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UNIDAD DE APRENDIZAJE:
EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO
GRUPO II
TEMA:
ESCUELA NEOCLÁSICA
INTEGRANTES:
BARCO NAVARRETE JENNIFER JHOANNA
MACIAS CASTRO JHOSSELYN RITA
BAJAÑA BAJAÑA OMAR SEBASTIAN
GANCHOZO MOLINA ELIX ALEXANDER
DOCENTE:
ECON. LORENA ARBOLEDA
I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 3
II. OBJETIVOS .......................................................................................................... 4
2.1 Objetivo General ............................................................................................................ 4
Origen
Escuela Austriaca
Escuela de Lausana
Escuela Inglesa
Carl Menger
Eugen Böhm-Bawerk
León Walras
Vilfredo Pareto
Alfred Marshall
Fue profesor en Bristol, Oxford y Cambridge, donde hizo escuela. Entre sus
discípulos directos estuvieron Keynes y Pigou, su sucesor en la cátedra de
Cambridge.
Fue el inglés Alfred Marshall (1842-1924) quien a finales del siglo XIX
construyó la Teoría neoclásica de la Economía, retomando las ideas de los
clásicos, modificándolas, ampliándolas o corrigiéndolas sin perder la esencia
de su contenido. El marginalismo y el equilibrio económico. Los neoclásicos
o revisionistas del clasicismo, eran por un lado los marginalistas, y por otro,
los del equilibrio económico. Para los marginalistas vieneses el valor
dependía de la utilidad marginal, que los bienes indirectos (bienes
terminados), obtenían su valor de los bienes directos (materias primas), los
ingresos que percibían los factores de la producción se venían a constituir,
en los precios de estos mismos, por lo tanto estaban sometidos a leyes
indirectas de los precios. Los marginalistas son pensadores que ven en el
individuo el motor de la Economía. Entre estos teóricos neoclásicos se
encuentran Karl Menger (1804-1914), Friedich von Wieser (1851-1926) y
Eugen Böhm-Bawerk (1851-1914); los tres de la primera escuela austriaca
o psicológica remarcan el términos generales que el consumidor representa
la variable más importante, y que es la utilidad de las mercancías (valor
subjetivo) lo que determina su precio, y por consiguiente, las proporciones
de intercambio de mercancía en el mercado. Sin embargo para los
neoclásicos son muy importantes los gustos del consumidor que finalmente
han de influir en el comportamiento de la oferta y la demanda; ellos observan
que el valor de las cosas disminuye en la medida en que el individuo va
satisfaciendo sus necesidades. Los precios se determinan por estimaciones
subjetivas, tanto de vendedores como de consumidores. Como puedes
observar, ellos tratan de mejorar, o al menos adaptar, a las circunstancias
de finales del siglo XIX, las ideas de sus predecesores clásicos. Los
neoclásicos del equilibrio económico tenían un espíritu matemático, y se les
reconoce dentro de la escuela matemática o Lausana. Gran parte de las
teorías económicas del siglo XX encontraron su origen en las aportaciones
de las escuelas de Lausana y de Viena. En este sentido, en que Walras pudo
presentar su teoría del equilibrio general, superando definitivamente al
pensador clásico J.B. Say. “Para Walras, al igual que para Wicksell, el
equilibrio es una hipótesis de escuela; pero para el segundo, su realización
dependía de factores monetarios”. En este sentido, ellos aprobaban un
estado de competencia perfecta y, por supuesto, no ignoraban la tendencia
al monopolio. En el siglo XIX los neoclásicos estaban muy interesados en
resolver cuestiones sobre la distribución, le ingreso y por supuesto, algunos
como Clark deseaban competencia organizada y no libre competencia. La
teoría neoclásica del equilibrio era entendida como un instrumento de
análisis para estudiar los desequilibrios, y eventualmente lograr equilibrios.
Sin embargo, el concepto de equilibrio no se manifestaba en la realidad, ya
que el poder de compra se mostraba bajo una desigual repartición “y los
objetivos de mayor demanda eran superados por los de oferta ya que se
producía no lo más necesario desde el punto de vista social, sino lo más
costeable”, como señalaba Von Wiesser en 1899. Entre los mismos
neoclásicos no existía una idea homogénea sobre el mejoramiento de la
clase obrera y vemos cómo Böhm, Bawerk y Menger, entre otros, se
opusieron a la docrina marxista; en cambio, otros como Walras eran de ideas
socialistas. De esta manera, se argüía que el hecho de mejorar las
percepciones de los trabajadores influiría en los niveles de los precios, y en
consecuencia en los niveles de empleo. Se hablaba también de que las leyes
naturales determinaban el precio del trabajo, por lo que el Estado no debería
participar en este sentido. Finalmente, Wieser y Marxhall pretendían hacer
ciertas reformas y de alguna manera consideraban recomendable la
intervención del Estado.
Para resolver los problemas originados por el tiempo, Marshall definió cuatro
periodos, Reconoció que sus distinciones eran puramente artificiales, pues
“la naturaleza no ha trazado ninguna frontera de ese tipo en las condiciones
económicas de la vida real”. El concepto de tiempo de Marshall no es el
tiempo cronológico medido en horas de reloj sino un recurso analítico. Los
distintos periodos de tiempo se definen desde el punto de vista de la
economía de la empresa y de la oferta. El periodo de mercado es tan corto
que la oferta es fija, o sea, perfectamente inelástica. Una variación del precio
no afecta en absoluto a la cantidad ofrecida, ya que el periodo es demasiado
corto para que las empresas puedan responder a ella. El corto plazo es un
periodo en el que la empresa puede alterar la producción y la oferta, pero no
puede cambiar el tamaño de la planta.
La curva de oferta a largo plazo de una industria puede adoptar tres formas
generales: puede tener pendiente positiva y hacia la derecha (los costes
pueden aumentar); puede ser perfectamente elástica (los costes pueden ser
constantes); o en situaciones excepcionales, puede tener pendiente negativa
y hacia la derecha (los costes pueden disminuir). El periodo secular o el muy
largo plazo permiten que la tecnología y la población varíen, por lo que
Marshall lo utilizó cuando analizó las variaciones de los precios de una
generación a otra.
Salarios
Interés
Marshall reconocía que otros motivos para ahorrar también podrían ser
importantes. Mencionaba los afectos familiares, la fuerza de la costumbre, la
avaricia, la magnitud del ingreso y la prudencia al querer proveerse para el
futuro. Por consiguiente, podrían ocurrir algunos ahorros incluso si el interés
fuera cero o negativo. Si una persona deseara una anualidad para su vejez,
podría ahorrar menos a una tasa de interés alta que a una tasa menor; la
tasa alta produciría la misma suma total de dinero con una cantidad de
ahorro más baja. Pero ésos son casos excepcionales. Una disminución de
la tasa de interés por lo general induce a las personas a consumir más en el
presente y un aumento las inducirá a consumir menos. Por consiguiente, el
interés tiende hacia un nivel de equilibrio que iguala la demanda total de
capital en un mercado con la oferta total que se espera a esa tasa.
IV. CONCLUSIONES
VI. LINKOGRAFIA
http://www.conevyt.org.mx/bachillerato/material_bachilleres/cb6/5sempdf/ec
onomia1pdf/econ1_f1.pdf
http://www.mundodescargas.com/apuntes-
trabajos/ciencias_sociales/decargar_escuelas-de-economia.pdf