Nº 3 / Año 2008

Revista
Venezolana
de Psicología
de los Arquetipos

e
y Estudios
Junguianos
4 13 22 30
Editor
ditorial Axel Capriles M.

a rtículos
El miedo a las mujeres
Ética de la individuación
AXEL CAPRILES M. página 4

MURRAY STEIN página 13

Soberbia. Aspectos arquetipales de la sombra

página 2

MAGALY VILLALOBOS página 22

Asistente de edición
Ileana Flórez

Consejo editorial
Rafael López-Pedraza
María del Pilar Puig
Iván Rodríguez del Camino
Rita Hernández de Capriles

Asistentes del Consejo editorial

Sandra Caula
Margarita Méndez
La sombra del racismo cordial WALTER BOECHAT Y PAULA PANTOJA BOECHAT página 30
Corrección
Alberto Márquez
Soy demasiado real. Fragmentos de psicoterapia FREDDY JAVIER GUEVARA página 38
Concepto gráfico
El artista: vacío y plenitud LILIANA LIVIANO WAHBA página 47 ABV Taller

e
de Diseño,
Waleska Belisario

Diseño Gráfico
Yésica Rodríguez
ntrevista
Calibración digital
Sobre psicoterapia. Conversación con Art Media

Pre-prensa e impresión
Rita Hernández de Capriles, Niksa Fernández y Pablo Raydan AXEL CAPRILES M. página 52
Altolitho, C.A.

h omenaje

c
Hermes y sus hijos. 30 años después SANDRA CAULA página 63

rítica de cine
Volver LUIS E. GALDONA CH. página 65

MICHAELLE ASCENCIO página 67

38
Tsotsi MARGARITA MÉNDEZ página 69

DANIELA MICALE página 70

r eseña de libros 47

e
El paciente como ciudadano JAMES HILLMAN página 72

xperiencia analítica
Arte e imagen, una reflexión RAQUEL SOFFER página 79

Tragedia y purga ÁLIDA RIBBI página 80

e Editorial
Uno de los aportes más fructíferos y
estimulantes de la Psicología Analíti-
ca fue la propuesta de C. G. Jung de
entender la psique como un espacio
intermedio entre dos mundos, un
mundo exterior constituido por obje-
tos, hechos, personas, familias, gru-
pos, instituciones, y un mundo inte-
rior tan poderoso y real como el exte-
rior, pero constituido por pulsiones e
imágenes. La fascinación que produjo
ese mundo especular, el descubrimien-
to de un universo subjetivo tan real
como el objetivo, llevó a varias gene-
raciones de junguianos a concentrarse
en el estudio del cosmos de represen-
taciones simbólicas. Si la realidad y el
colectivo estaban tanto adentro como
afuera, interesaba sobremanera des-
cubrir las formas y energías autóno-
mas que desde el interior moldeaban
nuestra experiencia de vida.Ya las
otras escuelas de psicología se habían
ocupado de analizar el impacto que
sobre el comportamiento tenían los
padres, la familia, el ambiente, la cul-
tura. La fascinación por los determi-
nantes inconscientes y los arquetipos
del inconsciente colectivo llevó, sin
embargo, a una sobrecarga del mundo
interior y casi toda la realidad vivida
se convirtió en simple expresión sim-
bólica de imágenes de la fantasía. Los
más complejos fenómenos sociales
aparecían, sólo, como manifestaciones
de los movimientos del alma, del áni-
ma, la sombra, el sí-mismo.
Desde hace algún tiempo, nuevas
generaciones de junguianos han vuelto
a valorar el espacio exterior y han roto
el sesgo que sitúa el alma fuera del
mundo interpretándola exclusivamen-
te como un fenómeno intrapsíquico.
REVISTA VENEZOLANA DE
2 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
No sólo la mitología, la religión o la
alquimia, como representaciones del
inconsciente autónomo, sino la econo-
mía, la política o las formas arquitec-
tónicas de la ciudad se han converti-
do, ahora, en temas de interés de los
junguianos. Sin habérnoslo propuesto
como enfoque editorial, este tercer
número de la Revista Venezolana de
Psicología de los Arquetipos da cuen-
ta de este viraje. En primer lugar, la
entrevista que le hicimos a tres analis-
tas venezolanos, Niksa Fernández,
Rita Hernández de Capriles y Pablo
Raydan, sobre el estado de la psicote-
rapia en la actualidad, se extendió
con una interesante discusión sobre
los límites del enfoque introspectivo y
el lugar del mundo exterior y la reali-
dad ambiental en el análisis. Coinci-
dencialmente, varios meses después,
James Hillman respondió a la solici-
tud que le habíamos hecho de contri-
buir con nuestra revista enviándonos
el segundo tomo de su recién publica-
da obra completa, y nos sugirió que
tradujéramos un artículo del volumen
La ciudad y el alma. Aunque nuestra
línea editorial contempla sólo la pu-
blicación de artículos inéditos, dada la
importancia de los trabajos de James
Hillman, en la sección de crítica de
libros hemos reproducido en español
su artículo El paciente como ciudada-
no. En él, el prolífico autor de la psi-
cología arquetipal vuelve sobre un
aspecto central de su obra que señala
el individualismo subjetivo como en-
fermedad de la psicología, y promueve
la necesidad de recuperar el anima
mundi, de extender el alma más allá
de nosotros mismos.
Uno de los más activos y respetados
analistas junguianos de la actualidad,
Murray Stein, nos envió, por su parte,
un artículo sobre la dimensión ética
del proceso de individuación. Nos ha-
bla así de un tema que ha cobrado
particular importancia en los últimos
años: la responsabilidad social y la
contraparte colectiva de la individua-
ción. En la frontera entre la interpre-
tación subjetiva y la objetiva, quien
esto escribe explora uno de los fenó-
menos sociales más trascendentes del
último siglo, la transformación de la
mujer.Walter Boechat y Paula Panto-
ja Boechat develan la sombra del ra-
cismo cordial convertido en prejuicio
social, a la vez que Liliana Liviano
Wahba encuentra que en el trabajo
con su propio vacío, la creatividad del
artista da salida a los complejos cultu-
rales. En una línea de trabajo más clá-
sica, Freddy Guevara nos ofrece frag-
mentos de un proceso psicoterapéuti-
co y los sueños de un paciente,
mientras que Magally Villalobos des-
menuza la simbología del más fuerte
de los pecados capitales: la soberbia.
En esta edición contamos, además,
con una nota especial: el homenaje y
celebración de los 30 años del libro de
Rafael López-Pedraza, Hermes y sus
hijos. Esta obra del pionero de la psi-
cología de los arquetipos en Venezuela
enriqueció nuestra aproximación al
cultivo del alma y dejó un sello parti-
cular en las nuevas generaciones de
junguianos. Como reconocimiento,
Sandra Caula escribió unas muy sen-
tidas palabras y tradujo el poema que
en su momento Robert Creeley escri-
biera dedicado a López-Pedraza: Una
plegaria a Hermes. Por último, las
contribuciones de Luis Galdona, Mi-
chaelle Ascencio, Margarita Méndez,
Daniela Micale, Raquel Soffer, Álida
Ribbi e Ileana Flórez cubren nuestras
secciones habituales de crítica de ci-
ne, publicaciones y la experiencia de
análisis.
Axel Capriles M.
C. G. Jung, 1958
EDITORIAL 3
a El miedo a las mujeres
AXEL CAPRILES M.
Desde el punto de vista antropológico, el cambio social de mayor envergadura, el
fenómeno cultural más significativo en las postrimerías del segundo milenio, fue la
abismal transformación de la mujer en el siglo XX. De todo el reino animal, la hembra
del genus Homo sapiens sapiens es la que más variaciones ha tenido en su modo de
adaptación vital y en la conciencia de sí. En su carácter transformador, lo femenino
se experimenta como algo extraño que viene de adentro y que nos empuja al cambio,
a otro estilo de conciencia. Pero todo lo desconocido produce miedo. El ánima es la
personificación de lo femenino que nos conduce a las conexiones con lo nuevo.

Una esposa conduce a su esposo-carnero con un cordel.
Escuela Kalighat, siglo XIX
REVISTA VENEZOLANA DE
4 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Una extendida fantasía colectiva que
refleja el miedo a lo femenino primigenio
aparece en el conjunto de cuentos, leyen-
das y mitos que, con variantes de forma y
lugar, se integran en el mitema o mitolo-
gema de la vagina dentata. Como motivo
típico del folklore lo encontramos espar-
cido en las más distantes y variadas geo-
grafías y tradiciones culturales, desparra-
mado, salpicando el dilatado trayecto
de la imaginación folklórica universal.Va
desde los amenazantes y punzantes inci-
sivos vaginales de las culturas indígenas
de Norteamérica, hasta los mitos de crea-
ción de algunas tribus de la Guayana su-
ramericana donde las mujeres ocultan,
en la humedad y oscuridad de la interio-
ridad de su sexo, peces devoradores y
carnívoros.
Una versión hindú relata la historia de
la hija de un demonio (un Rakshaa) con
alargados y afilados dientes en la vagina.
La presencia de un hombre la movía a
convertirse en una bella y cautivadora
doncella, para así seducirlo, cortarle el pe-
ne y comérselo, lanzando posteriormente
el resto a los tigres. En una oportunidad,
en la densidad de la selva, conoció siete
hermanos y decidió tomar como esposo
al mayor para así poder dormir con todos
los demás.Transcurrido un tiempo pru-
dente sedujo al hermano mayor en un le-
cho cercano a la morada de los tigres, le
mutiló el pene al joven, y arrojó su cuerpo
como pábulo de felinos. De la misma for-
ma procedió con los demás hermanos,
hasta que sólo quedaba el benjamín. No
obstante, cuando el turno de éste llegó,
los dioses lo ayudaron enviándole un sue-
ño: si te vas con la joven, lleva un tubo de
hierro y en vez de hacer el amor con ella,
introdúceselo en la vagina y destrúyele los
dientes. Eso hizo el hermano menor y así
pudo poseerla, poniendo bajo su control a sus jóvenes y débiles amantes llevándo-
la hija de Rakshaa (Lederer, 1968, p. 58). los a la castración y aquella atractiva e
Si entendemos el mito como poesía, co- independiente gerente cosmopolita que
mo alegoría de la experiencia psíquica de entró en la oficina hace apenas un mes,
la rama de los homínidos denominada y cuya desenvoltura y atlético porte,
homo sapiens sapiens, si lo vemos como más que su Master en Business Adminis-
expresión simbólica de las formas básicas tration (MBA) de la Universidad deYale,
y elementales de nuestra humanidad más nos tiene a todos en un tira y encoge de
común, podemos traducir el lenguaje in- distancia y seducción? ¿No es, acaso, un
directo de la imagen al idioma de la con- mismo y penetrante tono afectivo el que
ducta habitual y profana. El proceso de flota en el aire y borra las diferencias en-
traducción es algo tan natural y espontá- tre los mitos de Judith y Holofernes o
neo que, probablemente, en más de uno Dalila y Sansón y la vida de la moderna
de los lectores, el simple recuento del mi- concubina presidencial que abandona
to lo habrá hecho evocar el recuerdo leja- con indiferencia a su presa para subir
no de algún amigo agobiado y domado un peldaño más?
por el embrujo de una seductora mujer, Lo femenino devorador, el carácter
la memoria de este o aquel marido celoso, negativo de lo femenino primordial, es
temeroso y debilitado, solapadamente un eco de repeticiones en el tiempo. La
aterrado por las reacciones de su esposa. dama oscura enguirnaldada con huesos
Es probable, además, que les haya venido y calaveras, la gran Kali hindú; Rangda,
a la mente una de esas palabras soeces la diosa balinesa sedienta de sangre,
del argot popular que, medio en broma, concubina de la magia negra; Hécate, la
medio en serio, describen cavidades triforme, la de las tres caras, la bruja de
sexuales similares a las de la hija del de- las encrucijadas en la oscuridad, acom-
monio hindú. pañada por un ladrido de perros, la rei-
La posibilidad de comparar y de na terrible de las invocaciones mágicas
encontrar paralelismos y analogías entre a las puertas del Averno; la monstruosa
los mitos y la realidad literal es tan gran- Escila, cazadora de marineros apostada
de, que de comprensible y humana tenta- en una cueva del estrecho de Mesina
ción ha venido a convertirse en rígida ob- donde roía lentamente los huesos de
sesión. Por eso, es preferible, por ahora, los hombres, el remolino de agua devo-
mantenernos alejados del campo de la rador cuya mitad superior era el cuerpo
realidad y permanecer, aunque sea sólo de una hermosa doncella hasta las in-
por un momento y un párrafo más, en el gles de donde nacían tres o seis medios
terreno escurridizo de la imaginación. perros de gruñido silente; Medusa y las
Si recapitulamos y nos detenemos, sin urobóricas Gorgonas;Astarté y Hathor
embargo, nos damos cuenta de que no del Asia Menor, sobrecogedoras y celo-
tiene ningún sentido lo que acabo de de- sas; la indefinible y paradójica Kundry
cir, porque ¿qué diferencia hay, a fin de de la leyenda Parsifal, seductora y peni-
cuentas, entre las poderosas Grandes tente, ardorosa y sumisa, prisionera del
Madres mediterráneas que, como Cibe- mago Klingsor como instrumento del
les, castigaban con la locura y el delirio a mal para atraer y hacer prisioneros a los
La diosa Kali, Calcuta, siglo XIX
MIEDO A LAS MUJERES 5
 Buche de la tierra, códice azteca

caballeros del Grial con sus hechizos y
deleites; las Lorelei teutónicas con sus es-
pesas cabelleras de fuego y oro mojadas
por las aguas del Rin; Circe y el canto
irresistible de las sirenas mediterráneas;
las temodontinas persas, bellas amazonas
que sólo podían casarse si habían matado
como mínimo tres hombres; las Rusalkas
eslavas, espíritus de la ilusión destructi-
va, con cuyos encantos atraían a los jóve-
nes para ahogarlos en los ríos.
Podría continuar la lista hasta exte-
nuarlos.Y no tendría que ir muy lejos.
Surgidos como fuerzas telúricas de nues-
tro suelo americano encontramos los sa-
crificios sangrientos de los aztecas en el
culto a la Mujer Serpiente. Ixchel, diosa
Maya de las inundaciones desastrosas;
en el Conde de la vieja Caracas, pudrién-
dose y descomponiéndose al momento
del beso para dejar fulminado y sin vida
al hombre que intentare trenzar el idilio:
todas las imágenes de lo femenino que
nos paraliza, nos destruye, nos embruja,
nos encanta, nos estimula, o nos seduce y
devora.
Gran parte de la interpretación psicoa-
nalítica de estas figuras del folklore, le-
yendas y mitos, se ha concentrado en
el aspecto simbólico, arquetipal y trans-
personal de la imagen. Desde esta óptica,
una sobrecogedora figura de mujer en
los sueños podría ser, por ejemplo, la
personificación o expresión simbólica del
reino inmemorial de lo eterno femenino,
el mundo primigenio del inconsciente co-
donista libre de conflictos y la lenidad del
placer. En síntesis, en casi todas estas in-
terpretaciones, la artimaña del instinto
tiene rostro de mujer: es la cara velada y
furtiva de la realidad unitaria que nos in-
vita y subsume. Hay una referencia gene-
ral al temor y depotenciación del comple-
jo del ego, del yo consciente, frente a la
madre o lo femenino devorador como
primeras personificaciones del carácter
negativo elemental del inconsciente.
Como habrán podido apreciar, el grue-
so de la interpretación psicoanalítica usa
los adjetivos masculino y femenino de
manera bastante imprecisa y abstracta,
sin referencia necesaria al género y sexo
concreto de machos y hembras, como
expresión de dos principios universales
Lo femenino sería, entonces, todo
aquello que contiene, envuelve y retiene,
el refugio y abrigo, lo que genera, nutre,
reproduce y transforma, lo que unifica,
relaciona, reúne y vincula. Es la conti-
nencia, la oscuridad misteriosa, enigmá-
tica e indiferenciada.Así, las deidades
masculinas y femeninas o las mujeres y
los hombres que aparecen en la mitolo-
gía, el folklore, los sueños o la fantasía, no
serían más que personificaciones, figura-
ciones alegóricas, expresiones simbólicas
de estos principios universales.
Todas estas interpretaciones psicológi-
cas me parecen interesantes y enriquece-
doras. La interpretación subjetiva y la
referencia continua de todo a la fenome-
nología del alma es definitivamente im- Ixchel, códice maya

Polowi de los guajiros, la serpiente plena
de encantos sexuales asociada al espíritu
maléfico, misterio sin forma, escalofrian-
te, imprecisa. La Sayona, el Ánima Sola;
la aparecida de la plaza de la Misericordia
Ilamatecuhtli, diosa de la muerte. Códice azteca.
lectivo. El miedo a la mujer representaría
la ambivalencia del ego, el temor a ser de-
vorado por las emociones y pulsiones in-
conscientes.
No faltan tampoco, las interpretaciones
de corte evolutivo.Aquí, las desventuras
de nuestros míticos y oníricos héroes
confrontando las divinidades femeninas
serían equivalentes simbólicos de las
evoluciones de la conciencia y las peripe-
cias delYo, necesariamente heroico, en-
frentando a la relación primaria con la
madre, la lucha masculina con la Imago
de lo femenino arquetipal. El tubo de hie-
rro con el cual el joven hindú logró des-
truir los mal situados dientes de la hija de
Rakshaa denotará, entonces, la pugnaz
individualidad fálica de la conciencia
opuesta a la indiferenciación y participa-
ción mística inconsciente, el triunfo de la
voluntad férrea sobre las tendencias re-
gresivas que nos incitan a volver al útero
materno y a la blandura del calmo hogar:
la victoria necesaria del principio de rea-
lidad sobre la fantasía de un paraíso he-
contrarios y en un sentido simbólico y
arquetipal, de la misma forma que el
taoismo imagina el interjuego del yin y
el yang y el tantrismo concibe la dinámi-
ca Shiva-Shakti, o de la manera en que
algunas sociedades sin escritura estudia-
das por los antropólogos dividen su co-
munidad en dos segmentos, llamados en
inglés moeties, uno correspondiente al
mundo de arriba regido por un dios mas-
culino y donde prevalecen las alturas
montañosas y el sol, y otro expresión del
mundo de abajo con deidades femeninas
en una atmósfera acuática y lunar. En es-
te sentido, lo masculino sería, desde nues-
tra perspectiva occidental, una especie de
energía o impulso que trabaja hacia la se-
paración y la distinción, una disposición
al movimiento y direccionalidad lineal,
un gradiente que empuja hacia la clari-
dad. La discriminación y la diferencia-
ción, lo que divide, domina y distancia,
y que conocemos como logos, animus,
nous, ratio, palabra, intelecto, opinión o
abstracción.
portante. La vida propia, la única que
verdaderamente nos importa, es, básica-
mente, un problema de emociones mol-
deadas por formas arquetipales. La con-
fusión empieza, sin embargo, cuando en
la práctica se asume, por lo general de
manera implícita, que alguno de esos
principios es natural o propio de un sexo
y no del otro, o que ellos se contraponen
polarmente como dominantes conscien-
tes o inconscientes característicos de
hombres y mujeres. Este es el principal
reclamo de la crítica feminista.
Considero, además, que hay instancias
en que un desmesurado sesgo psicológico
nos impide ver lo sencillo y obvio por ex-
ceso de metáfora. Si cortamos, ahora sí, el
vuelo subjetivo, el mito de la vagina den-
tata pudiera también mostrar aspectos
mucho más tangibles y literales, aunque
no menos importantes y significativos,
que el de la hipotética relación de la con-
ciencia con los componentes oscuros y
desconocidos del inconsciente colectivo.
Se trata de un verdadero y concreto mie-
do a las mujeres, el temor a la fémina de
carne y hueso, corpórea y real. Sobre esto
nos llama la atención la psicoanalista Ka-
ren Horney (1977: 155), cuando escribe
«…es verdaderamente extraordinario
que se preste tan escasa atención al mie-
do secreto que los hombres tienen a las
mujeres… Por su parte, el hombre tiene
razones estratégicas muy evidentes para
disimular su miedo; pero él intenta por
todos los medios negárselo a sí mismo».
Negación, agrego yo, que ha tenido mu-
cho que ver con la ubicación, glorifica-
ción o reclusión de la mujer en roles muy
restringidos y específicos, así como con su
discriminación económica y social, o con
el menosprecio y desvalorización de lo fe-
menino en no pocos trazos de la historia
de la cultura universal. Desprecio que,
desnudo y sin disimulos, indistinto ya de
la misoginia, llega a una de sus mejores
síntesis en 1901 en el tratado del psiquia-
tra alemán J.P. Moebius Sobre la inferiori-
dad mental de la mujer.
Despreocupado del apenas incipiente
movimiento feminista, Moebius (1982: 11)
creyó haber probado, teórica y empírica-
mente, la opinión generalizada y corrien-
te sobre la natural superioridad del hom-
bre sobre la mujer, no sólo en corpulen-
cia y fuerza física sino en personalidad,
contextura moral, inteligencia y creativi-
dad. En realidad, su argumentación teó-
rica sobre la debilidad de las funciones
críticas e intelectuales en la mujer, o so-
bre su falta de autocontrol y proximidad
a la naturaleza del instinto animal, no
era sino otra forma de responder a la
misma pregunta que, formulada de ma-
nera más básica y elemental, se hacía
desesperadamente un médico francés
de la época de apellido Des Laurens:
¿cómo «ese divino animal lleno de razón
y de juicio llamado hombre puede sentir-
se atraído por esas partes obscenas de la
mujer, manchadas de humores y vergon-
zosamente colocadas en la parte más
baja del tronco?» (Beauvoir, 2007: 93).

REVISTA VENEZOLANA DE
6 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS MIEDO A LAS MUJERES 7

Flujos que con horror aproximaban el al-
ma humana a la bajeza terrenal del ins-
tinto y la envenenaban con el principio
del mal, signos corpóreos de una condi-
ción humana que justificaba el desprecio
del papa Inocencio III por la abyección de
este mundo y la vileza del hombre «con-
cebido en la lujuria y la lascivia de la car-
ne, nutrido por sangre menstrual, de la
cual se dice que es tan nauseabunda, as-
querosa y sucia que después del contacto
con ella las frutas de los campos nunca
germinan, los huertos se marchitan y los
perros, si comen de ella, se vuelven
rabiosos» (Neumann, 1994: 170). Es cruda la
opinión del papa Inocencio III en De con-
temptu mundi (El desprecio por este mun- Johann Jacob Bachofen. El miedo a que
do) pero, a fin de cuentas, en el centro de algún día las mujeres vuelvan a recuperar
la cultura cristiana levita la frase de San el poder como era en las antiguas socieda-
La Kali blanca sobre Shiva negro. Escuela de Kangra, siglo XVII
REVISTA VENEZOLANA DE
8 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Agustín Inter faeces et urinam nascimur
(entre heces y orines nacemos). Más allá,
muy al fondo de este prolongado camino
sembrado de desprecios, se esconde el
miedo a lo femenino, un temor tan pene-
trante y a la vez tan difuso, que el mismo
Moebius se ve traicionado por el incons-
ciente al escribir en su ensayo: «Si la mu-
jer no fuese débil física y mentalmente; si,
por lo demás, no la hicieran inofensiva
las circunstancias, sería un ser altamente
peligroso» (Moebius, 1982: 11).
Algunos antropólogos han sostenido
que la sociedad matriarcal fue la primige-
nia. Es la teoría del dominio femenino y
del matriarcado original postulada por
des matriarcales hizo que el hombre se es-
cudara en todo un sistema legal para
mantenerlas dominadas. La opresión de
la mujer es la defensa y sobrecompensa-
ción masculina del estadio previo de do-
minación matriarcal. El machismo sería,
así, una especie de protesta viril converti-
da en neurosis por el pavor de ser derrota-
do en la lucha ancestral de dominio entre
los sexos. De allí la denuncia de las prime-
ras feministas en la famosa declaración de
la convención de Seneca Falls en 1848:
«Él (hombre) ha tratado por todos los me-
dios de destruir su confianza (de la mujer)
en sus propias virtudes, de disminuir su
propia estima y de conseguir que esté dis-
puesta a llevar una vida de dependencia y
servidumbre» (Díez Celaya, 1999: 46).
Es probable que este asunto de la gue-
rra de poder entre los sexos produzca
cierta hilaridad entre los lectores
contemporáneos. Suena a dramatización
o a alegoría humorística más que a teo-
ría sociológica. Para otros, es más bien
una evidencia de la obsesión de los psi-
coanalistas de buscar mecanismos ocul-
tos, de patologizar y complicar hasta las
relaciones más naturales. Pero si pensa-
mos que las más disparatadas creaciones
culturales, al igual que la ficción o el mi-
to, son también metáforas y expresiones
parciales de aspectos arquetipales de
la naturaleza humana, tal vez no lo tome-
Kali sentada copulando con la imagen corporal
de Shiva. Panjabi, siglo XVIII
mos tan a la ligera. Creo, de hecho, que ya
es hora de repensar el ideal humanista
sobre el logro de relaciones estupendas si
aprendemos a comunicarnos, reconocer-
nos y aceptarnos mutuamente. Como se-
ñala Leopold Sacher-Masoch:
«…El amor es una guerra de sexos. Riva-
les implacables, el hombre y la mujer ol-
vidan su hostilidad innata durante un
corto lapso de vértigo y de ilusión para
separarse de nuevo, más beligerantes que
nunca en el combate. Pobres dementes
que creéis sellar un pacto eterno entre dos
enemigos, como si pudierais cambiar las
leyes de la naturaleza…» (Michel, 1992: 207)
Siempre habrá una confrontación entre
animus y anima, un juego de poder entre
los sexos, porque los arquetipos, como los
dioses, siempre están en oposición y en
luchas de dominio. Para Jung, el Syzygy,
el diálogo entre lo femenino y masculino
transpersonal (más allá del género sexual
concreto), se ha repetido a lo largo de mi-
llones de años y se mantiene igual: «cuan-
do el animus y el anima se encuentran, el
animus saca su espada de poder y el ani- perder el rumbo por la atracción y el can- funde y desestabiliza la imagen que de
ma desprende su veneno de ilusión y se- to seductor de una bella sirena de ondu- nosotros mismos mantenemos los hom-
ducción» (Jung, 1978: 15) lante cabellera que nos conduce hacia el bres modernos. Una perturbación exten-
Hoy la amenaza femenina dista mucho naufragio inevitable. No es la fascinación dida, y aún vigente, a pesar de haber
de ser imaginativa y simbólica. Se ha he- destructiva que Marlene Dietrich teje al- transcurrido ya suficiente tiempo para
cho explícita. El poder fálico de la barra rededor del rígido y reprimido profesor y que los hombres nos hubiéramos adapta-
de hierro del menor de los siete hermanos que hizo de El Ángel Azul un clásico de la do a los cambios en los roles profesionales
del mito hindú ha perdido su efecto por cinematografía moderna. El miedo al y sexuales.
una de las transformaciones culturales cual nos referimos es mucho más palpa- Este tema, aparentemente caduco para
más significativas del siglo: el cambio de ble y directo. No es el riesgo de dejarnos el clima mental posmoderno, continúa
la psicología y posición de la mujer en el dominar por la amante hechicera y ambi- teniendo tanta vigencia que con cierta re-
mundo actual. Como consecuencia de ese ciosa buscando riquezas y poder tras el gularidad surgen talleres, seminarios pa-
cambio, todas las racionalizaciones inte- velo irresistible de un fingido amor pasio- ra analizar la abundancia de hombres
lectuales de los viejos pensadores del mis- nal, sino la mujer en sí y por sí misma, la normales que se sienten debilitados y de-
mo machismo occidental han dejado de mujer sencilla y común que sin dejar de potenciados por la madre o la esposa, así
ser efectivas como mecanismos de defen- ser la seductora Afrodita es también Ate- como la frecuencia de pacientes que, sin
sa. El temor masculino del cual hablamos nea compitiendo por posiciones afines o ser homosexuales, se les dificulta estable-
no se refiere, ya, al miedo inconsciente de superiores. Esta es la experiencia que con- cer relaciones con mujeres porque, como
MIEDO A LAS MUJERES 9
 yendo y victimizando al otro, que es la
mujer, no se mantiene por sí solo. «En una
sociedad tan dominada por la idea del pi-
llaje, los atractivos del macho, de arriba
abajo en la escalera del dinero, son esen-
cialmente económicos. […] El dinero ha-
ce al macho» (1981: 163). Por eso, aunque
algunas feministas norteamericanas ha-
Artemisia Gentileschi, Judith y Holofernes, 1620 blen de una progresiva feminización de la
porque todo el mundo la honraría como
a la inspiradora de nobles acciones»
(Conan Doyle, 1987: 23)
Los cambios en la psicología femenina
colectiva son particularmente relevantes
en Venezuela, donde la mujer de las clases
medias y populares es el principal susten-
to económico y moral de los hijos y la fa-
milia.Aun en las relaciones heterosexua- Víctor Mottez, Ulises, 1848

pobreza, en la condición social contem- les de las clases pudientes donde perdura
Agdistis en su relación con Attis, ellas los ló italiano, al estereotipado conquistador poránea donde los atractivos económicos todavía el estereotipo de la mujer de la ción de alejar las incomodidades y las mo- significativo en las postrimerías de este
conducen subjetivamente a la castración. que finge inútilmente estar enamorado, le están dejando de ser posesión exclusiva casa, destinada al cuidado de los niños y lestias de la periferia del palacio femenino segundo milenio, fue la abismal transfor-
Esa mujer moderna que ocupa más del responden, parodiando a Cyndi Lauper del hombre, y donde, según el ritmo que el hogar, dependiente e inactiva económi- para que, así, las mujeres, liberadas de las mación de la mujer en el siglo XX, la
65% de las universidades del país, que «lo que pasa, vale, es que las chicas sólo observamos, el orden probablemente se camente, o el de la doncella hermosa y actividades profanas, pudieran dedicarse asombrosa mutación de la sociología y la
aventaja al hombre en el consumo de li- quieren divertirse». Hay algo desconcer- invertirá en corto tiempo, el machismo ha frágil dedicada exclusivamente al cuida- a una existencia refinada y sublime, pro- psicología femenina.Y no es descabellada
bros e información, y que habiendo per- tante y divinamente aterrador en las for- perdido uno de sus principales sustentos. do de su físico y belleza, a los quehaceres pia de la nobleza y de los altos espíritus. esta opinión, porque se trata de una ver-
dido ya la fragilidad romántica de las mas de un cuerpo de mujer sin remilgos Muchas de las imágenes sobre las cuales del ocio y la frívola sociabilidad, han ocu- Pero más allá de las diferencias individua- dadera metamorfosis en el portador y el
bailarinas de Les Sílfides o de la esquelé- puritanos que se ofrece libremente y nos el hombre construyó su identidad han rrido transformaciones sutiles ocultas ba- les y de clase, ¿no les llama la atención símbolo del misterio mismo de la vida.
tica Twiggy de los años sesenta, se ha en- envuelve con un velo de autonomía, vo- desaparecido dejando un profundo vacío, jo la superficie de los modelos y ocupa- que en un país machista como esVene- De todo el reino animal, la hembra del
tregado al culto del ejercicio y del cuerpo luptuosidad y seducción. La escandalosa lo que a veces se siente como pobreza e ciones tradicionales. Porque esas mujeres zuela, la pieza central de nuestra literatu- genus homo sapiens es la que ha sufrido
para reaparecer con la fuerza y resisten- novela La Venus de las pieles de Sacher insipidez del carácter varonil y la falta de de clase alta han tejido a su conveniencia ra sea la novela de Rómulo Gallegos, los mayores cambios de comportamiento,
cia física de una mítica Amazona, le exige Masoch no hizo más que mezclar en una carisma, energía y potencia del hombre una urdimbre indescifrable de roles de Doña Bárbara, la devoradora de hombres? las transformaciones de más largo alcan-
al hombre contemporáneo una reevalua- sola figura las criaturas nefastas de los actual. Para entender esto, piensen, por antaño unidos a los privilegios y benefi- «¡De más allá del Cunaviche, de más allá ce en el modo de adaptación vital y en la
ción de la imagen que a lo largo de la his- cuentos rutenos y eslavos de la Europa contraste, en los heroicos exploradores cios de la modernidad.Vistas desde el fu- del Cinaruco, de más allá del Meta! De conciencia de sí. Creo que la mujer es el
toria de Occidente se ha planteado como central con la gran dama polaca de la del siglo XIX idealizados por las mujeres turo por un historiador interesado en los más lejos que más nunca… De allá vino la ser vivo al que más se la ha exigido en las
arquetipalmente suya. Porque, aunque Galicia Austrohúngara «acostumbrada europeas y convertidos de facto en un hábitos y formas de relación social del trágica guaricha» (Gallegos, 1984: 39). últimas décadas, el que ha estado sujeto a
en todas las relaciones heterosexuales a dominar y a seducir. Inteligente, culta, culto. Gladys, inspiradora de la expedi- pasado siglo veinte, su arquetipo se asi- Antes de concluir este corto comenta- mayor presión psicológica, el ser que más
siempre han penetrado elementos y con- reina en la charla de los salones, sólo se ción al Mundo Perdido en la novela de milaría mucho más al de las Grandes Ma- rio sobre un tema tan complejo quiero ansiosamente anda en búsqueda de una
flictos de supremacía y poder, la transfor- inclina ante un hombre cuando ella lo ha Arthur Conan Doyle, sintetiza con acierto dres mediterráneas y su corte de jóvenes volver a lo que podría ser un punto de nueva identidad. Se le nota una urgencia
mación de la forma explícita en que se decidido, y esto para convertirlo en escla- la admiración decimonónica de lo mascu- amantes, que al del sexo débil, oprimido y confluencia entre el aspecto arquetipal y de creatividad. Sus nuevos roles no han
expresan y modelan culturalmente esas vo de sus caprichos» (Michel, 1992: 163), lino. Refiriéndose a su ideal de hombre, le dependiente.Aparecerán como una privi- la vida real que recorremos, entre la in- podido desplazar los anteriores. Por el
relaciones es un proceso lento que inspira mujeres transmutadas en diosas y piezas dice al tímido periodista, es «Un hombre legiada aristocracia femenina con un ejér- terpretación subjetiva y la visión objeti- contrario, se han agregado, sumado, sola-
miedo, como todo cambio de identidad de arte que paralizaban al macho entre capaz de actuar, de hacer cosas, de mirar cito de sacrificados ejecutivos y caballeros va. Para ella quiero recalcar un punto pado, en forma de libreto múltiple que es
colectiva.Aunque todavía los salarios de la reverencia religiosa y la admiración a la muerte en la cara sin encogérsele el a su servicio, el cual programado ideológi- que en mi opinión debe ser enfatizado. casi imposible de leer e interpretar sin
las mujeres son en promedio inferiores al estética. corazón; un hombre de grandes hazañas camente para el trabajo compulsivo y el Más allá de la Segunda Guerra Mundial caer en lo titánico. Pienso que ni la mujer
de los hombres, mucho es el ejecutivo V.S. Naipaul, ese penetrante crítico del y de extraordinarias experiencias… ¿Re- enfrentamiento cotidiano con la realidad y del colapso del totalitarismo o la misma ha evaluado suficientemente la
masculino, agresivo y dominante, que tercer mundo, observa que en las socieda- cuerda a Richard Burton? Cuando leo la material, habría liberado a las féminas de expansión de las democracias liberales, envergadura y consecuencias afectivas de
pierde su estilo y fuerza negociadora ante des coloniales, tan disminuidas y empo- vida suya, escrita por su mujer, compren- los quehaceres vulgares de la sobreviven- más allá de la globalización y de los verti- este evento. Es aquí donde quiero insertar
el panorama diferente de la infinidad de brecidas culturalmente, sólo quedaba el do muy bien el amor de ésta. ¡Y el de cia terrena. Los hombres, imprescindibles ginosos adelantos de ingeniería genética, mis comentarios sobre el doble aspecto,
mujeres que enfrenta, ahora, en los nego- machismo, o lo que es igual, la conquista Lady Stanley!... Esta es la clase de hom- autómatas cuya principal razón de existir telecomunicaciones e informática, tal vez subjetivo y objetivo, del miedo de los
cios más rudos y bizarros. Y es mucho y humillación de la mujer. Pero esa defen- bres que una mujer sería capaz de adorar consistía en proveer seguridad y sustento encontremos que, desde el punto de vista hombres a las mujeres.
también el desconcierto cuando el sa psicológica elemental que levanta la con toda su alma, sintiéndose más grande económico y asegurar la manutención del antropológico, el cambio social de mayor Es específico de la especie humana el
anacrónico Don Juan hispánico o el gigo- autoestima y el orgullo del ego disminu- y no más pequeña por el amor hacia ellos, estatus de clase, habrían cumplido su fun- envergadura, el fenómeno cultural más desarrollo de un ego o yo consciente por

REVISTA VENEZOLANA DE
10 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS MIEDO A LAS MUJERES 11
 etapas. Dicho proceso se manifiesta como
una urgencia genética a independizarse y
moverse lejos de la madre.Tiene un carác-
ter heroico. Lo femenino maternal apare-
ce como terrible cuando representa sim-
bólicamente las tendencias regresivas de
la psique, cuando su figura nos debilita y
retiene. El poder del arquetipo de la Gran
Madre primordial reside en su estado ori-
ginal donde todo estaba mezclado e indi-
ferenciado. Es urobórica: bestial y divina,
beneficiosa y devoradora, todo al unísono.
El desarrollo humano conveniente o
adaptado depende de un balance entre
las figuras de madre y padre. La carencia
de la imagen paterna por cualquier cau-
sa, por ausencia física real, por dedica-
ción al trabajo o a una relación amorosa
extramarital, o bien por debilidad de ca-
rácter o personalidad, actúa como ele-
mento disruptivo en el desarrollo del ego
dejando al yo consciente sólo frente a la
realidad original y unitaria que aparece
entonces en la constelación de lo femeni-
no devorador. Este es un aspecto sobre el
que deberíamos reflexionar más frecuen-
temente, sobre todo por la ausencia pa-
terna que caracteriza la mayoría de los
hogares venezolanos, donde las funciones
paternales y maternales, que en principio
son opuestas y se complementan, las su-
ple frecuentemente sólo la figura de la
mujer.
Desde otra óptica, y aunque, como aca-
bo de decir, las tendencias hacia la estabi-
lidad e inercia inconsciente se constelizan
principalmente bajo el arquetipo de lo
maternal, hay también otras vertientes
donde lo femenino se experimenta en su
carácter transformador como algo extra-
ño y ajeno que viene de adentro y que nos
empuja al cambio forzando otro estilo de
conciencia. Este aspecto se cristaliza en
lo que en psicología junguiana denomi-
namos ánima, es decir, aquella mujer en
nosotros que no es la madre, nuestra con-
traparte sexual como figuración de una
feminidad con desarrollo propio y de
nuestra misma generación y nivel.
Como señala Erich Neumann:
«esta otredad, esta cualidad ajena del ca-
REVISTA VENEZOLANA DE
12 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
rácter transformativo de lo femenino es
peligroso, no como en la instancia de su
carácter elemental o primigenio porque
retiene al macho y lo paraliza en su de-
pendencia infantil, falta de autonomía
e inercia, sino, por el contrario, porque
inquieta al macho como elemento de
inspiración, animación y locura… Cada
demanda de transformación, cada exi-
gencia a desarrollarnos hacia algo desco-
nocido y alejado de todo lo que provee
seguridad, es respondido con miedo y de-
fensividad. Dado que el carácter transfor-
mador pide algo nuevo e inusual a lo que
no estamos acostumbrados, el ánima es
esa parte de la psique masculina asociada
con lo femenino que induce al hombre a
la aventura, a la conquista de lo nuevo.
Pero ella también está negativamente
asociada con todo lo que significa ilusión
y delirio, e, indiscutiblemente, como locu-
ra significa un verdadero peligro»
(Neumann, 1994: 254).
El ánima como imagen del alma, como
anima media natura, como reino interme-
dio que conecta la naturaleza y el espíri-
tu, es el espacio de la fantasía y la imagi-
nación, que convertido en proceso creati-
vo tiende a llevarnos a los límites de lo
desconocido lejos del orden establecido.Y
todo lo ignoto produce miedo. Se me hace
evidente que el aspecto simbólico del áni-
ma como elemento transformador ha en-
contrado su contraparte gemela en el
mundo de la mujer concreta de hoy, tan
necesitada de cambios y de otro vivir pa-
ra sentir otras cosas. La mujer actual es
la manifestación empírica del carácter
transformador de lo femenino. Es la apa-
rición sobrecogedora e inevitable de una
de las caras desafiantes de la imaginación
arquetipal.
Reseña biográfica:
Axel Capriles M., licenciado en psicología y doctor
en Ciencias Económicas, es analista diplomado del
C.G. Jung Institute de Zúrich. Es profesor de la Uni-
versidad Católica Andrés Bello y del Programa de
Formación de Analistas Junguianos de la SVAJ,
sociedad de la cual fue Convocador. Es director de
la Fundación C.G. Jung de Venezuela y del Capítulo
Venezolano del Club de Roma.Articulista del diario
El Universal, es autor de El complejo del dinero
a
Ética
de la individuación
Individuación de la
ética
MURRAY STEIN
La individuación personal tiene una profunda dimensión ética. Individuo, sociedad
y cosmos están íntimamente conectados. Si bien el proceso de individuación exige
ir más allá de lo convencional y lleva, con frecuencia, al conflicto entre el individuo y
su entorno social, en este artículo el autor nos propone la individuación como un ca-
mino que no sólo ayuda a crear la armonía a nivel personal, sino que también promue-
ve bienestar para la comunidad y el mundo natural. En la armonización entre el indivi-
duo y el colectivo, la conciencia moral y las preguntas éticas cobran importancia.
y de numerosos trabajos en revistas y obras de cola-
boración.
Referencias bibliográficas
BEAUVOIR, SIMONE (2007). El segundo sexo (Libro-
dot, Ed.). Recuperado en diciembre 10, 2007, de
http://www.librodot.com.
CONAN DOYLE,ARTHUR (1987). Venezuela, el mun-
do perdido, Caracas: Bexeller.
DÍEZ CELAYA, ROSALÍA (1999). La mujer en el mun-
do. Madrid:Acento Editorial.
GALLEGOS, RÓMULO (1984). Doña Bárbara, Cara-
cas: Pdvsa y filiales.
JUNG, CARL G. (1978). Aion en CW 9, Princeton:
Princeton University Press.
LEACH, MARÍA ed. (1984). Funk & Wagnalls Stan-
dard Dictionary of Folklore, Mythology and Legend,
NewYork: Harper & Row, Publishers.
LEDERER (1968). The fear of woman en:Te Paske,
BRADLEY (1982) Rape and Ritual. A psychological
study,Toronto: Inner City Books.
MASOCH, SACHER (2007). Venus in furs (Gutenberg
Project, Ed.). Recuperado en diciembre 10, 2007,
de www.gutenberg.org.
MICHEL, BERNARD (1992). Leopold Sacher-
Masoch, Barcelona: Circe.
MOEBIUS, PAUL (1982). La inferioridad mental de la
mujer, Barcelona: Bruguera. Pájaro, Gautama, 1996
NAIPAUL,VIDHIADAR S. (1981). Return of Eva Perón,
NuevaYork:Vintage Book. Jung tenía una gran predilección por la hacía frente a una hambruna. En su ció un hombre viejo y reseco. Lo único
NEUMANN, ERICH (1994). The fear of the feminine, historia del hacedor de lluvia narrada desesperación, la gente trató de simular que pidió fue una casa pequeña y
Princeton: Princeton University Press. por Richard Wilhelm durante una confe- la lluvia ejecutando los ritos religiosos tranquila en algún sitio, y allí se encerró
rencia en el Club Psicológico de Zúrich que conocían: los «católicos hicieron durante tres días.Al cuarto día, las nubes
en los años veinte. La historia, según la procesiones, los protestantes hicieron se juntaron y comenzó una fuerte
contó Jung en un seminario, refería que plegarias y los chinos quemaron incien- tormenta de nieve, inusual para esa épo-
una larga temporada de sequía en la sos y dispararon pistolas para espantar ca del año cuando la nieve no se esperaba
región de Qingdao, un pueblo ubicado a los demonios de la escasez, todo ello y en gran cantidad; el pueblo estaba tan
en la costa norte de China y en donde sin resultado alguno. Finalmente, los repleto de rumores acerca del hacedor de
Wilhelm vivió alrededor de veinte años, chinos dijeron:“Nosotros traeremos al lluvia que Wilhelm fue personalmente a
había chamuscado los campos y los culti- hacedor de lluvia”».Así, enviaron un preguntar a aquel hombre cómo lo había
vos estaban perdiéndose por la carencia mensaje a otra región del país pidiendo hecho». Cuando fue interrogado, el ancia-
de lluvia. Como consecuencia, el pueblo la ayuda del hacedor de lluvia. «Apare- no respondió: «Yo vengo desde otro país
ÉTICA DE LA INDIVIDUACIÓN 13

en donde las cosas se encuentran en or-
den.Aquí, están fuera de orden, no están
como deberían según la ordenanza del
cielo.Así pues, el país no está en Tao, y yo
mismo estoy fuera del orden natural de
las cosas porque estoy en un país desor-
denado. Por eso, tuve que esperar tres días
hasta que yo estuviese nuevamente en
Tao, y luego, naturalmente, vino la lluvia»
(Jung, 1997). Fue muy sencillo, él se puso a
sí mismo en orden, y esto puso a su mun-
do circundante en orden.A cambio, esta
situación trajo lo que la comunidad nece-
sitaba para prosperar, la precipitación.
Jung usa esta historia para ilustrar el fe-
nómeno de la sincronicidad.
Resaltando el elemento mágico (i.e.,
sincronístico) en la filosofía confuciana,
Herbert Fingarette, en su trabajo Confu-
cio. Lo secular como sagrado, cita de los
Analectas de Confucio: «Shun, el gran sa-
bio-soberano,“apenas se colocaba respe-
tuosa y reverentemente con su rostro ha-
cia el sur (la postura ritual del soberano);
eso era todo”(i.e., y los asuntos de su rei-
no procedían sin error). (15:4)». En otras
palabras, el gesto ritual correcto resuelve
inconvenientes a nivel personal, social
y cósmico. Cuando el soberano actúa co-
rrectamente y se muestra a sí mismo en
equilibrio y en orden, el reino prosperará.
Fingarette escribe más adelante: «El ele-
mento mágico siempre involucra efectos
geniales producidos sin esfuerzo, maravi-
llosamente, con un irresistible poder, el
cual es en sí mismo intangible, invisible,
no manifiesto.“Con el comportamiento
correcto, las órdenes no son necesarias,
aun así, los asuntos proceden” (13:6) “El
carácter de un hombre noble es como el
viento, aquel de los hombres ordinarios
como la hierba; cuando el viento sopla la
hierba se dobla” (12:19) “El gobernante es
REVISTA VENEZOLANA DE
14 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
como la Estrella Polar, se mantiene en su
sitio mientras todas las demás estrellas
circulan honrándola a su alrededor” (2:1)»
(Fingarette, 1972).
Aquí la idea es que el individuo (en es-
pecial el individuo extraordinario) tiene
la capacidad de afectar la sociedad y el
cosmos (para bien o para mal), porque el
individuo, la sociedad y el cosmos están
íntimamente conectados, forman parte de
una realidad unificada 1. Esto implica que
la individuación personal tiene una pro-
funda dimensión ética y no existe en aisla-
miento del todo mayor. Si un individuo
alcanza la armonía a nivel personal –esto
es, halla la manera de unir los opuestos de
la psique internamente y así aproximarse
a la meta de la individuación, el yo como
coincidentia oppositorum– trae orden y
armonía (Tao) también para los mundos
social y natural circundantes. Por el con-
trario, si un individuo promueve la sepa-
ración, el desorden y el caos a nivel per-
sonal, ocasionará efectos nocivos en el
mundo circundante. Las famosas pala-
bras de John Donne, «Ningún hombre es
una isla», deberían mantenerse presentes
en cualquier discusión acerca de la indi-
viduación. La individuación implica un
comportamiento ético en el sentido más
profundo, con lo cual promueve bienestar
general para la comunidad y el mundo
natural, no sólo para el individuo. Sin es-
ta conexión con la sociedad y el cosmos,
la individuación podría entenderse como
la simple búsqueda de los intereses exclu-
sivos del ego y la autosatisfacción so
pena de la sociedad y el entorno; sería
autoindulgencia narcisista y, por lo tanto,
podría ser seriamente cuestionada en el
campo de la ética. Sin embargo, entendi-
da de esta otra forma, no existe ningún
conflicto inherente entre la individuación
y la ética. Son dos hilos fuertemente cosi-
dos en una sola tela, el sí-mismo, el cual
no es únicamente personal, sino que tam-
bién involucra lo colectivo.
A partir de enseñanzas e historias co-
mo éstas, podríamos concluir que el pro-
ceso de individuación, el cual significa, en
su sentido más general, vivir cerca de y en
consciente relación con el dinamismo del
ser, coincide con la conducta apropiada
(comportamiento moral y ético) en el
sentido más profundo, y esta armoniza-
ción entre el individuo y el colectivo tiene
efectos sincronizados y beneficiosos en el
mundo circundante de la sociedad y la
naturaleza. Esta visión coloca gran res-
ponsabilidad y poder asombroso en las
manos del individuo.
No obstante, en un nivel de experiencia
más inmediato, la gente que lucha con la
individuación concretamente en la vida
diaria, por lo general no ve con claridad
que existe tal sutil armonía entre sus op-
ciones individuales y el orden moral. De
hecho, con frecuencia, estas dos áreas de
interés parecen divergir de forma radical,
la una exigiendo la opción individual
y la responsabilidad, y la otra exigiendo
conformidad ante las reglas sociales y
costumbres. Comúnmente, ningún proce-
so de individuación llega muy lejos sin
pasar o sobrepasar las tradiciones y cos-
tumbres del colectivo en el cual uno vive.
El conformista no es una personalidad de
individuación. Entonces, ¿la individua-
ción no desobedece estándares morales
en cierta medida? ¿No existe entre ellos
un conflicto inherente? Éste es un proble-
ma que muchas personas enfrentan dia-
riamente en sus vidas.
Me gustaría formular dos preguntas
que tienen que ver con la relación entre la
individuación y la ética: me pregunto pri-
mero si la ética tiene una función vital y
crucial en el proceso de individuación tal
como lo describe la psicología analítica
y se observa durante el análisis. Me pre-
gunto luego si la individuación tiene una
función en el desarrollo de la ética. Parto
del principio de que tanto la individua-
ción como la ética son procesos abiertos y
dinámicos, no programas predetermina-
dos y rígidos. La individuación se va des-
plegando a lo largo de la vida de una per-
sona y está llena de ambigüedades, cami-
nos falsos y tendencias contradictorias.
Ética no significa primero y principal-
mente un conjunto de reglas concretas y
códigos que hay que seguir, se trata más
bien de una reflexión sobre la acción des-
de una perspectiva moral.Tanto la indivi-
duación como la ética implican un esfuer-
zo humano constante por incorporar más
plenamente el sí-mismo arquetípico se-
gún éste se presente en un momento y un
lugar específico, ya sea individual o cultu-
ral. Lo interesante es ver cómo se inter-
sectan, se retan y, finalmente se fomentan
la una a la otra.
Para la psicología, individuación signi-
fica ante todo el hacerse consciente de
quién se es, de qué se es –y qué no se es–.
Significa, por un lado, reconocer la pro-
pia singularidad y particularidad («yo»
como centro de la consciencia) y, por otro
lado, reconocer el propio arraigo y parti-
cipación en el orden universal, arquetípi-
co, humano en general.Es la propia indi-
vidualidad o, dicho de otra manera, el
«que» y el «aquello» que se es, o sea, la
propia «verdad». Como sabemos, esta
conciencia no sucede con un definitivo
«ajá», ocurre más bien como un desplie-
gue paulatino y desigual a lo largo de
una vida. Individuación no quiere decir
amoldarse a una identidad particular y
apegarse a ella por el resto de la vida. De
hecho, la identidad consciente es fluida y
va cambiando de manera profunda a me-
dida que se envejece. La individuación
trata en lo posible de abarcar la persona-
lidad total (el sí-mismo) en toda su com-
plejidad y en cada una de sus vivencias
manifiestas. Mientras se existe, no se deja
de descubrir y vivenciar nuevas facetas
de la psique, sea ésta personal o colectiva.
Este proyecto de hacer conciencia de
quién y qué se es como individuo no re-
sulta posible sin vivir una gama variada
y amplia de experiencias.A la individua-
ción no se llega por medio de la simple
introspección y reflexión acerca de la vi-
da en general.A ella se llega viviendo una
vida específica, la cual esboza muchos, si
no todos, nuestros potenciales como seres
humanos, incluyendo potenciales en
sombra y luego reflexionando sobre estas
experiencias, descubriendo en ellas los
aspectos característicos que llamamos
persona, sombra, ánima y animus, com-
plejos, patrones e imágenes arquetípicos,
y así sucesivamente.
En cada paso importante de este cami-
no hacia la individuación se nos presen-
tan problemas y preguntas de índole
ética. La individuación llama a tomar
muchas decisiones y, ¿qué decisión im-
portante está libre de problemas éticos?
Preguntas de igualdad, justicia, relacio-
nes objetales adecuadas, obligaciones pa-
ra con uno mismo y otros, todas juegan
su parte, durante cada decisión impor-
Pájaro, El arquitecto, 1996
tante que uno toma.Algunas veces, las
respuestas a estas preguntas son muy di-
rectas y fáciles de descubrir revisando el
código moral o considerando reglas con-
vencionales que controlan el comporta-
miento en una sociedad específica o espa-
cio cultural determinado. Dado que mu-
chas personas ya han atravesado estos
caminos, está disponible un cuerpo de re-
flexión y deliberación consciente. Uno
puede pedir ayuda al cura o al rabino.
Sin embargo, en algunos casos las reglas,
o bien no aplican o bien no satisfacen las
necesidades del proceso de individuación.
La individuación exige irracionalmente
(parece) ir más allá o fuera de lo conven-
cional. Para lograr vivir una vida auténti-
ca, ocasionalmente uno debe «salirse con
la suya» y asumir plena responsabilidad
por las propias acciones no convenciona-
les. La presión hacia la individuación vie-
ne desde adentro, y este movimiento pue-
de, y frecuentemente así sucede, entrar en
conflicto con lo que el entorno social de-
fiende o condena.Típicamente, se llega a
este punto cuando las expectativas socia-
les han sido más o menos satisfechas y se
las ha encontrado insuficientes, insatis-
factorias o desventajosas para la satisfac-
ción de importantes necesidades y deseos
personales. El ajuste entre lo individual y
lo colectivo es imperfecto, en el mejor de
los casos, y con frecuencia las normas so-
ciales o son muy restrictivas, o no vienen
al caso, o son nocivas para la salud. En
esos momentos, la individuación requiere
romper dichos patrones y costumbres y
violar las prescripciones culturales o reli-
giosas. Es posible que esto se deba a un
percatarse de que la cultura «no funcio-
na» y que sus reglas y costumbres resul-
tan poco éticas e inmorales cuando se las
considera desde un punto de vista más
ÉTICA DE LA INDIVIDUACIÓN 15

individual2. De cualquier forma, llega el
momento en que una exigencia interna
no es satisfecha por los patrones conven-
cionales de actitud y comportamiento. La
individuación exige algo que la sociedad
no ofrece de forma libre y gratuita 3.
Típicamente, los individuos alcanzan
una perspectiva crítica de las costumbres
y tradiciones sociales mucho antes de
que la sociedad lo haga, y los valores de
la comunidad, a veces, se quedan atrás
por décadas y generaciones. El racismo y
el sexismo, por ejemplo, eran (y aún son)
condenados en muchas áreas del mundo,
y el individuo que lo cuestiona o forma
relaciones fuera de estas normas debe es-
tar preparado para lidiar con una gran
cantidad de reacciones abusivas que son
colectivamente aprobadas y, en ocasio-
REVISTA VENEZOLANA DE
16 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
nes, reforzadas de manera violenta.
Los ejecutores de los estándares morales
no son conocidos por su misericordia y
comprensión.
En esta etapa de la individuación, el
compás moral no es externo. Uno no pue-
de simplemente consultar un libro o una
persona y tomar su consejo. Sociedad,
cultura y religión pueden juntar fuerzas
para oponerse ante un movimiento espe-
cífico en el proceso de individuación de
una persona. El problema de la orienta-
ción y la decisión ahora recae sobre el
individuo. Es el individuo quien debe to-
mar responsabilidad por la respuesta a la
pregunta «¿sí o no?» sin el apoyo de la
cultura o de las tradiciones religiosas, el
consenso colectivo o normas generalmen-
te aceptadas. Incluso si uno está de acuer-
Pájaro, Falsete, 1994
do con Jung cuando él escribe, «la mora-
lidad en sí es un atributo universal de la
psique humana» (1958: 833) esto no signifi-
ca que los detalles están cubiertos o que
un llamado a la moralidad mantendrá a
la policía en receso. Sólo el principio ge-
neral subyacente a la moralidad –la justi-
cia– es arquetípico, pero el qué hacer en
casos concretos y cómo aplicar el sentido
arquetípico de la moralidad no están da-
dos. La cuestión de la justicia social pue-
de ser discutida en muchos sentidos y
puede tener muchos y diversos resulta-
dos.Al individuo le toca decidir sobre
una interpretación particular en un caso
específico.
Probablemente, en momentos de crisis
como éste, uno intuye o siente la guía de
una «ley superior» o un «daimon» –una
presencia arquetípica basada en una
imagen de justicia o equilibrio– que ofre-
ce alguna perspectiva o algunas sugeren-
cias. Sin embargo, incluso esto es con fre-
cuencia de poca ayuda en casos específi-
cos. Por lo tanto, uno puede con facilidad
retractarse y rehusarse a tomar una deci-
sión de forma indefinida, hundiéndose en
un estado de confusión e incertidumbre.
El imperativo moral detrás de la concien-
cia puede implorar una respuesta, pero
uno no puede reconciliar esos conflictivos
opuestos internos. La voz de uno dice
«sí», la del otro, «no», y el resultado es una
parálisis.
Éste es el momento crítico al cual Jung
alude varias veces en su último ensayo,
«Una visión psicológica de la concien-
cia». Allí habla de un «conflicto de debe-
res», cuando una opción cancela a la otra
y ambas partes claman a favor del impe-
rativo categórico de Kant 4. Mientras
un resultado puede ser parálisis y estan-
camiento, puede ser que emerja una
posibilidad más peligrosa: la «posesión»
por una fuerza arquetípica que promete
un camino hacia adelante, una «vía supe-
rior», un «destino» y una certeza absoluta.
A primera vista, esto parece una respues-
ta dada por Dios al problema del conflic-
to insoluble: la vox Dei 5, una forma más
elevada de conciencia individual, parece
haber intervenido y ofrecido guía. Uno
comienza a sentir que una «fuerza supe-
rior» está guiando el camino, que uno es-
tá siendo dirigido por una presencia irra-
cional que conoce el camino venidero.
Generalmente, esta convicción induce a
una inflación radical y conduce a un peli-
groso desprecio de las opiniones e intere-
ses ajenos, otras personas son tratadas
como medios y sus intereses no son consi-
derados como valiosos en sí mismos. Éste
es un tipo de conciencia que Jung apro-
piadamente llama conciencia «incorrec-
ta»: «además de la forma “correcta”de la
conciencia hay una “incorrecta”, una
que exagera, pervierte y transforma lo
malo en bueno y lo bueno en malo… y
hace eso con la misma compulsividad y
las mismas consecuencias emocionales
de la forma “correcta”de la conciencia»
(1958: 835). Muchos de los individuos más
destructivos están firmemente convenci-
dos de lo correcto de sus acciones, puesto
que ellos se encuentran en un estado de
posesión por una imagen arquetípica o
una idea que los infla y los lanza, a ellos
y a otros detrás de ellos, inadvertida y
ciegamente hacia los niveles más profun-
dos de políticas de la sombra en nombre
de una «visión superior».Y su capacidad
destructiva está apoyada por la «con-
ciencia moral», es decir, por una firme
convicción interna de corrección, recti-
tud y misión. Las revoluciones francesa,
rusa y china ofrecieron vívidos ejemplos
de este exceso. Uno recuerda también a
los dedicados nazis, quienes creían com-
pleta y sinceramente en el «ideal» del Ter-
cer Reich y en la justicia de su causa ra-
cista, o a los religiosos fundamentalistas
terroristas de nuestro propio tiempo6.
Este tipo de «conciencia incorrecta»
puede fácilmente entrar en juego en las
vidas de los individuos mientras luchan
por tomar en serio sus más profundas in-
clinaciones y tendencias psicológicas y
procuran individuarse. Conspira con la
necesidad del ego de protegerse de la crí-
tica. Cuando la individuación se sale de
los paradigmas colectivos de convención,
corre el riesgo de caer en un estado de po-
sesión por una figura arquetípica que usa
la vox Dei en su nombre. Esto ofrece una
maravillosa justificación contra el senti-
miento de culpa que inevitablemente
aparece cuando se violan las tradiciones
morales y los valores convencionales de
la sociedad. La conciencia se invierte y
luego descarta de forma arrogante las tra-
diciones y costumbres de la sociedad co-
mo inferiores ante el propio punto de vis-
ta «superior» 7.Tomado por esta inflación,
uno se siente liberado de todas las reglas
externas y códigos morales, superior a
ellos, más allá de su alcance, como un su-
perhombre nietzcheano que se ha elevado
«por encima del bien y del mal». He aquí
una forma degradada de reflexión ética,
patrocinada por la «conciencia incorrec-
ta», engendrada en la conciencia que co-
mienza a hablar, en nombre de la visión
daimónica, a favor de una «visión ética»
sobre la cual se apoya el ego inflado.
Al llegar a este punto, la ética ha perdi-
do su relación con el Tao y lleva a sus
adeptos por un sendero retorcido hacia
un desierto moral. De hecho, en ese mo-
mento, la ética se ha convertido en un
rehén de la posesión arquetípica que le
presta su voz al dios demoníaco de turno.
Ahora, parece ser la propia responsabili-
dad ética la encargada de seguir los
comandos de este dios hasta las últimas
y amargas consecuencias, a toda costa.
Bien sea inculcado por un orden social
demoníaco o por una identificación indi-
vidual con una imagen o idea arquetípi-
ca, esto conlleva a un estado de corrup-
ción y opresión en el cual el ego no tiene
acceso al sí-mismo. Se trata de un profun-
do estado de confusión moral descrito co-
mo una pesadilla por el gran texto gnós-
tico, el Evangelio de la Verdad 8.
La respuesta psicológica a este estado
de inflación y confusión es más indivi-
duación. La individuación, en su decisivo
y primer momento –separación–, exige
tomar distancia de todas la identidades
e identificaciones, por numinosas y con-
vincentes que sean9. La inflada «persona-
lidad mana» no es el ser humano indivi-
duado, a pesar de que, usualmente, él
pretenderá ser tal (1958: 311). En semejan-
te coyuntura, el imperativo de la indivi-
duación exige resistencia a la identifica-
ción responsable de la inflación y su con-
secuente «conciencia incorrecta»; busca
en cambio una separación más decisiva,
distancia y reflexión independiente.Aquí
puedo ver al hacedor de lluvia apartán-
dose sabiamente del colectivo y yendo
hacia su cabaña, en donde, en soledad,
puede alcanzar distancia, reflexionar y
reconectarse con el Tao.
Uno podría decir que aquí la individua-
ción habla en pro de una «ética superior»,
en pro de una reflexión ética que no se
somete a patrones, imágenes o ideas ar-
quetípicas que distraen y provocan infla-
ción, sino que, por el contrario, se separa
y conserva la capacidad de juzgar a los
ÉTICA DE LA INDIVIDUACIÓN 17

dioses. Elevándose por encima y más allá
de ellos, el sí-mismo, representado en la
idea del Tao y en figuras míticas de supre-
mo desapego y equilibrio como la diosa
egipcia Maat y la diosa griega Themis,
apoya esta noción de una ética más eleva-
da10. La severa ética de la individuación
se eleva por encima del código moral de
la comunidad, deja atrás la adhesión a la
vox Dei y va más allá de todas las formas
de identificación con voces colectivas, re-
glas, imágenes o convicciones religiosas
y, reflexivamente, examina la situación
bajo la protección y el auspicio de la ima-
gen arquetípica e incontaminada del Tao
(el sí-mismo)11.
Esto nos introduce al segundo gran
movimiento de la individuación: la inte-
gración de (no identificación con) una
imagen arquetípica trascendental segui-
da de la separación de todas la anteriores
y perturbadoras identidades e identifica-
ciones. Es por esta vía que el hacedor de
lluvia se coloca a sí mismo en orden y ar-
monía con el Tao. Él se separa (entra en
una cabaña al margen de un pueblo) y
desde allí se conecta privadamente con el
arquetipo de la unidad y el orden (Tao),
no a través de la identificación y la infla-
ción. El hacedor de lluvia se alinea con
el Tao.
En este doble movimiento de individua-
ción –separación e integración– también
se puede descubrir un potencial para la
posterior individuación de la ética misma.
Por individuación de la ética quiero decir
la subsiguiente encarnación de la idea
arquetípica de justicia, un orden moral
trascendente 12. Dado que esto requiere la
extensión y elaboración de la reflexión
ética en territorios y campos en donde no
ha sido considerado, especialmente en re-
lación con situaciones y diferencias indi-
viduales, así como con nuevos movimien-
tos culturales, la experiencia enseña que
este trabajo se hace mejor dentro de co-
munidades y por personas experimenta-
das en este tipo de reflexión. La elabora-
ción de la ética es una empresa comple-
tamente consciente, a pesar de que su
ímpetu inicial y sus basamentos más pro-
fundos son, usualmente, inconscientes y
REVISTA VENEZOLANA DE
18 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
arquetípicos. Prácticamente hablando, es
casi imposible, para el individuo involu-
crado, obtener la objetividad requerida
por este tipo de reflexión ética compleja.
El arquetipo moral (justicia), traído a la
conciencia de la comunidad por indivi-
duos y sometido a reflexión por mucha
gente ante situaciones únicas y nuevas,
puede, de esa manera, alcanzar una ulte-
rior encarnación en áreas nuevas y espe-
cíficas de la experiencia y la aplicación.
Éste se convierte en un asunto de impor-
tante urgencia cuando el individuo y los
desarrollos culturales/sociales exceden
críticamente la conciencia colectiva y
traen a colación esferas de la actividad
humana en donde las consideraciones y
puntos de vista éticos aún no han sido
elaborados.
Éste fue el caso, por ejemplo, con
respecto al psicoanálisis y la psicoterapia
en los primeros años del siglo XX, cuan-
do los tipos de relaciones desarrolladas
en estos contextos eran nuevas y desco-
nocidas. Pasaron muchas décadas hasta
que la ética se puso al día y elaboró deta-
llados códigos de conducta para terapeu-
tas que tomaban en consideración los
matices y sutilezas de la transferencia y la
contra-transferencia, áreas de sensibili-
dad y vulnerabilidad psicológica que no
habían sido consideradas. Relaciones
duales y múltiples debían ser observadas
y reflexionadas desde el punto de vista de
la comprensión analítica de la transferen-
cia. En décadas recientes, han surgido có-
digos y lineamientos éticos para atender
estas nuevas situaciones, para asegurar el
tratamiento justo de pacientes conside-
rando las delicadas situaciones en que se
encuentran durante la psicoterapia13.
En una escala social más amplia en
nuestros días, por lo menos en las cultu-
ras occidentales, el surgimiento y el avan-
ce del feminismo, las relaciones consen-
suales y homosexuales duraderas y los
avances médicos (tales como aquellos re-
lacionados a la extensión de la vida bajo
terribles circunstancias, embarazo asisti-
do, ingeniería genética, etc.) han genera-
do profundas reflexiones y debates en
torno a temas vinculados con –e implica-
dos en– la ética. Son reflexiones actual-
mente en curso y aún no se vislumbra su
culminación.Todas giran alrededor de
preguntas sobre la individuación y la res-
ponsabilidad ante uno mismo y los
demás, siendo la justicia (en ocasiones
enunciada como derechos humanos) el
asunto central. Los valores culturales
también juegan un papel, pero a la larga
estos son menos decisivos que la idea ar-
quetípica de justicia y la presión para que
ésta se realice más plenamente en la vida
cultural.
Finalmente, diré algunas palabras acer-
ca de la sincronicidad en relación con la
individuación y el fenómeno de la con-
ciencia moral, para retomar el elemento
mágico mencionado con anterioridad a
propósito de la historia del hacedor de
lluvia. Jung notó, o descubrió, que un
patrón arquetípico fuertemente consteli-
zado a menudo se acompaña de sincroni-
cidades. Dado que el proceso de indivi-
duación, típicamente, trae de manera
poderosa al tapete energías arquetípicas
mientras atraviesa fases importantes
–los períodos de transformación–, la sin-
cronicidad lo acompaña. Cuando la indi-
viduación sobrepasa las fronteras de las
normas colectivas y sociales, el factor ar-
quetípico de la conciencia se consteliza.
Sin embargo, puede que esto no deje una
marca en la conciencia. Si la voz de la
conciencia (la llamada vox Dei) es repri-
mida o simplemente se mantiene incons-
ciente por alguna razón defensiva, afecta-
rá a la persona de forma inconsciente
–sueños, síntomas compulsivos, etc.14–,
pudiendo también tocar niveles psicobio-
lógicos y así engendrar fenómenos psico-
somáticos y de carácter sincronístico 15.
Por el contrario, si la voz de la conciencia
es escuchada y sentida con profundidad
internamente, la reflexión consciente
puede traer justicia en forma de culpa a
nivel psicológico, y esto puede reducir la
probabilidad de sincronicidad. En todo
caso, debe darse una restitución para que
la justicia sea satisfecha, de lo contrario,
fenómenos psicosomáticos u otros de
carácter sincronístico permanecen como
fuertes posibilidades para que se mani-
Pájaro, Casa amarilla, 2000
fieste la justicia en el individuo culpable.
Para las personas que se individúan en
un grado importante y se mueven fuera
de los linderos del código moral colecti-
vo, el castigo es inevitablemente cierta
cantidad de culpa en este asunto.Al final,
es posible que se sientan obligados a de-
volver a la sociedad y el colectivo un be-
neficio igual a la libertad que ellos han
obtenido yendo más allá de las fronteras.
Reconocen una obligación devolver algo
a los demás y a la comunidad. Muchas
obras caritativas y fundaciones han sur-
gido a partir de esta motivación.Aquellas
personas cuya individuación les ha traído
abundancia excesiva, sea debido a su avi-
dez, sus brillantes dotes o simplemente a
su buena fortuna, con frecuencia sienten
la responsabilidad de poner dinero al ser-
vicio de la humanidad. Las insinuaciones
de justicia lo exigen16. Como Jung expre-
sa en una conferencia titulada «Adapta-
ción, individuación, colectividad», la per-
sona que está en el proceso de individua-
ción «debe traer ante los demás valores se puede generar un proceso que inspire Resumiendo: en muchos momentos
que sean sustitutos equivalentes a su au- orden y armonía en el mundo circundan- y etapas de la individuación colectiva
sencia en la esfera colectiva personal. Sin te. Para evitar el enorme problema del po- e individual, el código moral basta para
esta producción de valores, la individua- der y el potencial de inflación, uno se ve guiar opciones y decisiones, porque mu-
ción final es inmoral» (1976: 1095). Contri- obligado a decir, como el hacedor de llu- chas personas han estado antes en el mis-
buir con algo de valor equivalente a la co- via chino, que no se es responsable. Uno mo territorio y han aportado su reflexión
munidad humana sirve para resolver el no está haciendo nada. La energía simple- ética a los asuntos relativos a la indivi-
sentimiento de inmoralidad que a menu- mente aparece y hace su propio trabajo. duación. Es posible aprender de sus ex-
do acompaña la individuación. Existe un mito judío acerca de treinta y periencias y seguir adelante sin causar
Puesta bajo una luz más positiva, la in- seis hombres justos (Lamed-Tov) que son daño a la individuación.Aquí, la interna-
dividuación también puede contribuir «los corazones del mundo multiplicados» lización de reglas morales y de códigos y
sincronísticamente a un mayor estado de y que mantienen el mundo a flote gracias lineamientos éticos es suficiente para sos-
bienestar. Entrando de manera conscien- a su existencia (Schwartz-Bart, 2000).A me- tener las decisiones necesarias. Los man-
te en relación con las energías arquetípi- nudo no saben quiénes son y no tienen datos internos específicos que Freud lla-
cas de equilibrio y orden en el sí-mismo, conciencia de que ellos están sosteniendo mó el «súper-ego» 17 y sobre los cuales
como aparentemente lo hizo el hacedor la empresa humana con su casi invisible Jung escribió como el aspecto moral de la
de lluvia, se pueden tocar niveles psico- esfuerzo interior. Si ellos supieran la gran conciencia (distinto del ético) son
biológicos que producen resultados psico- importancia de su trabajo, se inflarían in- suficientes hasta que uno llega a un pun-
somáticos sanadores. Sincronísticamente, defectiblemente. to decisivo que produce «un conflicto de
ÉTICA DE LA INDIVIDUACIÓN 19

Pájaro, La otra orilla, 1997
deberes» o requiere la elección de una op-
ción que contradice las convenciones y
reglas fijadas por la sociedad. Cuando la
individuación exige sobrepasar o salirse
de los códigos morales establecidos y de
la sabiduría ética, es cuando la concien-
cia interviene y muestra la necesidad de
reflexión consciente acerca de la tenden-
cia del impulso de individuación. Nos
preguntamos entonces: ¿la justicia está
siendo servida en otro sentido? ¿Esta vio-
lación acomodará las cosas en otra direc-
ción y servirá un propósito más valioso
que aquél de la mera conformidad? Con
frecuencia, es allí precisamente donde la
ética necesita evolucionar, desarrollarse y
dar nuevos pasos en el camino de su pro-
pia individuación. En estos casos, la ética
de la individuación y la individuación de
la ética avanzan en tándem, a pesar de
que la vivencia es difícil, a menudo car-
gada de culpa y ansiedad y saturada con
el riesgo de inflación. La elaboración del
REVISTA VENEZOLANA DE
20 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
arquetipo de justicia, una expresión del
sí-mismo, continúa al tiempo que los in-
dividuos humanos y las culturas evolu-
cionan, cambian y se adentran en áreas
nuevas y desconocidas.
Notas
1. Platón también describió tal estado de armonía
relevante entre individuo, sociedad y cosmos:
«Una teoría ética antigua como la República, de
Platón, exponía que una persona justa en una
sociedad justa debía ser entendida como una per-
sona con una psique armónicamente estructurada
localizada en una sociedad armónicamente orde-
nada, la cual, por su parte, estaba ubicada en un
cosmos armónicamente ordenado. La idea de que
la armonía cubría de ancho a largo el camino
daba un sentido de propósito –y por ende con-
fort– a la vida humana» (Lear, 2005: 197).
2. Para un ejemplo histórico de esto, refiero al lec-
tor a La verdad de Gandhi, de Erik Ericsson.
3. Tolstói describe majestuosamente tal situación
en su gran novela Anna Karenina.
4. «Yo no debo actuar jamás, excepto de tal
forma que pueda desear que mi máxima se con-
vierta en una ley universal» (Kenny, 1994: 191).
5. Éste es el término preferido por Jung para refe-
rirse a la conciencia.
6. Jung ilustra este punto en su ensayo como
sigue: «[…] la forma primitiva de la conciencia es
paradójica: quemar a un hereje es, por un lado, un
acto virtuoso y meritorio –tal como Juhn Hus
mismo, irónicamente reconoció cuando, bound to
the stake, espió a una anciana tambaleándose
hacia él con un paquete de faggots, y exclamó:
“O sanct simplicitas!” –y, por el otro lado, una
brutal manifestación de crueldad y salvaje sed de
venganza» (1958: 845).
7. Jung discute esto en CW 7 bajo el título de
«mana personality».
8. Ver mi comentario sobre este texto, La crítica
gnóstica, pasado y presente.
9. Ver el capítulo primero de mi libro El principio
de la individuación para una discusión completa
acerca de los dos movimientos de la individua-
ción.
10. Para una discusión acerca de estas figuras en
relación con la conciencia, ver mi libro Conciencia
solar/Conciencia lunar.
11. Esto es lo que, creo yo, Erich Neumann estaba
buscando para describir en su brillante trabajo,
Psicología profunda y una nueva ética. Él estaba
tratando de resolver el problema del mal inclu-
yendo una reflexión sobre su realidad más profun-
da dentro del contexto de la individuación, en
lugar de separar la sombra, rechazarla y luego
proyectarla sobre otros y atacarlos.
12. Éste no es el lugar para adentrarse en una dis-
cusión sobre los basamentos de la ética. Sin embar-
go, desde un punto de vista psicológico es suficiente
decir que la ética está fundamentada en un aspecto
arquetípico de la psique. La ética no es simplemente
un juego de reglas inventadas aleatoriamente por
comunidades con el propósito de producir confor-
midad y asegurar las estructuras sociales. Las cos-
tumbres y tradiciones sociales son con frecuencia
retadas por la reflexión ética, la cual se basa en las
intuiciones e imágenes inicialmente ofrecidas por la
idea arquetípica de justicia, y posteriormente plas-
mada en más reglas específicas y normas.
13.Ver el ensayo de Hester Solomon, «La actitud
ética en el entrenamiento y práctica analítica», para
obtener el mejor escrito contemporáneo junguiano
sobre este punto.
14. Jung inicia este ensayo con un caso similar de
conciencia reprimida y sueños consecuentes. Una
vez tuve una paciente cuyo esposo se sentía forzado
a hacer una confesión abierta de sus múltiples rela-
ciones adúlteras debido a pesadillas que tenía. Se-
gún éstas, él iba al infierno y era torturado por sus
pecados. Él era un judío no religioso, quien sin em-
bargo experimentaba un infierno católico en sus
pesadillas. Después de su confesión, las pesadillas
desaparecieron.
15. Como complemento, puede asumirse que los SCHWARTZ-BART,A. (2000). The Last of the Just.
criminales que están inconscientes de su culpa son Woodstock y NuevaYork:The Overlook Press.
capaces de constelizar el arquetipo de justicia, el SOLOMON, H. (2004). «The ethical attitude in
cual traerá de forma sincrónica (y agresiva) el siste- analytic training and practice». En Analytical
ma de justicia a sus mundos. Los griegos llamaban Psychology: Contemporary Perspectives in Jungian
a este ángel castigador Némesis. Analysis, Hove y NuevaYork: Routledge.
STEIN, M. (1993). Solar Conscience/Lunar
16. Uno piensa en los americanos como John D. Conscience. Illinois: Chiron Publications.
Rockefeller,Andrew Carnegie, y más recientemente —. (1995). «The Gnostic Critique, Past and Present».
Bill Gates y Warren Buffet. En The Allure of Gnosticism Chicago: Open Court.
—. (2006). The Principle of Individuation.
17. En la teoría de Freud, el súper-ego es energiza-
do por la agresión dirigida hacia el yo y formada a Agradecimiento
partir de contenidos derivados de las reglas y cos- Nuestro especial agradecimiento a Pájaro por las
tumbres sociales. Su función es restringir la liber- enriquecedoras imágenes que ilustran este artículo.
tad del ego y controlar la liberación de impulsos Para conocer más de este fantástico artista plástico
del id.Ver Freud, de Jonathan Lear, capítulo sépti- venezolano, auténtico creador de símbolos, infatiga-
mo («Moralidad y religión») para una excelente ble explorador del inconsciente y de los enigmas de
descripción crítica. la psique y el espíritu, puede consultar la página
web: w w w. p a j a r o - a r t . c o m
Reseña biográfica
Murray Stein estudió en la Universidad deYale, en
el Instituto C. G. Jung de Zúrich y en la Universidad
de Chicago. Docente de esta última universidad.
Ex presidente de la International Association for
Analytical Psychology (IAAP). Entre sus numero-
sas publicaciones destacan Practicing Wholeness
(1966), Transformation: Emergence of the Self
(1998), la rigurosa colección Jungian Analysis
(1995) y los recientes libros traducidos al español
El mapa del alma según Jung (2004) y El principio
de la individuación (2007).
Referencias bibliográficas
FINGARETTE, H. (1972). Confucius – The Secular
as Sacred. NuevaYork: Harper Torchbooks.
JUNG, C. G. (1976). «Adaptation, Individuation, Co-
llectivity». En Collected Works 18, Princeton: Prin-
ceton University Press.
—. (1958). «A Psychological View of Conscience».
En CW 10, Princeton: Princeton University Press.
—. (1997). Visions. Notes of the Seminar Give in
1930-1934. Princeton: Princeton University Press.
KENNY,A. (1994). «Decartes to Kant». En The Ox-
ford History of Western Philosophy, Oxford:
Oxford University Press.
LEAR, J. (2005). Freud. NuevaYork y Londres:
Routledge.
NEUMANN, E. (1949). Depth Psychology and a New
Ethic. NuevaYork: G.P. Putnam’s Sons.
ÉTICA DE LA INDIVIDUACIÓN 21
a Soberbia.
Aspectos arquetipales
de la sombra.
Hybris y Némesis
MAGALY VILLALOBOS
Considerado el principal de los pecados capitales, no sólo es de gran importancia
en la civilización cristiana y en la actualidad, sino también jugaba un papel impor-
tantísimo en la cultura griega antigua. La autora hace un amplio despliegue de la
simbología de la soberbia desde la antigüedad hasta nuestros días, pasando por
momentos clave de la historia de la cultura, que nos permiten entender con más
amplio espectro la soberbia como sombra.
cia la expulsión y, por lo tanto, la posibili-
dad de transformación y conciencia. El
hombre desprecia y subestima el manda-
to divino y su arrogancia y desobediencia
lo llevan a la caída, el pecado original, he-
rida que irá transformando en cuanto
transgreda y, por ende, haga conciencia.
Nominalmente, la soberbia es el sus-
tantivo que indica la acción de sobresalir,
superar, destacar, exhibir. Siempre que
se encuentre alguna nota distintiva que
arrastre a la singularidad, a la excepción,
se puede hablar entonces de soberbia.
Asimismo, se define la soberbia como en-
greimiento del ánimo y apetito desorde-
nado de ser preferido a los demás, pues
en ello hay exceso, siendo éste caracterís-
tico de aquélla.
Este concepto se interrelaciona con el
orgullo o vanagloria, que correspondería
a la jactancia del propio valer, presunción
y altivez, lo que conlleva a altanería y
arrogancia, signos todos del poder. La
vanidad o vanagloria se precipita hacia
fuera, necesita de espejos, de la adulación
externa, busca y se alimenta de la compa-
ración. La soberbia, en cambio, implica
un afán de gloria, de excelencia personal
con desprecio de la grandeza de Dios.
Hay que diferenciar entre el vanidoso
y el soberbio. El vanidoso precisa de la
Jardín del Edén:
Jean Duc de Berry, Les tres riches heures, siglo XV
adulación y, cuando la echa en falta, di-
Es el principal de los pecados capitales, funde sus éxitos a los cuatro vientos para
cabeza de todos los restantes pecados. Se- sentirse reconocido. El soberbio precisa
gún los escritos judeocristianos de la Bi- del halago, mas desconfía de quien se lo
blia, por esta falta el hombre fue expulsa- brinda, al punto de correr el riesgo de
do del jardín del Edén, del Paraíso. Es convertirse en un solitario arrogante o un
una transgresión directa contra Dios, en antisocial. El vanidoso necesita saberse
cuanto el transgresor cree tener más po- el mejor o en caso contrario se convierte
der y autoridad que aquél. El hombre se en víctima; el soberbio se sabe el mejor.
sintió capaz de pasar por encima de la Santo Tomás de Aquino refiere que este
prohibición de no comer del árbol del co- pecado puede ser considerado bajo dos
nocimiento, obteniendo como consecuen- aspectos:
REVISTA VENEZOLANA DE
22 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Jacques Legrand, El libro de las buenas
costumbres, 1490
A nivel general, de la soberbia proce-
den todos los pecados, bien porque éstos
se ordenan a partir de la propia excelen-
cia, bien porque el hombre desdeña las
leyes divinas.
Como pecado específico, la soberbia se
distingue de la presunción, la ambición y
la vanagloria, porque si bien todas coinci-
den en apetecer grandeza, la soberbia la
apetece en todos y cada uno de los órde-
nes, mientras que las otras lo hacen en ór-
denes parciales (dignidad, riqueza, fama).
San Gregorio propone cuatro especies
de soberbia:
1° Creer que el bien poseído deriva de
sí mismo.
2° Pensar que los dones concedidos
gratuitamente por Dios son merecidos.
3° Jactarse de poseer lo que no poseen
otros.
4° Despreciar a los demás, con la am-
bición de que sólo brille el propio bien.
La suprema soberbia es diabólica. Es el
pecado de Satanás y sus seguidores en el
mundo de los ángeles. Es el supremo pe-
cado en el mundo de los hombres (citado
por Abascal, 2007).
La virtud que se opone a la soberbia es
la humildad, la cual implica aceptación
de la propia realidad ante lo divino, de la
pequeñez ante la grandeza de Dios.
El orgullo, la soberbia y el deseo de re-
conocimiento son tentaciones tan pode-
rosas que el ejercicio de conciencia que se
requiere para frenarlas es a menudo muy
exigente.
Dice María Zambrano: «La vanidad
podrá ayudarnos a ganar dinero, a gran-
jearnos algún admirador que quizás de-
venga en amigo, a apuntalar nuestra au-
toestima, pero no ha de ir a más, porque
si la alimentamos, no tendrá límites, y al
final aspirará a ocupar el lugar de lo que
no puede estar contaminado por ella. No
podemos olvidarla, porque su naturaleza
no se conforma, es invasora, parásita, y
hay que observarla siempre de reojo para
que no se asiente en el lugar sagrado.
Para lo cual no se me ocurre otro camino
que el de la sinceridad, el de la atención
al impulso que nos mueve, el de mostrar
la confusión cuando puede disfrazarse,
pretender ser honesta y natural (su dis-
fraz más sutil), pero no puede, por mucho
que intente, trasmitir la maravilla. No
atesora, porque, al existir en la mirada
del otro, cuando el otro desaparece no
queda nada.Vanidad de vanidades,“hin-
chazón de algo que no ha logrado ser y se
hincha para recubrir su interior vacío”»
(citado por Pérez, 2001).
Se halla relato a propósito de la rebe-
lión de los ángeles en el libro apócrifo
de los Secretos de Enoc.También en el
Apocalipsis, Juan de Patmos señala con
dedo firme a Satán como el ángel de la
rebeldía, el caído, el viejo Dragón cuya
«cola arrastraba un tercio de las estrellas
del cielo [que] arrojó sobre la tierra…
el llamado “Diablo”y “Satán”, el seductor
del Universo, fue precipitado a la tierra
y sus ángeles con él» (Nácar y Colunga,
1972:12: 9-15).
Se examinan a continuación siete
leyendas sobre esta caída.
La sombra de Dios
En un principio, el Diablo significaba el
aspecto oculto de Dios. Mal’ak –como fue
nombrado– representaba la parte de Dios
vuelta hacia la humanidad, un concepto
que se tradujo al griego de forma extra-
ña, como angelos o mensajero.
En realidad, este emisario constituía la
parte de Dios en la sombra, capaz de co-
municarse con los mortales, puesto que la
parte resplandeciente era demasiado in-
tensa para que los humanos pudieran so-
portarla.
Libre albedrío
Orígenes de Alejandría afirmaba que
Dios creó un número de inteligencias an-
gélicas iguales y libres y, gracias a su libre
albedrío, unos se alejaron y se apartaron
del origen. Los que cayeron más lejos del
centro adoptaron un cuerpo humano,
mientras que los que llegaron aún más
lejos se convirtieron en demonios.
Lujuria
En las escrituras de Enoc se plantea
que doscientos vigilantes o hijos de Dios
descendieron al monte Hermón y enseña-
SOBERBIA 23
 ron a los hombres las artes de la civiliza- nes sucumben a la irrefrenable ambición impacto de un rayo. La fuerza del cho- un tipo de deseo que «atolondrada y de- conforma con su condición de mortalidad
ción. El problema surgió cuando sus acti- de ocupar el espacio divino. que arranca la cima almenada de la to- sordenadamente nos tira hacia el placer y transgrediendo de forma continua con su
vidades extraprofesionales incluyeron la En otra simbología, una imagen de or- rre, en cuyo interior penetra el fuego. llega a predominar en nosotros», y añade fuego prometeico los límites divinos.
prohibida seducción de las hijas de Adán. gullo la vemos en la Carta VII del tarot, el De las tres ventanas salen furiosas llamas que a este impulso se le ha dado el nom- Si bien es cierto que no hay proceso de
Ellas no sólo cohabitaron con los morta- Carro, que muestra a un joven montado y por todos lados cae una lluvia de len- bre de hybris. Serían aquellos estados que individuación sin transgresión, ella debe-
les, sino que les enseñaron muchos de los en un carro triunfal adornado con rico guas de fuego. Dos figuras humanas caen «embriagándonos por el placer nos hacen ría actuar en aras de ser individuo y no en
secretos más ocultos del cielo, como cons- dosel y tirado por dos briosos caballos. de lo alto, arrancadas de su azotado perder el sentido» (Platón, 1974: 867-868). pretender querer ser dioses.
Carta VII del Tarot, el Carro
truir armas y fabricar perfumes para que Lleva corona, cetro y armadura, expre- refugio. Aquí vemos el poder brutal de A partir de la triple localización de Los titanes son las divinidades de
las mujeres fueran más deseables. Estas sando poder y confianza en sí mismo. la energía cósmica hiriendo sin reparo hybris –social, religiosa y animal–, pode- hybris. Urano, mutilado, los ultraja por su
uniones engendraron monstruos horren- la luz, pero su insolencia le costó ser arro- Simbólicamente, el conductor está empa- (Douglas, 1976: 92-93). mos decir que alude a dos modos paradó- demencia orgullosa. Son seres investidos
dos y completamente desenfrenados. jado del cielo. rentado con Helios, el Sol, el que todo lo El rayo era un atributo de Zeus, símbo- jicos y complementarios de experimentar de realeza.
Otro título que ostenta Satán es el de la ve y todo lo sabe, va siempre montado en lo de arrolladora luz de la verdad. Ese re- su presencia, indisolublemente vincula- Para los griegos, si un sujeto aspiraba a
Lujuria y el ángel femenino Estrella Matutina, la estrella que anuncia la carroza de ese astro; o con Apolo, dios lámpago de iluminación interior trae li- dos a la existencia del carácter humano. saltar de su estado mortal o hacer algo
Se trata de la misteriosa Lilith, la infer- la salida del sol, desafiándolo con gallar- de la luz, la vida, la disciplina y la salud. bertad y conciencia, es la luz de Lucifer, Por otra parte, al hecho de que la natura- para alcanzar la inmortalidad, incurría
nal favorita esposa de Satán, quien fue la día. Posee un dominio de sus instintos anima- representante de la sombra. leza del hombre se define por sus límites. en un exceso (hybris), en oposición a la
primera pareja de Adán. Era demasiado les, no necesitando riendas para guiar a Este simbolismo también tiene que ver También a que en el origen de esta natu- moderación (metriates), indignación es-
aguda e indómita para su marido.Adán Guerra las bestias y está dentro de la armadura con las consecuencias de la arrogancia raleza recibe ese inalienable impulso de perada. La presencia de hybris hacía que
intentó forzarla a yacer debajo de él. Li- En el segundo día de la creación se li- de su persona (Douglas, 1976: 67-68). (hybris) o inflación, que es una transgre- transgredirlos.A partir de este doble im- Némesis, indignación, diosa de la ven-
lith no compartía los deseos de Adán y bró una batalla en el Cielo. Los ángeles de En tiempos antiguos «persona» era el sión a nuestra condición de mortalidad. pulso limitador y transgresor se perfilaría ganza divina, infligiera al transgresor,
pretendió obtener los mismos placeres Dios y los ángeles pecadores, las hordas nombre dado a la máscara que llevaba una tendencia presente en todos y cada aquel que pretendía ir más allá de su
que aquél colocándose arriba en la unión de Satán, prefirieron intentar lo imposi- un actor. En términos de psicología jun- Hybris uno de los ámbitos de la existencia finitud, desafiando a la autoridad y poder
sexual, por lo que ambos «pecaron» de ble antes que volver a la luz siguiendo guiana, la máscara tiene relación con las Hybris es una condición mortal que se humana, en lo que el hombre tiene de retornar al orden. La corrección de
soberbios. con valentía su propia y oscura luz inte- apariencias que llevaba el Ego. El Carro expresa en exceso, una transgresión al es- organismo animal, de ser que habita en hybris, que en un principio fue tarea de la
rior, confirmando así su engreimiento y representa un estado de engreimiento del pacio divino, queremos y pretendemos ser sociedad y de ente con preocupaciones venganza, posteriormente lo fue para la
Orgullo obstinación. Ego, es decir, hybris. Personifica una si- o parecer como los dioses o ser superiores trascendentales. Pero no sólo como una justicia (diké), es decir, que hubo un pasa-
En el Nuevo Testamento, Jesús ve cómo tuación en la que el Ego o centro de la a ellos, presentándonos con insolencia tendencia a transgredir los límites de cada je de venganza a justicia en tanto supera-
Satán, un hijo de Dios, se precipita hacia La pasión de Cristo conciencia individual se ha identificado agresiva y sin límites, el orgullo desmedi- uno de esos ámbitos concretos, sino tam- ción de la venganza en sí misma.
la tierra como un relámpago. Se trata de Satanás intentó hacerse con el alma de con una figura arquetípica y trasciende do y violencia, ante lo cual los dioses reac- bién a confundir los ámbitos de la anima- En el concepto de hybris está implícita
la historia original de la caída de Lucifer, Cristo, mas la trampa se le disparó en las los límites humanos. La fogosa intensi- cionan con la némesis, que corresponde a lidad y la divinidad en el actuar humano. la arrogancia y el orgullo. Esta palabra
el Portador de la Luz. manos, puesto que en lugar de hacerse dad de endiosamiento puede extinguirse la fuerza que impone forma y límites a lo Si partimos de que el proceso de indivi- es conocida desde Homero, y M. P. Nils-
Dios había creado a Lucifer dándole el con un miserable pecador, se halló ante el tan sólo con la completa inmersión de la humano. La peor ofensa contra los dioses duación es hacer consciente lo incons- son, especialista en estudios religiosos
rango más alto, el inmediatamente infe- propio Dios. conciencia en el amplio mar del incons- es «no pensar humanamente» y aspirar a ciente, lo cual nos define como indivi- griegos, nos dice que está emparentado
rior a sí mismo: «Te hago igual a mí de ciente, es decir, la locura. lo más alto. La idea de hybris es opuesta a duos, ello es un legado de los dioses, par- con la expresión homérica hypermoron,
entre todos. Dueño y espejo de mi poder. Desobediencia El individuo en hybris se dice que pre- diké, la justicia. La fortuna de los mortales ticularmente de Zeus, quien nos enseña que significa ‘estar por encima de la par-
Te creo bello en la beatitud y te llamo Lu- Satanás era el ángel que más amaba a senta un estado de inflación del yo, un es variable como los días. No debe el hom- que a través del pathos (movimiento psí- te debida’, significa desear más de lo de-
cifer, Portador de la Luz». Dios. Cuando éste le ordenó inclinarse complejo del ego, complejo de poder o un bre aspirar a lo más alto. quico) nos conoceremos. El «Conócete a bido en el reparto del botín o en porción
Lucifer se contempló entonces a sí mis- ante Adán, Satanás se negó, pues sólo lo complejo de persona o máscara. La per- Existen gran variedad de acepciones ti mismo», inscripción del frontón ante- de una comida. El mismo autor dice que
mo en el espejo y asintió: «soy maravillo- haría ante Dios mismo. Por su orgullo, sona resulta necesaria para relacionarnos que ha adoptado el término hybris, desde rior en el templo de Apolo, nos propone «la idea de hybris fue precisada y desa-
samente luminoso… Un poderoso señor Satanás fue expulsado, viviendo la terri- con el colectivo externo. el «desatarse» con el que se califica el des- este trabajo como camino. rrollada mediante la introducción del
en verdad soy, yo soy más poderoso que él ble soledad de la separación del amor en La carta XVI del tarot es la Torre y re- bordamiento de los ríos hasta la «insolen- Sin embargo, individuarnos sería nues- concepto de Koros, palabra que significa
y me sentaré en el trono de Dios para de- el Infierno (Godwin, 1991: 81-99). presenta la Caída. cia» con la que se definen algunas actitu- tra trascendencia, el arquetipo de la “hastío y saciedad”, designando el am-
mostrar que soy más poderoso». Lucifer En las siete leyendas el ángel es pasto Una maciza torre, erigida sobre un des de los centauros. transformación en continuo dinamismo. plio acceso a los bienes de la vida, rique-
intentó tomar por asalto el trono solar de de su soberbia, como los humanos, quie- altozano cubierto de hierba, recibe el En el Fedro, Platón afirma que existe Ahora bien, el ser humano no tolera ni se za, poderío y placeres.También se dice

REVISTA VENEZOLANA DE
24 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS SOBERBIA 25

de la complacencia del hombre a quien le
ha ido demasiado bien, según Dodds,“en-
tre la ofensa primitiva del éxito excesivo
y castigo por la deidad celosa se inserta
un eslabón moral”; se dice que el éxito
produce Koros, que a su vez engendra
hybris. Ésta se ha convertido en el “mal
primario”, uso establecido por la humani-
dad» (Dodds, 1986: 42).
Recordemos el mito de Aracné: era una
mortal hija de un modesto tintorero de
Colofón que proclamaba ante cielo y tie-
rra su extraordinario talento de tejedora.
No prestaba oído a las recomendaciones
de modestia y su vanidad era tal que re-
chazaba la ayuda de cualquiera. En las
manos de la tejedora, los bordados de los
mantos adquirían vida, envueltos en la
magia de una nueva dimensión, la dimen-
sión divina. Era muy presuntuosa. Sin
duda que era única e insuperable, pero su
exceso la llevó a desafiar a Atenea, diosa
tejedora, y en su vanagloria pretendía ser
igual o superior a ella. La némesis, es de-
cir, la limitación a dicha desmesura que
impone la diosa es transformarla en ara-
ña, correspondiéndole hilar y tejer en el
extremo del hilo, suspendida en las altu-
ras, la delicada tela que los vientos
rasgan fácilmente.
Una transgresión al espacio divino fue
la de Acteón, el cazador educado por
Quirón, el curador herido. Cierto día, tras
mucho caminar,Acteón llegó a un lugar
desconocido donde Artemisa y sus ninfas
se bañaban desnudas. Los ojos de Acteón
recibieron el impacto de esta belleza, tra-
tó de ocultarse y la diosa sintió que era
observada, sorprendió al joven cazador
en su osadía y, enfurecida, hundió su ma-
no en la fuente arrojando algunas gotas
sobre la cabeza de Acteón. Lo transformó
en ciervo, su animal preferido, y azuzó
contra el cazador a su propia jauría, quie-
nes lo destrozaron con increíble violen-
cia. La mirada inflada del mortal la con-
virtió en presa de caza y la némesis fue la
muerte del violador del espacio divino.
Los transgresores de las leyes divinas
fueron transportados al Tártaro, donde
sufrieron terribles suplicios.Tal es el caso
de Ixión, un mortal, quien fue atado a
REVISTA VENEZOLANA DE
26 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
una rueda que giraba sin cesar por haber
pretendido enamorar a Hera.Tántalo
quiso retar la clarividencia de Zeus, en un
banquete donde sirvió los pedazos de su
hijo, a quien mató.Tántalo, por Némesis,
se consumía de sed en medio de un estan-
que, pues el agua huía de su boca y pade-
cía de hambre bajo unos árboles repletos
de frutos apetitosos que se escapaban de
sus manos al querer tomarlos. Las Danai-
des, hijas de Dánao, rey de Libia, quienes
mataron a sus novios durante la noche de
bodas y quedaron para siempre insatisfe-
chas, cogían agua en una criba o se esfor-
zaban eternamente en llenar un tonel sin
fondo.
Zeus, para castigar a Sísifo por haberlo
denunciado como raptor de Egina, hija
del río Asopo, envía a Tánatos –la muer-
te– a su encuentro y Sísifo toma a la
muerte por sorpresa y la aprisiona. Como
consecuencia, durante cierto tiempo na-
die muere. Zeus libera a la Muerte, a fin
de reemprender su oficio, Sísifo muere,
pero como segunda astucia, consigue
convencer a su esposa de que no le sean
rendidos los ritos funerarios.Al llegar
junto a Hades se queja de la impiedad de
su mujer y pide regresar para castigarla.
Hades deja que transcurran los años y, al
morir de viejo Sísifo, es castigado encade-
nándolo a una labor sin tregua durante
toda la eternidad. Deberá empujar por
una pendiente una enorme y pesada roca
que al llegar a la cima vuelve a caer,
teniendo que volver a empezar.
Hybris se hace notar en la actitud reli-
giosa de Hipólito como acólito de Arte-
misa, y es esta desmesura la que Afrodita,
ofendida por haber sido desdeñada, res-
ponde con Némesis, la última palabra es
para mantener y proclamar la distancia
entre los dioses y los hombres.
Hipólito se afirma puro, de una pureza
que raya la medida de un dios más que la
de un hombre.Virtud demasiado elevada
que cree poder rehusar y despreciar toda
una parte de lo que constituye la natura-
leza humana.Teseo reprocha a su hijo Hi-
pólito por practicar en una secta que
vuelve la espalda a la piedad verdadera,
es decir, la sumisión al orden tradicional
de los valores. Esta ascesis excesiva sólo
rinde culto a sí mismo, o sea, vemos en
cada una de estas situaciones pura hybris
siempre transgrediendo los límites
divinos.
Poseidón le da a Minos un hermoso to-
ro para ser sacrificado y ofrendado al
dios. Llegado el momento del sacrificio,
decidió conservar al divino animal y sa-
crificar en su lugar a otro toro, enfrentán-
dose así con el poder del dios, tratando
acaso de igualarse al dios decidiendo
conservarlo.
Poseidón castigó a Minos haciendo que
Pasifae, su esposa, sintiese una irrefrena-
ble pasión por aquel toro, llevándola a
unirse carnalmente con él. Pasifae dio a
luz al Minotauro, un híbrido de toro de la
cintura hacia arriba y humano en la par-
te inferior. Ese híbrido, como la hybris,
representa el impulso humano por trans-
gredir los propios límites, aunque sea
enfrentándose a las leyes que rigen el cos-
mos bien sean divinas, humanas o de la
naturaleza.
El minotauro nace a causa de una do-
ble hybris. Por una parte, la de Minos al
enfrentarse a las leyes divinas tratando
de igualarse con los dioses; por otra, la de
Pasifae al desafiar las leyes de la natura-
leza, relacionándose sexualmente con
aquel animal enviado por Poseidón.
Pero el Minotauro es también en sí mis-
mo la personificación de la hybris, en tan-
to que ser imposible, mitad animal, mitad
humano, un monstruo para los atenien-
ses, un ser divino para los cretenses. Es
el símbolo de una humanidad que ha he-
cho realidad su impulso de traspasar sus
límites, siendo a la vez hombre, animal y
divino.
El Minotauro es una representación de
la hybris humana en todos sus ámbitos,
puesto que se trata de un hombre que ha
traspasado sus límites, que a la vez es
dios y animal. Pero es también una repre-
sentación de la hybris como ese impulso
que, de realizarse, acabaría aniquilando
al propio hombre.
Dice David Cifuentes: ese impulso por
transgredir los límites, aun a costa de la
propia destrucción, es lo más propio del
Jean Auguste Dominique Ingres,
Zeus y Tetis, 1810-1811
hombre, la esencia de su carácter y aque-
llo que está presente en todos y cada uno
de sus ámbitos experienciales. El hombre
es hybris antes que cualquier otra cosa,
ese desenfreno, esa insolencia es la mane-
ra más propia de ser hombre, ése es su
instinto primigenio antes y por encima de
la fe, la razón o la biología.
Sin duda, el Minotauro es una de las
creencias mitopoéticas que más pueden
ayudarnos a comprender la esencia del
hombre. Este mito ancestral nos remonta
a un lugar y a un momento en que el ca-
rácter humano empezó a insinuarse, en-
cierra en sí los tres modos de hybris. Pero
lo que este mito tiene de especial es que
nos presenta todos los ámbitos de la
hybris actualizados, a la vez, en un mis-
mo ser. Es decir, se nos presenta como
real algo que a priori no podría ser más
que una tendencia, un ser en potencia;
ya que si esa fractura de los límites llega-
se a materializarse, automáticamente
desaparecería el ser que se define como
tal dentro de esos límites. No olvidemos
que cualquier ser realmente existente
debe quedar subsumido en una forma,
es decir, debe estar determinado dentro
de unos límites que lo hacen definible y
cognoscible. Por ello, el Minotauro, como
híbrido, pero sobre todo como «hijo de
hybris», es un ser imposible.
Desde una perspectiva simbólica, el la-
berinto donde mora el Minotauro podría
representar el recorrido más largo posi-
ble dentro de un espacio limitado. Los lí-
mites externos del mismo pueden enten-
derse como una transposición a un mo-
delo espacial de los límites temporales
humanos. Un espacio que supuestamente
podría recorrerse en un período limitado
del tiempo. De este modo, el laberinto se
convierte en un lugar experiencial que
representa el recorrido más largo que se
puede realizar dentro de los límites
humanos.
Una vez muerto el Minotauro y conver-
tido el laberinto en un recinto en ruinas,
quedó atrás, sepultada por más de tres
mil años de civilización, aquella arcaica
sabiduría que se proponía como símbolo
del existir humano el «camino más
largo». Lejos quedó aquella pretensión
de llegar hasta el final de ese camino para
enfrentarse al conocimiento del propio
ser, para extasiarse ante la visión de un
misterio, para alcanzar el conocimiento
de la esencia del hombre antes de traspa-
sar el último de los límites humanos.
A partir de entonces, la hybris se convir-
tió en un problema filosófico, en un im-
pulso que había que reprimir, en una
afrenta contra los dioses, en una bestia-
lidad humana.
El hombre predecía así sus facetas ani-
mal y divina, quedando encerrado en los
estrechos límites de una racionalidad que
no es capaz de entender. Del vivir huma-
no como un habitar los límites, tratando
de recorrer todos los caminos posibles,
se pasó a la infructuosa búsqueda de un
único camino, el camino del recto vivir.
De este modo, desde Teseo el pensamiento
occidental se ha empeñado en encontrar
por todos los medios un único camino
para recorrer el laberinto del vivir y el
pensar humanamente (Cifuentes, 1996: 9).
Contra el pecado de la soberbia,
la virtud de la humildad
La humildad no es la simple ausencia
de arrogancia, jactancia y narcisismo. No
es la mera oposición al egocentrismo. La
humildad no es sinónimo de debilidad,
pasividad y autodepreciación. La humil-
dad no es asumir actitudes vergonzosas,
tímidas o apocadas. La humildad no es
humillación. Una persona humilde no ha-
ce alarde de sus cualidades o logros, elude
las alabanzas, los halagos y todas las for-
mas de exaltación de sí mismo.Tampoco
le interesa imponerse, dominar a los de-
más o elevarse por encima de su nivel.
La humildad implica actitudes de en-
trega, de renuncia al yo, al orgullo y a la
supremacía.
A menudo, cuando nos sentimos hu-
millados, reaccionamos con ráfagas de
SOBERBIA 27
 Nicolas Poussin, Eco y Narciso, 1625-1627
soberbia. No podemos tolerar que nos
ignoren, nos desmerezcan o nos traten
mal por motivos injustos. Por muy per-
fectos que nos consideremos, siempre
existe una razón dispuesta a ponernos en
trance de ser criticados y despreciados.
Ante las injusticias, aceptamos nuestra
condición de víctimas y nos escudamos
ostensiblemente en la tan cotizada humil-
dad, la cual realza dicha condición y se
complace en aceptar las adversidades
contra la santa resignación de los elegi-
dos. No hay que engañarse, esa humildad
es tan vanidosa como la propia vanidad
y, por mucho que nos obcequemos, entra
de lleno en la soberbia, especialmente
cuando presumimos de ella y la converti-
mos en protagonista de nuestros compor-
tamientos aparentemente serenos.
En nuestra ceguera nos olvidamos de
que nada demasiado destacable puede
ser considerado humilde y que la humil-
dad auténtica suele esconderse, callar y
por supuesto huir de sabrosas compla-
cencias que produzcan vanagloria. No
olvidemos: cuando la humildad cree que
lo es, deja de serlo.
Narciso
Ovidio nos cuenta en su libro Metamor-
fosis que Narciso era hijo de un dios del
río de nombre Cefiso y de una ninfa, Li-
ríope. En nuestro narcisismo hay algo
relacionado con el agua, somos como los
sueños, fluidos, no tenemos una forma
clara, estamos inmersos en una corriente
de fantasía y no afianzados en una firme
identidad (T. Moore).
Al comienzo del relato está la profecía
del vidente Tiresias: «alcanzará la vejez
siempre que no llegue a conocerse a sí
mismo». Conocerse lleva a la muerte, es-
tamos en el dominio del misterio.
REVISTA VENEZOLANA DE
28 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Narciso tiene dieciséis años y es tan be-
llo y encantador que todos, hombres y
mujeres, se sienten atraídos por él, pero
«está tan lleno de rígido orgullo» que na-
die puede acercársele. Eco, una ninfa que
se enamora de él, tiene una característica
peculiar: sólo puede decir el final de la
frase que acaba de oír pronunciar a otra
persona. Narciso la rechaza y ella, frus-
trada, termina por perder su cuerpo y
convertirse en una voz desencarnada.
Narciso no deja margen para la intimi-
dad con otra persona.
El aspecto de eco del narcisismo se
refiere a la sensación de que todo en el
mundo es apenas un reflejo de uno mis-
mo, no quiere renunciar a ningún poder.
Se presenta como un ególatra, un engreí-
do. Con su orgullo y soberbia desprecia a
los demás.
Uno de los jóvenes,Aminias, sufriendo
el desamor de Narciso, lanza una maldi-
ción: «Ojalá que se enamore y no tenga lo
que ama». Némesis responde con el casti-
go del orgullo, hará conocerse y amarse a
sí mismo. Narciso se aproxima a un
estanque de agua quieta, nunca pertur-
bado por ser viviente.Al inclinar la cabe-
za para beber ve una imagen reflejada
ante la cual queda fascinado, siente gran
avidez de adueñarse de esa forma, tantea
en el agua pero no puede agarrarla. «Lo
que está buscando –dice Ovidio– no está
en ninguna parte.Aparta la cabeza y per-
derás lo que amas.»
No entiende lo que pasa, sólo siente el
anhelo de unirse con la imagen que ha
encontrado. Se consume de deseo. Él no
sabe que esa imagen reflejada es él mis-
mo. Narciso se golpea, es consumido por
el fuego del amor y, al caer sus lágrimas
en el agua, deshacen la imagen.
Finalmente reconoce que se trata de sí
mismo y desaparece, muere y en su lugar
encuentran una flor, el narciso.
La flor de narciso tiene la propiedad
de adormecer y de fascinación ante la
imagen de uno mismo. En este mito, él es
prisionero de la trampa fascinante que le
proporciona su propio reflejo; como en
el mito de Core-Perséfone, quien se ador-
mece al cortar dicha flor y marca el co-
mienzo de su iniciación.
Los titanes atrapan a Dionisos niño
cuando éste se mira en un espejo donde
queda atrapado.
Son imágenes narcisistas la belleza so-
brecogedora, la disolución en el otro que
soy yo, las tentaciones oscuras dionisía-
cas, los olores dulzones de la decadencia,
la juventud hermosa. Un gusto, anhelo
por los misterios de la muerte, el regreso
a las aguas primordiales, el mar.
Mediante el narcisismo que tenemos
los seres humanos nos creemos los due-
ños del mundo, somos lo más importante
de la existencia y siempre la vida con su
sabiduría nos demuestra que no somos
sistemas topocéntricos, lo cual nos lleva a
nuestros límites.
Copérnico demostró que nuestro siste-
ma planetario era heliocéntrico y que gi-
rábamos alrededor del sol, luego Galileo
señaló que éramos un planeta más de todo
un sistema, y esto nos restó importancia.
Después, en las teorías del origen del
hombre en la Tierra, la teoría creacionis-
ta, de orden religioso, afirma que somos
imagen y semejanza de Dios; posterior-
mente, Darwin trae su teoría evolucionis-
ta, originándonos de los primates y chim-
pancés, otra bofetada a nuestro ego.
Luego creímos que al saber de nuestras
conciencias podríamos controlar a volun-
tad toda nuestra conducta. Freud vino a
demostrarnos la existencia y funciona-
miento del inconsciente, otra vez retoma-
mos nuestra estatura con mucha dificul-
tad. Recientemente, los estudios del ge-
noma han demostrado que la diferencia
entre la mosca y el hombre es de tres cro-
mosomas.Al hombre le cuesta aceptar su
humildad y, creyéndose el dueño y domi-
nador del mundo, avanza en la civiliza-
ción y con su tecnología va destruyéndo-
se a pasos agigantados.
Para finalizar, hemos mencionado la
caída del ángel, Lucifer, luego la caída de
Adán, la humanidad en un mundo donde
la posibilidad de exterminar la raza hu-
mana en su totalidad y en poco tiempo,
es algo que ya nadie se cuestiona. La bús-
queda de la sabiduría o el imperio de la
razón sobre la irracionalidad son cosas
que empiezan a estar muy devaluadas.
La gran preocupación que nos queda es
la de defender la supervivencia de la es-
pecie frente a la barbarie de exterminio.
Aunque curiosa y paradójicamente, tanto
ahora como antes, ya sea para alcanzar la
más alta racionalidad civilizada o sólo
para tratar de seguir sobreviviendo, se
deba recurrir siempre a un acto de
destrucción para poder transformarse:
concientizar al híbrido parece ser la pri-
mera condición para tratar de trascender
la animalidad o la barbarie que anida en
el fondo de lo humano.
El conflicto del hombre consigo mismo
es el hábitat del hombre en el mundo, co-
mo un conflicto, como una lucha, como
un vivir en esa estrecha franja delimitada
por los propios límites y los propios im-
pulsos de transgresión que lo llevan a la
individuación.Y la Némesis nos limita en
el espacio humano y nos confronta como
individuos y seres humanos, mortales
que somos. La vida es un exceso.
Tenemos una fuerza de transforma-
ción, necesidad o Ananké, que actúa so-
bre los mortales e incluso el Olimpo y sus
dioses; jamás tuvo un rostro. Homero nos
muestra a sus hijas: las Moiras, hilande-
ras del destino; la Erinias, sus emisarias;
y Ate, la de los pies ligeros, el error.Anan-
ké no escucha. El propio ser está rodeado
por «vínculos de cuerda» de la poderosa
Ananké. El vínculo es siempre esencial.
Necesidad es un vínculo muy curvado, es
una soga anudada que mantiene el todo
dentro del límite.
Reseña biográfica
Magaly Villalobos es médico psiquiatra (1980)
del Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo. Analista
junguiana desde 1995. Pertenece a la SVAJ y a la
IAAP desde el 2007.Tiene práctica privada desde
1979 y desde 1987 imparte cursos de mitología
griega y psicología arquetipal. Es autora del libro
A puntadas.
Referencias bibliográficas
ABASCAL, LUZ (2007). La templanza según Santo
Tomás de Aquino.
ALIZO, DAVID (1996). Saber de Grecia. Caracas:
Rayuela Taller de Ediciones.
CALASSO, ROBERTO (2006). Las bodas de Cadmo
y Harmonía. Barcelona: Editorial Anagrama.
CIFUENTES, DAVID (1996). En el centro del laberinto:
la hybris y el Minotauro. Barcelona: Convivium, nº 9.
DODDS, ERIC R. (1986). Los griegos y lo irracional.
Madrid:Alianza Editorial.
DOUGLAS, ALFRED (1976). El tarot. Barcelona: Edito-
rial Bruguera.
GODWIN, MALCOLM (1991). Ángeles. Una especie
en peligro de extinción. Barcelona: Ediciones Robin
Book.
http://www.archimadrid.es/alfayome/pasados/2001
http://www.geocities.com/fdomauricio/pecadosca-
pitales
http://www.iveargentina.org/Foro_SAlfonso/semi-
narios/Viciocapitales
MOORE,THOMAS (1993). El cuidado del alma. Barce-
lona: Ediciones Urano.
NÁCAR, E.Y COLUNGA, A. (1972). Sagrada Biblia.
Apocalipsis, Madrid: Biblioteca Autores Cristianos.
PÉREZ,ANA (2001). María Zambrano, literatura y
vanidad.Tomado de
http://www.bibilotecababab.com.
PLATÓN (1974). Obras completas. Madrid:Aguilar
Ediciones.
VERNANT, JEAN-PIERRE (1973). Mito y pensamiento
en la Grecia antigua. Barcelona: Editorial Ariel.
VILLALOBOS, MAGALY (2004). A puntadas. Caracas:
Ediciones Comala.
Lorenzo Goñi, Soberbia
SOBERBIA 29
a La sombra
del racismo cordial*
WALTER BOECHAT
PAULA PANTOJA BOECHAT
Y
Es posible postular dos tipos de racismo: un racismo anglosajón y un racismo
latino. El prejuicio racial brasileño aparece encubierto con el prejuicio social. La
tonalidad del color de la piel es percibida más oscura o más clara en concordancia
con la clase social ocupada por el individuo en el sistema de estratificación social.
Al brasileño le cuesta hacer conciencia de la sombra de su racismo cordial, porque
está profundamente disociado en el inconsciente cultural. Las imágenes del amo
sádico y el esclavo sufrido deben ser consideradas como importantes presencias
arquetípicas en el inconsciente colectivo de nuestro vecino país, una psicología
muy próxima a la venezolana.

Nadie que viva esto [el período de escla- Introducción Es cierto que Río de Janeiro es una ciu-
Figura 2

Los padres eran blancos y querían adop-

vitud] como su rutina diaria a través de los
siglos, se libraría de ello sin haber sido
marcado indeleblemente. Todos nosotros,
brasileños, somos la misma carne de
aquellos negros e indios torturados.
Todos nosotros, brasileños, somos, igual-
mente, la mano poseída que los torturó.
Darcy Ribeiro
Figura 1
Cuando el grupo junguiano brasileño dad con un alto número de habitantes
comenzaba a formar su primera sociedad negros. No obstante, la presencia de estu-
en 1978, recibimos la visita de Adolf diantes de color es menor en la universi-
Guggenbühl-Craig.A pesar de que han dad, en donde dictamos un curso de
pasado, por lo menos, treinta años, pode- postgrado (lato-sensu) en Psicología Jun-
mos recordar claramente los días que pa- guiana. Igualmente, esto es verídico para
só con nosotros en Río de Janeiro. Una los clientes en nuestra clínica privada.
vez, manejando cerca de la playa, nos di- Sin embargo, observando la clínica social
jo: «La conocida democracia racial en para personas de bajos ingresos que la
Brasil es ampliamente comentada. Las Asociación Junguiana de Brasil (AJB)
playas repletas a donde todo el mundo tiene en Río de Janeiro, podemos notar
puede ir, ningún lugar privado en donde una proporción más alta de clientes de
las personas deben pagar para asistir, co- color oscuro.Todo esto solamente confir-
mo tenemos nosotros en algunos espacios ma un hecho extensamente demostrado
públicos en Zúrich. Podemos ver, como por las estadísticas 1: el prejuicio racial en
vemos ahora, blancos, morenos y negros Brasil es, de hecho, un prejuicio de clases
todos juntos en las playas brasileñas. Pero sociales. Este asunto será discutido con
si vamos a buenos restaurantes, podemos sus implicaciones históricas, sociológicas
observar un blanqueamiento en la atmós- y arquetípicas a través de un caso clínico.
fera, y así mientras vayamos a lugares
más costosos. Si vamos a sitios menos cos- Caso clínico
tosos, bares en las esquinas de las calles, En una ocasión, Paula recibió a un pa-
es todo lo contrario: hay un oscurecimien- ciente cuyos problemas y preocupaciones
to del lugar, se ve más gente negra». estaban profundamente conectados con
el prejuicio racial prevaleciente en Brasil.
El paciente, de sexo femenino (la llama-
remos María), tenía 26 años de edad en
aquel momento. María era de piel oscura,
pero no realmente negra. En Brasil ella
sería denominada una mulata oscura.
Ella era una mujer bella, aunque con un
poco de sobrepeso. Era virgen en aquel
momento, nunca había tenido un novio.
Vino para el análisis porque –en sus pala-
bras– «sentía que estaba viviendo en un
mundo paralelo», no en este mundo real.
Ésta es su historia: María era una hija
adoptada. Sus padres viajaron hacia el
sur de Brasil para adoptarla, porque allí
se pueden encontrar muchos descendien-
tes de inmigrantes de Italia y Alemania, y
la población es mayoritariamente blanca.
tar a un bebé blanco. De hecho, conocie-
ron a la madre, quien era blanca.
Cuando tenía un mes de nacida, los pa-
dres notaron que ella era una mulata y el
rechazo, aunque nunca admitido, fue in-
minente, sobre todo porque un año des-
pués su madre adoptiva quedó en estado
de una niña blanca.
Cuando los padres adoptivos notaron
que ella tenía piel oscura, entendieron
inmediatamente que el padre biológico
era negro.
El padre adoptivo estaba ausente, solía
trabajar muy duro y tenía muchas aven-
turas amorosas. María creció siendo re-
chazada por su madre e ignorada por su
padre. La madre siempre le decía cuánto
la amaba, pero al mismo tiempo trataba
de convencerla para realizarse cirugías
plásticas, y hacía toda clase de esfuerzos tía que tenía que quitarse la piel para
para blanquear su persona: haciendo su
nariz más delgada, alisando su cabello y
así sucesivamente.
María desarrolló la persona de una
«mujer simpática, amigable y divertida».
Pero no permitía que las relaciones ínti-
mas se convirtieran en realidad y, por su-
puesto, también huía de los hombres y no
tenía amigos verdaderos con quienes
contar. De acuerdo con la impresión del
analista, ella era una paciente limítrofe. su relación con su familia nuclear y cómo
Cuando ya tenía dos años en análisis,
hizo esta estatua en cerámica. Podemos
verla acostada con su cabeza sobre el
regazo de Paula. Esta escultura muestra
la transferencia positiva de entonces.
(Ver figura 1)
Mas tarde, después de otros tres años
de análisis, hizo otra estatua de cerámica. las capas internas de la piel son negras,
(Ver figura 2)
En aquel momento, enfrentando el pre-
juicio de las afirmaciones sin solución de
los padres (Bateson, 1956), ella dijo que sen-
convertirse en una persona nueva. La fi-
gura de la escultura está arrancándose
la piel de la vagina y de la cabeza, con
ambas manos. Esta nueva persona sería
aceptada, en su fantasía, por la familia y
la sociedad.
Para entonces, ella estaba muy ansiosa,
sentía que el prejuicio racial era el pro-
blema más grande que tenía. Se puede re-
conocer fácilmente cuán destructiva era
su prejuicio la llevó a estar psicológica-
mente perturbada.Asimismo, en el medio
en el cual vivía –una clase social muy
elevada– era raro encontrar a alguien de
piel oscura.
Esta última escultura es muy impresio-
nante. La piel está representada en azul;
como la cara. El revés sale muy colorido,
pero con apariencia de cortadura, como
una herida profunda.
Las manos en la vagina y la cabeza
muestran, como ella dijo, los lugares en
donde siente que sufre más. En este mo-
mento de la terapia, María casi padeció
una crisis psicótica.Arrancar la piel no
resolvería los problemas internos.Ten-
dría que curar la herida primero, y luego
cuidar la piel, es decir, la persona. Sólo
puede sobrevivir si ella misma acepta su
condición negra.
Creemos que esta fantástica imagen tie-
ne mucho más que decir acerca de su psi-
que interna.Ante todo, el simbolismo del
color es muy fuerte. El azul refleja un sím-
bolo alquímico, como unio mentalis, el pa-
so del nigredo a albedo, el blanco, la totali-
dad de todos los colores. El azul tiene una
profunda complejidad de asociaciones,
pero aquí lo tenemos conectado con el ne-
gro (de la cara y las capas internas del
cuerpo). James Hillman escribió muchas
de estas asociaciones alquímicas, también
en relación con la música de la cultura ne-
gra en los Estados Unidos, el blues. De he-
cho, por lo general, el azul es asociado al
negro en las culturas africanas y al blanco

REVISTA VENEZOLANA DE
30 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS LA SOMBRA DEL RACISMO CORDIAL 31
 en las culturas caucásicas. Hillman tam-
bién nos recuerda, citando a Cézanne,
que el azul puede dar profundidad a
otros colores (1982) 2.
En relación con el inconsciente cultural
de Brasil y sus estereotipos, el azul, en ge-
neral, tiene una conexión con la felicidad,
la luz, lo blanco. En lengua coloquial, la
gente puede decir algo como: «¿está todo
azul?» para significar «¿está todo bien?»;
o «me vestiré de azul para atraer la suer-
te», y así sucesivamente. Sin duda, el color
azul de su piel representa su persona, la
falsa impresión que trataba de dar a todo
el mundo acerca de que ella era una mujer
feliz, una mujer afortunada. Por supuesto,
que es una alegría falsa y el color azul
mantiene todas sus ambigüedades de fal-
sa claridad hacia el exterior y sufrimiento
profundo y arraigado en el alma.
La piel, siendo desnudada, muestra las
potencialidades multicolores que salen
como un torrente, invadiendo su ego.To-
do luce terriblemente mezclado. ¿Será ca-
paz de aguantar esta punzante tensión?
El cuerpo, que representa los límites del
ego, es destrozado. La analista debe estar
presente en esta situación como una ma-
dre positiva (para compensar la madre
destructiva inconsciente) y ayudar a la
paciente a restaurar su identidad herida.
Éste, dada su severidad y daño a la pro-
pia identidad, probó ser un caso muy di-
fícil, el cual en largo plazo evolucionó in-
corporando una transferencia maternal
que era necesaria para reagrupar partes
del ego que estaban desintegrados.
Johann Moritz Rugendas, Navío negrero, 1835
REVISTA VENEZOLANA DE
32 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Observamos aquí tres puntos principa-
les que nos gustaría discutir:
1. Hay una gran cantidad de mestizos
o mulatos en la población de Brasil, cuya
contribución a nuestra cultura es un he-
cho generalmente no reconocido (la pa-
ciente es una mulata que es y se siente
rechazada debido a su color; ella, asimis-
mo, rechaza su propia identidad).
2. La importancia, en una sociedad
multicultural como Brasil, de la defini-
ción de una entidad, la cual denomina-
mos persona racial. Como se sabe, Jung
define persona de forma sintética: «La
persona es un sistema complicado de re-
laciones entre la conciencia individual y
la sociedad, prácticamente una especie de
máscara diseñada, por un lado para dejar
una impresión definitiva en otros, y por
el otro, para camuflar la verdadera natu-
raleza del individuo» (Jung, 1928 § 305).
La persona racial es un derivado del
concepto de persona: éste incluye la tota-
lidad de comportamientos raciales que
delinean la apariencia externa del indivi-
duo, es decir, el color de la piel, la textura
del cabello y otras características raciales.
3.También debemos, siempre, tomar en
cuenta el inconsciente cultural 3 (Henderson)
de un país o región, con sus estereotipos
e imágenes estereotípicas (Vannoy-Adams).
Trataremos de describir las imágenes es-
tereotípicas en este caso clínico, pues
juegan un rol crucial en la relación del
paciente con su familia y con el medio so-
cial circundante.
El rol del mestizaje en la construcción
de la identidad brasileña
María no debería sentirse extraña o ra-
ra por no ser blanca. En Brasil, desde el
período colonial, la población ha sido
formada a través del mestizaje de diferen-
tes razas. La historia de Brasil es una sa-
ga de varios viajes y múltiples encuentros
entre diferentes personas y razas, desde el
momento del descubrimiento en el año
1500 por los portugueses, declarados
blancos y provenientes de la Península
Ibérica. La mezcla de razas se ha desarro-
llado y aumentado a lo largo de la histo-
ria de Brasil.
Contrario a lo ocurrido en América del
Norte, por ejemplo, los barcos portugue-
ses de Pedro Álvares Cabral, que descen-
dieron anclas en 1500, en las costas de
Bahía, no traían estables familias calvi-
nistas; tal como fue el caso de Mayflower,
quien arribó a América del Norte para
poblar el Nuevo Mundo. De hecho, muy
pocas mujeres estaban presentes cuando
los primeros portugueses arribaron a las
costas de Brasil. Familias debidamente
organizadas no llegaron inicialmente a
tierras brasileñas, fueron más bien hom-
bres solitarios, hombres que ya no veían
oportunidades profesionales en Portu-
gal o cualquier otro lugar de Europa,
muchos de los cuales habían sufrido du-
ras experiencias en prisión. Eran verda-
deros renegados. Incluso la mezcla con
nativos locales ha prevalecido desde los
inicios de la era colonial en Brasil. La pri-
mera madre de todos los brasileños es
una mujer nativa, una gran madre india,
la gran madre arquetípica de todos los
brasileños.
Desde los inicios de los tiempos colo-
niales, el mestizaje con los nativos se re-
flejó incluso en el lenguaje oral, hablado
en nuestro verde paraíso de bosques,
enormes y generosos ríos y costas areno-
sas: el portugués no fue la lengua de la
colonia, lo fue una extraña mezcla del
portugués con los dialectos locales de los
indios; el nheengatu en el norte de Brasil
y abanheém en la región sur de Brasil.
¡Estos dialectos indígenas estuvieron vi-
gentes y fueron usados a lo ancho y largo
de Brasil hasta finales del siglo XVIII! ca ‘segregación’. En los Estados Unidos, de la tortura, impresa en nuestras almas,
«La fuerte, equilibrada compenetración Martin Luther King tuvo que enfrentarse lista para estallar en su brutalidad clasi-
de las razas se evidenció incluso como a lugares separados, para blancos y para cista y racista» (Ribeiro, 1995: 120).
forma de hablar». negros, en los autobuses. En Brasil, la Ésta es, en definitiva, una interpreta-
Cuando los portugueses necesitaron sombra de un prejuicio racial fuerte apa- ción muy psicológica acerca de la perma-
más manos para el trabajo trataron de rece encubierta, a tal punto que algunos nencia del período de la esclavitud en el
esclavizar a los indios; esto, sin embargo, escritores optimistas han aseverado que inconsciente cultural de Brasil, después
resultó muy difícil. Muchos nativos huye- en Brasil existe una democracia racial, lo de, aproximadamente, trescientos años
ron hacia el interior de la selva amazóni- cual no es verdad. De hecho, el prejuicio de esclavitud y más de un siglo desde su
ca y otros sitios escondidos en el interior racial brasileño aparece encubierto, de la abolición.Al trabajar con conceptos so-
de Brasil. Muchos murieron en medio de mano con el prejuicio social, tal como ve- ciológicos y antropológicos, Darcy Ribei-
la atmósfera cruel y el trabajo forzado remos ahora. El carácter básico distintivo ro sugiere una imagen psicológica. Las
impuestos por los portugueses o a causa del racismo brasileño es el hecho de que imágenes del amo sádico y el esclavo su-
de las enfermedades traídas por el hom- no está basado en el origen racial de la frido deben ser consideradas como
bre blanco, con quien tenían contacto por persona, sino en el color de su piel. Esto importantes imágenes arquetípicas en el
vez primera. hace que el racismo se convierta en un inconsciente cultural de Brasil; de igual
Así pues, comenzó el tráfico de seres elemento central en la sombra colectiva modo, en la construcción de sus clases so-
humanos provenientes de varios países de Brasil. ciales estratificadas de forma detallada.
africanos para trabajar como esclavos en María tiene en su interior al patrón, pe-
las plantaciones de caña de azúcar en la Racismo del pasado, racismo de hoy ro también al esclavo sufrido. Lleva en su
región noreste y en las minas de oro en la Darcy Ribeiro trae la antigua esclavi- interior la tristeza de su madre biológica
región central de Brasil. Un sistema más tud a nuestro presente en Brasil con una quien la dio en adopción, porque, a pesar
organizado de importación de esclavos arriesgada interpretación psicológica de que esta mujer era blanca, quedó em-
naturales de África comenzó a finales del –yo diría una interpretación junguiana– barazada de un hombre negro. María lle-
siglo XVI y se detuvo en 1853. De hecho, que nos habla del inconsciente cultural va el prejuicio sufrido por este padre na-
la esclavitud en Brasil fue abolida por de- de Brasil: «Nadie que viva esto [el perío- tural negro, pero ella además adquirió, a
creto en 1888, siendo el último país en el do de esclavitud] como su rutina diaria a través de la adopción, la oportunidad de
mundo occidental civilizado en aplicar la través de los siglos, se libraría de ello sin pertenecer a una clase social más elevada
medida. haber sido marcado indeleblemente.To- y, al aceptar las cirugías plásticas que
El rol de los mestizos en el proceso de dos nosotros, brasileños, somos la misma transforman sus características raciales,
desarrollo de Brasil es generalmente ig- carne de aquellos negros e indios tortura- ella se convierte en alguien que rechaza la
norado. Pero la influencia de los indios, dos.Todos nosotros, brasileños, somos, negrura.
mestizos y mulatos no debería ser ignora- igualmente, la mano poseída que los tor- El diario Folha de S. Paulo condujo
da en la composición de la identidad étni- turó. La ternura, la dulzura y la crueldad una cuidadosa y detallada investigación
ca del nuevo país. más atroz conjugadas aquí para conver- acerca de la predominancia del prejuicio
Y esto es esencial para explicar por qué tirnos en las personas sufridas, apenadas racial en Brasil. Esta investigación, lleva-
Brasil tiene un tipo especial de prejuicio que somos, y también las personas insen- da a cabo entre la población ordinaria,
racial, muy distinto del racismo anglosa- sibles y brutales que igualmente somos. demostró hasta qué punto el prejuicio ra-
jón. Podríamos, incluso, postular dos Descendientes de esclavos y esclavizado- cial existe en la sociedad de Brasil. El es-
tipos de racismo: el racismo anglosajón y res, seremos siempre sirvientes de la mal- tudio incluyó todas las razas: blancos, ne-
el racismo latino. El racismo anglosajón dad destilada e instalada en nosotros […] gros, indios, mulatos, morenos o mestizos
tiene un carácter más definido, separa lu- El lado más terrible de nuestra herencia pertenecientes a todos los estratos de
gares y razas; la palabra Apartheid signifi- es siempre cargar con nosotros la cicatriz educación y niveles de ingresos: la clase
LA SOMBRA DEL RACISMO CORDIAL 33
 más rica, la clase media y las personas
pobres. Dicha investigación fue publica-
da en un pequeño libro llamado Racismo
cordial (Folha de S. Paulo, Datafolha, 1998).
Este curioso nombre dado al racismo
brasileño está basado en las nociones
de la Cordialidad brasileña, tal como las
define el historiador Sergio Buarque de
Holanda. De acuerdo con Buarque de
Holanda: «La contribución de Brasil a la
civilización será la cordialidad. Daremos
al mundo el hombre cordial. La afabili-
dad al relacionarse con otras personas,
la hospitalidad, la generosidad, virtudes
tan preciadas por los extranjeros que nos
visitan, representan, en efecto, un aspec-
to definido del carácter brasileño, al pun-
to, por lo menos, que ejemplifica la socia-
bilidad humana formada en el marco
del medio rural y patriarcal» (Buarque de
Holanda, 1999: 146).
Pero Buarque de Holanda nos recuer-
da que sería un error entender esta cor-
dialidad como simples buenas maneras,
como civilismo. De acuerdo con él, la pa-
labra cordial debería ser entendida en su
sentido preciso y etimológico. Buarque
de Holanda afirma que el brasileño está
lejos de tener una noción de vida ritualis-
ta, ser cordial y anteceder lo privado a lo
colectivo. «Nuestra forma de sociabilidad
es justamente lo opuesto a cortesía», es-
cribe Sergio Buarque de Holanda. «[…]
puede engañar en apariencia –esto es
explicado por el hecho de que la actitud
cortés consiste precisamente en una for-
ma deliberada de mímica de manifesta-
Jean Baptiste Debret, Negros serradores
REVISTA VENEZOLANA DE
34 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
ciones espontáneas en el “hombre cor-
dial”: la forma natural y vívida de com-
portamiento se traduce en un fórmula.
Además de eso, la cortesía es, de cierto
modo, la organización de defensas en la
sociedad. Se detiene en el exterior, envol-
viendo sólo la parte profunda de la piel
del individuo, incluso sirviendo cuando
es necesario, como una forma pacífica
de resistencia. Es el equivalente de un rior y, principalmente, la falta de apertura
disfraz, que permite a cada uno mantener en la igualdad de oportunidades labora-
su sensibilidad y emociones intactas» les, mejores salarios y mejor educación en
(1999: 147). universidades para negros, mulatos e in-
Este texto escrito por Sergio Buarque dios en Brasil.
de Holanda en 1936 pertenece a su libro Nuestra paciente María es cordial en su
Raízes do Brasil (Raíces de Brasil). Es uno persona, aparentemente agradable a
de los trabajos más famosos acerca de la otros, tanto en su familia como en su me-
historia cultural de Brasil y hoy es una dio social. Pero, al mismo tiempo, no cree
referencia obligatoria para «brasilianis- en sus propios sentimientos y finge la
tas», antropólogos y sociólogos especiali- amistad porque no cree en el afecto de
zados en la cultura latinoamericana. En las otras personas. María no cree en los
él hallamos ejemplos de estereotipos cul- sentimientos de su hermana blanca y la
turales, piedras preciosas psicológicas en rechaza. En una ocasión María trajo al
textos que no tratan específicamente la análisis una queja acerca de su hermana,
psicología del inconsciente.Así, trabajan- quien la acusó de rechazar a todo el mun-
do con la psique colectiva de la sociedad do y de no dejarla entrar en su habitación
brasileña actual, Holanda nos ofrece una para probarse sus ropas y joyas (rechaza
descripción precisa y vívida del arquetipo a la hermana, pero parece cordial con las
de la persona. demás personas).
Ahora podemos entender las razones
por las cuales Folha de S. Paulo nombró Clases sociales y prejuicio
su investigación Racismo cordial. Cono- racial en Brasil
ciendo las implicaciones y contradiccio- Usualmente, es muy difícil para una
nes que Holanda pretendió bosquejar persona negra adquirir un nivel de vida
con el uso de la palabra cordial, podemos alto en Brasil. Cuando sucede, es como
tener una idea más clara de la máscara de un milagro; el hombre negro se convierte
la violencia, rechazo, odio, actitud supe- en hombre blanco, o, para expresarlo con
mayor claridad, es considerado blanco e
incluso se percibe a sí mismo como blan-
co… Existe una estrecha relación entre el
color de la piel y la clase social en Brasil,
o entre el prejuicio social y el prejuicio de
clases.
El sistema social, cuidadosamente es-
tratificado, en el cual la posición está re-
lacionada con el color de la piel, tiene sus
orígenes en el período de la abolición de
la esclavitud. Para entonces, Brasil tenía
una economía predominantemente agra-
ria. Los amos de los esclavos eran los te-
rratenientes y sabían que la abolición no
cambiaría profundamente las relaciones
latos y mestizos tienen una persona racial Ribeiro, en los suburbios de Río de Janei-
que los hace particularmente capaces de ro. Pero después de haber defendido al
cambiar sus posiciones en la escala. Co- equipo de fútbol de Brasil en la Copa
mo dice un proverbio cínico de Brasil: «el Mundial de 1994 en los Estados Unidos,
dinero hace que las cosas sean blancas» se convirtió en campeón mundial cuando
(Skidmore, 1989: 55). Mientras una persona apenas tenía 18 años de edad. Desde en-
obtiene dinero y es capaz, por consiguien- tonces, se convirtió en multimillonario
te, de subir en la escala social, su piel, co- jugando en equipos profesionales de Ita-
sociales, y aún así seguiría teniendo el po- mo por arte de un milagro, se aclara. lia y España. Él ya no es un mulato, la
der (contrario a los ideales de los abolicio- Esto también es así para María.Ahora gente no lo llama así y ¡aparentemente él
nistas, quienes eran más ingenuos en este con 36 años de edad, aún vive en el apar- les cree!
respecto y buscaban una acentuada trans- tamento de sus padres. Está paralizada Otro ejemplo interesante de esta mez-
formación social). Los amos blancos, te- en un callejón sin salida: aunque sabe cla de clases sociales y el color de la piel
rratenientes, tenían el monopolio del po- que algunas personas la aceptan (falsa- es reportado por Meira Penna (1972), de-
der político, económico y social. Los nive- mente) sólo por su posición social, ella mostrando que esta actitud se remonta
les más bajos de la población estaban, en prefiere esta aceptación antes que tratar hacia un pasado muy anterior: Henry
su mayoría, constituidos por los recién li- de vivir sola y hacer frente directamente Koster, un viajero inglés que se hallaba
berados hombres de color, indios y algu- al rechazo social. en Brasil en el siglo XIX, se sorprendió al
nos blancos pobres; de ellos se esperaba Considerando la persona racial de la ver a un mulato ocupando el cargo de ca-
simplemente obediencia y acatamiento clase media brasileña, podríamos decir pitán general; posteriormente escuchó la
de órdenes.Así, la estratificación del siste- que los mulatos y los mestizos son los res- siguiente explicación: «Sí, era original-
ma social que existía en la colonia ya obe- ponsables de la llamada democracia ra- mente mestizo, pero ahora, puesto que
decía a un estricto patrón étnico. Incluso cial en Brasil. La capacidad de movilidad es capitán general, no debe ser diferente
después de la abolición de la esclavitud, en la escala social depende principalmen- a un hombre blanco».
como en los tiempos coloniales, la estrati- te del color de la piel.Aquellos cuya per-
ficación del sistema ya no dependía de la sona racial agrupa mayor cantidad de El blanqueamiento de la raza
esclavitud para perpetuar su existencia rasgos negros tienen menos oportunida- El peculiar prejuicio racial en Brasil
(Skidmore, 1989). des de movilidad en la escala social. envuelve una poderosa fantasía acerca
El medio millón de esclavos que fueron En Brasil es sorprendente, y a la vez del blanqueamiento racial. De acuerdo
liberados en 1888 entraron en un comple- confuso, observar hasta qué punto el gru- con el «brasilianista» americano Thomas
jo y multicolor sistema social, en el cual po étnico es un atributo de una clase so- Skidmore (1974, 1989) la élite intelectual
el arquetipo de la persona adquirió una cial dada, antes de serlo del color de piel. brasileña fue ampliamente influenciada
particularidad la cual llamaremos persona Recientemente, el conocido jugador de por las ideas racistas europeas y querían
racial. Esta persona racial es de importan- fútbol Ronaldo fue entrevistado, en Bra- un blanqueamiento racial desde finales
cia capital para la ubicación social del sil, por una revista acerca de las constan- del siglo XIX (Skidmore, 1974). Pero segu-
individuo. Debe recordarse que, desde el tes demostraciones de racismo ocurridas ramente, puede decirse, acerca del color,
principio, Brasil nunca fue una sociedad en los partidos de fútbol jugados en Eu- que en la sociedad moderna brasileña el
bi-racial como la de Estados Unidos o ropa y Sudáfrica. Ronaldo respondió que número de mestizos, mulatos y morenos
Sudáfrica. Debe recordarse que desde ese él estaba muy afligido a causa de esos in- aumentó, y no sólo por el blanqueamiento
comienzo la población fue mezclada, tal cidentes, pero en sus palabras: «como él de los negros, sino también por el oscure-
como se mencionó antes. La gran mayoría es un hombre blanco» no estaba directa- cimiento de los blancos…
de la población tenía sangre india o negra. mente inmiscuido en estos ataques racis- La tesis del blanqueamiento sostenía
Desde el punto de vista fenotípico, la so- tas, sin embargo «podía entender bien el que, a través del mestizaje recurrente, los
ciedad multirracial permitía toda clase de sufrimiento de sus amigos» (2005). Ronal- genes blancos, siendo más fuertes, predo-
matices de colores entre el blanco europeo do es un mulato de piel oscura. En este minarían sobre los genes negros o indios,
y el negro afrobrasileño. El color de la piel, caso, el común fenómeno brasilero tuvo produciendo en consecuencia una gene-
la textura del cabello y otras característi- lugar: la percepción del color de la piel ración blanca después de varias genera-
cas físicas, es decir, su persona racial, ayu- va de la mano con la clase social. Segura- ciones de mestizos. ¡Brasil, entonces, al-
darían enormemente en los esfuerzos de mente, Ronaldo Nazario de Sousa habría canzaría la pureza étnica a través del
un individuo por subir posiciones en la es- admitido ser mulato antes, cuando era un mestizaje! Estas ideas racistas son com-
cala social. En esta movilidad social, mu- chico muy pobre en el distrito de Bento prensibles en el sentido de que la élite
LA SOMBRA DEL RACISMO CORDIAL 35
 intelectual de Brasil se basaba en las ideas
europeas y norteamericanas predomi-
nantes en aquella época.
Este ideal conllevó a la fantasía, parti-
cular de una parte de la élite brasileña
entre los años 1889 y 1930, basada en
una teoría del blanqueamiento racial logra-
do no por la separación o exclusión, sino,
sorprendentemente, por medio del mesti-
zaje. Esta teoría ha sido muy peculiar pa-
ra Brasil y merece ser discutida desde sus
aspectos simbólicos. En muchas ocasio-
nes, ha sido presentada como una fórmu-
la científica, pero jamás ha sido adoptada
en ningún otro lugar. El primer etnólogo
que presentó esta teoría fue João Batista
de Lacerda, durante el primer Congreso
Universal de las Razas en Londres, en el
año 1911 (1974: 81).
La idea alquímica del blanqueamiento
fue refutada por otro movimiento teoréti-
co nacido en los años treinta en Brasil: el
movimiento de antropología cultural y
sincretismo cultural, dirigido por Gilber-
to Freyre y otros académicos importan-
tes. Freyre atacó fuertemente estas ideas;
dado que la antropología cultural argu-
mentaba que el medio y la cultura eran lo
principal, las razas eran en sí mismas me-
nos importantes como fenómeno etiológi-
co. Desde 1930, con el surgimiento del
nazi-fascismo en Europa y su hipervalo-
ración extrema del factor raza, la aproxi-
mación social de Freyre con su énfasis en
el medio demostró ser la apropiada. Las
antiguas ideas del blanqueamiento racial
desaparecieron en Brasil; teorías científi-
cas del racismo se convirtieron en
anacronismo, incluso en toda Sudaméri-
ca. Pero la idea de inferioridad en los gru- sólo cuando exista la democracia social
pos no blancos se mantuvo presente en el plena, algo que en la sociedad brasileña
inconsciente cultural: la idea de que los
negros pueden realizarse socialmente só-
lo a través de los deportes o la música, no esencia del prejuicio racial en Brasil de-
a través de una profesión académica.
REVISTA VENEZOLANA DE
36 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Sabemos que el arquetipo de la som- etológicos. Estamos usando los conceptos de BATESON, G. JACKSON, D. HALEY J.Y WEAKLAND, J.
bra muestra los aspectos destructivos no estereotipos e imágenes estereotípicas según (1956). «Towards a Theory of Schizophrenia».
sólo en proyección, sino también patentes Michael Vannoy-Adams. Este autor entiende el in- Behavioral Science 1, 251-164.
en un fenómeno colectivo como el que se consciente cultural como la parte del inconsciente BOMFIM, M. (2005). A América Latina. Río de Janeiro:
está tratando aquí; la sombra tiene una colectivo que contiene estereotipos e imágenes de Topbooks.
gran capacidad de contaminación. En los una cultura particular o grupo étnico (Adams, 1996, BUARQUE DE HOLANDA, S. (1999 [1936]). Raízes do
sectores urbanos de Brasil han ocurrido, 2005). Brasil (26ª edición). São Paulo: Companhia das
recientemente, motines de violencia y Letras.
destrucción, sobre todo en ciudades gran- Reseña biográfica CARDOSO, F. H. (1962). Capitalismo e escravidão no
Conclusiones finales grosa: la disociación de contenidos des como Río de Janeiro y São Paulo. Walter Boechat es doctor de la Universidad del Es- Brasil meridional. São Paulo: Difel.
Debemos concluir, respecto a todo lo psíquicos. En el caso de Brasil, el prejui- Muchas explicaciones se ofrecen ante es- tado de Río de Janeiro, diplomado del Instituto C. COSTA E SILVA,A. (2004). Francisco Felix de Sousa,
dicho anteriormente, que el mestizaje en cio racial en sí mismo es disociado y re- tas irrupciones de violencia. Estas expli- G. Jung de Zúrich, médico de la Universidad Gama mercador de escravos. Río de Janeiro: Eduerj.
Brasil no condujo a una democracia ra- primido. En las culturas en donde hubo caciones se centran en el tráfico de dro- Filho, miembro de la International Association for FERNANDES, F. (1964). A integração do negro na so-
cial según concluyeron, erróneamente, racismo abierto, en el pasado, por lo me- gas. Con seguridad, el fenómeno del tráfi- Analytical Psychology (IAAP), miembro fundador ciedade de massas. São Paulo.
muchos etnólogos y antropólogos impor- nos existen líderes significativos como co internacional de drogas es la causa, de la Asociación Junguiana de Brasil y del Instituto FOLHA DE S. PAULO, Datafolha (1998). Racismo
tantes, entre ellos Gilberto Freyre. Brasil Martin Luther King, en los Estados Uni- pero la violencia no será controlada hasta Junguiano de Río de Janeiro (IJRJ). cordial. São Paulo: Ática.
es, ciertamente, una sociedad racista, da- dos, y Nelson Mandela, en Sudáfrica. Es- que otros problemas presentes en esta so- Paula Pantoja Boechat es máster en Psicología Clí- HENDERSON, JOSEPH (1984). Cultural attitudes in
das las implicaciones de las clases socia- tos liderazgos fuertes y significativos ciedad compleja y multirracial, la socie- nica, médica de la Universidad Federal de Río de psychological perspective.Toronto: Inner City Books.
les en los grupos étnicos. guiaron a los grupos reprimidos hacia el dad brasileña, sean enfrentados, inclu- Janeiro, analista junguiana, miembro de la IAAP —. (1990). «The cultural unconscious» En
Darcy Ribeiro se refiere a las formas de sendero para hallar una existencia yendo el problema racial profundamente (Zúrich), miembro fundador del Instituto Junguia- Shadow and Self. Selected Papers in Analytical
racismo brasileñas argumentando que, sustantiva en la sociedad. relacionado con las diferencias de clases no de Río de Janeiro y especialista en Terapia Fami- Psychology.Wimette: Chiron Publications.
de todos modos, son mejores que las for- Pero en Brasil, como el sociólogo Flo- sociales. liar Sistémica. HILLMAN, J. (1982). «Alchemical blue and the unio
mas clásicas de racismo, las cuales deno- restan Fernandes dijo: «el brasileño está María, recientemente, se graduó en Psi- mentalis». Spring: An Annual of Archetypal Psycho-
mino aquí «racismo anglosajón», es decir, avergonzado de tener prejuicio [racial]», cología, lo cual fue muy importante para Referencias bibliográficas logy and Jungian Thought. Dallas.
el prejuicio racial que promueve separa- o bien diríamos, desde el punto de vista su autoestima. Comenzó a realizar labo- «About racism in European football teams» (1º de JUNG, C. G. (1975). «The relations between the ego
ción, no mestizaje. psicológico: el brasileño tiene enormes res sociales con niños provenientes de ba- junio de 2005). Revista Veja.Tomado de and the unconscious». En Collected Works 7. Prince-
Pero existe un peligro en la asimilación dificultades para hacerse consciente de rrios en Río. Como psicóloga bien prepa- http://www.vejaonline.com. ton: Princeton University Press.
racial de la sociedad brasileña: el lideraz- su prejuicio racial porque está profunda- rada, ella piensa que tiene mucho que ha- ADAMS, M.V. (1996). The multicultural imagination. KAMEL,A. (2006). Não somos racistas. Río de Ja-
go entre los negros es inexistente y uno es mente disociado en el inconsciente cultu- cer para ayudar a esos niños y para ser «Race», color, and the unconscious. Londres y neiro: Nova Fronteira.
llevado a pensar que la inferioridad socialral. El resultado de esta disociación es aceptada por la sociedad. Ella dijo que NuevaYork: Roudledge. MEIRA PENNA, J. O. (1972). A Psicologia do sub-
es un fenómeno natural y debe ser acep- una tremenda energía entre la persona ahora vive en un mundo que tiene senti- —. (2005) The Islamic Unconscious in the Dreams desenvolvimento. Río de Janeiro: Editora APEC.
tado con naturalidad. En el racismo an- sofisticada del llamado hombre cordial y do para ella, un mundo al cual pertenece. of a Contemporary Muslim Man. Ponencia presen- RIBEIRO, DARCY (1995). O povo brasileiro. São Paulo:
glosajón, en donde las razas se mantienen su racismo cordial, una sombra de rabia tada en la 2ª Conferencia Académica Internacional Companhia das Letras.
separadas, el liderazgo negro se mantiene y actitud superior y un desprecio sutil ha- Notas de Psicología Analítica y Estudios Junguianos.Te- SKIDMORE,THOMAS (1989). Preto no branco. Río de
intacto y la solidaridad, asimismo, au- cia aquellos pertenecientes a los grupos * Ponencia presentada el 14 de agosto de 2007 en el xas University. www.jungnewyork.com. Janeiro: Paz e Terra. [Black into White. Race and
menta, en oposición a la situación que étnicos ubicados en el fondo de la pirámi- congreso de la IAAP en Ciudad del Cabo bajo el tí- Nationality in Brazilian Thought. Oxford University
parece ser más integradora, pero que, en de social. tulo original de Race, Racism and inter-racialism in Press, 1974].
realidad, es muy opresiva. De cualquier Volviendo al caso clínico con el cual Brazil: clinical and cultural perspectives.
forma, se puede tener democracia racial trabajamos aquí, María internalizó el re-
chazo que sufrió, primeramente, en su in- 1.Ver el extenso y cuidadoso estudio realizado por el
fancia con su madre (el más significativo) diario Folha de S. Paulo, «Racismo cordial », 1988.
está lejos de ser alcanzado. y con su padre, y luego en la escuela.Así
Pero también debe enfatizarse que la pues, ella misma desarrolló un proceso en 2.Ver en Hillman (1982: 41) «[…] Cézanne escribió:
el que no aceptaba su propia identidad “el azul da a otros colores su vibración; por lo tanto,
semboca en una fuerza integradora, la étnica, trayendo como consecuencia un uno debe incluir cierta cantidad de azul en una
cual predomina sobre las fuerzas segrega- profundo conflicto con su propia mismi- pintura […]”».
doras. El brasileño, por lo general, ve al dad. Es labor del análisis mostrarle cómo
mulato claro como hombre blanco; esta encontrarse con su verdadero sí-mismo, 3. Usamos la expresión Inconsciente cultural,
actitud conlleva a la integración racial. con sus verdaderos colores (aparecen en siguiendo a Joseph Henderson, como el segmento
En el inconsciente cultural de Brasil se la escultura como un mundo multicolor del inconsciente colectivo perteneciente a una na-
puede ver una situación que la psicología interno). Esto no pasará sin sufrimiento ción o cultura (Henderson, 1990). Creo que este con-
analítica siempre ha señalado como peli- profundo. cepto es central en los estudios antropológicos y Johann Moritz Rugendas, Capoeira o la danza guerrera, 1835
LA SOMBRA DEL RACISMO CORDIAL 37
a Soy demasiado real
Fragmentos de psicoterapia
FREDDY JAVIER GUEVARA
En ciertos momentos de la vida se agitan vientos de cambio y la
nostalgia arrasa con la tranquilidad de lo cotidiano. Aquí es
cuando surge la impaciencia por ver la cosecha de lo sembrado
a lo largo de la vida. Nuevas emociones brotan y la amargura es
el primer vestigio de las dificultades sentimentales. A través de
fragmentos del proceso psicoterapéutico y sueños de una pa-
ciente, el autor nos conduce en el análisis de este caso clínico,
un clásico de la psicoterapia.
A la mitad del camino de mi vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado
Dante Alighieri
En esta aproximación al trabajo psico-
terapéutico me referiré a una paciente
que acudió fugazmente a psicoterapia
por espacio de diez meses, a sus 37 años,
hallándose a las puertas de la crisis de la
mitad de la vida. Para aquel momento
consultó por presentar síntomas que su-
gerían un estado depresivo de cierta gra-
vedad. Cuando no trabajaba se encerraba
en su casa; se quejaba de la soledad del
apartamento, pero no compartía con
amigos ni familia. Los asuntos de su coti-
dianidad habían perdido brillo progresi-
vamente y los acontecimientos del pasa-
do estaban teñidos de una valoración ne-
gativa, pues algunos aspectos de su vida,
sobre todo aquellos vinculados a sus rela-
ciones afectivas, no habían sucedido para
ella de la mejor manera; algo no funcio-
naba y lo intuía.
El llanto frecuente durante las entre-
vistas y la ambigüedad de las emociones
me sugirieron una tensión que podría es-
tar relacionada a transformaciones psí-
quicas, pero para mí no había ninguna
garantía, como no la hay en ninguna ta-
rea psicoterapéutica. En alguna oportu-
nidad reflexionamos sobre la posibilidad
de ser medicada; de mutuo acuerdo nos
Cristina García Rodero, Rituales en Haití, 2001
pareció que no era la mejor vía.Tenía ins-
trumentos para la psicoterapia y estaba
dispuesta a ella.
Como es sabido, durante esta etapa de
nuestra existencia se agitan vientos de
cambio, las proyecciones futuristas de
nuestra psique (sea lo que sea que esto
signifique para cada quien) van perdien-
do sus alas y se propicia la posibilidad de
REVISTA VENEZOLANA DE
38 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
que volteemos el rostro con cautela, con
un dejo de nostalgia y algunas veces in-
cluso con horror hacia el pasado.Tal pa-
rece que es una de las oportunidades más
importantes de nuestra vida, en la que la
psique está obligada a ceñirse al aquí y el
ahora, pues el pasado ya sucedió, no hay
nada que hacer al respecto y eso está pre-
sente, en tanto que el futuro se torna in-
cierto, y si acaso existe, es como progno-
sis. Se observa la siembra de lo que se ha
sido y lo que se espera de la cosecha. Un
nuevo catálogo de emociones sacude los
prejuicios; el sabor amargo de sentimien-
tos difíciles es el primer impacto para de-
tectar la calidad de las dificultades. La
paciente, al parecer, y por suerte, incons-
cientemente lo tenía en cuenta.
No todo individuo está dispuesto al
sacrificio de la capacidad natural con la
que venía viviendo y ya dejó de funcio-
nar, pues con ella ha contado para alcan-
zar la edad media de la vida indepen-
dientemente de los aciertos o fracasos.
En otras palabras, no toda persona está
en disposición de contemplar el deterio-
ro de la función psíquica superior 1 que es
inevitable. Ésta se ha venido reflejando
en la actitud por medio de la cual entra-
mos en contacto con nuestra realidad co-
tidiana, resolvemos los problemas que de
ella se suscitan y, por lo tanto, ha dado
pruebas fehacientes de ser de mucha uti-
lidad como instrumento psíquico para la
sobrevivencia durante la primera parte
de nuestra existencia, pero se ha agota-
do. Arriesgarse a labrarle el camino a la
necesidad de cambio, «tomar agua de
otro pozo», es decir, abrir otro pozo, aun-
que se desconozca qué se sacará de allí.
Ceder el paso a una nueva función
psíquica que ha estado en penumbra no
resulta un trabajo fácil. El mundo de
hoy, con sus demandas titánicas, nos em-
puja a sostener la actitud con la que ve-
níamos funcionando, a través de la pro-
mesa de «algo mejor por vivir» y de esa
manera seduce para que se persista con
las mismas formas conductuales ya ma-
nidas y desgastadas.A mi modo de ver,
una de las formas de caer en cuenta de es-
ta etapa es cuando por casualidad perci-
bimos los mínimos deterioros de lo somá-
tico, con el aparecer de emociones que
hasta entonces no se habían manifestado.
Cada entuerto psicobiológico, el dolor en
una rodilla que impide el ejercicio, la hi-
pertensión que encadena a una pastilla,
un trastorno de pánico, etc., se acompaña
de un cambio repentino en lo emocional.
Es preferible detenerse y reflexionar, so
pena de convertirse en un one-sided, un
individuo con una psique unilateral con
limitada posibilidad de acceso a su espec-
tro emocional que repite constantemente
lo vivido y reproduce infinitamente los
estertores de lo colectivo.
La presencia en sueños de la muerte o
a través de fantasías que uno mismo ten-
ga de ella, el propio padecer físico o la vi-
vencia de la muerte en alguien cercano
son experiencias importantes para apro-
ximarse a los límites del propio cuerpo
psíquico y a la imaginería que de allí pro-
viene. Para decirlo de otra manera, la
imaginación de la enfermedad es vasta,
pero complementaria y necesaria si
somos alcanzados por ella como destino
individual. Lo menos que podríamos ha-
cer es aceptar sus maneras, sus reveses,
sus imágenes, que se transforman en un
acompañante inseparable, que sirve de
aprendizaje para el resto de la existencia.
El verdadero infierno surge cuando no
se tienen en cuenta estas consideraciones,
entonces los complejos se transforman en
torturas psíquicas con formas monstruo-
sas de calibre insospechado y martirios
físicos de las cuales el individuo no tiene
previa noción. Pero cuando nos acerca-
mos a ellas gentilmente y de forma simé-
trica y amigable, éstas hacen posible el
cambio durante el resto del camino, por-
que la psique es curiosa por naturaleza y
desea seguir viendo y aprendiendo, inclu-
so a costa del sacrificio.
A continuación presento unos fragmen-
tos de lo que fue la psicoterapia con esta
paciente, que espero permitan una visión
del quehacer psicoterapéutico en la etapa
del vivir llamada «mitad de la vida».
El primer sueño que trajo a consulta la
paciente a la que me he referido me pro-
pició una pista de cómo en cualquier ins-
tante durante la psicoterapia (si el tera-
peuta se encuentra en tempo) se va dibu-
jando, de forma sorpresiva, la evolución
del evento psicoterapéutico.También có-
mo la psicoterapia se hace posible tanto
en la paciente como en el terapeuta, pues
como he venido aprendiendo, no es algo
a lo que me dispongo a voluntad y cual-
quier técnica que se emplee nos aleja de
la visión real, convirtiéndose en falsa de-
fensa que impide ver tanto al paciente co-
mo a nosotros mismos.Aunque parezca
inverosímil, la psicoterapia no es algo que
se hace, es un suceder.
El caso que me ocupa corresponde, co-
mo mencioné, al de una mujer de 37 años
que acudió a consulta por sugerencia de
una astróloga. Corta de estatura, enjuta
de hombros, ojos puntiformes, amplia
sonrisa, aspecto agradable, cuidada en
los detalles del vestir.
El tiempo de la entrevista transcurrió
en contarme cómo no había podido tener
una pareja estable hasta los momentos, ni
tampoco procrear un hijo, que era lo que
SOY DEMASIADO REAL 39
 «más deseaba en el mundo»; sufría por tal
situación. Me llamó la atención la ansie-
dad de su rapidez y la necesidad de con-
tar lo que le acontecía casi sin parar.Tuve
la idea de sugerirle que en entrevistas
posteriores escribiera los sueños.A partir
de entonces, cada semana solía traer un
pequeño cuaderno con el registro de la
actividad onírica semanal, y hasta que no
terminaba de narrar el último sueño no
se sentía satisfecha. Por momentos me
daba la impresión de que parecía más
bien una tarea que debía cumplir y que
me imponía escuchar.
Es divorciada. Posteriormente a ese
rompimiento hubo una pareja que la
abandonó hacía ya un año, aludiendo
que su actitud siempre beligerante había
roto cualquier posibilidad entre ambos.
Pero ese mismo sujeto, para los tiempos
en que acudía a psicoterapia, la buscaba
incesantemente ofreciéndole la posibili-
dad de tener un hijo. Me dijo que sentía
que tal situación era como una manipula-
ción emocional. Existía una pareja actual
de la cual también se había separado por
desavenencias, pero de quien se sentía
enamorada. Este último se quejaba del
carácter impaciente de ella y de la forma
hiriente de que hacía uso al referirse a los
problemas mutuos. Por tal motivo tomó
la decisión de separarse (todas sus pare-
jas fueron personas de buen nivel econó-
mico). En consultas sucesivas reveló que
tenía un origen humilde y que en los pri-
meros años de su infancia había vivido en
un pequeño pueblo del Llano venezola-
no. Llegar a la posición económica y pro-
fesional donde se encontraba le había su-
puesto mucho esfuerzo y dificultad. Su
padre abandonó a la madre cuando ella
tenía poca edad. Luego apareció fugaz-
mente en su vida cuando contaba con
REVISTA VENEZOLANA DE
40 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
dieciséis años, «Con mucho dinero habido mientos que tengo, y cuando salgo busco grupo, «psicoterapia grupal»; en esos ca- blemas y hay que educarlos. Una vez un vierte en la forma en que se expresa de sí
en una empresa gubernamental», pero de la información». Tenía la impresión de sos se confrontan las situaciones perso- trabajador que solicitaba sus vacaciones, misma: «Me siento muy cuadrada, todo lo
esa misma manera su presencia se desva- que la amiga no lo hacía en esa forma y nales con otras experiencias, se cae en por tener un familiar enfermo, me pasó el cuantifico, miro el reloj así no tenga que
neció y en la actualidad sólo mantenía un era una persona más pasiva. El cargo se comparaciones y se mantiene la sanidad formato donde las pedía para que la com- estar pendiente de la hora». El asomo del
contacto esporádico. Salir de aquel pue- lo adjudicaron a la paciente, que contaba mental en relación con los conflictos ca- pañía se las pagara por adelantado. sentir lo existencial le produce un vacío:
blo y «adaptarme a un mundo donde de- con menos edad y menos estudios univer- racterísticos que se establecen dentro del Cuando observé la cédula de identidad, «No hago nada, del trabajo a la casa y de
bía aprender otros modales sociales fue sitarios.Al día siguiente, la otra contado- grupo. Este dato es bien conocido en la tenía un error, difería en un dígito. No di- la casa al trabajo, nada me motiva, me
muy fuerte». En una oportunidad, al refe- ra puso la renuncia y se enemistó con psicología analítica, pues el mismo Jung je nada, se la pasé a mi asistente y ella se siento paralizada».
rirse al matrimonio, dijo: «yo lo lamento, ella.Al poco tiempo se enteró de que su señaló que los grupos eran una forma de dio cuenta del asunto. Me comentó que el Me interesa el modo en que el nivel exis-
no me pienso casar con el motorizado de antigua compañera había sido promovi- contener la locura. Este tipo de psicotera- trabajador necesitaba el pago de las va- tencial de la vida de un individuo, en este
la empresa». da por su jefe (quien para aquel momen- pia aleja de elementos de calibre indivi- caciones, pues tenía una situación fami- caso de la paciente, se convierte en el cal-
En la segunda consulta, la paciente me to era pareja de la paciente) en otra em- dual aquellos que diferencian a un hom- liar delicada, que aquello se podía corre- dero donde hierve la desesperación junto
comenta que era la gerente administrati- presa, y que desdecía y maldecía de ella, bre de otro. Si se puede hallar alguna de gir. Le respondí que no, que él tendría a la impaciencia ante las rutinas del dia-
va a cargo de una empresa importante y poniendo en entredicho su capacidad pa- las manifestaciones y expresiones de lo que aprender y que la próxima vez se fija- rio vivir. Es decir, pareciera que el desaso-
que lo hacía muy bien, puesto que casi to- ra el cargo gerencial. psíquico, lo encontramos en la diferencia. ría mejor cuando escribiera su cédula de siego creado por la repetición de los hábi-
do pasaba por sus manos y llevaba un A la luz de los hechos, y con una visión Lo psíquico es contraste, que cede el pa- identidad. El trabajador vino a reclamar- tos diarios se incrementa, en tanto los re-
control estricto de las cuentas y el perso- bastante superficial, luce como un caso so a la extrañeza y la rareza que somos me, debido a que la empresa no le había cursos para verse a sí misma escasean.
nal. Le pedí que me contara un sueño y común de nuestros días; una historia de en sí cada uno de nosotros. La mujer no pagado. Hice como si estuviera extraña- Recuerdo en este momento el libro Línea
relató el siguiente: envidia, celos profesionales y arribismo desea entrar en psicoterapia con otra da, miré la computadora y le dije:“¡ah, de sombra, de Joseph Conrad, donde un
que se cuelan a través de la entrepuerta mujer con quien rivaliza, es decir, con la claro! Aquí está el error: usted colocó mal barco de vela permanece en alta mar de-
Soñé que venía al consultorio a verle, pe- del sueño de una persona; y pareciera co- contraparte de sí misma, el llamado alter el número de su cédula”». bido a que los vientos no se agitan ni
ro usted hacía terapia de grupo y preten- mo si no tuviera más que decirme. Pero ego, ni tampoco desea que entre con ella Luego comentó: «Si no es así, doctor, tampoco soplan favorablemente, el velero
dió que yo hiciera psicoterapia con otra arriesgándome más allá, y por tratarse de lo que desconoce de sí misma, aquello ¡imagínese!…». no se pone en marcha y la tripulación
mujer. Cuando me enteré de quién se tra- un sueño inicial, me favoreció una impre- cargado de dificultades para aceptar co- Este tipo de «crueldad» de carácter que comienza a sentirse irritada; como conse-
taba la persona, le dije que yo no iba ha- sión diagnóstica de cómo la psicoterapia mo la envidia. El aparato emocional, por a ojos comunes luciera «sombrío», tiene cuencia aparece la descomposición psí-
cer psicoterapia con ella y que no pasaría hacía su debut en esta mujer. decirlo de alguna manera, es quien tiene una función rectora en el colectivo y per- quica entre los marineros. El nivel
al consultorio. Al tratar la imagen que trae el sueño, los receptores para detectar las emocio- mite la posibilidad de organización, en existencial al cual aludimos, con el atur-
con las emociones de envidia profesional nes difíciles de aceptar, y es así como se forma indirecta, de lo grupal, donde apa- dimiento que el hábito diario impone a
Me acerqué al sueño intentando ampli- que ya hemos visto, la apreciación se tor- convierten en una energía que nutre la recen distintos problemas individuales, cada cual, sugiere que no existe nada en
ficar la imagen que traía y le pregunté a na en otra cosa que adicionalmente se psique. En el caso concreto del sueño, la con el único objetivo de obtener un logro lo repetitivo, sino el vacío. Muy por el
la paciente si sabía quién era esa otra mu- suma al carácter de la paciente. Luce evi- paciente se empeñaba en una pugna con común. Pero cuando la paciente se apro- contrario, a mi parecer, induce estados
jer. Refirió entonces que tal persona ha- dente que tiene una actitud ante la reali- aquello que rechazaba de sí misma, re- xima con estas mismas herramientas a de ánimo que favorecen la aparición de
bía sido su amiga, de mayor edad que dad externa que le funciona a la perfec- primía sus aspectos negativos y a su vez verse a sí misma, pareciera que resultan aspectos desoladores de la psique en el
ella; trabajaban juntas en la empresa y ción, pues su capacidad organizativa mantenía una conciencia a pesar de diso- ineficaces. Los mismos instrumentos psi- individuo. Es ese lugar donde no hay ni
una de las dos debía ser promovida para frente a los retos que le impone cualquier ciación con los mismos. Son esas fuerzas cológicos que ella utiliza para tratar fantasías ni proyectos en el vivir, donde
un único cargo superior. Luego me hizo dificultad del mundo que le rodea y la de las cuales ella es inconsciente las que asuntos colectivos, cuando la situación se desvanece el hacer, el que propicia la
la observación de que ella misma era una amplitud de su respuesta en forma analí- la inducen a someterse a tratamiento. pertenece al ámbito personal y afectivo, iniciación de una descomposición de la
mujer dispuesta y arriesgada en las entre- tica favorece una adaptación adecuada a Hay algunas intuiciones al respecto lucen inválidos, es decir, incapacitados; psique en elementos que el paciente está
vistas de trabajo, pues siempre mostraba los requerimientos de la realidad. Pero que aparecen cuando la paciente relata van en silla de ruedas, por decirlo de al- obligado a diferenciar, pero no sabe cómo
un aspecto diligente y respondía inten- su psique está en función de lo colectivo, un episodio muy concreto de su vida co- guna manera. Pareciera que se estuviera valorizarlos.
tando darle soluciones a las dificultades con la organización del afuera, por lo tan- mo el siguiente: «A mi cargo tengo seten- develando el comienzo del agotamiento Volviendo a la función superior de la
que se le proponían en las mismas, «si no to, una relación individual como la psico- ta personas. Usted podrá imaginar la difi- de lo que la ha sostenido la primera mi- paciente, pareciera que ésta estuviera
sé algo, echo mano de los pocos conoci- terapia hace su aparición en forma de cultad que eso significa: son setenta pro- tad de su vida, su función superior. Se ad- dando muestras de debilitamiento cuan-
SOY DEMASIADO REAL 41

Edvard Munch, Mujer (la esfinge), 1899
do expresa: «soy demasiado real, tengo
los pies en la tierra». Es difícil aproximar-
se en tan poco tiempo a la actitud y a la
función que predomina en un paciente,
debido a que algunas veces no son lo que
parecen y en la mayoría de los casos pue-
de tomar años atisbar cuál es la función
psíquica principal en una persona. En es-
te caso, algunos indicios y puntos claves
podrían guiar a una órbita psicoterapéu-
tica más adecuada para el individuo que
acude a consulta. El hecho de que la pa-
ciente sepa contar dinero y que, además,
lo haga en función de un colectivo, en este
caso de una empresa, suscita en mí la in-
tuición de que podría tratarse de un ex-
traverted sensation type (tipo sensoper-
ceptivo extravertido 2). Este tipo con esta
función hace que la paciente sea muy de-
tallista. Se puede observar esta capacidad
en la manera en como ella se da cuenta de
las cosas que están en su entorno; por
ejemplo, en mi consultorio hay un dado
de bronce como de seis centímetros por
lado. Mucha gente que se sienta en las si-
llas suele jugar con él. Ella nunca lo ha-
bía tocado, ni parecía haberle prestado
algún interés. En una oportunidad me
sorprendió con su capacidad para perci-
bir el ambiente externo, pues me dijo: «Le
voy a decir algo: ese dado que usted tiene
allí, la semana pasada estaba por la cara
REVISTA VENEZOLANA DE
42 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
del número dos», lo decía con extraordi-
naria convicción. Estos ejemplos de nin-
guna manera son determinantes, pero sir-
ven para ilustrar qué función pudiera
predominar en la persona.También hubo
un dato de su historia clínica que me sor-
prendió y me hice la pregunta de cómo
una persona tan apegada a la realidad
podría haber sido referida por una astró-
loga. En el libro Lectures on Jung’s typo-
logy, en relación con The inferior function,
Marie-Louise von Franz dice lo siguiente:
«Otro aspecto de la intuición inferior de
un tipo psicológico extravertido senso-
perceptivo es su repentina atracción por
la antroposofía y algunos otros cócteles
de la metafísica occidental» (1971, p. 24).
La psicoterapia con la paciente, de mi
parte, se ha centrado en la lentitud. Con
cada sesión casi de forma instintiva me
he vuelto más lento de lo que soy por cos-
tumbre. Cuando la paciente me presentó
el primer sueño, ambos pudimos ver las
complejidades de algo que, a poca luz,
parece un acontecimiento más de la vida
cotidiana. Pero el hecho en sí de que la
paciente decidiera pasar de una psicolo-
gía de lo oracular a una psicoterapia indi-
vidual (inducida a su vez por la propia
astróloga) implica un movimiento con-
tundente en su psique nada despreciable.
Tal parece que las cosas que ponía en fu-
turo las ha ceñido más al aquí y el ahora,
y pareciera sugerir que tiene algunas in-
tuiciones de que algo marcha mal, mas
no en el afuera, sino en el plano interior.
No tiene nada de raro el hecho de que la
paciente se esmere cada semana en escri-
bir todos los sueños y relatar cada uno de
ellos en la sesión correspondiente como si
se tratara de una tarea de precisión; uno
seguido del otro (incluso a veces sin repa-
rar en las reflexiones hechas por el tera-
peuta), como si por momentos pareciera
su única manera de atrapar alguna de las
intuiciones que los sueños le ofrecen. De
paso, he tratado de tener cuidado de que
los relatos de los sueños y las imágenes
que podrían ser útiles para la psicotera-
pia no se transformen en otro tipo de orá-
culo sin sentido.
Durante el tiempo en que la paciente
se mantuvo en psicoterapia, su estado de
ánimo fue depresivo, incluso su actitud
en la intimidad del hogar era de recogi-
miento y soledad. Luego del abandono de
la última pareja, se entregó a un estado
de introversión que le fue propicio para
que se dieran algunos movimientos psí-
quicos que tuvieron importancia. Según
refiere el libro de Tipos psicológicos, de C.
G. Jung (1972), la extroversión se aprecia
cuando el sujeto tiene más vínculo con
los objetos que con los eventos interiores,
sean ideas o emociones.Aun así, la apro-
ximación clínica nos demuestra que hay
niveles de introversión y extroversión en
cada individuo y quizás (en mi caso) lo
que más me guía es la disposición de su
función superior que es extravertida.Ten-
go la intuición de que existe más balan-
ceo que fijeza entre introversión y extro-
versión en el común y corriente de las
personas de lo que se tiene en cuenta. Pe-
ro cuando la función superior empieza a
ceder, el reino de la función inferior se im-ria personal–, que al parecer es mucho aparecen y conceden, si así sucede, la
pone, auspiciando la introversión. Es de «equipaje». Es así como debe comenzar aparición del arquetipo que el siguiente
esta forma como desde los terrenos teóri- por dividir, separar y dejar algo para po- sueño muestra:
cos se propicia una imagen que me ha der continuar. Con la falta de reconoci-
acercado a la vivencia emocional de la miento de sí misma, en este caso por lo «Me subí a un ascensor y luego subie-
paciente. colectivo (representado por una funcio- ron varias personas. A mi lado, una mujer
Las sacudidas psíquicas a veces no im- naria de inmigración que le ofrece un for- se me acercó tanto que tuve que mover-
plican ninguna garantía de movimiento mato incompleto, es decir, una estructura me al punto de quedar entre ella, un hom-
psíquico, pero cuando aparecen ofrecien- a medias sin identidad), aparece la inca- bre y la pared. Cuando miré hacia abajo,
do una muestra, como los sueños que si- pacidad para cargar con las complejida- sus pies tenían 6 dedos cada uno. Al abrir
guen a continuación, se tornan en guía des históricas. el ascensor, salieron todas las personas
para el terapeuta: El hecho de encontrarse en una fronte- y, al tratar de salir, la mujer y el hombre no
ra donde no reconoce su identidad, si to- me lo permitieron. La mujer me indicó que
«Estaba en inmigración del aeropuerto, ya mamos en cuenta la edad de la paciente me iban a robar y que mejor me quedara
que me iba de viaje. Cuando entregué el (37 años), es una situación en que es posi- tranquila, porque otros no habían vivido
pasaporte, la funcionaria me indicó que la ble se propicie lo que se llama el comien- para contarlo por no dejarse robar.»
foto estaba desactualizada, y como la sa- zo de la llamada «crisis de la edad de la
lida era en 2 horas, podía ir a PB, tomarme mitad de la vida» y que pudiera dar paso Un asalto en un ascensor desde donde
una foto y pegarla en una copia de un for- a transformaciones. Para ese momento, la se hace difícil huir; la mujer con seis de-
mato que me entregó y con eso podría pa- paciente apenas tenía dos meses y medio dos en cada pie es una especie de freak
sar sin problemas. De allí me fui a la habi- en psicoterapia y no sabía qué camino (fenómeno) que la sujeta para que se deje
tación del hotel donde me encontraba alo- podía tomar su proceso, pero tenía en robar, porque de otra forma podría mo-
jada, cuya puerta estaba casi al lado de cuenta que su entrada a la misma venía rir; y a su vez un hombre, quien parece
inmigración, y comencé a preparar el equi- desde la represión de la sombra, es decir, acompañar a la mujer para perpetrar el
paje, faltaba mucho por guardar. Cuando desde lo que desconoce y le es difícil de asalto. Es una pareja que la induce a que
llegó (P) a la habitación, le pregunté qué aceptar de sí misma. se deje robar por su propio bien.Todo
haríamos con tanto equipaje. Me dijo que Llegado este punto, me parece que fue esto señala el aparecer de Hermes, el ar-
separara en diferentes maletas lo que no con este sueño como comenzó la descom- quetipo de la psicoterapia (López Pedraza,
íbamos a utilizar para continuar el viaje y posición (Putrefactio 3) de estructuras rí- 1991), y es porque Hermes, paradójica-
que cuando llegáramos a Maiquetía deja- gidas y preconcebidas, permitiendo el mente, es consciente y emocional
ríamos esas maletas en la maletera del acceso a la conciencia de aspectos incons- (inconsciente) al mismo tiempo, y esto
carro y continuaríamos con el resto de las cientes. Ella, durante estos períodos, se expresa un «estar», que es básico en la
maletas. Él tenía una foto mía actualizada mostraba depresiva, con llanto fácil y psicoterapia. Con su aparecer, la psique
en su cartera y me la entregó para poder ánimo disfórico.Tuve la impresión de que tiene la particularidad de hacerse más
pasar por inmigración. Luego fuimos, en- intentaba controlar las emociones en vez flexible. Aparte me quiero detener a co-
tregamos la foto y pasamos para abordar.» de aproximarse a ellas. Hice referencia a mentar la aparición del freak en el sueño
la importancia que tenía el quedarse así, de la paciente desde el lado de lo femeni-
Comienza un viaje para la paciente de fragmentada, aunque no se supiera muy no, como si la extrañeza, con el shock
carácter psíquico, pero la foto que la bien de lo que se trataba. psíquico que implica, pone a la concien-
identifica para atravesar la frontera está Es en ese espacio donde el yo no se re- cia en estado de sorpresa, mientras la
«desactualizada». El yo no se reconoce y conoce, en ese breve momento en el cual reacción corporal es de respuesta mera-
está a merced de la dificultad que le im- el paciente no se identifica, cuando las mente instintiva. Es decir, la psique se
ponen los complejos psíquicos –su histo- emociones con su fuerza conmovedora coloca en posición simétrica ante ese
SOY DEMASIADO REAL 43

doble estado, arriba y abajo, conciencia e
instintos. El estar sujetada en la tensión
de la huida, por el freak femenino (que se
devela en un número más en los dedos
de los pies), le impide tener la reacción
«primitiva» de huir. El freak en este caso
la contiene frente a la aparición de lo
impredecible que tal situación represen-
ta y la previene de una acción destructi-
va para consigo misma (incluso se podría
decir de carácter psicopático) y parece
tener un objetivo: que el robo no sea en
vano, que éste se dé arriba y abajo, en la
contención por la paradoja de Hermes.
La paciente aquí, según sugieren las imá-
genes, busca un vínculo con su feminidad,
es la feminidad quien conecta con lo ins-
tintivo y con las emociones básicas del
vivir, a través de su aspecto débil y estre-
mecedor. No quiero dejar de mencionar
la aparición de la advertencia en el sue-
ño, que suele ser una extraña forma de
expresión del inconsciente, una indica-
ción particular que sugiere de manera
contundente la necesidad de la flexibili-
zación de la psique, y a su vez favorece
en forma indirecta, a través de la emo-
ción de miedo, la valorización del instin-
to. Esto tiene relación con detenerse en
seco, estar atento a la posibilidad de peli-
gro y, quizás, eso pueda ser el freno para
una psique en velocidad. Es decir, el sue-
ño ha movido a la paciente a niveles más
primitivos, donde las respuestas parecen
reacciones pertenecientes a formas de
supervivencia, pero que se sujetan a la
consciencia debido a que la valorización
no deja espacio a la ambigüedad. El esta-
do depresivo y el abaissement 4 del nivel
de conciencia parecen propiciar en este
caso el intercambio hermético.
Ya esto hace que la psique arquetipal
comience a aparecer con fuerza. Así nos
REVISTA VENEZOLANA DE
44 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Wilhelm Helg, Man Ray magnético, 1993
lo deja ver las imágenes del siguiente pero se sentía en ella una tolerancia signi- gar al lugar, revisó la comida que yo llevaba de grises posibles, sin embargo, cada se-
sueño: ficativa a la expresión psíquica de su hu- y dijo que a su jefe no le gustaría. Al llegar, mana dedicaba tiempo para analizar y
mor. Lograba salir sola sin enrollarse o su jefe resultó ser una mujer en silla de repasar cada sesión de terapia, esforzán-
«Acompañé a alguien a aplicar como actor. con amigas. Podía entregarse a otro tipo ruedas: tenía las piernas como de un pe- dome en encontrar ese detalle o detonan-
Una vez allí, decidí aplicar, tuvimos que es- de actividades diferentes al trabajo y man- rro, pero muy largas, y un miembro tan te que me reprimía, hería o maltrataba.
perar mucho. Al finalizar la prueba, salí tenía con regularidad su asistencia sema- grande como sus piernas. Yo tenía miedo Algunas veces encontraba las respuestas,
bien y me dieron la oportunidad. Luego ha- nal a psicoterapia. Luego tiene el siguiente y no quería ver, sólo miraba su cara.» muchas otras yo creí no encontrar absolu-
cían unas rifas y todos conocían las res- sueño, posterior a los otros y a meses des- tamente nada. Sin darme cuenta, poco a
puestas a las preguntas, ya que eran aso- pués del inicio de la psicoterapia: La mitad, cuerpo animal, la otra mitad poco fui dedicando tiempo a estar conmi-
ciadas al director y su trabajo. Yo no sabía humano, el pene tan grande como las complejo materno a lo femenino, es decir, go misma, trabajar en mí, hacer y decir lo
nada de su trabajo y comentaba que me «Tres hombres me secuestraron, me quita- piernas, que son de perro, y, además, una el irse desprendiendo de la dependencia que realmente yo deseaba, cambiando y
encontraba allí de casualidad. De pronto, ron el celular y todo medio de comunica- mujer. Esta imagen podría generar una psicológica que ha tenido con la madre. expresándome desde adentro hacia fuera.
el director era mi novio. Caminamos a un ción. Allí estaban dos personas que traba- reacción repulsiva al lector no versado, Una reflexión de la paciente da cuenta de Los días fueron cambiando, y aunque
sitio que era como Perú y allí estaban fil- jan en la empresa a las que no tolero. Ellos pero lo que sucede es que es una imagen ello: «La psicoterapia resultó ser una dura quizá muchos de ellos no dejaron de ser
mando una historia. Era la nuestra.» no estaban secuestrados, sin embargo, que pertenece al arquetipo de Hermes, tarea para estar conmigo misma, redescu- grises, aprendí a disfrutarlos uno a uno,
tenía que soportar su presencia, que me que tiene apareceres muy bizarros como brir quién soy y mejorar cada día. De una algunos otros comenzaron a tener colores
El actor, a través de la fuente del sentir, incomodaba.» el de este ejemplo y, por lo tanto, se hace manera consciente o inconsciente, aún no y entonces comprendí, como dice el poe-
tiene el oficio de expresar las emociones intensamente movilizadora desencade- lo sé, una mañana me encontré frente a la ta,“que hay cosas como rosas que son
con su rostro y con su cuerpo. Esto es evi- Un rapto, el encuentro con los aspectos nando fuerzas del inconsciente nuevas y puerta de la consulta. Contrario a lo que hermosas sin saber lo que son”. Hoy,
dentemente el rasgo esencial de lo dioni- negativos de su personalidad impuesto desconocidas, compensando psíquica- imaginé, comenzaba un duro camino pa- mirando todo desde una perspectiva
síaco, lo que viene del dios del teatro. por las emociones.A diferencia del primer mente a la paciente (López-Pedraza, 1991). ra llegar lentamente a un estado de bie- diferente, me doy cuenta de que siempre,
Teniendo en cuenta estos aspectos co- sueño con el cual ella apareció en consul- En el sueño ella es seguida y observada nestar. No puedo olvidar que al salir ca- aunque creyera que no fue así, encontré y
mo imagen que respalda al sueño de la ta, ya no privan las funciones conscientes, desde lo lejos, es decir, una «emoción» pa- minando lentamente sentía un peso muy resolví de manera inconsciente muchos
paciente, tal pareciera que es la escena de no hay comunicación con el Ego. Debe ranoide la acompaña durante su transcu- grande sobre mis hombros y que estaba aspectos de los que fui tomando concien-
su propia vida. El repentino suceder de aprender a tolerar los opuestos. El sueño rrir, que luego se transforma en miedo. La peor que antes de entrar al consultorio. cia progresivamente. Puedo decir con
verse como actriz; el azar de la rifa sobre también nos indica que a su vez está tole- aparición de Hermes, la conexión con En los meses siguientes pasé por mo- certeza que este duro, lento, deprimente y
el trabajo del director donde todos cono- rando lo que desconoce de sí misma.Y imágenes subterráneas de su vivir psíqui- mentos de depresión intensa donde no difícil trabajo de la psicoterapia ha mejo-
cen la respuesta excepto ella, y el noviaz- justo después, este sueño: co, es propiciada por ese ser extraño en deseaba saber de nada ni de nadie, inclu- rado mi vida y que vivo todos los días co-
go (conjunctio) sorpresivo y desconocido silla de ruedas. so ni de mí misma. Dormir se transformó mo se presentan sin pensar qué pueden
con él, que a mi forma de ver fue el pre- «Estaba con una persona, su mamá nos Un comentario de Rafael López-Pedra- en la mejor vía de escape momentáneo hacer los demás por mí y por hacerme fe-
mio que obtuvo, estimo que todo ello dio comida para llevar. Esta persona esta- za , refiriéndose a un sueño de su edad
5
que, seguida de cada despertar, encontra- liz, sino trabajando por mí desde dentro
apunta a que ella se enamora de la apari- ba nerviosa porque alguien nos observaba madura, en el cual observaba una silla de ba la depresión a su lado, aquella misma de mí misma».
ción arquetipal de Dionisos, quien es el desde lo lejos en una parte alta con unos ruedas que en la parte trasera del respal- que estaba allí antes de internarme en un La emoción paranoide que apenas se
dios del teatro y de un vivir emocional, y binoculares. Nos fuimos de ese lugar con dar llevaba escrito: «impredecible», me profundo y pesado sueño. Sin embargo, asoma en el último sueño citado parece
eso es lo que ella necesita: vivir emocio- la comida. Íbamos caminando y en cierta tomó por sorpresa, pues son impredeci- cada semana de terapia me daba cuenta indicar que es una de las vías que tomó
nalmente. El trabajo más acucioso de la parte del camino esa persona decidió no bles las transformaciones que se suceden de cómo de manera inconsciente llegaba la psique de la paciente para descender
psicoterapia tiene como objetivo que el continuar conmigo. Yo recordé que no de- a partir del aparecer de Hermes, pero a entender y analizar aspectos de mi vida de lo colectivo a lo individual, pues ella
individuo entre en íntimo contacto con su bía tomar el ascensor y comencé a subir desde luego apuntan a una psique que pasada y actual que rigen mi conducta se siente a un nivel que sólo es percibida
vida emocional, que respete su naturale- las escaleras. Una vez por las escaleras, tiene una dinámica. y, luego de ello, progresivamente fui en- por quien lo experimenta y luce extraña
za instintiva. después de haber subido un rato, una mu- Es importante observar a su vez que la contrando el camino para suavizar e in- ante los ojos ajenos. A su vez, esta emo-
Vale la pena comentar que durante el jer me abordó y me obligó a ir con ella a un comida que da la madre y que es llevada cluso cambiar conductas que llegaron a ción se apareja con la liberación de su fe-
tiempo en que se dieron estos sueños la sitio (yo no me resistí). Esta mujer era la a esta persona femenina desconocida y maltratarme. minidad de las dependencias del comple-
paciente mantenía su estado depresivo, que nos miraba con los binoculares. Al lle- extraña apuntan a un movimiento del Así pasaron días en todos los matices jo materno. Pero también esa emoción es
SOY DEMASIADO REAL 45
 impredecible, por decirlo de algún modo, Reseña biográfica Notas
a
El artista:
vacío y plenitud
LILIANA LIVIANO WAHBA
La creatividad tiene la fuerza de un instinto. Se desarrolla en un proceso de construc-
ción y destrucción. Usa el vacío para silenciar la mente agitada, para abrir nuevos
espacios y vivenciar el estado de carencia que impulsa la búsqueda. El artista, al su-
mergirse en su experiencia psíquica individual, permite también una reflexión sobre
los complejos culturales y los fenómenos colectivos del momento.

significante: una entidad ontológica acre-

ya que nos puede enfermar de mil formas
o conducirnos, como en el caso del sueño
de la paciente, a un contacto estrecho con
Hermes. La naturaleza de la aparición de
Hermes (dios de lo inconsciente) a través
del fenómeno increíble de sus hijos, con
sus atributos extravagantes y dobles
(hombre-mujer, humano-animal), desató
una serie de arquetipos, sacudiendo con
el susto y el miedo los niveles instintivos a
los que necesariamente apunta la psicote-
rapia de nuestros tiempos y propiciaron
el movimiento psíquico de la paciente.
La crisis de esta paciente fue producto
de una naturaleza psíquica que estaba
paralizada y que encontró en la psicote-
rapia un cambio para que ésta se trans-
formara en un vivir más positivo y cons-
ciente, y, como ella misma explica, con
momentos de alegría y tristeza en los que
se sentía contenida.
El lector debe valorizar por su cuenta
las posibilidades que pueden aparecer en
un período corto de psicoterapia.
Freddy Javier Guevara G. nació en 1960, en Sala-
manca, España. Obtuvo el título de Médico en la
Escuela Luis Razetti, Universidad Central de Vene-
zuela, en 1987. Estudió Psiquiatría y se graduó en
1992 en el Centro de Salud Mental del Este El Pe-
ñón. Desde el año 1993 es adjunto docente de la
cátedra de Psiquiatría del Hospital Universitario de
Caracas, en el área de Psiquiatría de Enlace (con-
sulta interdepartamental). Inicia su práctica
psiquiátrica y psicoterapéutica privada en 1993 en
la Clínica Vista Alegre y en el Instituto Médico La
Floresta, Caracas. Participa del cuerpo docente del
Grupo Humana desde el año 1998.Actualmente es
miembro en formación de la Sociedad Venezolana
de Analistas Junguianos.
Referencias bibliográficas
LÓPEZ-PEDRAZA, RAFAEL (2001). Hermes y sus hi-
jos. Caracas: Festina Lente.
VON FRANZ, MARIE-LOUIS (1971). On Jung’s Typo-
logy, I The Inferior Function. Zúrich: Spring Publica-
tions.
JUNG, CARL G. (1972). Tipos psicológicos. Buenos
Aires: Editorial Sudamericana.
Mi agradecimiento al analista junguiano Rafael Ló-
pez-Pedraza por sus observaciones.Al Dr. Iván Ro-
dríguez del Camino por su atinada supervisión y
aguda corrección.Al Dr.Axel Capriles por sus suge-
rencias en cuanto al texto.
Germaine Krull, Desnudo, 1930
1. Haya sido ésta la extraversión o la introversión, a
esta edad ya la función superior está agotada y no
brinda el sustrato para los movimientos que nuestra
naturaleza requiere. Surge entonces la necesidad de
un cambio hacia la función opuesta o inferior. Es lo
que se denomina sacrificio de la función superior
(Jung, 1972).
2. Además de los tipos introvertido y extravertido,
el individuo utilizará con preferencia alguna de las
cuatro funciones de la consciencia, que se agrupan
en dos pares de opuestos: pensar/sentir y
percibir/intuir. Esto hace que la persona que tiene,
por ejemplo la percepción como función superior,
tenga como función más inconsciente, es decir, su
función inferior, la intuición y viceversa. Otro tanto
ocurre con el par pensar/sentir.
3. La putrefactio es una de las operaciones del
Opus alquímico, en el que Jung descubrió un para-
lelismo con el proceso psicoterapéutico (Psicología
y alquimia).
4. Abaissement de la conciencia: estado de fatiga
mental que favorece un nivel psíquico desde donde
se pueden ver nuestras imágenes más oscuras y las
del paciente que tenemos enfrente en la psicotera-
pia. Este término fue acuñado por Pierre Janet.
Lucien Freud, Reflexión (Autorretrato), 1985
5. En reuniones de analistas y personas cercanas a
la psicología junguiana, denominadas «Club de los
Sábados», que se llevan a cabo generalmente dos
veces al mes, el analista junguiano Rafael López-
Pedraza hizo referencia a ese sueño de su edad
madura.
El arte simboliza El ser humano tiene la particularidad
el significado de una existencia. de poseer sentimientos como el de pérdi- luto –especialmente en la música– algo
Andrei Tarkovski da, que lo agobia, el de angustia ante la
finitud y la conciencia del dolor. Los ani- que nos trae una brisa de consuelo.
males sufren también, conocen, a su ma-
nera, el dolor físico y emocional.
Nosotros lo potenciamos con el dolor
psíquico y espiritual.
El ser humano evolucionó en dirección que no siempre son sinónimos– son un
a algo nuevo en la existencia terrena, si
no planetaria; se transformó en un animal humana.
cida a la identidad óntica, en el sentido
«heideggeriano». Posee, así, la capacidad
de afirmar su propia existencia y de anti-
cipar su muerte. El tremendo salto evolu-
tivo trae el alto precio de la angustia exis-
tencial.
¿Y cómo la soportaríamos sin un equi-
po adecuado? Nuestro cerebro creció
en conexiones y múltiples capacidades,
mientras que los órganos de nuestro cuer-
po son muy parecidos a los del animal.
Somos una máquina sofisticada de corta,
muy corta durabilidad. O, como dice
una colega bióloga y psicóloga: mucho
software para poco hardware. Inventamos
entonces la cultura: el ser humano es un
animal socio-cultural.
Por medio de la cultura garantizamos
nuestra continuidad y nos beneficiamos
de lo que se aprendió antes de nosotros.
Una determinante cultural fundamental
para la durabilidad de nuestra especie,
la cual frecuentemente nos parece un pro-
yecto mal acabado, es precisamente el ar-
te y la creatividad.
El arte y el artista nos dan la oportuni-
dad de activar las imágenes de asombro y
de encantamiento. Sin éstas tal vez nues-
tra especie no sobreviviría, y si no pode-
mos alcanzar la felicidad, tan efímera y
volátil, podemos apreciar, hasta en los
momentos de sufrimiento, enfermedad y
de la belleza producida por el ser humano
Jung considera la creatividad un deter-
minante que tiene la fuerza de un instinto.
Para él, la creatividad y el arte –pues
necesitamos diferenciar estos aspectos
producto fundamental de la especie

REVISTA VENEZOLANA DE
46 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS EL ARTISTA: VACÍO Y PLENITUD 47
 Edward Wilson (1999), un biólogo e in-
vestigador de la mente, señala un concep-
to que confirma la idea de Jung. Este au-
tor se refiere al «origen biológico de las
artes» y a la existencia de un tipo de «ins-
tinto estético» con patrones de formas
consistentes con las ondas cerebrales.
El arte sería una regla innata del desen-
volvimiento mental y, siendo así, no sería
solamente producto de la cultura, sino
de la evolución genética. O sea, deriva de
adaptaciones que mejoran la superviven-
cia y la reproducción: «La influencia do-
minante que originó las artes fue la nece-
sidad de imponer orden a la confusión
causada por la inteligencia» (Wilson, 1999,
p. 215).
Con respecto a la creatividad más am-
plia, de la cual todos podemos participar,
ésta se encuentra en nuestro trabajo ana-
lítico, particularmente cuando tratamos
los complejos anímicos. Entiéndase por
complejo anímico a los fenómenos del
anima y del animus, que Jung (1966) des-
cribe como complejos que tienen un ca-
rácter de posesión y de personificación
autónoma. Son mensajeros de estados in-
conscientes profundos, particularmente
activados en los procesos creativos.
Cuando pierden su carácter de posesión
pueden ser integrados a la conciencia,
transformándose, entonces, en funciones
psicológicas de naturaleza intuitiva. Esta
función es característica de la creativi-
dad: mediación entre consciente e incons-
ciente y formación de símbolos.
El complejo creativo es autónomo por-
que no se subyuga a la voluntad cons-
ciente. Esto no es patológico, solamente si
la autonomía es muy frecuente y hay fija-
ción del complejo (Jung, 1978a). Se activa el
arquetipo de la alteridad (Byington, 2002) y
comprendemos por qué éste es funda-
mental para los procesos creativos y para
el arte en particular.Alteridad significa
reconocer al otro, encontrarlo, sea un otro
interior como un otro fuera de nosotros.
Cuando el encuentro se anuncia previa-
mente, el sentimiento correspondiente es
de plenitud. Pero cuando la incertidum-
bre, asociada a la desorientación y pérdi-
da de referenciales seguros, domina, el
REVISTA VENEZOLANA DE
48 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
miedo de perder, de caer en el vacío del
olvido, puede ser insoportable. Este vacío
no se refiere al vacío trascendental, que es
más un estado de unión con la totalidad.
El vacío activado por el complejo aní-
mico es una falta, el deshacerse de la con-
tinuidad palpable, un sentimiento de pér-
dida y desamparo sin apoyo, de añoranza
y nostalgia inagotable (en portugués las
bellas y melódicas palabras infindável
saudade: interminable añoranza). Como
decía una mujer después de morir su her-
mano, con quien mantenía un fuerte vín-
culo afectivo y espiritual: su figura ausen-
te recorta un vacío en el mundo visible
que nada puede ocupar.
La creatividad se desarrolla en un pro-
ceso de construcción y destrucción. Como
ejemplo, en una retrospectiva sobre la vi-
da y obra de la escultora Camille Claudel,
verificamos que ella sucumbió al vacío
destructivo: «Su iniciación fue violenta-
da, la entrada al sub-mundo de la creati-
vidad se transformó en una caída al
Infierno y la aurora naciente [una de sus
obras] fue estancada por la devastadora
manifestación de la locura» (Wahba, 1997,
p. 140).Al decir que había siempre algo de
ausente que la atormentaba, profetizó la
petrificación de la ausencia irreparable.
Según Byington (2004), el artista puede
sucumbir a sus defensas psicopatológi-
cas, pero el arte triunfa en última instan-
cia, defendiendo el bien de la humanidad.
El estado de vacío es también típico de
la incubación, antes que los contenidos
del inconsciente emerjan, antes del
encuentro. Si el ego es frágil, la angustia
por la carencia puede adquirir proporcio-
nes insoportables, hasta patológicas. Los
procesos creativos «usan» el vacío para
silenciar la mente agitada, abrir espacios
nuevos, vivenciar el estado de falta que
impulsa la búsqueda.
Sin la confianza en la posibilidad de un
encuentro, sea de energía creativa, de sen-
timiento de completitud y, principalmen-
te, de reconocimiento, el desamparo es
intolerable. Los complejos anímicos acti-
van este desamparo, el miedo a la traición
y al olvido, y por eso tienen un gran po-
tencial de destructividad. Pues, si son
portadores de plenitud y de realización,
amenazan con el rompimiento de víncu-
los internos y externos. Gordon (1978)
analiza la interacción entre el ego, el
inconsciente y el coraje de abandonar el
ego. Para ella, la capacidad de confiar en
el mundo interno, no como vacío ni esté-
ril, posibilita la entrega al sentimiento de
pungente falta y la sensación de muerte
que acompaña el proceso creativo. Las
fantasías de omnipotencia son sacrifica-
das en el acto creador. La plenitud es sen-
tida cuando la falta también puede ser in-
corporada sin destruir el ego.
Una paciente que preparaba una tesis
de cátedra entró en tal desespero que lle-
gó a perder todo su trabajo en el progra-
ma de la computadora –por suerte lo re-
cuperó con ayuda.Vemos simbólicamente
que el paciente sentía tanto miedo de fa-
llar en su creatividad, de perderse en el
vacío de su existencia, que perder todo el
trabajo era una manera de tornar concre-
to ese temor y de algún modo controlarlo.
Otro paciente, director de teatro, antes
de crear un nuevo espectáculo se sentía
vacío de ideas y de identidad, el «otro» in-
terior era hostil y despreciativo. El trabajo
con el complejo anímico en su vertiente
personal y arquetípica liberó su creativi-
dad para un encuentro de renovación y,
en el espectáculo, que se estrenó con éxito,
descubrió actitudes y fuerza vigorosas
que cautivaron al público y le dieron sa-
tisfacción personal.
El arte es una rama de la creatividad
asociada con la maestría: habilidad de
producir formas, asociación equilibrada
entre inspiración y ejecución, sentido his-
tórico del momento artístico, compren-
sión simbólica.
De acuerdo con la tipología junguiana,
hay diferentes formas de adaptación y
orientación yoica y de aproximación al
inconsciente. Una visión romántica atri-
buye al artista un aislamiento, sin necesi-
dades materiales y en estado de posesión
constante. Hay artistas que construyen
con el intelecto, otros que lo hacen con el
sentimiento, o sensación, e innúmeras va-
riaciones. Jung (1978a) indicaba dos tipos
de creación: una más vinculada al cons-
ciente y a la deliberación, y la otra, efecto
del inconsciente. Kris y Kurz (1988)
apuntan en el proceso dos momentos:
inspiración y elaboración.
El elemento común a esta diversidad de
producciones es la comunicación de una
fuerte impresión. Existe una tendencia a
enfatizar el poder arquetipal del incons-
ciente y del estado inspirado en detri-
mento de la inserción y significado social
e histórico de la obra.
Para comunicar, el producto artístico
debe tocar a quien lo contempla –arte vi-
sual–, o lo escucha –arte musical–, y tocar
lo más hondo del ser, el inconsciente. Es
un lenguaje de símbolos y metáforas que
nace del inconsciente del artista y se co-
munica con el inconsciente y la concien-
cia cultural y grupal. No se tratará aquí
de la considerada corrupción del arte de
mercado, que obedece a la conciencia co-
lectiva activada por la propaganda y la
economía.
Es cierto que la comunicación emana
en parte del inconsciente colectivo y el
artista expresa, de acuerdo con Jung
(1978b), «el inexpresable deseo de su épo-
ca, y muestra el medio, por palabras o ac-
ción, de su realización» (par. 153). Pero no
se sabe si ese deseo colectivo ciego resul-
tará en la salvación o destrucción, sigue
Jung. Sobre la relación entre inconsciente
colectivo compensatorio a la necesidad
de una época, afirma que el significado
Lucien Freud, Retrato de Francis Bacon, 1952
social del arte consiste en educar el espí-
ritu de la época, constelizando las formas
que esa época más necesita (Jung, 1978a).
Entretanto, el dominio del inconscien-
te tiende a ser exagerado por quien des-
cribe el hacer artístico, como demuestran
los estudios de Kris y Kurz (1964, 1988)
sobre la imagen proyectada del artista
por parte del público basada en mitos,
como del divino artista, el héroe genial
dotado de mágico poder, con prerrogati-
vas especiales negadas al hombre común,
negando la materialidad, capaz de come-
ter suicidio por identificarse con su obra.
Así, tenemos la afirmación de Jung
(1978b) de que hay dos fuerzas en conflic-
to en el artista, cuya adaptación social
difiere del hombre común:
«Por un lado, el deseo justificado del
hombre común de felicidad, satisfacción
y seguridad, y por otro una pasión para
la creación que puede ir tan lejos a punto
de sobreponerse a todos los deseos perso-
nales» (par. 158).
Neumann (1974, p. 194), en la misma
acepción, ve al hombre creativo «a servi-
cio de su entereza, el self desconocido
que existe dentro de él» y abierto a lo
transpersonal. En el hombre creativo, en-
tiéndase el artista, la adaptación a la rea-
lidad, para el autor, no se haría como en
el hombre medio, y su inconsciente esta-
ría más vinculado al materno.
Si aceptamos, como Neumann, que el
proceso creativo une lo efímero a lo eter-
no, y expresa lo desconocido que nos con-
mueve, por medio de las imágenes arque-
tipales, como Jung nos demostró, vemos
también una tendencia idealizada, que
retira del artista su fuerza de denuncia y
de reflexión social y política, o sea, de su
inserción en este mundo, presente, con
excesivo énfasis en lo atemporal y en la
función compensatoria del inconsciente
colectivo.
Zoja (2005a) incorpora esta visión en la
historia al proponer que el acto de crea-
ción sea despojado de su aspecto divino y
nuevamente apropiado por la humani-
dad. Enfatiza la soledad y la dificultad
sentida como pérdida del alma. El artista
siente la limitación, la improductividad,
la muerte, y la creación sería respuesta a
un obstáculo que causa sufrimiento, a
partir del cual se puede derivar algún
sentido.
EL ARTISTA: VACÍO Y PLENITUD 49
 El obstáculo es interno y cultural, pues
no se puede separar el acto creador de su
ambiente.
Según el pintor uruguayo Torres-Gar-
cía: «La modernidad es tener conciencia
del momento en que se vive y de sí
mismo. Esta tarea no es del artista aisla-
do, y sí es una tarea colectiva» (Castillo,
1994, p. 20).
Sobre la teoría analítica, Zoja (2005b)
considera que Jung fundó una psicología
cultural, que estudia al hombre inmerso
en su mundo: «La psique colectiva es el
origen histórico de lo individual. Ésta,
por estar diferenciada, es a su vez el ori-
gen moral de nuevos problemas colecti-
vos» (p. 21). En esta frase, el autor incor-
Francis Bacon, Cabeza VI, 1949
pora el concepto de psique colectiva
–impersonal– con la histórica.
La teoría analítica propone compen-
sación y autorregulación, y en la actuali-
dad es necesaria una compensación para
el individualismo y materialismo en la
cultura occidental. Sobre la creación ar-
tística, ese autor observa que es una de
las formas de preservación de un tiempo
todavía no comprimido, así como en el
análisis, en la meditación, en la oración.
El tiempo buscado en la obra es poética-
mente descrito abajo:
«Creo que lo que lleva normalmente a
las personas al cine es el tiempo: el tiem-
po perdido, consumido o todavía no en-
contrado. […] ¿Cuál es la esencia del
trabajo del director? Podríamos definir-
la como «esculpir el tiempo» (Tarkovski,
2002, p. 72).
El análisis sirve para mantener la pro-
fundidad de la experiencia psíquica, de
acuerdo con Zoja; y para hacer frente a
Francis Bacon, Pintura, 1946
un mundo que se olvida de los valores
morales y de la solidaridad es necesario
un pensamiento complejo, que integra el
ser humano a la complejidad cultural en
que vive. Para el filósofo Edgar Morin
(1999), se trata de establecer una inteli-
gencia de la complejidad.
Consideramos que el arte tiene ese pa-
pel de rescate de valores y apunta a la ex-
periencia psíquica interna, individual,
del vacío y de la plenitud, así como su
contrapartida social: alienación y solida-
REVISTA VENEZOLANA DE
50 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
ridad, fragmentación e integración.
En su estudio sobre el pintor Anselm
Kiefer, López-Pedraza (1998) demuestra
cómo la obra combina formas arquetipa-
les con el complejo histórico del pueblo
alemán. El autor presenta los textos de
Jung de posguerra «Después de la catás-
trofe», en los cuales analizó la sombra co-
lectiva. López-Pedraza interpreta la som-
bra psicopática colectiva del poder con
su consecuente maldad. Pondera que el
artista, por medio de su expresividad en
la obra, lucha con esa terrible sombra,
elaborando «una memoria perdurable del
horror y de la infamia» (p. 77):
«Es una necesidad urgente luchar con
la sombra y reflexionar sobre la locura de
la historia. […] Kiefer inaugura una vía
para la reflexión sobre la sombra más
destructiva del hombre» (López-Pedraza,
1998, p. 13).
El artista moviliza su psique, de acuer-
do con el autor, para soportar la regre-
sión, tanto personal como del pasado
histórico y del inconsciente colectivo. En
el proceso enfrentará incluso la depresión
creativa.
El autor también refiere cómo Kiefer,
inspirado por un poema de Paul Celan,
retrató la tragedia de la historia judaica.
Esta exploración del alma colectiva de los
pueblos nos lleva a un terreno espinoso,
como es el uso del concepto de Jung que
caracteriza la psicología judía como po-
seedora de una conciencia fuerte y un
inconsciente débil, afirmación imprecisa
que se ha prestado a distorsiones e inter-
pretaciones políticas y que merecería ma-
yor elaboración, discusión y análisis.
Una revisión histórica fue realizada en
el medio junguiano por gran número de
autores, entre los cuales, Gaillard (1995),
Samuels (1993). En artículo relativamente
reciente se realizó un levantamiento de
esos estudios (Wahba, 2004).
El episodio demuestra la intersección
entre el complejo histórico e inconsciente
arquetipal colectivo, y la importancia de
artistas y pensadores, al mismo tiempo
que disponibles para la renovación de la
fuente de creatividad original «sumergido
en la profundidad curadora y redentora
de la psique colectiva» (Jung 1978b, par. 161),
dispongan su reflexión para los fenóme-
nos culturales del momento.
Para finalizar, el testimonio de un
cineasta ruso y artista impar, Andrei Tar-
kovski (2002), nos parece bastante oportu-
no para este artículo. Reconocido por
traer temas intimistas y espirituales, en-
fatiza su interés constante en rescatar la
dignidad humana y el amor solidario en
la comunidad. De acuerdo con Hillman
(1984), diversos arquetipos conforman el
proceso creativo, manteniendo, entretan-
to, un principio fundamental: Eros.
Tarkovski considera que la imagen
es absoluta y surge como una revelación
en busca de la verdad. La respuesta del
artista a los conflictos de su medio, en
parte, tienen una resolución espiritual,
en la que entra el tema del sacrificio:
«Me parece que actualmente el indivi-
duo se encuentra en una encrucijada,
confrontado con la opción de una exis-
tencia fundamentada en un consumismo
ciego, sujeto al avance inexorable de la
nueva tecnología y a la infinita multipli-
cación de los bienes materiales, o enton-
ces, en busca de un camino que conduzca
a la responsabilidad espiritual, un cami-
no que, en fin, puede significar no sola-
mente su salvación personal, sino tam-
bién la salvación de la sociedad como un
todo» (Tarkovski, 2002, p. 261).
El camino espiritual es entendido por él
como individual, un encuentro con lo di-
vino, que al mismo tiempo trae responsa-
bilidad social, sería el tema del sacrificio.
Vemos cómo el concepto de individuación
de Jung se aplica a esa afirmación.
Se posiciona contra el descrédito, el ci-
nismo y el vacío moral que envenenan el
mundo moderno, contraponiendo valores
de solidaridad, dignidad y amor. El auto-
conocimiento ético y moral es fundamen-
tal y el arte crea los vínculos para la co-
munidad y la atmósfera moral, en la cual
el arte puede germinar y florecer. Un ob-
jetivo de la creación artística es la comu-
nicación, que reúne las personas con un
espíritu de comunión:
«Mi función es hacer que todos que
los ven mis filmes tengan conciencia de
su necesidad de amar y de ofrecer su
amor, y que tengan conciencia de que la
belleza los está convocando» (Tarkovski,
2002, p. 241).
En suma, la inserción social difiere de
artista en artista, su respuesta puede dar-
se por medio de la compensación activa-
da del inconsciente colectivo, gracias a
una disposición de entrega. Puede, aún,
indagarse sobre los valores vigentes, ac-
cionar la conciencia ética y confrontar los
complejos culturales de su época. De he-
cho, ambas posiciones tejen la realidad
psíquica, que moviliza aspiraciones y sus-
cita temores: la totalidad y la plenitud
son efímeras o están fuera de nuestro al-
cance. Nos basta ser capaces de evocar la
belleza y el amor.
Reseña biográfica
Liliana Liviano Wahba es psicóloga, PhD. Presiden-
te de la Sociedad Brasileña de Psicología Analítica
–São Paulo. Profesora de posgrado en Psicología
Analítica de la PUC-SP. Co-editora de la revista Jun-
guiana. Secretaria Honoraria del Comité de Ética de
la IAAP. Directora de la Asociación Ser em Cena.
Referencias bibliográficas
BYINGTON, CARLOS (2002). Inveja criativa. São
Paulo: Religare.
—.(2004). «Arte e psicopatologia: a defesa sadoma-
soquista e a transcendência do mal». Junguiana,
22, 87-97.
CASTILLO, JORGE (1994). Catálogo da XXII Bienal
Internacional de São Paulo.
GAILLARD, CLAIRE (1995). «Le regard presbyte de
C.G. Jung». Cahiers Jungiens de Psychanalyse, 82,
9-34.
GORDON, ROSEMARY (1978). Dying and Creating:
Lucien Freud, Los refugiados, 1941
The Search for Meaning. Londres:The Society for
Analytical Psychology.
HILLMAN, JAMES (1984). O mito da análise: três
ensaios de psicología arquetípica. Río de Janeiro:
Paz e Terra.
JUNG, CARL G. (1966). «The relations between the
ego and the unconscious», en Collected Works 7.
Princeton: Princeton University Press.
—.(1978a). «On the relation of analytical psycho-
logy and poetry», en C.W. 15. Princeton: Princeton
University Press.
—.(1978b). «Psychology and literature», en C.W.
15. Princeton: Princeton University Press.
KRIS, ERNST. (1964). Psicoanálisis del arte y del
artista. Buenos Aires: Paidós.
KRIS, E.Y KURZ, O. (1988). Lenda, mito e magia na
imagen do artista. Lisboa: Presença
LÓPEZ-PEDRAZA, RAFAEL (1998). Anselm Kiefer: la
psicología «Después de la catástrofe». Caracas:
Festina Lente.
MORIN, E.Y LE MOIGNE, J. L. (2000). A inteligência
da complexidade. São Paulo: Petrópolis.
NEUMANN, ERICH (1974). Art and the Creative Un-
conscious: Four Essays. Princeton: Princeton Uni-
versity Press.
SAMUELS,ANDREW (1993). The Political Psyche.
Londres: Routledge.
TARKOVSKY,ANDREI (2002). Esculpir o tempo. São
Paulo: Martins Fontes.
WAHBA, LILIANA (1997). Camille Claudel: criação e
loucura. Río de Janeiro: Record/Rosa dos Tempos.
—.(2004). «A sombra do anti-semitismo: Jung e os
anos 30». Junguiana, 22, 45-59.
WILSON, EDWARD O. (1999). Consiliência. Río de
Janeiro: Campus.
ZOJA, LUIGI (2005a). «Creation as an Extreme Res-
ponse to Difficulty», en Cultivating the Soul. Lon-
dres: Free Association Books.
—.(2005b). «Carl Gustav Jung como fenômeno his-
tórico-cultural», en Cadernos Junguianos, 1, 18-31.
EL ARTISTA: VACÍO Y PLENITUD 51
e Sobre psicoterapia
RITA HERNÁNDEZ DE CAPRILES
NIKSA FERNÁNDEZ
PABLO RAYDAN
ENTREVISTADOS POR AXEL CAPRILES M.
Rita Hernández de Capriles Niksa Fernández
Axel Capriles (AC): Más que una entrevista, la idea de este en-
cuentro es que tengamos una conversación sobre psicoterapia.
En la psicología junguiana, el análisis personal o la psicoterapia
es el eje central de todo el proceso.Visto de manera esquemática,
el análisis es una relación interpersonal basada en la conversa-
ción. Sigue el modelo de la cura por la palabra, nombre que le
dio Bertha Pappenheim, mejor conocida como Anna O., al tra-
tamiento que le aplicó Joseph Breuer, en 1893, y que Sigmund
Freud asumió como el trabajo fundamental del psicoanálisis.
Desde entonces ha habido grandes cambios en las poblaciones,
transformaciones culturales significativas, realidades políticas,
económicas y sociales diferentes, por lo que cabría esperar que
el método de tratamiento anímico de esas poblaciones también
hubiera cambiado. Muchos piensan que es preciso que la psico-
terapia se transforme y se reinvente a sí misma para adaptarse a
la condición humana de las nuevas generaciones. Sin embargo,
en su aspecto fundamental, la psicoterapia que se practica hoy
sigue siendo la misma de los tiempos de Breuer, un ritual miste-
rioso de cura por la palabra. ¿Qué opinan ustedes de esto? ¿No
es extraño que después de más de ciento quince años de exten-
sos estudios y experiencia clínica sigamos haciendo lo mismo
que Freud y Jung a principios del siglo pasado?
Pablo Raydan (PR): Probablemente antes que ellos también,
aunque no lo supieran. Incluso en la esencia de la tradición mé- modernidad. Les leo una parte de lo que dice el blog:
REVISTA VENEZOLANA DE
52 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
Pablo Raydan
dica se sabe que lo que más cura es la relación, mucho más que
las técnicas, o sea, que ésa es una referencia histórica que tene-
mos, pero probablemente era así antes y seguirá siendo así aun
después de nosotros.
Rita Hernández de Capriles (RHC): Desde la más remota hu-
manidad las personas se han reunido no sólo para compartir
o para realizar una actividad de comercio o de otro estilo, sino
para movilizar emociones. Eso nos viene de muy atrás.
Niksa Fernández (NF): Yo diría que en este asunto de la cura
por la palabra, lo importante es la relación, la relación que se
establece y en la que hay una evolución.Yo siento que no sólo se
trata de las palabras, sino que las imágenes también son impor-
tantes, a veces más que las palabras. La imagen que surge, que
puede hacerlo desde el cuerpo, desde la fantasía, desde los sue-
ños, pero aunada a la relación. Esos dos componentes son los
que producen la transformación, porque, ¿qué entendemos por
psicoterapia? No es tanto la cura, sino la transformación que
ocurre.
AC: Indagando en Internet sobre psicoterapia, buscando más la
opinión de la gente que la de médicos y psicólogos, me encontré
con un blog que habla de la psicología como la perdición de la
«Tras cuatro años de terapia he descubierto que la misma no
sirve absolutamente para nada. Resulta ser que detecta desde
leves malestares psicológicos hasta severos casos de violencia,
falta de conciencia moral y autodestrucción. Entonces el pobre
individuo es sometido a un tratamiento que no hace otra cosa
que aportarle razones sobre por qué es como es. Dado que la
persona sufre de algún revés psicológico, estas razones obran
como justificativos, legitimizando los actos del analizando.Y
para peor, el pobre infeliz va por la vida siendo la misma basu-
ra de siempre que dañó a todos a su alrededor, pero creído de
que el tratamiento lo curó o por lo menos lo emparchó un poco.
La psicoterapia es como el certificado de asistencia que nos en-
tregan por el solo hecho de haber calentado la silla en una con-
ferencia. Sigo creyendo que no sirve para nada, es una mera
cuestión estadística, cada vez hay más gente que va al psicólogo
y cada vez hay más locos que, al igual que Atila, cuyo caballo
inhibía el crecimiento de la hierba, dejan desastres por donde
van pasando [...] Insisto, la psicología no sirve para nada más
que para hacernos creer que somos algo que en realidad nunca
fuimos y que no somos aquello que nunca quisimos ser»1.
Este texto está en la línea de la crítica fundamental que se le ha
hecho al psicoanálisis: que las personas pasan toda una vida
yendo a análisis pero siguen siendo la misma persona y tenien-
do los mismos problemas, tal vez más hablados, pero no supe-
rados. En la perspectiva del tiempo, pareciera que no hay gran-
des cambios atribuibles a la psicoterapia propiamente. Enton-
ces, ¿qué es la psicoterapia?
NF:Va de acuerdo con lo que dice Hillman, en su libro Cien
años de psicoterapia y todo sigue igual.
RHC: La visión de Hillman es una invitación a sacar la psicote-
rapia de la consulta, de la práctica clínica. Él dice que la psique
colectiva también está enferma, y para que la persona se cure
necesita estar integrada y adaptada al colectivo. Pero no creo
que esté desvalorizando la psicoterapia, sino sacándola de la
visión elitesca que tuvo en los comienzos del psicoanálisis.
PR: Lo que plantea esta persona es otra cosa. Dijo algo que me yo sentía que si uno tomaba las series de sueños de los pacien-
llamó la atención: que lo que hace la psicoterapia es justificar lo tes, de uno mismo, era sin duda posible ver retrospectivamente
locos que somos.
AC: Darle una razón a tu forma de ser pero, en el fondo, sigues
siendo igual, o sea, que la palabra no sirve, que no permite
transformar realmente las cosas.
PR: Quise decir una cosa hace rato, que tiene que ver no tanto
con la curación como con esa transformación incluso de lo que da con su familia, con sus amistades, se mantenía en paralelo
eres.Yo siento que, como está planteado el asunto, tiene un ses- como si la psicoterapia fuera más bien el producto de la imagi-
go sobre lo que debe ser lo curativo, lo que debe ser la salud, lo nación de ciertos médicos y pacientes que idearon un mundo
que debe ser el estar bien.Yo creo que esas no son funciones de interior que, a fin de cuentas, es producto del individualismo
la psicoterapia. La psicoterapia apunta a ese encuentro con tus
propias locuras. Una de las cosas probablemente más ricas que
hemos tenido en los últimos años es aproximarnos a esa locura
como algo más cotidiano, más de lo que somos.
RHC: Y yo creo que el planteamiento inicial es como lacaniano,
ver la psicoterapia a través de la palabra.Ya desde allí estamos
partiendo de una premisa falsa.Yo tengo una paciente que vino
después de cuatro años de terapia lacaniana, y lo que vivimos en
los dos años que estuvo conmigo fue otra cosa. No es solamente
mover emociones.Tiene que ver también con los recursos creati-
vos de la psique, que son los que te van movilizando.
NF:Además, es una generalización sobre la psicoterapia. El
proceso terapéutico con cada persona es diferente.Yo me he en-
contrado, por ejemplo, con situaciones curiosas. La otra vez me
llamó la atención una persona de la que yo ni me acordaba. La
había visto una sola vez y en un congreso se paró a agradecer-
me todo lo que yo había hecho por él.Y fue una sola vez.Algo le
había transformado la vida. Hay gente que, en cambio, puede
estar años de años. Depende de la capacidad de conexión que
tenga.
PR:Yo tengo la impresión de que la gente espera recetas, y a lo
mejor a ti te voy a decir una cosa, contigo voy a compartir algo
que es muy válido para ti y al paciente siguiente a lo mejor me
toca decirle lo contrario, y también es muy válido.
RHC: Lo importante es saber que la psicoterapia no se hace ni
funciona de una sola manera. Es como un misterio. Hay perso-
nas de las que uno se dice: ¿será que le doy de alta?, porque pa-
reciera que no está pasando nada, y de pronto uno ve que una
parálisis o algo que estaba muy estancado empieza a moverse y
uno no sabe ni cómo sucedió. Por otro lado, yo creo que el tra-
bajo directo con los sueños muestra el proceso de la terapia. En
el seguimiento de los sueños es donde realmente uno ve que la
terapia sí moviliza emociones.
AC: Pero allí es donde quiero ir.Ya desde los tiempos de Zúrich
cantidades de cosas, toda clase de movimientos psicológicos en
el proceso de individuación.Veíamos, de hecho, cambios, pro-
gresiones y regresiones, todo un mundo recreado, un proceso
subjetivo interno que sucedía mientras la vida continuaba más
o menos igual. Hablábamos de resoluciones de complejos ma-
ternos y paternos, de integraciones y desintegraciones, pero la
vida cotidiana del paciente, su éxito o fracaso profesional, la vi-
SOBRE PSICOTERAPIA 53
 europeo del siglo XIX. La crítica de Hillman está dirigida, pre-
cisamente, a la idea de la introspección. La psicoterapia se fun-
damenta en la introspección. La persona se sienta frente al ana-
lista y empieza a explorar un mundo subjetivo.Todo es referido
a ese universo interior, como que si hubiese un espacio adentro
separado del mundo exterior. Éste es un supuesto que nos lleva
a la disociación mente-cuerpo, sujeto-objeto, que es tan carte-
siana, tan intelectual y tan racional.

PR: Yo creo que es lo contrario. Lo que uno va viendo y, proba- NF:Yo creo que es un movi- y de allí el estallido de rabia, etc., etc. Entonces, al internalizar RHC: En mi experiencia, la psicoterapia y la ayuda son en am-
blemente, lo que uno va señalando, reflejando, mostrando, es miento entre un ámbito y otro, como dice Pablo, entre lo exter- las emociones, tú siempre estás depotenciando el mundo, y ése bos sentidos. Es tan lo contrario de lo que tú estás planteando
que la vida es una sola cosa. Si la ves desde el punto de vista no y lo interno, hay una franja entre esas dos realidades. es el movimiento típico de la psicoterapia, o sea, traer las cosas que yo a veces me pregunto quién está ayudando a quién, o sea,
cartesiano, está dividida, pero yo no creo que esté dividida. hacia adentro, sacarlas de su realidad, dar cuenta de los aconte- la psique de ambos está en movimiento. La hora de psicotera-
Ahora, ¿cómo se conjugan en una persona esas dos cosas, que RHC: Es muy complejo, porque tiene que ver, también, con la cimientos como reflejo del mundo interior. pia en la que realmente la transformación se da es en la cual el
están allí y no son ajenas a lo que él hace, que no son ajenas a tipología. Quizá en una persona muy introvertida la tendencia analista reconoce que él también está en proceso. Cada pacien-
su cotidianidad? de la psicoterapia sea tratar que los elementos y la energía RHC: En su ensayo Problemas de la psicoterapia moderna, te lo mueve a uno de una forma diferente, cada paciente te re-
puestos en el inconsciente se movilicen un poco hacia afuera y Jung menciona cuatro etapas de la psicoterapia. Las dos mueve complejos y formas arquetipales distintas, y ese recono-
NF:Yo siento que en aquella época, cuando surgió el análisis la persona, por tanto, sea más adaptada. Mientras que en una primeras son la confesión y la elucidación; las siguientes, edu- cimiento, de que están trabajando dos psiques, yo creo que es
con esa actitud de introspección un poco alejada del mundo ex- psique que, hasta el momento en que llega a terapia, ha sido ex- cación y transformación. La confesión y la elucidación son el algo muy actual, es como yo vivo la psicoterapia. Como lo lla-
terno, ésta pudo haber sido válida, pero hoy en día, con todos tremadamente extrovertida, quizá el objetivo sea buscar una inicio, detectar cuál es la culpa que la persona trae a consulta y mo yo, el contenedor contenido, ¿quién contiene a quien? En
los acontecimientos de tipo social y político, lo que nosotros te- reintegración o recolección de proyecciones y llevar esa energía ubicarla dentro de una historia, pero luego vienen las otras dos esa vasija, en ese recipiente terapéutico, realmente están dos
nemos de consulta es una situación muy diferente de aquélla. hacia adentro, hacia el inconsciente.Tiene que ver con la tipolo- etapas de la educación y la transformación, el cambio y la pro- psiques en proceso.
La persona va y viene, en una doble vía, entre lo que está ocu- gía de la persona en análisis. yección hacia su vida futura, y eso es más teleológico.
rriendo afuera y lo que está ocurriendo adentro. PR:Además, estás mencionando una cosa que es esencial. El
NF: Además, hay personas que vienen con problemas que no AC: Me interesa conversar sobre esa parte de la educación, so- que tú te sometas también al proceso como un paciente requie-
PR: Ése fue el principio de la psicoterapia. Se pensaba que la son susceptibles de un análisis junguiano, sino de otro tipo, bre todo en el contexto de la psicoterapia y la discusión sobre el re de una parte tuya importante, porque tú no pierdes el
psicoterapia hacía consciente lo inconsciente. Eso ahora no se entonces la profundidad a la que uno llegue va a depender tam- nivel y la conveniencia de la intervención, pero no quiero dejar contexto en el cual estás trabajando con otra persona.Verlo co-
maneja así.Yo no pretendo que el paciente haga consciente lo bién de la situación que se está planteando. No toda persona es pasar el aspecto que acabamos de mencionar sobre la internali- mo lo plantea esa persona en el blog es muy limitado. Hay mu-
inconsciente, sino que hay una dinámica de la racionalidad y la susceptible de análisis. zación de las emociones. chos pacientes que me preguntan: «ajá, doctor, y ¿ahora qué
irracionalidad de la vida. Es un intercambio constante y a lo hago?», pues la psicoterapia también tiene que ver con la vida
mejor acercarse a eso tiene que ver más con la psicoterapia que PR: Yo sí creo que la psicoterapia en los últimos cien años se ha PR:Yo siento que esa visión de la psicoterapia la tuve hace algu- cotidiana, y cuando uno le responde «nada», lo haces porque
con lo que se planteaba al principio. ampliado un poco y ya no está tan restringida a una sola forma. nos años atrás.Ya no la tengo.Yo no siento que es descontextua- ahí en esa nada es donde ocurren las cosas, las posibilidades es-
Esto que llamamos psicoterapia es un misterio y va seguir sien- lizar la realidad, como tú la describes, descontextualizarla para tán en esa nada y no en que te pongas a actuar. Mientras más
NF: Es diferente hacer psicoterapia en Zúrich a hacerla aquí do siempre un misterio. En la época freudiana era más fácil ver hacer de la realidad otra cosa y relacionarla solamente con la actúes posiblemente menos ocurre. Pero ésa es una cosa muy
ahora.Aquí hay un preámbulo incluso de conversación de lo eso, era como el foco casi obligado en un momento determina- figura del padre o la figura de la madre. Creo que eso es de lo difícil de transmitir. La psicoterapia tiene que estar ceñida a la
que está ocurriendo día a día en el país. Eso es inevitable, pues do, pero ahorita yo creo que el foco es más amplio.Yo creo que más clásico, y puede ser un aspecto en un momento determina- realidad de la persona. No puede estar alejada de la realidad
tiendes a llegar movilizado por algún acontecimiento externo. la incorporación, por ejemplo, de lo que decía Hillman, del co- do del proceso psicoterapéutico, pero eso no es la esencia de la cotidiana. No se puede trabajar un sueño si ese sueño no tiene
lectivo y de la psicología del colectivo, de lo que está pasando, psicoterapia como yo la entiendo ahorita. una expresión en su cotidianidad. Quedarse sólo recreando co-
RHC: Los valores de la época victoriana en torno a la sexuali- está tomando mucho más el espacio del psicoterapeuta sas del pasado es muy limitado.Tiene que tener una expresión
dad delimitaron mucho de lo que en una época se entendía co- también. Es un proceso de cambio, aunque en el fondo sigue NF: Yo coincido con Pablo, porque a veces lo que uno hace es en la realidad de la persona.
mo inconsciente. Hoy en día podemos ver que la psique se ha siendo un misterio. revisar las proyecciones, pero no todo es proyección.Todas esas
ido moviendo. La visión del inconsciente de un psicoterapeuta emociones pueden ser reales, válidas. En ese papá o lo que tú AC: ¿Cómo se vincula eso con lo que dijo Rita sobre el ensayo
de ayer no es la misma que la de un analista hoy. AC: Una de las críticas que hace James Hillman en el libro que mencionas como ejemplo puede ser que en una situación de Jung y la reeducación? Si piensas que no hay que intervenir,
ustedes mencionaron, Cien años de psicoanálisis y todo sigue alguien produzca la rabia, pero ello no es necesariamente pro- que tú no haces nada, porque es un proceso autónomo que se
AC: O sea, ya no sería un movimiento introspectivo. De alguna igual, se dirige, precisamente, a la internalización de las yectivo. Necesitas revisar ambas situaciones, cuánto puede ha- está dando entre dos psiques en relación, un proceso alquímico
forma, la psicoterapia y el psicoanálisis eran concebidos como emociones. El paciente tiene un estallido de rabia en el colegio ber de proyección y cuánto de una relación real, ahí en el mo- que está sucediendo allí, no hay espacio para la intervención o
un tipo de introspección, la visión de un mundo interior, un del niño. Poco después llega a la consulta, se sienta y, ensegui- mento en que se expresa la emoción. la reeducación.
universo subjetivo, con el cual contactaba el analista por medio da, el analista extrae la emoción del contexto, la lleva hacia
de la empatía.Ya ustedes no lo entienden así. No le ven en ese adentro y empieza a analizarla. Cómo esa rabia está vinculada AC: ¿Ha habido, entonces, un cambio en el foco de la psicotera- PR: Es que tú no haces nada en términos del ego. Lo estás ha-
sentido ni de esa manera. con la rabia que le tiene el paciente a determinada figura inter- pia, un paso más allá del movimiento introspectivo, del énfasis ciendo en otros términos que no tocan el ego.Te cuidas precisa-
na que desplazó hacia fuera, hacia el colegio del niño, cómo es en la internalización del mundo como se concebía, digamos, en mente de eso.Yo creo que se hace mucho cuando tú oyes un
PR:Yo no lo veo así. una proyección de la figura paterna sobre la figura del director esos principios de siglo XX? sueño y lo amplificas. Cuando señalas una proyección, estás

REVISTA VENEZOLANA DE
54 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS SOBRE PSICOTERAPIA 55
 haciendo algo, pero no lo estás haciendo desde el ego o de ma- conflictos, que veas la imagen del inconsciente que se te presen- alguien, el sentimiento viene como de sorpresa. Uno ni se lo PR:Yo siento que el psi-
nera conductual: «tienes que hacer ahora esto y ahora aquello». ta, que te quedes con ella. Supuestamente, ya eso tiene una re- explica. Los movimientos ocurren cuando uno afloja las expecta- coterapeuta camina so-
Yo creo que esas cosas yo las puedo decir en psicoterapia en ca- percusión, trae un cambio o una transformación. Pero la crítica tivas acerca de hacia dónde debe ir el paciente o cuál sería la bre algo que se mueve, pero su movimiento no está predetermi-
sos muy particulares, en condiciones muy específicas, decirlo contemporánea a la psicoterapia es que eso no es así necesaria- mejoría. nado. Probablemente la experiencia, los años, te pueden hacer
sin salirme del contexto terapéutico. mente, que es un axioma sin sustento que supone que la acción pensar que eso va para un lado, pero a lo mejor va para otro, y
viene a posteriori. Sin caer en el extremo conductista, hay otra NF: Sobre todo en aquellos casos, por ejemplo, de anorexia, de de eso también hay que aprender.
NF:A eso me refería yo también. Uno trabaja muchas veces in- gente que piensa que el conatus antecede o acompaña a la cog- alopecia, en los que la persona va a estar pendiente si subió de
directamente, a través de las imágenes. Es increíble lo que mue- nitio. El médico o el psicoterapeuta buscan que la gente lleve a peso o le creció cabello. RHC: Pero si hay personas a las que les es muy difícil simboli-
ve la imagen.A diferencia de lo que uno pueda decir desde el cabo ciertos comportamientos que promuevan o sostengan la zar y tienen la necesidad de llevar todo a lo concreto, hay tam-
nivel reeducativo, es un tipo de transformación imaginativa.Yo transformación interna. En la psicoterapia hay una especie de RHC: Yo he tenido unos pacientes con problemas de sobrepeso y bién personas con las que el proceso analítico fluye, se da más
creo que ahí está el fondo del asunto. sesgo que le da mucho más peso a la reflexión que a la acción, siempre les llama la atención que yo nunca les pregunte nada, fácil. Uno sabe que hay que respetar la resistencia, pero hay
la idea de que al quedarte con la imagen, al reflexionar sobre porque otros psicólogos a los que habían ido les preguntaban: personas que ya vienen, vamos a decirlo así, casi educados para
RHC: Pero, además, la educación de la que habla Jung es distin- ella, se produce un cambio y que no hay nada que hacer, «¿tú comiste?» y «¿a qué hora comiste?», y «¿comes espagueti?» un análisis junguiano. Hay pacientes que parecen haberse olvi-
ta a la del ego. Es tratar de movilizar aquello que trajo a la per- porque hacer cualquier cosa es actuar desde un punto de vista y «¿cuántas veces te sirves?» Pareciera que eso mismo va inflan- dado durante la semana de lo que se trabajó la vez anterior,
sona a consulta y a la confesión, es entrar desde una conciencia del ego. Pero eso implica una posición que le atribuye la acción do no sólo a la persona, sino al complejo que trae. Realmente ahí mientras que, sorpresivamente, hay personas que están hacien-
que le permita al paciente ver aspectos de su sombra con los exclusivamente al ego y que la reflexión es a priori. Para es donde uno dice que por indirección se trabaja mejor y la per- do trabajo analítico desde que salen de la hora de terapia hasta
cuales va a tener que convivir, quizá, de por vida. La educación muchos, la acción es lo que transforma y no la conciencia, que sona se sorprende de que uno no pregunte. El motivo de consul- que vuelven, o sea, que realmente están metidos con su terapia,
tiene que ver con esa otra parte, eso que está en ti, y de ahí en es como un dar vueltas sobre lo mismo. ta puede ser sobrepeso, pero eso se deja de lado y pareciera que y eso también marca una diferencia.
adelante hay que ver cómo te adaptas al colectivo cuando esas otras cosas surgen y empiezan a permitir que esas personas fun-
energías desconocidas salgan. La educación es ver qué se hace RHC: Ése es un enfoque conductista.Yo no lo veo así. cionen mejor. NF: Hay personas con las que uno sí puede trabajar en análisis
con eso, qué hago con una necesidad loca. Es ver cómo se vive y otras que no. Hay algunas que van con un asunto muy pun-
con esa sombra, cómo se lidia y se negocia con ella, y así con ca- PR:Tampoco es que tú simplemente te sientas a reflexionar so- PR:También es verdad que hay gente que no se va a mover. Una tual, a tomar una decisión.
da uno de los complejos, de los instintos, de las imágenes bre algo.Van ocurriendo cosas en la psicoterapia.Y te digo, si cosa que tú ves, que tocas, que es evidente, y tú ves que eso se
arquetipales. estás trabajando en un nivel que no toque al ego, la intenciona- mantiene ahí como parálisis. Como psicoterapeuta creo que ésos PR: Cuando empezamos a hacer intervención en el estado Var-
lidad de esa reflexión, hacia donde va dirigida la posibilidad de son los casos que a uno más le pueden enseñar. Cuando hay una gas, a oír simplemente todo aquello que estaba pasando, las dos
PR:Ya el hecho de hacer consciente que tus opuestos están con- la reflexión, te lleva a otro lado.A veces el paciente cambia y no parálisis y uno aprecia un movimiento, aunque sea muy pequeño. personas que me acompañaban salían a veces de la sesión muy
tigo constantemente y que tu puedas… lo nota sino hasta que se lo señalas: «te das cuenta de que ahora aturdidos.Yo les decía: «oye, qué buena sesión» y ellos me con-
tú no haces tal cosa». Creo que todos los que hacemos psicote- AC: Cuando no hay expectativas de cambio, ni se espera que testaban: «yo salí loca, ¿qué paso allí?» Entonces les daba mi
NF:Asumir y aceptar esos opuestos. rapia lo vemos en la práctica, muchos de esos hechos van ocu- cambie algo, cuando no hay esperanzas de crecimiento, enton- apreciación: «mira cómo Fulano dijo hoy esto que no lo había
rriendo.A mí al principio eso me parecía extrañísimo. ¿Cómo ces, ¿qué es la terapia? Explíquenselo al común de la gente. dicho, mira cómo Sutano se portó ante tal situación».A ellos les
AC: Fíjate que no está tan claro en el siguiente sentido. Las eta- una cosa va a ocurrir si yo no digo nada y no hago nada?Yo sí parecía muy caótico, mientras que yo sentía que ahí se estaban
pas mencionadas por Jung en su ensayo reflejan la influencia creo que uno hace, más de lo que piensas, mucho más. PR: El hecho de que tú no esperes que un obeso baje de peso no dando unos movimientos.
de Pierre Janet, quien concebía una parte de la psicoterapia co- quiere decir que tú no esperas cosas del proceso psicoterapéuti-
mo realmente reeducativa, porque el hecho de hacer conciencia RHC:Y de hecho, cuando el paciente empieza a sentir que el co.Yo creo que también sería absurdo no pensar en eso. Si yo no NF: Sí. Hay otro aspecto, y es que los procesos son lentos, a ve-
no es suficiente. O sea, pone en duda la idea de que al darte analista tiene expectativas de logro, ahí se empieza a paralizar el hablo de los kilos del obeso todos los días, es porque probable- ces sumamente lentos, pasan años. Esa lentitud es necesaria.
cuenta de tus opuestos ya logras hacer algo con ellos. Casi toda proceso, cuando el paciente siente que ha debido hacer algo; que mente lo voy a meter en aspectos del ego, y me voy a meter yo en
la psicoterapia del siglo XX se fundamentó en eso. Se creía que uno tiene una fantasía o una expectativa hacia donde deber ir el esas complejidades. Pero eso no significa que por otras indirec- AC: La mayoría de las personas van a psicoterapia por un pro-
lo fundamental era la reflexión, la reflexión de la imagen, hacer proceso, o qué es lo que el paciente hace mal y ya no lo debería ciones yo no espere que haya un movimiento. Es ingenuo pensar blema que quieren solucionar, que buscan resolver. La psicote-
consciente lo inconsciente. Ahora, eso parte de un principio que hacer más.Ahí uno ve que se empieza a estancar el proceso, por- que uno como psicoterapeuta no espera nada. rapia junguiana, sin embargo, pareciera no darle tanta impor-
asume que la reflexión es previa al conatus y que el cambio o la que realmente la visión terapéutica está ahí interfiriendo, y de tancia al hecho concreto o al motivo de consulta en particular,
transformación en el comportamiento viene con la toma de repente la persona empieza a faltar a la consulta. Pero ésos son NF: Claro, esperas el movimiento psíquico y eso va a dar un como si prefiriera lo indirecto. En una conversación con Gug-
conciencia emocional. La idea es que tú caigas en cuenta de tus los síntomas de que uno tiene expectativas sobre la dirección resultado; sin embargo, no tocas el síntoma exacto por el cual genbühl sobre psicoterapia, él decía que tal vez una de las ca-
del análisis, es muy sutil. Cuando uno siente que ha ayudado a el paciente asiste a la consulta. racterísticas de la psicoterapia junguiana es que ella no intenta

REVISTA VENEZOLANA DE
56 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS SOBRE PSICOTERAPIA 57
 hacer seres más adaptados, que no busca una mayor adapta- PR:Yo soy médico y eso implicó unas exigencias para formar- RHC: Hay personas que están poseídas por el ánima y vienen RHC: Eso lo he sentido en
ción. ¿Pero ese desinterés por el ajuste al medio no es propiciar me que me marcaron mucho, que han marcado mucho esa con el problema de una emoción proyectada en una mujer dis- terapia, sobre todo cuando
seres desadaptados? máscara. Diferenciarme de esa persona es un proceso complejo. tinta cada día o con estados de ánimo, humores que lo poseen y uno logra que la persona deje de estar concentrada en lo que
Es más sencillo entregarse a ella, a lo colectivo, a ese pedazo de hacen que reviente relaciones a cada rato. Son los complejos está padeciendo, en lo que lo tiene deprimido o ansioso, y em-
NF: Si te diriges menos hacia la adaptación al colectivo, segura- personalidad colectiva que es la máscara. Salirse del rol es más psíquicos que traen a la persona a la terapia, o sea, ya cuando pieza a salir del plano personal, a ver la imagen arquetipal.Yo
mente vamos a hacer seres más desadaptados, pero más complejo. hay algo que se te fue de las manos. siento que si uno logra que la emoción traspase lo personal y
congruentes y armónicos con ellos mismos. Eso puede implicar entre en la imaginería arquetipal, eso ya da una sensación de
una adaptación hacia lo externo, porque la persona siente ma- AC: Detrás del concepto de máscara está la visión decimonóni- AC: ¿Pero no se trata de intentar que funcione mejor en la reali- alivio. Pareciera que si la persona hace tales y tales cosas desde
yor integración y congruencia. ca de que hay algo debajo de la superficie de las cosas, que el dad? el punto de vista heroico personal, no va muy lejos psicológica-
verdadero ser o la realidad están debajo de lo que tú ves, que no mente, pero al salirse de la historia personal y de los complejos
RHC: El concepto de adaptación en Jung está relacionado con es más que la apariencia de lo que tú eres. ¿Por qué es tan im- PR: No, es que probablemente él es el más adaptado levantán- personales, se da como una sensación de alivio inmediato a la
la persona, con la máscara. Si te identificas con la máscara, no portante buscar lo que está detrás? ¿Por qué tenemos que con- dose a todas, saliendo cada día con una mujer distinta, a lo me- psique.
puedes moverte psíquicamente. Conocer aspectos de tu sombra, tactar esos aspectos terribles y sombríos? Dolor y fracaso hay jor él es el más adaptado en eso, ¿me explico?
de tus inferioridades, de tus patologías, hace moverte psicológi- suficiente en la vida, ¿para qué removerlos, resaltarlos? ¿Creen PR:Además, tampoco creo que se trate de saber quién eres,
camente, no digamos que ser más feliz o más adaptado, sino ustedes que para el desarrollo psíquico es necesario sumergirse RHC:Ahí entramos en la expectativa: ¿qué tenemos que hacer? uno nunca sabe exactamente qué eres. La vida es tan dinámi-
seguir tu vida en contacto con esos aspectos que no necesaria- en los aspectos más destructivos de la personalidad? ¿Que contacte con su ánima? ¿Que contacte con Cronos y se ca que pretender eso me parece pretencioso. Eso de que tú vas
mente te hacen más adaptado, pero que están allí. El problema ponga más lento? Si uno proyecta y piensa que la curación debe a saber quién eres o que tú vas a hacer que el paciente sepa
no es ser más o menos adaptado. Para mí, la cuestión de la PR: Es que eso que tú dices, que nosotros buscamos lo que está ser tal cosa, entonces el paciente deja la terapia, porque el pú- quién es él, por lo menos en la psicoterapia práctica no ocurre,
adaptación es asunto de la máscara necesaria que se usa para detrás, probablemente está detrás para la persona que no lo ve, ber, por ejemplo, su energía, su falta de límites, su tendencia a no es el objetivo.
mediar entre la sombra y la sociedad. Pero la mayoría de las ve- pero está frente a mí, está hablándome, está diciéndome cosas. cambiar de situaciones todo el tiempo, son aspectos con los que
ces, en terapia, de lo que se trata y se habla es de lo más feo, no tiene que aprender a lidiar. No es que vamos a hacer del Púber RHC: Hay personas que traen emociones que ponen sobre el ta-
de cómo vamos a adaptarnos. RHC: ¿Qué es lo que te trae a terapia? ¿Sabes lo difícil que es un Cronos; o del hombre que se enamora cada semana, un hom- pete todo el tiempo la transferencia y la contra-transferencia,
para la persona tomar la decisión de entrar en terapia?Yo creo bre estable.Yo lo que creo es que uno aprende, más o menos, a que muestran interés en uno no sólo como psicoterapeuta, sino
PR: ¿A qué llamas tú adaptación? Porque una persona en psico- que ese es el primer trabajo. Hay personas que son referidas y ver las consecuencias de los ataques de sombra, de los barran- como persona, y provocan en uno reacciones. Otros pacientes
terapia, en su proceso, puede lograr muchísima más adaptación pasa el tiempo hasta que un año después por fin dicen: «es que cos que van a acabar contigo, con tu familia. Es posible que la vienen solamente con sueños, a trabajar y profundizar sus imá-
al medio sin perderse que una persona que simplemente vive ya no aguantaba más, es que ya no podía con esto».Y no creo tendencia siga estando ahí, y lo más seguro es que sí, pero por lo genes. Cada terapia es distinta.
apegada a su máscara. Son dos cosas distintas. Si hablo por mí, que el analista sea un removedor de sombras, sino que lo que menos ver las consecuencias es algo que a lo mejor nos moviliza.
lo que yo conozco de mí al conectarme con lo que dice Rita, las trae a la persona a buscar ayuda es que ya no puede con su AC: Tomando otro tema a partir de lo que dijo Pablo, en Jung
inferioridades, lo más feo, lo más oscuro, me hace más adaptable sombra que lo traiciona, o que la sombra se le ha pegado como AC: Entonces, siguiendo el comentario de la persona del blog, el hay una invitación a que la psicoterapia sea una especie de ca-
al medio, me dejo chupar menos por el ambiente, tragar menos una máscara. aporte de la psicoterapia no es tanto el cambio como la posibi- talizador del proceso de individuación. Si el proceso de indivi-
por el medio. ¿A qué llamas tu adaptación? ¿Alienación? La psi- lidad de verte, de aceptarte como eres, y, en ese caso, ver las duación es el descubrimiento de la individualidad y la psicote-
coterapia junguiana no busca seres más adaptados en esos tér- PR: Y eso le pega a los demás. Eso que tú dices que está detrás, consecuencias que tiene, para ti mismo, para los tuyos y para la rapia tiene que ver con ello, ¿podrían decirme qué entienden
minos, más alienados, más absorbidos por el colectivo como uno para quien está detrás es para él, pero para el vecino o para el gente que te rodea, tu forma de ser. ustedes por individualidad?
más.Va más hacia lo individual y eso implica un sufrimiento, esposo o para los hijos está de frente, actuando con todas las de
una diferenciación, una cantidad de asuntos que no son nada fá- la ley. Que él no lo vea, eso es otra cosa. RHC: Podría ser, pero no se puede generalizar, cada proceso es NF: Lo que uno es, asumir la diferenciación.
ciles, pero que incluso te ayudan a jugar en ese colectivo. distinto.
NF: Sí, yo coincido con lo que dice Rita. La persona viene con PR: Yo creo que cada persona es un individuo. En la biología,
RHC:Y te ayuda a diferenciarte, porque también uno es un pro- un sufrimiento y en ese sufrimiento está justamente lo que hay NF: Además, uno no va con la idea de hurgar y hacer.Yo creo por ejemplo, sorprenden las diferencias. En el campo, cuando
ducto de las proyecciones, y de pronto te das cuenta y dices: «yo que revisar, en esa parte sombría que la persona a lo mejor no que éste es un aspecto bien importante, es un proceso dinámi- nace un becerro, tú ves que ese becerro es igualito a todos, pero
no soy eso». Quizá ese reconocimiento, aunque no luzca lo más detecta y pone sobre la mesa incluso en forma de síntomas físi- co que va ocurriendo sesión tras sesión y que no se sabe exac- es distinto a los demás; nosotros lo vemos igual, pero el señor
bonito o lo más deseable desde la valoración colectiva, es indis- cos.Ahí viene el inicio del proceso de revisión de todos los as- tamente hacia dónde va, pero que de alguna manera misterio- que lo ve todos los días dice: «no, ése se comporta así y hace tal
pensable. pectos sombríos e indignos.Yo digo siempre que a la terapia se sa produce un cambio que hace menor el sufrimiento de la cosa» y lo define con una particularidad.
trae lo indigno. persona.

REVISTA VENEZOLANA DE
58 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS SOBRE PSICOTERAPIA 59
 AC:Yo quería vincularlo con la primera palabra que tú mencio- ne sentido decir que la psicoterapia te facilita el proceso de in-
naste de la psicoterapia, relacionada con la transformación, y dividuación por el contacto con las fijaciones patológicas?
que va de mano con eso que tú hace un momento dijiste: que
estamos cambiando todo el tiempo. ¿Quiénes somos nosotros? PR: Estás partiendo de que la individualidad es lo mismo, lo
No sabemos quiénes somos puesto que vamos cambiando, pero que no cambia.Yo no siento que cuando hablamos de sí-mismo
si alguna connotación tiene la palabra individualidad es la de hablamos de lo que no cambia. Es otra cosa. Cuando vemos al
mismidad, sí-mismo en Jung.Ahora, la mismidad es lo que es que le falta una esquina, vemos que está atrapado, que hay as- RHC: Rafael López-Pedraza ha hablado mucho de la relación PR:Yo trabajé muchísimos años psicoterapia de grupo. En los
igual, lo que siempre es lo mismo, lo que no cambia, lo que no pectos petrificados ahí, porque se quedó pegado en una sola es- simétrica. Los pacientes que he tenido, que vienen de otros fo- últimos años he hecho intervenciones en comunidades, pero en
crece, lo que no se transforma. quina y no tiene la posibilidad de conocer las otras esquinas de gueos terapéuticos, sienten que hay una relación de igual a un contexto distinto al que aprendí dentro de la psicoterapia de
la vida. La individualidad no es propiamente los complejos, pe- igual. No es que uno es el que está sano y el otro es el que está grupo. El abordaje que doy en comunidades tiene el bagaje de
NF:Yo siento que hay una columna vertebral, un hilo que va con ro dentro de ellos hay elementos encubiertos en los que descu- enfermo, que uno no sufre o no ha tenido dificultades que supe- la terapia de grupo, que es parte de mi formación, pero tiene
uno desde que uno nace hasta que uno muere, pero lo que rodea bres tu individualidad. rar en la vida, sino que uno, el psicoterapeuta, tiene su bagaje y otros elementos nuevos que están más cercanos a lo junguiano.
esa columna vertebral es una serie de experiencias que te van sus complejidades psíquicas que se relacionan con las del
transformando. Se es uno mismo, pero al mismo tiempo hay NF: Hay un componente de creatividad que no tiene que paciente. Uno puede ayudar a un paciente sólo hasta donde NF: Yo he estado estos últimos años en trabajo psicodramático
una dinámica de experiencias vitales que te van cambiando. ver con los complejos, con la patología. Es la parte creativa, uno haya trabajado sus propias complejidades.Yo creo que esa junguiano. En el trabajo con sueños se incluye la dramatización
positiva. visión nos diferencia de los otros enfoques terapéuticos. del sueño, pero desde el enfoque junguiano. Ha sido bastante
PR: No recuerdo en qué libro Jung dice que todos tenemos los rico usar esta técnica. El lenguaje del cuerpo dice mucho, es un
ojos, la nariz, la boca, las orejas en el mismo lugar, estamos con- RHC: Cuando yo supervisaba a los estudiantes de Psiquiatría PR: Conozco gente que se ha manejado en otros contextos tera- lenguaje desde la emoción. En el congreso de Barcelona tuve la
formados de la misma manera, pero Rita es una persona y yo del Clínico, les ayudó mucho ver el síntoma como una conexión péuticos y que han logrado hacer relaciones de simetría, pero oportunidad de conversar con analistas que trabajan de esa
soy otra, tú eres una persona y yo soy otra. Hay algo común a con aquello que estaba incomprendido, que lo compulsivo y re- en la psicoterapia junguiana la relación simétrica está siempre misma manera en Brasil,Argentina y especialmente en Italia, y
todos, pero hay otra cosa que nos hace distintos, y tal vez lo petitivo expresa algo y que sólo conectar lo irracional, eso com- presente, más que en otras formas de terapia, al menos en sus creo que enriquece bastante. Jung no estuvo de acuerdo con la
junguiano apunta a esa diferenciación, lo que tú eres dentro de pulsivo y repetitivo, con la conciencia, ya alivia al paciente. Pe- aproximaciones teóricas. psicoterapia de grupo durante muchísimos años, no la aconse-
esa igualdad.Tus emociones son iguales a la de los otros, son ro cada proceso es distinto. Hay personas que con eso ya sien- jaba, pero en los últimos años dijo que podía ser válida pero sin
humanas, pero hay unas que te hacen distinto. Ésa es la indivi- ten que la terapia tuvo su objetivo. Dicen: «¡ay! es que cada vez RHC: Y de hecho, en la práctica a veces empiezo a sentir una dejar el análisis individual. En algunos casos, podría enrique-
dualidad. que yo estoy ante una situación de autoridad siento estrés» y emoción, miedo, tristeza, y me doy cuenta de que eso que yo cer la perspectiva, por lo que ocurre en términos de comunica-
pareciera que eso los alivia. Hay personas que no quieren o siento es justamente lo que a la otra persona le hace falta ción con el grupo y lo que aflora allí a diferencia de la terapia
AC: Creo que no me expresé bien con la pregunta. En Suiza, si pueden ir más abajo. conectar, pero esa relación se da sobre todo de inconsciente a individual. Obviamente, hay cosas de la terapia individual que
una persona es loca se dice que le falta una esquina, er hat eine inconsciente, son unos vectores que se están movilizando. En no van a aflorar en un grupo, pero las dos formas enriquecen.
ecke abt, es decir, que es atípica, descuadrada.Y hemos visto AC: ¿Qué diferencia la psicoterapia junguiana de otros tipos de mi experiencia, el proceso se da por debajo, y por eso no se en-
que lo individual reside en esa parte en donde eres diferente, psicoterapia psicoanalítica? ¿Tiene una aproximación particu- tiende cuando las cosas salen bien. El trabajo psicoterapéutico PR: Una de las cosas que en los últimos años más me ha
atípico, donde no te adaptas, donde estás descuadrado, donde lar que permita diferenciarla de otras? es una conexión a un nivel más básico y del cuerpo emocional. enriquecido es la experiencia que hemos tenido en Socsal. He-
fallas, en decir, en la patología. Entonces, si entendemos la indi- Hay pacientes que son arriesgados, que no sienten miedo, que mos hecho intervenciones en comunidades, grupos, y hemos te-
vidualidad como mismidad, como aquellas cosas que siempre NF: Creo que es menos interpretativa. El trabajo con imágenes, están retando situaciones peligrosas y de repente yo empiezo a nido la fortuna de contar con la supervisión de López-Pedraza.
están ahí, fijas, comprendemos el interés de la psicología con símbolos. La psicoterapia junguiana no reduce, sino que sentir miedo y me doy cuenta cuál es la desconexión de esa per- Esta visión junguiana de las comunidades ha sido extraordina-
junguiana por lo anómalo y atípico, porque hay una estrecha amplifica.Yo creo que es un punto bien importante; no es una sona.Yo creo que un tipo de relación a ese nivel es que caracte- ria y me ha abierto una forma personal de trabajar lo psicológi-
conexión de la individualidad con los complejos patológicos. interpretación reductiva, sino la posibilidad de abarcar el cam- riza la terapia junguiana. co en grupo que era distinto a lo que yo había aprendido con
po artístico, mitológico, cultural, la historia de la cultura.A mí psicoterapia de grupo hace bastante tiempo.
NF: ¿Y por qué no con la creatividad? como terapeuta me enriquece mucho. NF: Hay más libertad para expresar ese tipo de experiencia y
eso ayuda a la conexión de la persona con las emociones, a tra- AC: Uno de los cuestionamientos a la psicoterapia ha sido, pre-
AC: Sin duda, pero lo que quiero que me expliquen es que si la PR: Yo pienso que, más que teorías, hay psicoterapeutas. En el bajar con ellas y con el cuerpo. cisamente, que el ser introspectivo, aislado, que ve el mundo
individualidad tiene que ver con algo que siempre es lo mismo, fondo, lo que hay son psicoterapeutas que están más cerca de desde una especie de torre, crea una situación fundamen-
que no cambia, y lo que no cambia son, precisamente, los com- una teoría que de otra. AC:Ahora, ¿ustedes trabajan, por ejemplo, psicoterapia de talmente ficticia, irreal, que se deshace en el momento en
plejos personales, los complejos históricos que se repiten. ¿Tie- grupo? que se inserta en la realidad con otros seres humanos. Que la

REVISTA VENEZOLANA DE
60 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS SOBRE PSICOTERAPIA 61

psicología profunda es producto del sobreénfasis que se le dio
al individuo en el siglo XIX, pero que hoy vuelven a tomar im-
portancia las formas colectivas, las formas comunales. El ser
está fundamentalmente inserto en una serie de relaciones que
determinan su existencia y, cuando los sacas de allí, distorsio-
nas la conciencia o la percepción que pueda tener de su
realidad.
RHC: Sí, hay una tradición en la psicología junguiana en la que
aquello que te turba afuera lo trabajas adentro, que ya no estás
hablando de aquel padre afuera ni de aquella figura pública
afuera, sino que la empiezas a ver dentro de ti, como complejo
paterno, lo trabajas hasta que estás listo para salir a afrontarlo.
Yo creo que ése es el gran aporte de la psicología junguiana,
que le quita el poder a aquella figura, lo ves dentro de ti y lo
trabajas como un aspecto intrapsíquico.
AC: Otra cosa es pensar que no existe un mundo intrapsíquico
y uno externo, sino que existe un solo mundo y que la división
entre un afuera y un adentro es de alguna manera ficticia. Que
en el momento en que te abstraes en una torre para tener pers-
pectiva, pierdes los vectores que hacen el psiquismo. La manera
en que te impacta el techo, la influencia de la silla, la forma en
que te impactan los sonidos de los grillos, las personas, ustedes
que están hablando aquí, mis propios complejos internos, mis
memorias, mi historia, todo eso es una realidad única. Cuando
tú enfocas lo subjetivo, ya la realidad cambia, ya es otra cosa, y
en ese sentido la psicoterapia individual sería artificial.
NF: El asunto es complejo y sería bien interesante asemejarlo a
una cámara con zoom.Toda esa serie de interacciones que ves
de primera mano con diferentes miembros y personas puedes
verlas más de cerca con el zoom, puedes penetrar en su parte
más interna, ver lo que está ocurriendo en términos de comple-
jos. Permitir esas dos visiones, interaccional e intrapsíquica, es
muy rico. Lo que uno observa en el grupo a lo mejor nunca va a
ser traído a la terapia individual y viceversa. Se complementa
la visión.
PR: Esa torre, como tú dices, es referencial. La vida ocurre
afuera del contexto terapéutico, sin embargo, tú usas ese espa-
cio de manera referencial.
RHC: Sí, no es que dejas de vivir porque estás en terapia, y de
hecho traes el colectivo dentro de ti.
NF: A veces entran en consulta con todo el gentío, tan es así que
yo a veces les digo: «mira, vamos a dejar a tu esposo y a tu hijo
afuera y entra tú sola», porque, a veces, uno ve mucho más a las
otras personas que a la que va a la consulta.
REVISTA VENEZOLANA DE
62 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
RHC: O sienten las emociones de los otros. Cuando empieza la
terapia entra un gentío y uno no sabe ni con quién está lidiando.
AC: ¿Podríamos decir que es un espacio donde recrea su
mundo?
PR: Sí, yo no creo que sea una abstracción.
RHC: La terapia junguiana podría ser vista como una
experiencia creativa en la que intervienen todas las personali-
dades del analizado y las del analista.
Notas
1 «Psicología: la perdición de la modernidad» (2 de marzo de 2007). Con Con-
diciones. http://concondiciones.blogspot.com/2007_03_01_archive.html.
Reseñas biográficas
Rita Hernández de Capriles: Psicóloga de la Universidad Católica Andrés Be-
llo,Analista Junguiana del Instituto C. G. Jung de Zúrich. Es actualmente con-
vocadora de la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos, presidenta de la
Fundación C. G. Jung Venezuela y miembro individual de la International Asso-
ciation for Analitical Psychology (IAAP). Ejerce psicoterapia en consulta pri-
vada, supervisión individual, dicta cursos y seminarios.
Niksa Fernández: Psicóloga graduada en la Universidad de Chile. Magíster
Scentiarum en Psicología (Universidad de California). Psicodramatista (Bea-
con. NuevaYork) Docente de pregrado y postgrado (USB-UCAB). Pertenece a
la directiva de la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos, donde fue con-
vocadora (2005-2007). Es miembro individual de la International Association
for Analitical Psychology (IAAP) desde 1998. Miembro honorífico de AVEPSI.
Directora de la Escuela Venezolana de Psicodrama. Ejerce la psicoterapia, su-
pervisión individual, dicta seminarios y talleres.
Pablo Raydan: Médico graduado de la Universidad Central de Venezuela
y psiquiatra graduado del Hospital Militar. Durante ocho años se dedicó a la
psiquiatría y desde graduado ha practicado psicoterapia en consulta privada.
Pertenece a la directiva de la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos y es
miembro individual de la International Association for Analitical Psychology
(IAAP).
h
Hermes y sus hijos
30 años después
SANDRA CAULA
En 1977, la editorial Spring publicó por
primera vez Hermes and his children, de Rafael
López-Pedraza. En el «Prefacio»,Adolf Guggen-
bühl-Craig, miembro del Curatorium del Institu-
to Jung en Zúrich, decía: «La pureza de este libro
es inusual […] debo decir que con dos o tres li-
bros de este nivel, escritos por sus antiguos estu-
diantes, el Instituto habrá demostrado su valía».
Desde entonces la obra ha llegado a ser una
suerte de clásico entre terapeutas, poetas, artis-
tas y lectores diversos –tal como indica la con-
tratapa de la última edición en inglés– y se ha
editado en español, francés, italiano, alemán y
portugués .
1 2
Puede decirse que en 30 años su fama no ha
dejado de crecer. Hermes y sus hijos es libro de
cabecera de curadores y pacientes, estudiado
una y otra vez por ese «lector culto que –como
escribe López– en su soledad siente el vacío y la
estupidez de la época que le ha tocado vivir y sa-
be que, secreta y herméticamente, su vida toma
cierto sentido cuando Hermes lo toca misteriosa-
mente con su vara de oro» (Prólogo de la edición de
2001, Caracas: Festina-Lente).
Cuando James Hillman lo presentó en 1977,
dijo que Hermes y sus hijos se alzaba «en un te-
rreno de su propia hechura: el campo de la psico-
patología arquetipal».Y lo valoró como una re-
novación en la psiquiatría, la teoría de la neuro-
sis y la psicología clínica, cuyas categorías
básicas permanecían paralizadas desde Kraepe-
lin, Freud, Bleuer y Jung. Fue certero en su juicio.
En concordancia con la manera en que López-
Pedraza practica la psicoterapia, su libro inau-
guró una nueva forma de concebirla que ha he-
cho escuela. Para Jung, la terapia era un arte.
Desde López es además cultivo del alma a través
de las imágenes clásicas de Occidente, iniciacio-
nes en los movimientos psíquicos que deberían
acompañarnos en la vida, formas enriquecidas
para las emociones, los sufrimientos y las ale-
grías, sabia avenencia con la oscuridad humana.
Ésa es la pureza que se siente en sus páginas,
donde resurgen transfigurados los términos y
observaciones clínicas.
Quizás por mantenerse así estrictamente en el
campo de la psique y la cultura, Hermes y sus
hijos ha sido fuente de inspiración para poetas
como Robert Creeley , quien escribió una plega-
ria a Hermes (Prayer to Hermes) tras su lectura.
Como homenaje por los 30 años del libro de Ra-
fael López-Pedraza, ofrecemos el poema 3 que su
amigo Creeley le dedicara:
1 Ediciones de Hermes y sus hijos.
1977:
Hermes and his Children. Spring
Publications, Dallas, Estados Unidos.
1980:
Hermes y sus hijos. Editorial Ateneo, Caracas,
Venezuela.
Hermès et ses Enfants dans la
Psychothérapie. Editions Imago, París,
Francia.
1983:
Ermes i suoi figli. Edizione di Communità,
Milán, Italia.
Hermes Oder die Schule des Schwindelns.
Schweizer Spiegel Verlag: Raben-Reihe,
Zúrich, Suiza.
1989:
Hermes and his Children. Edición revisada y
aumentada. Daimon Verlag, Einsiedeln, Suiza.
1991:
Hermes y sus hijos. Edición revisada y
aumentada. Anthropos, Barcelona, España.
Hermes e seus filhos. Paulus, São Paulo,
Brasil.
2001:
Hermes y sus hijos. Festina-Lente, Caracas,
Venezuela.
2003:
Hermes and his Children. Daimon Verlag,
Einsiedeln, Suiza.
2. Robert Creeley nació en Arlington,
Massachusetts, en 1926, y murió en Odessa,
Texas, en 2005. Enseñó en Black Mountain
Collage y fue editor fundador de la Black
Mountain Review (1954-1957). Fue profesor
en SUNY, Búfalo, y en Brown University.
Amigo apreciado de poetas como Charles
Olson, Robert Duncan, Allen Ginsberg, John
Wieners y Ed Dorn. Al enumerar los artistas
que lo influenciaron, mencionaba no sólo poe-
tas, como Olson, William Carlos Williams y
Ginsberg, sino también músicos de jazz, quie-
nes –según decía– le enseñaron que las emo-
ciones pueden expresarse de una manera no
menos eficaz al evadir las formas prescritas.
3. Publicado originalmente en Spring. An
Annual Archetypal Psychology of Jungian
Thought. 1980, Spring Publication Inc: Irving,
Texas.
HOMENAJE 63
 viene a mí. Mi mano,
veo el final de mi brazo–
cinco dedos, el puño–
¿no es mía?

¿Debo entonces por siempre

seguir mi camino, seguir mi camino–
como lo he hecho y
cómo puedo?

¿Ni verdad, ni amor,

Prayer to Hermes
ROBERT CREELY

For Rafael López-Pedraza

Hermes, god / of crossed sticks / crossed exis-

tence, / protect these feet

I offer. Imagination / is the wonder / of the

real, and I am / sore afflicted with

the devil’s doubles, / the twos, of this / half-

cc
Volver
LUIS E. GALDONA CH.

life, / this twilight.

ni el propio cuerpo–
Plegaria a Hermes ni ninguno ni nadie– Neither one nor two, / but a mixture / walks Este regreso lo imagina y lo relata el director a vinculados al agua, imprescindible para siembras
ROBERT CREELY me van? here / in me– través de las historias de varias mujeres, sus mu- y ganado, son sustituidos en la imagen fílmica
jeres, las «chicas Almodóvar», como han sido lla- por turbinas generadoras de moderna energía
Para Rafael López-Pedraza Aun las preguntas feels forward, / finds behind / the track, yet /
son trampas cannot stand madas. Un universo casi exclusivamente femeni- eólica. Imagen, la del molino, que evoca tanto lo
para mí– no, donde sus protagonistas se mueven con habi- repetitivo del movimiento circular como lo nutri-
still or be here / elemental, be more / or less a
Hermes, dios y lo serán siempre. man, / a woman. lidad entre un mundo cotidiano de carencias tivo de la harina que resulta de su efecto.
de bastones cruzados,
En este momento la niebla, y dilemas y un mundo subjetivo signado por el Volver es una singular mezcla de drama y co-
de existencia cruzada, What I understand / of this life, / what was
protege estos pies gris, sofocante right / in it, what was wrong, pathos. Ese mundo de lo emocional y lo afectivo media, amalgama en la que el autor se ha hecho
flota en el patio silencioso Nunca acepté la muerte, matizados por el «sentimiento trágico de la vida» especialmente hábil a través de su filmografía.
que te ofrezco. La imaginación tras la ventana– I have forgotten / in these days / of physical
change. / I see the ways nunca la he entendido. que otro español monumental como Unamuno Una obra en la cual hay mucha vida, aunque se
es el prodigio
de lo real, y esta mañana llega ahora Por primera vez creo que puedo mirarla codificara en su momento. Son mujeres que trata de la muerte. Un drama en el cual hay mu-
of knowing, of / securing, life grow / ridiculous.
sufro penosamente de al mediodía, y en algún lugar encima A weakness, / a tormenting, relieving weakness sin miedo, afrontan sus realidades no con un sentido meta- chas risas, y a la vez una comedia en la cual se
el sol calienta el aire aunque siga sin entenderla ni aceptarla. físico, sino con sentido común, «el menos común percibe una profunda tristeza detrás del humor
los dobleces del demonio, y la humedad gotea como siempre comes to me. My hand / I see at arm’s end– /
five fingers, fist– / is not mine? Empiezo a hacerme a la idea de que existe. de los sentidos». Volver es un clásico melodrama de sus personajes; una mezcla de risas y lágrimas
los doses, de esta
mitad de la vida, bajo las nubes, grises A pesar de mi condición de no creyente, almodovariano; una película coral femenina, de que se asemeja profundamente a la realidad.
Then must I forever / walk on, walk on– / as I
de este crepúsculo. difusas. Este tiempo, have and / as I can?
he intentado traer al personaje del más allá. secretos, amor, vida y muerte. Almodóvar utiliza el sentido del humor para des-
este invierno, se acerca. Y, no soy el primero en descubrirlo, Los hombres para los personajes femeninos dramatizar. «Es una de las características de la
Ni uno ni dos, Esta –sentencia física. Neither truth, nor love, / nor body itself– / nor
el más allá está aquí. tienden a ser malévolos, irrelevantes o simple- cultura española: se burla de todo lo que le da
sino una mezcla anyone of any– / become me?
camina aquí Te doy todo, El infierno, el cielo o el purgatorio mente ausentes. Incluso el viento, permanente- miedo.También es algo que yo he hecho en mis
en mí– no retengo Yet questions / are tricks / for me– / and somos nosotros, está dentro de nosotros, mente presente en la película, es el cálido y sofo- propias películas», dice. Resulta «una comedia
always will be.
nada, ya lo dijo Sartre mejor que yo. cante viento solano, el viento que sopla de donde negra con sentimiento blanco», como afirma el
siente delante, no tengo fuerzas This moment the grey, / suffusing fog / floats nace el sol, principio masculino por antonoma- crítico Carlos Aguilar.
encuentra tras in the quiet courtyard / beyond the window–
la huella, pero Mi suerte Pedro Almodóvar, sobre Volver sia. Raimunda dice: «Es el maldito viento solano En el film Matador, de 1985,Almodóvar se
no aguanta estarse es tu regalo, this morning grows now / to noon, and some- que saca a la gente de quicio».Y Agustina agrega: plantea directamente el tema del amor y la muer-
mi aliento where above / the sun warms the air / and
wetness drips as ever
Hay dos temas que son centrales en la filmo- «En el pueblo hay muchos incendios por el vien- te. María Cardenal, la protagonista, literaliza la
quieta ni ser en este punto melodioso, mi tropezar
grafía del director español Pedro Almodóvar: to solano». Sol, viento, locura e incendios. idea de que en el momento de máximo placer el
elemental, ser más under the grey, diffusing / clouds. This weather,
o menos un hombre, mi obligación torcida madre y muerte. En el caso de Volver, la madre Establezcamos de una vez, y para conservar- amor se topa con la muerte, y mata a sus amantes
/ this winter, comes closer. / This –physical sen-
una mujer. mi embriaguez tence. muerta. Doña Francisca Caballero, su madre, los como telón de fondo de nuestra lectura, los durante el orgasmo clavándoles un alfiler en lo
vagabunda, mi carne y hueso murió poco antes del estreno de la película Todo paralelismos entre la obra de Almodóvar y la de que taurinamente se llama «el hoyo de las agu-
Lo que comprendo confusos. I give all / to you, hold / nothing back, / have
no strength to. sobre mi madre, en 1999, y este film se convirtió dos incomparables escritores españoles: Miguel jas», en la nuca. Literalmente descabella a sus
de esta vida,
lo que estaba bien Quienes me conocen en una especie de homenaje a ella. Volver puede de Cervantes y Federico García Lorca. Las reso- amantes en el momento supremo, igual que se
My luck / is your gift, / my melodious /
en ella, lo que estaba mal, dicen, ¿por qué el dolor breath, my stumbling, ser vista como una ulterior elaboración del mis- nancias con estos artistas son especialmente per- hace con los toros al final de la faena. Imagen
persistente de este hombre, la franqueza
mo duelo.Volver a La Mancha natal, volver a la ceptibles en una obra como Volver, que evoca la que asocia amor y muerte en un ámbito dionisía-
lo he olvidado sin costras que le sienta? my twisted commitment, / my vagrant / drunk-
en estos días enness, my confused / flesh and blood. compleja sencillez de la vida y las relaciones en- particularísima expresión lorquiana del modo co, como ocurre en varios de los filmes de este
de cambio físico. ¡Bah!, espíritu hermano, tre vivos y muertos; volver –a través del persona- de ser femenino por una parte, y el singular ám- director.
Veo maneras qué saben ellos All who know me / say, why this man’s / per-
je de Irene– desde el más allá, del mundo de la bito de La Mancha de Cervantes, tierra de miste- Almodóvar declara con respecto a la idea de la
sistent pain, the scarifying / openness he makes
si acaso es el instante
do with? muerte, a reparar las consecuencias de una tra- rios, vientos que generan fantasías y locuras muerte en Matador: «No llegué a saber nada en
de saber, de que no puede esperar un minuto–
protegerme, la vida crece gedia.Volver a un pueblo que se llama Alcanfor que, sin embargo, se mantienen en permanente profundidad, ni conseguí enfocar mejor el proble-
Agh! Brother spirit, / What do they know / of
ridícula. Una debilidad, hallará el cielo en el infierno, whatever is the instant / cannot wait a minute– de las Infantas, un nombre que sugiere aquello diálogo con la realidad.Alguien definió a Almo- ma. Me di cuenta de que sólo podría comprender-
un tormento, mitigando debilidad estará allí de nuevo aun ahora, que se preserva en la memoria de la infancia, evi- dóvar como «[...] un niño manchego que, recos- la si formaba parte de la vida».Y en otra parte
y dirá de sí mismo will find heaven in hell, / will be there again
even now, / and will tell of itself / all, all the tando que se descomponga mientras se vuelve a tado en un molino, decide ser un nuevo Quijote». afirma: «A los ocho años yo sabía exactamente lo
todo, todo el mundo.
world. ello con la mirada distinta que provee el tiempo Los omnipresentes molinos de viento, generado- que quería y lo que no, el pueblo era mezquino
Traducido por Sandra Caula y lo vivido. res de una energía cereal, de Ceres-Deméter, o con la sensualidad y con todo aquello relacionado

REVISTA VENEZOLANA DE
64 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS CRÍTICA DE CINE 65
 vínculos más destacados en la película son los
que existen entre madre e hija, reales o imagina-
rios, presentes o ausentes, titulares o sustitutos,
concretos o simbólicos. Irene es la madre de Sole
y Raimunda, pero también funge de madre de su
hermana, cuando Paula enferma mentalmente a
raíz de la supuesta muerte de Irene. Ese mismo
día, Paula le ha contado a Irene lo ocurrido entre
al incesto, el cual implica en un plano simbólico
el restablecimiento de una simbiosis con lo ma-
terno y con lo inconsciente. Lo incestuoso es lo
que se mantiene en la endogamia psíquica, con
la pérdida de la diferenciación de lo individual,
impidiendo el vínculo exogámico, las nuevas po-
sibilidades de relación psíquica que aparecen
evolutivamente en el individuo. En este contexto
decir que una alternativa es hacerse madre del
propio dolor, gestar en la intimidad el sufrimien-
to y las heridas.Al reconocerlo como un hijo, es-
tas mujeres pueden hacerlo propio, transformar-
lo y, empatía y compasión mediante, aproximar-
se al dolor de lo humano.Al entrañar las
laceraciones de la cotidianidad –esperada o ines-
perada–, pueden parir esos hijos del sufrimiento
cc Volver
MICHAELLE ASCENCIO

Raimunda y su padre, y luego se entera de la podríamos ver a Irene como una suerte de Cli- que son el reconocimiento humilde de la propia
con los placeres del cuerpo.Y para mí era muy im- venganza de Irene al matar al marido y su aman- temnestra, que toma venganza de la muerte sim- locura, la aceptación y la generosidad». Aquí, en Alcanfor de las Infantas, las infantas
portante, esencial, el placer de los sentidos. En esa te en el incendio. Cuando Irene reaparece furtiva- bólica-incestuosa de su hija Ifigenia-Raimunda, guardan semejanza con los personajes arquetípi-
escuela me formé, y el manchego que recuerdo de mente en el pueblo para encargarse de su herma- matando al padre transgresor de tabúes que, en- Referencias bibliográficas cos femeninos de la tragedia griega trasvasados
entonces [...] no fue formado para disfrutar de la na, cuenta que «Paula no se extrañó en lo más tre otros sentidos, supone el respeto a las necesi- ROYO-VILLANOVA, JAIME (2006). Almodóvar, por la modernidad que se expresa, sobre todo, en
vida, sino para convivir con la muerte sin drama- mínimo de verla, porque ella venía del pasado, dades de desarrollo individual. Posterior a la mon amour. Madrid: Ediciones Temas de Hoy. la manera de vestir, el uso de los carros, la televi-
tismo». que era donde Paula vivía [...] La tragedia le hi- venganza y la muerte literal del esposo surge en AGUILAR SERGIO C. (2006). Aventuras de un fan- sión que todas ven y a la que llaman «telebasura»
Intenta así comprender la muerte sólo como zo perder la poquita razón que tenía [...]». La Irene la necesidad de cumplir una promesa o re- tasma en La Mancha. Internet. http://www.ci- con su manipulación de la miseria humana con-
formando parte de la vida y termina asociando muerte de Paula libera el espíritu de Irene para parar un entuerto, atenuar las consecuencias de nestrenos.com/vercritica.asp?Codigo=943. [Fe- vertida en espectáculo, sin olvidar en esta enu-
muerte con placer, con sexo, con vida. Es, obvia- poder «volver» del más allá, llegar hasta sus hijas una tragedia. cha de consulta: 7 de febrero de 2007]. meración el desencanto y el celular, tan impres-
mente, la única perspectiva posible de la muerte: e intentar reparar las consecuencias de la trage- Almodóvar plantea entonces esa regresión ese cindible para la hija-hermana de Raimunda. Se
el verla desde la vida. La conciencia de la muerte dia. Después también Irene prodiga sus cuidados «volver», con un carácter reparador, mediante el Reseña biográfica: trata, pues, de una tragedia esencial, de la trage-
es, en todo caso, lo que le da relieve y sentido real maternales a Agustina en sus días finales, apare- cual se restablece el orden alterado, se asume la Médico Cirujano (UCV) 1971. Magister Scientia- dia por excelencia, que ocurre en nuestros días.
a la vida.Y eso es lo que intenta el director en ciéndosele desde el mundo de los muertos. Rai- responsabilidad por los hechos y las heridas que rum en Psiquiatría (UCV) 1975. En esto radica el lado grotesco de la película: en
Matador y luego en ésta, su obra más reciente, munda es madre y hermana de la Paula adoles- de ellos derivan, revelando secretos que restitu- Miembro de la Asociación Internacional de Psi- volver a traer a la pantalla un tema de los tiem-
Volver.Vida y muerte, sexo y muerte, placer y cente, pero en muchos sentidos actúa como ma- yen las posibilidades de desarrollo pleno de Rai- cología Analítica (IAAP) y de la Sociedad Vene- pos primigenios, un tema que ha alimentado
muerte. Eros y Thánatos, hermanos hijos de la dre de su otra hermana, Sole, soledad, la que munda, de Sole, de Agustina y de la joven Paula. zolana de Analistas Junguianos (SVAJ). Dedica- tantos mitos y colocarlo de nuevo sobre el tapete
Noche en un permanente juego, en una perma- responde a la pregunta de su madre cuando apa- En todo caso, el director manchego cuenta to- do al ejercicio privado de la profesión desde aquí y ahora.
nente interacción. Comentando la ambientación rece: «Estoy sola, como siempre [...]». Es enton- do este periplo de sus personajes con una gran 1975, es panelista en los Cine-Foros de la El viento dicen que enloquece, pero decir que
de Volver,Almodóvar dice: «La Mancha es una ces la díada madre-hija con sus marcadas com- compasión. En entrevista reciente,Almodóvar Fundación C.G.Jung de Venezuela y Cine Club el viento enloquece es, en realidad, un subterfu-
cultura basada en la muerte. Muertos y vivos plejidades la que sirve de hilo conductor a la his- ha afirmado: «He tratado de divertirme y diver- Arte y Psicología. En Alcanfor de las Infantas, un pueblo de gio al que recurren las mujeres para no revelar la
conviven sin estridencias. Los muertos no mueren toria que Almodóvar nos cuenta. tir, emocionarme y emocionar, de retratar con España, el viento sopla continuamente. Las mu- tragedia que ocultan, protegiéndola incluso de
nunca y sus deudos cuidan y visitan sus tumbas Hablar de madre y muerte es adentrarse en exhuberancia y humanidad personajes margina- jeres que limpian las tumbas de sus maridos y ese mismo viento capaz de regarla a los cuatro
como si fueran realmente las casas en que viven». una ecuación psíquica sumamente compleja. En les y marginados [...] a cuya clase social perte- familiares muertos ven contrariado su trabajo vientos. Contra el viento, el silencio. Porque la
La extraordinaria secuencia del comienzo de la un sentido prospectivo, la secuencia sería madre nezco. He dotado a todos mis personajes de una cuando las hojas, las flores y la tierra se disper- tragedia que siempre conlleva un castigo por la
película nos ubica en ese mundo paradójico, espa- y vida. En un sentido retrospectivo, sería madre absoluta independencia moral.Todos, no impor- san sobre las tumbas que afanosamente tratan infracción de un tabú fundamental pone, para-
cio limítrofe entre la vida y la muerte, de las muje- y muerte.Ya en Todo sobre mi madre el cineasta, ta su rango social, han sido libres para luchar de mantener limpias y decoradas. Hay que colo- dójicamente, un límite a la locura que puede de-
res de luto del pueblo limpiando las tumbas al son especialmente proclive a abordar las complejida- contra los problemas que por el guión debían car piedras en los jarrones para que el aire, como sencadenarse en el grupo: frente al incesto o fren-
de un tema de la zarzuela La rosa del azafrán. des de lo femenino con una particular sensibili- afrontar. Libres de sufrir, de amar y de arriesgar- remolino, no los vuelque. Cantan las mujeres te al asesinato, no hay nada que decir, nada que
«Me están bañando muy tempranito [...] Mira qué dad, se adentró en ambos temas.Ahora en Volver se a transitar, a veces, la zona más oscura de sí limpiando las tumbas como cantan las lavande- hacer. Si la vida puede continuar en Alcanfor de
trabajo nos manda el Señor [...]», cantan las viu- lo hace de nuevo con gran madurez. Una de las mismos.Y a todos ellos (psicópatas, actrices, ras del poema trágico, Yerma, de García Lorca, las Infantas después de que los límites se han
das. Paula, la hija adolescente de Raimunda, dice: consecuencias de la regresión al ámbito psicoló- amas de casa, toreros, escritoras, directores de golpeando los trapos sucios contra las piedras. transgredido develando el horror, no será sino
«¡Qué de viudas hay en este pueblo!» y la tía Sole gico de la madre es la disolución de la capacidad cine, policías enamorados y corruptos) he trata- Las viudas parecen felices liberadas de la presen- por la contención y la redención de los afectos
le responde que «Las mujeres aquí viven más que discriminadora de la conciencia; una conciencia do de explicarlos como seres humanos, sin juz- cia y del dominio de sus maridos. «En este pue- de las mujeres agredidas.
los hombres». La Agustina, vecina cuya historia se que se logra, precisamente, gracias a la separa- gar sus actos en ocasiones terribles». blo sí hay viudas», comentan entre ellas, y los Mundo de mujeres, un convento; mundo de
mezcla con la de las otras mujeres de manera muy ción del complejo materno. La regresión implica Para concluir, incluyo un fragmento de un tex- trapos sucios corren como consejas, chismes y mujeres, el de un pueblo con hombres que estor-
particular, llega a limpiar su propia tumba y dice: entonces la posibilidad de disolución de la con- to propio acerca de Todo sobre mi madre, que presentimientos llevados por el viento. Es un ban y contradicen las sagradas leyes que instau-
«Muchos días me vengo sola, me siento aquí y se ciencia y puede, por ende, asociarse a la imagen viene muy a cuento con los temas de madre, viento trágico que ha enloquecido a más de una ran la convivencia social. Por la consanguinidad,
me pasan las horas muertas [...]».Y la Raimunda de la muerte. Es la tarea por excelencia del héroe muerte, duelo y renacimiento: «Desde el comien- relegándola al pasado, como sucedió con la tía por la filiación comienza el orden, y la fidelidad
agrega, hablando de lo que muchos de los pobla- quien, propiciando la separación del carácter zo de este film,Almodóvar introduce al especta- Paula, que, envejecida y sola, no vive más el al mandato de las reglas de parentesco instaura-
dores hacen: «Se compran su terrenico y lo cuidan absorbente y devorador de lo materno, logra es- dor en el enigmático mundo de lo femenino y en presente de los días que le quedan por vivir. das por la comunidad es el pacto primigenio que
en vida, como si fuera un chalet». Cuidar de la tablecer una estructura de ego que haga posible el temido mundo del duelo. Maternidad y dolor Un viento trágico se abate sobre las casas siem- todos reconocemos. Recordemos a Freud: es ne-
muerte en vida. la individualidad. son las claves, palabras hermanadas de muchas pre cerradas donde viven las mujeres encerradas cesario dejar de ser incestuosos para ingresar en
El otro gran tema de Volver es la madre. Los Una dinámica similar se plantea con respecto maneras. Las mujeres de Almodóvar parecen con sus enigmas y sus secretos. el linaje de la humanidad.

REVISTA VENEZOLANA DE
66 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS CRÍTICA DE CINE 67

Son los hombres, en esta película, los que
transgreden esta ley y desconocen estas reglas.
Salir de la endogamia, sujetar al instinto que nos
compele a desear lo conocido; desviar la mirada
de aquellos que hemos visto nacer y que tuvimos
en nuestros brazos, tal como aparece Paula en
brazos de Paco, su padre adoptivo. No podemos
volvernos uno con aquellos con los que hemos
convivido bajo el mismo techo y a los que nos
ligan lazos de consanguinidad.Tu padre adoptivo
es como tu padre, tu hija será de otro, tu hijo de
otra.Y más adelante: no desearás a la mujer de
tu prójimo y, podemos agregar: ni al hombre de
tu amiga.Viéndolo bien, no es tan fácil ser huma-
nos. Ley de matrimonio, ley de filiación, ley de
sucesión: convenciones reguladas por la sociedad
para impedir la confusión y la locura.
Ahora Raimunda cría a una hija que es su her- mente por ella y es como si… ella hubiera matado
mana y la madre de Agustina ha suplantado a su
amiga en el cementerio.Y las mujeres de la pelí-
cula callan, y se dice que el verdadero padre de
Paula está muerto y que Irene y su marido, que
es el padre de Raimunda, murieron abrazados
en el incendio. «Mi madre murió abrazada a mi
padre, que era lo que más quería en el mundo.»
Mentira, mentira, dice el viento en los oídos de
Agustina. ¿Por qué desapareció la madre de
Agustina el mismo día del incendio? Son varo-
nes el padre de Raimunda y Paco su marido, va-
rones que están contra-natura, que detienen la
marcha de las generaciones y hacen retroceder
el linaje humano hasta la animalidad de la oscu-
ra noche primigenia, regresando, así, al balbu-
ceo del deseo primario, a la no-palabra que to-
davía no puede expresar la ley instauradora de
lo humano.
El tabú del incesto es la condición sine qua
non para no repetirse, para no repetir el odio, la
ignorancia y el temor, y salir, aventurarse fuera
del mundo familiar incorporando a los extraños
en nuestro universo íntimo. La aventura de lo
humano debe abrirse a los extraños, a lo ajeno,
a lo desconocido, y el incesto, que simboliza la
REVISTA VENEZOLANA DE
68 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
terquedad y el retorno de lo mismo, es castigado
en Edipo con la ceguera –porque sus ojos vieron a
la madre– y en la mayoría de los casos con la
muerte. El padre de Raimunda huye, se va para
Venezuela, pero regresa al lugar de los hechos pa-
ra encontrar la muerte por el fuego. Paso de la na-
turaleza a la cultura, la prohibición del incesto es
universal y supone la adquisición de una concien-
cia por diferencia, mediante el reconocimiento de
la oposición de lo idéntico y lo diferente. Esta opo-
sición procede de la más profunda y arcaica dife-
renciación entre los sexos a través de la mirada
sobre el cuerpo de los otros.Y Paco mira a la ni-
ña… y en Raimunda se reedita el trauma inicial.
Recuerda, le dice Raimunda a su hija, que yo lo
maté. El acto de la hija (el asesinato de Paco) que
es también su hermana, es reapropiado simbólica-
a su padre: lo entierra a la orilla del río, el lugar
que a él más le gustaba en vida.
Incesto es siempre tragedia, pero en la película
hay una especie de superación de la tragedia, si se
puede decir así, a través de un elemento sobrenatu-
ral en la imagen de Irene, la madre-muerta. Irene
regresa a ordenar de nuevo el mundo que el varón
(padre-marido) alteró por el horror. Irene, nombre
que en griego significa «paz», restablece el orden
castigando a los culpables, al precio de convertirse
en fantasma durante cuatro años. Como un doble a
la vez, de Paula, la tía que recogió a Raimunda y la
crió salvándola de la locura, Irene es también al
final la madre de Agustina, que la ayuda a morir, la
abuela de la niña, y la madre de Raimunda recupe-
rada, al confesarle la verdad sentadas las dos en el
banco de la plaza. Irene ha restablecido los afectos
y ha ordenado de nuevo la consanguinidad entre
las mujeres agredidas. Porque sólo la madre-muer-
ta puede ser escuchada sin el delirio que caracteri-
za las patologías entre la madre y la hija. Irene
muere simbólicamente como madre para volver a
ocupar su lugar: «No sabes la falta que me has he-
cho, mamá», le dice Raimunda al final mientras el
viento sigue soplando.
Ficha técnica:
Director: Pedro Almodóvar
Año: 2006
Guión: Pedro Almodóvar
Producción: Esther García
Fotografía: José Luis Alcaine
Montaje: José Salcedo
Música:Alberto Iglesias
Intérpretes: Penélope Cruz (Raimunda), Carmen
Maura (Irene), Lola Dueñas (Sole), Blanca Porti-
llo (Agustina),Yohana Cobo (Paula), Chus Lam-
preave (Tía Paula), María Isabel Díaz (Regina),
Neus Sanz (Inés), Pepa Aniorte (Vecina),Yolanda
Ramos (Presentadora de TV),Antonio de la To-
rre (Paco), Carlos Blanco (Emilio)
Duración: 110 minutos
Género: Drama - Comedia
País: España
Reseña biográfica
Licenciada en Letras UCV (1969). Doctora en
Antropología de la Escuela de Altos Estudios
de París (1990). Profesora titular de la UCV.
Ex-directora de la Escuela de Letras de la
UCV. Especialista en Literatura y Religiones
del Caribe. Profesora invitada de Cursos de la
Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos
(SVAJ).
Ha publicado dos novelas: Amargo y dulzón
(2000) y Mundo, demonio y carne (2005).
cc
Tsotsi
MARGARITA MÉNDEZ
El planteamiento fundamental de la película
surafricana Tsotsi es que no somos responsables
de quienes somos, de dónde nacemos, de nuestro
nivel socioeconómico o de quiénes son nuestros
padres, pero sí somos responsables de las deci-
siones que tomamos en la vida. La música, el
paisaje y las lenguas habladas en esta grandiosa
película nos ubican en un país complejo y difícil.
Dirigida por Gabin Hood y basada en la nove-
la de Athol Fugard bajo el mismo nombre, la pe-
lícula Tsotsi relata la vida de un joven en una ba-
rriada paupérrima de Johannesburgo, empeora-
da por uno de los mayores índices de infección
de VIH/sida del mundo, alcanzando del 25% al
30% de la población y dejando un gran número
de huérfanos, como es el caso de David, un niño
que en su huida pierde todo, hasta el nombre,
adoptando el seudónimo de Tsotsi (matón).
El crecimiento de este niño es un viaje a los
niveles más brutales de la sobrevivencia, un viaje
del que parece empezar a despertar y a recordar
cuando uno de los miembros de la banda le pre-
gunta cuál es su verdadero nombre. La pregunta
viene dada desde la conmoción y la vergüenza
por la muerte injusta de un hombre «decente», la
pregunta mete el dedo en una llaga aún purulen-
ta, pues el dolor por la muerte de su madre ha
sido completamente reprimido y se ha ocultado
bajo la máscara del malandro.Vemos cómo la
rabia es una emoción presta a salir con gran
impulsividad.A Tsotsi se le hace imposible con-
testar porque le cuesta aceptar y expresar sus
sentimientos.
Tsotsi observa su barrio desde el segundo piso
de un rancho, mirando desde arriba el vecinda-
rio, buscando ver las cosas a una cierta distan-
cia, y si no es una capacidad de reflexión (en el
sentido de reflejarse a sí mismo como en un espe-
jo), al menos apunta la posibilidad de conectarse
con el nivel emocional relacionado a la madre y
al niño abandonado, a través del bebé que signi-
ficativamente encuentra en su camino.
En el personaje de Tsotsi la psique se expresa
de forma autónoma y recrea la situación pareci-
da a como la dejó el día en que huyó:
Madre enferma o herida, y ¿muerta?, segura-
mente.
Niño perdido, abandonado, entregado a la
vida, a sus peligros, a su crueldad.
Cuando Tsotsi se reconecta con su propio
niño, «él es mío», aparece el arquetipo del niño,
central en la vida psíquica de cualquiera de no-
sotros, en la forma del niño abandonado. En
cada persona este arquetipo es vivido de formas
iguales y a la vez muy diferentes; en el afuera,
con la orfandad y el abandono literal de los pa-
dres; en el adentro, con las excusas para experi-
mentar el abandono que la vida nos brinda. No
experimentar al niño abandonado puede ser de
suma seriedad, pues corremos el riesgo de caer
en un limbo que nos vuelve inútiles para lidiar
con la vida.
Tsotsi aprendió a sobrevivir psicopáticamente
en el mundo a costa de reprimir a David, un niño
que al menos hasta los diez años tuvo una madre
que lo amó.También tuvo un padre alcohólico e
ignorante acerca del sida y sus formas de conta-
gio, pero un padre al fin que con el propósito de
protegerlo lo aleja de forma terrible de su madre
agonizante y descarga su rabia contra el perro,
matándolo a patadas. Esto ocasiona el momento
traumático crucial que define su vida y lo fuerza
a vivir junto a otros huérfanos, quienes viven en
tuberías abandonadas y terminan siendo malan-
drines. Cuando conocemos a Tsotsi y su banda,
ya el agua ha corrido un tanto. Mientras algunos
amigos han muerto, ellos han sobrevivido y nue-
vos miembros se han unido al grupo.
Otra experiencia importante después de con-
seguir al bebé es el encuentro con Morris, el men-
digo. El inválido lo insulta y escupe.Tsotsi se
siente retado e intrigado por el mendigo, por lo
que decide seguirlo. El mendigo está rabioso con
la vida y con todos por su condición, emoción
que Tsotsi reconoce. Asusta al viejo, pero no lo
daña, más bien le pregunta: ¿por qué teme que lo
mate? ¿Qué lo hace querer seguir viviendo «peor
que un perro»? A Morris le gusta cómo se siente
el sol y con eso le basta para seguir queriendo la
vida. Perplejo por la experiencia,Tsotsi se aleja
por los rieles del tren mirando sus pies mientras
camina, algo que Morris no puede hacer. Por pri-
mera vez ha conocido a una persona aún más
miserable que él y esto le permite comenzar a
dejar de verse a sí mismo como la peor víctima.
Cuando somos rechazados sentimos resenti-
miento y vivimos con rabia porque no damos
acceso al dolor que esto nos ha ocasionado. Pero
cuando vemos a otro en peores circunstancias y
que aún así ha logrado sobrevivir, nos damos
cuenta de que no podemos vivir siempre como
víctimas. El peor peligro de las personas que
asumen el rol de la víctima es que constantemen-
te buscan compensación por los daños que han
recibido. Esta condición altera y distorsiona
nuestra percepción de la realidad y de las otras
personas.Al asumir constantemente el papel de
la víctima, internamente también asumimos el
del perseguidor, esto hace que actuemos como
víctimas con conductas como: quejas permanen-
tes y críticas, sensación de vacío, necesidades
afectivas tremendas, una continua necesidad de
atención y además rabia explosiva. Si deseamos
cambiar y nos rehusamos a ser devorados conti-
nuamente por este perseguidor interno, tenemos
que estar dispuestos a asumir la muerte de nues-
tra identidad anterior por medio de un sacrificio
voluntario.
El niño abandonado puede relacionarse con
aspectos del arquetipo del niño divino, cuando
vemos que el niño Dios y el joven héroe compar-
ten un nacimiento milagroso y las adversidades
de la niñez temprana como el abandono y el peli-
gro de persecución y maltrato. Recordemos a
Moisés, salvado de las aguas; Dionisio, descuarti-
zado por los titanes y a Pulgarcito. La insignifi-
cancia de estos niños representa la precariedad
de las posibilidades psíquicas, pero aun así, y
paradójicamente, son capaces de enfrentar terri-
bles peligros.
CRÍTICA DE CINE 69

Cuando Tsotsi acepta a un bebé completa-
mente vulnerable se reconecta con su propia
niñez perdida y olvidada.Ya no se trata sólo de
aquello que existió, sino de la posibilidad de sen-
tir «ahora».Al reconectarse con el niño interno
vuelve a sentir emociones humanas como afecto
y empatía hacia el bebé indefenso. Hay un precio
que pagar si quiere volver a ser una persona y no
un paria, pues al devolver al niño a sus padres
está sacrificando su persona tal y como la había
conocido hasta entonces. Sacrifica a Tsotsi para
volver a ser David.
La novela original transcurre durante el
Apartheid y Tsotsi muere. En la Sudáfrica del
post-Apartheid surge un nuevo concepto de jus-
ticia encabezado por el arzobispo Desmond Tu-
tu, Premio Nobel de la Paz. Fue apoyado por
Mandela luego de su excarcelación de 27 años
en 1994, cuando cayó el Apartheid, y propuso la
sustitución del concepto de «justicia retaliativa»
por la de «justicia restaurativa». La justicia res-
taurativa se basa en ubuntu, concepto difícil de
entender para la cultura occidental, y se relacio-
na con los más altos valores que un ser humano
puede poseer. Una persona tiene ubuntu cuando
es generosa, hospitalaria, amigable y compasiva.
Y ubuntu sólo se puede experimentar en relación
con otros, cuando la persona es capaz de apoyar
a otros, de respaldarlos y de no sentirse amena-
zado cuando los demás son buenos y capaces.
La seguridad del ser con ubuntu proviene del
hecho que sabe que pertenece a un todo superior
el cual se degrada cuando otros son reprimidos,
humillados, torturados o tratados como si fueran
menos de lo que son. Según Desmond Tutu, nues-
tra propia humanidad está entretejida con la de
los demás, y la humanidad del perpetrador de
atrocidades del Apartheid está relacionada con
la de su víctima, lo quiera o no.
Tsotsi pasó de víctima a perpetrador y luego
a víctima sacrificial para buscar redimirse ante
los demás, condición indispensable para tener
ubuntu.
REVISTA VENEZOLANA DE
70 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
cc Tsotsi
DANIELA MICALE
Ficha técnica El protagonista de la película, de nombre
Año: 2005 David, es apodado Tsotsi. Esta palabra de la jer-
Nacionalidad: Reino Unido-Sudáfrica ga sudafricana se utiliza en general para referirse
Estreno: 24/3/2006 a los jóvenes marginales, criminales, que no van
Género: Drama a la escuela ni trabajan y que provienen de am-
Duración: 94 min. bientes muy pobres.Tsotsi es un «malandro»
Dirección: Gavin Hood que dirige una banda en la ciudad sudafricana
Intérpretes: Presley Chweneyagae (Tsotsi) Terry de Johannesburgo. Proveniente de una vida de
Pheto (Miriam) Kenneth Nkosi (Aap) Mothusi privaciones físicas y emocionales extremas, es
Magano (Boston) Zenzo Ngqobe (Butcher) un especialista en la supervivencia. Se trata de
Guión: Gavin Hood un hombre desalmado, despiadado y sin valori-
Fotografía: Lance Gewer zaciones propias. En su manera de vivir no hay
Música: Paul Hepker, Mark Kilian,Vusi Mahlasela límites, ni formas, ni registro emocional, ni mu-
Montaje: Megan Gill cho menos reflexión. La necesidad de adapta-
ción a un mundo exterior altamente amenazante
Reseña biográfica que le tocó vivir ha sido a costa de su vida inte-
Margarita Méndez es psicóloga social egresada de rior y su sentir. Su desmesura llega a niveles evi-
la Universidad Central de Venezuela, miembro de dentes de maldad y, por lo tanto, pareciera que el
la Sociedad Venezolana de Analistas Junguianos y componente titánico o psicopático predomina en
de la IAAP desde 1998. En su consulta privada su personalidad.
utiliza la terapia del movimiento en el análisis El barrio en el que habita David es un desierto
junguiano. de tierra seca y árida donde no crece nada. El
paisaje de marginalidad y pobreza en el que vive
es también una imagen de la pobreza psíquica.
Y es que David representa también ese lado que
habita en nosotros de forma marginal y violenta,
sin posibilidades psíquicas creativas.
David no tiene registros emocionales de su
acontecer interno y vive de forma improvisada
y desalmada. Sin embargo, suceden una serie de
acontecimientos que desencadenan imágenes
provenientes de su memoria emocional hasta ese
momento inconscientes.
A raíz del asesinato del hombre en el vagón
del metro, uno de los miembros de la banda con-
fronta a David con preguntas acerca de su histo-
ria familiar y le reclama con insistencia la necesi-
dad de «decencia». Lo que parece querer decirse
aquí con el término decencia es que hay que te-
ner cierto nivel de conciencia humana. El com-
pañero de David le habla de heridas y dolor, de
cómo éstas nos conectan con nuestros límites
humanos.
Tsotsi intenta huir de la situación y se refugia
bajo un árbol en medio de un aguacero noctur-
no. La lluvia es una imagen de depresión y emo-
ciones que comienzan a aparecer.Vienen a su pe-
sar imágenes de su memoria que lo conectan con
el desamparo y la soledad. Pero esta primera
aproximación emocional a través de la memoria
de su historia se ve interrumpida por la oportu-
nidad de perpetrar un atraco de forma impulsi-
va. Pero aquí el dios Hermes le hace una jugada,
y en el momento del robo es el inconsciente el
ladrón que ahora hace trampa y aprovecha la
oportunidad para expresarse y propiciar el mo-
vimiento psíquico hacia algo más humano.Y es
que Hermes es «el más humanitario entre los
dioses».
De un momento a otro David se encuentra en
una situación que lo hace frenar su forma impul-
siva e improvisada de vivir, como se ve en la ima-
gen de frenar el vehículo robado que venía con-
duciendo.
El robo viene con un bebé que fija sus ojos en
David, quien no puede pasar por alto su mirada
sin sentirse perturbado. Es un niño ahora repen-
tinamente desamparado y sin familia con el que
David no puede evitar establecer una conexión.
A partir de ese momento se hace cargo del niño,
despertando su memoria emocional de tiempos
de la infancia y activando el complejo materno
en él. Como es sabido, «todo aquel que encuentra
algo precioso en el camino da gracias a Hermes»
(Otto, 1970: 90).
La película está llena de imágenes a las que
nos podemos aproximar para darles una lectura
psíquica. Me ocuparé de aquellas que me impac-
taron emocionalmente.
El niño representa sus posibilidades psíquicas
creativas individuales que requieren de cuidados
especiales y dependen de un Eros para su
desarrollo. El arquetipo del niño expresa un nue-
vo potencial de desarrollo psíquico.
David no sabe cómo cuidar y alimentar al ni-
ño debidamente. En medio de su desorientación
visualiza a una mujer madre con su bebé que
busca agua. Los malandros de la pandilla le gri-
tan en broma a la mujer: «ven y aliméntalo a él».
Ya aquí, en el juego de palabras, se está diciendo
que lo femenino es lo que va a nutrir la psique
de David. Las palabras insinúan cómo alimen-
tando al niño se va a alimentar él psíquicamente.
Ella se presenta de aquí en adelante como una
imagen de lo femenino muy ligada al aspecto
materno, que lleva el agua como imagen de lo
emocional y la leche que nutre el cuerpo psíqui-
co. Ella también le va a enseñar acerca de
formas, valoraciones, lo creativo, la diferencia-
ción emocional de la alegría y la tristeza, entre
otras. Ella desde lo femenino lo conecta con
emociones desconocidas de vergüenza, ternura
y amor. En la escena de la mujer amamantando
al niño, él se avergüenza de sí mismo al conectar-
se con lo femenino en él y reconocerlo. Ella es
una imagen de lo femenino interior de David que
se opone a la persona del malandro con la que él
se relaciona en el mundo exterior.
Aparecen de esta forma imágenes de su niñez
cargadas de emociones. Por una parte, la figura
del padre, un hombre pateando al perro hasta
romperle los huesos. Esta escena de la película es
terrible y es la que da lugar a que David, presa de dice que para recibir un regalo del dios Hermes
miedo, se fugue lejos de su familia. El padre es un siempre hay que esforzarse, pero al final es siem-
hombre pobre en emociones, que con desmesura
y maldad descarga su violencia sobre el perro.
Aquí lo instintivo, trasfondo de lo arquetipal,
está dañado.
Por oto lado, rememora a la madre enferma y
aislada a la que Tsotsi no puede tocar.Aquí se
percibe un vínculo emocional a través de la mi-
rada y el deseo de establecer una conexión con
más cuerpo. Sin embargo, el vínculo es débil y
enfermo, incapaz de protegerlo de la destructivi-
dad del padre. No obstante, es a través de este
arquetipo madre-hijo que Tsotsi va a encontrar
alguna posibilidad para moverse psíquicamente.
Desde el principio de la película aparece el
hombre paralítico en la estación del metro. Se
trata también de un hombre que vive en la mise-
ria y sobrelleva solo su condición de minusváli-
do. David se ve circunstancialmente envuelto en
una interacción con este hombre que deja ver
desde el principio su condición desalmada y des-
piadada. Sin embargo, la confrontación lo lleva
a descubrir con sorpresa en el minusválido una
actitud más humilde que se conecta con un Eros
que acepta los límites y se relaciona emocional-
mente con la vida. El paralítico le dice que conti-
núa viviendo porque le gusta sentir... La con-
frontación con el inválido lo pone frente a su
propia invalidez de Eros (o carencia de Eros).
A lo largo de la película se ve cómo junto con
la aparición de rasgos más humanos en él, convi-
ven expresiones emocionales con aspectos desal-
mados, tal y como, salvando las distancias, ocu-
rren en cualquiera de nosotros.Así, por ejemplo,
en las imágenes de la película, busca alimento
para el bebé, pero lo hace desde el comporta-
miento delictivo de la amenaza y el robo. O cuan-
do en la escena en que él protege a la familia del
niño, y lo que ésta simboliza, se enfrenta al ma-
landro que forma parte de su pandilla, que a su
vez es una imagen del malandro dentro de él, y
en un acting out lo mata. Es decir, actúa en el
afuera lo que no puede contener adentro. David
mata al malandro de forma impulsiva porque no
puede contener internamente la tensión conflic-
tiva entre estos opuestos.
Estas escenas de la película nos advierten que
no se trata de una visión romántica de curación
milagrosa, sino que se requiere de trabajo
psíquico para procurar, en el mejor de los casos,
un pequeño movimiento.Walter Otto (1970)
pre un hallazgo afortunado.
Al final hay un sacrificio en la entrega del niño
a su familia. El sacrificio está siempre ligado a lo
religioso, en el sentido psíquico y hermético. Da-
vid se separa y se diferencia dolorosamente del
niño en el que se ha proyectado.Además, el sa-
crificio es parte del amor, reconociendo con hu-
mildad sus límites, su ego no se apodera del niño
y lo que éste representa.Tampoco actúa desde la
persona de Tsotsi con la que el ego había perma-
necido identificado hasta entonces.
Ahora, con el aparecer de nuevas formas emo-
cionales, David no puede continuar viviendo co-
mo antes. El hecho de que David vaya detenido
por la policía para luego ser posiblemente reclui-
do en una cárcel podría verse como una forma de
encadenar al titán en él y una imagen de necesi-
dad de contención para propiciar la incubación
psíquica de nuevas formas y valores propios.
Para concluir, yo diría que esta película nos
habla de cómo donde no hay Eros, en donde to-
do es aridez y no puede crecer nada, puede en un
momento dado aparecer un Eros que nos conec-
te con nuestro lado humano y creativo
Reseña biográfica
Daniela Micale es licenciada en Psicología Clínica
egresada de la Universidad Central de Venezuela,
y magíster scientiarum en Psicología de la
Universidad Simón Bolívar. Actualmente es miem-
bro en formación de la Sociedad Venezolana de
Analistas Junguianos.
CRÍTICA DE CINE 71
r Reseña de libros
Obras completas de James Hillman
Uniform Edition
«City & Soul» (vol. 2)
Tapa dura
NuevaYork: Spring Publications
Publicado en conjunto con Dallas
Institute of Humanities and Culture
y la ayuda de The Fertel Foundation,
Nueva Orleans, Luisiana.
REVISTA VENEZOLANA DE
72 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
James Hillman no necesita presentación. Su
aguda escritura y su audaz manera de cuestionar
aspectos fundamentales de la psicoterapia y de la
psicología en general lo han convertido en uno de
los autores más leídos y en una de las figuras más
influyentes en la psicología analítica y en el mundo
intelectual contemporáneo. Por estas y muchas
otras razones Spring Publications ha decidido pu-
blicar algo que desde hace ya bastante tiempo está-
bamos esperando: la Edición uniforme de las obras
de James Hillman. Esta colección de las obras
completas incluye libros, transcripciones de graba-
ciones, artículos de revistas, ensayos, entrevistas,
anotaciones clínicas, en fin, la vasta obra de
Hillman organizada por unidad temática.
De esta manera, Spring nos presenta diez tomos:
«Archetypal psychology»; «City & Soul»; «Senex
& Puer»; «From types to images»; «Alchemical
psychology»; «Mythical figures»; «Mythical referen-
ces»; «Inhuman relations»; «Philosophical inclina-
tions»; «Animal presences» y «Conversations and
collaboration». Hasta ahora se han publicado cua-
tro tomos y planean terminar la impresión de los
seis restantes para el 2011. Como muestra del pen-
samiento y la voz que caracteriza a Hillman, les
presentamos la traducción al español del ensayo
«Man is by nature a political animal: patient as
citizen», que forma parte del segundo tomo de las
obras completas «City & Soul».
Ileana Flórez
«El hombre es por naturaleza un animal
político»: el paciente como ciudadano
JAMES HILLMAN
No hay nada que hacer excepto requerir
ayuda de la Bruja (la bruja metapsicológica).
Sin especulaciones ni teorizaciones
metapsicológicas (casi he dicho fantasía)
no podremos dar un paso adelante.
Sigmund Freud (1937)
La teoría de los instintos es, por así decir,
nuestra mitología. Los instintos son seres
míticos, superiores en su indefinición.
Sigmund Freud (1933)
Por muchos años, he estado comprometido
con la selección, enseñanza, análisis y evaluación
de los candidatos que participan en el entrena-
miento para convertirse en profesionales de la
psicoterapia analítica. Estos términos, «psicote-
rapia analítica», suponen aquí la inclusión neu-
tral de los psicoanalistas de la corriente freudia-
na, psicología individual adleriana, psicólogos
analistas junguianos y otros que siguieron a
Reich, Horney,Winnicott, Balint, Kohut, Lacan,
Klein y otros.
Durante la intensa evaluación de estos candi-
datos, desde sus primeras solicitudes y entrevis-
tas y a lo largo de las sesiones de supervisión y
reporte de los casos, ocurre una omisión excep-
cional. Una omisión en nuestros inquisidores
métodos de escrutinio sobre la cual reparé sólo
en el último año, cuando mis propias especula-
ciones metapsicológicas me hechizaron,
inclinándome hacia el mundo.
¿La omisión? Nosotros nunca inquirimos
acerca de la vida política, historia, opiniones y
actividades de los candidatos y, asimismo, jamás
fue discutida la vida política del paciente cuyo
caso estaba siendo supervisado y reportado en
detalle.
La religión, sí. El nivel económico, por supues-
to; ciertamente, el poder adquisitivo no es igno-
rado. La historia familiar, el trabajo, las raíces
étnicas, las emociones, los ideales, desde luego;
los sueños, los recuerdos, las inhibiciones sexua-
les, con gran delicadeza; incluso las películas,
literatura, jardinería, automóviles, teatro, arte,
música pop. Pero, no asuntos políticos. ¿A qué
partido político pertenece el paciente? Si perte-
nece a alguno; ¿qué compromisos políticos man-
tiene con la comunidad?; ¿qué tendencia en
relación con los asuntos cotidianos, derecha o
izquierda? ¿Con qué causas y asuntos está ligado da, de manera tal que el fenómeno psicopatoló-
actualmente el paciente?; ¿cómo la política
desempeña un rol en las discusiones familiares?
¿Cuál era la historia política de la familia: labo-
rista, anarquista, marxista, socialista, conserva-
dora recién llegada, trabajadora (por ejemplo,
cuellos rojos, pieles blancas, batas azules)*, libe-
ral fanática, comerciante individualista, socialis-
toide, fascista, protestante? En otras palabras,
¿cómo, de qué manera y hasta qué punto, el pa-
ciente es un ciudadano?
Si admitimos que un gran aspecto de nuestra
vida no es sólo social, es decir, que no solamente
estamos inmersos en una red de clase y estilo, un
estrato económico y un lenguaje privilegiado, y
si admitimos que el contexto social afecta actitu-
des, estados de ánimo, reflexiones, o lo que lla-
mamos conciencia psicológica, ¿no es todo esto
también verdad en cuanto a la política se refiere? amantes de nuestros pacientes o a sus esposos,
¿Cómo y por qué ha sido omitido este aspecto?
La omisión, cualquiera que sean sus razones,
es una laguna en la conciencia que indica
–supongo que, aquí en un contexto freudiano,
todos nosotros estamos de acuerdo– una repre-
sión. O, para decirlo más vigorosamente, esta la-
guna indica la presencia de la negación. Un me-
canismo de defensa en contra de lo político, con-
servándose así la psicoterapia analítica inmune
ante infecciones causadas por el cuerpo político,
au-dessus de la mêlée.
A pesar de que mi cometido es condenar esta
James Hillman
ausencia, de otra forma no habría sentido que
hay un motivo suficiente para escribir un ensayo
al respecto, trataré de apartarme y preguntar
neutralmente: ¿cuál es su necesidad? Tomemos
la defensa como un síntoma, como algo esencial
y necesario para la Sache.Y preguntémonos de
qué sirve la ausencia de lo político. ¿Qué está
presente en la ausencia?
Sugiero que leamos la defensa como defensa
inmunológica, un escudo para proteger la psico-
terapia analítica de una invasión por parte de las
pasiones del desfile pasajero, mantenerla inviola-
gico del individuo pueda brotar, florecer y crecer
en forma de sueño y estado de ánimo, fantasía y
sentimiento, proyección, simbolización, asocia-
ción y transferencia, dentro de los linderos del
consultorio, su temenos, su recipiente herméti-
co.Así como el trabajo debe mantenerse inmune
a una lectura excesivamente metapsicológica,
inmune al exceso de chismes, a encuentros socia-
les, a miembros de familia, al comercio fácil de la
vida cotidiana; de igual modo, debe ser resguar-
dado de la política.
Lo político, en otras palabras, es sólo una de
las infecciones e invasiones en contra de las
cuales la terapia erige su defensa inmunológica.
Nosotros no tratamos, profesionalmente, a
miembros de nuestra propia familia o pertene-
cientes a la misma familia. No tratamos a los
esposas, hijos. No trabajamos con nuestros ami-
gos, no asistimos a seminarios, actuaciones o ex-
hibiciones de nuestros pacientes, ni ellos asisten
a las nuestras. Esta es la nueva disciplina de
la inmunidad denominada ética profesional,
inimaginada por Freud. No nos mezclamos en
la vida del paciente de ninguna forma; solamente ¿en dónde está el inconsciente hoy?; definitiva-
nos comprometemos con su psique. Las coorde-
nadas están definidas, estrictamente disciplina-
das y, hoy en día, vigiladas. La magnitud de estas
barreras responde a la importancia dada a la
fantasía de la separación completa entre la vida
y la reflexión, entre el exterior y el interior, entre
la persona como paciente y la persona como
ciudadano.
Claramente, la Bruja metapsicológica está tra-
bajando, pues estas barreras, separaciones y de-
fensas, este sistema de inmunización, oculta su-
posiciones antropológicas y ontológicas en torno
a la naturaleza del ser humano y la naturaleza
del ser mismo:
Que el ser humano y el ser mismo pueden ser
seccionados;
Que la voluntad consciente puede mantener
estas divisiones sin escape;
Que la segmentación favorece la conciencia
psicológica;
Que el discurso psicológico y el político pue-
den ser concebidos como dos discursos distintos;
O para expresarlo como una contradicción
extrema, con el objeto de ser lo más claro posi-
ble: lo político no es psicológico y lo psicológico
no es político.
Lo más probable es que la terapia analítica
quiera mantenerse en los linderos de su territo-
rio como prudentes místicos del interior. Esa po-
dría ser nuestra disciplina y nuestro trabajo, la
búsqueda inquisidora, en la tranquilidad refle-
xiva, de sueños individuales, fantasías, humo-
res, imágenes. La investigación y la compren-
sión de la persona individual. Sí, esto es un tra-
bajo que requiere de gran esfuerzo, pero, ¿es
terapia del alma? ¿Hace consciente al incons-
ciente, tal como Freud lo estableció para nuestra
labor? Para alcanzar esto, debemos ir hacia el
lugar en donde el alma se halla enferma y en
donde el inconsciente reina más oscura y densa-
mente: la polis. Pero el inconsciente no permane-
ce en reposo. Eso es lo que la palabra implica,
mente, no está en la infancia, ni en la familia, la
sexualidad, las anomalías sintomáticas, los senti-
mientos, las relaciones, ni en los símbolos arca-
nos; estas cosas están presentes en cualquier pro-
grama de variedades, en cualquier manual de
RESEÑA DE LIBRO 73

autoayuda. Lo que una vez fue el «inconsciente»
revelándose como un desliz de lengua, está ahora fesores, negociantes– y luego el mundo mejorará. mo la manada primordial, el id primordial, tha-
en la punta de la lengua. En donde somos menos
capaces, sin embargo, en donde sufrimos más
y frente a lo cual estamos más anestesiados, i.e.,
reprimidos con audífonos, cerrojos y alcohol,
con aparatos eléctricos, alta tecnología, café y
consumo, es el mundo exterior, la polis. Nosotros
removemos la psique de la polis y permanece-
mos inconscientes con respecto a ella; la polis es
el inconsciente. Nos hemos convertido en pacien- por el francés, educado por jesuitas, soltero-licen-
tes y analistas superconscientes, en sutiles indivi- ciado-soldado, caballero Descartes, quien deno-
duos muy conscientes de su interioridad y en
ciudadanos muy inconscientes.
El individualismo como enfermedad
El paciente no puede, definitivamente no, por
definición no puede convertirse en ciudadano
mientras el modelo de la psique, al servicio del
cual está el análisis terapéutico, se mantenga fijo
en donde está. Este modelo sitúa la psique bien
como intrapersonal (dentro del sujeto humano),
bien como interpersonal (entre sujetos en rela-
ciones, transferencia, dinámicas de grupo y siste-
mas familiares). El alma no está en el mundo de
las cosas como los árboles, las piedras, los carros, Pan nunca había muerto, y en especial Spinoza,
los ceniceros, tampoco está en el mundo de los
sistemas institucionales como la educación, las
finanzas, los partidos políticos, el lenguaje y la
tecnología. Incluso, si hoy en día, cada vez con
más frecuencia, se habla de los fenómenos físicos
e institucionales como «enfermos», nosotros to-
davía situamos la psicopatología en el individuo
humano.
Por supuesto, críticos de la cultura como
Szasz, Illich o Foucault pueden demostrar lo
absurdo de este aislamiento y la relatividad de la
palabra «enfermo», dependiendo totalmente de
una definición cultural. No obstante, ellos no se
adentran en el limbo para concluir que si la defi-
nición de psicopatología reside en la cultura, lue-
go la psique misma también puede ser definida
para que resida allí.
No, nosotros no hemos llegado a esa conclu-
sión y seguimos dedicados al individualismo.
Aún restringimos la psicopatología a la persona
humana.Y por lo tanto, la psique también perte-
nece, ontológicamente, al sujeto humano. La psi-
coterapia analítica continúa argumentado que si
la naturaleza o la cultura dan muestras de enfer-
medad es debido a las acciones humanas; somos
su causa.Así que, cúrese primero al humano, to-
REVISTA VENEZOLANA DE
74 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
do mundo al análisis –arquitectos, políticos, pro-
Esto no ha funcionado, no funcionará porque
el modelo es defectuoso. Deja al alma fuera del
mundo; las cosas son desalmadas y el individuo
humano debe cargar sobre sus hombros el peso
sustancial del alma, reanimando, con su aliento
personal y saliente, aquello que la teoría declara
por definición muerto.
La muerte del alma del mundo fue articulada
minó este hecho res extensa. Lo que está afuera,
y también todo lo hallado en esta habitación in-
cluyendo nuestros cuerpos, es simplemente ma-
teria muerta. Descartes, si no los 1.500 años de
cristiandad anteriores a él, asesinó al mundo,
convirtiéndolo en una masa desalmada, un terre- mo dice en 1921 acerca del instinto de manada:
no desdeñado y desordenado. Descartes y los
cristianos inventaron el desorden y la contami-
nación, y el consumismo también. Por supuesto,
M. Descartes fue confirmado por un consorcio
europeo que incluía a Mr. Newton y a Herr
Kant; esto a pesar de Platón y Plotino y Ficino,
y de los románticos para quienes el gran dios
cuyo dios y mundo eran una sustancia, es decir,
cuyo mundo estaba definitiva y completamente
animado, espiritualizado, divinizado; o, en nues-
tro despreciable lenguaje secular, libidinalmente
cargado. Permítasenos recordar este poquito de
historia de la filosofía usualmente llamada el
ataque de Descartes. Permitámosle recordarnos
que los psicoterapeutas analíticos son, de hecho,
freudianos franceses, es decir, cartesianos. Mien-
tras consideremos el mundo externo a la terapia,
y al individuo como el único lugar de conciencia
posible, estaremos practicando con las
herramientas de Freud, pero lo que en realidad
practicamos es la teoría de Descartes.Y el alma
no podrá salir del análisis hasta que pueda salir
del cartesianismo y, permítaseme agregar, salir
del cristianismo.
Ahora, Freud trata de salir. (Me atrevo a decir
que su insistencia sobre su condición de judío
era parte de su intento por liberarse a sí mismo
del Weltbild cartesiano-cristiano. Pero eso es sólo
un comentario.) Freud trata de escapar del indi-
vidualismo apelando a la universalidad de la teo-
ría edípica, enterrando la libido en un sustrato
biológico, extendiendo a eros hacia un principio
cósmico más allá de las zonas erógenas de la
piel, descendiendo a profundidades arcaicas co-
natos, nirvana, entropía. Estos hechizos metafí-
sicos imaginan fuerzas colectivas más allá de lo
individual.
Pero, si observamos cuidadosamente su ensayo
de 1922, «Teoría de la libido», vemos que obstru-
ye su propia vía de escape. Inmediatamente des-
pués del párrafo sobre el narcisismo, refuta la vi-
sión colectiva de la libido más amplia propuesta
por Jung, y, luego, refuta el instinto de manada de
Trotter, el cual «incita a los individuos a agrupar-
se en comunidades más grandes». «El psicoanáli-
sis [dice Freud] está en contradicción con este
punto de vista. Incluso, si el instinto social es in-
nato, podrá […] ser rastreado […] hasta la infan-
cia del individuo.» (Freud, 1950 [1922]: 134). O, co-
«Atrevámonos pues, a corregir el pronunciamien-
to de Trotter, de que el hombre es un animal de
manada, y afirmar que es más bien un animal de
horda, una criatura individual en una horda con-
ducida por un jefe» (Freud, 1948 [1922]: 89).
Creo que su vía de escape puede ser hallada en
ese mismo artículo enciclopédico de 1922, en
donde describe «la libido objetal». Ésta, como
todos ustedes recuerdan, es la libido que fluye
hacia los objetos y absorbe de vuelta la libido de
los objetos.También, ustedes bien conocen el co-
rolario que «el proceso patógeno, como es visto
en la dementia praecox, es la sustracción de libi-
do de los objetos» (Freud, 1950 [1922]: 133). El ego
mismo se convierte en objeto de la libido, ese es-
tado narcisista en el cual uno está enamorado de
uno mismo.
Si el duelo es aquel sentimiento que reconoce
la muerte del objeto, aquella condición psíquica
que indica que un objeto libidinal ya no está
energéticamente conectado con el mundo;
entonces, ¿no estamos en duelo todo el tiempo?
Y, ¿no está la ideología del consumismo –la cual
conduce la economía de Occidente y atravesó el
Muro de Berlín– manifiesta en el ir de compras,
nuestro pasatiempo por excelencia? ¿Es ir de
compras un compromiso sintomático que com-
pulsivamente hace el duelo por la pérdida de
objeto intentando, concretamente, reestablecer
la catexis objetal? Porque la Bruja Mala de la
metapsicología occidental ha declarado muerto
al mundo, sólo yo res cogitans existo. Por su-
puesto, yo vivo simultáneamente tanto la omni-
potencia, como el duelo. Por supuesto, yo estoy
Carlo, La zancuda, 1964
deprimido, el síntoma más frecuente en la prácti-
ca médica de Occidente, y por supuesto que sien-
to Welschmerz, y por supuesto, el alma del mun-
do, Sophia, tal como lo dijeron los gnósticos y
los alquimistas, se lamenta. La depresión crónica analítica intenta apuntalar con sus nociones del
y la defensa maníaca en su contra, incluyendo
esa idealización maníaca llamada esperanza de
salvación y redención, son el precio que segui-
mos pagando por la muerte de Pan y del alma
del mundo pagano.
Una reciente tendencia americana de psicolo-
gía social y ecológica –por supuesto, sin mencio-
nar a los dioses paganos o un anima mundi– ha
estado destruyendo la psicoterapia revelando sus particular, el cual también vio el apogeo del colo- caos, la anarquía, la descentralización, las redes,
fundamentos en el individualismo liberal-huma-
nístico del siglo diecinueve. Me estoy refiriendo a
trabajos de Sandel, Bellah, Cahoone,Wicker, y
especialmente Sampson, a quien citaré. (Como
podrán sentir, ya hay una psicología social y eco-
lógica en mi intención: estoy respondiendo a
Francia desde América y privilegiando mi propio persona, está constituida, sólo pueden fomentar
punto de vista, no destruyendo, sólo estoy discu-
tiendo, proponiendo, simplemente como un mo-
dernista anticuado.)
Cito ahora a Edward Sampson: «No existen
sujetos que puedan ser definidos independiente-
mente del mundo; las personas están constitui-
das en y por sus vínculos, conexiones y relacio-
nes» (Sampson, 1989: 918). Una res congitans
cartesiana, suelta, desencumbrada, libre de ele-
gir, dueña de sí misma y autodefinidora (recuel-
ta), anterior a la comunidad y su gobierno y pa-
ra quien la comunidad y su gobierno existe, pre-
senta la fantasía modernista del individualismo
que es por definición anomia, mucho antes de
que la anomia fuese descubierta por Durkheim
como un fenómeno sociológico. Este es el indivi-
duo fuerte con un ego capaz de sobrellevar, ma-
nejar y resolver problemas como una entidad
independiente dotada de libertades para hablar,
pensar, adorar, congregar, viajar, publicar, poseer
tierras y legarlas a sus descendientes; cuya vida
en comunidad no es inherente sino más bien se
deriva del contrato social al cual se entra libre-
mente, de otra forma la vida sería salvaje y corta,
y cuya razón es independiente de cualquier con-
texto. Este individuo, a quien la psicoterapia
desarrollo de un ego autodeterminado, es sim-
plemente un anacronismo. Es una visión de la
naturaleza humana alcanzando su apogeo en el
siglo diecinueve occidental, el contexto político
del tiempo y espacio de Freud. De hecho, la teo-
ría de la persona que continúa dominando la psi- de decir: «Sencillamente, entender al individuo
coterapia analítica es, en sí misma, una reflexión
sociológica o ecológica de un clima psicológico
nialismo, industrialismo, capitalismo, etc.
Desde este punto de vista ecológico, o político
si se prefiere, nuestras teorías sobre la persona
que es el paciente, y la práctica de entender a la
persona fuera de su contexto político, en el cual
«yo», la persona, está inserta y por el cual «yo», la
el engaño de un sujeto trascendente; un sujeto
trascendente para la comunidad que requiere un
garante para mi subjetividad aislada, por ejem-
plo, un self trascendente original o Dios. Este
garante ultimadamente incognoscible y no feno-
ménico es, bien una ficción neurótica, o bien una
fantasía de omnipotencia la cual inclina, fuerte-
mente, cada análisis terapéutico hacia un objeti-
vo utópico e inalcanzable.Además, esta elabora-
da fantasía acerca del individualismo repite no
solo el espléndido aislamiento del administrador
colonial, el capitán de industria y el académico
continental en su torre de marfil, sino que tam-
bién reconstruye, en el consultorio, al Dios teoló-
gico del monoteísmo: sin norma, trascendente,
omnisciente, omnipotente. Porque no practica-
mos una política, practicamos una religión.
Freud y Jung tuvieron que enfrentar la religión
una y otra vez, y Lacan tuvo que declarar que si
la religión gana, el psicoanálisis está acabado.
La religión, con lo cual me refiero a nuestro Dios
monoteísta y occidental que es independiente del significado innatamente plural, i.e. poli, mucho,
mundo, siempre amenazará la psicoterapia ana-
lítica dado que el anthropos, el paciente, es crea-
do, precisamente, a imagen de ese Dios. El es-
fuerzo de la psicoterapia por entender al indivi-
duo, y luego, usando ese modelo, aplicar aquello
revelado a través de la investigación analítica al
cuerpo político –al mejor estilo de la izquierda
freudiana y de Norman O. Brown– es ilusorio,
porque ya no existe ese individuo. El paradigma
ha sido cambiado a tal punto que Sampson pue-
como individual ya no es relevante para enten-
der la vida humana» (Sampson, 1989: 916)1. El
la ecología, la deconstrucción –deshumanizando
al existencial hombre protagórico como medida
de todas las cosas– obligarán al ciudadano laten-
te, escondido en su figura de paciente, a salir,
guiado por el objeto libidinal, hacia un nuevo
refugio dentro de la comunidad del alma en el
mundo.
Volvamos un momento a la sentencia de Aris-
tóteles: «El hombre es por naturaleza un animal
político» (anthropos phusei politikon zoon).
Disertemos ampliamente sobre los cuatro térmi-
nos. 1. Anthropos: no sólo hombre, sino también
raza humana, ser humano, y el ser humano com-
pletamente realizado, puesto que forma y telos
se implican mutuamente. La causa formal pro-
vee la imagen hacia la cual, en pro de la cual, en
realización de la cual, la raza human existe. No
sólo somos animales políticos por naturaleza,
somos más plenos y reales como animales políti-
cos. 2. Phusei: la materia y estructura básica, la
sustancia original, la esencia, la naturaleza, la
realidad de la raza humana es política. 3. Politi-
kon: de polis, la ciudad, la ciudadela. La palabra
polis significa en sus raíces etimológicas y semas
afines: multitud, muchedumbre, humedad,
relacionado por ejemplo con palude (pantano),
verter, fluido, llenar, colmar, abundancia, inun-
dación, nadar, corriente, desplazamiento, un
RESEÑA DE LIBRO 75
 como en los semejantes latinos pleo-plere, ple-
mis, plerus, plebs, plus, plural. Lo «político»,
por lo tanto, sugiere el inconsciente colectivo de
Jung y el instinto de manada de Trotter –lo co-
munitario apremia en la vida–, el demos griego
(se dice que Dionisos ha sido la divinidad favori-
ta del demos). 4. Zoon: la fuerza animal de la
vida, una vitalidad orgánica, un élan vital,
cualquier persona individual. Zoe era una de las
principales palabras asociadas a Dionisos.
El paciente como un ciudadano
¿Cómo sería si imagináramos al paciente co-
mo ciudadano? ¿Cuál sería entonces la natura-
leza del discurso terapéutico? ¿Podemos imagi-
nar una sesión de terapia, una entrevista con un
nuevo candidato, un caso de supervisión dentro
de la polis de Atenas, en lugar de bajo la tutela
de Edipo y su heuriskein o sus cálculos, y su
avance ciego hacia el «conócete a ti mismo»
gnothi seauton?
Estoy sugiriendo que podemos imaginar una
terapia postanalítica, una terapia centrada en el
post-self que disuelve esas identidades que el
deconstruccionismo reciente ha mostrado como
portadoras de problemas, si no inválidas, identi-
dades tales como el género, el rol de la familia, la
continuidad histórica de la persona, incluso la
subjetividad del ego. Si la identidad puede ser
disuelta, con ella desaparecen los individualis-
mos aislantes del lenguaje terapéutico, tales co-
mo unidad, centralismo, totalidad, integración y
especialmente ese mitologema intensamente re-
flexivo y sustantivado o encantador término en-
diosado self (sí-mismo).
Este término, self, es el último reducto de todo
sustancialismo y toda identidad. El todavía tie-
ne que experimentar su propia crisis de identi-
dad. En cualquier parte que aparece, y a veces
disfrazado de persona y personalidad, individuo
e individualidad, se asume a sí mismo como por-
tador de conciencia reflexiva, la cual es, por su-
puesto, su significación principal. En esa palabra
se halla el espejo.Y sus primeros significados
compuestos en inglés (el medioevo tardío) como
idéntico, obstinado, apuntan directamente al
término como portador de identidad. Dicho en
otras palabras, el ataque a la identidad subjetiva
necesita un desplazamiento más profundo de la
idea básica y fundamental de toda psicoterapia
analítica, la idea del self (sí-mismo).
Supongamos que ya no imaginamos el self
REVISTA VENEZOLANA DE
76 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
como las dinámicas interiores y homeostáticas
de un organismo biológico, o como la chispa mo-
ral de un trascendente incognoscible, o como la
actividad reflexiva de la consciencia simplemen-
te dada, o como el auton, o autonomía (obstina-
do e idéntico) de cualquier sistema claramente
definido. Supongamos que reconociéramos,
comprendiéramos, extrajéramos y luego descar-
táramos estas nociones predilectas del self. Una
razón para el descarte sería que ninguna de estas
nociones requiere relaciones externas, no existe
la necesidad de un extraño, de otro, ni siquiera
de un eco. Pueden ser imaginadas completamen-
te por sí mismas, y así, a la vista de la inspectio
autorreflexiva, como la llamaba Descartes, uno
puede conocerse a sí mismo completamente con
y por medio de uno mismo. En tanto que funda-
mentalmente autorreflexivas y autosatisfechas,
estas nociones requieren lo extraño y lo otro sólo
con fines narcisistas, como objetos transitorios,
como simples espejos de vidrio a fin de «tener
experiencias» como experimentar fusión y sepa-
ración, envidia, autoridad, problemas, senti-
mientos de castración y así sucesivamente.
Por el contrario, permítasenos imaginar otra
definición, no biológica, teológica, psicológica ni
ontológica –política en cambio–, el self como in-
teriorización de la comunidad. Entonces,
preguntar en una sesión terapéutica acerca de la
política es preguntar acerca del self; luego pro-
curar el desarrollo del self requiere la prosecu-
ción de la comunidad. En consecuencia, uno se
voltea para confirmar el curso de la dirección
propia –¿estoy en bueno camino o no? ¿me es-
toy reprimiendo? ¿estoy centrado?– en relación
con la comunidad de la propia vida actual. En-
tonces, la búsqueda de la naturaleza interior ne-
cesita un objetivo correlativo, el sitio en donde
emerge esa naturaleza interior: la comunidad, en
lugar de la transferencia.
No quiero literalizar la comunidad como la
política del vecindario propiamente dicha, o
cualquiera relacionada con el centenar de nive-
les políticos de compromisos. Más bien pretendo
acercarme a Gemeinscbaftstjefühl de Alfred
Adler: un sentimiento social que fabula muchas
metas, muchas actividades literalmente políti-
cas, como replicas del sentimiento en donde el
objeto libidinal puede ser intensificado, diferen-
ciado, manifestado. Desde el principio hasta el
fin, uno se imagina a sí mismo como ciudadano,
en donde el discurso acerca del self y la lectura
de este self y sus acciones es concebido, siempre,
dentro de un contexto de Gemeinscbaftstjefühl,
Si el self y su inclinación hacia la interioridad
reflexiva no se refiere a una chispa anímica inmi-
nente de un Dios trascendente, ni a un germen,
una semilla, verdad, centro, ni a la esencia del
poder de la voluntad, sino que más bien está
constituido por contingencias comunales, enton-
ces la inclinación hacia la interioridad debe ser,
al mismo tiempo, una inclinación hacia la exte-
rioridad, hacia las contingencias del campo
ecológico propiamente dicho; en donde me en-
cuentro con quien yo soy, con lo que está pasan-
do con mis animales, mi comida, mis muebles, y
lo que hacen mi tostador, mi periódico, el ruido
del refrigerador en el territorio en donde yo es-
toy. Para encontrarme a mí mismo debo dirigir-
me a ellos, visibles e invisibles. Luego, para tra-
bajar sobre el inconsciente, para fomentar mi
crecimiento, mi autoentendimiento y para curar
mi enfermedad, no seguiré más los sueños, ni
caminaré sintiéndome solitario, ni me encerraré
para meditar, analizar o recordar mi infancia es-
perando a que algo dentro de mi cabeza o mi piel
se revele y me guíe. Por el contrario, me vuelvo a
lo que simplemente está allí: mis habitaciones y
sus desechos, mis allegados y sus reacciones, mis
vecinos y sus preocupaciones, dado que eso pre-
senta mi self, puesto que por ellos estoy consti-
tuido. Interiorización de la comunidad significa
aprehender, percibir, presenciar aquello que ver-
daderamente me compromete y me enfurece. El
medio circundante es ahora el espejo, y la natu-
raleza interior es ahora ultraje.
Las emociones siguen dominando, pero ya no
son concebidas como literalmente interiores, só-
lo en los linderos de mi fisiología, en el id profun-
do, el cerebro más antiguo, los escondrijos neuro-
vegetativos, las secreciones hormonales. En lu-
gar de ello, una emoción puede ser imaginada
como un «influjo divino», en términos de William
Blake, «proporcionado» por el mundo en el senti-
do de J.J. Gibson, «presencias influyentes» como
las llamó Robert Armstrong, que revelan impor-
tancia en el sentido de Whitehead, portadas por
objetos, escenas y situaciones como su «carácter
fisiognómico» al estilo de la psicología clásica de
la Gestalt. Una emoción se convierte ahora en
un campo de significación y valor que me incita
a salir ex movere del encierro propio del self.
Puesto que el duelo ya no sería interiorizado
como depresión y tratado como un estado inte-
rior independiente de las pérdidas de objeto en el protegidos por nuestro doctrinal sistema inmu-
alma del mundo, asimismo, la ira no será tenida
como una condición privada de la agresión o de
la hostilidad dentro de mi personalidad indivi-
dualizada y responsable de sí misma. Por el con-
trario, la ira presenta una furia primaria ante
una situación real.Yo estoy afectado por la pre-
sencia de lo encolerizante. En las palabras de
Wallace Steven: «el león ruge frente al desierto
irritante / rojiza la arena con su ruido enrojece-
dor» (Stevens, 1978: 384).Así, la vergüenza tampo- escucho cada vez más tres quejas: la primera,
co será interiorizada como culpa y atada a una
estructura imaginaria llamada ego o self y poseí- quedo dormido, adormecido en plena sesión»;
da por ésta, más bien, la vergüenza reflejará «fa-
llas» específicas por ejemplo, pecados de obra y
omisión que el yo, como humano, lleva mientras
ando por el mundo.Y tampoco el miedo –esa
emoción suprema por el reconocimiento del po-
der del objeto– será convertido en ansiedad sin
objeto y considerado intrapsíquicamente en su
totalidad.Y finalmente, tampoco será así para el
deseo que llega tan lejos como el corazón pueda
alcanzar, y suspende la represión del rostro del
mundo revelando su carácter deseable –el deseo
como respuesta al resplandor del mundo–, esto
tampoco será empujado al clóset de las necesida-
des personales.
Para que el paciente se convierta en ciudada-
no, difícilmente la psicoterapia analítica puede
hacer, inicialmente, algo más que devolver al
mundo las emociones que atraen al paciente ha-
cia ese mundo. Siguiendo la tendencia innata a
manifestar las emociones, su fascinación con el
objeto y su vínculo libidinosamente pegajoso,
la participación del paciente cambia del self al
objeto. Mientras tanto, un proceso de interioriza-
ción está sucediendo, que hace del campo emo-
cional un terreno más sutil y sofisticado, aten-
diendo la necesidad del mundo por un alma y la
necesidad del alma por un mundo más allá de
sí misma. Porque el mundo llama a la libido
desde el rostro de cada objeto.Tienta y grita y
espanta y ante lo cual permanecemos sordos,
nológico, quien declara que estas llamadas son
proyecciones, porque las emociones han sido en-
cerradas bajo llave en el interior.
La terapia como síntoma
En estas últimas paginas, enfoquémonos nue-
vamente en la práctica del análisis. «Práctica clí-
nica» como a los profesionales les gusta llamarla.
En el círculo de mis colegas hermenéuticos,
«creo que tengo una pequeña narcolepsia, me
la segunda, «desearía, de verdad, poder dismi-
nuir. Estoy trabajando veinticinco, treinta y cin-
co o cuarenta y cinco horas a la semana, y eso es
demasiado»; la tercera –esta queja no se comenta
directamente– se refiere a compulsiones sexua-
les, indiscreciones entre el analista y el paciente,
comités éticos, testimonios, investigaciones, acu-
saciones por la llamada «aproximación en la es-
fera sexual».
¿Que está haciendo la psique en estas tres
aflicciones que ocurren en terapia, para la tera-
pia, o tal vez, por causa de la terapia? Una cosa
es clara en los tres síntomas: alguna fuerza quie-
re finiquitar el análisis.Tomemos el tercer sínto-
ma primero, la compulsión sexual.
Muy claramente, el consciente y la conciencia
del analista saben que romper la regla de la res-
tricción erótica, no sólo pone fin al análisis como
tal, sino que también podría terminar con la ca-
rrera del analista como analista. Sin embargo, la
aproximación, como es llamada, ocurre en más
casos que los oficialmente reportados o admiti-
dos. Hay muchas interpretaciones de este sínto-
ma. Permítaseme intentar una lectura de la com-
pulsión sexual en términos de «objeto libidinal».
La otra persona en la habitación –el paciente
o el analista– encarna la única posibilidad hu-
mana, en lo linderos del análisis, hacia quien la
libido objetal puede fluir. La persona en el sofá o
en la otra silla representa la cura del narcisismo
analítico simplemente por el hecho de estar allí
como el otro. Es más, el paciente para el analista,
y el analista para el paciente, se convierten en
objetos tan necesarios porque también ellos han
sido prohibidos por las reglas analíticas como
posibilidades libidinales. El analista y el paciente
no podrán materializar su deseo el uno por el
otro. El narcisismo de la situación –que la libido
acuda al ego y no al mundo (excepto por mundo
como otra persona en la otra silla)– los hace ab-
solutamente necesarios el uno para el otro, mien-
tras el tabú los coloque absolutamente fuera de
uno y otro. No obstante, el objeto externo tam-
bién está dentro del análisis. Por lo tanto, el pa-
ciente para el analista y el analista para el pa-
ciente se convierten en la vía simbólica para fini-
quitar el análisis mediante el enamoramiento.
Por supuesto, con frecuencia las personas se
sienten acongojadas por el dilema de amor del
paciente narcisista: «curar con amor» en lugar de
«curar con análisis» (Freud, s.f.: 59). Sin embargo,
debemos preguntar si esta elección neurótica,
como la llama Freud, emerge del narcisismo del
paciente y del analista, o si emerge del narcisis-
mo propio de la situación de análisis. Después de
todo, la fantasía de una oposición entre el amor y
el análisis se manifiesta en la fantasía de cura an-
terior, la cual, reunió a las personas, en primer
lugar. La compulsión erótica, que rodea a ambas
personas, es un síntoma, no de su falibilidad éti-
ca ni de su vulnerabilidad ante represiones per-
sonales. Es más bien un síntoma de la terapia.
Es la terapia generando su propio síntoma
frente al cual ni el paciente ni el analista son in-
munes, porque el individualismo narcisista y ais-
lado de la terapia no puede aprisionar la fuerza
instintiva de la libido objetal, la cual aparece ba-
jo el disfraz de la enfermedad, la obsesión eróti-
ca, una enfermedad que busca curar a las perso-
nas de la enfermedad más fundamental, la tera-
pia misma.
El primero de nuestros tres síntomas: la narco-
lepsia o el quedarse dormido, así como el enamo-
RESEÑA DE LIBRO 77
 ramiento, da cierre al análisis como un revoloteo
prolongado sobre el caso expuesto, cierre a la
conciencia misma en tanto que es definida por
los términos «atención», «vigilia», «activación
cortical», «alerta perceptiva», «continuidad de la
conciencia». La psique se ausenta ella misma de
la actividad analítica. De hecho, entra al estado
del sueño, la condición primaria que requiere
análisis. Quedarse dormido, como enamorarse,
es la caída del autocontrol, el sujeto completa-
mente desplazado de vuelta hacia la Zuider Zee.
Curiosamente, como cuando sucede el enamora-
miento, la somnolencia abrumadora ocurre sólo
en la sesión de análisis, no en casa, no mientras
se ve televisión, mientras se maneja, no durante
otras conversaciones, ponencias, reuniones de
comité. La narcolepsia es un síntoma «terapeu-
génico», como si la terapia en la persona del ana-
lista, no estuviera deconstruyéndose a sí misma
únicamente, como si estuviera temerariamente
determinada a destruir la conciencia analítica.
El lenguaje de la segunda queja: «desearía po-
der disminuir, hacer menos, escaparme más, re-
organizar mis horarios, pero no he podido hacer-
lo», nos lleva al reino de la adicción. La adicción
a mis horarios, es decir, a las horas programadas
para ver a los pacientes cada semana, cada mes,
incluso años por adelantado, literaliza y materia-
liza el tiempo dentro de bloques exactos en una
agenda. Perder o colocar la agenda fuera de su
sitio, es, en definitiva, desorientador: uno se ha
convertido en un agenda-dependiente, incluso
espera con ansias la llegada de septiembre o ene-
ro de cada año para obtener la nueva agenda de-
limitada y en blanco.
A pesar de que he establecido estos horarios
yo mismo, no soy su dueño. Me he convertido en
el esclavo del tiempo de análisis. El horario como
Robot, Golem,Till Eulenspiegel, Dr. Frankens-
tein. El deseo intenta liberarse. El deseo imagina
objetos libidinales distintos de las horas de análi- sutil atención hacia ese fundamento contra el
sis, pero los horarios no lo permiten, «Debo revi-
sar mi agenda». Me he convertido en dependien-
te de la autonomía del tiempo materializado. Los mordial, ese mar de gente propio de las votacio-
horarios, en tanto otredad, dominan mi volun-
tad.Veo poca discrepancia entre la dependencia
ante sustancias como el alcohol y las drogas y la
dependencia ante abstracciones materializadas
como los horarios y el tiempo.Ambas declaran la te: «yo, una parte, soy de un conjunto, y por lo
derrota del individualismo independiente. Estoy
atado a una objetificación, esto es lo que la libido
objetal desea. Pero, los oscuros objetos del deseo
REVISTA VENEZOLANA DE
78 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS
que me vinculan con el mundo y me hacen code-
pendiente de su carácter deseable –nosotros los
necesitamos desesperadamente– siguen insatis-
fechos, y la libido objetal comprometida cuando
los objetos no son las cosas de un mundo anima-
do, sino sus sustitutos: alcohol, drogas, tabaco,
ocio amoroso, compras con descuento, horarios.
No obstante, sabemos, por Freud, que cada
síntoma tiene su telos. Como compromiso, un
síntoma pretende curar la condición en la cual
el síntoma se origina. Los síntomas que acabo
de bosquejar amenazan el individualismo en
su ciudadela, la puerta doblemente cerrada
mantiene la habitación analítica separada. Estos
tres síntomas –compulsión erótica, narcolepsia y
adicción a los horarios– señalan el colapso del
modelo de la terapia psicoanalítica, ese modelo
que se supone a sí mismo inmune ante los movi-
mientos, no sólo del mundo, sino también ante los por sus servicios, además de bonos anuales
movimientos de la libido objetal que buscan el
mundo, movimientos, con frecuencia, teorética-
mente deformados y por lo tanto clínicamente
disfrazados de «proyección» y «acting out».
Como he hecho en el pasado, estoy leyendo lo
patologizante (en esta ocasión lo patologizante
en la terapia misma) como una ruptura necesa-
ria (en esta ocasión, el colapso de su sistema in-
munológico), una revelación de su noción liberal
y humanista de la autodeterminación, una grieta
en su alma delimitada por la piel cristianizada y
personalizada, pegada al alma, y el regreso de la
libido objetal desde el individualismo cerrado de
la terapia, inherentemente agorafóbico y apolíti-
co, hacia la animación del alma del mundo, el
anima mundi, cuyo alegato, acerca del paciente
como animal político, es anterior al alegato de la
terapia.
Cuando el análisis pueda reconocer que el ciu-
dadano tiene prioridad frente al paciente, enton-
ces el análisis podrá revertir su diferenciada y
cual Jung y Freud trazaron la individualidad:
el colectivo, el instinto de manada, la horda pri-
nes y la llamada del ágora. Entonces, nuestro le-
ma ya no será apolíneo y edípico, «conócete a ti
mismo», ya no será más cogito ergo sum, sino
más bien convivo ergo sum; traducido libremen-
tanto existo».
Notas
* Los cuellos rojos son la clase socioeconómica
formada por campesinos trabajadores de las tie-
rras cuyos cuellos están enrojecidos por el con-
tacto constante del sol. Los batas azules consti-
tuyen la clase obrera y sus servicios son pagados
por horas. Por su parte, los pieles blancas confor-
man una clase que disfruta de mejores beneficios
socioeconómicos y reciben un salario mensual
(cf. www.wikipedia.org) [N. del T.].
1. Ver también Sampson (1985) y Sampson
(1988).
Referencias bibliográficas
FREUD, S. (1948 [1922]). Group Psychology and
the Analysis of the Ego.Trad. J. Strachey. Lon-
dres: Hogarth Press.
—. (1950 [1922]). «The Libido Theory». Collec-
ted Papers V. Londres: Hogarth Press.
—. (s.f.). «On Narcissism:An Introduction». Co-
llected Papers IV.
SAMPSON, E. E. (1985). «The Decentralization of
Identity:Toward a Revised Concept of Personal
and Social Order». American Psychologist,
40(11), noviembre.
—. (1988). «The Debate on Individualism: Indi-
genous Psychologies of the Individual and their
Role in Personal and Societal Functioning».
American Psychologist, 43(1), enero.
—. (1989). «The Challenge of Social Change for
Psychology: Globalization and Psychology’s
Theory of the Person». American Psychologist,
44(6), junio.
STEVENS,W. (1978). «Notes Toward a Supreme
Fiction». En The Collected Poems of Wallace
Stevens. NuevaYork: Knopf.
ea
Experiencia analítica
Desde el punto de vista del analizado
Arte e imagen, una reflexión
RAQUEL SOFFER
Existe la idea entre analistas y psi-
coterapeutas que las imágenes artís-
ticas manufacturadas como pinturas
y dibujos son imágenes que provie-
nen del inconsciente, al contrario de
lo que ocurre con obras de arte con-
temporáneas realizadas con lo que
llamamos los nuevos medios: foto-
grafía, fotomontajes, video, net art,
entre otros.
«…La lectura de una imagen en
una pintura es, en el mejor de los
casos, un acontecimiento y se apoya
en un factor subjetivo: la relación
emocional con el artista y con su
obra» (López-Pedraza, 2007).Leyendo
estas palabras de Rafael López-
Pedraza me pregunto si podemos
reemplazar la palabra pintura en ese
texto por fotografía y me temo que
no. Como si el hecho de seleccionar
el objeto a ser fotografiado no fuera
suficiente para revelar el valor psí-
quico que éste puede tener para el
fotógrafo. Además, dos personas no
fotografían de igual manera ningún
acontecimiento porque entre otras
cosas, el ángulo y el encuadre son
actos personales. Desde principios
del siglo pasado, especialmente a
partir de las propuestas de
Duchamp, el arte deja de ser el
mismo, los artistas comienzan a
darle más importancia a las ideas
que a los objetos producidos, el con-
cepto pasa a ser en muchos casos la
obra misma y la resolución final
resulta ser un simple soporte que
puede consistir en fotografías, obje-
tos seleccionados, documentos escri-
tos, dibujos, pinturas o videos. Es
un arte que exige una participación
mucho más activa del espectador.
Todos estos procesos desembocaron
en corrientes artísticas que se desa-
rrollaron durante la segunda mitad
del siglo XX y que conocemos como
arte minimalista, fluxus y land art,
entre otros.
«Ser artista significó en otro tiem-
po tener imaginación creadora, es
decir, hacer algo nuevo, original o
inventivo […] ello supone no simple-
mente elaborar un producto, ni
siquiera un buen producto, sino un
producto que tenga la característica
de la originalidad» (Kuspit, 2007).
Este texto, escrito por el crítico de
arte Donald Kuspit, expresa la idea a
la cual se ciñe el público que rechaza
el arte contemporáneo y seguramen-
te los analistas junguianos cuando tes, los reorganiza y les da un hechos del presente, hacen incohe-
no se permiten la lectura de estas nuevo significado, lo que Nicolas rentes los paisajes y su ubicación.
obras para relacionarlas con los pro- Bourriaud, antiguo director del Toda una obra de postproducción.
cesos terapéuticos de los pacientes Palais de Tokio en París, ha llamado
artistas y no artistas. Tiene que ver «arte de la postproducción». Referencias bibliográficas
con la nostalgia del pasado y con el (Bourriaud, 2007) LÓPEZ-PEDRAZA, RAFAEL (2007)
hecho que la imagen como espejo del La psicología junguiana le conce- Sobre arte y psicología. Caracas:
inconsciente fue planteada por Jung de una importancia fundamental a Revista venezolana de psicología de
en un momento en que el arte con- los sueños como portadores de men- los arquetipos, Número 2
ceptual no se había formulado aún y sajes del inconsciente y de posibili- KUSPIT, DONALD (2007) Emociones
que en mi opinión, le toca a los tera- dades creativas para el autoconoci- extremas. Madrid: Abada Editores
peutas herederos revisar para adap- miento y la solución de problemas. BOURRIAUD, NICOLAS (2007)
tarla a los nuevos paradigmas. En los sueños se fusionan varias Postproducción. Buenos Aires:
En el mundo artístico actual el realidades para dar significado a los Adriana Hidalgo editora
concepto de originalidad como ha contenidos que pueden o no ser
sido concebido hasta ahora, está develados por la conciencia. Como si
fuera de uso, la idea consiste más fueran fotomontajes o videos interve-
bien en tratar al artista como un nidos, los sueños nos muestran per-
semionauta que utiliza todos los sonajes que conocemos pero en otros
materiales y la información existen- cuerpos, mezclan recuerdos con
EXPERIENCIA ANALÍTICA 79
 Antígona

En ese SÍ al destino,
la libertad humana se reconcilia con la fatalidad

Armando Rojas Guardia

Elegida fuiste
Del movimiento suscitado, quedaron dos poemas: entre las doncellas
Tragedia y purga para revelar
ÁLIDA RIBBI Troyanas la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo

No sería justo pasar de largo sin dar ¿Cuántas veces en ti

testimonio del trance manifiesto por la desolación el poder sagrado
y desde Armando Rojas Guardia Hécuba esgrimió el abrazo de tierra
durante el curso Seis Tragedias la Troya-sitiada? en defensa de un orden
Griegas, ofrecido hace un año por
la SVAJ. ¿cuántas vidas objeto? (el mismo que buscó apartar el Amor
de los buitres)
Para quienes tuvimos el privilegio desde Adán
de asistir al sensible recorrido de recorrimos la vergüenza y fue tu certeza
Armando por Prometeo encadena- hasta el óxido de los azotes al cuerpo detenida
do, Edipo Rey, Antígona, Las troya- siendo madres del árbol por la ley de los hombres
nas, Hipólito y Las bacantes, no y néctar confidente del patriarca apresada
hicieron falta el escenario ni las sentenciada
máscaras. Bastaron la honestidad ¿son acaso éstas obligada tu boca
de su propia mirada interior, su las cadenas que cercan nuestros templos? a callar la piedad
verbo diáfano y su inocencia a la sin que en la casa de la soberbia
vista, para revelarnos de manera ¿son ellas licencia para la soberbia se abriera una sola grieta
trascendente el fondo de las miserias al asomar su victoria el hombre-necio? al murmullo de Dios
humanas, propias y ajenas.
¿no es ésta la sangre prometida y perdió tu causa estatura
del afán? al quedar prendida
en las garras del afán
¿dónde estás misericordia?
indómito yo el tuyo
Humea la brasa vencida que a la sombra confinó la reverencia
en los campos del héroe
sólo tu muerte
todo es ceniza en mi garganta logró encender la llama
oculta
por una mujer la guerra en la cueva del hombre
¿por cuántas nuestro des-velo?
sólo el dolor en su tardanza

dio vida al Canto

REVISTA VENEZOLANA DE
80 PSICOLOGÍA DE LOS ARQUETIPOS