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UNIVERSIDAD POLITECNICA SALESIANA

Nombre: Cristhian Villacres

Curso: G2 ING. Eléctrica

Materia: Pensamiento Social de la iglesia

Fecha: 16/01/2018

CONSULTA
PACEM IN TERRIS

Pacem in terris en español: Paz en la Tierra es la última de las ocho encíclicas del papa
Juan XXIII, publicada el 11 de abril de 1963, 53 días antes del fallecimiento del pontífice,
coincidiendo con la celebración del Jueves Santo. Con un subtítulo que reza: «Sobre la
paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la
libertad», era una especie de llamamiento del sumo pontífice a todos los seres humanos
y todas las naciones para luchar juntos en la consecución de la paz en medio del clima
hostil generado por la Guerra Fría.

Durante el pontificado de Juan XXIII, la tranquilidad mundial fue alterada por diferentes
sucesos como la creación del programa Sputnik, el apogeo de la Guerra Fría y la
subsecuente construcción del Muro de Berlín, la Crisis de los misiles de Cuba, la Guerra
de Vietnam y la posibilidad de que todo esto desembocara en una guerra nuclear; es en
ese contexto que surge Pacem in terris.

El 9 de abril de 1963, el papa firmó la encíclica durante una rueda de prensa y anunció
que se publicaría dos días más tarde, también afirmó que iba dirigida a todos los
hombres de buena voluntad y no únicamente a la feligresía católica y al episcopado.
Además convocó a todos los humanos y a todas las naciones a colaborar para conseguir
la paz por medio de la comprensión, la ayuda mutua y el respeto de los derechos de los
demás.

Pacem in terris lleva un subtítulo que dice: «Sobre la paz entre todos los pueblos que ha
de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad», que describe los cuatro
principios considerados fundamentales para alcanzar la paz: la verdad como
fundamento, la justicia como regla, el amor como motor y la libertad como clima. Su
estructura está compuesta por una «Introducción» y cinco secciones llamadas:
«Ordenación de las relaciones civiles y matrimoniales», «Ordenación de las relaciones
políticas», «Ordenación de las relaciones internacionales», «Ordenación de las
relaciones mundiales» y «Normas para la acción temporal del cristiano».

En general hace énfasis en los derechos y deberes que deben observar los seres
humanos y los estados, en las relaciones entre si y en las relaciones con otros seres
humanos y otros estados, con la finalidad de conseguir la paz y el bien común; señala
además que el ser humano debe tener paz interior para poder conseguir la paz social.

En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como
fundamento el principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de
inteligencia y de libre albedrío, y que, por tanto, el hombre tiene por sí mismo derechos
y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su propia naturaleza.
Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no pueden renunciarse
por ningún concepto.

Entre otras cosas demanda la reivindicación del papel de la mujer al interior del hogar y
en la sociedad y a respetar los derechos de los exiliados y las minorías étnicas. En el
plano internacional, invita a las naciones a frenar la carrera armamentista y a prohibir
las armas nucleares y puntualiza la responsabilidad de la Organización de las Naciones
Unidas en la promoción de la buena relación entre los pueblos y la consecución de la
paz, así como también la importancia de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos.

El rechazo incondicional de la carrera de armamentos y de la guerra en sí misma


constituye una de las las innovaciones más importantes de esta encíclica. Sostiene que
en la era atómica resulta impensable que la guerra se pueda utilizar como instrumento
de justicia. Esto, a su vez, implicó un fuerte cuestionamiento al concepto de guerra justa
que, en el pensamiento del historiador José Orlandis, resultó virtualmente abolido por
la encíclica.

Hasta 1963, Pacem in terris fue el documento papal que tuvo mayor difusión y
repercusión a nivel internacional5 y las reacciones de la prensa y los líderes políticos y
religiosos fueron generalmente positivas. U Thant, secretario general de la Organización
de las Naciones Unidas —quien recibió la única copia con firma autógrafa que salió del
Vaticano de manos del cardenal Leo Jozef Suenens, afirmó: La he leído con un profundo
sentido de satisfacción .La encíclica está completamente de acuerdo con las
concepciones y los objetivos de las Naciones Unidas».El gobierno de los Estados Unidos,
presidido por John F. Kennedy, a través de su Departamento de Estado expresó:
«Acogemos con afecto el mensaje conmovedor del Papa Juan XXIII. La Pacem in Terris
es una encíclica histórica de importancia mundial ningún país podría ser más receptivo
a su profundo llamado que los Estados Unidos.

La Encíclica de su Santidad Juan XXIII, Pacem in Terri se dio a conocer el 11 de abril de


1963, su tema principal es la Paz. Cuando uno habla o comenta esta encíclica esta
hablando de los Derechos del Hombre. Su Santidad nos recuerda y nos explica como
debe ser la convivencia (en todo sentido) para lograr la paz en los tiempos que nos toca
vivir.

Es un tema que al Santo Padre le preocupa debido al análisis que tiene de la situación
mundial. Expone de forma concreta y simple, cuales son los mecanismo que la persona
humana no debe olvidar, esos principios son la base para lograr la paz. Juan XXIII insiste
que la paz se logra tan solo con justicia, amor, libertad y solidaridad. Ya que son pilares
fundamentales, pero la paz no se logra infundiendo temor, miedo ni equipándose con
armas (carrera armamentista, década del 60), con esto solo se logra que entre los
pueblos hay egoísmo, odio, división, etc.

Debemos aclarar que es el primer documento que esta dirigido no solo a los católicos
sino como el Papa lo expresa "A todas las personas de buena voluntad", esto nos dice a
todas aquellas personas (no importa el credo) que resaltan los valores humanos en
todos los campos.

El documento tiene bien en claro el de defender a la persona y el bien común de la


sociedad, además no solo fue escrito por lo que pasaba en esos tiempos (década del 50,
60), sino que tiene tanta vigencia en nuestros días que por ejemplo solo con observar
nuestra realidad que vivimos tanto a nivel nacional y mundial.

Hablar de la Pacem in Terris es hablar de los Derechos del Hombre. Como antecedente
podemos mencionar que el 26 de agosto de 1789 la Revolución Francesa condujo a la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Se inspiraba en la declaración
norteamericana, que encarnaba en el siglo XIX los ideales liberales de la sociedad. Pío
XII se preocupó durante la Segunda Guerra Mundial de la reconstrucción y desarrollo de
los pueblos. 1963 era el año en que se celebraba el Concilio Vaticano II. Las Naciones
Unidas, la UNESCO, la Liga de los derechos del hombre y otros organismos se habían
consagrado a la búsqueda de una defensa de la paz, en beneficio de todos los seres
humanos sin distinciones discriminatorias. SS. Juan XXIII escribe este documento que
pudiera servir a todos los hombres de buena voluntad en la constitución orgánica de los
Estados y de sus relaciones internacionales.

Apoyándose en la razón y la ley natural, SS. Juan XXIII esboza una lista de derechos y
deberes que deben observar tanto los individuos como las autoridades públicas, los
gobiernos nacionales y la comunidad mundial. La paz exige la observancia del orden
querido por Dios. Este orden ha de reconocer ante todo las leyes que impone la
naturaleza del hombre en las que se descubren los planes de Dios. El punto de partida y
fundamento de toda ley humana, arranca de la personalidad natural y dignidad natural
del hombre, dotado de derechos y de deberes. Dignidad acrecentada por la luz de la
Revelación Cristiana.

Así pues, la encíclica habla de las relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos
y de las relaciones que deben de existir entre los Estados. La encíclica se dirige a todos
los hombres de buena voluntad. Afirma que la paz no puede darse en la sociedad
humana si primero no se da en el interior de cada hombre, es decir, si primero no guarda
cada uno en sí mismo el orden establecido por Dios. Esta verdad es la que obliga a todos
los seres humanos a respetar a sus semejantes, además de dignificar el mundo de
trabajo, a poner especial atención en la actuación de la mujer en la vida pública.

Considera que las relaciones internacionales son consideradas bajo la misma óptica de
la persona, es decir, deberán regirse por la ley moral, por la verdad, la justicia y el
respeto. El Papa exhorta a todos a luchar por reconstruir todas las formas de convivencia
en la tierra. Conjuntar amor y libertad, es tarea ardua pero nobilísima, pero vale la pena
por el bien de todos. A esta labor se llama a todos los hombre de buena voluntad.

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