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El AMOR ES PACEINTE

Santa Teresa de Jesús conocida también como Santa Teresa de Ávila, decía: “la paciencia todo

lo alcanza, porque si tenemos a Dios nada nos falta, solo Dios basta”.

Hoy día fácilmente nos estresamos, nos enojamos, nos alteramos, es más,

fácilmente perdemos la fe, la confianza, la esperanza… Perdemos la paciencia con

facilidad y con ella el oriente del amor. En esta reflexión que hoy les comparto, les

invito a reflexionar en el amor que es paciencia, que es esperanza y confianza.

Mucha verdad hay en las palabras de Santa Teresa, cuando dice; “la paciencia

todo lo alcanza”, y lo alcanza todo porque nos conduce a Dios que es el Todo con

mayúscula. Nada nos debe turbar con Cristo en nuestro corazón, porque con el nada

nos faltara. Sin embargo, hoy día, muchas cosas nos turben, nos dispersan, en la vida

cotidiana fácilmente perdemos la virtud de la Paciencia, y esta virtud que es un Don

del espíritu santo y que debemos pedir, muchas veces no la pedimos en nuestra

oración, la olvidamos.

Y quizá, por ello, muchas veces surge el mal genio, los problemas, las

dificultades, la envidia, la pérdida de valores, en definitiva, perdemos en nuestro

camino el oriente del amor, y nos ahogamos en dificultades o circunstancias a veces

tan tontas como cuando el perro entra a la casa, o cuando el hijo no para de llorar, o

cuando la esposa grita o el esposo se enoja.

Es por ello, que muchos santos dicen que el verdadero amor es paciente,

porque con la paciencia se aprende a vivir con los demás, se logra ver en la persona

con la que compartimos un reflejo del mismo Dios. No hay nada mejor que esa

sensación de amar y de sentirse amado en las pequeñas cosas de lo cotidiano. La

paciencia significa vivir la vida ordinaria sirviendo al prójimo. La paciencia significa


como dice Santa teresa de Calcuta; amar hasta que duela, y duele porque cuesta, y

duele porque no es fácil, y duele porque somos seres humanos. Pero, Dios da la

gracia y es por ello que debemos pedirle el don de la paciencia, el don del amor.

Ya para terminar, creo que el amor es paciente, porque el amor no se limita,

no tiene medida, como dice nuestro padre San Agustín; la medida del amor es amar

sin medida. Es por ello que los invito a cultivar la paciencia, el amor; solo así

forjaremos buenas amistades, buenos matrimonios, buenos hijos; no importa en el

sitio en la que nos encontremos esforcémonos por amar, porque el “amaos los unos

a los otros como yo os he amado” de Jesús no está limitado para un tiempo, un lugar

o unas personas determinadas, es decir, no se limita al trabajo, a la familia, a las

amistades, a los hijos: el amor es de siempre, en todas partes y a todas las personas,

sin excepción.

Aprendamos, pues, a ser pacientes en el amor y no tengamos miedo a ser

capaces de amar y sentirnos amados. Dios siempre estará con nosotros y más cuando

nos esforzamos en amarlo a él y al prójimo, es esta nuestra fe, nuestra esperanza y

nuestra paz. El ilumina nuestros pasos y adiestra nuestro corazón en este camino.

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