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TEMA 1 – EL ARTE PALEOCRISTIANO

INTRODUCCIÓN

La aparición y difusión del cristianismo originó el nacimiento de un nuevo arte. En un principio


tenía un carácter marcadamente funerario pero se desarrolló paulatinamente hasta convertirse
en el puente entre la cultura clásica y la cristina.

Se desarrolló durante los primeros cinco siglos de nuestra era, distinguiéndose dos etapas por
el Edicto de Milán (313)

PERIODO ANTERIOR EL EDICTO DE MILAN

Durante esta etapa la Iglesia no tuvo libertad de culto y los cristianos sufrieron 10
persecuciones entre los siglos I al IV.

2.1. Las domus ecclesiae y el martyrium

Debido a las persecuciones tuvieron la necesidad de reunirse en casa particulares para poder
practicar el culto sin ser descubiertos. En ellas tenían las reuniones dominicales, llamándose a
este edificio “domus ecclesiae”. Era necesario que fuese en el comedor ya que éste era el lugar
más grande de la vivienda, por lo que fue en el “triclinio” de la casa romana dónde se
desarrollaron.

Fig. 1 – Domus ecclesiae de Dura Europos (Siria), siglo III

Otra construcción de la época es el martyrium, de planta central, que alberga la tumba de un


mártir o recordaba su martirio cuando no conmemoraba algún suceso de la vida de Jesucristo.
Su origen se remonta al siglo II y tendrá una amplia difusión por el Mediterráneo.

2.2. Las catacumbas y la cella memoriae

Los cristianos no aceptaban la cremación de los cadáveres por lo que empezaron a utilizar los
jardines de las viviendas para ser enterrados, pero a medida que la comunidad cristiana fue
creciendo, finales del S.II y principios del S.III se adquirieron terrenos en los arrabales de Roma
siendo éste el origen de las catacumbas, dejando de utilizarse a finales del S. V comienzos del
S. VI. Se descubrieron el S. XVI por Antonio Bosio y en el S. XIX continuó Juan Bautista de
Rossi.

En ellas se excavaron un conjunto de estrechas y altas galerías “ambulacra” en cuyas paredes


se abren en sentido longitudinal unas cavidades rectangulares “loculi” cerrados con losas de
mármol o ladrillos dónde se depositaban los cadáveres (fig.2). En el lugar dónde se cruzaban
estas galerías “cubicula” presentan un nicho semicircular “arcosolium” en el que descansaba el
cuerpo de algún mártir (fig.3). Las galerías se alumbraban a través de los lucernarios
(chimeneas de aireación). La cella memoriae es una capilla construida al aire libre sobre las
catacumbas.

Entre las catacumbas más importantes se encuentran las de San Calixto, San Sebastián,
Domitila, Santa Inés y Priscila.
2.3. El origen de la iconografía cristiana y su lenguaje simbólico

Las imágenes más antiguas se conservan en las catacumbas. Son pinturas al fresco con un
carácter marcadamente funerario a la vez que contiene un mensaje doctrinal y educativo.

Entre los motivos simbólicos más frecuentes figuran:

El crismón o monograma de Cristo, integrado por las letras entrelazadas X y P (dos primeras
letras de su nombre en griego). Más tarde se le añadieron a los lados el alfa y omega (principio
y fin de todas las cosas). La vid representa la sangre de Cristo y el pez alude a su nombre
(fig.4) También fueron utilizados el pavo real (inmortalidad), el ancla (esperanza), y la paloma
llevando en el pico una rama de olivo (liberación).

También se representaron temas de origen pagano a los que la nueva religión les dio un
contenido cristiano, fusionándose las fuentes bíblicas y paganas (figs. 5 y 6).

Otras escenas están inspiradas en temas del Antiguo y Nuevo Testamento (Noé, Isaac,
Jonás…) por lo que en las paredes de las catacumbas están representados con frecuencia
estos temas, al igual que la Adoración de los Reyes Magos, el Bautismo de Jesucristo y las
Bodas de Caná.

Una de las escenas más repetidas es la del banquete (fig.7), aunque su interpretación plantea
determinadas incógnitas.

Todas estas figuras o escenas, están realizadas en tonos pardos, rojos y verdes, y aparecen
dentro de unas zonas geométricas originadas por las líneas que dividen las paredes y techos
de las catacumbas. Sin figuras esquemáticas pensadas para ser descifradas sin equívocos
destinadas a las comunidades cristrianas.

PERIODO POSTERIOR AL EDICTO DE MILAN (313)

Los emperadores romanos de oriente y occidente, Constantino y Licino, se reunieron en Milán


donde se redactó en el año 313 este edicto por el que se concedió la libertad de expresión a
todas las religiones. Más tarde el emperador Teodosio declaró al cristianismo la religión oficial
del Estado en el año 391.

3.1. La basílica paleocristiana

La iglesia (ecclesia) significa asamblea o lugar de reunión por lo que se necesitaba un edificio
cerrado capaz de albergar a un gran número de creyentes, escogiéndose por ello la basílica
como modelo.

El cuerpo principal de la construcción iba precedido por un “atrium”, patio cuadrangular


porticado, con una fuente en el centro “cantharus” que daba paso al templo a través del
“narthex”, nave transversal destinada a los catecúmenos. Solía ser de tres naves (las más
importantes de cinco) siendo la central el doble de ancha que las laterales y con mayor altura,
abriéndose en ella unas ventanas. Dichas naves estaban separadas por columnas unidas por
arquitrabes o por arcadas. Ocasionalmente se levantaron encima los “matroneum”. La nave
central terminaba en un gran arco abierto al “transeptum”. A través de unas gradas se llegaba
al presbiterio o cabecera, de planta semicircular y en cuyo centro se situaba el ara o altar,
cubierto por un baldaquino o “ciborium” sobre los que descansaba los restos de un mártir
(confessio) y al fondo un asiento corrido “solea o bema” para los prebisterios.
Sólo el ábside está abovedado, las naves tenían una cubierta de madera plana dividida en
casetones. Las mujeres se situaban en la nave lateral derecha y los hombres a la izquierda. El
coro para el clero menor se encontraba en la central y a los lados los “ambones” o púlpitos.

Basílica Lateranense:
Donada por el emperador Constantino. Dedicada a San Juan, origen de todas las iglesias
cristianas. Con cinco naves, la central más alta y ancha que las laterales, separadas por cuatro
filas de columnas sobre cuyos capiteles descansaban arquitrabes. Las obras de los siglos XVII
y XIX han dejado escasos vestigios de la basílica.

Basílica de San Pedro, Roma:


Edifica hacia el 319-322 en la colina Vaticana donde fue martirizado. La construcción de la
actual, hizo que fuera derruida la de la época paleocristiana. Era una basílica de cinco naves
separadas por columnas, las de la nave central sustentaban un arquitrabe y las otras dos,
arcos (fig.8). Tenía un transepto del que arrancaba un ábside semicircular, con el altar situado
en medio de la nave central, entre el arco del triunfo y el ábside, y sobre la tumba de San Pedro
(martyrium)

Basílica de Santa Inés:


Del año 324, presenta en las naves laterales matroneum con arquerías.

Los templos construidos en el occidente cristiano se inspiraron en ésta última basílica, como
puede apreciarse en:

Santa María la Mayor:


Tres naves edificada en tiempos del Papa Liberio y posteriormente renovada por Sixto III

Santa Sabina – fig.9


Tres naves, es la única que conserva su aspecto originario

En la parte oriental del Imperio, se manifiesta una clara preferencia por los edificios de planta
central (circular, octogonal y de cruz griega). En las cubiertas se empleará la bóveda y la
cúpula sobre pechinas.

Iglesia de la Natividad, Belén siglo IV:


Tras la visita de la madre de Constantino a Palestina, el emperador mandó construir entre el
326 y 333 esta iglesia sobre el portal de Belén. Se siguió el modelo occidental, accediéndose a
ella a través de un gran atrio que da paso a la basílica de cinco naves, que conducen a un
cuerpo octogonal cubierto con cúpula situado sobre el lugar de nacimiento de Jesús. En este
espacio encontramos un martyrium erigido para conmemorar su nacimiento (fig.10).

Basílica del Santo Sepulcro, 325 d.C. Fig. 11


La mandó construir Constantino en recuerdo de la muerte, entierro y resurrección de
Jesucristo. El templo, sin embargo, ha sufrido modificaciones (entre ellas las de los Cruzados)
Se accedía a ella a través de un atrio, con cinco naves que terminaban en un ábside con doce
columnas en su interior (símbolo apóstoles). Este ábside se levantó en el sitio dónde se
encontró los restos de la cruz. Fusión de la planta basilical y central, propia del martyrium.

3.2. Edificios de planta central: baptisterios y mausoleos:

El baptisterio formaba parte de la basílica aunque era una construcción independiente.


Inspirado en los baños romanos, es de planta central generalmente octogonal. En el centro se
encontraba una pila de grandes dimensiones “cuba” donde se celebraba el bautismo por
inmersión.
San Juan de Letrán, Roma, hacía 315 d.C.:
Planta octogonal con columnas en los ángulos, doble fila de ventanas y cubierta posiblemente
de madera.

Baptisterio de los Ortodoxos, Rávena, fig. 13


Comienzos del siglo V. Planta octogonal con paredes reforzadas por arcos que descansan
sobre columnas y una cúpula con mosaicos

Los mausoleos son edificios de carácter funerario de planta central.

Santa Constanza, Roma, hacía 350 d.C., fig. 14:


El espacio central cubierto por una cúpula está rodeado por columnas pareadas de orden
compuesto sobre las que descansa una arcada. Este núcleo lo envuelve a su vez una nave
anular con bóveda de cañón.

Mausoleo de Centcelles, Tarragona, fig. 16:


Originariamente fue una lujosa villa romana.

3.3. La ampliación de los temas iconográficos en las artes plásticas y el alejamiento del ideal
clásico

Después de la Paz de la Iglesia (313) aparecieron nuevos temas iconográficos apreciándose


un alejamiento de los ideales clásicos, por lo que la preocupación por la belleza pasa a un
segundo plano para ganar terreno la expresividad de las formas.

Destaca en la iconografía imperial la figura de Cristo dando la Ley o entronizado entre los
apóstoles (Cristo majestad). Se representan de manera narrativa y realista los acontecimientos
más relevantes del Antiguo y Nuevo Testamento para instrucción de los fieles. La Pasión de
Cristo se limita a ciertos episodios ya que se evitó la figura del Crucificado sustituyéndose por
una cruz vacía con una corona triunfal acompañada por dos soldado que montan guardia.

Lo más destacado de la escultura paleocristiana es el relieve ya que en la exenta se reduce a


la representación del Buen Pastor y del Cristo Doctor enseñando la Ley cristiana (fig. 17)

3.4. Los sarcófagos y sus tipologías

A partir de la Paz de la Iglesia aparecieron los primeros sarcófagos con escenas claramente
cristianas del Antiguo y Nuevo Testamento. Solían ser prefabricados, es decir, los relieves de
los frentes estaban terminados, pero se esbozaban los rasgos de difunto, cuyo retrato se
encontraba dentro de un medallón circular o “clipeum”, en el centro de la cara anterior del
sarcófago. Por lo general sólo se labraban tres de sus frentes y el cuarto se dejaba liso para
adosarlo a la pared.

Los relieves se pueden desarrollar en un solo friso o en un friso doble, presentando una serie
narrativa seguida, aunque hay sarcófagos de columnas, con frontones y arcos alternados. Los
sarcófagos “estrígiles” (motivo ornamental a base de acanaladuras sinuosas) son más sencillos
(fig.18a)

Suelen ser frecuentes los sarcófagos con el retrato del difunto acompañado de su familiar más
cercano dentro del clípeo.

Destacan el Dogmático (fig. 18b) y el sarcófago de los Dos Hermanos (fig. 18c)
3.5. Los mosaicos

A partir de la Paz de la Iglesia el simbolismo fue sustituido paulatinamente por una iconografía
claramente cristiana. En esta época, el mosaico alcanzó un protagonismo extraordinario, no
sólo decorando los pavimentos sino también las superficies de las paredes y del ábside.

Destacan los mosaicos de el Mausoleo de Santa Constanza en Roma (fig.19), los de la Basílica
de Santa María la Mayor en Roma, el de Gala Placidia y el baptisterio de los Ortodoxos ambos
en Rávena (figs. 20 y 21)

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