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Lo que tenía que hacer el Juez de Residencia Rodrigo de Figueroa, una vez
llegara a la Española, iba mucho mas allá de someter de someter e juicio al
Licenciado Alonso de Zuazo. En la Corte Fonseca tuvo la cautela de reiterarle
parte de las instrucciones que anteriormente habían sido dadas a los Padres
Jeronimos en el sentido de confiscar los indios a los cortesanos absentistas, y
tuvo por otra parte el suficiente cuidado de abvertir a Figueroa, que a pesar de
esa orden, debía dejar esos indios en sus haciendas.
Pero eso no fue todo lo que ordenaron, conjuntamente con esas instrucciones y
atendiendo a las demandas de Las Casas, el Rey Carlos hizo promulgar de
nuevo las leyes de Burgos con el propósito de que sirvieran de garantía.
En relación con los pueblos que tengo puesto en pobranza de vida política
Figueroa tambien tenia sus dudas de que sirvieran para algo en cambio nadie
tenia duda de cual seria la suerte ultima de los indios disimuladamente
encomendados. A pesar de los inconvenientes que padecía esta política de
encomiendas discimuladas Figueroa no fue por eso aceptado en buen grado
por los hombres del grupo oficial, quienes no querían competidores en su afán
por apropiarse de todo el poder y de todos los indios para si.
Para probar que ellos tenia razón los vecinos de Santo Domingo dieron poder
a Benito Prado para que como procurador averiguara las causas de la
despoblación de la isla y determinara los lugares de la misma en la que todavía
quedaba población castellana. A juzgar por las declaraciones de todos los
interrogados la Española estaba desolada y poco faltab apara que en ella se
acabase, de los 15 pueblos que habían originalmente ahora solo quedaban 12
y estos muy despoblados. Si había algo que detenia a muchos de ellos eran
sus deudas ya que sus a creedores no los dejaban abandonar la colonia hasta
tanto no salieran de sus compromisos.
Los inmigrants que los vecinos de Snato Domingo pedían con tanta
vehemencia lo buscaban en su España, desde 1518 Bartolome de las Casas y
Luis de Berrio, un escudero que actuaba bajo las ordenes del clérigo gracias a
una dispensa real , pero buscaban entre las gentes menos indicadas, pues lo
que los vecinos de Santo Domingo querían eran comerciantes y personas que
pudieran venir y contratar pensonas en dicha isl, sin que para ellos se
necesitara licencia u otra cosa.
Ese azúcar de que hablaba Gorjon no era nada nuevo, caña de azúcar había
en España desde ls mismos dia en que Miguel de Cuneo construía
sudorosamente sus cabañas techadas de hierba en la Isabela.. su desarrollo
fue tan notable que en poco mas de dos semanas las etacas crecieron
alrededor de veintidós pulgadas .
Nadie mas volvió hablar de caña de azuacar en la Española hasta que en 1506
un vecino de la Conpcion de la Vega llamado Aguilon hizo azúcar en esta isla
con ciertos instrumentos de madera con que exprimía el zumo de caña y aun
no bien hecha por no tener buen aparejo tenia verdadera y casi buen azúcar,
este producto sivio para abastecer el mercado local .
Un encomendadero que vio con claridad las ventajas que podían derivarse de
esa nueva situación fue un vecino de Santo Domingo , el Bachiller Gonzalo de
Vellosa, quien a su propia consta grandes y excesivos gastos, decidió importar
algunos técnicos canarios entendidos en el negocio del azúcar y con ellos
construyo un trapiche de aballos en riberas del río Nigua, con algunos
instrumentos mas convenientes.