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Teoria Tectonica Global
Teoria Tectonica Global
EQUIVOCADOS
o de cómo se construyó la Teoría de la Tectónica Global... y se construyen todas las
teorías científicas.
INTRODUCCIÓN
Cuántas veces nos hemos hecho, o hemos escuchado a otros, hacer preguntas como
las siguientes:
Desde que hace algunos centenares de años el hombre comenzó a tener plena
conciencia de que la superficie de la Tierra no era una forma estática sobre la cual
esporádicamente podían ocurrir erupciones volcánicas o producirse terremotos, sino que era
algo dinámico que cambiaba a lo largo de periodos de tiempo cuya dimensión él no
alcanzaba a precisar y a percibir que dicha superficie estaba influenciada por procesos cuyo
origen y mecanismos de acción él aún no podía determinar, comenzó a formularse
preguntas como las anteriores, las que se sumaron a la curiosidad o interés, ya existente
desde tiempos muy remotos, por encontrar metales preciosos o yacimientos de minerales o
canteras de mármoles lujosos.
En el último siglo tuvo lugar una de los avances científicos más importantes de la
historia del hombre, las ideas acerca de la estructura de la Tierra y de su dinámica se
sucedieron casi en tropel, hasta configurar la Teoría de la Tectónica Global. Esta teoría es el
marco en el cual se encuadran hoy todas las explicaciones e interpretaciones de los
fenómenos geológicos que se producen en la superficie y el interior de nuestro planeta y
surge como una síntesis en la cual se engloban concepciones más parciales como la Teoría
de la Deriva Continental, la Teoría de la Expansión de los Suelos Oceánicos y la propuesta
del Ciclo de Wilson y su máximo éxito ha sido encontrar explicación dentro de un marco
coherente a numerosas observaciones y datos que no podían ser explicados por ninguna de
las otras teorías (como sería el caso de la inclinación de las denominadas Zonas de Wadati-
Benioff, que muestran la distribución de los hipocentros de los terremotos).
Esta hipótesis fue desarrollada y sostenida por diversos autores y fue la más popular
a fines del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Es la hipótesis tradicional que compara la
esfera terrestre con una manzana o naranja que se contrae al deshidratarse y cuya
superficie exterior se arruga como consecuencia de ello. La hipótesis supone que la parte
exterior de la Tierra se enfrió más rápidamente que el interior y se volvió más rígida. Como el
interior continúa enfriándose, la superficie externa debe contraerse al tener que acomodarse
a un interior que reduce su volumen permanentemente.
HIPÓTESIS DE LA ISOSTASIA
Esta hipótesis fue desarrollada por diversos autores que presentaron modelos
diferentes que explicaban la presencia de montañas sobre la superficie terrestre, mereciendo
citarse entre ellos a Pratt (1855), Airy (1855) y Dutton (1892). En estos casos se intentaban
explicar ciertos llamativos resultados obtenidos en la medición del campo gravitatorio
terrestre en la cercanía de los macizos montañosos y de allí surgieron dos modelos
principales. Uno de ellos señalaba la posibilidad de que, al igual que la porción de la quilla
de un barco que se hunde en el agua es proporcional al peso del barco, las montañas
presentaban raíces que se hundían en el sustrato de la superficie, siendo dichas raíces más
profundas cuánto más altas eran las montañas. El otro modelo consideraba que lo que debía
existir era una profundidad más o menos uniforme a la cual desaparecían las raíces de todas
las montañas, independientemente de su altura, superficie llamada "de compensación
isostática”. Es importante señalar que, aún cuando los modelos reseñados no explican el
origen de las montañas, si describen acertadamente las situaciones que se encuentran en
diferentes contextos geológicos. Las montañas, como los témpanos, pueden tener raíces, y
en el marco de la Teoría de la Tectónica Global esto se corresponde con el engrosamiento
de la corteza terrestre asociado al desarrollo de zonas orogénicas (de formación de
montañas). Como consecuencia del requerimiento de que el equilibrio isostático entre la
cantidad de material por encima y por debajo "de la línea de flotación" debe mantenerse, a
medida que la erosión elimina material rocoso de las montañas, sus raíces ascienden y con
el paso del tiempo, de las antiguas orogenias no quedan más vestigios que las rocas de sus
raíces aflorando en la superficie terrestre, pero sin más huellas de elevaciones en la
superficie ni engrosamiento de la corteza.
HIPÓTESIS DE LA PULSACIÓN
Esta hipótesis, desarrollada por Joly (1925 y 1929) intenta explicar el origen de los
cambios de volumen del planeta en función de que las masas continentales actúan como
escudos al escape de calor, el cual se acumula en el subsuelo y la capa basáltica. Como
consecuencia de ello, los continentes por encima de esa capa se hunden y se resquebrajan.
Las masas continentales se desplazan entonces sobre la capa fundida y como consecuencia
de ello, al desplazarse el continente que actuaba de escudo al escape del calor, la capa
previamente fundida comienza a enfriarse y se produce el calentamiento del material por
debajo de la nueva posición del continente. La situación se repite permanentemente
mientras los materiales radiactivos en el interior puedan generar calor durante el proceso de
su desintegración. El cambio de densidad de la capa basáltica por fusión hace que los
continentes que flotan sobre ella se hundan y vuelvan a elevarse cuando el basalto se enfría,
explicando de este modo los movimientos verticales que se infieren en diferentes momentos
del registro geológico y que se expresan como avances y retrocesos de los antiguos mares.
HIPÓTESIS DE HOLMES
Este autor desarrolló su contribución entre los años 1927 y 1931 intentando encontrar
mecanismos que le permitieran explicar los movimientos horizontales de los continentes y su
interpretación se basa fundamentalmente en la recién expuesta hipótesis de los ciclos
radiactivos.
Dice Belousov a propósito de las ideas de Wegener: "El fallo de estas hipótesis
geotectónicas, en especial la de la teoría de la contracción, trajo principalmente en el
período 1910-1930, una invasión de varias hipótesis, la mayoría de las cuales han de
considerarse como de fantasía y no tienen nada que hacer con la ciencia. Esto ocurre con
las hipótesis que sugieren la deriva horizontal de los continentes, entre ellas la hipótesis de
Wegener, que fue en otro tiempo famosa. Es una fuente de profundo asombro que una tal
hipótesis -basada como está sobre un enfoque abiertamente formalista de los mayores
problemas y sobre un desacuerdo total y consistente de los datos básicos geotectónicos y,
como se estableció ya, no explicando nada de lo que tenía que explicarse en primer lugar-
no fuese sólo seriamente estudiada en la literatura científica, sino que alcanzase un éxito
considerable y atrajese alguna de las autoridades más importantes a las filas de sus
seguidores. Estos hombres fueron evidentemente hipnotizados por la osadía de las ideas de
Wegener y por su brillante estilo literario.”
"Esta hipótesis fue el comienzo del desarrollo de las ideas generales que son ahora el
alma de la geotectónica" dice Belousov de las ideas desarrolladas por Haarman (1930) y que
el comparte en sus aspectos más generales. La idea principal en la propuesta es la
existencia de movimientos verticales inducidos por desplazamientos de la parte líquida de la
capa siálica contenida debajo de los continentes. La pendiente resultante del levantamiento
de algunas partes y el hundimiento de otras sería suficiente para producir la
desestabilización y desplazamiento de los sedimentos acumulados.
HIPÓTESIS DE LA UNDACIÓN
HIPÓTESIS DE TETYAYEV
Los trabajos de M.M. Tetyayev fueron publicados en 1934 y 1931 y según Belousov "a
pesar de sus muchos y obvios defectos fue un hecho de máxima importancia para la
geotectónica". Ello se debería al enfoque integrador de estructuras y procesos que el autor
intentó dar a su obra, pero que en rasgos generales se inscribiría entre aquellas que intentan
explicar las estructuras geológicas en función exclusiva de movimientos verticales.
HIPÓTESIS DE LA RADIOMIGRACIÓN
Finaliza aquí el desarrollo que hace Belousov de las ideas más importantes acerca de
los fenómenos que afectan a la corteza terrestre, mostrando su preferencia por una hipótesis
que hoy a caído completamente en el olvido y poniendo de relieve la naturaleza humana de
los científicos y lo difícil que es a veces para los mismos separar sus convicciones políticas y
sus prejuicios de sus investigaciones.
A lo largo del desarrollo del capítulo anterior hemos mencionado numerosos nombres
(Holmes, Airy, el mismo Belousov entre otros). ¿Quién entre ellos es el personaje principal
de esta historia?. Ninguno. Tampoco lo es, como podría parecer a primera vista, Alfred
Wegener. Ni siquiera lo es la Teoría de la Tectónica Global. El personaje principal es algo
completamente abstracto. El personaje es: La construcción del conocimiento científico.
El personaje de nuestra historia es esa verdad de que nos acaba de hablar Séneca y
el problema es la propia inconciencia de la dimensión de nuestra ignorancia, que en muchas
ocasiones nos lleva a sobrevalorar nuestras opiniones.
Vale la pena hacer aquí tres pequeñas digresiones. La primera de ellas es para
señalar que si bien ignorar es un problema en si mismo, el caso tiene algunas sutilizas.
Existe en principio la ignorancia por si misma, se ignora completamente cuando ni siquiera
se tiene conciencia de la falta del conocimiento. Por otra parte, cuántas veces hemos
escuchado discusiones en las cuales la propuesta de uno de los interlocutores es fácilmente
demolida con solo la fuerza de unos pocos datos ciertos. En este caso la ignorancia de la
propia ignorancia ha sido la debilidad del proponente que, demasiado confiado en lo que sí
sabía, construyó su teoría sin suficiente información, ignorando que ignoraba una parte del
tema. En otros casos, sin embargo, la ignorancia es de un tipo diferente, se sabe que hay
información faltante y necesaria, pero el acceso a la misma es imposible, y toda definición
con respecto a la teoría debe posponerse hasta tanto no se cuente con dicha información.
Sintetizando podemos decir ¡Qué problema es ignorar!, diferenciando tres problemas
diferentes cuya influencia en la formación y aceptación de una hipótesis es también
diferente:
El problema de ignorar
El problema de ignorar que se ignora
El problema de ignorar qué se ignora
Sin embargo muchos científicos, quizá en una actitud decididamente romántica, tomaron
una decisión diferente: ¡Seguir creyendo en ellas!
Entre quienes siguieron creyendo en ellas pueden citarse varios nombres y ya hemos
mencionado anteriormente a A. Holmes, pero corresponde recordar ahora a un hombre que
no sólo siguió creyendo en ellas sino que se ocupó de reforzarlas y de encontrar otras
nuevas. Este hombre era un geólogo sudafricano llamado A. Du Toit (1878-1948) quién
propuso que la Pangea vislumbrada por Wegener eran en realidad dos masas continentales
diferentes Laurasia y Gondwana, separadas por el mar de Thetis.
"Los vestigios de la ruptura aparecen por si mismos si uno toma un mapa del mundo y
observa cuidadosamente los contornos de los tres continentes” y “América fue arrancada de
Europa y África por terremotos e inundaciones”, dice en 1595, el hombre que disponía de la
mayor cantidad y calidad de información geográfica en su época, Abraham Ortelius (1527-
1598), cartógrafo de Felipe II. Ortelius, que moriría dos años después de haber escrito tan
prometedoras frases, no habría hecho, sin embargo, ninguna especulación acerca de los
mecanismos ni la época en que tal cosa podría haber ocurrido.
Los autores de origen inglés, han proclamado siempre con énfasis la preminencia de
Francis Bacon quién en 1620 habría sugerido que las formas de ambos continentes
coincidían. Otros autores como Lilienthal, Franklin e incluso el sabio alemán A. von
Humboldt tampoco fueron indiferentes al tema y también encontraron necesario expresar su
opinión, pero ninguno de ellos, hasta la aparición de A. Snider Pellegrini, ya citado
anteriormente, propuso ninguna idea que pueda ser comparada con la Teoría de la Deriva
de los Continentes y fue Wegener el primero que abordó el tema de modo realmente
científico, por lo que sólo a ellos cabe el mérito de ser los pioneros en la construcción de la
misma.
CONCLUSIONES
Digamos que, del análisis de la historia que hemos desarrollado en los párrafos
anteriores surge que, para que una idea brillante prospere en la comunidad científica, la
misma debe ser enunciada:
a. En el momento adecuado, es decir cuando la comunidad (dado el grado de desarrollo del
conocimiento) se haya preparada para recibirla, completarla y expandirla, ya que esta es
una tarea que nunca es realizada en su totalidad por un solo científico. Muchas
propuestas, como la de Wegener, llegan antes de que las pruebas que sustentan la
misma puedan ser obtenidas.
b. En el lugar adecuado, es decir en un foro abierto a las ideas novedosas y dispuesto a
cambiar su propio modo de ver las cosas. Muchas propuestas, como la de Wegener
sucumben ante un auditorio hostil.
c. En el lenguaje adecuado, es decir en un idioma y de un modo que la mayor parte de los
científicos que lideran la investigación en ese momento puedan tomar conocimiento de la
nueva propuesta. Muchas propuestas, como las primeras publicaciones de Wegener, son
ignoradas por quienes no conocen el idioma de la publicación o no tienen acceso a
publicaciones de escasa circulación o de poco reconocimiento científico.
d. ¡ ...y tener suerte! Aún tratándose de Ciencia, el factor suerte tampoco puede ser dejado
de lado.