectísima. En relación con el mundo creado, El
es creador y cabeza de todo el universo, incluidos los ángeles.
Todas las cosas subsisten por El; El es el fin de todas ellas (1,15-17).
En el orden de la gracia es, como Salvador, cabeza de la Iglesia, la
cual es su cuerpo. Es el primero en todo, porque en El habita de
modo permanente la plenitud (1,18-19).
b) La obra de Cristo.—Es obra de reconciliación y unión
universal mediante la muerte cruenta y la resurrección de Cristo.
La reconciliación se aplica también a los cristianos de Colosas me-
diante el evangelio, al cual deben permanecer siempre fieles y del
cual San Pablo es fiel ministro (1,20-23).
Pablo colabora en esa obra de reconciliación: él sufre por los
colosenses; suple en su carne lo que falta a las tribulaciones de
Cristo por el bien de la Iglesia, cuerpo de Cristo, de la cual él es
ministro. Su misión es dar a conocer el misterio, que actualmente
ha sido revelado a los santos, y que culmina en la unión de todos
los gentiles en Cristo (1,24-29). Su misión apostólica en medio de
sus pruebas debe infundir nuevo vigor a la vida espiritual de los
colosenses (definida como conocimiento profundamente vivido de
Cristo, misterio de Dios) y de los de Laodicea y de cuantos no
conocen personalmente al Apóstol; su misión le hace mostrar su
solicitud por todos ellos, expuestos como están a nefastos errores
contra la fe (2,1-5).
2) Exposición polémica.—Recomienda que permanezcan firmes
en la fe y no se dejen seducir por vanas doctrinas y especulaciones.
La justificación se adquiere mediante el bautismo, que une a los
hombres con Cristo y los hace partícipes de la plenitud que habita
en Cristo glorioso. El cristiano, muerto en el bautismo a la vida
del pecado y resucitado por la fe en Cristo, se ve libre de las obser-
805 luí ruducción a los Colosenses
vancias legales de la economía antigua, la cual no es sino sombra
de la nueva economía del evangelio. Cristo es el jefe supremo de
todos los espíritus angélicos. Unidos a su muerte y a su resurrección,
los cristianos están libres de la veneración supersticiosa tributada a
esos poderes celestiales. Solamente a Cristo debe tributarse culto;
El es la cabeza de todo el cuerpo; fuera de Cristo no se consigue
perfección alguna. El rigorismo ascético y la abstinencia exagerada
de nada sirven para el progreso de la virtud (2,5-23).
C) A P L I C A C I O N E S MORALES.—Perfección de la vida cristiana
(3,1-4,6). Resucitados con Cristo por el bautismo a una vida espi-
ritual y celeste, los cristianos deben vivir de una vida nueva y celes-
tial: a) mortificando los vicios del «hombre viejo» (aspecto negativo
de la vida cristiana) (3,1-11); b) adquiriendo las virtudes cristianas
(aspecto positivo de la perfección): misericordia, humildad, modes-
tia, paciencia (longanimidad) y, en especial, la caridad, que es
vínculo de la perfección, los sentimientos de gratitud hacia Dios,
haciendo todo en continua unión con Cristo (3,12-17). Son virtudes
de profundo carácter social, ya que todos son llamados a formar un
mismo cuerpo (3,16).
Añade luego el Apóstol varios avisos que tienen relación con la
vida doméstica: deberes de los esposos, de los hijos y de los padres,
de los siervos y de los amos (3,18-4,1). Termina la parte moral
de la carta con una exhortación a la oración de acción de gracias y
de súplica para que pueda predicar el evangelio como conviene
(4,2-4). Les recomienda prudencia en sus relaciones con los no
cristianos (4,5-6).
D) E P Í L O G O (4,7-18).—Anuncia el envío de Tíquico y de
Onésimo, quienes les llevan noticias de él. Saludos de parte de los
colaboradores de San Pablo: de parte de Aristarco, de Marco,
quien desea ir a ellos; de Jesús-Justo, de Epafras, quien ora mucho
por el progreso espiritual de los colosenses, de los de Laodicea y
de los de Hierápolis, saludos de parte de Lucas y de Demás. Pide
que los colosenses saluden a los cristianos de Laodicea, especial-
mente a Ninfa y a los fieles que se reúnen en su casa; que los de
Laodicea lean la carta dirigida a los colosenses, y éstos lean la de
aquéllos. Mensaje especial para Arquipo. Saludo personal de Pablo
(de propia mano). Les recuerda su prisión y les desea el favor divino.
El eje doctrinal de la carta es esencialmente cristológico. En la
persona y obra de Cristo presenta San Pablo la refutación contra
los innovadores de Colosas y la respuesta al problema de la media-
ción, no sólo entre Dios y el hombre, sino entre Dios y la creación.
Jesucristo, Hijo de Dios, imagen perfectísima del Padre, es el único
vínculo entre la criatura y el Creador, entre el universo y Dios.
Es El el único mediador en el orden de la creación material, como
lo es también en el orden de la creación sobrenatural, en su Iglesia.
Jesucristo es «Primogénito», está antes y sobre todas las criaturas;
las supera no sólo en el orden de existencia, sino también en digni-
dad y dominio supremo. En una triple expresión describe San
Pablo la excelsa trascendencia de la persona de Cristo: en El, por El,
Introducción a los Colosenses 806
hacia (con vistas a) El. Toda la creación tiene en El el origen de su
existencia; todos los seres en el cielo y en la tierra fueron hechos
por El, pues es su causa eficiente, y por El se conservan en su exis-
tencia; todo el universo material y espiritual hacia El se dirige en
cósmica armonía, pues El es la causa final de toda la creación.
Toda la plenitud de la divinidad habita de modo permanente en
su santa humanidad gloriosa (1,19; 2,9) 2 1 .
En relación con la Iglesia, Cristo es la cabeza, el primer resu-
citado, el tipo de nuestra futura resurrección; por su redención
operó la reconciliación universal con El y con Dios Padre. Jesu-
cristo, el Hijo amado del Padre, tiene naturaleza divina, trascen-
dente, y ningún ser creado, ni aun siquiera los mismos ángeles,
pueden reemplazarle en sus prerrogativas de Señor y Jefe absoluto
de la creación 2 2 . Se ve, pues, cómo la cristología resalta en primer
plano y cómo la doctrina de la Iglesia (objeto principal de la carta
a los Efesios) se resume aquí para hacer resaltar con nueva luz la
grandeza de Cristo (Médebielle).
5. Autenticidad de la carta
La autenticidad paulina de la carta tuvo antes, entre los críticos
acatólicos, acérrimos adversarios. Los primeros ataques vinieron de
parte de Mayerhoff 2 3 . Siguieron luego los de F. C. Baur, B. Bauer,
O. Pfieiderer, P. Wendland, E. Schwartz, R. Reitzenstein, R. Bult-
mann, H . Schlier, E. Kasemann, cuyo número decrece en nuestros
días. La mayoría de los críticos están actualmente acordes en ad-
mitir la sentencia tradicional católica 2 4 .
Algunos atribuyen a la carta autenticidad paulina parcial, ya
que pretenden descubrir en ella no pocas interpolaciones y redac-
ciones de otras manos, con relación sobre todo al himno cristoló-
gico (Col 1,15ss). Para Scott, este pasaje es netamente paulino por
constituir el eje central de todo el argumento y como su base filo-
sófica, y en ningún otro pasaje está tan explícita como en éste la
posición doctrinal de Pablo, que años después ha de ilustrar aún
más el cuarto evangelista. En 1872, H. J. Holtzmann trató de de-
mostrar que la carta a los Colosenses es un desarrollo doctrinal (de
un núcleo primitivo paulino) debido al autor de la carta a los Efe-
sios; éste publicó las dos cartas con el nombre del Apóstol y las
emparentó estrechamente 2 5 . Del mismo modo opina J. Weiss 26 . El
21 Cf. M. J. LAGRANGE, Les origines du dogme paulinien de la divinité du Christ: RB 45
(1936) 26; F . A M I O T , L'Enseignement de Saint Paul I 97; F . P R A T , Théologie de Saint Paul I I
182; Τ . K . A B B O T T , p.248.
22
Cf. A . D U R A N D , Le Christ «premier-né»: RScR 1 (19x0) 61; B . B O T T E , La sagesse et les
origines de la Christologie: RSPhTh 21 (1923) 63; M . M E I N E R T Z , p . 1 9 ; F . P R A T , Le triomphe
du Christ sur les principaute's et les puissances (Col 2,15) : RScR 3 (1912) 201-229; J. B. LI-GHT-
FOOT, P . 1 5 6 ; P. F . C E U P P E N S , Quaestiones selectae p.185s; J. H U B Y , p . 1 6 - 1 7 ; Ε . F . SCOTT,
p . 1 2 ; A . MÉDEBIELLE, p.no.
23
Der Brief an die Kolosse (Berlín 1938).
24
Defienden la autenticidad de Col: E. Haupt, B. Weiss, A. Harnack, E. Norden,
P. Ewald, W . Bousset, J. Moffat, M. Dibelius, Jülicher-Fascher, R. Knopf, Sabatier, Ligh-
foot, Τ . K. Abbott, E. F. Scott, etc., etc.
2
5 Cf. H . J. H O L T Z M A N N , Kritik der Ephese-und Kolosserbriefe (Lp. 1872). W . Soltau
admite igualmente autenticidad parcial: Theologische Studien und Kritiken (Hamburg-
Gotha-Lp.) 78 (1905) 521-562.
26
Das Urchristentum (1917) p.108.
807 luí ruducción a los Colosenses
gran exegeta protestante C. Masson, quien antes no se pronunció
por la hipótesis de Holtzmann, la acepta hoy en sus líneas generales
como la más apta, según él, para explicamos el peculiar parentesco
de forma y fondo de las dos cartas, y concluye que el autor de la
carta a los Colosenses no era un hereje, sino un fiel discípulo de
San Pablo, consciente de hacer oír la voz del Apóstol. Identificado
con el pensamiento de su maestro, este discípulo añade nuevos
desarrollos doctrinales al argumento paulino. En este sentido, la
carta ha de considerarse como paulina, y la Iglesia no erró al acep-
tarla como tal.
Otros críticos más radicales atribuyen a la carta una redacción
de época tardía, en el siglo 11 de la era cristiana, ya que creen des-
cubrir en ella especulaciones cristológicas no conocidas aún en los
tiempos de San Pablo, y porque en ella se refutan doctrinas gnósticas
que encontraron ambiente sólo en el siglo π . H. Greeven, a quien
debemos la tercera edición del comentario de M . Dibelius, viene
a negar de hecho la autenticidad de Col. La carta a los Efesios
pertenece a un mundo de ideas gnósticas que no puede ser el de
Pablo; la carta a los Colosenses le sigue de cerca; por eso la auten-
ticidad paulina de Col no puede salvarse. Tal modo de ver las
cosas no convence a Percy, quien descubre en Col no ideas gnós-
ticas del siglo 11, sino más bien lo que él llama un movimiento
27
d e pregnosis .
Mayerhoff y Baur insisten en la diferencia de vocabulario y de
estilo de Col, si se compara con los otros escritos paulinos. Hay
notables afinidades de ideas y de estilo con la carta a los Efesios;
pero ésta, según ellos, tampoco es obra de Pablo. Las explícitas
alusiones a la doctrina de Cerinto (Mayerhoff) o a las doctrinas
ebionísticas (Baur) indicarían una redacción de la carta en época
posterior a San Pablo 28 .
Los exegetas católicos y la mayor parte de los acatólicos moder-
nos las rechazan como carentes de verdadero valor científico, y les
oponen el convincente testimonio de la tradición antigua, reforzado
por el análisis interno de la misma carta.
En la carta de Bernabé (12,7) encontramos la frase «todas las
cosas en él y hacia él», la cual es alusión muy probable a Col 1,16-17.
Clemente Romano, a fines del siglo 1, en 1 Cor 49 emplea probable-
mente la expresión de Col 3,14: «la caridad, que es vínculo de per-
fección», cuando escribe: «¿Quién puede describir el vínculo del
amor de Dios?». San Policarpo emplea la expresión paulina de
Col 1,23: «Firmes e inconmovibles en la fe» (Filad. 10,1). En San
Teófilo de Antioquía nos hallamos con el «primogénito de toda la
creación» 2 9 . San Justino emplea la misma expresión: «en el nombre
de este Hijo de Dios y Primogénito de toda creación..., todo de-
monio... es conquistado»; y en otros pasajes en su Diálogo con
27
Cf. Introduction a la Bible ( A . R O B E R T - A . F E U I L L E T ) II p.4QÓ.
28
L o s ebionitas consideraban a Jesús c o m o persona meramente humana. Cristo poseyó
a Jesús temporalmente; en general tendían a judaizar la concepción del cristianismo.
Cf. H . C. G . MOULE, p.38.
I9 Ad Autolycum 2,22: M G 6,1088.
Introducción a los Colosenses 808
Trifón (84.85,138) ofrece otras alusiones a la carta a los Colosenses.
San Ireneo cita a Col más de diez veces y expresamente la atribuye
a San Pablo 3 0 . Tertuliano y Clemente de Alejandría no dudan en
atribuirla a San Pablo 3 1 . El hereje Marción, el primer crítico des-
tructor (Westcott), contemporáneo de San Justino, no se atrevió a
rechazar a Col de su Apostolicon o Canon de las Epístolas. El Frag-
mentó Muratoriano la cataloga como cuarta entre las demás de San
Pablo.
Los argumentos contra la autenticidad se basan sobre todo en
el examen del vocabulario, del estilo y de la teología de la carta.
Al examinar el vocabulario de Col, nos encontramos con unos 86
términos que no se encuentran en las otras cartas paulinas. Sola-
mente el c.2 nos ofrece unos 18 hapax legómena. Este fenómeno nada
prueba contra la autenticidad de la carta. La elección de estos
términos nuevos se explica bien por razón del argumento y por
haber empleado el Apóstol los mismos términos que usaban los
pseudo-doctores colosenses; se debe también al maduro desarrollo
de su pensamiento teológico. Desde luego no hay motivo para
negar al Apóstol la facultad de enriquecer su estilo con nuevos
términos. Además, las otras cartas de Pablo, admitidas por los
críticos como genuinas, ofrecen muchos hapax legómena. El tono
solemne de la carta se debe a las circunstancias 3 2 . Hay que reco-
nocer que el estilo de Col difiere no poco del de las cartas anteriores;
ello prueba precisamente la gran agilidad de su pensamiento: sin
perjuicio de su personalidad, él adapta su pensamiento a formas
de expresión bien variadas y notablemente elaboradas 3 3 . Ni la teo-
logia de Col difiere esencialmente de la doctrina que expone en las
otras cartas. En Col se enseña la universalidad de la salud (1,6), la
redención universal (1,20), la justificación por la fe y el bautismo
(2,1 is). Encontramos en Col las mismas frases (v.gr., στοιχεία
του κόσμου, 2,8.2o; cf. Gál 4,3; συνταφέντες αύτω έν τω βαπ-
τίσματι, 2,12; cf. Rom 6,4) que en Gál y Rom. En ella aparecen
muchos vocablos que no se encuentran sino en los otros escritos
paulinos. La carta no nos revela el ambiente de los sistemas gnósti-
eos del siglo 11. La expresión πλήρωμα (1,19; 2,9) tiene un sentido
del todo diferente al corriente en el gnosticismo, aunque no hay
inconveniente en admitir que los errores de los colosenses ya guar-
daban en germen el fecundo sistema gnóstico del siglo 11. Renán
anota que, en vez de rechazar la autenticidad de los pasajes del N T
30
Adv. haer. 3,14,1: M G 7,914; cf. M G 7 , 1 1 5 4 - 1 1 6 2 .
De praescript. c.7: M L 2,20. Y en su obra De resurrectione carnis Tertuliano cita a
31

Col 1,21; 2,12-13.20; 3,1-3: «El Apóstol enseña así, escribiendo a los colosenses». Cf. M L 2,
825S.
32
Cf. H O P F L - G U T , Intr. Specialis in N.Test. (1949) P-404, E . N O R D E N : «Agnostos Theos»,
251 nt.i, donde se pronuncia por la autenticidad paulina de Col.
33
Aparece en Ef y en Col el influjo de un estilo hierático y litúrgico, que no es dado
aún definir con exactitud. Supongamos que Pablo durante su permanencia en Asia adoptó
la costumbre de pronunciar acciones de gracias en estilo particular bajo el influjo de himnos
y oraciones en prosa rítmica; no sería entonces extraño que, al escribir a los cristianos del
Asia, él adopte sus modos de expresión, que eran los mismos que él empleaba cuando se
encontraba entre ellos, y que las pruebas sufridas en su cautiverio de Cesarea y de Roma
le hayan proporcionado ocasión para largas oraciones del mismo género. Cf. A . ROBERT-
A . F E U I L L E T , Intr. ά la Bible: N.T. p.494.
809 luí ruducción a los Colosenses

en donde encontramos trazas de gnosticismo, debemos más bien


razonar inversamente y buscar en estos pasajes indicaciones del ori-
gen de las ideas gnósticas del siglo π 3 4 .
La crítica radical atribuye el himno cristológico de 1,15ss a otro
autor distinto de San Pablo. Las razones para negar la autenticidad
paulina no convencen. La carta a los Colosenses y la de los Efesios
nos hablan de himnos espirituales que los carismáticos podían reci-
tar (3,16; Ef 5,18-20). San Pablo no le cedía a nadie en la posesión
de los dones carismáticos; a él debemos el sublime himno de la
caridad (1 Cor 13); ¿qué motivo hay entonces de buscarle otro autor
al himno cristológico de Col? Es verdad que en él hay expresiones
que difieren del resto de la carta, pero ello nada prueba contra su
autenticidad paulina. Rectamente anota Cerfaux que es frecuente
en las cartas de la cautividad que un cambio de vocabulario corres-
ponda al uso de una forma literaria determinada. Para su himno,
Pablo eligió un vocabulario apropiado 35 .
Del estudio serio de las características de estilo de Col y de su
comparación con los otros escritos de San Pablo se deduce una
discrepancia más bien cuantitativa que cualitativa; en cambio, las
semejanzas son tantas que corroboran la autenticidad de la carta.

6. Lugar y fecha de la carta

La sentencia tradicional, que se impone aún hoy día, sostiene


que Col, lo mismo que las otras cartas de la cautividad, fueron
escritas durante la primera cautividad en Roma, entre los años 61-63.
El orden en que fueron escritas fue probablemente éste: la carta
a los Filipenses fue la última, al fin de la cautividad; las otras tres,
con poco intervalo de tiempo. Tal vez Col antes que Ef.

7. Bibliografía selecta
A) Comentarios católicos: J . KNABENBAUER: C S S (1912); M . M E I -
N E R T Z - F . T I L L M A N N : H S N T (193I); J . H U B Y : V S (1935); A . M É D E B I E L -
L E : S B P C (1938); P . B E N O I T : B J (1949); J . M . GONZÁLEZ R U I Z : Cartas
de la cautividad (Roma 1956); D. J . L E A H Y : VbD (1959); TEODORICO DA
CASTEL S . P I E T R O : S B G (1961); P . BENOIT, Colossians (Epitre aux): D B S
7 (1961) 157-170; M . ZERWICK, Der Brief an die Kolosser (Stuttgart 1963);
G . GENNARO, II Primato di Cristo nella lettera ai Colossesi: San Paolo da
Cesarea a Roma (1963) 277-90; L . TURRADO: B C 6 (1965).
B) Comentarios no católicos: E . H A U P T : M K N T (1902); P . E W A L D :
M K N T (1910); Τ . K . A B B O T T : I C C (1922); M . D I B E L I U S - H . G R E E V E N :
H N T ( 1 9 5 3 ) ; E . LOHMEYER: M K N T (1930); E . F . SCOTT: M F F (1958);
C . F . D . M O U L E : C G T C ( 1 9 5 7 ) ; J · B . LIGHTFOOT, St. Paul's Epistles to
the Col. and to Philemon (London 1904); E . PERCY, Die Problem der Kolos-
ser-und Epheserbriefe (Lund 1946); C H . MASSON: C N T (1950); A . K L O P -
4
‫נ‬
35
El Ρ. E. Lyonnet (cf. L'hymne Christologique de Col 1,20 et la fe'te juive du nouvel an:
RScR 48 [1960] 93-100) analiza algunos conceptos del himno y sus afines en Filón. Tanto
Pablo como Filón se inspiran en la misma fuente, es decir, el Λ Τ . Estas atinadas observado-
nes vienen a confirmar aún más la autenticidad paulina del himno y echan por tierra las
opiniones de quienes ven en la terminología del himno influjos del helenismo.
Colosenses 3,6-10 810

• 1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y T i m o -


teo, el hermano, 2 a los hermanos en Cristo santos y fieles que están
PER: Der Brief an die Kolosser (Berlín 1882); G. BORNKAMM, Die Haresie
des Kol: ThS (1948) 11-20; E. KASEMANN, Eme urchristliche Liturgie, Kol. 1,
13-20. Festschrift R. Bultmann (1949) p. 133-148; H. C.ONZELMANN: NTD
9 (1962); F. C. GRANT: NBC 7 (1962).

C A P I T U L O 1

Saludo a los Colosenses. 1,1-2

Como de costumbre en sus cartas, San Pablo incluye en la


inscripción o saludo su propio nombre (el autor de la carta), debi-
damente cualificado con las credenciales de su dignidad apostólica
(su título de apóstol), la designación de los destinatarios (comunidad
o persona) y las expresiones de sus deseos.
1 E l es apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios. D e l m i s m o
modo se presenta Pablo en Ef, 1 y 2 Cor, 2 Tim. El genitivo de
Cristo Jesús indica la finalidad de toda la actividad apostólica de
San Pablo: él fue un enviado, apóstol, cuya misión fue dar testimo-
nio de Jesucristo, de su doctrina, del plan salvador que el mismo
Cristo vino a establecer en este mundo (Knab.). Aunque San Pablo
no había fundado personalmente la iglesia de Colosas, pudo con
pleno derecho presentarse como apóstol. Colosas entraba en su
campo de apostolado y ejercía sobre su iglesia la autoridad de apóstol
que le fue conferida por voluntad de Dios. Tal autoridad le vino
directamente de Dios. Para el ejercicio de su autoridad de apóstol,
él no era un simple mandatario del pueblo o de las comunidades
cristianas. El era plenamente consciente de una autoridad conferida
por el mismo Dios (Act 9,15; 13,21). Nadie, bajo ningún pretexto,
podrá disputarle esta misión, que le viene del mismo Dios, me-
diante la cual puede hacer valer sus plenos poderes aun sobre las
comunidades cristianas que no tuvieron contacto personal con él
(Masson, Gonz. Ruiz).
Además de Pablo, Timoteo, el hermano, saluda igualmente a los
fieles de Colosas, como en 2 Cor, Flp 1,1, 1 y 2 Tes y Flm. En las
dos cartas a los Tesalonicenses, junto con Pablo y Timoteo, saluda
también Silvano. Timoteo, el abnegado colaborador de Pablo, es
el hermano, precioso apelativo que no es un simple sinónimo de
cristiano, sino título de paterna afección y colaboración constante en
el apostolado.
2 Hermanos en Cristo, santos y fieles...: el t í t u l o o a p e l a t i v o
de hermanos los hace conscientes del vínculo espiritual de la fe que
los liga al Apóstol y a ellos entre sí, por su incorporación a Cristo
por medio del bautismo. Son hermanos santos (hebr. kadosh, plur.
kedoshin), es decir, dedicados a Dios, consagrados a su servicio y,
por consiguiente, apartados de usos profanos. Según esta consa-
gración a Dios y apartamiento de destino y uso profano, se dan
811 Colosenses 3,17
en Colosas: gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre.
objetos sagrados: vasos, lugares y personas; tales eran en la concep-
ción teocrática del A T las personas que constituían el pueblo de
Israel, el pueblo consagrado a Dios por la circuncisión y la obser-
vancia de la ley mosaica. Los cristianos constituyen el verdadero,
genuino Israel del N T , los que mediante el bautismo en Cristo
pertenecen al servicio de Dios con título peculiar 1 . A los hermanos
de Colosas los llama San Pablo también fieles, es decir, que profesan
la misma fe sincera y constante, viven vida y estado de fe, los que
«creen en Cristo para la vida eterna» (1 T i m 1,16), los que ahora
«caminan en la fe» (2 Cor 5,7).
Los fieles de Colosas son para Pablo hermanos en Cristo. Her-
manos no simplemente en Adán o en otro parentesco humano, sino
en Cristo, el «Primogénito entre muchos hermanos» (Rom 8,29).
El bautismo cristiano y la vida de fe constituyen este vínculo de
hermandad con Cristo. A sus destinatarios desea Pablo la gracia
y la paz: gracia a vosotros, que incluye en su concepto el favor
divino con toda su eficacia espiritual; la paz, es decir, la posesión
tranquila y firme de la amistad de Dios y sus beneficios. Son los
mismos dones que auguran a sus destinatarios los escritores ins-
pirados del N T , como se lee en los saludos de Rom, 1.2 Cor, Ef,
Gál, Flp, 1.2 Tes, Flm, 1.2 Pe, 2 Jn y Jud. Bien sabido es que la
correspondencia epistolar entre los antiguos comenzaba con la ex-
presión de tales votos de augurio. Los escritores del N T emplean
en sus cartas los mismos términos cristianizados y cargados de pro-
fundo sentido sobrenatural; y así, los dones que Pablo augura a
sus destinatarios son de orden sobrenatural, los cuales provienen de
Dios, nuestro Padre: «todo buen don y toda dádiva perfecta viene
de arriba, desciende del Padre de las luces...» (cf. Sant 1,17) 2 .

E x o r d i o : Acción d e gracias y oración p o r los fieles. 1,3-14


Antes de dar comienzo a la exposición doctrinal, San Pablo se
entretiene en expresar sus sentimientos de acción de gracias por el
admirable fruto espiritual que produce entre ellos y en todo el
mundo la verdad del evangelio que les predicó Epafras, legado de
San Pablo (1,3-8); los versos 9-11 nos presentan la ferviente oración
del Apóstol por el conocimiento profundo y vital de los misterios
divinos y de la voluntad de Dios. Es petición de perseverancia y
progreso en las gracias recibidas. En 12-14 invita a los fieles a dar
gracias a Dios Padre por habernos hecho partícipes de los bienes
1
La expresión santos ( á y i o i ) puede aquí ser sustantivo o adjetivo. En cuál de los dos
sentidos la emplea aquí San Pablo, no está aún del todo claro para los exegetas. Los que
están por el sustantivo aluden Rom 1,7; 1 Cor 1,2; 2 Cor 1,1; Flp 1,1; para otros, estas ci-
tas no convencen, y prefieren el adjetivo (Ewald-Haupt), que parece acoplarse mejor al con-
texto. Cf. también E. F. S C O T T , p.14.
2
La frase y del Señor Jesucristo, después de Dios, nuestro padre, se encuentra en Ef 1,2
(aparece en casi todas las cartas del Apóstol en el saludo inicial). El manuscrito S (sinaítico)
y no pocos manuscritos minúsculos, con las versiones armónica, bohairica y la heraclina,
añaden la misma frase en Col 1,2 por un fenómeno de asimilación y concordismo entre los
textos.
Colosenses 2,10-12 812
3
Damos incesantemente gracias a Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo, rogando por vosotros 4 al tener nuevas de vuestra fe en
Cristo Jesús y de la caridad que tenéis hacia todos los santos, 5 en vista
de la esperanza que os está reservada en los cielos, de la cual tuvisteis
de la gracia y de la gloria en el reino de su Hijo y por el beneficio
de la redención.
3 San Pablo da comienzo a esta perícopa adaptándose al uso
corriente en el estilo epistolar de entonces, según el cual el autor
de la carta formulaba después del saludo inicial, en frases más o
menos fijas e invariables, los votos y súplicas en favor del destina-
tario. Hemos de notar, sin embargo, que en la correspondencia
epistolar de San Pablo, en la que predomina el motivo religioso
cristiano, la acción de gracias y su oración por sus destinatarios
dejan de ser un simple formulismo o adorno estilístico: son, por el
contrario, la expresión de un corazón que se entrega todo entero
a sus cristianos, y en no pocos aspectos manifiestan el objeto o
finalidad de sus cartas. En todo esto se deja sentir la caridad del
Apóstol y la comunión de los santos.
El sentimiento de «acción de gracias» es en San Pablo como un
instinto espiritual debido a la vida de la gracia y a su vocación de
Apóstol. Su acción de gracias se dirige «incesantemente a Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo». El genitivo de nuestro Señor
Jesucristo depende de las dos expresiones precedentes, Dios y Pa-
dre. En Ef 1,3 exclama San Pablo: «bendito sea Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo». Cristo, por boca de la Magdalena, envía
el siguiente mensaje a sus discípulos: «Subo a mi Padre y a vuestro
Padre, a mi Dios y a vuestro Dios» (Jn 20,17). En Ef 1,17 dirige
sus preces a la primera Persona, que es «Dios de nuestro Señor
Jesucristo» 3 .
La primera Persona de la Santísima Trinidad es Padre de núes-
tro Señor Jesucristo por razón de la eterna generación; es también
«Dios de nuestro Señor Jesucristo» por razón de la naturaleza hu-
mana del mismo Cristo; así entienden el texto San Juan Crisóstomo
y San Jerónimo; o bien, como explica Médebielle, ambos títulos
de la primera Persona tienen relación a Cristo considerado en cuan-
to Dios: desde toda la eternidad el Padre es también Dios de su
Hijo, puesto que lo engendra ab aeterno comunicándole su propia
naturaleza divina; y la relación de paternidad se extiende por la
encarnación al Verbo hecho carne.
4-5 El motivo que excita en el corazón del Apóstol sus sentí-
mientos de acción de gracias son las virtudes sobrenaturales que
ejercitan los fieles. En primer lugar, San Pablo supo de la fe en
Cristo profunda y sincera de los colosenses. Es fe en Cristo Jesús,
ya que Cristo es la fuente, el sustento, la atmósfera de la fe cristia-
na. La preposición en denota más bien la esfera en la que actúa la
fe que el objeto hacia el cual se dirige (Lightfoot); por otra parte,
3
En Flp 4,20 y en Gál 1,4, en la locución ά π ό ΘεοΟ ucrrpos ημών, el genitivo ημών
depende evidentemente de los sustantivos Dios y Padre; del mismo modo, en Col 1,3 y Ef 1,3
el genitivo de Jesucristo nuestro Señor depende de los mismos sustantivos.
813 Colosenses 1,5
en 1,4, como en 1 T i m 3,13, 2 T i m 1,13 y 3,15, se trata de la virtud
de la fe mantenida por nuestra unión con Cristo 4 .
Motivo de acción de gracias es también la caridad que ejercitan
loS colosenses entre sí y con los demás cristianos. Santos tiene aquí
el mismo sentido que en el v.2. La caridad es inseparable de la fe
y hace que ésta no sea una fe muerta, sino acto vital, ya que en
Cristo lo que vale es «la fe actuada por la caridad» (Gál 5,6; Sant
2,23-26). Entiende San Pablo una caridad, no de mero sentimiento
afectuoso, sino de obra benéfica, no sólo en el aspecto espiritual,
sino también en el material (Gál 6,10; Rom 12,13). Ef 1,15 nos da
también precioso testimonio de la fe y caridad de los cristianos de
las primeras cristiandades del Asia Menor. Estas virtudes se avivan
en los corazones de los fieles por la (o en vista de la) esperanza
(de los bienes) que está reservada en los cielos. La esperanza de todos
esos bienes, entre los que está como Bien supremo y fuente de
todos el mismo Dios, da pábulo a la fe y a la caridad 5 .
La esperanza (έλττίς) no debe entenderse aquí como una afee-
ción meramente interna, un deseo intenso, sino como el objeto
mismo de ella, los bienes que se desean, según se deduce de la ex-
presión την άποκειμένην = que está reservada, depositada 6 . El alma
que vive de la fe y de la caridad tiene en la esperanza un trasunto
de la sublime realidad escatológica del Sumo Bien, que está en los
cielos. Hacia la eterna posesión de ese Bien, de esa esperanza, vuela
el alma cristiana sostenida por las alas de la fe y de la caridad. Es
un amor de sí mismo que se identifica con el amor de Dios; es un
amor teocéntrico, no egocéntrico; es el mismo Dios, que nos atrae
hacia sí para divinizarnos 7 . Aparece así el íntimo parentesco so-
brenatural de las tres virtudes, ya que su objeto es único: el mismo
Dios 8 .
4
La preposición εν parece ser aquí connotativa del objeto de la fe, es decir, la fe en
( = q u e tiene por objeto a) Cristo. Según E. F. Scott, en 1,4-5 la fe tiene relación con la per-
sona de Cristo (su objeto), la caridad se relaciona con los hermanos, y la esperanza con los
bienes venideros, o sea, la salvación escatológica. La partícula en (en Cristo) equivaldría
aquí a la preposición είς en la que se indica la idea de movimiento, dirección, según la mo-
dalidad de la lengua griega-bíblica de permutar el uso de εν y είς.
5
Con los Padres griegos y no pocos autores modernos (Schlatter, Lueken, Dibelius,
Lightfoot, Huby...) entendemos la frase por (a causa de, en vista de) la esperanza como de-
pendiente de lo que inmediatamente precede, es decir, de la fe y de la caridad. Otros exegetas
entienden la frase como dependiente del verbo principal εύχαριστουμεν (v.3) e interpretan
así: damos incesantemente gracias a Dios, Padre... a causa de la esperanza que os está re-
servada... (Bengel, Abbott, Haupt, Knabenbauer, Masson). En favor de la primera opinión
hay que notar que San Pablo nunca inculca a sus fieles una fe y una caridad que no vayan
acompañadas del deseo de poseer a Dios (cf. 1 Tes 5,8; 2 Cor 3,12; Rom 4,18; 5,2). En
contra de la segunda opinión suele aducirse el empleo ordinario de ένχαριστέω, dar gracias,
con las preposiciones ττερί o επί, no con διά. C. Masson (p.90 n.3) responde: «No hay,
sin embargo, razón suficiente de excluir el empleo de διά para expresar el motivo de la ac-
ción de gracias». Del mismo modo Knabenbauer (p.284).
6
Cf. Gál 5,5; Tit 2,13; Hebr 6,18 (*tengamos firme consolación los que corremos hasta
obtener la propuesta—προκειμένης— esperanza»).
7
Cf. H U B Y , p.28; Salut personel et gloire de Dieu: Et 204 (1930) 513-528.
8 N o s encontramos en I,45‫( ־‬cf. Ef 1,15-18) con la célebre terna paulina de la fe, espe-
ranza, caridad. San Pablo habla de estas tres virtudes asociadas en una fórmula bien cono-
cida de sus lectores. Así, en 1 Tes 1,3 recuerda ante Dios «la obra de vuestra fe, el trabajo
de vuestra caridad y la esperanza perseverante en nuestro Señor Jesucristo»; en 5,8 nos ex-
horta a ser sobrios, revistiéndonos «de la coraza de la fe, del yelmo de la caridad y de la es·
peranza de la salvación; en 1 Cor 13,13 termina el himno de la caridad con la afirmación:
«Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, la caridad; pero la más excelente de
Colosenses 1,12-14 814
Los cristianos de Colosas conocieron de antemano la existencia
de esos bienes celestes, cuya plena posesión se les reserva para el
reino de la escatología, pero que ya están presentes por la esperanza
en el alma cristiana. La expresión griega ττροηκούσατε, tuvisteis ño-
ticias antes (ττρό, antes; oír, saberJ, puede entenderse de varias ma-
ñeras: tuvisteis noticias de la existencia de esos bienes celestes antes
de que se escribiera esta carta; o bien, tuvisteis noticias antes (cuan-
do se os predicó el evangelio por medio de Epafras), o antes de que
se os predicaran falsas doctrinas (Lightfoot) 9 , o bien, con relación
al objeto de la esperanza, supisteis de esos bienes celestes antes
de poseerlos plenamente en el cielo (Haupt, Schlatter). Preferimos
el sentido que dan C. Masson y Abbott, a saber: supisteis de estos
bienes celestes antes de que se escribiera la carta, cuando, mediante
la predicación evangélica, se organizó la iglesia de Colosas 1 0 . Al
mensaje evangélico lo llama San Pablo la palabra de verdad del
evangelio, es decir, la predicación de la verdad; esa palabra es el
mensaje de la verdad (Ef 1,13), que contiene la verdad, y nada más
que la verdad; está inmune de todo error, y esa verdad es el mismo
evangelio. De los dos genitivos, de la verdad, del evangelio, algunos
entienden el primero como un genitivo de cualidad y traducen:
«la palabra (la predicación) verdadera del evangelio» (Lueken, Nácar-
Colunga); otros interpretan mejor el primer genitivo como genitivo
objetivo, y el segundo como epexegético o de aposición: la palabra
de la verdad, la cual verdad es el evangelio (Abbott, Haupt, Rend-
torff, Masson, Bover), el mismo que escucharon los colosenses de
labios de Epafras y sus colaboradores, no las falsas doctrinas de
los innovadores 1 1 .
La predicación de la verdad del evangelio no está circuns-
crita a una secta o a una nación; ella abarca todo el mundo, es

ellas es la caridad». D e las tres virtudes habla igualmente en Gál, en Rom, en Hebr (cf. 1 Pe
1,7-8). ¿De dónde tomó San Pablo la fórmula que asocia las virtudes en esa terna insepara-
ble? Hay que excluir cualquier influjo de rabinismo judaico, pues para los rabinos las virtu-
des más estimables eran la piedad y la humildad. ¿La tomó entonces del helenismo? Para
Reitzenstein, el influjo helénico en San Pablo es evidente, y trata de demostrarlo al explicar
el texto de 1 Cor (cf. R E I T Z E N S T E I N , Die Hellenistischen Mysterienreligionen [1927] 382-393)·
Según este crítico, el Apóstol encontró en Corinto una fórmula pagana proveniente de una
antiquísima fuente literaria iránica. Esta afirmación es gratuita, ya que se apoya en docu-
mentos del Asia Menor de edad más bien reciente. La fórmula helénica sería: iricrns: fe;
αλήθεια-γνώσις: verdad-conocimiento; ερως: amor; έλττίς: esperanza. San Pablo excluyó
de esta fórmula la αλήθεια-γνώσΐξ, y sustituyó al ερως (amor profano) por la caridad ( α γ ά π η ) ,
a la que da la primacía. Los textos antes citados de 1 T e s (escrita antes de 1 Cor) refutan
por sí mismos la teoría de Reitzenstein. La única explicación nos la da el P. Alio (cf. 1 Cor
p.353): «... la familiaridad que San Pablo y sus fieles parecen guardar con la terna de las
virtudes teologales, no se explica sino ascendiendo a una fórmula en uso ya en los primeros
días de la Iglesia». Del mismo modo opinan Sickenberger, Harnack (cf. Uber den Ursprung
der Formel: Glaube, Liebe, Hoffnung), Preuss, J. Weiss. La fórmula asciende probablemente
al mismo Cristo. Según Resch, la fórmula sería uno de los ágrafos del Señor. Cf. J . Sic-
K E N B E R G E R , Die Briefe des hl. Paulus an die Korinther und Romer (1932) p.65; J. H U B Y , La
premiére Epítre aux Corinthiens (1946) p.312 n.2; P. F. C E U P P E N S , Quaestiones selectae... p.109.
La fórmula en cuestión no puede explicarse, desde luego, por influjo de religiones de miste-
rios, como afirma erróneamente Norden en Agnostos Theos (1913) p.352ss.
9
San Pablo quiere, tal vez, contraponer el genuino mensaje evangélico a las heréticas
desviaciones que él combate; empero, trata, con más probabilidad, de dar énfasis a la cer-
teza de nuestra esperanza. Cf. E. F. S C O T T , p.15-16.
10 C f . C. MASSON, p.91.
11
«The truh of the gospel, i.e. the true and genuine Gospel as taught by Epaphras, and
not the spurious substitute of these later pretenders». Cf. J . B . L I G H F O O T , p.134·
815 Colosenses 2,13-14
noticia antes por medio de la palabra de verdad del evangelio, 6 el
cual llegó hasta vosotros, como también produce frutos y se desarrolla
en todo el mundo, lo mismo que entre vosotros, desde el día en que
escuchasteis y conocisteis la gracia de Dios en la verdad, 7 tal cual la
aprendisteis de Epafras, nuestro amado consiervo y fiel ministro de
Cristo por nosotros, 8 el cual nos informó de vuestro amor en el Es-
eminentemente católica (Rom 1,8; 1 Tes 1,8; 2 Cor 2,14; Col 1,23).
San Pablo se alegra y da gracias a Dios al contemplar en espíritu,
desde su prisión en Roma, el inmenso panorama espiritual del
mundo cristiano. Las provincias del mundo greco-romano conta-
ban ya con centros de irradiación cristiana, y así pudo escribir
pocos años antes a los Romanos (15,19-20)«... de modo que desde
Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las naciones he predicado col-
madamente el evangelio de Cristo». El Apóstol ve cómo la semilla
del evangelio fructificaba internamente en las almas y se desarro-
liaba ad extra como un árbol gigantesco que ya abarcaba con sus
ramas todo el Imperio romano. La iglesia de Colosas vio nacer,
crecer y desarrollarse en ella el mensaje evangélico en toda su efi-
cacia: el cual llegó hasta vosotros, como también produce frutos y se
desarrolla en todo el mundo, lo mismo que entre vosotros. El evangelio
comenzó a ejercer su actividad vital y conquistadora en medio de
los colosenses desde el día en que escuchasteis y conocisteis la gracia
de Dios en la verdad, es decir, el evangelio de Cristo, don gratuito
de la bondad divina; el evangelio es gracia de Dios en verdad, en
su verdadera realidad y eficacia, sin mezcla de error alguno 1 2 .
7 San Pablo no fue el apóstol inmediato de la evangelización
de los colosenses. Todo el mérito de ella lo atribuye él noble y
generosamente a su compañero Epafras, a quien llama amado con-
siervo y fiel ministro de Cristo; él f u e su vicario, su delegado ante
ellos para predicar la verdad del evangelio tal cual la aprendisteis
de Epafras, nuestro amado consiervo y fiel ministro de Cristo por
nosotros. Fiel ministro de Cristo (y del evangelio) para vuestros
(en favor de vuestros) intereses espirituales, por vosotros (Οπερ
υμών) siguiendo el texto griego de varios manuscritos, las versiones
siríaca peshita, la armena, la sahídica y algunos Padres: San Efrén,
Ambrosiáster; entre los modernos: C. Masson, Scott, Bover. Otros,
por el contrario, siguen la lección (υπέρ ημών) por nosotros, en núes-
tro nombre, que nos da a entender el carácter del ministerio de
Epafras entre las comunidades del valle del Lico: éste fue vicario
y delegado de San Pablo (es la lección adoptada por los manuscritos
Vaticano, Alejandrino; entre los autores modernos la prefieren
Lightfoot, Zahn, Merk, Huby...).
8 Otra buena nueva que trajo Epafras a Roma, y que llenó de
gozo el corazón de San Pablo, fue el sincero aprecio y la caridad
sobrenatural que los fieles de Colosas profesaban hacia él y hacia
sus colaboradores, amor tanto más excelente y profundo cuanto
12
•Conocisteis la gracia de Dios en la verdad». Knabenbauer (p.286) relaciona la expre-
¡ sión en la verdad con conocisteis, y explica: conocisteis verdaderamente, de tal modo que
vuestro conocimiento corresponda a la verdad. Cf. 2 Cor 7,14.
Colosenses 1,12-14 816
9
píritu. Por esto, también nosotros no cesamos, desde el día en que
esto oímos, de orar por vosotros y pedir que obtengáis el pleno cono-
más sobrenatural: el cual nos informó de vuestro amor en el espíritu.
Amor fundado en el Espíritu Santo, por ser todo él obra del Espíritu
Santo en los corazones que El vivifica 13 .
9 Entona una oración—toque de delicadeza de un corazón lie-
no de amor a Dios y de solicitud por el bien espiritual de aquellos
a quienes él tanto ama (Rom 1,9-10; 1 Cor 1,4; Ef 1,15-20; Flp 1,14;
1 Tes 1,2; 2 T i m 1,3)—. Convencido como está San Pablo, después
de los informes de Epafras, del fervor religioso de la comunidad
de Colosas, ¿no nos deja acaso entrever en su oración serios temores
de alguna desviación doctrinal de parte de los cristianos de esa
comunidad, debida a un conocimiento menos profundo de Dios y
de las cosas divinas? ¿No estarían ellos, no obstante su devoción y
buena voluntad, ilusionados con las vanas especulaciones doctrina-
les de los innovadores? De todos modos, el Apóstol describe en
su oración el cuadro ideal de la ciencia cristiana, que no es sino la
perfección cristiana. Pide para ellos el pleno conocimiento ( έ π ί γ ν ω σ ι ν )
de la voluntad de Dios con toda sabiduría e inteligencia espiritual.
En el v.6 mencionó el conocimiento que los colosenses tuvieron de
la gracia de Dios, del evangelio ( έ π έ γ ν ω τ ε ) ; en Col 1,28 dice que él
anuncia «a Cristo instruyendo a todos los hombres en toda sabidu-
ría»; en 2,2 les desea que obtengan «todas las riquezas de la plenitud
de la inteligencia hasta llegar al conocimiento (6is έ π ί γ ν ω σ ι ν ) del
misterio de Dios, Cristo»; en 3,10 habla del hombre nuevo «que se
va renovando en orden al conocimiento (8is έ π ί γ ν ω σ ι ν ) conforme
a la imagen del que lo creó». En la carta a los Efesios, tan emparen-
tada con Col, la ciencia, ya sea como σοφία (Ef 1,8), o bien como
έ π ί γ ν ω σ ι ς (Ef 1,17; 4,13), es factor clave en la economía de la sal-
vación. La ciencia que San Pablo desea a sus fieles se desarrolla
toda entera en la línea religiosa de experiencia vital, que va en
aumento a medida que el pensamiento evangélico va echando raíces
en los corazones. Esta ciencia, o ε π ί γ ν ω σ η , que ya adquirieron los
cristianos el día de su conversión (v.6), ha de ir en aumento hasta
la madurez del hombre perfecto. Ha de ir acompañada, en primer
lugar, de sabiduría, la cual nos hace penetrar en los misterios de la
vida divina y de su acción redentora, nos hace ver las cosas a la
luz del mismo Dios y hace que to‫־‬do lo relacionemos con El. Ha
de ir también asociada con la inteligencia, el recto discernimiento
(συνέσει), un juicio espiritual práctico que nos hace captar todo
lo que es bueno en función de nuestro fin sobrenatural. En su ora-
ción pide para los fieles la inteligencia espiritual, que falta a los
sabios de este mundo (1 Cor 1,19), la cual es privilegio de los dis-
cípulos de Cristo (2 T i m 2,7), nos hace comprender la realidad
del misterio de nuestra redención (Ef 3,4; Col 2,2); es fuerza mis-
teriosa que nos impulsa al amor de Dios y del prójimo (Me 12,33),
que nos hace distinguir lo bueno de lo malo y elegir en todo lo

1 3
C f . H U B Y , p . 3 0 ; KNABENBAUER, p.287-288.
817 Colosenses 1,10-11
cimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual,
10
a fin de que sigáis una conducta digna del Señor y a plena satisfac-
ción suya, dando frutos de toda buena obra y creciendo en el conocí-
miento de Dios, 11 corroborados con toda fortaleza por el poder de
más conducente a nuestra salvación (Flp 1,19). Son ciencia e inte-
ligencia espirituales por ser dones sobrenaturales que crea en nos-
otros el Espíritu Santo. En 1 Cor 2,12-13 habla del Espíritu de
Dios, que hemos recibido para que conozcamos las cosas que Dios
nos ha concedido: «de éstas os hemos hablado, no con palabras
aprendidas de sabiduría humana, sino con las aprendidas del Es-
píritu, adaptando lo espiritual a lo espiritual», es decir, según el
contexto, «acomodando las palabras espirituales a las verdades es-
pirituales» 1 4 .
En varios pasajes de las cartas de la cautividad insiste San Pablo
en la necesidad de progreso en el conocimiento de la vida cristiana
como medio eficaz de defensa contra errores doctrinales. Así, en
Flp 1,9, la caridad debe crecer más y más en el conocimiento y
en toda discreción; en E f 1,17, el espíritu de sabiduría actúa más
y más en un conocimiento íntimo del mismo Dios; en Flm (v.6)
la fe del cristiano debe hacerse eficaz en el conocimiento perfecto
de todo lo bueno que hay en él. No se trata de un conocimiento,
de un intelectualismo meramente especulativo y teórico 1 5 . Es co-
nocimiento vital y experimental, cuyo objeto es la voluntad de
Dios (Col 1,9) tal cual fue entendida y realizada plenamente por el
mismo Cristo y vino a hacerse su más codiciado alimento (Jn 4,34)
y la norma de conducta de toda su vida (Jn 17,4-5; 3°«9‫ ·)ז‬En
E f 1,5-12, la voluntad (θελήμα) de Dios es el plan redentor; en Col
1,9, la voluntad de Dios aparece como factor determinante de núes-
tros deberes y obligaciones; así se hace elemento concreto y vital
en nuestra vida; a ella nos conformamos con nuestra aceptación
sumisa y operante, ya que la voluntad de Dios viene a ser nuestra
norma de conducta 1 6 .
i o - i i Esa conducta será digna del Señor y a plena satisfacción de
El (εις πασαν άρεσκείαν) 17t lo mismo que toda la vida y la obra
de Cristo fue del todo acepta al Padre celestial. Como un árbol
fecundo en flores y frutos, la vida del cristiano debe estar siempre
dando frutos de toda buena obra y creciendo en (por) el conocimiento
de Dios. Los fieles darán frutos de toda buena obra, sea en su vida
14
Cf. B O V E R - C A N T E R A , p.1861 nt.13.
15
La ε π ί γ ν ω σ η de que se trata aquí es el acto del conocimiento; la importancia que se
da a la parte intelectual es objetiva, pero con un fin netamente práctico. En los textos en los
que se acentúa el aspecto teórico del conocimiento cristiano, este conocimiento implica una
norma de conducta (cf. C. M A S S O N , p.94; M . M E I N E R T Z , p.1718‫)־‬. N i hay para qué insistir
en la distinción que algunos hacen entre έττίγνωσίζ y γνώσΐζ, como si la primera indicara
un conocimiento más intelectual y agudo. Esa distinción la rechazan con razón Baur, Kittel,
Robinson, Huby. Cf. R. B U L T M A N N : T h W N T I p.707-708; C. E. D. M O U L E , p. I 59-I64.
K. S U L L I V A N , Epignosis in the Epistles of St. Paul: StPCongr II (1963) 405-16.
16
Cf. M É D E B I E L L E , p.108.
17
άρεσκεία es un hapax del N T , empleado por San Pablo exclusivamente. En la lite-
ratura profana y en los LXX (Prov 29.48) tiene en general un sentido peyorativo de obse-
quiosidad exagerada, esfuerzo por agradar. En el contexto de Col aparece claro el buen
sentido religioso en que Pablo emplea la expresión. En Filón se da también el sentido reli-
gioso del término. Cf. T h W N T I p.456; C. M A S S O N , p.94.
Colosenses 1,12-14 818
su gloria, para el ejercicio de toda paciencia y longanimidad con ale-
gría, 12 dando gracias al Padre, que os hizo capaces de participar de
la herencia de los santos en la luz; 13 el cual nos libertó del poder de
las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, 14 en quien
tenemos la redención, la remisión de los pecados.

individual, o bien en sus relaciones con los demás en la vida de


comunidad; ellos crecerán espiritualmente en (o con) el conocimien-
to de Dios, conocimiento vital y práctico de la gracia y de las exi-
gencias de Dios, como se indica en el v.9. L a fecundidad y creci-
miento de la Iglesia supone pruebas y dura lucha. Los fieles de
Colosas no deben temerlas, sino avanzar corroborados con toda for-
taleza por el poder de su gloria, para el ejercicio de toda paciencia
y longanimidad con alegría. El poder de lo alto no les faltará; es el
poder de la gloria de Dios. El genitivo de la gloria no parece ser de
cualidad (poder glorioso), sino epexegético; con lo cual los dos
conceptos poder y gloria tienden a significar la misma cosa, el
mismo atributo de Dios; en ello San Pablo es fiel al pensamiento
bíblico del A T 18 . El poder de la gloria de Dios los armará de for-
taleza para el ejercicio constante de toda paciencia y longanimidad,
que todo lo soporta e ignora sin sentimientos de venganza 1 9 . ·
El ejercicio de estas virtudes ha de ir inseparable del gozo espi-
ritual: con alegría, ya que el creyente está seguro que todas sus
pruebas y luchas en esta vida conducen a feliz término 2 0 .
12-14 La vida del cristiano, no obstante sus luchas y tribuía-
ciones, debe ser una rendida acción de gracias a Dios Padre: dando
gracias al Padre (v.12) por razón de los beneficios que enumera
en seguida San Pablo: en primer lugar, Dios os hizo capaces de
participar de la ‫״‬herencia de los santos en la luz21. A la b o n d a d d e
Dios deben los fieles el poder participar, por la vida de unión con
El, los bienes de la gracia y de la gloria en el reino mesiánico. Son
bienes que superan todo esfuerzo o mérito personal del hombre.
Como son dones de orden estrictamente sobrenatural, necesitamos
que el mismo Dios nos haga capaces de obtenerlos 2 2 . Todos los
bienes de gracia y de gloria y el mismo Dios, dador de todos ellos,
están representados bajo el profundo simbolismo de la luz, que es

1 8 K I T T E L , T h W N T I I 2 4 7 - 2 4 8 . «Gloria en el Nuevo Testamento—nota Scott—es la


luz en la cual Dios habita; es la luz que irradia de El; se aplica a lo que tiene naturaleza di-
vina; aquí a ese interno poder que el creyente siente en sí como algo no propio suyo» (p. 1 7 - 1 8 ) .
19
κράτος, potencia, designa en el N T el poder de Dios; no designa el poder humano.
En Hebr 2,14 indica el poder del diablo. Cf. MICHAELIS, T h W N T III p.907-908.
20
Así entendemos la expresión con alegría, dependiente gramaticalmente de las frases
anteriores a ella (con Scott, Moule, Haupt, Rendtorff, Lightfoot); otros la relacionan con
el v.12 y leen: con alegría dando gracias al Padre... (Abbott, Schlatter, Dibelius, Meinertz,
Huby, Masson). Lightfoot (p.140) nota que los textos de Sant 1,2-3; 1 Pe 4.13 y Col 1,24
favorecen la conexión de la expresión con alegría a las palabras inmediatamente precedentes
en 2Col
1
1,11.
«Os hizo capaces»; leemos ύμας, os (con los manuscritos del Vaticano y el Sinaítico y
otros códices; del mismo modo leen Meinertz, Huby, Masson, Bover-Cantera, Nácar-Co-
lunga); otros leen ημάς, nos (el manuscrito alejandrino y otros códices, Lightfoot, Merk,
Scott, H. C. G. Moule).
22
ίκανοΰν, término que aparece en el N T solamente en Col y en 2 Cor 3,6: «El nos
‫׳‬apacitó (ΐκάνωσεν) para ser ministros de la nueva alianza».
819 Colosenses 1,10-11
verdad, gozo, paz, amenidad, gloria Esta posesión o heredad de
los santos (de los cristianos) es la vida eterna en el reino celestial,
es la posesión del mismo Dios, quien es luz y en quien no hay ti-
nieblas (1 Jn 1,5), quien se comunica a los fieles aquí en la tierra
antes de la plena posesión en la visión intuitiva. Por consiguiente,
Pablo y sus cristianos de Golosas pueden ya dar gracias a Dios
Padre por el don de la vida eterna, cuyas condiciones ya se realiza-
ron plenamente por la muerte y resurrección de Jesucristo y cuyas
arras posee el cristiano por la presencia del Espíritu Santo (2 Cor
1,22; 5,5; Ef 1,14) 24 .
El mundo de la luz (el de la gracia en esta vida, y el
escatológico en la otra) está siempre en oposición al poder de las
tinieblas, bajo el cual yacía la humanidad pagana antes de la ve-
nida de Cristo. De este poder tenebroso nos libró Dios y nos
trajo al reino de su Hijo (v.13) 2 5 , para someternos al dulce yugo
de su única autoridad, en contraposición a la múltiple tiranía de
los agentes de las tinieblas, que regían la humanidad sin Cris-
to 2 6 . Notemos que San Pablo habla habitualmente del reino de
Dios Padre; mas el reino de Dios Padre pertenece igualmente a
Cristo (1 Cor 15,24; Ef 5,5). Este traspaso del reino de las tinieblas
al-reino de Cristo se lleva a cabo en el momento en que, «bautiza-
dos en Cristo, nos revestimos de Cristo» (Gál 3,27), el cual nos
«llamó de las tinieblas a su admirable luz» (1 Pe 2,9; Rom 9,24‫־‬
26) 2 7 . En el v.14 define la condición de la vida cristiana por los
términos de redención y remisión de los pecados: en quien (en el
Hijo de su amor) tenemos la redención, la remisión de los pecados.
En Cristo y por Cristo poseemos el reino de la luz con todo su
"cúmulo de beneficios sobrenaturales. Es la redención, realidad esca-
tológica, que ya se actúa en los cristianos por la fe en Cristo. El
verbo tenemos, εχομεν, está en presente para indicar la posesión
actual y permanente de la redención; por la fe, los fieles están ya
redimidos, capaces de la posesión de todos los bienes escatológicos,
23
Cf. Ef 5.7-13; Rom 13.12; 2 Cor 4,4-6; 6,14; 1 Tes 5,5; 1 T i m 6,16. La luz es igual-
mente símbolo frecuente en el cuarto evangelio, relacionado con la verdad y la vida.
Cf. A. C H A R U E , Vie, Lumiére et Gloire chez saint Jean: CollNam 29 (1935) 65-77.229-241;
J. C. Βοττ, De notione lucis in scriptis Ioannis Apostoli: V D 19 (1939) 81-91.117-122; cf. V D
29 (195O P-3-19; J· DUPONT, Essais sur la christologie de saint Jean, p.61-105; W . BAUER,
art. φως, cols.1582-1584; B . B U S S M A N N , Der Begriff des lichtes beim heiligen Johannes (1957).
24
Cf. H U B Y , p . 3 1 ; «el mundo celestial está descrito como un mundo de luz, en el que
el pueblo de Cristo tendrá su parte reservada para sí gracias a la omnímoda suficiencia del
mismo Cristo» (SCOTT, p . 1 8 ) .
25
«Hijo de su amor, de su predilección», dícese, por un hebraísmo, en vez de «Hijo, el
amado», a quien el Padre ama con especial predilección (cf. Ef 1,6). Para San Agustín (De
Trinitate XV 19.37: PL 42,1087), «Hijo de su dilección» equivale a «Hijo de la sustancia»
o «engendrado de la sustancia del Padre». Opinión de teología irreprochable, pero de exegesis
no contextual aquí. El término indica en el A T «hijo único»: Gén 22,2.12.16; Jud 11,34;
Jer 6,26; A m 8 , 1 0 ; Zac 1 2 , 1 0 ; M E 1 , 1 1 ; 9,7; Le 20,13; Ef 1,6. Cf. M É D E B I E L L E , p.109.
26
San Pablo piensa en los hombres sujetos por naturaleza a estos poderes, que en Ef 6,12
se denominan los poderes mundanales de las tinieblas (los cosmocrátores), que andan en las
regiones aéreas. Cf. E. F. SCOTT, p . 1 9 .
27
La oposición σκότος-φώς (tiniebla-luz) es muy frecuente en la Biblia, y se da también
en las literaturas religiosas extra-bíblicas. Las mismas metáforas aparecen en los documentos
del mar Muerto, v.gr., en Manual de disciplina I I I - I V ; en el mismo tratado podemos com-
parar X I 7,8 con el concepto de «heredad de los santos». Cf. D U P O N T - S O M M E R , Nouveaux
apercus sur les manuscrits de la Mer Morte (París 1953). Sobre el dualismo luz-tinieblas en la
literatura de Qumrán, cf. K. G . K U H N : ZThK 11 (1950) 192-211.
Colosenses 1,12-14 820
y deben vivir ya desde ahora de una manera digna del Señor. La
Vulgata Sixto-Clementina, con otros manuscritos minúsculos, es-
pecifica que la redención se ha operado «por su sangre»; pero esta
aclaración es en 1,14 una glosa debida a la tendencia al concordis-
mo textual con Ef 1,7. D e todos modos, bien sabido es que, para
San Pablo, el sacrificio cruento de Cristo operó nuestra reden-
ción (Ef 1,7; Rom 3,25; 5,9), y San Pedro nos dice claramente en
su carta (1 Pe 1,18-19) Q u e fuimos redimidos, «no por medio de
cosas corruptibles, con plata o con oro..., sino por la preciosa san-
gre de Cristo, como de cordero sin tacha ni mancilla» 28 . El con-
cepto de redención incluye en sí el de remisión, perdón, destrucción
total de todos los pecados (Mt 26,28; M e 1,4; Le 1,77; 3,3; 7,48;
Hebr 9,22; 10,18, etc.). En 1,13-14 expresa los mismos conceptos
que antes había expuesto delante del rey Agripa (Act 26,18), los
cuales nos dan el significado profundo .de su vida apostólica: «para
que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás
a Dios, y reciban la remisión de los pecados y la herencia entre los
debidamente santificados por la fe» 2 9 .

Parte dogmática (1,15-2,23)


Supremacía de Cristo. 1,15-20

Nos encontramos ya en la perícopa más importante de la carta,


la que contiene la gran cristología formulada en sublimes expresio-
nes sobre la persona de Cristo con relación a Dios Padre, a la
creación y a su obra redentora.
La presente sección de la carta nos presenta una concepción
más sublime de la persona de Cristo que la que encontramos en los
otros escritos paulinos. Tiene las mismas características que la des-
cripción que hace San Juan en el prólogo de su evangelio. San Pablo
sostiene en sus escritos la armazón de su doctrina cristológica sobre
las ideas del A T basadas en la concepción de Cristo como Kyrios,
Señor. En Col, la misma idea central de Señor adquiere relieve a la
luz de profundísimos conceptos: Imagen de Dios, Creador y con-
servador del universo, Cabeza de la Iglesia, depositario de la pleni-
tud de la divinidad. Estos conceptos son las piedras angulares del
edificio de la cristología paulina. San Pablo aplica estos títulos tan
28
La «sangre de Cristo» aparece aquí con la connotación de precio como rescate. Pablo
emplea en Col 1,14 la expresión άττολύτρωσις sin la idea de precio, sino de redención, libe-
ración como tal. En San Pablo, en ningún texto la expresión tiene idea de precio como res-
cate. En Rom 8,23; Ef 1,14; 4,30, tiene el sentido de liberación escatológica. Cf. D. A. CON-
CHAS, Redemptio acquisitionis, ad Historiam Exegeseos Ef 1,14 et loe. paral: VD 30 (1952)
p.14-29 y 81-91. En Rom 3,24; 1 Cor 1,30; Col 1,14, el término indica liberación como tal,
lo que ella incluye en sí sin relación a precio o préstamo mediante el cual deba llevarse a
cabo. Cf. BÜCHSEL, T h W N T I V 357-358; ABBOTT, p.11-13; BONSIRVEN, Theologia Du
Nouveau Test. p . 1 1 6 1 1 7 ‫ ; ־‬Evangile de Paul p . 1 4 4 - 1 4 5 . E n la ά π ο λ ύ τ ρ ω σ ι ς , Pabloquiere
describir plásticamente el hecho de la redención, que se verifica por un acto del poder de
Dios, que nos hace pasar del estado de tinieblas al de luz, del poder del pecado al servicio
de Dios. Cf. M . MEINERTZ, Theologie des Neuen Testaments II (Bonn 1950) p.102; S. ZEDDA,
Prima Lettura p.95.96‫־‬
29
Acerca del término bíblico κλήρος, porción, parte, posesión, y (εϊκών) heredad, he-
rencia, FOERSTER, T h W N T III p.759.
821 Colosenses 1,10-11
15
El es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda la crea-

trascendentes a ese Jesús que seis lustros antes fue puesto en la


cruz. La identificación del Nazarenus ignominiosamente ejecutado
con la persona a la cual Pablo aplica tan excelsos títulos, será cier-
tamente una crux interpretum si se pretende analizar el vocabulario
paulino a la luz de formulaciones y categorías meramente escolás-
ticas 3 0 .
En 1,15-20 nos hallamos ante un grandioso himno de contextura
litúrgica, constituido por estrofas. G. Masson lo divide en cinco
estrofas y le aplica estrictamente las leyes de paralelismo de la
poesía hebrea 3 1 . Nosotros preferimos la división en dos estrofas.
En la primera (v.15-17), Cristo se destaca como «centro de la crea-
ción»; en la segunda (v. 18-20), la idea central es Cristo como «cen-
tro de restauración y unión universal».
15 El es la imagen de Dios invisible, primogénito de toda la
creación. San Pablo considera la persona de Cristo en un doble
aspecto: a) en relación con Dios Padre, al decir que es Cristo
«imagen de Dios invisible», y en relación, en cierto sentido, también
con nosotros, en cuanto que El nos hace visible a Dios invisible:
ver a Cristo es ver al Padre (Jn 14,9); b) en relación con el mundo
creado, en cuanto que El es «primogénito de toda la creación».
Cristo es imagen de Dios invisible. Al Dios invisible lo compren-
demos en la naturaleza creada visible, como nos enseña el mismo
San Pablo en Rom 1,20: «porque desde la creación del mundo, lo
invisible de Dios, su eterno poder, su divinidad, se conocen por las
criaturas». Pero en este texto de Rom, San Pablo no aplica a la
creación material el término imagen (είκών). El hombre, ya sea en
el orden natural (dotado de entendimiento y voluntad), ya en el
orden sobrenatural (enriquecido con los dones de la gracia santi-
ficante), dícese en Gén 1,26-27 «creado a la imagen de Dios»; en
1 Cor 11,7, e l Apóstol llama al hombre imagen de Dios («siendo
imagen de Dios»); en Col 3,10 enseña que el hombre, regenerado
por el bautismo, es decir, el «hombre nuevo», realiza en sí la ima-
gen de Dios. Antes de la carta a los Colosenses, San Pablo aplicó
al mismo Cristo el término imagen (είκών) en 2 Cor 4,4: «el cual
(Cristo) es imagen de Dios». La misma doctrina se halla en Hebr 1,3
formulada en la doble expresión «esplendor de la gloria-impronta
30
Nuestro concepto habitual del tiempo no debe turbar nuestra mente (al enfrentarnos
a la cristología paulina). «El mundo existe y se conserva por el pequeño Niño nacido en
Belén, el mismo que murió en la cruz sobre el Gólgota, el mismo que resucitó al tercer dia»
(cf. K. B A R T H , Esquise d'une Dogmatique [Neuchátel-París 1950] p.54). Cristo, como «Logos
de Dios», es la palabra creadora de todo cuanto existe. J . M . R O B I N S O N : J B L (1957) 170SS;
E. BAMNÍEL, Versuch zu Col. 1,15-30: Z N T W 52 (1961) 88-95.
31
Cf. C. M A S S O N , p.105. Sobre la estructura y contenido del himno cristológico, L. C E R -
FAUX, Le Christ dans la Théologie de S. Paul, p.2g8ss; A. D E I S S M A N N , Paulus (1911) p.75;
E . N O R D E N , Agnosthos Theos (1913) p.250s; M . D I B E L I U S , p.6-7; E . S T A U F F E R , Die Theo-
logie des Neuen Test. (Stuttgart 1948) p.góss; E. P E R C Y , Die Probleme der Kolosser und Ephe-
serbriefe (Lund 1946) p.40; J. H É R I N G , Le Royaume de Dieu et sa venue (París 1934) p.165;
E. LOHMEYER, p . 4 1 - 4 3 ; S. LYONNET, L'Hymne christologique de l'Epitre aux Colossiens et
la féte juive du nouvel an: RScR 48 (1960) 93-100; J. M . R O B I N S O N : JBL (1957) 270ss;
E . B A M M E L , Versuch zu Col 1,15-20: Z N T W 52 (1961) 88-95; F . D U R W E L L , Le Christ, premier
et demier (Col 1,13-20J: BVieChr 54 (1963) 16-28.
Colosenses 1,12-14 822
(marca, imagen) de su sustancia». En el libro de la Sabiduría (Sab 7,26),
que fue fuente doctrinal para San Pablo con preferencia sobre con-
ceptos filonianos 32 , se dice que la Sabiduría de Dios es «imagen
de su bondad».
Este elevadísimo concepto de la Sabiduría maduró en la mente
de San Pablo mediante la revelación cristiana, y no dudó entonces
en aplicarlo al mismo Jesucristo con un significado que supera y
trasciende toda semejanza entre Dios y sus criaturas, ya que las
semejanzas que caben entre éstas y el Creador son imperfectas. Al
considerar a Jesucristo como imagen de Dios no podemos concebir
sino una imagen en todo igual a la perfección de Dios Padre; la
razón de ello nos la da en 1,19 al afirmarnos que en Cristo habita
permanentemente toda la plenitud de la divinidad. La imagen,
Cristo 33 , es de tal perfección, que iguala a su prototipo o modelo,
es decir, al Padre, del cual no difiere sino por el hecho de la eterna
generación, como claramente enseñan los Padres de la Iglesia y los
teólogos.
Invisible: es un término cualificativo que conviene a la esencia
divina espiritual y trascendente, y se aplica al Padre y al Hijo por
razón de su unidad de naturaleza. San Pablo aquí lo aplica al Padre
por apropiación, pero no en sentido exclusivo. Invisible designa,
como nota Prat, «el atributo personal incomunicable, en virtud
del cual el Padre, fuente y principio de la divinidad, envía a las
otras Personas y El no es enviado por ellas» 34 . San Pablo habla
de Cristo como imagen visible, por cuanto en su humanidad se
reflejan las perfecciones divinas 35 . Cristo, en cuanto enviado por
el Padre, en cuanto encarnado y glorioso, nos manifiesta al Padre.
Las misteriosas declaraciones del mismo Jesucristo nos dejan vis-
lumbrar el profundo significado de la afirmación paulina en 1,15.
En Jn 14,9 leemos la declaración de Cristo: «Quien me ve a mí,
ve al Padre», y «nadie conoce al Padre sino el Hijo o aquel a quien
el Hijo le revelare» (Mt 11,27; Le 10,22).
No parece que el pensamiento de San Pablo se detenga en la
consideración de la persona de Cristo solamente en el aspecto
ontológico y como aislada de la economía de la salvación. La segunda
persona de la Santísima Trinidad, imagen perfectísima de Dios
invisible en la unidad de naturaleza divina, se encarnó para ser el
centro de toda la economía sobrenatural, el nuevo Adán, el mediador
de la salvación, que realizó en su persona de modo perfectísimo
32
Para Filón (De Vit. Moss. II 65) el hombre es «imagen (είκών) conspicua de la natura-
leza invisible»; también aplica el término a la sabiduría celeste (Leg. All. I 43) y al «logos»
(De confus. ling. 97 y 147). Cf. W. L. K N O X , St. Paul and the Church of Jerusalen (Cambrid-
g e 1925) 128ss; St. Paul and the Church of Gentiles ( C a m b r i d g e 1939) 159·
33
Imagen έικών dice semejanza y derivación; no basta la semejanza, ya que tiehe que
darse también relación de la imagen al prototipo (el original) del que ella es resultante. Dos
huevos son semejantes entre sí—nota San Agustín—; sin embargo, el uno no es la imagen del
otro por no haber entre ellos relación de origen. Por consiguiente, el concepto de imagen
implica reproducción del arquetipo; entre ambos ha de haber relación de origen. Cf. L I G H T -
F O O T , p.145; H U B Y , p.36.
34
Cf. F. P R A T , I p-344: H U B Y , p.37; J . L E B R E T O N , Histoire du dogme de la Trinité I
(1927) p.399; J · B O V E R , Imaginis notio apud Paulum: Β 4 (1923) 176.
35
Cf. B O V E R - C A N T E R A , Sagrada Biblia (1951) p.1927.
823 Colosenses 1,10-11
el proyecto divino de Gén 1,26-27. «Pablo pudo haberse inspirado
en el A T para dar ese título a Cristo. En Gén 1,26-27 se narra
que Dios creó al hombre a su imagen. A ello alude en 1 Cor 11,7,
cuando llama al hombre imagen y gloria de Dios. Ahora bien, el
Apóstol reelabora toda la vieja dogmática judía sobre Adán, admi-
tiendo dos Adanes: uno el terrenal, el pecador, formando un bloque
masivo con toda la humanidad empecatada; y otro el celestial, el
restaurador, que forma un Cuerpo glorioso a base de una humanidad
regenerada. Este segundo Adán que es Cristo, aunque cronológica-
mente posterior, no obstante, en los planes de Dios ocupa un lugar
de primacía. En El es donde se realiza aquel proyecto divino de
Gén 1,26-27: El e s I a auténtica imagen de Dios (1 Cor 15,45-48;
Rom 5 , 1 4 ) 36.
15b En relación al mundo creado, Cristo tiene el título de
Primogénito de toda la creación. El genitivo de toda la creación
se entiende aquí en sentido colectivo (toda la creación universal),
como opinan Lightfoot, Scott, Lueken, Rendtorff, Barth, Lebreton,
Bover-Cantera, etc.; otros prefieren el sentido distributivo, es decir,
de las criaturas tomadas individualmente: primogénito de toda
criatura (Abbott, Haupt, Schlatter, Dibelius, Percy, Masson, Prat,
Huby, etc.) 37 . Primogénito de toda la creación: la frase se ha inter-
pretado de distintas maneras por los exegetas. Para algunos se indica
de preferencia la prioridad de tiempo. Πρωτότοκος es forma pasiva de
πρώτος primus ( = πρότερος), del cual depende el genitivo de toda la
creación; éste es genitivo de comparación 38 ; el sentido es: engendrado
antes que toda la creación, anterior a todas las criaturas (Meinertz,
Zorell, Prat y otros). Del mismo modo entienden Haupt, Abbott,
Dibelius...); entre los Padres, Orígenes 3 9 , Crisóstomo 4 0 , Teodo-
reto 4 1 . Según esta opinión, se trata del Verbo antes de la encarna-
36
Cf. J . M . G O N Z Á L E Z R U I Z , p . 1 1 1 - 1 1 2 . El hombre por su primer pecado destruyó en
él la imagen de Dios; en el nuevo Adán, en Cristo glorioso, el restaurador de nuestras reía-
ciones con Dios, aparece la imagen divina de modo perfectísimo. C. M A S S O N , p.98.
37
Cf. L I G H T F O O T , p.146; J. L E B R E T O N , Histoire du dogme de ¡a Trinité I (1927) p.399 n.2;
M. J . LAGRA.NGE, Les origines du dogme paulinien de la divinitédu Christ: RB 45 (1936) 21-23;
F . P R A T , Théologie de S. Paul I 345-346; C . M A S S O N , p.99; P . F. C E U P P E N S , Quaestiones
selectae p.186. La expresión κτίσις tiene tres sentidos en el N T : a) creación, es decir, el
acto de crear, Rom 1,20 (desde la creación del mundo); b) creación, como la suma o com-
pendió de todas las cosas creadas, Me 13,19; cf Mt 24,21; Rom 8,22; c) una creación, una
cosa creada, una criatura, Rom 8,39; Hebr 4,13. κτίσις sin artículo definido indica algunas
veces el mundo creado en general, M e 13,19; Judit 9,12; cf. L I G H T F O O T , p.148.
38
Si se entiende πάσης κτίσεως «de toda la creación», en sentido colectivo, entonces
este genitivo no puede ser partitivo, y, por consiguiente, el sentido de los arríanos se excluye
por el mismo uso gramatical. Los arríanos entendieron a Cristo incluido entre los seres
creados; él fue, según ellos, la primera criatura que existió (genitivo partitivo). Tal sentido
arriano se excluye si se entiende mejor ττάσης κτίσεως como genitivo de comparación.
Cf. K N A B E N B A U E R , p.296 nt.i.
3
‫ י‬Cf. PG 11,1317.
4
° Cf. PG 62,319·
41
Cf. PG 82,567: *Primogénito, no porque la creación sea su hermana, sino porque fue
engendrado antes que toda criatura». Notemos que algunos Padres griegos (San Atanasio,
San Cirilo de Alejandría...), para contrarrestar el abuso que los arríanos hacían de la ex-
presión «primogénito de toda criatura», la aplicaron al Verbo encarnado para indicar que El
fue el primogénito, principio y autor de la nueva creación espiritual que se llevó a cabo por el
evangelio. Primogénito cuando por la gracia a muchos los hizo hijos de Dios (San Cirilo«de
Alejandría: PG 75.404); cuando se anonadó, entonces fue primogénito (μονογίνής); y San
Atanasio: primogénito en cuanto que descendió a las criaturas (PG 26,277). Tal interpreta-
ción no se admite actualmente por no ser contextual. Cf. K N A B E N B A U E R , p.297-298; H U B Y , p.39.
Colosenses 1,12-14 824
16
ción, porque en El fueron creadas todas las cosas en los cielos y so-
bre la tierra, las visibles y las invisibles, ya sean los tronos, ya las domi-
naciones, ya los principados, ya las potestades; todas las cosas fueron

ción. Para otros autores, Cristo es el «Primogénito de toda la crea-


ción», en cuanto que es el heredero, el dueño absoluto de todo lo
creado 4 2 (Lightfoot, Durand, Knabenbauer, Lebreton...). Otros
entienden el mayor entre los hermanos, como se indica en Rom 8,29:
«el primogénito entre muchos hermanos»; y en Col 1,18: principio,
primogénito de entre los muertos, para que en todas las cosas
obtenga El la primacía, es decir, el primer lugar, la soberanía 4 3 .
Ninguna de las opiniones antes expuestas nos da, tai vez, todo
el contenido, tan rico en sentido, del pensamiento paulino, aunque
todas ellas son defendibles en su aspecto peculiar. En el sentido
bíblico del A T y en la tradición judía, el «primogénito» (bekór) era
título peculiar del pueblo israelita (Ex 4,22; Jer 31,9). Era igualmente
título del rey, representante del pueblo (Sal 39,28: «Yo le consti-
tuiré primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra»); final-
mente, se aplicaba al Mesías de modo eminente. El rabino Nathan
pone en boca de Yahvé estas palabras: «De Jacob hice a mi Primo-
génito» (al Mesías) 44 . En la familia hebrea, el primogénito mantenía
la primacía del honor, toda la autoridad sobre sus hermanos y la
herencia; el hijo del rey, el primogénito, recibía toda la heredad y
el imperio; del mismo modo, el pueblo hebreo y su rey eminente
(el Mesías) están por encima de todos los pueblos y reyes de la
tierra (Sal 89,28). Aplicando estos títulos a Jesucristo, Hijo de
Dios, deducimos que a El, como Primogénito, le incumben la ante-
rioridad, prioridad de existencia (Jn 8,56-59), la trascendencia de
naturaleza y, sobre todo, el imperio y la heredad absoluta de todas
las criaturas 45 .
Se trata de la supremacía que Jesucristo posee sobre todas las
criaturas en su cualidad de Mediador en la creación de ellas. Cristo
está ciertamente fuera de la serie de los seres creados (contra los
arríanos); El fue engendrado antes que todos ellos, como punto de
unión, como Mediador entre el universo y Dios 4 6 .
16 Cristo, centro de toda la creación: la idea central d e los v. 16-17
es la omnímoda dependencia respecto de Cristo de toda la creación.
San Pablo indica esta dependencia por medio de expresiones que
incluyen la idea de alguna causalidad: en El (εν OCÚTCo), por medio
de El (51' αύτου), hacia El o con vistas a El (είς αυτόν); y en el ν. 17
(προ πάντων), por delante de todas las cosas, y todas tienen en El
(έν αύτω) su consistencia.
En el v.16 determina San Pablo la supremacía de Jesucristo al
4 2
LIGHTFOOT, p.148s; A . DURAND: RSCR I (1910) p.56-66.
4 3
C f . J. M . GONZÁLEZ RUIZ, p . I 1 2 - I 1 3 .
4 4
C f . STR.-B. III 2 5 8 .
4 5
C f . MÉDEBIELLE, p . u o ; W. MICHAELIS, Zur Engelchristologie in Urchristentum,
estudia la noción de primogénito en el A T ; en el N T dice supremacía, y concluye que en
Col 1,15 primogénito debe entenderse en el sentido de la eminente posición que ocupa Jesu-
cristo con relación a las criaturas.
4
<* C f . C . M A S S O N , p.gg; E . F . SCOTT, p.21.
825 Colosenses 1,10-11

decir q u e todas las cosas fueron creadas en El. N o del m o d o c o m o


entendió Filón la acción de su logos, como si el Logos de Dios fuese
un modo de ideas según el cual todo fue creado. El logos filoniano
no es persona, ni τά ‫־‬ττάντα, todas las cosas, han de entenderse hechas
o creadas según el esquema especulativo filoniano o platónico.
San Pablo no piensa aquí, ni en ningún otro pasaje de sus cartas,
en ideas ejemplares de creación, como si Jesucristo fuese tipo o
paradigma de todo lo creado. Esta manera de entender el texto
paulino es del todo ajeno al pensamiento del Apóstol 47 . En la
antigüedad, Orígenes, y entre los modernos Joh. Weiss, interpre-
taron en El (εν αντώ) como si todas las cosas estuvieran contenidas en
Cristo como las ideas en el mundo inteligible de los platonianos.
Con razón C. Masson rechaza tal interpretación como inadmisible 48 .
Todas las cosas fueron creadas en Cristo, como en su centro de
unidad, de cohesión, que confiere a todo ser su verdadero valor y
realidad. En Cristo fueron hechas todas las cosas, como en su punto
de cita, de encuentro («the meeting point», Lightfoot). En una
visión única podríamos contemplar todo el universo, el pasado, el
presente y el futuro, en todos los seres como suspendidos ontoló-
gicamente de Cristo e inteligibles por Cristo 4 9 . Creata sunt: el
verbo está en aoristo (εκτίσθη) e indica el acto de la creación en que
el mundo adquirió su ser y su existencia. Todas las cosas sin excep-
ción, como se determina en las expresiones en los cielos y sobre la
tierra; se abarca la totalidad de los seres creados; por consiguiente,
están incluidos también los ángeles, no obstante el honor y prerro-
gativas de primacía que les tributaban los innovadores colosenses,
con perjuicio de la eminente dignidad de Cristo.
San Pablo enseña categóricamente que todos estos espíritus
deben su existencia, 10 mismo que los otros seres creados, a Cristo:
todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, las visibles y las invisibles.
Enumera las jerarquías celestes: tronos, dominaciones, principados,
potestades. Una enumeración análoga encontramos en otros textos
paulinos; así en Ef 1,21: principados, potestades, virtudes, domina-
ciones (en Col 1,16 están los tronos; en Ef 1,21, las virtudes). En
R o m 8,28 aparecen ángeles, principados, virtudes; en 1 T e s 4,16,
el arcángel. Es inútil buscar en estas enumeraciones una doctrina
completa y determinada acerca de los espíritus celestes y de su
jerarquía. La intención del Apóstol fue mostrar el dominio y su pre-
macía absoluta de Jesucristo sobre todos ellos, ya que son criaturas
como las de la tierra. La clasificación de estos seres espirituales
no es sistemática y, por consiguiente, no hay para qué buscar entre
ellos un determinado orden jerárquico 5 0 .
Todas las cosas fueron creadas por medio de El y con vistas a El,

47 Cf. J . B O N S I R V E N , S. I . , L'Evangile de Paul p.87-88.


4 8
C f . C . MASSON, p.99.
4 9
Cf. HUBY, p.40.
50
Zur Engelchristologie im Urchristentum p.29s. El P. Prat nota ati-
Cf. W. M I C H A E L I S ,
nadamente: «La intención de San Pablo es reafirmar la verdad siguiente: Jesucristo es, como
Dios, el creador de todos los ángeles; como hombre, es el jefe de todos los poderes celestes,
no importa la elevada posición que ocupen» (Théologie de Saint Paul I 351 y 500-502).
Colosenses 1,16 826
es decir, permanecen en su existencia continua (el verbo εκτισται está
en tiempo perfecto) por medio de Cristo y hacia Cristo o con vistas
a Cristo. En 1 Cor 8,6 escribió San Pablo: «Mas para nosotros no
hay sino un Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas, y
nosotros somos para El; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son
todas las cosas, y nosotros también por El» (δΓαύτου). Parece que el
Apóstol, tanto en este texto como en Col, atribuye a Cristo una
causalidad instrumental, aplicable al mismo Cristo en cuanto encar-
nado. ¿Cómo se entiende tal causalidad? Cristo puede considerarse
en cierto sentido instrumento de la conservación de los seres en su
existencia en cuanto El es Mediador. Para algunos, aquí hay que
entender una causalidad eficiente, y en tal caso se trata de Verbo
antes de la encarnación (Rom 11,36, en donde se atribuye a Dios
causalidad eficiente). Los textos no carecen de dificulted para los
teólogos y exegetas. El P. Bonsirven nota que Col 1,16 puede in-
terpretarse en el sentido de causa eficiente o de causa instrumental,
pero ambos aspectos difícilmente han de aplicarse a Cristo en cuanto
tal, ¿o tal vez (empleando terminología escolástica) por comunica-
ción de idiomas, o, queriendo insistir San Pablo en la mediación
total de Cristo en la creación, no multiplicó acaso las expresiones
para remachar el mismo tema: «Todo fue creado por El, todo de-
pende de El, todo se conserva por El», como escribió antes en 1 Cor 8,
6: «... un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y
nosotros también por El»? 5 1
Hacia El («con vistas a El»): el texto de la Vulgata tiene la va-
ríante «en El», εν αύτώ. El texto que adoptamos, con Merk y las otras
ediciones críticas, prefiere la lección hacia (con vistas a) El, εις
αυτόν. En ese determinativo, ¿se da referencia a Dios Padre o a
Cristo? Parece fuera de duda que en el texto la expresión indica a
Cristo como causa final de la creación. H. J. Holtzmann 5 2 nota
que en 1 Cor 8,6 y en Rom 11,36 la locución είς αυτόν hace clara
referencia a Dios Padre; en Col 1,16, la misma locución se refiere
a Cristo, lo cual constituye una brusca desviación de la línea del
pensamiento paulino; en ello encuentra Holtzmann argumento con-
tra la autenticidad paulina de la carta a los Colosenses. Procede
este crítico demasiado apodícticamente y guiado por prejuicios
apriorísticos a afirmar que se rompe la línea del pensamiento pau-
lino si se considera a Cristo no sólo como mediador de la creación,
sino también como causa final de la misma. Otro autor no católico,
E. Percy, refuta decididamente la tesis holtzmaniana y declara que
fue el mismo San Pablo, no otro, quien pensaba en Cristo cuando
en la carta a los Colosenses empleó la expresión hacia El. El negarlo
sería atribuir a San Pablo un rigor sistemático ajeno a su mente;
sería olvidar que, para el Apóstol, Cristo y Dios están tan íntima-
mente compenetrados, que el obrar del uno es el del otro, y vice-
versa 53 .
51
C f . J. BONSIRVEN, L'Evangile de Paul p . 8 8 .
52
Cf. H . J. H O L T Z M A N N , Neutestamentliche Theologie p . 2 4 4 s .
- 3 C f . E . P E R C Y , Die Probleme der Kolosser-und Epheserbriefe (1946) p . 7 2 - 7 5 ; C. M A S S O N ,
p.ioo.
827 Colosenses 1,17
17
creadas por medio de El y con vistas a El; El está por delante de
Para algunos autores se trata en el texto del Verbo antes de la
encarnación, y, como tal, es causa final de la creación. A ellos res-
ponde el P. Bonsirven: «Hacia El, con vistas a El» no parece hacer
referencia al Verbo en el interior de la Trinidad, ya que ¿por qué
título particular sería El término, ftn de la creación? 54 De hecho,
la mayoría de los exegetas ven actualmente en el determinativo
hacia El al Verbo encarnado, a Jesucristo, como fin de la creación.
Todas las cosas están orientadas, dirigidas a Cristo como al culmen
de su perfeccionamiento 55 . Todo el universo creado está dirigido
a El, le está sometido; El es la corona de la creación, el centro de
unidad y reconciliación universal; El es el «primero y el último»,
«alfa y omega de todo» (Ap 1,17; 2,8; 21,6).
La misma doctrina se afirma en Ef 1,10 (reconciliar todas las
cosas en Cristo); Col 1,20; 2 Cor 5, 18; 1 Cor 15,28, en donde toda
la creación se somete a Cristo y éste la ofrece entonces al Padre 56 .
17 La idea de la supremacía de Cristo sobre todo lo creado
la remacha San Pablo enfáticamente en el v.17: El está por delante
de todas las cosas. Se afirma no solamente la prioridad cronológica,
sino que, en primer lugar, en el contexto, Jesucristo es proclamado
el primero en el orden de dignidad: mantiene supremacía absoluta
sobre todas las cosas creadas. La preposición pro (προ) mejor se
entiende aquí en sentido local (de posición) que en sentido crono-
lógico de anterioridad en el tiempo. Todas las cosas tienen en El
su consistencia: el verbo συνέστηκεν está en tiempo perfecto; para
indicar que todo fue creado en El y en El se mantienen en su exis-
tencia. El verbo συνίστημι indica subsistir, mantenerse en su todo,
en todas sus partes. En el griego profano se aplica al cuerpo completo,
perfecto, que en sí mismo mantiene su ser. San Pablo aplica a
Cristo la misma expresión para connotar que Cristo es el principio
de cohesión y de armonía de la creación, ya que, como vimos antes,
en El se realizan, hacia El tienden y por El se conservan en su
existencia, en sus propiedades, en su duración.
Hay que notar que la intención del Apóstol al emplear en su
carta la frase todas las cosas tienen en El su consistencia n o f u e la
de darnos una explicación filosófica o directamente cosmológica.
Su pensamiento se desenvuelve todo en atmósfera netamente reli-
giosa. Para San Pablo y sus cristianos, en la persona de Cristo actúa
el Creador, el Salvador, el Dios de la historia de la salvación (Mas-
54
C f . J. BONSIRVEN, L'Evangile de Paul p.87.
5‫ צ‬C f . H U B Y , P .42.
56
N o hay contradicción entre la idea formulada en 1 Cor 8,6 y 1 Cor 15,28, en donde
aparece Dios Padre como fin supremo de la creación, y Col 1,16, que atribuye a Cristo el
mismo título de término y finalidad de todo lo creado. En ambas series de textos, la idea
central es la misma, pero bajo aspectos diversos: en 1 Cor, Dios Padre es la culminación
y fin supremo en el reino escatológico, sin que se excluya la supremacía de Cristo glorioso
como dueño y fin inmediato de la creación. En Col se insiste de modo peculiar en este último
aspecto. En Flp 2,10-11, el énfasis del pensamiento paulino recae en la gloria de Dios Padre
y la supremacía de Cristo sobre todo lo creado. Bien nota C. F. D. Moule que, al analizar
pasajes aparentemente divergentes, es importante tener en cuenta el sentido profundo de
las expresiones antes de pronunciarse sobre los detalles del lenguaje. Cf. C. F. D. Μου-
LE, p.60.
Colosenses 1,12-14 828
18
todas las cosas, y todas tienen en El su consistencia. El es también
la Cabeza del cuerpo, de la Iglesia; El, que es el principio, el primogé-
son), y en este sentido debemos entender sus expresiones: por medio
de El, hacia El, en El. En el aspecto religioso, San Pablo expone la
acción de Cristo en la creación y en el gobierno del universo; no
pretende dar pábulo a su mente con especulaciones cosmológicas,
sino mostrarnos la posición trascendente de Cristo en el centro de
la religión y el amplísimo panorama de su misión redentora 5 7 .
Algunos autores creen probable algún influjo del logos filoniano
en los dogmas de los innovadores de Colosas. Sabido es que el logos
de Filón es un ser intermedio entre Dios y las criaturas, imagen de
Dios, pero imperfecta; instrumento de Dios para la creación del
mundo, inferior a Dios. San Pablo aprovecharía entonces la ocasión
de ese influjo filoniano en los colosenses para exponerles la recta
doctrina acerca del «verdadero Logos», Hijo de Dios, imagen per-
feotísima del Dios invisible, no emanación de la divinidad, que
fuera arquetipo de la creación 58 . Los críticos radicales le aplican
a San Pablo el esquema doctrinal entonces en boga en el mundo
helenístico, según el cual entre Dios y el mundo creado se requieren
ciertos elementos intermedios (que ejercen papel primordial en la
creación), v.gr., el mundo inteligible de los platonianos, el logos
de Filón, el hombre primigenio de la fábula iránica, los eones de los
gnósticos (M. Dibelius, J. Weiss). Son todas teorías del todo ajenas
a la mente de San Pablo.
18 Cristo y la Iglesia: en el v.18 pasa San Pablo de la consi-
deración de la supremacía de Cristo sobre todo lo creado a mos-
tramos el lugar eminente que ocupa el mismo Cristo con relación
a la Iglesia en concreto. Cabe preguntar si en el v.18 pasa en su
pensamiento de la consideración del Verbo antes de la encarnación
al Verbo encarnado, Cristo, que es, como tal, cabeza de la Iglesia.
Parece más obvio y contextual que el Apóstol sigue considerando
al Verbo encarnado (del que habló en los versos anteriores) y lo
mira ya, a partir del v.18, bajo el peculiar aspecto de Salvador;
como Salvador mantiene su relación íntima con y sobre la Iglesia,
de la que es Cabeza.
Cabeza (κεφαλή) implica la idea de supremacía, elevada posición,
c o m o parece d e d u c i r s e de 2,10: ... el cual es la cabeza de todo prin-
cipado y potestad. En la literatura profana (v.gr., en los términos
relativos a la medicina), κεφαλή significaba el centro del que reciben
la vida los otros miembros del cuerpo; también connotaba la idea
de supremacía: cabeza de la sociedad, de la república, etc., etc.
Antes de las cartas de la cautividad, San Pablo empleó la misma
expresión en 1 Cor 11,3 con el significado de supremacía: «... quiero
que sepáis que de todo varón la cabeza es Cristo, y que la cabeza
57
Cf. H U B Y , p.43. «Así como Cristo es el comienzo de todas las cosas, es también su
fin; como ellas existen por El, existen también para El, para obedecerle, para servirle, para
amarle y glorificarle. Dejar de vivir para El sería faltar a su destino, infringir la ley de su
ser, entregarse a la muerte» (C. M A S S O N , p.ioo).
58
Cf. L A G R A N G E : RB (1936) p. 15-22; J . L E B R E T O N , Les origines du dogme de la Trinité
(París 1927) p.621-622.
829 Colosenses 1,10-11
nito de entre los muertos, para que obtenga la primacía en todas las
cosas; 19 porque plugo a Dios que en El morase permanentemente

de la mujer es el varón, y la cabeza de Cristo es Dios». En Col y


en Ef, el término cabeza se asocia a la metáfora del cuerpo (1,18;
Ef 4,15-16): «... por la caridad crezcamos en todos sentidos para
ser como el que es la Cabeza, Cristo, por quien todo el cuerpo, bien
concertado y trabado, gracias al íntimo contacto..., va obrando su
propio crecimiento en orden a su plena formación por medio de la
caridad». En las cartas de la cautividad aparece el mismo término
cabeza en un sentido ya más amplio, bivalente: supremacía e influjo
vital. Así entendemos la afirmación del v.18: El es también la Cabeza
del cuerpo, de la Iglesia. El genitivo de la Iglesia es epexegético o d e
aposición al que le precede inmediatamente; la Iglesia es el cuerpo
de Cristo, cuya cabeza es El mismo. Cristo es la cabeza de la Iglesia,
no solamente en el sentido de ser la cabeza la parte más importante
del cuerpo, la que ejerce control sobre los demás miembros, sino
por ser el centro adonde confluyen o donde se aunan las fuerzas del
organismo y por ser la sede de la vida, que se derrama maravillo-
sámente por todos los miembros y los une en un conjunto orgánico
y vital 5 9 . El significado de influjo vital de Cristo como cabeza de
la Iglesia se determina aún más en la segunda parte del verso:
El, que es el principio, el primero, el comienzo; no solamente prin-
cipio, primero en posición, en dignidad, sino fuente perenne de la
nueva economía de la salvación. Cristo es «la fuerza de origen»
(«the originating power», Lightfoot), el fontanar de la vida de la
gracia y de la gloria (Act 3,15): «pedisteis la muerte para el autor
de la vida». Cristo es principio y fuente de nuestra vida gloriosa
por el hecho de haber sido el primero, el primogénito de entre los
muertos, el primero que salió del sheól para comunicarnos su propia
vida de gloria, el primero no sólo en tiempo, sino en dignidad. El
inició la marcha gloriosa desde el sepulcro y mereció a los demás
el poder resucitar como El 6 0 ; así, la resurrección de los demás está
incluida en la resurrección de Jesucristo 61 .
San Pablo recapitula todo lo dicho en los versos anteriores y
concluye: para que obtenga la primacía en todas las cosas. D i o s P a d r e
determinó la encarnación del Verbo y que todo el universo creado
tuviera su razón de ser por Cristo y en Cristo. Jesucristo, Hijo
amado de Dios Padre, el primero en el amor del Padre, no pudo
dejar de ser el primero en la intención del Padre con relación a la
creación; así, la primacía de Cristo tiene su explicación en su encar-
nación y en su glorificación. El mantiene la primacía en el Universo,
en la Iglesia, en toda la creación material y espiritual.
19 La razón última de la supremacía de Jesucristo es la encar-
nación y resurrección, que son obra de la complacencia del Padre y

C f . E . F . SCOTT, p . 2 4 .
60 C f . HUBY, p . 4 4 .
61
La actividad de Cristo en nuestra propia resurrección es tema favorito en las cartas
de San Pablo. Cf. 1 Tes 4,14; 1 Cor 15,21.57; 2 Cor 4,14; 5,15; Rom 6,11.13. Para mayor
bibliografía sobre Cristo cabeza y la Iglesia cuerpo cf. Ef 1.15-23 not.4; 4,1-6 not.i.
Colosenses 1,12-14 830
la realización del plan eterno de la divina benevolencia. Del texto
griego no se deduce con toda claridad cuál sea el sujeto del verbo
plugo (εύδόκησεν). Para algunos (Haupt, Lueken, Lohmeyer, Rend-
torff, Schrenk) 62 , el sujeto es Dios Padre, y traducen: «Dios Padre
tuvo sus complacencias en que toda la plenitud habitara en Cristo...»
Para otros, el sujeto del verbo es «toda la plenitud de la divinidad»
(Dibelius, Abbott, Masson, Percy). Otros entienden el texto de
este modo: «A Dios plugo el que toda la plenitud habitara perma-
nentemente en Cristo y que (el mismo Cristo) reconciliara todas
las cosas...»
Plenitud, ‫־‬ττλήρωμα, puede tener dos sentidos: a) En sentido activo
con genitivo, ya sea en la literatura profana, ya sea en la Sagrada
Escritura, significa «lo que lleva a cabo», «lo que perfecciona», «lo
que llena, completa»; v.gr., ‫־‬ττλήρωμα ‫׳‬πόλεως: el pueblo que llena
la ciudad (los habitantes); el ττλήρωμα de una nave: las cosas, los anima-
les que están en la nave, que la llenan (Aristóteles, Platón); las cosas
que llenan los vasos (Eurípides); los animales, etc., que llenaban
el arca (Filón). El mismo sentido activo se encuentra en el N T ;
v.gr., 1 Cor 10,26 (Sal 24,1: «De Yahvé es la tierra y cuanto la llena,
su plenitud); en Mt 9,16 se dice: «Nadie echa una pieza de paño
tieso sobre un vestido viejo, porque quita su entereza (τό ττλήρωμα)
al vestido, y el roto se hará mayor»; Me 2,21; Rom 13,10: «El amor
no obra el mal del prójimo, pues el amor es el perfeccionamiento
(la plenitud) de la ley».
b) En sentido pasivo: plenitud = lo que es llenado, completado;
v.gr., las naves son «pleromata» (Luciano y Plinio), es decir, están
llenas, cargadas de soldados, de mercancías, etc.; o también, como
nota Scott, plenitud es un «fulfilment or sum-total» (perfecciona-
miento, suma total). El sentido pasivo parece aplicarse mejor a los
textos de Col y Ef 63 . Con todo, nos parece mejor entender el término
en Col y en Ef en un sentido bivalente, es decir, activo y pasivo
(Abbott, Dibelius, Percy, Masson, González Ruiz, etc.). Cristo es
‫־‬πλήρωμα de Dios, es decir, está lleno de ττλήρωμα de Dios (sentido pa-
sivo), y al mismo tiempo El es ττλήρωμα de la Iglesia, es decir, colma
a la Iglesia de los dones sobrenaturales (sentido activo). En Jesucristo
habita de modo permanente (κατοικεϊν, no τταροικείν, porque se trataría
entonces de una permanencia transitoria) la plenitud, el cúmulo
de los bienes sobrenaturales. Es la plenitud de la divinidad (San
Crisóstomo); es la plenitud de todas las gracias (Santo Tomás).
Entendamos mejor, con el P. Prat, en un sentido pleno: es la pie-
nitud de la esencia divina y de todos los dones sobrenaturales. Para
que Jesucristo mantenga su supremacía sobre todas las criaturas,
ninguna puede igualarle en el orden de la naturaleza y de la gracia 6 4 .
Dios Padre lo constituyó su ττλήρωμα porque le comunicó todos ‫־‬sus
dones, y el mismo Cristo, a su vez, los comunica a su Iglesia. Ef 1,23;
4,10: «... subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo»;
62 C f . SCHRENK: T h W N T II p . 7 3 9 ·
63
Cf. A. FEUILLET, L'Eglise plerome du Christ d'aprés Ephes. 1,23: NRTh (1956) 449‫־‬
4 7 2 ; E . F . SCOTT, p . 2 5 .
Cf. F. PRAT, II 108-109.
831 Colosenses 1,10-11
20
toda la plenitud, y por medio de El reconciliar todas las cosas con-
sigo, pacificando por la sangre de su cruz, por El, todas las cosas que
están sobre la tierra c o m o las del cielo.

Col 2,9: «en El habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente,


y de El estáis llenos» 65 .
2o Y por medio de El reconciliar todas las cosas consigo: Cristo,
por su muerte en la cruz, llevó a cabo la reconciliación y pacifica-
ción universal: pacificando por la sangre de su cruz, por El (δι'αύτοΟ,
o m i t i d o en el texto latino), todas las cosas que están sobre la tierra
como las del cielo. El verbo reconciliar, como compuesto de καταλλάξαι
y la preposición οστό es término exclusivamente paulino en la lite-
ratura griega 66 (1,20.22; Ef 2,16). Reconciliar, καταλλάξαι, sin la pre-
posición, aparece en otros pasajes de sus cartas: 1 Cor 7,11; 2 Cor 5,
18-20; Rom 5,10. Knabenbauer deduce de estos textos, lo mismo
que de 1,20, el término ad quem de nuestra reconciliación, a saber,
Dios Padre 6 7 . Notemos, sin embargo, que en 2 Cor y en Rom se
nombra expresamente a Dios Padre como término ad quem de la
reconciliación. Dios Padre «nos reconcilió a sí mismo (εαυτω por
Cristo» (2 Cor 5,18); «fuimos reconciliados con Dios» (τω θεω). En
1,20 no se nombra a Dios Padre, sino que el término ad quem
de la reconciliación se formula por la expresión εις αυτόν, a El,
que puede entenderse de reconciliación con relación al Padre o
bien con relación al mismo Cristo. Parece tratarse de reconciliación
cuyo término sea el mismo Cristo, como centro de todo. Cuando
San Pablo quiere indicar la reconciliación con Dios Padre, siempre
emplea el dativo y no el acusativo precedido de la preposición εις.
Aquí tenemos el acusativo con εί$; además, en el presente contexto
todos los pronombres personales se refieren a Cristo: en El (v.16),
por medio de El y hacia (con vista a) El (v.16b); en el v.20 aparece
de nuevo el determinativo δι'αύτοΟ, omitido en el texto latino, for-
mando binomio con el 61s αυτόν, que contextualmente parece refe-
rirse mejor a Cristo, como causa final de la reconciliación y pacifica-
ción, en cuanto que todas las cosas se dirigen a El como centro de
todas ellas 68 .
El modo de la reconciliación y pacificación universal es la sangre
65
De lo dicho se sigue cuán ajena es a la mente de San Pablo la opinión de algunos crí-
ticos radicales, quienes pretenden descubrir en la expresión empleada por el Apóstol (ττλή-
ρωμα) cierto influjo directo doctrinal de la filosofía gnóstica, es decir, de la doctrina de los
eones (fuerzas, seres intermediarios entre la divinidad y los hombres), que emanan uno de
otro en escala descendente. Estos eones, o fuerzas reunidas en una realidad, constituyen la
divinidad, el πλήρωμα de Cristo. De ningún modo podemos admitir tal modo de entender
la doctrina de San Pablo. A lo sumo se puede admitir que San Pablo empleó el mismo tér-
mino, ya en uso entre los innovadores colosenses, para demostrar que Cristo en su persona
realiza la omnímoda plenitud de la divinidad y de los dones sobrenaturales; fue el término
mejor adoptado por San Pablo para demostrar la supremacía y la divinidad de Jesucristo.
Cf. E. F . SCOTT, p.26; R B (1936) p.26; HENRY CHADWICK, Die Absicht des Epheserbriefe:
Z N T W ( 1 9 6 0 ) p. 149·
60 C f . BÜCHSEL: T h W N T I 2 5 9 .
67
C f . KNABENBAUER, p . 3 0 2 .
68
San Pablo emplea el verbo reconciliar en sentido activo. Es Dios quien reconcilia a
los hombres; no en sentido reflexivo, como si Dios se reconciliase con los hombres. Dios
ofrece y da al mundo la reconciliación. Cf. J. DUPONT, La re'conciliation dans la théologie de
Saint Paul: Analecta Lovaniensia Bíblica et Orientalia, ser.II fasc.32 (Brujas-París !953)·
Colosenses 1,12-14 832

de Cristo, su muerte en la cruz. El objeto de esta reconciliación es


universal; se extiende a todas las criaturas que por el pecado no
mantenían su recto orden hacia Dios. Se llama de modo más general:
pacificación (pacificando). La mediación de Cristo se afirma de
n u e v o por la expresión por El L a frase que están sobre la tierra como
las del cielo es explicación del término global τά πάντα, todas las cosas.
Nos encontramos con el pasaje tal vez más obscuro de los escritos
de San Pablo, como nota Knabenbauer 6 9 . Las criaturas que están
en los cielos son los ángeles; las de la tierra, los hombres; pero en el
τά πάντα están incluidas igualmente las criaturas inanimadas. No
pocas explicaciones se dan a este texto, y ninguna de ellas nos deja
plenamente satisfechos; el pasaje es una verdadera crux interpretum
(tormento de exegetas). Para algunos Padres (Crisóstomo, Teodo-
reto, Agustín...) se trata de la reconciliación de los ángeles con los
hombres; entre dos grupos antes hostiles entre sí. Los ángeles,
por causa del primer pecado en la tierra, se hicieron en cierto
sentido enemigos de los hombres. Mediante la cruz de Cristo, los
ángeles, ejecutores de la venganza divina contra los hombres, se
hacen nuestros amigos y hermanos 7 0 . No satisface esta explicación
por ser ajena al pensamiento paulino, lo mismo que al contexto
inmediato. Es Dios el que, por medio de Cristo, por medio de su
sangre en la cruz, ofrece la reconciliación del mundo entero: hom-
bres y ángeles 71 . Parece tratarse más bien de una reconciliación
de ángeles y hombres y de toda la creación material, en cuanto que
todo el conjunto de seres racionales e irracionales se dirigen ya
ordenada y armónicamente hacia Cristo; entre todos ellos se resta-
blece el equilibrio roto por el pecado, que causó un corte fatal en
nuestras relaciones con Dios. Los ángeles son también parte en
esta restauración pacífica; aunque no fueron redimidos por Cristo
(no necesitaban tal redención, puesto que estaban confirmados en
gracia), sin embargo, no constituyen ellos un mundo aislado, sin
relación alguna con la historia humana. Mantienen con el universo
cierta relación de fraternidad, en la que desempeñan el papel de
dirección y de protección. Al restablecerse por la muerte de Cristo
el recto orden entre las criaturas y el Creador, los ángeles no per-
manecen extraños a esta armonía restaurada: entran también ellos
a formar parte en este concierto armónico y universal, en esta res-
tauración cosmológica, según la cual todo se orienta a Cristo como
su centro de unidad 7 2 . Otra explicación es posible, aunque de
escasa probabilidad: según los judíos, los ángeles son guardianes de
los elementos: astros, etc., y sobre todo de la ley mosaica. Para el
mismo San Pablo, los ángeles mantienen relación estrecha con la
ley y su observancia: Gál 3,19 (la ley fue promulgada por ángeles),
69
Cf. K N A B E N B A U E R , p.303.
7
<> Cf. en la literatura religiosa rabínica; v.gr., in Berakhoth 16b leemos esta súplica:
«Tu voluntad, Yahvé, nuestro Dios, es que establezcas la paz entre las familias superiores
(los ángeles) y las inferiores, las de tus sabios discípulos entregados al estudio de tu Torah
(de tu ley)». Cf. F O E R S T E R : T h W N T II 418.
71 Cf. K N A B E N B A U E R , p.304; J . M. G O N Z Á L E Z R U I Z , p.121.
7 2 Cf. HUBY, p.47.
833 Colosenses 1,10-11
21
Y a vosotros, que erais antes extraños y enemigos en pensamien-
to y en obras, 2 2 ahora, con todo, os ha reconciliado por su cuerpo de
carne mediante la muerte, para presentaros santos, inmaculados e
irreprochables ante El, 2 3 con tal que permanezcáis cimentados y fir-
mes en la fe y no apartados de la esperanza del evangelio que habéis
Hebr 2,2 (la palabra—la ley—proferida por los ángeles fue firme),
Act 7,38.53. Estos ángeles se opusieron a Cristo, a su obra reden-
tora, por su carácter de defensores de la ley mosaica, que Cristo
derogó; pero Cristo los reconcilió consigo mismo y con Dios Padre.
Para poder pronunciarnos contra la falsedad de esta opinión, nece-
sitaríamos haber comprendido con toda claridad la concepción
paulina con respecto a los ángeles. En no pocos aspectos, la angelo-
logia de San Pablo nos es oscura 73 .

L a reconciliación se aplica a los colosenses. 1,21-23


La obra de reconciliación y unión universal, debida a la muerte
de Cristo, se aplica ya de modo concreto a los fieles de Colosas
mediante el evangelio, en el cual deben permanecer siempre firmes y
del cual San Pablo es fiel ministro (1,21-23).
21-23 Indica el estado en que se hallaban los colosenses antes
de su conversión al cristianismo. Ellos eran extraños. El verbo
compuesto άπαλλοτριόω no se encuentra en el N T , sino en 1,21
en Ef 2,12 y 4,18; significa hacer extraño, enajenar. Aquí lo emplea
San Pablo en el participio perfecto pasivo, para indicar que la con-
dición de los colosenses antes de su conversión era el resultado de
una ruptura con Dios 7 4 . Además de haber estado antes excluidos
de la casa paterna, de la teocracia del pueblo elegido; privados de
los privilegios y de las promesas israelíticas, sin esperanza y sin Dios
en este mundo (Ef 2,12), estaban en el estado de enemistad con
Dios: enemigos (de Dios) en pensamiento y en obras. El término
διάνοια no se emplea en las cartas de San Pablo sino en Col y en Ef.
Indica la actividad del pensamiento, o el resultado de esta actividad;
es noción afín a καρδία, corazón, en sentido bíblico, es decir, en cuanto
es la sede de todas las sensaciones y afecciones morales y espiritua-
les (Behm) 75 . Eran, según eso, enemigos de Dios por las disposiciones
íntimas que ellos manifestaban en sus obras (Masson), o, como
traduce el P. Huby, «pensando y obrando como enemigos de Dios»
(«pensant et agissant en enemis de Dieu») 76 . Cuáles fueran esas
obras, San Pablo no lo indica aquí; de ellas hace mención en 3,5-8
al exhortarlos a que mortifiquen los vicios de fornicación, impureza,
pasión, deseo malo, la ambición del lucro, que es una idolatría, en
las cuales cosas «vosotros también andabais antaño cuando vivíais
en ellas»; son igualmente los vicios de idolatría e inmoralidad que
se describen en Rom 1,21-32. De tal estado los sacó Dios, los hizo
73
Cf. J. BONSIRVEN, Cieux et Anges: L'Evangile de Paul, p.ygss.
74
Cf. B Ü C H S E L : T h W N T I 2 6 5 S .
7
5 Cf. T h W N T IV 964.
76
Cf. C. M A S S O N , p.108; H U B Y , p.48.

S •Escritura: NT 2 27
Colosenses 1,12-14 834
oído, el cual ha sido predicado a toda criatura que está debajo del cielo,
y del cual yo, Pablo, fui constituido el ministro.

partícipes de la reconciliación mediante la muerte que Cristo pa-


deció en su cuerpo de carne, es decir, en su cuerpo sensible, sujeto
a las miserias humanas, excepto el pecado. Cristo vivió en este
mundo en carne, en semejanza de carne de pecado (Rom 8,3); se
sometió voluntariamente 'a las consecuencias del pecado, sin el
menor contacto con éste. Por medio de la muerte realizada en su
cuerpo de carne, Jesucristo llevó a cabo nuestra reconciliación y paci-
ficación universal. De pecadores nos hizo Dios santos, consagrados
a su servicio mediante el bautismo, inmaculados, sin pecado y así
dignos de El, irreprochables, como lo son los justificados en Jesucristo
(Rom 8,33). Con esta triple expresión se quiere indicar el estado de
perfección moral en el que ya los cristianos pueden «caminar de
una manera digna del Señor» (v.io). La reconciliación con Dios
mediante la muerte de Cristo desplegará en ellos toda su eficacia
vital: con tal que permanezcáis cimentados y firmes en la fe. L a fe n o
es aquí el mero acto intelectual, sino el estado de fe, de adhesión
total, personal a Cristo; ese estado de fe lo adquirieron los colo-
senses por la predicación del evangelio; la firmeza en la fe está
acompañada de una convicción profunda de la esperanza que les
a p o r t ó el evangelio: y no apartados de la esperanza del evangelio,
es decir, con vistas al fin al que Dios lps llamó (v.22b), «la parti-
cipación de los santos en la luz» (v.12), «la esperanza que les está
reservada en los cielos» (v.5); todo ello lo aprendieron por la pre-
dicación del evangelio. Este evangelio, mensaje de salvación, no
fue circunscrito a unos pocos privilegiados, sino que es gracia
ofrecida a toda la humanidad sin distinción de razas y lugares:
el cual ha sido predicado a toda criatura ‫ ( יי‬M t 28,19-20). El p r e d i -
cario a todas las naciones fue el glorioso ministerio al que Pablo
entregó toda su alma de apóstol: del cual, yo, Pablo, fui constituido
el ministro.

Colaboración de San Pablo en la obra de reconciliación. 1,24-2,3


San Pablo colabora en la obra de la redención: él sufre por los
colosenses, por los de Laodicea y por cuantos no le conocen
personalmente; él suple en su carne lo que falta a las tribulaciones
de Cristo por el bien de la Iglesia^ cuerpo de Cristo, de la cual él
es ministro. Su misión es dar a conocer el misterio («Cristo 1 ntre
vosotros»); misterio que actualmente ha sido revelado a los santos,
y que culmina en la unión de todos los gentiles en Cristo (1,24-29).
Su misión apostólica en medio de sus pruebas debe infundir nuevo
vigor a la vida espiritual de los cristianos, definida como cónoci-
miento profundamente vivido de Cristo, misterio de Dios (2,1-3).!
77
En el rabinismo judío, el término criatura era sinónimo de hombre. San Pablo se adapt
a ese uso del término (cf. T h W N T III p.1015). «La vocación de los hombres a la fe en Jesu-
cristo, su parte en la gracia de la reconciliación, se funda en el hecho de ser criaturas de Dios» j
(SCHLATTER, c i t a d o p o r C . MASSON, p.109).
835 Colosenses 1,10-11
24
Ahora m e alegro de mis sufrimientos por vosotros y completo
en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por el bien de su

Como apóstol de un evangelio ofrecido a todo el mundo, San


Pablo mantiene una misión tan amplia como el mismo mundo e
incluye aun comunidades que él mismo ni había fundado ni visitado
personalmente; por eso él es consciente de su derecho de exponer-
les el verdadero significado de ese evangelio por cuya causa ha su-
frido tanto; en medio de sus sufrimientos ha captado la recta inte-
ligencia de ese misterio de Cristo y de la parte que le incumbe en
darlo a conocer a los demás. Toda su vida de penas, de trabajos y
de cautividad fue dedicada a este fin; por esto las penas jamás
quebrantaron en lo más mínimo el ánimo del Apóstol, sino que
constituyeron su gozo, ya que contribuyeron al crecimiento de la
Iglesia, cuerpo de Cristo.
24 El Apóstol se alegra de padecer para ayudar a Cristo en la
obra de la redención. Sus penas son saludables: por vosotros, es
decir, en favor vuestro, para vuestra edificación y salvación (Masson).
No quiere decir que él sufra por ( = en vez de) los colosenses, como
si ellos nada tuvieran que padecer por su parte. El énfasis recae
en la función saludable para los cristianos de parte de las penas
del Apóstol; en 1 Tes asocia el gozo y la tribulación que experi-
mentan los cristianos por causa del evangelio: «Os habéis hecho
imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra con gozo en
el Espíritu Santo, aun en medio de grandes tribulaciones» (1 Tes 1,6).
El término τά υστερήματα: lo que falta (se encuentra nueve ve-
ees en el N T , de las cuales ocho en San Pablo), lo que queda aún por
sufrir, parece aquí indicar alguna deficiencia en las tribulaciones de
Cristo. ¿Cuáles son esas «tribulaciones de Cristo»?De las palabras del
texto, ¿no salta a la vista alguna contradicción con la doctrina de la
plenitud exhaustiva de las penas de Cristo, que consumó hasta lo
sumo su pasión? ¿Cómo entiende el Apóstol ese «faltar algo» a las
tribulaciones de Cristo? Tres son las opiniones aceptadas entre los
exegetas, cargadas todas de buen peso de probabilidad. Ante todo
notemos que la frase puede implicar estos significados fundamen-
tales: sufrimientos de Cristo, o sea, lo que Cristo padeció, o los
sufrimientos requeridos por Cristo, o los sufrimientos tolerados
por causa o en unión con Cristo (genitivo místico) 78.
Algunos autores defienden que en el texto se trata de las tribu-
laciones que Cristo sufre en su cuerpo místico. Son, según eso, las
tribulaciones del Cristo místico, las que se sufren en los miembros
unidos a la Cabeza, uno de los cuales es Pablo. Como nota San
Agustín, se trata de la pasión total del Cristo místico, que sufrió
y sufre aún hoy día en sus miembros, en cuanto que es nuestra
Cabeza; por consiguiente, las tribulaciones de los miembros son
también «tribulaciones de Cristo» 79 . De esta opinión fueron San
Juan Crisóstomo, Teofilacto, Estío; entre los modernos, Meinertz,
7 8 C f . E . F . SCOTT, p.31.
‫ »ל‬Cf. ML 37.11041846; 36,730.
Colosenses 1,12-14 836
Zorell, Dibelius, y en general los autores que tratan de la doctrina
mística de San Pablo. Según la teología del Apóstol, las penas son,
para él mismo y para todo cristiano, un factor necesario, con el que
todos tienen que contribuir, como se deduce de 1 Tes 3,3-4 (los
cristianos están como predestinados a padecer en esta vida), 2 Tes 1,
4-5; 2 T i m 3,12 (todos los que aspiran a vivir piadosamente en
Cristo Jesús sufrirán persecuciones), M t 16,24; Gál 6,12b; así pue-
de decirse que las penas de los miembros del cuerpo místico tienen
un valor redentivo 8 0 . Según otros autores, se trata de los sufri-
mientos del Cristo personal, es decir, de las tribulaciones que Jesu-
cristo padeció en su cuerpo desde el comienzo hasta el fin de su
vida terrestre. Estas tribulaciones de Cristo son incompletas, no
en sí mismas, sino, como indica el Apóstol, en mi carne. Esta expre-
sión se puede referir, o bien al verbo completar (completo en mi
carne), o bien a lo que falta (lo que falta en mi carne).
Las tribulaciones de Cristo están cómo incompletas en la per-
sona del Apóstol (in carne mea); él debe completarlas; ellas se con-
tinúan en su carne para la aplicación de los méritos de la pasión
de Cristo 8 1 . E s evidente que, en orden al mérito, en las tribulacio-
nes de Cristo no hay la menor deficiencia; se dicen incompletas
en orden a la aplicación a cada uno de los cristianos de los méritos
de la redención. N o se trata de la redención objetiva, llevada a cabo
colmadamente por Cristo en su pasión, la cual no necesita ser
completada en nada, sino de la redención •subjetiva (es decir, de la
aceptación y fruición personal de parte de los hombres de todos los
tiempos de la salvación operada por Cristo), para la cual contribu-
yen las aflicciones de todos los cristianos 82 . D e esta opinión son
Bover, Médebielle, y entre los no católicos, Haupt, Schlatter, Red-
torff, Percy y antes Lightfoot 83 .
Contra la primera opinión cabe preguntar si consta que existe
en los escritos de San Pablo el concepto de un «Cristo místico»,
colectivo, que no signifique el Cristo personal, físico. En algún
sector de la exegesis moderna se plantea el problema, y la solución
que dan redunda en menoscabo de la primera opinión 8 4 . Los que
tampoco admiten la segunda sentencia le oponen como objeción
fundamental el hecho de que, en el N T , la expresión los sufrimien-
tos, θλϊψοα, nunca se aplica a las tribulaciones, a la pasión de Cristo;
no se dicen ai θλϊψαι του Χριτου, sino que se predican de las
penas y tribulaciones de los cristianos.
80
Cf. PEDRO DACQUINO, Epistula ad Colos. in luce finis ab Apostolo intenti: V D 38
(1960) p.21.
8 ‫ ג‬Carne indica todo el hombre: el alma y el cuerpo, que constituyen la naturaleza hu-
mana, sujeta a las debilidades y dolores.
82
Cf. PEDRO D A C Q U I N O : V D 38 (1960) p.21. Lightfoot nota que la pasión de Cristo
fue completa en cuanto «satisfactoria», pero incompleta en cuando «edificatoria» (p.iósss).
83 Cf. E. HAUPT, P.56-57; E. PERCY, Die Probleme der Kolosser und Epheserbriefe (1946)
p.131; E . LOHMEYER, Grundlagen paulinischer Theologie (Tübingen 1929) p.226; M É D E -
BIELLE, p.112; J. M. BOVER, Las Epístolas de San Pablo (Barcelona 1940) II p.395; LIGHT-
FOOT, p.IÓSSS.
84 Cf. L. CERFAUX, Le Christ dans la théologie de S. Paul, p.243s; Théologee de l'Eghse
suivant saint Paul (1949); T. ZAPELENA se pronuncia contra la teoría de Cerfaux en VD 37
(1959) 78-95.162-170; J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Lo que falta a las tribulaciones de Cristo: An-
thologica Annua, II (Roma 1954) p.179-206; Cartas de la cautividad, p.128.
837 Colosenses 1,10-11
25
cuerpo, que es la Iglesia, de la cual fui hecho ministro según la dis-
pensación de Dios, que m e ha sido confiada en favor vuestro: dar
No pocos exegetas modernos consideran «las tribulaciones de
Cristo» como las penas y sufrimientos del mismo San Pablo, las
cuales él padece a semejanza e imitación de Cristo. El genitivo de
Cristo es genitivo de semejanza (como ya en la antigüedad enten-
dieron San Efrén, Teodoreto, San Jerónimo, Pelagio, Ecumenio...);
entre los modernos se le llama genitivo místico. El cristiano es una
reproducción mística del mismo Cristo físico. Del mismo modo,
San Juan Crisóstomo, Teofilacto y el Ambrosiáster entienden de
los sufrimientos del Apóstol en cuanto tal, ya que obra en nombre
y lugar de Cristo, según la mentalidad de los rabinos, quienes con-
sideraban como una persona moral al apóstol (enviado, hebr. sha-
liha) y al que le envió 85 . Así se entienden las expresiones que em-
plea San Pablo en sus cartas: convivir (Rom 6,8; 2 Cor 7,3), ser
concrucificado (Rom 6,8; Gál 2,19), conmorir (2 Cor 7,3), consufrir
(Rom 8,17), ser consepultado (Rom 6,4; Col 2,12; Gál 6,17), ser
convivificado (Col 2,13; Ef 2,5), ser conglorificado ( R o m 8,17).
González Ruiz, defensor de esta opinión, nota: «Los sufrimien-
tos de Pablo son sufrimientos de Cristo en virtud de esa intercomu-
nicación mística entre la vida de Cristo y la vida de los cristianos.
En virtud de su resurrección, Cristo proyecta causalmente su propio
vivir sobrenatural en aquellos que tienen comunión con El. El
cristiano es una reproducción mística de Cristo» 86 .
Por el bien de su cuerpo, que es la Iglesia: San Pablo tiene con-
ciencia de su misión de víctima y de que ejerce una función salu-
dable para todo el organismo del que él es uno de los miembros.
No· sufre el Apóstol a imitación de Cristo, y con él todos los cris-
tianos, por su bien particular, egoísta, sino que su sufrir es una
contribución a la total edificación de la Iglesia, cuerpo de Cristo;
padece no como persona particular, sino en íntima comunicación
social con la Iglesia, como su ministro, según la economía divina.
25 Como fue llamado por Dios a la función ministerial en fa-
vor del evangelio, del mismo modo fue constituido por el mismo
Dios «ministro de la Iglesia». No atribuye a sus propios méritos este
privilegio de ser ministro de la Iglesia, sino que le fue conferido
por disposición divina, según la dispensación de Dios en el plan ge-
neral de la redención, en cuyo cumplimiento el Apóstol desempe-
ña papel ministerial importantísimo, y en cuanto esta dispensación
divina está íntimamente ligada a un fin concreto con relación a la
predicación del Apóstol: que me ha sido confiada en favor vuestro:
dar cumplimiento cabal a la palabra de Dios. Este es el objeto con-
creto de esa economía o dispensación de Dios. La expresión llenar,

8 5 Cf. STR.-B., III 2.


8 6 Cf. J. M. G O N Z Á L E Z RUIZ, p. I 2 9 - 1 3 0 . La misma opinión tiene como partidarios a
M. Dibelius, T . Soiron, A. Wickenhauser (cf. Die Kirche ais der Mystische Leib Christi nach
dem Apostel Paulus [19371 p.192ss), M. Carrez, Stig Hanson (cf. The Unity of the Church
in the New Testament [Colossians and Ephesians 1946] p.i 19s), E. F. Scott (p.30-31), J. Kremer
CWas an den Leiden Christi noch mangelt. Eine interpretationsgeschitlichen und exegetische
Untersuchung zu Col. 1,24b, Bonn 1956).
Colosenses 1,12-14 838
26
cu mplimiento cabal a la palabra de Dios, el misterio escondido
desd e los siglos y las generaciones—mas ahora fue manifestado a sus
realizar, dar cumplimiento a la palabra (el evangelio), aparece igual-
mente en Rom 15,19: «... De suerte que, desde Jerusalén hasta la
Iliria y en todas direcciones, he realizado (predicado colmadamente)
el evangelio de Cristo». Realizar, dar cumplimiento cabal al evan-
gelio, quiere decir, además de extender el evangelio, la Iglesia, el
obtener que el evangelio obre eficazmente en las almas, y, en con-
creto, con relación a los colosenses, el que ellos conozcan la verdad
y eficacia divina del evangelio 87 .
La palabra de Dios, que en otros pasajes se identifica con el
evangelio 88 , aquí en el contexto se identifica con el misterio.
26 En Ef 3,1-13 nos da una descripción más detallada del mis-
terio: Pablo recibió una dispensación de Dios en favor de los gen-
tiles, a saber, la revelación del misterio, que estuvo oculto en otras
edades; mas ahora el espíritu divino lo ha revelado a sus santos,
apóstoles y profetas del N T ; el misterio revelado es el hecho de ser
los gentiles, a una con los judíos, herederos y partícipes de las
promesas evangélicas en Cristo Jesús, en un mismo cuerpo. El
término 1nisterio es aquí aposición explicativa de la frase que pre-
cede inmediatamente, la palabra de Dios; según eso, el evangelio
(la palabra de Dios) es un misterio; es el designio salvífico de Dios;
no es un rito reservado a unos cuantos iniciados, según la acepción
de las religiones paganas. Rectamente nota el gran exegeta protes-
tante Robinson que no hay conexión entre el uso neotestamentario
de la palabra misterio y su acepción en las religiones cúlticas de
los paganos: un rito sagrado que debían conservar los iniciados en
el más riguroso secreto. El término entró en la literatura bíblica
directamente del uso popular en el sentido de un secreto cual-
quiera. Los escritores del N T lo recibieron así y lo apropiaron
después a las verdades cristianas conocidas de los hombres sólo por
una confidencia divina, por una revelación. U n misterio en este
sentido 110 es una cosa de que se deba guardar secreto; al contrario,
es un secreto que Dios quiere divulgar, y cuya propagación confía
a los apóstoles 8 9 . Notemos también que en la terminología apoca-
líptica, como aparece en Dan 2,28-29; 2,47, el misterio o los miste-
ríos tienen conexión con las realidades escatológicas 9 0 . Las reali-

8 7 Cf. T h W N T II p.729.
88 Cf. 1 Cor 14,36; 2 Cor 2,17; 4,2; 1 Tes 2,12.
8 9 Cf. J . A . R O B I N S O N , Epistle to the Ephesians (Londres 1922) p.240.
90
La expresión pérsica raz, misterio, secreto, arcano, entró en la literatura bíblica.
En Dan, el término (razah, razayya, razinj misterio, misterios, se aplica al arcano de los
sueños, o a la verdad oculta en ellos, que sólo Dios puede dar a conocer (Dan 2,18s; 2,27-30;
4,6). En estos pasajes, los LXX y Teodoción traducen raz por μυστήριον; la Vg traduce
mysterium o sacramentum. En Ecli 8,18 se dice de una acción oculta o que se ha de ocultar;
en 4,28, la Sabiduría llama «cosas ocultas mías» a los secretos que ella revela. En la
Mishna (Pirqé Abót 6,2), la tora concede dignidad regia y facultad de investigar... y revela
los misterios de la ley al que la estudia. En Tobías y Judit, μυστήριον se dice del designio
secreto del rey divino o humano (cf. T o b 12,7.11; Judit 2,2). En la literatura apocalíptica se
habla del misterio o del designio escatológico de Dios (4 Esdr). Cf. H. VON SODEN: Z N T W
12 (1911) 199ss; D. D E D E N , Le Mystére paulinien: E T h L 13 (1936) 430ss; T h W N T IV 821s.
La expresión hebrea sód, secreto, misterio, sinónima de raz, aparece en los libros Sapien-
cíales: Ecli 3,19; Prov 11,13; 20,19; 25,9, como secreto de Dios o secreto humano. En los
839 Colosenses 1,10-11
27
santos , a los cuales quiso Dios dar a conocer cuál sea la riqueza
de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vos-
dades de la era escatológica fueron concebidas ab aeterno en la mente
de Dios; El las tuvo ocultas hasta el momento en que tuvo a bien
revelarlas a los videntes apocalípticos. En Col y Ef se trata de la
economía de la salvación universal; es la integración de los gentiles
en el nuevo pueblo escogido, la Iglesia, el cuerpo de Cristo; el mis-
terio es la providente voluntad de Dios, que llama a todas las gentes
a la participación total del don divino en Cristo Jesús 91 .
Este misterio estuvo escondido desde los siglos y las generaciones
—mas ahora fué manifestado a sus santos—. E n R o m 16,25 habla
San Pablo del misterio tenido en secreto en los tiempos eternos,
mas ahora manifestado y dado a conocer por las Escrituras profé-
ticas a todos los gentiles, según la ordenación de Dios, para obe-
diencia de la fe. El Apóstol no excluye una revelación inicial del
misterio en el A T . La manifestación plena y total estaba reservada
para los tiempos del N T (Hebr 1,1-2); esta manifestación en Cristo
fue tan elocuente y llena de luz, que ante ella las revelaciones
del A T quedan en muchos aspectos ocultas en el silencio y en la
penumbra. El N T es la era de la fanerosis, de la plena revelación
del misterio hecha por Dios a sus santos, es decir, a todos sus fieles
creyentes.
27 A ellos quiso Dios dar a conocer cuál sea la riqueza de la
gloria de este misterio entre los gentiles, es decir, cuán esplendorosa
y magnífica es la manifestación del designio divino de la salud,
que se realiza entre los gentiles. En tres palabras expresa San Pablo
la definición o idea central del misterio, el cual es Cristo entre vos-
otros, o sea el hecho de estar Cristo entre vosotros; es Cristo que
habita por la fe y por la caridad en los corazones de todos los fie-
les (Ef 3,17); el misterio es Cristo, quien confiere la salud a los
gentiles por la unión con El en un mismo cuerpo. Cristo es la espe-
ranza de la gloria 92 . El es el autor de la felicidad gloriosa que
todos los fieles esperan. Antes de su conversión, los colosenses
eran, como los demás gentiles, gentes sin esperanza..., sin Cristo...,

Textos de Qumrán su uso es muy frecuente: los misterios se dicen ahí «ocultos designios» o
«secretos de Dios», que tienen conexión con el tiempo escatológico. Se les llama «admirables
misterios de la sabiduría, de la ciencia, de la inteligencia, de la prudencia, de la verdad, del
pensamiento, del beneplácito de Dios». Aunque sólo Dios puede escrutar la profundidad
de sus misterios (Manual de disc. ig), sin embargo, los revela a sus profetas, en especial al
maestro de justicia (Hab 7,5). En sus himnos, el maestro de justicia, o su discípulo, anuncia
que Dios le eseñó los misterios y que él los enseña a los demás; los misterios se manifies-
tan a los buenos (Man. de disc. 0,18); a los otros permanecen ocultos (Man. de disc. 4.5)
(cf. Sab 2,22; 6,22). Según lo indicado en los textos de Qumrán, nos damos cuenta del sig-
niñeado profundo de la expresión misterio entre los judíos y en qué sentido entró luego en
el uso bíblico del N T ; así, Cristo y los escritores del N T emplean raz o μυστήριον para con-
notar las nuevas revelaciones evangélicas (Mt 13,11; Le 8,10; Me 4,11). En San Pablo,
μυστήριον es el designio eterno de Dios, que ahora se revelaa sus santos (Rom 16,25; Ef 3,1;
Col 1,26). En 2 Tes aparece el «mysterium iniquitatis», es decir, los designios perversos del
diablo contra la obra de Cristo; en A p 1,20; 17,5, misterio implica la idea de algo arcano,
cuyo significado queda aún recóndito. Cf. E. V O G T , Mvstería in textibus Qumrán: Β 37 (1956)
p.247-257·
91
Cf. L . DE G R A N D M A I S O N , Jésus-Christ (1928) t.2 p.560; F . P R A T , I p.36s.
92
El relativo masculino os depende de μυστηρίου, pero, por el fenómeno de atracción
del relativo, éste concuerda con el predicado masculino Χριστός.
Colosenses 1,12-14 840
28
otros, la esperanza de la gloria. Al cual nosotros anunciamos, amo-
nestando a todo hombre e instruyendo a todo hombre en toda sabi-
duría, para presentar a todo hombre perfecto en Cristo. 29 Para lo
cual también m e fatigo, luchando según su influjo, que obra en mí
poderosamente.
sin Dios en este mundo (Ef 2,12). Ahora, unidos a Cristo, caminan
con corazón abierto a la esperanza de la gloria celestial, que no ha
de faltarles.
28-29 El pensamiento de San Pablo gira ahora hacia su minis-
terio apostólico. El Apóstol predica, da a conocer el misterio obe-
deciendo al mandato divino. Da a conocer el misterio amonestando
a todo hombre (a todos), induciéndolos a la penitencia y reforma
de su vida. El verbo νουθετέω tiene el significado primitivo de
«poner en el espíritu, en la memoria», de donde fluye el significado
de «amonestar, corregir, exhortar» 9 3 . Y enseñando (instruyendo) a
todo hombre (a todos) en toda sabiduría; comunicándoles el ver da-
dero conocimiento de Dios, de la doctrina de Cristo, de la per-
fección evangélica. Notemos que este instruir y enseñar el cono-
cimiento, la ciencia de Dios, no se circunscribe al campo mera-
mente intelectual, sino que es sobre todo un instruir con solicitud
pastoral (seelsorgerlich) en el terreno moral y práctico, de modo
que todos conozcan la voluntad de Dios y caminen a plena satis-
facción del Señor 94 . San Pablo amonesta y enseña a todos a fin
de presentarlos a todos perfectos en Cristo. El «hombre perfecto»
(τέλειος) se opone al hombre que está en estado de infancia espi-
ritual (νήτπος) (Ef 4,13; 1 Cor 2,6; Hebr 5,11). El hombre perfecto
supone plenitud, desarrollo, estado de madurez, de firmeza, de es-
tabilidad. Eso es lo que caracteriza al hombre con relación al niño.
San Pablo, como apóstol, cultiva con sus amonestaciones y ense-
ñanzas la planta joven de la vida cristiana que cada fiel lleva en su
alma a partir del bautismo; esa planta ha de ir creciendo y desarro-
liándose hasta la plenitud de Cristo, hasta la plenitud de la misma
vida de Dios, que es el término ideal de la vida del «hombre per-
fecto» en este mundo (Mt 5,48). Mientras estamos en este mundo,
la perfección nuestra es relativa, pero tendente siempre al ideal
paulino: el hombre perfecto en Cristo; esa perfección absoluta, cuyo
prototipo es Cristo, la obtendremos, a medida de nuestras capaci-
dades, sólo en la otra vida 95 . Los innovadores de Colosas ponían
la perfección cristiana en la observancia de la ley mosaica y de sus
ritos, en una falsa veneración de los ángeles. San Pablo declara
que fuera de Cristo no hay perfección posible; sólo por, con y en
Cristo el hombre logra adquirir el grado de «perfecto» 9 6 .
A este ideal dedica San Pablo todos sus trabajos apostólicos,
93
En el N T , Νουθετέω y el sustantivo νουθεσία se encuentran sólo en San Pablo. Cf.
BEHM: T h W N T IV p.1015.
9 4
C f . RENGSTORF: T W N T II p . I 4 9 ·
95
Cf. J . L E A L , Ut exhibeamus omnem hominem perfectum: V D 18 (1938) 178-86.
96
Rectamente nota C. Masson que para entender debidamente el sentido paulino del
término τέλειος no hay que recurrir al vocabulario de los misterios paganos o del gnosticismo,
como pretenden Dibelius y otros críticos. Cf. C. M A S S O N , p.114 nt.2; M É D E B I E L L E , p.113·
841 Colosenses 1,10-11

¿ 1 Quiero, pues, que sepáis qué clase de lucha sostengo por vos-
otros y por los de Laodicea, y por cuantos aún no me han visto personal-
mente, 2 para que se fortalezcan sus corazones, estrechamente unidos
por la caridad y tendiendo a alcanzar toda la riqueza de la plena con-
vicción, hasta el hondo conocimiento del misterio de Dios, Cristo, 3 en
con sus luchas, fatigas y su prisión: No trabaja él luchando (άγω-
νιξόμενος) sólo con sus fuerzas naturales, sino, sobre todo, sos-
tenido por la energía, el influjo que Dios ejerce en su apostolado
poderosamente, comunicándole a su ministerio una eficacia so-
brenatural.

C A P I T U L O 2

1) El Apóstol muestra cómo todos los postulados de la falsa


sabiduría se desploman frente a las espléndidas realidades que ad-
miramos en Cristo (2,1-15).
2) N e c e s i d a d de i n m u n i z a r s e contra esta falsa sabiduría
(v. 16-23).

Cristo y la falsa sabiduría de los seudodoctores. 2,1-8


Instrucción general, por la que el Apóstol opone la falsa sabidu-
ría de los seudodoctores a los tesoros de la sabiduría de Cristo.
1-4 San Pablo manifiesta su vivo interés por los colosenses.
Interés que se traduce en una constante lucha.
Porque quiero sepáis cuán grande es el interés (lucha, αγώνα) q u e
tengo (εχω, en presente de continuidad) por vosotros (en favor
vuestro): ahora, hoy por hoy; pero el interés de Pablo es universal,
es inquietud por todas las iglesias (2 Cor 11,28). Por eso añade: y
además por los que viven en Laodicea... y por cuantos no han visto
mi rostro según la carne, o sea, los q u e n o m e h a n visto personal-
mente. Probablemente los colosenses no habían visto al Apóstol,
ni tampoco los laodicenses, vecinos suyos (cf. 4,15-16).
Para que se fortalezcan sus corazones: se trata de la idea de firmeza
en lo concerniente a la fe.
Intimamente ensamblados (σνμβιβασθέντες, según su significado
original; cf. v.19 Y Ef 3,17) 1 . Por tanto, unidos por la ca7idad
( = vínculo perfecto; cf. 3,14: «por encima de todo esto, tened
caridad, que es vínculo perfecto»); la caridad está íntima y direc-
tamente relacionada con el conocimiento del misterio 2 .
Tendiendo a alcanzar la riqueza... hasta el hondo conocimiento
del misterio de Dios, Cristo, o sea (llegando) a la total riqueza (hay
un cambio de caso); της ‫־‬πληροφορίας envuelve la idea genérica de
1
σ υ μ β ι β ά ζ ε ι ν aparece en 1 Cor 2,16 (Is 40,14) con el significado de «instruir»,' convertir;
probablemente tiene el m i s m o sentido en A c t 19,33. Pero el verbo no tiene ese sentido en
Ef 4,16 y Col 2,-19. ya que en estos pasajes Pablo lo emplea para denotar la fuerza interna del
e d i f i c i o ( o d e l c u e r p o ) . C f . HEINRICH SCHLIER, e n s u Comentario a los Efesios p.208.
2
«La caridad será como la atmósfera en la cual el espíritu se abrirá más y más a la inte-
ligencia de las realidades sobrenaturales para penetrar más íntimamente en el misterio de
Cristo». C f . A . MÉDEBIELLE, p.114.
Colosenses 2,10-12 842
quien se hallan escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del co-
nocimiento. 4 Digo esto para que nadie os engañe con discursos suti-
les; 5 pues aunque estoy ausente corporalm2nte, en espíritu estoy con
vosotros, alegrándome de ver el buen orden (que reina) en vosotros
y la solidez de vuestra fe en Cristo. 6 Así, pues, como recibisteis a
Cristo Jesús, el Señor, andad en El, 7 arraigados y edificados sobre El
y fortalecidos por la fe, según se os enseñó, abundando en acción de
plenitud; comúnmente, plenitud, tanto de conocimiento como de
fe, o de esperanza, o de convicción. En nuestro caso, dicha pleni-
tud viene determinada por συνέσεως: (plenitud) de penetración in-
telectual; y conocer el misterio de Dios, Cristo: conocimiento perfecto
(religioso, no profano) del plan salvífico de Dios, y de Cristo. Sen-
tidos de este genitivo:
a) Tal como aparece en la Vulgata: misterio de Dios Padre
y de Cristo.
b) La que da el texto griego (Χρίστου, genitivo explicativo de
του ΘεοΟ: el misterio de Dios, que es Cristo).
c) Otros explican así: este misterio es el mismo Cristo (cf. 1,27);
por consiguiente, Χρίστου es genitivo epexegético (explicativo) de
la palabra μυστήριον. Este misterio es justamente Cristo, revelación
del Padre; Cristo en persona es el don absoluto otorgado a. los
hombres; por tanto, el conocimiento del misterio es conocimiento
del mismo Cristo. Es una explicación magnífica y parece la más
adecuada.
En el cual se hallan escondidos todos los tesoros de sabiduría y de
conocimiento: σοφία, γνώσις, eran palabras con las que los seudo-
doctores trataban de engañar a los colosenses; mas el Apóstol in-
siste en la única fuente de auténtica sabiduría, que es Cristo; sólo
él puede descubrir los tesoros de la sabiduría; fuera de él no hay
más que ignorancia y oscuridad intelectual (cf. 1 Cor 1,24-30).
Digo esto para que nadie os engañe con discursos sutiles: es u n a
alusión a la falsa sabiduría de los seudodoctores. Para que nadie os
(παρα λογίξηται) arguya sin razón, con falsos argumentos. Γίιθα-
νολογία es sutileza, no sublimidad de palabras; se dice comúnmen-
te del razonamiento que sólo en apariencia convence, opuesto al
razonamiento apodíctico.
5 El Apóstol, a pesar de su ausencia, conoce bien cuanto les
ocurre en lo que se refiere a su formación religiosa; indudablemente
s u p o por E p a f r a s el buen orden y la solidez de su fe en Cristo, es
decir, su entrega total a Cristo (εϊς Χριστόν). Se alegra y a la vez
los felicita por el buen orden que reina entre ellos, y sobre todo
por la solidez o firmeza de su fe para con Cristo.
6-7 Así, pues, como recibisteis a Cristo Jesús, el Señor, andad en
El..., abundando en acciones de gracias: fidelidad d e m e n t e y cora-
zón, fidelidad asimismo de obras a la verdadera doctrina que
han abrazado sobre la persona de Cristo. Παραλαμβάνω, además
de 4,17 y Hebr 12,28, se emplea otras diez veces en San
Pablo para referirse a la doctrina cristiana en cuanto entronca
directamente con los apóstoles y con el mismo Cristo. Andar
843 Colosenses 1,10-11
8
gracias. Mirad que no haya alguno que os coja como presa por me-
dio de una filosofía y falacia vana conforme a la tradición de los hom-
en Cristo equivale a vivir su misma vida, como miembro de su
Cuerpo místico. La idea contenida en la palabra andar se ar-
moniza con las expresadas en estas otras: arraigados y edificados
sobre El (cf. Ef 3,17): Cristo, raíz de su vida religiosa («enraizados
en El»); y sobre Cristo, como principio de unión y de crecimiento,
deben ellos construir su edificio espiritual (έποικοδομούμενοι).. La
fe, conservada sin interrupción, ha de ser también cimiento que
comunique a su vida espiritual una mayor solidez (fortalecidos por
la fe). Los cristianos no deben olvidarse de los beneficios recibidos;
por ello deben dar siempre gracias abundante y generosamente.
8 San Pablo les previene, para que no se conviertan en presa
de una falsa filosofía, que en el marco de la cultura griega represen-
taba una cumbre de ingenio intelectual, si bien totalmente capciosa.
(Συλαγωγέω compuesto de σύλην y άγω, arrebatar a alguien como
despojo o presa; en lenguaje figurado, apartar de la verdad y meter en
el error, engañar), por medio de una filosofía de la cual se glorían los fal-
sos doctores y con la que procuran iniciar a los colosenses en los secre-
tos de su religión; cuidado con que nadie os seduzca con una vana
falacia (κενής, vacía, inútil; άττάτης, falacia, engaño). Tres carac-
terísticas tiene esta falsa ciencia de los seudodoctores: a) se apoya
en la tradición de los hombres; b) en los elementos del mundo; c) se
aparta de Cristo (y no según Cristo).
a) Según tradición humana. L a sabiduría de los seudodoctores
es vana y falaz porque se basa en principios meramente humanos,
sin la luz de la revelación de Cristo. Según Médebielle las «tra-
diciones de los hombres» son multitud de ritos legales e innúmera-
bles prácticas rituales y externas; como aquellas de las cuales ya
el Señor había reprendido a los fariseos (cf. v.21-22). Todas estas
doctrinas atacan directamente la dignidad y la autoridad de Cristo.
b) Según los elementos del mundo (κατά τ ά στοιχεία του
κόσμου) 4. Cf. Gál 4>2ss: «del mismo modo nosotros, cuando aún
éramos pequeños, estábamos esclavizados a los elementos del mun-
do»; y en el v.9: «Mas ahora que habéis conocido a Dios, y sobre
todo habéis sido conocidos por Dios, ¿cómo os volvéis de nuevo
a elementos débiles e insuficientes, a los cuales otra vez queréis
prestar vuestros servicios?».
Στοιχειον,, del verbo στοιχέω, andar (marchar); en general sig-
nifica fundamento (movimiento inicial de un avance), rudimentos:
1) Físico: rudimentos de una lengua (letras del alfabeto); ele-
mentos primigenios del mundo físico (fuego, tierra, agua, aire), de
los cuales, conforme al sentir de los antiguos, se componía el eos-
mos, y en los cuales todo él se desintegra.
3
C f . A . MÉDEBIELLE, p.115.
4
Del mundo (του κόσμου) es un genitivo de sentido general. El mundo significa la huma-
nidad no redimida, o el mundo «fuera de Cristo». Cf. Ef 2,2.12b. Según eso, se trata de los
elementos que tienen relación con el mundo no redimido y ajeno al influjo de Cristo (cf. Tit 2,
1 2 : TÓCS κοσμικας επιθυμίας), y que nada tiene que ver con ei cristiano. Cf. P E T R U S D A C Q U I N O :
V D 38 (1960) p.19.
Colosenses 1,12-14 844
2) Metafórico: rudimentos de una ciencia enseñada a los ni-
ños; ciencia elemental, primaria. Este es el sentido clásico.
3) Teológico-religioso: los espíritus que gobiernan a los elemen-
tos físicos 5 .
¿Cuál de estos sentidos le da aquí el Apóstol?
1) Muchos comentaristas entienden στοιχεία: a) Como sinó-
nimo de genios y espíritus elementales y animistas, al estilo de los
paganos, en alguna manera asimilados por los colosenses (así los
acatólicos Pfleiderer, Holtzmann, Deissmann, Dibelius, Lietzmann);
o b) como equivalente a los ángeles, a los cuales los judíos atribuían
el gobierno de los astros y de otras fuerzas naturales (así algunos
católicos: Knabenbauer, Tobac, Lemonnyer, Meinertz); c) los án-
geles, mediadores de la Ley mosaica 6 .
2) San Juan Crisóstomo, cuya opinión comparten Teodoreto,
Huby y muchos otros, cree que la palabra στοιχεία designa aquí
fuerzas naturales, astros en especial, cuyo curso regía—según los
judíos—las fiestas, las neomenias, los sábados, como parece con-
firmar el v.16.
3) Médebielle, P r a t 7 y Lagrange (Epítre aux Galates), com-
parando nuestro texto con Gál 4,2 y 4,9 (elementos débiles e insu-
ficientes), interpretan de la siguiente manera:
Elementos del mundo son las instituciones mosaicas, que confe-
rían a la humanidad, en su estado de niñez, una formación religiosa
sumamente elemental, que cedió el puesto a la ciencia perfecta y
definitiva aportada por Cristo en la nueva economía (cf. 2,3.20).
La ciencia que pretenden enseñar los seudodoctores, la que se
empeñan en oponer a la de Cristo, es ciencia elemental 8 . Así inter-
pretan también San Jerónimo, Tertuliano, Santo Tomás, Justinia-
no, Estío, Lightfoot, Ewald, Strack-Billerberck, Prat, Médebielle,
Lagrange...
San Jerónimo tuvo noticia de la primera opinión, b), que no
admitió. Se trata de espíritus que tienen cuidado de los elementos
materiales—doctrina común entre los judíos— 9 . Aun entre los grie-
gos, Filón censura a los paganos, porque adoran a estos espíri-
tus 1 0 . A ésta, y a la opinión c) de Wamback, más que a ninguna
otra, parece favorecer el contexto en el v. 15: «y habiendo despojado
a los principados y a las potestades, los expuso en público espec-
táculo, triunfando de ellos por ella»; también está a su favor Gál 4,9
(no así Gál 4,3, que aboga más bien por la tercera opinión).
¿Qué clase de espíritus son éstos, buenos o malos, o tal vez
indiferentes ? Es ésta una dificultad de poca importancia. Mayor fuer-
za tiene la de que no existe ningún ejemplo del tiempo de Pablo que
dé a entender que tales «elementos del mundo» sean espíritus (así
Médebielle).

5 Cf. J. HUBY: Β (1934)·


6 C f . Β. N . WAMBACK: R B 55 ( 1 9 4 8 ) 3 5 . 4 2 ‫־‬
‫ י‬Cf. F . PRAT, I I p.125·129‫־‬
8
C f . R E U S S , Les Epitres pauliniens t.2 p.221.
9
A p de San Juan, A p de Enoch (apócrifo).
1° Cf. FILÓN, Sobre la vida contemplativa l.r.
845 Colosenses 2,9
9
brcs, según los elementos del m u n d o , y no según Cristo. Porque en

Se deduce, pues, que la mayor probabilidad recae sobre las


o p i n i o n e s primera b), c) y tercera.
9-15 De nuevo se afirma la excelencia de Cristo. Cristo liber-
tó a sus verdaderos discípulos de la esclavitud a que estaban some-
tidos bajo los «elementos del mundo». No sólo fue proscrito el pa-
ganismo, tan dado a la magia y al culto de las fuerzas de la natura-
leza, sino, además, la misma ley mosaica, entregada por ministerio
de los ángeles y que, a 10 largo de un ciclo de fiestas religiosas, de-
pendía en cierta manera del influjo astral (concepción judaica),
perdió toda su vigencia como letra muerta. Cristo liberó a los suyos
de toda esta servidumbre (elementos del mundo). El culto a Cristo
es en espíritu y en verdad (Jn 4,24); porque el Señor es Espíritu
viviente.
El dominó todos los poderes, tanto cósmicos como angélicos,
pues. La razón de ello fluye del v. siguiente.
9 En El habita toda la plenitud de la deidad corporalmente:
aquí se confirma claramente lo expuesto en 1,19: en el cual, εν
oarreo, en Cristo; habita. El verbo κατοικέω designa un habitar esta-
ble, definitivo, en contraposición a παροικείν, que indica permanen-
cia transitoria. Plenitud de la deidad: πλήρωμα es sustantivo con
sentido pasivo y significa 10 que está completo, perfecto: plenitud;
της θεότητος. La lengua griega distingue entre θεότης y θειότης; la
deidad expresa ante todo la naturaleza, la esencia divina, mientras
θειότης, la divinidad, subraya el carácter divino que los paganos
atribuían con suma facilidad a los mismos hombres 11 .
Τό πλήρωμα της θεότητος: con esta expresión se indica abier-
t'amente la diferencia que hay entre la doctrina de Pablo y las especu-
laciones gnósticas, según las cuales, τό πλήρωμα της θεότητος no
sería más que la suma o reunión de fuerzas divinas permanentes en
Cristo; para San Pablo, en cambio, la plenitud de la divinidad abraza
la totalidad de perfecciones y atributos que nuestro entendimiento
distingue en la simplicísima esencia divina (Ceuppens, Lagrange).
σωματικώς: corporalmente, es decir, en su cuerpo, de manera visi-
ble. Σώμα algunas veces significa toda la persona de Jesús glorifi-
cado después de su resurrección (Huby, Ceuppens). Σωματικώς:
en forma corporal, como en la encarnación 12 (Lightfoot), «no άσω-
ματώς,como en el Logos antes de la encarnación» (Abbott);cf. v.gr.:
ser castigado, ή άργυρικώς ή σωματικώς, en su dinero o en su cuer-
po (Teodoreto); unida a su cuerpo (Crisóstomo). Cf. Jn 1,14 13 .
Los fieles participan de esta plenitud de la divinidad que habita
11
Cf. PRAT, Ρ. Χ82; LAGRANGE, Les origines du dogme paulinien de la divinité du Christ: RB
45 (1936) 26.
12
Cf. J. B . L I G H T F O O T (1904), p.82.
13
A la expresión σωμοτπκώς se le han dado además otros sentidos: a) totalmente, y no en
parte (San Jerónimo); b) en realidad, no en figura (San Agustín; cf. 2,17: ‫׳‬que son sombra del
futuro, mientras que la realidad es Cristo»); c) sustancialmente, ν no por unión accidental
(San Isidoro de Pelusa). Estas explicaciones—como anota el P. Huby—«no expresan nada
que no sea verdadero en el aspecto doctrinal, pero no interpretan exactamente el término
empleado por San Pablo». Cf. o.c., p.68; P R A T , P.1S2-83.
Colosenses 2,10-12 846
10
El habita toda la plenitud de la deidad corporalmente, y vosotros
estáis llenos de El, que es la cabeza de todo principado y potestad;
11
en el cual también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha
con mano por el despojo del cuerpo de carne; por la circuncisión de
Cristo, 12 sepultados con El en el bautismo, en el cual fuisteis también
juntamente resucitados por medio de la fe en el poder de Dios, que
establemente en Cristo, y mediante ella se santifican. Por eso añade
el Apóstol:
ίο Y vosotros tenéis en El vuestra plenitud: cf. Ef 1,23; J n 1,16:
«y todos hemos participado de su plenitud». Por el hecho de estar
unidos a Cristo, los colosenses participan de su plenitud. En Cristo
poseen ellos toda riqueza espiritual y toda perfección; de ahí que
ya no deben buscar ningún otro revelador, ningún otro mediador;
porque en El habita plenamente—en plenitud—la divinidad. El es
cabeza de todo principado y potestad, es decir, cabeza de esos ánge-
les a los cuales los falsos doctores colosenses dispensaban un culto
indebido, constituyéndolos mediadores entre Dios y los hombres
con menoscabo de la dignidad de Cristo. En este sitio concreto,
cabeza parece indicar sólo una dignidad suprema, sin necesidad de
ver, además, la idea de un influjo vital, como ocurre en 1,18, al
hablar el Apóstol de Cristo y de la Iglesia, su cuerpo.
Es cierto que, en Ef y Col, cabeza casi siempre implica la idea
de influjo vital; pero hay que tener en cuenta que en estas cartas
se hace mención de la cabeza y del cuerpo, de Cristo y de la Iglesia,
la cual se beneficia de Cristo, mientras, por el contrario, en este
texto no se alude a que los ángeles sean «cuerpo de Cristo», sino
sólo se dice que Cristo es su cabeza; luego parece que en él se
afirma la primacía suprema.
11-12 Ahora San Pablo se dirige a los colosenses, llamándoles
la atención, no sólo sobre la preeminencia de Jesús, sino además
sobre los beneficios que han recibido, empleando la metáfora de
la circuncisión en sentido espiritual. Se trata, pues, del bautismo,
por el que se produce un nuevo nacimiento espiritual mediante el
perdón de los pecados y la participación en la vida gloriosa de
Cristo resucitado. Todo ello es fruto de la redención.
Los judíos se preciaban de la circuncisión hecha a mano, por la
que se consagraban a Dios y se consideraban separados de los pa-
ganos, profanos e «incircuncisos». Por el contrario, los cristianos de-
ben gloriarse de una circuncisión mucho más perfecta, no hecha a
mano, porque es de orden espiritual; no es una simple incisión en
la carne, sino expropiación de nuestro cuerpo carnal; es decir, la
circuncisión espiritual nos libera, nos despoja de nuestro cuerpo
carnal (de nuestro cuerpo, no en cuanto con el alma constituye el
compuesto humano, sino en cuanto que es carne, o sea, inclinado al
pecado y sujeto a las pasiones desordenadas, que nos arrastran al
pecado); ésta es la verdadera circuncisión de Cristo, la única circun-
cisión cristiana. Cf. Rom 6,6: «Estamos ciertos de que nuestro
hombre viejo fue juntamente concrucificado a fin de exterminar el
cuerpo de pecado y que nunca más sirvamos al pecado»; a este cuer-
847 Colosenses 2,13-14

lo resucitó de entre los muertos, 13 y a vosotros, que estabais muertos


por los delitos y por el prepucio de vuestra carne, os convivificó a una
con El, perdonándoos todos los delitos, 14 anulando el acta adversa a
po se opone el cuerpo glorioso, el cuerpo espiritual. Este despojo
se consuma de manera definitiva en nuestra gloriosa resurrección.
Sino con la circuncisión de Cristo: dice de Cristo, por cuanto
Cristo la instituyó y es fuente de los beneficios de dicho despojo;
por cuanto Cristo actúa a través de ella. Esto ocurre principalmente
en el bautismo: «Sepultados con El por el bautismo» (Rom 6,4).
El verdadero nombre de esta circuncisión es bautismo. Repite aquí
el Apóstol lo que había ya enseñado en Rom 6,3-10, es decir, que
la inmersión en eL agua es como la sepultura (símbolo del perdón
de los pecados), en la que morimos al pecado; la reaparición fuera
del agua es nuestra resurrección (elevación del hombre por la in-
fusión de la vida de la gracia) en Cristo y con Cristo a la vida so-
brenatural. Con una única acción se produce un doble efecto. En
el bautismo no se da este efecto salvífico sino mediante la fe, διά
της πίστεως, cuyo objeto es la omnipotencia de Dios Padre, que
lo resucitó de entre los muertos. Cf. R o m 10,9: «pues, si proclamas
con tu propia boca que Jesús es Señor, y crees de corazón que Dios
lo resucitó de entre los muertos, te salvarás».
13-15 El Apóstol prosigue encomiando los beneficios del bau-
tismo y de la adhesión a Cristo. Se dirige primeramente a los colo-
senses (vosotros), incluyéndose luego entre ellos (nosotros, v.14), es
decir, entre los que se benefician de la redención.
Y vosotros, que estabais muertos por los delitos (por vuestros p e -
cados) y por el prepucio de vuestra carne (por la incircuncisión d e
vuestra carne, que aquí se considera como símbolo de la impureza
del corazón), os convivificó (Dios) a una con El (Cristo); porque la
resurrección de la muerte del pecado por el estado de gracia es el
comienzo de nuestra resurrección final; perdonándonos (cf. texto
griego) todos los delitos; es decir, nos hizo gracia de nuestros pecados.
¿Cómo se verificó el perdón? Anulando el acta que nos acusaba a
la vista de las prescripciones legales, que nos era contraria, y la
quitó de en medio clavándola en la cruz.
La palabra χειρόγραφον, única en todo el N T , significa eti-
mológicamente manuscrito, autógrafo; y con mayor exactitud, docu-
mentó por el que alguno reconocía deber dinero a otro 14; tal es el
sentido que aquí tiene. Pero ¿en qué consiste este documento?
1) Muchos autores sostienen que se trata de la ley mosaica;
aducen la expresión τοΤς δόγμασιν, que traducen por «documento
(escrito) en decretos»; la ley mosaica con todas sus prescripciones.
Así Teodoro Mopsuesteno, San Agustín y la mayor parte de los
modernos: Prat, Médebielle, Meinertz; entre los protestantes, Light-
foot, Abbott, Masson, Scott.
a) χειρόγραφον es un documento escrito: justamente igual que
la ley mosaica.
14
Cf. W . BAUER, Grie-deuts: WzNT.
Colosenses 1,12-14 848
nosotros por las prescripciones, que nos era contraria, y la quitó de
en medio, clavándola en la cruz; 15 habiendo despojado a los princi-
pados y a las potestades, los expuso en público espectáculo, triunfando

b) En la doctrina de San Pablo 1 5 , los preceptos de la ley


mosaica, dada nuestra debilidad, son ocasión de pecados y, por lo
mismo, cláusulas condenatorias que nos amenazan con maldición
y con muerte (documento que por o con sus decretos nos acusa), es
decir, «el acta adversa a nosotros—como traduce la Vulgata—, que
nos era contraria». Tal decreto o documento, con todas sus pres-
cripciones, lo clavó Dios en la cruz.
c) Por paralelismo con Ef 2,15, en que se habla de la ley
mosaica. Este documento implacable nos acusaba (καθ'ήμών) y
nos condenaba (contrario, ύπεναντίον, a nosotros). De este docu-
mentó nos libró Dios. ¿Cómo? Anulándolo, declarándolo ineficaz,
16
sin valor: quitándolo de en medio: lo suprimió; lo clavó en la cruz .
2) Orígenes, Teodoreto y algunos modernos, v.gr., Huby, píen-
san que se trata de la ley natural y de la deuda contraída por la
humanidad después del pecado de Adán. El P. Huby se explica
en estos términos: Cada uno de nosotros, por sus transgresiones, se
hace deudor y firma un documento de su propio pecado, por el
cual reconoce su deuda para con los mandamientos (τοις δόγμασιν),
que él violó. «Cada uno de nosotros se hace deudor en aquello en
que peca y firma el acta de su pecado» ( O R Í G E N E S : M G 12,235).
Por el hecho de haber contravenido los preceptos de la ley (no sólo
de la ley mosaica, sino también de la ley natural escrita en nuestros
corazones; cf. Rom 2,14-15), nos hicimos deudores de la misma
ley, cuyos preceptos nos acusaban delante de Dios; no podíamos
cancelar la deuda; únicamente Cristo, muriendo en cruz, pudo pa-
gar la cuenta que teníamos pendiente con los preceptos ((χειρόγρα-
φον δόγμασιν) 17 .
15 Acaba la descripción de la obra de Dios realizada por me-
dio de Cristo con una mayor insistencia sobre la idea del triunfo
de Cristo por encima de principados y potestades. Habiendo despo-
jado a los principados y a las potestades... en El (έν αύτω). En El,
en Cristo. El P. Prat traduce: mediante la cruz; sin embargo, según
la mayoría de los comentaristas modernos, έν αύτω es mejor atri-
buirlo a Cristo (cf. Ef 1,21; 3,10; Col 1,16; 2,10; Ef 6,12; Col 2,15).
Se indican tres hechos:
1) Dios despoja a los principados y a las potestades de sus
prerrogativas.
2) Los exhibe en público espectáculo.
3) Los conduce en parada triunfal como trofeo de guerra.
El verbo άπεκδυσάμενος está en voz media, por lo que algunos
15
Cf. Rom 4,15; 7,7-25; Gál 2,16; 3,10.
16
Cf. P R A T , I I p.276: «Dios, a manera de venganza, clavó en la cruz de su Hijo la Ley, la
cual contribuyó a su crucifixión».
17
Esta deuda estaba inscrita en la semejanza de la carne de pecado en el cuerpo pasible I
y mortal que revistió Jesucristo; ella misma quedó abolida con su muerte para dar lugar a la
inmortalidad de su resurrección y al estado de su gloria incorruptible. Cf. H U B Y , p.735‫·־‬
849 Colosenses 2,13-14
de ellos por El. 16 Así, pues, que nadie os critique en cuanto al comer
y beber, o a propósito de una fiesta, o de una neomenia o de un sá-
bado; 17 las cuales cosas son sombra de las cosas que habían de venir,
Padres 18 (San Agustín, San Hilario, San Ambrosio) traducen así:
despojándose de sí (Cristo) en su carne, o despojándose de su carne;
es decir, muriendo en la cruz. Hoy casi todos lo entienden de dis-
tinta manera, refiriendo la expresión a Dios Padre, como sujeto del
verbo, lo cual parece más conveniente. Dios despojó a los princi-
pados y a las potestades... ¿De qué potestades y principados se
trata? N o hay unanimidad: a) Unos sostienen que son los ángeles
mediadores de la ley mosaica; estos ángeles tuvieron un papel rele-
vante en la promulgación de dicha ley; a ellos dedicaban los colo-
senses un culto exagerado; pero, al ser abrogada la ley (cf. χει-
ρόγραφον δόγμασιν) por la muerte de Cristo, los ángeles que la
promulgaron cesaron (fueron despojados) así en sus prerrogativas
como en su oficio respecto de la ley 1 9 . b) Otros, con el P. Huby,
creen que se trata de los ángeles malos (cf. Ef 6,12). En primer
lugar se describe el triunfo de Cristo, en el que principados y potes-
tades son conducidos, arrastrados como prisioneros, como cautivos,
en el desfile deslumbrante de Cristo vencedor; lo cual cuadra mejor
referido a los ángeles rebeldes, de los cuales se habla en Ef 6,12 2 0 .
Έδειγμάτισεν έν παρρησία: los expuso a la irrisión; abiertamen-
te, con valentía, o mejor aún, en público. Θριαμβεύω: conducir en
parada triunfal (a los enemigos vencidos); no sólo hay referencia
a los enemigos (los ángeles malos), sino también al cortejo que
acompaña al vencedor (cf. 2 Cor 2,14: «Doy gracias a Dios, que
siempre me exhibe como trofeo de guerra en Cristo Jesús...»).

Necesidad de inmunizarse contra la falsa sabiduría. 2,16-23


16-17 Respecto de la bebida, la ley mosaica formulaba estas pro-
hibiciones: beber agua en un vaso sucio (Lev 11,34; N ú m 6,3; 19,13);
beber vino los sacerdotes mientras duraban sus oficios sagrados
(Lev 10,9), y otro tanto los nazareos durante el tiempo de su voto
(Núm 6,20). Indudablemente, los falsos doctores colosenses exage-
raban tales prohibiciones, imponiendo abstención total de vino, al
estilo de los esenios del desierto de Judá, de los terapeutas judíos
de Alejandría y de ciertas sectas griegas (pitagóricos). Al mismo
tiempo insistían en la celebración de grandes fiestas, έορτάι,, del
calendario judío, de las neomenias (el novilunio) y de los sábados.
Las mismas observancias de fiestas y en el mismo orden se enu-
meran en Os 2,13. Todo esto—dice Pablo—es sólo sombra del futu-
ro, pero el cuerpo es (exclusivo) de Cristo; esto es, Cristo les da su
auténtica realidad (cuerpo). Esta comparación entre la sombra y el,
cuerpo (realidad) es sumamente expresiva (cf. Hebr 9,9-11). Por
ella se indica:
18 C f . M L 33,641.
9‫ז‬
20
Por su pasión y resurrección, Cristo rompió su tiranía y los despojó de su dominio
en todos sus aspectos. Cf. H U B Y , p.77-78.
Colosenses 2,10-12 850
18
mas ser el cuerpo es (exclusivo) de Cristo. Q u e nadie os prive de
vuestro galardón, haciendo alarde de humildad y culto de los ángeles,
presumiendo de visiones, vanamente hinchado de su mente carnal,
19
y no asiéndose a la cabeza, de la cual todo el cuerpo, alimentado y
trabado por medio de las coyunturas y ligamentos, crece con creci-
a) La inferioridad de las instituciones mosaicas, que, en re-
lación con la nueva economía, no son nada sustantivo.
b) La plenitud de los bienes que encontramos en Cristo: El
es manjar de vida y bebida de inmortalidad, el verdadero cordero
pascual comido con ázimos de pureza (1 Cor 5,8), la sangre para
la expiación (Hebr 9,6-12).
c) Abrogación de la ley antigua. Sería una necedad volver a
ella, pues entonces los cristianos cambiarían la realidad (Cristo)
21
p o r la sombra .
18-19 Es rechazado como superstición el culto excesivo a los
ángeles: que nadie os engañe. El verbo καταβραβεύω literalmente se
aplica al árbitro que niega al vencedor el premio que éste ha ganado
en el c e r t a m e n olímpico; d e ahí pronunciar sentencia desfavorable,
condenar. L a expresión haciendo alarde (Vulgata: volens) p u e d e
unirse, o bien con lo que antecede (nadie os defraude, alardeando
de ello, deliberadamente), o bien con lo que sigue: haciendo aldrde
de humildad, o sea, complaciéndose en humildad (falsa) y en un
culto (falso) a los ángeles. Ciertamente es una humildad falsa, pues
los seudodoctores parece que consideraban a Dios tan elevado y a
sí mismos tan indignos, que por fuerza tuvieron que recurrir a
prácticas ascéticas en honor de los ángeles. Aducían sus falsas vi-
siones: ά έώρακεν έμβατεύων (Vg: «quae non vidit ambulans»).
Έμβατεύω significa entrar en un recinto prohibido a los no iniciados.
Conocidas son las interpretaciones de Claros, en las que los inicia-
dos se denominan οϊτινες μυεθέντες ένεβάτευσαν (a. 132 ρ. C.), los
que, bajando a la cripta, penetraron en el ábaton, o lugar reservado
al dios 22 . Se han dado versiones muy diversas de este pasaje pau-
lino: indagando con curiosidad sus propias visiones, insistiendo en
ellas (Prat); yendo errantes por cosas que no vieron (Crampón);
nadie os condene aduciendo su falsa humildad y el culto a los
ángeles, tal como él lo contempló en su iniciación (Dibelius) 23 .
Podemos decir que aquí refuta San Pablo estas falsas revela-
ciones de los seudodoctores, comparándolas con las absurdas ini-
ciaciones de los ritos paganos. Hinchados en su soberbia, ofrecen
una doctrina que no es sino ilusión de una inteligencia carnal
(vanamente hinchados de su mente carnal), ajenos a t o d o influjo d e
Cristo y del Espíritu Santo. Se creen elevados a una sublime sabi-
duría, cuando su espíritu (entendimiento) no es más que carne;
están separados de la verdadera Cabeza, Cristo (y no asiéndose a
la Cabeza), del cual debieran recibir la genuina savia de salvación,
21
C f . A . MÉDEBIELLE, p . 1 1 8 .
2 2
C f . P . FESTUGIÉRE: R B ( 1 9 3 5 ) 3 8 5 ; S . LYONNET, L'Ep. aux Col (2,18) et les mystéres
d'Apollon Clarien: Β 43 (1962) 417-35·
2 3 «Wie er sie bei der Einweihung geschaut hat», cf. M . DIBELIUS, p.24.
851 Colosenses 2,13-14
miento de Dios. 20 Si habéis muerto con Cristo a los elementos del
mundo, 21 ¿por qué, cual si vivieseis en el mundo, os dejáis imponer
preceptos? «No cojas, no gustes, no toques...», 2 2 —las cuales cosas
están todas destinadas a la corrupción por el uso—, conforme a los
preceptos y enseñanzas de los hombres. 23 Tales cosas tienen cierta
apariencia de sabiduría por el culto voluntario, por la humildad y se-
veridad con el cuerpo—sin valor alguno—, con vistas a la satisfacción
de la carne.
hallándose ahora, sin embargo, como ramas desgajadas del tronco;
no participan del influjo vital de Cristo, del que todos los fieles
(todo el cuerpo), unidos por sus articulaciones y ligamentos, reciben
el incremento espiritual que Dios quiere (con crecimiento de Dios).
El cuerpo recibe de Cristo-Cabeza fuerza, cohesión, vida, movi-
miento y crecimiento (cf. texto paralelo en Ef 4,16).
20-23 Es rechazada la falsa ascesis. Si por el bautismo habéis
muerto con Cristo a los elementos de este mundo, ya nada tenéis q u e
ver con ellos. ¿Por q u é , pues, como si aún vivierais en este mundo
(el cristiano no debe vivir según las normas del mundo, sino estar
crucificado al mismo), se empeñan en imponeros semejantes pre-
ceptos? (τί... δογματίζεσθε, sentido pasivo). En el v.21 cita algunos
preceptos (que no son más que enseñanzas y normas meramente
humanas), por los cuales se imponía una rigurosa abstinencia:
μή άψη μηδέ γεύση, μηδέ θίγης; en estas expresiones hay una gradúa-
ción descendente, que viene a desembocar en el ridículo (Mé-
debielle):
a) No cojas con las manos (μή άψη).
b) No gustes con tus labios (μηδέ γεύση).
c) No toques ni aun siquiera levemente (μηδέ θίγης).
‫ ־‬θιγγάνω significa tocar; aquí se insinúa más bien cualquier leve
roce del tacto por el que solemos examinar los objetos. El Apóstol
condena tales prácticas por tres razones:
1) Estos alimentos (los prohibidos por los falsos doctores) se
desgastan con el uso, y para eso son; luego, ¿para qué tanto insistir
en abstenerse de ellos? Además, ellos, de por sí, no nos hacen
mejores ni peores 24 .
2) San Pablo niega a estas prescripciones cualquier autoridad:
se trata de ficciones puramente humanas, es decir, según normas
y enseñanza de hombres; es una alusión evidente a las tradiciones
rituales o cosas semejantes, que inutilizaban por completo el ver-
dadero mandamiento de Dios.
3) Se hallan fuera del genuino espíritu, contribuyendo sola-
mente al triunfo de la carne. Estos preceptos se presentan con apa-
riencia y reputación de sabiduría. Tal apariencia de sabiduría con-
siste en una devoción voluntaria (έν έθελοθρησκία, palabra compuesta
introducida por San Pablo) y arbitraria 25 , en superstición para con
24
Es el mismo principio enunciado por Cristo en Mt 15,17; Me 7,19; cf. 1 Cor 6,12:
los manjares para el vientre, y el vientre para los manjares; pero Dios destruirá a los unos y
a los otros». «Pues ni porque comamos seremos más, ni porque no comamos seremos menos»
(1 Cor 8,8).
25
Έθελοθρησκία, culto voluntario, libremente elegido (έθελόπονος, el que trabaja vo-
luntariamente; έθελόκωφος, el que finge ser sordo; έθελοφιλόσοφος, el que pretende ser
Colosenses 1,12-14 852
1
^‫יי‬Así, pues, si resucitasteis con Cristo, buscad las cosas de arriba,
donde está Cristo sentado a la diestra de Dios; 2 aficionaos a las cosas
los ángeles, en la práctica de una falsa humildad y en una severidad
que no da tregua al cuerpo (και άφειδία σώματος); es decir, en un
sinfín de abstinencias y de ayunos y de penitencias; sin valor ninguno:
a) Estas prácticas carecen de valor, y sólo sirven para secundar los ca-
p r i c h o s de la carne (con vistas a la satisfacción de la carne) : egoísmo26.
b) Estío, siguiendo a San Agustín, y Crisóstomo lo explican así:
ellos (mediante tales prácticas) niegan al cuerpo el honor que le
deben por la satisfacción de sus legítimas exigencias. Parece más
aceptable la primera interpretación.

CAPITULO 3

Parte moral: Recomendaciones generales


Principio fundamental: la vida cristiana orientada hacia Cristo
glorioso y hacia las realidades celestes. 3,1 4‫־‬
Después de haber mostrado que las doctrinas y prescripciones
de los falsos doctores colosenses no tienen valor alguno de salva-
ción para los que están muertos con Cristo y en Cristo a las cosas
de este mundo (2,20), les recuerda San Pablo el nuevo estado de
resucitados con Cristo y las exigencias de su nueva condición:
toda su vida debe estar orientada hacia las cosas de arriba, hacia
ese cúmulo de realidades celestes que Cristo en su estado glorioso
posee ya plenamente, y que constituyen el objeto de nuestra espe-
ranza. En los v.1-4, San Pablo prepara la parte propiamente parené-
tica o exhortativa, que comienza en los v.5 y siguientes.
1-2 Muertos con Cristo (2,11.20), los cristianos han roto sus
vínculos con el mundo y con sus doctrinas religiosas, carentes
de todo valor; han resucitado a una vida que no es de este mundo,
por ser toda ella sobrenatural: están en el estado de resurrección
espiritual, en estado de justicia y santidad, y un día participarán
de la gloria escatológica de la resurrección corporal, que ya tienen
asegurada en la resurrección de Jesucristo. El cristiano, por su
resurrección espiritual en el bautismo, está como integrado a la
vida gloriosa de Cristo resucitado. Cristo está en la plena posesión
de las cosas de arriba 1 . En ese mundo de realidades sobrenaturales
y celestes, El ocupa un lugar de predominio, como Señor del Uni-
verso, sentado en puesto de honor. La expresión estar sentado a la
filósofo). Cf. K. L. SCHMIDT: T h W N T III p.159. Según eso, έθελοθρησκία designa un culto
buscado por propia voluntad, no por voluntad de Dios, dada a conocer a nosotros por la
revelación de Cristo (Masson); es un culto que Dios no desea ni pide.
26
Pablo afirma que tales prácticas exageradas en nada contribuyen en pro de la vida
espiritual. No producen efecto alguno si no es para el servicio de la misma carne; únicamente
dan pábulo a la carne («they simply pamper the flesh!»). Cf. E. F. SCOTT, p.61.
1
Las cosas de arriba son las realidades divinas reveladas en Jesucristo. La oposición o
distinción entre las cosas de arriba y las de abajo tiene en el N T un sentido religioso. Cf. BÜCH-
SEL: T h W N T I 377·
853 Colosenses 1,10-11
3
de arriba, no a las de la tierra; porque estáis muertos, y vuestra vida
está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo se manifieste,
(que es) vida vuestra, entonces también vosotros seréis manifestados
con El en gloria. 5 Mortificad, pues, los miembros (que están) sobre
diestra de Dios proviene del Sal 110,1, con la que se indicaba el
poder supremo otorgado al Mesías 2 . Ese mundo de las cosas de
arriba, en el que Cristo glorioso es como el centro de irradiación,
es 10 único a lo que debe aspirar y aplicarse el alma del cristiano con
todas sus facultades: aficionaos (φρονείτε, aplicaos con todas vuestras
fuerzas espirituales). No a las cosas de la tierra, en las que los falsos
doctores ponen sus aspiraciones y sus gustos (2,8.16.21), las cuales
carecen de todo valor saludable y son ocasión de pecado, pues
fomentan la soberbia.
3 La imposibilidad moral de buscar las cosas de la tierra
resulta del estado de muerte en que está el cristiano respecto de
ellas, pues por el bautismo el hombre muere a este mundo (2,20;
Rom 6,3). A esta muerte mística sucede la nueva vida, escondida con
Cristo en Dios, que se escapa a las miradas superficiales del mundo,
porque está escondida con Cristo, radicada en Cristo, vivida en Dios,
el cual es su origen (el cristiano nace de Dios, es de Dios, 1 Jn 3,9;
4,6), es vida de unión con Dios como la del mismo Cristo. No por
estar oculta con Cristo en Dios la vida del cristiano deja de ser
real: es vida que trasciende todas las vicisitudes y combates del
mundo en espera del día glorioso de su plena manifestación y triunfo
con Cristo.
4 La vida gloriosa de Cristo a la diestra de Dios es ahora un
misterio de luz oculto a nuestros sentidos exteriores, como la vida
nueva del alma fiel escapa a las miradas del mundo. A su debido
tiempo, en el día de la parusía, Cristo aparecerá con toda su gloria
a las miradas de todo el mundo. El es vida vuestra, causa, autor,
felicidad de la vida del cristiano (Knabenbauer), o mejor, El es
vida de toda alma fiel en virtud de la solidaridad que une los miem-
bros con la cabeza y hace que los cristianos vivan la misma vida
de Cristo; vida de pasión en este mundo, vida escondida en la
tierra, pero que se manifestará gloriosa con Cristo el día de la parusía
final. Entonces será una plena realidad la vocación de predestinados
al reino de la gloria y de la luz (Col 1,12); 10 que ahora es una espe-
ranza depositada en los cielos (1,5), será entonces perfecta adqui-
sición (Rom 8,17.23-25). Ya no habrá oposición entre la vida en la
carne y en el mundo y la vida «oculta con Cristo en Dios», porque
ésta subsistirá como única realidad con la aureola de la gloria
celestial.

Vicios que d e b e n evitarse. 3,5-11


5 En seguida aplica San Pablo al terreno moral el principio
de la muerte y resurrección del cristiano con Cristo: mortificad,
no en el sentido de afligir el cuerpo con austeridades y privaciones,
2
Cf. Mt 22,4!ss; 1 Cor 15,25; Ef 1,20; Hebr 1,13; 8,1; 10,12-13; 1 Pe 3,22.
Colosenses 3,6-10 854
la tierra: fornicación, impureza, pasión, deseo malo y la codicia, que
es una idolatría, 6 por las cuales cosas viene la ira de Dios, 7 y en las
cuales también vosotros andabais un tiempo, cuando vivíais en ellas;
8
pero ahora deponed también vosotros todas esas cosas: cólera, ani-
mosidad, maldad, injuria y palabras torpes de vuestra boca. 9 No os
mintáis los unos a los otros, despojándoos del hombre viejo con sus
obras, 10 y revistiéndoos del nuevo, que se renueva en orden al conocí-
sino de destruir, de hacer morir los miembros que están sobre la tierra,
es decir, el cuerpo de carne (el hombre viejo, sujeto al pecado, que
tiende a las cosas de la tierra); este hombre viejo debe morir mística-
mente para que luego reviva en el hombre nuevo, el hombre de
Cristo y con Cristo. Todos los miembros de este organismo empeca-
tado, es decir, sus pasiones, tienen que desaparecer según el prin-
cipio ascético enunciado en Gál 5,24: «mas los que son de Cristo
Jesús crucificaron la carne con las pasiones y las concupiscencias»
(Ef 4,22; 5,3-5). San Pablo enumera (sin que pretenda darnos aquí
una división adecuada de todos los vicios) en primer lugar una serie
de vicios de carácter individual que suponen la satisfacción des-
enfrenada del placer: la fornicación con su comitiva de vicios im-
puros: impureza, pasión, deseo malo, la codicia o sed de lucro, la
cual era entre los paganos una aliada constante de la sensualidad.
San Pablo la llama idolatría, o sea, culto y sumisión al dios Mammón.
6 Todos estos vicios acarrean la ira de Dios, la justicia divina,
que se manifiesta en sus castigos contra los desobedientes, los
obcecados 3 . Son pecados que en la divina economía reciben una
sanción comunitaria en este mundo 4 . El tema de la ira de Dios,
que actúa contra los pecadores, lo desarrolla San Pablo en Rom 1,
18ss, donde describe el castigo que Dios inflige contri el mundo
pagano a causa de sus vicios.
7-8 De ese mundo pagano fueron libertados los cristianos
colosenses gracias a la acción redentora del evangelio. Los colosen-
ses, antes de su conversión, vivían en medio de esos desórdenes
(Ef 2,11-13; 1 Cor 6,9-11). Ellos—ahora ya incorporados a Cristo—
no deben dar cabida a esos vicios del egoísmo sensual y a los que
son contrarios al amor del prójimo, tales como la cólera, la animo-
sidad, la maldad, la injuria y las palabras torpes (que salen) de la boca;
en resumen, todo aquello que procede de un temperamento amar-
gado contra el prójimo.
9-10 Deben evitar de modo especial el feo vicio de la mentira,
ya que en la falsedad se dejan ver a las claras las malas intenciones
contra los demás (Ef 4,25). Formula en seguida el Apóstol una
frase general que da razón de los preceptos antes enumerados:
los cristianos han de vivir conforme a la realidad que adquirieron
en el bautismo, puesto que fueron despojados del hombre viejo,
con sus obras, y revestidos del nuevo. L o q u e pide el Apóstol a sus
3
Algunos autores prefieren leer el v.6 así: «por las cuales cosas viene la ira de Dios sobre
los hijos de la rebeldía»; el aditamento «sobre los hijos de la rebeldía» se encuentra en varios
manuscritos ( 5 A C D F G ) , pero lo omiten el Β (Vaticano) y el Papiro 46. Probablemente
es una glosa tomada de Ef 5,6.
4
Cf. J . M. G O N Z Á L E Z R U I Z , Cartas de la cautividad p.151.
855 Colosenses 1,10-11

cristianos no es una simple reforma de hábitos o tendencias torci-


das, sino un completo cambio de naturaleza con todas sus conse-
cuencias. Λ la mala naturaleza la llama San Pablo el hombre viejo
con todas sus obras, y es reemplazada por una nueva naturaleza:
el hombre nuevo, el cual está revestido de Cristo, se asemeja a Cristo 5 .
El hombre viejo y el hombre nuevo son dos aspectos de la vida del
hombre, según que se le considere o bajo el dominio del pecado,
introducido en el mundo por Adán, o sujeto al influjo saludable
de la vida de la gracia, cuyo origen es el mismo Cristo. En el bau-
tismo cristiano se realizan las dos expresiones, ya que, por el bau-
tismo, nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo para que sea
eliminado el cuerpo del pecado (nuestra naturaleza, viciada por el
pecado), a fin de que en adelante no seamos ya esclavos del pecado
(Rom 6,6-7). En el bautismo, el recién convertido «fue revestido
de Cristo» (Gál 3,27); con ese «revestirse de Cristo» adquiere como
una nueva naturaleza, que actuará bajo el dominio de la gracia 6 .
Ese saludable despojo o abandono del hombre viejo y la adquisición
del hombre nuevo, iniciados en el bautismo, han de seguir reali-
zándose en la vida del cristiano en continuo progreso: «Por lo cual
no desmayamos, sino que, mientras nuestro hombre exterior se
desmorona, empero, nuestro hombre interior se renueva día tras
día» (2 Cor 4,16). El participio presente que se renueva indica una
transformación que se llevó a cabo, pero que ha de ir en constante
aumento. El hombre nuevo es un ser que se renueva sin cesar, con-
formándose a la imagen de aquel que lo creó. Con estas palabras nos
trae San Pablo a la memoria el acto de la creación en Gén 1,26.
Con todo, parece aplicarlas aquí no a la creación de Adán, sino a la
del hombre nuevo en Cristo y con Cristo (San Juan Crisóstomo,
Abbott, Lightfoot, Knabenbauer, Huby). La misma idea dejó ex-
presada San Pablo en 2 Cor 5,17: «El que es de Cristo se ha hecho
nueva criatura, y lo viejo pasó, se ha hecho nuevo». Según Scott,
el Apóstol aplica la frase a semejanza de aquel que lo creó a la creación
de Adán directamente, en cuanto que el nuevo ser (el hombre
nuevo) que el cristiano adquiere por el bautismo, no es otra cosa
que la verdadera imagen que el Creador plasmó en Adán, es decir,
la imagen de Dios. En el himno cristológico (1,15), San Pablo da a
Cristo el apelativo de imagen de Dios, ya que El fue quien mejor
realizó en sí la imagen del perfecto Adán, del nuevo Adán. Del
mismo modo, el cristiano debe, por su constante esfuerzo de des-
pojo y de renovación interior, tender a la posesión del estado de
imagen de Dios que perdió en el paraíso por la caída del primer
hombre. Esa renovación constante imprime en el alma la semejanza
más perfecta posible con Dios, y ella es una creación sin paralelo
5
Hombre viejo y hombre nuevo son expresiones exclusivas del vocabulario paulino del N T .
qu2 no tienen paralelo en los textos de las religiones misteriosas. Cf. Rom '6,6; Ef 4,22;
Col 3,9; Ef 4,24 (ό καινός) Col 3,10 (ó νεός): T h W N T I 367.
6
Algunos exegetas (Lightfoot, Meinertz, Haupt) traducen los dos participios aoristos
ότττεκδυσάμενοι ένδυσάμενοι, en sentido de imperativos: despojaos, revestios. Con el P. Huby
preferimos el sentido que indicamos antes, aunque el uso del participio es bastante elástico
en los escritos de San Pablo, y en ciertos casos equivale a un imperativo. Cf. M. Z E R W I C K ,
Graecitas Bíblica n.165.
Colosenses 1,12-14 856
11
miento, conforme a la imagen del que lo creó; donde no hay griego
ni judío, circuncisión y prepucio, bárbaro, escita, esclavo, libre, sino
Cristo (que es) todo en todos.
(Ef 4,23-24): «Dejando vuestra vida anterior, despojaos del hombre
viejo, que se vicia por la corrupción del error; renovaos en el espí-
ritu de vuestra mente y revestios del hombre nuevo, creado según
Dios en justicia y santidad de la verdad» (Médebielle).
Esta asimilación progresiva del cristiano a Dios tiende necesa-
riamente a un conocimiento superior (εις έπίγνωσιν) cada vez más pro-
fundo y vital de las realidades divinas que enriquecen el misterio
cristiano. Ese renovarse interiormente se confunde con el profundo
conocimiento de Dios, del que hace mención el Apóstol en Ef y Col.
Esta superciencia de Dios no es un conocimiento meramente inte-
lectual, sino que radica en la interna renovación de la naturaleza
espiritual del hombre; es de hecho la resultante gloriosa del cambio
hacia una nueva vida (Scott) 7 .
11 En el reino del hombre nuevo, renovado por la gracia de
Cristo, todas las diferencias de clases o grupos de nación, de cul-
tura y posición social desaparecen. Todos los hombres fueron hechos
en Adán a imagen de Dios, y todos sin distinción realizan en sí
esta imagen mediante su renovación interna en Cristo y por Cristo 8 .
Griegos y romanos, tan engreídos en su cultura, aleccionados en la
igualdad evangélica, no miran ya con desdén a los otros pueblos,
a los que consideraban sumidos aún en el estado de barbarie, ni
aun siquiera a los mismos escitas 9 . El esclavo es considerado al
igual que el hombre libre: todas las diferencias desaparecen ante la
sublime realidad de Cristo, que es todo en cada uno. Todas las
diferencias son superadas por la unidad del cristianismo. En Gál 3,
27-28 formula San Pablo la misma idea: «Cuantos en Cristo fuisteis
bautizados, de Cristo fuisteis revestidos. N o hay ya judío ni gentil,
no hay esclavo ni libre, no hay varón ni hembra, pues todos vosotros
sois uno solo en Cristo Jesús». Todos los cristianos, de cualquier
origen o condición que sean, poseen a Cristo totalmente; El los
diviniza a todos por igual, opera en ellos la renovación de la imagen
divina, destruida por el pecado del primer hombre.
7
Es digno de notarse que en las exhortaciones que da San Pablo a sus cristianos, a una
con la mortificación de las pasiones, menciona el conocimiento verdadero como elemento
esencial del progreso espiritual. Si Cristo es en realidad el camino, la verdad y la vida, no debe
haber conflicto entre el obrar y el pensar, entre el-pragmatismo y el intelectualismo. Todo
lo contrario: la práctica del bien y el conocimiento de la verdad han de enriquecerse en su
mutua actividad. La bondad tiene necesidad de verdad, como el mal tiene necesidad del error.
Cf. HUBY, p.89.
8
San Pablo distingue varios tipos de antítesis: religiosa (judío-griego, circuncisión-pre-
pucio), de civilización (bárbaro) y entre los bárbaros los escitas, quienes «inter barbaros
barbarissimi erant»), social (esclavo-libre). Cf. J. M. G O N Z Á L E Z R U I Z , Cartas de la cautivi-
dad p.152.
9
«Que encuentran placer en matar a los demás, y apenas difieren de las bestias más
salvajes». Cf. JOSEFO, Contra Apion. I I 37.
857 Colosenses 1,10-11
12
Revestios, pues, como elegidos de Dios santos y amados, de sen-
timientos de misericordia, de benignidad, de humildad, de manse-
dumbre, de longanimidad, 13 sobrellevándoos los unos a los otros y
perdonándoos mutuamente siempre que alguno tuviere alguna queja
en contra de otro; y como el Señor os perdonó, así también (perdo-
naos) vosotros. 14 Y por encima de todo esto, revestios de la caridad,

L a caridad, vínculo d e la p e r f e c c i ó n cristiana. 3,12-17


Antes hizo San Pablo mención de las obras inherentes al hombre
viejo, de las cuales debe despojarse el cristiano (aspecto negativo
de la perfección) para revestirse de Cristo. Ahora muestra cómo en
la nueva vida, la del cristiano «renovado en Cristo», ha de reinar
una conducta totalmente diversa (aspecto positivo del cristianismo).
En esta sublime descripción de la vida cristiana hace el Apóstol
énfasis en dos ideas ejes: el espíritu de caridad, el vínculo más
perfecto de la vida de santidad (v.14), y la elevación de pensamientos
y de sentimientos en todo lo que el cristiano ha de hacer en unión
con Cristo, autor e inspirador de todo bien (v.17).
12-14 En primer lugar insiste en los deberes del cristiano, en
10
cuanto q u e todos somos elegidos de Dios, santos y amados . Los
términos derivan del A T . , en donde se aplican al pueblo hebreo
en su elección y vocación de pueblo de Dios. En el N T , los cristianos
constituyen el genuino pueblo de Dios, la Iglesia, en la que se realiza
plenamente la elección divina. Los cristianos así elegidos y amados
de Dios tienen que revestirse del carácter propio correspondiente
a su elección. El revestir ese carácter es practicar las virtudes cris-
tianas a ejemplo de Cristo. Las virtudes que aquí enumera San
Pablo son aspectos preciosos de la caridad para con los demás, en
contraposición a los vicios, que son las obras del hombre viejo
mencionadas en los v.8-9. El eje de la perfección es la caridad con
todo el cortejo de sus aspectos virtuosos, con la paciencia mutua
y el perdón recíproco a imitación de Cristo. La caridad es como la
corona de todas las virtudes; las recapitula a todas en sí misma,
dándoles consistencia vital. Ella es el vínculo de la perfección. Los
griegos llamaban a la amistad (filia) vínculo de todas las virtudes 11 .
La caridad, la cual, por su carácter de virtud sobrenatural, supera
todo sentimiento de mera amistad (filia) o filantropía, es el manda-
miento supremo, que da consistencia vital a todos los demás pre-
ceptos (Rom 13,10): «... el amor es el cumplimiento de la ley».
10
El término elegido (Ικλεκτός) aparece también en las cartas pastorales y antes de
Rom 8,33 (*¿quién presentará acusación contra los escogidos de Dios?»)» en Rom 16,13 (*sa-
ludad a Rufo el escogido en el Señor»). El término elección (εκλογή) aparece en Rom 9,11;
11,5.7.28, y en 1 Tes 1,4 («sabiendo, hermanos amados de Dios, vuestra elección*); el verbo
elegir (εκλέγεσθαι) se emplea en 1 Cor 1,27-28. Son frecuentes asimismo en San Pablo las
expresiones que denotan llamamiento de Dios. Paralelo al concepto de «vocación y elección
de Dios» está el de «amor de Dios» para con los hombres (cf. Rom 9,13). En Rom 9,28 dice
San Pablo que los judíos, «por lo que toca a la elección, son amados en atención a sus padres».
En 1 Tes 1,4, la «elección» de los cristianos se asocia con el ser «hermanos amados de Dios».
Cf. C. F . D. M O U L E : C G T C (1957) p.122.
11
Cf. M . D I B E L I U S ( H N T 2 , 1927), p.33, quien hace referencia a las palabras de Simpli-
ció (In Epictet. p.208).
Colosenses 1,12-14 858
15
que es el vínculo de la perfección. Que la paz de Cristo reine en
vuestros corazones, a la cual fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed
16
agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en vosotros opulenta-
mente, enseñándoos y amonestándoos unos a otros con toda sabidu-
ría, cantando con agradecimiento a Dios en vuestros corazones con
Esta es la explicación que San Juan Crisóstomo y la mayor parte
de los comentaristas dan a la fórmula paulina «la caridad es vínculo
de la perfección» 12 . Según otros autores, la caridad es el «vínculo
perfecto), que une íntimamente a los cristianos entre sí (Santo
Tomás, Estío, Knabenbauer, Ewald) o que asegura la perfección
de todos y cada uno. González Ruiz explica así: «La caridad es el
lazo o vínculo, no ya de las virtudes, sino de los fieles. Toda la
enumeración de los vicios y virtudes tiende a subrayar esta nece-
sidad de la unión de los miembros de un mismo cuerpo; y en el
versículo siguiente se habla expresamente de la paz de Cristo y de
la vocación en un solo Cuerpo» (González Ruiz).
15 En donde reina el hombre nuevo, revestido de la caridad
con todo el cortejo de las virtudes cristianas, ha de sentirse una
atmósfera de paz, de tranquilidad, que excite en los corazones los
sentimientos y afectos de agradecimiento al Señor. Así como un
árbitro regula y ordena los juegos en el estadio, la paz de Cristo, es
decir, la paz que Cristo nos trae (Jn 14,27), debe ordenar y regular
(βραβευέτο) todos los movimientos del alma, todos los sentimientos
y quereres. Los cristianos son llamados a la posesión de esta paz,
a acrecentarla, no solamente para el provecho individual de cada
uno, sino para el bien común de la unidad en el Cuerpo místico,
la Iglesia de Cristo, del que todos somos miembros: en un solo
Cuerpo (Ef 4,4). Este llamamiento y adquisición de la paz de Cristo
imponen al alma el deber de la gratitud para con el Señor.
16 El hombre nuevo debe proceder en el progreso de su per-
fección haciendo que las enseñanzas de Cristo, su mensaje evangé-
lico, produzca en su espíritu frutos abundantísimos. La palabra de
Cristo no es aquí, como sugiere Moffat, una inspiración interior,
una voz íntima, que nos aconseja y dirige; es el mensaje externo
del evangelio de Cristo con todas sus enseñanzas y riquísimo con-
tenido objetivo. Este mensaje de Cristo con toda su riqueza objetiva,
pero íntimamente explorada y asimilada, debe poseer el alma del
cristiano para fortificarla y llenarla de luz. Llenos del mensaje de
Cristo, los fieles se instruirán y amonestarán mutuamente con toda
sabiduría espiritual. El cántico espiritual es medio apto para expre-
sar nuestros afectos de alabanza y agradecimiento al Señor. La
expresión έν χάρπ1‫־‬...Θεω la traducimos «con agradecimiento a Dios»,
con Dibelius, Knabenbauer 13 , Moffat (con corazones agradecidos,
«with thankful hearts»), Scott, Huby. La traducción que dan algu-
nos: «con encanto poético», no es probable, ya que, como rectamente
12
Al ser representadas las virtudes como partes diversas de un vestido, la caridad viene
a ser como el ceñidor que las sostiene y las perfecciona en sus funciones; sin el ceñidor de la
caridad, los vestidos son inútiles: «without the girle of love all the other gartments are use-
less». Cf. E . F . S C O T T : M F F (1958) p.73.
13
Cf. W0BBE, Der Chari?-Cedanke bei Paulus (Münster i. W . 1932) p.88ss,
859 Colosenses 3,17
17
salmos, himnos y cánticos espirituales, y todo cuanto hiciereis, de
palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando
gracias a Dios Padre por mediación de El.
anota Scott, San Pablo quiere indicar un sentimiento religioso, no
una emoción estética. Otros traducen: «bajo la inspiración de la
gracia» (Lightfoot, Zorell, Meinertz). Los salmos, a los que alude
aquí el Apóstol, no son los cánticos del salterio del A T , sino com-
posiciones cristianas a imitación de los cánticos de David (Bauer,
Zorell, Huby). Los himnos son ciertamente composiciones reli-
giosas propias de los fieles de la primitiva Iglesia. En Ef 5,14,
en 1 T i m 3,16 y tal vez en A p 4,11; 5,9-13; 1 5 » 3 1 44‫־‬.encontramos
fragmentos de estos himnos o expresiones rítmicas en alabanza
de Cristo 15 . Los cánticos espirituales comprendían las expresiones
líricas espontáneas que se producían en las reuniones litúrgicas bajo
el influjo del Espíritu Santo. A ellas alude San Pablo en 1 Cor 14,26.
Todos estos modos rítmicos de oración pública eran un medio
aptísimo de alabanza y acción de gracias al Señor 16 . La exhortación
finaliza con un precepto que abarca toda la vida cristiana.
17 Algunos autores yuxtaponen los dos miembros del v.17 y
dan al participio dando gracias (ενχαριστουντες) sentido de impera-
tivo y traducen así: Todo cuanto hagáis..., hacedlo todo en nombre
del Señor; mediante El dad gracias a Dios Padre.
T o d o cuanto el hombre nuevo piense y obre ha de ser sobre-
naturalizado y santificado por la unión con Cristo, en cuya depen-
dencia o autoridad toda la vida del cristiano queda como divinizada:
en el nombre del Señor Jesús, en su dependencia, por la autoridad
divina de Jesús, el cual es Señor (Kyrios, Señor, denota el carácter
divino de Yahvé en el A T y N T ; ese mismo título se aplica a Jesús).
Todo cuanto hiciereis, es decir, todo cuanto excluya la idea de pecado:
«todo cuanto haya de verdadero, de honorable, de justo, de puro,
de amable, de laudable, de virtuoso, de digno de alabanza, a eso
estad atentos» (Flp 4,8); y en 1 Cor 10,31: «Ya comáis, ya bebáis,
hacedlo todo para gloria de Dios». El secreto de la santificación de
toda la actividad del alma fiel está en la unión con Cristo 17 .
Termina San Pablo esta preciosa perícopa exhortatoria con la
nota de la acción de gracias. Toda la actividad del cristiano ha de
estar siempre matizada del afecto de gratitud hacia Dios Padre,
a quien sean rendidas incesantes acciones de gracias con Cristo y
por Cristo, único mediador entre Dios Padre y los hombres.
J4
Cf. J. LEBRETON, Histoire du dogme de la Trinite6 I p.348-349.
15
Plinio escribe en su carta al emperador que los cristianos tenían reuniones en las que
*cantaban un himno a Cristo como si fuera una divinidad». Cf. E. F. SCOTT: M F F (1958) p.75.
16
Algunos autores (Lightfoot, Westcott-Hort, E. F. Scott) entienden los salmos, himnos y
cánticos espirituales como elementos de la mutua instrucción y amonestación entre los cristia-
nos. Consideran como imperativos los participios del v. 16, ‫׳‬enseñándoos y amonestándoos», y
dan este sentido: instruios y amonestaos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales.
17
Santo Tomás, al comentar el texto, se pregunta si la exhortación de San Pablo exige
del cristiano intención actual y explícita de referir sus obras a Cristo. Responde que la inten-
ción virtual es suficiente. Cf. S. THOM., in loe. (edition de Parme, t.13 p.552), citado por
Huby en Epítres de la Captivité: VS VIII p.93-94. Pero es evidente, como rectamente anota
el mismo P. Huby, que los actos explícitamente renovados para unirse a Cristo en el curso
de la acción y referirla a El, contribuyen notablemente al robustecimiento de la virtud de la
caridad, por la cual el alma justa obra el bien.
Colosenses 1,12-14 860
18
Mujeres, someteos a los maridos, como conviene en el Señor,
19
Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis agrios con ellas. 20 Hi-
jos, obedeced en todo a vuestros padres, porque ello es grato al Señor.

Deberes de la vida doméstica. 3,18-4,1


En la perícopa anterior describió San Pablo el ideal de la perfec-
ción crisitiana en general. En esta sección desciende a casos con-
cretos que hacen referencia a los deberes de la vida doméstica en un
triple aspecto: a) deberes de los esposos (v.18-19); b) deberes de los
hijos y de los padres (v.20-21); c) deberes de los esclavos y de los
amos (v.22-25 y c.4,1). A los inferiores (esposas, hijos y esclavos)
se les pide obediencia y sumisión al marido, a los padres y a los
amos, respectivamente. A los superiores (maridos, padres y amos)
se les pide que no se muestren duros o agrios, que no causen enojo
y que traten con justicia y dignidad. Las ideas de esta perícopa
fueron tema de exhortación frecuente en la literatura judía y aun
en el helenismo. Pero, en el N T , estas ideas adquieren su plenitud
de verdad a la luz de las enseñanzas evangélicas que trazaron las
líneas inamovibles de la vida doméstica. Es tema frecuente en la
predicación apostólica 18 y aparece de nuevo en las exhortaciones
de los Padres Apostólicos (Didaché, Epist. de Bernabé, San Clemente
Romano, San Ignacio de Antioquía y San Policarpo) con una in-
sistencia indicadora de la preocupación del mensaje cristiano por
penetrar íntimamente en la fuente de la sociedad, cual es la vida
d e la familia.
18-21 Deberes de los esposos: a las esposas inculca el Apóstol
la sumisión a sus maridos, como conviene (a quienes viven) en el
Señor, es decir, como conviene a los discípulos de Cristo. Bien
hubiera podido San Pablo desarrollar aquí en su carta las preciosas
enseñanzas de su carta a los Efesios (Ef 5,23-33), de las que los colo-
senses mismos podrían sacar gran provecho espiritual. En 1 Cor 11,3
quedó bien afirmada la autoridad del marido en la vida del hogar.
La sumisión de la esposa a su marido es la norma puesta por el
Creador en la familia al instituir el vínculo sagrado del matrimonio.
A los maridos recuerda San Pablo el deber de amar a sus esposas,
con afectos y sentimientos que alejen todo mal humor o dureza,
Bien sabido es que el mal carácter y la dureza en el trato son causa
de discordia en los hogares.
Deberes de los hijos y de los padres: la actitud natural de los hijos
respecto de sus padres ha de ser siempre la de obediencia, la cual
ha de ejercerse en todo cuanto sus padres ordenen. Este espíritu de
sumisión total supone que 10 que los padres ordenen no ha de tras-
pasar los límites puestos por la ley de Dios. Por esta total sumisión,
los hijos hacen lo que es grato a Dios, teniendo presente el modelo
de hijo perfecto, Jesucristo, cuya vida aquí en la tierra fue toda
ella entrega perfecta a la voluntad de su Padre celestial. A los padres

8 ‫ז‬ Cf. Ef 5,22ss; 1 Tirrf6,1-2; Tit 2,1-10; 1 Pe 2,13-3,7·


861 Colosenses 1,10-11
21 Padres, no irritéis a vuestros hijos, para que no se desanimen. 2 2 Es-
clavos, obedeced en todo a vuestros amos terrenos, no sirviéndo(les)
al ojo, c o m o buscando agradar a los hombres, sino con sencillez de
corazón y temiendo al Señor. 2 3 T o d o lo que hagáis, hacedlo de co-
razón, c o m o para el Señor y no para los hombres; 2 4 sabiendo que re-
cibiréis del Señor la recompensa de la herencia. Servid al Señor, Cris-
to. 25 Pues quien hace injusticia, recibirá según la injusticia que hizo,
y no hay (delante de Dios) acepción de personas.

aconseja Pablo que en la delicada labor educadora de sus hijos no


traspasen los límites del rigor paterno: no irritéis a vuestros hijos para
que no se desanimen. El deber del padre consiste en corregir, ayudar,
estimular con simpatía inteligente y don de sí. El deber no adquiere
su eficacia sino mediante el amor (Huby). En el mismo sentido ex-
horta San Pablo a su fieles en la carta a los Efesios (6,1-5).
22-25 y 4,1 Deberes de los esclavos y de los amos: San P a b l o
se extiende más en sus amonestaciones a los amos y esclavos, en
parte porque ello suponía para él entrar en un terreno muy del i-
cado, cual era el de poner en su justo medio las relaciones de amos
y siervos, y en parte, porque, al redactar estos consejos, tenía en su
mente el caso del esclavo Onésimo y su amo Filemón 19 . El Apóstol
acepta la condición social de su tiempo, que hacía del siervo pro-
piedad del amo. El no vino a predicar la revolución como un nuevo
Espartaco. Aceptando las condiciones sociales de su tiempo, les
infunde un nuevo espíritu, que preparará gradualmente el cambio
de costumbres y de institución; así se explica por qué él no denuncia
el sistema como falso en sí 2 0 . Su objetivo fue cristianizar las reía-
ciones entre amos y siervos. Cuando esta transformación se llevó
a cabo, entonces la institución de la esclavitud abocó a su des-
aparición (Scott). A los esclavos se les prescribe obediencia a sus
amos terrenos ( T O I S κατά σάρκα, es decir, a los de aquí en la tierra, en
contraposición al Amo de todos, que está en el cielo) (4,1). Los
esclavos deben obedecer no solamente cuando y porque el ojo del
amo está sobre ellos: no sirviendo al ojo, buscando el agrado y apro-
bación de los hombres, sino con sencillez de corazón, sin fariseísmos,
con pureza de intención o disposiciones internas, que se mantendrán
por el temor de Dios: temiendo al Señor, cuya voluntad han de
hacer en todo de corazón y para agradarlo en todo: lo que hagáis,
hacedlo de coiazón, como para el Señor y no para los hombres. Los
esclavos han de saber que, no obstante su condición exterior,
carente de toda paga y herencia alguna terrena, su trabajo hecho
de corazón y para agradar al Señor no quedará sin su galardón.
En el reino de los cielos recibirán del Señor la recompensa de la
herencia eterna. Su verdadero Amo, el cual tiene dominio absoluto
sobre sus almas, es Cristo, el Señor, Dios; a El deben servir en todo:
Servid al Señor, Cristo (el verbo griego δουλεύετε puede tener aquí
el significado de imperativo o también de indicativo: vosotros servís).
Nunca debe faltar en el servicio de Cristo el espíritu del santo temor
19 Cf. E . F . S C O T T : M F F ( I Q 5 8 ) p . 7 9 - 8 0 ; J . K N O X . Philemon... (1935) Ρ-M-17·
20 C f . H U B Y : V S V I I I p . 9 8 .
Colosenses 2,10-12 862

^ 1 ‫׳‬ Amos, tratad a vuestros esclavos con justicia y equidad, sabi


do que también tenéis vosotros un A m o en el cielo. 2 Perseverad cons-
tantemente en la oración, velando en ella con hacimiento de gracias,

d e Dios, porque quien hace injusticia, recibirá (el castigo) según la


injusticia que hizo. En la antigüedad pagana, en no pocas ocasiones
el estado de esclavitud deprimía de tal modo la personalidad del
mísero esclavo, que en éste desaparecía todo sentido de responsabi-
lidad, y así, cuando obraba mal, no podía ser considerado o juzgado
en las mismas condiciones del hombre libre. Pero, para San Pablo,
el esclavo era un ser moralmente libre. Por eso en su exhortación
le suscita esos sentimientos de responsabilidad ante Dios, su Amo
único y absoluto, en todas sus acciones, como en las de cualquier
otro hombre libre. Según eso, el Juez supremo lo sancionará según
sus obras con absoluta imparcialidad, sin acepción de personas.

CAPITULO 4

1 Las recomendaciones del Apóstol a los amos no por ser más


concisas han de ser menos obligatorias que lo antes prescrito a los
esclavos. A los amos recomienda los deberes de justicia y equidad
para con sus siervos. La expresión griega την Ισότητα quiere decir
«con igualdad», lo cual no indica que se deba prescindir de la condi-
ción o estado social del esclavo. A cada cual lo suyo, pero justa y
ponderadamente (el término denota la idea de razonable pondera-
ción). Los amos prescindan de favoritismos y no se dejen llevar de
los ímpetus de la cólera contra sus esclavos. No olviden que ellos
no son amos absolutos; su superioridad es meramente contingente
y transitoria y circunscrita a los límites trazados por la ley de Dios;
ellos, lo mismo que sus esclavos, tendrán que dar cuenta de sus
actos ante el Amo supremo que tienen en el cielo. Como el buen
centurión (Le 7,8), son hombres que están también bajo autoridad,
responsables ante Dios del poder que les ha otorgado sobre sus
prójimos de condición social inferior.

Exhortación a la oración constante y a la prudencia en las


relaciones con los no cristianos. 4,2-6
San Pablo está ya para terminar la carta; con todo, añade aún
algunos consejos de carácter general. En primer lugar los invita a
la alerta espiritual por medio de una oración constante, y recomienda
además su apostolado a las fervientes súplicas de sus fieles cristianos
colosenses. Los mismos sentimientos expresa en la carta a los
Efesios (6,18-20).
2 La expresión griega ‫־‬προσκαρτερείτε denota la idea de perma-
nencia constante en una ocupación o aplicación asidua a alguna cosa 1 .
La vida del cristiano ha de ser una aplicación asidua a la oración,
‫ ג‬Cf. F. ZORELL, Lexicón Graecum col.1141.
863 Colosenses 2,13-14

3 orando a una también por nosotros para que Dios nos abra una
puerta a la predicación para anunciar el misterio de Cristo, por cuya
causa estoy encarcelado, 4 y manifestarlo c o m o conviene que yo ha-

la cual no se circunscribe a algunas cuantas fórmulas ocasionales.


La oración debe ser como la respiración, la orientación habitual
del alma hacia Dios. La oración asidua pone al alma en estado de
«alerta espiritual» o de vigilancia, como una actitud fundamental
del cristiano. Al recordarles el tema de la oración constante, el
Apóstol se hace eco de las enseñanzas de Cristo en su evangelio:
practicad la vigilancia por la fidelidad en la oración (Knabenbauer,
Dibelius) 2 . La acción de gracias debe ser afecto constante en la
vida cristiana y como la nota dominante de toda oración a Dios:
con hacimiento de gracias.
34‫ ־‬Como objeto de oración constante les propone su propio
apostolado: No expresa el deseo de que los fieles oren al Señor
que 10 libre ya de las cadenas de su prisión o de las dificultades que
trac consigo la predicación del mensaje evangélico. La gracia que
él solicita en las oraciones de sus fieles cristianos es de que Dios
nos abra una puerta a la predicación (a la letra, a la palabra) q u e le
incumbe en su vocación de apóstol de Cristo, no obstante su estado
de cautivo. Pide que el Señor le mantenga la puerta abierta para el
evangelio. La imagen de la puerta abierta con relación a la predi-
cación apostólica aparece en 1 Cor 16,9; 2 Cor 2,12. Sabemos
por Flp 1,12-14 que aun en su prisión encontró San Pablo puerta
abierta para el mensaje evangélico, ya que la fama del evangelio
(el misterio de Cristo), por cuya causa yacía en la cárcel, se dio a
conocer a los mismos soldados pretorianos, y a otras muchas per-
sonas se les dio ocasión de inquirir acerca de él (Dibelius). Otro
fruto considerable de las prisiones del Apóstol fue el celo ardiente
y santa audacia con que los demás hermanos anunciaban la palabra
de Dios (Flp 1,12-14). En verdad, esos últimos años de San Pablo
en Roma, aun impedido por fuerza externa en su labor de predica-
dor, no fueron infructuosos. Al hablar aquí del mensaje evangélico,
por cuya causa estaba en prisión, estaba plenamente convencido
de que su testimonio in vinculis adquiría un valor eminentemente
redentor. Aunque constreñido a la quietud de la cárcel, sus sacri-
ficios por la causa de Cristo significaban mucho para la propagación
del cristianismo. Así entendemos aquí el sentido de las frases del
Apóstol: por cuya causa estoy encarcelado y manifestarlo como es
conveniente que yo hable. La manifestación más eficaz del evangelio
(misterio de Cristo) es la del sufrimiento y de las penalidades, de
las cuales se gloría el mismo San Pablo en 2 Cor 12 y en Flp 1,12ss;
ellas son el mejor lenguaje. Por el dolor, por la cruz, conviene que
hable el apóstol de Jesucristo.
2
Cf. Mt 24,42; 25,13; Me 13,33 («velad en todo tiempo y orad»; como en Mt, se indica
aquí la vigilancia constante por medio de la oración, a fin de que el día del Señor nos halle
siempre preparados); LE 21,36 («velad en todo tiempo y orad»); 1 Tes 5,6 («No somos de la
noche ni de las tinieblas. Asi que no durmamos como los otros, sino velemos y seamos so-
brios*; Rom 1 3 . 1 3 ; 1 Cor 16,13 (‫״‬Vigilad, manteneos en la fe, tened ánimo varonil, confor-
taos»).
Colosenses 3,6-10 864
5
ble. Portaos discretamente con los de fuera, aprovechando toda oca-
sión. 6 Vuestra palabra sea siempre amable, sazonada con sal, de modo
que sepáis cómo conviene responder a cada uno.
7
Tíquico, el querido hermano y fiel ministro y consiervo en el
Señor, os informará de todo lo referente a mí, 8 al cual envié a vos-

5-6 Pasa San Pablo a una nueva idea de exhortación pastoral:


los cristianos deben conducirse con sabia discreción en sus relacio-
nes con los no cristianos. En ello harán prudente y fructuosa labor
de apostolado, para el que no faltarán las ocasiones. La frase griega
τον καιρόν εξαγοραζόμενοι tiene un sentido intensivo de aprovechar sin
ahorrar esfuerzos todo lo que la ocasión ofrece de posibilidades,
explotar a fondo las ocasiones favorables 3 . El trato con los no cris-
tianos (los cuales constituían la inmensa mayoría en tiempo de
San Pablo) ofrecía a los cristianos múltiples oportunidades para
una labor de acercamiento al evangelio, labor que tenía que hacerse
a base de prudente discreción. Dos características, entre muchas,
tiene esta discreción, como las indica San Pablo: amable y sazonada
con sal: έν χάριτι, es decir, que la palabra, la conversación del cris-
tiano, sea matizada de amabilidad, de modestia, de dulzura apta
para cautivar la atención del interlocutor. Probablemente San Pablo
emplea aquí una sentencia profana sobrecargada ya de profundo
sentido cristiano 4 . La discreción en el trato, inspirada por la caridad,
debe poner en los labios del creyente palabras que dispongan favo-
rablemente al interlocutor (Oltremare, Schlatter). La amabilidad
en el trato debe estar condimentada con la sal. Por esta metáfora
entiende San Pablo el sabor moral y religioso del que ha de estar
penetrada la conversación de los cristianos con los no cristianos.
No quiere indicarse aquí el gracejo o buen humor profano de la
literatura clásica, sino el buen sabor del sano y nutritivo alimento
del pensamiento, que hace gustar a los demás las verdades sobre-
naturales. Así, los discípulos de Cristo, con su palabra matizada de
amabilidad, condescendencia y buen sabor, sabrán en el momento
oportuno cómo deben dirigirse a cada uno y responderles a sus
problemas de religión.

El envío de Tíquico y de Onésimo. 4,7-9


Como conclusión a su carta, San Pablo transmite algunos breves
anuncios con el saludo propio y el de sus compañeros que están
con él en Roma por entonces. No da detalles sobre su situación
presente, excepto la breve alusión a sus cadenas en el v.18.
7-8 San Pablo anuncia a los colosenses el envío de Tíquico,
quien es el portador de la carta, lo mismo que de la carta a los
Efesios (6,21). El les dará todas las informaciones que deseen
tener acerca del Apóstol. La llegada de Tíquico a Colosas será
3 Cf. ThWNT I 128.
4
έν χάριτι con gracia, con amabilidad. Xápis aparece aquí con el sentido estético de su
significado, no ajeno del N T . Cf. J . M O F F A T , Grace in the New Testament (Londres 1931)
p.293s; C . F . D . M O U L E : C G T C (1957) P - 1 5 3 ·
865 Colosenses 1,10-11

otros con ese mismo fin, para que sepáis nuestros asuntos y él consue-
le vuestros corazones, 9 juntamente con Onésimo, el hermano fiel y
querido, que es de los vuestros; ellos os informarán de lo que aquí pasa.
10 Os saluda Aristarco, mi compañero de prisión, y Marcos, el
primo de Bernabé, acerca del cual habéis recibido instrucciones; si
viene a vosotros, acogedlo; 11 y Jesús, el apellidado Justo; los cuales
son los únicos de la circuncisión, colaboradores (conmigo) para el
reino de Dios, los cuales han sido para mí de consuelo. 12 Os saluda
Epafras, el vuestro, siervo de Cristo Jesús, quien siempre lucha por
vosotros en las oraciones, para que os mantengáis perfectos y cum-
piídos en todo lo que Dios quiere de vosotros. 13 Pues yo le soy testigo
de que se toma mucho trabajo por vosotros, y por los de Laodicea, y
por los de Hierápolis. 14 Os saluda Lucas, el médico querido, y D e -
para todos motivo de consuelo, y sus espíritus se sentirán confor-
tados con su presencia. Para San Pablo, Tíquico es el querido hermano,
ligado al Apóstol por el vínculo de la fe en Cristo, y digno de toda
consideración y confianza; es el fiel ministro 5 (colaborador) y con-
siervo en el Señor. Era originario de la provincia romana de Asia,
probablemente de Efeso (Act 20,4). En las cartas pastorales se le
menciona dos veces: Tit 3,12; 2 Tim 4,12, en donde se anuncia que
va a Efeso de parte de Pablo con misión especial. Tíquico lleva
por compañero a Colosas a Onésimo, al cual no se le nombra en la
carta a los Efesios (6,20-22). San Pablo tiene la delicadeza de no
hacer notar que Onésimo es esclavo; él es ya un hermano en la fe,
o, como escribe en su carta a Filemón (v.io), es su «hijo en la fe»,
a quien engendró para el evangelio durante su prisión. Emplea para
Onésimo los mismos términos de consideración y ternura que para
Tíquico, pues es también hermano fiel y querido. Onésimo es uno
dé ellos, no solamente un paisano de los colosenses, sino un nuevo
miembro de la comunidad de fieles: es de los vuestros. Por la carta
a Filemón sabemos que Onésimo era un esclavo fugitivo de la casa
de su amo (Filemón). Ahora, gracias a la cariñosa intervención de
San Pablo en su favor, vuelve a Colosas a congraciarse con su amo,
y es portador, como Tíquico, de la carta a los Colosenses. De donde
se concluye con toda probabilidad que Filemón y Onésimo eran
de Colosas. Tíquico y Onésimo explicarán a los fieles de Colosas
no pocas cosas que San Pablo no juzgó oportuno o prudente escri-
birles en la carta.
10-14 Saludos de parte de los hermanos de Roma: d e los seis
personajes que saludan a los colosenses en la carta de San Pablo,
tres son de origen judío: Aristarco de Tesalónica (Act 20,4), quien
había seguido a San Pablo a Efeso, donde juntamente con él su-
frió persecución por la fe en el motín suscitado contra San Pablo
por el platero Demetrio (Act 19,29). Luego acompañó al Apóstol
a Jerusalén (Act 20,4) y a Roma (Act 27,2), en donde se asocia
libremente a sus penalidades de prisión y le presta su ayuda in-
5
Según Lohmeyer, Tíquico es llamado διάκονος, ministro, porque al lado de San Pablo
e
jerce el oficio de colector de limosnas de los étnico-cristianos para los fieles de Jerusalén.
Esta opinión carece de sólido fundamento, pues las circunstancias de la composición de la
carta le quitan toda probabilidad. Cf. C. M A S S O N : C N T (1950) X 153.

SEscr;tu>a: NT 2
Colosenses 1,12-14 866
condicional en el ministerio evangélico (Flm 23), sin que tenga-
mos que considerarlo como cargado de cadenas o en las mismas
condiciones físicas que el Apóstol (Abbott, Knabenbauer, Meinertz).
Aristarco es llamado por San Pablo (lo mismo que Epafras en
Flm 23) concautivo, compañero de prisión. El término parece tener
un sentido literal, ya que, como indicamos antes, Aristarco (y lo
mismo se ha de decir de Epafras) se había asociado a San Pablo
en las penalidades de la prisión, prestándole su apoyo incondicio-
nal en el ministerio evangélico 6 .
Marcos saluda también a la comunidad de Colosas, y nos es
bien conocido como autor del segundo evangelio. Su cualidad de
primo de Bernabé, el célebre misionero tan conocido en la Iglesia
(Gál 2,11ss; 1 Cor 9,6), lo recomienda suficientemente. Es San
Pablo en este texto quien nos da a conocer el parentesco de sangre
entre Marcos y Bernabé. Marcos, llamado también Juan (Act 12,
12.25), acompañó a San Pablo y a Bernabé en el primer viaje apos-
tólico por Chipre y Asia Menor hasta Perge de Panfilia; pero allí
se separó de ellos para volverse a Jerusalén. Desde entonces se
puso a las órdenes de San Pedro, de quien fue su fiel discípulo e
intérprete. El incidente desagradable narrado en Act 13,13 y en
15,33-40, que motivó la separación temporal de Pablo y de su dis-
cípulo Marcos, pronto se borró, con el tiempo, de la memoria de
ambos. De hecho, por este texto de Col y por Flm 24 sabemos
que Marcos está al lado del Apóstol en Roma, sirviéndole en sus
cadenas con total consagración. Ya no es él para San Pablo el com-
pañero inconstante y pusilánime de su primer viaje misionero: es
ahora uno de los concautivos con Pablo, y su consagración abnega-
da a la causa y al servicio del Apóstol prisionero inundan de ale-
gría el corazón de éste. En 2 Tim 4,11 nos lo describe San Pablo
como elemento muy útil para el evangelio: «A Marcos tómalo y
tráelo contigo, que me es muy útil para el ministerio». Los colo-
senses ya han recibido instrucciones con respecto a Marcos. Ignora-
mos qué instrucciones fueron y cómo fueron transmitidas a los
colosenses. San Pablo los amonesta a que acojan de todo corazón a
Marcos, si él viene a ellos. Ignoramos si de hecho Marcos realizó
ese proyectado viaje a Colosas.
El tercer personaje que saluda a la comunidad colosense lleva-
ba un nombre compuesto: Jesús, nombre conocido entre los judíos,
y Justo, nombre greco-romano de origen latino 7 . Aristarco, Marcos
y Jesús-Justo son los únicos provenientes de la circuncisión, es decir,
judio-cristianos que en Roma colaboran con San Pablo en pro de
la causa del reino de Dios 8 y son motivo de consuelo para su cora-
6
El término concautivo, συναιχμάλωτΟς significa también «prisionero de guerra», pero
no es probable que el término se emplee aquí en sentido figurado de «prisionero conquistado
con Pablo por Cristo», según la opinión de Dibelius, Lohmeyer, Kittel ( T h W N T I 196).
El sentido literal encuadra perfectamente con las circunstancias de las cartas de la cautividad
(Col y Flm).
7
Acerca de los nombres dobles en el N T , cf. A . D E I S S M A N N , Bible Studies (Edimbur-
g o 2 81903) p.314·
El reino de Dios o reino de los cielos, término tan común en los evangelios sinópticos,
aparece muy rara vez en San Pablo. Lo emplea aquí el Apóstol tal vez para hacer notar e'
867 Colosenses 1,10-11
zón de apóstol. Otros, los judaizantes, los enemigos inseparables
de San Pablo, le hacen más duras sus cadenas con su conducta de
acérrima oposición y envidia (Flp 1,13-17).
San Pablo da lugar de preeminencia a los saludos de Epafras.
Este era íntimamente conocido de la comunidad de Colosas y de
las demás cristiandades del Valle del Lico, según vimos en la in-
troducción. Por eso es lo más natural que él se considere más cua-
lificado que ningún otro colaborador de San Pablo para expresar
sus saludos a los fieles de Colosas. El Apóstol no escatima las ala-
banzas en favor de Epafras, además de los elogios que le tributó
ai comienzo de la carta (1,7). Epafras es más que ninguno el vuestro;
es decir, no solamente compatriota, sino padre espiritual de la co-
munidad, por haber sido su fundador por delegación de San Pablo.
No obstante hallarse ausente de la comunidad, este fiel siervo de
Cristo Jesús 9 continúa en Roma su apostolado en favor de ella
por medio de la oración incesante: siempre lucha (άγονιζόμενος).
Como Moisés en el monte ante Yahvé en favor de su pueblo, o
como el mismo Cristo en el huerto de los Olivos, Epafras se dio
con todas sus fuerzas—como un combatiente—a la oración por los
fieles de Colosas, para obtener que todos se mantengan perfectos
(τέλειοι) y cumplidores con pleno convencimiento (πεπληροφορημένοι)
de todo lo que Dios quiere de ellos y en favor de ellos. San Pablo ha
constatado por sí mismo y puede dar testimonio de que Epafras se
toma mucho trabajo, está en continua solicitud por el bien espiri-
tual de la comunidad de Colosas, como también de la de Laodicea
y de la de Hierápolis, que le tienen por su principal organizador.
Otros dos colaboradores del Apóstol se recomiendan a los gratos
recuerdos de los colosenses: Lucas, el autor del tercer evangelio y
del libro de los Actos de los Apóstoles (según la tradición que no
puede razonablemente ser puesta en duda: Scott). Importantes pe-
rícopas del libro de los Actos, en las que el autor (Lucas) emplea
la primera persona plural («Wir-Stücke», «Secciones-Nosotros»), nos
dan a entender, sin lugar a duda, que San Lucas fué inseparable
compañero de San Pablo desde los comienzos de la evangelización
en Macedonia hasta que el Apóstol llegó prisionero a la capital
del Imperio 1‫ ט‬. Por este texto de la carta a los Colosenses sabemos
contraste con los judaizantes, más interesados en sus privilegios raciales y de religión que en
el reino de Cristo proclamado por San Pablo. Cf. E. F. SCOTT: M F F (1958) p.89.
9
N o sabemos por qué tuvo que alejarse Epafras de Colosas. Ciertamente esa ausencia no
fue debida a negligencia o falta de interés y celo por la comunidad. Los elogios que en el pre-
sente texto (cf. 1,7) le tributa San Pablo son argumento convincente del intenso interés de
Epafras por la comunidad que él fundó. Creemos, según eso, que carece de fundamento la
suposición de W . Bieder (cf. Brief an die Kolosser [Zürich 1943] p.302ss), el cual sugiere que
el πόνος, la pena, la preocupación de Epafras por los colosenses, era resultado de alguna
fricción o posición molesta entre la comunidad y él. Por su parte, sugiere Scott ( M F F 1958
p.90) que la presencia prolongada de Epafras en Roma se debió a sus gestiones de caridad
misericordiosa en favor de la comunidad de Colosas, a saber: excitar la simpatía e interés de
cristianos ricos de la capital del Imperio en favor de sus hermanos del Valle del Lico, dura-
mente probados por los terremotos de entonces. Cf. lo anotado en la Introducción acerca de
tales terremotos.
10
Cf. Act 16-10-17 (de Tróade a Filipos), Act 20,5-15 (de Filipos a Mileto), Act 21,1-18
(de Mileto a Jerusalén), Act 27,1-28,1 (de Cesarea a Roma). El manuscrito D (de Beza)—re-
censión occidental de los Act—pone la primera persona plural en la adición que tiene en
Act 11, 28.
Colosenses 1,12-14 868
mas. 15 Saludad a los hermanos de Laodicea y a Ninfas y a la iglesia
que se congrega en su casa. 16 Y cuando se hubiere dado a conocer
entre vosotros esta carta, haced que sea también conocida en la iglesia
de Laodicea, y vosotros leed también la de Laodicea. Y decid a Ar-
que Lucas ejerció la profesión de médico: os saluda Lucas, el mé-
dico querido. Su prolongada y constante presencia al lado del Após-
tol se explica también por su profesión de médico. Además de co-
laborador abnegado en la labor espiritual de misionero, estuvo siem-
pre atento al cuidado de la salud nada robusta de San Pablo. Este
nos da a entender en algunos pasajes de sus cartas que su salud
dejaba no poco que desear 11 . Al presentarlo aquí como médico
querido, quiere poner énfasis en su sentimiento de gratitud para
el abnegado colaborador, cuya profesión le prestó tan preciosos ser-
vicios 12 .
junto con Lucas, San Pablo hace mención de Demás, al que
honra en Flm 23 con el apelativo de colaborador, pero del que
habla en tono amargo en 2 T i m 4,10: él abandonó al Apóstol por
amor de los negocios del mundo presente.
15-16 Saludos de parte de San Pablo: después de haber expre-
sado los saludos de sus colaboradores de Roma, el Apóstol no
omite sus propios saludos a la iglesia de Colosas y comunidades
vecinas a ella. Laodicea y Colosas abrigaban cristiandades gemelas,
fundadas por Epafras, delegado de San Pablo. Distantes entre sí
pocos kilómetros, facilitaban mucho la comunicación espiritual en-
tre ambas. El saludo de San Pablo, cargado de expresión de paz y
gracia divina, tendría que ir también a poner una nota de consuelo
y ayuda espiritual en las reuniones litúrgicas de la vecina ciudad
de Laodicea. La opinión común entre los autores es que Ninfas
es aquí un nombre masculino (Scott adopta el femenino: sería una
señora de posición social notable, dueña de una casa suficiente-
mente amplia para las reuniones litúrgicas de los cristianos de Lao-
dicea), contracción del nombre Nymphodorus hallado en las inscrip-
ciones 13 .
En el v.16 se da un aviso relativo a la lectura de la carta. Reco-
mienda el Apóstol que su carta, después de leída en Colosas, sea
leída luego en la comunidad de Laodicea, y que, a su vez, los colo-
senses lean otra que les vendrá de Laodicea, escrita ciertamente
por el mismo Apóstol. De esta recomendación de San Pablo (tar
trivial en la correspondencia epistolar familiar) se deducen algunos
datos de interés para la historia de las primitivas cristiandades: las
cartas de San Pablo, aunque algunas de ellas tenían el carácter de
privadas, dirigidas a una iglesia en concreto, estaban escritas cor
la intención de que fueran leídas en las grandes reuniones cúlticas
(una indicación en este sentido parece deducirse de 1 Tes 5,27)

11
Cf. Gál 4,13-14; 1 Cor 2,3-4; 2 Cor 10,10; 12,7-10.
12 C f . M É D E B I E L L E : B P C ( 1 9 3 8 ) X I I p . 1 2 5 .
13
El posesivo αύτού su (de él) («... la iglesia que se congrega en su casa»), masculino
adoptado por la mayoría de los autores (en contra de αύτών, de ellos, S C A Ρ 33. de αύτή
de ella, B), manifiesta que el nombre de Ninfas es masculino.
869 Colosenses 1,10-11

así se explica la elocuencia y profundidad doctrinal de muchísimos


pasajes de las cartas de San Pablo, lo mismo que la rapidez con que
desde los primeros años fue conocido el epistolario paulino en la
primitiva Iglesia. Una lectura superficial por mentes en las que aún
no había madurado el pensamiento cristiano, dio interpretación
torcida a algunas de las ideas expuestas en las cartas del Apóstol,
como nos lo indica San Pedro en su carta (2 Pe 3,15-16). Algunas
de ellas, como Col y Ef, circulaban por las comunidades vecinas
y aun por iglesias más distanciadas localmente. Del aviso de Col 4,16
se deduce, sin lugar a duda, que San Pablo escribió otra carta que,
procedente de Laodicea, tendrían que leer también los colosenses:
leed también la de Laodicea (την έκ Λαοδικείας: la q u e les v e n d r á
de Laodicea, Dibelius, Masson, Scott: «that reaches you from Lao-
dicea»). ¿De qué carta se trata? Una opinión muy corriente entre
algunos autores da por perdida esa carta. Hay razones sólidas para
afirmar que lo que poseemos en el canon de los escritos paulinos
es sólo parte (la más considerable e importante ciertamente) de
cuanto San Pablo escribió. En 1 Cor 5,9 encontramos una alusión
a una carta perdida anterior a la 1 Cor canónica. Con motivo de
sus incidentes en Corinto, el Apóstol escribió una carta, también
desaparecida, la cual fue «redactada en lágrimas» (2 Cor 2,4). Según
algunos críticos acatólicos, en las cartas pastorales se han incorpo-
rado extractos de otras cartas paulinas que no figuran en el canon.
Nada de extrañar entonces que la carta que se escribió a la cris-
tiandad de Laodicea haya desaparecido por razones que nos son
del todo desconocidas. Pero cabe preguntar: ¿cómo pudo perderse
una carta cuya importancia y trascendencia están atestiguadas por
·la recomendación del mismo Apóstol a favor de ella de que sea
leída en la comunidad de Colosas? Algo de importancia y de inte-
rés común para las cristiandades del Valle del Lico contendría esa
carta. Tendríamos que atribuir a negligencia inexplicable el que esas
comunidades, para las que San Pablo significaba tanto, hubiesen
dejado desaparecer documento tan precioso. No es, pues, de ex-
trañar que, para no pocos exegetas de gran renombre, la carta
proveniente de Laodicea, y que por recomendación del Apóstol de-
ben leer los fieles de Colosas, es la carta canónica que figura como
destinada a los efesios (Knabenbauer, Tillmann, Vogels, Meinertz,
Vosté, Médebielle, Bover-Cantera, etc.) 14. Bien se la considere
como desaparecida o como identificada con la escrita a los Efesios,
esta carta proveniente de Laodicea es ciertamente de San Pablo.
Hoy nadie duda de ello. San Jerónimo rechazaba como apócrifa
una carta que circulaba en su tiempo con el título ad Laodicen-
14
«La (carta que os será remitida) de Laodicea»: no es la carta apócrifa que‫־‬corrió con este
título, sino, a lo que parece, la dirigida a los efesios. Según Médebielle, Tíquico, portador de
la carta a los efesios, entrega ésta a sus destinatarios principales (a la comunidad de Efeso);
pero en su viaje de Efeso a Colosas deja copia de ella en Laodicea, que le quedaba de paso.
Los colosenses la leen luego por recomendación de San Pablo. Desde luego rechazamos como
carente de fundamento científico la conjetura de C. Masson (CNT 1950 X 157), quien ve
en Col 4,16 una adición del autor de la carta a los Efesios (un discípulo de San Pablo) con el
objeto de presentarla discretamente como carta escrita a los de Laodicea.
Colosenses 1,12-14 870
quipo: 17 Considera el ministerio que recibiste en el Señor, para que
lo cumplas. 18 El saludo (va) de m i propia mano: Pablo. Acordaos de
mis cadenas. La gracia sea con vosotros.
ses 15 . Su texto, que hoy todos rechazan como espurio, se lee en
latín en el comentario a los Colosenses de Lightfoot, con numerosas
notas ilustrativas 16 . También lo reproducen Westcott y M. R. Ja-
mes, éste en traducción inglesa 17 .
17 El último aviso lo dirige San Pablo a un cristiano de in-
fluencia llamado Arquipo. Por Flm 2 sabemos que Arquipo era de
la familia de Filemón, probablemente su hijo (Goguel). ¿Qué mi-
nisterio o diakonía era la que ocupaba Arquipo cuando San Pablo
escribía su carta a los Colosenses? ¿Estaba Arquipo en Colosas o
en Laodicea ? Son problemas que quedan aún por aclarar. Los exege-
tas se limitan a simples conjeturas. Parece tratarse de un cargo de
importancia en Colosas (más probablemente que en la vecina ciu-
dad de Laodicea). Algunos autores sugieren que Arquipo estaba
al frente de la comunidad de Colosas en ausencia de Epafras (Mei-
nertz, Scott, Bieder) 18 . En el aviso de San Pablo a Arquipo no hay
ningún tono de reproche, ya que en Flm 2 lleva el apelativo de
colaborador (compañero de armas) y le otorga plena confianza.
18 La carta, que el Apóstol había dictado a su amanuense,
termina con una salutación autógrafa, como en 1 Cor 16,21; Gál 6,11;
2 Tes 3,17 (cf. Flm 19), para avivar en sus corresponsales el senti-
miento de su presencia en espíritu entre ellos (Huby). En la frase
conmovedora acordaos de mis cadenas, se encomienda a las oraciones
de sus fieles cristianos de Colosas. El, el prisionero de Cristo por la
propagación del evangelio, debe ocupar lugar de preferencia en los
corazones de todos aquellos que él trajo a la fe de Cristo. Y termina
con la expresión de su más íntimo deseo: La gracia sea con vosotros
(1 Tim 6,21; 2 Tim 4,22), que resume todos los favores y bendi-
ciones de Dios sobre las almas que están en su amistad.
15
*Legunt quidam et ad Laodicenses, sed ab ómnibus exploditur». Cf. De yir. til. ‫יל‬
16
En la p.293s del mismo comentario presenta Lighfoot el texto griego de la misma carta
apócrifa según la recensión de la Elias Hutter's Poliglot New Testament (Noreb. 1599)·
17
Cf. W E S T C O T T , The canon of the New Testament (Londres 1 8 7 5 ) ; M. R. JAMES, The
Apocriphal New Testament (Oxford 1924) p.479s.
18
Cf. W . B I E D E R , Brief an die Kolosser (Zürich 1 9 4 3 ) P-302S. Del mismo modo opinan
Haupt y Lohmeyer. W . Michaelis explica la diakonía, o ministerio de Arquipo, como de una
misión temporal de recolectar fondos para los fieles de Jerusalén (Die Gefangenschaft des
Paulus in Ephesus [Gútersloh 1925] p.152s).
E P I S T O L A A F I L E M O N

TRADUCCIÓN Y COMENTARIO POR

S E B A S T I Á N B A R T I N A , S. I.
Profesor en la Facultad de Teología de San Cugat del Vallés (Barcelona)
I N T R O D U C C I O N

La Epístola a Filemón es una carta que San Pablo dirigió a un


discípulo y amigo suyo cristiano, llamado Filemón, en favor del
esclavo fugitivo Onésimo. Más que carta podría parecer un billete
comendaticio privado, caso único en el N T , si no fuera que toda
doctrina apta para un solo cristiano como tal tiene valor cumuni-
tario y universal en el seno de la Iglesia. Tiene solamente 338
palabras. Es el escrito más breve de San Pablo; pero son más breves
todavía las epístolas segunda y tercera de San Juan.

Autenticidad
Algunos críticos de los más radicales pusieron en duda la au-
tenticidad de esta carta (F. C. Baur, C. Weiszáker, B. Steck), más
bien por rechazar como genuina la Epístola a los Colosenses, a la
que está unida. Se demuestra fácilmente lo contrario. I. Como tes-
timonios externos a favor de la autenticidad pueden alegarse, entre
otros: 1) el Fragmento de Muratori; 2) moralmente todas las ver-
siones antiguas: la siríaca, la latina, la copta; 3) Orígenes en sus
discursos y tratados cita los v. 14.9.7 Y escribió un comentario a
toda la epístola 4) Eusebio la pone entre los όμολογούμενα, o es-
critos bíblicos admitidos sin controversia 2 ; 5) el hereje Marción
la respetó, según Tertuliano 3 ; 6) San Jerónimo, en el prólogo que
precede a su comentario a la carta, trata particularmente el proble-
ma de su genuidad y la defiende 4 ; 7) San Atanasio la pone en la
lista de las cartas de Pablo 5 ; 8) el papiro P 6 1 , del siglo v i i - v m 6 ;
9) finalmente, está incluida en el canon escriturístico del concilio
Tridentino 7 . II. Por otra parte, como testimonios internos a favor
de la autenticidad se aducen, con razón, la igualdad de frases y de
léxico con el estilo paulino conocido por las otras cartas, la conso-
nancia de la doctrina religiosa y moral, especialmente la que se da
sobre la caridad cristiana, con la que enseñaba Pablo, y, además,
sus resonancias irrecusables con la carta a los Colosenses. Es mo-
raímente imposible la falsificación de un billete semejante, tan dis-
tinto en amplitud con respecto a los otros escritos paulinos. Dice
muy bien Cerfaux que los autores más recientes tienen el buen
1
M G 13,501.1707.1715; 14J305S.
2 M G 20,217.268.
3 M L 2,556.
4 M L 26,635-638.639-656.
5
M G 26,1177.
6
Catálogo de los papiros neotestamentarios: CultB 17 (1960) 214-222.
7
Dz 784. Suele citarse el testimonio de Ignacio de Antioquía. En sus cartas emplea
seis veces una locución griega que se halla en Flm 20 y parece ser paulina. D e todas ellas,
cinco pudieran muy bien atribuirse al acervo del lenguaje común de su siglo. Tan sólo una
hace sospechar vehementemente que alude a Filemón. Es cuando habla del obispo Onésimo
y emplea las formas verbales σνέπαυσεν y όναίμην-f gn. (Ef 2,1-2: MG 5,645; F I S C H E R , 144)
con notable correspondencia a όναίμην σου y ά ν σ π α υ σ ο ν de Flm 20.
1099 Introducción a Filemón
gusto de no discutir ya la autenticidad de este pequeño escrito ini-
mitable 8 .

Argumento de la carta
Por la carta a los Colosenses sabemos que Epafras fue a ver a
Pablo cuando estaba preso y le habló del estado de aquella iglesia
(Col I,78‫)־‬. Pablo retuvo a Epafras, pero envió a Colosas, como
portador de la carta que va a nombre de los colosenses y resuelve
los problemas religiosos de esa cristiandad, a Títico juntamente
con Onésimo (Col 4,7-9). La carta a Filemón completa estos datos
con pormenores insospechados. Filemón era un ciudadano acomo-
dado de Colosas. Había sido convertido al cristianismo por el pro-
pió San Pablo, probablemente durante el trienio de la conmoración
efesina. Tenía además un esclavo, llamado Onésimo. Este se esca-
capó, robando quizá también a su dueño, y se marchó a Roma.
No se sabe por qué motivo buscó a Pablo, que estaba preso. Tal
vez lo había conocido cuando estaba todavía con su amo. Sin duda
alguna, la primacía espiritual y las dotes morales de Pablo se di-
fundían insensiblemente en todos los sectores. Lo cierto es que
Pablo lo convirtió (Flm 10). Quiere quedárselo consigo como cola-
borador (Flm 13). Lo ve buen cristiano, fiel (Col 4,9) y útil (Flm 11).
Pero quiere ventilar antes un caso pendiente de justicia, y no se
atreve a retenerlo sin que su dueño lo supiera y accediera. Al mandar
a Títico, envía con él a Onésimo, aprovechando esa buena coyuntura;
le impone que se presente a Filemón, su dueño, y juntamente le
da una breve carta de recomendación. El tono de sinceridad cons-
tante en la actuación del Apóstol impide dar cualquier tergiversa-
ción utilitarista a sus palabras.

Lugar de composición

Siendo la carta a Filemón una de las epístolas de la cautividad


(con Col, Ef y Flp), se discute si la escribió Pablo cuando estuvo
dos años preso en Cesarea (Act 23,12-25,12) o en la holgada cus-
todia de Roma (Act 28,16-31). La última sentencia, que prefiere
la primera prisión romana, satisface más a todas las exigencias,
entre otras razones porque se supone en la carta que Pablo gozaba
de relativa holgura para predicar el evangelio, cosa que no puede
aplicarse con tanta seguridad al tiempo de la prisión de Cesarea,
y que, por hablarse de liberación inmediata (Flm 22), sólo fue
posible en la primera cautividad romana 9 .
8
ROBERT-FEUILLET, II 514.
9
Se excluye adrede la hipótesis de la prisión efesina, según quieren algunos (W. M i -
CHAELIS, Die Gefangenschaft des Paulus in Ephesus 141ss), porque, entre otros motivos, la
abundancia de cárceles (2 Cor 11,23) no se ha de referir necesariamente al número, sino que
puede entenderse de la duración o intensidad, como entendió la Vulgata (plurimis, abun-
dantius), y bastan ciertamente las que se conocen de modo cierto, y además porque la pre-
sencia de Lucas en Flm y Col excluye Efeso, ya que estuvo con Pablo sólo a partir del último
viaje a Jerusalén, durante su camino marítimo y la primera prisión romana (Act 20,5ss).
Introducción a Filemón 1100
Tiempo de composición
No ha perdido su valor el parecer tradicional en la historia de
la exegesis que señala para las epístolas de la cautividad los años 61-63
después de Jesucristo (Act 28,16-31).

Estilo paulino
En tan breves líneas se refleja la acusada personalidad de Pablo.
Puede distinguirse en tres aspectos. Ante todo en la férrea y habi-
lísima dialéctica. Como para penetrarla adecuadamente es preciso
haber analizado por menudo toda la carta, se estudia en sus líneas
maestras en el excursus 2. Luego, en la sana carga sentimental, en
los valores morales y en los criterios orientadores de su actividad.
Finalmente, es característico el modo literario. Es el típicamente
paulino: denso, impetuoso, encaballado, superficialmente enmara-
ñado y confuso, pero de una lógica y una psicología profundísimas.
N o carece de un fino humor y juega a veces con el sentido mismo
de las palabras. Sobre todo sabe mesurar a cada instante lo que
más conviene, y consigue lo que pretende.

Análisis estructural de la epístola


A pesar de su brevedad, este billete o esquela tiene todos los
elementos protocolarios esenciales de una verdadera carta de su
tiempo: inscripción, prescrito, cuerpo epistolar y saludo final, según
Hópfl 1 0 ; a su vez, el prescrito se subdivide en superscriptio, adscrip-
tio y salutatio, según quiere Del Páramo, aunque no son propia-
mente tres fórmulas, sino tres elementos integrantes de una misma
fórmula, a lo cual el mismo autor añade la cláusula final11 (saludo
final de Hópfl), que contiene estrictamente los saludos de despedida
y la bendición. Se ha de añadir a esto otra constante, al menos de
hecho, en las cartas paulinas, que podría llamarse el encabezamiento
del cuerpo epistolar. Contiene una eulogía a la divinidad por algu-
ñas buenas cualidades o virtudes de los destinatarios, y es de gran
sentido psicológico para encabezar el cuerpo del mensaje.
Conforme a esto, la carta a Filemón contiene: inscripción (el
título); prescrito (v.1-3) con superscriptio (1a), adscriptio (ib-2) y
salutatio (v.3); cuerpo epistolar (4-22), con eulogía bipartita (4-7)
y mensaje (8-22); y cláusula final (23-25), con los saludos (23-24)
y la bendición (v.25). Se trata, pues, de una verdadera epístola.
Otros prefieren hablar, más imprecisa y vagamente, de exordio (1-7),
exhortatión (8-21) y epílogo (22-25).

Semejanzas con la carta a los Colosenses


U n a lectura superficial revela una gran afinidad entre la carta
a los Colosenses y la dirigida a Filemón. No sólo el tiempo, el am-
biente y, dentro de una problemática distinta, la peculiaridad de
1 0
O 9 3 8 4 ) 314s n.377.
11
S. D E L P Á R A M O , Las fórmulas protocolarias en las cartas del Nuevo Testamento: EstB
10 (1951) 333-355; O. ROLLER, Das Formular der paulinischen Briefe (Stuttgart 1933)·
1101 Introducción a Filemón
una iglesia particular, sino incluso la forma externa y el lenguaje
ofrecen un llamativo paralelismo. Más en particular puede aten-
derse a que Pablo está preso cuando escribe a los Colosenses (Col 4,3),
lo mismo que cuando escribe a Filemón (Flm 1.10.13); los remi-
tentes y los destinatarios que aparecen, tanto al principio como al
final de ambas cartas, ofrecen inequívoca analogía, y los personajes
son casi los mismos (Col 1,1-2.7; 4,7-17; Flm 1-3.23-24). De
donde, para entender bien la carta a Filemón, es conveniente estu-
diar la carta a los Colosenses. Remitimos, pues, a su introducción
y a sus explicaciones exegéticas.

Personas de la carta
Aparecen dos grupos: las que están con el que la envía y las
que se agrupan en torno al que la recibe. Además se han de separar
los que se nombran al principio de los que aparecen en los saludos
finales. Al principio escriben aparentemente la carta Pablo y Ti-
moteo. La envían a Filemón, a Apfia y a Arquipo, probablemente
mujer e hijo, respectivamente, del primer destinatario, y además
«a la iglesia que se reúne en su casa» (Flm 2). Al final están con
Pablo y mandan sus saludos Epafras, colosense; Marcos, el evan-
gelista; Aristarco, tesalonicense; Dimas y Lucas, el evangelista. En
esta carta faltan en el grupo de los destinatarios nombres a quienes
dar saludos al final, como es frecuente en otras paulinas, por ejem-
pío, en la enviada a los Romanos. Son, sin duda, los mismos que
se han nombrado al principio. En realidad, el asunto se ventila
entre Pablo y Filemón.

Bibliografía selecta
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' Filemón 1 1102
1 Pablo. prisionero de Cristo Jesús, y T i m o t e o , el hermano, a Fi-

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M . ROBERTI, La lettera a Filemone e la condizione del servo fuggitivo presso
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e la condizione giuridica dello schiavo fuggitivo (Milano 1933); P. VAN IM-
SCHOOT: CBrug 14 (1927) 170-76; J . POMMIER: RevHPhR 8 (1928) 180-81;
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ben?: Z N W 52 (1961) 230-238.

Dirección y destinatarios. 1-3


Estos versículos abarcan el llamado técnicamente praescriptum
de las cartas clásicas. Ofrece cuatro tipos: i. 0 «A saluda a B» (Ci-
cero Attico salutem [desiderat, dicit]; Πολυκράτης τω πατρί χαί-
ρειν).) 2.° Se añade un apuesto que aumente o califique al verbo
o al objeto: «A saluda efusivamente a B» (Cicero Attico salutem
plurimam [dicit]; πολλά, πλείστα χαί ρειν). 3·° A veces se añaden
epítetos de alabanza o aprecio al destinatario: «A saluda a su querido
y respetado amigo B» (Cicero Attico dulcissimo salutem [dicit.]).
4. 0 Los epítetos o adjetivos pueden afectar al mitente: «A, prefecto
de la ciudad, saluda a B» (Cicero cónsul Attico salutem). Se pueden
combinar muy variadamente, según los casos, esas cuatro formas.
En esta carta a Filemón, el remitente (A) está en plural (Pablo
y Timoteo), y, además, lleva apuesto cada uno de ellos algo que
le especifica en orden a lo que va a tratarse en la carta. El destina-
tario (B) está también en plural (Filemón, Apfia, Arquipo y los
miembros imprecisados de la iglesia local), y todos llevan apuesto
un epíteto laudatorio, que sirva ya desde el principio para conciliar
las voluntades, exceptuados el primero y el último elemento: File-
món lleva dos, lo cual, junto con la preferencia de orden, indica
su superioridad; la iglesia particular no lleva nada que la caracterice
singularmente. De semejante manera, el χαί ρειν pagano se ha
convertido en «gracia y paz». Son célebres las intrusiones doctrina-
les de San Pablo en los elementos del praescriptum de sus cartas.
En cada caso se merecen un estudio particular.
1 Pablo, Παύλος o Paulus es el apóstol San Pablo. Este nombre ‫־‬
aparece ciento cincuenta y seis veces en el N T y es frecuente en
la onomástica romana. El apóstol Pablo llevaba a la vez el nombre
de Saúl, que utilizó principalmente antes de su conversión (Act 9,4),
con el que indicaba su origen hebreo, y que aparece veintitrés veces
en el N T . Es costumbre entre los judíos no sólo cambiar su nombre
o utilizar dos, sino también llevar los nombres de los grandes per-
217 Filemón 10

sonajes de su tribu antigua. El benjaminita Saúl (Sa'ul) (3 Re 9,2)


fue el primer rey de los judíos, reprobado más tarde por Dios
(1 Sam 13,13-14; 15)· En el N T se afirma la identidad de los dos
nombres de Pablo (Act 13,9). Pablo era benjaminita (Rom 11,1;
Flp 3,5)·
Prisionero: propiamente «atado», «en cadenas», porque la pala-
bra no viene de la raíz aprehender, sino atar (δέσμιος < δεσμεύω).
1) Si por cualquier causa noble es una gloria estar en prisiones
(cf. Act 28,20, donde, en sentido superante, Pablo dice a los ju-
dios de Roma que por la esperanza de Israel está encadenado;
cf. 2 T i m 1,8), con más razón lo ha de ser por causa de la fe en
Cristo Jesús, verdad infinita, que quiso estar preso por los hombres.
2) Con gran tacto escoge Pablo este término, para dar más fuerza
a la petición que seguirá inmediatamente y ahora prepara en favor
de Onésimo. Ciertamente, el conceder el perdón será para Filemón
un sacrificio menor que el que está padeciendo Pablo. Es razón
que haga 10 que cueste menos quien ve a su padre, maestro y su-
perior padecer lo que cuesta más. 3) Pablo insiste más adelante en
el mismo concepto (v.9.10.13.23). De la misma expresión se vale
para reforzar su argumentación en Ef 3,1; 4,1 (cf. Col 4,3; 2 T i m 1,9).
Cristo es palabra griega que significa Ungido (adjetivo sustan-
tivado pasivo del verbo χρίω); equivale a la raíz semita msh, ungir,
de donde Masiah, Mesías. Se refiere al caudillo salvador del pueblo
de Israel y de todos los hombres, que anunció y describió profé-
ticamente el A T . Jesús viene de la palabra hebrea Yesua , contrac‫־‬
.ción de Yehosua', «Yahvé salva», pues se deriva del verbo ys', que
significa liberar, salvar, de donde libertador, salvador. La unión de
los dos nombres Cristo Jesús tiene un significado técnico, al afirmar
por sí sola que el Jesús histórico es el verdadero Mesías prometido
en el A T con todas sus prerrogativas. Este fue el núcleo de la pre-
dicación de Pablo. Esta expresión lleva consigo todos los valores
mesiánicos hasta sus últimas consecuencias, especialmente la reali-
dad eclesiológica. El genitivo de la frase prisionero de Cristo Jesús
es de causa o motivo, y equivale a «prisionero como consecuencia
de los trabajos y el apostolado desarrollados en favor de la causa
de Cristo Jesús».
Timoteo: este nombre es de contextura griega. Tiene dos ele-
mentos: τιμο-, de τιμάω = estimar, honrar, y θεός = dios. Por ser su
primer componente el verbal, éste tiene sentido activo, y su acción
recae sobre el segundo. Así, pues, ha de traducirse por «el que
honra a Dios». Nombre y sentido apropiados para un servidor de
Jesucristo. Era común en el mundo griego pagano del primer siglo
cristiano, donde el elemento dios se tomaba en sentido politeísta
y, a la vez, era bien visto de los judíos, para quienes, en este caso,
Dios se entendía como el único verdadero. Como personaje, se trata
del conocido discípulo de Pablo (Act 16,1-3; 1 2‫ ־‬Tim).
Hermano: esta palabra puede tomarse en el N T en sentido pro-
pió o figurado, y aun en sentido propio prevalece el substrato semi-
ta de las palabras 'ah y 'ahah, que significan hermano o hermana,
' Filemón 1 1104
hermanastro, primo, pariente, en su aspecto carnal o político. En
el griego neotestamentario, αδελφός y αδελφή pueden significar, pues:
i. 0 Hermano, hermanastro, primo o pariente en sentido familiar.
2.° En sentido racial, los que son de estirpe judía. Para que no acuda
el pueblo a magos y hechiceros, Dios les irá suscitando profetas
de entre ellos mismos («de tus hermanos», Dt 18,15-17), no de
Canaán, y Pedro, comentando este pasaje, lo entiende de los is-
raelitas (Act 3,11.22). 3.0 En sentido universal de todos los hombres,
como aparece en el precepto del perdón (Mt 18,35). 4‫׳‬° En sentido
sentimental, principalmente en las exclamaciones o alocuciones, don-
de queda imbuido de una concomitancia de afecto (Rom 8,12;
Mt 28,10; Flm 20). 5.0 En sentido religioso, y entonces es equiva-
lente a cristiano, en oposición a los seguidores del judaismo o de
cualquier forma de religión pagana. Es claro ese sentido profundo
en San Pablo. Todos los cristianos tienen una especial hermandad
entre sí por haber nacido del agua y Espíritu Santo, ser hijos de
Dios y coherederos de la gloria (Rom 8,7) y por tener a Cristo por
hermano mayor, como primogénito que es entre muchos hermanos
(Rom 8,29).
De los once nombres propios que contiene la carta a Filemón,
sólo a tres se aplica el epíteto de hermano: a Timoteo (v.i), a
Apfia (v.2) y a Filemón (v.22). Como se ha de admitir que todos
los demás son también cristianos y en su mayoría colaboradores
de Pablo, sólo puede deberse la aplicación de este epíteto a espe-
cial sentimiento, a parentesco, carnal o político, o a que fueran de
raza judía. Nos inclinamos en el último caso por la apelación de
cariño; en los dos primeros, por la última solución.
Filemón: como nombre propio, es de puro origen, griego, Φιλήμων,
que viene de la raíz φιλέω = amar, y significa, como tal, amable,
afectuoso, caballero. Fue frecuente en la onomástica pagana grie-
ga y latina, donde aparece bajo las formas Philemo y Philemon
(gen. Philemonis). El personaje histórico de esta carta fue un cris-
tiano rico que habitaba en Colosas (Col 4,9). Teodoreto dice que
en su tiempo se veneraba en esta ciudad la casa-iglesia de File-
món 1 . Las Constituciones Apostólicas lo hacen obispo del mismo
lugar 2 . No consta cuándo lo conoció San Pablo. Habiendo reco-
rrido casi toda el Asia Menor y pidiéndole con espontánea fami-
liaridad en esta misma carta que fuera su huésped (v.22), es muy
posible que antes le hubiera visto en su propia ciudad y hubiera
estado en su casa. Otros señalan como tiempo y sitio más apto
el trienio de la conmoración efesina, porque Pablo nunca estuvo
en Colosas. Lo demás que se sabe de Filemón se debe a la misma
carta paulina. Por ella se puede esbozar la siguiente semblanza:
era rico, porque tenía esclavos; su casa era centro de reunión para
un grupo de cristianos (v.2); aliviaba las necesidades de los menes-
terosos (v.7), y Pablo escoge su casa como sitio donde alojarse en
su esperado viaje (v.22). Se alaba su fe, su caridad y su liberalidad
‫ נ‬M G 82,872A.
2 D B 5,261.
1105 Filemón 10
2
lemón, nuestro querido amigo y colaborador; a Apfia, la hermana;
a Arquipo, nuestro compañero de armas, y a la iglesia que se reúne

en todo bien para con los pobres y necesitados (v.5-7). Era dado a
la oración en común (v.22). Los epítetos que le aplica Pablo de
amigo y colaborador (v.i) indican que se había entregado de lleno
a la causa del evangelio entre sus conciudadanos, y el calificativo de
hermano (v.20) excluye una amistad puramente fría y cerebral. La
argumentación de Pablo y su petición en la carta suponen en File-
món un cúmulo de buenas cualidades: rectitud moral, obediencia
pronta, lealtad, generosidad, magnanimidad, hospitalidad y entre-
ga total a la persona del Apóstol (8.13.17.22). Finalmente, tantos
compañeros conocidos suyos en la causa de Cristo indican el sua-
vísimo fruto de la sólida amistad (23-24).
Nuestro (ημών): afecta a los dos epítetos que siguen y se refiere
a Pablo y a Timoteo. Querido amigo quiere traducir el adjetivo hebreo
áycarr|‫־‬rós, pues cada uno de los dos elementos castellanos por sepa-
rado no agota el contenido de la palabra original. Es de uso frecuente
en los escritos paulinos (Rom 15.5.8.9.12) y puede tener un matiz de
alabanza para los que trabajan por el evangelio, como cuando en
el concilio de Jerusalén se aplica a Pablo y Bernabé (Act 15,25).
San Jerónimo distingue entre άγαττημένω y άγαττητω^. El primero sig-
nifica amado; el segundo, amable por sus cualidades intrínsecas.
Colaborador: como su misma etimología indica, σνν-εργός, se ha
de traducir por «compañero de trabajo» en la predicación del evange-
lio. Se encuentra solamente en 3 Jn 8 y en San Pablo, el cual lo aplica
á diferentes personas del N T , todas del grupo de Pablo e inferiores
a los apóstoles, a quienes llama, por oposición, «hermanos» (2 Cor
8,23).
2 El nombre Άττφία y sus formas afines Άφία, Άφφία (Apaña)
no es lo mismo que Apio (αχρ! , ΑΤΓΓΠΟΙ/ Φόροι/, Act 28,15). Es un
nombre frigio que está atestiguado por inscripciones antiguas; por
ejemplo, esta que fue hallada en Colosas, donde vivía Filemón y
los suyos: «Hermas (dedica esta lápida sepulcral) a Apfia ('A[‫־‬rr]<p1á51),'
su propia mujer, | la hija de Trifón, de patria (γένει) |colosense|
para [perpetua] memoria» 4 . En cuanto a la persona, se supone co-
múnmente que era esposa de Filemón. Así lo aseguran San Juan
Crisóstomo, Teodoreto y otros exegetas posteriores. Se deduce del
hecho mismo de figurar en la dirección de la carta junto al dueño
de familia. Hermana es lo mismo que cristiana, en oposición a otras
del mismo nombre que no lo eran, o se la llama así quizá por ser
de raza judía (cf. v.i).
Ciertos códices (como Ψ 326 917, con casi todos los siguientes
hasta 2430 sy [Ambrosiáster]) añaden αγαπητή (sorori carissimae).
Algunos autores dicen que se suprimió posteriormente por recato.
Pero esta razón no puede ser la causa del silencio, dada la fidelidad

3 M L 26,643·
4
C I G p . 1 1 6 8 n.4380.
' Filemón 1 1106
extrema, en casos parecidos, de los restantes códices, que por ahora
dan más peso a la balanza de la crítica textual en sentido negativo.
Arquipo : el nombre Άρχ-ίππος es lo mismo que Hiparco (Ίππ-άρ-
χος), de pura cepa griega, que significa «comandante de la caballería».
El personaje es hijo probablemente de Filemón y Apfia. Tenía un car-
go religioso importante en la iglesia de Colosas (Col 4,17). San Jeró-
nimo cree que fue obispo en ausencia de Epafras (Col 1,7; 4,12).
En la carta a los Colosenses, Pablo recomienda a Arquipo que
cumpla con fidelidad el sagrado ministerio que le ha sido encomen-
dado. Esto de suyo no implica reproche, ya que puede significarse
sólo que se dan alientos (cf. 1-2 Tim). Por mala interpretación de
Col 4,16 se le creyó obispo de Laodicea.
Compañero de armas: o bien «conmilitón (συστρατιώτη = συν-
στρατιώτης, «el que milita juntamente con otro»). Sólo aparece aquí
y en Flp 2,25. Podría significar, en sentido propio, compañero de
armas o camarada; pero Pablo en ambos casos parece aplicarlo, en
sentido traslaticio, a la predicación del evangelio por algún motivo
especial que se nos escapa. Puesto que en esta carta a Filemón el
calificativo sigue inmediatamente apuesto al nombre, no sería aven-
turado ver un juego de palabras, que ha de avalar en último término
el contexto: «Al ‫׳‬Capitán de caballería', mi compañero de armas».
No se prueba de ninguna manera el influjo intrínseco que hubieran
podido tener las religiones paganas, en las cuales a veces se llamaba
soldados a los iniciados, en la nomenclatura paulina. Porque en este
caso Pablo podría llamar a todos los cristianos conmilitones.
Recientemente se ha propuesto una explicación de la persona-
lidad de Arquipo que afectaría a toda la carta paulina. Según
Goodspeed 5 y la sutil elaboración de Knox 6 , el dueño del esclavo
Onésimo no sería Filemón, sino Arquipo. Pablo no conocería de
nada a Arquipo, pero, para conseguir que le cediera a Onésimo a
fin de asociarlo a su ministerio apostólico, habría interpuesto la
amistad de Filemón, su amigo personal y superior religioso de las
iglesias del valle del Lico. Más aún, habría interpuesto a la misma
iglesia de Colosas, porque la carta a los Laodicenses (Col 4,16)
sería precisamente la de Filemón, que de este modo adquiriría una
trascendencia eclesiástica.
Sin embargo, se ofrecen varias razones en contra de esta manera
de pensar. La fuerza lógica en la argumentación de Pablo supone
una intimidad tan grande con el destinatario, que, si es Arquipo,
caen los presupuestos de esta teoría, y si es Filemón, él personal-
mente ha de decidir. En su petición, Pablo suplica, no exige, como
podría hacerlo; informa, no compromete 7 . No tiene sentido inter-
poner la fuerza de otras iglesias. Para más razones en contra de esta
exegesis detectivesca, véase la exposición de Moule.
Iglesia (εκκλησία) era originariamente una palabra de uso co-

5
E. J . G O O D S P E E D New Solutions to New Testament Problems (Chicago I Q 2 7 ) .
6
J . K N O X , Philemon among the Letlers of Paul (Chicago 1 9 3 5 ) ; Μarción and the New
Testament (Chicago 1942).
‫ ל‬MÉDEBIELLE: S B P C 1 2 , 2 6 2 - 2 6 3 .
1107 Filemón S
3
en tu casa. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre,
y del Señor Jesu-Cristo.
rriente no sagrado. Significaba «asamblea de miembros de una co-
munidad» o sociedad, o simplemente de «ciudadanos, convocados»,
«llamados según un principio de selección» (Act 19,39). Se empleaba
también para designar la congregación de Israel (Act 7,38). La
asamblea religiosa en el judaismo es apellidada συναγωγή (Act 13,43),
a veces en sentido despectivo (Ap 2,9; 3,9), a veces en sentido eti-
mológico o selectivo, como cuando San Judas lo aplica a la reunión
de los cristianos (Jds 2,2). Pero especialmente ,Εκκλησία denota la
comunidad cristiana en medio de Israel (Act 5,11). Particularmen-
te en San Pablo puede significar las iglesias locales o comunidades
cristianas de.los distintos sitios geográficos (Flp 4,15; Col 4,15-16),
que son parte integral en el ser perfecto de la única Iglesia universal.
Que se reúne o congrega en tu casa: a medida que crecía el nú-
mero de convertidos al cristianismo, se hacía necesario reunirlos
en algún lugar adecuado para las funciones religiosas. Se hizo pri-
mero en distintas casas particulares. Más tarde, la gran basílica
pagana, que era sitio de reunión social y pública en la vida civil, se
convirtió en basílica cristiana. Pablo se refiere aquí más bien a los
familiares y a la servidumbre de los destinatarios que sean cris-
tianos y a los otros fieles de la misma ciudad.
En los v.12‫ ־‬se repite siempre la conjunción y (καί) entre los
nombres. Es propio del griego, pero quizás revela más el substrato
semita, normalmente el we es inseparable de todo nombre u ora-
ción yuxtapuestos.
3 Gracia y paz: la salutación inicial del praescriptum se ha
cristianizado. El χαίρειν pagano se ha convertido en el griego χάρις
( = gracia) y en el hebreo salóm ( = paz); pero no sólo materialmen-
te, sino sobre todo por su contenido mesiánico. La paz representa
el conjunto de bienes mesiánicos que los cristianos tienen en Cristo
Jesús y, además, connota la voluntad salvífica de Dios para con
todos los hombres (Le 2,14b). La gracia implica un especial favor
de Dios y subraya la gratuidad de los favores divinos (Le 1,28).
Dios: cuando en el N T se habla simplemente de Dios, se con-
nota casi siempre la primera persona de la Santísima Trinidad.
Dícese nuestro con respecto a los remitentes y a los destinatarios,
porque tienen la misma comunidad y pureza de fe.
La palabra κύριος, señor, que se aplicaba al emperador en cuanto
divinizado, se refirió exclusivamente en sentido técnico, ya en la
naciente cristiandad, a Jesucristo (Jn 21,7; Ap 17,14; 4,8) para con-
fesar su divinidad.
Pero, además, por estar la frase el Señor Jesucristo gramatical y
ontológicamente en la misma línea que Dios, nuestro Padre, exige,
en la enseñanza de Pablo y en la fe de sus cristianos, la plena divi-
nidad de Jesucristo. Ontológicamente, porque el don divino-me-
siánico de la gracia y de la paz lo dan tanto el Padre como Jesús.
Filemón 4 1108
4
D o y gracias a mi Dios continuamente, haciendo memoria de ti

Introducción y preparación. Acción de gracias a Dios y su


causa. 4-7
Es importante la estructura de estos versículos, que forman
una unidad muy cerrada. Pablo, al comienzo de todas sus cartas
(excepto en alguna especial, como en la que escribió a los gálatas,
que por pedirlo el tema empieza ex abrupto), sigue un esquema
definido e inmutable. Alterará el orden a veces de los miembros,
pero el producto es siempre el mismo.
4 El verbo ευχαριστώ lleva la misma raíz que eucaristía, que es
la «acción de gracias por excelencia»; pero no puede probarse que Pa-
blo se refiere aquí a la acción litúrgica de la misa, como podría
también sugerir la «memoria» (μνείαν) o «memento» de este mismo
versículo.
Dios se refiere al Padre, a quien se dirigen comúnmente las ora-
ciones en la liturgia. El posesivo mi Dios indica el Dios «a quien
sirvo» (2 T i m 1,3).
Continuamente: es decir, «siempre». Estando entre dos verbos,
podría caber duda acerca de a cuál se refiera. En las epístolas pau-
linas afecta algunas veces a la frase «hacer memoria en las oracio-
nes», como en R o m 1,9. Pero en otros casos afecta gramaticalmente
a «doy gracias», como en Ef 1,15. Aquí la palabra siempre, por estar
en una frase paralela a la de la carta a los Efesios y en virtud del
mismo ritmo estilístico, se refiere al primer verbo, «doy gracias».
Haciendo memoria: lit. «acordándome». El participio de pre-
sente equivale a εχω μνείαν (2 T i m 1,3) y μνείαν ποιούμαι (Rom 1,9),
«tengo», «hago memoria». Su matiz modal es de frecuencia, no de
continuidad matemática. «Hacer memoria», más que acordarse en
su interior, significa pronunciar en voz alta 8 .
En mis oraciones: es decir, «cuándo me entrego a mis oraciones».
La preposición έπι tiene, además de un sentido local, real o figurado,
un sentido temporal.
5-7 Hay en estos versículos un problema no fácil de resolver,
si se analizan las palabras del v.5 como en coto cerrado. ¿La caridad
y la fe se tienen ambas para con Cristo Jesús y los santos (== los
cristianos), o bien la fe se tiene en Cristo y la caridad para con los
cristianos? Se tendría en este último caso un quiasmo ( X): la caridad
(a) y la fe (b) para con Cristo (b) y los cristianos (a).
i. 0 Si se atiende a los dos versículos siguientes, la solución es
patente. El v.6 aclara la fe; el v.7, la caridad.
V.6. La fe que tú comunicas o enseñas, que es la que yo te
he dado, es de excelente calidad, es decir, genuina, porque se hace
operante, se convierte en obras, como puede reconocerse en toda
clase de bien como hay entre vosotros, no para provechos pura-
8
En un papiro del siglo 11 d. C. aparece «hacer mención de uno en las plegarias» ( M M sub
voce).
1109 Filemón 10
5
en mis oraciones — ya que oigo la caridad y la fe que tú tienes para

mente materiales y mundanos, sino en la obra y para gloria de


Cristo.
V.7. La caridad que tú tienes y ejercitas se manifiesta clara-
mente en que los corazones y deseos de los cristianos han hallado
y continúan teniendo satisfacción y reposo por causa de tu actividad
compasiva y eficiente. Lo cual ha de entenderse en sentido intelec-
tual, moral y religioso, lo mismo que material.
Se refieren, pues, estas dos realidades a la acción de Filemón,
principalmente con los cristianos «que se reúnen en tu casa» (v.3).
2.° En el comienzo de la carta a los Colosenses, el pensamiento
es paralelo. Allí, además de la fe y de la caridad, habla Pablo de la
esperanza, que no tiene por qué aparecer en esta carta particular
a Filemón. Así se expresa: «Habiendo oído vuestra fe en Cristo
Jesús y la caridad que tenéis con todos los santos ( = cristianos)»
(Col 1,4 = Flm 5). Idéntica afirmación aparece en la carta a
los Efesios: «Habiendo oído vuestra fe en el Señor Jesús y vues-
tra caridad para con los santos» (Ef 1,15). Se relacionan estas vir-
tudes con las buenas obras en otros pasajes: «La oísteis anunciada
(esta esperanza) en la Palabra verdadera, que es el evangelio, el
cual está presente entre vosotros (por la fe) y está llevando fruto
(por la caridad) progresivamente, igual que en el resto del mundo»
(Col 1,5-6; Flm β). Y entre otros bienes espirituales enumera
«llevar fruto de buenas obras» (Col 1,9-11; Flm 7).
3.0 Además, no tendría sentido, en la doctrina y en el lenguaje
paulinos, «la fe en los santos ( = los cristianos)». Es mejor admitir,
pues, un quiasmo, no infrecuente en el lenguaje semítico y en el N T .
Por ejemplo:
«No deis 10 santo (o las joyas) a los canes (a)
ni echéis vuestras perlas delante de los puercos (b),
no sea que las pateen con sus pies (b)
y, revolviendo contra vosotros, os lastimen (a)» (Mt 7,6) 9 .
Se ha puesto la caridad en primera línea, porque es la que va
a motivar y dar fuerza a la petición de Pablo. N o tiene razón de
ser la esperanza, que ya se supone, ni la fe, sino en cuanto es ope-
rante, que ya se ve.
5 Oigo: en el original es u n participio presente (άκούων), con la
modalidad de un presente continuado, en que va durando la acción
indicada por el verbo, y tiene, en cuanto participio, fuerza causal.
Santos: frecuente en el N T para indicar a los cristianos. Señor
Jesús... santos: dos preposiciones diversas afectan a estos dos nom-
bres en el original. «Para con el Señor Jesús» )leva προς; «en favor
de todos los santos» tiene εις. Algunos pocos manuscritos de baja
calidad leen είς τόν Kúpiov, pero aun en este caso el sentido no varia-
ría. La raíz creer (πιστεύω) con la preposición προς no es imposible
9
J. JEREMÍAS, Chiasmus in den Paulusbriefen: Z N T W 4g (1958) 145-156.
' Filemón 1 1110
6
con el Señor Jesús y en favor de todos los santos—, porque tu fe par-
ticipada se hace operante en la manifestación de todo bien entre vos-
(1 Tes 1,8; cf. 2 Cor 3,4). 10 La diversidad de preposiciones refuerza
la diferencia de objetos a que se refieren.
6 Este versículo es el más oscuro de toda la carta. Antes de
proponer su exacta traducción y su sentido, es preciso considerar
todos sus elementos por separado. El όττως introduce, sin duda alguna,
aquello por lo cual Pablo da gracias a Dios y ora. Corresponde
cabalmente a δτι (Rom 1,8); εί πως (Rom 1,1o); επί y ότι (1 Cor 1,4-5),
iva semitizante (Ef 1,17). Formal o exteriormente lleva a subjuntivo,
aunque no necesariamente con modalidad final; lógicamente, a indi-
cativo de simple afirmación de un hecho. Tu fe participada: lit. «la
participación de tu fe», según el estilo semitizante, por el cual se
ponen pendientes en genitivo sustantivos con fuerza de adjetivos,
de los cuales carece casi enteramente la lengua hebrea. Todo de-
pende del sentido que se dé a κοινωνία, que primitivamente significa
«compañía» o «participación». Acertadamente advierte Dibelius que
κοινωνία en este contexto va con la comunidad de fe en Cristo. Pero
es una comunidad de la fe plena de Pablo, a quien tiene en esto
por eximio «compañero» (κοινωνός, ν. 17). Pero esta participación en
la fe no se entiende sólo en cuanto que Filemón la recibe de Pablo,
sino también en cuanto que la da o comunica a los otros en la ac-
tuación de todo bien, en sentido activo, igual que la comunicación
del Espíritu Santo (2 Cor 13,13).
Se hace operante: la Vulgata, en vez de ενεργής operante, que ad-
miten todos los ms., leyó εναργής, evidente, y traduce «de suerte que
la comunicación de tu fe se hace evidente por el conocimiento de
toda buena obra». Por la manifestación: la palabra έπί-γνωσις significa
de suyo conocimiento, reconocimiento, ciencia. Puede indicar tam-
bién discernimiento o buen sentido. Es el punto central del versículo.
¿Se trata del conocimiento de Filemón o de los que se aprovechan
de su caritativa fe en Cristo? ¿Del de Pablo y de los que están con
Pablo o del de los paganos ? Aunque la idea de hacerse patente suele
expresarse de otros modos (φανερωθήναι 2 Cor 7,12), no está ausente
en esta palabra: «Por la Ley (se tuvo) conocimiento (επίγνωσις) de lo
que es pecado» (Rom 3,20). Puede tratarse, pues, del conocimiento
que hay en otros. Por lo demás, la preposición έν puede traducir
la be hebrea, que equivale a formas modales, como «por», «en virtud
de». De todo bien: propiamente αγαθόν es 10 hecho, lo obrado, lo
realizado, más que lo poseído o el objeto de la ciencia. Entre vos-
otros: algunos pocos manuscritos ( H W V ) leen έν ήμϊν, «entre nos-
otros». El sentido cambia poco: si el bien se hace entre vosotros, lo
conocemos nosotros; si vosotros hacéis el bien, su conocimiento es
entre nosotros. A gloria de Cristo: simplemente, εις Χριστόν. N o signi-
fica que lleve a una íntima relación con Cristo, sino que todo es
«a gloria de Cristo». Se ha de unir, pues, con operante. Supuesto
10
Analiza la preposición π ρ ο $ usada con 7rio‫־‬ns WH, Hebr 6 , 1 ; J. ADÚKJZ, CF 1 3 (1957)
1 5 7 - 1 6 1 ; 74 ( 1 9 5 8 ) 195-210.
1111 Filemón 10

este somero análisis, es preciso volver a la interpretación de este


versículo.
Dodd traduce: «Que la fe que tú mantienes en común con nos‫־‬
otros labore hacia una clara intuición de toda cosa buena que nos
lleve a la unión con Cristo». Pero no se trata de un laboreo final
deseable, sino de una eficiencia en algo existente; ni se ha de ir
a la unión con Cristo, sino que se habla de algo que está entre ellos
a gloria de Cristo.
Bultmann dice: «La fe que Filemón participa ha de volverse
activa en su reconocimiento de lo que es participado a todos los
creyentes y de aquello que, cuando salga a luz, pueda ultimar
su conexión con Cristo» 11 . Sin embargo, no se trata de algo que se
ha de conseguir, sino de lo que ya se tiene; de lo contrario, Pablo
no daría gracias ni se alegraría de una cosa que no se tiene. El
subjuntivo se debe a la partícula, puramente expletiva, a modo
del Iva semitizante. No se trata tampoco de todos los creyentes,
sino de las condiciones de una comunidad particular que no nece-
sita producir ni aumentar su conexión con Cristo, que ya tiene,
sino darle más gloria.
Dibelius traduce muy literalmente: «Así pueda tu comunidad
de fe volverse operante para Cristo en el conocimiento de todo
bien, que en vosotros puesto está». Pero esa fe no ha de volverse
operante, que ya lo es, ni Cristo necesita esta operabilidad, ajena
al pensamiento paulino.
González Ruiz entiende: «De suerte que la generosidad de tu
·fe produzca el fruto de un perfecto conocimiento de tanta cosa
buena como hay entre nosotros en relación con Cristo». Pero ser
operante ya de hecho en realidades caritativas no es producir fruto
de conocimiento de cosas buenas, en aumento de una fe especula-
tiva individual.
Zedda parafrasea: «Mis continuas oraciones tienen este objeto:
que la comunión de ánimos y sentimientos con los hermanos, que
dimana de tu fe, llegue a ser eficaz en muchas obras, incluso en otros,
g? acias al conocimiento q u e así se d i f u n d e , de todo el bien q u e en
vosotros se realiza para gloria de Cristo. ¡Deseo el contagio de la
caridad!», donde no se ve claro si el conocimiento es causa o efecto
de las buenas obras.
Médebielle sugiere dos posibilidades: 1.a «La fe que has recibido
sea cada vez más activa, gracias a un conocimiento mayor de los
bienes y gracias del cristianismo», donde no aparece a qué venga
un conocimiento de dones espirituales en una fe y una caridad que
ya se tiene. 2. a «La generosidad 12 que te inspira la fe sirva más
eficazmente aún a la causa del evangelio, haciendo admirar por
parte de los paganos todo el bien que se opera entre vosotros por
amor y gloria de Cristo». Pero no hay fuerza final ni sentido de
aumento progresivo, como tampoco se puede reducir la admiración
11 τ VVNT 1.707-703.
12
Κοινωνία es igual a limosna, concreto, en 2 Cor 8,4; Rom 15,26; Hebr 13,16.
Filemón 11-12 1112
otros, a gloria de Cristo. 7 Pues he tenido gran gozo y consuelo por
tu caridad, a causa del solaz que los corazones de los santos tienen re-
cibido de ti hasta ahora, hermano.
8
Por lo cual, aunque tengo en Cristo más que suficiente libertad
de palabra para mandarte lo que te toca «hacer», 9 atendiendo más
bien a eso de la caridad te suplico (siendo el que soy, Pablo, un ancia-
a los paganos. En resumen, el sentido más probable de este versículo
sexto parece ser el ofrecido en la traducción.
Ciertamente Pablo prepara el camino a su petición, declarando
una realidad eficiente en las virtudes religiosas de Filemón. En la
misma línea que actúa se suplicará que actúe.
7 Se habla de la caridad más concretamente.
He tenido: he recibido, cada vez que me han informado de
tu actuación. No se dice cuándo. Es inútil barruntar de qué cosas
concretas se trate. N o de una sola ni una sola vez, sino de varias
repetidamente, como supone el verbo que se refiere a los bene-
ficiados, cuya forma perfecta griega supone continuidad y per-
manencia.
Corazones de los santos: lit. «las entrañas de los santos reposan
(están recreadas) gracias a ti, hermano». Entre los hebreos, las
entrañas eran la sede de los sentimientos, incluso de los más nobles,
y vienen a expresar lo mismo que nuestra palabra corazón. Para los
hebreos, el corazón era sede de la inteligencia y de la voluntad.
Aquí se trata de haber colmado las necesidades o deseos, satisfa-
ciéndolos (cf. v.20).
En esta breve frase se tiene un caso típico del lenguaje paulino,
donde pocas palabras concisas y sueltas hacen las veces de oraciones
enteras.

Petición a favor de Onésimo. Razones y garantías. 8-20


Por fin Pablo declara su petición y pide gracia para Onésimo,
con motivos personales, religiosos, sociales y económicos.
8 Por lo cual: la partícula διό indica que se recoge el pensa-
miento anterior, medio oculto o fragmentario, y se amplía inme-
diatamente. Se explica mejor si se supone que lo que se ha dicho
precedentemente de la fe actuante y las-buenas obras de Filemón
vienen radicalmente del mismo Pablo, que le hizo cristiano.
Libertad de palabra: en griego παρρησία, es decir, osadía, fran-
queza, confianza, familiaridad en el trato, «santa libertad para man-
darte lo que te toca hacer». Lo cual supone correlativamente auto-
ridad en Pablo, que su apostolado se relacione de algún modo
concreto con Filemón, y que tiene energía para decir las verdades,
aunque cueste (cf. Ef 6,19-20).
Lo que te toca hacer: el verbo άνήκω tiene un matiz de dureza:
«Lo que es necesario que tú hagas», no en sentido estoico o pagano,
sino en Cristo.
9 Atendiendo a la caridad: «en virtud (διά) de la caridad»; se
refiere a la de Filemón (v.7). Se contrapone manifiestamente a la
1113 Filemón 10
no, y ahora, además, un prisionero por causa de Cristo Jesús), 10 te
suplico a favor de mi hijo, al que he engendrado entre las cadenas, a

libertad de avisarle y mandarle a que ha aludido en el versículo


anterior.
Te suplico..., te suplico: se repite el verbo a causa de un inciso
patético: los títulos que alega Pablo. Siendo el que soy: el τοιούτος ών
lo aplica la Vg a Filemón: cum sis talis, «siendo quien eres, caritativo
y misericordioso»; pero es inseparable del correlativo ώς, que se
refiere a Pablo. Puede dudarse si el participio ών sea relativoy patético
o bien concesivo, «a pesar de ser el que soy», porque los títulos que
siguen más bien acreditan la autoridad de Pablo: 1 E l nombre, que
incluye su derecho de apostolado y su actividad asombrosa por el
bien de la Iglesia. 2.° Ser anciano, no sólo en edad, sino también en la
prolongación de su apostolado. 3.0 Ser prisionero de prisiones glorio-
sas. 4.0 Por causa de Cristo Jesús, que le hace en cierta manera uno
con él. Sin embargo, como todas estas razones están incluidas entre
las frases en que acude a la caridad de Filemón, revisten mejor
un matiz hondamente humano y patético. Algunos quieren cam-
biar la palabra πρεσβύτης, «anciano», por ‫־‬πρεσβευτής «embajador» (de
Cristo Jesús) (Lightfoot, Lohmeyer, cf. Moule). No abona este cam-
bio ninguna lección variante de los manuscritos. La calidad de emba-
jador no implica fuerza de súplica, sino de mando. El paralelo de
Efesios no es correcto: «A favor del cual (el evangelio) desempeñó
embajada, a pesar de estar en cadenas» (Ef 6,20), porque tiene otro
sentido. Allí suplica Pablo que rueguen por él para que tenga
fuerzas para cumplir con su cometido. Aquí ha afirmado lo contra-
rio: que tiene ττολλήν παρρησίαν (v.8). Edad de Pablo: sabemos que
Pablo, a la muerte de Esteban, era joven (νεανίας) (Act 7,58). Por
el contrario, aquí (v.9) es viejo (πρεσβύτης). Los científicos del primer
siglo de nuestra era dividían la edad del hombre en siete períodos,
de los cuales νεανίσκος abarcaba de los veintidós a los veintiocho;
πρεσβύτης, de los cuarenta y nueve a los cincuenta y seis. Otras
veces πρεσβύτης significa simplemente de edad ya madura.
10 Por fin dice Pablo lo que quiere pedirle a Filemón: gracia
y quizá libertad para Onésimo; pero lo hace con tiento y anteponien-
do tres razones que suavicen la posiblemente inevitable reacción
psicológica de desagrado o enfado. Tanto más cuanto que Onésimo
pudo estar presente en el momento en que Filemón leyó la carta
(Col 4,9). Estas razones son: 1.a Que Onésimo se ha hecho cris-
tiano. 2. a Que lo ha convertido él mismo. 3. a Que lo ha convertí-
do estando preso, y parece que las cosas que se consiguen en circuns-
tancias más difíciles se aprecian más, si no quiere verse ya un anuncio
del valor social cristiano de la intercesión de los que padecen por
Cristo.
Mi hijo: Τέκνον no es sólo palabra de afecto y recomendación,
como cuando Pedro la aplica a Marcos (1 Pe 5,14), sino de un conté-
nido más profundo, como se declara inmediatamente. El verbo
γεννάω puede entenderse de la generación natural y de la espiritual.
Filemón 11-12 1114
Onésimo ( =Provechoso), n que anteriormente ha sido inútil para ti,
ahora «va a ser» para ti y para mí útil, 12 a e s e que te remito, es decir,
La metáfora de la paternidad en el que convierte al cristianismo
no es infrecuente en el mismo Pablo (1 Cor 4,5; Gál 4,19). El
nombre propio Όνήσιμος viene del verbo όνίνημι, que significa «ser
provechoso a alguien». El sustantivo significa, pues, «Provechoso».
En las palabras de Pablo, el nombre Onésimo está en acusativo.
Tanto ese nombre como los adjetivos del versículo siguiente, inútil,
útil ( v . n ) , que son sus apuestos, tendrían que estar en genitivo,
dependientes de la frase «acerca de mi hijo» (περί τοΰ έμου τέκνου).
Puede explicarse esta anomalía por la llamada atracción gramatical,
no infrecuente en el griego clásico, que consiste en poner las con-
cordancias, no según el orden gramatical, sino según la atracción
lógica. Para explicar mejor esta anomalía se ha querido ver en ese
acusativo un juego ingenioso no ajeno de la idiosincrasia paulina,
que se apoyase en el significado radical, y en el que se tomara el
nombre propio como si además fuera un adjetivo: «Te ruego por
mi hijo, a quien yo he engendrado como provechoso, Provechoso
( = Onésimo)», como si sólo después de la conversión hubiera sido
fiel al sentido de su nombre por primera vez (Moule).
11 En este versículo hay un balanceo de contraposición muy
semítico. Por los contrarios se entiende mejor el pensamiento.
«Antes... ahora», «inútil... útil», «para ti... para mí». Pablo juega
con las palabras inútil, útil y Provechoso ( = O n é s i m o ) . Inútil para
Filemón, porque se escapó y le dejó sin sus servicios. Util a Pablo
(έμοι), porque le servía en la cárcel (v.13) y por la conversión, ha-
ciendo fructuoso su apostolado; para Filemón (σοι), porque, al
regresar ahora, lo será en adelante, cosa que no hubiera sucedido
si no se hubiera convertido 13 . En la antigüedad latina se encuentra
este dístico: Alpha suum Chresto det Acindynos, ipse sine alpha | per-
maneat: verum nomen uterque geret. Q u e A c í n d i n o (Ακίνδυνος =
inocuo, no peligroso) dé su «a», a Cresto (χρηστός = útil), y él se
quede sin «a». Ambos llevarán su verdadero nombre (Κίνδυνος =
peligro, peligroso; ‫״‬Αχρηστος = inútil) 13 . En la palabra ahora (vuvi),
con cierto énfasis, se encierra la concepción expresiva semítica del
tiempo presente-futuro. Es decir, «ahora y para siempre». Algunos
quieren que la inutilidad de Onésimo afecte a todo el tiempo que
estuvo con su amo, y άχρηστος equivaldría entonces a «perezoso».
Esto no se puede probar. Más bien se demostraría lo contrario,
porque Onésimo servía a Pablo en sus prisiones (v.13), y la gracia
supone la naturaleza, y además se le llama oficialmente «querido y
fiel cristiano» (Col 4,9).
12 Te remito: a la letra «te envié» (pasado), άνέπεμψα. Es un
aoristo epistolar. Cuando escribe Pablo la carta, en realidad «envía»
(no «ha enviado» todavía) a Onésimo, pero se pone en las circunstan-
cias del que la recibirá, Filemón, para quien efectivamente Pablo
«habrá enviado» a Onésimo. Es frecuente ese pasado epistolar en
‫גג‬ AUSONIO, 41,3; ThLLat 1,1721,
1115 Filemón ί'Λ
13
mi propio corazón, a quien tenía yo intención de retener junto a
mí para que en tu lugar m e sirviera en las cadenas del evangelio;
vez de presente, como en Colosenses, donde, al hablar de Títico
y Onésimo, usa el mismo tiempo (Col 4,7-9). Puede traducirse
muy bien por nuestro presente «te envío de nuevo». Desde el mo-
mentó que el verbo άνα-ττέμττω, además del sentido «enviar de nuevo»,
«reexpedir», tiene un leve matiz judicial, ha de admitirse ese sen-
tido también aquí. A ese: en el original griego, el hipérbaton está en-
marañado: «al cual te he enviado, a ése, es decir, mi propio corazón».
Puede entenderse por el irresistible empleo del relativo semítico
(ki hebreo, di arameo) invariable y se ha de especificar con un
pronombre que ha de ponerse al final de la oración. Cuando un
semita escribe en griego, tiene peligro de dar al relativo un sentido
semítizante, aunque en griego ponga claros los casos. Puede
también entenderse por un rebuscado hipérbaton de tipo clásico
que subraye el pronombre, y entonces ha de colocarse simplemente
αυτόν «a ése», antes, al principio de la oración gramatical. Corazón:
lit. entrañas, es decir, lo más sensible y querido de mí mismo.
Algunos manuscritos (SACGFVg Orig) añaden en este v.12
tres palabras, de suerte que la frase queda convertida en esta otra:
«al cual te remito, y tú (συ δέ) a éste, es decir, mi propio corazón,
recíbelo [benévolamente] (ττροσλαβου)». Sin embargo, esta corrección
no se impone. Está hecha para suavizar el hipérbaton y para ade-
lantar la petición de Pablo, que sólo aparece en el v.17 (donde en
realidad está la forma ττροσλαβου), con lo cual se rompe la hábil con-
catenación dialéctica de las ideas, que es uno de los mejores valores
de esta carta paulina. Además, no se concibe que tantos manus-
critos que no dan señales de esta variante, teniéndola, la hubiesen
borrado. Es, pues, espúrea.
13 Tenía intención: quería, έβουλόμην, imperfecto en la conse-
cución de tiempos pasados si se atiende a los aoristos epistolares,
o presente si se traducen de este modo. El verbo querer, en imper-
fecto, seguido de infinitivo, puede tener sentido modal de deseo
en tiempo futuro: «a quien yo querría seguir reteniendo junto a
mí», «a quien me gustaría...», que parece ser el sentido mejor. El
verbo de la oración principal es ηθέλησα, que condiciona el anterior
deseo. Otros quieren ver un tiempo irreal: «a quien quisiera retener
(o haber retenido), pero no he querido hacer nada sin tu parecer».
Por faltar el áv es más exacto el primer sentido de deseo real en
Pablo. En tu lugar me sirviera: pincelada de delicadeza. «Al ser-
virme en lo que necesito Onésimo, es como si tú personalmente me
sirvieras». Lo cual indica, por una parte, la confianza que Pablo
tiene en Filemón y las buenas disposiciones presuntas de éste, y,
por otra, déjase entrever en el fondo la igualdad Filemón-Onésimo,
amo-criado, señor-esclavo, a la que se referirá inmediatamente
Pablo. Ese servir inferior en la causa del evangelio (διακονή) tenía
a veces un sentido de orden sagrada, referido a un grado especial
de la jerarquía eclesiástica (Act 6,1-6). Cadenas del evangelio: geni-
Filemón 11-12 1116
14
pero sin tu conocimiento nada he querido hacer, para que no vi-
niera forzado ese beneficio tuyo, sino de buen grado. 15 Pues tal vez
por esto fue él separado de ti por un breve momento, para que lo re-

tivo causal, «prisiones que sufro por causa del evangelio», de su


predicación y propagación. Nobilísima causa (cf. v.9; Flp 1,13ss).
14 Pablo podría retener a Onésimo, pero quiere dejar entera
libertad a su dueño, Filemón. Resuelve el caso, no precisamente
quedándoselo y suponiendo que el amo ya accede, ni siquiera noti-
ficándole que lo tiene en su poder e interpreta su asentimiento, sino
poniéndole enteramente a disposición la cosa deseada, aquí Onésimo.
Esa nobleza obliga más a generosos actos y decisiones.
Ese beneficio tuyo: lit. «el bien tuyo». Es dejarle a Onésimo como
servidor por la causa del evangelio. Prevé la posibilidad de que
Filemón se lo mande de nuevo. Entonces sería «tu bien», «tu don»,
«tu obsequio».
15 Nuevos motivos, de carácter más elevado aún.
Fue separado de ti: evidentemente Pablo se refiere a la huida
de Onésimo, pero no lo dice de modo crudo, «se fugó», «se te escapó»,
sino eufemísticamente. Además, la forma pasiva sugiere que se
entrevé la acción de la divina Providencia, como si el sujeto latente
de la oración gramatical fuera Dios. «Fue separado de ti por Dios»,
«permitiéndolo Dios, para más altos fines», como se ha visto ahora.
La Providencia divina permite el mal para que pueda sacarse de
él un bien mayor. La Sabiduría divina sabe sacar de los males
bienes. Para siempre: algunos han creído que este «perpetuo» «para
siempre» (aicóviov) se refiere a la ley por la cual un esclavo hebreo
sólo podía servir seis años y al séptimo tenía que ser dejado en
libertad (Ex 21,1-6). El esclavo no quedaba en la casa «para siempre»
(Jn 8,35); pero, si él quería por su propio albedrío quedarse en ade-
lante, era entonces ya un siervo «para siempre» (le ‫י‬olam; εις αΙώνα
LXX; Ex 21,6). Pero ni Filemón ni Onésimo parecen haber sido
judíos, ni se puede probar estuvieran en vigor estas leyes entre
las gentes de Golosas. No puede desatenderse la fuerza de la antí-
tesis. Se opone, según el procedimiento hebreo, el breve espacio
de una hora (προς ώραν es decir, un corto momento indefinido, al
adjetivo aicóviov, perpetuo, para siempre, en adelante. Se atiende,
pues, al hecho consumado y al cambio psicológico de Onésimo.
En realidad lo perdiste poco tiempo; ahora, arrepentido (la prueba
es que vuelve) radicalmente (se ha hecho cristiano), lo tendrás en
adelante para siempre. No hay que buscar aquí, porque no se ve
claro, en la palabra aicóviov, ningún sentido de eternidad espiritual
o predestinación. Tampoco se ve claro que, para recuperar al
Provechoso permanentemente, bastase que fuera ya cristiano, aunque
luego se marchara a seguir a Pablo. Para eso no sería necesario
enviarlo.
Lo recuperarás: άπέχης» de από y εχω, que significa «tener,
habiendo recibido de otro» (cf. Flp 4,18, donde se habla de la limosna
o ayuda económica que le han enviado). Knox se fija en el sentido
1117 Filemón 16-17
16
cuperaras para siempre, no ya como siervo, sino más que siervo,
como hermano querido, que lo es sobremanera para mí, ¡cuánto más
para ti, no sólo como hombre, sino también en el Señor! 17 Si, pues,
como es en realidad, m e tienes como socio, acógele a él como a mí

de άπέχειν, según se ofrece en los papiros de contratos, y afirma que


podría entenderse así el pasaje: «Para que tú le concedas un recibo
(documento de libertad) definitivo». Pero no se prueba en la carta
paulina este sentido, inapropiado y rebuscado.
16 Describe aquí Pablo las profundas relaciones que se hallan
implicadas entre los miembros del Cuerpo místico de Cristo.
Más que siervo: aquí la preposición υπέρ ( = sobre) se usa en
sentido adverbial. Hermano equivale a cristiano (cf. v.2); pero aquí
tiene otros matices más delicados. En los usos paganos, un esclavo
iniciado en los misterios de ciertas religiones a veces vivía ya con
su amo como libre. No así en el judaismo. La admisión del cris-
tianismo crea nuevas relaciones que humanizan, dignifican y vuelven
justas las relaciones sociales, pero no las destruyen totalmente ni
igualan en lo humano y exterior a todos los hombres. Sobremanera:
μάλιστα implica un superlativo supremo o absoluto: «inmensamente».
Pero como inmediatamente sigue todavía otro superlativo: «Mucho
más (aún) para ti», y un superlativo de lo sumo no se da, ha de
entenderse enfáticamente. Es un «ilogismo entusiástico» (Light-
foot) que tiene por fuerza inclinar la voluntad de Filemón en sen-
tido favorable. Si no quiere verse un superlativo hipotético cuanti-
tativo, más que modal: «con cuánta más razón para ti...»
Como hombre, en el Señor: lit. «tanto en la carne como en el
Señor». La primera expresión es un semitismo. En hebreo carne
significa hombre, carnal, humano. El segundo miembro supone la
divinidad de Cristo, porque, tanto para Pablo como para Lucas,
Jesús es indiscutiblemente el Κύριος por antonomasia (v.3). La frase
entera significa, pues, «tanto en el nivel humano social como en el
específicamente cristiano». En el Señor equivale a en Cristo. Con
esta frase, Pablo pretende describir, además de otros significados
y matices, la íntima unión o incorporación de los cristianos con
Cristo. Pueden entenderse, pues, ambas locuciones «en cuanto núes-
tra incorporación con Cristo», «en el plano de nuestra espiritualidad
cristiana, llena de realidades y esperanzas».
17 Pablo da otras razones decisivas para que Filemón acoja
a Onésimo y le perdone. Parte de un principio que admite plena-
mente Filemón: que ambos gozan de una misma posición, como
si fueran socios de un negocio. La causa es, por lo menos, el apos-
tolado de Pablo, la situación de Filemón en la Iglesia y . las mutuas
relaciones que mediaron y median entre ambos. Pues bien, que
Filemón considere a Onésimo como si fuera su socio, el mismo
Pablo. Brillan aquí la caridad y entrañas de misericordia de Pablo,
pues se hace igual a la persona amada para bien de ella. Como es
en realidad: la forma εί ouv implica una condición real. Socio: no
precisamente, de modo exclusivo, en cuanto miembros de la comu-
Filemón 11-12 1118
18
mismo; y si te perjudicó en algo o está en deuda contigo, esto ponlo
a cuenta mía. 19 «Yo, Pablo, he firmado de m i propia mano, yo pa-
garé». Para que no te diga que tú, además de eso, m e debes más,
nidad cristiana, porque, si así fuera, todos podrían decir lo mismo.
Hay otros lazos más profundos: apostolado, conversión, mutua
amistad especial. La frase «deberse a sí mismo», dicha de Filemón
(v.17b), indica motivos serios.
18 Si ha habido de por medio falta de la justicia conmutativa,
Pablo promete compensarlo todo en vez de Onésimo. Ponlo a
cuenta mía: se usa una forma verbal rara, que es έλλόγα, έλλογάω.
Son más corrientes las formas que van por ελλογέω. Es corriente el
uso técnico comercial de ese verbo en los papiros.
19 Con esa declaración, la carta de Pablo se convierte en
u n pagaré. De este modo se remueve y aparta la última dificultad
q u e podía interponerse para que Filemón concediera el pleno per-
dón. Quedaba, sin embargo, en la voluntad de éste exigir a Pablo
condonar enteramente la deuda, que parece existió; de lo contrario,
tendría poco sentido este verso. Se trata de lo que pudo hurtar
Onésimo en su huida y de lo que defraudó a su dueño por trabajo
no prestado durante su ausencia. El aoristo έγραψα puede ser episto-
lar, en virtud de una acomodación en el que escribe, que se pone en el
tiempo del que recibirá la carta (cf. v.12). Puede tratarse también
de una fórmula estereotipada comercial. Yo pagaré: αποτίσω, muy
expresivo, y se encuentra en los contratos 14 .
El autógrafo paulino.—Generalmente Pablo dictaba las cartas,
lo cual no supone que él no fuera su autor. Alguna vez firmó de su
propia mano, añadiendo algunas frases oportunas (Col 4,18; Gál 6,
11; 1 Cor 16,21). El problema surge al preguntarse cómo se ha de
entender el v.19a de Filemón. Sólo caben obviamente estas solucio-
nes: 1. a Que Pablo escribiera toda la carta (Lightfoot), lo cual es muy
difícil de probar. Se tiene la sensación, por lo enmarañado y espon-
táneo del estilo, que dicta como de costumbre. 2. a Que escribiera
sólo el versillo 19a. N o parece admisible, porque se hubiera roto
el vuelo redaccional. 3. a Que, como apunta Dibelius, hubiera es-
crito solamente los v.21-22. 4. a Que la terminara. No parece acep-
table, porque la lista anodina de los personajes finales ciertamente
en otras cartas la escribió el amanuense. Lo que puede decirse es
que no se trata de un hológrafo, ni siquiera de un quirógrafo en
sentido estricto; pero sí de un documento jurídico. ¿Por qué no
ha quedado el nombre de la firma? ¿Pondría su sello propio? Es
fácil, como aparece por otros indicios, que escribiera de su puño
y letra la bendición final (v.25), lo cual garantizaría legalmente el
documento.
Pero ha de estar alerta Filemón. Si se pasan cuentas estríe-
tas, quedará en deuda con Pablo, ya que le debe su persona.
Es el Onésimo de Pablo. Y esto, si no ya por ayuda material o re-
comendaciones prestadas, por derecho de conversión, que lleva
4‫נ‬
1119 Filemón 10
20
hasta a ti mismo. Sí, hermano, saque yo provecho de ti en el Señor:
alivia mi corazón en Cristo.
consigo la verdadera vida y la salvación eterna. Me debes más: el
verbo ττροσοφείλω añade un cariz aumentativo al simple οφείλω.
Puesto que en el griego neotestamentario a veces se han desvane-
cido esos matices de las preposiciones verbales, algunos quieren
ver el puro valor del simple. Pero no siempre acontece, y aquí hay
motivos para entender lo contrario. Por varios papiros casi contem-
poráneos de Pablo, como el P. Paris 10, se sabe que quien devolvía
un esclavo al dueño cobraba una cantidad bastante alta, que solía
indicarse en el bando de captura o evaluarse por la costumbre. Tenía
consideraciones especiales el derecho de asilo religioso. Es posible
que Pablo, como aprehensor y reintegrador de un esclavo, aluda
a esta deuda material. Filemón tendría para con él, por este concepto,
un pago pendiente. El saldo entre defraudación de trabajo en Oné-
simo y de recompensa por concepto de devolución en Filemón estaría
a favor de Pablo. Sabiendo la cantidad de la recompensa por devolu-
ción, se pueden evaluar aproximadamente los jornales defraudados
por Onésimo y, por tanto, el tiempo que estuvo ausente de la casa de
su dueño, que, con grandes reservas, se ha sugerido haber sido entre
seis meses y un año 15 .
2o Nueva razón de fino patetismo. Sí: jEa!, vaí, adverbio de
cariño. Saque yo provecho: el elemento verbal όναίμην es forma
optativa media de όνίνημι, aprovechar. Se ha de partir del supuesto
que Pablo juega con el significado radical del nombre Onésimo
(Provechoso). Las múltiples versiones que se han dado a este ver-
sículo pueden reducirse a dos formas radicalmente distintas.
A) 1. Yo te fui provechoso, alivia mi deseo. 2. Séate yo pro-
vechoso.
B) 3. Saque yo provecho de ti. 4. Hazme este favor. 5. Yo que-
rría explotarte. Όνίνημι en la voz activa significa aprovechar, agra-
dar; en la media, aprovecharse, complacerse. En modo optativo es
muy frecuente, con genitivo de aquello de lo cual uno se aprovecha,
y significa ciertamente: i. 0 Saque yo provecho de ti. 2.° Sea bendito
(feliz) yo por tu causa. Es admisible, de consiguiente, sólo el gru-
po Β 16 . El sentido es, pues: «Que obtenga este beneficio de ti en
el Señor», y serás para mí provechoso más que para el mismo Pro-
vechoso ( = Onésimo).
Alivia mi corazón: lit. «haz reposar mis entrañas», es decir, cum-
pie mi deseo satisfaciéndolo, despachándolo favorablemente. En-
trañas: en sentido semítico, por «lo que más quiero». Pablo alude
a lo que ha dicho antes en alabanza de la caridad de Filemón (v.7),
y hace de ello un nuevo argumento para recabar el perdón de Oné-
simo. Así como Filemón complace los deseos de los cristianos (v.7),
15
S. BARTINA, «Me debes más‫( י‬Flm 1 9 ) . La deuda de Filemón a Pablo: StPCongr I I
(1963) 143-52.
16
IGNACIO DE A N T I O Q U Í A emplea esta locución varias veces: Efesios 1 , 2 : M G 5.645;
Magnesios 2 : M G 5 , 6 6 4 , 1 2 : M G 5 , 6 7 2 : Romanos 5,2: M G 5 , 6 9 2 ; POLICARPO, 1 , 1 : M G 5,
7 2 0 ; 6 , 2 : M G 5,725. F I S C H E R , 1 4 4 . 1 6 2 . 1 6 8 . 1 8 8 . 2 1 6 . 2 2 2 .
Filemón 11-12 1120
21
Confiado plenamente en tu docilidad, te he escrito, sabiendo
que harás incluso más de lo que te digo. 2 2 Y con esto, veme prepa-
rando también alojamiento. Espero, en efecto, que, gracias a vuestras
plegarias, voy a seros regalado.

que ahora del mismo modo complazca a Pablo, consecuente consi-


go mismo en su caridad cristiana (v.20). En el Señor. En Cristo.
Cf. v.16. N o por pura amistad humana o social. Hay cierto matiz
de acción de gracias por el beneficio presunto.

Conclusión. 21-22

21 En la conclusión a su petición muestra Pablo plena confianza


en las disposiciones de Filemón. Docilidad: es propiamente υπακοή,
obediencia. Pero una obediencia que implica en el N T : i. 0 Atender
(oír) a lo que dice el superior. 2.° Llevarlo a cabo diligentemente,
sea lo que sea. Así, en San Pedro la vida cristiana es una υπακοή al
mensaje de Cristo. En esa virtud señala Pablo como especialmente
versado a Filemón. Sin embargo, no ha de verse en este pasaje un
mandato estricto, porque no ha querido proponerlo el Apóstol. Se
trata más bien de un libre acto de virtud. Te he escrito: aoristo
epistolar. La acción presente de Pablo será pasada cuando lea la
carta Filemón. Poniéndose en este punto de vista, dice Pablo que
«ha escrito», mientras «escribe». Más de lo que te digo: lit. «por enci-
ma de las cosas que te digo». ¿Qué es más que el perdón y el acó-
gimiento paternal, si no ya la manumisión o la entera libertad?
22 Espera Pablo verse libre de la cárcel y planea la vuelta a
Colosas. Será para Filemón huésped de honor, quizás como antes.
Se acrecentará la amistad. Pero hay en esto una razón más para su
petición. Después del hijo, el padre, y podrá ver si su mediación
ha tenido alguna fuerza. Delicadamente atribuye la realización de
estas dos esperanzas, salir de la cárcel e ir a Colosas, a las oraciones
de los destinatarios de la carta. Si la caridad de Filemón deja en
libertad a Onésimo, sus oraciones moverán a Dios para obtener la
libertad de Pablo.
Voy a seros regalado: es decir, «devuelto benévolamente». El
verbo χαρισθήσομαι, por su raíz, implica, favor gratuito o mayor del
que pueda esperarse; por su forma en pasiva sin sujeto, se atribuye la
acción al que rige los acontecimientos humanos. Por dos conceptos,
pues, se señala implícitamente a Dios como al que ha de dar reali-
dad a estos planes y deseos. Se revela la confianza de Pablo en la
bondad de Dios, que puede ser movido por las oraciones de los
santos ( = cristianos). Pueden distinguirse tres matices. Salir de la
cárcel e ir a Colosas es: i. 0 Don gratuito de Dios, aspecto principal
que subraya Pablo. 2.° Causa de gozo y alegría en quien lo recibe
(Pablo y los de Filemón). 3. 0 En cuya formulación se manifiesta
el afecto santo de Pablo para con sus amigos y la conciencia de su
privilegiada posición en la Iglesia.
1121 Filemón 10
23
T e saluda Epafras, mi compañero de cautiverio en Cristo Jesús;

Despedida: Saludos y bendición. 23-24


23 Pablo envía saludos de parte de los que están con él y cono-
cen a Filemón. Epafras: es nombre de raíz griega y contracción
probablemente de Epafrodito. Adoctrinó en el evangelio a los fieles
de Colosas (Col 1,7; cf. 2,6-7), de donde era oriundo (Col 4,12).
Era étnico-cristiano (Col 4,10-11). Fundó, con toda probabilidad,
la iglesia de Laodicea y la de Hierápolis, cuyo superior religioso era.
Fue «siervo de Cristo Jesús» y paladín (αγωνιζόμενος) del bien. Llevó
a Pablo, en la primera prisión romana, noticias de la comunidad de
Colosas (Col 1,4-8), y quizás se quedó como prisionero voluntario.
Compañero de cautiverio: concautivo (συναιχμάλωτος). Esta palabra
aparece tres veces en el N T . Se dice de Andrónico y Junia, parien-
tes de Pablo, cristianos antes que él y compañeros de prisión (Rom 16,
2); se dice de Aristarco, cautivo juntamente con Pablo (Col 10,4) y
que fue, por lo menos, con él en la nave de los presos de Cesarea
a Roma (Act 27,2), y, finalmente, de Epafras.
El adjetivo αίχμ-άλωτος (de αιχμή, lanza, y άλίσκομαι, coger) sig-
nifica propiamente «prisionero de guerra», más exactamente, «cogido
a punta de lanza», «hecho cautivo en la batalla», y puede haberse ele-
gido para evitar el mal sentido de preso malhechor o criminal que
podría tener el adjetivo más general συνδεδεμένος. Se diría en sentido
real y metafórico: metafórico, en cuanto que la predicación del
evangelio es una guerra sin cuartel; real, por tratarse de prisioneros
reales. Otros quieren ver un sentido totalmente metafórico, en
cuanto que los así apellidados fueron «hechos prisioneros» por el
mismo Cristo, que les venció espectacularmente en la batalla de la
conversión, como sucedió en Pablo. Pero, además de que todo cris-
tiano puede llamarse así, tendría que suponerse, para que esta ape-
lación fuera de algún modo exclusiva de esos pocos que persiguie-
ron a la Iglesia de Dios, como Pablo, y que luego se convirtieron,
lo cual es muy difícil de probar.
Sea lo que fuere, se da evidentemente a la palabra un sentido
honorífico. Sabemos que otros estuvieron en prisiones con Pablo,
por ejemplo Silas en Filipos (Act 16,19-24). En Cristo Jesús: locu-
ción corriente en Pablo. Por la causa de Jesús de Nazaret, que es
el Cristo o Mesías del V T (v.3).
Esta lista final de nombres en los saludos de despedida (v.2324‫)־‬
coincide exactamente con la de Col 4,10-14. Hay, sin embargo, una
diferencia. En Col 4,11 está incluido además Jesús el Justo. Se ha
dicho que al final del v.23 hay una mala lección o bien una haplo-
grafía 17 .
24 Marcos: Juan Marcos, de nombre semita y latino, es muy
probablemente el evangelista, sobrino de Bernabé, secretario de
Pedro y en varias ocasiones colaborador de Pablo (Act 13,6; 15,37).
17
E . AMLING, Eine Konjectur im Philemonbrief: ZNTW 10 ( 1 9 0 9 ) 2 6 I S .

S.Esctitura: NT 2 36
Filemón 11-12 1122
24 25
Marcos, Aristarco, Dimas, Lucas, mis colaboradores. ¡La gracia
del Señor Jesu-Cristo esté con vuestro espíritu! A m é n .

Aristarco: por nombre «Jefe excelentísimo», fue un judío de Mace-


donia que se convirtió al cristianismo. Hízose compañero y colabo-
rador de Pablo. Estaba con él en Efeso durante la tercera expedí-
ción apostólica. Corrió peligro de ser linchado en el teatro junta-
mente con Gayo y el Apóstol (Act 19,29). Acompañó a Pablo a
Macedonia, Grecia y Jerusalén (Act 20,4). Viajó preso con Pablo
a Roma (Act 27,2), donde fue su fiel compañero de prisión (Col 4,
10; Flm 24). No se sabe más de su vida. Conforme a una tradición,
fue decapitado con Pablo en Roma. Dimas: tal vez ha de pronun-
ciarse así el original Δήμας a causa del itacismo, o confusión fre-
cuente de la 1 con la η. Parece ser una alternancia de Δαμάς. Quizás
proviene de Δημήτριος o de Δημάρατος. Estuvo junto a Pablo en
la primera prisión romana. Se recuerda su nombre junto al de Lu-
cas (Col 4,14). Ahora le llama colaborador. Pero más tarde el mis-
mo Pablo dice de él lacónicamente: «Dimas me ha abandonado por
amor del siglo presente y se ha ido a Tesalónica» (2 Tim 4,10).
Antepuso las riquezas de este mundo a la predicación del evangelio.
No se sabe más de él. Se le ha supuesto de nuevo predicador fer-
viente (sería el Demetrio de 3 Jn 12, cosa muy difícil de probar) o,
por el contrario, hereje impenitente 18 . Lucas: el evangelista, íntimo
colaborador de Pablo, como aparece por el libro de los Hechos de
los Apóstoles. Al estar el último de todos, hace sospechar que Lu-
cas sirvió de amanuense o secretario a Pablo para escribir esta carta.
25 Bendición final de despedida. Gracia: más que gracia ha-
bitual, que ya se supone en un cristiano, y mucho más en la men-
talidad paulina, se alude a una gracia especial que, según las cir-
cunstancias y acontecimientos, auxilie y haga señalar a cada uno
conforme a su vocación cristiana particular (Le 1,28). «Favor y do-
nes de Jesu-Cristo que os hagan crecer en la vida cristiana» (cf. 2
Pe 3,18).
Al final de las cartas, en el mundo clásico religioso y profano,
se ponía ¡Buena suerte! εύτύχει; o también que sigas bien (gozando
de buena salud), ερρωσο, «estar fuerte», indicándose de consiguiente
en virtud del perfecto, un estado permanente, y corresponde al la-
tino vale, válete («seguid bien»); asimismo poníase a veces que os
vaya todo bien, que actuéis bien, εύ πράττετε. P e r o aquí, como e n
otras cartas paulinas y cristianas, se vuelve el pensamiento hacia
Dios y su generoso actuar en el hombre.
La bendición de despedida es frecuente en los escritos paulinos.
Cristo Jesús está en el mismo plano que el Padre y el Espíritu Santo.
Con vuestro espíritu: en cada uno de vosotros como una realidad
espiritual. En otros casos hay frases parecidas: «con vosotros», «con
todos vosotros», «con todos los que aman a Jesús», «contigo». Amén:
es una palabra hebrea ('mn). Ratifica lo que se ha dicho, sea de-
seándolo, sea pidiéndolo o suplicándolo, sea asegurándolo, sea pro-
18
EPIFANIO: M G 42,897.
1123 Filemón. Exc. 1-2

fesándolo palmariamente. Puede traducirse: «Es cierto lo que digo»,


o bien: «Que sea así como digo». Este último sentido es el que aquí
pretende Pablo 19 .

EXCURSUS I . — L o s «hápax legómena» de la epístola a Filemón


Se entiende por hápax legómena ( ά π α ξ λεγόμενα) las palabras dichas una
sola vez en determinado espacio literario o lingüístico. Á1 usar ese término
se atiende, a veces, solamente al NT, a veces a un autor, por ejemplo a
Pablo.
Los «hápax legómena» paulinos de la epístola a Filemón son siete: áva-
1
ττέμττειν, άττοτίνειν, ά χ ρ η σ τ ο ς , έτπτάσσειν, ξενία, όνίνασθαι, ττροσοφείλειν . De
ahí no puede deducirse nada contra la genuinidad de la epístola, porque
ningún escritor está obligado a emplear en sus obras todas las palabras de
su lengua, y mucho menos varias veces, o a formarse un coto cerrado exi-
guo en su vocabulario propio. Sólo valdría el argumento contra la genuini-
dad paulina de la carta si los hápax legómena fueran de época posterior, lo
cual está lejos de suceder en este caso particular, y aun entonces podría
pensarse en interpolaciones.
Atendiendo al NT, Filemón contiene los siguientes hápax legómena 2:
!· άχρηστος (v.n). Se halla, sin embargo, en la versión griega de
los LXX (AT) en Os 8,8; Sab 2,11; 3,11; Sir 16,1; 27,19; 2 Mac 7,5.
2. άττοτίσω (v.19). Es un término técnico jurídico. En esta forma de
futuro es mejor άττοτείσω que άττοτίσω, que puede deberse a un error por
itacismo 3.
3. ττροσοφείλεις (v.19). El verbo simple όφείλω sale con frecuencia;
incluso se halla en esta misma carta, en el versículo anterior. Por esta razón
parece más justo que la preposición añada el matiz de superdeuda al sentido
de la raíz simple primitiva.
4. όναίμην (v.20), del verbo όνίνημι. Frecuente en la literatura ex-
trabíblica contemporánea o próxima al tiempo de Pablo, según se ha indi-
cado en el comentario.

EXCURSUS 2.—Dialéctica paulina


Las razones para convencer al interlocutor las trama Pablo tan hábil
y sutilmente, que se hacía moralmente necesario, dadas las circunstancias
de personas y lugares, conseguir lo que pretendía. Pueden presentarse así,
a grandes rasgos, los pivotes de su dialéctica. Ante todo, como base, insinúa
Pablo finamente las buenas cualidades y virtudes de Filemón, especialmente
su fe operante, su caridad, que se refleja en la beneficencia y generosidad
para con los cristianos; su fervorosa vida, su obediencia a la doctrina de
Cristo, su reverencia a los apóstoles, la amistad personal, fundamento sólido
de la confianza, y, por otro lado, la deuda que el destinatario tiene pendiente
con él a causa de la conversión, e incluso añade la insinuación de que po-
dría recurrir a su autoridad apostólica. En segundo lugar, si se atiende a
la persona de Pablo, él mismo da por supuesta en toda la carta su dignidad
J9
S. PORUBCAN, La radice 'mn nell'Antico Testamento: RivB 8 (1960) 324-336; 9 (1961)
173-183.221-234·
1
A s í TOUSSANT: D B 5 264.
2
La palabra ξενία se encuentra una vez en Lucas (Act 28,23), donde tiene un sentido
local material. En cambio, en Filemón, más que «habitación», es •hospedaje». Ese hecho,
en todo caso, argüiría que Lucas fue el amanuense de la carta a Filemón, que iba traduciendo
al griego expresiones arameas o puliendo el vocabulario del autor, Pablo.
3
BAUER: W N T ά π ο τ ί ν ω 2 0 0 .
Filemón. Exc. 3 1124
de apóstol, subraya su ancianidad, pone ante los ojos insistentemente las
cadenas que sufre por Jesucristo, deja traslucir en sus palabras, quizá in-
conscientemente, al predicador incansable y al pastor de las iglesias, y alega,
como título, que ha ganado para la fe al fugitivo Onésimo, a quien quiere
se considere como si fuera él mismo en persona. Más aún, hácese respon-
sable de toda la deuda que el siervo pudiera tener abierta con el amo, con-
virtiendo la carta en un documento fehaciente comercial, y discretamente
pide, sobre todo al final, que se dé al siervo la libertad. Luego presenta a
Onésimo, aunque culpable, como cambiado ya radicalmente, y excusa con
habilidad su falta, haciendo notar, imbuido de alto espíritu, «si no hubiera
huido, no se hubiera convertido». Por si fuera poco, interpone discreta-
mente la intercesión de otros, tanto de Colosas como de Roma, cuyos nom-
bres hace figurar en la carta, porque, estando todos moralmente con Pa-
blo, el solo conocer el problema era interceder. Finalmente, la misma ex-
terioridad material del escrito, nada menos que una carta, igual que las
dirigidas a las iglesias, con el mismo rango social de los grandes documentos
para un negocio tan simple, había de tener su peso no despreciable.

EXCURSUS 3.—Parecidos coetáneos


Suelen aducirse otros documentos, escritos en favor de siervos fugitivos,
de la misma época de Pablo, y parangonarse con la epístola a Filemón. Los
principales son los siguientes:
1.° Una carta de un presbítero cristiano que suplica a favor de un
soldado desertor. Está en un papiro del siglo iv después de Cristo (P. Lond.
II 417). Dice así en el núcleo principal de la petición: «Quiero que mires,
señor, por Pablo (‫־‬ττερι, cf. Flm 10), el soldado, a causa de su fuga, per-
dónalo por esta vez» 1 .
2.° Una carta en griego, conservada en el papiro P. París 10, del
año 145 antes de Jesucristo, que da cuenta de la fuga de dos esclavos, cuyos
nombres y señas se describen cuidadosamente, y notifica que se ofrece una
fuerte recompensa a los que consigan devolverlos al dueño. «Año 25 [de
Ptolomeo VII/VIII, Evergetes II], 16 del mes epeif. Se ha fugado en Ale-
jandría un mozo del noble Crisipo, legado de Alabanda, cuyo nombre es
Hermón, el cual se llama también Nilo, de raza sirio, natural de Bambice,
como de dieciocho años, de estatura mediano, imberbe, de bellas piernas,
fosilla en el mentón, un lunar junto a la nariz en su parte izquierda, una
cicatriz sobre el ángulo del labio a su izquierda, tatuado en su muñeca
derecha con caracteres bárbaros, lleva un bolso con oro acuñado igual a
tres minas de plata y diez perlas, un arillo de acero, en el que hay una bote-
Hita con asa y rascadores, y en torno al cuerpo una clámide y un perizoma.
Quien trajere a ése recibirá dos talentos de cobre [y] tres mil [dracmas];
el que lo hubiera recibido en un santuario [con derecho de asilo], un talento
[y] dos mil [dracmas]; en casa de personaje importante y con derecho a
indemnización, tres talentos [y] cinco mil [dracmas]. Denunciar al deseado
a los que son del gobernador».
«Hay, además, un tal Bión que juntamente con ése ha huido de allí,
siervo de Calicrates, uno de los administradores superiores de palacio,
pequeño de estatura, ancho de espaldas, delgado de piernas, de mirada
centelleante, el cual también se ha fugado teniendo [en su poder] un ves-
tido, un vestidito infantil y una cajita de tocador femenina, evaluada en
seis talentos y cinco mil [dracmas] de bronce. Quien trajere a éste recibirá
otro tanto e incluso más de lo escrito antes. Denunciar también acerca de

1
DEISSMANN, Licht vom Osten5 183ss. Foto, transcripción, comentario.
1125 Filemón. Exc. 1-2
2
ése a los que son del gobernador» . ¿Supondrá Pablo en su carta a Filemón
que se le debe, conforme a las prescripciones de la ley civil vigente, una
fuerte recompensa por parte del dueño por haberle devuelto al siervo
fugitivo? (cf. v.19). Además es curioso que uno de los dos esclavos des-
critos en este papiro lleva «estigmatizado» el carpo derecho con letras bár-
baras (sirias o fenicias). Las cicatrices de heridas recibidas por Pablo a
causa de la predicación del evangelio son los «estigmas» del «Señor» Jesús
en su siervo (Gál 6,17).
3. 0 Una carta de Plinio el Joven, en la que pide a un amigo benevo-
lencia y perdón para un siervo en desgracia. Dice así:
«Cayo Plinio saluda a Sabiniano.
Tu liberto, contra quien dijiste que te habías encendido en cólera, ha
venido a mí y, postrado, quedó abrazado a mis pies como si fueran los
tuyos. Lloró mucho, suplicó mucho, calló también mucho; en suma, dio-
me fe de arrepentimiento. En verdad lo creo enmendado, porque se da
cuenta de que ha faltado. Estás airado, lo sé; y estás airado con razón,
también eso lo sé; pero entonces es principalísima la alabanza de la man-
sedumbre cuando es justísima la causa de la ira. Amabas a ese hombre
y, como espero, lo amarás. Entre tanto, basta que te dejes suplicar. Podrás
justamente airarte de nuevo si lo mereciere, lo cual, habiendo accedido a
los ruegos de perdón, podrás hacerlo con más razón. Cede algo a su adoles-
cencía, algo a las lágrimas, algo a tu propia indulgencia. No le retuerzas,
para que no te retuerza tampoco a ti. Porque te atormentas, cuando, siendo
tan suave, te encolerizas. Temo parezca, no rogar, sino forzar si a sus
preces juntare las mías. Las juntaré, sin embargo, tanto más plena y efusi-
vamente cuanto más acre y severamente le reprendí, amenazándole con
que nunca jamás en adelante suplicaría. Esto para él, a quien convenía
amedrentar; para ti no es lo mismo. Porque quizá de nuevo te suplicaré
e impetraré de nuevo. Suceda por el momento tal, que sea lo más digno, a
mí, rogar; a ti, conceder. Vale».
4. 0 Otra breve carta del mismo autor, dando gracias por el beneficio
obtenido en su petición anterior.
«Cayo Plinio saluda a su Sabiniano.
Bien hiciste que al liberto, antes por ti querido, al devolverlo mis letras
a tu casa, recibiste en tu favor. Te agradará esto a ti, a mí ciertamente
me agrada: primero, que a ti te veo tan tratable que en la ira puedes ser
gobernado; después, que tanto me concedas que u obedezcas a mi volun-
tad o accedas a los ruegos. De consiguiente, no sólo te alabo, sino, además,
te doy gracias. Juntamente te advierto para adelante que te muestres apla-
cable para con los errores de los tuyos, aunque nadie hubiere que te rogare.
Vale» 3. _
La distancia entre siervo y amo queda intacta en Plinio, y en realidad
en el fondo de la súplica se escondía, entre los paganos, la soberbia de las
virtudes naturales exageradas y el orgullo del suplicante y del suplicado.
Pablo funda su petición en las virtudes evangélicas, en el amor recíproco
y en la igualante coparticipación con Cristo 4 .
2
Ρ. M. Papyri, p.ióss n.50; DIBELIUS, 86.
M E Y E R , Jurist.
3
Epistolae, 1.9,21 y 24; PLINIO EL JOVEN, Lletres I I , F . Bernat Metge (Barcelona 1927)
139-140 y 142.
4
Muestra que Flm no depende de Plinio, hecho por otra parte evidente, F. W. FARRAR,
The Ufe and ivork of St. Paul II (Londres 1892) 468-481.
Filemón. Exc. 3 1126

EXCURSUS 4.—San Pablo y la esclavitud


Parece que podría objetarse una acusación a Pablo, y de hecho no han
faltado quienes, más o menos atenuadamente, se la objetaran. ¿Reconoció
la legitimidad de la esclavitud? ¿Cedió ante los muchos intereses que cons-
piraban al mantenimiento de una institución degradante? Para deshacer
esta acusación infundada hay que analizar, bien sea someramente, las clases
de esclavitud o servidumbre y el verdadero sentido de la enseñanza pau-
lina.
El pueblo judío tenía sus propias leyes sobre la servidumbre. Eran
más bien contratos temporales de servicio para los del pueblo israelita y
copia humanizada de los usos de la época para los extranjeros. El pasaje del
Deuteronomio (Dt 23,15) en que se manda retener al esclavo que se ha
fugado de su dueño, no puede invocarse contra la conducta de Pablo en
remitir a Onésimo ni a favor de unas leyes revolucionarias en materia so-
cial de servidumbre. Se trata de ciudades de refugio para casos de penas
muy graves, merecidas justamente, y en esta institución predomina más la
misericordia.
En cambio, la legislación romana sobre la esclavitud fue deprimente.
El esclavo era una cosa, y como tal podía ser tratado. N o era sujeto apto
para derechos humanos, ni los más elementales. Su suerte dependía de la
humanidad del dueño. Era una institución altamente inhumana.
Pero para acertar con el verdadero sentido de la doctrina de Pablo hay
que tener en cuenta esta amplia gama en la servidumbre: desde simples
jornaleros, al estilo del pueblo judío, hasta el mancipium, juguete de ca-
pricho, en la legislación romana en su fase más deprimente. Muchas veces
no se trataba de esclavos, sino de siervos, como una clase social que se
beneficiaba grandemente de estar con sus dueños. Podría pensarse incluso
en una especie de contrato de trabajo, aunque rudimentario e imperfecto.
Para la mentalidad de Pablo, lo que más importaba era luchar contra
la concepción romana pagana de la esclavitud, señalando la dignidad hu-
mana y cristiana. D e ahí su cuerpo de doctrina.
En la carta a los Corintios enseña que cada uno permanezca ante Dios
en el estado en que fue llamado al cristianismo. La verdadera libertad está
en ser hijos de Dios en Cristo Jesús. Si uno es siervo, no se inquiete, que
se aproveche de su estado; porque el libre es siervo de Cristo, y Cristo
con su sangre libertó a todos y él es Señor de todos. Todos somos esclavos
de Cristo (1 Cor 7,20). En Efesios continúa en la misma línea. Los siervos
que obedezcan a sus amos temporales con temor, temblor y puridad de
corazón como a Cristo, no con miras terrenas, sino cumpliendo la volun-
tad de Dios con toda el alma. Cada cual recibirá del Señor según lo bueno
que hiciere. Por su parte, los amos, que sean moderados. El Señor juzgará
a todos (Ef 6,5-7). En Colosenses perfila la misma doctrina. Se ha de ser-
vir, no para agradar humanamente, sino con sencillez y pureza de miras,
como quien sirve al Señor. Los siervos recibirán la herencia esperada,
como hijos. El que ha servido con injusticia recibirá su pena. A su vez,
los amos han de ser justos y tener ante los ojos al Señor (Col 3,22-4,1).'
A Timoteo le aconseja que enseñe que los que son siervos honren en su
servicio a sus dueños paganos, para que no se hable mal del nombre del
Señor ni de la doctrina del evangelio. Con mayor razón han de honrar los
siervos cristianos a sus dueños cristianos (1 Tim 6,1). Y en Gálatas formula
el gran principio: «Todos somos uno en Cristo por el bautismo: no hay
esclavo ni libre...» (Gál 3,27-28). Como se ve, ha trazado tres grandes
principios: 1) Todos los hombres, y más claramente los cristianos, son
iguales, capaces de los mismos derechos y obligaciones. 2) El contrato de
1127 Filemón. Exc. 1-2

trabajo en sus múltiples formas en sí es justo. 3) Cada uno ha de actuar


en su estado con justicia.
Ahora bien, aun considerando un estado de servidumbre injusto, su
supresión en los distintos estratos sociales no puede realizarse instantánea-
mente sin turbulencias violentas, que son origen de otras injusticias iguales
o mayores y que van casi siempre abocadas al fracaso. Además, es imposible,
a la larga, una igualdad moral y religiosa sin una igualdad en el derecho.
Pablo, en la epístola a Filemón, no considera el caso de Onésimo en el
terreno jurídico, sino en su aspecto práctico. Era injusto quedarse con lo
que no era suyo, y así Onésimo tenía que volver a su dueño, como reco-
nocen Crisóstomo 1 y Juan Damasceno 2 , aunque luego exageren las exi-
gencias de la servidumbre. Pero, además, en la carta pide gracia para el
fugitivo (condonación de deuda y de castigo) y su liberación. Que pida la
libertad de Onésimo se deduce de las razones que da, que son: porque
podía mandarlo con autoridad apostólica (v.8), porque como apóstol muestra
qué actitud se ha de tomar con los siervos, porque se les ha de recibir,
no ya como a siervos, sino como a hermanos, incluso en la carne (v.16),
y porque sabe que Filemón hará más de las cosas que le dice (v.21).
1
M G 62,703-704; pero M G 5 1 , 2 1 9 .
2
M G 9 5 . 1 0 3 2 D : lo robado.

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