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Ii Obra
Ii Obra
LA CAJA DE LA DISCORDIA
ACTO I
TEODORA: ¡Aquí están los cafés! Valentina, hija, vaya pinta que
tienes.
VALENTINA: Estoy muerta de cansancio, ¡no puedo más!
TEODORA: Pero si todavía no hemos empezado a caminar. Acabamos
de bajar de la limusina de tu padre…
ADAM: (Entra) ¡Buenos días a todo el mundo! ¿No les parece a ustedes
una mañana preciosa para comenzar el Camino? Porque supongo que
todos los presentes van a hacer el Camino de Santiago, ¿no es así?
PUANG LI: (Levanta la cabeza del mapa / diccionario que está
mirando) El Camino, oh, sí, el Camino de Santiago.
KRISTINA: Hace tres semanas que salí de Babiera, Alemania.
ADAM: ¿Y ha llegado caminando hasta aquí en sólo tres semanas?
¡Qué bárbara!
KRISTINA: Bárbara no. De Ba-bi-e-ra. Y no he venido caminando todo
el tiempo, hice parte del recorrido en tren y otra parte caminando.
Siempre me ha parecido que los viajes en tren son muy poéticos. Pero a
partid de aquí, mi objetivo es llegar a Santiago de Compostela sólo
caminando.
VALENTINA: (revive) ¿Has oído, Teodora? El Camino se puede hacer
también en tren. ¡Es nuestra salvación!
KRISTINA: No guapa, las cosas o se hacen bien, o mejor no se hacen.
TEODORA: Recuerda que tu padre quiere como prueba el Carnet del
peregrino con todos los sellos. (Valentina vuelve a desplomarse en la
silla).
ADAM: De modo, señoritas, que ustedes también van a Santiago.
TEODORA y VALENTINA: (con desgana) Sííí…
(Entra en escena MICHELA, algo despistada y mostrando incomodidad
con su mochila. Avanza hacia el grupo, pero tropieza con una mochila.)
ADAM: Cuidado, amiga. ¿Está bien?
MICHELA: (se recompone muy dignamente) Oh, sí, sí, he tropezado
con algo que había por aquí tirado…
TEODORA: Ay, perdón, es mi mochila.
VALENTINA: Teodora, nena, eres un desastre, esta chica ha podido
hacerse daño.
MICHELA: Michela, me llamo Michela. Encantada.
VALENTINA: Yo soy Valentina y esta es mi amiga Teodora
(TEODORA saluda con la mano. MICHELA se vuelve hacia ADAM).
ADAM: Mi nombre es Adam. Veo, por tu mochila que también vas a
hacer el Camino.
(MICHELA, frotándose el tobillo, asiente) Pues vamos a ser un montón,
¡qué bien!, porque vosotros (volviéndose hacia PUANG LI y
KRISTINA) también vais, ¿no?
PUANG LI: Sí, sí, yo voy a Santiago. Me llamo Puang Li.
ADAM: Encantado, Juanli.
PUANG LI: No, no, Puang - Li.
KRISTINA: ¿Pero qué clase de nombre es Puang Li?
PUANG LI: Pues es de origen… (Empieza a buscar en el diccionario)
KRISTINA: Bien, bien, no importa, yo me llamo Kristina.
(PUANG LI sale de escena)
ADAM: Kristina, Puang Li, Valentina, Teodora, Michela… y usted,
señora, ¿también va a Santiago? DESCONOCIDA: (baja el periódico y
lo deja abierto, tapando la CAJA) ¿Cómo? Ah, sí, yo también voy a
Santiago porque vivo allí, pero me temo que no les acompañaré
caminando, ahí fuera tengo mi coche.
VALENTINA: ¿Y no tendría un hueco para mí? Soy pequeña y no
ocupo mucho.
TEODORA: ¡Valentina! DESCONOCIDA: (Sonriendo) Lo siento, este
viaje debo hacerlo sola y además tardaré un par de semanas en llegar.
ADAM: ¡Qué bárbara! (KRISTINA le mira con extrañeza) ¿por qué
tanto tiempo? ¿Tan malo es su coche que va a tardar dos semanas en
llegar?
DESCONOCIDA: No, no, a mi Audi no le ocurre nada. Tardaré dos
semanas en llegar porque tengo previstas varias paradas antes.
MICHELA: Ah, ¿que está usted haciendo turismo?
DESCONOCIDA: No exactamente. Mi tía Servanda acaba de fallecer
en París y yo soy la encargada de repartir su herencia.
VALENTINA: (aparte) Servanda, Servanda… Me suena mucho ese
nombre. ¿Dónde lo habré escuchado antes?
MICHELA: ¡Oh! ¡Mi más sentido pésame! Lamento su pérdida.
DESCONOCIDA: Descuide, la tía Servanda ha tenido una larga vida.
Ahora, si me disculpan, tengo que seguir mi viaje. Les deseo un buen
camino.(Recoge su abrigo… PUANG LI vuelve a escena, se topa con
LA DESCONOCIDA y la saluda. LA DESCONOCIDA sale)
TEODORA: ¿Qué te pasa, Valentina? ¿En qué piensas? ¿Estás
buscando otro medio de transporte?
VALENTINA: No es eso, boba, es que el nombre de su tía…
PUANG LI: (se dirige a la mesa donde estaba sentado la
DESCONOCIDA para coger el periódico y al levantarlo descubre LA
CAJA) ¡Oh!, vaya, se ha olvidado esto.
ADAM: Corre, Michela, mira a ver si todavía no se ha marchado.
MICHELA: ¡Voy! (Sale. ADAM le sigue pero se detiene en la puerta y
se queda mirando hacia afuera).
KRISTINA: Qué mujer más despistada, mira que olvidarse la caja
encima de la mesa. Anda que como sea algo importante.
TEODORA: No creo que sea nada importante si está en una caja tan
pequeña.
KRISTINA Bueno, recuerda que en frascos pequeños se guardan los
mejores perfumes.
VALENTINA: Sí, eso es verdad. Yo tengo uno de Chanel en un
frasquito onísimo. (PUANG
LI agita LA CAJA) KRISTINA: ¡Cuidado, Juanli, que puedes romper lo
quellevedentro!
PUANG LI: No es Juanli, es Puang Li.
(Entra MICHELA, azorada. ADAM y ella se mueven hacia el grupo):
MICHELA: Tiene lógica, además, la inicial del apellido también
coincide.
KRISTINA: (a VALENTINA) Y ¿qué más sabes de la Marquesa de las
Navas?
VALENTINA: Pues que el año pasado la revista ―Hola‖ le dedicó el
especial de verano, y que situaba su fortuna entre las 50 mayores de
Europa. Sólo un poquito más que la de mi papi.
TEODORA: ¿Te acuerdas si decía algo de sus herederos?
VALENTINA: Creo que no tenía hijos. Sé que era viuda y vivía sola.
También recuerdo que era una coleccionista de joyas antiguas, y que
prestaba muchas de sus piezas para exposiciones en museos de todo el
mundo.
ADAM: Y ¿qué creéis que habrá en la caja? (Todos se vuelven hacia
PUANG LI, que sostiene la CAJA. Da un respingo por la sorpresa y
parece soltar la CAJA)
TEODORA: Yo propongo que la abramos para ver qué tiene.
PUANG LI: Lo correcto sería devolvérsela a su dueño.
MICHELA: Pero si ni siquiera sabemos cómo localizar a esta mujer.
PUANG LI: Sabemos que vive en Santiago de Compostela y nosotros
vamos allí, podríamos llevársela.
KRISTINA: Lo más razonable sería abrir la caja para comprobar lo que
hay dentro antes de cargar con ella. Imaginad que sea un objeto
robado… o peor aún… ¿y si fuera una bomba?
(PUANG LI se asusta y suelta la CAJA. ADAM la coge al vuelo. Todos
hacen un corro (PUANG LI se asoma después) y abren la CAJA sin que
el público pueda ver lo que hay dentro)
TODOS: ¡Ooooooooohhhhhh! (Se separan con gestos de sorpresa y
después se vuelven a juntar todavía más)
MICHELA: Pero, ¿qué vamos a hacer con esto?
VALENTINA: Deberíamos repartírnoslo.
KRISTINA: Claro, lista, y cómo lo partimos, ¿con un hacha?
PUANG LI: Tenemos que devolvérselo a esa mujer. No es nuestro.
(Agarra otra vez la CAJA y la aprieta contra sí. VALENTINA avanza
hacia PUANG LI e intenta quitarle la CAJA, pero ADAM la detiene y
se la lleva aparte)
ADAM: Por la fuerza no conseguirás nada, podría denunciarnos a la
policía. Déjame a mí. (ADAM se vuelve y se acerca a PUANG LI
poniéndole una mano en el hombro) _Puang Li tiene razón, la caja no
nos pertenece y seguro que su dueño quiere recuperarla. Yo propongo
que no olvidemos por qué estamos aquí: para hacer el Camino de
Santiago. Ahora tenemos otro motivo más para llegar a nuestra meta.
TEODORA: Entonces, ¿propones que devolvamos la caja a la
desconocida?
ADAM:(le guiña un ojo) Por supuesto, eso es lo correcto.
MICHELA: ¿Y quién la va a llevar?
VALENTINA: (tratando de coger la CAJA) ¡Me ofrezco voluntaria! En
mi mochila hay mucho sitio. (PUANG LI vuelve a agarrar con fuerza la
CAJA)
MICHELA: Será mejor que la lleve yo.
(Todos a la vez, en torno a PUANG LI (excepto KRISTINA) gritando,
dándose unos contra otros)
KRISTINA: (gritando) ¡Baaaaaaastaaa! (Todos se detienen y se la
quedan mirando) A ver, así no vamos a llegar a ninguna parte. Puesto
que todos queremos llevar la CAJA, tengo la solución perfecta. Vamos
a buscar siete cajas iguales y meter la caja de la discordia dentro de una
de ellas. Las cerraremos todas y cada uno cogerá una al azar. No
podremos abrirlas hasta llegar a Santiago, de ese modo nadie sabrá
quien lleva la auténtica.
VALENTINA: ¿Y qué haremos con las cajas cuando lleguemos a
Santiago?
KRISTINA: En la plaza del Obradoiro, delante de la catedral, abriremos
todas las cajas a la vez.
(PUANG LI hace un gesto como para decir algo pero ADAM le
interrumpe)
ADAM: … y le devolveremos la caja auténtica a su dueña.
KRISTINA: ¿Todo el mundo está de acuerdo con el plan?
TODOS: (por separado) Sí (Valentina se hace de rogar)
KRISTINA: ¿Valentina? VALENTINA: ¡Oh! Está bien, sííí.
ADAM: Decidido, pues. Vamos a buscar las siete cajas iguales. (Salen
todos)
FIN DEL ACTO I