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Índice
Introducción. 3
Desarrollo. 4
1. Geografía. 5
2. Economía. 6
3. Política. 7
4. Tiempo 8
6. Conclusión 25
7. Bibliografía 26
8. Anexos 27
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En el presente trabajo, titulado; “De sueños, garras y mordidas” procederé a
manera de ensayo, a relacionar las corrientes de pensamiento estético
circundantes a Ibsen y que muy probablemente tuvieron mucho que ver en la
realización y materialización de cada una de sus obras, particularmente la que
eh escogido; Peer Gynt,1 partiendo de las ideologías tanto políticas, como
religiosas, económicas y obviamente de la sociedad de los siglos XIX y XX.
En cuanto a ideas venimos del siglo XVIII, lo que se traduce como el siglo de las
luces recordando que las corrientes operantes son en su mayoría hacia el
racionalismo en pos de la tecnología y el desarrollo de la industria de las
máquinas.
Tomando en cuenta que las ideas políticas de las que venimos giran en torno a
la Justicia, Naturaleza y Libertad.2 Se busca un régimen político estable,
monarquía liberal, derrocamiento del antiguo régimen y el surgimiento
económico de los comerciantes o burgueses.
1
Entenderán el nombre del ensayo y la relación con la obra una vez termine de explicar la
mayoría de estas ideas.
2
Voltaire, Rousseau y Montesquieu en ese orden.
3
Para comenzar, en cuanto a características geográficas, podemos hablar de que
Noruega es un país alejado, situado al noroeste de Europa. Limitando al este
con Suecia, Finlandia y Rusia y al oeste su extenso litoral se ve enfrentando por
el Océano Atlántico.
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En un país árido y extremoso entre las montañas a mediados del siglo XIX,
aproximadamente el 70 por ciento de la población de Noruega vivía en las zonas
rurales.
La vida en la ciudad era dura para muchas familias obreras. La jornada laboral
era larga y las condiciones de vivienda, pésimas. Las familias solían tener una
gran prole y era bastante normal el hacinamiento de varias familias en un piso
pequeño. Además, muchos niños tenían que trabajar en las fábricas para
procurar sustento a la familia.
Noruega es una de las potencias pesqueras más importantes del mundo. Las
aguas del mar de Noruega son muy ricas, pero su flota faena en todo el mundo.
Noruega es uno de los países balleneros más activos del mundo, con Japón e
Islandia. La pesca de las ballenas fue una fuente de riqueza especialmente hasta
mediados del siglo XX. La pesca en ríos y lagos también es de gran importancia,
especialmente por la pesca del salmón y la trucha.
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La riqueza minera de Noruega es muy grande, pero sólo gracias al gas natural y
el petróleo. En las islas Svalbard se extrae carbón. También hay minas de titanio,
níquel, cinc, hierro y pirita. Pero es el petróleo la gran riqueza de Noruega.
Noruega es el tercer exportador de petróleo del mundo, tras Arabia Saudí y
Rusia.
Sólo el gas natural y el petróleo suponen el 22% de la riqueza nacional, y está
en manos del Estado. El petróleo produce un superávit en las cuentas públicas
que se emplea para incrementar el Fondo Nacional de Petróleo. Gracias a esto
el Estado del bienestar de noruega es muy estable.
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Políticamente hemos de señalar este aspecto importante, Noruega siempre
había estado en posesión de Dinamarca y en alianzas con Suecia pero el 17 de
mayo 1814 obtuvo Noruega una constitución propia.
A principios del siglo XIX tuvieron lugar varias guerras en Europa. Entre ellas, la
Gran Guerra Francesa, en la que Inglaterra combatía por un lado y Francia por
el otro.
Aunque Noruega tendría que esperar algunas décadas más para alcanzar la
plena independencia, el despertar patriótico de 1814 y la redacción de una
constitución democrática son la causa de que ese año sea considerado como el
inicio de la independencia y que el 17 de mayo, día de la Constitución, se celebre
como el Día Nacional.
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A mediados del siglo XIX surgió en Europa una corriente artística y literaria
denominada romanticismo nacionalista. La corriente ponía de manifiesto los
rasgos nacionales y tendía a agrandarlos y embellecerlos, de ser posible. En
Noruega se puso un énfasis especial en la hermosa naturaleza, y la sociedad
campesina adquirió el apelativo de «lo típicamente noruego».
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Junto al sistema liberal mencionado, el siglo XIX conoce un fuerte movimiento
nacionalista que, fundado en los ideales de la Revolución Francesa, incursiona
en los campos; cultural y político.
Mientras que del lado tecnológico los principales avances en este ámbito se dan
en la línea de la física Röntgen: Rayos X; esposos Curie: radioactividad; Plank:
composición del átomo), de la biología (Pasteur: microorganismos y vacuna), de
la química (electroquímica, abonos y tinturas sin-téticas, petroquímica) y de la
tecnología (Volta: pilagalvánica; Ampère, Siemens, Edison: electricidad; Bell:
teléfono; Marconi: telégrafo; Edison: fonógrafo; Lumière: cine mató-grafo;
siderurgia).
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experimentación, el exotismo, las raíces nacionales (Cantares de Gesta,
Romances), la finura y la delicadeza emocional.
Toda esta nueva postura, verdaderamente revolucionaria si se la compara con
el preceptismo antecedente, levanta una serie de postulados estéticos que, en
síntesis, son los siguientes;
Expresión emocional
El arte es visualizado como la manifestación externa delas emo-ciones íntimas
del artista (Wordsworth, Shelley).
± Imaginación
Luego del predominio aplastante de la razón y del entendimiento vivido en la
Ilustración, el Romanticismo reivindica la superioridad de la imaginación poética
como facultad reveladora de la verdad. Múltiples son las posibilidades que
distintos autores le reconocen a la imaginación.
Puede crear realidades (Kant) y revelar lo que hay detrás de ellas (Fichte).
A la hora de definir la naturaleza de la imaginación, ella es vista como la facultad
unificadora que disuelve y transforma los datos proporcionados por los sentidos,
dando con ello origen a la realidad imaginada resultante.
Al obrar así, la imaginación se distingue de la "fantasía", concebida como un
modo de memoria que solamente combina los datos elementales de los sentidos
(Coleridge).
Schelling, por su parte, distingue entre imaginación primaria, propia de la
creatividad inconsciente, e imaginación secundaria, asociada a la creación
consciente del artista.
± Organicismo
Adjudicar al Romanticismo la condición de entidad orgánica es consecuencia de
una concepción que hace del arte la proyección dinámica y la culminación de la
naturaleza. La obra de arte es vista como un todo orgánico, cuyos elementos se
vinculan entre sí al modo como los órganos de un cuerpo vivo armonizan sus
funciones en virtud de un principio vital que fluye desde dentro (J.G.Herder,
Coleridge).
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± Simbolismo
. En principio, el Simbolismo se gesta al interior de un medio romántico, para
derivar luego hacia lo que será la Vanguardia.
El mundo que nuestros sentidos registran (realismo, naturalismo) no es la
realidad última, sino que el "reflejo de un absoluto oculto" (Platón).
Ese "absoluto" (por ej. la interioridad del sentimiento) es sugerido y evocado por
un conjunto de elementos sensoriales (por ej. el paisaje), capaces de configurar
una metáfora simbólica cargada de ocultas significaciones.
Las señaladas son las características que desde un ángulo quizás más filosófico
se le asignan al Romanticismo, sin perjuicio de que se sigan considerando como
válidas otras, de similar importancia, pero vistas desde el ángulo de la reacción
frente a otras corrientes dominantes:
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moderno (Cf. Jaime Rest, Conceptos fundamentales de la literatura moderna,
Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1979: 129)
Al Realismo así entendido se le reconocen ciertas características fundamentales,
que pueden resumirse en lo que sigue:
± Mímesis
. Entendemos como tal la pintura fiel de los sectores medios y bajos de la socie
- dad y la inserción del individuo en su respectivo medio. Lo que se busca es la
verosimilitud rigurosa, ajena al "embellecimiento" esteticista.
± Crítica
. Más que un análisis de los resortes psicológicos que condicionan las reacciones
de los personajes o la descripción minuciosa de un determinado ambiente, lo
que el Realismo pretende es denunciar los problemas sociales que surgen al
interior de una comunidad, las duras condiciones de trabajo o la difícil vida de los
suburbios.
± Optimismo.
Pese a que la mirada del autor realista se detiene de preferencia en la realidad
de los sectores bajos de la sociedad, el Realismo acaricia la idea de "reformar y
mejorar la organización de la comunidad, de posibilitar el acceso a un desarrollo
más pleno del individuo, de alcanzar un sistema más equitativo y armónico sin
dejar de ser libres"
± Desequilibrio.
Comparando el Naturalismo con su antecedente, el Realismo, salta a la vista el
desequilibrio que se produce en el primero en favor de la descripción artística
por sobre la crítica social. El Naturalismo no busca tanto transformar la realidad
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social cuanto provocar un fuerte impacto estético en el receptor, según veremos
a continuación.
± Determinismo.
La exposición de aquellos elementos que conforman la realidad individual y
social es de tal índole que todo pareciera ser la consecuencia de una fuerza
opresora ineludible. Este determinismo permite una mirada precisa e implacable,
ajena a cualquier atisbo de emoción.
± Esteticismo.
La presentación descarnada de los acontecimientos no transforma el texto en un
informe científico. Aunque la precisión y el determinismo propios del Naturalismo
mucho tengan que ver con la ciencia, lo que en el fondo está en juego es una
opción estética, que opera literariamente por la vía del recorte selectivo
(selección de aquellos elementos más fuertes en la configuración de un cuadro
social). Importa, como actitud creadora, elegir una "tranche de vie", una fracción
de la vida que ilustre sobre la visión de mundo del autor.
Las condiciones como la pereza se vinculaban con los excesos y la pobreza con
el vicio. La repulsión social hacia el vicio también se traduce en el sexo,
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relacionado con las bajas pasiones y su carácter animal proveniente de la carne.
Por ello, la castidad era una virtud a resguardar.
Casi durante dos siglos, la Iglesia fue regida por órganos estatales que al mismo
tiempo eran órganos eclesiásticos. Los pastores, prepósitos y obispos eran
nombrados por el rey.
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Ahora que ya está mucho más asentado el panorama del cuál venimos y en el
cuál estamos es mucho más fácil comenzar a hablar de este gran hombre que
fue Henrik Ibsen y las ideas que probablemente rondaban, sino por su cabeza,
al menos podemos estar seguros que por su entorno, sí.
En 1849 escribió su primera obra, “Catiline”, título que redactó con el seudónimo
de Brynjolf Bjarme. Ocupó el cargo de director del Teatro de Bergen y de
Cristiania (la actual Oslo) antes de marcharse del país en 1864 después de que
Prusia invadiera Noruega.
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Peer Gynt
El naturalismo romántico al extremo con ciertos tintes realistas.
De sueños, garras y dientes…
Comenzaré citando el principio de esta exquisitamente hermosa y romántica
pieza.
Peer Gynt: Déjame que te diga la vedad. El animal estaba al Oeste del lago
Gende, cuyas aguas lavan su piel. Estaba detrás de un matorral, mirando
dónde encontraría pasto en la nieve.
Peer Gynt: Casi sin respiración me quedé en acecho; oía el ruido de sus
cascos, veía las puntas aguzadas de sus cuernos… Entonces fui
aproximándome entre las piedras, cautelosamente… ¡Madre, jamás viste
un animal tan grueso!
Lo que podemos observar en este pequeño fragmento, son algunas de las ideas
que ya vimos anteriormente, a nivel acción dramática es una madre
reprehendiendo a su hijo, PERO, a nivel discurso, estéticamente ya nos está
diciendo mucho;
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También encontramos aquí pequeños fragmentos de naturalismo combinados
de alguna manera con el romanticismo, al hacer tan detalladas descripciones del
lugar e incluso usar referencias existentes de sitios, que también nos culminan a
la identidad nacionalista que se encuentra en pleno apogeo en estos momentos.
Al igual, entendemos un poco más sobre toda la situación de crisis que se vive
en Noruega, porque como recordamos es un país con una industria
mayoritariamente pesquera y ganadera antes que campesina o de siembra.
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También encontramos en el discurso, la presencia de la clase burguesa, al
momento de escuchar de estos cobradores y arrendadores.
Peer Gynt: Aguarda hasta que emprenda una gran empresa, hasta que
haga algo grande.
Aase: Para eso tendría que volverse el mundo al revés.
Peer Gynt: ¿Hay algo que no se pueda conseguir, madre?
Aase: Valía más que pensases antes en coserte tus vestidos desgarrados.
Peer Gynt (Excitado): ¡Quiero ser rey, emperador!
Aase: Sí, hazte ilusiones, hínchate.
Peer Gynt: Con el tiempo, verás a lo que llego.
Aase: Sí, tú espera y serás príncipe, así se dice si mal no recuerdo.
Peer Gynt: ¡Ya verás!
Aquí está mucho más clara esta postura de querer sobresalir, de tener más, de
ser un gran conquistador, un emperador más allá que un simple príncipe, y
también ese optimismo previo, pero, como se observa en el comentario de la
madre, no hemos abandonado de ninguna manera el naturalismo y su abrupta
forma de cortar con lo imaginario, con lo sentimental, con lo romántico, que como
vemos, cohabitan estos tres entes en una total “organicidad” propia de la época
y del contexto en el que nos situamos.
Avanzaré un poco más para tratar de tocar la mayoría de partes con ideas
estéticas un poco más “claras” y expuestas.
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Este fragmento de la fiesta de bodas, por ejemplo;
Pese a que es muy corto, sirve para ilustrar el rompimiento que Ibsen logra con
su obra, en una sociedad dónde el hombre es el que manda y escoge, la mujer
en este caso la novia, se rehúsa a estar con el hombre que le han escogido como
esposo y el novio, más sensible y menos impulsivo, se aflige por que ella no
quiere estar con él, motivo por el cual su padre lo regaña pues no la está
obligando a que, a la fuerza, este con él.
Peer Gynt (Llega borracho y extraviado): ¡Se asoman los castillos unos tras
otros! ¡Qué pórtico tan reluciente! ¡Quieto! ¿Quieres estarte quieto? ¡Cada
vez se aleja más! ¡El gallo de la veleta abre sus alas para volar! ¡Azulea el
espacio entre las hendiduras. Y la montaña está cerrada… ¿Qué troncos y
raíces son esos que crecen en la colina? Son gigantes con pies de garza!
¡También ellos languidecen ahora! ¡Me ciegan estrías de arcoíris! ¡Hieren
mi espíritu y mi vista! ¿Qué será aquello que repica en la lejanía? ¡Cuánto
peso gravita sobre mis parpados! ¡Ay, como me duele la frente!¡Es un anillo
rojo el que me oprime! ¡No puedo recordar quién diablos me lo puso! (Se
desploma en tierra) ¡El vuelo sobre el piso de Gendin! ¡Malditos cuentos y
mentiras! Trepando por la abrupta montaña con la novia y veinticuatro
horas borracho, perseguido por duendes, divirtiéndome con muchachas
locas… (Mira un rato a las alturas.) Dos pardas águilas navegan por el
espacio. Los patos salvajes se dirigen hacia el sur. Y heme aquí al cabo
teniendo que trotar y tropezar entre fango y basuras hasta las rodillas. (Se
levanta de un salto.) Yo a mi vez quiero volar y bañarme en los aires
cortantes. ¡Quiero subir, hundirme y purificarme en la pila deslumbradora!
¡Quiero ir allende estos pastos montañas! ¡Quiero calmar mi espíritu
cabalgando; quiero cruzar el mar salado! ¡Y ser más que el príncipe de
Inglaterra! ¡Sí, mirad cuanto queráis, jovenzuelas! ¡A nadie le importa mi
viaje! ¡Y será inútil que esperéis! Quizá os haga una visita al pasar… Pero ¿Y
las águilas pardas? ¡Diríase que se las ha llevado el diablo!¡Ah!¡Ahí se
elevan los ángulos del edificio! ¡Brota de las piedras el suelo! ¡Ved! ¡El
portón está abierto de par en par! ¡Oh sí, ya reconozco la casa! Es la nueva
mansión de mi abuelo paterno. Los viejos remiendos han desaparecido, han
desaparecido asimismo las vallas caídas. Los cristales de las ventanas
lanzan destellos. ¡Hay fiesta en la sala grande! Acabo de oír al señor pastor
repiqueando su copa con el cuchillo. El capitán ha estrellado su botella
contra el espejo, que se ha hecho añicos. ¡No derroches más,
despilfarrador! ¡Bah, es lo mismo, madre! ¡Juan Gynt, el rico de la fiesta!
¡Un viva a la familia Gynt! Más, ¿Qué ruidos y lamentos son esos? ¿Y ese
griterío y ese bullicio? El capitán reclama a su hijo, y el pastor quiere brindar
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en mi honor. Entra, pues, Peer Gynt; desciendes de grandes, y grande has
de ser algún día… (Avanza corriendo; pero da con la cabeza contra una
roca. Cae y queda inmóvil.)
Nos muestra pues estos anhelos de Peer, sus aspiraciones, el positivismo con
que las afronta y la manera sucia y cruel del naturalismo de terminar con ellas al
más puro estilo científico empírico, con golpes, literales.
Vemos aquí también el factor del que les hable al principio, esta cuestión de la
anomalía entre el tiempo y el clima únicamente encontrados en Noruega, dónde
los días y las noches son de extremadamente largas duraciones, pues Peer
comete un sinfín de actos en lo que equivaldría a algo así como una noche de
24 horas.
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(Cuento Nórdico) Esta es la historia de un muchacho llamado Halvor, que
era absolutamente bueno para nada, excepto para sentarse frente a la
chimenea, y remover, con toda calma, las cenizas del fuego. Sus padres,
fastidiados, decidieron mandarlo al mar, con un capitán que salía de viaje,
precisamente en esos días.
—No podrá escaparse de un barco —dijeron.
Siempre se había escapado de los trabajos que le conseguían y regresaba,
incansable, a remover las cenizas.
A los pocos días de haberse hecho a la mar, se levantó una gran tormenta,
que arrojó el barco a mares desconocidos. Avistaron tierra después de
varios días de navegar a la deriva, pero ningún hombre de la tripulación
había estado nunca en ella, y al llegar a la playa, la encontraron
completamente deshabitada.
— ¡Déjame ir a explorar! —suplicó Halvor al capitán.
—Puedes ir —concedió—, pero deberás estar de regreso antes de que caiga
la noche, o se levante el viento.
Alejase Halvor por un bien cuidado sendero, pero no regresó al levantarse el
viento, y seguía caminando tierra adentro, cuando el sol empezó a
ocultarse.
Llegó, al obscurecer, frente a un magnífico castillo y, decidido, penetró en
él, pues empezaba a sentir hambre. Ardía un alegre fuego en la cocina; la
mesa estaba dispuesta con vajilla de oro, pero no había nadie.
Se aventuró por la puerta más cercana, y al entrar en una habitación,
descubrió a una bella princesa, que hilaba silenciosa.
— ¡No! —Exclamó incrédula la joven, al ver a Halvor—. ¡Ningún hombre
había llegado antes hasta aquí! Lo mejor que puedes hacer es huir antes de
que el ogro regrese y te devore. Has de saber que este castillo pertenece a
un ogro con tres cabezas.
—No me importa que tenga cuatro, en lugar de tres —contestó Halvor—.
Lo único que deseo, es comer algo.
Le sirvió la princesa, y al terminar le preguntó:
— ¿Podrás sostener esta espada entre tus manos? Es la que debes usar si
piensas enfrentarte al ogro.
Halvor la tomó, pero no pudo levantarla del suelo.
—Entonces —dijo la princesa—, bebe una gota del frasco que hay en la
empuñadura. Eso es lo que hace el ogro, siempre que la usa.
Bebió Halvor, y al momento siguiente pudo manejar la espada fácilmente
con una sola mano.
En eso, oyeron que el ogro subía jadeante por el camino que desembocaba
en el castillo, y el muchacho se escondió tras la puerta.
— ¡Uuuum! —Masculló el ogro, asomando una de sus cabezas—. Huele a
cristiano...
— ¡Así es! —gritó Halvor, saliendo de su escondite y cortando las cabezas
del ogro, una tras otra.
Inmediatamente, con la extraña fuerza que había adquirido, cargó el
cadáver del ogro, y lo enterró en los jardines del palacio.
—Debería sentirme feliz —dijo la princesa—, si no fuera porque ignoro la
suerte que hayan corrido mis hermanas. A una de ellas, se la llevó un ogro a
su castillo, situado a seis kilómetros de aquí; y la otra, es prisionera de otro
ogro, que vive a nueve kilómetros más allá de la primera.
_Descansaré esta noche —le dijo Halvor—, y saldré mañana por la mañana
en su busca.
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Cenaron en tranquila armonía y a la mañana siguiente, se alejó el
muchacho, el que, al caer el sol, llegaba a otra cocina vacía de un castillo
aún más hermoso que el de la víspera.
Cuando abrió la puerta que daba al salón, encontró a otra hermosa
princesa, que también hilaba.
_ ¡Ah! —exclamó la joven, no queriendo dar crédito a lo que veía—.
¡Ningún hombre había llegado nunca hasta aquí! Lo mejor que puedes
hacer, es alejarte antes de que el ogro regrese y te devore. Pues has de
saber que en este castillo vive un ogro con seis cabezas.
—¡No me importaría que tuviera seis más! —contestó Halvor.
—Prueba, entonces, a levantar esta espada —dijo la joven—, pues con ella
tendrás que pelear contra el ogro. No le fue posible, y la princesa le
aconsejó:
—Bebe una gota del frasco que hay en la empuñadura. Así lo hace el ogro,
cada vez que la usa.
Bebió Halvor, y, en el acto, empezó a darle vueltas a la espada, con una sola
mano, alrededor de su cabeza. Se escondió detrás de la puerta cuando
oyeron que el gigante se acercaba al castillo.
—¡Uuuum! —murmuró el gigante, asomando una de sus cabezas por la
puerta—..Me huele a cristiano..
—¡Y aquí está el cristiano! —exclamó Halvor, cortando la primera cabeza, y
las otras cinco conforme se iban asomando por la puerta.
—Sería feliz —dijo la princesa—, si no fuera por mi hermana que es la
prisionera de un ogro con nueve cabezas, en el castillo de Soria Moria.
—Descansaré aquí esta noche —dijo Halvor—, y sal¬dré mañana temprano
a rescatar a tu hermana.
Comieron, y pasaron una alegre velada. Al amanecer, empero, se alejó
Halvor, y al caer la noche, llegaba a otra cocina vacía de un castillo más
hermoso aún que los dos anteriores.
Y en la habitación, junto a la cocina, hilaba una prin¬cesa bella como la luz,
de la que se enamoró Halvor en cuanto la vio.
— ¡No! —Exclamó, incrédula, la joven—. ¡No hay hombre que se atreva a
llegar hasta aquí! Vete, inmediatamente, pues el dueño de este castillo es
un ogro que tiene nueve cabezas, y te devorará cuando regrese.
—Si tuviera nueve cabezas más, no me importaría —exclamó Halvor.
—Toma, entonces, la espada que cuelga de la pared —dijo la princesa—,
pues con ella deberás enfrentarte al ogro.
Tomó Halvor la espada, pero no pudo sostenerla, ni aun usando las dos
manos.
—Bebe del frasco que hay en la empuñadura —aconsejó la princesa—, pues
eso es lo que hace el ogro cada vez que baja la espada.
Bebió Halvor, y pudo entonces manejar la espada con toda facilidad. Unos
segundos después, llegaba el ogro hasta el castillo, respirando
dificultosamente. Era tan grande, que tuvo que ponerse de lado para pasar
por la puerta de entrada.
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castillo de Soria Moria, felices por estar juntas de nuevo. Las dos mayores se
mostraron encantadas, cuando Halvor escogió a la más joven, y
declarándole su amor, le pidió que fuera su esposa.
—Antes debo ir a ver a mis padres —añadió el muchacho—, pues siempre
han creído que no sirvo para nada, y con seguridad, me creen muerto.
—Lleva esta sortija —le dijeron las princesas—, y haz lo que te vamos a
decir. Es un anillo mágico, que te llevará hasta tu hogar en un momento. Te
traerá después, sano y salvo, a este castillo, pero no deberás hablar de
nosotras mientras estés con tus padres . Si lo haces, no volverás a vernos.
Le dieron magníficas ropas, como si se tratara de un príncipe, y tocando la
sortija, exclamó I-lalvor:
—¡Quisiera estar en mi casa, ahora mismo!
Un segundo después, estaba parado frente al hogar de sus padres.
Llamó, pero no lo reconocieron.
—Permitid que pase la noche con vosotros —suplicó.
—Noble señor —le contestaron—, no podemos atenderte como lo mereces.
Dirígete mejor al caballero del castillo vecino.
—No —contestó Halvor—, deseo quedarme aquí, aun cuando no podáis
ofrecerme más que pan y agua.
Se sentó frente a la chimenea y empezó a remover las cenizas, como
acostumbraba hacerlo. inmediata¬mente fue reconocido por sus padres,
que se mostraron felices al ver que nada le había sucedido y que,
aparentemente, se había hecho rico.
Al día siguiente estaban ansiosos por mostrarle a Halvor a todas las
muchachas del pueblo que se habían reído y burlado de él, antes de que
emprendiera el viaje por mar.
—Será el mismo harapiento de siempre —comentaban las jóvenes entre sí
con tono despectivo.
Pero su curiosidad pudo más, y fueron a la cabaña de los padres de Halvor.
Se quedaron admiradas al contemplar lo mucho que éste había crecido, y
las maravillosas ropas que usaba, que delataban su riqueza.
— ¡Ah! —exclamó Halvor—, siempre andabais presumiendo de hermosas y
elegantes. Si vierais a las prin¬cesas que he librado de los ogros, pareceríais
simples muchachas labriegas comparadas con la mayor, y os aseguro que la
segunda es mucho más bella. Ahora, por lo que toca a la tercera, que es mi
prometida, es más hermosa que el sol y la luna. Mi único deseo es que
estuvieran aquí, para que pudierais verlas.
No había terminado de pronunciar las últimas pala¬bras, cuando
aparecieron las tres princesas. Inmediata¬mente recordó lo que le habían
dicho, y se sintió avergonzado y triste por su indiscreción. Nada sucedió, sin
embargo, hasta que se alejaron a pasear por la campiña. Cansados de
caminar, se sentaron sobre unos montículos de arena. Halvor se quedó
dormido y, al despertar, encontró que en su dedo tenía otro anillo que no
era el mágico, y que la mayor de las princesas, oprimiendo las manos de sus
hermanas, decía:
— ¡Desearía que las tres estuviéramos en el castillo de Soria Moria!
Un momento después habían desaparecido y Halvor se encontró
completamente solo. Lloró amargamente la pérdida de su amada. Y unos
días después, no encontrando consuelo, se alejó de su hogar en busca del
castillo de Soria Moria.
Encontró en el camino a un hombre a caballo. -¿Quieres venderme tu
cabalgadura? —preguntó
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Halvor entregó todo el dinero que tenía, a cambio ,del animal ; pero siguió
su camino, optimista, montado en el brioso corcel que había adquirido.
Alejóse cada vez más de los caminos de los hombres, y se internó en una
región que parecía el fin del mun¬do. Sc terminaron sus provisiones, estaba
exhausto y sentía la muerte cercana, pues desde hacía muchos días no
había visto ni una casa, ni un ser viviente.
Estaba casi desesperado, cuando distinguió una luz, y llegó a una extraña
choza en la que encontró a una pareja de ancianos, todavía más extraña: el
hombre te¬nía la cabeza completamente gris y la mujer lucía una nariz tan
larga, que desde su sillón, podía remover los leños de la chimenea, con su
enorme nariz.
— ¡Buenas noches te dé Dios! —Saludó la vieja—. ¿Qué es lo que te trae
por estos rumbos? Ningún cristiano nos había visitado en los últimos cien
años.
—Busco el castillo de Soria Moría —contestó Hal¬vor—. ¿Pueden decirme
cómo encontrarlo?
—Nosotros no podemos —contestó la anciana—, pero tengo un amigo que
sí puede hacerlo; es el viento del Oeste. Cuando llegue, tendrás que
seguirlo, y correr más de prisa que cualquier caballo; ahora, si me das el
tuyo para ir a la iglesia, yo te daré este par de botas que puede recorrer
más de un kilómetro en cada paso.
Hizo Halvor el cambio alegremente y se sentó a comer y descansar.
Poco después, llegaba el viento del Oeste, aullando con tal fuerza, que las
paredes de la choza crujían. La mujer salió, gritando:
— ¡Viento del Oeste, viento del Oeste! ¿Puedes indicarme el camino del
castillo de Soria Moría? Tenemos un visitante que desea saber cómo llegar
a él.
—Lo conozco bien —aulló el viento—. Precisamente voy para allá, a secar la
ropa para la triple boda que ha de celebrarse. Si tu visitante es ligero de
pies puede venir conmigo.
Halvor no se hizo esperar.
—Tendrás que correr de prisa, si quieres venir conmigo —volvió a aullar el
viento.
Y pasó sobre montañas y praderas, sobre pantanos y marismas, y Halvor
corría velozmente detrás de él para no perderlo de vista.
Llegaron, por fin, al castillo de Soria Moría, donde había muchos invitados
que habían venido a la boda de las princesas.
Como las ropas de Halvor estaban tan destrozadas después de correr en pos
del viento del Oeste, y presentaba tan lamentable aspecto, que nadie lo
reconoció. Se quedó parado en un rincón hasta que le tocó brindar a la
salud de la más joven de las princesas.
Se quitó el anillo que le había dejado la joven, y lo echó en la copa.
Al verlo, la princesa lo reconoció en seguida y exclamó:
— ¿Quién merece ser mi esposo, el hombre que nos salvó de los ogros, o el
novio que se sienta a mi lado?
— ¡El que os salvó de los ogros! —contestaron los invitados.
Se adelantó entonces Halvor, y la princesa, emocionada, murmuró:
— ¡Es él, no hay duda!
Se alejó el otro novio, y se casaron la princesa y Halvor, y vivieron felices en
el castillo de Soria Moria durante el resto de su vida.
24
Y para finalizar.
¿Por qué puse la leyenda de Soria Moria?
Porque creo que es la base nacionalista y de identidad que tiene Peer Gynt. Y
de verdad está muy presente en la obra.
Ahora hondando un poco más en ella, (sé que me falto bastante, pero estoy
escaso de tiempo, una muy sincera disculpa) me doy cuenta del sentido
nacionalista y de identidad que tiene y que representa para Noruega, hay una
parte dónde Peer se encuentra con el Rey de los duendes en el bosque y le
piden que sea uno de ellos y el acepta pero después renuncia y huye, ahora con
toda esta investigación de por medio, me doy cuenta de dos cosas, la primera
es que esos duendes representan Suecia y la manera en la que esta quería
proclamarse a la fuerza por el control del país, y la segunda de como Peer
siempre se mantiene ante sus raíces.
25
Leif Ryvardsen. (1998). Geografía, Flora y Fauna de Noruega. Enero 2017, de
Real Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega Sitio web:
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Anexos
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