Está en la página 1de 6

El odio a veces un deseoso amor

Lilian
Accesos: 11.747
Valoración media: - +
Tiempo estimado de lectura: [ 9 min. ]

¿quizas es amor o solamente deseo?... ¿quien sabe?...

Odio, deseos y amor

Paulina era una mujer de 25 años recién cumplidos. Alta, de ojos claros con un
cabello rubio largo bien cuidado. Esbelta y sin prejuicios para mostrar lo que a su
juicio era digno de mostrar. Aquel día comenzaba su primer día de trabajo luego
de un año de dedicarse al ocio después de tantos años de estudio. Iba a trabajar
en un diario local de su cuidad. No era mucho pero le servia para empezar su
carrera como periodista.

El despertador sonó exactamente a las siete de la mañana y, al levantadose lo


apago dirigiéndose al cuarto de baño para ducharse y vestirse lo más rápido
posible ya que eran las 7:45 y entra a las 8:30. No alcanzo a desayunar y
pensando que debería poner el despertador más temprano al otro día, tomo el taxi
y llego justo a la hora. No quería llegar tarde el primer día.

Al llegar se encamino al ascensor y al entrar en el se tropezó chocando con


alguien. Al darse vuelta y, sin darse cuenta que era una mujer dijo
instintivamente:

- Lo siento. Aun sin levantar la cabeza, pues se le había caído la carpeta.

– No te preocupes que no fue nada. Le respondió una mujer.

Al levantarse y verla no reacciono. Le tomo unos minutos articular algo. - Es


hermosa.

Pensó. Siguió mirándola detalladamente. Era de su estatura. Un poco mas alta,


pero quizás eran los tacones que llevaba. Su cara lisa, ojos verdes, de piel
morena, labios carnosos bien delineados, esbelta y de un atractivo imponente.

Se le quedo mirándola embobada y al final solo dijo:

- De todas maneras lo siento. Y le sonrió al tiempo que la mujer lo hacia también.


Terminaron de entrar en el ascensor y, al cerrarse se quedaron en silencio hasta
llegar a sus respectivos destinos, que resulto ser el mismo.

La mujer se marcho diciendo adiós y paulina la vio marcharse hacia lo que debía
ser su oficina. Al verla irse con una seguridad envidiable sintió la tentación de
seguirla por un momento y, moviendo la cabeza de un lado a otro se encamino
hacia la oficina en donde debía presentarse.

La misma mujer que la había entrevistado dos días antes la atendió y le mostró su
lugar de trabajo (que resulto ser el box mas apartado) y indicándole la oficina de
la jefa del departamento. Acomodo sus cosas en su escritorio dándose cuenta que
desde allí podía ver perfectamente los demás boxes (que estaban separados por
paredes de madera) y por ende a las personas que trabajaban allí.

Su día transcurrió sin problemas adaptándose a lo que seria su trabajo diario. Se


desenvolvía bien.

Al medio día, ya no podía más con sus ojos de cansados y se dirigió a lo que seria
el casino (una oficina multiuso en la cual hacia un refrigerador, cafetería y mesas
con sus respectivas sillas para la comodidad de todos), se preparo un café y se
sentó en una mesa para disfrutarlo un poco con los ojos cerrados. De pronto sintió
abrirse la puerta, se incorporo un poco y vio quien era. Su sorpresa fui infinita al
ver que era la mujer del ascensor. Esta se dirigió al pequeño refrigerador sacando
de el un refresco. Se volteo y la vio sentada mirándola. Le sonrió y se sentó al su
lado diciendo:

- ¿Fumas?

– No. Gracias.

– Yo soy Silvia.

– Paulina.

Después de la debida presentación comenzaron una conversación en la cual


Paulina supo que ella llevaba un año allí como asistente de la jefa y que estudiaba
por las noches en una universidad que daba clases nocturnas a los estudiantes que
trabajaban de día. El resto del día se sumergió en su trabajo y sin darse cuenta ya
era la hora de salida. Se arreglo un poco y se dirigió al ascensor sintiendo que los
pies ya no le daban mas.

Al entrar se encontró con Silvia. La saludo y esta hizo lo mismo levantando la


cabeza. De nuevo el silencio entre las dos. Paulina levanto la mano para presionar
el botón del primer piso al mismo tiempo que Silvia, rozándole la mano. Paulina
sintió ese contacto y se le erizo la piel. Silvia lo noto y por unos segundos retuvo
los dedos de Paulina entre los suyos. Al soltarlos no dijo nada. Se miraron sin decir
ni hacer nada, y a los segundos Silvia bajo la cabeza. Siguieron así, calladas e
incomodas hasta que el ascensor se detuvo y se abrió la puerta. Salieron y Silvia
se despidió de paulina marchándose sin mirarla.

Paulina llego a su casa un poco confusa por aquel rose. No durmió bien pensando
en la reacción de Silvia. Se sintió conmovida por haber sentido ganas de besarla
en el momento que Silvia retuvo sus dedos, aunque solo fue por unos segundos.
Al día siguiente ya en su trabajo, no vio a Silvia en toda la mañana, solo cuando se
dirigió a tomar un café se la encontró sentada en una silla sola.

Se preparo su café y se acerco a ella, con la intención de conversar, pero Silvia se


levanto y dejando la taza de café en la mesa se marcho en silencio. Paulina se
quedo sin palabras y solo la miro irse y perderse entre los boxes.

Ya en la tarde de su segundo día no podía dejar de pensar en Silvia. Por ratos


recordaba el incidente del día anterior y se le estremecía todo. Se sorprendió a si
misma deseando e imaginándose como seria besarla y sentir aquel perfume que le
invadió los sentidos en el ascensor...Concluyo que aquella mujer le gustaba, y
mucho, ya que de lo contrario no se escabulliría en sus pensamientos de aquella
manera.

Aquel día se marcho con la intención de encontrarse con Silvia, pero esta ya se
había ido y se resigno a verla mañana y preguntarle que le pasaba.

Al día siguiente se la encontró en el casino y se le acerco. No sabía muy bien que


decir y solo dijo:

-¡Hola! Mirándola a los ojos.

-Hola. Mirándola a su vez.

-¿Que te ocurre? ¿Por que me evitaste ayer? No respondió. Y Continúo…

- Mira… Si es por el incidente del ascensor. No te preocupes que no fue nada.

Pero ella se levanto de su silla y camino hacia la salida. Paulina en un impulso la


toma del brazo y la acerco a ella diciendo:

- No es que me importe, pero tú reacción me parece tonta y descortés. Y la suelta


marchándose ella primero del casino enojada con ella ya que fue ella la que
provoco aquel incidente.

Los siguientes días se tornaron insoportables para Paulina. Silvia cambio su


comportamiento de silencioso al de tratarla con frases hirientes. Dándole a
entender que no le agradaba. Y si es que alguna vez le gusto su compañía, ahora
la detestaba. No podía creer su comportamiento y, al cabo de los primeras tres
ofensas comenzó a responderle a cada una de sus insultos, los cuales eran sin
fundamento.

Al mes todos los que trabajaban allí notaron los roces de antipatía entre ambas. A
tal punto que la chica de información (sophie, amiga de ambas) tuvo que
intervenir entre las dos, sin lograr aminorar en lo más mínimo los roces.

Habían pasado tres meses y la relación entre ellas no mejoraba y a Paulina ya


comenzaba a dolerle sus insultos ignorando el por qué…

Un día se la encontró camino al ascensor para marcharse. Entro en el ascensor sin


decir nada ni esperar nada. El ascensor ya estaba en marcha cuando llego una
frase a sus oídos que la enfureció tanto que le dio a Silvia una cachetada tan
fuerte que la tumbó en el suelo con el labio inferior partido.

- ¡Quien demonios te crees que eres para decirme eso hija de…!

Silvia la mira desde el suelo levantándose tan rápido que Paulina no vio la mano
de Silvia cuando le planto una cachetada que la obligo a retroceder un paso
aferrándose a la pared del ascensor.

Ambas se miraban con rabia, furia, deseando hacerse daño... Sin pensarlo dos
veces Paulina se tiro encima de Silvia tomándola del cabello, pero en vez de
hacerle daño al tirárselo la acerco ella y le estampo un beso a la fuerza. Silvia con
la sorpresa no alcanzo a reaccionar, quedándose inmóvil… a los segundos tomo
conciencia y comenzó a oponer resistencia empujando a Paulina hacia delante
haciendo que perdiera el equilibrio y esta para no caer se sujeto de ella logrando
que ambas cayeran al suelo de golpe… una encima de la otra.

Estando Silvia encima de Paulina, con la cabeza sumergida en su cuello, levanto su


rostro y se encontró con los ojos claros de Paulina que le dieron una mirada de
odio intensa…

Paulina estaba inmóvil debajo del cuerpo de Silvia sintiendo todo su peso en el de
ella, oprimiendo sus pechos, con una pierna entre las suyas…se sintió atraída por
ella. No lo pudo evitar. La deseaba…de pronto sintió que Silvia removía su cabeza
de su cuello levantado su rostro y encontrándose con esas dos manchas verdes
que la hipnotizaban…

Se quedaron mirándose por unos minutos en silencio hasta que Silvia hizo el
intento de levantarse volviendo a caer encima de Paulina, la que emitió un quejido
ya que el codo de Silvia le había dado en las costillas…

- ¡Ahhh! Pero que…

- Lo siento…espera no lo lamento, así me pagas el haberme besado a la fuerza. Le


respondió intentando pararse...

Pero Paulina no se lo permitió y la tomo por la nuca volviendo a plantarle un beso


en la boca. La deseaba demasiado a estas alturas como para dejarla ir…

Silvia se sorprendió a si misma besando a Paulina con devoción. Le mordía y


succionaba los labios como poseída. Lo que tanto se negó así misma se le escurría
por los poros de su piel cuando sintió el cuerpo de Paulina pegándose al suyo…se
le hirvió la sangre con el primer contacto de las manos de Paulina bajo su blusa….
Paulina al sentir las ganas de Silvia no se reprimió más y se aplico a la blusa de
esta…palpo su piel y lentamente se aventuro a desabotonarla para posar su mirada
en esos dos pechos redondos que se endurecieron por completo con una simple
caricia en ellos, logrando que de los labios de su dueña se escapara un leve
gemido alentador y sin desespero…aun.

Ambas se levantaron con una rapidez y como si supieran lo que pensaba la otra se
comenzaron a desvestir mutuamente, sin dejar de besarse, haciéndolo en tiempo
record….

Paulina de desprendo de los labios de Silvia colgándose de su cuello y,


mordiéndole el lóbulo de la oreja le susurro:

- Te voy a hacer gozar como no te imaginas…y mordisqueando suavemente sus


hombros bajo hasta el nacimiento de sus pechos lamiéndolos y succionándolos con
fuerza hasta que sintiera que le iban a estallar en cualquier momento. Continuo
bajando hasta el abdomen jugando con su ombligo y, sin tocar su sexo, le besaba
los muslos y su ingle mirándola para ver la expresión de placer contenido en su
rostro. Subió hasta su boca y la beso metiéndole toda la lengua en ella, casi sin
dejarla respirar y, rozando con sus dedos sus labios vaginales pudo sentir la
humedad entre ellos. Masajeo sus labios de arriba abajo con lentitud, los abrió con
los dedos dándole pequeños toques a su botoncito que aumentaba de tamaño al
roce. Silvia gemía más fuerte con la respiración interrumpida al sentir esos dedos
en ella. En ese instante Paulina le metió dos dedos en su cuevita, con fuerza,
haciendo que diera un grito, y sujetándose con furia al cuello de ella, agarrándole
el cabello mientras jadea de placer, abrió más las piernas para ella.

En un impulso descontrolado Silvia bajo su mano libre al sexo de Paulina y sin


caricias previas le penetro con dos dedos, dejándose seducir por el olor dulzón que
liberaban sus jugos en su mano y por el gemido estremecedor al momento que
Paulina le hincaba las uñas en la espalda…

Las dos jadeaban de placer, se movían al ritmo de sus dedos y caderas con la
respiración dificultada, allí en el estrecho ascensor que seso sus movimientos en
su momento, cuando uno de los cuatro brazos lo detuvo en medio del placer…

Silvia seguía aferrada con fuerza al cuello de Paulina sintiendo su clítoris hinchado
y su corazón que le bombeaba en el pecho sin control, y mientras que los dedos de
Paulina entraban y salían de ella, esta al ver su expresión de deleite agrego uno
mas para aumentar su placer apagando sus gemidos con su boca que no cesaba
de besarla y desgastarle los labios…

Paulina sentía como su cuerpo se revolvía con cada envestida de Silvia hurcando
mas sus uñas en su espalda al momento de apreciar como un tercer dedo entraba
en ella, le temblaban las piernas, sus clítoris le palpitaba sin descanso…soltó un
grito de placer entre las convulsiones de su cuerpo y sintió que las pocas fuerzas
que le quedaban la abandonaban…

Silvia se arqueaba y se excitaba mas al sentir como sus pechos se restregaban con
los de su amante, sollozando… sin pudor a ser descubiertas, de improviso sintió
como Paulina comenzaba a moverse con más rapidez y en unos segundos escucho
un grito de placer que la excito aun más al ver como esta se corría entre sus
dedos…

Paulina que estaba decidida a hacer gozar a Silvia detuvo sus movimientos con sus
dedos llevándoselos a sus labios y luego la beso con lujuria para que probara su
propio sabor… empezó a besarle los pezones, succionando y mordiendo mientras
que sus manos la acariciaban con habilidad todo su cuerpo, reteniendo su orgasmo
hasta que no pudiera mas y le rogara que la penetrase. Lo cual Silvia hizo,
suplicaba entre suspiros y gritos que la hiciera llegar, pero Paulina hacia caso
omiso y seguía lamiendo su cuerpo sin apuro…

Silvia no podía mas, Paulina la acariciaba y lamía con desespero sus pechos,
estaba a mil, pero esta no se apiadaba de ella y seguía su trabajo acariciando
sutilmente su sexo sin llegar violarlo y cuando estaba a punto… esta se detenía y
alejaba con la negativa de seguir acariciándolo su clítoris hinchado por
excitación…y solo cuando esta la escucho implorar que acabara con la tortura,
descendió hasta su sexo, la penetro con tres dedos de improviso mientras que con
su lengua besaba su botón de placer…repentinamente sintió como dos dedos le
penetraba su culito lubricado por sus jugos, haciendo que gritara – Ahhhhhh, no
parees….siguuueee, y mientras que Paulina seguía con afán en su mete y saca de
su vagina, sentía como un cosquilleo le invadía el cuerpo haciéndola llegar hasta
un urgente orgasmo, el mejor de su vida…

Silvia de desplomo casi encima de Paulina sintiendo las convulsiones y el pulso


acelerado de ambas…. Al cabo de unos minutos se volteo a verla y se acomodo de
tal manera que el sexo de ambas quedara expuesto al otro. Sin más preámbulos
Paulina se acerco más a ella y abriendo con sus dedos sus labios pudo sentir el
sexo mojado de Silvia en el de ella…comenzaron a cabalgarse la una a la otra con
suavidad estremeciéndose en cada contacto. Paulina comenzó un recorrido hasta
el rostro de Silvia acercándola para un nuevo encuentro de labios mientras que
esta se abrazaba con fuerza a ella…se movían al compás de la otra acercándose
ambas a una sensación indescriptible que les produjo mucha humedad a las
dos…en ese momentos llegaron ambas un poderoso orgasmo, ahogándose en sus
propios gemidos tumbándose una en la otra en medio de los jadeos de
satisfacción…

También podría gustarte