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Nota Introductoria bajos niveles de lectura Cundinamarca

El presente diagnostico pretende reflejar las dificultades actuales de los hábitos de


lectura en el departamento y establecer ciertas conclusiones que impiden el
desarrollo de la lectura como practica espontanea en diferentes municipios de
Cundinamarca. De acuerdo a la observación realizada en Funza, Mosquera y Bojacá, la
lectura parece ser una actividad apreciada y practicada por una minoría de la
población. Las investigaciones más recientes sobre el tema muestran que los
colombianos leen en promedio 1,9 libros al año, y la mayoría de ellos no son elegidos
por voluntad e interés del propio lector. Estos datos señalan que, en general, esta
competencia es precaria y se asocia con una actividad obligatoria de la que no es
exenta Cundinamarca y que por lo tanto requiere de la atención y a su vez la creación
de un cambio en los hábitos de lectura.

Aunque diferentes municipios del departamento desarrollan escuelas de formación en


literatura para lograr la sostenibilidad de la lectura y la escritura, sólo se han logrado
progresos limitados en cualquier nivel. Esta falta de éxito proviene de una política de
financiación todavía reducida para contrarrestar los bajos índices de lectura en
poblaciones con tiempo libre, que gastan esa totalidad de tiempo en otras actividades
como la televisión y que en teoría estas personas tienen el potencial de ser
persuadidas para cambiar estas costumbres por hábitos de lectura.

Teniendo en cuenta que la lectura no es sólo un hobby, sino una habilidad vital sin la
cual es imposible integrarse socialmente, parece primordial establecer algunas de las
causas por las cuales algunos municipios de Cundinamarca permanecen en un
estancamiento en los índices de lectura, en primera medida los jóvenes influenciados
culturalmente por las características de un pensamiento rural y agrícola limitan sus
propias aspiraciones, relegando la lectura a un segundo plano, para otros las escasas
oportunidades en términos de educación superior que ofrece el entorno local puede
animarlos a emigrar a Bogotá en cuyo espacio encuentran una vida más rica con
respecto a la cultura.

De igual manera los padres tienen la responsabilidad primaria de alimentar el deseo


por la lectura en los hijos, varios estudiantes han manifestado que sus padres nunca
les han leído un cuento y nos les compran libros, pero si gastan dinero en regalos
mucho más caros que una obra literaria, es decir, tabletas, ordenadores, celulares y
portátiles. Dicho esto, el padre apuesta todo en el maestro y piensan que es el
profesor quien debe de hacer todo por el desarrollo intelectual de sus hijos.

Sin embargo aunque los maestros y la escuela jueguen un papel importante en el


desarrollo de la lectura las metas no se han logrado ni en el departamento de
Cundinamarca ni en el resto del país, las habilidades de lectura no han aumentado
significativamente durante esta década. Los últimos resultados de la encuesta de
competencias lectora llevadas a cabo por el Programa Internacional de Evaluación de
Estudiantes (PISA) muestra apenas una débil mejora en la interpretación de textos
con relación a los años anteriores. La causa de este estancamiento obedece al propio
desarrollo curricular donde la lectura no ocupa el lugar que merece.

Diferentes profesores de básica primaria coinciden al afirmar que del 60% de


estudiantes por grado no están leyendo eficientemente, un advertencia clave y
preocupante del futuro éxito educativo y económico del estudiante. Si esta tendencia
continúa, el departamento no tendrá suficientes recursos humanos calificados para
mediados de la próxima década que se desenvuelvan en una economía global cada vez
más competitiva.
El pensamiento rural como condición de los bajos índices de lectura

Con el bajo interés en la lectura en los diferentes municipios rurales de Cundinamarca


queda ahora tratar de entender las razones que generan este problema.

El término aspiración se puede utilizar por lo general para referirse a las ambiciones
educativas de los jóvenes, pero también Para señalar las ambiciones más generales de
la vida, como Querer iniciar una familia o vivir en un área particular (Gutman y
Akerman, 2008). Es importante señalar lo anterior ya que se considera que los bajos
índices de la lectura en poblaciones rurales de Cundinamarca están directamente
relacionados con las características culturales del medio, que afectan e influyen en las
aspiraciones educativas de los jóvenes y de la población en general.

En las zonas rurales, el hombre vive privado de muchos de los recursos que pueden
contribuir en gran medida a su comodidad y bienestar. Muchas de las instituciones
que se encuentran en Bogotá no existen en los municipios de Cundinamarca. Hay
casos en que el sistema educativo es más precario que el de la ciudad y los servicios
de salud son menos eficientes y desarrollados, sin embargo las personas de estos
pueblos han encontrado una especie de confort y de seguridad que Bogotá no ofrece
y han utilizado este principio como modelo de una vida sencilla, sin mucha
preocupación por cambios significativos en la manera de transformarse
culturalmente.

Los empleadores más grandes como las industrias cercanas a los pueblos, tienen
intereses particulares en ofrecer oportunidades de aprendizaje basadas en el trabajo y
en la mano de obra, donde no es necesaria la lectura sino la repetición mecánica de
una actividad, esta oferta de empleo en cierta medida conformista, es un factor que
los jóvenes sienten que influye en sus aspiraciones, ya que no han adquirido las
habilidades apropiadas que ofrece la lectura para desarrollar el fomento de las
capacidades y los aspectos psicológicos, como son la autoestima, la capacidad de
pensamiento independiente y la iniciativa propia.
Los escasos salarios en las zonas rurales son también una causa por la cual los
jóvenes no ingresan a la lectura que implica la educación superior, Hay pruebas que
revelan que una relación entre los salarios bajos en las zonas rurales y la inversión de
una carrera universitaria o técnica, es una razón por la cual los jóvenes no se alejan
de su hogar para continuar estudiando, más aún, si los jóvenes tienen la oportunidad
de trabajar en las comunidades locales no tendrán que pensar en ir a la universidad o
alejarse para estudiar, esto implica que permanecen en su pueblo de origen
conscientes de su menor potencial de ingresos y en ultimas no desean acumular una
deuda en la universidad.

Para los jóvenes cuya zona es de origen agrícola, es posible que planeen progresar en
la agricultura, inmediatamente después de terminar el bachillerato. De hecho, un
profesor de la vereda de Riofrio de Zipaquirá señalo que “algunos alumnos están
sometidos a los intereses de los padres para que trabajen en el campo, labor donde
según ellos la lectura es una pérdida de tiempo”, cabe señalar que estos jóvenes
pertenecen a comunidades agrícolas que incluyen a aquellos grupos que son dueños
de granjas y cuyos familiares se han sostenido con esta labor tradicionalmente.

La gente que más lee se va para Bogotá allí está la vida cultural

La particularidad de vivir en un municipio pequeño incluye oportunidades culturales


limitadas, en varias poblaciones de Cundinamarca hay una percepción sobre la escasa
vida cultural que ofrecen a sus habitantes, cuanto más pequeño sea el poblado las
personas encuentran menos probabilidades de entretenimiento adecuado, sin
museos, cines, bibliotecas amplias, teatros y restaurantes. Existen algunos eventos
patrocinados por la administración local pero estos pueden ser pocos y lejanos. Esta
falta de espacios culturales empuja a las personas a Bogotá, los jóvenes emigran de
sus pueblos de origen a la ciudad para encontrar nuevas experiencias de vida.

Estos pequeños municipios del departamento suelen estar en desventaja en relación


con las oportunidades de educación superior y aprendizaje que deben ofertar, los
jóvenes tienen una elección limitada y en varios casos nula en términos de un
portafolio educativo profesional, que satisfaga las necesidades e intereses de quienes
tienen aspiraciones, razón por la cual migran a Bogotá ya que viajar todos los días
limita los recursos y crea dificultades de tiempo y distancia, no es secreto que muchos
jóvenes de diferentes municipios reportan significativamente al transporte como una
barrera para el acceso a la educación.

Bogotá en sí, les ofrece a los jóvenes más oportunidades de diversos tipos,
Universidades, numerosas bibliotecas, teatros, cines, museos, sitios históricos,
programas culturales, internet inalámbrico, vida nocturna y una mayor variedad de
ambientes recreativos, los anteriores espacios promueven amplias posibilidades de
lectura, pero así mismo una dependencia a la necesidad de infraestructura y a los
rasgos estereotipados de la vida urbana es decir, a las multitudes en las cuales el joven
lector termina por desaparecer, cuya consecuencia no solo lo ausenta a él, sino a su
municipio de origen, el cual no se beneficia del conocimiento adquirido por éste a falta
de poner en practica la experiencia de lectura vivida.

Otra de las razones de la migración de jóvenes y personas a la ciudad, es la insuficiente


circulación de las manifestaciones culturales que se presentan en la capital, es decir,
no se traen a los pueblos los conciertos, conversatorios, lecturas, conferencias y
festivales. Estos parecen ser exclusivos para el público de la ciudad, mientras los
residentes de los municipios se pierden de la cultura y de los recursos artísticos que
se ofrecen en las grandes ciudades.

Lo anterior revela que ciertas políticas de democracia cultural e igualdad de


oportunidades están todavía por cumplirse ya que no existe un programa de
extensión o acercamiento de estas expresiones artísticas a otros contextos y zonas
geográficas de Cundinamarca.
Los padres que no tienen el hábito de la lectura no son una buena referencia de
lectura para sus hijos

Muchas son las razones de la ausencia de los padres en el hábito lector de sus hijos en
el departamento, la principal es la falta de preparación intelectual. De acuerdo a la
observación deducimos que muchos padres no experimentaron una buena historia
con la educación, algunos tuvieron que abandonar la escuela por un período de sus
vidas porque sus progenitores pensaron que deberían ayudar en los campos u otras
tareas que complementaban los ingresos familiares. Otro contexto es debido a que sus
familias eran humildes, económicamente y tuvieron que trabajar durante el día y
estudiar de noche. Esta situación requiere de mucha fuerza de voluntad para seguir
manteniendo este ritmo y una gran mayoría optó por el trabajo y dejó los estudios.

Teniendo en cuenta lo anterior, los padres a quienes no se les permitió una


oportunidad educativa ideal, no experimentaron eficientemente un gusto por la
lectura y por lo tanto esta carencia repercute en la actualidad. Si un niño ve que sus
padres no leen un libro, una revista, un periódico, un diccionario, él tampoco se
sentirá alentado a leer y a permanecer en el aula durante cinco o casi seis horas
durante 200 días escolares, once de años de su vida.

De esta manera, el descubrimiento del placer de la lectura para un niño está


influenciado en primera medida por la familia. Por lo tanto, si los padres tienen el
hábito de leer constantemente en su tiempo libre, el niño va a asociar rápidamente
esta práctica a una cosa fresca y divertida, pero si por el contrario, los padres no
tienen la costumbre de coger un libro en sus manos, el niño sólo reproducirá lo que se
ve en casa.

Por otro cuando se les preguntó a algunos padres por qué razón no había hábitos de
lectura en el hogar, rápidamente señalaron que la escasez de tiempo es una razón, sin
embargo no hay que olvidar que las personas prefieren tener una cerveza en las
manos para compartirla con los amigos, ver un partido de fútbol o una película que
sentarse en una silla o un sofá con sus hijos para leer un libro.
Aunque el rol de un padre en el aprendizaje de sus hijos evoluciona a medida que los
niños crecen, una cosa permanece constante: el padre es modelo de aprendizaje, las
actitudes de éste acerca de la lectura pueden inspirar las de su hijo y eso repercute
positivamente en la vida adulta. De esta manera la participación de los padres es
fundamental, para la creación de hábitos lectores. Ningún otro factor tiene tanto
impacto en el progreso de un estudiante sino la influencia apropiada de la familia
hacia la lectura. (Cervera, 1988)

La escuela como responsable de la escasa lectura en el departamento.

En la búsqueda por fomentar la lectura en el departamento, hay dos puntos de vista


que se deben contemplar: el gobierno y la escuela. Estas dos principales instituciones
no actúan por separado cuando de educación se trata. El poder público en diferentes
municipios de Cundinamarca no invierte en recursos para que la gente lea, esto se
refleja principalmente en la escasez escuelas de formación en literatura, de 116
municipios solo 20 aproximadamente cuentan con estos procesos que sirven para
apoyar a las instituciones educativas y a los maestros de aula en asegurar que se
satisfagan las necesidades completas del plan de estudio de lectura y escritura.

Si bien, no abundan los talleres de literatura en las escuelas secundarias, y menos aún
en las de primaria. El espacio académico que se la brinda a las practicas lectoras
dentro del currículo de la lengua castellana es muy escaso y pobre en métodos de
enseñanza, razón por la cual el estudiante asume la literatura como una cuestión para
analizar y desmembrar cosas, transcribir textos, comparar un autor con otro y en el
peor de los casos como un requisito más dentro del plan de estudio, reduciendo el
discurso literario a la teoría y a la historia.

Los espacios y tiempos particularmente pensados para despertar a “los demonios” de


la creación surgen y se reproducen en contextos extraescolares: bibliotecas públicas,
casas de cultura, centros de escritores. Pero en los reductos de la educación básica, al
parecer los maestros y las educadoras no han descubierto aún las bondades de los
talleres literarios. Esta falta de propuestas innovadoras y la incorrecta instrucción en
el proceso de la creación literaria por parte de la pedagogía, son factores que
determinan el punto de partida hacia la necesidad de crear y ejecutar de un plan de
estudio inclinado más hacia la praxis lectora que a la teoría literaria.

Sin embargo culpar a los maestros es extremadamente injusto. Son parte de una
burocracia sin control real sobre qué enseñar y cómo enseñar. Los maestros no
controlan los currículos, las normas o las pruebas. Tienen que conformarse con los
materiales, las hojas de trabajo y los planes de estudios que se les dan, incluso si creen
que son ineficaces. El gobierno no debería de estar implicado en el trabajo visionario
de quienes enseñan. Este profesional debería tener más autonomía para encontrar las
metodologías apropiadas para el grupo con el que trabaja.

Por otro lado el hacinamiento estudiantil en los municipios más grandes de


Cundinamarca es exagerado. Cuanto menor sea la clase, mejor será la experiencia
individual del estudiante. Un estudio realizado por la secretaria de educación de
Zipaquirá encontró que en un salón de clase hay entre 35 a 40 estudiantes, en un
momento en el que los niños y jóvenes necesitan más atención que nunca para
desarrollar procesos de aprendizaje y las aulas superpobladas están haciendo aún
más difícil aprender y aún más difícil que los maestros sean eficaces.

Los padres tampoco no están involucrados lo suficiente. De todas las cosas que se les
sale de las manos a los profesores, esta es quizás la más frustrante. El tiempo que
pasan en el aula los niños y jóvenes simplemente no es suficiente para que los
maestros desarrollen procesos lecto-escriturales con los estudiantes. Para enseñarles
lo que necesitan saber, debe haber, inevitablemente, alguna interacción con las
experiencias lectoras de sus padres fuera del horario escolar.

Otro diagnostico desalentador es que hoy en día, los estudiantes están convencidos
que estudiar es solo una necesidad para lograr una nota satisfactoria. No piensan en
realidad en el aprendizaje. El conocimiento es visto como algo inmediato para tomar
la puntuación necesaria para pasar el año. Pero ellos no son llevados a pensar
diferente ya que hay maestros que cierran los ojos a esto y dan la nota, ya estamos
viendo las consecuencias. El conocimiento se convierte en apariencia, en
superficialidad, donde el estudiante no tiene ningún dominio de lo que se presenta.
“Alejamiento” Esta es la palabra usada por los expertos para determinar la razón de
un hecho cada vez más común en el aula. Muchos estudiantes no leen, para
profundizar contenidos. Para muchos, la lectura es una pérdida de tiempo. Un ejemplo
de la anterior situación ocurre con la búsqueda de una tarea para el colegio o la
universidad, Aquí viene la excusa de la prisa del día a día. Es más rápido “cortar y
pegar” de una página web. Las consecuencias de la falta de lectura y la falta de
profundidad en la educación son visibles.

Las prácticas culturales de le lectura han cambiado entre los jóvenes

Las prácticas juveniles de lectura han cambiado, Hay una "crisis de lectura", a causa de
leer menos libros y especialmente de leer menos por placer. Este desapego por los
libros viene influenciado por una cultura moderna, que ha disparado el acceso a los
medios digítales de comunicación y ha creado una fábrica de generaciones apenas
básica hacia la lectura (Gutiérrez, Eduardo, 2008). El desarrollo de estas tecnologías
y la lectura digital que exponen las redes sociales y la web como principales
proveedoras de información han relegado al acto de decodificar códigos desde un
texto impreso "No necesitó leer la Odisea sólo tengo que ir a internet para saber todo
lo que necesito con el resumen, leer todo el libro es una pérdida de tiempo, señaló un
joven del Colegio Bicentenario de Funza. En otras palabras la lectura en la pantalla, la
lectura de síntesis literarias y la lectura de mensajes cortos como twitters, ha
desplazado el apetito esencial para hacer frente a la profundidad del lenguaje de un
libro impreso.

Del mismo modo con la tecnología, los jóvenes tienen muchas más opciones de
entretenimiento que terminar leyendo. Los jóvenes todavía ven la televisión, pero en
su ordenador o teléfono. Blogs, foros y canales de música sustituyen las radios, las
noticias también las consume principalmente en la web, como la mayoría de los
jóvenes tiene una consola, juegan mejor un videojuego que tomar un libro y leer. "No
me gusta leer", dice un estudiante de secundaria del colegio señalado anteriormente,
“prefiero jugar, descargar un juego o una película" "No me gusta la lectura y no se ni
siquiera por qué, tal vez porque no me queda tiempo", dice una tercera estudiante.
Estos testimonios acerca de "crisis de la lectura", muestran una combinación de
factores y excusas que estos alumnos ponen de manifiesto para justificar su
descontento por la lectura.

Por otra parte, el profesor de lengua castellana de la institución rural Riofrio de


Zipaquirá señala que este problema tiene otro origen, en su opinión, los estudiantes
desarrollan un cierto temor a ser rechazados por aparentar ser más listos, otro miedo
sucede cuando se lee en clase frente a todos. "Muchos de los estudiantes evitan leer
delante de sus compañeros de clase, porque, simplemente al cometen un error alguien
se apresura a corregirlo o se ríen de él, como si eso no fuera normal " explica el
docente.
Propuesta para mejorar bajos niveles de lectura en el departamento

El paso inicial para la creación de una estrategia con el fin de mejorar las prácticas
lectoras en el departamento de Cundinamarca es concienciar a las administraciones
públicas sobre la importancia de generar recursos, para aumentar en gran medida las
posibilidades de éxito y lograr la sostenibilidad de los programas. Esta
responsabilidad no recae únicamente en los entes públicos de educación y cultura
como lo promueve el mito social, sino que es compromiso de todos los sectores:
comercio, infraestructura, desarrollo social, desarrollo económico y salud, ya que
todos tienden a beneficiarse del desarrollo humano que promueve la lectura. Si todos
ellos combinan la experiencia, los recursos y la financiación, la posibilidad de
construir un programa de social que mejore los hábitos de lectura será un éxito.

Asimismo, las administraciones públicas, necesitaban utilizar una instrucción basada


en la investigación como estrategias para dar a las comunidades prácticas de creación
hábitos de lectura, Con este problema inminente, la implementación de un marco de
instrucción va más allá de la simple dotación de libros para las bibliotecas municipales
de los municipios. Una solución viable al dilema es la construcción de un programa de
lectura en el que las comunidades se conviertan en la fuente de su propio aprendizaje;
Específicamente en este caso, fortaleciendo las competencias comunicativas.

El club de lectura es una respuesta natural a la necesidad de socializar, de hecho, es


sobre todo en el placer del intercambio que se destacan al dar profundidad a la propia
lectura ya que fomentan el desarrollo de habilidades sociales como escuchar, hablar,
leer y escribir en un entorno de colaboración positiva, William St-Hilaire señala:
"Cuando escuchas a alguien hablar de un libro, se expande horizontes." La experiencia
de aprendizaje se vuelve aún más rica, la actividad se ejecuta en su totalidad por los
participantes del club, porque se convierten en responsables de su aprendizaje y
adquieren autonomía en el pensamiento y en sus acciones.
Este programa de capacitaciones para el desarrollo de clubes de lectura, como iceberg
de la estrategia, debe estar ligado lo más estrechamente posible a la vida de los
municipios de Cundinamarca, los aspectos sociales y psicológicos de este tipo
aprendizaje contribuyen a realzar la autoestima de los jóvenes de las poblaciones
rurales ya que fomenten la reflexión frente al propio medio rural y genera un cambio
importante en las actitudes de ellos hacia el propio pueblo. Por consiguiente Es
necesario que las bibliotecas públicas y las casas de la cultura de los municipios de
Cundinamarca sin excepción ofrezcan espacios para el desarrollo de clubes de lectura.

Si se pone en marcha un proyecto lector en las bibliotecas, que reúna a todos los
usuarios en una sala especial de lectura, los municipios retendrán con más facilidad a
la población que busca experiencias lectoras en Bogotá, Esto significa mantener los
jóvenes en un proceso de evolución creativa en beneficio de su propia comunidad, es
decir, el desarrollo de los clubes de lectura, la creación de espacios como la semana de
la narración, las ferias de libros y charlas con escritores, son una oportunidad para
combatir la "fuga de cerebros" y atraer a los "evasores" urbanos que desaparecen en
las multitud bogotana.

Igualmente, en los espacios académicos del aula se requiere de una planificación


cuidadosa por parte del maestro, para Implementar estas estrategias es necesario
promover proyectos en relación con las habilidades de pensamiento crítico,
incluyendo desarrollo de la imaginación, hacer inferencias y determinar la
importancia de los diferentes aspectos del texto. Para estas estrategias los maestros
deben aplicar principios de una sana psicología educativa que mejore el desarrollo,
entre ellos: ofrecer diversas experiencias como la educación de los sentidos, la
formación para la crítica mediante la contemplación viva del mundo, la observación y
manipulación de la realidad, la lectura y la escritura creativa, el dibujo, la música, la
dramatización, la narración oral, los viajes mentales y otra serie de ejercicios que
auxilian a la instauración de la producción literaria.
.
BIBLIOGRAFIA

Gutman y Akerman. Determinaciones y aspiraciones: I.O.E. London, 2008

Cervera, Juan. La Literatura Infantil en la Educación: Madrid: Cincel, 1988

Gutiérrez, Eduardo. La lectura en el entorno de las nuevas tecnologías de la


información y la comunicación Bogotá: Cerlalc, 2008

William St-Hilaire La Mujer de la mariposa: Lanctôt, 2004

Fernández, Such Fernando. Documentación social. Cap: La Juventud Rural: Madrid.


Caritas Española, 2001

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