LUNES: MI SER BUSCA SU ORIGEN MARTES: EL PADRE NOS PARTICIPA DE MIERCOLES: ROZA CON EL CORAZON DEL JUEVES: CONVIVE
ZA CON EL CORAZON DEL JUEVES: CONVIVE CON TU PAPA DIOS
Al Igual que las cosas reflejan su procedencia,
su lugar de origen, también nuestros rostros
reflejan nuestro origen, remiten a otros
rostros: a los de nuestros progenitores. Sin
embargo, la experiencia nos ratifica que ni la
existencia ni el amor de nuestros padres es
suficiente para explicar el origen de nuestra
vida.
El interrogante sigue abierto ¿Acaso la vida y el
amor que bullen en mí, es la herencia más
genuina de unos padres limitados, mortales?
¿Es este rostro heredado, mi auténtico rostro,
mi identidad más profunda? Tenemos derecho
a conocer el Amor que le da una explicación
más que suficiente a nuestra vida, el Amor que
nos ama con amor eterno (Jer 31,3).
Por suerte o por desgracia nuestros orígenes
nos afectan, nos marcan el rostro de
inseguridad, de inmadurez. Nuestros
complejos y nuestra desintegración denuncian
la falta de estima, de aprecio, de confianza y de
apoyo del hogar en el que crecimos, vidas
dañadas por sus mismos padres, y cuántas
otras rechazadas, amenazadas incluso desde
antes de nacer. Otros rostros por el contrario
son el reflejo de un ambiente de amor, de
aceptación, de promoción.
Pero por encima de toda experiencia humana,
positiva o negativa, en nuestro origen está un
Amor que lo ha apostado todo en favor de
nuestra vida y de nuestro amor: Nuestro Padre
que jamás se olvidará del hijo de sus entrañas
porque quien a él toca a la niña de sus ojos toca
(Zac 2,8). Es vital descubrir y reconocer este
amor presente en lo más hondo de nuestra
existencia, pues la experiencia o carencia de
este Amor hará que nuestras vidas
comuniquen amor o desamor, vida o muerte,
frustración o plenitud, orfandad o la más plena
filiación.
SU VIDA AMOR
Ninguna palabra puede plenificar tanto el
corazón del hombre como la que le dirige Dios
mismo cuando le asegura: "tú eres mi hijo" (Sal
2,7 Tu vida es fruto del Amor del Padre, de
Aquel que te reclama como suyo: "tú eres mío"
(Is 43,1), porque eres la obra de sus manos: (Is
64,7). Tu vida procede no de la casualidad o el
descuido, sino de un Amor que con infinito
cariño formó tus entrañas y con amoroso
cuidado te tejió en el vientre de tu madre (Sal
139,13). Eres hijo del Autor de toda la creación,
que hizo todas las cosas buenas, perfectas para
ti, para que gozaras de sus primicias (Gén
1.26), porque conoce lo profundo de tu ser,
porque está siempre presente en tu vida
porque su Amor de tu lado no se apartará
jamás 54,10).
La experiencia de este Amor nos adentra en
nuestro valor más auténtico, nos revela los
rasgos de la Vida y el Amor que están grabados
en nuestro interior. Nos hace recobrar nuestra
verdadera identidad y olvidarnos del valor que
nos dan los demás, que siempre es falso en
comparación como nos ve nuestro Padre Dios:
para El, somos únicos, preciosos (Is 43,4)
somos sus hijos amados (Mt 17,5) y Él está
orgulloso de nosotros (Is 49,3).
Por esto, Dios que es nuestro Padre, no
soporta la lejanía, su delicia es estar con los
hijos de los hombres (Prov. 8,31) por esto no
tiene otro lenguaje que el del Amor, lenguaje
que supera y trasciende infinitamente toda
expresión de cariño y de afecto humano,
porque es el cariño mismo, la ternura misma
derramada en nuestros corazones, el Amor
que nos atrae con lazos de amor, que se inclina
para darnos de comer, para enseñarnos a
caminar, que nos lleva sobre sus hombros, que
nos estrecha contra su mejilla (Os 11)
PADRE
Qué pocos en el mundo tienen la suerte de
experimentar a Dios como el auténtico Padre,
y vivir como sus hijos. Cuántas heridas, cuántas
decepciones y angustias, cuánto rechazo a la
paternidad, cuantos traumas por falta de este
Amor. La incapacidad que experimentamos
muchas veces para abrirnos a este Amor es
fruto de proyectar en Dios, las experiencias
negativas de los padres humanos o de hacer
un Dios a nuestra medida y conveniencia.
Estas falsas concepciones de Dios, nos dejan en
la soledad, en la orfandad y tristeza, en la
terrible experiencia de estar suspendido en el
aire, al vaivén del qué dirán, de las situaciones,
de los sentimientos, o de poner la confianza en
otros tan perennes como nosotros que no
pueden salvarnos (Sal 146,3-4).
Por poco que conozcamos la Palabra de Dios
tenemos que reconocer que hay en nosotros
imágenes erróneas de El que no corresponden
a la realidad: “El libra tu vida de la tumba, y te
corona de amor y ternura, sacia de bienes tu
existenciaes clemente y compasivo,
paciente y lleno de amor” (Sal. 103).
La gracia de Dios-Papá llega para nosotros,
cuando sentimos su voz amiga y paterna que
nos llama hijos, que nos saca de la orfandad,
porque sólo Él es escudo para todo aquel que
tras Él se refugia, sólo él puede levantar
nuestro rostro cuando se inclina avergonzado
(Sal 3). Tienes derecho a que tu vida cambie,
dejando a un lado la imagen de un Dios
extraño, ajeno a tu vida, éste no es el Dios
verdadero. El Dios verdadero es el que por
amor creó y sostiene nuestra vida (Conc. Vat.
II). te puede arrancar de su amor. Este amor
desafía todos los obstáculos. “Si Dios está a favor
nuestro, ¿Quién podrá estar en contra?, (Cfr Rom.
8,35ss).
Quien ha tenido la experiencia de acoger a
Dios como Padre, sabe que en el hogar lo
primero que existe es la familiaridad, convivir
con el Padre es vivir en una afectuosa
intimidad, establecer con El lazo
inquebrantable, un parentesco entrañable.
Saberse y vivirse amado, aceptado, protegido,
promocionado por El, es la fuente de una
afectividad saciada, integrada, de un corazón
libre para amar a Dios y a los hermanos. (Sal
16)
Haz de mí lo que quieras” es la expresión
madura del que se reconoce hijo. Fue la
expresión constante de Jesús: “No busco hacer
mi voluntad, sino la voluntad del que me ha
enviado” (Jn 5,30), esta gratuidad es fruto de
la comunión de pensamientos, de
sentimientos, de voluntades, de la
identificación del Hijo con el Padre: “El Padre y
yo somos uno” (Jn 17,21). La disponibilidad
total a los proyectos del Padre no es algo que
se improvisa, brota del agradecimiento y
supone continuos actos de confianza, creer
más que sentir, vivir más que saber.
El conocimiento de este Padre es algo
progresivo, de tal manera que agradarle,
complacerle, obedecerle, darle a conocer a sus
hijos, se convierte en el único sentido de
nuestra vida (1Tim. 2,4). Este Amor nos
capacita incluso para decir sí, en las pruebas y
dificultades, pues lo más frágil en sus manos se
hace firme (2 Cor 12,9), además nada escapa a
la voluntad del Padre todo sucede para bien de
los que ama” (Rom 8,28)
Esta experiencia de filiación nos dispone a hacer de
nuestra vida un don de retorno a la Vida y al Amor,
la donación, la entrega es una necesidad del que
ama verdaderamente
 VIERNES: . DA A CONOCER EL ROSTRO DEL
PADRE
Vivir con el Padre, entrar en su pensamiento,
en su voluntad, en su corazón mismo, es tan
plenificante que uno desea entregar toda la
vida para poner a otros en contacto con El,
para complacer su deseo de tener a todos en
casa: (1Tim 2,4).
Rozar el corazón del Padre es adentrarnos en
la más alta dignidad: hablar a nuestro Padre
con la familiaridad e intimidad que lo hacía
Jesús y escuchar al Padre que nos habla de
nuestros hermanos. La experiencia de
escuchar y de hablar con este Dios que nos
amó, nos ama y nos amará, enciende en
nosotros gratitud y urgencia por salir a buscar
a todos aquellos que viven huérfanos,
fugitivos, mendigando desperdicios de un pan,
de un amor que no sacia.
Dar con la mirada del Padre frente a sus hijos
desgarrados, desfigurados por el odio e
individualismo, marcados por amargas
experiencias de desamor; es la plataforma
desde donde nuestra vida se ofrece
voluntariamente y es lanzada por Dios como
una cuerda de ternura, como lazo de Amor
para atraer a todos, para introducirlos en el
cariño del Padre que desea ardientemente
estrecharlos contra su mejilla, abrazarlos en su
regazo. (Os 11,4; Sal. 131,2)
Orar es hacer el descubrimiento asombroso de
que Dios nos ama hasta el punto de
introducirnos en su intimidad, hasta el punto
de revelarnos sus deseos e involucrarnos en
ellos: “El Padre me ha entregado todas las
cosas ” (Mt 11,27)
No hay mayor fruto de este diálogo amoroso que el de
realizar su anhelo de “ser pastores según su corazón” (Jer
3,15), de responder como Jesús con pasión por darle a
conocer, por ser trasparencia de su Amor
SÁBADO: MARIA, ROSTRO MATERNO DE
DIOS
Escribía Juan Pablo I: “Dios es Padre y madre”
y toda su maternidad la expresa en María. Por
ella ha querido el Padre, revelar toda su
ternura para con todos sus hijos,
especialmente con los que sufren a causa de la
ausencia de su amor.
María es el rostro del Amor, que ha prometido
que “aunque una mujer olvidase al hijo de sus
entrañas, él no le olvidará” (Is 49,15), su
presencia nos abre al Amor del Padre y en los
traumas propios de la vida cuando nos
alejamos del hogar, nos introduce
nuevamente en su abrazo estrecho, en su
amor eterno. Como madre, nos engendra a la
vida de Dios, como compañera, nos enseña a
caminar, como amiga, nos brinda siempre su
mano, su apoyo para volver a empezar, ella
nos educa y forma como formó a Jesús para ser
verdaderos hijos de Dios. (Cfr Est VD 234 y
238).
Su mirada, puesta siempre sobre la gran
familia de nuestro mundo, nos invita a
entregarnos como hijos al estilo de Jesús. Así
como el Padre no puede permanecer
indiferente ante la situación de sus hijos, ella
como Madre experimenta la dura espada que
atraviesa su corazón cuando les halla inmersos
en el sufrimiento y el dolor.
María es esa mano suave y firme que nos
remite constantemente a la ternura del Padre
para con nuestras vidas: “los envolvió en sus
brazos, los instruyó y los cuidó como a la niña
de sus ojos” (Dt 32,11b). Pero a la vez, su
firmeza nos deja en evidencia el empeño del
Padre por hacernos hijos suyos, al estilo de
Jesús.Tenerle cerca, es descubrir, su corazón de
madre que añora el retorno a casa de tantos hijos
ausentes, de tantos que se viven en la orfandad, en
el abandono y compartir su sueño andariego por
salir a buscarles.
AREA DE ESPIRITUALIDAD
SEMANA DEL 16 DE Julio AL 22 DE JULIO
PAUTAS DE ORACIÓN
TÚ VIDA PROCEDE DEL AMOR
ACTIVIDADES
ESCUELA DE LA PALABRA
Viernes 7:30 p.m.
PAUTAS DE ORACIÓN
Martes a Jueves 7:30 P.m.
TALLER DE ORACIÓN
Miércoles 7:30 p.m.
EUCARISTÍA
Sábados 7:30 p.m.
FAMILIA MISIONERA
VERBUM DEI
PIURA
CALLAO 638 PIIURA
073309695
DOMINGO: TU VIDA PROCEDE DEL
AMOR
Igual que en las generaciones anteriores
seguimos siendo protagonistas de una
búsqueda, de una pregunta, buscamos la
respuesta que nos revele nuestro origen (Job
8,8). Por naturaleza buscamos, necesitamos
conocer la raíz de dónde nos viene la savia de
la vida y del amor. Descubrir nuestro origen es
algo fundamental para seguir viviendo,
necesitamos llegar al fondo de nosotros
mismos y descubrir que somos criaturas con
una huella infinita del Amor. (NCIC I, 27)
Encontrar nuestro origen, nuestra
procedencia, nuestras raíces en el corazón
mismo de Dios, nos revela nuestra identidad,
nuestro valor más genuino: la piedra preciosa
de la que hemos sido tallados, la hondura de
donde hemos sido sacados (Is 51,1), este
descubrimiento nos habla de la verdad más
profunda a la que no podemos renunciar:
¡somos hijos de Dios! (1 Jn 3,1 )
Desconocer este Amor, ignorar nuestro
precioso origen nos hace experimentar
dolorosamente la frustración y la contrariedad
al contrastar nuestro propio origen con otros
orígenes, nos es difícil aceptarnos, añoramos
unas raíces más dignas, Todos estos traumas
quedan saldados en la experiencia de estar en
las manos de Aquel que nos conoce , que
comparte nuestros secretos (Mt 6,6), a quien
le son familiares todos nuestros caminos y que
no se asusta de nuestras flaquezas. Sus manos
son la tierra más propicia para crecer en la
libertad y en la gratitud, para hacer de la vida
don de retorno al Autor de nuestra vida.
Todos los hombres tienen derecho a rozar con
el corazón de este Padre que les espera con los
brazos abiertos . Ser auténtico hijo es responder a
este anhelo, hacer de toda la vida un lazo humano
una cuerda de Amor para atraer a todos al hogar.