Facultad de Ciencias y humanidades PEM en Filosofía
Iniciación Bíblica II. P. Miguel Aguilar
Alumno: Geovany Alexander Argueta Pineda 19 /01/2016
Comentario Capítulo 19 : Generalidades sobre el NT.
Ya vimos en la primera parte del curso que la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, es íntima en tanto que la Antigua Alianza (Israel) precede por supuesto a la Nueva (Jesús) y le da sentido pleno. Éste sentido condensado en los textos que revelan la espera del Mesías, el libertador del pueblo de Israel. Una historia apoya a la otra y detallan el camino de la salvación. Considerar el NT como un género literario propio me parece atinado por la cantidad de exhortaciones que giraban en torno a los relatos explícitos de la vida de Jesús, y los Hechos de los apóstoles, las epístolas con el apocalipsis, que de una u otra forma buscaban la difusión del Evangelio. Hay que decir que la situación tuvo sus atenuantes desde la misma pasión de Jesucristo. La gestión del Imperio Romano y el paganismo vivido en la cultura griega. Es en el NT en que el cristianismo toma su rumbo, porque relata su esencia. El lugar que Jesús ocupa en la vida y en la historia, permitiendo conocerlo con profundidad: en gestos, palabras y actitudes. Los apóstoles se encargaron de obedecer fielmente al envío de Jesús, pero poco les importó la cuestión crónica, o el cómputo de las fechas de los sucesos reales de su vida. Prueba de ello, es que como vimos en la primera parte de este curso, es que Cristo no nació en el año 0 exactamente, sino en el 3 o 4 a.C. Éste dato da inicio al compendio del NT, es la apertura de los Evangelios. Ésta curiosidad me hace recordar una acotación que hace el P. Ariel Álvarez Valdés (argentino) en su libro “Investigaciones Bíblicas”. Él afirma que el verdadero año de nacimiento de Jesús fue el 7 a.C. y lo explica de la siguiente forma: El año 1 era considerado el de la fundación de Roma, fue el primer calendario utilizado y por eso se colocaban las iniciales U.C. <<Urbis Conditae>>. Luego un monje llamado Dionisio, natural de Escitia (región de la actual Rusia), por encargo del papa Juan I desentrañó que el año 754 U.C. correspondía al año 1 y añadió el “a.C” y el “d.C.”. Éste fue considerado un gran descubrimiento y pronto la nueva forma de conteo de años se expandió en la Edad Media. Sin embargo Dionisio cometió un error, pues al año de nacimiento de Jesús lo llamó año 1 d.C., cuando lo correcto debió ser año 0. La causa es que en tiempos de Dionisio en Europa nadie conocía el número 0, pues en los números romanos no existe el 0. Sólo algunos siglos más tarde Mohamed ibn Al Khwuarizmi, matemático persa incluyó el 0. Por supuesto la corrección no resultó fácil para los Europeos. Así que nadie corrigió el calendario y por eso el año 0 se siguió llamando año 1. De ahí que llamemos Siglo 16 (por ejemplo) a los años comprendidos entre el 1500 y el 1599. Hay un desfase debido a que no se corrigió el hipotético inicio de la era cristiana en el año cero. Además de sacar de la ignorancia, y aunque no supone una verdad fundamental de fe saber con exactitud milimétrica lo que consideramos la real encarnación de nuestro salvador, es interesante poder aclarar éstos impases numéricos y conocer el porqué de interrogantes que pocas veces nos planteamos y que son de interés universal. Es así como se va abriendo camino a la fe, desde las realidades humanas y eso es lo que vamos a describir y profundizar desde la persona de Jesucristo en la prolongación del Nuevo Testamento.