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EVALUACIÓN TÉCNICO –ECONÓMICA DE


PROYECTOS
MINEROS DE INVERSIÓN
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INTRODUCCIÓN A LOS PROYECTOS MINEROS DE


INVERSIÓN
1. INTRODUCCION

2 LA EVALUACION DE PROYECTOS MINEROS DE INVERSION

3. LOS OBJETIVOS DE LA EMPRESA MINERA

4. CARACTERÍSTICAS ESPECIALES DE LOS PROYECTOS MINEROS

5. EL CICLO DE VIDA DE UNA OPERACION MINERA

6. TIPOS DE INVERSIONES EN MINERÍA


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INTRODUCCIÓN

1. Introducción

La evaluación de proyectos mineros de inversión puede definirse como el conjunto de


acciones que permiten juzgar cualitativa y cuantitativamente las ventajas e inconvenientes
que presenta la asignación de recursos económicos a una iniciativa.

Se trata pues de llevar a cabo una valoración sistemática de la rentabilidad comparada de


diversas opciones para llevar a cabo un proyecto. Proyecto que en el sector minero puede
consistir en el desarrollo completo de una explotación, en la ampliación de una mina ya
existente, en la compra o sustitución de nuevos equipos de producción, en la adquisición de
una propiedad minera, etc.

Las diversas alternativas posibles pueden presentar diferencias en aspectos tales como:
beneficios o ahorros en el tiempo, vida útil, recursos económicos necesarios, riesgo de no
alcanzar los resultados previstos, etc.

Se debe emplear un procedimiento de análisis sistemático, exento de toda intuición, que


permita cuantificar con objetividad y coherencia los efectos económicos y financieros de los
diversos factores que intervienen en un proyecto de inversión, para valorar y seleccionar la
alternativa más favorable.

Los parámetros que determinan la rentabilidad de una inversión son tangibles y mesurables,
pero, al tratarse de proyecciones a largo plazo, la información de que se dispone en el
momento de decisión resulta imperfecta, y en cierto modo hasta subjetiva, ya que los datos de
partida son estimaciones y previsiones. Por este motivo, los métodos de análisis, para que
sean eficientes, deben considerar también aquellos factores que suponen un riesgo para la
obtención de la rentabilidad impuesta para una inversión.

El presente capítulo introductorio pretende situar los proyectos mineros dentro del contexto
en el que se desenvuelven, explicar las particularidades que los diferencian de otros proyectos
industriales y analizar la situación actual de la minería

2. La evaluación de proyectos mineros de inversión

2.1. Objetivos y proceso de la evaluación

Los estudios de evaluación de inversiones en minería, al igual que en otros sectores produc-
tivos, tienen como fin cuantificar la contribución, por medio de los servicios o productos que
generan, a los objetivos empresariales, entre los cuales la rentabilidad es, obviamente, uno de
los esenciales, pero no el único.

Los sistemas de evaluación deben analizar, además del atractivo económico, el riesgo
previsible y la compatibilidad del nuevo proyecto con la estructura de la empresa. Esto
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implica una sistematización del proceso de análisis para garantizar que tales estudios
incluyen todos los aspectos críticos que pueden presentarse.

El procedimiento más común para analizar un proyecto de inversión, que implica


inexorablemente una toma de decisión, debe ser el siguiente:

1 .- Planteamiento del problema.

2.- Análisis del problema.

3.- Desarrollo de soluciones o alternativas.

4.- Creación de un modelo de comparación.

5.- Definición de reglas de decisión.

6.- Selección de la mejor alternativa, y

7.- Conversión de la decisión en acciones efectivas.

En la figura 1 se muestra el esquema de modelo de decisión propuesto por R. TERSINE,


(1973).

Este proceso ideal depende de la utilización, en todas sus fases, de lo que se conoce por
métodos científicos, con el fin de cumplimentar cada una de ellas de forma sistemática y con
una adecuada metodología. El desarrollo efectivo de cualquiera de las técnicas de análisis y
toma de decisiones es función, básicamente, de que ese procedimiento se haya llevado a cabo
sistemáticamente para que la decisión tomada quede sustentada por fundamentos firmes.

A título de ejemplo, supóngase un caso en el que, tras la investigación geológica de un


yacimiento, una empresa está interesada en llevar a cabo su explotación y desea conocer si tal
proyecto es viable.

El problema consiste, pues, en averiguar si la puesta en marcha de una mina para explotar el
mineral que alberga el depósito es viable técnicamente y remunera al capital invertido en
cuantía suficiente.

El análisis del problema se realiza sobre la información disponible del yacimiento, del
entorno físico, del mercado de la sustancia que se desea producir, etc.

A continuación se estudian las posibles alternativas de explotación del yacimiento, en


términos de métodos mineros aplicables, diseños de la explotación, maquinaria a emplear,
ritmos de producción posibles, etc. Con todos esos datos técnicos, económicos y comerciales
se construye un modelo económico de flujos de fondos, que no es otra cosa más que la
secuencia simulada de los flujos económicos previstos que se producirán a lo largo de las
vidas útiles de las diferentes alternativas, desde el comienzo de su ejecución.
La empresa promotora fijará unos criterios de selección en forma de rentabilidad mínima,
períodos de recuperación de la inversión, aversión al riesgo, etc. cuya aplicación permitirá
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proceder a decidir cual es la mejor solución de las propuestas y llevarla a cabo de forma
efectiva.

Esta forma de proceder se puede seguir desde el momento en que se dispone de los primeros
datos del yacimiento. Lo más frecuente es que, conforme se investigue, se plantee
repetidamente la conveniencia de seguir con tales labores o abandonarlas. En estas
circunstancias es imperativo intentar evaluar todas las variables que afectan al proyecto e
incorporarlas al proceso de toma de decisión. De esta manera podrán evitarse gastos inútiles,
si se demuestra la no viabilidad del negocio o no se cumplen las expectativas previstas.

La materialización de esos análisis se enmarca en los denominados Estudios Previos o de


Viabilidad, que constituyen el corazón de los procesos de evaluación. Un Estudio de
Viabilidad, como se verá en el próximo capitulo, es el procedimiento formal para evaluar y
establecer las relaciones que existen entre los diferentes factores que directa o indirectamente
afectan al proyecto en cuestión. El objetivo es esclarecer aquellos factores básicos que
gobiernan el éxito probable del proyecto.
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Estos estudios previos progresan en su detalle o precisión desde estimaciones preliminares
hasta estudios de detalle o definitivos.

Independientemente del tipo de inversión que se realice en minería, el proceso de análisis


puede presentar fallos en diferentes situaciones, cuando, por ejemplo: no se plantean todas las
soluciones o alternativas posibles, existen prejuicios, es decir, hay una opción favorita o sólo
se plantean las alternativas triviales; existe una falta de visión de conjunto que impide
integrar el proyecto con otros sistemas, del mismo nivel o superior, y establecer las relaciones
adecuadas entre las diferentes partes que lo constituyen; se actúa con parcialidad no
presentando todas las ventajas e inconvenientes de cada opción, o existe un afán de novedad
o perfeccionismo técnico que dificulta la presentación de alternativas más simples o probadas
que pueden ser preferibles, etc. Debe huirse, pues, de tales situaciones, si se desea que la
decisión de inversión no sea errónea y permita obtener con ciertas garantías el beneficio
potencial esperado.

2. El papel de los técnicos en la evaluación

Históricamente, en la industria minera la evaluación de proyectos se ha caracterizado por la


escasa relación que ha existido entre los técnicos responsables de las diferentes áreas
implicadas: geología, minería, mineralurgia y economía. Cada departamento se dedicaba a
sus propios problemas, ignorando muchos, sino todos, los de los demás. Desgraciadamente,
estas malas relaciones han conducido, en ocasiones, a decisiones de inversión equivocadas.

No hay duda que la evaluación de los nuevos proyectos mineros, en el ambiente actual, es
mucho más compleja que hace unos cuantos años. Existe un amplio conjunto de variables que
están directa o indirectamente asociadas con el proceso de evaluación, de forma tal que el
análisis de un proyecto de inversión se convierte en una tarea netamente multidisciplinar.
Una persona raramente puede conocer y abordar las diferentes tecnologías que se aplican en
tales trabajos, sobre todo en proyectos que se consideran de envergadura. Además, muchas
empresas prefieren equipos multidisciplinares para llevar a cabo las funciones de evaluación
en las nuevas oportunidades de inversión. Estos equipos están constituidos por personas
expertas en cada uno de los aspectos principales relacionados con el proceso de evaluación
<e.g. geología, minería, mineralurgia, medio ambiente, legislación, etc. Esta es la forma ideal
de abordar los problemas, pero bastantes empresas mineras, por escasez de medios humanos,
destinan sólo a uno o dos técnicos para realizar tales labores.

El papel fundamental del ingeniero en el análisis de inversiones en proyectos mineros es


proporcionar consejos e información acerca de los parámetros relacionados con el diseño,
métodos de explotación, recuperaciones, costes de operación, ritmos de producción, y
muchas otras variables. En esencia, el ingeniero debe proporcionar datos cuantitativos de las
variables del proyecto, basados en estudios técnicos fiables. Solamente cuando se han
cuantificado todas esas variables, y se dispone por lo tanto de un esqueleto básico, los
estudios de viabilidad del proyecto pueden finalizarse y permitir obtener conclusiones sobre
las que se fundamenta la toma de decisión. Así pues, la primera contribución de los
ingenieros a la evaluación de proyectos de inversión se centra en la capacidad de análisis de
la información que, aun siendo limitada, es capaz de generar una valoración técnica sólida de
tal forma que le permite a él mismo pasar al análisis económico posterior.
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Otro aspecto a tener en cuenta es el relativo al perfil de formación del ingeniero evaluador.
Este tema se ha discutido, y se sigue discutiendo, al enfrentarse dos tipos de formación
distintas: la generalista, que se basa esencialmente en los fundamentos de la ingeniería, y la
especialista, con la que se profundiza en un área técnica determinada. Es obvio que la
participación de ingenieros con experiencia en áreas muy especificas puede contribuir de
manera muy significativa al proceso de evaluación de un proyecto. Pero tampoco lo es menos
el hecho de que existen unas relaciones muy estrechas entre las diferentes variables y
disciplinas del proyecto, y que el olvido o desconocimiento de ellas puede redundar
negativamente en los resultados de los trabajos, so pena que el equipo de evaluación del
proyecto esté dirigido por un gran experto y coordinador. Es por todo ello, que con la
formación actual que reciben los ingenieros de minas, estos sean los técnicos, generalmente,
más adecuados para realizar el análisis de los proyectos mineros de inversión, sin que ello
suponga lógicamente la exclusión o participación de otros profesionales.

Otro requisito que se debe cumplir en el proceso de evaluación de un proyecto es la


adecuación de los esfuerzos y recursos a utilizar a la dimensión, importancia y tipo de
decisión a tomar. Las evaluaciones tienen su propio coste, por lo que el análisis de una
inversión de 1 MPTA bien puede hacerla una sola persona en uno o varios días, mientras que
el necesario para realizar el estudio de viabilidad de un proyecto minero con una inversión
prevista de 5000 MPTA supondrá un esfuerzo de equipo, considerablemente mayor, y
durante un período de bastantes meses. Algunas veces es posible determinar por sentido
común, mediante razonamientos lógicos, y casi sin cálculos, la alternativa o alternativas más
aceptables entre un grupo determinado. Este análisis preliminar permite excluir, en las etapas
iniciales de estudio, algunas alternativas claramente desfavorables, y seleccionar las que
parecen, en principio, más prometedoras. En estas últimas podrá centrarse después todo el
esfuerzo y análisis requeridos, utilizando métodos matemáticos.

Por otro lado, en minería el proceso de evaluación de los proyectos de inversión tiene
una naturaleza marcadamente iterativa. En la figura 2 se refleja gráficamente la
interdependencia entre algunas de las variables básicas de un proyecto de nuevo
desarrollo, que rodean a una variable central que es la cotización del mineral. Un
cambio en una de las variables induce otro en la siguiente, con un efecto en cadena.

De acuerdo con la figura anterior, a partir de un volumen de reservas se establece un primer


ritmo de producción. Después de diseñar la explotación, se estiman las inversiones de capital
que se precisarían para poner la mina en marcha y, a continuación, los costos de operación
para el nivel de producción fijado. Con toda esa información se procederá a determinar la
rentabilidad del proyecto.

SI el valor obtenido del indicador económico no es satisfactorio, o se considera que es


mejorable, se pasará a modificar la ley de corte, lo que provocará una variación automática de
las reservas que exigirá la repetición del proceso de análisis.

De igual forma, un cambio en la cotización de los minerales influye en los beneficios


generados por la explotación, por lo que se estará en unas condiciones distintas a las iniciales
y nuevamente será aconsejable volver a estudiar el proyecto.
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3. Los objetivos de la empresa minera

Actualmente, los objetivos de las empresas mineras, al igual que los de cualquier otra que no
pertenezca a este sector, no se centran exclusivamente en la rentabilidad del capital, que, si
bien fue en un principio el valor supremo, pierde en determinadas circunstancias posiciones
en favor de otras metas. Estas últimas poseen también una dimensión económica, pero no
buscan directamente la remuneración del capital que ha sido aportado por los accionistas Así
pues, se puede hablar hoy de los siguientes objetivos.

1.- Rentabilidad
2.- Supervivencia.
3.- Desarrollo.
4.- Permanencia como centro independiente de decisión.

Los tres primeros están íntimamente relacionados entre sí y son marcadamente económicos.
Según el contexto en el que se integra la empresa, podrá darse prioridad a uno de ellos en
detrimento de los otros. El cuarto puede ser importante, si, por ejemplo, el mineral que se
produce se considera que es estratégico para el país y no se desea que el poder de decisión
pase a manos de compañías o grupos extranjeros.

El flujo de fondos generado por la empresa se distribuye entre los tres objetivos citados
anteriormente. Una parte, que podría denominarse fondos de rentabilidad, se distribuiría
como dividendos entre los accionistas, otra, que se llamaría fondos de desarrollo, quedaría
como un paquete de beneficios no distribuidos, que aumentaría la capacidad de financiación
interna de la empresa para hacer frente a nuevas inversiones, y la tercera, que correspondería
a los fondos de supervivencia, iría destinada a la amortización de activos. Así pues, un único
objetivo que englobaría los anteriores podría resumirse en el de maximización del flujo de
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fondos neto, observándose que el dinero que gana la empresa tiende a ser, cada vez, mayor
para la propia empresa.
Otros objetivos, a los que paulatinamente se les va dando más importancia son los de
estabilidad y flexibilidad. El primero persigue que la empresa haga frente con éxito a los
posibles cambios inducidos por los ciclos económicos y recesiones coyunturales. Este
aspecto es de enorme interés en las empresas mineras cuyos productos se cotizan en bolsas y
están sometidos a intensas oscilaciones a lo largo de la vida del proyecto. El objetivo de
flexibilidad pretende que la empresa pueda defenderse con facilidad frente a posibles avances
científicos o cambios tecnológicos.

Por otro lado, no hay que olvidar que existen otras metas no económicas, como son las de
tipo social, que pueden obligar a sacrificar la rentabilidad o el crecimiento de una empresa en
aras a mantener un nivel de ocupación o unos valores sociales necesarios para la estabilidad
de un sector o región.
Una vez fijados unos objetivos por los gestores de la empresa, es preciso marcar las
estrategias a seguir. No puede considerarse válida ninguna estrategia que no encaje y se
acomode perfectamente con dichos objetivos.

En la figura 3, se establece, según o. GELINIER, la subordinación de los medios a los fines.

En cualquier problema de decisión, como es el de una inversión en un proyecto minero, se


debe supeditar a los objetivos de la empresa cualquier acción que se considere posible
adoptar. Cada vez que se formule un objetivo es necesario preguntarse cómo se puede
conseguir, y, por medio de reiterados análisis, se llegará a la base de la pirámide.

Un ejemplo típico sería el de una compañía minera que opera dentro de un sector sometido a
continuas fluctuaciones del mercado con unos ciclos periódicos de variación. Un objetivo que
se puede fijar es el de disminuir el riesgo económico, y para ello elabora diversas estrategias
que desembocan en unos planes de acción independientes o coordinados. Por ejemplo, unos
planes para modificar la ley de corte, la razón media de estéril a mineral, la secuencia de
explotación, etc. Con este sistema de gestión la empresa puede intentar mantener la
rentabilidad del proyecto, disminuyendo al mismo tiempo la probabilidad de pérdidas frente a
situaciones adversas para la misma.
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4. Características de los proyectos mineros

Los negocios mineros se caracterizan por un conjunto de aspectos particulares, que en algún
caso pueden ser semejantes a los de otros sectores, y que les configuran en el ambiente
económico con una problemática de valoración única.

A continuación, se describen algunas de esas peculiaridades que dotan a los proyectos


mineros de ese carácter exclusivo.

4.1 Agotamiento

A causa de que las minas tienen duraciones limitadas, la mayoría de las compañías
explotadoras necesitan efectuar programas de exploración e investigación, con vistas al
descubrimiento de nuevos yacimientos o ampliación de los que se explotan, para garantizar la
continuidad de las mismas más allá del horizonte marcado por un proyecto en cuestión. El
riesgo económico durante esa etapa de investigación es elevado, ya que la probabilidad de
éxito suele ser pequeña, figura 4. De ahí una de las razones del tratamiento especial que los
gobiernos de diferentes países dispensa a las empresas mineras.

En lo relativo a la disponibilidad de metales en la corteza terrestre, es grande a nivel global,


dadas las concentraciones que existen en diferentes tipos de rocas. En la Tabla 1 se recogen
algunos valores de dichas concentraciones medias, las leyes típicas de los yacimientos que se
benefician actualmente, y los factores de enriquecimiento que serian necesarios hasta
alcanzar estos últimos contenidos.

4.2. Situación de los yacimientos y períodos de desarrollo de los proyectos

Al contrario que otras industrias, debido a la distribución espacial de los depósitos,


totalmente aleatoria y caprichosa, los minerales deben extraerse en aquellos lugares donde se
descubren, que en ocasiones son áreas remotas, alejadas y poco accesibles que implican unos
elevados costos de infraestructura y, sobre todo, de transporte de los productos vendibles.

Una vez determinada la localización exacta de un yacimiento, se requieren bastantes años de


intenso esfuerzo para desarrollar el proyecto y llegar a producir la cantidad prevista de
mineral o productos de forma continua. Los períodos de preproducción pueden durar desde
varios años hasta más de una década, dependiendo de los métodos de explotación y
tratamiento mineralúrgico, tamaño y localización del yacimiento, complejidad de los
trámites oficiales para la obtención de permisos y licencias, así como de otros factores. Como
idea general, las minas a cielo abierto necesitan unos períodos de desarrollo que oscilan entre
los 2 y 3 años, mientras que en las minas subterráneas dichos plazos dependen de la pro-
ducción prevista, así se consideran unos 2 años para una capacidad nominal entre 50.000 y
100.000 t, de 3 años entre 100.000 y 500.000 t, de 4 años entre 500.000 y 1.500.000 t y más
de 5 años cuando dicha capacidad es superior a 1.500.000 t. Si, además, se tiene en cuenta el
tiempo invertido en las investigaciones geológico-mineras y estudios técnicos y económicos
necesarios los plazos de maduración se sitúan, frecuentemente, entre los 8 y 10 años.
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La importancia de esos tiempos tan dilatados, desde el descubrimiento hasta la puesta en


marcha, aumenta cuando se consideran las cuantiosas inversiones de capital que entran en
juego y los intereses que pudieran estar generándose. Las compañías no sólo están destinando
a esos proyectos grandes cantidades de capital, sino que están arriesgándose financieramente
durante un largo plazo de tiempo. Conforme los períodos de preproducción son mayores,
también lo son las probabilidades de que algunos de los parámetros técnicos y económicos
que se contemplaron en la decisión de invertir en el proyecto cambien significativamente.

4.3. Demanda de capital y costos de producción

La magnitud de la inversión de capital que requiere un proyecto minero es, por lo general,
extremadamente grande. Varía según el tipo de mineral o producto, el método de explotación,
la capacidad de la mina, la localización y otros parámetros. Las grandes explotaciones
precisan para su desarrollo cantidades que van desde los 10.000 millones de pesetas hasta
más de 100.000 millones de pesetas. Sólo la infraestructura para las minas en lugares remotos
puede suponer algunos cientos o miles de millones de pesetas. Incluso pequeñas
explotaciones de metales preciosos, que emplean poca mano de obra, precisan importantes
cantidades de capital.

Esa fuerte demanda de capital da como resultado unos costos estructurales únicos en la
industria. Costos medios totales de producción, que incluyen los costos fijos y los costos
variables por unidad de producto vendible, son frecuentemente mayores que los costos
marginales o variables para la misma unidad. Los costos medios incluyen los altos
componentes de gastos fijos que representan, fundamentalmente, la recuperación de la
inversión. Por este motivo, en períodos de baja demanda y baja cotización de los minerales
las operaciones mineras pueden cubrir los costos-marginales, pero pueden llegar a perder
dinero si se tienen en cuenta los costos medios totales.
También debido al alto porcentaje que representan los costos fijos, dentro de los costos
totales de operación, los niveles de producción de punto muerto "Breakeven-point" para las
instalaciones mineras se encuentran más próximos a las capacidades proyectadas que en otro
tipo de industrias con unos costos menores fijos. Esta es la razón por la cual muchas
compañías tratan de operar en las minas con esquemas de organización del trabajo basados en
tres relevos al día y siete días a la semana, para una capacidad de producción dada.
Por otro lado, los costos de extracción de los minerales suelen aumentar a lo largo de la vida
de las minas, por el hecho de extenderse las labores en profundidad, haciendo las condiciones
de explotación, conservación y mantenimiento más difíciles y las distancias de transporte
mayores. Incluso, esos problemas pueden ir acompañados con un descenso de las leyes o
calidades al profundizar en el depósito.

4.4. Riesgo económico

Además de los riesgos evidentes asociados a la intensidad de capital y la de los plazos de


maduración de los proyectos, los negocios mineros incluyen otros motivos de riesgo
económico, algunos controlables por el inversor y otros no. En general, estos riesgos se
pueden subdividir en. Riesgos geológicos, riesgos operativos, riesgos económicos y
riesgos políticos.
Por parte del yacimiento, el riesgo proviene de que al ser la evaluación del mismo un proceso
largo y costoso, se realizan las estimaciones llegando a un compromiso entre la información
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y el costo de la misma, lo que implica que el grado de imprecisión en parámetros tales
como las reservas, las leyes, etc. sean mucho más altos que los de partida en otros negocios.
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Los riesgos técnicos se han reducido notablemente en los últimos tiempos y su incidencia
se ha minimizado a través de una mayor mecanización y automatización de las instalaciones,
y una mejora en la seguridad de las mismas.

En el ámbito económico no cabe decir lo mismo. Por un lado, las condiciones del mercado
son cada vez más difíciles de prever y presentan fuertes fluctuaciones en plazos cortos, lo que
unido a los importantes desembolsos de capital, y a los dilatados períodos de preproducción
en los nuevos proyectos, configuran a estos con un alto riesgo. Además de estos factores, otra
componente de incertidumbre económica es la que se deriva de la inflación. Los impactos
que pueden tener los índices de inflación elevados en un proyecto son muy significativos.
También relacionada con la inflación, se encuentra la paridad entre las diferentes monedas,
ya que los precios de muchas materias primas minerales se fijan en bolsas internacionales
con cotizaciones expresadas en la moneda del país anfitrión, y que recientemente se ha
convertido en un factor relevante por la trascendencia que puede tener dentro de la economía
del proyecto. Las paridades entre las diferentes monedas afectan no sólo a los posibles
ingresos futuros, sino incluso a las tasas de interés a las que se realiza la financiación externa,
la adquisición de equipos, tecnología y servicios.

Por último, están los riesgos políticos que deben ser valorados preferentemente por aquellas
compañías que intentan desarrollar proyectos en países extranjeros. Actualmente, la
participación de los gobiernos en las empresas mineras, sobre todo en los países en vías de
desarrollo donde se precisa una gran infraestructura, es cada vez mayor, y, por consiguiente,
también lo es la probabilidad de que en determinados momentos se produzca una
expropiación o intervención en la marcha de las mismas.

4.5. Indestructibilidad de los productos

Otro aspecto diferenciador de la industria minera se basa en el hecho de que muchos metales
son indestructibles. La consecuencia inmediata es una producción secundaria creciente, en
detrimento de la aportación del mercado primario. El reciclado tiene numerosas ventajas
económicas debido a la menor cantidad de energía, -así con el aluminio una tonelada de
metal reciclado precisa solamente el 5 por 100 de la energía necesaria para producir esa
misma cantidad de metal virgen a partir de bauxita-, menores costos de obtención, menor
contaminación ambiental, etc.

En el caso de los metales básicos, aluminio, hierro, cobre y plomo-, y en otras sustancias
minerales la tendencia es a aumentar la recuperación de los desechos o residuos, lo cual
puede incidir en las condiciones de mercado y, consecuentemente, en las expectativas de
desarrollo de nuevos proyectos.

En la Tabla 2 se indican los porcentajes de producción primaria y reciclado, en los países de


la OCDE, para diferentes metales.

4.6. Incidencia en el medio ambiente

El despertar universal de la conciencia por el medio ambiente, que surgió en la década de los
años setenta, al detectarse en los países más desarrollados que el bienestar económico iba
acompañado de unas secuelas no deseadas sobre la naturaleza y difícilmente aceptables por
las poblaciones, se ha traducido en una normativa que obliga a la recuperación de los terrenos
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y a la adopción de medidas para minimizar dichos impactos.

La minería es, sin duda, una de las actividades del hombre que provoca mayores alteraciones
sobre el medio ambiente. No obstante, en los últimos años se ha progresado en la prevención
de esas perturbaciones y en las técnicas de restauración de los terrenos afectados.

Al margen de la repercusión económica que tales disposiciones pueden inducir, que no son
tan gravosas si se contemplan desde la gestación de los proyectos, si es cierto que la apertura
de las explotaciones puede verse retrasada por la obtención de permisos y trámites legales, e
incluso, en algún caso, denegadas por la oposición de determinados sectores de a sociedad.
Desde un punto de vista económico, los gastos adicionales a los que la empresa debe hacer
frente una vez finalizada la producción, con el fin de recuperar los terrenos afectados por la
explotación, dan lugar, en algunas situaciones, a problemas especiales en la evaluación de las
inversiones por el cambio de signo en los flujos de fondos.

5. El ciclo de vida de una operación minera

El ciclo de vida de una mina o de un distrito minero es esencialmente función del proceso de
agotamiento de los yacimientos, como se ha indicado. Las minas, como las propias personas,
pasan por diferentes etapas: juventud, madurez y ancianidad. Pero, al contrario que las
personas, las minas frecuentemente resucitan o rejuvenecen como fruto de alguna mejora
tecnológica, algún descubrimiento, etc-

La escala de tiempo en el ciclo de vida de una mina puede ser, ocasionalmente,


indeterminada, y no es posible decir que tal ciclo se ha completado si aún existe alguna
posibilidad de descubrimiento de nuevas reservas. Algunas minas han tenido unos períodos
de explotación muy cortos, ya que los proyectos se basaban sobre las zonas mineralizadas
más ricas dentro de los yacimientos, pero si se hubieran estudiado con una óptica global
contemplando la extracción de zonas mineralizadas más profundas o más pobres y con unos
ritmos de producción mayores, probablemente esos proyectos hubieran podido soportar los
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costos de explotación y tratamiento. Otras minas han tenido períodos de actividad discon-
tinuos, como consecuencia de diversos acontecimientos, y con tiempos de paralización que
van desde varios años hasta décadas y siglos, tal es el caso de numerosas minas en países tan
tradicionalmente mineros.
Entre el comienzo del ciclo de vida de una mina y su clausura existe un conjunto de etapas
características que se reflejan en la figura 5, y que comprende el siguiente esquema general:

A. Prospección regional. Descubrimiento de indicios, pequeñas minas cerradas y


abiertas sin producciones significativas.

B. Exploración e investigación del área por un equipo de geólogos e ingenieros.

C. Reconocimiento del yacimiento potencial

D. Periodo de preproducción.

1. Estimaciones preliminares de las condiciones geológicas, técnicas y económicas.

2. Financiación preliminar sobre la base de un alto riesgo.

3. Delimitación y muestreo del yacimiento.

4. Financiación adicional sobre la base de un riesgo reducido.

5. Desarrollo de la mina, construcción de la planta e instalaciones mineras y auxiliares.

6. Contratación y formación del personal.

E. Arranque y aumento de la producción.

1. Generación de dividendos para los inversores.

2. Desarrollo de nueva infraestructura y ampliación de la planta de tratamiento.

3. Crecimiento vertical hacia productos de mayor valor unitario, a través de la fundición,


refino y fabricación.

4. Crecimiento horizontal hacia el control de materiales y servicios necesarios para la


explotación, tales como.

4.1. Áridos y materiales de préstamo.

4.2. Productos y reactivos necesarios en el proceso de producción.

4.3. Talleres mecánicos, plantas generadoras de energía, fábricas de cemento, plantas de


fabricación de explosivos en el área de influencia económica.

4.4. Explotaciones próximas, para aprovechamiento común de infraestructura,


racionalización de las labores y mejor aprovechamiento de los depósitos.
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F. Producción madura.

1. Innovaciones en minería y tratamiento para hacer frente al descenso de las leyes y


elevación de los costos.

2. Verificación de los límites del yacimiento.

3. Innovaciones y mejoras para ampliar la vida del yacimiento.

4. Incremento de la investigación local para posibles ampliaciones y aumento de la


exploración exterior.

5. Reducción de costos e incremento de la vida de las máquinas.

G. Descenso de la producción.

1. Venta o alquiler de bienes y activos a minas próximas.

2. Recortes en la investigación local e incremento en la exploración e investigación


exterior.

3. Mezcla del mineral rico de pilares o macizos con minerales de baja ley extraídos.

4. Compra de mineral a otras explotaciones.

5. Reducción de los costes centralizando labores de explotación.


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6. Explotación del mineral abandonado en pilares o macizos de protección.

H. Abandono de la mina

1. Venta de la maquinaria.

2. Despido e indemnización de la mayor parte del personal.

3. Tratamiento de antiguas escombreras mineralizadas.

4. Compra de concentrados de mineral a otras minas.

5. Arrendamiento de las operaciones cuando cambien las condiciones económicas.

La fase final de abandono no tiene porqué coincidir con el agotamiento físico del
yacimiento. Una mina puede ser abandonada prematuramente por razones tales como: altos
costos de producción, descenso de las cotizaciones, etc. Los costos de drenaje de las minas
pueden llegar a ser mayores que el valor del mineral extraído, y también las huelgas
prolongadas, las expropiaciones o las paradas impuestas por la Administración pueden ser
causa de cierre de las minas por tiempo ilimitado.
Resulta, pues, evidente, que fijar el ciclo de vida de una explotación es una tarea compleja no
exenta de incertidumbre, pero totalmente necesaria para diseñar la misma y evaluar la
rentabilidad del proyecto de inversión. En la figura 6 se ilustra cómo dos variables de
diseño de una mina, tamaño y ley de corte, pueden influir en la posición de la línea que
separa los volúmenes mineralizados que son económicamente explotables de los que no lo
son para unas condiciones dadas.
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6. Inversiones mineras típicas

Los tipos de inversión que pueden distinguirse en el sector minero son fundamentalmente
los siguientes.

1. Adquisición de una propiedad minera desarrollada o no. Si la propiedad no está


desarrollada, pero se dispone de toda la información relativa al potencial de reservas
recuperables, será preciso realizar un proyecto de explotación que contemple todas las
instalaciones y obras necesarias para poner la mina en marcha. Si por el contrario, el
yacimiento ya se está explotando se tratará de simular el movimiento de fondos durante el
resto de la vida que le quede a la mina, valorando todos los activos existentes y determinando
la rentabilidad de la inversión.

2. Investigaciones para descubrir posibles yacimientos o ampliar el volumen de


reservas existentes. Se trata de inversiones caracterizadas por un alto riesgo, cuya
justificación se basa en las expectativas de encontrar o identificar nuevas masas de mineral
con vistas a su explotación.

3. Desarrollo y construcción de nuevas minas.


Es el caso típico de inversión para poner en marcha un proceso productivo. Se partirá del
conocimiento del depósito de mineral, avalado por las investigaciones llevadas a cabo, y se
realizará todo un conjunto de estudios previos o de apoyo que justificarán la consecución de
los trabajos de ingeniería e inversión en la preparación de la mina, construcción de las
instalaciones e infraestructuras, etc.

4. Ampliación de operaciones existentes. Con estas inversiones se pretende aumentar


la capacidad productiva de las explotaciones. En este caso el riesgo económico suele ser
interior al de otras inversiones, pues se posee un mayor conocimiento del yacimiento, de las
características del mineral, del proceso de extracción y tratamiento, del mercado, etc.

5. Mejora de métodos y procesos de producción. Van destinadas a mejorar las líneas


de proceso y sistemas de producción ya existentes, con vistas a aumentar los rendimientos y
disminuir los costes de producción, así como a la mejora de la calidad y revalorización de
algunos de los productos obtenidos.

6. Sustitución de equipos. Son aquéllas destinadas a la compra de nuevos equipos que


desarrollarán las funciones de otros ya existentes dentro del proceso de producción.

7. Alquileres de equipos o propiedades.


Complementan a la adquisición de activos necesarios para llevar a cabo la explotación
minera. En ocasiones también se imputan a los costes de explotación
8. Contratación de servicios. Estos servicios suelen ser, por lo común, los necesarios
para adquirir una tecnología de la que carece la propia empresa, sobre todo en las primeras
etapas de desarrollo de los proyectos.

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