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DEMANDAS DEL REINO

ALCANZANDO A LAS FAMILIAS PARA CRISTO ••• Mateo 5: 19. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas
cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

INTRODUCCIÓN: El reino de los cielos se acercó a nosotros por medio de Jesús y su Evangelio, por lo tanto se espera que
todos los hijos del reino de Dios y todos aquellos que por medio de la FÉ se acercan a Jesús, vivamos de acuerdo a las
demandas que Jesús estableció para su Reino. Veamos pues algunas de estas demandas……

I . EN LA BÚSQUEDA DEL SUSTENTO MATERIAL, DIOS ESTÁ EN PRIMER LUGAR. Ø “MÁS BUSCAD PRIMERAMENTE” Mateo
6:25-34. 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del
cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
mucho más que ellas?27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el
vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;29 pero os digo, que ni
aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa
en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro
Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana
traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

II . EN EL TRATO HACIA LOS QUE NOS OFENDEN. Ø “AMAR Y SER MISERICORDIOSOS” Lucas 6: 27-36 27 Pero a vosotros
los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; 28 bendecid a los que os maldicen, y
orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni
aun la túnica le niegues. 30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. 32 Porque si amáis a los que
os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. 33 Y si hacéis bien a los que os
hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque 2 también los pecadores hacen lo mismo. 34 Y si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. 35
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y
seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos. 36 Sed, pues, misericordiosos, como
también vuestro Padre es misericordioso.

III . EN EL SERVICIO A LOS DEMÁS. Ø “El que quiera hacerse grande……debe……..servir.” Mateo 20: 25-28. 25 Entonces
Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes
ejercen sobre ellas potestad.26 Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros
será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre
no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

IV . EN EL MOMENTO DEL DESÁNIMO. A. Los hijos del reino deben ser ejemplo aún en los problemas. B. Saber venir a
Jesús. Mateo 11: 28-30 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

V . EN LA ADVERSIDAD LOS HIJOS DEL REINO NO ESTAN SOLOS. A. En la adversidad no nos olvidemos de confiar en Jesús
y sus promesas. Juan 16: 33 33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción;
pero confiad, yo he vencido al mundo. B. En las aflicciones de la vida el Señor promete estar con nosotros. Mateo 28: 20
“y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amen”

CONCLUSIÓN: Las demandas del reino de Dios nos ayudaran a enfrentar con fe las diferentes circunstancias de la vida,
bajo la protección y el favor de Dios.

“Ahora pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre
todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.” Éxodo 19:5.

“Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he
jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de
cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que
está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán
benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” Génesis 22:15-18.

El tiempo que vivamos, oímos muy frecuentemente a las personas apoderarse de las promesas de
Dios, y todos anhelamos esas promesas. Oímos aun, personas caídas de la gracia, que
encontramos en todas partes y no se les ve ningún tipo de testimonio ni por dentro ni por fuera. Sin
embargo, cuando se les habla, muchos toman el nombre de Dios en vano.

Dios pone condiciones en todas las miles de promesas que usted encontrará a través de las
Sagradas Escrituras; pero, sino antes, después de la promesa, viene la condición, no hay bendición
sin condición. Dios tiene en sus manos el poder, Él es el dueño de los cielos, de la tierra, del mundo,
del oro, de la plata, y todo lo que en existencia hay. Dios tiene la facultad de ejecutar lo que Él
quiera, pero la promesa con la cual el Señor se compromete, es veraz, verdadera y eficaz, y todo
hombre mentiroso. El hombre se caracteriza por la facilidad de prometer, pero cuando se trata de
Dios, las cosas cambian categóricamente. Cuando Dios promete, su promesa se cumple. Por tanto,
“cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque Él no se complace en los insensatos.
Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.” (Eclesiastés
5:4, 5). Si el Señor hiciera la promesa de llenar cierto lugar, la misma conllevara una condición y un
compromiso, porque todos seremos participes de tal bendición. Si no nos movemos no habrá
promesa. Por tanto, las promesas no se cumplirán si nosotros no cumplimos la condición.
La Palabra comienza diciendo esta frase: “Si diereis oído a mi voz”. Hay muchas Iglesias, grupos y
congregaciones que les gusta oír la música, las alabanzas y son agradables; pero cuando viene el
compromiso de escuchar la Palabra de Dios, se levantan y se van, pero el Señor dice: “Si diereis
oído a mi voz”. Si oyes atentamente su voz algo ha de acontecer, si guardamos su Palabra y la
ponemos por obra entonces se cumplirán esas promesas. Satanás que conoce esto, siempre
estorbará para desviar la atención. El compromiso comienza con la necesidad y la responsabilidad
de oír a Dios, sea dura la voz, sea una orden, una exhortación, una reprensión, hay que estar
dispuestos a oír su voz. La Palabra dice: “exhorta y reprende” (2 Timoteo 4:2; Tito 2:15). Pero las
reprensiones no gustan a todo el mundo.

La segunda condición es: Si hicieres todo lo que yo te dijere. Hay personas que trozan la Palabra,
que quitan la condición y añaden la bendición para ellos, diciendo cosas que Dios no ha dicho. Si
usted está dispuesto a oír la voz de Dios y hacer lo que Él le diga; entonces, se cumplirá en usted su
promesa, no se preocupe de enemigos ni de quién lo va afligir, porque de ellos se encargará el
Señor. En Éxodo 19:5, leemos: “Ahora pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto (hay dos
condiciones), vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos porque mía es toda la tierra
(esta es la promesa)”. ¿Está guardando el pacto, o está echando mano a la promesa, como robando
algo que no nos corresponde? Porque esto nos viene a corresponder cuando cumplimos la
bendición, es cuando podríamos decir que somos su especial tesoro.

Deuteronomio 28:1 nos dice: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para
guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios
te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.” Aquí se presenta una promesa en cadena, de
muchas cosas que Dios promete pero con fuertes condiciones. Hay personas que han honrado a
Dios, que entraron como conserjes en una empresa, y hoy son gerentes, jefes de personal que
comenzaron limpiando baños en la empresa, ahora son los jefes, los que tienen 40 o 50 personas
bajo su cargo, porque honraron a Dios, y Él los exaltó poniéndolos por encima de otros.

En Deuteronomio 28:2 leemos: “Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si


oyeres la voz de Jehová tu Dios.” Mucha gente se ha perdido la bendición de Dios porque no tiene
ningún interés de oír la voz de Dios. Van al templo a dormir, a hablar y a platicar con otros, hasta
dicen chistes mientras el predicador imparte el mensaje, por tanto, están ahí pero como no están
oyendo, la mente está en otro lugar, la Palabra de Dios no puede producir efectos. Cuando oímos la
Palabra ella produce fe y efectos extraordinarios, todo aquél que deje de escuchar a Dios la
bendición se apartará de él.

Dios le dio la promesa a Abraham, de que Sara concebiría. Y todos sabemos que a Sara le dio risa,
el ángel le reclamó a Abraham. ¿Quién no se iba a reír si era algo increíble, el que Sara pudiera
concebir en su ancianidad? Pero fue promesa de Dios y así mismo se cumplió, concibiendo Sara y
dando a luz un hijo sano, normal y vigoroso. Y aquel niño creció y se convirtió en un adolescente.
Pero cuando llega el tiempo del Señor colocar las condiciones para poder cumplir todo lo que le
había prometido a Abraham, las cosas dieron un vuelco. Dios vio que Abraham había depositado su
amor sobre esa criatura, que era prácticamente su adoración. Y dijo en Génesis 22:2, leemos: “Toma
ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto
sobre uno de los montes que yo te diré.”

En Génesis 22:3 leemos: “Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó
consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al
lugar que Dios le dijo.” Estando Abraham en el lugar, no encontraba cordero para el sacrificio, mas
dijo: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío” (Génesis 22:8); pero pasó mucho
tiempo. El corazón de aquel hombre, la agonía, la determinación y el compromiso para poderse
cumplir las promesas, dependía en su obediencia. Dios le estaba pidiendo estrictamente lo que más
amaba.

Abraham ató a su hijo de las manos y de los pies, y cuando levantó el cuchillo el ángel de
Jehová llamó a Abraham y le dijo: “No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada;
porque ya conozco que temes a Dios… por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu
único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como
la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de tus enemigos. En tu
simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” (Génesis
22:12-18). Y después de esto Jehová cumplió todas las promesas que dio a Abraham.

Hay que ver la cantidad de gente a la que Dios le ha pedido cosas fáciles, sencillas y nunca han sido
capaces de cumplir, nunca han sido capaces de despojarse. Y mientras no estén dispuestos a
cumplir la condición Dios no obrará; es por ello que se detiene el ministerio, el propósito y el
cumplimiento de Dios en sus vidas. Porque Dios no cumplirá la promesa, hasta tanto cumplamos su
condición impuesta. Cuando escuchamos la Palabra de Dios, la misma produce fe y causa efectos
extraordinarios y poderosos transformando todo su ser.

Cuando estamos prestos a oír somos sanados, somos redargüidos, somos reprendidos, somos
libertados, confrontados, sanados, liberados y levantados. El Señor coloca la condición: “Si diereis
oído a mi voz”, porque Él sabe que el hombre que le oye no va a quedarse igual. Si oyes
atentamente la voz de Dios, algo he de acontecer, y si guardamos la Palabra; entonces, solo
entonces se cumplirán esas promesas, y vendrán sobre ti esas bendiciones y te alcanzarán.

Las promesas de Dios no son incondicionales


Hay quienes creen que las promesas que Dios nos hace en las Escrituras son de obligatorio
cumplimiento por parte de Dios, sin importar nuestro comportamiento. No he visto en toda
la Biblia una sola promesa divina que no tenga una condición expresa o implícita. Hay quienes
creen que ellos “se apoderan” de la promesa, y ya tienen todo lo que necesitaban. Veamos algunas
promesas, para mostrar cómo siempre hay un “si” condicional en ellas.

Hay muchos creyentes que se imaginan que una vez que Dios promete algo ya ellos pueden
comportarse como les dé la gana, porque de todas maneras Dios está obligado a cumplir. Pero de
lo que ellos no se dan cuenta es que, aunque a veces en un pasaje de la Biblia se halla la promesa y
no las condiciones para su obtención, después, en otro pasaje que ellos no han leído o no han
querido entender, se halla la condición que Dios puso para el cumplimiento de esa promesa. Sería
bueno para los que creen que las promesas de Dios son incondicionales, que repasaran todos los
pasajes donde hay promesas y buscaran las referencias a otros pasajes, para que vean que para
alcanzarlas es menester cumplir algo de nuestra parte, aunque sólo sea el tener fe. Veamos lo que el
siguiente pasaje dice.

“Y quedaréis en poca gente, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en
multitud; por cuanto no obedeciste a la voz de Jehová tu Dios.” (Dt 28:62)

En este pasaje se están refiriendo a la promesa de hacer que el pueblo judío fuera numeroso
como las estrellas. Sin embargo, es aquí donde se registra que esa promesa les sería cumplida si
obedecían, no si desobedecían los mandamientos de Dios. O sea, la promesa no era incondicional.

Son muchos los que se hacen la tonta ilusión de que después que Dios hace una promesa ya
pueden hacer lo que les venga en ganas, porque ellos creen que Dios está obligado a cumplir lo
que ellos imaginan que fue Su palabra. Cuando leen en la Biblia una promesa de Dios sólo se
fijan, o sólo quieren recordar, la parte que les conviene, no las condiciones implícitas o explícitas
que Dios puso para el cumplimiento de Su promesa.

“1 Y el Ángel de Jehová subió de Gilgal a Bochim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os


introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres; y dije: No invalidaré
jamás mi pacto con vosotros; 2 con tal que vosotros no hagáis alianza con los
moradores de aquesta tierra, cuyos altares habéis de derribar; mas vosotros no habéis
atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3 Por tanto yo también dije: No los
echaré de delante de vosotros, sino que os serán por azote para vuestros costados, y
sus dioses por tropiezo.” (Jue 2:1-3)

En este pasaje vemos que Dios dijo que no invalidaría jamás su pacto (que es la parte que
quieren recordar), a condición de que ellos no hicieran alianzas con los enemigos (que es la parte
que no quieren recordar). Así proceden muchos cristianos ahora. Recuerdan que Cristo nos libra de
todo pecado, pero no quieren recordar que hay que arrepentirse de todo corazón de haberlos
cometido,y no seguir cometiéndolos.

En los siglos 16 y 17 había corsarios y piratas. Ambos se dedicaban atacar barcos en alta mar
para matar y robar. La diferencia entre un corsario y un pirata, era que este último actuaba por
cuenta propia, mientras que el cosario era enviado a hacer esas tropelías solamente contra los
barcos de la nación enemiga con la cual estaban en guerra. Es decir, el pirata era un bandolero por
su cuenta, no tenía nación, y nadie lo respaldaba. El corsario era un bandolero autorizado por el
gobierno de su país, que servía a su nación, la cual le otorgaba lo que se llamaba una “patente de
corso”, una licencia para asaltar, matar y robar las naves enemigas.

Cuando Dios hace una promesa no nos da una patente de corso para hacer lo que no dé la real
gana, en la seguridad de que aún así Dios estará “obligado” a cumplir su palabra. Veamos.

“Y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a
condición que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la
ley, estatutos, y ordenanzas, por mano de Moisés.” (II Cr 33:8)

Algo parecido ocurre con la salvación. Cristo la hizo por nosotros, sólo tenemos que
aceptarla; pero no nos creamos que tenemos una patente de corso para seguir pecando
voluntariamente sin perderla. Porque como todas las promesas de Dios la salvación también tiene
sus condiciones: el verdadero y profundo arrepentimiento del pecado, cosa que no puede tener
verdaderamente, quien constantemente repite y repite voluntariamente el mismo pecado.

En el siguiente pasaje vemos a David explicando a su hijo Salomón cómo la promesa de Dios
tenía sus condiciones.
“Para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos
guardaren su camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón, y de
toda su alma, jamás,dice, faltará a ti varón del trono de Israel.” (I R 2:4)

Como vemos Dios le dijo a David “si tus hijos guardaren…”, de donde se deduce que si no lo
guardaren, la promesa no se cumple. Lo mismo podemos ver en I Reyes 3:14; 6:12-13 y 9:4-
5. No nos dejemos engañar, ni aún a los grandes de la fe las promesas se les hicieron
incondicionalmente.

Las promesas de Nuestro Señor Jesucristo, al igual que las de su Padre Dios, son
condicionales. Por ejemplo, en Mt 6:14 Cristo dice que “Si perdonareis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre Celestial”, de donde se deduce que si no
perdonareis, no os van a perdonar. Como vemos, el “si” condicional, nos dice que la promesa esa
tiene condiciones.

Si vamos a Mt 17:20 veremos que allí la promesa de poder pasar un monte de un lado a
otro, dependía de tener fe como un grano de mostaza. Por eso dice: “…Si tuviereis fe como un
grano de mostaza…”. Otro tanto podemos ver en Mt 18:19, donde el Señor promete que “Si dos de
vosotros se convinieren en la Tierra de toda cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que
está en los Cielos.” Como vemos la promesa no es incondicional.

En las cartas del Señor Jesucristo a las 7 Iglesias también se perciben promesas condicionales.

“Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida.” (Ap 2:7) Eso implica que si no venciere, no
se le cumplirá la promesa.

“El que venciere, no recibirá daño de la muerte segunda.” (Ap 2:11). La promesa de no recibir
daño de la muerte segunda está atada a si venciere.

Lo mismo podremos ver si vamos a leer Ap 2:17; 2:26; 3:5; 3:12; y 3:21. O sea, que
constatamos que las promesas de Dios no son incondicionales. No nos hagamos pues la dañina
idea de que la gracia de Dios consiste en continuar pecando sin sufrir consecuencias y sin perder la
salvación.

?Promesas y condiciones?

Las promesas de Dios son la esperanza de cada cristiano, pero debemos tener en cuenta que cada promesa va acompañada
con una condición establecidas por Dios para recibirlas. No hagamos como muchos que buscan las promesas ignorando las
condiciones, eso es como querer recibir algo sin pagar.

Si analizamos bien las promesas de Dios, las bendiciones principales de las promesas están en las condiciones que Dios ha
establecido en sus promesas.
Analicemos algunas de ellas.

Ejemplo:
En mateo 28: 20. buscamos la parte que dice: ?Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.?
Pero dejamos la primera parte del versículo donde aparecen las condiciones que son: ?Y enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado.?

Promesa # 1
Y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo." Mateo 28: 20.

Condición: que guarden todas las cosas que os he mandado. Cuando guardamos todas las cosas que el Señor nos manda
somos
transformados.
Promesa: Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Promesa # 2
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado á su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna. Juan 3:16

Condición: para que todo aquel que en él cree.


Promesa: no se pierda, mas tenga vida eterna.

Creer es: Aceptarlo, confiar en él, someternos a él, obedecerle.


El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece
sobre él. Juan 3:36 (La Biblia de las América)

Promesa # 3
Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo
resucitaré en el día final. Juan 6:40

Condición: que ve al Hijo y cree en Él.


Promesa: tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final.

Promesa # 4
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y
permanezco en su amor. Juan 15:10.

Promesa: permaneceréis en mi amor.


Condición: Si guardareis mis mandamientos.

Promesa # 5
Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las
puertas en la ciudad. Apoc. 22:14 (Version Reina Valera 1909)

Condición: guardan sus mandamientos.


Promesa: 1 Bienaventurados.
Promesa: 2 para que su potencia sea en el árbol de la vida.
Promesa: 3 y que entren por las puertas en la ciudad.

Promesa # 6
Y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son
agradables delante de él. 1Juan 3:22

Condición: porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
Promesa: Y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él

Promesa # 7
Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre: Juan 14: 15, 16.
Condición: Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Promesa: Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,

Promesa # 8
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30porque mi yugo es fácil, y ligera mi
carga. Mat. 11: 28 ? 30.

Condición: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados


Promesa: y yo os haré descansar.
Condición: Llevad mi yugo sobre vosotros.
Promesa: y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo
es fácil, y ligera mi carga.

Cuantas veces oímos a padres decirle a sus hijos. Si sacas buenas notas, te regalo una bicicleta.
Condición: Si sacas buenas notas.
Promesa: te regalo una bicicleta

Es muy importante buscar las condiciones de las promesas de Dios porque estas son las que nos acercan a él, nos unen a él.

¿Puede esperar que el Señor cumpla una promesa hecha bajo condiciones que nunca se han respetado?
No podemos reclamar las promesas de Dios hasta que cumplamos con las condiciones reveladas en su Palabra.

Aquellos que presentan sus peticiones ante Dios, invocando su promesa, mientras no cumplen con las condiciones, insultan a
Jehová. Invocan el nombre de Cristo como su autoridad para el cumplimiento de la promesa, pero no hacen las cosas que
demostrarían fe en Cristo y amor por él.
Edificamos en Cristo por la obediencia a su palabra. No es justo quien sólo se complace en la justicia, sino quien la
ejecuta. La santidad no es arrobamiento; es el resultado de entregarlo todo a Dios; es hacer la voluntad de nuestro Padre
celestial. Cuando los hijos de Israel acampaban en los límites de la tierra prometida, no bastaba que tuvieran conocimiento
de Canaán ni que entonaran los himnos de Canaán. Esto solo no les daría posesión de los viñedos y olivares de la buena
tierra. Tan sólo, podían hacerla suya en verdad ocupándola, cumpliendo las condiciones, ejerciendo una fe viva en Dios, y
aplicando las promesas a sí mismos mientras obedecen sus instrucciones.

El testimonio de la Palabra de Dios se opone a esta doctrina seductora de la fe sin obras. No es fe pretender el favor del
Cielo sin cumplir las condiciones necesarias para que la gracia sea concedida. Es presunción, pues la fe verdadera se funda
en las promesas y disposiciones de las Sagradas Escrituras. . .
Cristo prometió el don del Espíritu Santo a su iglesia, y la promesa nos pertenece tanto a nosotros como a los primeros
discípulos. Pero como toda otra promesa, se da con ciertas condiciones. Son muchos los que profesan creer y atenerse a las
promesas del Señor; hablan de Cristo y del Espíritu Santo; mas no reciben beneficio, porque no entregan sus almas a la
dirección de los agentes divinos.

Léase en levíticos 26: 3-27 y veras las promesas de Dios y sus condiciones.

levíticos 26: 3-27 (RVA) "Si andáis según mis estatutos y guardáis mis mandamientos, poniéndolos por obra,
4 os mandaré la lluvia a su tiempo. La tierra dará sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.
5 Vuestra trilla alcanzará hasta la vendimia, y la vendimia hasta la siembra. Comeréis vuestro pan hasta saciaros y habitaréis
seguros en vuestra tierra.
6 Daré paz en la tierra; dormiréis, y no habrá quien os espante. Haré desaparecer las fieras dañinas de vuestra tierra, y la
espada no pasará por vuestro país.
7 Perseguiréis a vuestros enemigos, quienes caerán a espada delante de vosotros.
8 Cinco de vosotros perseguirán a cien, y cien de vosotros a diez mil; vuestros enemigos caerán a espada ante vosotros.
9 Me volveré hacia vosotros, os haré fecundos y os multiplicaré; y confirmaré mi pacto con vosotros.
10 Comeréis de la cosecha añeja y sólo sacaréis la añeja para meter la nueva.
11 "Yo pondré mi morada entre vosotros, y mi alma no os abominará.
12 Andaré entre vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.
13 Yo, Jehovah vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para que no fueseis sus esclavos. Yo rompí las coyundas de
vuestro yugo, y os he hecho andar con la cabeza erguida.
14 "Pero si no me escucháis y no ponéis por obra todos estos mandamientos,
15 y si rechazáis mis estatutos y vuestra alma menosprecia mis decretos, no poniendo por obra todos mis mandamientos e
invalidando mi pacto,
16 entonces yo también haré con vosotros esto: Decretaré contra vosotros terror, tisis y fiebre que consuman los ojos y dejen
exhausta el alma. Sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos se la comerán.
17 "Yo pondré mi rostro contra vosotros, y seréis derrotados ante vuestros enemigos. Los que os aborrecen se enseñorearán
de vosotros, y huiréis sin que nadie os persiga.
18 Si aun con estas cosas no me obedecéis, volveré a castigaros siete veces más por vuestros pecados.
19 "Quebrantaré la soberbia de vuestro poderío y haré que vuestro cielo sea como hierro y que vuestra tierra sea como
bronce.
20 Vuestra fuerza se agotará en vano; pues vuestra tierra no dará su producto, ni el árbol de la tierra dará su fruto.
21 Y si continuáis siéndome hostiles y no me queréis obedecer, yo aumentaré la plaga sobre vosotros siete veces más, según
vuestros pecados.
22 "Enviaré contra vosotros animales del campo que os privarán de vuestros hijos, destruirán vuestro ganado, y os reducirán
en número, de tal manera que vuestros caminos queden desiertos.
23 Si con estas cosas no os corregís ante mí, sino que continuáis siéndome hostiles,
24 yo mismo procederé también contra vosotros con hostilidad y os azotaré siete veces más por vuestros pecados.
25 "Traeré sobre vosotros la espada vengadora, en vindicación del pacto. Y si os refugiáis en vuestras ciudades, yo enviaré la
peste entre vosotros, y seréis entregados en mano del enemigo.
26 Cuando yo os corte el sustento de pan, diez mujeres cocerán vuestro pan en un solo horno, y os darán el pan tan
racionado que comeréis pero no os saciaréis.
27 Si a pesar de esto no me obedecéis, sino que continuáis siéndome hostiles,

Las bendiciones así aseguradas a Israel se prometen, bajo las mismas condiciones y en el mismo grado, a toda nación y a todo
individuo debajo de los anchos cielos. La iglesia en esta generación ha sido dotada por Dios de grandes privilegios y
bendiciones, y él espera los resultados correspondientes. En la vida de los hijos de Dios, las verdades de su Palabra han de
revelar su gloria y excelencia. Mediante su pueblo, Cristo ha de manifestar su carácter y los principios de su reino".. Ahora le
corresponde al Israel espiritual -que antes no era el pueblo de Dios pero que ahora sí lo es- anunciar "las virtudes de aquel
que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Ped. 2: 9-10).

CONDICIONES PARA RECIBIR LAS BENDICIONES


En Deuteronomio 28 podemos ver las condiciones que Dios establece para que vengan sobre nosotros una
serie de bendiciones que Él ha planificado para nuestras vidas; si estas condiciones no se cumplen, también
establece que vendrán las maldiciones allí puntualizadas.

Muchos se preguntan: “¿Será la voluntad de Dios que yo esté enfermo? ¿Será que Dios se glorifica en la
enfermedad? ¿Estaré pagando por algún pecado que he cometido? ¿Por qué es que oro y no viene la
sanidad?”

Una de las cosas que quiero enseñarte hoy es que Dios nos ama y quiero hacer un énfasis especial en el
hecho de que, porque Él nos ama, ha provisto para nosotros muchas bendiciones. ¡Él nos ha amado desde
antes de que nazcamos, nos ama durante nuestra vida aquí en la tierra y nos amará en la eternidad! No es
que nos ama y nos hace sufrir aquí pero después seremos felices allá. Dios quiere que tengamos gozo, vida
abundante, sanidad, alegría, fe y esperanza aquí; Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y
para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).

La Biblia dice en Oseas 4:6: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”.

El tema de la salud y la enfermedad tiene que ver con condiciones que Dios ha establecido para recibir una
y desechar la otra; condiciones que, si no las conocemos, si no entendemos la palabra de Dios y no sabemos
lo que Jesús ha hecho por nosotros, si no sabemos cuáles son las promesas que nos pertenecen, no
podremos gozar de las bendiciones, ni tampoco podremos pelear por ellas ni reclamarlas. Pero, si sabemos
lo que Dios ha hecho por nosotros, lo que Él ha previsto por nosotros y sabemos también cuáles son nuestros
derechos por ser creyentes, por ser hijos de Dios, por haber creído en Jesucristo, entonces nos podemos
plantar firmes y declarar: ¡Esto sí es de Dios y esto no! ¡Lo que es de Dios lo quiero porque me pertenece!

LAS BENDICIONES Y LAS MALDICIONES: ¿TE PERSIGUEN O LAS CORRES?

Leemos en Deuteronomio 28:1 y 2: “1Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu


Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también
Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”. Si oyes atentamente para obedecer
las palabras de Dios, lo que Él te ordena, sucederá que todas sus bendiciones vendrán sobre ti. ¿Tú andas
buscando bendiciones? ¡Estás haciendo mal! Porque la palabra de Dios dice que las bendiciones te
alcanzarán si prestas atención a lo que Dios te dice, y hoy Él quiere hablarte. Tienes que guardar en tu
corazón y obedecer lo que te está demandando, entonces sucederá que Dios te exaltará y no tendrás que
andar llorando por bendición, no necesitarás andar mendigando. ¡Las bendiciones que están enumeradas
en el capítulo 28 de Deuteronomio te perseguirán! ¡Tú correrás y éstas irán detrás de ti!

Sigamos leyendo Deuteronomio 28:3 al 9: “3Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el


campo. 4Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus
vacas y los rebaños de tus ovejas. 5Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. 6Bendito
serás en tu entrar, y bendito en tu salir. 7Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren
contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. 8Jehová te
enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te
bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. 9Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo,
como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en
sus caminos”.

¡Él te lo ha jurado! Cuando guardares sus mandamientos, sus bendiciones te perseguirán y te alcanzarán.
Deuteronomio 28:10 continúa diciendo: “10Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de
Jehová es invocado sobre ti, y te temerán”. ¿La gente está viendo la gloria de Dios en tu vida o no? Te
sientas a tomar mate con tu vecina a murmurar acerca de los acontecimientos y a llorar, o tu vecina te
pregunta: “¿Qué es lo que tienes que siempre hablas palabras positivas y de esperanza? ¡Sabes que cuando
oraste por mí, quedé livianita! ¡Yo quiero tener lo que tú tienes!”

¡Dios te jura que te bendecirá! Esas bendiciones te perseguirán; un día golpearán a tu puerta, abrirás y
preguntarás: “¿Quién es?” Y te responderán: “¡Soy una bendición del cielo!” ¡Esto va para las solteras!

De la misma manera, a partir del versículo 15 de Deuteronomio, se detallan las maldiciones por no oír la
voz de Dios: “15Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos
sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas
maldiciones, y te alcanzarán”.

¿Tú corres y te persiguen las bendiciones o las maldiciones? ¿Cómo es tu vida cristiana? ¿Será posible que
Dios permita que a un creyente le suceda lo que me sucede a mí? Tengo que decirte que hay cosas que no
vienen de parte de Dios porque Él así lo quiere, sino que Dios ha puesto en tus manos la elección de lo que
sucederá en tu vida. Dios te presenta todas las bendiciones y todas las maldiciones y de ti depende que las
maldiciones o las bendiciones te lleguen. No es que Dios es caprichoso y al que se le da la gana bendice y
a otro maldice. ¡No es así! Dios ama a todos por igual, Él ha pagado el mismo precio por todos y cada uno
de nosotros. ¡Tú vales tanto como yo!

Encontramos todas las maldiciones enumeradas en Deuteronomio 28, desde el versículo 16 hasta el final
del capítulo: “16Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. 17Maldita tu canasta, y tu
artesa de amasar. 18Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los
rebaños de tus ovejas. 19Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. 20Y Jehová enviará contra
ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas
destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás
dejado. 21Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras
para tomar posesión de ella. 22Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con
sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas. 23Y los cielos
que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. 24Dará
Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que
perezcas. 25Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra
ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la
tierra. 26Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá
quien las espante. 27Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con
comezón de que no puedas ser curado. 28Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de
espíritu; 29y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en
tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve”.

¿Te ha pasado que oras pero tus oraciones no pasan del techo? Muchos me han dicho que oran pero les da
la sensación de que esas oraciones pegan el techo. Puede ser que los cielos sobre ti sean de bronce, y otros
tienen uno de hierro; y nada de lo que hacen les sale bien. Eres un cristiano pero te preguntas si esto le
puede suceder a un cristiano y yo te digo que sí, porque un creyente también puede tener incredulidad y
puede rechazar la palabra de Dios, volviéndose contra su palabra aún sin darse cuenta, sin quererlo,
simplemente por ser ignorante.

¡La ignorancia es un mal muy grande! Creer que Dios puede enviar una enfermedad porque es su voluntad
que tú estés enfermo, es falta de conocimiento. Solamente tu alejamiento de Dios determina que la
maldición se acerque; cerca de Dios está la bendición. Cuando dispones tu corazón para escuchar la palabra
de Dios para obedecerla, tú te acercas a Dios y Él se acerca a ti; y eso le encanta porque a partir de ese
momento comienzas a recibir lo que Él quiere que recibas y eso es, bendición abundante.

¡Lejos de Dios no hay bendición! Sufro cuando un creyente me dice que se alejó sin darse cuenta y ahora
le cuesta volver. Antes servías a Dios con gozo pero ahora no tiene fuerzas; es que, lejos de Dios se pierden
las fuerzas para orar, para servir, para asistir a la iglesia; y lejos de Dios comienzan a venir las maldiciones.

El tema de la enfermedad y de la sanidad está en el contexto de las bendiciones y las maldiciones. No hay
ninguna bendición en Deuteronomio 28 que sugiera que Dios te enviará una hernia o un cáncer para
bendecirte; a partir del versículo 15 están todas las maldiciones, pero yo prefiero tomar la decisión de
disponer mi corazón para oír y obedecer la palabra de Dios, entonces las bendiciones me alcanzarán.

Juan 10:10 afirma: “10El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. ¿Tú tenías la idea de que Jesús es un ladrón, que
vino a matar, a destruir o robar? Jesús es el dador de la vida, ésta es espiritual, psíquica o almática y es
biológica; Él no dijo: “No les voy a dar abundancia de vida biológica pero, confórmense porque les daré
mucha vida espiritual”.

El ser humano está compuesto por vida espiritual, vida síquica y vida biológica. Cuando Jesús declaró que
ha venido para darnos vida y vida en abundancia, es para que nos gocemos y demos gloria a Dios.

Dios me ha mostrado que todo lo que ha hecho es para nosotros; el planeta lo ha hecho para que lo
disfrutemos. Todo es de Él pero nos lo ha entregado a nosotros. Cristo no ha venido para robarnos un
pedacito de vida sino para dárnosla y en abundancia. ¡Él no es el ladrón! Quien te roba la salud y el gozo se
llama satanás.

Cuando hablamos de salud no nos referimos sólo a la salud física, sino también a la salud psíquica. La
medicina ha descubierto que más del 90% de las enfermedades son psicosomáticas, provienen del alma y
tienen que ver con los estados de ánimo de las personas, tienen que ver con el resentimiento o el odio que
la persona tiene, con amarguras y soledad; esos estados de ánimo generan sustancias tóxicas dentro del
cuerpo y lo enferman. Así que se necesita tener más salud mental que del cuerpo, ya que por la falta de
salud en el alma, generamos enfermedades en el cuerpo. ¡Y Jesús vino a darnos vida, y vida en abundancia!
O sea que cuando viene a tu vida, quiere arreglar todo y no un pedacito, quiere que te veas lindo por dentro
y por fuera.
La vida abundante es un don de Dios y su deseo es que la tengamos. Debo decirte que Jesús pagó un precio
muy alto para que nosotros tengamos esa vida. La Biblia nos enseña acerca del perdón de nuestros pecados
y también acerca de nuestra sanidad.

El Salmo 103, versículos 1 al 3 dice: “1Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo
nombre. 2Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. 3El es quien
perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias”.

¡Dios perdona todas nuestras iniquidades! ¿Qué sería de mí si no me perdonara todas mis iniquidades? ¿De
qué te serviría si Dios perdonara el 99% de tus iniquidades y te dejara un 1%? ¡Te irías al infierno por ese
1% de pecados!

El diablo engaña a los creyentes robándoles la fe y transformándolos en incrédulos; hay creyentes que me
dicen: “Pastor, yo se que Dios me ha perdonado mis pecados pero hay uno que no creo que me perdone”.
El diablo se conforma con que un creyente se vaya al infierno por creer que Jesús no puede perdonar ese
pecado. ¡Él es quien perdona todas tus iniquidades! La sanidad le sigue al perdón de pecados, ¿por qué?
porque Dios es nuestro Padre y nos ama profundamente, mejor de lo que un padre ama a su hijo, por lo
tanto Él provee para que sus hijos puedan disfrutar en ausencia de pecados y de enfermedades. ¡Dios
permite que tengamos una vida abundante sin ningún pecado y sin ninguna enfermedad!

Te advierto que si escuchas la palabra de Jehová para guardarla en tu corazón y ponerla por obra entonces
Él enviará todas las bendiciones, éstas te perseguirán y te alcanzarán.

La Biblia relata muchos casos en los que Jesús manifestó su deseo de sanar y así lo hizo. Leamos Marcos
1:40 y 41: “40Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes
limpiarme. 41Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé
limpio”. ¡Dios quiere tu sanidad! ¿Por qué Él querría la sanidad del leproso y no la tuya? ¿Ese leproso valía
más que tú? Aunque había algo en ese hombre, él creía y por eso le dijo al Señor: “Si tú quieres, puedes
limpiarme”. Tenía absoluta certeza de que podía sanarlo, aunque no tenía muy claro si Jesús quería limpiarlo
o no, pero la voluntad de Dios era que fuera sanado, entonces Jesús le dijo: “Quiero”, y lo sanó.

¡La voluntad de Dios es que seas sano! La Bibliatambién señala que en Nazareth, su tierra, Jesús no pudo
sanar a algunos por causa de la incredulidad de ellos: “5Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que
sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. 6Y estaba asombrado de la
incredulidad de ellos” (Mateo 6:5 y 6).

Cuando la palabra de Dios es enviada y choca en ti pero rebota y cae, entonces Dios no puede hacer nada.
No te confundas, no me estoy refiriendo a lo que oyes con tus oídos naturales sino a lo que recibes en tu
corazón. ¿Está entrando en tu corazón lo que Dios te dice en este momento o no? ¿Tu corazón está abierto
o no?

¡Dios no cambia! Dice la Biblia en Hebreos 13:8 que Él es el mismo, ayer, hoy y por los siglos. Si Él tenía
misericordia en aquel entonces, hoy también la tiene, si en aquel entonces amó hoy también ama. Cuando
Jesús murió en la cruz del calvario no entregó su vida sólo por sus contemporáneos, murió también por ti y
por mí; allí estaba Jorge Márquez crucificado juntamente con Él. ¡Jesús estaba pagando el precio por mi
vida! Tu rostro se tiene que iluminar con la esperanza, con la fe, porque señalala Bibliaque la fe viene por
el oír y el oír de la palabra de Dios. ¡Abre tu corazón para recibir!

Lucas 6:19 dice: “19Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a
todos”. Como la mujer que tocó el manto de Jesús, la gente se acercaba a Él porque había una especie de
transmisión de unción. ¡La voluntad de Dios es sanar a todos! ¿O tú crees que Jesús es una fuente de agua
dulce y agua amarga y dice: A este lo voy a sanar pero a este otro no? ¡La voluntad de Dios es tu sanidad!
Él quiere que creas que este es tu derecho, adquirido en la cruz del calvario. El profeta Isaías, cientos de
años antes, profetizó acerca de Jesús: “3Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue
menospreciado, y no lo estimamos. 4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió
nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” (Isaías 53:3 y
4).

CONCLUSIÓN

¿Tú crees que Dios te va a sanar? ¡Estás errado porque Él ya te sanó! ¡Llevó en la cruz del calvario nuestras
enfermedades! ¿Lo crees o no?

La ordenanza del antiguo testamento establece que una persona que muere en un madero es maldita
(Deuteronomio 21:23); esa persona no nos puede bendecir porque es maldito de Dios, pero los judíos no
entienden la verdad y el misterio establecido por Dios desde antes de la fundación del mundo, y es que
Cristo se hizo maldición por nosotros y llevó en la cruz delante del Padre los pecados de todos nosotros y
nuestras enfermedades. ¡El precio ya está pagado! ¡Tu sanidad es un derecho! ¡Ya la tienes! ¡Solamente
tienes que creerlo!

No tienes que acercarte a Jesús a ver si te sana, si hace algo o no, Él ya lo hizo. ¿Entiendes lo qué es
escuchar la palabra de Dios y guardarla para obedecerla? ¡La bendición te está persiguiendo ahora,
simplemente tienes que creer así como has creído en el perdón de tus pecados para salvación
eterna! “…mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” dice Isaías 53:6. Del mismo modo
que tus pecados, tu sanidad fue consumada en tiempo pasado.

En una oportunidad, le dijeron a Jesús: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24). ¡La vida abundante
es para todos los que han creído! Los verdaderos creyentes dan gloria a Dios en las más grandes dificultades,
saben que Dios se va a glorificar aún en el peor problema. ¡A los que a Dios aman, todas las cosas les
ayudan a bien! ¡La cara del creyente no cambia con las circunstancias, no se vuelve depresivo con una mala
noticia, no tendrá temor de malas noticias! ¡El creyente tiene fe, sabe lo que le corresponde! ¡Tiene derechos
que ha adquirido Cristo en la cruz del calvario!

He escuchado cristianos decir: “Yo siento que Dios no me ama”. ¿Tú te llamas creyente? ¿Dios ama al peor
de los criminales y a ti no? De tal manera amó Dios al mundo, dice Juan 3.16, y eso te incluye a ti, que dio
a su Hijo unigénito para que todo aquel que en el cree no se pierda sino que tenga vida eterna. Si te ama,
la provisión de Él es también para ti. Por eso en esta hora no le pedirás a Dios que te sane sino que le darás
gracias porque Él ha consumado tu sanidad en la cruz del calvario. ¡Yo proclamo sanidad en el nombre de
Jesús!

Santiago 5:14 y 15 dice: “14¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia,
y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15Y la oración de fe salvará al
enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”.

Lo que más cuesta es creer la palabra de Dios; cuando esto sucede, la incredulidad está trabajando y por
más creyente que seas, ella, la incredulidad, te está ganando una batalla. ¡Vamos a creer y a darle gloria a
Dios!

El Señor se ha glorificado a sí mismo revelándote que sólo necesitas creer lo que ya está hecho; si tú has
creído y sabes que está hecho, dile: “¡Señor, yo he creído por lo tanto he recibido!”

“Padre bendigo a tu pueblo, te doy gracias por tu presencia; que ésta nos acompañe y que tu pueblo sepa
retener tu presencia, Señor. ¡Acompáñanos en los días venideros y alumbra nuestro camino! Haz brillar tu
rostro sobre nosotros, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Que los hombres vean tu gloria en nuestro
rostro, que vean tu paz, tu bendición. Que tu pueblo disfrute de paz donde vaya, en el nombre de Jesús.
Que tu presencia acompañe a tu pueblo, que tengan fe y operen en el poder de Jesucristo. ¡Reciban ahora
unción y poder para sanar enfermos! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.

Dios no solamente quiere sanarte sino que quiere usarte para sanar; tu oración será poderosa, será firme.
Las maldiciones y los poderes del infierno que traen enfermedades no podrán contra ti, porque la unción y
el poder de Cristo estarán sobre ti. “…sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán” dice el
Señor (Marcos 16:18).
CONDICIONES DE DIOS PARA CUMPLIR
SUS PROMESAS

Rev. Álvaro Garavito

Dios pone condiciones en todas las promesas que usted encontrará a través de las Sagradas Escrituras; pero, sino
antes, después de la promesa, viene la condición, no hay bendición sin condición.

“Ahora pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto,vosotros seréis mi especial tesoro sobre
todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.”(Éxodo 19:5).

Eltiempo que vivamos, oímos muy frecuentemente a las personas apoderarse de laspromesas de Dios,
y todos anhelamos esas promesas.

Dios pone condiciones en todas las miles depromesas que usted encontrará a travésde las Sagradas
Escrituras; pero, sino antes, después de la promesa, viene lacondición, no hay bendición sin condición.
Dios tiene en sus manos el poder, Éles el dueño de los cielos, de la tierra, del mundo, del oro, de la
plata, ytodo lo que en existencia hay. Dios tiene la facultad de ejecutar lo que Élquiera, pero la
promesa con la cual elSeñor se compromete, es veraz, verdadera y eficaz, y todo hombre mentiroso.

La Palabra comienza diciendo esta frase:“Si diereis oído a mi voz”. Si oyes atentamente su voz algo
ha de acontecer, si guardamossu Palabra y la ponemos por obra entonces se cumplirán esas
promesas. El compromisocomienza con la necesidad y la responsabilidad de oír a Dios, sea dura la
voz,sea una orden, una exhortación, una reprensión, hay que estar dispuestos a oír su voz. La Palabra
dice: “exhorta y reprende” (2 Timoteo 4:2; Tito 2:15).
La segunda condición es: Si hicieres todo lo que yo tedijere. Si usted estádispuesto a oír la voz de
Dios y hacer lo que Él le diga; entonces, se cumplirá enusted su promesa, no se preocupe de enemigos
ni de quién lo va afligir, porquede ellos se encargará el Señor. EnÉxodo 19:5, leemos:“Ahora pues, si
dieres oído a mi voz, yguardareis mi pacto (hay dos condiciones),vosotros seréis miespecial tesoro
sobre todos los pueblos porque mía es toda la tierra(esta es la promesa)”.

Deuteronomio28:1 nos dice: “Aconteceráque si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para
guardar y poner porobra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios
teexaltará sobre todas las naciones de la tierra.”En Deuteronomio28:2 leemos: “Y vendrán sobre ti
todas estas bendiciones, yte alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.”

Dios Proveerá Serie: Promesas de La Biblia Hace muchos años escuche una historia de labios de una misionera. Se
trataba de una persona que había llegado al cielo y estaba siendo conducido por un ángel, cuando de repente esta
persona se detuvo al ver un lugar que parecía una bodega y que llegaba hasta el horizonte. Había una enorme cantidad
de paquetes de todos los tamaños. Entonces con gran inquietud esta persona le pregunto al ángel: ¿Qué es esto? ¿Qué
es este lugar? El ángel le respondió: Este es el lugar donde están guardadas todas las bendiciones que Dios tiene para
sus hijos. Sorprendida la persona volvió a preguntar: ¿Por qué están aquí? Parece como si nada se moviera en este lugar.
El ángel le dijo: Así es efectivamente. Muchas personas no reciben, simplemente porque no creen verdaderamente que
Dios pueda darles aquello que piden. La Biblia está llena de promesas, algunos estudiosos dicen que hay de 3573 mil
promesas en la Biblia. ¿Recuerda algunas de ellas? Esto es lo que La Biblia misma nos dice acerca de las promesas de
Dios… 2 Corintios 1:19-20 (TLA) Timoteo, Silas y yo les anunciamos el mensaje de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y Jesucristo
no decía una cosa primero y otra después. Al contrario, siempre cumplía su palabra. 20 Y todas las promesas que Dios ha
hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando alabamos a Dios por medio de Jesucristo, decimos «Amén»
De todas las promesas de Dios una de las más conocidas la encontramos en Filipenses 4… Filipenses 4:19 LBLA “y mi Dios
proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” Filipenses 4:19 RV “Mi Dios,
pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” ¡Esta es una maravillosa promesa!
Dios nos dice que proveerá para todas nuestras necesidades. Sin embargo esta promesa no es para todos. Es para los
que cumplen con una condición. Toda promesa que encontramos en La Biblia es condicional. Es decir que tiene
condiciones. Veamos un par de ejemplos Deuteronomio 28:1-2 LBLA “y sucederá que si obedeces diligentemente al
señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos que yo te mando hoy, el señor tu Dios te pondrá en alto
sobre todas las naciones de la tierra. Y todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzaran, si obedeces al señor tu
Dios……” Éxodo 20:12 RV) “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios
te da.” Tomemos nota de la promesa y la condición. ¿Cuál es la promesa en estos versículos? ¿Cuál es la condición?
Veamos entonces cual es la condición para que podamos ver la promesa de Filipenses 4:19 cumplida… Condiciones: si
quiero ver que esta promesa se cumpla… I. DEBO DE CUMPLIR CON LA CONDICION de SER GENEROSO PARA DAR A DIOS
Y LOS DEMAS. La Promesa de Filipenses 4:19 esta precedida de un contexto. El contexto es importantísimo, porque si no
lo leemos y analizamos podríamos caer en el error de mal interpretar la Palabra de Dios. Así que siempre debemos leer
el contexto, y también el contexto más amplio de toda la Escritura. En los versículos anteriores al 19 Pablo dice:
Filipenses 4:10-18 (TLA) Me alegra mucho que, como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba
seguro de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de ayudarme. 11No lo digo porque esté
necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. 12 Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo
que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que
pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. 13Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de
situaciones. 14 Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades. 15Al principio, cuando
comencé a anunciar la buena noticia y salí de Macedonia, los únicos que me ayudaron fueron ustedes, los de la iglesia
en Filipos. Ninguna otra iglesia colaboró conmigo. 16Aun cuando estuve en Tesalónica y necesité ayuda, más de una vez
ustedes me enviaron lo que necesitaba. 17No lo digo para que ustedes me den algo, sino para que Dios les tome esto en
cuenta.18 Epafrodito me entregó todo lo que ustedes me enviaron, y fue más que suficiente. La ayuda de ustedes fue
tan agradable como el suave aroma de las ofrendas que Dios acepta con agrado. En estos 8 versículos Pablo menciona
cinco veces la Palabra ayuda. Pablo se refiere al cuidado que los creyentes habían tenido de proveer para sus
necesidades. Pablo era un siervo de Dios y un misionero. El vivía para predicar el evangelio de Dios. El está agradecido
con los hermanos de la fe que han dado ofrendas para que el pueda seguir trabajando en la predicación del evangelio y
en ese contexto les da una promesa de Dios: Filipenses 4:19 LBLA “y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades,
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” Filipenses 4:19 RV “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta
conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Por lo tanto esta promesa es para todos aquellos que han aprendido
a Dar. Definitivamente Dios quiere proveer para todas nuestras necesidades, Dios quiere bendecirnos, pero la condición
es que aprendamos a dar. Hagamos un ejercicio ¿Cuál es la promesa? Y ¿Cuál es la condición en el siguiente pasaje?
Malaquías 3:10 (CST) »Traed íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Probadme
en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y ved si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre vosotros bendición
hasta que sobreabunde” Promesa: “y ved si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre vosotros bendición hasta
que sobreabunde”. Condición: “Traed íntegro el diezmo para los fondos del templo” 3 Dios lo dice bien claramente: Hay
una condición para recibir y es DAR así que, el que no da, no recibe. Lucas 6:38 (CST) Dad, y se os dará: se os pondrá en
el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midáis a otros, se os medirá a
vosotros. Sería ilógico pensar que un agricultor espere ver cosecha si no ha sembrado la semilla. También sería ilógico
hacer un retiro en el banco si no ha habido depósito. A esta carta del apóstol Pablo a los Filipenses se le conoce como la
carta del gozo, ¿Pero cómo se relaciona esto con el dar? Dios quiere que descubramos un tipo de gozo diferente. Porque
hay un gozo que solo puede ser descubierto cuando damos a Dios y a los demás. ¿Has descubierto el gozo de dar? Pablo
había descubierto el gozo de dar el dice… 2 Corintios 12:15 (LBAD) “Para mi es un placer gastarme por entero y dar todo
lo que tengo…. “ 2 Corintios 12:15 (RVC) “Por amor a ustedes, yo con gran placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me
gastaré del todo, aun si mientras más los ame, menos amado sea yo”. Pablo deseaba que los creyentes descubrieran el
gozo de la vida y el gozo de dar mire lo que él nos dice… Filipenses 4:4 (RVC) Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez
les digo, ¡regocíjense! Y es por eso el nos da Tres Razones por las cuales debemos ser Generosos: Debemos ser
generosos porque…… 1. Cuando Doy animo a los demás a Dar. 2 Corintios 8:1-3,6 “Quiero hablarles ahora sobre lo que
Dios en su gracia esta haciendo en las iglesias de Macedonia. Aunque los hermanos de esta región, han estado pasando
grandes tribulaciones, han mezclado la extrema pobreza que padecen con el gozo extraordinario que experimentan y
como resultado han dado con generosidad, abundantemente. No han dado solo que pueden dar, sino mucho más; y soy
testigo de que lo han hecho voluntariamente…. En vista del entusiasmo que este proyecto ha despertado en las iglesias
de Macedonia, suplique a Tito, que fuera a velos y los instara a completar la colecta y a participar en este ministerio de
dar”. La iglesia de Macedonia, no era una iglesia rica, era más bien una iglesia con gran necesidad y de escasos recursos,
pero aun así daban con generosidad, en abundancia y más allá de sus fuerzas y además lo hacían con entusiasmo. Esto
animo a todas las iglesias de la región quienes siguieron el ejemplo de esta iglesia. “¡Si ellos pueden, nosotros también
podemos! “ La Gracia de Dios estaba operando en ellos. La Gracia los había vuelto agradecidos. Cuando Dios obra en la
vida de un hombre se nota en su actitud de gratitud. Tengo unas preguntas para ti: ¿Das con alegría o con tristeza? ¿Has
aprendido a Dar con generosidad y aun sacrificialmente? ¿Tú forma de dar ánima a otros a dar? Dar es una muestra
clara de que en nosotros ha habido una transformación. (La Biblia nos presenta el ejemplo de Zaqueo). ¿Que están
aprendiendo nuestros hijos de nosotros? ¿Deseas que tus hijos sean prosperados y bendecidos? Ensénales a Dar.
Ensénales a ser generosos. Mira lo que dice Dios: Proverbios 11:25 “El Alma Generosa será Prosperada…” “Mi familia
será prosperada, mis hijos serán prosperados, mi trabajo prosperara, todo lo que yo haga prosperara porque he
aprendido a ser generoso y Dios ha prometido que El me prosperara”. Debo aprender a ser generoso porque… 2. Al dar
invierto para el futuro. Hace algunos años hubo un caso de defraudación por parte de dos empresas FINSEPRO e
INSEPRO. Las personas que invirtieron con estas empresas lo hicieron porque ofrecían mayores intereses que las demás
instituciones financieras. Sin embargo todo era un fraude y muchos terminaron perdiendo casi todo. ¿Sabe usted cual es
la mejor inversión que podemos hacer? No es en una institución financiera, tampoco en un banco o en acciones de una
compañía. La mejor inversión que podemos hacer es invertir en el reino de Dios y en los demás. 1 Timoteo 6:18-19
(LBAD) “Que empleen el dinero en hacer el bien, que se enriquezcan en buenas obras y que compartan lo que Dios les
ha dado con los que están en necesidad. De esta forma estarán acumulando en el cielo un verdadero tesoro para si
mismos. ¡Es la única inversión eternamente segura! No hay nadie que pague mejores intereses que el banco de los
cielos. Proverbios 19:17 LBAD “Cuando le ayudas al pobre a Dios le prestas; y el paga admirables intereses sobre su
préstamo” Debo aprender a ser generoso porque… 3. Mi dar agrada a Dios. No hay nada que yo anhele más que agradar
a Dios. Y una de las formas más practicas de agradar a Dios es dando. Filipenses 4:18 “Pero todo lo he recibido, y tengo
abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a
Dios “ Las ofrendas que damos, son agradables a Dios. En otras palabras a Dios le agrada cuando tú y yo damos
ofrendas. Ciertamente Dios no necesita nuestro dinero porque El es dueño de todo y aunque dejemos de dar el siempre
seguirá siendo infinitamente rico. Entonces ¿Por qué las ofrendas le agradan a Dios? “La ofrenda es en realidad una
expresión externa de nuestra intima entrega a Dios. Es una expresión externa que le muestra a Dios que nuestra vida y
todo lo que tenemos le pertenece a él “ Génesis 22:12 (LBAD) Deja el cuchillo. No hieras al muchacho de ninguna
manera- dijo el ángel ahora sé que DIOS OCUPA EL PRIMER LUGAR EN TU VIDA, porque no me negaste a tu hijo amado”.
5 Di conmigo: Mi vida le pertenece a Dios. Todo lo que tengo y lo que soy se lo debo a Dios. Jamás el dinero se
convertirá en mi dueño. El dueño de mi vida es Dios para siempre. ¡Amén! Además… 4. Al dar me parezco más a Dios
Juan 3:16 (RVC) “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en
él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. ¿Quieres ser mas como Jesús? Entonces tienes que aprender a dar y
dar sacrificialmente, tal como él se dio por ti. Alguien dijo que: “Solo hemos aprendido a dar cuando hemos muerto a
nosotros mismos”. Alguien mas dijo que: “Los muertos son los que dan; los vivos no” Si no me entrego totalmente a Dios
y continuo apegado a las cosas, lo que estoy diciendo es: “Esto es mi, me pertenece” y eso muestra que no he muerto.
Pero cuando la codicia y la avaricia mueren, la dadivosidad emerge”. ¿Cómo es tu forma de dar? ¿Cómo alguien vivo o
alguien que ha muerto a sí mismo, pero vive para Dios? Ahora ya conocemos la condición para recibir, veamos a
continuación. II. LA PROMESA: “DIOS PROVEERA A TODAS MIS NECESIDADES” “Y mi Dios proveerá a todas nuestras
necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” No todos cumplen sus promesas. Pero hay alguien que
siempre las cumple: Dios 2 Corintios 1:19-20 (TLA) Timoteo, Silas y yo les anunciamos el mensaje de Jesucristo, el Hijo de
Dios. Y Jesucristo no decía una cosa primero y otra después. Al contrario, siempre cumplía su palabra. 20 Y todas las
promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando alabamos a Dios por medio de
Jesucristo, decimos «Amén» ¿Cuál es el alcance de esta promesa? “Dios proveerá a todas vuestras necesidades...” Aquí
la palabra clave es “Todas “y esta palabra significa: “Todas”. ¿Cuáles son tus necesidades? Dios dice que el suplirá todo
aquello que sea una verdadera necesidad. • No significa deseos o caprichos. • No es una licencia para la pereza o
haraganería. ¿Cómo promete Dios que suplirá a nuestras necesidades? “….. Conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús” En el cielo no hay escasez. Nunca hay quiebra o bancarrota. Dios tiene recursos ilimitados y provisiones
inagotables. Dios quiere enseñarnos a dar porque él está buscando como bendecirnos. Si tu aprendes a dar Dios
promete que el cuidara de tus necesidades. Hay un gozo que solo pueden tener los que han aprendido a dar. La gente
que no da vive una vida miserable (Scroge) ¿Ha visto alguna vez a alguna persona llena de avaricia, que sea feliz? , pero
la gente generosa, la gente que da es gente feliz y gozosa. Dios quiere darte ese gozo, pero la condición es que aprendas
a dar. ORACION: Señor quiero pedirte que me enseñes a dar y a experimentar el gozo que hay en el dar……. Dios te doy
gracias por darnos a tu Hijo Jesucristo y gracias Jesús porque tú te entregaste por mí en la cruz. Ahora déjame compartir
contigo la Promesa más grande de la Biblia…. Se nos ha prometido vida eterna. Está en la Biblia… 1 Juan 2:25, "Y esta es
la promesa que él nos hizo, la vida eterna". Se nos ha prometido corazones y deseos nuevos. Está en la Biblia… Ezequiel
36:26, "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de
piedra, y os daré un corazón de carne". Dios nos ha prometido el perdón. Está en la Biblia… 1 Juan 1:9, "Si confesamos
nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad". Que es lo que tienes
que hacer: 1. Creer 2. Confesar y arrepentirte y 3. Recibir de Dios el perdón y la limpieza

Jeremías dice lo mismo en capitulo 5, versículo 25: “Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas; y vuestros pecados
apartaron de vosotros el bien. Al igual que Israel, Dios quiere bendecir a Su pueblo hoy. ¿Queremos seguir los pasos de
Israel en romper y quebrantar el Pacto? Espero no. Sinceramente espero que nosotros, como el pueblo de Dios de este
tiempo, sepamos mejor teniendo todas la evidencia del pasado. [slide 26] ¿Cuál fue el error que cometieron los Judíos
respecto a las promesas de Dios que les fueron dadas? “Los Judíos consideraban que su descendencia natural de
Abrahán les daba derecho a esta promesa. Pero pasaban por alto las condiciones que Dios había especificado.” El
Deseado de todas las Gentes, p. 81 Obviamente reclamaban promesas sin cumplir las condiciones. Habían anulado el
convenio o contrato con Dios, y sin embargo aun querían las promesas. ¿Como Adventistas del Séptimo Día, hemos
tenido, o tenemos, este mismo problema hoy? [slide 27] ¿Los desobedientes tienen derecho a reclamar las promesas de
Dios? “Muchos de los que dicen ser santificados… son audazmente presuntuosos, y mientras desobedecen las palabras
de Cristo, todavía se atreven a apropiarse de la promesa dada a los fieles y obedientes. Ellos no tienen derecho a
ninguna de las promesas de Dios, porque no cumplen las condiciones sobre las cuales las promesas son cumplidas...su
seguridad presuntuosa no es fe.” Señales de los Tiempos, 28 de Febrero, 1895. Claramente, nosotros tenemos el mismo
problema. Ahora veamos una declaración muy reveladora. [slide 28] “Si eres desobedientes y sin embargo pides las
promesas de Dios, es como si le entregases una cuenta para que El pague cuando tu no has cumplido con la parte del
contrato. Te quejas de que tu cheque no es honrado o respetado, cuando es una falsificación. Lo mismo, sucede con
aquellos que llevan el nombre de Cristo como su autoridad para el cumplimiento de la promesa, cuando ellos no han
hecho las cosas por las que muestran su amor a Cristo y su fe en él. [slide 29] No debemos olvidar que quienes traen sus
peticiones a Dios, claman sus promesas, y mientras ellos no cumplan con las condiciones, insultan a Jehová.” Southern
Watchman 04 de Junio, 1903 Claro esta que, no queremos estar en este campo e insultar a Jehová. ¿Esto se aplica solo a
aquellos en el Antiguo Testamento? Echemos un vistazo a la siguiente nota

Cómo llegan las bendiciones


DEFINICIONES

La mayoría de los creyentes saben una idea sobre el concepto de lo que es una “bendición”
pero, realmente pocos conocen la forma en la que estas operan, y, en la mayoría de los
casos en el mundo cristiano se cree que las bendiciones son “algo automático” que, no
importa lo que hagamos o como seamos estas llegarán tarde o temprano. Vamos a
compartir un poco de información útil al respecto.

Cuando definimos “bendición”, una definición secular nos dice que, esta es “un deseo
benigno dirigido hacia una persona o un grupo de personas”, pero, en el caso de Dios, se
asume que, este deseo benigno puede “materializarse” o sea, Dios tiene la facultad o
capacidad de bendecir de tal manera que, la bendición sea material. No olvidemos que, la
palabra bendecir, se forma de la unión de dos palabras en español: “bien y decir”.

LA BENDICIÓN DE DIOS Y MI BENDICION

Ahora bien, cuando un creyente es “bendecido” por Dios, tiene este entonces la capacidad
de poder “bendecir” a otros, con lo que obra a la imagen del Dios en el que cree.

BENDICIÓN Y PROMESAS

Ahora, muchos piensan que, las “bendiciones” de Dios pueden venir en áreas inexplicables
o desconocidas, o sea, no podemos conocer la forma en la que Dios nos puede bendecir
pero, creemos que no es así siempre y cuando usemos la siguiente definición de
bendición: “Una bendición es el cumplimiento de una promesa de Dios”.

Dios ha dado promesas en la Biblia sobre muchas cosas, cuando una de estas promesas
llega a su cumplimiento material o espiritual podemos decir entonces que, el creyente ha
alcanzado una bendición porque lo recibido es “una expresión de bien” que llego de Dios y
que fue recibido de manera sobrenatural.

ACTIVANDO LAS BENDICIONES

Ahora, entendiendo que es una bendición vamos a la parte más importante: que es lo que
debe pasar para que una de estas bendiciones se cumpla.

Primera condición. La fe. Tan solo en la Biblia hay por lo menos 69 apariciones de la
palabra “bendición” (sin tomar en cuenta sus derivados con lo que sumarían cientos) y,
exceptuando solo unas cuantas citas en las que se hace referencia a los seres humanos,
en todas las demás todo se refiere a Dios hablando de bendición o, Dios bendiciendo a
alguien; por otro lado, la Biblia es clara al decir que, sin fe es imposible agradar a
Dios (Hebreos 11.6).

Unimos las dos ideas para una sola conclusión: para poder recibir bendiciones debemos
creer que las recibiremos, debemos estar convencidos de que estas bendiciones llegarán.

Segunda condición. La soberanía de Dios. La Biblia enseña que Dios es Soberano en


el sentido de que no existe poder por encima de Él (Éxodo 33.19; Romanos 9.14-16) y,
su poder es ejercido bajo sus propios criterios y preceptos para cumplir su voluntad que es
lo único agradable y perfecto (Romanos 12.2) y (nosotros nunca lo sabremos) puede su
voluntad ser, que no recibamos lo que pedimos porque eso será agradable y perfecto para
Dios aun cuando no lo sea para nosotros, nuestros deseos y nuestros planes y, no importa
lo que oremos o hagamos, Dios no nos lo dará así que, el segundo requisito para recibir
bendiciones es entender que las bendiciones las recibiremos solo si Dios desea
dárnoslas.

Es este punto seguramente alguien dirá de la definición de “bendición” que dimos


anteriormente que, para que Dios da promesas si, después en su voluntad no va a
cumplirlas lo que implicaría una contradicción de su carácter pero, la tercer condición nos
dará la respuesta.

Tercera condición. Bendiciones condicionales. Nos ha quedado claro que Dios da


promesas, pero si observamos bien, todas esas promesas son condicionales, o sea,
necesitamos hacer algo para que se cumplan. Vamos a revisar una para que esto se
entienda:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Mateo 6.33

En el contexto del pasaje, Dios está hablando de lo básico para subsistir, el alimento y el
vestido necesarios, todas estas cosas, serán añadidas, todas estás cosas serán dadas,
esa es la promesa, cuando esta se cumpla será una bendición, pero, no es incondicional,
no lo recibimos de a gratis, tenemos que hacer algo para recibirlo y, en este caso debemos
buscar primeramente el reino de Dios. Si, como creyentes buscamos el reino de Dios, su
voluntad, seguimos sus enseñanzas, las ponemos por obra, estas cosas vendrán de parte
de Dios quién dará mayor rendimiento al fruto de nuestro trabajo y hará que podamos recibir
las cosas incluso sin producirlas, pero de manera condicional.

Así que, no solo por pedir recibiremos, tenemos que hacer algo, y al menos ese algo puede
ser el tener la fe de lo que lo recibiremos, entender que Dios es Soberano y si quiere nos
dará y buscar que es lo que tenemos que hacer para poder recibir nuestra promesa
cumplida.

Luego de preguntar a Sus discípulos quién pensaban los demás que era Él, Jesús les preguntó sobre lo que ellos pensaban y
Pedro respondió con gran revelación. Le dijo que era el Hijo de Dios, lo cual le abrió la puerta para ser nombrado como la roca
sobre la cual se edificaría la iglesia. Además de otorgarle las llaves que abrirían el reino de los cielos[4]. Para llegar a ese punto,
este discípulo pasó por un proceso de transformación que no fue fácil. Hay puertas que no se han abierto porque tu
transformación no se ha dado. La revelación vendrá cuando logremos íntima relación con nuestro Padre, quien nos mostrará Sus
planes. La transformación fue tanta en Pedro que Jesús incluso le cambió el nombre. Ya no se llamó Simón que significaba
junco llevado por el viento, sino que se llamó Pedro que significa roca. Mientras más revelación tengas de quién es Jesús, Él te
dará más revelación sobre quién eres tú en Sus planes. Hasta que no creas en tu identidad como un hijo bendito de Dios, no
podrás moverte con comodidad en esa bendición que te seguirá a donde vayas. La bendición de nuestra identidad es una llave
que abre muchas puertas, pero debemos descubrirla y aceptarla. Piensa, actúa y habla como un bendito y las bendiciones te
encontrarán, porque serás como un imán que las atrae. Al enfocarte en escuchar al Padre, te dispones para recibir las llaves
correctas.
Prepárate porque Dios acelerará los tiempos y te dará las llaves para abrirá las puertas correctas. No es lo mismo buscar la llave
para abrir una puerta que buscar las puertas para las llaves que ya tienes. No es lo mismo estar frente a la puerta y querer la
llave, que tener las llaves y buscar las puertas. Busca las puertas correctas que se abrirán con las llaves que Dios te ha dado, esas
que se traducen en las habilidades y gracia particular que tienes. Dios ya te ha dado llaves: oportunidades y talentos. No todos
tenemos las mismas llaves porque nuestras puertas son diferentes. Si sabes cuál es tu gracia y caminas en ella, encontrarás un
favor impresionante. Lo que hagas será relevante, las puertas que abras serán las indicadas porque usarás las llaves correctas.
No hay peor cosa que pretender abrir las puertas de otros con nuestras llaves porque son las incorrectas. Si Dios te dio gracia
para emprender, si te dio esa llave, úsala y serás exitoso. Lo que hagas crecerá, dará fruto, no lo dudes. Confía en la gracia de
Dios, en Su sabiduría al darte llaves especiales. Duerme tranquilo, pon tus planes en Sus manos y todo irá mejor. Si tienes la
llave de la medicina no te empecines en abrir un taller de mecánica. Si eres mecánico, deja de intentar administrar un hospital.
Fluye con la gracia que sí tienes y abrirás las puertas indicadas. Si usas tus llaves, tu favor y gracia, te garantizo que se acelerará
el tiempo y la puerta se abrirá. Pídele sabiduría para no intentar abrir puertas que no son las tuyas.
1 Corintios 16:9: Porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios.
[3] Colosenses 4:2-4: Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por
nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también
estoy preso, para que lo manifieste como debo hablar.

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