Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
desde sus inicios, la iglesia no vio el dinero como bueno ni como malo,
sino como un don de Dios que podía proveer diariamente para las
necesidades propias de una persona y con regularidad satisfacer las
necesidades de otros.
Todas las riquezas provienen de Dios
Los profetas del Antiguo Testamento expusieron la verdad de que todas
las riquezas provienen de Dios:
Hageo 2:8
La plata es mía y el oro es mío —dice el SEÑOR de los Ejércitos
Celestiales—.
Salmo 104:24
Oh SEÑOR, ¡cuánta variedad de cosas has creado! Las hiciste todas con tu
sabiduría; la tierra está repleta de tus criaturas.
Deuteronomio 8:18a
Acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es quien te da las fuerzas para obtener
riquezas,
Ilustración de la tecno-mecánica.
1Corintios 4:7 No hay nada que los haga a ustedes más importantes que
otros. Todo lo que tienen, lo han recibido de Dios. Y si todo se lo deben a él,
¿por qué presumen, como si ustedes solos lo hubieran conseguido?
los que en su totalidad han generado ingresos personales y han
beneficiado las estructuras económica y social del mundo. Tales
esfuerzos se encuentran todos dentro del marco del propósito creativo y
el plan soberano de Dios para el uso de la humanidad de las grandes
riquezas de la tierra.
Lucas 12:15
Luego miró Jesús a los que estaban allí, y les dijo: «¡No vivan siempre con
el deseo de tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive
una vida larga y feliz.» Y enseguida Jesús les puso este ejemplo: «Las tierras
de un hombre muy rico habían dado una gran cosecha. Era tanto lo que se
había recogido, que el rico no sabía dónde guardar los granos. Pero después
de pensarlo dijo: “Ya sé lo que haré. Destruiré mis viejos graneros, y mandaré
a construir unos mucho más grandes. Allí guardaré lo que he cosechado y
todo lo que tengo. Después me diré: ¡Ya tienes suficiente para vivir muchos
años! ¡Come, bebe, diviértete y disfruta de la vida lo más que puedas!” »Pero
Dios le dijo: “¡Qué tonto eres! Esta misma noche vas a morir, y otros
disfrutarán de todo esto que has guardado.” »Así les pasa a todos los que
amontonan riquezas para sí mismos. Se creen muy ricos pero, en realidad,
ante Dios son pobres.»
Hay que revisar nuestras actitudes hacia los lujos y las necesidades
Proverbios 30:8-9
Primero, ayúdame a no mentir jamás. Segundo, ¡no me des pobreza ni
riqueza! Dame sólo lo suficiente para satisfacer mis necesidades. Pues si me
hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el SEÑOR?». Y si soy
demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.