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Entonces, Dios creó el mundo presente como un lugar perfecto para cumplir Su
propósito, estando toda la naturaleza bajo Su mando. La causalidad que resulta de
la naturaleza cuántica de la materia le da a Dios el poder de controlar los eventos
sin alterar Sus leyes naturales. Por lo tanto, incluso cuando Dios no interviene
milagrosamente en los acontecimientos mundanos, como cuando las cosas
ocurren de acuerdo a las leyes de la naturaleza, por accidente, o como resultado
del libre albedrío del hombre, todos los eventos son en realidad un resultado de la
voluntad de Dios.
La providencia se extiende hacia las personas de
una manera muy particular, llevando a cada una a
su destino.
Dios creó este planeta y todo lo que hay en él por el bien del hombre. Como
resultado, Su providencia se extiende hacia las personas de una manera muy
particular e individual. Toda acción del hombre es sopesada, todo pelo es medido,
y toda herida es contada, llevando a cada persona hacia el destino para el cual ha
nacido. De acuerdo a estas líneas, el profeta dijo: "Grande en consuelo, poderoso
en acciones, Tus ojos están abiertos a todos los caminos de los hombres,
entregándole a cada uno de acuerdo a sus caminos, y de acuerdo al fruto de sus
acciones" (Jeremías 32:19).
Todo lo que Dios creó tiene un propósito que cumplir. Aunque Dios es
omnipotente y no necesita mensajeros, decretó que el mundo funcione de acuerdo
a leyes naturales. De esta forma, Él utiliza todas las cosas para cumplir con Su
voluntad y guiar al hombre hacia su destino. Por lo tanto, todo lo que puede
afectar al hombre, ya sea una gota de lluvia o un relámpago, está bajo el control
directo de Dios.
A pesar de que los animales tienen cierta cantidad de libre albedrío, no tienen un
intelecto altamente desarrollado y por lo tanto no son responsables por sus
acciones. Igualmente, Dios tiene misericordia incluso con los animales, así como
está escrito: "Dios es bueno con todo, Su amor está sobre todas Sus acciones"
(Salmos 145:9).
Con seguridad, Dios no guía el destino de cada animal de la misma forma en que
guía el del hombre. Por lo tanto, no les brinda la misma protección a las bestias
que al hombre. Son sólo las especies de animales como un todo las que tienen su
destino decretado por Dios, Quien guía su evolución, mantiene su cantidad o
decreta su extinción. En general, Dios ha establecido la naturaleza de manera tal
de que toda especie sea sustentada. Con respecto a esto, el Salmista cantó: "Él
provee a los animales con su alimento, [sustentando] a los jóvenes cuervos
cuando claman" (Salmos 147:9).
Cuanto más cerca está una persona de Dios, más son violadas las leyes de la
naturaleza en su beneficio y mayor es la providencia que disfruta. Dios le dijo al
patriarca Yaakov: "Estoy contigo, te protegeré donde sea que vayas" (Génesis
28:15). También está escrito: "Él protege los pies de sus devotos" (Samuel I, 2:9) y
“Él no remueve su mirada de los justos” (Job 36:7). Por el otro lado, los impíos son
abandonados por Dios, les es privada Su providencia y son dejados en manos de
las vicisitudes del azar. Respecto a ellos, el Salmista dijo: "Pero el hombre no
mora con honor [cuando] es como las bestias que perecen" (Salmos 49:13).
Es por esta razón que los justos a menudo pueden anular decretos emitidos por
Dios. Tan grande es el poder de los justos, que pueden matar con sólo una
palabra o mirada. En ocasiones, esto pudo haber pasado incluso sin que lo
hubieran querido, "como un legislador que dice algo inadvertidamente"
(Eclesiastés 10:5). Respecto a los verdaderamente justos, se nos enseña:
"Caliéntate junto al fuego de los sabios, pero cuídate de no quemarte con sus
carbones. Porque su mordida es como la de un zorro, su aguijón es como el de un
escorpión, su siseo es como el de una serpiente venenosa, y todas sus palabras
son como carbones de fuego".
Sin embargo, los individuos justos nunca dependen de milagros, no rezan por ellos
y tampoco los buscan. Ellos están plenamente conscientes que los milagros no
ocurren a diario, y que aquellos que ocurren pueden disminuir su mérito. También
saben que, en este mundo, no hay garantías de asistencia a los justos, sino que
por el contrario, Dios es extremadamente exigente con ellos. Ha sido sólo cuando
todo Israel ha estado involucrado que han rezado por milagros y que los han
esperado.
Milagros
A pesar de que el hombre fue creado por el bien de su existencia futura, sigue
siendo parte de este mundo, y está por lo tanto sujeto a sus leyes naturales. Sin
embargo, las leyes de la naturaleza fueron creadas por Dios para cumplir con Su
propósito y, por lo tanto, detrás de cada ley natural hay una razón que está basada
en una ley moral. Más aún, aunque los eventos sean traídos a la existencia de
manera natural, el hecho de que les ocurran a determinados individuos está
determinado por la Providencia Divina.
Satán en la tradición judía
Fuente
Satanismo y demonología en el judaísmo. Cuando el
diablo mete la cola.
Wikipedia
Haazinu(Deuteronomio 32)
Ley de Atracción
La parashá de esta semana es realmente una canción que Moisés entonó al
pueblo judío. En uno de los versos, Moisés previó el futuro y advirtió a los judíos:
Analicemos un ciclo típico. Si una persona está atravesando una mala etapa y
cree en Dios, entonces esta persona rezará para que Dios mejore las cosas.
Cuando Dios escuche su pedido y de vuelta las cosas, esta persona ciertamente
se sentirá conectada y demostrará su apreciación hacia Dios.
Ahora bien, una vez que la persona ha tenido éxito en un área particular de su
vida, la “Ley de Atracción” entra en escena. Esta “Ley”, en palabras simples, es
que uno siempre atrae más de lo que ya tiene. Por lo tanto, cuando la persona
tiene éxito en algo, eso atraerá inevitablemente más éxito. “El éxito engendra más
éxito”. Esta “Ley” opera en numerosas áreas de tu vida.
Y si bien esto puede ser verdad, hay un elemento crucial que se está dejando de
lado. Sí, es cierto, trabajaste duro y aprovechaste las oportunidades que se
presentaron, pero fue Dios quien permitió que este éxito llegara a ti.
Cuando vives con la verdad de que Dios controla todo, esto se transforma en algo
increíblemente liberador. Ya que entiendes que si pones el esfuerzo y no obtienes
el "éxito" que esperas, es sólo porque Dios sabe que en este preciso momento
eso es exactamente lo que necesitas.
Así como no te lamentas por el color de tus ojos, por la hora de la puesta de sol, o
por la temperatura del Océano Atlántico, así mismo, no debes lamentarte si no
tienes éxito. Tan sólo pon tu esfuerzo y luego acepta lo que Dios considere mejor.
(De esta manera, las personas que viven con esta realidad saben lo tonto que es
mentir, engañar o robar en los negocios).
Dios quiere que tengas éxito y quiere que utilices tu talento y tu inteligencia para
que seas aún más exitoso. Y así mismo, Él no quiere que mires hacia atrás y te
arrepientas de haber engordado y de haberlo abandonado. Empieza este nuevo
año sabiendo Quién es el que realmente firma tus cheques cada mes - y
acuérdate que el quiere escribir un gran monto en esos cheques.