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El conocimiento es una actividad vital del hombre que le permite adecuar las
condiciones para vivir congruente mente con el medio que lo rodea.
Para interactiva con la “realidad” (lo existente) un fenómeno complejo, pues
intervienen percepciones, sensaciones, razonamientos, juicios, entre otros
elementos. El conocimiento es más que un reflejo de la realidad. Es una forma
de interpretar la realidad. El conocimiento implica el pensamiento, el uso de
la inteligencia pea caracterizarse como una relación entre el sujeto q conoce y
el objeto a conocer a fin de captar la realidad y dar respuesta a las
interrogantes.
Lo primero que aprende el entendimiento, es el Ser y en el queda incluido todo
lo que aprenda después, entonces el. Hombre existe como realidad abierta al
mundo, y a vivir todo lo que esto implica, sentir, gustar, palpar, pensar y pensar
no es más que reconocer el ser. El conocimiento se funda necesariamente en
la captación del ser es una captación mental del objeto.
A esta firma de conocer se le llama reflexión o conciencia reflexiva. El hombre
es un ser en el mundo, se constituye en la historia, es producto de su pasado al
apropiarse lo de forma personal, el conocimiento es presencia y es también
pasado es prospectivo y al mismo tiempo retrospectivo, entre más sabe el
hombre, más se pregunta, la pregunta que se realiza el hombre implica saber
que se pregunta; este es un saber previo que posibilita preguntar el
conocimiento es un acto espontáneo en cuanto a su origen, el conocimiento no
modifica las cosas logra un perfeccionamiento del sujeto que tiene el papel de
objetar o fenómenizar el ser, mientras que el papel del objeto es especificar el
acto.
El conocimiento es la relación entre un sujeto cognosente y un objeto por
conocer, que exigen entre sí y cada uno está en función del otro, en una
correlación permanente, en una acción simultánea. Dando como resultado, el
conocimiento
El sujeto como ser consciente es quien conoce y construye la relación por la
que surge el conocimiento.
El objeto es trascendente en el sentido de que tiene propiedades que no se ven
alteradas por la actividad del sujeto. El objeto determina al sujeto; este solo
conocerá lo que el objeto lo que el objeto le de a conocer. El sujeto no es
origen de las cosas; ellas cuentan con una objetividad que se aprenden
mediante una actividad intencional por la que el conocimiento tiene carácter
receptivo, ser objeto quiere decir que apunta la cognosibilidad de lo que se
capta. El objeto influye sobre el sujeto.
Al captar el objeto, el sujeto produce una representación interna en el objeto,
por su parte específica el conocimiento, le da un contenido y modifica al sujeto.
El sujeto forma parte del acto de conocer en cuanto ejerce la objetividad, es
decir, en cuanto constituye el objeto apunta hacia el y se lo hace presente. El
problema surge cuando el sujeto pretende establecer la relación de
conocimiento con el objeto, debido a que ambos (sujeto cognoscente y objeto
por conocer) se encuentran en mundos diferentes, distintos y, hasta contrarios:
el sujeto cognoscente es el alma humana, su psique, su pensamiento, su
razón, su mente, etcétera.; y, por lo mismo, se encuentra en la esfera
psicológica. En cambio, el objeto por conocer es la realidad (que puede ser
material o inmaterial), pertenece a la esfera ontológica. Es entonces, cuando
según Hessen, “el conocimiento se presenta como una relación entre estos
dos miembros–se refiere al sujeto y al objeto–, que permanecen en ella
eternamente separados el uno del otro”