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Palabras de poder en un ministerio de inclusión

(Un sermón para mujeres... y para hombres).

Juan 10:10; 11:25; 12:7

Introducción : Para las mujeres que vivían en los tiempos de Jesús la vida era sumamente limitada.
En verdad no eran tratadas como personas, sino como una propiedad más. No tenían la protección
de la ley en cuanto a sus derechos humanos porque no eran consideradas como dignas de tales
derechos. Pero, en la presencia de Jesús, el Cristo, todo esto cambiaba. Para él ellas eran personas
de dignidad, personas hechas a la imagen y semejanza de Dios, personas por las cuales él había
venido para darles vida. Sus vidas cambiaron radicalmente gracias a la vida y ministerio de Jesús.

Al leer el evangelio de Juan encontramos varios encuentros y conversaciones de Jesús con mujeres,
que demuestran no solamente este respeto y consideración por ellas, sino también cómo él las
incluía en su ministerio. En las palabras poderosas que Jesús usó cuando habló con mujeres, en su
época, vemos un ministerio de inclusión que puede alentar a la humanidad hoy.

I. “Yo soy, el que habla contigo” (4:26).

La revelación del Mesías, ¡a una samaritana!

1. La conversación al lado del pozo.

2. La posibilidad de tener agua viva.

3. El Mesías esperado por los samaritanos: “Cuando él venga, nos declarará todas las cosas” (v.
25).

4. La revelación del Mesías.

5. El resultado: La samaritana, creyente y evangelista.

II. “Ni yo te condeno. Vete y desde ahora no peques más” (8:11b).

La compasión y firme orientación de Jesús.

1. Acusaciones con el propósito de atrapar a Jesús.

2. La mujer, persona sin valor; ¡prescindible!

(1) Jesús escribe en la tierra. ¿Sería para ocultar su enojo hacia estas personas, por su actitud
acusadora hacia la mujer?

(2) El pronunciamiento de verdadero juicio dice: “El de ustedes que esté sin pecado sea el primero
en arrojar la piedra contra ella”.

(3) Por la conversación con Jesús, la mujer pasó a la libertad y a una vida nueva.

III. “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá” (11:25).
El significado eterno de creer en Jesús, compartido con Marta.

1. La muerte de Lázaro y el dolor de Marta y María.

2. La llegada tarde de Jesús, él único que hubiera podido sanarle.

3. La conversación con Marta. Creer en Jesús significa tener la vida eterna; no habrá muerte, ni
para Marta, ni para nosotros.

4. ¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente! (Mat. 16:16). La confesión de fe hecha por Pedro es
convincente.

IV. “Para el día de mi sepultura ha guardado esto” (12:7).

La sensibilidad de Jesús al acto de devoción.

1. La tensión creada por las fuerzas que quieren matar a Jesús.

2. La comida honrando a Jesús, el que ha dado vida a Lázaro.

3. María unge los pies de Jesús con un perfume muy costoso.

4. Judas censura la acción de María como extravagante, algo que hubiera podido ser vendido para
darlo a los pobres.

5. Jesús, ya pensando en su próxima muerte, reconoce esto como un acto de devoción “para el
día de mi sepultura”. En el Evangelio de Marcos, Jesús agrega: “...dondequiera que sea predicado
este evangelio en todo el mundo, también lo que ésta ha hecho será contado para memoria de ella”
(Mar. 14:9).

V. “...ve a mis hermanos y diles: ‘Yo subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios’
” (20:17).

“La apóstol de las buenas nuevas de la tumba vacía”. La misión entregada: ¡Somos colaboradores
con Dios!

1. La devoción de María Magdalena: “muy de madrugada” la hace ir a la tumba.

2. Encuentra la tumba vacía e informa a los apóstoles.

3. Emociones mezcladas de los apóstoles: asombro y miedo; creen, pero falta la acción; falta
compartir estas “buenas nuevas”.

4. María espera llorando. ¿Qué piensa hacer?

5. Jesús se le aparece a ella y la envía como mensajera (la apóstol a los discípulos). Jesús le encarga
compartir el mensaje más importante del mundo: ¡Jesús vive! Ahora va al Padre. “A mi Padre y
vuestro Padre” (20:17).

6. “¡He visto al Señor!” (20:18). El mensaje del testigo ocular que ha cambiado al mundo.

Conclusión : Cada una de estas mujeres diría que su encuentro con Jesús cambió su vida; que él no
solamente les había dado vida, sino vida abundante (Juan 10:10). ¡Habían conocido al Mesías!
¡Podían comunicarse con Dios! Ya no eran personas insignificantes en sus familias ni en la
comunidad; ahora sabían que fueron creadas a la imagen y semejanza de Dios; que en Jesús habían
encontrado vida, una vida abundante y eterna.

En estas cinco experiencias con mujeres, que aparecen en el Evangelio de Juan, vemos no tan sólo
el amor y la consideración de Jesús por ellas, sino también como él reconoce los valores que ellas
tienen como personas, y cómo las involucra en su misión. Jesús no temía incluirlas, él no quería ser
exclusivista. Pronunció palabras de poder para ellas, y sus vidas jamás fueron iguales. Hoy él
continúa pronunciando palabras de poder a todo aquel que quiere oírle. El evangelio es para toda
persona; la misión es para todo creyente; la vida abundante puede ser suya. ¡Escuche sus palabras
de poder aplicadas para usted!

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