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Si queréis hacer esto en freidora eléctrica, podéis freír las patatas a fuego lento,
sacar la cestilla de la freidora dejando que escurran el aceite y mientras poniendo el
termostato al máximo, volviendo a sumergir las patatas en cuanto el aceite alcance
la temperatura de 190º para conseguir dorar bien las patatas.
El choque de temperatura, al meter las patatas en la segunda sartén, hace que las
patatas además de crujientes queden algo cuarteadas en su exterior, lo que
incrementa la sensación de crujiente. Por dentro, siguen estando blanditas, como
confitadas, gracias a su paso por la primera sartén.