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Al diablo con
la cultura
Al diablo con
la cultura
Introducción ..................................................................................15
ISBN 978-987-617-194-6
El gran debate...............................................................................209
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Impreso en Argentina/ Printed in Argentina
Las artes y la paz..........................................................................217
Herbert Read
Octubre de 1962
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Respecto de la ambigüedad de esas palabras, véase más adelante.
*
William Morris: Artist, Writer, Socialist, por Mary Morris (2 tomos, Oxford,
*
“El libro que produjo en mi vida una transformación práctica e instantánea Basil Blackwell, 1936), t. II, pp. 434-53.
fue Unto this Last. Mahatma Gandhi: His Own Story, Londres, 1930, p. 163.
*
Maurice Hinds, Russia Fights on, Londres, 1943. *
Americans, 1942, Nueva York, Museum of Modern Art, p. 44.
España.
embargo, mientras siga influida por la ideología burguesa,
*
Trigant Burrow, en The Social Basis of Consciousness ( 1927 ). Phoenix,
*
Esta cita, al igual que las siguientes, procede de Introductory Lectures on
1936, pp. 38, 1-2. Psychoanalysis, Londres, 1922, pp. 314-15.
*
The Two Cultures and the Scientific Revolution, Cambridge University Press,
1960.
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al crecimiento de los bienes materiales. Los intelectuales de poseer armas atómicas superiores, cuya producción sólo
fustigan a la Revolución Tecnológica por considerar está al alcance de los científicos. La misma existencia de
que los procesos inherentes a ella –procesos de índole Inglaterra como nación –previene Snow– depende de que
funcional y mecánica– terminarán por destruir ciertos se encauce la tradición cultural del país en la dirección de la
procesos mentales de los que depende cuánto hay de ciencia, apartándola del intelectualismo vano y sin objeto.
valioso en la vida humana. A duras penas oculta Snow el desdén que le merecen T. S.
Es, en el fondo, una cuestión de valores. Suele Eliot, Yeats, Pound y Wyndham Lewis, y, si bien escuda sus
definirse a la ciencia como la búsqueda desinteresada del opiniones en los juicios formulados por un “destacado hom-
conocimiento, es decir, la acumulación de hechos objetivos. bre de ciencia” –cuyo nombre no da–, o por “la mayoría de
Pero los hechos, de por sí, tienen un valor únicamente mis amigos, pertenecientes a los medios científicos”, o por
en la medida en que sirven a los fines del hombre. El “gente que tiene los pies en la tierra”, comparte –es evi-
hombre de ciencia “puro” quiere excluir el juicio de valor dente– el pobre concepto en que esas personas tienen al
y quizá a causa de ello se encuentra hoy comprometido intelectual. Como Plumb, Bullock y “algunos sociólogos
en la Revolución Tecnológica. Los técnicos tienen, sí, un norteamericanos de mi amistad –dice Snow–, no tolero que
sistema de valores, perfectamente expresado en el adagio se me encierre en el mismo cajón cultural donde hay gente
“saber es poder”. A menudo la finalidad parecería ser el en cuya compañía ni muerto me dejaría ver”. Tampoco
poder mismo, pero un ideólogo como Snow diría que el admite que se lo considere “copartícipe en la creación de un
objetivo es el aumento de la productividad, vale decir, el clima social que no da cabida a la esperanza”.
acrecentamiento de los bienes materiales y la elevación del
nivel de vida. El intelectual, por su lado, podría replicar que Entre los rectores de la sensibilidad estética contemporánea,
el aumento de las comodidades materiales resulta ilusorio nueve de cada diez, sobre ser políticamente estúpidos, son
si sólo se obtiene por medio de procesos funcionales o políticamente malvados. ¿Acaso la influencia de cuanto ellos
mecánicos que significan la muerte de factores vitales representan no contribuyó a dar vida a Auschwitz?
como la discriminación sensorial y la imaginación forma-
tiva. El intelectual acusa al hombre de ciencia de apoyar en Snow así lo cree.
forma irrestricta a la tecnología, y acusa a la tecnología de
Es inútil negar los hechos. Respondamos con sinceridad a
destruir (quizá por atrofia, antes que por uso indebido) las
la pregunta y digamos que hay, entre ciertas formas artísticas
fuentes vitales de nuestro humanitarismo. de principios de siglo y las expresiones más imbéciles del
En el gran debate, los científicos tienen de su lado eso sentimiento antisocial, una relación cuya existencia tardaron
que denominan “la totalidad de los hechos”. Tales hechos en ver los hombres de letras. Por esa razón, entre otras,
van desde la muerte por hambre de millones de asiáticos algunos de nosotros dimos la espalda al arte y tratamos de
y africanos –a quienes sólo es posible dar un nivel de vida abrirnos un nuevo rumbo.
civilizado incrementando en forma acelerada la industria y
la tecnología– hasta el peligro del comunismo, que según A fuer de sincero debería reconocer Snow que dio la
nuestros políticos podrá evitarse a condición, únicamente, espalda a la poesía de Yeats, Pound y Eliot porque carecía