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Quiero discutir contigo.

Quiero que lleguemos a una fiesta por separado, encontrarnos y descubrir que llevamos la misma
ropa, y discutir por eso.

Quiero discutir contigo porque de los boletos del avión que tomamos para iniciar nuestras
vacaciones te dejé el del pasillo y no el de la ventana.

Quiero discutir contigo porque extraviaste nuestros pasaportes y quedamos varados en Francia
una semana más de lo planeado.

Quiero discutir contigo porque olvidé dejar pagado la luz y el día de nuestro regreso nos la
cortaron.

Quiero discutir contigo porque hiciste el súper y escogiste los aguacates más bonitos por fuera y
más negros por dentro.

Quiero discutir contigo porque dejé la llave abierta para apartar agua y como la olvidé toda la
noche se inundó nuestra sala.

Quiero discutir contigo porque te encargué el arroz en lo que iba con el veterinario, lo olvidaste y se
quemó.

Quiero discutir contigo porque las nuevas cortinas que compré y que tanto me encantaron en la
tienda no combinan con el color de la habitación que acabas de pintar.

Quiero discutir contigo porque le dijiste a tu mamá que iríamos a cenar con ella en navidad cuando
ya habíamos quedado en ir a ver a la mía ese día.

Quiero discutir contigo porque me puse a bailar con tu prima en la reunión familiar y te sentiste
celoso.

Quiero discutir contigo porque me dijiste que ya ibas a arreglar el apagador de la escalera y
todavía me sigue dando toques cuando lo uso.

Quiero discutir contigo porque me encargaste cuerdas nuevas para tu guitarra esa vez que fui al
centro y se me olvidaron.

Quiero discutir contigo porque quedamos en comer un poco más sano pero sigues comprando
puros refrescos y botana para la semana.

Quiero discutir contigo porque me tocaba comprar la cena camino a casa pero me quedé
platicando al salir del trabajo y lo olvidé.

Quiero discutir contigo porque amarré a Max por subir al sillón y destrozar los cojines y tú lo
soltaste y lo volvió a hacer.

Quiero discutir contigo porque uno quiera dormir en el lado de la cama del otro, y el otro no quiera
cambiar.

Quiero discutir contigo, y mucho.

Somos dos personas distintas, con semejanzas y claras diferencias. Las primeras nos atrajeron,
las segundas nos terminaron de enamorar. Deja tú esas tardes en que paseamos enamorados sin
pensar en la vida futura. Quiero discutir contigo y descubrir que el helado que te compré no te
gustó porque no te gusta el chocolate, y que descubras que ese perfume que me regalaste no me
agradó porqué fragancias cítricas como esa no me van.
Porque cada vez que discutimos aprendemos un poquito más del otro. Lo aprendemos también de
otras formas, pero nunca he sido del tipo de persona que se considere convencional. Y sé que si
me he enamorado de ti tan profundamente como para escribirte este tipo de cosas, tú tampoco lo
eres. Así que si, conozcámonos un poquito más en las cafeterías, platicando; en las fiestas,
bailando; en las cenas, riendo. Y también discutiendo.

También pienso que discutir es un poquito sano. Tenemos diferencias que muy seguramente no
vamos a poder arreglar de un momento al siguiente. Y que discutamos significa que nos interesa la
relación que tenemos con el otro lo suficiente para poder usar las palabras a favor de esta y no en
su contra, guardándolas, esperando a que simplemente el otro entienda lo que pienso sin tener
que decírselo.

Me importas lo suficiente para decirte mil y un veces que el café me gusta con dos cucharadas de
azúcar y no solo una, y para apreciar mil y dos veces el que te hayas levantado antes que yo para
prepararlo y llevármelo a la cama. Me molesta un poco que primero me digas que la salsa no pica
tanto como tú quisieras y luego recuerdes que la licuadora se descompuso y tuve que usar el
molcajete, pero me molestaría aún más que simplemente te quedaras callado y te importara tan
poco nuestra vida juntos que prefieras guardar silencio a expresar lo que piensas.

Que nuestras discusiones nos permitan liberar ese discurso propio que nos hemos creado a través
de los años, para presentárnoslo y conocernos más allá de lo que otras personas nos han
conocido antes.

Ven, dame un beso. Luego quiero discutir contigo porque me mordiste el labio y me tomó tan de
sorpresa que seguro mañana me va a doler. Y luego de eso, volvamos a besarnos.

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