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Contaminación del ecosistema por la minería ilegal en el Arco Minero del Orinoco

El Arco Minero del Orinoco abarca la zona norte del estado Bolívar y noreste del estado
Amazonas, colinda con los estados Apure, Guárico, Anzoátegui y Monagas. Cuenta con un área
total de 111.846,86 km2; área que, comparada con la Faja petrolífera del Orinoco, duplica a esta
última. También es mayor -en extensión territorial- que Bulgaria, Liberia o Cuba.

En el estado Bolívar yacen las riquezas minerales más grandes de Venezuela y una de las más
importantes del mundo. Oro, diamante y coltán reposan en las entrañas del Macizo Guayanés
desde hace millones de años. La actividad minera ilegal ha demostrado ser incompatible con los
propósitos de proteger la naturaleza y la salud de los seres humanos. La extracción minera viene
acompañada -normalmente- con el deterioro de los recursos naturales de las áreas explotadas, la
destrucción de la biodiversidad, la contaminación de fuentes de agua con productos químicos, y la
erosión de los suelos.

En el caso de la minería planificada se realizan protocolos para garantizar que sólo lo necesario
sea afectado. Aunque en minería la contaminación es inevitable, sí puede ser controlada. A la vez
que, si alguna industria evade lo establecido legalmente, el país tiene la potestad de penalizarla
para compensar el daño hecho en su territorio. A lo que al oro se refiere, los daños son causados
por el uso de químicos sin protocolos de seguridad y control, tales como el mercurio y el cianuro.
Los daños, en el caso de otros minerales, son causados por el enorme volumen de tierra que hay
que remover y por los desechos tóxicos que la actividad extractiva genera.

En las áreas que requieren la minería a cielo abierto resulta difícil la recuperación de los
ecosistemas. Esta actividad generará una cantidad importante de sedimentos que tendrán, a su
vez, compuestos contaminantes como en el caso del cianuro (que se convertirán en un pasivo
ambiental). La destrucción de los bosques y la contaminación del suelo, aire y agua -por uso de
mercurio- se ha extendido hasta el Parque Nacional Canaima, muy a pesar de que se trata de un
área protegida por la normativa legal vigente. Incluso, estudios de la Nasa indican que el daño
ecológico ha aumentado de forma alarmante.

La creación de una Zona de Desarrollo Estratégico Nacional, en febrero de 2016, con el propósito
de ordenar la actividad minera en los pueblos del sur del estado Bolívar, no ha detenido los
estragos ambientales. La minería mal planificada (ilegal) es la principal responsable de esta
catástrofe.

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