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La Inteligencia Seguridad Nacional Valdes PDF
La Inteligencia Seguridad Nacional Valdes PDF
el siglo XXI*
*
Publicado originalmente en “CISEN 20 años de historia. Testimonios”, febrero 2009,
México, pp. 9-17.
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Mexicano, nacido en Guadalajara, Jalisco (1955). Licenciado en Ciencias Sociales por el
Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Es nombrado director general del CISEN en diciembre
2006 por el presidente Felipe Calderón. Anteriormente ocupó diversos cargos como servidor público en
la Presidencia de la República, la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Desarrollo Social y la
Secretaría de Programación y Presupuesto. Dentro de la iniciativa privada, fungió como responsable del
área política y como socio consultor del Grupo de Economistas Asociados (GEA); y ha sido consultor en
materia política para diversos gobiernos estatales.
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de aquellos que podían pasar por encima de los derechos fundamentales de los
ciudadanos. Las leyendas negras alrededor de los organismos responsables de la
seguridad nacional provienen de épocas en las que no había límites reales, legales ni
políticos a su actuación: todo se valía en nombre de la seguridad nacional.
En México el concepto de seguridad nacional, así como las instituciones y las políticas
responsables de garantizarla, han respondido tanto al entorno internacional como
a las características de su sistema político. En 1989, con la caída del muro de Berlín,
quedó atrás la guerra fría, mientras que en lo interno avanzaba aceleradamente el
proceso de democratización. En ese contexto se creó el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional (CISEN), en febrero de 1989, estableciendo un punto de inflexión
en la historia de la inteligencia y la seguridad nacional en México. Se dejaron atrás
los principales vicios de su antecesora, la Dirección Federal de Seguridad, y se inició
un proceso de institucionalización de las tareas de inteligencia civil para la seguridad
nacional.
Entre los principales avances registrados en los primeros años del CISEN se encuentra
el abandono definitivo de la concepción policíaca de la inteligencia y de sus prácticas
y, sobre todo, se da inicio a la creación de un servicio de inteligencia civil, profesional,
con clara vocación de servicio a los intereses del Estado mexicano. Su antecedente
inmediato, la Dirección General de Investigación y Seguridad Nacional (DISEN),
creada en 1985, ya respondía a esta nueva lógica. En un tiempo relativamente
corto, el CISEN llegó a conformar un equipo de profesionales en diversos campos
de la inteligencia, con un agregado poco común: eran dueños de una mística, de
un sentido de pertenencia a su institución y de un compromiso de lealtad al Estado
mexicano.
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islámico en Estados Unidos, España y Gran Bretaña, respectivamente, transformaron
radicalmente la agenda mundial de la seguridad nacional. Por un lado, el combate
contra el terrorismo y la no proliferación de armas de destrucción masiva adquirieron
preponderancia en casi todas las agendas nacionales, y la cooperación entre servicios
de inteligencia se volvió condición necesaria para enfrentar estas amenazas.. Por
el otro, una mayor exigencia democrática en todos los ámbitos, convirtió en un
imperativo compatibilizar las tareas de seguridad nacional con los valores de la
democracia: institucionalización, apego al marco legal, transparencia, respeto de los
derechos ciudadanos, etc.
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“Por Seguridad Nacional se entienden —dice el artículo tercero de la Ley— las acciones
destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y
permanencia del Estado Mexicano, que conlleven a:
Como puede observarse en esta definición, los elementos que integran la seguridad
nacional —territorio, soberanía, instituciones democráticas, unión de la federación,
democracia fundada en el desarrollo económico, social y político, y orden
constitucional— no sólo permiten la existencia de México como nación, sino que le
dan viabilidad como país. De ahí la enorme y creciente relevancia de la seguridad
nacional. No se trata de la defensa de un gobierno o de un régimen, sino del Estado
mismo, pero no de cualquier Estado, sino de un Estado con orden constitucional,
instituciones democráticas y desarrollo económico, social y político. El verdadero
binomio de la seguridad nacional es la democracia y el respeto a las garantías
individuales, no el autoritarismo. Por esa razón, el Art. 4 de la Ley establece que la
Seguridad Nacional “debe regirse por los principios de legalidad, responsabilidad,
respeto a los derechos fundamentales de la persona y de sus garantías individuales
y sociales, confidencialidad, lealtad, transparencia, eficiencia, coordinación y
cooperación”.
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La Ley establece como obligación del Consejo de Seguridad Nacional aprobar cada
año una agenda nacional de riesgos, elaborada por el CISEN con la participación de
miembros del Consejo y de especialistas de la sociedad civil en estos temas. Esta
agenda se convierte en el programa anual de trabajo, cuyo objetivo es preservar la
seguridad nacional. El presidente Felipe Calderón instruyó al Centro incorporar en la
agenda todo tipo de amenazas y riesgos que se desprenden de la definición legal, y
no sólo las más evidentes, como pueden ser el crimen organizado, la subversión, la
seguridad fronteriza y el terrorismo. Ello ha llevado a ampliar considerablemente la
agenda de riesgos para asegurarle un carácter integral y una visión de largo plazo.
Las profundas transformaciones del mundo y del país en apenas dos décadas
han cambiado radicalmente el concepto de seguridad nacional. Ya no se trata de
la protección de un régimen, o de la defensa del Estado bajo la premisa de que
el fin justifica los medios. En el centro de la definición aprobada por el Congreso
están los vínculos entre seguridad nacional y democracia, lo que significa que la
primera tiene como límites la legalidad y el respeto de los derechos ciudadanos;
que se defienden no sólo las instituciones, sino las formas básicas y los valores
que sostienen la convivencia de la sociedad: la pluralidad, la libertad, el estado de
derecho, la gobernabilidad democrática. Por tanto, la seguridad nacional es esencial
no sólo para la sobrevivencia de la nación; es condición necesaria para que sus
instituciones le den viabilidad a una sociedad más justa y más libre.
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II. El proceso de cambio
La realidad siempre cambia más rápido que las instituciones, y si éstas no se adaptan
a su nuevo entorno, quedan obsoletas. El reto actual del CISEN consiste en dotarse
de las capacidades humanas, tecnológicas, informáticas y organizativas para poder
cumplir con sus responsabilidades, ahora sancionadas legalmente, toda vez que en
los últimos años éstas se han incrementado significativamente.
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fortalecimiento institucional: el capital humano y la tecnológica y la informática, sin
las cuales no es posible darle la atención requerida a la nueva agenda nacional de
riesgos.
En los dos primeros años del presente gobierno, el esfuerzo para fortalecer la
“inteligencia humana” no ha tenido precedente: se incrementaron los salarios para
impedir la fuga de talentos, se autorizaron nuevas plazas para aumentar la capacidad
del despliegue territorial, abrir nuevas áreas de análisis en correspondencia con la
agenda nacional de riesgos y reforzar los departamentos de tecnología e informática;
se aumentaron sustancialmente los recursos destinados a capacitación y está
por iniciar labores un viejo y anhelado proyecto de la institución que no se había
puesto en marcha por falta de recursos: la Escuela de Inteligencia para la Seguridad
Nacional (ESISEN) que busca resolver, de manera definitiva, la escasez de cuadros
profesionales para la inteligencia y la seguridad nacional.
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Aunque este mecanismo se identifica con la aplicación de la prueba del polígrafo, en realidad
se trata de un conjunto de exámenes: médico, toxicológico, psicológico, de actitudes y habilidades,
investigación socioeconómica y poligráfico.
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En lo referente a la actualización de las tecnologías de la información y de
comunicación, no es necesario insistir mucho en la importancia que esto tiene para un
servicio de inteligencia. La materia prima de la inteligencia es la información; el resto
son los procesos para recolectarla, validarla, clasificarla, almacenarla, transformarla
en productos de inteligencia, protegerla y transmitirla de manera segura. Todo lo
anterior no puede hacerse eficazmente sin tecnología y sin sistemas informáticos
adecuados. El rezago del CISEN en estas materias era considerable y por tanto, la
inversión en este ámbito también ha sido cuantiosa.
Una vez que se han modernizado los sistemas tecnológicos e informáticos, el CISEN
está en condiciones de cumplir su obligación legal de construir la Red Nacional
de Información, mediante la vinculación con los bancos de información de las
dependencias del gobierno federal, en especial con las integrantes el Consejo de
Seguridad Nacional, y con los gobiernos estatales, a fin de contar con la información
que le permita actualizar de manera permanente el sistema de indicadores de la
agenda nacional de riesgos.
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grandes cantidades de información y metabuscadores eficientes que permitan su
recuperación ordenada y oportuna. El sistema integral de información se completará,
por último, con información producto del intercambio con otros servicios de
inteligencia, pues, como se apuntó anteriormente, ante riesgos y amenazas de
carácter transnacional, es imprescindible la colaboración y el trabajo conjunto.
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