Está en la página 1de 2

ACONTECIMIENTO 62 PENSAMIENTO 15

El camino del campo 1

Martin Heidegger
Traducción de Olegario González
de Cardedal

Parte desde el portón del jardín real


hacia Ehnried. Los viejos tilos del jar-
dín del palacio lo miran por encima
de los muros, lo mismo cuando en
tiempo de Pascua brilla claro entre los
sembrados que crecen y las praderas
que se despiertan, que cuando por
Navidades desaparece entre los remo-
linos de nieve detrás de la colina más
cercana. Al llegar a la cruz de los ca-
minos, dobla en dirección al bosque.
Al pasar por la linde saluda a una en-
cina erguida, bajo cuya copa hay un
banco, totalmente labrado.
De vez en cuando reposaban sobre
él uno u otro escrito de los grandes
pensadores, que la inexperiencia de relación al tiempo y a la temporali- ce si el hombre está igualmente dispo-
un joven intentaba descifrar. Si unos dad. nible, tanto a la llamada del cielo altí-
sobre otros se amontonaban los enig- De la corteza de la encina tallaban simo como, al mismo tiempo, acogido
mas y no se encontraba ninguna sali- los niños sus barcos que, equipados bajo la protección de la tierra que lo
da, entonces el camino del campo con su banco de remos y su timón, porta y sostiene.
ayudaba. Porque él dirige el paso en flotaban en el Mettenbach o en la Todavía se lo sigue diciendo la en-
una senda dócil, sereno a través de la fuente de la escuela. Los viajes por el cina al camino del campo, que pasa a
anchura de esta tierra enjuta. mundo de los juegos llegaban todavía su lado seguro de su sendero. El cami-
Una y otra vez, de cuando en cuan- fácilmente a su meta y regresaban de no recoge todo lo que tiene su ser en
do, vuelve el pensar a los mismos es- nuevo a sus orillas. Lo ensoñado de torno a él, y va entregando a cada uno
critos o por los propios intentos a lo tales viajes permanecía oculto en un que pasa por él lo que le pertenece.
largo del sendero que el camino rural brillo, entonces apenas todavía visible, Los mismos sembrados y laderas del
lleva a través de la campiña. Este ca- que reposaba sobre todas las cosas. Su prado acompañan el camino del cam-
mino permanece tan cercano al paso reino se extendía hasta donde llega- po en cada época del año con una cer-
del pensador como al paso del cam- ban el ojo y la mano de la madre. Era canía siempre distinta. Si las cumbres
pesino, que al amanecer sale a segar como si un cuidado nunca pronun- de los Alpes se hunden sobre los bos-
sus prados. Más frecuentemente con ciado protegiera a todos los seres. ques difuminándose en el ocaso de la
los años, la encina al borde del cami- Aquellos viajes del juego no sabían to- tarde; si allí, donde el camino del
no nos lleva a recordar el juego tem- davía nada de éxodos, en los cuales las campo se eleva con las ondulaciones
prano o una primera elección. Si de riberas de las que se partía eran aban- de una loma, la calandria se levanta en
tiempo en tiempo, en medio del bos- donadas para siempre. Entretanto la la mañana veraniega; o si la brisa del
que, una encina caía talada bajo los dureza y el olor de la madera de enci- Este llega hasta nosotros desde la co-
golpes del hacha, el padre buscaba a na comenzaron a hablar sensiblemen- marca donde está la aldea de la madre;
toda prisa, cruzando por entre el ma- te de la lentitud y constancia con las o si un leñador durante la noche se
torral y a través de los soleados claros que el árbol crece. La encina misma lleva a escondidas su haz de desbrozo;
del bosque, la suerte de madera que le habló de que todo lo que perdura y si un carro trae la cosecha hasta casa
había sido asignada para llevársela a fructifica está fundado solamente en por los carriles del camino del campo;
su taller. Aquí trabajaba él sosegada- tal crecimiento; que crecer quiere de- si los niños cogen los primeros rami-
mente en las pausas de su oficio, al oír cir: abrirse a la inmensidad del cielo y lletes de flores en la orilla de los pra-
la hora del reloj o las campanas, cada a la vez arraigar en la oscuridad de la dos; si la niebla a lo largo del día in-
una de la cuales mantiene su propia tierra; que todo lo florecido sólo flore- troduce su oscuridad y pesadumbre
16 PENSAMIENTO ACONTECIMIENTO 62

sobre los sembrados, siempre y desde La palabra que dirige el camino del Con el último golpe el silencio cada
todas las partes permanece en torno al campo suscita un sentido que ama el vez más profundo y el sosiego más so-
camino la misma proclamación (Zus- espacio libre y, en el lugar oportuno, segado se extiende hasta aquellos que
pruch): salta incluso sobre la tribulación hasta fueron sacrificados ante el altar del
«Lo Simple (das Einfache)2 guarda alcanzar la última serenidad. Esta se de- tiempo en las dos guerras mundiales.
el secreto de lo que permanece y de lo fiende contra la sensatez que no conoce Lo Sencillo se ha hecho todavía más
Grande. Cuando menos se lo espera nada más que el trabajo hasta el extre- sencillo y lo Simple más simplificado.
vuelve, introduciéndose en los hombres mo de que, buscado por el mismo, sólo Lo que es siempre idéntico sorprende
y necesita sin embargo un largo creci- produce el vacío (das Nichtige). y libera. La palabra que nos dirige el
miento. Esconde su bendición en la En el aire del camino del campo, camino del campo es ahora totalmen-
inapariencia de lo que permanece siem- que va cambiando a lo largo del año, te clara. ¿Es el agua la que habla? ¿Es el
pre idéntico a sí mismo. La anchura de crece la alegría que sabe de verdad y mundo? ¿Es Dios?
todas las cosas que han crecido, y per- cuyo gesto con frecuencia aparece me- Todo dice la renuncia que conduce
manecen en torno al camino, crean el lancólico. Este saber alegre es «lo útil hacia lo mismo. La renuncia no quita,
mundo. En lo no hablado de su habla, para nada y necesario para todo».3 sino que da. La renuncia da la poten-
como dice el viejo maestro de lectura y Quien no lo tiene, ése no lo alcanza. cia inagotable de lo sencillo. La pala-
de vida Eckehart, Dios llega a ser ver- Los que lo tienen, lo tienen recibido bra del camino nos otorga patria al
daderamente Dios (Im Ungesproche- del camino del campo. Andando por implantarnos en un originario Ori-
nen ihrer Sprache ist Gott erst Gott).» su sendero, se encuentran la tormenta gen.
Pero esa palabra que el camino del de invierno y el día de la cosecha; se
campo nos dirige sólo habla mientras cruzan lo conmovedor y despertante
haya hombres que, nacidos en su aire, de la primavera con el desasido morir
la puedan oír. Ellos son servidores de del otoño; se miran cara a cara el jue-
su origen pero no siervos de maqui- go de la juventud y la sabiduría de la
naciones. En vano intenta el hombre vejez. Sin embargo, todo queda gozo-
poner el orbe de la tierra en orden por samente serenado en una única con-
medio de sus planes, si él no está sonancia, cuyo eco esparce con su si-
coordenado a la palabra que le dirige lencio el camino del campo en todas
el camino del campo. Existe el peligro las direcciones.
de que los hodiernos permanezcan La alegría consciente es un portón
duros de oído para su lenguaje. Sólo que abre a lo Eterno. Su puerta gira en
roza su oído el ruido de los aparatos, torno a los goznes que han sido fra-
que ellos toman casi por la palabra de guados en el yunque de un herrero ex-
Dios. Así el hombre se queda disperso perimentado, partiendo de los enig-
y descaminado. A los distraídos lo mas de la existencia.
Simple les parece monótono. Lo mo- El camino del campo retorna desde Notas
nótono crea aburrimiento. Los así de- Ehnried hasta la puerta del jardín real. 1. Der Feldweg: usamos a lo largo del texto
sazonados sólo encuentran siempre lo Pasando por encima de la última coli- varias traducciones: camino del campo,
mismo. Lo Simple se les ha escapado. na su estrecha cinta, conduce a través camino hacia el campo, camino de la aldea,
camino rural.
Su potencia silenciosa está agotada. de una hondonada lisa hasta los mu- 2. «Einfache»: es lo plegado hacia adentro,
Es verdad que disminuye rápida- ros de la ciudad. El brillo de las estre- concentrado mínimo, lo simple, sencillo, pero
mente el número de quienes todavía llas alumbra pálido. Detrás del castillo que puede desplegarse hasta el máximo. Sólo
conocen lo Sencillo como algo propio se alza la torre de la iglesia de San el Máximo puede concentrarse en lo mínimo,
sin degradarse; es lo propio suyo a diferencia
que ellos han conquistado. Pero estos Martín. Lentamente, como rezagán- de todo lo demás, donde reducirse es perder-
pocos serán en todas partes los que dose, se van perdiendo a lo lejos las se.
permanecerán (die Bleibenden). Es- once campanadas en la noche. La 3. El término usado por Heidegger es:
tos, a partir del suave poder del cami- campana mayor, en cuyas cuerdas las «Kuinzige», abreviatura popular de «Keinnutzig»
no del campo, pueden sobrevivir a la manos de los monaguillos muchas ve- = no útil o provechoso para nada. Pasa de
significar lo inútil, a significar lo libre, sereno,
gigantesca potencia de la energía ató- ces se han calentado hasta arder, tiem- la distancia en ironía, la sabiduría libre, la
mica, que el cálculo humano se ha bla bajo los golpes del martillo que da melancolía, que sabe y no muestra. Es el
apropiado para convertirlo en freno las horas y cuyo gesto, entre ceñudo y término equivalente de «lo único necesario»,
de su propia obra. cómico, nadie olvida. inadquirible e irrenunciable.

También podría gustarte