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INTEGRANTES:
CICLO: III
SECCION: “B”
HUANCAYO – PERU
2017
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Para aquellas personas que quieren informarse
mejor del tema o pasan por una situación
crítica, para nuestros padres y familia que son
nuestro principal apoyo y sin olvidar al Ps.
Sandro que nos orienta día a día para ser unos
buenos profesionales, con el cual estaremos
agradecidos eternamente.
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ÍNDICE
PORTADA
DEDICATORIA
INDICE
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
1. DEFINICIONES……………………………………………………………………………….. Página 5
2. BREVE RESEÑA HISTÓRICA DEL SUICIDIO……………………………………... Página 6
3. EL SUICIDIO EN LA HISTORIA…………………………………………………….…… Página 7
4. EL SUICIDIO EN EL PERÚ………………………………………………………………...Página 8
CAPÍTULO II
CAPÍTULO III
CAPÍTULO IV
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INTRODUCCIÓN
La conducta suicida es un fenómeno multicausal y complejo que ha estado presente en
todas las épocas históricas y todas las sociedades, y que se manifiesta por una variedad
de comportamientos en un continuo que va desde la ideación en sus diferentes
expresiones, pasando por las amenazas, los gestos e intentos, hasta el suicidio
propiamente dicho. La presencia de cualquiera de estos indicadores (ideas, amenazas,
gestos e intentos) debe considerarse como un signo de riesgo.
Por tanto, suicidio es un problema trágico y prevenible de salud pública. Los esfuerzos
para prevenir el suicidio deben estar basados en las investigaciones que muestran qué
factores de riesgo y de protección pueden ser modificados, como también qué grupos
de personas son los más apropiados para la intervención preventiva.
El enfoque de salud pública cuenta con estrategias para la prevención del suicidio como
las campañas de salud mental, despistaje en los colegios, diagnóstico precoz del abuso
de drogas, de la depresión y del estrés, el control del acceso a los medios para cometer
suicidio y el apoyo a los medios de comunicación para que la información se adecue a la
prevención.
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CAPITULO I
1. DEFINICIONES
Factor Biológico
Las personas que tienen cierta vulnerabilidad hacia el suicidio presentan un descenso
en los niveles de serotonina (neurotransmisor) en el líquido en cefalorraquídeo. La
serotonina es un neurotransmisor que afecta los estados de ánimo y las emociones, se
desintegra en el cuerpo.
Factor Genético
Factor Psicológico
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Según Shneidman las personas se provocarían la muerte por una diversidad de otras
razones psicológicas tales como:
Factor Sociológico
Uno de los estudios sociológicos clásicos que ha estudiado la relación entre el individuo
y la sociedad es el análisis del suicidio que hizo Durkheim (publicado originalmente en
1897) Aunque los seres humanos se vean a sí mismos como individuos que actúan por
su propia voluntad y elección, con frecuencia es la sociedad la que conforma sus
comportamientos y la que loes ofrece un modelo. El estudio de Durkheim mostraba que
incluso un acto tan personal como el suicidio se ve influido por el mundo social.
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conflictos íntimos como un divorcio- puede alterar el equilibrio entre las
circunstancias de una persona y sus deseos.
El suicidio altruista tiene lugar cuando un individuo está "demasiado integrado"
-los vínculos sociales son demasiado fuertes- y valora más a la sociedad que a sí
mismo. En este caso, el suicidio se convierte en un sacrificio que se realiza en
beneficio de "un bien superior". Los kamikazes japoneses o los "hombres
bomba" islámicos son ejemplos de este tipo de suicidio. Para Durkheim, éste era
característico de sociedades tradicionales en las que predomina la solidaridad
mecánica.
El último suicidio es el fatalista. Aunque Durkhim lo consideraba de poca
importancia en su época, creía que se originaba cuando un individuo está
excesivamente regulado por la sociedad. La opresión del individuo produce un
sentimiento de impotencia ante el destino o la sociedad.
Sin embargo, para San Agustín, el suicidio era un pecado. Varios de los primeros concilios
de la Iglesia cristiana decretaron que a aquellos que cometieran suicidio no se les podría
aplicar los rituales ordinarios de la Iglesia tras su muerte. En la Edad Media, la Iglesia
Católica Romana condenó expresamente esta práctica. En las legislaciones medievales
se ordenaba la confiscación de todas las propiedades del suicida y el cadáver sufría todo
tipo de humillaciones.
En 1897 Emile Durkheim postuló que el suicidio era un fenómeno sociológico, como
resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad, más que un puro acto
individualista. Sin embargo, la tendencia actual considera el suicidio desde un punto de
vista más psicológico en un lugar de una perspectiva moralmente colectiva.
3. EL SUICIDIO EN LA HISTORIA
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El suicidio ha aparece en todas las sociedades desde los tiempos más remotos, sin
embargo, a lo largo de la historia ha variado la actitud de las sociedades hacia este acto,
sus formas y frecuencia.
En China había formas legalizadas de suicidio por derrotas militares o delitos. En el Japón
feudal, el suicidio era utilizado para limpiar la deshonra por no haber podido cumplir
con un papel determinado en la sociedad y en la India las viudas sin hijos se inmolaban
en las piras funerarias de sus maridos, Artiles (2003).
Según Andrés (2003) en Occidente, cuando el hombre de hoy habla de su muerte, piensa
que, si le fuera dada la capacidad de escoger, escogería una muerte súbita, sin dolor,
como un leve sueño. En cambio, el hombre del Medioevo se sentiría aterrado de ello,
porque se consideraba pecado; por eso el hombre de la Edad Media prefería un tiempo
de arrepentimiento y de balance de sus deudas con Dios y con los hombres. El suicidio
comenzó a ser considerado pecado en el siglo IV con San Agustín, porque viola el sexto
mandamiento, usurpa la función del Estado y la Iglesia y evita el sufrimiento que ha sido
ordenado por Dios. El alma del suicida era condenada al infierno por toda la eternidad.
En Europa occidental la Iglesia cristiana sacralizó la muerte, la domesticó, integrándola
en un sistema de ritos y creencias que la convertían en una etapa más del destino final
de cada ser humano. La Iglesia Católica rechazaba al suicida y se le negaba la sepultura
en el campo santo. En Europa degradaban el cadáver arrastrándolo por las calles cabeza
abajo con una estaca atravesando el corazón y una piedra en la cabeza para inmovilizar
el cuerpo y para que el espíritu no regresara a dañar a los vivos. En el siglo XV, Castilla,
Aragón, Florencia, Francia, Reino Unido, Milán, Venecia y Portugal sancionaban el
suicidio, rematando incluso a los muertos suicidados.
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Según la Organización Mundial de la Salud (2004), el suicidio representa el 1,4% de
morbilidad a nivel mundial, es decir, aproximadamente un millón de victimas al año. Las
mayores incidencias se dan en Europa del este y las menores en América latina y en los
países musulmanes.
La OMS señala que las tasas de suicidio aumentan conforme la edad, aunque
últimamente se ha registrado una mayor incidencia entre jóvenes de 15 a 25 años. A
excepción de las zonas rurales de China, se suicidan más hombres que mujeres. Se
calcula que, de seguir la tendencia, para 2020 las víctimas podrían ascender a 1,5
millones.
En el Perú la incidencia de intentos suicidas es mayor en la costa, seguido por la sierra y
finalmente la selva.
Asimismo, el deseo de morir a lo largo de la vida es mayor en la Sierra, seguido por la
Selva y en menor grado en la Lima-Callao.
El suicidio en Lima Metropolitana constituye el 8% de las causas de muerte violentas.
Asimismo, se observa una mayor preponderancia de suicidios en los varones, en relación
de dos a uno con las mujeres. Las causas más frecuentes asociadas al suicidio son:
conflictos conyugales (29,6 %), conflictos familiares (27,6 %), conflictos sentimentales
(22,1%), etc. En cuanto a los trastornos asociados al suicidio tenemos: trastorno
depresivo mayor (39,4%), trastorno reactivo por síntomas recesivos (35,5%) y abuso de
alcohol y sustancias (23%) (MINSA, 2004).
El Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado- Hideyo Noguchi hizo un estudio
sobre los casos atendidos por su institución entre los meses de junio a diciembre de
2003, se observó un total de 301 casos de intento de suicidio en los cuales hubo una
mayor preponderancia femenina (de tres a uno) en relación a la masculina. Las
principales causas desencadenantes fueron los problemas conyugales / pareja,
familiares (28.4%) y sentimentales (19.3%). Asimismo, se encontró una preponderancia
de estudiantes (40,9%), amas de casa (20,7%) y desocupados (20%).
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CAPITULO II
5. TIPOS DE SUICIDIO
El suicidio egoísta
El suicidio altruista
El suicidio anónimo
El suicidio anómico
El suicidio fatalista
El Suicidio Egoísta
Los hombres o las mujeres tienden más a quitarse la vida cuando piensan esencialmente
en sí mismos y cuando no están integrados en un grupo social. Generan un sentimiento
de apatía, escepticismo y melancolía.
El Suicidio Altruista
El Suicidio Anónimo
El Suicidio Anómico:
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En estas sociedades, la existencia social ya no está regulada por la costumbre; los
individuos compiten permanentemente unos con otros, esperan mucho de la existencia
y les piden mucho, y por lo tanto están acechados perpetuamente por el sufrimiento
que se origina en la desproporción entre sus aspiraciones y satisfacciones. Esta
atmósfera de inquietud es propicia para el desarrollo de la corriente suicidógena. Como
se ha señalado a menudo, las correlaciones no implican relaciones de causa y efecto,
por la tanto las tres categorías de Durkeim son más descriptivas que explicativas ya que
no explican porque solo ciertos miembros de cualquiera de los grupos antes
mencionados cometen suicidio y otros no.
El Suicidio Fatalista
6. FORMAS DE SUICIDIO
Según Moron (1980), las estadísticas oficiales facilitan datos sobre las formas o métodos
de suicido, que evolucionan con el tiempo y que en cierta medida corresponden con los
medios que el suicida tiene a su alcance. Por ejemplo, a principios de siglo la posibilidad
de utilizar las instalaciones de gas influyó considerablemente en las estadísticas y en los
últimos años han sido los sedantes y somníferos los que han captado la atención en los
suicidas en potencia.
Moron señala que las diferentes formas parecen guardar relación hasta cierto punto con
la determinación de quienes comenten el acto suicida. Los hombres prefieren medio
violentos, armas de fuego o el salto de un edificio; los otros, que son producto del
envenenamiento por medio de sedantes y drogas en general, son más comunes entre
las mujeres. No obstante, se deben tener en cuenta diferencias considerables de unos
países a otros; y dentro de un mismo país de unas clases sociales a otras.
7. TEORIAS
Teoría Biológica
Salazar (2011; véase en Ramírez, 2011) nos presenta el suicidio desde una perspectiva
biológica, el suicidio está ligado a nuestro vínculo con otros seres vivos. William
Hamilton propuso en 1964 la teoría de la selección por parentesco que explica como
algunas especies de animales aumentan su eficiencia biológica, ayudando a que los
genes de su progenie aumenten, no en relación a su reproducción directa, sino a través
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de la de sus congéneres con quienes compartan una gran similitud genética. Dentro de
estos comportamientos tenemos el de las abejas (que mueren trabajando o
defendiendo su colmena) o el de las obreras del abejorro (que cuando son parasitadas
se alejan del grupo a fin de evitar contagiar a sus congéneres y mueren solas) etc.
Salazar explica que en la especie humana también encontramos casos que operan bajo
el mismo principio descrito por Hamilton. Por ejemplo, el caso de los kamikazes
japoneses en la segunda guerra mundial o el sacrificio que hace un padre o hermano por
salvar a algún familiar cercano, muriendo en su lugar. Sin embargo, en el hombre existe
la importante variable de la cultura que transforma este hecho en un acto altruista. En
el caso de la influencia de la depresión leve-moderada en la actitud suicida, esta puede
ser entendida desde un punto biológico al servir como alerta para avisar de un problema
en el individuo, tal y como sucede en otras especies animales, facilitando de esta manera
una ayuda oportuna.
Teorías Sociológicas
Anónimo: Se da cuando hay una distorsión de los valores sociales, llevando al sujeto a
una falta de sentido de vida.
Teoría Teológica
Matallana (2010; véase Ramírez, 2011) en Aborda el tema del suicidio desde una
perspectiva existencial, en la generación de un sentido de vida sólido y estable, no
basado en circunstancias temporales como el dinero, el poder, los estereotipos de
belleza, etc. El sentido nos lo brinda nuestra libertad.
Según Matallana, la teología es una ciencia que estudia el sentido, aquello que nos
mueve en la vida observado desde un punto de vista religioso. La sociedad actual solo
busca el poder material, lo que genera exclusión y pobreza, genere pues un vacío
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existencial que lleva a muchos a la autoeliminación o a una vida mecánica (muerte en
vida).
Kelly (1961; véase en Clemente y Gonzales, 1996) nos explica que el ser humano crea
construcciones de la realidad para poder explicársela, sin embargo, estas no obedecen
a la realidad en sí, sino a la forma como el individuo percibe el mundo. El hombre utiliza
estos constructos para predecir el futuro y a través de ello validar (dar valor a las
experiencias cotidianas) nuestro esquema del mundo. El problema radica cuando se da
una crisis en la confrontación entre la realidad y nuestros constructos, lo que nos lleva
a una crisis que puede acabar ya sea en la reconstrucción de nuestros esquemas o en el
peor de los casos en la autoeliminación.
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Primero: El sujeto integra un sistema social específico (familia) que le incorpora
nociones, valores y significaciones sobre la vida y la muerte, que operan tanto a nivel
consciente como inconsciente.
Segundo: El sujeto tiene diversas experiencias vitales, las cuales interpreta en base a su
contexto socio-cultural e histórico y a las posibilidades de su sistema neurobiológico.
Casullo et al. explican que los comportamientos concretos relacionados con el suicidio
se vinculan con factores concurrentes (historia personal y social, factores
neurobiológicos, etc.) y precipitantes (estrés situacional, dificultad o incapacidad para
resolver problemas, falta de estrategias de afrontamiento, etc.).
Teorías Psicoanalíticas
Para Freud (1915; véase en Clemente y Gonzales, 1996) el suicidio tiene su origen en la
lucha entre los instintos de vida (Eros) y muerte (Thanatos), donde el segundo prevalece.
La persona hace propios rasgos y características del mundo que los rodea a fin de
construir el ego (conciencia) y el superego (marco moral y ético). El problema se inicia
cuando el individuo genera un deseo de matar a una persona fuertemente ligada a él a
nivel emocional, lo cual deriva en un sentimiento de culpa y lo lleva a dirigir hacia sí
mismo el deseo de autoeliminación. Los mecanismos de autodefensa activados por el
ego y el superego (proyección, sublimación e introyección) le impiden orientar tal
impulso destructivo de otra manera.
Es muy peligroso asumir que la depresión causa suicidio ya que la mayoría de las
personas que están deprimidas no comenten suicidio, los análisis no dicen que las
personas que están deprimidas tienen deseos suicidas. Por ejemplo, se ha encontrado
que los deseos de suicidio ocurrieron en el 74% de un grupo de personas deprimidas de
gravedad. Un deseo de suicidio es muy diferente a un intento de suicidio.
El suicidio está entre las diez causas principales de muerte en zonas industrializadas del
mundo y es la segunda o tercera causa más importante de muerte entre los jóvenes. El
suicidio en los jóvenes no es un acto impulsivo del momento, sino por lo general ocurre
como etapa final de un periodo de crisis interna y malestar externo, es una reacción
extrema que ocurre en especial cuando los adolescentes se sienten incapaces de buscar
ayuda en los demás.
Se cree que la desesperanza, o expectativas negativas acerca del futuro pueden ser el
catalizador principal en el suicidio y podría ser un factor aún más importante que la
depresión. El trabajo de Beck sobre el suicidio ha dado por resultado diversas escalas de
depresión y tendencia al suicidio: El inventario de depresión de Beck, La escala para
Ideación suicida, La escala de intento suicida y La escala de desesperanza.
Linehan (1993; véase en Ellis, 2008) explica que las predisposiciones conductuales
biológicamente basadas también pueden llevar al suicidio de manera indirecta. Dentro
de la teoría social del aprendizaje está el principio del “determinismo reciproco”, según
el cual el ambiente y el individuo se adaptan e influyen uno al otro en un proceso
transaccional. Hay evidencias de que eventos traumáticos y condiciones extremas del
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medio pueden modificar estructuras neurales como el sistema límbico, lo que
incrementa la vulnerabilidad emocional.
La auto invalidación, el auto castigo, las auto heridas y las conductas suicidas son clases
de comportamiento que se refuerzan por las reacciones de otras personas. Los intentos
de suicidio mayormente están seguidos por grandes cambios en el ambiente, lo que
puede reforzar la conducta suicida o crear expectativas positivas.
Causas Sociales
El suicidio, como fenómeno social y cultural, es cada vez más frecuente en la sociedad
occidental y se hace patente en los pueblos amerindios convirtiéndose en un verdadero
problema en ciertas etnias de la región. En este artículo vamos a realizar una revisión
aproximada de los diferentes aspectos que presenta el fenómeno suicida; empezamos
realizando un análisis conceptual, para ello, en primer lugar, intentamos definir con la
mayor precisión posible el término suicidio, posteriormente se analiza la perspectiva
histórica en relación a dicho fenómeno social. Ya realizada la visión general sobre ciertos
aspectos del fenómeno suicida pasamos a describir el estado actual de la cuestión
dentro de los pueblos amerindios, analizando una muestra de pueblos indígenas de
dicha región que presentan o han presentado problemas concretos relacionados con el
suicidio.
1.Desestructuración familiar
2.Economía Desastres
3.Crisis emocional
Causas Biológicas
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situación económica; en cambio, los factores de riesgo modificables son,
principalmente, la ansiedad y la depresión. En efecto, la mayoría de los suicidas tiene
una historia reciente de pérdida afectiva real o imaginaria que funciona como
desencadenante. En México, un factor de riesgo relevante entre los hombres es un
ambiente familiar disfuncional; entre las mujeres, además de ello, concurren una baja
autoestima, la impulsividad y el aislamiento. El suicidio es más frecuente entre los viudos
aislados y solitarios en comparación con los casados con hijos. Son también importantes
el acceso a los medios para cometer suicidio, el aislamiento social y las enfermedades
crónicas. Es de destacar la discapacidad asociada a los desórdenes psiquiátricos que
conduce a pérdida del empleo, pobreza, ruptura de las relaciones personales y
aislamiento social.
1.Neurotransmisores
2.Personalidad Limítrofe
3.Esquizofrenia
4.Depresión
5.Herencia
6.Adicciones
Causas Psicológicas
Afrontamiento inadecuado
Desesperanza
Culpas
Cognición rígida
Patología del narcisismo
Pérdida de objeto
Soledad
Etiologías
Suicidio
Conductas Suicidas
Motivaciones
Duelo/Conflicto/Crisis
Petición de ayuda/Chantaje
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Factores De Riesgo
Rupturas amorosas
Pérdida de trabajo
Problemas económicos
Personalidad
Eventos vitales estresantes
Abuso de sustancias
Factores Protectores
Maternaje
Soporte social
Religión
Pedir ayuda
El duelo
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El principal síntoma es una depresión crónica.
Puede ser consecuencia de un deceso muy traumático.
El duelo patológico: se manifiesta por trastornos psiquiátricos.
Incomprensión. Molestia.
Culpabilidad. Vergüenza y Negación
Malestar;
1. En las instituciones
La FFP afirma que "el vínculo social constituye un factor de protección contra las
peripecias del duelo después del suicidio". También recomienda sensibilizar a las
"instituciones educativas, escolares, sociales o sanitarias".
La FFP afirma que el duelo después del suicidio modifica la relación del familiar del
suicida con las personas de su entorno y lleva incluso al aislamiento social. La FFP
recomienda una valorización de las diferentes iniciativas existentes para apoyar a la
persona que ha sufrido la pérdida de un familiar en sus actividades.
La FFP recomienda:
Aspectos médico-legales:
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Exigir a los médicos la mejor restauración posible del cuerpo después de la
autopsia judicial.
Hacer respetar el derecho de los familiares en tener la restitución del cuerpo
del difunto en un plazo razonable.
Tener una intervención inmediata.
Evitar las intervenciones profesionales anticipadas.
Preferir
La disposición de una presencia amable.
Verificar que las necesidades básicas de los familiares del fallecido sean
aseguradas.
Una formación de profesionales en contacto con las personas en luto después del
suicidio (proceso de duelo...).
Una información del público sobre el proceso del duelo.
En la familia
La FFP recomienda una mayor atención en los factores que puedan obstaculizar el buen
desarrollo del duelo debido a un suicidio:
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Es evidente que no todos los fallecimientos provocan el mismo grado de impacto.
Algunos desencadenan una “fuerte onda de choque emocional” (padres jóvenes, hijos,
“jefe de familia”, niños…), mientras que a otros les sigue un periodo normal de dolor y
duelo sin que la desaparición del finado incida demasiado en el funcionamiento de la
familia. Tampoco se puede obviar que hay muertes que suponen un cierto alivio (las de
quienes provocan graves disfunciones, violentos, enfermos crónicos con pronóstico
extremadamente doloroso…) y que, pasado el normal periodo de dolor y duelo por el
pariente fallecido, la familia inicia una época de una mayor placidez y un mejor equilibrio
emocional.
Pero en lo que sí coinciden todos cuantos han estudiado a fondo el tema del duelo es
que el más traumático, más doloroso y más desequilibrante es el que sigue a un suicidio.
“La persona que se suicida, dice Caín, deposita todos sus secretos en el corazón del
sobreviviente, le condena a afrontar multitud de sentimientos negativos y, aún peor, a
obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel real o posible a la hora de
haber precipitado el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo”. Es absolutamente
cierto. No cabe ninguna duda de que las muertes violentas, en particular el suicidio,
son las más difíciles de aceptar. Todos los estudios al respecto certifican que son las que
tienen más riesgos de presentar complicaciones a largo plazo. En el periodo que sigue a
una pérdida traumática, y el suicidio lo es en grado máximo, no es infrecuente que los
componentes de la familia pierdan la perspectiva y acaben creyendo que sus reacciones
son patológicas.
Por eso adquiere una especial relevancia trabajar por “normalizar” sus respuestas de ira
y de pena, su incapacidad para “dejar de lamentarse”, a la vez que ayudar a los diversos
miembros de la familia a que se muestren tolerantes con las distintas formas o estilos a
que recurre cada uno para hacer frente a la situación. Sólo así podrán recorrer las
dolorosas etapas de duelo que les esperan.
Insistimos, el dolor que experimenta una familia tras la muerte de uno de sus miembros
se incrementa hasta niveles casi insoportables cuando ésta se ha producido por decisión
del fallecido. Es entonces cuando las mentes de los sobrevivientes (del inglés survivor)
se llenan de fantasmas y sus corazones de sombras y de dudas. Se buscan explicaciones,
se pretende encontrar culpables, no se sabe como mitigar una angustia que se muestra
invasiva, aturdidora. Las consecuencias del suicidio para la familia son tan
devastadoras que provocan serios destrozos en la vida de los sobrevivientes,
introduciéndoles en un duelo, por regla general, muy traumatizante y prolongado.
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Algunas de las expresiones más destacadas, como muy bien destaca Pérez Barrerto,
serían las siguientes:
Tristeza y rabia
Sentimiento de culpabilidad
La muerte por suicidio no implica sólo una dolorosa ausencia, sino que es vivenciada
como una acusación por lo que se hizo o se dejó de hacer, lo que se dijo o lo que se
silenció. Es éste un sentimiento común a toda pérdida, pero se acentúa en el caso del
suicidio. La culpabilidad pesa como una auténtica losa en la familia del suicida. Se
explicaría por la sensación de fracaso que se experimenta por no haber podido evitar la
muerte del ser querido, de no haber sido capaces de detectar los pensamientos
depresivos que presagiaban la conducta autodestructiva, por no haber atendido las
llamadas de atención del finado, no haber facilitado que éste expresara sus ideas
suicidas, o por no haber sabido tomar a tiempo las medidas que hubieran podido
impedir la tragedia.
Fracaso de rol
Miedo
El miedo es también una emoción muy presente en casi todos los familiares del suicida
y tiene que ver con una especie de vivencia que les hace sentirse vulnerables y en riesgo
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de repetir la conducta suicida o de padecer una enfermedad mental que les empuje a
ello. Este sentimiento que afecta sobre todo a los más jóvenes queda reforzado cuando
cada uno entra en contacto con los propios sentimientos autodestructivos. Aparece un
vago temor al destino o a una cierta predestinación y, en algunos ambientes, miedo
también al futuro del ser querido, “más allá de la muerte” (infierno, condena eterna).
Otras de las consecuencias del suicidio en los miembros de la familia son los
sentimientos haber sido traicionados o abandonados. Preguntas como “¿por qué lo
hizo?”, “¿cómo me pudo hacer tanto daño?”, “¿acaso nos merecíamos esto?”, etc., son
redundantes en casi todas las familias de suicidas. Por eso ese tipo de muerte despierta
un angustioso sentimiento de haber sido traicionado por el suicida que con su conducta
se mostró finalmente impermeable al cariño que se brindó y ajeno a las atenciones que
se prestaron.
El estigma
Es otro aspecto nada irrelevante al que toda familia se enfrenta más o menos
expresamente. Aunque las cosas van cambiando y la sociedad ha evolucionado y
madurado, la mayoría de las familias viven el suicidio como un verdadero estigma que
les llena de vergüenza y que no les es fácil sobrellevar. Y esto parece ser así incluso
aunque desde el entorno se evite todo señalamiento negativo, se haga el mayor
esfuerzo de comprensión y se les trasmita todo el apoyo posible.
Pensamiento distorsionado
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CAPITULO III
11. PREVENCIÓN
Existen diversos modelos preventivos diseñados para intervenir los factores biológicos,
socio-ambiental y psicológicos del suicidio.
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o Ofrecer mensajes de solidaridad con los familiares y amigos de las víctimas de
suicidio.
Silverman (2004, véase en García et al. 2011) nos presenta un modelo dividido en 3
niveles de la actividad suicida.
Fue propuesto por Mrazek y Haggerty (1994, véase en García et al. 2011). Esta
estratificada según el nivel de riesgo de las personas ante el suicidio.
12.TRATAMIENTO
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Tratamiento Farmacológico
Según Gómez (s/f) el uso de fármacos en el paciente con potencial suicida es necesario
para facilitar su recuperación, entre ellos recomienda:
Antidepresivos.
Hay evidencia solida de que los antidepresivos tienen un papel antisuicidal,
especialmente en la Depresión Mayor.
No utilización en menores de 18 años por posible empeoramiento de la ideación y acto
suicida. (Black Box Warning).
Es poco efectiva en los trastornos severos de personalidad.
Antisicóticos.
Flupentixol.
Trifluoperazina.
Haloperidol,
Haloperidol.
Clozapina.
Quetiapina.
Aripiprazol.
Ansiolíticos
Empeoramiento con alprazolam en pacientes limítrofes.
Útil para reducir angustia en pacientes anímicos.
Gómez precisa que este tratamiento debe ir acompañado de una terapia cognitivo-
conductual que a grandes rasgos precisa:
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Terapia Cognitiva
Evaluación
Según Bellack (1993) los pacientes suicidas pueden ser reacios a divulgar sus
pensamientos y planes. Un paciente depresivo puede subestimar el problema. La
evaluación debe tomar en cuenta tanto los pensamientos del paciente como cualquier
conducta relevante.
Interrumpir el plan
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o Role- play con intercambio de roles. Es decir, se le pide al paciente que
represente el rol del terapeuta y viceversa con el fin de que el paciente (con el
rol del terapeuta) ayude al terapeuta (con el rol del paciente) nueva
encontrando una nueva solución y asi objetivamente tomara una perspectiva
diferente ante el problema.
Terapia Cognitiva
Evaluación Global
El terapeuta debe realizar una evaluación clínica completa del paciente como parte
inicial de tratamiento. Dicha información debe partir de 4 fuentes fundamentales: Del
autoinforme del paciente, del las entrevistas, de la valoración del propio terapeuta y de
los informes de otras personas que formen parte del entorno del paciente.
Conceptualización de problemas
Se inicia con la con la recopilación de una lista de problemas que se ordenan de mayor
a menor prioridad para su desarrollo durante el tratamiento. La conceptualización debe
poder explicar conductas presentes y servir como base para predecir conductas futuras.
Esto permite al terapeuta generar hipótesis en las que basar la conducta del paciente y
generar un tratamiento adecuado.
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Comprensión del significado idiosincrásico: El terapeuta debe comprender con
la mayor exactitud posible las definiciones que le da el paciente a las palabras
que usa.
Cuestionar las pruebas: El paciente es selectivo con lo que considera como
pruebas en las que fundamenta su conducta. Es imprescindible hacerlo
cuestionarse dichas pruebas.
Reatribución: El terapeuta debe ayudar al paciente a redistribuir el sentimiento
de culpa que posee, a fin de que el paciente no lo redirija totalmente hacia sí
mismo y lo distribuya equitativamente entre todas las partes involucradas.
Examen de opciones alternativas: Especialmente en el paciente suicida, le
generación de nuevas opciones además de la muerte aumentan
significativamente las esperanzas del paciente.
Descatastrofizar: El terapeuta debe evaluar si el paciente esta sobreestimando
la situación. Esta técnica debe ser utilizada con mucho cuidado y amabilidad a fin
de evitar un sentimiento de ridiculización por parte del paciente.
Ventajas y desventajas: Se basa en realizar una lista de ventajas y desventajas de
una determinada creencia o conducta, a fin de que esto facilite al paciente la
racionalización de su problema.
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Externalización de las voces: El terapeuta toma el papel de representar los
pensamientos negativos del paciente a fin de que este pueda generar respuestas
adaptativas a ellos.
Terapia Conductual
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Programación de actividades: En el paciente suicida o deprimido es constante la
sensación de impotencia o de falta de control de su entorno por lo que la aplicación de
un horario en el que planifiquen sus actividades les ayudara a percatarse de que pueden
tener control en su vida y también ayudara al terapeuta a observar que actividades
realiza en sus tiempos libres. Se debe evitar que el paciente tenga mucho tiempo
“vacio”, es decir, durmiendo o viendo televisión, etc. y que lo llene con actividades
satisfactorias y productivas. Asimismo, el terapeuta tiene que observar continuamente
el cumplimiento del programa y decatastrofizar el incumplimiento del mismo.
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Tareas para la casa: La aplicación de tareas en casa debe ser progresiva, adaptada
al caso y a las habilidades del paciente, a fin de evitar la generación de ansiedad. Dichas
tareas tienen como finalidad es hacer ver al paciente los beneficios de las actividades
que realiza.
Intervención Psicológica
Según Davidson (1992) son cuatro los principios generales de manejo de los intentos
suicidas:
Apoyo psicológico
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El rastreo repetido del suicidio potencial es un importante aspecto de trabajo
con un paciente suicida activo.
El terapeuta debe estar capacitado para permitir la expresión afectiva de la alta
gama de emociones que presente el paciente.
Todos los esfuerzos por reducir el aislamiento social y el rechazo son esenciales.
Deben evaluarse y tratarse los trastornos psiquiátricos coexistentes.
Hospitalización
Davidson (1992) plantea que debe tomarse una decisión en cuanto a la hospitalización
del paciente.
Polaino-Lorente (1988) afirma que una opción que resulta muy difícil de valorar es si se
debe o no hospitalizar al adolescente suicida. En muchas ocasiones esta decisión debe
ser tomada en la misma sala de urgencias, donde precisamente no se dan las
condiciones óptimas para evaluar al paciente respecto de la letalidad de su intento
suicida y del posible riesgo futuro.
Meta
o Completar la evaluación
o Establecer la condición del paciente
o Retirar temporalmente a un individuo vulnerable de un sistema altamente
tensionante y deteriorante.
o Involucrar a todos los miembros importantes del sistema de apoyo del individuo;
familia, amigos.
Indicaciones
o El ingreso debe ser lo más breve posible y debe acortarse el tiempo que
transcurre entre si ingreso y la consulta con su especialista, de manera que el
adolescente no ponga en marcha mecanismos de defensa patógenos respecto
de su suicidio.
o Si fuese posible, el paciente debe ser tratado por un pediatra.
o El personal de enfermería debe estar debidamente capacitado para obviar la
posibilidad de que el paciente pueda volver a ingerir cualquier tipo de fármaco.
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Precauciones
Terapia de Apoyo
Tratamiento psicoanalítico
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La frecuencia de las sesiones psicoterapéuticas puede ser de hasta de más de una vez al
día si es necesario, en especial durante los períodos cruciales, se recomienda permitir al
adolescente acceso al psicoterapeuta por medio del teléfono a cualquier hora del día.
Las intervenciones deben hacerse en un ambiente de confianza y empatía, sin que el
psicoterapeuta pierda su objetiva. El dialogo es esencial durante la entrevista, Gonzáles
(2004)
Este mismo autor plantea que se pueden utilizar una o varias de las siguientes medidas
terapéuticas:
Sobredosis con medicamentos de venta libre, de receta médica y sin receta también es
un método muy común, tanto para el intento de un suicidio como para lograr suicidarse.
Es importante supervisar cuidadosamente todos los medicamentos en el hogar.
También tome en cuenta que adolescentes intercambiarán diferentes medicamentos de
receta médica en la escuela y los llevarán (o almacenarán) en sus casilleros o en la
mochila. Las cantidades de suicidios varían entre niños y niñas. Las niñas piensan en e
intentan suicidarse dos veces más que los niños y tienden en intentar suicidarse por
medio de una sobredosis de drogas o cortándose. En cambio, los niños fallecen por
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suicidio cuatro veces más que las niñas, tal vez porque tienden a usar métodos más
letales, como armas, colgándose o saltando desde alturas.
Puede ser difícil recordar cómo se sentía ser adolescente, atrapado en esa área gris entre
la niñez y la edad adulta. Por supuesto que es una época de increíbles posibilidades,
pero también puede ser un periodo de estrés y preocupación. Se sienten presionados
para adaptarse socialmente, tener un buen desempeño académico y actuar con
responsabilidad.
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14.CONCLUSIONES
Podemos concluir que el SUICIDIO seguirá siendo un tema que se verá en el futuro
porque no se podrá erradicar fácilmente ya que no toda la población esta informada
y es alarmante que estando en el siglo XXI no todas las personas se den cuenta de
que su hijo, hermano, sobrino, nieto, etc., pueda sufrir de intento de suicidio.
Hemos visto que el suicidio ha comenzado desde hace mucho tiempo y sigue
existiendo, es momento de concientizar a las personas y que se den cuenta lo que
tienen alrededor. Es preocupante que en la sociedad no haya charlas sobre el
suicidio, esta claro que hay artículos y libros pero solo la persona que necesita esa
información, ya sea para un trabajo u otro motivo, buscaran sobre el tema. Pero la
población que tiene que saber el tema
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15.BIBLIOGRAFIA
http://www.monografias.com/trabajos53/suicidio/suicidio.shtml
https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001554.htm
http://www.psicologia-online.com/monografias/9/introduccion.shtml
http://kidshealth.org/es/parents/suicide-esp.html
http://www.monografias.com/trabajos89/el-suicidio/el-
suicidio.shtml#ixzz4kCY9KHb6
http://nancyquispepsicoe.blogspot.pe/2013/10/monografia-de-suicidio.html
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16. ANEXOS
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