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ARBOR Ciencia, Pensamiento y Cultura

Vol. 187 - 748   m arzo-abril (2011)   3 05-315   I SSN: 0210-1963
doi: 10.3989/arbor.2011.748n2010

LAS DETERMINACIONES Genre determinations in


GENÉRICAS EN LOS PROCESOS the adaptative processes
ADAPTATIVOS*

José Antonio Pérez Bowie


Universidad de Salamanca
bowie@usal.es

ABSTRACT: The translation of a literary text to the screen is RESUMEN: El traslado de un texto literario a la pantalla suele estar
usually conditioned by many factors derivated from the new con- condicionado por diversos factores derivados del nuevo contexto
text in which the adapted title must work. Among these we can en el que el título adaptado debe funcionar. Entre ellos están los
count the conditions imposed on the original text by the cine- condicionamientos que ejerce sobre la obra originaria el género
matographic genre serving as a model in the translation process. cinematográfico que sirve de modelo para el proceso adaptador. En
This paper examines the problem and analizes three spanish films el presente trabajo se reflexiona sobre esas determinaciones y se
of the postwar period in which the literary work experiments an analizan tres ejemplos del cine español de postguerra en los cuales la
important transformation to adapted to exigences of cinemato- obra literaria sufre una transformación considerable para adecuarse
graphic model. a las exigencias del modelo cinematográfico elegido.

KEY WORDS: Adaptation; film; literature; genres. PALABRAS CLAVE: Adaptación; cine; literatura; géneros.

Los estudios contemporáneos sobre el fenómeno de la texto como lugar de múltiples interpretaciones cada una
adaptación de textos literarios a la pantalla ponen de de las cuales es una aproximación a la estructura subya-
relieve el elevado número de factores implicados en tales cente o a la regla sistemática creada por el juego de las
operaciones. Se tiende, por ello, a abordarlas desde una relaciones textuales. Por eso, en vez de adaptación prefiere
perspectiva globalizadora, apoyándose en la teoría literaria hablar de transformación fílmica de un texto literario y
reciente y superando las limitaciones de otros estudios la define como “el resultado de un acto interpretativo
anteriores basados en enfoques exclusivamente intra o que actualiza las estructuras del texto literario situado
intertextuales y que desatendían, por tanto, la ineludi- en unas nuevas condiciones pragmáticas y poniendo en
ble consideración pragmática que este tipo de prácticas relación al sujeto enunciador, al destinatario y al inter-
exige. texto (Coremans, 1990, 34). Otros autores introducen la
noción de espectador implícito definido como el resultado
Se insiste, por una parte, en considerar la práctica adapta- “de la suma de elementos formales y diegéticos del propio
tiva como la intervención sobre un texto ajeno en el que discurso que, desde él, prefigura el modo en que debe ser
el autor vierte su propio universo a través de una escri- recibido cooperativamente por sus destinatarios reales”
tura personal; ello ha llevado a concebir la adaptación en (Villanueva, 1999, 207-208).
términos de reescritura (Ropars, 1975, 1981 y 1990), de
apropiación (Vanoye, 1989 y 1996) o de transformación Este giro decididamente pragmático de los estudios sobre
(Coremans, 1990). Esta última autora señala la imposi- la adaptación es compartido por la mayoría de los autores
bilidad de que existan estructuras narrativas autónomas, que se ocupan de ella, como Catrysse (1992), Serceau
independientes de su realidad semiótica y niega la exis- (1999) o Stam (2000 y 2005). Todos ellos dedican una
tencia de un único sentido transparente correspondiente a especial atención al denominado (en expresión de Catrys-
la intención del sujeto enunciador, dado que la coherencia se) contexto de llegada, cuyas diferencias con respecto al
de la adaptación es el resultado de un ajuste permanente contexto de partida resulta imprescindible tener en cuenta
entre un locutor y un auditorio a través de una cultura para comprender la serie de transformaciones experimen-
variable; ello le lleva a defender el carácter abierto del tadas por el texto literario al convertirse en filme. Catrysse
ha analizado con minuciosidad ese proceso de transfor- relativismo y mutabilidad de la forma, según las épocas
mación apoyándose en la Teoría de los Polisistemas de históricas y las culturas; no ha interesado tanto construir
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Even Zohar, y se preocupa de examinar no sólo cómo el un sistema cerrado y jerárquico como hallar los aspectos
Texto2 ha adaptado el Texto1 sino también en qué me- comunes de los géneros, las condiciones que convergen
dida la política de selección de los elementos primeros y para explicar cómo en un momento histórico dado el gé-
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el proceso de transferencia se han producido en función nero articula la relación de la literatura con la tradición
del papel que el nuevo texto desempeñará al ubicarse en que lo produce. Las posiciones recientes van, sin embargo,
un polisistema distinto. El funcionamiento de aquél en más lejos y tienden a afrontar el género como un elemen-
el polisistema de llegada obliga a abordar la adaptación to “modificador” y no ya “modelizador”; al ser concebido
no en función de relaciones predefinidas de fidelidad o como campo de modificación, se destaca la función trans-
adecuación al texto de partida sino de la medida en que formativa, por la cual lo que se valora es su inestabilidad, la
es percibida y evaluada por el público y la crítica como desviación, su capacidad dialéctica entre la conservación y
adaptación. Por otra parte, Catrysse se interroga sobre la la innovación. Schaeffer, el teórico principal de este nuevo
posición –central o periférica– que la adaptación fílmica enfoque, prefiere hablar más que de género de genericidad
ocupará en el nuevo polisistema y sobre los mecanismos hipertextual poniendo el acento no en el estudio de las
sistémicos que han determinado la selección del texto convenciones sino en el de las transformaciones (todo
objeto de la adaptación, mecanismos que constituyen un texto es un hipertexto que deriva de textos precedentes
conjunto complejo y evolutivo de factores de diversa ín- [hipotextos] a través de operaciones de transformación o
dole: histórica, política, estética, cultural, etc.). Catrysse imitación), es decir, en el estudio de “las modalidades de la
señala que no ha de excluirse tampoco la interferencia creatividad literaria” (Schaeffer, 1989, 159-165).
de factores provenientes de los que denomina “sistemas
intermediarios”, lo que le conduce a interrogarse sobre el En el ámbito cinematográfico, por el contrario, la catego-
carácter mediato o inmediato del proceso de adaptación, ría de género posee unas características distintas por ser
y a preguntarse si los productores del film se han basado fruto no de una tradición académica y normativista sino
en el texto original o han recurrido a textos intermedios de la interrelación entre los intereses económicos de las
(Catrysse, 1995, 34-39). productoras, la reflexión de la crítica y las exigencias de
los públicos espectadores1. Para Rick Altman, uno de los
La riqueza teórica que encierran estos trabajos nos pro- principales teóricos de la cuestión, no existe posibilidad de
porciona un considerable arsenal de recursos para abordar dar una definición típicamente aristotélica y rigurosamen-
el fenómeno de la adaptación desde el enfoque omni- te temporal del género cinematográfico y tampoco consi-
comprensivo que exige su consideración pragmática. En dera que se pueda hablar del mismo como de un sistema
las páginas que siguen voy a centrarme en una cuestión cerrado que se alimente de sus propias variantes ni de que
concreta que servirá para ejemplificar las determinaciones puedan interpretarse las construcciones genéricas como un
que el contexto de llegada ejerce sobre el texto de partida reflejo de la realidad socioeconómica. El género supone
y poner con ello de manifiesto la complejidad inherente a ante todo, para Altman, la existencia de convenciones
toda operación de trasvase de una obra literaria a la pan- aceptadas como tales por el espectador, ya que el público
talla; ese caso concreto será el de las mutaciones a que participa en la producción del género en tanto éste “da for-
el texto de partida puede verse sometido para adecuarse ma a su público, suscita en él expectativas y lo somete a las
al esquema genérico fílmico desde el que se plantea la actitudes que imponen diferencia y repetición”. Para que un
adaptación. género exista hace falta, pues, que pueda ser reconocido
como tal: el espectador espera algo que se le ha prome-
Ello nos obliga a enfrentarnos con la polémica categoría de tido, pero, a la vez, espera algo nuevo. La repetición (el
género y con las radicales diferencias que dicha categoría estereotipo, el tópico) está, pues, sometida a variaciones,
presenta en el ámbito literario y en el cinematográfico. En las cuales constituyen el pequeño rasgo diferencial que
el campo de la literatura, tras siglos de tradición normati- permite al aficionado, debido a su saber, observar la des-
vista, la teoría moderna se ha caracterizado por limitarse viación y gozar con ello (Altman, 2000, 106-107). Altman
a subrayar su función descriptiva, apelando a la idea del retoma la afirmación de Alain Masson, de que los reajustes

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acaban en general en un enriquecimiento y la memoria del modo global, ya que los términos que designan los géneros
género termina por dibujarse como un registro de variacio- raramente se refieren a un conjunto de características o de
nes más que como una homogeneidad; y sostiene que en propiedades textuales recurrentes. Esta afirmación es aún
el cine no hay una tradición homogénea, una iconografía más cierta –afirma– cuando se habla de cine, pues el géne-
fija o una forma regular sino que por todas partes existe ro cinematográfico se refiere a un estado histórico de esos

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previsión, es decir “error, reajustes, modulaciones...” por géneros literarios que debe ser precisado; aparte de que la
lo que la historia de los géneros cinematográficos es “la referencia a un género literario no basta para definir a un
de las continuas variaciones a velocidades variables, con género cinematográfico, pues éste implica otras filiaciones
encuentros, choques de frente, desapariciones, metamor- y dependencias (Serceau, 1999, 112-114)3.
fosis...” (Altman, 2000, 107-108).
La adaptación de textos literarios a la pantalla se en-
Pero el necesario reconocimiento del género por parte del cuentra, pues, vinculada de manera muy estrecha a la
espectador exige admitir la existencia de unos imprescin- problemática de los géneros cinematográficos; bien sea
dibles esquemas genéricos, que son los que nos permiten, porque, en la mayoría de los casos, el texto elegido para
en definitiva, seguir utilizando la mencionada categoría. su traslado a la pantalla ha de adecuarse a las exigencias
Michel Serceau destaca el papel que tales esquemas de­ del molde genérico por el que haya optado el realizador,
sempeñan en los procesos adaptativos y, de acuerdo con o bien porque éste decide transgredir el molde esperable
la tesis central que preside su trabajo (el análisis de la por considerarlo exponente de una estética periclitada o
adaptación no consiste sólo en medir las convergencias expresión de una ideología que no comparte. En el primer
y/o los desvíos de la práctica del cine y de la concepción caso nos hallamos ante realizaciones rutinarias que suelen
del lenguaje cinematográfico de la que ella emana con la implicar una devaluación o simplificación de la profundi-
evolución de la literatura entendida a la vez como lengua dad del texto literario, cuando no una manipulación si el
y como escritura), afirma que la adaptación ha de ser género de aquél no encuentra adecuación en ninguno de
abordada también “como manifestación(es) genérica(s) y los modelos cinematográficos vigentes; el segundo caso,
pragmática(s) en las que es necesario examinar cómo y en por el contrario, suele ser el de los realizadores que asumen
qué medida prorrogan esos aspectos del género novelesco y el riesgo de plantear problemas inéditos e intentar su solu-
literario negados, trascendidos o disueltos por la evolución ción, sea o no satisfactoria, conscientes de que la auténtica
de la novela o de la literatura; en qué medida contribuyen a creación consiste en salirse de las propuestas estereoti-
conferirles un carácter secundario o en elevarlos de nuevo padas y evitar la repetición de las fórmulas consagradas
a la condición de primarios” (Serceau, 1999, 112). Se apoya por el uso. Cabe también la posibilidad de que la opción
en la recomendación de Etienne Fuzellier2 de considerar la por un molde genérico distinto del esperable no responda
literatura no como un repertorio de obras para transponer, a ningún propósito transgresor sino que esté dictada por
sino como una herencia de temas y métodos y de abordar imperativos estrictamente comerciales. En todo caso, las
los hechos literarios a un nivel más profundo y más amplio: determinaciones del molde genérico elegido para llevar a
el de los temas, el de los géneros, el de los estilos, el de las cabo el trasvase a la pantalla del texto literario resultan
elecciones estéticas. Esos testimonios de filiación con los decisivas para juzgar el resultado de la operación. Vamos
géneros y los estilos literarios, afirma citando a Fuzellier, a comprobarlo en las páginas que siguen tomando como
no han de buscarse tanto en las adaptaciones en sí mismas ejemplo algunos títulos de la producción cinematográfica
como en “los tipos de organización del film”. española de los años 40 y 50.

Serceau recurre también a Jean-Marie Schaeffer y apoya


su idea de sustituir la etiqueta genérica por la noción de
genericidad textual, ya que el género ha de ser entendido Huella de luz (Rafael Gil, 1942)
como una categoría dinámica, como proceso de generación
y de perpetuas mutaciones en el cual concurre a la vez la Huella de luz es la adaptación de un relato homónimo
actividad del emisor y del receptor. Por ello, una etiqueta de Wenceslao Fernández Flórez caracterizado, como la
de género no basta, por tanto, para identificar el texto de mayoría de los que escribió el autor durante la etapa

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de preguerra, por un pesimismo nihilista y una profunda sueño en su empleado facilitando la boda de éste con la
misantropía. Se narra la historia de un oficinista, Federico chica.
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Saldaña quien, desahuciado por los médicos a causa de
una enfermedad incurable, es obsequiado por su jefe con Se añade, por otra parte, un incidente al argumento que
una estancia en un lujoso balneario. Allí, disfrutando del sirve para que Saldaña se gane la confianza y el aprecio
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dinero y de los trajes que le ha cedido su benefactor, lleva de su jefe: Dos agentes negociadores de la imaginaria
una vida de millonario y vive un romance con Lelly, una república de Turolandia llegan al hotel en busca de un
rica heredera alojada en el mismo establecimiento. La su- fructífero contrato para su país (resultan evidentes los
perchería se descubre cuando la madre de Federico acude ecos de Ninotchka, de Lubitch); el apoderado de Bey in-
a visitarlo; él huye sin enfrentarse con Lelly y la escena tenta traicionar a su jefe pactando con Andrés Medina
final nos lo presenta en su humilde habitación escribien- (padre de Lelly y antiguo competidor de Bey) para hacerse
do retrospectivamente el relato de su aventura mientras ambos con dicho contrato a espaldas de aquél. Saldaña
espera la muerte y tras haber roto, sin abrirla, una carta descubre la maniobra y pone al corriente a Bey. Éste se
de su amada. persona en el hotel y consigue el contrato frustrando las
expectativas de su competidor. Cuando Lelly descubre la
El tono pesimista y el nihilismo del relato de Fernández mentira ideada por Saldaña durante una visita de la madre
Flórez no resultaban demasiado compatibles con las his- de éste al balneario, el joven abatido regresa con su madre
torias evasivas, acríticas y frecuentemente aleccionadoras sin despedirse de ella. Sánchez Bey interviene para lograr
que presentaba el cine español de la inmediata posguerra la reconciliación, firma un pacto amistoso con Medina y
cuando se acercaba a la realidad presente. De ahí que Ra- nombra a Saldaña su apoderado.
fael Gil sometiese el texto, en colaboración con el propio
autor, a una reelaboración profunda para adecuarlo a un En lo que se refiere al tratamiento formal, la película elimi-
modelo fílmico prestigiado y en plena sintonía con los na la narración retrospectiva de la novela, que comenzaba
intereses de nuestra industria cinematográfica y de sus con Federico, ya de vuelta a su humilde casa, escribiendo
mentores ideológicos: el de la comedia norteamericana el relato de su aventura y de los días de ilusión vividos,
cultivado por directores como Frank Capra, Ernst Lubitsch antes de morir); dicha analepsis resultaba incompatible
o Howard Hawks y caracterizado por su celebración de lo con el tratamiento optimista que se da a la historia, ya
cotidiano y su visión optimista de la existencia, que exigían que inducía a una lectura pesimista al estar la amenaza
inevitablemente el happy end4. de la muerte presente desde el principio. A ese pesimismo
contribuía también la narración autobiográfica del relato
El texto originario sufre, así, una serie de modificaciones literario, con las desencantadas reflexiones del protagonis-
que lo hacen prácticamente irreconocible: La enferme- ta, de las que se prescinde en la versión cinematográfica.
dad terminal del personaje, que pasa a llamarse Octavio, La introducción de una historia paralela –la de los amores
es sustituida por una debilidad pasajera motivada por el frustrados entre Sánchez Bey y la madre de Lelly– contri-
cansancio con lo que se suprime la visión privilegiada que buye a potenciar la dimensión optimista de la historia de
proporcionaba al personaje la cercanía de la muerte con Octavio, que funciona como elemento compensador que
su consiguiente carga de neurastenia y sentimiento de permite al empresario, proyectándose en su joven emplea-
vacío. La apatía y soledad del protagonista es transferida, do, la realización sus sueños. Por último, una tercera trama,
en cambio, a un personaje de escaso relieve en el relato la del sustancioso contrato con la república de Turolandia,
de Fernández Flórez: el jefe de Octavio, el empresario Sán- aparte de añadir una nueva dosis de complejidad argumen-
chez Bey, a quien se nos presenta como un hombre triste tal y proporcionar un toque cosmopolita (dos característi-
a pesar de su fortuna como consecuencia de no haberse cas del género), funciona como el factor desencadenante
podido casar con la mujer de sus sueños, cuya fotografía del ascenso social del protagonista, quien podrá aspirar a
sigue guardando en un cajón de su escritorio. El romance una boda de igual a igual con su amada5.
entre Saldaña y Lelly se completa, así, con una segunda
línea argumental, pues aquella mujer resulta ser la madre El resultado de la operación adaptadora es, pues, una
de Lelly y Sánchez Bey va a proyectar la realización de su transformación radical de los contenidos y la intenciona-

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lidad del texto originario, el cual se convierte en pretexto El molde genérico del que partió el trabajo de Ruiz Castillo
para la elaboración de un producto adscribible a un es- era, obviamente, el filme de piratas y aventuras marinas,
quema genérico de gran éxito popular y rentable tanto con unos códigos rigurosamente establecidos y de fuerte
desde una perspectiva económica como ideológica. El res- implantación en la producción hollywoodiense desde hacía
ponsable de dicha operación, Rafael Gil (que contó –no más de una década; recuérdense los títulos inaugurales de

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hay que olvidarlo– con la colaboración del propio autor), La isla del tesoro (Víctor Fleming, 1934) o El capitán Blood
logra un filme bastante asimilable a los presupuestos del (Michael Curtiz, 1935), origen de una larga secuela de
molde elegido, sin recurrir, como sucede en otras pelícu- filmes entre los cabe citar Piratas del mar Caribe (Cecil B.
las del momento, a la conjugación del patrón dominante DeMille, 1942), El pirata y la dama (Mitchell Leisen, 1944)
de la comedia hollywoodiense con las formas culturales o El capitán Kidd (Rowland W. Lee, 1945). El ritmo y la
enraizadas en la tradición nacional y dotadas de gran plasticidad inherentes a este tipo de narración cinemato-
raigambre popular6. gráfica exigían un despliegue de medios que no estaban al
alcance de la rudimentaria y artesanal industria española
del momento; por ello Las inquietudes de Shanti Andía
abusó de la recreación en estudio de espacios exteriores,
Las inquietudes de Shanti Andía de la ubicación de la acción en espacios interiores o del
(Arturo Ruiz Castillo, 1946) oscurecimiento de la imagen en momentos cruciales7. Esa
precariedad de medios provocó que la película de Ruiz Cas-
Frente al relativo éxito en la adecuación de un texto lite- tillo se alejase de los estilemas del género en el que pre-
rario a un modelo cinematográfico foráneo (con la consi- tendía inscribirse para reiterar paradójicamente los de uno
guiente tergiversación del sentido originario) que supuso de aquellos otros géneros dominantes en la cinematografía
Huella de luz, el ejemplo que a continuación comento ha española de la época frente a los que se proponía como
de ser considerado como un fracaso por la precariedad intento de ruptura: el melodrama de ambientación deci-
con la que se aborda un género cinematográfico, la pelí- monónica, calificado irónicamente como “cine de levita”;
cula de aventuras marítimas, que exigía un considerable los decorados de cartón piedra, los interiores recargados
despliegue de medios técnicos. La elección de una novela y oscuros, el vestuario de guardarropía, la interpretación
de Pío Baroja puede resultar sorprendente en el contexto afectada y el engolamiento en la dicción de los actores, el
de la inmediata posguerra, pero se trataba de un texto abuso de los claroscuros y la teatralidad del diálogo son
ideológicamente aséptico y por ello tolerable para la or- rasgos que Las inquietudes de Shanti Andía comparte con
todoxia dominante. muchos de los filmes coetáneos; y no sólo los adscribi-
bles al molde genérico señalado, sino a la mayoría de los
La razón principal de su trasvase a la pantalla fue sin duda filmes españoles de la época, por lo que hay que admitir
la idoneidad que presentaba para el intento de ampliar la existencia de un look de producción que impregna de
los estrechos márgenes genéricos en los que se movía modo sistemático cuanto se rueda en nuestros estudios y,
la producción española en aquellos momentos, limitada en el caso de la película que nos ocupa, terminó lastran-
casi exclusivamente a los subproductos folklóricos, al filme do la apertura genérica que su director pretendía. Unas
histórico de exaltación de las gestas del pasado, al melo- declaraciones del propio Ruiz Castillo previas al rodaje
drama de ambientación decimonónica o a la reproducción resultan muy significativas a este respecto: se refiere en
de moldes de probado éxito en los escenarios como la ellas a que pretende hacer “una película española en la que
comedia burguesa o el sainete. La propuesta de Ruiz Cas- aparecerá el Mar (sic) sin camouflage ni transparencias y
tillo apuntaba hacia un género inédito en la filmografía cuya única subordinación a los modos y las modas de la
española, la película de aventuras que llevase a la pantalla producción nacional es la época: el Romanticismo” (Luces,
la tensión y el dinamismo del romance novelesco del cual 1945) sin ser consciente del lastre de artificiosidad que im-
Baroja fue uno de los escasos cultivadores en nuestra ponía a las producciones españolas esa fascinación por un
literatura. Los numerosos paratextos que acompañaron al romanticismo exclusivamente epidérmico y radicalmente
estreno del filme (declaraciones de sus responsables, gace- incompatible con el “cine a cuerpo limpio” que, en esas
tillas publicitarias, críticas, etc.) así lo confirman. mismas declaraciones, pretendía.

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La adecuación del texto barojiano al patrón cinemato- maduro recuerda su vida y el guiño metaficcional de la
gráfico elegido obligó, por otra parte, a someterlo a un última secuencia en la que el protagonista y su esposa
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conjunto de manipulaciones considerable. Las inquietudes narran su historia al propio Baroja, para que la utilice en
de Shanti Andía es un relato de aventuras cuya instancia una novela, son los únicos elementos que remiten a la
narradora es el personaje protagonista; pero las aventuras complejidad del texto de partida.
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de éste ocupan un espacio casi irrelevante en el conjunto


de la novela, que se centra más en el personaje del tío Las inquietudes de Shanti Andía puede, pues, considerarse
Juan de Aguirre y en la reconstrucción de su historia por otro ejemplo ilustrativo de las determinaciones que con-
Shanti a través de las informaciones que va recabando de dicionan cualquier práctica adaptativa. Aunque en este
diversos interlocutores. La narración se presenta, pues, en caso, como he señalado, el intento de ampliar los márgenes
una estructura de considerable complejidad en la que el genéricos de la producción cinematográfica española ha-
narrador autodiegético actúa como narratario y transcrip- cia un modelo consolidado y cultivado con éxito en otros
tor de diversos relatos (orales y escritos) a partir de los países fracasó por la precariedad de medios de nuestra
cuales va reconstruyendo la historia de su misterioso tío; industria, por la inercia de unos modelos de producción
a ellos se suman, además, como suele ser habitual en las fuertemente implantados y por la complejidad narrativa
novelas barojianas, otros varios relatos que dan cuenta de del texto con relación al tipo de relato que el género pre-
historias colaterales. El autor articula todos esos mate- tendido demandaba8.
riales en un esquema cronológico de notable complejidad
que le permite una hábil dosificación de las informaciones
mediante la que atrapa desde el primer momento el interés
del lector. A las cinco de la tarde
(Juan Antonio Bardem, 1960)
Al trasladar el texto barojiano a la pantalla, Ruiz Castillo,
aparte de enfrentarse a la inevitable y comprensible se- Este filme de Bardem nos ofrece un nuevo e interesante
lección de materiales, hubo de hacerlo simultáneamente ejemplo de las mutaciones que el patrón genérico al que se
a la simplificación del diseño compositivo; pero a pesar adecua la adaptación cinematográfica de un texto literario
de ello la narración en segundo grado mediante la que se puede determinar en los contenidos y en la estructura de
trasmiten en la novela muchos de los fragmentos de la aquél. Aunque en este caso las mutaciones no afectaron
historia sigue demasiado presente en el filme, por lo que sólo al texto de partida sino que el realizador transgredió
éste se resiente de un exceso de discursividad. Por ejemplo, sistemáticamente las reglas del (sub)género en que presu-
gran parte de la aventura de Juan de Aguirre a bordo de miblemente había de inscribirse su trabajo –la película de
El Dragón no es visualizada sino narrada oralmente por toros– para optar por otro molde genérico que le permite
Itchaso; de igual modo, la prisión de Aguirre en Inglaterra, llevar a cabo una crítica a fondo de aquel cine y del uni-
su fuga, la boda con la escocesa y los flecos finales de la verso que presentaba.
historia son narrados por Shanti al propio Baroja en la
secuencia final. Incluso se llega a incluir informaciones en En A las cinco de la tarde Bardem lleva a cabo una reela-
torno a personajes de la novela sobre los que el espectador boración a fondo del drama La cornada, de Alfonso Sastre,
no ha tenido ninguna información previa, como sucede en añadiéndole además elementos de un guión que el propio
los comentarios que don Ciriaco hace a Shanti sobre la realizador tenía escrito sobre el mundo taurino titulado La
boda de Dolorcitas, la fuga de la madre con un amante y fiera. El drama de Sastre abordaba desde una perspectiva
la muerte de don Matías. crítica el universo de la fiesta nacional chocando de lleno
con los enfoques puramente folcloristas y complacientes
La drástica selección de materiales y su reordenación, de con que hasta entonces se la había tratado desde los es-
acuerdo con una cronología más lineal, dan, sin embar- cenarios (El niño de las monjas, de López Nuñez, o Currito
go, como resultado, una historia coherente que puede ser de la Cruz, de Pérez Lugín, entre otros)9; pero esa crítica
seguida con facilidad por el espectador. La estructuración a uno de los signos más celebrados de la españolidad no
de la historia como un largo flash-back en el que Shanti dejaba de ser un pretexto para adentrarse en otros niveles

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más profundos que abarcaban una dimensión social (la y a acentuar, a la vez, dentro del esquema simétrico en el
explotación del hombre por el hombre) e incluso metafísica que se insertan las figuras del drama, las diferencias entre
(el mito de Saturno, devorador de sus propias criaturas). A sus roles respectivos.
su vez, en el plano formal, se produce una ruptura con las
servidumbres de la puesta en escena naturalista mediante En el caso de A las cinco de la tarde cabe hablar, en primer

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la que se subraya la condición abstracta del tema y se lugar, de un modelo negativo, el género taurino, de larga
evita cualquier intento de identificación localista, espe- trayectoria en el cine español. Al asumir Bardem la actitud
cialmente mediante la insistencia en una gama cromática crítica frente a la fiesta nacional que entrañaba el texto
de grises y la incorporación de efectos sonoros y luminosos de Sastre y proponerse como objetivo, al igual que éste,
desrealizadores destinados a provocar la incomodidad y mostrar los aspectos más sórdidos de la misma, se sitúa ne-
el distanciamiento del espectador y evitar los mecanis- cesariamente frente a la visión idealizada y complaciente
mos de identificación emocionales. El propio Sastre, quien que caracterizaba a los filmes precedentes de tema tauri-
firmó el guión conjuntamente con Bardem, admitió de no. Los numerosos títulos que integran el género insisten
modo explícito que el proyecto no se trataba de un mero en la glorificación de la fiesta y los conflictos que proponen
trasvase a la pantalla de su texto teatral y asumió que se centran habitualmente en una problemática individual
éste había servido de base a un ejercicio de “reescritura” (la rivalidad amorosa y/o profesional entre dos diestros,
que suponía una organización diferente de sus materiales la trayectoria del héroe desde la miseria hasta el triunfo,
temáticos y, consiguientemente, un nuevo planteamiento la amistad traicionada, la oposición entre la novia fiel y
estructural10. casta y la mujer malvada que seduce al torero y lo obliga
a exponerse en los ruedos, etc.) con una fuerte propensión
El drama de Alfonso Sastre suponía un buen punto de al melodramatismo. Recuérdense títulos como El traje de
partida para el cine transgresor y de denuncia social en el luces (Edgar Neville, 1947), Currito de la Cruz (Luis Lucia,
que estaba embarcado Bardem. Sus afinidades ideológicas 1948), Tercio de quites (Gómez Muriel, 1951) y, ya en color,
con el mensaje que proponía La cornada (la denuncia de Tarde de toros (Ladislao Vajda, 1955), El niño de las monjas
la explotación del hombre por el hombre) y lo que ésta (Ignacio F. Iquino, 1959), Los clarines del miedo (Antonio
tenía de intención desmitificadora al desenmascarar el Román, 1958), El Litri y su sombra (Rafael Gil, 1959) o El
lado oscuro de la fiesta más representativa de la España traje de oro (Julio Coll, 1959) por citar sólo algunos de los
folclórica, abordada hasta entonces por el cine desde una más cercanos al filme que nos ocupa. Éste utiliza como
óptica exclusivamente idealizadora, fueron elementos que referente negativo todos esos títulos precedentes evitando
debieron de pesar en la decisión de Bardem de llevarla a no sólo cualquier mención complaciente de la fiesta sino
la pantalla11. de la corrida en sí misma que es el núcleo articulador de
cualquier filme del género (la película finaliza en el mo-
Para ello procede a una reescritura total del drama de mento en que comienza el paseíllo); las escasas referencias
Sastre, introduciendo una considerable cantidad de nuevos taurinas que se insertan están, por su carga de connota-
elementos. Esa reescritura es, por lo demás, una práctica ciones negativas, en las antípodas de las prodigadas por
habitual en las adaptaciones llevadas a cabo por el reali- aquéllos: planos amenazantes de los toros enchiquerados,
zador, en unos casos con resultados más satisfactorios que de la plaza vacía con los tendidos barridos por el viento,
en otros: basta para comprobarlo comparar Calle Mayor imágenes sangrientas del matadero que aparecen como la
con Sonatas. Pero si en estos dos ejemplos, la reescritura pesadilla del diestro, etc.
de los textos respectivos de Arniches y de Valle-Inclán se
explicaba por la tergiversación que Bardem propone de sus Junto a ese modelo frente al que el filme de Bardem reac-
mensajes, no es el caso del drama de Sastre, con quien se ciona transgrediéndolo, cabe hablar de un modelo positivo
encuentra en completa sintonía ideológica. Su labor de que pesó indudablemente en la opción del realizador: el
reescritura hay, pues, que entenderla como exigencia del género boxístico al que el cine hollywoodiense había recu-
marco genérico en el que Bardem quería situar su película rrido con frecuencia durante los años 40 y 50 utilizando la
y al que en seguida me voy a referir; ese nuevo modelo le figura del púgil manejado por un manager sin escrúpulos
obligaba a una intensificación de los efectos dramáticos y preso en un mundo de corrupción como vehículo de sus

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mensajes críticos sobre la sociedad norteamericana. Entre que se encuentran, obviamente, entre estos últimos, fueron
la larga lista de títulos del género, que actuaron, traspo- los primeros en apuntarse a la pancromía, por lo que la op-
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niendo la situación al universo taurino, como referentes ción de Bardem, al filmar en blanco y negro, implicaba una
de Bardem pueden citarse Kid Galahad (Michael Curtiz, actitud transgresora frente a lo que ya en esos momentos
1937), Ciudad de conquista (Anatole Litvak, 1940), Cuer- constituía una norma ineludible del género.
LAS DETERMINACIONES GENÉRICAS EN LOS PROCESOS ADAPTATIVOS

po y alma (Robert Rossen, 1947), El ídolo de barro (Mark


Robson, 1949), Noche en la ciudad (Jules Dassin, 1950), Como en otras de sus películas, la trama argumental sirve
Tongo (Robert Wise, 1951) o Más dura será la caída (Mark a Bardem para trazar un panorama de la sociedad española
Robson, 1956). De hecho, entre los planes de Bardem, tras vehiculando a través de ella en la medida de lo posible
finalizar Sonatas, estaba la realización de un filme sobre el un mensaje destinado a despertar la conciencia crítica de
mundo del boxeo y pensaba para ello en una adaptación de los españoles adormecida bajo la dictadura franquista. No
la novela de Ignacio Aldecoa Young Sánchez, pero el saber obstante, no conviene hacer extrapolaciones exageradas
que Visconti se encontraba rodando un filme sobre el tema pues Bardem, como todos los intelectuales y artistas que
(Rocco y sus hermanos) lo disuadió de su propósito (Cerón querían poner su obra al servicio de un ideal de compromi-
Gómez, 1998, 172). En la obra de Sastre, que acababa de so político, debió optar por actitudes posibilistas y moverse
estrenarse, encontró un vehículo para desarrollar su men- dentro de los límites impuestos por la censura del Régimen.
saje de denuncia de las relaciones de explotación entre Y en el caso del cine, había que contar, además, con las
los seres humanos, convirtiendo al personaje del manager concesiones derivadas de los imperativos comerciales; en
desalmado y manipulador en un empresario taurino lo el filme que nos ocupa la elección del tema taurino pudo
que le permitía a la vez exhibir, como he señalado, la cara estar determinada porque, como apunta Cerón Gómez,
oculta de ese mundo sistemáticamente idealizado por los tras el fracaso de Sonatas, Bardem era consciente de que
filmes españoles que lo abordaban. La transposición de los sólo tratando temas muy españoles se podía acceder a los
esquemas argumentales del género boxístico al taurino le mercados internacionales (Cerón Gómez, 1998: 172).
lleva a incrementar de modo considerable la presencia de
la figura del torero fracasado, que en el texto teatral de Convendría añadir para terminar algunas observaciones
Sastre era irrelevante, confiriendo a la figura patética de sobre el tratamiento cinematográfico que Bardem impuso
Juan Reyes una dimensión protagonística y convirtiéndolo al texto de partida, en consonancia con sus propios medios
en el espejo negativo –y premonición de su futuro– del expresivos que suponen, en definitiva, una opción estética,
triunfador José Álvarez. Por otra, la muerte del apoderado a aunque dependiente en gran medida de los recursos técni-
manos de Reyes supone un cierre más rotundo (concesión, cos a su alcance. La crítica más joven calificó el lenguaje
sin duda, al público cinematográfico), pues con este acto cinematográfico de Bardem como vetusto y en evidente
de “justicia poética” se eliminaba el final abierto y más contraste con la condición transgresora del mensaje que
inquietante del drama de Sastre en donde el apoderado, proponía. El cuidadoso tratamiento de la puesta en es-
después de muerto su torero, seguía activo y a la caza de cena con largos planos secuencia y la tendencia a una
nuevas víctimas a las que explotar. No obstante, su muerte disposición triangular de las figuras humanas dentro del
en el filme no altera la situación denunciada por Bardem, cuadro subrayaban, a su entender, el origen teatral de la
ya que la dimensión social de la misma impide que sea película.
resuelta por la desaparición de un individuo. Un elemento
decisivo para la adscripción al nuevo molde genérico fue La actitud más crítica en el momento del estreno fue la
la eliminación del color (imprescindible en las películas manifestada por la revista Film Ideal, cuyos comentarios
de tema taurino desde la implantación de la pancromía) incidieron en señalar la artificiosidad y la vetustez de
a favor de la fotografía en blanco y negro; de modo pa- las opciones estilísticas del director12. El referente desde
radójico, hasta muy finales de los años 60 el blanco y el que se enfrentan sus críticos a la película de Bardem
negro se siguió utilizando para los filmes con pretensiones son los filmes de la nouvelle vague francesa que estaban
naturalistas o documentales mientras se reservaba el color renovando el lenguaje cinematográfico o las propuestas
para aquéllos en los que la dimensión espectacular o la igualmente innovadoras de directores italianos como An-
fantástica primaba sobre la realista. Los de tema taurino, tonioni. El lenguaje de Bardem, sin dejar de ser brillante, les

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resulta viejo, incluso comparándolo con el de otros de sus prueba de la influencia del molde genérico sobre el pro-
filmes precedentes como Muerte de un ciclista. Para Juan ceso de adaptación a la pantalla de un texto literario.
Cobos, se trataba en definitiva, de un problema de falta Piénsese en la adaptación que Luis Lucia rueda de La
de confianza en la imagen que lleva al director a conceder vida es sueño (El príncipe encadenado, 1961) en la que
un protagonismo excesivo a la palabra en lugar de permitir se adecua al modelo del filme de aventuras (revitalizado

José Antonio Pérez Bowie


que se disuelva en aquélla. En ello insistirá también Félix por las numerosas coproducciones en que se embarca la
Martialay al afirmar que el cine puede asimilar “una car- cinematografía española desde mediados de los 50), que
ga literaria absolutamente desbordada” pero siempre que se caracteriza por el rodaje en escenarios naturales, el
esa carga “se integre de forma cinematográfica, formando uso del color, un ritmo narrativo acelerado, la participa-
parte de la imagen”. Adjetivos como “falso”, “artificioso”, ción de actores internacionales y un elevado presupues-
“teatral”, “convencional”, “anticuado” y otros similares son to. Este filme de Lucia supone, pues, el abandono de la
repetidos por ambos y por los otros dos críticos –Juan Mi- artificiosidad, la grandilocuencia y la consideración casi
guel Lamet y José A. Pruneda– que se ocupan de la película. sagrada del texto que habían caracterizado los ante-
Evidentemente para todos ellos, el lenguaje de Bardem no riores acercamientos del cine español a nuestros textos
había estado en este caso acorde con la intención trans- clásicos; basta para comprobarlo comparar el trabajo
gresora de su mensaje, el cual, falto del vehículo que lo de Luis Lucia con el llevado a cabo por Gutiérrez Maeso
hiciera convincente, perdía toda su operatividad13. unos años antes al adaptar El Alcalde de Zalamea (1952)
o con la versión que Antonio Román rodó de Fuenteo-
El ejemplo de A las cinco de la tarde resulta paradigmático vejuna en 1947. Otro ejemplo elocuente lo tenemos en
para entender cómo la falta de percepción por parte del La laguna negra, adaptación que Arturo Ruiz Castillo
director de la mutación que se estaba produciendo en realizó de La tierra de Alvargonzález en 1947: la leyenda
los modelos vigentes determinó el rechazo de la película en verso machadiana pierde todos sus elementos mítico-
por una crítica que juzgaba ya con un nuevo sistema de legendarios para adecuarse al molde del relato policiaco-
valores y para la que las pretensiones “revolucionarias” psicológico y convertirse en una sobria y sólida historia
de la propuesta bardemiana naufragaban en su lenguaje centrada en el análisis del sentimiento de culpabilidad
obsoleto. Paradójicamente, nos hallamos ante una situa- de los protagonistas.
ción contraria a la que se planteó con la recepción del
texto teatral que sirve de base a la película, ya que una Sobre tales filmes y otros varios habrá que volver con
parte considerable de la crítica se mostró reticente ante La mayor detenimiento para afianzar la tesis que han sus-
cornada debido a la modernidad de su lenguaje escénico, tentado las líneas precedentes: la de las inevitables
pues las estrategias desrealizadoras en las que Sastre y transformaciones que, tanto en el nivel formal como en
Marsillach basaron su propuesta transgredían los patrones el del contenido, experimenta cualquier texto literario
de referencia de un público todavía anclado en una desfa- cuando su traslado a la pantalla se realiza partiendo de
sada estética naturalista14. un molde fílmico predeterminado. Transformaciones que
se suman a otras muchas derivadas de las condiciones
Sin abandonar el ámbito de la producción española son del contexto de llegada donde ha de funcionar el nuevo
otros muchos los títulos que se podrían aducir como texto-filme.

NOTAS rez Bowie (Universidad de Salamanca)


y subvencionado por el Ministerio de
*  E ste trabajo se inscribe en el marco Ciencia y Tecnología.
del proyecto de investigación “Teoría 1 “En cuanto la industria detecta el
y práctica de la adaptación cine- asentamiento de un formato en va-
Recibido:  20 de octubre de 2008 matográfica: 1962-1975” (FFI2008- rios segmentos de público evalúa su
Aceptado:  30 de marzo de 2009 02810), dirigido por José Antonio Pé- tamaño e interés, y en caso positivo,

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reproduce esquemas y claves imita- carrera de director, Rafael Gil aposta- más habitualmente en el campo de
bles del éxito de modo que la in- ba por privilegiar el humor como uno la novela o del ensayo (recuérdese el
dustria (desde distintas productoras de los caminos que podrían dotar de nombre de Eugenio Noel); no obstan-
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y estudios) se pone en algo parecido prestigio a la industria cinematográfi- te, existía algún ejemplo de antitau-
a la producción en serie, sobre todo ca española. En un artículo publicado rinismo escénico bastante anterior
LAS DETERMINACIONES GENÉRICAS EN LOS PROCESOS ADAPTATIVOS

si comparamos argumentos, estrellas en la revista Popular Film afirmaba: al estreno de La cornada, como Los
y estilos en las temporadas altas de “[al cine español] hay que inyectarle semidioses, de Juan José Oliver.
la exhibición (...). En cuanto el fenó- jovialidad, hay que enseñarle a son- 10 Alfonso Sastre: “Sobre un film de
meno es manifiesto, suele interesar a reír para que marche por la ruta del Bardem”, Nuestro Cine, n.º 2 (agosto
la crítica. Desde el momento en que humor, que es la ruta por la que René 1961), pp. 24-25.
parece ensayarse un nuevo formato Clair y Alexander Korda impusieron 11 Sobre las vicisitudes de la gestación
en una esfera pública, la crítica inicia al cinema francés y al inglés hacia el de este filme, también, al igual que
una investigación retrospectiva para destino de la universalidad; auténti- Sonatas, producido por UNINCI, se
justificar sus orígenes y relaciones, co destino del arte auténtico” (“Cine puede encontrar amplia información
y de esta manera ir delimitando sus español”, Popular Film, 28.5.1936; en Salvador Marañón, 2006, pp. 336-
características en comparación al reproducido en Fernando Alonso Ba- 351.
escenario de los géneros en el mo- rahona, 2004, 118). 12 Otra revista de referencia en aquellos
mento. Como todo proceso comuni- 5 Un detallado análisis de esta adap- momentos, Nuestro Cine, mucho más
cativo, el de la crítica debe también tación cinematográfica así como de próxima a las posiciones ideológicas
alcanzar cierto umbral de éxito, al otras basadas en relatos de Wences- de Bardem y de Sastre, recibió el fil-
menos entre otros críticos, lo cual es lao Fernández Flórez puede hallarse me con entusiasmo dedicando gran
imprescindible para que la propuesta en la tesis doctoral de Héctor Paz parte de su n.º 2 (agosto 1961) a pu-
genérica se consolide” (Martí, 2005, Otero (2008). blicar el guión completo. En ese nú-
438-439). 6 Santos Zunzunegui ha destacado mero se incluye también el artículo
2 La obra citada de Fuzellier es Cinéma cómo el cine español de la época re- de Alfonso Sastre citado más arriba.
et littérature, Paris, Cerf, 1964. formulaba, sobre bases nuevas, tra- 13 “Nada más que la verdad. A las cinco
3 Comenta el ejemplo del film noir que, diciones culturales antiguas, reutili- de la tarde, puesta en escena de Juan
aunque es heredero de la novela ne- zando las convenciones de géneros Antonio Bardem”, Film Ideal, n.º 81
gra, aparte de diferenciarse en varios como el sainete o el carnaval, o de la (octubre 1961), pp. 26-27.
títulos, no cubre necesariamente las comedia costumbrista de corte estri- 14 Para un análisis más completo de
mismas problemáticas formales ni las dente, vinculada tanto a la zarzuela esta adaptación véase Pérez Bowie
mismas temáticas. De igual modo, como al juguete cómico o la farsa (2007).
mientras que el melodrama literario (Zunzunegui, 2005, 492).
se relacionaba con el teatro más que 7 Por ejemplo, la sublevación de los
con la novela, no sucede lo mismo tripulantes de El Dragón contra el BIBLIOGRAFÍA
en el cine, aparte de que lo que es capitán Zaldumbide se limita a una
verdad para el melodrama italiano no breve secuencia nocturna; o la esce- AA.VV. (2005): La nueva memoria.
lo es para el francés o el americano. na culminante de la galerna es una Historia(s) del cine español, Coruña,
Incluso en literatura, las etiquetas evidente recreación de estudio en la Vía Láctea.
genéricas tienen una significación que se intercalaron planos de olas Anónimo (1945): “Un realizador entra en
variable según su contexto; sería por procedentes del filme documental de campo. Arturo Ruiz-Castillo va a diri-
ello necesario precisar para cada obra Flaherty Nanuk el esquimal. gir películas largas. Y para comenzar
que es objeto de una adaptación la 8 Para más información sobre este film, ha descubierto una nueva cantera ci-
significación del término genérico de véase Pérez Bowie (2006). nematográfica: Baroja”, Luces. Revista
referencia según el contexto. 9 La mirada crítica hacia el universo de Espectáculos, II, n.º 4, febrero.
4 Ya en los años previos a la guerra taurino se manifiesta en ocasiones Alonso Barahona, Fernando (2004): Rafael
civil, cuando aún no había iniciado su en la literatura española, aunque Gil. Escritor de cine, Madrid, Egeda.

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