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Desarrollo
El tesoro botánico que llegó hace dos siglos del Nuevo Mundo
Por: Eva Díaz Pérez
Las cerca de 20.000 plantas herborizadas y las más de 6.000 ilustraciones con los diarios
manuscritos pasarían a formar parte del Real Jardín Botánico de Madrid. Ahora se
cumplen doscientos años del arribo a Cádiz de ese tesoro botánico que incautó el general
Morillo, enviado a las colonias para sofocar las rebeliones independentistas. El encargado
de recoger los valiosos materiales para llevarlos a la capital fue Mariano Lagasca y Segura,
director del Real Jardín Botánico de Madrid. Lagasca y Segura se emocionó en el momento
en el que se abrieron esos cajones y aspiró aquellos aromas, esa colección que era el
resultado de la vida del sabio José Celestino Mutis, el gran botánico que había nacido en
Cádiz y cuya memoria regresaba así a su ciudad natal.
José Celestino Mutis (Cádiz, 1732 – Santa Fe de Bogotá, 1808) fue sacerdote, botánico,
matemático y el impulsor de una de los grandes viajes científicos realizados durante la
monarquía de Carlos III: la Real Expedición Científica del Virreinato de Nueva Granada, que
fue una de las que generaron mayor número de informes, documentos y bibliografía. Sin
embargo, hasta 1954 no se publicó La flora de la Real Expedición del Nuevo Reyno de
Granada.
El sabio gaditano forma parte de la mejor memoria científica de España y su figura sigue
presente en los herbarios, en los libros botánicos y hasta en los nombres de plantas como
la Mutisia, una hermosa trepadora. En su época, fue más reconocido fuera de España que
dentro y mantenía correspondencia con los célebres naturalistas Carlos Linneo
y Alexander Von Humboldt, quien incluso se desvió en su famoso viaje por tierras
equinocciales para visitar al científico gaditano. Mutis compartió su casa con Humboldt y
le ayudó en su viaje hacia el Pacífico. El naturalista alemán quedó impresionado con su
colega español: “Uno se asombra de los trabajos que ha hecho y de los que prepara para
la posteridad; es admirable que un hombre solo haya sido capaz de concebir y ejecutar un
plan tan vasto”, aseguró en una carta enviada a un amigo.
Recogida de muestras
Desde muy pronto, Mutis advierte que su país es muy diferente al de su amigo Humboldt
y se lamenta de la desidia española: “Mientras en España se iba perpetuando un profundo
olvido sobre las empresas de esta naturaleza, todas las naciones, especialmente las que
poseían algunos establecimientos en América, aspiraban a porfía a poseer igualmente el
conocimiento de sus tesoros naturales y a la formación de gabinetes públicos y privados”.
Consciente de la importancia de que España incorpore estas especies pide a Carlos III que
autorice una expedición y ayudas. Pero no lo consigue, así que continúa trabajando por su
cuenta. “Determiné emplear en adelante todo el tiempo en aquellos días de diversión, en
examinar las plantas de los terrenos donde nos halláramos”, anota en su Diario de
Observaciones, donde relata el viaje.
Nuevos apoyos
Pero la soledad de su trabajo científico termina cuando llega un nuevo virrey a Nueva
Granada, Antonio Caballero y Góngora, quien lo convierte en asesor y ayuda a que el
monarca comprenda la importancia que tendría el viaje que propone Mutis. Finalmente la
Real Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada tiene lugar en 1783 y el sabio
gaditano es nombrado primer botánico y astrónomo con el fin de fomentar el comercio
creando herbarios y colecciones naturales. La expedición abarcará unos 8.000 kilómetros
cuadrados y seguirá el río Magdalena como referencia.