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Historia de la Música

Curso 2017-18
Prof. Dra. Ascensión Mazuela Anguita (amazuela@ugr.es)

Zarlino habla sobre la adecuación de la armonía a la letra, 1558

Cuando un compositor desee expresar dureza, amargura y cosas parecidas, la mejor


forma de obrar será arreglar las partes de la composición de tal forma que avancen
con movimientos que no cuentan con el semitono, como son los de tono entero y
ditono. Permitirá que la sexta y la decimotercera mayores, que por naturaleza son
algo duras, se escuchen por encima de la nota más grave del concentus y usará el
retardo [síncopa] de la cuarta o la undécima por encima de la parte más grave, así
como movimientos un poco lentos, entre los cuales también puede emplear el retardo
de la séptima. Sin embargo, cuando un compositor desee expresar efectos de dolor y
tristeza, deberá (mediante la obediencia de las reglas dadas) usar movimientos que
avancen por semitono, semiditono e intervalos similares, con el empleo frecuente de
sextas o decimoterceras menores por encima de la nota más grave de la composición,
las que por naturaleza son dulces y delicadas, en especial cuando se combinan de
manera correcta, con discreción y buen juicio.

Sin embargo, hay que observar que la causa de los diversos efectos no sólo se
atribuye a las consonancias nombradas, usadas de la manera descrita, sino también a
los movimientos que hagan las voces al cantar. Hay dos clases de éstos, es decir,
natural y accidental. Los movimientos naturales son aquellos realizados entre las
notas naturales de una composición, en los que no intervienen ni signos ni notas con
accidentes. Los accidentales son aquellos realizados mediante las notas con
accidente, accidentes que aparecen señalados por los signos # y b. Los movimientos
naturales tienen mayor virilidad que los accidentales, algo más lánguidos. Por esta
razón los primeros pueden servir para expresar efectos de dureza y amargura y los
segundos para los de dolor y tristeza.

Gioseffo Zarlino, Le institutioni harmoniche, libro III, capítulo 31, trad. Vered Cohen, en Zarlino, On the
Modes, p. 95.
Fuente: Donald J. Grout y Claude V. Palisca, Historia de la música occidental, 1. Madrid: Alianza Música,
2001, p. 267.

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