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Asistencia Técnica HERNAN MUÑOZ ASTETE, Ingeniero Químico

Capacitación Lic. Prog. Calc. Reg. Nac. Nº 5603516320

DESTRUCCIÓN DE EXPLOSIVOS

Ingeniero: HERNAN MUÑOZ ASTETE

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PSJE. LAS FLORES 11916


LAS CONDES - SANTIAGO
FONO- FAX: 2431583
E-Mail homunoza@vtr.net
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DESTRUCCION DE EXPLOSIVOS

1.- INTRODUCCIÓN

La destrucción de los explosivos industriales y sus accesorios, entendiéndose por tal


su descomposición de forma que no pueda producirse su regeneración, es una
operación que exige la adopción de una serie de precauciones específicas y,
particularmente cuando se trata de cantidades de cierta consideración, el
asesoramiento de un técnico especialista en explosivos, que dirija los trabajos y
establezca las medidas de seguridad necesarias en cada caso.

Sin embargo, puede presentarse la necesidad de tener que destruir con urgencia
algunos explosivos o accesorios, sin posibilidad de solicitar el consejo de un
especialista. Estas recomendaciones recogen una serie de conceptos básicos
aplicables en estos casos.

Como recomendación previa, de acuerdo con las disposiciones legales toda


destrucción de explosivos debe ser efectuada por una persona que tenga su Licencia
de Manipulador de Explosivos vigente y previa autorización de la Autoridad
Fiscalizadora que corresponda y bajo su presencia, hay que aconsejar el máximo
cuidado en la destrucción de explosivos; se trata de una operación no habitual en la
que deben extremarse las precauciones sobre las empleadas en la utilización normal
de los mismos explosivos. Ha de tenerse en cuenta, además, que, exceptuando casos
aislados en que se destruyen explosivos útiles, por corresponder a restos que no
interesan o no se pueden almacenar en depósitos adecuados, la mayoría de las
destrucciones lo que son de explosivos o accesorios inservibles, cuyas
características pueden estar modificadas y, por lo tanto presentar riesgos no
habituales.

2.- SISTEMAS DE DESTRUCCION

Para la destrucción de los explosivos y los accesorios pueden utilizarse diversos


métodos que cabe clasificar en:

• Destrucción por combustión.


• Destrucción por explosión.
• Destrucción química por disolución.

En algunos países, y en regiones próximas al mar o a lagos profundos, se destruyen


sumergiéndolos en zonas específicamente establecidas por la Autoridad.

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Evidentemente, es un método económico y seguro para la eliminación de residuos,


que sólo requiere la existencia de estas zonas adecuadas y debidamente autorizadas.

Los sistemas más utilizados son la destrucción por explosión y por combustión. La
destrucción por métodos químicos ofrece en general, el inconveniente de un alto
costo y una cierta dificultad. No obstante, como veremos más adelante, el sistema
más adecuado para algunos explosivos es la disolución parcial en agua.

En principio, y salvo condicionantes topográficos, el método de destrucción más


aconsejable, en la práctica de las explotaciones mineras, consiste en provocar la
explosión de los materiales a destruir, dado que esto es la aplicación de los sistemas
habituales de trabajo, sin más diferencia, en todo caso, que la existente entre una
explosión confinada en un barreno y una explosión al aire. Sin embargo, la
proximidad a zonas habitadas puede impedir la aplicación de este método; la
explosión al aire origina una fuerte onda aérea, con los consiguientes riesgos y
molestias. En estos casos, debe adoptarse la destrucción por fuego, ya que la
probabilidad de que la combustión se transforme en detonación es mínima, siempre
que se adopten las precauciones adecuadas.

Con independencia del sistema de destrucción que se adopte, por explosión o por
combustión, deben considerarse unas distancias de seguridad tanto respecto a zonas
habitadas y vías de comunicación como en lo relativo al lugar de refugio del
personal que realiza la destrucción.

TABLA I
Distancias mínimas a lugares habitados y vías de comunicación

Cantidad de explosivo Distancia mínima


a destruir aconsejable
Hasta 1 kg. 150 m
De 1 a 2 kg. 200 m
De 2 a 5 kg. 250 m
De 5 a 10 kg. 325 m
De 10 a 25 kg. 450 m
De 25 a 50 kg. 550 m
De 50 a 100 kg. 700 m

En la Tabla I se indican las distancias mínimas que deben existir entre el lugar de
destrucción y las casas o lugares habitados y vías de comunicación (salvo que se
haya impedido el acceso a ellas) más próximas. Ha de tenerse en cuenta que estas
distancias mínimas no garantizan contra eventual rotura de algún vidrio; para esto,
sería necesario, al menos, triplicar las distancias indicadas, sin que, pese a esto,
pudiera obtenerse la seguridad absoluta.
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TABLA II

Distancia mínima de protección del personal encargado


de la destrucción (a cubierto de proyecciones)

Cantidad de explosivo Distancia mínima


a destruir aconsejable
Hasta 1 kg 50 m
De 1 a 2 kg 60 m
De 2 a 5 kg 75 m
De 5 a 10 kg 100 m
De 10 a 25 kg 125 m
De 25 a 50 kg 150 m
De 50 a 100 kg 200 m

La Tabla II corresponde a las distancias mínimas que deben guardarse entre el lugar
donde se deposite el explosivo para su destrucción y el escogido para el refugio del
personal encargado de la operación. Este lugar debe elegirse de modo que presente
adecuada protección contra eventuales proyecciones.

Debe también tenerse en cuenta la necesidad de establecer una adecuada vigilancia


en los alrededores del lugar de destrucción. Debe impedirse el acceso a un radio
alrededor del lugar de destrucción, doble, como mínimo, a las distancias
indicadas en la Tabla II.

2.1. Destrucción por combustión

La mayoría de las sustancias explosivas utilizadas en la industria civil, en


condiciones adecuadas, pueden quemarse, y esta descomposición destruye sus
primitivas cualidades explosivas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta siempre la
posibilidad de que la combustión se transforme en una deflagración enérgica o en
una detonación, con repercusión tanto sobre los seres vivos y edificaciones del
entorno, como sobre el propio personal que efectúa la destrucción. No debe
olvidarse que, aunque los explosivos están formados por materias Químicas
estables, son capaces de explotar, es decir, transformarse con producción de energía
y gases, bajo la acción de pequeñas cantidades de energía.

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Destrucción de Dinamita de pequeño diámetro por combustión

Uno de los modos de aporte de esta energía es el calentamiento del explosivo; al


alcanzarse una determinada temperatura, variable para cada sustancia, comienza
una reacción que crece exponencialmente con el aumento de la temperatura. Los
productos originados durante esta reacción, por lo que las materias explosivas
sometidas durante cierto período a temperaturas elevadas, del orden de las
existentes en una combustión, pueden llegar a explotar.

Debe tenerse en cuenta que la cantidad de explosivo y, principalmente, las


dimensiones de los cartuchos, juegan un papel muy importante, ya que la emisión de
calor es proporcional al volumen y la radiación a la superficie, por lo que el riesgo
es más del doble en un cartucho de 2 ½ “ de ∅ que en uno de 1 “ de ∅ y casi el
triple en uno de 8 “ de ∅ que en uno de 2 ½ “ de ∅. Por lo tanto, debe procurarse la
elección de un lugar con adecuadas protecciones para las proyecciones lanzadas
desde un hipotético foco explosivo no alcancen a personas o edificios, ya que éstas,

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si el personal está adecuadamente protegido, constituyen el mayor riesgo en caso de


producirse explosión.

Combustión de restos de explosivo sensibilizado con nitroglicerina.

El alejamiento de viviendas y vías de comunicación es una norma a seguir.

Asimismo, deberá buscarse un lugar desprovisto de vegetación, a fin de minimizar


el riego de incendio. Cuando se efectúen varias operaciones de combustión, debe
utilizarse para cada operación un emplazamiento diferente y convenientemente
separado de los demás; una combustión no deberá realizarse en un emplazamiento
ya utilizado, hasta que haya transcurrido un amplio tiempo (recomendable 24 horas)
de la combustión anterior.

Para proceder a la combustión se prepara una “cama” alargada de un ancho de 50 a


80 cm de leña fina, matorrales secos, paja etc.

Los cartuchos se extienden en hilera sobre esta cama, sin formar montón, evitando
además que se caigan de la “cama” o estén en contacto con el suelo.

Nunca deben quemarse las sustancias explosivas en sus cajas o bolsas de embalaje.
En general, debe evitarse por todos los medios el confinamiento de las cargas a
destruir, ya que éste aumenta el riego de explosión. Si el explosivo no es muy
combustible (como los acuageles, emulsiones o permisibles), o la leña está algo
verde o húmeda, debe iniciarse el conjunto con petróleo para favorecer la
combustión.

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Disposición del cordón detonante para destruir por combustión.

En un extremo de la pira se colocará una brazada de leña, hojas o papel bien seco
(en caso contrario impregnado de combustible), en donde se prenderá el fuego, para
no hacerlo directamente. Debe tenerse en cuenta que el sentido de propagación del
fuego tiene que ser contrario a la dirección del viento, a fin de impedir que la llama,
dirigida por el viento, incida en el explosivo forzando el calentamiento del mismo,
pudiendo degenerar el proceso en explosión.

Combustión de restos de cordón detonante.

Iniciado el fuego se retirará el personal al lugar previamente elegido para resguardo


durante el proceso de destrucción. Terminada la combustión, se dejará transcurrir,
como mínimo, media hora para que se enfríen los restos, y entonces se examinarán
detenidamente para comprobar si queda explosivo sin quemar. En el caso de que se
hubiera cortado el fuego, se preparará la continuación del mismo, una vez que el
obligado enfriamiento del explosivo hubiese terminado, añadiendo petróleo o leña
seca.

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En caso de formación de costras (sales fundidas por el fuego y posteriormente


solidificadas), resulta conveniente recogerlas y proceder a enterrarlas: pueden ser
perjudiciales para el ganado.

2.2. Destrucción por detonación

Tal como se ha indicado anteriormente, es el método más adecuado para destruir


materias explosivas, por su simplicidad y rapidez y ser aplicación de una técnica de
trabajo perfectamente conocida por los usuarios de explosivos. Sin embargo,
insistimos en que a veces no es aplicable por la proximidad de zonas habitadas que
pueden resultar afectadas, dado que las explosiones suelen realizarse al aire. La
Tabla I indica las distancias se seguridad aconsejables en estas destrucciones.

Con respecto al campo de aplicación, puede decirse que abarca todos los explosivos
y accesorios, aunque no sea el más idóneo para todos ellos. Sin embargo, cuando
los explosivos se encuentren en mal estado de conservación, o haya sospecha de
ello, especialmente si se trata de explosivos de nitroglicerina - nitroglicol, el método
de explosión es siempre el más aconsejable, pues requiere una manipulación
mínima de las sustancias explosivas, pudiéndose a veces proceder a la destrucción
sin necesidad ni de abrir las cajas de explosivo.

Dentro de este sistema de destrucción, pueden establecerse las diferenciaciones


siguientes:

2.2.1. Explosión al aire

Por su simplicidad es el procedimiento más generalizado. La elección del lugar


donde se efectuará la destrucción debe hacerse con cuidado, teniendo en cuenta la
Tabla I de distancias. Debe tenerse siempre presente que en los efectos de la onda
aérea influyen de forma muy notable la dirección y velocidad del viento, la
nubosidad, la temperatura ambiente y la humedad relativa; por tanto, resulta
aconsejable en la práctica superar en lo posible las distancias mínimas de la Tabla I.

El terreno donde se efectúe la destrucción debe estar limpio de malezas y ramajes,


para evitar el posible peligro de incendio, y de piedras, con lo que se eliminarán
peligrosas proyecciones. En todo caso, si existe vegetación seca, es conveniente
humedecerla mediante el adecuado riego.

La cantidad de explosivo a destruir cada vez depende fundamentalmente de la


mayor o menor proximidad a lugares habitados o de paso, de la cantidad total de
explosivos a destruir y de la mayor o menor facilidad de su transporte al lugar de
destrucción.
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Cuando la cantidad a destruir cada vez es de 25 ó 50 kg. no es necesario extraer el


explosivo de sus cajas: basta introducir un cebo en las mismas.
Fundamentalmente, el explosivo se manipula de la misma manera que en una
tronadura normal: colocación de un cebo e iniciación del mismo por cualquier
sistema de encendido. Si los explosivos a destruir están en perfectas condiciones, el
cartucho cebo de la carga se puede formar aprovechando uno de los que se pretende
destruir; cuando el explosivo se encuentra, o hay sospechas de que se encuentre en
mal estado, el cartucho cebo se preparará con explosivo “fresco” y se adosará a la
carga a destruir

Cabe también sustituir el cartucho cebo por un ramal de cordón detonante,


enrollado alrededor del explosivo a destruir, cebado con un detonador en uno de
sus extremos, Cuando se trata de explosivos muy insensibles, o muy
descompuestos, es necesario utilizar un cebo suficientemente potente para asegurar
su destrucción total.
La iniciación de la explosión se hará preferentemente por medio de un detonador
eléctrico, aunque también cabe utilizar un detonador corriente y mecha lenta. En el
primer caso, el encargado de la destrucción accionará el explosor desde un refugio
alejado del lugar de la destrucción una distancia como mínimo, igual a las
indicadas en la Tabla I; en el segundo caso, la mecha debe tener la longitud
suficiente para permitir que el encargado de encenderla, alcance el refugio antes de
que se produzca la explosión, con toda tranquilidad.

La iniciación eléctrica, además de proporcionar una mayor seguridad, permite


destruir en un mismo tiempo varias partidas de explosivos, espaciando la iniciación
mediante detonadores de retardo, Con el objeto de que el espaciamiento de las
ondas aéreas originadas sea apreciable, es necesario utilizar siempre detonadores
eléctricos de retado de ½ segundo, nunca de milisegundo (MS). En este caso, las
partidas a destruir deben estar lo suficientemente alejadas entre sí, no sólo para que
no se origine una explosión por simpatía, sino también para que la destrucción de
una partida no disgregue la adyacente, esparciéndola por el terreno e impidiendo su
total iniciación por el detonador correspondiente.

Para esto, en el caso de que se realicen varias destrucciones conjuntas mediante


detonadores de retardo, las distancias a las que deben colocarse unas partidas de
otras deben ser al menos dobles de lo indicado en la Tabla III

2.2.2. Explosión confinada en un barreno

Este método consiste en la perforación de uno o varios barrenos, calculando su


cuadrícula de manera que no se produzcan en la tronadura proyecciones peligrosas
introduciendo en dichos barrenos el explosivo a destruir dándoles iniciación de
manera convencional.
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Este sistema de destrucción resulta de costo elevado y su preparación requiere


demasiado tiempo. No resulta práctico y sólo es aconsejable cuando se trata de
destruir grandes cantidades de explosivos, cuya destrucción al aire no es factible por
razones de distancia a lugares habitados, o pequeñas partidas de explosivos o
accesorios que se introducen para su destrucción en la carga de los barrenos de una
tronadura normal, tal es el caso de los sobrantes, que su devolución a polvorín no
sea posible de efectuar por alguna causa justificada.

En cierto modo, resulta similar a este método la destrucción de materias explosivas


en pozos o galerías de minas abandonadas. Sistema eficaz cuando se trata de
destruir materiales u objetos explosivos que pueden dar lugar a proyecciones
importantes, En este caso, debe tenerse en cuenta que la onda de presión resulta
muy reforzada por el efecto de cañón del pozo o las galerías, y por las reflexiones
que en ellas tienen lugar. Por ello, es aconsejable que el alejamiento entre el lugar
de refugio y el de destrucción sea del orden del doble de lo indicado en la Tabla II.

2.2.3. Explosión bajo arena

Cuando se desea destruir por explosión pequeñas cantidades de explosivo, cuya


detonación al aire no es posible por razones de seguridad, es factible utilizar el
procedimiento de explosión bajo arena.

El método de explosión bajo arena consiste en enterrar la carga a destruir bajo un


montón de arena fina, exenta de piedras que puedan originar proyecciones. La
cantidad de arena re recubrimiento debe calcularse ampliamente, uno o varios
camiones de arena, según las cantidades a destruir. La iniciación será siempre
eléctrica o no eléctrica, iniciándose la carga a destruir con doble cebo.

Este sistema de destrucción presenta dos inconvenientes: por una parte, la nube de
polvo que se origina es muy intensa y, por otra, resulta difícil, en caso de fallo,
recuperar el explosivo no destruido.

2.2.4. Explosión bajo agua

La destrucción de explosivos por explosión bajo agua es prácticamente el único


procedimiento que puede seguirse en el caso de trabajos de tronaduras submarinos,
aunque puede utilizarse igualmente en aquellas otras obras que estén próximas al
mar, lagos o ríos caudalosos. Para evitar proyecciones importantes, debe disponerse
de una profundidad mínima de agua de 4 ó 5 metros.

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En general, salvo en casos obligados, debe evitarse este tipo de destrucción, pues, si
bien no contamina el agua, sí, por el contrario, destruye por efectos de la explosión
la vida animal acuática en radios muy amplios.

2.2.5. Cantidades de explosivos a destruir

En principio, las cantidades de explosivo a destruir en cada operación pueden ser


cualesquiera, siempre que se adopten las distancias de seguridad correspondientes y
se sigan las instrucciones aconsejables al método adoptado.

No obstante, en general, no deben sobrepasarse los 12,5 kg. por operación,


especialmente cuando la destrucción se efectúa por combustión.

Si, como consecuencia de la cantidad total a destruir, fuera necesario fraccionar el


explosivo en diversas partidas, debe situarse con una separación entre sí, tal que la
explosión eventual o provocada de una partida no origine la de las adyacentes.

TABLA III

Distancia entre partidas de explosivos a destruir

Cantidad de explosivo Distancia mínima


a destruir aconsejable
Hasta 1 kg 2m
De 1 a 2 kg 3m
De 2 a 5 kg 5m
De 5 a 10 kg 7m
De 10 a 25 kg 10 m
De 25 a 50 kg 15 m
De 50 a 100 kg 20 m

Estas distancias, especialmente en el caso de grandes cantidades, deben duplicarse


en la práctica, a objeto de evitar el desmoronamiento de las pilas de materias
explosivas preparadas para su destrucción.

2.3. Destrucción por disolución

Este método sólo es aconsejable para aquellos productos que, siendo pulverulentos,
se disuelvan en algún líquido barato (agua por ejemplo) y no den restos peligrosos
contaminantes.

Prácticamente se reduce este procedimiento a la destrucción de los Anfos.


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3. DESTRUCCION DE EXPLOSIVOS INDUSTRIALES

En la destrucción de los explosivos industriales se pueden emplear los dos métodos


anteriormente indicados en función de la composición química del explosivo y del
diámetro de los cartuchos. Para determinados explosivos, resulta más cómodo y
seguro utilizar procedimientos específicos que se indicarán.

Como consecuencia de un prolongado almacenamiento en condiciones inadecuadas,


sobre todo un exceso de humedad, puede varias la constitución primitiva del
explosivo, Las sales solubles contenidas en el explosivo se disuelven parcialmente,
especialmente en aquellos que contienen pequeñas cantidades de aceite explosivo.
Al diluirse las sales, la nitroglicerina - nitroglicol pueden exudar, si el explosivo es
pulverulento, con lo que se pierde la seguridad en el manejo. En condiciones
extremas, lo mismo llegar a ocurrir con los explosivos gelatinosos, aunque su
absorción de agua es mucho más lenta y la exudación mucho más improbable.

Estas exudaciones en principio de sales disueltas, posteriormente de compuestos


nitroaromáticos (dinitro - tolueno o aceites de trotil) y finalmente hasta de
nitroglicerina - nitroglicol, deben ser embebidas, junto con sus residuos, en
abundante aserrín antes de proceder a su recogida y posterior destrucción. Las
manchas o impregnaciones del suelo deben lavarse, como medida de precaución,
por medio de una solución caliente de carbonato sódico, fregándolo con cepillo y
finalmente con agua caliente. Todo el material impregnado (cajas, bolsas, etc.). debe
ser destruido con precauciones semejantes a las indicadas para la destrucción de
explosivos.

3.1. Explosivos con nitroglicerina (Amón Gelatina, Tronex, Softron, Permisibles)

El método más rápido y eficaz de destrucción, se dispone de un lugar


suficientemente alejado de todo lugar habitado o de tránsito, es provocar su
explosión, de acuerdo con las normas indicadas en el apartado 2.2. Todos los
explosivos pueden ser iniciados con un cebo adicional, aunque se encuentren
húmedos e incluso mojados. Cuando se trate de explosivos deteriorados, la sobre
carga o cebo de explosivo gelatinoso debe ser como mínimo del 20% del peso total
de explosivo a destruir.

Cuando sea necesario proceder a la combustión del explosivo, se procederá de


acuerdo con lo indicado en la presente Cartilla, teniendo la precaución de que la
capa de explosivo sea lo más delgada posible, sin que supere su espesor a los 5 cm.
Es de destacar que ciertos explosivos pulvurulentos, especialmente los permisibles,
arden mal y tienden a explosionar si no se les ha impregnado adecuadamente con un
combustible líquido como el petróleo.

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El agua no resulta apropiada para destruir este tipo de explosivos, ya que las
gelatinas no son solubles en ella, y en el caso de los explosivos permisibles, aunque
lleguen a disolverse las sales, ueda insoluble, entre otros aceites, la nitroglicerina -
nitroglicol, lo

que puede resultar peligroso, excepto que se sumerjan en grandes cantidades de


agua, como cuando se destruyen arrojándolos al mar o lagos profundos.

3.2. Explosivos sin nitroglicerina

En general, el mejor método de destrucción es mediante disolución en agua, aunque


debe tenerse en cuenta que ésta queda contaminada, principalmente por nitratos. Sin
embargo, conviene hacer alguna especificación concreta para los diferentes tipos
actualmente más usuales.

Anfos. Se disuelven muy fácilmente en agua, en la que sobrenada el aceite


combustible que contiene. Si no se dispone en las proximidades de una cantidad de
agua corriente adecuada, regándolo abundantemente con una manguera puede
resolverse fácilmente el problema.

Acuageles (Slurrys). El procedimiento más apropiado es su combustión. En la


modalidad vertible o a granel, es aconsejable abrir el embalaje y extenderlo sobre la
cama de paja o aserrín preparada al efecto.

Emulsiones explosivas. También el procedimiento más apropiado es su


combustión, siendo recomendable en las modalidades a granel un aporte extra de
combustible para facilitar la combustión.

En toda combustión de explosivos se deben guardar las precauciones indicadas en el


punto 2.2.5. Cantidades de explosivos a destruir.

3.3. Pólvoras (pólvora de mina, pólvoras negras y pólvora sin humo)

En general, las pólvoras pueden destruirse disponiendo un reguero de las mismas


en un sitio despejado y donde no exista riesgo de provocar un incendio. Para iniciar
el reguero debe utilizarse un trozo de mecha lenta, cuya longitud mínima será de
1,50 m (para evitar toda posibilidad de que, al encenderla, una chista provoque la
iniciación de la pólvora).

Teóricamente, las pólvoras negras pueden destruirse por disolución en agua, ya que
al humedecerse pierden sus cualidades explosivas y uno de sus componentes, el
nitrato de potasio, es soluble. Sin embargo, la disolución es muy lenta en la práctica,
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y para conseguir resultados satisfactorios, es necesario utilizar agua caliente y un


método de agitación eficaz. Además, ha de tenerse en cuenta que, si bien al
humedecer la pólvora se forma una pasta no explosiva, ésta recupera su alto poder
de ignición una vez seca.

Cuando se trata de destruir pólvoras insensibilizadas por su alto contenido en


humedad, resulta recomendable, para lograr la destrucción total, cubrir la pólvora a
destruir con una cantidad igual de pólvora en perfecto estado.

4. DESTRUCCION DE ACCESORIOS

los diferentes accesorios para tronaduras exigen procedimientos específicos de


destrucción. Esta puede ser particularmente delicada y difícil, como en el caso de
los detonadores, y aún más cuando se trata de residuos antiguos y deficientemente
conservados.

4.1. Mecha lenta para minas

El mejor sistema para destruir la mecha lenta o de seguridad es proceder a quemarla


(destrucción por combustión). Se colocarán sobre la hoguera los rollos de mecha,
sin apilarlos unos sobre otros, aunque pueden colocarse rollos completos de 100
metros. En estas condiciones el riesgo es mínimo, por lo que no es necesario
guardar las precauciones de seguridad y protección personal indicadas
anteriormente. Sin embargo, el humo originado es muy abundante y denso y puede
originar molestias.

Rollos de mecha lenta dispuestos para ser destruidos por combustión.

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4.2. Cordón detonante

El cordón detonante arde bien, y el recubrimiento de cloruro de polivinilo ayuda


a la combustión. Por todo esto, la forma mejor para destruir cordón detonante es
extendiéndolo longitudinalmente sobre una cama de leña seca, hojas o paja,
impregnándolo en petróleo como en el caso de los explosivos convencionales.

Nunca debe quemarse en los carretes, pues el confinamiento, unido a la elevación


de la temperatura, podría provocar la detonación.

También puede destruirse detonándolo si no hay problema de alarma, por onda


aérea, ya que el ruido ocasionado es muy intenso. Para ello, se extiende en tramos
de 100 m como máximo sobre el terreno y se procede a su iniciación de acuerdo con
los métodos y precauciones empleados en las tronaduras habituales. Deberá
cuidarse que el terreno elegido para la destrucción no esté recubierto por hojas secas
u otros materiales fácilmente combustibles, ya que en estos casos existe un elevado
riesgo de provocar un incendio.

Debe tenerse en cuenta, al destruir por explosión el cordón detonante, que el


detonador empleado de potencia Nº 8, colocado en la forma habitual, no posee
energía suficiente para iniciar el cordón cuando la Pentrita correspondiente esta
parte está húmeda, a no ser que se realice la iniciación axial del mismo, enfrentando
un detonador a un corte limpio de cordón detonante. En este caso, puede iniciarse el
cordón mediante un cartucho cebo, dispuesto en contacto y paralelamente al
cordón, o reforzando la acción del detonador, mediante tres o cuatro trozos de
cordón seco y en buen estado, de unos 10 cm de longitud, que rodeen al detonador
formando un mazo con éste y el cordón a destruir.

En el caso del cordón reforzado se debe preferir la detonación, pues el


confinamiento proporcionado por su recubrimiento reforzado, lo hace más peligroso
para ser quemado.

4.3. Detonadores y conectores de retardo

Ha de tenerse en cuenta en la destrucción de detonadores que, a veces, se trata de


partidas antiguas mal conservadas y, por tanto, deterioradas; si esto sucede, su
manipulación es más peligrosa y obliga a adoptar el máximo de precauciones. Los
detonadores, principalmente los corrientes o de mecha, son sensibles a la humedad,
que pueden llegar a inhibirlos ante sus métodos de iniciación habituales; sin
embargo, estos detonadores conservarán su sensibilidad, acrecentada si presentan
algún deterioro en la cápsula metálica, ante los esfuerzos mecánicos (golpes).

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E-Mail homunoza@vtr.net
Asistencia Técnica HERNAN MUÑOZ ASTETE, Ingeniero Químico
Capacitación Lic. Prog. Calc. Reg. Nac. Nº 5603516320

Si se trata de un número pequeño de detonadores, puede procederse a su destrucción


introduciéndolos en un barreno que esté cargado, entre dos cartuchos de explosivos.

También, y en este caso, pueden destruirse echándolos uno a uno en una buena
fogata previamente preparada, donde se originará su detonación progresiva; siempre
habrá que estar debidamente protegido contra la proyección de metralla de los
casquillos o cápsulas metálicas y de los tubos portarretardos, en su caso si se trata
de detonadores eléctricos, no eléctricos o conectores de retado.

Para cantidades considerables, el mejor sistema de destrucción consiste en provocar


su explosión bajo confinamiento, convenientemente preparados, con ayuda de
alguna cantidad de explosivos. La forma de destrucción adecuada es la siguiente:

• Se abre en el suelo un agujero de unos 30 o 40 cm de profundidad y unos 10 o 15


cm de diámetro.
• Se prepara un mazo o “piña” de unos 25 o 30 detonadores, como máximo,
agrupados con cinta adhesiva.
• Se coloca esta “piña” en el agujero, de modo que los alambres de conexión en el
caso de los detonadores eléctricos o los tubos de choque en el caso de los
detonadores no eléctricos, queden todos hacia un lado, sin mezclarse con las
cápsulas.
• Junto a ésta, y en el lado contrario a los alambres o tubos, se coloca un cartucho
cebo de dinamita de 1” de ∅.
• Se entierra el conjunto procurando, mediante un plástico o un papel, que la tierra
no separa los detonadores. Sobre éstos debe haber una capa de tierra de 30 unos
cm de espesor sin piedras que puedan ser proyectadas durante la detonación.
• Se procede a la detonación, teniendo que en esta destrucción se producen muchas
proyecciones de metralla formada por la cápsula metálica y cuerpos de plomo de
los cilindros de retardos, por lo que el operador debe situarse a cubierto a una
distancia de unos 100 metros.

En lugar del cartucho cebo, puede realizarse la destrucción utilizando cordón


detonante dispuesto de tal manera que rodee en dos o tres vueltas la “piña” de los
detonadores.

Con los conectores de retardo de superficie para cordón detonante se procede de


la forma anteriormente indicada.

En la elección del terreno donde se efectúe la destrucción, ha de procurarse que sea


lo más despejado y limpio posible, para poder revisar posteriormente si la
destrucción fue completa, ya que es posible que sean proyectados detonadores o
conectores no detonados.

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Asimismo, también es posible que, por la alta temperatura producida, los alambres
de conexión o tubos no eléctricos, que salen despedidos, estén incandescentes y
puedan provocar un incendio.
Si se emplea el mismo agujero para una nueva destrucción, antes de colocar un
nuevo manojo, debe inspeccionarse detenidamente el fondo, a fin de comprobar si
se ha enfriado y no queden restos de la explosión anterior.

Manojo de detonadores eléctricos para destruir mediante explosión.

Cuando la cantidad de detonadores eléctricos a destruir no sea excesiva, puede


procederse a efectuar conexiones en serie y efectuando el disparo según el
procedimiento convencional iniciando con un explosor, esto evita la posible
dispersión de detonadores no destruidos.

Asimismo, en la destrucción de detonadores puede utilizarse un estanque con más


de un metro de agua, en lugar de utilizar un a cavidad o nicho. De este modo, se
evitarán proyecciones y la posibilidad de incendio en los alrededores, aunque
pueden quedar detonadores sin destruir.

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5. DISPOSICIONES LEGALES (LEY Nº 17.798)

Según lo establecido en el Reglamento Complementario de le Ley Nº 17.798, sobre


Control de Armas y Explosivos, previo a cada destrucción se deberá comunicar a la
Autoridad Fiscalizadora respectiva, los tipos y cantidad de explosivos a destruir,
indicando la causa, solicitando su autorización para efectuar la destrucción y
señalando el lugar, fecha y hora propuesta para efectuarla.

La Autoridad Fiscalizadora procederá a autorizar dicha destrucción, ratificará la


fecha y hora de la destrucción, enviando un delegado para presenciar la destrucción
y verificar que los tipos y cantidades correspondan a los solicitados.

Al término de la destrucción procederá a dejar constancia de ello mediante un


ACTA DE DESTRUCCIÓN, en la que se dejará constancia detallada de los
explosivos y accesorios destruidos y empleados en ella, con este documento se
podrá rebajar de los Libros de Existencias de Explosivos, aquellos destruidos o
empleados en su destrucción, justificando de esta forma su disminución en los
inventarios.

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