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UNIVERSIDAD TÉCNICA ESTATAL DE QUEVEDO

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES


ESCUELA DE ECONOMÍA Y FINANZAS

UNIDAD DE APRENDIZAJE:
EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO
GRUPO II

TEMA:
ESCUELA NEOCLÁSICA
INTEGRANTES:
BARCO NAVARRETE JENNIFER JHOANNA
MACIAS CASTRO JHOSSELYN RITA
BAJAÑA BAJAÑA OMAR SEBASTIAN
GANCHOZO MOLINA ELIX ALEXANDER

DOCENTE:
ECON. LORENA ARBOLEDA

QUEVEDO – LOS RÍOS – ECUADOR


2016
INDICE

I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3
II. OBJETIVOS .......................................................................................................... 4
2.1 Objetivo General ............................................................................................................ 4

2.2 Objetivos Específicos .................................................................................................. 4

III. MARCO TEÓRICO ................................................................................................ 5


3.1 Escuela Neoclásica.............................................................................................................. 5

3.2 Grandes pensadores Neoclásicos....................................................................................... 7

3.2.1 Principales exponentes de la Escuela Austriaca ......................................................... 8


3.2.2 Principales exponentes de la Escuela de Lausana .................................................... 10
3.2.3 Principales exponentes de la Escuela Inglesa .......................................................... 11
3.3 El pensamiento de la Escuela Neoclásica ........................................................................ 11

3.3.1 Teoría neoclásica ...................................................................................................... 13


3.3.2 Problema con el tiempo: Alfred Marshall ................................................................ 14
IV. CONCLUSIONES .................................................................................................21
V. BIBLIOGRAFÍA ....................................................................................................22
VI. LINKOGRAFIA .....................................................................................................22
I. INTRODUCCIÓN

Alrededor de 1870, luego de un período en el que el análisis clásico dominó la


escena del pensamiento económico, comenzó a gestarse una nueva corriente que
daría un nuevo y fuerte impulso al análisis en economía. La economía neoclásica
modificó profundamente a la ciencia económica, su influencia fue enorme y decisiva
para la formación actual del pensamiento económico y también para el desarrollo
de las políticas económicas de los gobiernos.

Repasemos brevemente sus principales aportes teóricos. Partiendo de una nueva


teoría del valor, llegan a una nueva teoría de formación de precios y de la
distribución de la renta. En estos tres aspectos, sus conclusiones se oponen a la
teoría clásica, que era la predominante en esa época.

Esta corriente de pensamiento, se concentró en analizar el comportamiento de


unidades económicas individuales. El valor no surge del trabajo o del coste de
producción, sino de la utilidad que brinda y de su escasez relativa.

El presente trabajo de investigación busca hacer una breve explicación tomando


en cuenta desde una perspectiva histórica, conceptual y teórica, resaltando los
argumentos respecto a la escuela neoclásica y exponiendo sus principales
exponentes de esta corriente de pensamiento.

Por último se presentan las conclusiones pertinentes de acuerdo al tema


previamente expuestos.
II. OBJETIVOS

2.1 Objetivo General

 Investigar y entender la escuela neoclásica.

2.2 Objetivos Específicos

 Analizar las aportaciones de la escuela neoclásica.


 Explicar desde una perspectiva historia el origen de la escuela
neoclásica.
 Explicar las teorías de Alfred Marshall.
III. MARCO TEÓRICO

3.1 Escuela Neoclásica

Origen

Escuela Neoclásica su representante fue Alfred Marshall de nacionalidad,


Economista británico.

Estudió en la Merchant Taylor’sSchool y el St. John’sCollege de Cambridge,


donde se licenció en matemáticas en 1865. Fue profesor de economía
política en el BalliolCollege de Oxford (1883-1885) y en la Universidad de
Cambridge (1885-1908). Convirtió Cambridge en la principal facultad de
economía de los países de habla inglesa.

Su labor docente se basaba en las teorías de Ricardo y Stuart Mill


complementadas con las aportaciones del marginalismo, especialmente de
Karl Menger y Léon Walras, conciliando las teorías ricardianas con las de la
escuela austriaca. De espíritu abierto, con una sólida formación matemática,
histórica y filosófica, introdujo en sus enseñanzas las críticas a la Escuela
Clásica inglesa (principalmente, Smith, Ricardo, Malthus y Stuart Mill)
procedentes del historicismo alemán y del socialismo, así como también de
la escuela marginalista.

Carlos Marx ejerció rápidamente una gran influencia no solo en el


movimiento obrero y entre partidarios de la revolución social, sino también
en un buen número de intelectuales dedicados a la investigación y a la
enseñanza de las “ciencias humanas” en particular los estudios históricos
han sido profundamente transformados después de la aparición del
marxismo.

La actitud de los economistas ha sido muy distinta. Hasta 1930


aproximadamente, si se efectúa a Rusia, los economistas se han alineado
en dos campos distintos: algunos de ellos se han adheridos al marxismo y
se han convertido en militantes del movimiento obrero. Se produjo entonces
un hecho capital en la historia de la economía política.

En el mismo año, el austriaco Carl Menger analizaba los fenómenos


económicos basándose en el mismo principio, en una sola obra titulada
Fondementsde l”economie politique. Las conclusiones de la escuela clásica
respecto a las ventajas del liberalismo económico, aunque para ellos se
basan en razonamientos sensiblemente distintos.

Los neoclásicos son conocidos como marginalista pues analizan el impacto


que tienen la adición de nuevas unidades de consumo o inversión en la
satisfacción o en la ganancia. La utilidad marginal, definida como el goce
adicional que se obtienen del consumo de una unidad, es decreciente. Para
maximizar la satisfacción derivada del consumo, individuo debe elegir entre
diferentes bienes.

La escuela neoclásica se caracteriza por tres aspectos:

El criterio económico fundamental el subjetivo: satisfacción y beneficio.

El objeto de estudio es microeconómico: el equilibrio del consumidor y de la


empresa

Se busca maximizar y optimizar los recursos, En lugar del análisis histórico


de los clásicos, los neoclásicos consideran factores (tierra, capital y trabajo).

Los neoclásicos conciben que el libre juego de la oferta y la demanda en el


mercado establezcan los precios que permiten asignar más eficientemente
los recursos. Trabajo más capital producen mercancía, en cantidades
limitadas, sus características le permiten ser combinados de acuerdo al
producto.

Productores y consumidores viven todos en un mundo donde: todos cuentan


con plena información sobre los precios, los costos, la disponibilidad de
factores y necesidades planeada por la demanda; hay plena movilidad de
factores los empresarios pueden trasladar su inversión; los factores se
suponen divisibles y sustituibles; el mercado opera libremente sin
intervención del estado, y está abierto al ingreso y salida.

El resultado de sus esfuerzos fue la denominada «síntesis neoclásica», base


de la teoría económica moderna. En 1890 publicó su obra capital, Principios
de economía, que durante muchos años fue el principal libro de texto en las
facultades de todo el mundo. En el primer volumen de la obra compaginó
conceptos de la economía clásica como riqueza, producción, trabajo, capital
o valor con aportaciones de la escuela marginalista como utilidad y utilidad
marginal. A los agentes de la producción (tierra, trabajo, capital) añadió un
nuevo factor, el de la organización industrial.

3.2 Grandes pensadores Neoclásicos

Estos economistas comparten con los clásicos su visión liberal y la defensa


de la propiedad privada, y rompen con los clásicos en la teoría del valor, ya
que creen que el valor no se liga al trabajo sino a la utilidad del producto
creado. A finales del siglo XIX existen tres corrientes económicas
predominantes:

Escuela Inglesa, en la cual su máximo exponente es Alfred Marshall.

Escuela Austríaca, en la cual su máximo exponente es Carl Menger.

Escuela de Lausana, en la cual sus máximos exponentes son Léon Walras


y Vilfredo Pareto.

Escuela Austriaca

Se opone a la utilización de los métodos de las ciencias naturales para


estudiar las acciones humanas, prefiriendo utilizar en su lugar la lógica y la
introspección, y, como consecuencia, rechaza el empleo de las matemáticas
y expone una teoría subjetiva del valor. Es habitual en el ámbito de la historia
del pensamiento económico hablar de una vieja escuela austriaca cuando al
estudiar los elementos que componen la denominada revolución marginal se
menciona a Carl Menger, Friedrich von Wieser y Eugen Böhm-Bawerk.

La característica fundamental de la escuela austríaca marginalista es el


reconocimiento de que la productividad marginal es decreciente.

Escuela de Lausana

La línea investigadora de esta escuela se trazó alrededor del desarrollo del


modelo de equilibrio general diseñado por Walras y sobre la economía del
bienestar desplegada por Pareto, ambos estudios encuadrados en el método
matemático aplicado a la teoría económica.

La característica fundamental de la escuela de Lausana es su hincapié en la


utilización de las matemáticas en las ciencias económicas.

Escuela Inglesa

Los Principios de Economía Política de Alfred Marshall publicado en 1890


fue la primera gran síntesis de economía neoclásica. Aparecen reflejados los
elementos que operan del lado de la oferta y la demanda para fijar el precio.
Así los precios vienen regulados por la ley de oferta y demanda. La curva de
demanda Marshalliana es una de las más controvertidas de la historia del
pensamiento económico.

3.2.1 Principales exponentes de la Escuela Austriaca

Carl Menger

Polonia, 1840 – Viena, Austria, 1921). Uno de los protagonistas de la llamada


revolución marginal. Fundador de la Escuela Austriaca de economía y autor
de los Principios de economía política (1871). Para Menger el objetivo de la
economía era intentar hacer comprensible el fenómeno social en términos
de objetivos y planes individuales. Destaca su teoría del valor,
completamente subjetiva, y el principio equimarginal, por el que dados unos
recursos escasos, los individuos ordenarán sus cestas de consumo de forma
que en el margen la satisfacción obtenida por el consumo de cada bien sea
la misma para cada mercancía. De este modo, es la satisfacción menos
urgente la que otorga valor a ese bien.

Friedrich von Wieser

(Viena, Austria, 1851- Salzburgo, Austria, 1926).

Hombre clave de la Escuela Austriaca. Fue amigo y cuñado de Böhm-


Bawerk y profesor de Hayek, Mises y Schumpeter. Sucedió a Menger en la
cátedra de la Universidad de Viena en 1903.

Previamente había sido profesor en esta misma universidad y en la de Praga.

Durante la Gran Guerra fue nombrado ministro de Comercio, lo que


interrumpió su carrera académica. En Valor natural (1889), quizá su obra
fundamental, intentó mostrar que en cualquier sociedad,
independientemente de sus instituciones, habría que realizar valoraciones.
Se interesó además por la idea del «coste alternativo» (o de oportunidad)
como fundamento de la teoría del valor, y por la «teoría de la imputación»,
remarcando que el precio de los factores de producción viene determinado
por los precios de los bienes finales que aquéllos contribuyen a producir (y
no al contrario, como habían sostenido los clásicos). Fue el primero que
llamó «utilidad marginal» a lo que Menger, Jevons y Walras llamaron
necesidad menos urgente, grado final de utilidad o rarété, respectivamente.

Eugen Böhm-Bawerk

(Brünn, República Checa, 1851 – Kramsach, Austria, 1914). Miembro de la


Escuela Austriaca de Economía. Fue profesor en Viena y ministro de
finanzas, cargo que ocupó durante varios periodos, y desde el que defendió
el patrón oro y el presupuesto equilibrado. Infatigable polemista, rechazó de
plano la teoría del valor-trabajo, y realizó una minuciosa crítica de la obra de
Karl Marx. Se interesó por la teoría del capital y por la historia de la
economía. Su principal obra fue Capital e interés (1884-1902), en la que
señalaba al factor tiempo como la verdadera esencia del capital y del tipo de
interés, que surge por el hecho de que los hombres sobreestiman el presente
sobre el futuro.
3.2.2 Principales exponentes de la Escuela de Lausana

León Walras

(Évreux, Francia, 1834 – Clarens-Montreux, Suiza, 1910). Fue, junto a


Jevons y Menger, uno de los promotores de la llamada revolución marginal.
Su padre, Auguste Walras, le transmitió una noción de utilidad y la idea de
que la economía debía ser matemática.

Tras dos intentos fracasados de entrar en la Escuela Politécnica, ingresó en


la de Minas, pero acabó abandonando los estudios. Luego se dedicó a la
literatura y después fue periodista, empleado ferroviario y gerente de un
banco cooperativo. Finalmente, a los 36 años, consiguió un puesto en la
Academia de Lausana, donde con el tiempo le sucedería Pareto. Su obra
fundamental es Elementos de economía política pura (1874; 1877), en la que
desarrolló un modelo matemático de equilibrio general competitivo que luego
difundiría Cassel y perfeccionarían Wald y Von Neumann. En esta línea de
investigación trabajarían también los premios Nobel Hicks, Samuelson,
Nash, Arrow y Debreu.

Vilfredo Pareto

(París, Francia, 1848– Ginebra, Suiza, 1923). Ingeniero y miembro de la


Escuela de Lausana de Economía. Autor de Cursos de economía política
(1896-1897) y Manual de economía política (1906), libro este último en el
que representó la «caja de Edgeworth». En su modelo de equilibrio general
sustituyó la palabra utilidad por el término ofelimidad, un término de origen
griego que él define como la capacidad de satisfacer necesidades. La
aportación de mayor alcance de su obra es la formulación de las condiciones
de ofelimidad conocida como «óptimo de Pareto», que defi nió como una
posición en la que es imposible, por medio de una pequeña variación,
incrementar la ofelimidad de algún individuo sin que empeore la de otro.
3.2.3 Principales exponentes de la Escuela Inglesa

Alfred Marshall

(Wandsworth, Reino Unido, 1842 – Cambridge, Reino Unido, 1924). Estudió


matemáticas en Cambridge.

Llegó a la economía en su afán por mejorar la suerte de los más


desfavorecidos.

Fue el principal impulsor de la síntesis neoclásica gracias a sus Principios de


economía (1890), que desde su publicación se convirtieron en la referencia
obligada de los economistas.

Estudió sistemáticamente las dos partes del mercado, el lado de la oferta


(costes) y el de la demanda (utilidad), mostrando que en la formación de
precios de equilibrio ambas fuerzas desempeñaban un papel igualmente
importante. Con todo, su principal aportación fue metodológica: el enfoque
del equilibrio parcial, con la cláusula ceteris paribus y la concepción
«operativa» del tiempo.

Además, contribuyó de forma decisiva a la profesionalización de la


economía.

Fue profesor en Bristol, Oxford y Cambridge, donde hizo escuela. Entre sus
discípulos directos estuvieron Keynes y Pigou, su sucesor en la cátedra de
Cambridge.

3.3 El pensamiento de la Escuela Neoclásica

Es un enfoque económico basado en el análisis marginalista y el equilibrio


de oferta y demanda. Entre los supuestos de enfoque neoclásico está que el
comportamiento económico surge del comportamiento agregado de
individuos (u otro tipo de agentes económicos) que son racionales y tratan
de maximizar su utilidad o beneficio mediante elecciones basadas en la
información disponible. Hoy en día, el enfoque de la escuela neoclásica
predomina entre los economistas. Aunque existen muchas críticas a varios
de los supuestos de la escuela neoclásica, frecuentemente algunos de estas
críticas han sido incorporadas en nuevas versiones de la teoría neoclásica
(por ejemplo, la escuela neokeynesiana está basada tanto en principios
neoclásicos como keynesianos). La economía neoclásica es el producto de
varias escuelas de pensamiento en economía. No todos están de acuerdo
acerca de qué se denomina la economía neoclásica, y el resultado de esto
es una amplia gama de aproximaciones neoclásicas a varias áreas
problemáticas y dominios; arrancando de las teorías del trabajo a teorías de
los cambios demográficos. E. Roy Weintraub expresa que la economía
neoclásica se basa en tres cuestiones, sin embargo algunas ramas de la
teoría neoclásica pueden tener distintas aproximaciones:

1. Las personas tienen preferencias racionales hacia los resultados que


pueden ser identificados y asociados con un valor.

2. Los individuos maximizan la utilidad y las firmas maximizan la ganancia.

3. Las personas actúan independientemente en base a información completa


y relevante.

Los iniciadores de la escuela neoclásica son Carl Menger, Leon Walras,


William Stanley Jevons, Alfred Marshall y Knut Wicksell. Sus formulaciones,
como todas las de la primera escuela neoclásica giran en torno al principio
de utilidad marginal decreciente. Fundando el subjetivismo de la Escuela
austriaca, Menger se diferenció de sus contemporáneos considerando que
el análisis económico debería partir del análisis de las necesidades humanas
y de las leyes que determinan la utilización de los recursos disponibles para
satisfacerlas. A diferencia de la escuela clásica considera que el valor de los
bienes está determinado por el deseo y la necesidad, y no por el costo de
producción así como tampoco la cuantía de trabajo que se haya empleado
en producirlos.
3.3.1 Teoría neoclásica

Fue el inglés Alfred Marshall (1842-1924) quien a finales del siglo XIX
construyó la Teoría neoclásica de la Economía, retomando las ideas de los
clásicos, modificándolas, ampliándolas o corrigiéndolas sin perder la esencia
de su contenido. El marginalismo y el equilibrio económico. Los neoclásicos
o revisionistas del clasicismo, eran por un lado los marginalistas, y por otro,
los del equilibrio económico. Para los marginalistas vieneses el valor
dependía de la utilidad marginal, que los bienes indirectos (bienes
terminados), obtenían su valor de los bienes directos (materias primas), los
ingresos que percibían los factores de la producción se venían a constituir,
en los precios de estos mismos, por lo tanto estaban sometidos a leyes
indirectas de los precios. Los marginalistas son pensadores que ven en el
individuo el motor de la Economía. Entre estos teóricos neoclásicos se
encuentran Karl Menger (1804-1914), Friedich von Wieser (1851-1926) y
Eugen Böhm-Bawerk (1851-1914); los tres de la primera escuela austriaca
o psicológica remarcan el términos generales que el consumidor representa
la variable más importante, y que es la utilidad de las mercancías (valor
subjetivo) lo que determina su precio, y por consiguiente, las proporciones
de intercambio de mercancía en el mercado. Sin embargo para los
neoclásicos son muy importantes los gustos del consumidor que finalmente
han de influir en el comportamiento de la oferta y la demanda; ellos observan
que el valor de las cosas disminuye en la medida en que el individuo va
satisfaciendo sus necesidades. Los precios se determinan por estimaciones
subjetivas, tanto de vendedores como de consumidores. Como puedes
observar, ellos tratan de mejorar, o al menos adaptar, a las circunstancias
de finales del siglo XIX, las ideas de sus predecesores clásicos. Los
neoclásicos del equilibrio económico tenían un espíritu matemático, y se les
reconoce dentro de la escuela matemática o Lausana. Gran parte de las
teorías económicas del siglo XX encontraron su origen en las aportaciones
de las escuelas de Lausana y de Viena. En este sentido, en que Walras pudo
presentar su teoría del equilibrio general, superando definitivamente al
pensador clásico J.B. Say. “Para Walras, al igual que para Wicksell, el
equilibrio es una hipótesis de escuela; pero para el segundo, su realización
dependía de factores monetarios”. En este sentido, ellos aprobaban un
estado de competencia perfecta y, por supuesto, no ignoraban la tendencia
al monopolio. En el siglo XIX los neoclásicos estaban muy interesados en
resolver cuestiones sobre la distribución, le ingreso y por supuesto, algunos
como Clark deseaban competencia organizada y no libre competencia. La
teoría neoclásica del equilibrio era entendida como un instrumento de
análisis para estudiar los desequilibrios, y eventualmente lograr equilibrios.
Sin embargo, el concepto de equilibrio no se manifestaba en la realidad, ya
que el poder de compra se mostraba bajo una desigual repartición “y los
objetivos de mayor demanda eran superados por los de oferta ya que se
producía no lo más necesario desde el punto de vista social, sino lo más
costeable”, como señalaba Von Wiesser en 1899. Entre los mismos
neoclásicos no existía una idea homogénea sobre el mejoramiento de la
clase obrera y vemos cómo Böhm, Bawerk y Menger, entre otros, se
opusieron a la docrina marxista; en cambio, otros como Walras eran de ideas
socialistas. De esta manera, se argüía que el hecho de mejorar las
percepciones de los trabajadores influiría en los niveles de los precios, y en
consecuencia en los niveles de empleo. Se hablaba también de que las leyes
naturales determinaban el precio del trabajo, por lo que el Estado no debería
participar en este sentido. Finalmente, Wieser y Marxhall pretendían hacer
ciertas reformas y de alguna manera consideraban recomendable la
intervención del Estado.

3.3.2 Problema con el tiempo: Alfred Marshall

Para resolver los problemas originados por el tiempo, Marshall definió cuatro
periodos, Reconoció que sus distinciones eran puramente artificiales, pues
“la naturaleza no ha trazado ninguna frontera de ese tipo en las condiciones
económicas de la vida real”. El concepto de tiempo de Marshall no es el
tiempo cronológico medido en horas de reloj sino un recurso analítico. Los
distintos periodos de tiempo se definen desde el punto de vista de la
economía de la empresa y de la oferta. El periodo de mercado es tan corto
que la oferta es fija, o sea, perfectamente inelástica. Una variación del precio
no afecta en absoluto a la cantidad ofrecida, ya que el periodo es demasiado
corto para que las empresas puedan responder a ella. El corto plazo es un
periodo en el que la empresa puede alterar la producción y la oferta, pero no
puede cambiar el tamaño de la planta.

En este caso, una subida de los precios sí provoca un aumento de la cantidad


ofrecida y la curva de oferta tiene pendiente positiva. A corto plazo, los costes
totales de la empresa pueden dividirse en dos componentes: los costes que
varían con la producción, que Marshall denominó costes especiales, directos
o principales y que los textos modernos llaman costes variables; y los costes
que no varían con la producción, que Marshall denominó costes
suplementarios y que los textos modernos suelen llamar costes fijos.

La distinción entre costes variables y fijos a corto plazo procede


evidentemente de la observación de Marshall del mundo de la empresa. Se
convirtió en un importante instrumento analítico para analizar las actividades
de las empresas. A largo plazo, es posible modificar el tamaño de la planta
y todos los costes se vuelven variables. La curva de oferta se vuelve más
elástica a largo plazo que a corto plazo, ya que las empresas pueden
ajustarse totalmente a los cambios de los precios modificando el tamaño de
la planta.

La curva de oferta a largo plazo de una industria puede adoptar tres formas
generales: puede tener pendiente positiva y hacia la derecha (los costes
pueden aumentar); puede ser perfectamente elástica (los costes pueden ser
constantes); o en situaciones excepcionales, puede tener pendiente negativa
y hacia la derecha (los costes pueden disminuir). El periodo secular o el muy
largo plazo permiten que la tecnología y la población varíen, por lo que
Marshall lo utilizó cuando analizó las variaciones de los precios de una
generación a otra.

Es evidente que los periodos de tiempo de Marshall no se miden en días sino


que se refieren a las condiciones de oferta de la empresa y de la industria.
Por ejemplo, el corto plazo en una industria muy intensiva en capital en la
que sólo es posible cambiar el tamaño de la planta muy lentamente, como la
industria siderúrgica, puede ser tan largo cronológicamente como el largo
plazo en una industria en la que es posible modificar bastante deprisa el
tamaño de la planta.

Salarios

Los salarios, decía Marshall, no están determinados sólo por la productividad


marginal del trabajo. La productividad marginal es la base de la demanda de
trabajo, que es una demanda derivada que depende de la demanda de los
consumidores de los productos finales. Pero los salarios, lo mismo que el
rendimiento para cualquier factor de producción, dependen tanto de la
demanda como de la oferta. Si la oferta de trabajo se incrementa, y todo lo
demás es constante, la productividad marginal del trabajo disminuirá (la
curva de la oferta de trabajo cortará más abajo a la curva de la demanda de
trabajo). Por consiguiente, la tasa de equilibrio de los salarios caerá. Si la
oferta de trabajo se reduce, la productividad marginal del trabajo aumenta (la
curva de la oferta de trabajo cortará más arriba a la curva de la demanda de
trabajo) y el índice de salarios aumentará. Por consiguiente, la productividad
marginal en sí no determina los salarios, debido a que la variación en el
número de trabajadores producirá numerosas posibles productividades
marginales. Sin embargo, es correcto decir que los salarios miden la
productividad marginal y son iguales a ella con una determinada oferta de
trabajo. Para cada empleador, el índice de salarios está fijo en el salario de
mercado; es decir, la empresa es una colectora de salarios, de manera que
varía el número de empleados con el fin de llegar al nivel de empleo óptimo.
Este nivel óptimo ocurre cuando el índice de salarios (costo marginal de los
recursos) es igual al ingreso extra que gana la empresa al vender el producto
marginal (producto del ingreso marginal).
Marshall no sólo identificó de forma correcta la demanda de trabajo como
una demanda derivada, sino que también expuso los factores determinantes
de la elasticidad de la demanda de trabajo. Las cuatro leyes de la demanda
derivada de Marshall. En términos modernos, estas leyes son:

1. Si todo lo demás permanece igual, mientras mayor es la posibilidad


de sustituir otros factores del trabajo, mayor será la elasticidad de la
demanda de trabajo. Por ejemplo,

En algunas circunstancias la maquinaria robótica se puede sustituir con


facilidad con el trabajo. Por consiguiente, un incremento en el índice de
salarios producirá una disminución desproporcionada en el empleo.

2. Si todo lo demás permanece igual, mientras mayor sea la elasticidad


del precio de la demanda del producto, mayor será la elasticidad de la
demanda de trabajo. Suponga, por ejemplo, que la demanda del producto
es elástica (comidas en restaurantes) y que el índice de salarios aumenta.
Eso incrementará el costo de producción y el precio del producto. Mientras
más alto sea el precio del producto, se encontrará con una disminución
considerable en las compras, lo que requiere una disminución sustancial en
el número de trabajadores contratados (cocineros, cajeros, meseras y
meseros).

3. Si todo lo demás permanece igual, mientras mayor sea la proporción


de los costos totales de producción, mayor será la elasticidad de la
demanda de trabajo. Por ejemplo, cuando los costos del trabajo son el 100
por ciento de los costos totales, un incremento del 20 por ciento en el índice
de salarios aumentará los costos totales en un 20 por ciento. Pero cuando
los costos del trabajo sólo son el 10 por ciento del costo total, el mismo
incremento del 20 por ciento en el salario resultaría en un aumento de sólo
el dos por ciento en el costo total. Se podría esperar que el incremento
relativamente alto en los costos en el primer caso generará un considerable
aumento en el precio del producto, una disminución considerable en la
producción y las ventas y, por consiguiente, un descenso más grande en el
empleo.

4. Si todo lo demás permanece igual, mientras mayor sea la elasticidad


de la oferta de otras entradas, mayor será la elasticidad de la demanda
de trabajo. Para ilustrar, suponga que el índice de salarios en cierta industria
aumenta y que eso produce un intento por sustituir el capital por trabajo.
¿Ese incremento en la demanda de capital impulsa su precio hacia arriba y,
por consiguiente, retarda el proceso de sustitución? La respuesta es
afirmativa si la oferta de capital es muy inelástica, pero negativa si es muy
elástica. La elasticidad de salarios de la demanda de trabajo será mayor
cuando una oferta de capital es elástica que cuando es inelástica.

Interés

Otra contribución distributiva que Marshall consideró es el interés. Un


aumento en la tasa de interés disminuye la utilización de maquinaria, debido
a que la persona de nego- cios evita utilizar todas las máquinas cuyo
excedente neto anual es menor que la tasa de interés. Las tasas de interés
más bajas incrementan las inversiones de capital. La demanda para el
préstamo de capital es el total de las demandas de todos los individuos en
todos los negocios. Lo mismo que con los bienes finales, mientras más alto
es el precio, menor es la demanda de capital; mientras más bajo es el precio,
mayor es la demanda de capital. Esta relación se basa en la productividad
marginal decreciente asociada con un incremento en la cantidad del factor,
así como la demanda de bienes para el consumidor se basa en la utilidad
marginal decreciente de las cantidades sucesivas consumidas.

La productividad marginal decreciente del capital a medida que se adquieren


más unidades, constituye la demanda de capital, y los precios se registran
en términos de tasas de interés. La cantidad de ahorro proporcionada
depende de la tasa de interés y ésta depende de la oferta de ahorro. La oferta
de ahorro es la serie total de cantidades que se ofrecerían a diferentes tasas
de interés, así como la demanda es una serie de cantidades que se
aceptarían a diferentes precios. Para el ahorro, lo mismo que para la oferta
de otros artículos, el precio (tasa de interés) se fija en el punto de intersección
de las curvas de la demanda y la oferta. Por consiguiente, el precio (tasa de
interés) determina la cantidad del bien proporcionado (ahorro).

El motivo principal para ahorrar es la buena disposición de las personas para


pos- poner el consumo en el presente con la esperanza de ganar una mayor
recompensa en el futuro:

Debido a que la naturaleza humana es lo que es, estamos justificados al


hablar del interés sobre el capital como la recompensa por el sacrificio
involucrado en la espera del disfrute de recursos materiales, debido a que
pocas personas ahorrarían mucho sin una recompensa; lo mismo hablamos
de los salarios como la recompensa por el trabajo, debido a que pocas
personas trabajarían arduamente sin una recompensa.

Los economistas han llamado abstinencia al sacrificio del placer actual en


bien del futuro. Pero este término se ha interpretado erróneamente: ya que
los acumuladores más grandes de riquezas son personas muy ricas, algunas
de ellas viven rodeadas de lujo y ciertamente no practican la abstinencia en
ese sentido del término en el cual se puede convertir en abstinencia. Lo que
querían decir los economistas es que, cuando una persona se abstiene de
consumir cualquier cosa que tenía el poder de consumir, con el propósito de
incrementar sus recursos en el futuro, su abstinencia de ese acto de
consumo particular incrementó la acumulación de riqueza. Sin embargo,
debido a que el término se presta a malentendidos, podemos evitar su
utilización con ventaja y decir que la acumulación de riquezas por lo general
es el resultado de posponer un disfrute, o de esperar por él.

Marshall reconocía que otros motivos para ahorrar también podrían ser
importantes. Mencionaba los afectos familiares, la fuerza de la costumbre, la
avaricia, la magnitud del ingreso y la prudencia al querer proveerse para el
futuro. Por consiguiente, podrían ocurrir algunos ahorros incluso si el interés
fuera cero o negativo. Si una persona deseara una anualidad para su vejez,
podría ahorrar menos a una tasa de interés alta que a una tasa menor; la
tasa alta produciría la misma suma total de dinero con una cantidad de
ahorro más baja. Pero ésos son casos excepcionales. Una disminución de
la tasa de interés por lo general induce a las personas a consumir más en el
presente y un aumento las inducirá a consumir menos. Por consiguiente, el
interés tiende hacia un nivel de equilibrio que iguala la demanda total de
capital en un mercado con la oferta total que se espera a esa tasa.
IV. CONCLUSIONES

 La escuela neoclásica se caracteriza por tres aspectos:

o El criterio económico fundamental el subjetivo: satisfacción y


beneficio.

o El objeto de estudio es microeconómico: el equilibrio del consumidor


y de la empresa

o Se busca maximizar y optimizar los recursos, En lugar del análisis


histórico de los clásicos, los neoclásicos consideran factores (tierra,
capital y trabajo).

 .Las aportaciones realizada por esta corriente se concentraron en analizar el


comportamiento de unidades económicas individuales que ayudaron a
desarrollarse más el campo de la microeconomía.

 Los economistas de esta doctrina comparten con los clásicos su visión


liberal y la defensa de la propiedad privada, pero rompen con los clásicos
por motivo de la teoría del valor, ya que creen que el valor no se liga al
trabajo sino a la utilidad del producto creado.
V. BIBLIOGRAFÍA

 Perdices, L. (2008). Diccionario de historia del pensamiento económico.


Madrid: El Economista.
 Stanley L. Brue, R. R. (2009). Historia del pensamiento económico.
Mexico: CENGAGE Learning.

VI. LINKOGRAFIA

http://www.conevyt.org.mx/bachillerato/material_bachilleres/cb6/5sempdf/ec
onomia1pdf/econ1_f1.pdf
http://www.mundodescargas.com/apuntes-
trabajos/ciencias_sociales/decargar_escuelas-de-economia.pdf

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