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A pesar del título, el personaje central es Judas. Cada imagen se filtra a través del
lente de sus ojos: la adoración de la que es objeto Jesús, su notoriedad, la expulsión
de los mercaderes en el templo. Para él, alguien con dudas incluso en el momento
de la traición, Dios no está en el hombre que decidió seguir. La gente lo descubrirá
al final y lo dañará, importa más su persona y lo que hace que el mensaje que ha
venido a dar. En cierto modo, a través de este enfoque, se le convierte en una
estrella, en superastro, a quien la gente sigue, idolatra y eventualmente olvida o
ataca cuando se siente decepcionada o traicionada. Entonces cobra sentido. Jesús
en la mirada de judas.
Jesús, y aquellos sentimientos contrapuestos que le hacen sentirse decepcionado
por el rumbo que está tomando su figura y que finalmente le empujarán a traicionarle
equivocadamente, y a su posterior suicidio por remordimiento.
Entonces podemos notar o decir que La perspectiva humana de ese personaje nos
transmite emociones contrastantes, vemos la dicha y la tristeza, su seguridad y su
temor. Junto a Él está Judas, considerado por muchos traidor. Sin embargo, sin
eximirlo de su culpa, nos damos cuenta de los motivos que lo empujaron a realizar
tales acciones. María Magdalena completa el triángulo, confundida con sus
sentimientos y dispuesta a seguir a Jesús hasta el final.
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