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LOS VALORES EN LOS JOVENES UNIVERSITARIOS

La juventud representa una etapa importante de la vida. Allí donde las decisiones
se plantean al joven para que opte por las mejores elecciones en su vida; una
carrera, un estilo de vida adecuado, hábitos sanos, un proyecto de vida que le
oriente hacia la consecución de sus metas, entre otras cosas, confluyen en el
joven y le sugieren hondas inquietudes.

De otra parte, el mundo actual, sabemos, manifiesta desde hace varias décadas,
una marcada crisis de valores; es decir, no es que los valores nunca hayan
existido, y ahora en el presente deseemos ponerlos en práctica; tampoco que
sean relativos, es decir, que puedan ser interpretados y vividos de manera propia
y particular según la conveniencia del individuo; mucho menos que nadie los
practique, pues existen personas con valores aprendidos en la vida familiar con
una alta calidad y sentido humano, que los viven en su cotidianidad, por encima de
los obstáculos.

Los valores son ideales, cualidades, actitudes, comportamientos, acciones, con un


contenido, ético, moral, afectivo y práctico, que aumentan el sentido del ser en la
persona; esto redunda en sus relaciones interpersonales, sus relaciones con el
entorno, incluso del individuo consigo mismo.

Por lo demás, se es honesto o no se es honesto; se tiene autodominio o no se


tiene, se es autónomo o se es dependiente, se es sincero o se es falso…No
podemos pensar que somos honestos a medias, sinceros a medias, autónomos a
medias. La esencia de los valores está en su vivencia auténtica, en su práctica
real y congruente, en su intencionalidad hacia lo bueno siempre. En este sentido,
la práctica de los valores siempre es rentable, producen una utilidad y bienestar
porque se adscriben a lo bueno y a lo justo.
Nuestros jóvenes se ven hoy día, bombardeados por una serie de antivalores que
son mostrados como valores; rebeldía, irresponsabilidad, oportunismo, irrespeto,
egocentrismo, sensualidad, narcisismo, facilismo, entre otras cosas, son ofrecidos
a los jóvenes como alternativas para un comportamiento libre, ajeno a las normas
sociales y valores morales supremos. Lamentablemente, mucho de nuest
ros jóvenes se guían por dichos patrones, y terminan cometiendo errores en su
vida por la toma inadecuada de decisiones, y la imitación de modelos sociales,
que en realidad dejan mucho que desear.
Aunque todas las personas son dignas y merecedoras de respeto, no todos los
modelos que muchos individuos (por lo general con reconocimiento social) ofrecen
a la juventud, son los más adecuados o promisorios para que un joven triunfe en la
vida.
De modo que, los valores siempre constituirán las herramientas de formación
personal, prevención moral y ética, que influirán positivamente en la vida de cada
joven, siempre y cuando los incorpore en sus práctica personales y formen parte
de su actuar cotidiano.
Los jóvenes piden, entonces, una mayor congruencia de los modelos que
pregonan dichos beneficios de los valores; la teoría ya la comprenden mejor, pero
el ejemplo coherente de su modelos son básicos para la credibilidad interpersonal,
incluso social.

Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes,


pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la
transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan
determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada
grupo social.

LOS GRANDES VALORES DE LOS JOVENES

Los grandes valores que hoy posee nuestra juventud los podríamos reducir a tres
principales:

1. La autenticidad y la sinceridad

Quieren demostrar, y de hecho demuestran lo que son, sin unas fórmulas sociales
convenidas que ellos consideran hipocresía.

2. La libertad

Los jóvenes quieren, reclaman y viven la libertad, sin ataduras que ellos tienen por
injustas; pero al mismo tiempo ofrecen también esa responsabilidad que ellos
creen necesaria.

3. Inconformidad

Que demuestran ante un mundo que no les gusta. Ciertas formas sociales las
consideran vacías y hasta hipócritas.

La política es para ellos un juego no limpio y de aprovechados. Aspiran a una


mayor solidaridad con las clases y los países menos favorecidos, sin
desigualdades que los irritan. Las mismas prácticas religiosas las quieren con
sentido más profundo y sin tantos formulismos. Y en su fe, los jóvenes están
dando muestras de una piedad envidiable. Cuando se enamoran de Jesucristo -y
son muchos los que lo aman de verdad-, abrazan con generosidad todas las
exigencias cristianas.

Todo esto son valores muy positivos y muy dignos de tenerse en cuenta cuando
vienen las quejas contra la manera de ser de nuestros jóvenes.
LOS CONTRAVALORES

Pero tampoco cerramos los ojos al ver los contravalores que crean esa
problemática tan preocupante, y que podríamos reducir también a tres
fundamentales, resumen de todos los otros:

En primer lugar -y es lo que más salta a la vista- está la rebeldía de que hacen
gala en cada momento. No soportan ninguna autoridad. Los padres, los
educadores, los constituidos en autoridad, los que la naturaleza, la sociedad y
hasta el mismo Dios han puesto delante para guiarnos, son para a los jóvenes casi
unos enemigos. Los jóvenes vienen a decirse:

YO y el GRUPO -mi persona y los compañeros-, con las mismas reglas de juego
que nosotros determinamos, son la única autoridad reconocida. La obediencia,
entonces, está de más y los papás y educadores no saben qué hacer.

Después, a esta rebeldía sigue el desprecio de muchos valores morales, en


especial la desviación del amor en el orden sexual. Quizá no son los jóvenes los
responsables principales. Porque no hacen más que tomar ejemplo de lo que ven
hacer a los mayores. Los jóvenes se limitan a aprovechar lo que la sociedad les
ofrece.
La violencia en los jóvenes se puede evitar educando en los valores.

Finalmente, es un antivalor muy preocupante la falta de fe y el abandono de


Dios en que muchos jóvenes viven. Esto es lo peor de todo. Porque, cuando hay
fe, todos los otros males tienen remedio, ya que un día u otro se llega a reflexionar
en serio. Pero, si falta el fundamento de la fe en Dios y de un destino ultraterreno,
¿qué se puede esperar?...

Para comenzar la educación en valores de los jóvenes se debería averiguar qué


valores están viviendo los jóvenes ahora. Es decir: qué trato les ofrecemos; qué
normas les imponemos y qué posibilidades de participación les damos; qué
lenguaje utilizamos; qué libros leemos y cuáles les recomendamos; a qué
dedicamos nuestros mayores y mejores esfuerzos; qué tiempo, en cantidad y en
calidad, les dedicamos; qué ocio consumimos y a qué ocio les abocamos. Se trata
de averiguar, porque siempre el trabajo en valores es un ejercicio de autenticidad
y de transparencia, qué valores vivimos los que juzgamos dudosa la deseabilidad
de los valores que viven los jóvenes.

 valores de los universitarios .


 ¿En qué sujetos deseamos educar valores?. Ante todo es imprescindible el
enfoque ontogenético porque en el caso que nos ocupa educamos jóvenes que
han seleccionado una carrera y su futura labor profesional constituye el centro
alrededor de la cual se deben diseñar las influencias instructiva y educativa. La
etapa juvenil plantea determinadas características generales que se deben
conocer por los profesores y constatar si cada alumno nuestro es portador de ellas
o no.

 ¿Qué valores posee ese joven universitario?. Hay que asumir que ese joven (casi
adolescente todavía), que ingresa en los recintos universitarios trae de los niveles
educativos precedentes un nivel de desarrollo de su personalidad, y por tanto,
determinados valores, los cuales hay que conocer antes de plantearse educarlos.

 ¿Cuál es su nivel de motivación profesional?. Como parte del diagnóstico inicial a


cada estudiante debe conocerse el motivo o los motivos que lo impulsaron a
seleccionar esa carrera y no otra.

 ¿Cuáles valores educar?. Ante todo hay que delimitar los valores trascendentes,
los esenciales, de acuerdo con el modelo del profesional con que se trabaje, para
evitar de esa forma concentrar las influencias y no perder esfuerzos ni tiempo al
intentar educar demasiados valores al unísono. Además, hay que compatibilizar el
enfoque analítico de los valores: considerarlos cada uno por separado, con el
enfoque sintético: buscar la condicionalidad interna entre ellos, porque algunos se
presuponen, al estimular la aparición de otros.

 ¿Cómo concebir a la personalidad?. Es necesario adoptar una concepción


científica de la personalidad porque las influencias educativas están dirigidas a
desarrollar un profesional con determinadas características personales, dentro de
los cuales se insertan los valores, concretados como cualidades de la
personalidad que autorregulan conscientemente su conducta de manera
permanente. Al valor hay que vivenciarlo, o sea, conocerlo y sentirlo como
importante por parte del que lo posee, de lo contrario no se forma ni llega a regular
la conducta.
 ¿De cuáles principios psicopedagógicos partir?. La ausencia de principios que
guíen la práctica educativa provoca un desmedido empirismo que lastra cualquier
esfuerzo por obtener resultados en la educación de valores. Los siguientes
principios son fundamentales: de la Personalidad, de la Unidad de la Actividad y la
Comunicación, de la Unidad de lo Cognitivo y lo Afectivo, la Unidad de las
Influencias Educativas, la Unidad de lo Colectivo y lo Individual y de la Unidad de
lo Instructivo y lo Educativo. Los cuales permiten diseñar el proceso docente-
educativo de una manera más coherente y efectiva.
 ¿Qué experiencias existen en otras universidades en la formación de valores?.

Es necesario conocer qué se está haciendo en otros centros de educación


superior para beber de las mejores experiencias y resultados de investigaciones
realizadas. El intercambio de experiencias y de resultados investigativos es muy
importante, sería poco científico y hasta peligroso intentar trabajar de manera
aislada. La búsqueda de bibliografía actualizada sobre el tema en Cuba y en el
extranjero es una labor constante del claustro de profesores, así como propiciar
encuentros e intercambios con especialistas y colegas. Existen experiencias
interesantes en otras universidades cubanas y extranjeras que deben ser tenidas
den cuenta y aplicables con las adecuaciones correspondientes. Algunas de los
resultados más interesantes son:

o La necesidad de enfocar el proceso docente-educativo con una su visión ética,


comunicativa, holística e interdisciplinaria.
o Problematizar los contenidos de la enseñanza con situaciones conflictivas que
revelen las contradicciones reales de la sociedad actual y el papel de lo valores en
su dilucidación.
o El alumno como sujeto del aprendizaje que logre vivenciar los contenidos de la
enseñanza (unidad de lo intelectual y lo emocional), a través de un diálogo
cotidiano entre el profesor y el alumno y de ellos entre sí, así como que se
estimule su autoperfeccionamiento y su educación.
o Necesidad de una capacitación específica a los profesores universitarios para la
formación de valores en los jóvenes, a partir de la introducción en su práctica de
estrategias tales como la orientación profesional, el aprendizaje grupal y el empleo
de métodos participativos, así como el desarrollo de la competencia comunicativa
de los docentes, y la redimensión de su rol.
o Los valores no se pueden imponer, inculcar ni adoctrinar, los alumnos deben
asumirlos y hacerlos suyos por su propia construcción y determinación.
o En el profesor universitario debe provocarse la autorreflexión y autoevaluación
sobre la competencia de su labor en la formación de valores.
o La ejemplaridad del claustro de profesores y del funcionamiento de la universidad.
o Se destacan los valores responsabilidad, fidelidad, solidaridad, autenticidad,
patriotismo, laboriosidad y algunas vías para educarlos.
o Enfatizar en la clase como vía fundamental para la educación de los valores, junto
con las demás actividades.
o Vincular de manera coherente los paradigmas cualitativos y cuantitativos de
investigación.
o Se involucran fenómenos psicológicos complejos, tales como los intereses,
necesidades, motivos, intenciones, aspiraciones, ideales, convicciones, etc.
o La obligatoriedad de hacer siempre un diagnóstico de cada alumno al entrar a la
universidad y la constatación de su evolución en cada año.

Los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el


comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la
persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de
cada individuo y de cada grupo social.
bueno valores en mi sentido de vista son los que nosotros como personas damos
a conocer a la sociedad respeto,tolerancia,sinceridad,amor,cariñoetc. y depende
solo de nuestro comportamiento el como somos como seres humanos como es en
realidad nuestra integridad Surgen con un especial significado y cambian o
desaparecen en las distintas épocas, porque ya la gente misma esta hasiendo que
desaparezcan porque ya no hay respeto hacia uno mismo como personas y si una
persona no se respeta hacia si misma por ende nadie va a respetar a esa persona.

En caso de los universitarios los valores estan ahi nadamas que no se practican
mucho ya que si ha habido cambios porque ya no hay respeto de alumno-maestro
o de maestro-alumno por la misma liberacion del alumno porque ya no hay limite
con su vocabulario o con sus acciones o comportamiento dentro del aula sin
embargo y de hecho son las personas quienes les otorgan un determinado valor,
dependiendo del agrado o desagrado que producen.Es en el pensamientoy en la
mente donde los valores se aprenden, cobran forma y significado; es decir, es
subjetivo.
Las personas valoran al preferir, al estimar, al elegir unas cosas en lugar de otras,
al formular metas y propósitos personales. Las valoraciones se expresan mediante
creencias, intereses, sentimientos, convicciones, actitudes, juicios de valor y
acciones. Desde el punto de vista ético, la importancia del proceso de valoración
deriva de su fuerza orientadora en aras de una moral autónoma del ser humano.
"Tiene razón el liberalismo cuando dice que la sociedad es para el hombrey no el
hombre para la sociedad, pero diciendo la mitad de la verdad escamotea la otra
mitad: que el hombre que se refugia en su "interés privado" y se pone como
horizonte el "bien particular" desentendiéndose del Bien Común está violando su
dignidad de hombre y da la espalda a la tarea ética que le correspondería en
cuanto hombre digno."
"Ideales que actúan al modo de causas finales, esto es, son, por una parte, el
motor que pone en marcha nuestra acción y, a la vez, la meta que queremos
alcanzar una vez puestos los medios adecuados. Por lo tanto, los valores son
finalidades y no medios y, por ello, estimables por sí mismos y no con vista a
alguna otra cosa".
INTRODUCCION

Hablar actualmente de educación a nivel superior y más aún en el campo es hacer


referencia a los vertiginosos cambios de la tecnología y el impacto de la
globalización en el mundo educativo. La formación que se le brinde al profesional
debe partir de la realidad circundante y responder a las necesidades que éstas
implican. La educación es la fuente de los valores donde se aprenden las grandes
virtudes. Su importancia consiste en que el hombre logre su propia
autodeterminación como persona.
CONCLUSIONES

Vivimos en un mundo cambiante donde los referentes éticos y morales, es decir,


los valores socialmente dominantes tienden a variar y a modificarse creando, en
muchas ocasiones, contradicciones de difícil resolución.

La educación Universitaria, como reflejo de la sociedad de la que forma parte, no


es ajena a estos cambios y así, dentro de este contexto, en los últimos años uno
de los paradigmas de debate en torno a la educación ha estado centrada en el
ámbito axiológico.

Los valores, o más bien la educación en valores, se ha erigido como un núcleo de


análisis y discusión desde un universo heterogéneo de planteamientos.

Los valores hacen referencia a modelos ideales de actuar y de existir que el ser
humano aprecia, desea y busca, y a través de los cuales interpreta el mundo y da
significado a su existencia.

Debido a su consideración de ideal, de algo a lo que se tiende, poseen una


naturaleza abstracta e intangible y sólo se hacen explícitos a través de las
conductas o los modos de comportarse que manifiesta una persona ante
determinadas situaciones. En este sentido, la tendencia (o predisposición
aprendida) a comportarse de una manera ante determinadas realidades vividas:
problemas, ideas, situaciones, personas o acontecimientos, recibe el nombre de
actitud.

De estas definiciones cabría destacar dos ideas fundamentales:

Los valores y las actitudes se aprenden y, por tanto, son educables.

Para evaluar la interiorización de un determinado valor por parte de una persona


es necesario fijarse en las conductas que manifiesta en diferentes situaciones.

Habría que reseñar también que valores y actitudes no se mantienen


independientes entre sí, sino que forman parte de una estructura, de un sistema
coherente y organizado que guía los principios de acción de la persona.

Una segunda cuestión de relevancia es determinar cómo surgen los valores.


Prácticamente, la totalidad de los autores están de acuerdo en afirmar que la
captación de los valores no se produce a través del intelecto, por el contrario,
responden a la lógica del sentimiento y no únicamente desde un ideal de justicia
sino también desde ideales de felicidad. Desde este punto de vista, el papel y la
actitud del docente como profesional de la salud, constituye el agente más
relevante en la transmisión de valores en un aula de clase. Aspectos como la
relación que establece con los alumnos, el clima de clase que propicia, la
metodología utilizada, etcétera, cobran especial relevancia.

En este sentido, para favorecer una educación en valores en nuestras clases,


nuestro primer paso como docentes profesionales de la salud debe ir dirigido a
explicitar cuál es nuestra filosofía de vida y cuál es nuestro modelo educativo,
lógicamente derivado de ella.

En definitiva, debemos poner de manifiesto qué valores guían nuestras acciones


en la escuela y fuera de ella.

Nosotros nos vamos a situar en el marco de la cultura de paz, marco del que
emanan valores como la solidaridad, la justicia, el respeto, la libertad, la
responsabilidad, la cooperación, la tolerancia, etcétera.

Desde este marco axiológico vamos a plantear una serie de propuestas que
buscan la coherencia entre nuestro pensamiento y nuestras acciones orientadas a
promover entre los alumnos una formación en valores desde las clases de
educación física y, más concretamente, profundizaremos en el papel que las
actividades y metodologías cooperativas pueden jugar en todo ese proceso.

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