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SEMANA 5
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ÍNDICE
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EL ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES PARA LIDERAR
Los líderes en las organizaciones actuales están sometidos a nuevos y constantes desafíos.
Enfrentar esos nuevos desafíos requiere un alto grado de destrezas y la puesta en marcha de
competencias de alto nivel para que el ejercicio del liderazgo resulte exitoso. Clásicamente se
consideraba que los líderes nacían y que el medio sólo daba oportunidades para que las
personas pusieran en práctica esas capacidades que poseían de forma innata. Hoy en día existe
consenso en que las habilidades para liderar pueden entrenarse, perfeccionarse o mejorarse.
Las empresas invierten sumas considerables de dinero en capacitar a sus líderes, en virtud de
lo cual se desarrollan nuevas técnicas para mejorar las habilidades del liderazgo o se refinan
algunas ya existentes (Fulmer y Vicere, 1996).
Algunas de las demandas a las que son sometidos los líderes del siglo XXI son:
Para poder entrenar o capacitar a los líderes en los aspectos comentados hay diferentes
programas y metodologías, pero desafortunadamente existe muy poca investigación acerca de
cuáles técnicas resultan más eficaces. La mayoría de dichos programas están basados en
alguna teoría del liderazgo tales como la teoría de la contingencia (Fiedler y Chemers, 1982), el
modelo de decisión normativa (Vroom y Yago, 1988), el liderazgo transformacional (Bass,
1996) o la teoría del liderazgo situacional (Hersey y Blanchard, 1984). Las investigaciones
demuestran que si bien estos programas mejoran las habilidades del liderazgo, aún no queda
claro si ello es el resultado del programa mismo o de la experiencia interpersonal que las
personas sometidas al programa adquieren durante la ejecución del mismo (Yukl, 2002).
Existen empresas dedicadas exclusivamente a capacitar líderes que no sólo dictan cursos
genéricos, sino que tratan de entrenar a los líderes en programas adaptados a las demandas
de la organización. Un ejemplo son las actividades que realiza el Centro de Liderazgo Creativo
en los EE. UU. (CCL). Esta organización desarrolló programas de mejora de habilidades para
universidades, empresas e instituciones sin fines de lucro.
En términos generales, los programas de entrenamiento del liderazgo resultan más útiles para
aprender competencias genéricas y de bajo nivel, poniendo el énfasis en la tarea concreta que
los líderes tienen que desempeñar en su puesto actual de trabajo. Los líderes que se
benefician más de los programas son los de menor rango, aquellos que aceptan el feedback de
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los superiores y los que son menos inseguros y defensivos (Bunker y Webb, 1992; Kaplan,
1990).
El grado de desarrollo de las competencias del líder depende de las actividades realizadas
durante su formación (entrenamiento, aprendizaje experiencial), de las condiciones
facilitadoras (apoyo del jefe, ambiente de aprendizaje) y de las cualidades del aprendiz
(flexible, pragmático u orientado hacia el logro). El entrenamiento resulta más efectivo cuando
los recursos humanos son combinados estratégicamente, cuando existe una cultura
favorecedora del aprendizaje y que es consistente con los objetivos de la organización.
Según Yukl (2002) es necesario considerar los hallazgos surgidos de las investigaciones a la
hora de diseñar un programa de entrenamiento en liderazgo. Para que éste resulte efectivo se
deben tomar en cuenta los siguientes aspectos:
• Objetivos de aprendizaje claros. Es necesario que los participantes tengan claro qué se
espera de ellos en términos de aprendizaje y cuáles habilidades mejora o entrena el
programa.
• Práctica de las habilidades. Los participantes deben tener oportunidades no sólo para
recordar el contenido del curso, sino para poner en práctica de forma concreta lo
aprendido, ya que estos aprendizajes son más duraderos y efectivos si se ejercitan y
son pasibles de recuperarse en contextos diferentes al de aprendizaje.
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PROGRAMAS PARA EL ENTRENAMIENTO DEL LIDERAZGO
Existen múltiples programas de entrenamiento de líderes. A estos los podemos dividir en dos
grandes rubros:
A continuación se esquematizan las diferentes técnicas utilizadas para entrenar a los líderes:
TÉCNICAS FORMALES
TÉCNICAS DE ENTRENAMIENTO DE LÍDERES BASADAS EN EL MODELADO
DE CONDUCTAS
La base teórica de este tipo de metodología es la teoría del aprendizaje social, que se lleva a
cabo mediante el modelado de conductas propuesto por Bandura (1986). Este método supone
que la explicación de forma verbal de las habilidades o las conductas a aprender y luego el
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reforzamiento mediante algún tipo de condicionamiento no es suficiente para adquirir
determinadas actitudes o destrezas, especialmente las que involucran algún componente
interpersonal. Por ejemplo, el manejo de grupos humanos difíciles, el gerenciamiento de un
proyecto que involucra diversidad de personas y recursos, las competencias para administrar
una oficina y dirigir personal a cargo, etc.
3. Práctica de las habilidades. En este paso los participantes practican las habilidades,
generalmente, mediante ejercicio de role playing, es decir, intercambiando roles con
los otros miembros del grupo. Puede aislarse a los participantes en un formato de
cámara Gesell para que la actividad sea lo más parecida posible a la situación real.
Asimismo, pueden grabarse las sesiones para su utilización posterior. En el ejemplo
de los subalternos difíciles podemos proponer varios modelos de respuesta
comportamental frente a diferentes tipos de estrategias de conducción y analizar las
diferencias, viendo cuál resulta más eficaz.
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reflexionar sobre el mismo y se pone en marcha nuevamente el ejercicio hasta que
se logra modelar el proceso de forma correcta. En este paso es importante el
feedback que provee el resto del grupo que actuó como observador no participante.
Se pueden discutir en vivo o mediante el análisis de video cómo resultaron las
diferentes estrategias implementadas para el manejo de los subalternos que no
responden a las consignas y cómo la habilidad modelada funcionó mejor que las
demás.
Una clínica local para el tratamiento del cáncer tiene un equipo de salud que establece y
evalúa el tipo de tratamiento que se les provee a los niños con cáncer. El equipo está
compuesto por una médica oncóloga, la Dra. Peralta; por un médico radiólogo, el Dr. Cópelo;
una enfermera, Margarita; una kinesióloga, Elena; por una trabajadora social, Susana y por una
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terapeuta ocupacional, Raquel. Los miembros del equipo se reúnen semanalmente para
discutir la evolución de 18 niños que se encuentran bajo su cuidado. La trabajadora social es la
cabeza del equipo y es la responsable del manejo de cada caso. Sin embargo, el equipo siente
que las conversaciones están dominadas por la oncóloga y por el radiólogo. Estos sienten que
sus conocimientos sobre medicina les dan muchas habilidades y conocimientos en el
tratamiento del cáncer en menores.
La poca efectividad del grupo tiene tal magnitud que los pacientes sienten que nadie se ocupa
de ellos y que nadie los entiende. El equipo en su conjunto también está teniendo problemas
para trabajar y ninguno de sus integrantes está satisfecho con los resultados del grupo.
Consignas:
Se pide a cada uno de los integrantes de los grupos en entrenamiento que:
Lea atentamente de forma individual la situación descrita e intente contestar a estas dos
preguntas:
Luego se pide a los participantes que discutan las conclusiones a las que llegó con su grupo de
trabajo. Y se les solicita que traten de llegar a un consenso sobre las dificultades del equipo y
sobre posibles planes de acción para mejorar el funcionamiento del equipo de salud.
Yukl (2002) propone tomar en cuenta los siguientes pasos a la hora de implementar esta
metodología:
• Clarificar las expectativas de los participantes. Explicitar los objetivos del caso y qué se
espera de los participantes.
• Hacer preguntas y facilitar la participación de los miembros. Evitar que un tema
domine la discusión y facilitar los puntos de vista alternativos.
• Relacionar la experiencia laboral de los participantes con el caso. Estimular el relato de
experiencias similares y solicitar resoluciones alternativas en función de lo aprendido
con el caso.
• Variar la composición de los grupos para favorecer los diferentes puntos de vista.
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TÉCNICAS DE ENTRENAMIENTO DE LÍDERES BASADAS EN
SIMULACIONES Y JUEGOS
Este tipo de metodología para la enseñanza del liderazgo ha sido extensamente utilizada por
las empresas y las corporaciones. Los participantes de un ejercicio de simulación tienen que
analizar problemas relativamente complejos y tomar decisiones estratégicas. Asimismo, deben
lidiar con las consecuencias de las decisiones tomadas, ya que generalmente se recibe el
feedback de los participantes acerca de las estrategias implementadas para resolver el
problema. Esta técnica es, de algún modo, superadora de la del estudio de casos por ser una
situación más realista y pone de manifiesto al líder qué es lo que ocurre efectivamente una vez
que instrumenta una estrategia. También es posible ver si la estrategia fue efectiva o si existe
necesidad de modificarla en función del resultado obtenido.
Este método se utiliza a fin de ponderar el éxito del entrenamiento previo, ya que se ponen en
práctica habilidades en situaciones casi reales para evaluar la necesidad de un líder o grupo de
líderes de entrenamiento (perfil de fortalezas, debilidades) o para validar la puesta en marcha
de un determinado modelo mental para resolver un problema. En este último caso, las
simulaciones más sofisticadas incluyen programas de computación que ponderan las
consecuencias de las estrategias implementadas por el líder. Son muy utilizadas en ámbitos
militares donde resulta muy difícil aprender a tomar decisiones estratégicas en una situación
de guerra sobre la situación real. Se trabaja, en este caso, con cartografías de terreno donde se
llevará a cabo la acción, con las fracciones de soldados que ejecutarán las órdenes en un
formato de simulación computarizada. El líder diseña la estrategia y ve en una pantalla los
resultados de su propio movimiento y los del enemigo. Puede de esta manera implementar
maniobras frente a determinados movimientos y observar cuál es el resultado. Generalmente,
en este tipo de situaciones denominadas “juegos de guerra” se dividen en dos equipos y uno
hace de enemigo. La computadora provee feedback y permite establecer al ganador y al
perdedor, ya que lleva un recuento de las bajas y de las maniobras implementadas.
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Generalmente, las simulaciones se realizan en tiempo real, en uno o dos días. Los participantes
disponen de medios de comunicación como mails, teléfonos móviles, oficinas, etc. Uno o dos
observadores siguen al grupo y al líder durante todo el tiempo que dura la simulación y, una
vez terminada, se analizan las estrategias implementadas, la actuación del líder, la capacidad
para manejar al grupo de trabajo, la percepción del líder por parte de los subalternos, etc. En
el caso de que los participantes no se conozcan, al finalizar la reflexión sobre la simulación
obtienen un buen insight acerca de sus capacidades y sus potencialidades de mejora. En
cambio, si son parte de una empresa es posible poner de manifiesto la cultura organizacional
prevaleciente y las relaciones que se establecen entre los miembros de la organización.
A pesar de que esta metodología es muy popular, existe escasa evidencia empírica acerca de
su uso (Keys y Wolfe, 1990; Wolfe y Roberts, 1993). Sin embargo, este método resulta
prometedor, ya que la situación de simulación tiene un parecido con la vida real.
El Assessment Center es una técnica, que surgió en la Segunda Guerra Mundial como una
forma de interrogar testigos, muy utilizada en los ámbitos laborales. En términos generales, se
utiliza con propósitos de evaluación y reclutamiento de personal con un formato estructurado
que tiene como objetivo evaluar las competencias de los líderes y su potencial en una
organización.
• Entrevistas individuales.
• Administración de test de aptitudes y de personalidad.
• Ensayos autobiográficos.
• Ejercicios de autopresentación orales o escritos.
• Análisis de casos en forma grupal con posterior discusión.
• Test situacionales.
El proceso dura entre dos a tres días. Generalmente, la información individual o las entrevistas
se administran de forma separada respecto de los ejercicios grupales. Estos últimos son
supervisados por observadores calificados. Este formato es muy cercano a los juegos de
simulación, pero involucra una evaluación más personalizada a través de test de la
personalidad y de las aptitudes del líder, intereses-aspiraciones, etc. Las decisiones finales se
toman en función de todas las fuentes de observación consideradas en el ejercicio.
El Assessment Center con propósitos de entrenamiento resulta útil para establecer cuáles son
las fortalezas y las debilidades de los líderes y sus necesidades de entrenamiento futuro. Se
cuenta con información estandarizada de forma personal y con el desempeño efectivo del líder
en una situación simulada.
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Un observador o coach permite identificar los aspectos positivos y negativos de los supuestos
líderes para que los corrijan o superen. La base conceptual de este modelo es que el
asesoramiento u orientación basado exclusivamente en entrevistas y test resulta insuficiente
para cambiar la conducta, por lo tanto, debe conjugarse con la evaluación de la performance
efectiva (para mayores detalles véase Albajari y Mames, 2005). Existe evidencia empírica de
que esta metodología resulta efectiva para la identificación de las necesidades de
entrenamiento y que es posible mediante esta técnica mejorar las habilidades de los líderes
(Papa y Graham, 1991; Egelbracht y Fischer, 1995).
ENTRENAMIENTO INFORMAL
ENTRENAMIENTO INFORMAL BASADO EN EL FEEDBACK DE 360°
Las habilidades de los líderes pueden evaluarse, como ya comentamos, en una situación real o
simulada. En el primer caso, cada líder puede reflexionar sobre las estrategias implementadas
y hacer su propia evaluación. Esta evaluación es enriquecida si se utilizan cuestionarios
estandarizados a través de los cuales el líder pueda "observar" su estilo de liderazgo y su
interpretación en función de las puntuaciones obtenidas. En el mismo sentido, se evalúan a los
pares o subalternos. Estos deben contestar sobre la actuación del líder en el mismo
cuestionario estandarizado. Luego, el líder obtiene toda la información (propia, par, subalterna
y superior) y analiza la discrepancia entre lo que percibió y lo que percibieron los demás. Si la
discrepancia es mayor que la esperada y en ello coinciden aquellos que contestaron por el
líder, entonces se evidencia una debilidad que debe ser compensada. Si bien estas
evaluaciones pueden realizarse de modo informal, resulta conveniente que el líder tenga
asistencia para la interpretación de perfiles y luego pueda reflexionar con un especialista
acerca de sus resultados. Según Walker y Smither, aquí reside la potencialidad de este método
y es entonces cuando se obtienen resultados más eficaces (Walker y Smither, 1999).
La fortaleza de esta técnica consiste en que el líder recibe información de diferentes fuentes y
establece sus propias fortalezas y debilidades. La técnica no le permite evaluar la
implementación de los cambios a menos que haga otra evaluación de 360° unos meses
después de haber reflexionado sobre su actuación con la información a la vista.
Esta metodología se emplea de forma bastante frecuente, sin embargo, existe poca
investigación empírica al respecto, por lo cual su valor tiene más potencial que resultados
efectivos. Como se trata de técnicas que se utilizan de modo informal y a menudo con casos
particulares, es muy difícil evaluar su eficacia con una metodología rigurosa (Waldman,
Atwater y Antonioni, 1998).
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ENTRENAMIENTO INFORMAL BASADO EN LA ROTACIÓN DE PUESTOS
DE TRABAJO
Existen pocos estudios de seguimiento para analizar la eficacia de este tipo de entrenamiento.
Campion, Cheraskin y Stevens (1994) encontraron que la rotación supone una alta satisfacción
por parte de los líderes, ya que están sometidos a nuevos desafíos y tienen indirectamente la
posibilidad de ascender a puestos más altos. Sin embargo, las causas de la efectividad de este
programa no resultan muy claras. Los autores aseveran que también este tipo de metodología
reporta cierto costo para la organización, ya que ésta disminuye su efectividad hasta que cada
líder “aprende” la tarea en situación.
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coach se focaliza en problemas específicos, en desafíos que el líder tiene que enfrentar, en
situaciones que no puede manejar, etc. El manejo de grupos culturales diversos, un jefe
problemático, seguidores que no responden bien a las consignas, implementar un cambio
grande en la organización, son todos problemas que requieren la asistencia de un consultor
externo o coach. Este cuenta con información pormenorizada del líder, ya que frecuentemente
se utilizan test estandarizados para evaluar al líder (evaluaciones de 360°) y a la empresa.
Dado que el formato es muy personalizado, cuenta con los beneficios de la confidencialidad, la
flexibilidad para situaciones específicas y a veces únicas que plantean tanto líderes como
empresas.
Las dificultades del coaching consisten precisamente en las competencias del coach, ya que
resulta en extremo difícil encontrar un coach eficiente y adaptado a las necesidades de la
empresa.
Existe evidencia limitada sobre la eficacia del coaching, ya que su aplicación es reciente; los
resultados que se informan son prometedores (Olivero, Bañe y Kopelman, 1997).
El mentoring es una metodología de entrenamiento del liderazgo de uso bastante reciente que
busca facilitar el desarrollo de los líderes. El supuesto básico reside en la figura del mentor,
que es un líder que tiene mucha experiencia y ha probado tener un liderazgo exitoso.
Generalmente, el mentor es un ejecutivo de alto nivel y el líder que tiene que aprender no es
su subordinado directo. Si nos remontamos a la Edad Media, el mentoring recrea en alguna
medida la relación entre el maestro y el aprendiz, en la cual alguien con mucha experiencia
guía el desarrollo de alguien con muy poca experiencia. Este modelo es de uso bastante
frecuente en los ámbitos académicos, donde un investigador o profesor de alta jerarquía toma
a un pasante, becario o alumno que se está iniciando. El líder educativo experimentado provee
una función psicosocial de apoyo al joven que se inicia (orientación, ayuda, etc.) y, al mismo
tiempo, opera como facilitador de su carrera ofreciéndole su red de contactos con personas u
organizaciones.
La eficacia del mentoring depende de las relaciones que se establezcan entre ambas partes. El
mentoring impuesto como programa formal no ha probado ser demasiado efectivo, ya que
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cuando el mentor “se asigna” es más frecuente que surjan problemas de relaciones
interpersonales que pueden hacer fracasar todo el proceso (Noe, 1988).
Las investigaciones demostraron que el mentoring es una técnica extremadamente útil para
facilitar el desarrollo de carrera, incrementar la satisfacción laboral y la adaptación a los
cambios. Sin embargo, aún no se sabe cuál es el proceso por el cual el mentoring funciona. A
ciencia cierta resulta difícil establecer qué conductas, habilidades, competencias y valores se
adquieren efectivamente a través del mentoring (Yukl, 2002). A pesar de lo comentado, esta
técnica informal resulta muy utilizada y tiene gran potencial.
Este tipo de programas, aproximadamente, dura de dos días a una semana y se da en una
situación de aislamiento y en contacto con personas desconocidas. Ha recibido un gran influjo
de los movimientos de psicología humanística desarrollados en los años sesenta y se basa en el
crecimiento personal de los individuos al estar en contacto con otras personas. Estos
programas proveen experiencias emocionales intensas y, a diferencia de los programas de
entrenamiento en competencias, se supone que tienen un efecto más duradero sobre la
personalidad de los participantes (Conger, 1993).
Los programas incluyen una serie de ejercicios psicológicos conducidos por personal
especializado, se realizan habitualmente en grupo y los participantes tienen la posibilidad de
compartir la experiencia con otros líderes. Por lo general, se trata de imaginarse en situaciones
esperadas o no, muchas veces límites, donde los participantes tienen que comentar qué
decisiones pondrían en juego y presentarlas a los demás. Luego, reciben el feedback del resto
de los participantes y se reflexiona en grupo.
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ENTRENAMIENTO INFORMAL BASADO EN LA ASIGNACIÓN DE TAREAS
ESPECIALES
Una parte importante de la adquisición de las habilidades para liderar se realiza de modo
informal mediante la resolución de tareas que enfrentan los líderes a diario. La asignación a un
determinado puesto de trabajo o una tarea especial encomendada por un superior provee la
oportunidad para desarrollar y refinar las habilidades de los líderes. En términos generales, los
estudios indican que el aprendizaje mediante la experiencia está afectado por el grado de
desafío, la variedad de las asignaciones y el apoyo provisto por el jefe (Mumford, Marks,
Connelly, Zaccaro, y ReiterPalmon, 2000; McCauley, Lombardo y Usher, 1989).
Yukl (2002) afirma que el manejo de situaciones difíciles y de experiencias aversivas resulta
esencial, ya que se gana autoconfianza no sólo a partir de los éxitos, sino también de los
fracasos. El programa de investigación del Centro de Estudios del Liderazgo de Estados Unidos
demostró que los errores que los líderes comentan durante su entrenamiento, la ocurrencia
de eventos estresantes y difíciles de manejar y las decisiones erróneas, son predictores de las
conductas exitosas del líder en el futuro, comparados con aquellos que sólo experimentaron
éxitos, siempre que las personas entrenadas hayan asumido la responsabilidad de los errores y
los hayan capitalizado a la luz de sus fortalezas y debilidades (Kovach, 1989; Kaplan, Kofodimos
y Drath, 1987; McCall y Lombardo, 1983).
En la asignación de tareas especiales los líderes pueden, asimismo, aprender las conductas
poco efectivas de aquellos superiores que fracasan en su misión. En definitiva, siempre que
haya feedback sobre la tarea, la experiencia resultará beneficiosa (Lindsey, Homes, y McCall,
1987; McCall, Lombardo y Morrison, 1988).
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