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COMPETITIVIDAD1
En una economía global cada vez más interdependiente los países y las regiones requieren
de instituciones fuertes. Y su fortaleza debe basarse en el equilibrio: éstas no deben ser ni
muy inestables ni extremadamente formalistas puesto que la inestabilidad provoca falta de
acatamiento de las decisiones adoptadas por éstas y hace que se genere desconfianza en los
actores y el formalismo extremo genera barreras al funcionamiento eficiente de las
instituciones y deformación de las relaciones sociales que éstas demarcan con su accionar,
llevando esto a una masiva deserción de los agentes sociales a aplicar las reglas de juego
como medio idóneo para la solución de sus necesidades y generando nuevas formas de
solución a éstas por fuera del sistema formal, lo que desencadenaría en un aumento de los
costos de transacción en toda la sociedad lo cual haría que ésta colapsara.
A medida que los expertos en la relación entre la justicia y la economía exploran el papel
que desarrollan las instituciones en el desarrollo económico muestran que temas como el
apoyo institucional para el crecimiento económico, la protección de los derechos de
propiedad, la reducción de los costos de transacción y la naturaleza y eficacia de las
instituciones de un país desempeñan un papel decisivo en su proceso de desarrollo porque
conforman el entorno dentro del cual se desempeña su economía. (SHERWOOD 1996).
De esta manera, los vencedores de la competencia por el crecimiento económico serán las
naciones que posean mejores instituciones y entre mejor sea el papel de la justicia en
cuanto a eficiencia y confiabilidad mayor será el aporte que éstas hagan al desempeño
económico (LYNCH, 1998).
Es por ello que el aparato de justicia cumple un importante papel en cuanto telón de fondo
para la forma en que los particulares y las organizaciones se comportan fuera del sistema
formal e igualmente influye en la evolución de la sociedad y sus normas, a la vez que sufre
sus efectos (Banco Mundial, 2001).
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Documento preparado por Dany Oviedo Marino y Erick Oviedo Avendaño. Componente de Monitoreo. Programa de
Apoyo a la Justicia en el Distrito de Barranquilla.
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En términos generales, existe una amplia literatura sobre la interacción entre justicia y
desarrollo económico especialmente ligada al análisis económico del derecho. Sin embargo,
este es un tema en el que no abundan los estudios empíricos y en el que existe un acuerdo
generalizado en que el desarrollo económico depende del funcionamiento de muchos otros
factores y que una justicia ineficiente puede convertirse en una limitante, pero también los
casos particulares muestran que una justicia eficiente y confiable no es suficiente para
lograrlo. Un Estudio del Banco Mundial realizado a principios de los 90 en Argentina,
Brasil, España, Filipinas, Perú y Portugal, demuestra que el impacto de la variable
administración de justicia en el crecimiento económico (específicamente en los factores
inversión, condiciones de crédito y empleo) varía en razón de entre un 10% y un 35%2.
En sentido general, esa literatura ha planteado que los sistemas legales cumplen tres
funciones básicas con efectos en el crecimiento económico. En primer lugar definen y
protegen los derechos de propiedad privada promoviendo la inversión y la competencia. En
segundo plano establecen los marcos que rigen el intercambio de estos derechos tanto entre
los agentes privados como entre éstos y el Estado y complementariamente desarrollan las
normas previstas para el ingreso y existencia en el mercado. (CASTELLAR, 1996).
Cuando los intercambios tienden a ser limitados en valor y extensión, es más oportuno
apelar a mecanismos informales que socialmente permiten el cumplimiento de las garantías
básicas para ese intercambio. La situación cambia en economías más sofisticadas donde se
precisan acuerdos de largo plazo y existe un sistema de producción y comercialización
intensivo el cual tiende a beneficiarse y fortalecerse con los aportes de un sistema judicial
eficaz, eficiente, predecible e independiente (CASTELLAR, 1996).
Así, las garantías en torno al cumplimiento de los contratos reducen los costos de
transacción y esto a su vez estimula a los agentes económicos a aumentar el número y la
amplitud geográfica de las transacciones de mercado. Esta situación permite superar los
límites de mercados estrechos generalmente fundados más en las relaciones personales y de
confianza entre los agentes económicos, los cuales, por lo demás, son comunes en países
como Colombia y en especial en Barranquilla.
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SHERWOOD, Robert. JUDICIAL PERFORMANCE. Its Economics Impact in Seven Countries. World Bank. 1996.
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Es de mostrar cómo en los últimos años nuestra ciudad ha visto reducida su competitividad
con respecto a otras ciudades colombianas por dejar de brindar, cada vez con mayor
magnitud, estas garantías a la propiedad privada y a la inversión, tal como lo demuestra el
Banco Mundial en términos de la facilidad de hacer negocios y en el cumplimiento de los
contratos, siendo superada por economías nacionales aún más pequeñas que la nuestra. (Ver
tabla No 1 y 2)
Tabla No 1
Tabla No 2
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En segunda instancia, el poder judicial tiene igualmente un rol de garantizar el
mantenimiento de las políticas macroeconómicas consideradas fundamentales para el
crecimiento. En efecto, la mayoría de los países incluye en su ordenamiento legislaciones
que buscan limitar la acción oportunista o discrecional de los gobiernos, generando de esta
manera mayor estabilidad del sistema vía institucionalidad.
Esto se realiza generalmente por medio de leyes que ponen límites a la discreción de los
funcionarios públicos, que establecen la forma y oportunidad para reformar o cambiar el
marco legal y que crean mecanismos institucionales independientes para su debida
aplicación el cual generalmente es el sistema de administración de justicia.
Sin embargo, nuestro país y más precisamente Barranquilla se ha caracterizado por una
larga costumbre de realizar reformas cortoplacistas que se eliminan unas a otras en lapsos
de tiempo muy cortos sobre los términos en que se desarrollan las inversiones y en cuanto
al establecimiento de impuestos, lo cual reduce la estabilidad institucional para las
inversiones a largo plazo. Como ejemplo claro de este problema podemos afirmar que el
sector productivo asentado localmente ha tenido que lidiar con tres reformas tributarias
durante los últimos tres gobiernos, situación que obviamente genera desincentivos a la
inversión duradera existente y ahuyenta las nuevas iniciativas de inversión de los agentes
económicos.
Así por ejemplo, en economías con inflaciones altas o inmanejables, los actores
económicos tienen incentivos para realizar transacciones de corto plazo
independientemente de que exista un sistema judicial eficaz e imparcial, tal como le
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sucedió a nuestro país a finales de los 80 y principios de los 90 cuando la inflación llegó a
niveles del 32%.
Gráfico No 1
Pero también es cierto que los regímenes que prestan débil apoyo a la inversión y al
cumplimiento de los acuerdos contractuales entre los privados rara vez estarán en
condiciones de suministrar condiciones propicias para el crecimiento económico sostenido,
razón por la cual, las industrias de alta tecnología, o aquellas que se benefician de
inversiones especializadas y duraderas en el tiempo –y que son las que más aportan al
desarrollo y al crecimiento económico-, huyen de los regímenes de gran inseguridad para la
inversión y la contratación hacia sistemas más seguros.
Cuando las empresas están analizando los posibles países o ciudades en donde asentar su
inversión una de las razones que sopesan, entre otras, es el respeto y acatamiento eficaz de
las reglas de juego, las cuales deben ser garantizadas por la justicia, tal como es el caso de
la capacidad del sistema legal para poder garantizar el cumplimiento de los contratos o la
protección efectiva de la propiedad intelectual.
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Lo anterior igualmente se aplica para los agentes nacionales o extranjeros que quieren
invertir en Barranquilla puesto que si este interés en lo local no encuentra garantías para
establecerse o mantenerse puede comenzar a ver más allá de las fronteras, llevando a
acrecentar o consolidar el problema de fugas de capital o desaceleración de la inversión que
afecta a muchos países subdesarrollados.
Eficiencia y eficacia: el aparato de justicia debe contar con un uso adecuado de sus recursos
humanos y financieros que permita una justicia pronta y no excesivamente cara. En
realidad, de esta realización depende que se lleven a cabo efectivamente la protección de la
propiedad y el cumplimiento de los contratos.
Independencia: la independencia interna y externa de los jueces y del poder judicial influye
de manera definitiva en la imparcialidad y en el apego efectivo a las leyes a la hora de su
aplicación. De la debida independencia depende el papel de la administración de justicia a
la hora de controlar los potenciales abusos administrativos, defender la aplicación debida de
los contratos con la administración y contribuir, según sus competencias, a la credibilidad
política y regulatoria.
Accesibilidad: la planeación y organización del servicio de justicia debe superar los varios
obstáculos de costos, pertenencia social, idioma, distancia, etc., que impiden un acceso fácil
y ampliado al sistema judicial y de los mecanismos alternativos de resolución de conflictos
que le están adjuntos. De las posibilidades de acceso depende que cualquier agente
económico, pequeño o grande, cuente con las ventajas que le puede ofrecer un sistema de
justicia a la hora de proteger sus derechos de propiedad o garantizar el cumplimiento de los
contratos (SHERWOOD, 1994).
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REVELO Rebolledo, Javier. La Independencia Judicial en Tiempos de Uribe. Dejustcia. Bogotá 2008.
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Predictibilidad y Confiabilidad: la primera característica hace referencia a la existencia y
uso de las fórmulas legales que permiten el tratamiento igual de los casos iguales y la
creación de precedentes jurisprudenciales que establezcan referentes para la decisión de los
casos similares. Una situación como esta facilita la planeación de los actores privados dado
que su existencia posibilita el cálculo racional de las decisiones o de los controles frente a
la administración.
En nuestro sistema, la predictibilidad muchas veces no se cumple aún cuando las altas
cortes han realizado grandes esfuerzos en unificar la jurisprudencia, pues al definirse
constitucionalmente que en Colombia los jueces sólo están sometidos al imperio de la ley,
no está definido de manera formal un sistema de precedentes vinculante capaz de evitar que
los jueces fallen en contravía de la jurisprudencia de sus superiores jerárquicos, sumado al
hecho de la sobre regulación de aspectos singulares.
Ahora bien, el desarrollo de las características enunciadas está asociado en buena parte a la
existencia de un ordenamiento jurídico que establezca y desarrolle instrumentos legales y
regulatorios claros, públicos y detallados donde se reconozca la propiedad, se enmarque la
acción de la administración, se estructure cómo y de qué forma se pueden cambiar o regular
las leyes y se enmarque el ejercicio de libertad contractual privada y con el Estado.
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MARTÍNEZ NEIRA, Néstor Humberto, «La Justicia en Colombia», en Jornadas Venezolanas de Derecho Público, Bogotá,
Universidad Extemado de Colombia, 1996, p. 465
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS