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Sergio Antonio Pérez Hernández Metodología Jurídica

Criminalística Oxfor University Press MexicanaEditorial S.A. de C.V


Dominical Planeación y Servicios Editorial S.A de C.V
Grupo 1 Septiembre de 2016
25/02/2018

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO Y EL CONOCIMIENTO DEL DERECHO

El conocimiento es una actividad vital del hombre que le permite adecuar las
condiciones para vivir congruente mente con el medio que lo rodea.
Para interactiva con la “realidad” (lo existente) un fenómeno complejo, pues
intervienen percepciones, sensaciones, razonamientos, juicios, entre otros
elementos. El conocimiento es más que un reflejo de la realidad. Es una forma
de interpretar la realidad. El conocimiento implica el pensamiento, el uso de
la inteligencia pea caracterizarse como una relación entre el sujeto q conoce y
el objeto a conocer a fin de captar la realidad y dar respuesta a las
interrogantes.
Lo primero que aprende el entendimiento, es el Ser y en el queda incluido todo
lo que aprenda después, entonces el. Hombre existe como realidad abierta al
mundo, y a vivir todo lo que esto implica, sentir, gustar, palpar, pensar y pensar
no es más que reconocer el ser. El conocimiento se funda necesariamente en
la captación del ser es una captación mental del objeto.
A esta firma de conocer se le llama reflexión o conciencia reflexiva. El hombre
es un ser en el mundo, se constituye en la historia, es producto de su pasado al
apropiarse lo de forma personal, el conocimiento es presencia y es también
pasado es prospectivo y al mismo tiempo retrospectivo, entre más sabe el
hombre, más se pregunta, la pregunta que se realiza el hombre implica saber
que se pregunta; este es un saber previo que posibilita preguntar el
conocimiento es un acto espontáneo en cuanto a su origen, el conocimiento no
modifica las cosas logra un perfeccionamiento del sujeto que tiene el papel de
objetar o fenómenizar el ser, mientras que el papel del objeto es especificar el
acto.
El conocimiento es la relación entre un sujeto cognosente y un objeto por
conocer, que exigen entre sí y cada uno está en función del otro, en una
correlación permanente, en una acción simultánea. Dando como resultado, el
conocimiento
El sujeto como ser consciente es quien conoce y construye la relación por la
que surge el conocimiento.
El objeto es trascendente en el sentido de que tiene propiedades que no se ven
alteradas por la actividad del sujeto. El objeto determina al sujeto; este solo
conocerá lo que el objeto lo que el objeto le de a conocer. El sujeto no es
origen de las cosas; ellas cuentan con una objetividad que se aprenden
mediante una actividad intencional por la que el conocimiento tiene carácter
receptivo, ser objeto quiere decir que apunta la cognosibilidad de lo que se
capta. El objeto influye sobre el sujeto.
Al captar el objeto, el sujeto produce una representación interna en el objeto,
por su parte específica el conocimiento, le da un contenido y modifica al sujeto.
El sujeto forma parte del acto de conocer en cuanto ejerce la objetividad, es
decir, en cuanto constituye el objeto apunta hacia el y se lo hace presente. El
problema surge cuando el sujeto pretende establecer la relación de
conocimiento con el objeto, debido a que ambos (sujeto cognoscente y objeto
por conocer) se encuentran en mundos diferentes, distintos y, hasta contrarios:
el sujeto cognoscente es el alma humana, su psique, su pensamiento, su
razón, su mente, etcétera.; y, por lo mismo, se encuentra en la esfera
psicológica. En cambio, el objeto por conocer es la realidad (que puede ser
material o inmaterial), pertenece a la esfera ontológica. Es entonces, cuando
según Hessen, “el conocimiento se presenta como una relación entre estos
dos miembros–se refiere al sujeto y al objeto–, que permanecen en ella
eternamente separados el uno del otro”

El hecho de encontrarse en distintas esferas hace que la relación de


conocimiento entre el sujeto cognoscente y el objeto por conocer no sea
esencial, es decir, que se fusionen literalmente para que se dé una verdadera
relación de conocimiento. Por tal motivo la relación, en esencia, es imposible.
Cuando el sujeto cognoscente (el alma humana) pretende traspasar la barrera
del objeto por conocer (la realidad concreta o abstracta) para aprehender
literalmente al objeto por conocer, choca, también literalmente, contra una
barrera que le impone la realidad. Son mundos, planos o esferas diferentes en
las que existen el sujeto y el objeto, y por eso no se pueden fusionar; es como
querer mezclar agua y aceite.

No únicamente las cosas materiales pueden ser objeto de conocimiento por


ello existe la clasificación de objetos reales e ideales,
El hombre es, por eso sabe, (real o ideal?) De ahí que el ser, aparezca como
ese bien, por medio del cual se realiza la existencia humana, el ser es la razón
o principio de las cosas, en los seres reales, la materia y la forma son
inseparables, en los ideales, el hombre y su imaginación constructora es la
actividad cognoscitiva que sirve de enlace entre el conocimiento sensible y el
conocimiento intelectual, una crea la imagen simbólica y la otra capta la
inteligibilidad particular de la imagen simbólica determinada. Símbolos e
imágenes, de los que el hombre que “sabe” tiene que apoyarse para soportar
como un tótem la validez del conocimiento del objeto.
El conocimiento es objetivo y es conocimiento concreto del ser, la adquisición
del conocimiento se da siempre a partir de una situación contextual
determinada y a un sin número de condiciones previas a su aparición. (cultura,
familia, época, etc) Sin embargo el hombre tiene que clasificarlas, dividirlas y
categorizarlas, a fin de lograr una mejor comprensión y una clasificación de
los conocimientos, volverlos críticos y reflexivos a fin de lograr discernir.

Considero la posibilidad del conocimiento como un problema filosófico sin


solución definitiva, cuando un sujeto cognoscente establece una relación de
conocimiento con un objeto por conocer, utiliza, consciente o
inconscientemente, ciertos supuestos filosóficos, mediante los cuales resuelve
los problemas del conocimiento, y de esa manera establece con el mismo una
relación lógica, aunque no esencial. Los seres humanos vinimos a este mundo
con dos grandes facultades que, aunque no nos ayudan mucho para conocerlo
en esencia, sí nos permiten relacionarnos con él: la razón y los sentidos

Si los seres humanos no podemos conocer la esencia de la realidad, al menos


podemos suponer, estimar, presumir, conjeturar, atribuir, conceder,
presuponer, qué son, cómo son sus características, función, finalidad,
clasificación, problemática; es decir, realizar un mapeo sobre todo aquello que
podamos decir sobre cualquier fenómeno, hecho, suceso, acontecimiento,
objeto. En esto consiste la relación lógica entre el sujeto cognoscente y el
objeto por conocer, en realizar un discurso sobre el mismo utilizando las únicas
capacidades con las que contamos para relacionarnos con cualquier realidad,
sea esta concreta o abstracta: la razón y los sentidos y si la realidad y los
sentidos, están influenciados por los contextos, apocas, sensaciones humanas,
a mi muy particular punto de vista, el conocimiento es la suma de experiencias
personales que se colectivizan y se aprueban por dicha colectividad. El
conocimiento es entonces, solo es parte de un proceso, o una parte de la
necesidad de contestarnos preguntas, la búsqueda de la SATISFACCION de
encontrar respuestas, y al hallar esa nueva realidad, seguro también se
identificará otros campos inexplorados que hacen manifiesta la limitación del
conocer recién explicado o comprobado y, antes bien, es posible se evidencie
una nueva teoría que naturalmente necesitará ser demostrada y, en un círculo
virtuoso, la solución hallada invitará a un nuevo proceso de investigación, a la
búsqueda de un nuevo conocimiento.

Así bien, tal vez el conocimiento concreto no es el fin, si no las emociones


sensaciones, experiencias que se viven, en la búsqueda del conocimiento, que
ya se da por hecho en la misma búsqueda.

Dicen que si no se puede explicar, al menos se puede explorar.

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