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MOVIMIENTOS SÍSMICOS

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I. INTRODUCCIÓN

Tenemos la impresión de que pisamos tierra firme, pero no es así. La Litosfera está sujeta a
movimientos más o menos intensos, que se producen con mucha frecuencia. Los movimientos de
la litosfera son denominados sismos. Los sismos que se producen cada año se calculan en
centenares de millares de ellos; los observadores registran anualmente más de treinta mil. Por
fortuna, muy pocos alcanzan la categoría de terremotos, y la mayoría ocurren en fondos oceánicos.

Se denominan terremotos, movimientos sísmicos o sismos, a los movimientos bruscos y repentinos


del suelo, de intensidad sumamente variable, que oscilan entre las sacudidas leves que solo
registran los aparatos más sensibles, y las fuertes que devastan las ciudades y llevan la desolación
y muerte. Los terremotos pueden definirse como movimientos violentos de la corteza terrestre.
Ocurre en forma de sacudidas.

La principal dura varios segundos, a lo sumo, un minuto o dos; pero previamente pueden registrarse
sacudidas de menor intensidad. El estudio de los terremotos es objeto de una ciencia especial, la
sismología que trata de la descripción física de un terremoto (propagación, duración, velocidad,
efectos, etc.), la relación que hay entre el mismo y la naturaleza de los terrenos donde se produce.
Distribuye geográficamente los terremotos y se ocupa de los acaecidos en épocas pasadas. Como
un terremoto no es un hecho simple y aislado, el sismólogo para estudiarlo necesita conocer la
naturaleza física de un movimiento sísmico, las diversas vibraciones de las capas terrestres y los
elementos de un sismo, es decir, la localidad donde se produce, la hora,
duración, dirección, carácter, intensidad, número de las sacudidas, efectos y causas.

II. OBJETIVOS

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III. MARCO TEÓRICO

3.1 TERREMOTOS

A pesar de la innumerable tecnología que el ser humano ha sido capaz de desarrollar a lo largo de
su historia, sigue siendo completamente vulnerable a los desastres naturales, ya que, debido a su
magnitud, cada vez que ocurren, se pierden gran cantidad de recursos tanto humanos como
económicos y materiales que en ocasiones pueden ser totalmente irrecuperables para los países
afectados.

Los sismólogos han descubierto que durante un terremoto se crean varias clases de vibraciones,
u ondas. Estas ondas radian en toda dirección desde el epicentro, el foco o lugar donde se origina el
sismo. A medida que las ondas pasan por la tierra curvean con una curvatura contraria a la superficie
terrestre, y las estaciones de sismógrafos a muchos kilómetros de distancia reciben y registran las
ondas. Hay tres clases de ondas: la onda principal, que viaja por la corteza, una onda primaria ("P")
(onda de la clase que empuja y tira) y una onda secundaria ("S") (una onda transversal). Estas dos
últimas ondas viajan a través de la tierra. La onda "P" se desvía a la profundidad de unos
2.900 kilómetros. La onda "S" queda completamente eliminada más allá de esta profundidad.
Evidentemente esto se debe a que se encuentran con alguna clase de obstáculo en el límite inferior
del manto donde éste se une al núcleo exterior más abajo. Otro rayo de la onda "P" continúa a
través del centro terrestre, aunque la onda "S" no excede una profundidad de 2.900 kilómetros.

3.2 NATURALEZA DE LOS MOVIMIENTOS SÍSMICOS

El movimiento sísmico obedece a las mismas leyes del movimiento físico de los cuerpos y es el
resultado de las vibraciones y ondulaciones de los estratos terrestres; tanto las unas como las otras
producen sacudidas que se designan con el nombre de ondas sísmicas.

Cuando en un punto del interior de la corteza terrestre se produce un choque resulta un movimiento
vibratorio que se propaga en todos los sentidos por las ondas sísmicas. Las vibraciones son
longitudinales y transversales; las primeras se propagan en el interior de la tierra y llegan débiles a
grandes distancias y fuertes a pequeñas distancias.

3.3 EFECTOS DE LOS TERREMOTOS

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Los efectos que producen los terremotos son las consecuencias del paso de las ondas sísmicas a
través de las capas terrestres y de su llegada a la superficie. Los efectos pueden ser momentáneos
como los rumores y maremotos, y permanentes como derrumbamientos de edificios, grietas, fallas
dislocaciones, cambios hidrográficos, etc.

Los efectos más desastrosos de los terremotos se producen en las áreas densamente pobladas. En
1923, un terremoto sacudió la isla de Honshu, en Japón. Este sismo, cuya intensidad se prolongó
solo 16 segundos, afecto una zona donde vivían más de siete millones de personas y destruyo más
de 450,000 edificios en las ciudades Tokio y, Yokohama, matando más de ciento cincuenta mil
personas.
Los rumores sordos, prolongados, son ruidos subterráneos indefinibles que preceden, acompañan
y siguen a los terremotos y que aumentan lo trágico del fenómeno. Los terremotos pueden producir
olas sísmicas que ocasionan terribles inundaciones.

Cuando un terremoto es de intensidad media, se forman grietas en los muros de las casas, se caen
las cornisas, pero cuando alcanza su grado máximo, todos los edificios se derrumban como si fueran
de naipes y aplastan bajo sus escombros a miles de víctimas.

Los temblores producen en el suelo grietas, hendiduras y desniveles; no es raro que durante las
sacudidas esas grietas se abran y cierre alternativamente. Los estratos de la superficie terrestre por
efecto de las sacudidas se desplazan.

Los manantiales también sufren los efectos sísmicos: algunos desaparecen por breve tiempo o
definitivamente, otros cambian la composición mineral de sus aguas, varían de temperatura o se
desecan. No es raro tampoco que a los sismos acompañe la formación de volcanillos de lodo que
desaparecen pronto.

Si bien no es posible pronosticar cuando se va a producir un terremoto, en las regiones expuestas


se producen ciertos fenómenos precursores. Entre esos fenómenos citaremos los ruidos
subterráneos, las variaciones del nivel de agua de los pozos, el recalentamiento del suelo, las
perturbaciones atmosféricas y la agitación que manifiestan muchos animales domésticos.

3.4 CAUSAS DE LOS MOVIMIENTOS SÍSMICOS

Aunque la interacción entre Placas Tectónicas es la principal causa de los sismos no es la única.
Cualquier proceso que pueda lograr grandes concentraciones de energía en las rocas puede generar

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sismos cuyo tamaño dependerá, entre otros factores, de qué tan grande sea la zona de
concentración del esfuerzo. Las causas más generales se pueden enumeran según su orden de
importancia en:

- TECTÓNICA: son los sismos que se originan por el desplazamiento de las placas tectónicas
que conforman la corteza, afectan grandes extensiones y es la causa que más genera sismos.
- VOLCÁNICA: es poco frecuente; cuando la erupción es violenta genera grandes sacudidas
que afectan sobre todo a los lugares cercanos, pero a pesar de ello su campo de acción es
reducido en comparación con los de origen tectónico.
- HUNDIMIENTO: cuando al interior de la corteza se ha producido la acción erosiva de las
aguas subterráneas, va dejando un vacío, el cual termina por ceder ante el peso de la parte
superior. Es esta caída que genera vibraciones conocidas como sismos. Su ocurrencia es
poco frecuente y de poca extensión.
- DESLIZAMIENTOS: el propio peso de las montañas es una fuerza enorme que tiende a
aplanarlas y que puede producir sismos al ocasionar deslizamientos a lo largo de fallas, pero
generalmente no son de gran magnitud.
- EXPLOSIONES ATÓMICAS: realizadas por el ser humano y que al parecer tienen una relación
con los movimientos sísmicos.

Cuando se aplican esfuerzos sobre una roca, ésta, dependiendo del tipo de roca y de las condiciones
ambientales de temperatura y presión, se comportará en forma más o menos elástica o plástica
“comportamiento elástico de las rocas”. La elasticidad es una propiedad de los sólidos y significa
que, luego de haber sido un cuerpo deformado por una fuerza aplicada, este retorna a su forma
original cuando la fuerza ya no está presente. Si la tensión se aplica por un período prolongado de
tiempo la deformación será permanente, es decir, el material “fluirá" plásticamente; por lo tanto,
el concepto rígido y elástico o fluido, depende de la fuerza y el periodo de tiempo que se aplique
esa fuerza al material.

Cuando una roca se deforma acumula en su interior energía elástica de deformación; si el esfuerzo
aplicado es relativamente pequeño la roca se comporta elásticamente, mientras que, si el esfuerzo
aplicado es muy grande producirá deformaciones demasiado grandes, y llega a romper la roca, esta
ruptura súbita origina una falla. Un plano de falla (por donde corre la falla) está relativamente libre
de esfuerzos por lo que puede desplazarse casi con libertad en ambos lados generando que la roca
vuelva a tomar su forma original aproximada de manera nuevamente súbita, este movimiento

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repentino de grandes masas de roca, produce ondas sísmicas que viajan a través y por la superficie
de la Tierra, dando lugar a un sismo. El movimiento dependerá del tipo de falla produciendo efectos
distintos para distintas direcciones.

A este modelo del ciclo de acumulación de esfuerzo, falla y liberación de esfuerzo es nombrado
repercusión elástica y fue propuesto por H.F. Reid, en base a sus observaciones de los efectos del
terremoto en San Francisco de 1906 y, mediante posteriores estudios de campo y laboratorio se ha
confirmado que, en formas más o menos elaboradas, es el mecanismo que produce los terremotos.

En las zonas de subducción es en donde se registran los temblores más profundos. A lo largo de las
trincheras generalmente existe una gran cantidad de sismos, delimitando una zona que se conoce
como “zona de Benioff”. Las trincheras, en sí, se asocian a una gran cantidad de sismos y volcanes.

3.5 FOCOS Y EPICENTROS

El hipocentro o foco es la zona en el interior de la Tierra donde inicia la ruptura de la falla: desde ahí
se propagan las ondas sísmicas. El epicentro es el punto en la superficie terrestre situado
directamente encima del hipocentro.

Es el punto de la superficie de la Tierra directamente sobre el hipocentro. Es, desde luego, la


localización de la superficie terrestre donde la intensidad del terremoto es mayor.

El punto situado en el interior de la corteza donde se produce el choque y de donde se propagan las
ondas sísmicas se llama hipocentro o centro sísmico; el punto situado sobre la superficie terrestre
en dirección vertical al centro se llama epicentro.

La zona que lo rodea y donde los efectos de la sacudida han sido percibidos se llama zona epicentral.
Las vibraciones longitudinales y transversales que llegan a esta zona originan ondas superficiales
que irradiando del epicentro se propagan paralelamente a la superficie de la tierra, de la misma
manera que las ondas del mar.

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Imagen 1. Epicentro – Hipocentro

3.6 INTENSIDAD Y DURACIÓN

En terremoto comienza casi siempre por vibraciones de pequeña amplitud, pero a veces las
sacudidas son aisladas y el terremoto o sismo está representado por un movimiento único del suelo.

En la mayoría de los casos el fenómeno se prolonga y se necesitan varios meses para que la región
agitada recupere su completa tranquilidad. La duración de un movimiento sísmico es el tiempo
durante el cual la superficie de la tierra, en el lugar donde se advierte la sacudida, es puesta en
movimiento por las ondas sísmicas.

Desde luego, hay que distinguir una duración total del movimiento sísmico y una duración sensible.
La total comprende el paso de todas las ondas sísmicas, pero de estas solo se advierten las más
intensas, pues las otras son sensibles únicamente para los aparatos.

La duración sensible de un terremoto, raras veces pasa de algunos segundos, cuando dura de 30 a
40 segundos es de efectos catastróficos. El terremoto de Andalucía del año 1844, duro 20 segundos;
el de Calabria, en 1905, duro 40 segundos con breves intervalos.

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La intensidad de una sacudida sísmica es la energía con que se mueve el suelo. La intensidad de un
terremoto se determina por las escalas sísmicas que constan de 10 a 12 grados; estas clasificaciones
responden a los efectos que producen los terremotos.

El primer grado corresponde a las sacudidas instrumentales que solo perciben los aparatos sísmicos
y el 12 grados a las sacudidas desastrosas y catastróficas. Los efectos de los terremotos no están
relacionados con la duración de la sacudida sino con la intensidad.

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