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La bendición del trabajo

(Génesis 1:26-31)

En la primera revelación que hace Dios de sí mismo en las Escrituras


(Génesis) lo encontramos trabajando en un proceso de seis días, luego
reposando, y más tarde delegando en el hombre la administración de su
creación.

Un modelo de trabajo
Hace unos años, mientras estudiaba los primeros capítulos del libro de
Génesis, he encontrado seis características del trabajo de Dios que se
revelan en la creación y pueden sernos útiles como satisfacción:

1. Dios trabajó de forma creativa. Una de las cosas que hacen el


trabajo más pesado es la monotonía: hacer siempre lo mismo sin
ninguna variedad. Una buena manera de aumentar la creatividad en
el trabajo es preguntarnos frecuentemente cómo podemos hacer
mejor lo que ahora mismo hacemos u optimizar el proceso para
hacerlo más rápido.
2. Dios trabajó de forma ordenada. La creación no es una maraña
de cosas creadas al azar, sino, un conjunto ordenado de obras. La luz
y la separación de las aguas de forma tal que quedara la tierra seca
crearon las condiciones para la hierba verde y los árboles, y así
mismo, la hierba verde y los árboles crearon las condiciones
necesarias para otros seres vivientes hasta que quedaron establecidas
todas las condiciones necesarias para la creación del hombre, corona
de la creación.
3. Dios evaluó en medio del trabajo. La expresión recurrente en
cada día de la creación es «y vio Dios que era bueno: tenemos que
asegurarnos no solamente de crear, sino de crear bien. Un hombre
prudente evalúa en medio de todas sus obras.
4. Dios creó cosas útiles. La idea reinante en toda la creación es la
utilidad: sus obras siguen un propósito, con un asombroso balance
entre lo práctico y lo estético. En la naturaleza encontramos las más
hermosas plantas alimentando con sus hojas a los animales
herbívoros y las más deslumbrantes inflorescencias al servicio de los
polinizadores. El arcoíris, todo un espectáculo de belleza, es a la vez
un fenómeno óptico y meteorológico: los rayos del sol atravesando las
diminutas gotas de agua de la atmósfera terrestre. Al trabajar,
deberíamos tener muy presente la utilidad de nuestras obras, y en la
mayoría de los casos, cuando no encontramos propósito claro en lo
que hacemos tampoco encontraremos satisfacción.
5. Dios terminó lo que comenzó. No hay obras inconclusas en la
creación de Dios. Nadie encontrará un animal a medio hacer una
planta a medio talle o una ley física indefinida. Cada vez que comenzó
un proyecto lo llevó hasta el final y la concreción de un proyecto trae
mucha satisfacción.

6. Dios reposó. Una de las horas más valiosas en medio de un gran


proyecto son las horas de descanso. Está demostrado que el reposo
es necesario para alcanzar la calidad en cualquier tarea. Dios, que no
necesitaba reposar, reposó para enseñarlos a nosotros, creaturas
limitadas, el beneficio de las pausas.

Los cristianos debemos recibir el trabajo como un privilegio —continuar


administrando la creación de Dios— y hacerlo de forma tal que expresemos
su imagen, para que disfrutemos de sus beneficios.

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