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Cimbra, Marimba tu canto

melodías de cristal
y tiembla la cordillera
cuando vibra tu madera
de sonoro instrumental.

Marimba, tu arpegio de oro


es un poema canoro
que se quiebra en madrigal
de dulce melancolía
y al tornarse en poesía
se vuelve épico y triunfal.

Por eso, la raza entera


tanto te quiere y te admira
y el que está lejos suspira
por tus notas de turpial,
porque eres, marimba lira
la pauta donde se inspira,
la leyenda del Quetzal.

Marimba
me han dicho que te labraron
en lejanos astilleros;
que extrañas manos tallaron
tus teclas en los maderos
de Honduras o Yucatán

pero no, eso es mentira:


ni eres hija de Lempira
ni gloria de Yucatán.

Tu naciste en ésta tierra,


tu abolengo es de mengala,
maderas de Guatemala,
que sembró Tecún Umán.

Rudy Solares Gálvez


Marimba, símbolo nacional de Guatemala
son tus notas el bálsamo para mis penas
ante los grandes crímenes de gente mala
que hurta y aniquila a las personas buenas.

Instrumento autóctono de tela y hormigón


que permites contemplar la luna de Xelajú
con suaves notas que penetran el corazón
haciendo caso omiso si eres ingenuo o gurú.

Marimba, a través de tus tenues notas conocí


las chancletas del recordado Nayo Capero
el añorado ferrocarril de los altos me aprendí
y bailé varias veces al son del indito sanjuanero

Marimba de mi patria, me duele mucho saber


que tus hijos te cambiaron por el reguetón
ruido sin sentido que sólo los invita a perder
la inocencia, la ternura y la bondad del corazón.

Marimba de mi Guatemala, hoy te exalto


como símbolo real de mi patria amada
para posicionar tu nombre en lo más alto
y así volver a ser en las ceremonias escuchada.

Autor: Edwin Yanes

La Marimba
Poema
Bendito y sonoro
Teclado de hormigo
Te llevaré conmigo
Como el mejor tesoro

Sale de tus entrañas


El dolor de mi raza
El eco de tus montañas
Mi tristeza rebalsa

Se siente en tu canto
La dulce añoranza
Que invita a la danza
Y a veces al llanto
Hay en tu teclado
Como un dolor clavado
Con la chirimía y el tun
Lloran al Rey Tecún

Hay en tus sones


Mística alegría
Y en cada melodía
Tañir de corazones

Marimba de Guatemala
Tienes alma humana
Eres india Soberana
Nadie, nadie de iguala

¡Marimba de Guatemala!

Carlos Avila
A sus 101 años
Septiembre 2009

Marimba Chapinlandia
A don Froilán Rodas Santizo
Preclaro propulsor de ejecutar la marimba en forma pura
Sin agregarle instrumentos de viento
Mucho menos electrónicos, impulsó su estilo, su arte y su figura
Marimbista famoso tras fronteras demostró talento

Tecpán Guatemala fue su cuna, tierra de cultura y arte,


Inició sus primeros pasos de inquieto hacedor de melodía
Y en conjunción con otros artistas formó parte
De una de las marimbas más famosas que se escuchan día a día.

Don Floirán se hizo famoso con su marimba en el extranjero


Acompañó a nuestros cantantes con marco musical en su marimba sonora
Estrenando en cada concierto el acervo cultural chapín como mensajero.

Actuó varios años en Radio Nacional, cuyo programa se añora,


Posteriormente viajó alrededor del país llevando su mensaje musical
Para darle gloria a su Tecpán y a todo el territorio nacional

Soneto dedicado al compositor Froilán Rodas Santizo por el profesor Leonidas Letona Estrada
Cuando escucho la marimba
Cuando escucho la marimba,
resuenan ríos en mis entrañas,
murmuran montañas en mi ser
y trinan ruiseñores en mi mente.

Cuando escucho el son de la marimba,


baila mi corazón, hasta el amanecer,
me emborracho de pasiones campiranas,
y se desprenden paisajes de mis sentidos.

Cuando escucho la marimba


escucho leyendas del Quetzal,
historias escondidas de mi pueblo
y canto lastimero de mi gente.

Cuando estoy lejos de mi tierra


y escucho el cimbrar de mi marimba . . .
mi alma se transporta en alas del viento
para fundirme en mis latitudes milenarias.

¡Oh Marimba rural y silvestre!


teclado de bosque moreno
teñida de sagrada sangre de mis ancestros
savia musical de nuestros abuelos
sinfonía con esencia de hormigo
y canto de pájaros silvestres.

Jaime García Alvarez

A ti marimba emanadora,
de sentimientos que enamora,.
A ti canto que nadie iguala.
A ti numen de mi Guatemala.
Yo te dedico cual un ruiseñor
las notas de mi alma sin pavor.
Yo te dedico mi inspiración ,
Cual poeta que ofrenda el corazón.
Cuando estoy lejos de mi tierra,
la melancolía me encierra,
mas aún cuando te escucho cantar,
¡Oh, fuente de música peculiar!

Tus sonidos ¡oh, cual pajarillos!


Corren por mis venas como ríos
Y te grito : ¡Soy guatemalteco!
Canto que resuena cual eco.

Diles ¡Oh marimba mensajera!


Diles ¡Oh presea de mi tierra !
Diles, por favor cual es tu cuna,
Porque yo sé que sólo es una.

Sé bien que mis mayores te crearon,


¡Oh tesoro! Que siempre amaron,
pero, ¿por qué hoy afirman muchos
que no eres nuestra? ¡Pues son “chuchos”!

Son de esos hombres falaciosos,


de esas tierras de mentirosos,
que sólo han venido a robarnos,
pero no podrán tu amor truncarnos.

Los asiáticos, los africanos,


y otros como los mexicanos,
quieren robarnos otro tesoro;
Tesoro más fino que el oro.

Pero nunca podrán arrancarte,


¡Oh marimba, bello estandarte!
Pues inarrancable es tu raíz,
¡Oh embajadora de mi país!

Dios quiso que aquí tú nacieras


y que nunca de aquí tú te fueras,
sigue entonando con libertad,
¡Oh Guatemaya, son de humildad!

Hormigo, voz de los mayas


Hormigo , ¡Oh maderas que cantan!
Pájarillos que sus cantos lanzan,
¡Oh vergel! dador del arte sutil,
corazón del mam y del tzutuhil.
Sentimientos de mi gente Maya,
cantor hormigo, en ti se halla
el gran secreto de mis mayores,
de esos admirables señores…

Hormigo, garganta de los cantos,


do viven alegrías y llantos;
¡Ráfaga de música preciosa!
¡Oh numen de mi tierra gloriosa!

Escúchame amigo hormigo,


quiero seguir cantando contigo
el canto de mi tierra chapina,
¡A Guatemala, tierra divina!

Marimbista
En cada baquetazo que tú das,
brotan inmensos raudales de paz;
cual el cantar de los pajarillos,
cual el murmurar de nuestros ríos.

¡Oh marimbista de abolengo!


en mi corazon chapín yo tengo,
gratitudes dedicadas a ti
y que cual canto , yo te escribí.

Bendigo tus manos prodigiosas,


que toman las baquetas lujosas,
para hacer sonreír o llorar
a la marimba, místico trinar.

Yo te admiro y te aprecio
y en mi pentagrama sin precio,
yo te rindo justo homenaje,
recíbelo pues, hoy te lo traje.

Te admiro, maestro marimbista,


pues tienes puesta toda tu vista…
en hacer realidad los ideales,
de los grandes Mayas inmortales.
MARIMBERO
Marimbero de manos de arte,
forjador de nuestro estandarte,
de la marimba, de nuestro numen,
¡Oh irreador de lujoso lumen!

Marimbero de alma canora,


que construyes lo que atesora
esos sentimientos de los Mayas,
oye tú, marimbero que tallas

el esqueleto y esas finas tetas,


las finas teclas cual mesetas,
Y toda la marimba que canta
y que a Guatemaya levanta…

¡Oye, marimbero amigo!


Oye por favor lo que te digo:
¡Has hecho de nuestra Guatemala!
El más precioso canto mengala.

Gracias hermano guatemalteco,


pues la marimba es un eco,
es la voz y es el dulce canto,
son risas convertidas en llanto.

En Mis Cuchumatanes
En mis erguidos Cuchumatanes,
do vivieron los mames titanes,
allá en la cumbre de mi Xemal,
allá en ese inmenso ramal…

Nace, crece y se reproduce,


la voz de mi tierra que se conduce…,
y que exalta a mi Guatemala,
marimba inmortal, voz mengala.
En esas tierras de Kaibil Balám,
en el seno de mi familia mam,
el Creador sembró el hormigo
y el quetzal es el fiel testigo…

En mi Huehue nació la aurora,


marimba, canto que enamora;
es el tesoro más codiciado,
por el que sólo nos ha saqueado…

En mis afables Cuchumatanes,


en esas montañas y volcanes,
aún canta con voz vigorosa,
el hormigo, música preciosa.

En mi bella tierra admirada,


en mi Chinabajul privilegiada,
brotan como si fuesen manantiales,
dulces trinares de los turpiales.

Escucha
Escucha el rumor de las cascadas,
las cristalinas notas cantadas;
¿O será la claridad de la luna?
¡No! Es el rumor de la laguna.
Escucha, suena a cordillera,
¿Será cordillera o madera?
No, escucha , es la voz mengala,
es la marimba de Guatemala.

Escucha su sonido vibrante,


escucha su cantar centellante,
es música de dulce acento
que alimenta el sentimiento.

Con su vaivén y con su ternura


arranca la fiera amargura,
ofreciéndonos dulces sonatas,
serenatas y también cantatas.

Le canta a Dios, nuestro Creador,


con su sonido enamorador;
con sus gratitudes cual raudales,
con sus dulces odas cual turpiales.

Lloremos
Me encuentro muy lejos de mi tierra,
y la melancolía me encarcela…
¡Oye marimba, deja de cantar,
pues a mis ojos has hecho llorar!

Mira mi semblante decaído,


observa mi corazón sufrido;
añoro más a toda mi gente.
¡Déjame en momento silente!

Recuerdo a mi amada Madre,


también a mi querido Padre,
a mis hermanos y a mi amor,
que me da ánimo consolador.

A los amigos yo los recuerdo.


¡Calla, mira, ya camino lerdo!
Oye marimba cautivadora,
mi alma a su pueblo añora.

¿Por qué por mí te dejaste mostrar?


¿Por qué a mi alma haces llorar?
Marimba, ya te hubieras ido,
mi corazón ha entristecido.

Marimba, ¿Por qué cantas muy triste?


Con tus notas , llorar me hiciste,
es que tenía ya mucho tiempo
que cruzaba en mi pensamiento…

ver de cerca a algún paisano


y entrelazar con él mi mano…
Ahora te suplico, por favor,
que no me dejes sólo, ¡oh temor!

A lo profundo del horizonte


quisiera viajar como zenzontle,
allá está mi pueblo querido,
pueblo que siempre he bendecido.

Marimba mía, sigue cantando,


mi corazón seguirá llorando;
pueblo mío, yo mucho te añoro
y por ti a Dios le imploro.

Lloremos pues, marimba paisana,


la estancia que nos amilana…
melancolía que hace sufrir
y que hace los recuerdos vivir.

Cuando yo muera
Cuando ya tenga que partir quiero,
que en mi conmovedor entierro
me despidan con el tremolar
de la marimba, ¡Oh, mi anhelar!
Cuando yo muera, oigan señores,
quiero que me lleven esas flores,
sonidos que la marimba canta
y que mi espíritu levanta.

¡Ahí en los agrestes parajes!


¡Ahí en los hermosos paisajes!
que descanse mi cuerpo inerte,
cuando llegue mi corporal muerte.

Sólo moriré físicamente


pero nunca espiritualmente
porque Dios nos lo ha prometido
y sé que El nunca ha mentido.

El arroyo con ese murmurar,


y el ave con su lindo cantar,
ellos siempre me acompañarán,
con su arte me enseñorearán.

Por favor, que nos se les olvide


lo que este buen chapín les pide,
que nuestra marimba me despida,
cuando ya me vaya de partida.
Orgulloso
Hoy escuché muchas “musiquillas”
y hasta clásicas sinfonías;
no puedo mentir, me agradaron,
pero mi corazón no llenaron.

En verdad me sentía extraño


y recordaba a mi antaño,
a nuestra Guatemaya amada,
a mi cuna inmortalizada.

De repente se hizo escuchar,


el inconfundible dulce trinar
de la marimba, piano nacional;
del cristalino canto del quetzal.

Yo grité ¡Viva mi Guatemala!


que el quetzal levante el ala…
Todos los extraños me miraron
y de loco me catalogaron.

Mas no sabían la alegría


que mi blando corazón sentía
al estar junto a mi paisana,
la bella marimba que emana

tristeza y gran melancolía,


también júbilo y alegría.
Y otra vez con sonoro eco
exclamé: ¡Soy guatemalteco!

Piano nacional
Sonidos de madera virginal,
emana nuestro piano nacional,
en su seno anida el quetzal,
en su sonora alma de cristal.
Emana aroma de floresta
y nos invita a bella fiesta…
y al corazón a una siesta.
Marchita la época funesta.

¡Oh mi prodigioso instrumento!


en lo más alto del firmamento,
está mi Guatemaya que siento
en tus cantares, en tu aliento.

Tú me sumerges en alegrías,
y en tus canoras sinfonías
tus sonidos como avecillas,
me alimentan todos los días.

¡Oigánme! Teclas de hormiguillo,


¡Oigánme! Teclas de granadillo,
¡Oyeme! Marimba-pajarillo
¡Oyeme! Dulce sonecillo.

¡Oyeme! Marimba, árbol cantante,


¿Sabías que yo soy tu amante?
¿Sabías que yo soy tu admirante?
¡Pues eres mi astro centellante!

Y con cada arpegio de oro


que emites tú, piano sonoro,
entona mi corazón en coro
¡Guatemaya, el numen canoro!

Cantar de los Turpiales


Marimba, en tus teclas morenas,
en tus verdes y fértiles venas
nacen cual torrentes los cantares
de afables y dulces turpiales.

En tus baquetas, en tus bolillos,


cantan sus cantos los pajarillos;
en todos tus excelsos sonidos,
hacen las avecillas sus nidos.
El poeta en ti se inspira,
¡Oh marimba! Cantarina lira;
donde canta el arte inmortal,
do anida nuestra ave: el quetzal.

Siempre que te escucho cantar,


me deleitas con tu suave trinar,
pues eres canto de turpiales,
eres acordes espirituales.

Marimba Mensajera
¡Oh marimba de mi Guatemaya!
eres son de la cultura maya,
tú eres la portaestandarte,
de los sentimientos y del arte…

de el cruentamente oprimido,
de los Mayas, del indio…sufrido,
que siempre llora en tus maderos
por culpa de los hombres fieros…

En cada lúcida celebración,


tú eres el canto, eres el son,
y eres también la inspiración,
del artista, en su vasta creación.

También por ti, muchos extranjeros,


dicen muchos mitos pasajeros…
dicen que no fue en estos cerros
que naciste, ¡tan sólo son peros…!

Sólo son historias falaciosas,


argumentaciones mentirosas;
son gentes, culturas envidiosas,
de nuestras cosas maravillosas.

Sólo en Guatemaya se halla,


tu dulce voz que nunca calla;
La Marimba
Es deleite para el alma escuchar la marimba,
esas bellas notas en nuestro ancestro impresas,
palpitares de regia sangre de maíz en las venas,
que alimentan su canoro corazón de hormigo.

Eres marimba de señorío eterno Maya,


que en tus maderos ofrenda sus cantares,
eres la voz del indio que en tu silencio calla
y en tus arpegios…. Su nobleza entrañada.

¡Marimba instrumento de voces sublimes!,


orgullo y ombligo del guatemalteco puro,
con tu canto en ausencia la pena eximes
y en cada pupila una lágrima hay seguro.

Has trascendido airosa y austera los años,


inmortalizando en ellos tu corazón duro,
nostalgias de conquista, pesares de antaño,
que gritan tus teclas con sentimiento puro.

Son tus notas voces celestiales sin habla,


paisajes que se describen en sutil armonía,
los ojos no lo ven pero si los escucha el alma,
grabando en sus adentros tu dulce melodía.

Ahora Marimba eres libre y soberana,


herencia dilecta del gran Tecun Uman,
te atuendas con la albura y ese azul grana,
que ofrendan los cielos al Pabellón Nacional.

Eres Marimba primogénita hija de Guatemala,


símbolo excelso de paz y libertad cómo Quetzal,
orgullo de eterna Primavera y del Paraíso antesala,
cuyas notas nos prodigan paz de la gloria terrenal.

Autor: Víctor A. Arana


La marimba pone huevos en los astros…

¡Para un huevo que ponés


tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!

La marimba pone huevos en los astros…

El sol la desangra, la monta, es su gallo.


La marimba pone huevos en los astros.

¡Para un huevo que ponés


tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!

¡Serpiente que muda de piel en los ecos!


¡Grito de madera que se bate en jícaras como el chocolate!
¡Sonido de hojas que van sobre hormigas de palo de hormigo!

¡Pereza de razas!
¡Pereza de lluvia!
¡Pereza de teclas que mascan copal!
Se masca la pena del hule.
Se tasca la pena del freno.
Los flecos se suenan mocosos de luna.
Se escupe la pena del guaro, tiñoso de riñas,
y huye el mujerío, pies, tetas y críos.

¡Para un huevo que ponés


tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!

En los tecomates de negro agujero de coco


cubiertos de tela de tripa hay llanto de moscas,
peces-moscas y pájaros-moscas…
Y el gran alboroto del verde perico,
y el chisporroteo de chorchas de fuego,
y el vuelo redondo del cielo azulejo,
y los cuatrocientos sonidos cenzontles.
Trinó pito de agua, voló el azulejo,
la chorcha fue llama y gritó el perico.

¡Para un huevo que ponés


tanta bulla que metés!
¡Vení ponelo, vos, pues!
Tempestad de trinos entre sus costillas,
atada de espalda, de faz a los cielos,
en el sacrificio de los prisioneros.

Danza de raíces y tribus maiceras.


La hieren de sangre picos de aves verdes
que le abren el pecho.
La hieren de leche saetas de plumas.
Flechas picaflores de punta de espina
la hieren de sueño. ¡Es sangre,
y es leche, y es sueño!…
Sangre de madera,
elástica leche de palo de hule
y sueño de cera pegado a las teclas
que cambia de carne al sonido,
que muda de hueso al sonido,
la carne africana
y el hueso de indio
se mezclan en lluvia sonora de varas y lanzas
de piedras de punta afilada,
garras de jaguares que destilan uñas,
peines de colmillos de lagartos sordos,
y belfos de pumas que destilan dientes.
Música entre dientes y miedo dormido.
La tocan varones de piedra de rayo vestidos de blanco.
Desde el sol alargan sus brazos de fuego.
Prolongan sus dedos varillas tostadas que al golpear sus yemas
de cabello de hule, en la faz sonora del teclado apenas sostenido en hilos
de cuatro colores, van tiñendo el aire de verde, de rojo, azul y amarillo…

Temblor coloreado de atmósfera y tierra


en que danzan montes, ceibas, caseríos
y quedan las huellas de pies, en los cactos,
huellas de las tunas en el baile verde,
huellas vegetales del gran cataclismo
que dejó las cosas vestidas de espejo,
como se vistieron cuando se creó el mundo,
como se vistieron cuando se creó el son…

¡Sonido de lluvia del telar del cielo!


¡Sonido de lluvia del panal del mundo!
¡Sonido de lluvia del sudor del hombre!
¡Sonido de lluvia de pelo de tigre!
¡Sonido de lluvia de pelo de pluma!
¡Sonido de lluvia de pelo de elote!
¡Sonido de lluvia de pelo de pino!
¡Sonido de lluvia de pelo de danta!
El son de las piedras debajo del agua,
el son del venado debajo del viento,
el son que se baila con pies parpadeantes,
carne en flor de jade, la mujer,
y el hombre,
erizo de chicha,
bajo su sombrero,
sobre sus dos pies.

¡La Juana conmigo!

Caen los refajos. Huyen las mujeres.


Pies, tetas y críos. Plomazos. Caballos.
Asamblea de corvos teñidos de sangre.
Parihuela de hojas teñidas de sangre.
Tierra de por medio teñida de sangre.
Escala de teclas que sirve de puente teñido de sangre.
¿Quién te hizo las teclas con brazos de cruces teñidos de sangre?

¡Torre a mecapal!
¡Algarabia de cotorritas!
¡Almáciga verde de loros que vuelan!
¡Grito de madera que se bate en jícaras como el chocolate!
¡Tejado de ocote sobre las casas de la luna!
¡Carpintero en la carpintería de la selva!
¡Manantial de trinos de guardabarranca!
¡Cenzontle borracho de aguardiente blanco!
¡Marimba tocada por indios!

Miguel Angel Asturias

La Marimba
Cual murmullos celestiales
de aguas mansas cristalinas
que brotaran argentinas
de fuentes y manantiales.

Es el eco melodioso
de tu teclado sonoro,
trinos de aves que yo añoro
en coloquio primoroso.
De mi tierra los encantos
alegrías, quejas, llantos,
emanan de tus maderas.

Y de mi raza poblana,
sangre brava, sangre indiana,
sus tristezas postrimeras.

Efrain López Rodríguez

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