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Datos de la Edición:
Editorial Omega, Barcelona, 1984
Capacidad de cobertura
Por desgracia, hasta un objetivo compuesto forma una imagen fotográfica aceptable
sólo en una porción limitada del plano focal. Podemos comprobarlo instalando una
cámara de modo que mire por una ventana. Córranse unas cortinas opacas y sujétense
con alfileres alrededor de la cámara a fin de bloquear toda iluminación, salvo la que
penetre por el objetivo. Sitúese la parte posterior de la cámara de modo que quede
inmediatamente detrás del objetivo, y quítese la placa de enfoque. Ahora, sosteniendo
una hoja grande (50 x 40 cm) de cartulina blanca como pantalla, examínese
cuidadosamente la imagen proyectada.
El objetivo reproducirá tan sólo una imagen de la escena exterior de un círculo de
iluminación, algo así como una vista a través del ojo de una cerradura. Todo alrededor
del centro de esta porción luminosa, en el eje del objetivo, la imagen aparece definida
con claridad y sin deformación. Avanzando a través del plano focal hacia zonas más
alejadas del eje del objetivo, se ve, sin embargo, que los detalles de la imagen van
haciéndose confusos y que la iluminación disminuye rápidamente.
Existen tres razones para esta “disminución”:
1) Las aberraciones de los objetivos sólo pueden corregirse en un grado limitado,
a lo largo del plano focal. Los rayos que forman imagen cerca del eje del
objetivo son corregidos más fácilmente que los rayos oblicuos que llegan a las
zonas exteriorse.
2) La luz procedente del objetivo y que llega hasta las zonas exteriores de la
imagen, se desplaza a mayor distancia que la luz que se dirige al área central.
Cada punto objeto cuya imagen se forma oblicuamente en las zonas exteriores
resulta por este motivo cada vez mayor y más tenue (ley del cuadrado inverso).
3) Visto oblicuamente desde las zonas de imagen exteriores, el diafragma del
objetivo aparece como una elipse, en lugar de un círculo. La profundidad del
barrilete metálico del objetivo bloquea también la iluminación en proporción
creciente, hasta quedar oscurecidos todos los rayos angulares extremos. Este
efecto es conocido con el nombre de “viñeteado”.
Si diafragmamos el objetivo se reducen la mayoría de aberraciones de este último,
y la calidad de imagen de las zonas exteriores puede verse que mejora constantemente.
También se reduce algo el viñeteado, ya que al diafragmar, la mayoría de rayos que
normalmente son recibidos tan sólo por las porciones centrales de imagen y oscurecidos
para las zonas exteriores, son detenidos por la abertura.
Esta cuestión del suficiente poder de cobertura para un tamaño de negativo dado
es de gran importancia al comprar objetivos de segunda mano, ya que esta información
no va grabada en la montura del objetivo. Es aconsejable efectuar el mencionado ensayo
visual, o bien —mejor todavía— hacer una fotografía propiamente dicha con el objetivo
colocado en una cámara de formato bastante más grande que la cámara en la cual tiene
que emplearse definitivamente.
Nota: El poder de cobertura debe siempre comprobarse con la máxima abertura de
diafragma, utilizando un sujeto distante. Cuando se hace avanzar un objetivo para
enfocar objetos cercanos es menor lo que se le exige en cuanto a poder de cobertura; los
rayos más oblicuos ya no se emplean en la formación de imagen.
Definición: “Poder de cobertura”. Es la superficie de iluminación circular
proyectada por un objetivo dentro de la cual puede dar imágenes con una definición e
iluminación aceptables. El campo cubierto por un objetivo (a abertura máxima y
enfocado al infinito) debe ser mayor que el formato de negativo que se use: este exceso
debe ser considerable si se intenta emplear movimientos de cámara.
Ángulo visual
Perspectiva
La perspectiva del sujeto viene alterada por la distancia del punto de observación. Con
el cambio de distancia focal se obtiene la inclusión de la misma cantidad del sujeto
desde distancias variables. Estos dos hechos pueden estar unidos entre sí. El fotógrafo
puede alterar la perspectiva de su sujeto acercándose o alejándose, y disfrazando el
cambio de punto de observación sustituyendo su objetivo por otro de distancia focal
diferente.
Volvamos al ejemplo de la casa. Se toma una fotografía con un objetivo de 7,5 cm
desde un punto de observación cercano (4 m). A continuación nos trasladamos a otro
punto situado a 40 m de distancia, pero si cambiamos nuestro objetivo por otro de
ángulo más estrecho (75 cm), reproduciremos el extremo cercano de la pared con una
imagen que tendrá el mismo tamaño que antes. Estas maniobras nos proporcionan dos
fotografías que, “al parecer”, han sido tomadas a la misma distancia del sujeto. En una
de ellas, la pared parece enormemente larga, debido a sus horizontales fuertemente
convergentes; en la otra, la profundidad de delante a atrás está relativamente
“comprimida”. (Véanse también las láminas 6-8.)
Este control sobre el tamaño de la imagen y sobre la perspectiva mediante la
distancia focal y el punto de observación tiene extrema importancia, ya que la cámara
normal da una imagen bidimensional de un sujeto originariamente tridimensional. La
persona que vea la fotografía definitiva tiene que decidir la “profundidad” del sujeto por
deducción, basándose principalmente en los tamaños relativos de los objetos que
aparezcan en primer término y en el fondo. Con ello pueden engañarse fácilmente.
Existen muchas aplicaciones comerciales de este control:
JUEGOS DE OBJETIVOS
5 cm en formato de 24 x 36 mm
7,5 cm en formato de 6 cm en cuadro
15 cm en formato de 12,5 x 10 cm
(Como guía aproximada de las distancias focales típicas para una cámara de
formato conocido:
El lado corto del formato del negativo = distancia focal del gran angular
La diagonal del formato del negativo = distancia focal del ángulo normal
Doble lado largo del formato del negativo = distancia focal del foco largo.)
Cuando una cámara tiene un objetivo “no intercambiable”, éste suele ser, por
supuesto, de la distancia focal que da un ángulo visual normal.
9 cm en el formato de 24 x 36 cm (28º)
16 cm en el formato de 6 cm en cuadro (28º)
25 cm en el formato de 12,5 x 10 cm (36º)
Evítese:
a) los súbitos cambios de temperatura o humedad. Dése tiempo al objetivo para
que su temperatura se iguale a la del medio ambiente.
b) tocar las superficies del objetivo, con lo que puede dejar grasa y sudor en él.
c) frotar el vidrio para que se suelten los granos de polvo o arena. Un pañuelo
sacado del bolsillo es uno de los peores instrumentos en estos casos.
d) lugar húmedo o contaminado químicamente donde guardar el objetivo.
e) golpes en el barrilete del objetivo.
Las caídas o cualquier otro tratamiento brusco pueden desalinear ligeramente los
elementos ópticos, dando aberraciones muy aumentadas. No se compre jamás un
objetivo de segunda mano que presente cualquier indicio de abolladura en su barrilete.
Si ocurre un accidente, páguese a un reparador óptico calificado para que le informe de
cualesquiera defectos que se puedan presentar en la formación de la imagen. Es preciso
poder tener confianza en el equipo que se usa.
Cuando un objetivo llega a presentar realmente una acumulación de polvo, se
puede limpiar con un pincel de pelo de camello totalmente limpio y deberá guardarse en
un estuche especial. Cualquier suciedad puede barrerse suavemente hacia el borde del
objetivo, de donde se sacará con un trozo doblado de tejido fino especial. La limpieza se
puede comprobar cómodamente mirando a través del objetivo a un fondo oscuro, con
una luz que ilumine al cristal por detrás. Si se descubre polvo o huellas que no hayan
podido eliominarse por el sistema mencionado, su limpieza deberá ser dejada para una
persona especializada, que lo quitará mediante limpiadores líquidos. Unos pesos
invertidos en la conservación de una pieza de equipo que puede costar muchísimo
dinero, hace que resulte una verdadera ganancia.
Cuestionario