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PRESCRIPCION DE DEUDA TRIBUTARIA / DEBIDO PROCESO /

MANDAMIENTO DE PAGO / PRINCIPIO DE BUENA FE


La Administración estaba obligada a reconocer los efectos de la
sentencia que no son otros que la nulidad de la Res. 01 de 1992 y la
vigencia de la Resolución 005 de 1989, que declaró la prescripción,
pues en virtud de los efectos de la sentencia de nulidad de la primera,
la segunda que por ella se revocó recobró su vigencia. Resulta
criticable la conducta de la Administración cuando desconociendo la
garantía del debido proceso que consagra el artículo 29 de la
Constitución Política, una vez expedido el mandamiento de pago el 6
de julio de 1992 y propuesta la excepción de prescripción, haya
expedido respecto de la misma obligación otro mandamiento de pago
que dio lugar nuevamente a otras resoluciones que son el objeto del
presente proceso. Desconoce además la Administración con tal
proceder los principios rectores de la función administrativa
consagrados en la Constitución Política de 1991 artículo 209, afecta el
principio de buena fe consagrado en el artículo 83 íbidem y obliga a un
desgaste no justificado de la jurisdicción en detrimento de la eficiente
administración de justicia.
REVOCATORIA DIRECTA - Objeto / ACTO ADMINISTRATIVO - Firmeza /
TITULO EJECUTIVO - Firmeza
Ni la petición de la revocatoria directa, ni la decisión que sobre ella
recaiga tienen la virtualidad de suspender la firmeza del acto
administrativo o de restarle ejecutoriedad pues, como se deduce de
los artículos 71 y 72 del Código Contencioso Administrativo éste se
deduce en cualquier tiempo siempre que no se haya dictado auto
admisorio de la demanda. Entonces no es válida la afirmación de que
esta acción suspende la ejecutoriedad del acto administrativo y que
esta solo viene a cumplirse con la decisión que recaiga al resolver la
revocatoria, porque de ser así carece de sentido que la ley se refiera a
su procedencia sobre actos administrativos que se encuentren en
firme y más aún que provea que ni su petición ni la decisión que sobre
ella recaiga, reviven los términos legales para el ejercicio de la acción
contenciosa. Si fuera cierto que la decisión que recae en la
revocatoria es la que da firmeza al acto administrativo y la que agota
la vía gubernativa, solo desde su notificación empezaría a correr el
término de caducidad, conclusión esta que es claramente contraria a
la ley, por lo que es inadmisible. Constituye entonces un
contrasentido decir que la interposición de la revocatoria o la decisión
que en ella recaiga, restan firmeza al título ejecutivo porque si así
fuera no podría la Administración iniciar el cobro coactivo por
ausencia del acto administrativo ejecutoriado.
PARTICIPACION EN SOCIEDAD LIMITADA - Modificación / ACCION DE
COBRO - Prescripción
Si bien es cierto que antes de la vigencia del artículo 24 de la Ley 75
de 1986, tratándose de sociedades de responsabilidad limitada, toda
modificación a la liquidación privada de la sociedad implicaba la
modificación de la renta del socio y que en razón de dicha conexidad
causal, cuando el valor de la utilidad gravable (distribuible a los
socios) fijada en la liquidación de revisión se modificara por
resolución en la vía gubernativa o con ocasión de las acciones
contencioso administrativas deba derecho al socio para que
consecuentemente se le modificara sus participaciones sociales y por
ende el impuesto, tal hecho solo implica que el acto acusado perdió
su fuerza ejecutoria por haber sido anulado por la jurisdicción y que el
derecho del socio a la rebaja del tributo nace del cumplimiento de
sentencia a que está obligada la Administración, sin que en manera
alguna revivan para la Administración los términos para exigir el pago
del tributo inicialmente liquidado al socio en otro acto administrativo,
que se practicó de manera independiente y que no fue objeto de
discusión.
EMBARGO DE BIENES / PERJUICIOS - Comprobación / ACCION DE
NULIDAD Y RESTABLECIMIENTO IMPOSITIVA / PERJUICIO IMPOSITIVO -
Inexistencia
Si bien es cierto que un embargo de bienes en exceso de la deuda
insoluta puede ocasionar perjuicios, tales perjuicios deben estar
debidamente probados y cuantificados para proceder a su
reconocimiento como lo ordena hoy el artículo 307 del Código de
Procedimiento Civil.

Consejo de Estado - Sala de lo Contencioso Administrativo - Sección Cuarta -


Santa Fe de Bogotá, D.C., diez (10) de marzo de mil novecientos noventa y
cinco (1995)
Consejero Ponente: Doctor Jaime Abella Zárate
Referencia.: Expediente No. 5939. Actor: María Antonia, Jorge, Ricardo y
María Cristina Garcés Arellano (Suc. Jorge Garcés Giraldo). Juicio de nulidad y
restablecimiento del derecho de carácter fiscal. Acción de Cobro Coactivo.
Renta 1978 1979 y 1990. Fallo.

Decide la Sala los recursos de apelación interpuestos por el apoderado


judicial de la demandada y el de la actora contra la sentencia del 5 de agosto
de 1994 proferida por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca,
parcialmente estimatoria de las súplicas de la demanda en el juicio de nulidad y
restablecimiento del derecho adelantado por los señores MARIA ARELLANO
DE GARCES, MARIA ANTONIA, JORGE, RICARDO Y MARIA CRISTINA
GARCES ARELLANO (Suc. Jorge Garcés Giraldo) contra las Resoluciones
Nos. 001 del 8 de Enero de 1993 y 00266 de Noviembre 13 de 1993 y el
mandamiento de pago 00146 del 2 de septiembre de 1992 expedidas de la
unidad Administración de Impuestos de Palmira que negaron las excepciones
propuestas contra el mandamiento de pago señalado.
La Administración de Impuestos Nacionales de Palmira, atendiendo al
hecho de que el señor JORGE GARCES GIRALDO (Sucesión ilíquida) tenía
dudas pendientes de pago por concepto del impuesto de renta y
complementarios de los años de 1978, 1979 y 1990 determinados oficialmente
según lo certificaba el Administrador de Impuestos Delegado de Palmira (Valle
del Cauca) libró el mandamiento de pago #00146 del 2 de septiembre de 1992
por la suma de $57.436.296 a cargo de JORGE GARCES GIRALDO
(Sucesión), y a favor de la Nación. Mandamiento de pago cuya notificación se
ordenó efectuar al deudor conforme con lo dispuesto en el artículo 826 del
Estatuto Tributario.
Mandamiento de pago contra el cual la cónyuge supérstite y los herederos
del causante ejecutado, mediante apoderado especial constituído para el
efecto, presentaron escrito de excepciones proponiendo las de prescripción de
la acción de cobro y la de incompetencia del funcionario que profirió la
Resolución 001 de Julio 17 de 1992 que revocó las resoluciones que
previamente habían reconocido la prescripción de la acción de cobro por 1978
y 1979.
Mediante la Resolución 00266 del 13 de noviembre de 1992, la
Administración de Impuestos negó las excepciones propuestas, providencia
que recurrida en apelación fue confirmada por la Resolución 001 del 8 de
Enero de 1993.

LA DEMANDA
Ante el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca acudieron mediante
apoderado los interesados en la sucesión ejecutada en demanda de nulidad y
restablecimiento del derecho alegando que con la expedición de los actos
acusados la Administración violó los artículos 29, 58, 121, 122 y 123 de la
Constitución Política; 720, 742, 745, 817, 828 numeral 2°, 829 numeral 2°, 831
y 833 del Estatuto Tributario; 73 y 74 del Código Contencioso Administrativo y
6° del Código de Procedimiento Civil.
Esencialmente porque, desconociendo el derecho reconocido en el acto
administrativo contenido en el Resolución No. 005 de Enero 12 de 1989 lo
revocó sin tener competencia para ello incurriendo en violación de las normas
constitucionales sobre el debido proceso y competencia, y las normas que
gobiernan la revocatoria de los actos administrativos que crean una situación
jurídica de carácter particular y las que regulan la prescripción.
Alegó que el funcionario de la Administración al pronunciarse sobre las
excepciones propuestas desconociendo la prescripción incurrió en debida
interpretación y falsa motivación porque la revocatoria directa no era un recurso
que tuviera la virtualidad de suspender el término de prescripción de la acción
de cobro en la época en que se profirió la Resolución 005 d Enero 12 de 1989.

LA SENTENCIA APELADA
Surtido el trámite de rigor el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca
accedió a declarar probada la excepción de prescripción por el año de 1978
con fundamento en lo dispuesto por los artículos 7° y 63 de la Ley 52 de 1977,
52 del Decreto 1651 de 1961, 27 del Decreto 3803 de 1982 y 23 del Decreto
2733 de 1959, ya que su contexto literal era elocuente y permitía concluir que
la acción de revocatoria directa no era útil para agotar la vía gubernativa y por
ende no servía para dar ejecutoria al acto administrativo de liquidación de
revisión de impuestos del año de 1978. Y como contra la liquidación de revisión
no fue interpuesto recurso por la vía gubernativa tal acto administrativo alcanzó
se ejecutoria 10 días después de producida su notificación.
De igual forma para el año de 1979 prosperaba la excepción de
prescripción porque si bien era cierto que de acuerdo con lo previsto en los
artículos 61 y 62 de la Ley 52 de 1977, todo recurso tributario resuelto en favor
de una sociedad distinta de la anónimas o asimiladas, daba lugar a que se
modificara la liquidación practicada a los socios de acuerdo con su
participación en la renta establecida para la sociedad, los socios o copartícipes
de sociedades de responsabilidad limitada o asimilada, debían solicitar por vía
del recurso de reconsideración la práctica de una liquidación teórica de las
participaciones que le correspondían en razón de su aporte, cuando la
sociedad no hubiere interpuesto recursos contra su correspondiente liquidación
de revisión.
Como el contribuyente tenía participación como socio en las sociedades
Actividades Agrícolas Industriales y Comerciales Ltda y Central Azucarera de
Palmira Ltda, y a éstas se les practicó también las correspondientes
liquidaciones que fueron recurridas y decididas definitivamente, mediante fallo
emitido por el Tribunal el 2 de junio de 1988 para la primera y con Resolución
#0677 de agosto 15 de 1984 para la segunda, era viable la modificación de la
liquidación oficial del socio Jorge Garcés Giraldo, rebajando para el efecto sus
participaciones según lo dispuesto por tales providencias.
Sin embargo, el acto administrativo de revocación no podía de ninguna
manera afectar la firmeza del acto liquidatorio producido respecto del
contribuyente Jorge Garcés Giraldo.
“La posterior modificación que se produjera de la liquidación oficial, en
aplicación de lo dispuesto en las disposiciones comentadas sólo tendría efecto
teóricos, es decir que, si bien la liquidación oficial se vio modificada, los efectos
del acto administrativo que la contenía permanecieron incólumes. Lo que
implica que el acto de liquidación desde el momento en que quedó en firme,
constituía el verdadero título ejecutivo, y para su cobro respectivo debía la
Administración Tributaria adelantar el proceso coactivo correspondiente dentro
de los cinco años siguientes, de acuerdo con las normas legales sobre la
materia. El acto contentivo de la modificación de dicha liquidación oficial, si
bien se encontraba amparado de procedibilidad de acuerdo con la ley tributaria,
no tenía la virtualidad de revivir la firmeza ya decaída de acto de liquidación
inicial, ni mucho menos la de interrumpir el término de prescripción de la acción
de cobro si aún no había precluido”.
No eran procedentes ni la petición de nulidad del mandamiento de pago
porque de conformidad con lo dispuesto en el artículo 835 del Estatuto
Tributario sólo eran demandables dentro del proceso de cobro coactivo ante la
jurisdicción las resoluciones que fallan excepciones y ordenan llevar adelante la
ejecución, ni la petición de confirmación de la Resolución 005 de enero de 12
de 1989 emanada de la División de Cobranzas de la Administración de
Impuestos de Palmira que dispuso declara probada la excepción de
prescripción correspondiente al año gravable de 1978 por el valor de
$50.674.083 determinada en la liquidación de revisión número 324 del 10 de
agosto de 1981, porque el efecto inmediato de la declaratoria de nulidad de las
Resoluciones Nos. 00266 del 13 de Noviembre de 1992 y 0001 del 8 de Enero
de 1993, no podía ser de ninguna manera la confirmación pedida del acto
relacionado. Pues aunque se tratara del mismo período gravable,
inexplicablemente se abrieron dos procesos de cobro coactivo, si bien tomando
título ejecutivos distintos, los procesos fueron independientes y autónomos uno
del otro.

LA APELACION
La actora al apelar solicita de la Sala se revoque la sentencia de primera
instancia en cuanto no accede a las súplicas de la demanda por los perjuicios
causados, ni a la declaratoria de que la Nación Colombiana es
administrativamente responsable, al considerar que los mismos no estaban
probados, porque dentro del expediente, como parte de los antecedentes
administrativos, se aportaron varios oficios de embargo de gran calidad de
propiedades del causante, los que a su juicio permitían una condena in genere.
La apoderada de la demandada al apelar la sentencia alega la
improcedencia de la excepción de prescripción admitida por el Tribunal para el
año de 1978, porque la revocatoria directa interpuesta por los particulares no
es otra cosa que el ejercicio del derecho de defensa contra un acto
administrativo que considera no adecuado al orden legal, al interés público, o
que cause un agravio injustificado, ejercicio este que suspende la acción de
cobro, ya que dentro de los efectos especiales de la revocación directa en el
campo tributario, resalta el relacionado con la suspensión del término de
prescripción de la acción de cobro, al tenor de lo dispuesto en el artículo 17 del
Decreto 398 de 1983 expresa que a su juicio permite entender que la
suspensión de un término conlleva que el lapso transcurrido hasta ese
momento sea válido y que continúe corriendo cuando cesen las causas que
motivaron la suspensión. Si es un mandato legal que para iniciar un proceso
ejecutivo de cobro las obligaciones deben estar expresas, claras y exigibles, no
es posible entonces iniciar una acción de cobro tomándose como título una
obligación contra la cual se encuentra pendiente el fallo de una revocatoria
directa, porque la revocatoria directa es al fin y al cabo un recurso cuando ésta
es ejercida por la particular y por lo tanto sus efectos legales inciden bien sea
en la iniciación de una acción de cobro o en la suspensión de ésta si ya ha
iniciado.
Carece de razón el fallador de instancia el estimar como prescrita la
obligación tributaria por el año gravable de 1978, porque el acto administrativo
que presta mérito ejecutivo es la Resolución 0722 del 2 de octubre de 1987, la
cual quedó debidamente ejecutoriada el 12 de noviembre de 1987, a pesar de
que inicialmente se había declarado la prescripción mediante la Resolución No.
005 de Enero 12 de 1989, pues solo transcurrieron catorce (14) meses desde
el momento en que quedó ejecutoriada la Resolución No. 0722, hasta del 12 de
enero de 1989 fecha en que se declaró probada indebidamente la excepción de
prescripción, situación que demuestra la validez del cobro que hace la
Administración Tributaria.
Así mismo expresa su desacuerdo con la providencia impugnada, en razón
de la excepción de prescripción aceptada para el año 1979, porque ella se
fundamenta en un acto administrativo que no corresponde a la verdadera
obligación tributaria, pues la Resolución No. 001 del 16 de julio de 1992
constituye la verdadera cuantificación del impuesto de renta y complementarios
por el año gravable de 1979.
Advierte que la situación jurídica que se discute nació en vigencia del
artículo 61 de la Ley 52 de 1977, norma que tuvo vigencia hasta el 29 de
diciembre de 1987, cuando el artículo 154 del Decreto 2503 expresamente lo
deroga, corriendo igual suerte su Decreto Reglamentario 825 de 1978.
Estima que siendo procedente la modificación de la liquidación oficial del
socio, que se efectuó como consecuencia de haberse aumentado las utilidades
de la sociedad de la cual él era socio, se tiene en cuenta la preceptiva del
artículo 61 de la Ley 52 de 1977 y 49 del Decreto 825 de 1978, que imponen a
la Administración la obligación de modificar la liquidación del contribuyente
cuando la sociedad de la cual es socio obtenga decisión favorable en la etapa
gubernativa.
Modificación que se puede efectuar en cualquier tiempo de oficio o a
solicitud de parte. Por lo cual puede decirse que, aunque la liquidación oficial
del socio esté en firme o ejecutoriada y sea título ejecutivo, no puede ser objeto
de revocación total o parcial en cualquier tiempo, aún después de los dos (2)
años previstos por el artículo 737 del Estatuto Tributario para ejecutar
revocatoria directa y sin necesidad del consentimiento expreso y escrito del
socio, pues se trata de una conexidad causal.
Alega que las sentencias que profiera la Jurisdicción Contencioso
Administrativa que incidan en la liquidación del socio, también dan origen a que
se modifique dicha liquidación aunque la sentencia no lo disponga pues
existiendo el mismo hecho se debe aplicar la misma regla de derecho. Pues la
resolución como la sentencia que se dicten con posterioridad a la vigencia del
Decreto 2503 de 1987 que indican en la liquidación del socio, realizadas antes
de la vigencia del mismo decreto, deben tenerse en cuenta por la
Administración para efectos de lo estatuído por el artículo 61 de la Ley 52 de
1977, ya que se trata de una obligación para la Administración y un derecho
para el contribuyente socio, que regía para la fecha en que se practicó la
liquidación y que no puede ser desconocido por leyes posteriores.
Solicita se revoque la sentencia apelada proferida por el Tribunal
Contencioso Administrativo del Valle del Cauca.

ALEGATOS DE CONCLUSION
La apoderada de la demanda al alegar de conclusión señala cómo la
obligación correspondiente al año de 1978 también fue objeto del mandamiento
de pago librado el 6 de julio de 1982 que acumuló la obligaciones de los años
1973 a 1978 inclusive y sobre el cual tuvo oportunidad de pronunciarse la
Jurisdicción, por lo que se da el fenómeno de la cosa juzgada.
Reitera la improcedencia del reconocimiento de la excepción de
prescripción del año 1979, porque la tesis del Tribunal haría nugatoria la figura
de la modificación de la liquidación de los socios.
De otra parte, no puede hablarse de la operancia de la figura de la
prescripción de la primera liquidación oficial, la cual no fue objeto de recursos,
lo que implica su aceptación por parte del contribuyente, porque igualmente,
esto haría que los artículos 61 y 62 de la Ley 52 de 1977 se quedaran escritos.
En la práctica y dados los términos legales para interponer los recursos y
fallarlos, así como para presentar las correspondientes demandas y obtener
sentencias, pueden fácilmente transcurrir los términos para que quede en firme
la primera liquidación oficial practicada a los socios, sin que se les haya
notificado la segunda liquidación modificatoria de las participaciones
determinadas.
Alega que la Administración obró correctamente frente al contribuyente
demandante al robarle oficialmente sus participaciones en las sociedades
ACTIVIDADES AGRICOLAS INDUSTRIALES Y COMERCIALES LTDA, por lo
tanto solo a partir de la fecha de exigibilidad de la nueva liquidación empiezan a
correr los cinco (5) años con que cuenta el Estado para hacer efectiva la
obligación. En este caso a partir del 16 de julio de 1992, es decir, que la deuda
fiscal de 1979 está, aún, vigente para ser cobrada coactivamente.
Solicita a la Corporación revocar la sentencia apelada en sus numerales 1°
y 2° en cuanto hacen alusión al año fiscal 1979.
Con relación a la vigencia fiscal de 1990 afirma que la sentencia apelada no
se refiere a esta vigencia, pero dentro del acápite de “Otras peticiones de la
demanda” manifiesta que la petición de los demandantes de que se declare la
nulidad del auto de mandamiento ejecutivo No. 00146 del 2 de septiembre de
1992, es una petición completamente improcedente porque de acuerdo con el
artículo 835 del Estatuto Tributario sólo son demandables dentro del proceso
de cobro coactivo, las resoluciones que fallan excepciones y ordenan llevar
adelante la ejecución, razón por lo cual el Tribunal se declaró inhibido para
proferir un pronunciamiento de fondo.
Pide en consecuencia, se confirme la decisión del Tribunal en sus artículo
3° y 4°, lo que implica continuar con el cobro del impuesto a la renta, entre
otras cosas, correspondiente al año 1990. Además, la fundamentación de los
demandantes de encontrarse actualmente en negociaciones para la
celebración de un acuerdo de pago no impide efectuar su cobro, mientras éste
no se realice.
Se opone a la pretendida indemnización de perjuicios que solicitan los
demandantes, por lucro cesante y daño emergente, toda vez que dentro del
proceso contencioso administrativo de cobro coactivo, sólo tienen cabida los
actos a que se refiere el artículo 835 del Estatuto Tributario, dentro de los
cuales no se halla la acción indemnizatoria; y no puede supeditarse una
indemnización al evento de que se ejecute un acto cuya legalidad se impugna,
concretamente, en el caso de disponerse de una suma supuestamente
adeudada cuando en el proceso no aparece prueba que permita afirmar que se
ha realizado pago alguno.
EL MINISTERIO PUBLICO
El Procurador Octavo Delegado ante la Jurisdicción pide que se confirme
en su totalidad el fallo de primera instancia porque:
1.- Sí ocurrió el fenómeno de la prescripción de la acción de cobro por el
año gravable de 1978 conforme con los preceptuado por los artículos 7° de la
Ley 52 de 1977, 77 y 78 del Decreto 3803 de 1982 toda vez que no fue
interpuesto recurso de reconsideración en la vía gubernativa y la revocatoria
directa no se menciona en tal disposición. Era evidente que la Administración
incurrió en una serie de irregularidades con la indudable finalidad de vulnerar
los derechos de los interesados y desconocer una situación cierta, verdadera y
evidente como era la existencia de la prescripción de la acción de cobro.
En efecto el acto que fijó las obligaciones a cargo del señor JORGE
GARCES GIRALDO por el año gravable 1978 no es otro que la Liquidación de
revisión No. 324 del 10 de agosto de 1981; cuyo pago se hizo exigible desde
ese mes de agosto de 1981.
El término de los cinco años para la prescripción de la acción de cobro, que
señaló el artículo 7 de la Ley 52 de 1977, se completó en 1986 y ocurre que el
mandamiento de pago del 6 de julio de 1992 fue notificado legalmente a los
interesados, en cumplimiento de la providencia del Consejo de Estado de fecha
26 de agosto de 1988, el 21 de noviembre de ese año, es decir, cuando ya se
había operado el fenómeno de la prescripción.
Concluye que no habiéndose producido la suspensión del término el 21 de
noviembre de 1988, fecha en la que fue notificado legalmente el primer
mandamiento de pago, en tal fecha la acción ya estaba prescrita.
En tales condiciones, encuentra criticable que posteriormente la
Administración, a sabiendas de que la acción ya estaba prescrita y
desconociendo la garantía del debido proceso que consagra el artículo 29 de la
Carta, hubiera expedido, respecto de la misma obligación, otro mandamiento
de pago, el No. 00146 de 2 de septiembre de 1992, contra el que los
interesados propusieron, entre otras, la excepción de prescripción y que dio
lugar a la expedición de las Resoluciones Nos. 0266 del 13 de Noviembre de
1992 y 0001 del 8 de Enero de 1993, que son objeto de la solicitud de nulidad
que contiene la demanda de la referencia.
2.- Con relación al cobro del año de 1979, también se dio a su juicio la
prescripción, porque el título ejecutivo era la liquidación de revisión No. 444 de
Julio 26 de 1982 que quedó ejecutoriada el 26 de septiembre del mismo año
por no haber interpuesto el contribuyente recurso gubernativo y desde esa
fecha la obligación se hizo exigible y empezó a correr el término de
prescripción que precluyó el 26 de septiembre de 1987.
Y si durante este tiempo la Administración no notificó ningún mandamiento
de pago se produjo la prescripción de la acción de cobro.
A pesar de que la prescripción era evidente, la Administración con el
indudable propósito de impedir que el contribuyente se beneficiara con aquel
hecho, y de pretender que podía revivir o exigir el cumplimiento de unas
obligaciones prescritas, profirió un acto administrativo ilegal, o sea la
Resolución No. 00001 del 16 de julio de 1992, en la que expresó que como
aquel acto había fijado las participaciones del contribuyente en las empresas:
Actividades Agrícolas Industriales y Comerciales Ltda y Central de Azucarera
Ltda., de acuerdo con las liquidaciones oficiales practicadas a esa sociedad, y
tales actos habían sido modificados, era obligatorio modificar igualmente la
situación del socio y por lo tanto procedió, de oficio, a revocar la liquidación No.
444 del 26 de julio de 1982 y a fijar en la suma de $3.456.881.00 las
obligaciones a cargo del señor Garcés por el año de 1979.
Y con fundamento en dicha resolución profirió el mandamiento de pago
frente al cual era viable la excepción de prescripción alegada, porque era
indudable que se configuró el fenómeno de la prescripción, por una razón
elemental, cual era que dentro de los cinco años siguientes a la fecha en que
se produjo la ejecutoria de la liquidación de revisión No. 444 del 26 de julio de
1982, la Administración, en relación con las obligaciones fiscales
correspondientes al período gravable de 1979, no notificó ningún mandamiento
de pago.
Al pretender desconocer este hecho y el derecho del contribuyente a no ser
perseguido en relación con obligaciones prescritas de 1979, la Administración,
no sólo violó las normas legales que consagran el fenómeno de la prescripción
sino el principio del debido proceso que establece el artículo 29 de la Carta.
Comparte la sentencia en el aspecto relacionado con el no reconocimiento
de los prejuicios reclamados porque aunque en la demanda se pidió el
reconocimiento de perjuicios previa declaración de responsabilidad del ente
demandado, nada se probó dentro del proceso para el efecto y tampoco fueron
delimitados y cuantificados los perjuicios en el libelo.
Además tal petición no puede ser acogida porque no existe valor pagado en
cuanto a las obligaciones que exige la Administración, es decir, los
demandantes no han afirmado ni demostrado que hayan pagado las cantidades
que señalan los mandamientos de pago.

CONSIDERACIONES DE LA SALA
Cosa Juzgada (Prescripción año 1978)
Precisa la Sala que el aspecto relacionado con al prescripción de la acción
de cobro de la deuda insoluta por el año de 1978 fue objeto de fallo de Junio 3
de 1994 por esta misma Sala con ocasión del conocimiento de la demanda de
nulidad y restablecimiento del derecho intentado por las mismas personas
ahora también actoras, contra la Resolución 001 del 17 de julio de 1992 que
revocó la Resolución 005 del 12 de enero de 1989 de la División de Cobranzas
de la Administración de Impuestos Nacionales de Palmira que declaró la
prescripción de la acción de cobro del año 1978 a cargo de JORGE GARCES
GIRALDO (SUC).
En consecuencia la Administración estaba obligada a reconocer los efectos
de la sentencia que como se dijo a página 17 del fallo no son otros que la
nulidad de la Resolución 001 del 17 de Julio de 1992 y la vigencia de la
Resolución 005 de 1989, que declaró la prescripción, pues en virtud de los
efectos de la sentencia de nulidad de la primera, la segunda que por ella se
revocó recobró su vigencia.
No obstante, en razón de que por el mismo año la Administración libró dos
mandamientos de pago, no puede decirse que las resoluciones que denegaron
las excepciones en el segundo proceso de cobro caigan bajo la excepción de
cosa juzgada, pues estas resoluciones son distintas de aquellas y por ello
debían ser objeto como en efecto lo fueron, del fallo de nulidad por violación del
debido proceso.
Comparte la Sala el llamado de atención que a la Administración hace el
Agente del Ministerio Público cuando expresa que resulta criticable la conducta
de la Administración cuando desconociendo la garantía del debido proceso que
consagra el artículo 29 de la Constitución Política, una vez expedido el
mandamiento de pago del 6 de julio de 1992 y propuesta la excepción de
prescripción, haya expedido respecto de la misma obligación otro mandamiento
de pago el No. 00146 del 2 de septiembre de 1992 que dio lugar nuevamente a
otras resoluciones (0266 de noviembre 13 de 1992 y 001 de enero 8 de 1993)
que son el objeto del presente proceso cuya nulidad con relación a este
período habrá de confirmarse.
Desconoce además la Administración con tal proceder los principios
rectores de la función Administrativa consagrada en la Constitución política de
1991 artículo 209, afecta el principio de buena fe consagrado en el artículo 83
íbidem y obliga a un desgaste no justificado de la jurisdicción en detrimento de
la eficiente administración de justicia.
Prescripción por el año de 1979
Para el año de 1979 la Administración determinó mediante liquidación de
revisión No. 444 del 26 de julio de 1982 el impuesto de renta y
complementarios el causante JORGE GARCES GIRALDO, contra la cual tal
como lo admite la propia Administración no se interpuso recurso de
reconsideración, por lo que el acto administrativo quedó ejecutoriado cuando
venció el plazo concedido por la ley para interponer el recurso gubernativo de
reconsideración sin que se hubiera interpuesto, esto es el 26 de septiembre de
1982 una vez que se cumplió el término de 2 meses previsto por el artículo 27
del Decreto 3803 de 1982.
Ni la petición de la revocatoria directa, ni la decisión que sobre ella recaiga
tiene la virtualidad de suspender la firmeza del acto administrativo o de restarle
ejecutoriedad pues, como se deduce de los artículos 71 y 72 de Código
Contencioso Administrativo, ésta procede en cualquier tiempo, con relación a
actos en firme o aún cuando se haya acudido a los Tribunales Contencioso
Administrativos siempre que no se haya dictado auto admisorio de la demanda.
Entonces no es válida la afirmación de la apoderada de la demanda en el
sentido de que esta acción suspende la ejecutoriedad del acto administrativo y
que esta sólo viene a cumplirse con al decisión que recaiga el resolver la
revocatoria, porque de ser así carece de sentido que la ley se refiere a su
procedencia sobre actos administrativos que se encuentran en firme y más aún
que provea que ni su petición ni la decisión que sobre ella recaiga, reviven los
términos legales para el ejercicio de la acción contenciosa. Si fuera cierto que
la decisión que recae en la revocatoria es la que da firmeza al acto
administrativo y la que agota la vía gubernativa, sólo desde su notificación
empezaría a correr el término de caducidad, conclusión esta que es claramente
contraria a la ley, por lo que es inadmisible.
Adicionalmente, el Estatuto tributario en el artículo 818 no contempla dentro
de la circunstancia que interrumpe el término de la acción de cobro la
revocatoria directa y por el contrario es claro el artículo 829-1 inciso 2° cuando
predica que la interposición de la revocatoria directa no suspende el proceso de
cobro pero que el remate no se realizará hasta que exista pronunciamiento
definitivo.
Constituye entonces un contrasentido decir que la interposición de la
revocatoria o la decisión que en ella recaiga, restan firmeza al título ejecutivo
porque se así fuera no podría la Administración iniciar el cobro coactivo por
ausencia del acto administrativo ejecutoriado.
En conclusión, si en el sub-lite la liquidación oficial no fue recurrida en
reconsideración por el contribuyente, la acción de cobro, como bien precisa el
Tribunal prescribió al cabo de cinco (5) años contados a partir de la fecha en
que la obligación se hizo exigible y por ello la sentencia apelada que en este
sentido se pronunció, merece confirmación
También en esta oportunidad llama la atención de la Sala que la
Administración de Impuestos Nacionales transcurridos casi diez (10) años
desde la fecha en que practicó la liquidación de revisión No. 444 de julio 26 de
1982 y prescrita la acción desde septiembre de 1987, pretenda modificar una
situación jurídica consolidada a fin de enervar los efectos legales de la
ejecutoriedad de los actos administrativos y de la prescripción.
Si bien era cierto que antes de la vigencia del artículo 24 de la Ley 75 de
1986, tratándose de sociedades de responsabilidad limitada, toda modificación
a la liquidación privada de la sociedad implica la modificación de la renta del
socio y que en razón de dicha conexidad causal, cuando el valor de la utilidad
gravable (distribuible a los socios) fijada en la liquidación de revisión se
modificara por resolución en la vía gubernativa o con ocasión de las acciones
contencioso administrativas, daba derecho al socio para que
consecuentemente se le modificara sus participaciones sociales y por ende le
impuesto, tal hecho sólo implica que el acto acusado perdió su fuerza
ejecutoria por haber sido anulado por la jurisdicción y que el derecho del socio
a la rebaja del tributo nace del cumplimiento de sentencia a que está obligada
la Administración, sin que en manera alguna revivan para la Administración los
términos para exigir el pago del tributo inicialmente liquidado al socio en otro
acto administrativo, que se practicó de manera independiente y que no fue
objeto de discusión. Este acto debidamente ejecutoriado en su oportunidad
también perdió vigencia cuando al cabo de cinco (5) años de estar en firme la
Administración no realizó los actos correspondientes para ejecutarlos (acción
de cobro).
Con relación a la petición de nulidad del mandamiento de pago, estima la
Sala que si bien no es viable descartarla en esta oportunidad por lo expuesto,
si procede su modificación como consecuencia de la prosperidad de la
excepción de prescripción de la acción de cobro por los años de 1978 y 1979,
analizadas, y con el fin de ajustar su cuantía al valor de los impuestos
realmente debidos por el causante. Para el efecto, deben excluirse los valores
en él comprendidos por el año de 1978 ($50.674.083) y 1979 (3.456.881), así:
Valor mandamiento de pago $57.436.296
00146 de septiembre 2 de 1992
Menos:
Cobro prescrito 1978 $50.674.083
Cobro prescrito 1979 $ 3.456.881 $54.130.964
Valor definitivo del mandamiento $ 3.305.332
de pago

Con relación a la petición del pago de los perjuicios causados por el


embargo de los bienes de la sucesión, también la Sala comparte lo dispuesto
en sentencia de primera instancia por las siguientes razones:
1) Si bien es cierto que un embargo de bienes en exceso de la deuda
insoluta puede ocasionar perjuicios, tales perjuicios deben estar debidamente
probados y cuantificados para proceder a su reconocimiento como lo ordena
hoy el artículo 307 del Código de Procedimiento Civil.
2) En el juicio de nulidad y restablecimiento del derecho en materia
impositiva, en principio, sólo es dable a título de reconocimiento del derecho
fijar el impuesto definitivo u ordenar la devolución de lo pagado indebidamente.
3) La liquidación de un impuesto, por sí sola, no constituye un perjuicio por
existir contra ella acciones para lograr su modificación, según lo ha dicho la
jurisprudencia de esta Sección. En sentido similar el solo cobro ejecutivo
tampoco lo configuraría, sino las medidas cautelares excesivas o injustificadas
y, en todo caso, comprobadas.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Cuarta, administrando justicia en nombre de la
República de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA
1) CONFIRMANSE los numerales 1°, 2°, 4° y 5° de la sentencia proferida
por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca el 5 de Agosto de 1994 en el
juicio 19002.
2) REVOCASE el numeral 3° de la sentencia apelada; en su lugar
MODIFICASE la cuantía del mandamiento de pago No. 00146 del 2 de
septiembre de 1992 y FIJASE su valor en la suma de TRES MILLONES
TRESCIENTOS CINCO MIL TRESCIENTOS TREINTA Y DOS PESOS M/CTE
(3.305.332) sobre la cual deberá continuar la ejecución.
3) RECONOCESE personería a la doctora Nohora Inés Matiz Santos a
términos del poder que obra a folios 183 del cuaderno principal.
Cópiese, notifíquese, comuníquese y devuélvase al Tribunal de origen.
Cúmplase. Esta providencia fue estudiada y aprobada en la Sección de la
fecha.
Guillermo Chahín Lizcano, Presidente de la sala, Jaime Abella Zárate, Delio
Gómez Leyva, Consuelo Sarria Olcos.
Carlos A. Flórez Rojas, Secretario.

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