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La conspiración
veneciana.
Por
Webster G. Tarpley
Conferencia pronunciada en el ICLC en 1981
Publicado en Campaigner en septiembre de 1981
Venecia, era conocida por sus habitantes como la Serenissima Reppublica, pero no
era una república en el sentido que tiene la institución americana, tal como James
Fenimore Cooper escribe en el prefacio de su novela El Bravo. Sus siniestras
instituciones se continuaron a lo largo de quince siglos o más, desde los últimos años
del Imperio Romano en su escisión con Bizancio, hasta las Guerras Napoleónicas. Eso
es decir ayer en términos históricos. Venecia supone el estilo de gobierno Babilónico,
contagiado de decadente antigüedad, golpeando como un látigo en la espalda de los
Estados modernos.
Después del Concilio de Trento, Venecia sirvió también como base de operaciones
para la Filosofía Liberal, oscurantista y anti-Leibniziana. De éste modo utilizó a
Thomas Malthus y Jeremy Bentham para, a través de la política económica británica,
golpear con el radicalismo filosófico británico a toda la humanidad.
Aunque Napoleón Bonaparte tuvo el mérito de forzar la liquidación formal de éste
odioso organismo durante la Campaña Italiana de 1797, su acción no tuvo el efecto
deseado. El cáncer, por así decirlo, había tenido ya tiempo para extenderse por
Génova, Ámsterdam, Londres y otras ciudades. Así, aunque el poder político soberano
de Venecia se había extinguido, su método característico de actuación seguía con
vida, sirviendo de incubadora a lo que más tarde, durante el siglo XX conoceríamos
como fascismo, primero en su rol expansivo cultural protofascista de la mano de
Wagner y Nietzsche, y luego sponsorizando a políticos fascistas como Gabrielle D
´Annunzio y Benito Mussolini.
Los Venecianos tomaron parte en la acción del Plan Parvus para desmembrar Rusia, y
es muy probable que fueran los únicos responsables, sorprendiendo a todo el mundo
incluyendo al gobierno Británico, del desencadenamiento de la Primera Guerra
Mundial en los Balcanes.
Venecia mira al Este, hacia Levante, Asia Menor, Asia Central y el Lejano Oriente,
hacia sus aliados de Asia, y especialmente, hacia las oligarquías chinas con quienes
compartió negocios y guerras. Esto explica porque la vida en Venecia tenía en
ocasiones rasgos semi-orientales. El rasgo más relevante era el status de las mujeres
que el Dux Mocenigo exhibía ostentosamente como un harem.
Hoy Venecia se asienta en la línea que va desde Lübeck a Trieste, la demarcación que
separa a La OTAN del Pacto de Varsovia, aproximadamente la misma demarcación
que delimitaba a los campesinos libres de los siervos de la gleba en el siglo XVI. Con
anterioridad también fue la demarcación entre el imperio Otomano en el Este y la
Cristiandad en el Oeste; y aún antes había sido la demarcación entre el Sagrado
Imperio Romano y el Imperio Bizantino. En esta parte del norte del Adriático fluye el río
que viaja desde la cara sur de los Alpes Dolomitas y de los Alpes Julianos. Su nombre
es el Po. Este río, 300 años antes de Cristo, se desplegaba al norte del Adriático
formando un cinturón de pantanos, lagunas y marismas de unos 500 kilómetros
cuadrados de extensión, desde la ciudad de Rávena hasta la base de la península de
Istria, dónde confluyen hoy las fronteras entre Italia y Yugoslavia.
Las islas de los pantanos resultaban invulnerables para la época (algo así como Suiza
lo fue por su orografía durante la II Guerra Mundial) y se convirtieron en refugio de la
aristocracia Romana que pretendía escapar tanto de los Godos, como de los Hunos o
los Lombardos. Entre los años 300 y 400 después de Cristo, ya se registran apellidos
de Grandes Familias cuyos nombres resultarían mas tarde infames: Candiano, Faliero,
y Dandolo. La leyenda habla de la gran afluencia de refugiados durante las incursiones
de Atila el Huno en 452 después de Cristo. Varias áreas fueron colonizadas incluyendo
la actual ciudad de Torcello, después la administración se asentó en un lugar llamado
Rivus Altus, nombre que con posterioridad degeneró a Rialto, que es dónde está la
ubicación actual de Venecia.
El nacimiento oficial de la Urbe Condita se sitúa el 25 de marzo de 721 después de
Cristo, habiendo sido elegido en 697 Paoluccio Anafesto, primer gobernador de la
comunidad de los pantanos, recibiendo el nombre de Dogo, el equivalente veneciano
de la palabra latina Dux o de la florentina Duce. El hecho más significativo de todo éste
periodo es la supervivencia y posterior desarrollo de Venecia, gracias a la alianza con
el torticero Emperador Justiniano de Constantinopla. Esta alianza fue fortaleciéndose
con los años gracias al matrimonio endogámico entre el Dogo y una oligarca
veneciana emparentada a su vez con la nobleza de Bizancio, donde una facción
encarnó las siniestras tradiciones supervivientes del Senado Romano durante un
milenio después de la caída de Roma en 476.
Las familias venecianas estaban divididas en dos categorías. Primero los herederos de
las antiguas familias, los Longhi, quienes podían retrotraer sus orígenes con antelación
al año mil. Los Longhi incluyen nombres tristemente célebres en la historia europea:
Dandolo, Michael, Morosini, Contarini, Giustinian, (quizá emparentados con el
emperador bizantino), Zeno, Cornaro, Gradenigo, Tiepolo y Faliero. Estas viejas
familias mantuvieron el monopolio del Ducado, el cargo de Dogo, hasta 1382. A partir
de entonces se vieron obligados a admitir a los Curti, una serie de familias
advenedizas, en los más altos puestos del estado. Después de aquello nuevas familias
como los Mocenigo, Foscari, Malipiero, Vendramin, Loredano, Gretti, Dona y
Trevisano, se encaminaron hacia la ascendencia.
En siglos posteriores los harenes del Imperio Otomano, de los Balcanes a Marruecos
fueron abastecidos con mercancía veneciana. Las tropas Turco-Otomanas también
fueron abastecidas por mercaderes venecianos. Como recuerdo de aquella
beneficiosa industria queda el nombre de una sección del puerto de Venecia llamado
Riva Degli Schiavoni.
“Los italianos los peores, los dálmatas superiores, los griegos los
mejores y más bravos, aunque apestosos y repulsivos.”
Durante los siglos XVII y XVIII, Venecia estableció tratados con otros Estados como
Bavaria, por los cuales adquiría a la población reclusa de estas naciones para trabajar
de por vida como esclavos de galeras.
Los artículos más significativos eran las especias y las pieles de China e India,
destinados a los mercados de la Europa Central y Occidental, quienes basaban su
economía en la exportación a Oriente de su producción textil y metalúrgica, sin olvidar
los metales preciosos. La producción de Venecia durante este periodo fue nula si
exceptuamos las manufacturas de cristal de Murano. El rol habitual del típico mercader
de Venecia era una mezcla entre usurero, comisionista e intermediario, protegido por
el monopolio de las redes de distribución y transporte que las galeras de guerra
proporcionaban.
Venecia sostuvo el monopolio de todo el comercio marítimo al norte del Adriático. Los
funcionarios de la Serenissima Reppublica organizaron las flotas de galeras de tal
modo que se enviaban una o dos veces al año a puertos de crucial importancia. Las
galeras eran construidas en unos astilleros conocidos como el Arsenal, que durante
siglos fueron los más grandes del mundo. Los astilleros arrendaban las galeras a los
oligarcas y a sus socios mediante una especie de subasta, cada detalle de las
operaciones de aquellas flotas de galeras, incluida la obligación de navegar en convoy,
estaba estipulada en contratos regulados.
“…Un reducido grupo se constituye como poder para regular las propiedades y nada
más, donde los ricos ejercen su poder sobre los pobres sin que estos cuenten para
nada en las tareas de gobierno…una constitución llena de maldad”.
El poder de Venecia duró tanto gracias a la subordinación de las familias nobles a las
necesidades de la oligarquía, delimitada por el acorazamiento del status de la primera
y de sus descendientes varones obtenido ya en 1297. También colaboró a esta
situación el continuado uso del terror contra las masas y contra la nobleza misma
La más peculiar de las instituciones venecianas era el Consejo de los Diez, Consiglio
dei Dieci, establecido en 1310, con la misión de coordinar las operaciones de
inteligencia en los ámbitos exterior e interior. Reunidos en sesiones secretas con el
Dogo y sus seis asesores, los Diez contaban con el poder de dictar actas contra
cualquier persona o grupo de personas, tanto en la jurisdicción de Venecia como fuera
de ella. El perseguido era estrangulado y esa misma noche su cuerpo era arrojado al
Canale Degli Orfani.
Por encima de todo no hay que olvidar que de hecho, una élite de entre diez o quince
familias con unos ciento cincuenta miembros gobernaron la ciudad con mano de
hierro. Varios cronistas venecianos revelaron los secretos en sus descripciones sobre
la corrupción y la compra de votos especialmente a la empobrecida y decadente
nobleza, llamada Barnabotti, quienes incrementaban sin descanso el Gran Consiglio.
Todos los cargos y oficios estaban en venta.
En 1355 Venecia estaba pasando por una de sus escasas crisis internas. Siempre se
ha dicho que el entonces Dogo Martino Faliero intentó derrocar el régimen oligarca
veneciano e instaurar una Signoria, una especie de dictadura al estilo de otras muchas
que abundaban en la Italia del siglo XIV, y que fracasó siendo decapitado
públicamente por el Consejo de los Diez. *
Es posible que Petrarca tuviese algo que ver en ésta operación. Durante aquellos años
era invitado frecuentemente a la corte de los Da Carrara, señores de Padua, ciudad
situada a unos treinta kilómetros de Venecia. Petrarca había diseñado un plan para
introducir una buena dosis de doctrina platónica en la vida intelectual de la
Serenissima. Pidió permiso para vivir en Venecia llevándose consigo su biblioteca, los
libros serían donados a la ciudad al morir, dando lugar a lo que sería la primera
biblioteca pública de Europa. Las autoridades venecianas aceptaron y Petrarca, el
intelectual más conocido de su tiempo, fijó su residencia en la Riva Degli Schiavoni.
Petrarca definió la Escolástica aristotélica como “una prostituta cuyos vanos deleites
están expresados en forma de preguntas (…) La verdadera filosofía tiene el claro
propósito de avanzar moralmente y en esto se fundamenta San Agustín.” Todo en
Aristóteles tiene la capacidad de suministrar délficas descripciones sobre como deben
ser observados los atributos externos de la moralidad. A la autoridad de Aristóteles
Petrarca contrapuso el platonismo del Nuevo Testamento, afirmando que Cristo, y no
Aristóteles, fue para él su guía decisiva. Aseguró que sus cuatro famosos amigos no
eran cristianos, pues habían preferido seguir a su filósofo favorito en su sofistería,
blasfemias e impiedades. Mientras estos pretenciosos se mofaban de Cristo, nunca
fueron capaces de entender sus propios argumentos
*
La pregunta ha de tomarse como una broma sobre el empirismo aristotélico (N. del T)
Aldo se convirtió en el Polanco* de la época, siendo la figura de Martín Lutero, una de
sus creaciones editoriales más tardías. Aldo comenzó a publicar los trabajos del griego
Aristóteles dejando de lado la tarea de publicar a Platón durante al menos treinta años.
Uno de los objetivos de Erasmo en su viaje a Venecia era acelerar la publicación de la
obra Platónica. Estuvo hospedado en la casa del cuñado de Aldo y posteriormente
escribió sobre su estancia en Venecia en un dialogo titulado Opulentia Sordida,
perteneciente a la obra Colloquia Familiaria. Aldo aparece en ella como el
“multimillonario” Antonius.
Describía el pan veneciano de la casa de Antonius como una torta hecha con barro en
vez de harina, que dejaba sin dientes a quien lo masticara. Los banquetes eran una
mesa rodeada de sirvientes con varios comensales quejumbrosos reunidos alrededor
de tres huevos podridos. Nunca probó el pescado durante su estancia, en vez de eso
comía unos mariscos cultivados en las letrinas de Antonius. Cuando Erasmo acudió al
médico sintiéndose mal, éste le dijo que pondría en peligro su vida si seguía dándose
esos atracones. El diálogo termina cuando Erasmo le comenta a su amigo como veía
morir a los visitantes daneses, alemanes y polacos en Venecia. Posteriormente se
despide de su amigo y se va a comer a un restaurante francés.
Venecia y sus Servicios de Inteligencia
Durante años la política Veneciana se basó en provocar enfrentamientos que
debilitasen a otras naciones. Los comienzos del poder de la Sereníssima se basaron
en el enfrentamiento entre el reino lombardo de Italia y Bizancio. Esta práctica fue
continuada después enfrentando a los Antiguos Bizantinos contra el Imperio Carolingio
del Oeste, una intentona que les resultó errada al sitiar Carlomagno, con la ayuda de
Pipín, la ciudad de Venecia desde el interior de las lagunas. El cerco no tuvo éxito y la
ciudad no se rindió.
Pero la esencia de ésta doctrina es algo más abstruso y ha sido descrito en ocasiones
como el escenario del “colapso de los imperios”. Venecia actuó como un parásito en el
declinar de grandes naciones. Un declinar que Venecia orquestó cuidadosamente. En
algunas ocasiones durante largos periodos que formaban una larga curva
descendente y otras en breves pero prolíficos lapsos de piratería. Venecia se vió
frecuentemente expuesta a los zarpazos de enemigos poderosos, capaces de desafiar
el poder de la Sereníssima y convertirla en presa fácil. Estos enemigos fueron
vencidos encaminándolos a la autodestrucción de una manera precisa y en aspectos
específicos que sirvieran al interés del Estado Veneciano. Puede parecer increíble,
pero lo realmente excepcional es la cantidad de veces que se ha llevado a término con
éxito. De hecho sigue sucediendo a día de hoy.
En ese momento hizo a los cruzados una propuesta geopolítica. Les hizo creer que el
emperador de Bizancio era sospechoso de estar aliado con los Sarracenos y que su
avance hacia Tierra Santa seria temerario a menos que este problema fuera
enfrentado, pero lo que sucedía en realidad es que los venecianos apoyaban a un
pretendiente al trono de Bizancio, ya que el Emperador del momento buscaba la
manera de denegarles sus privilegios comerciales. El pretendiente era el joven Alexios,
quien prometió a los cruzados un ejército de 10,000
soldados griegos si le ayudaban a ganar el trono. Así,
durante 1203 y 1204 Constantinopla fue sitiada por una
fuerza expedicionaria conjunta franco-veneciana que
finalmente consiguió atravesar las fortificaciones a lo largo
del Cuerno Dorado. Bizancio fue saqueada en una orgía
de violencia y destrucción de la que los venecianos
trajeron como botín los 4 caballos de bronce (izquierda)
que normalmente están en la Basílica de San Marcos,
pero que son a menudo exhibidos en otras ciudades.
El conde Baudin de Flandes fue puesto en el trono de una nueva ordenación política y
territorial denominada Imperio Latino de Constantinopla. El Dogo de Venecia recibió
una participación con el titulo de Señor de los Tres Octavos del Imperio Latino.
Venecia tomó el poder sobre tres octavos de Constantinopla, una colonia permanente
con su flota de batalla. Lemmos y Gallipolli pasaron a manos Venecianas. Creta fue
anexionada, así como Naxos y sus islas, y la gran isla de Euba, la que los Venecianos
llamaban Negroponte. Se apropiaron Madón y Morón, Corfú y varias islas cercanas a
ella. Todos los privilegios comerciales venecianos fueron restituidos. Venecia adquirió
un imperio colonial articulado sobre sus bases navales y la hegemonía completa sobre
el Este del Mediterráneo. El tesoro que los venecianos obtuvieron de Constantinopla
*
El grabado corresponde a Gustavo Doré. Muestra al Dogo Enrico Dandolo tomando cínicamente la cruz
en la Basílica de San Marcos de Venecia para arengar a los cruzados.
no había sido visto en Europa hasta que los españoles trajeron desde el nuevo mundo
cantidades ingentes de oro y plata. Como colofón hay que decir que el Sultán de
Egipto también fue timado pues pagó una sustancial suma de dinero al Dogo Dandolo
con la esperanza de que los cruzados estuviesen lejos de Palestina durante un tiempo
y llegó a pensar que las correrías de estos sobre Zara y Constantinopla correspondían
al trato con la corrupta Venecia.
Para la Humanidad la Cuarta cruzada supuso una tragedia que a día de hoy aún no ha
sido mitigada. La hipertrofia del poder veneciano sobre el mediterráneo fue uno de los
factores clave de la posterior derrota del Emperador Federico II de Hohenstauffen, Rey
de Sicilia. Aquel testaferro del poder de la Sereníssima conocido como Imperio Latino
(Mapa), fue derrotado por los partidarios de Paleologue en 1261 pero para aquellas
fechas Federico II ya se había marchado. En el intervalo entre 1266 y 1268, los dos
hijos de Federico y sus partidarios gibelinos, fueron derrotados por Carlos de Anjou, y
el último representante de la dinastía Hohenstaufen fue decapitado en una plaza
pública de Nápoles. El triunfo de los Guelfos, se volvió irreversible.
Otro factor contribuyó, sin duda, a éste resultado: Los Mongoles. Al mismo tiempo que
Venecia se dedicaba al saqueo de Constantinopla, Genghis Khan, quien lideraba un
Imperio que iba desde Corea a Irán, sacudió al mundo con un rápido avance hacia el
Oeste. Vatu, un sobrino de Genghis Khan, derrotó a los búlgaros en 1236. Capturó
Kiev en Ucrania en 1240 y arrasó Polonia. En Silesia en 1241, los ejércitos polacos y
alemanes, incluyendo a los Caballeros Teutones, fueron aniquilados. Poco después en
ese mismo año, los mongoles acabaron con los ejércitos de Hungría. Por razones que
aún no están claras, los Mongoles no fueron más al Oeste pero conquistaron Rusia e
impusieron su hegemonía a una nación que a partir de entonces se empobreció
cultural y económicamente. Para librarse del yugo mongol, los rusos tuvieron que
En 1204, los caballeros de la Cuarta Cruzada establecieron un estado cruzado conocido como Imperio Latino o
Rumania, con base en Constantinopla, tras saquear la ciudad. Se proclamaban como los sucesores cristianos del
Imperio Bizantino. Balduino IX, conde de Flandes, fue coronado como su primer emperador el 16 de mayo de 1204. El
nombre latino del emperador era Imperator Romaniae, o Emperador de Rumania. El nombre no tiene nada que ver con
el estado actual; es la forma latina del título de Emperador Bizantino, a quien el emperador latino esperaba reemplazar.
El Imperio Bizantino nunca se llamó de esta forma y el título del emperador era Basileos Rhomaion, o emperador de los
romanos. Esto produjo el curioso efecto de que en Europa existían al mismo tiempo tres imperios romanos, siendo el
otro el Sacro Imperio Romano germánico. El Imperio Latino reclamó todas las tierras controladas por el Imperio
Bizantino en el momento en que Constantinopla fue conquistada y ejercieron control sobre áreas de Grecia (los
Estados Cruzados: El Reino de Tesalónica, el Principado de Acaia y el Ducado de Atenas). Sin embargo, la mayoría del
territorio permaneció en manos de estados rivales dirigidos por aristócratas del antiguo imperio, como el Despotado de
Epiro, el Imperio de Nicea y el Imperio de Trebisonda. Los parientes de Balduino lucharon durante muchos años por
sus dominios. El Imperio Latino finalizó en julio de 1261 cuando Miguel VIII Paleólogo reconquistó Constantinopla,
derrocando al último emperador latino Balduino II. Los herederos de éste siguieron utilizando el título de Emperador de
Constantinopla durante un siglo, viéndose como teóricos amos de varios estados latinos en el mar Egeo.
emplearse en una titánica lucha en la Batalla del Campo de Kulkovo, en las riberas del
Don, en 1380. Sin embargo es preciso detenerse en las victorias de los mongoles,
pues hay factores que van más allá de la simple cuestión de la superioridad numérica.
Los mongoles no enfrentaron aquel periodo de guerras como una serie de correrías
por Occidente. Por el contrario avanzaron de acuerdo a un plan muy riguroso. En cada
etapa estuvieron permanente y puntualmente informados sobre las cortes europeas y
dispusieron de información muy detallada sobre la situación de las diversas facciones
que habitaban en cada feudo por el que pasaban, de tal modo que pudiesen utilizar
determinados enfrentamientos en su beneficio. Esta valiosa información fue
suministrada por mercaderes venecianos, entre ellos el padre de Marco Polo, ésa es la
razón por la que el propio Marco Polo fue tan bien recibido en la corte de Kublai Khan
y llegó a ser con el tiempo administrador y consejero del Gran Khan.
En manos de Casio dejaré este pañuelo, y luego haré que Otelo lo encuentre.
Una bagatela más liviana que el aire, para los celos, será una prueba más pesada que
los textos de la Biblia.
Cuando Otelo pide una prueba del adulterio de Desdémona, Yago, mientras bosteza
groseramente, pregunta categórico:
Este tipo de certezas, dice, son imposibles de obtener, pero él le ofrece un sustituto
inductivo-deductivo:
La primera cuestión que se abordó fue la reunificación entre las Iglesias Griega y
Romana, abrogando de la mutua excomunión que se habían arrojado tanto El Papa
como el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa en 1054. Los teólogos debatieron acerca de la
cuestión del “filioque” (que en latín significa “y del hijo”) del Credo Latino, intentando
llegar a un acuerdo entorno a una disputa que se centraba en determinar si el Espíritu
Santo provenía del Padre, como argumentaban los griegos, o del Hijo, como sostenían
los Latinos. Los griegos acordaron aceptar los razonamientos latinos aunque no
modificaron su Credo en consecuencia. El emperador Paleologue intervino
repetidamente en aquellas discusiones afirmando que no había diferencias reales de
doctrina e instando a combatir juntos a los turcos a quienes consideraba peores que a
Judas el traidor. Al final se alcanzó una reunificación puramente formal, que nunca se
hizo realidad.
Cósimo y sus contertulios mantuvieron extensas reuniones para acordar una alianza
capaz de dominar el mundo de su época, el primer paso para ello sería la ruina de la
Sereníssima. La Florencia de los Medicci era el centro de una red comercial y
financiera, pero que guardaba una crucial diferencia con su rival Venecia, los
florentinos eran productores de manufacturas textiles gracias al dirigismo económico
de Cósimo.
Durante aquellos años los turcos habían gozado de un refugio en territorio veneciano,
el Fondaco dei Turchi, que facilitaba el comercio entre el Dogo y el Sultán. Como
provocación los venecianos financiaron la compra de artillería al Sultán Mohamed el
Conquistador, con la que puso cerco a Constantinopla. La ciudad cayó en 1453.
Los turcos fueron ayudados por el Patriarca Griego quien se había pronunciado acerca
de la dinastía de Paleologue como una causa herética. Finalmente fueron tropas
genovesas las que abrieron las puertas de la ciudad a las huestes del Sultán. Casi al
mismo tiempo fue incendiada la biblioteca de Constantinopla, en cuyo seno se
alojaban apreciadísimos volúmenes Jónicos y Platónicos, las únicas copias que
quedaban desde el incendio de la Biblioteca de Alejandría 1.500 años antes. En el
anterior saqueo de Constantinopla en 1204, los venecianos no quisieron llevarse
aquellos manuscritos, lo que demuestra en que poca estima los tenían.
La destrucción de Bizancio por los Turcos dio a los venecianos una consigna pegadiza
con la que se organizaron contra el Renacimiento y sus criterios humanistas, tal y
como confesaba el patriarca Bernardo Bembo en su diario:
Maquiavelo escribió:
Así queda corroborado unos años más tarde en un despacho del embajador de Luis
XII de Francia a la corte del Emperador Maximiliano, en el cual describe así a los
venecianos:
En sus Comentarios Pío II reniega de los venecianos por sus dobles tratos y los
declara paganos describiendo así a su diplomacia.
“Los venecianos tienen la misma Buena fe que los bárbaros. La naturaleza de los
comerciantes les lleva a medirlo todo por su utilidad sin poner atención al honor. Así
como entre las bestias del mar algunas tienen un mínimo de inteligencia, también los
venecianos tienen una capacidad mínima y natural, para sobrevivir en el mar y pasar
sus vidas en el agua. Por eso usan barcos en lugar de caballos.
Son menos amigos de los hombres que los monstruos marinos lo son de los peces.
Solo se hacen favores entre ellos e incluso entre ellos hablan de cuanto se admiran
así mismos… Son unos hipócritas. Quieren mostrarse como los primeros cristianos
del mundo, aunque en realidad nunca piensen en Dios, excepto para su República, a
la que tratan como a una divinidad, jamás tienen consideraciones a lo divino ni a nada
sagrado. Lo que el Senado aprueba es bendecido aunque se oponga al Evangelio. Se
permiten hacer cualquier cosa que incremente más su poder. Toda ley y todo derecho
puede ser pisoteado con tal de ver su poder expandirse.”
Durante aquellos años Venecia mantuvo alianzas con los turcos empleándolos como
fuerza armada para eliminar a sus enemigos, como cuando se vio amenazado su
dominio sobre la base naval de Durazzo, en Albania, durante una revuelta autóctona
que los turcos se encargaron de reprimir con éxito. En cierta ocasión Pío II recibió al
embajador de Venecia en la corte de Roma y condenó la política de su nación con
estas palabras: “Tu causa es la misma que la de los estafadores y los ladrones.
Ninguna nación fue tan grande como Roma y Dios la sojuzgó, haciendo de ella la
extensión de su palabra para que Roma respetase las leyes divinas. Piensas que tu
república durará para siempre y no es así. El oro del que hace acopio vuestro
populacho acabará por dispersarse y vuestra nación será exterminada. Una nación
malvada y perversa no puede durar para siempre.”
En Agnadello, cerca del río Ada, el ejército mercenario de la Sereníssima fue aplastado
por un ejército predominantemente francés. Los venecianos se retiraron del Valle del
Po hasta Padua perdiéndolo también. Maquiavelo estaba exultante por el Día de
Agnadello, en un solo día Venecia había perdido lo conquistado en 800 años.
Antonio Contarini, que había sido nombrado recientemente patriarca de Venecia, habló
en el Senado declarando a la ciudad profundamente amoral y sosteniendo que sus
pecados estaban pagándose con penitencias. Para hacernos una idea comentaremos
que los conventos de monjas servían de prostíbulos para la nobleza, y las prostitutas
se habían quejado al mismísimo Girolamo porque la elevada incidencia de
homosexualidad entre la juventud, las obligaba a ganarse el sustento sólo con los
ancianos.
Pero lo más significativo fue la derrota de Agnadello que llevó a una revisión interna de
la táctica de los servicios secretos de Venecia, que condujo a estrategias a largo plazo,
algunas de las cuales no se apreciaron hasta décadas después. La primera medida
que se planteó fue estudiar a manera de dividir a los componentes de la Liga de
Cambrai. Empezaron por el Papa Julio II, genovés y a la sazón, martirio de
Michelangelo Buonaroti.
Génova y Venecia habían sostenido innumerables encuentros
durante el siglo XIV, pero en aquellas fechas, Génova
representaba el papel de secundario en la película de los
venecianos ya que había sido vencida gracias a las mejores
conexiones de Venecia en Oriente, aunque aparte de eso
tenían mucho en común: El símbolo de Génova era San Jorge
matando al dragón (arriba). Pero aquél símbolo era realmente
una derivación de otro: Perseo matando a la Gorgona Medusa
(izquierda) para defender a Andrómeda, una leyenda
proveniente de las costas del Mediterráneo Oriental. Perseo
es a su vez nada menos que una variante occidentalizada de
Marduk, el Apolo sirio, una divinidad asociada a las más
destructivas fuerzas del mal de las antiguas Asiria y Babilonia.
Así los venecianos tomaron parte aparentemente contra Carlos V, mientras la armada
imperial Luterana de Lanzy, comandada por Jorge Frundsberg devastaba Italia. El
saqueo de Roma en 1527 fue directamente una combinación de diplomacia veneciana
y manipulación. Para hacer completo el triunfo de Carlos V, el almirante genovés
Andrea Doria, comandante de la flota francesa, se pasó a las filas imperiales. El golpe
de Doria sirvió para establecer de facto una constante alianza entre Génova y Venecia.
En 1530 Carlos V fue coronado Emperador del Sacro Imperio y Rey de Italia en una
ceremonia en Bolonia. Tropas imperiales fueron acantonadas en cada ciudad
importante durante un tiempo.
Con el final del Renacimiento Venecia pudo hacer sentir que una especie de
renacimiento délfico tenía lugar en la Serenissima Reppublica al dar cobijo a todos
aquellos intelectuales que buscaban refugio entre aquellas cloacas que ellos siempre
denominaron canales.
La creación de los Jesuitas
El largo otoño del Renacimiento en Venecia duró todo el resto del siglo XVI pero sólo
se desarrolló escasamente. Otro asunto fue la promoción de la reforma protestante.
Los controladores de Martín Lutero están hoy desenmascarados, aunque esto es
ahora un asunto secundario. Las agitaciones de los partidarios de Lutero en
Wittemberg eran meramente protestas contra la decadencia moral del Papado y la
Curia Romana que venían sucediéndose desde hacía décadas. Venecia se involucró
al darle a Europa la difusión de estas ideas mediante editores asociados al
establishment veneciano. La Serenissima Reppublica rápidamente se apresuró a
publicar 40.000 títulos de los escritos de Lutero, Calvino, Melanchton y el heresiarca
Juan Valdés, especialmente popular en Italia.
¿Tuvo algo que ver éste sublime patricio veneciano en la fundación de los Jesuitas por
el delirante Ignacio de Loyola? Si. Ignacio era una criatura de Venecia y de Contarini
en particular. En 1521 Ignacio cae herido por los franceses en una de las habituales
batallas que éstos mantuvieron contra los ejércitos de Carlos V. Durante su
convalecencia padeció frecuentes crisis místicas que le hicieron comprometerse con
varias peregrinaciones. Viajó por Europa buscando financiación para ir a Tierra Santa,
hasta que recaló en Venecia, donde sobrevivió mendigando en la Plaza de San
Marcos.
Cuentan que cierto día al anochecer, el oligarca veneciano Marco Antonio Trevisan,
que dormía en su palacio, tuvo una visión. Un Ángel se dirigió a él y le preguntó:
“¿Qué haces durmiendo plácidamente en tu cama mientras en la Plaza un hombre
Santo, un peregrino, necesita tu ayuda? Trevisan corrió escaleras abajo buscando a
Ignacio y sus pulgas, a quienes invitó a hospedarse en su casa.
Después de aquello Ignacio fue conducido a presencia del Dogo, que le facilitó un
pasaje a Chipre en un navío de Guerra como primera escala en su peregrinaje a
Jerusalén. Ignacio continuó su viaje, pero pronto retornó a Venecia donde profundizó
su amistad con otros miembros de la oligarquía entre los cuales se encontraba Pietro,
sobrino de Gasparo Contarini, victima del lavado de cerebro patentado por Ignacio y
conocido mundialmente con el nombre de Ejercicios Espirituales.
Sin embargo en los dominios del hedor de las cloacas de Venecia estaba teniendo
lugar un aspecto poco conocido de la historia política veneciana. El surgimiento de los
Giovini, los jóvenes
Los Giovini en contraste con sus rivales, los Vecchi (los viejos), querían imprimir
profundos cambios en la política exterior de Venecia. Deseaban cimentar las
relaciones Francia, Holanda e Inglaterra porque pensaban que les presentarían
buenas oportunidades en el futuro. Según los Giovini, los Vecchi tenían demasiado
miedo al poder de España y no estaban preparados para la lucha. Los Giovini
estuvieron preparados para desarrollar su programa en 1606, cuando el Papa Pablo V,
Camilo Borghese, se opuso con firmeza a que Venecia arrestase a varios religiosos en
su territorio. El Borghese colocó a Venecia bajo interdicto y procedió a excomulgar a
los funcionarios del gobierno. El principal apoyo internacional de Venecia era Jaime I
Estuardo, soberano de Inglaterra.
*
El Ridotto según un cuadro de Pietro Longhi de 1740
Metástasis
Las políticas de los Giovini, divulgadas por el aparato de
propaganda de Sarpi y del Dogo Leonardo Dona, durante el
asunto del Interdicto, corresponde a la metástasis del poder y la
influencia de Venecia alrededor del mundo.
A través del Banco de San Jorge, los genoveses recibieron prácticamente todo el oro
circulante de la época. Las dos ciudades formaron una especie de dúo financiero
cuyos comienzos se sitúan en 1579, en la Feria de Piacenza, un prototipo de Cámara
de compensación para bancos europeos, que llegaron a gestionar unos 20 millones de
ducados al año. La Feria de Piacenza fue el precursor del posterior Banco de
Internacional de Versailles (Versailles Bank for International Setlements).
Los últimos años de Venecia tienen un interés especial por su proyección, dónde
destaca especialmente la presencia durante la revolución Americana de 3000 efectivos
de la marina veneciana, un tercio del total de sus fuerzas, que sirvieron a las órdenes
de la Royal Navy
“No sé lo que le sucederá a Italia, pero se cumplirá la profecía del secretario florentino
sobre la destrucción del mundo antiguo. La estúpida oligarquía veneciana se
aprovechará de Italia siempre.”
Los ejemplos son innumerables. Richard Wagner escribió parte de Tristán e Isolda
mientras vivía en el Palazzo Giustiniani del Gran Canal. Una anécdota cuenta que el
leitmotiv de Libestod fue inspirado por el canto de un gondolero. Hacia el final de su
vida Wagner se trasladó al Palazzo Vendramin Callergi, donde murió. Éste edificio, que
hoy es un casino, fue también la casa del Conde Coudenhove-Kallergi, el fundador de
la protofascista Unión Paneuropea.
Otros ejemplos del modo en que la influencia cultural veneciano, llegó a la era
moderna son:
* Ya en el siglo XX, la facción del Nuevo Imperio Romano, liderada por el Conde Volpi
di Misurata -conocido como el Dogo de aquél periodo- financió a Mussolini y a
Gabriele D´Annunzio para promover y estimular una nueva cruzada en los Balcanes y
en el Este. Volpi financió el gabinete ministerial de Mussolini con la participación de
muchos otros venecianos. D´Annunzio incitó a los italianos a recuperar Trieste y el
resto de la Italia Irredenta y los Dardanelos. Aquella estrategia se conoció como el
Plan Parvus para el desmembramiento de los Imperios Ruso y Otomano y es
reconocido como el detonante de la Primera Guerra Mundial. Alexander Parvus era,
como no, agente al servicio de Venecia.
Hoy el Club de Roma es la institución que representa la más concentrada esencia del
método de la inteligencia Veneciana. El Club de Roma pretende que el mundo cometa
suicidio colectivo aceptando la conveniencia del Crecimiento Cero. Pretenden también
hacernos creer que la soberanía de las naciones es un obstáculo para el desarrollo
económico y el progreso científico.
El fundador del Club de Roma, Aurelio Peccei es autor de un libro titulado Cien
Páginas para el Futuro, una visión global del impacto de las ideas del Club de Roma
desde 1972, donde se destaca la conveniencia de su modelo de crecimiento cero, y
desde el que numerosos grupos sociales financiados oscuramente (verdes y
ecologistas varios) se apoyan para expresar la necesidad de los límites al crecimiento.
Los movimientos ecologistas deberían estar prevenidos de que su bienintencionada
lucha está encaminada a promover una estrategia clave para el dominio y la esclavitud
de la economía y de las sociedades del mundo: El crecimiento cero.