Está en la página 1de 3

Críticas y aportaciones

Sobre los cuestionarios de la PVR

- Los códigos penales y el proceso por el cual se reforman no refleja todo aquello
que para la sociedad es realmente amenazante. Acuño el término “molestia
social”, la cual no es una figura jurídica pero si resulta en la desesperación del
grupo familiar y/o social por encontrar algo que impida a la persona seguir
haciendo daño o que al menos, aleje a la persona del espacio físico donde está
haciendo daño.
- Lo primero que hay que restaurar es la confianza de la víctima hacia las
instituciones, porque el trabajo hecho con el delincuente no aparece respaldado
por la misma institución ante los ojos de la sociedad.
- Uno de los moduladores es la violencia, algunas de las características que
muestra el perfil del delincuente, son patrones de defensa ante situaciones que le
son dramáticamente adversas. Desafortunadamente el estigma reproduce esa
violencia. Resta al menos incluir en el tratamiento un serio abordaje del estigma,
finalmente nuestras sociedades están afectadas por la violencia y las
representaciones que se tienen de las mismas. Mientras no sepamos que hacer
con ella más que castigarla, no se aplicarán otras alternativas. Dicho de otra
manera, no sabemos que hacer con la violencia que representa la figura del
delincuente, porque representa nuestra propia violencia, esa que no podemos
justificar.
- Otro problema es precisamente la participación ciudadana. Existe una sensación
flotante de que participar en ello es tener que confrontarse tarde o temprano
entre vecinos (aquí entra el valor preventivo de la mediación), cargar con la
responsabilidad y las posibles recriminaciones.
- Recordemos que el castigo, como representación social tiene mucho peso en
nuestras culturas basadas en un pensamiento de “colonizados” pues está inserto
en espacios que van desde lo cotidiano hasta lo divino. Por ello es difícil
concebir que a quien daña, le puedan dejar de suceder cosas “malas”.
- La disuasión es para la sociedad, hace falta entonces trabajar más en ella, es
lógico, no?
- La PVR implica mayor participación de personal. En una prisión un elemento de
vigilancia supervisa grupos de reos. Su actividad puede ser rápidamente
complementada por sus compañeros. Por otro lado, quién se encargará de dar
soporte a su subsistencia, si se limitarán sus actividades? Qué tipo de actividad
laboral le permitiría cubrir su necesidades si en ocasiones dos trabajos no son
suficientes? Recordemos que la inestabilidad y económica son fuertes
predisponentes.

TESIS
- De entrada, yo he propuesto que se generen cárceles que luego, cuando han
conformado comunidades autorreguladas, les sean retiradas las bardas
perimetrales, Ejemplo la Colonia Penal de las Islas Marías y anteriormente,
Sydney, Obviamente, no son “Express”.
- La reacción hacia el delito y el delincuente es excluyente, ¿porque insistir en
reinsertarlos si ni siquiera es deseado por la sociedad y a veces ni siquiera por la
familia? ésta misma también sufre rechazo.
- La metodología es congruente, finalmente, luego de una amplia exploración, se
limita a describir, por ello difícilmente sustenta la propuesta de la PVR, la cual
debería sustentarse sobre un modelo sometido a pruebas dentro del esquema
cuantitativo o una investigación más abierta hacia los diversos grupos sociales
que conforman el contexto donde se aplicarían los resultados de este trabajo.
- Dentro de los no especialistas familiarizados con la situación de encierro hace
falta el personal de prisiones, no los directivos, finalmente la muestra son
actores periféricos respecto del delincuente en prisión. La prisión es una
subcultura y debe incluirse su análisis. El acierto es preguntar a los ex – reos,
pero aún ellos han introyectado un código que los obliga a “maquillar” muchas
cosas malas, pero también las buenas.
- Muchas alternativas a la prisión solo parten del hacho de no poder hacer más
prisiones y mantenerlas, no del interés por generar auténticas alternativas.
- Otra pregunta sería ¿Quién quiere encerrar a quien? Moscovici nos decía que su
teoría pretendía estudiar los grupos emergentes y que muchos de ellos eran
percibidos en un primer momento como insurrectos, delincuentes y, por lo tanto
punibles. Entonces ¿Quién está evitando ser encerrado?
- En este trabajo sería importante incluir los planteamientos actuales de la Dra.
Marchiori acerca de las redes de apoyo social a las víctimas y los del Dr.
Rodríguez Manzanera, respecto a la estructura social que debe construirse para
favorecer una justicia restaurativa.
- Respecto a las prisiones, el tratamiento individual se confronta con la
convivencia real de un individuo con una enorme comunidad de personas en
conflicto con la norma.
- Sea cual fuere el esquema, Punitivo o restaurativo, el problema sigue siendo
¿Quién va a convencer a los delincuentes de que vivir de acuerdo a las normas
es el camino hacia la realización económica, familiar e individual, si todos nos
quejamos de ellas y sus instituciones?
- Los que trabajamos en prisiones: Médicos, Psicólogos, Trabajadores Sociales,
Profesores, somos personas de las que el interno “puede captar cierto esfuerzo del
personal para ayudarlo a sobrellevar su enfermedad o a curarse”. y apoyamos a su
familia. Si, somos pocos, pero también existimos. Le regresamos al interno el
sentido no solo del encierro, sino de su vida, para que sobrelleve la situación de
encierro frenando su deterioro psicosocial, somos el primer contacto que una
persona tiene con un sistema de salud física y mental, porque los programas
fuera de la prisión no alcanzaron a llegar a su comunidad, en la mayoría de los
casos.
- Un comentario: Si a algunas personas no se les tiene en prisión, su comunidad
las descuartizaría. Al menos a ese tipo de personas les conviene la “prisión
salvativa”.
- Resocializar ha sido considerado desde lo religioso (habría que decirlo), pero
dentro de lo político solo emergió como defensa de intereses lastimados, incluso
intelectuales (como los de Focault mismo) insisto es que no es una finalidad
auténtica. Además la historia enseña que si el encerrado (como Mandela) sale y
es autoridad, las consecuencias para los captores pueden ir desde un
remordimiento hasta la muerte, dependiendo del excarcelado y el prestigio social
que represente.
- Respecto a la corrupción, el juego se juega afuera y es político, quien llega tiene
que respetar lo que ya se estableció. La prisión si, puede ser un juguete político
que no tiene que ver con la justicia.
- Falta señalar que la mediación trasciende los intereses hacia los valores en que
éstos se sustentan, ello permite detectar valores comunes y favorecer el acuerdo.
- Las resistencias a la mediación provienen principalmente de los intereses
laborales de quienes prestan servicios de asesoría y representación legal,
muchos de ellos si, corruptos y otros no están dispuestos a salir de su zona de
confort. Es algo así como el seguir promoviendo los autos que funcionan a base
de gasolina cuando desde hace décadas podrían funcionar con agua... el tema de
la contaminación es secundario.
- El enfoque sistémico en este caso es una gran explicación para el observador,
pero no para los actores directos, haría falta crear un modelo experimental
contextualizado, para salir de las especulaciones.
- El Dr. Antonio Sánchez Galindo nos comentó que el problema también es la
visión con la que una autoridad llega a un centro penitenciario. Nuestro sistema
penitenciario en Jalisco, México, se estructuró en base a un enfoque humanista,
el cual se ha ido perdiendo para dar lugar a un enfoque político populista, que
responde a las fluctuaciones de la opinión pública. Esa visión, dice, determina
hasta la estructura de los espacios carcelarios. El ha apostado desde hace mucho
tiempo en un esquema mixto (tipo “internado”) en el que las salidas de los
internos, eran verdaderas jornadas culturales.
- El monitoreo electrónico es difícilmente sustentable por lo que implica para el
monitor. Ha vigilado Ud. a alguien por más de dos horas? la falla seguirá siendo
las limitaciones propias de la fisiología humana.
- Si el delito es poco leve o poco grave, eso no le quita la molestia que genera en
el grupo social, los intereses que afecta o los límites que rompe, vamos, ni
siquiera restaurará el tiempo que se le dedica a estructurar la situación de la
reparación del daño.
- Igual que Zaffaroni, creo que el planteamiento actual de las alternativas a la
prisión es solo un complemento del esquema punitivo.
- La pena privativa de la libertad comienza en cualquier interacción humana en
que surja la desconfianza, la cárcel es solo un referente visible. Transite por un
barrio antagonista al suyo y encontrará restricciones más imponentes que las
bardas de una cárcel. El inmueble es una proyección de lo que vivimos, de ahí la
dificultad del cambio de paradigma.
- De acuerdo con la conclusión respecto a la atención a las víctimas “Si las víctimas
no reciben reparación y el tratamiento no existe, encarcelar más será considerado cruel y
encarcelar menos será considerado peligroso y a las víctimas y a la sociedad se les
ofrecerá un espectáculo más o menos satisfactorio de acuerdo a sus convicciones
retributivas”

En general mi opinión es que justificar nuevas propuestas en base a las deficiencias


de lo que existe, resta calidad a lo que se propone y las alternativas pueden ser
adoptadas como un paliativo. Al final de tan exhaustiva revisión y realización de
encuestas esperaría la propuesta de un proceso que implicara varios niveles de
acción y acciones concretas. Insisto en que hace falta saber la opinión de quienes sí
trabajan directamente con el delincuente dentro de la prisión. Para ser psicología
social encuentro una ventaja y a la vez una desventaja: la contextualización. Si se
limitara a Argentina, pero nos enterásemos a detalle del contexto político, podemos
predecir qué clase de personas estarán propensas a ser encarceladas, pero no
podríamos estar debatiendo mucho, extenderlo a diversas realidades sociopolíticas
deberá ser, a mi punto de vista, el resultado de este debate en torno a esta tesis.

Atte. Heriberto Valdez Bonilla

También podría gustarte