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Alimentos para mayores de edad

La Constitución de Colombia, en su Art. 42, dispone que “La ley reglamentará


la progenitura responsable” y agrega que la pareja tiene el derecho deber de
decidir el número de sus hijos, a quienes deberá sostener y educar mientras
sean menores o impedidos. Si bien no hay una ley puntual que regule la
progenitura responsable, son muchas las que se refieren a este tema, entre
otras las relativas a la obligación de alimentos.

Los primeros llamados a regular la cuota de alimentos son los padres,


directamente por acuerdos privados. Si no lo hacen, la autoridad la fija y
siendo para menores de edad dará aplicación al Código de la Infancia y la
Adolescencia. En esta forma quedarán tasados los alimentos para los hijos,
mientras sean menores de edad, condición que los hace presumir incapaces de
autoabastecerse por estar dedicados de tiempo completo a su formación
profesional. Llegados a la mayoría de edad, se presume que los hijos están
capacitados para trabajar. Por esta razón, si un mayor de edad pretende
alimentos debe acreditar que está incapacitado para sostenerse. Esta
presunción no la aplican los jueces y por eso se presentan casos ilegales como
el de la persona de 27 años —reseñada en su nota del 18 de enero— que en
vez de trabajar prefiere que lo sigan sosteniendo, no sólo en perjuicio del
patrimonio de su padre, sino de la economía del país. La ley considera que el
ser estudiante de tiempo completo y en jornada diurna es razón suficiente para
pedir alimentos, pero al mismo tiempo impone al alimentario la obligación de
rendir en sus estudios. El estudiante de tiempo parcial o de horario nocturno
tiene opción de trabajar y de sostenerse. Al estudiante vago o perezoso no se
le deben alimentos. Esta obligación se extiende hasta los 25 años y sólo hasta
la terminación de los estudios de grado profesional. No incluye estudios de
posgrado, ni en el extranjero. Si la persona es mayor de 18 años y no estudia y
tiene una incapacidad que le impida trabajar y que esté demostrada por perito
legal, tendrá derecho a pedir alimentos mientras dure la incapacidad. Pero no
se trata de cualquier incapacidad, sino de una que sea limitante grave. Por no
haber tenido en cuenta estas normas fue por lo que el juez de Medellín insistió
en darle alimentos a un desempleado que no hace el más mínimo esfuerzo por
ganarse la vida. Ese beneficiario de alimentos debe ser condenado a devolver
a su padre lo que contra ley le fue pagado, así tenga apariencia de legal por
tener a su favor una sentencia, y a pagar al Estado lo que debió invertir para
que le aclararan que su petición de alimentos es ilegal y malintencionada. Es
importante aclarar que el alimentario que delinque contra su alimentante o lo
injuria gravemente pierde el derecho a los alimentos.
Carlos Fradique-Méndez. Bogotá.

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